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Darío Antonio Mejía Pardo, uno de los analistas de El Observatorio, y consultor en

educación superior presenta algunas propuestas a desarrollar desde la Educación


Superior frente a la Globalización en el contexto del proceso de Paz. Estas estrategias son:
a) Gerencia Estratégica del Conocimiento, b) Regiones de Aprendizaje, c) El Trabajador
del Conocimiento y la Institución Inteligente, d) Currículo Globalizado, y e) Sociedades
Abiertas.

Introducción[1]
En la actualidad se reconoce que para lograr un adecuado desarrollo sostenible se requiere
esencialmente un sistema educativo de calidad, que procure permanentemente el
desarrollo del conocimiento con una gran capacidad de transformación y de disposición al
cambio e innovación tecnológica, brindando reales posibilidades y oportunidades para
alcanzar equidad y justicia social. El mundo se ha digitalizado y el conocimiento es en la
actualidad el componente central de la riqueza de los pueblos, mayor aun que el capital y
el trabajo material; el conocimiento es elemento central para aumentar la productividad y la
competitividad de las diferentes sociedades, que se están convirtiendo en sociedades del
conocimiento y de aprendizaje permanente. Los sistemas educativos en general, ante los
retos de la globalización, deben reorganizarse y cambiar sus viejas y tradicionales
metodologías, lo que necesariamente conlleva a las modificaciones de la misma institución
educativa y su currículo.

En este marco, el documento pretende definir algunas pautas y orientaciones que deben
servir al sistema educativo colombiano, para responder a los retos que nos impone la
modernidad en el siglo XXI; estas estrategias se construyen al reconocer la crisis de la
sociedad por factores como la violencia generalizada, la inequidad e injusticia, y en general,
la aguda confrontación y el desconocimiento de los derechos fundamentales. El trabajo,
inicialmente plantea algunos elementos referidos a los antecedentes históricos de los
sistemas educativos, y a las grandes revoluciones que se han presentado en la era
cristiana. Se presentan algunos elementos relacionados con los orígenes de las
Universidades, incluyendo las características de la Universidad Moderna, competitiva y
neoliberal del siglo XXI. Más adelante se plantea un diagnóstico resumido de la
problemática que atraviesa la educación superior colombiana, presentando posteriormente
algunos elementos conceptuales sobre el actual contexto social, político, económico y
cultural; estos criterios permiten sustentar las propuestas de acción, para responder a los
retos y desafíos que se imponen; finalmente el documento elabora algunas propuestas
operativas desde la propia educación superior, las cuales se pueden convertir en un
importante aporte y motivo de reflexión para procurar salidas a la compleja situación que
vive la sociedad colombiana, y en especial como propuesta estratégica al papel de las IES,
dentro del actual proceso de Paz.

Como objetivo se propone brindar algunas propuestas operativas desde la educación


superior y sus IES, que procuren salidas a la compleja situación que vive la sociedad
colombiana, y en especial como aporte al papel de estas Instituciones dentro del actual
proceso de Paz, en el marco de los procesos de globalización. El trabajo recupera
documentos anteriores del autor, que se apoyan en una detallada revisión bibliográfica
sobre diferentes temas relacionadas con la Educación Superior, para brindar en la parte
final, algunas propuestas estratégicas a desarrollar por las IES, en la actual coyuntura
colombiana caracterizada por la influencia de los procesos globalizantes en medio del
agudo conflicto social que se vive; estas estrategias abren la posibilidad para que desde la
ES se contribuya en la búsqueda del Acuerdo por la Paz.

Algunos antecedentes educativos. Sus diferentes revoluciones

A propósito de Revoluciones Educativas,[2] la historia universal nos enseña según los


expertos, que sólo se han presentado tres Revoluciones Educativas en el mundo moderno
reciente, como consecuencia de los cambios exigidos a sus paradigmas que
deben transformar y producir cambios radicales en la forma de organizar sus estructuras,
instituciones y métodos, como un servicio público que cumple una función social. Estas
revoluciones han tomado varios siglos en producirse como consecuencia de la sumatoria
de muchos hechos políticos, sociales, económicos y culturales, en el contexto en que se
desarrolla el proceso educativo y sólo se consolidan cuando producen nuevos hechos
culturales en las sociedades, es decir, cuando cambia el paradigma. Las tres Revoluciones
Educativas señaladas son: a- La aparición de la Escuela o Escolarización, b- La aparición
de un Sistema de Educación Pública y c- La Masificación Educativa; la Escolarización se
consolidó en la Edad Media alrededor del siglo XV permitiendo el paso de un sistema
educativo personalizado, informal, y dependiente de la Iglesia, a un sistema educativo
donde aparece la escuela básica con sencillos elementos de organización, centrada en la
cultura oral y la memoria.
La segunda Revolución Educativa coincide con la consolidación de los Estados-
Nación alrededor del siglo XVIII, definiendo un Sistema Escolar Público donde la
intervención del Estado y la promulgación de las Constituciones Nacionales es esencial,
creando derechos sociales y ciudadanos, aumentando el número de instituciones,
mejorando sus métodos de organización y planificación, al tiempo que se consolida la
cultura escrita. Y finalmente la tercera Revolución se empieza a consolidar en el siglo XX,
permitiendo la alfabetización de todos, donde saber leer y escribir es un pasaporte
universal. La Masificación Escolar va de la mano con los cambios industriales y de la
tecnología, permitiendo al sistema la preparación de los ciudadanos como fuerza productiva
para el desarrollo económico. Hoy estamos a las puertas de la cuarta Revolución Educativa,
caracterizada por nuevas tecnologías de la información y la comunicación que, a no
dudarlo, causarán un impacto sustancial en las nuevas relaciones sociales, productivas y
culturales. Sin embargo, la situación de países en vía de desarrollo como Colombia, se
encuentran lejos de alcanzar resultados aceptablemente significativos en materia
educativa. En este sentido Hernando Gómez Buendía plantea que América Latina y el
Caribe entran al siglo XXI con problemas del siglo XIX. Nuestra Educación tiene ahora que
responder a una doble exigencia. Por un lado, acabar de cumplir la vieja promesa de la
modernidad: Una Escuela efectivamente de calidad, con cobertura y pertinente, universal,
formadora, solidaria y equitativa, y centrada en prácticas y principios humanistas en sus
procesos educativos. Y, por otro lado, preparar nuestras sociedades para el desafío
pluralista de la posmodernidad y para su integración exitosa en la aldea global,
caracterizada por industrias y procesos productivos y mercantiles, cuyos insumos críticos
son la información y el talento creador, generando cada vez más inequidad.

Resumen Diagnóstico de la Situación de la Educación Superior en Colombia.

La sociedad contemporánea caracterizada por la globalización, la complejidad, los cambios


acelerados y las profundas transformaciones tecnológicas, exigen del sistema educativo su
rediseño para dar respuesta a unos escenarios de futuro llenos de incertidumbre, pero que
en todo caso, no pueden dejar de lado los problemas de las comunidades y en general de
la sociedad, y las injusticias de modelos mercantilistas y neoliberales centrados
exclusivamente en mayor productividad y la competitividad. Estos retos y sus respuestas
sólo pueden plantearse a partir de adecuados y responsables diagnósticos de nuestras
realidades, en especial del sistema educativo superior por lo cual están al orden del día
temas como la expansión educativa, la pertinencia de los programas académicos, calidad
y tasas de cobertura en la educación superior, la ciencia y la tecnología al servicio de la
humanidad, entre otros.

Una crítica importante a estos modelos de Universidad, centrados únicamente en CT


promoviendo la competitividad, es la propuesta referenciada por el Académico Dr. Guillermo
Hoyos V[3] (2011); esta propuesta presenta la Idea de Humboldt sobre Universidad, sobre
la que indica: “El concepto de Instituciones científicas superiores como cumbre en la que
converge todo lo que acontece inmediatamente para la cultura moral de la
nación, descansa en que estas están destinadas, a elaborar la ciencia en el sentido más
amplio y profundo de la palabra, y a suministrar a la formación espiritual y moral un material
que, aunque no haya sido elaborado premeditadamente para que sea apropiado por ésta,
sí que resulta apropiado por sí mismo para su utilización en esa formación”.
La globalización trae como consecuencia una organización del espacio económico mundial,
una reestructuración de las relaciones laborales, un progresivo debilitamiento del Estado-
Nación y en general una mayor compenetración de las diversas culturas, la aparición de
híbridos e industrias culturales, entre otros aspectos. En este contexto revisemos
brevemente algunos aspectos de la situación de la educación superior en Colombia. Según
diferentes investigaciones sobre calidad en la educación superior y algunos de sus aspectos
jurídicos (Mejía, 2013), resulta urgente reformar las normas superiores en el propósito de
ajustar diferentes aspectos. De otro lado, según la evolución de la matrícula por áreas del
conocimiento en pregrado revela que los estudiantes matriculados en programas del Área
de Matemáticas y Ciencias, corresponden a porcentajes muy bajos en Colombia; cifra
semejante presenta el área de Veterinaria, Agronomía y afines que sólo alcanzan alrededor
del 3% de la matrícula. Las mayores preferencias se observan en Economía,
Administración, Contaduría y afines (más del 30%) y en menor grado Ingeniería,
Arquitectura, Urbanismo y afines (25%). Posteriormente, están las áreas de las Ciencias
Sociales y Derecho, y el área de Ciencias de la Educación, con cifras alrededor del 10%
respectivamente. La situación en el campo docente dentro del sistema refleja cifras muy
preocupantes. Las estadísticas indican que alrededor de sólo el 5% de los docentes
universitarios poseen el título de Doctor, un escaso 25% poseen el título de Magister. En
contraste, los profesores que poseen el título básico como profesionales son muy
significativos.

La revisión de diferentes diagnósticos y de las cifras anteriores confirma lo que se viene


señalando desde hace varios años. El Sistema de Educación Superior es poco pertinente,
flexible y diversificado, para dar respuestas a las nuevas y permanentes demandas de
diferente índole, en un país en vías de desarrollo con graves problemas de inequidad y
pobreza (especialmente en el sector rural), en un contexto de un mundo globalizado y todos
los días más competitivo. Existen problemas en la financiación, cobertura, de equidad y
pertinencia, calidad y eficiencia, presentándose un sistema muy poco articulado entre sí y
con los otros niveles del sistema educativo, y en general es evidente la carencia de una
política de Estado; el sistema mantiene los viejos problemas del pasado. Sin embargo, se
debe resaltar que una incipiente cultura de la autoevaluación, acreditación e investigación,
parece abrirse paso por lo que todos los comprometidos con los procesos educativos
debemos respaldar todas las acciones en este sentido y ser propositivos, por ser esta la
única vía que nos queda para superar el atraso, la violencia y las inequidades por las que
atraviesa Colombia.

Es en este contexto que el sistema de educación superior colombiano debe proponer


estrategias operativas, las cuales se pueden convertir en un importante aporte y motivo de
reflexión para procurar salidas a la compleja situación que vive la sociedad colombiana,
inmersa en un conflicto social y político por más de 60 años, que por fortuna actualmente
se encuentra en un proceso que procura consolidar un Acuerdo de Paz. A continuación se
presentan estas propuestas, las cuales se complementan en la parte final con algunas
estrategias que el sistema de IES, puede respaldar en la cotidianidad con las comunidades
con mayor afectación, en el propósito de socializar y respaldar los Acuerdos de Paz y sus
posteriores desarrollos en el postconflicto.

Propuestas y Resultados

1. Gestión Estratégica del Conocimiento


Actualmente se reconoce que para lograr un desarrollo sostenible se requiere
esencialmente la actualización y la búsqueda de conocimiento, así como la capacidad de
transformación y la disposición al cambio e innovación tecnológica. La moderna gestión
estratégica del conocimiento y la búsqueda de nuevas ventajas competitivas adquieren gran
dimensión y exigen nuevos paradigmas. Algunas definiciones de la Gestión del
conocimiento podrían ser: “Una función que planifica, coordina y controla los flujos del
conocimiento que se producen en la organización en relación con sus actividades y con
su entorno con el fin de crear ciertas competencias esenciales(Núñez, 1999)”[4]. Por su
parte Celemi Internacional[5] plantea: “La Gestión del conocimiento podría resumirse en:
Información más gestión de Recursos Humanos. Se trata de desarrollar un conjunto de
actuaciones y procedimientos que aporten valor añadido a las actividades de la
organización y generalicen las mejores prácticas en cada uno de los procesos de la
actividad”.
Se están planteando nuevos paradigmas para la gestión del siglo XXI. Las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación han definido cambios en los mercados y
en las relaciones laborales, por lo que las empresas y en especial las universidades se ven
obligadas a proyectarse con el fin de mantener su competitividad, en medio de procesos
globalizantes, sin desconocer las realidades y características de cada contexto. Los futuros
escenarios exigen una adecuada gestión estratégica del conocimiento que procure la
búsqueda de nuevas ventajas competitivas. Esta gestión estratégica exige de todas las
entidades, instituciones, personas y, en especial del sistema educativo las siguientes
dimensiones: Integrar la Gestión del conocimiento como cultura de empresa con apoyo de
la alta gerencia, capacidad para desarrollar bienes y servicios basados en conocimiento,
éxito en maximizar el valor del capital intelectual y establecer una cultura de aprendizaje
continuo, efectividad y habilidad en su gestión, entre otros. La nueva gestión del
conocimiento requiere sistemas inteligentes y competitivos, de acuerdo con los anteriores
criterios.

Los propósitos expuestos encuentran en la institución universitaria la empresa líder para


jalonar a las demás instituciones de la región en todos los procesos relacionadas con el
conocimiento y el saber. En este sentido, la misión de la Universidad la define Henry Michel
(1997)[6]: “...su misión fundamental es la cultura, concepto que se preserva y construye a
partir del tríptico que conforman la ética, la ciencia y la estética, y que se realiza a través de
acciones dirigidas a producir y adecuar conocimiento, y a transmitir un determinado saber
a tiempo que lo hace crecer con la investigación;...”
En el mismo sentido, el artículo 6 de la Ley 30 de 1992, por la cual se organiza la Educación
Superior en Colombia, establece como uno de sus objetivos centrales “trabajar por la
creación, el desarrollo y la transmisión del conocimiento en todas sus formas y expresiones
y, promover su utilización en todos los campos para solucionar las necesidades del país...”.
En consecuencia la primera y más importante necesidad para Colombia es la convivencia
y por tanto sus IES tienen como gran reto, elaborar propuestas que trasciendan sus aulas
y logren impactar la sociedad en búsqueda de la justicia y la Paz.

2. Regiones de Aprendizaje
La pertinencia exigida del sistema educativo y en especial de las universidades, debe
permitir hacer las regiones competitivas. Las IES desarrollarán acciones competitivas en la
medida que contribuyen al desarrollo de las localidades y regiones respondiendo a sus
exigencias laborales, de profesionalización y de investigación en procura de buscar
soluciones a sus problemáticas; igualmente debe ser competitivo el sistema en tareas
como: Producción de bienes culturales, valores y nueva ciudadanía y en general, la
búsqueda de una sociedad justa y en Paz; se propone como punto de partida para tener un
sistema educativo de calidad y competitivo, la consolidación de regiones que desarrollen el
concepto de economías de aprendizaje, lo cual conlleva a la interacción entre individuos,
instituciones, comunidades y empresas, con el aprendizaje y la creación permanente de
conocimiento en todos los sectores de la sociedad y no única y exclusivamente en las
empresas de la ciencia, la educación y la tecnología; en éstas Regiones de Aprendizaje la
infraestructura humana y los mecanismos institucionales que fomentan el aprendizaje
interactivo son fundamentales, por lo que las universidades como el nivel superior del
sistema educativo, deben cumplir un papel prioritario dentro de la estructura, imprimiendo
el liderazgo necesario para la generación y la adaptación del conocimiento y del capital
humano. Se requiere un direccionamiento en las políticas por parte del Estado, exigiéndose
mayores presiones de la sociedad civil en su conjunto para que las actividades de
enseñanza aprendizaje en las universidades, jueguen un papel protagónico en la vida
regional y local, vinculándose a objetivos económicos y sociales concretos, alcanzando un
mayor compromiso y estableciendo un diálogo eficaz, que permita su integración y
entendimiento, conocimiento mutuo y descubriendo nuevas oportunidades que aporten al
desarrollo con equidad y justicia social. Resulta claro en consecuencia el primer
compromiso de la Universidad y su Región de Aprendizaje: La Paz de Colombia; así, las
IES harán un aporte real a un sistema educativo competitivo y productivo.

Estos planteamientos coinciden con significativas conclusiones de las Conferencia


Mundiales de Educación Superior realizadas en París 1998-2009[7], en lo relacionado al
concepto de Regiones con economía de aprendizaje, las nuevas gestiones estratégicas del
conocimiento y el papel que deben cumplir las instituciones de educación superior.

3. El Trabajador del Conocimiento y la Institución


Inteligente
El desafío central de la sociedad del siglo XXI es cambiar el paradigma vigente dos siglos
atrás. Si en el siglo XIX y a principios del XX la función fundamental en la empresa era el
trabajo manual, la función vital de la nueva sociedad se centrará en el papel que cumpla el
trabajador del conocimiento. El desafío central, entonces, será cómo hacer más productivos
a quienes trabajan con el saber, sector que se convierte progresivamente en el más grande
de la fuerza laboral de todos los países sin excepción. Algunas características que se
señalan en “Los desafíos de la gerencia del siglo XXI” (Drucker, 1999)[8] para el trabajador
del conocimiento son: 1-Innovación continuada y aprendizaje permanente como parte
cotidiano de su trabajo, lo que requiere creatividad, imaginación, responsabilidad y
autonomía; se deben evitar las acciones repetitivas; 2-El trabajador del conocimiento es el
activo más importante de la empresa y en consecuencia se le deben brindar las garantías
dentro del ejercicio laboral.
En el mundo y especialmente en Colombia, faltan instituciones que hagan uso del
conocimiento, de lo que significa educar bien. Según Perkins,[9]“Llamaremos ‘escuelas
inteligentes’ a las que se mantienen atentas a todo posible progreso en el campo de la
enseñanza y del aprendizaje. Lo que nos falta, en cantidades colosales, no es el
conocimiento, sino el uso del conocimiento” (Perkins, 1997). La escuela inteligente se
caracteriza por estar informada, ser dinámica, ser reflexiva. La institución informada sabe
mucho del conocimiento y del aprendizaje humano y la manera cómo funciona. La escuela
dinámica necesita espíritu enérgico además de la información. La escuela reflexiva es
atenta y cuidadosa. Sus integrantes son sensibles a las necesidades del otro y se respetan
mutuamente. La enseñanza, el aprendizaje y las decisiones giran en torno al pensamiento.
¿Cómo generar pensamiento crítico y reflexivo? Una de las propuestas es la de
Perkins: [10] “El aprendizaje es una consecuencia del pensamiento. Sólo es posible retener,
comprender y usar activamente el conocimiento mediante experiencias de aprendizaje en
las que los alumnos reflexionen sobre los que están aprendiendo y cómo lo están
aprendiendo”.Se aprende mejor cuando se analiza lo que se está aprendiendo, se
encuentran pautas y se relaciona lo aprendido con el conocimiento que ya se posee; se
requiere un aprendizaje reflexivo que permita no sólo retener y comprender sino usar
activamente el conocimiento acumulado. La institución inteligente gira en torno al
pensamiento.
El trabajador del conocimiento acepta que la investigación la hace él mismo, que la
investigación está presente en los interrogantes que se formula a partir de la acción
cotidiana y que los resultados repercuten de nuevo en su práctica. La investigación permite
que las aulas universitarias se conviertan en laboratorios naturales aptos para que los
profesores puedan reflexionar su práctica, comprobar en ellas la teoría educativa existente,
generar nuevos saberes y transformar su acción; estas son un escenario natural
interpretable y transformable por parte de sus actores; representan el escenario propicio
para producir conocimiento.

En general se puede concluir que la Universidad actual y sobre todo la Universidad del
futuro, está condicionada por un conjunto de factores que la diferencian de lo que fue la
Universidad tradicional y decimonónica en sus orígenes, pero que en general sigue
teniendo dos tareas fundamentales: la educación y el avance del saber. A pesar de la
incertidumbre que genera la velocidad de los cambios y la existencia de factores
determinantes como son la globalización y las NTIC, los fundamentos del Alma Mater
siguen siendo el conocimiento, el saber, la ciencia, la tecnología, las artes y en general, la
cultura. Cambia es la perspectiva en que definen y sitúan su misión y visión en el mismo
contexto, ambas son ahora tareas locales, nacionales y globales y en estos fines y
propósitos han de encontrar la forma para desarrollar sus actividades, que necesariamente
giraran en torno a la formación, investigación y proyección; las IES en Colombia, incluyendo
a las Universidades, hacen énfasis en organizaciones que han desarrollado
preferencialmente una idea centrada en la profesionalización, pero en su gran mayoría, los
procesos investigativos y de proyección social, son aún incipientes y de poco impacto en
sus contextos; además las nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC)
todavía son precarias, con grandes limitaciones en las inversiones para los desarrollos
científicos que exige la nueva sociedad del conocimiento. El cuestionamiento de estas
instituciones, como lo plantea el académico Orozco Silva (2012)[11]: “…llega hasta pensar
que el modelo de universidad tradicional o clásico está agotándose haciéndose necesario
una especie de refundación de las universidades (Reich, R. 1993) que traería consigo un
replanteamiento de sus funciones tradicionales…”
La Declaración Mundial sobre la Educación Superior para el siglo XXI[12] plantea algunos
aspectos que necesariamente se convierten en retos para las instituciones educativas.
Reconoce que las universidades tienen: “Una especie de autoridad intelectual, que la
sociedad necesita para ayudarla a reflexionar, comprender y actuar. Tal autoridad deben
ejercerla de manera autónoma y responsable, para lo cual deben reforzar sus funciones
críticas y prospectivas, mediante un análisis constante de las nuevas tendencias sociales,
económicas, culturales y políticas, desempeñando de esa manera funciones de centro de
previsión, alerta y prevención; y , utilizar su capacidad intelectual y prestigio moral para
defender y difundir activamente valores universalmente aceptados, y en particular la paz,
justicia, libertad, igualdad y la solidaridad. (UNESCO, 1998)
Los docentes universitarios en consecuencia, como trabajadores del conocimiento, deben
definir su misión y tarea en los anteriores propósitos. Se hace necesario pasar de una
Universidad centrada en un contexto donde el trabajo esencial fue el material, a unas IES
centradas en el trabajo intelectual y con el conocimiento como materia prima; una IES que
no renuncie a su misión de forjadora de una cultura de responsabilidad social, sin olvidar la
función de preparar el capital intelectual, a los científicos, y en general a los profesionales
de los más altos niveles que requiere el país. Las IES deben formar para la ciudadanía y
educar para la Paz; estas Instituciones deben ser ejemplo y tener compromiso ético, para
que éste impregne todas las actividades sociales, culturales, científicas, económicas y
políticas de su quehacer cotidiano.

4. El Currículo Globalizado
Algunos autores señalan que la humanidad ha vivido cuatro profundas revoluciones
productivas: La primera el paso del nomadismo al sedentarismo, dando como resultado la
agricultura; la segunda, la utilización de los metales que da la posibilidad de la metalurgia y
la irrigación; la tercera fundada en el vapor, que nos lleva a la revolución industrial
mecánica, a las máquinas textiles y la cuarta a la que asistimos hoy, la de la micro
electrónica; cada una de estas revoluciones origina cambios en las maneras de concebir,
organizar y pensar la sociedad y el mundo; las repercusiones en el campo educativo no se
han hecho esperar, hoy adquieren un valor inusitado los modelos curriculares integrados
que colocan sus fuerzas en el -conocer como se conoce-, -cambiar en medio del cambio-
, -intensidad más que cantidad-, y -aprender a aprender-, entendido como la acción que
permite enlazar pedagógicamente los tres procesos anteriores. Igualmente la velocidad de
los cambios también afecta la manera de dar el conocimiento. Se asiste a una competencia
educativa, que además de investigación y enseñanza, exige aceleradamente información
actualizada, componente básico de ese conocimiento.

Como premisa, es importante señalar que la preocupación cultural que se genera en torno
al problema curricular en Colombia, es un indicativo válido para afirmar la condición de
objeto de saber, de objeto de investigación que se le ha otorgado al currículo; se advierte
una percepción diferente a la tradicional, que consideraba el currículum como algo ya
definido, determinado, que solamente se movía en la racionalidad de la ejecución, en lo
operativo, en lo mecánico. Un diagnóstico inicial de los procesos curriculares, plantea que
la cultura de proyectos educativos (PEI), políticos y culturales, apenas comienza en
Colombia; a través de estos se requiere mayor integración de las muchas acciones
curriculares que se adelantan, integradas con esos proyectos educativos; las políticas
estatales deben tener continuidad y consolidar verdaderas políticas públicas, a largo plazo.

De lo anterior se deduce que hoy en Colombia, a través de su cultura curricular, aún no ha


sido abocada la revolución del conocimiento y mucho menos las exigencias derivadas de
un modelo de desarrollo, que genere una real re-organización, re-construcción y re-
composición de las instituciones sociales. Es en este contexto que adquiere sentido la
necesidad de construir un currículo globalizado, toda vez que si se asume a la universidad,
como una organización social, se debe entender que un cambio en el paradigma formativo,
además de ser una responsabilidad social e histórica, debe ser una acción dignificante y re-
constructiva hacia la construcción de una nueva cultura académica, que además de
responder a los retos derivados del cambio en el conocimiento, sirva de escenario político,
académico e investigativo, en donde se generen y creen las condiciones para asumir entre
otros, nuevas propuestas en el campo curricular como: Pensar y vivir el proceso curricular
como un proceso eminentemente investigativo, en donde la de(s) construcción sea un aval
fundamental en y para la construcción de alternativas curriculares con pertenencia social y
pertinencia académica; el proceso curricular globalizado debe ser leído y caracterizado
como un escenario democrático en donde las diversas significaciones o
imaginarios (expresiones culturales, agentes, disciplinas entre otros), puedan dialogar,
“conversar”, crear, recrear. Sobre estos aspectos del currículo Manfred Max-
Neef [13] plantea: …La historia del universo, sus tramas, sus redes, sus relaciones y sus
interdependencias debieran ser la base sobre la que se construya la formación en todas las
disciplinas profesionales universitarias….Es en el seno de la Universidad en donde hay que
decidir con audacia y valentía. ¿Acaso se continuará con el adiestramiento de personas
para satisfacer demandas y necesidades coyunturales? ¿O se formarán personas para un
mundo integral e integrado que esta dolorosamente pujando por renacer?....”Todos los
problemas del mundo (agua, migraciones forzosas, pobreza, terrorismo, agotamiento de
recursos, extinción de especies y de culturas, desastres ambientales...), son el resultado
del largamente mantenido divorcio entre lo humano y lo distinto de lo humano. Hoy nos toca
pagar la cuenta de esa artificial pero poderosa discontinuidad impuesta por la Revolución
Científica del siglo XVII, pero hay algo más, que adecuadamente tratado puede servirnos
para orientar nuestra acción. Todos los problemas enunciados son indiscutiblemente
transdisciplinarios, vale decir, que ninguno de ellos puede ser abordado en plenitud a partir
de disciplinas específicas e individuales...
Las reflexiones anteriores hacen por lo menos necesaria una referencia al origen de la
Universidad; esta partió según el Nobel alternativo como “una institución de pensamiento
holístico global y tremendamente integrado en torno a las que eran las cuatro ciencias
fundamentales de la edad medieval, y su estructura se ha venido adaptando a la historia de
la acumulación del conocimiento…”.Resulta importante recordar en consecuencia las 4
ciencias fundamentales, las cuales eran asimilables al llamado “cuadrivium”, a saber
Aritmética, Geometría, Artes y Música, y Astronomía, currículos que también se
completaron con el Trívium: Gramática, Dialéctica, y Retorica; estas ciencias básicas, que
posteriormente seria las “Facultades o Universidades”, se diferenciaban claramente de los
contenidos que se impartían a niños y nobles, enseñanza que se centraba en la lengua
materna, los 10 mandamientos y los sacramentos, gramática latina, dialéctica y retórica,
filosofía y medicina.

En síntesis, el currículo globalizado, ocupa un lugar prioritario en la actual reforma educativa


y constituye un reto para el desarrollo personal, grupal e institucional. La realidad no puede
ser fragmentada, es totalizadora. En el currículo globalizado convergen los diferentes
saberes en torno a temas, problemas u objetos de transformación.Por eso se justifica la
pluralidad metodológica en la investigación aplicada a la educación. Se exige en
consecuencia que el currículo, como proyecto cultural y la práctica pedagógica, sean
objetos de investigación en permanente construcción, se integren en proyectos educativos
(PE), políticos y culturales en el propósito de procurar una sociedad justa, sin violencia, con
respeto de la diferencia, donde los derechos fundamentales y la concertación, se
constituyan en propósito para alcanzar la Paz de Colombia. Los educadores son portadores
de nuevas prácticas y experimentaciones pedagógicas fundamentadas en el modelo
curricular que se adopte y ese debe ser objetivo fundamental.

5. Sociedad Abierta, Pautas para una Educación


Abierta
Esta estrategia, es tal vez la opción de mayor significado en los propósitos que por alcanzar
la Paz, deben desarrollar las Instituciones de Educación Superior. Esta propuesta incluye
un objetivo final, cual es la consolidación de una Sociedad equitativa, que brinde
oportunidades a todos y muy especialmente, a los sectores con mayores necesidades
básicas insatisfechas. Es la “sociedad abierta” el fin prioritario de las otras estrategias que
desde la educación superior se deben desarrollar y que son discutidos en esta ponencia,
ante los retos de la competitividad y globalización en el contexto de los actuales procesos
de Paz que se desarrollan en Colombia.

Con la expresión -sociedad abierta- Popper y Lorenz (1992)[14] pretende designar "no tanto
una forma de Estado o de Gobierno, cuanto más bien un tipo de convivencia humana en
la que la libertad de los individuos, la no violencia, la protección de las minorías y la defensa
de los débiles constituyen unos valores primordiales”. Los grandes valores de la sociedad
abierta son: libertad, tolerancia, ayuda mutua, responsabilidad intelectual, búsqueda de la
verdad, crítica, protección de las minorías y defensa de los débiles. Debemos hacer todo lo
que esté a nuestro alcance para que sigan siendo reconocidos como tales en el futuro. En
un contexto globalizador, estos valores son los que guían el quehacer de estudiantes,
maestros, padres y comunidad en general. Aquí juega un papel fundamental el educador.
Algunas características de la sociedad abierta: La libertad humana constituye el valor
fundamental. El punto valorativo de una sociedad abierta se basa en un ideal humano que
reconoce a un tiempo la falibilidad y la singularidad de la persona; del mismo modo que en
la ciencia, la competición de teorías es indispensable para el progreso del conocimiento,
igualmente es imprescindible la competencia de ideas políticas para mejorar las
instituciones; acepta que para corregir y descubrir nuestros errores necesitamos de los
demás, de personas que tengan otras ideas, que hayan crecido en un ambiente distinto al
nuestro para así tomar mejores decisiones. Los errores pueden corregirse mediante el
procedimiento crítico y se basa en el entendimiento entre personas de distinto credo
político; la sociedad abierta está capacitada para la innovación y la mejora y no es dueña
posesión de la verdad. Proclama la justicia social y propende por un ideal humano; en una
sociedad abierta se intenta ver al mundo como seguramente puede considerarse que es:
"un lugar hermosísimo, el cual si fuere un jardín, nosotros tenemos la facultad de mejorar y
cultivar. Y al hacerlo procuren ustedes utilizar la humildad de un jardinero experto,
consciente de que muchos de sus intentos fracasarán". (Popper y Lorenz, 1992)[15]Por lo
tanto, Corresponde a la educación construir esa sociedad abierta. De qué manera el
maestro puede contribuir a esa construcción? Qué tan lejos o tan cerca estemos los
educadores de disfrutar de los beneficios de la sociedad abierta, es una cuestión que
amerita análisis. Las instituciones de educación superior como foros de la conciencia social
de las sociedades están en la obligación y capacidad de articularse con ese gran reto.
Finalmente, se debe insistir en la importancia del criterio sobre autonomía universitaria y
las posibilidades para su desarrollo, la cual tiene sustento en la Constitución Política de
Colombia, y en diferentes legislaciones, en especial en lo consignado en las leyes 115 de
1994 y 30 de 1992, así como en variadas Sentencias de las altas Cortes
sobre la autodeterminación de las universidades, consignados en la Sentencia C-220 de
1997 de la Corte Constitucional en la cual se ha reiterado repetidamente que las funciones
esenciales de la Universidad “se cumplen de acuerdo con las definiciones y prioridades de
quienes las ejecutan, no de las que impongan los directivos de la Institución y mucho menos
de las que provengan del poder central; esa tarea le corresponde a los actores que integran
la Institución, rectores y evaluadores de su propio quehacer, quienes aplican una singular
y propia lógica de cada actividad, distinta a la aplicable al común de las actividades
administrativas propias del Estado”. Estos criterios son fundamentales para que los
universitarios asumamos el gran reto en la construcción de la Sociedad Abierta para los
colombianos.

Conclusiones

Se reconoce que en general la educación constituye el eje central para el progreso de los
pueblos y de la construcción de sus proyectos culturales, posibilitar la autonomía del ser
humano, formar para la vida laboral, brindar posibilidades para alcanzar la equidad y justicia
y en general, mejorar los niveles de vida de los sectores más desprotegidos. En este
contexto, la Misión de la Educación Superior (ES) Colombiana y sus IES, como entidades
líderes de las instituciones del conocimiento y en especial del sistema educativo básico,
tiene la obligación de difundir el saber y la ciencia, mediante procesos curriculares,
investigativos y de proyección para formar integralmente ciudadanos responsables,
capaces de contribuir al desarrollo de la sociedad, aportando soluciones a los problemas
regionales y nacionales, trabajando como prioridad esencial por una sociedad justa y en
Paz; con este fin debe ofrecer sus diferentes propuestas académicas, especialmente en las
áreas sociales y humanas, artes, jurídicas, educativas, ciencia, técnicas y tecnológicas,
ingenieriles, en salud y muy particularmente en el fragmento agropecuario nacional, entre
otros aspectos.

Se resalta igualmente el papel preponderante de la educación superior desde los sectores


públicos y privados, y como eje articulador y generador de propuestas dentro del actual
proceso de Paz en Colombia, pues allí se plantean las bases fundamentales para participar
activamente en procura del desarrollo y justicia social, que se viene reclamando por la
sociedad, con el fin de alcanzar la reconciliación tan esperada después de más de 60 años
de violencia y conflicto. En consecuencia, la obligación de la ES no solo se debe centrar en
mejorar la cobertura y calidad, brindando oportunidades para todos, sino que su labor se
debe orientar en especial los sectores más pobres de la sociedad y sus zonas rurales; las
Instituciones educativas debe generar los cambios curriculares que estén dando respuesta
a las necesidades y realidades de las regiones y del país en las diferentes disciplinas, en
armonía con los cambios que se generan en los contextos internacionales; sus actividades
se deben enfocar en liderar y acompañar a los Municipios en los procesos de educación
básica y media, técnica y tecnológica, innovación y de investigación educativa, y en
diferentes áreas para solucionar sus particulares problemáticas y conflictos, propendiendo
por una real equidad que permita verdaderas transformaciones sociales en un marco de
respeto y tolerancia, y de convivencia ciudadana; el papel del sistema universitario es
convertir en el futuro a cada ciudadano en sujeto activo de la competitividad, con capacidad
para participar en decisiones solidarias, eficientes y eficaces, en los ámbitos productivos,
económicos, políticos y sociales de la región y del país, propiciando que los diferentes
sectores fomenten el empleo y equidad, con lo que se logra inexorablemente mejores
condiciones en la calidad de vida, y como consecuencia la convivencia y la Paz de todos
los colombianos; estos aspectos son coincidentes con el actual Plan Nacional de Desarrollo
2015-2018 que propone como ejes articuladores el circulo virtuoso La Paz, la Equidad y la
Educación; se propone como una de las estrategias básicas la Educación Terciaria (ET);
desde la perspectiva de todas las entidades sociales surge la necesidad de incrementar la
inversión por parte del gobierno nacional en el sector, buscando generar cada vez más
recursos en todos sus niveles con énfasis en la educación básica y en aspectos relativos a
la salud, para que a su vez se tenga un mayor compromiso por parte de los ciudadanos
con su país; la mayor inversión en el desarrollo social es un elemento generador de Paz,
eliminando y reduciendo progresivamente la pobreza, como condición necesaria para
potencializar al máximo los recursos humanos de cada una de las regiones.

Dentro de las propuestas educativas que se deben liderar desde las IES se pueden
mencionar: Programas de Maestría en Educación en diversas aéreas incluyendo el uso y
masificación de las NTIC; programas de Investigación Educativa y Pedagógica,
Profesionalización y Licenciamiento a docentes en áreas pertinentes a las diferentes
regiones, Programas de Formación en Recreación y Deportes, Propuestas Ambientales y
para el uso y aprovechamiento de la tierra a través de diferentes propuestas Técnicas,
Tecnológicas y profesionales, en las diferentes áreas agropecuarias y de alimentos, entre
otros; frente al sector salud la ES debe tener una función protagónica; la aplicación de la
ley 100 de 1993 ha llevado a ampliar la cobertura pero en desmedro de la calidad de la
prestación del servicio, dejando claras dificultades en las instituciones hospitalarias; el
sistema universitario debe asumir con prioridad el desarrollo de proyectos investigativos de
alto impacto en la calidad del sector salud en Colombia; estas propuestas han tenido
dificultades por no contar con apoyo y recursos por parte del Estado y de las propias EPS
y las IPS, para permitir una verdadera investigación aplicada a los problemas regionales y
nacionales, así como en el desarrollo del concepto de docencia asistencia y las prácticas
profesionales dentro de la ley de salud, lo que es el gran reto; es fundamental conocer unos
verdaderos perfiles epidemiológicos, que permitan poner en marcha las actividades de
promoción de la salud y de prevención de la enfermedad, con equipos interdisciplinarios
liderados siempre por las áreas académicas y financiados por los municipios y
departamentos a través de los transferencias fiscales, regalías y los recursos propios;
dentro de estas propuestas de la ES se pueden mencionar además propuestas
psicosociales, y en las áreas del trabajo social y el desarrollo familiar, así como en la
recreación y el deporte; igualmente las Facultades de Ciencias Pecuarias, Agrarias,
Ambientales, Alimentos, Ciencias Jurídicas, Humanas, Sociales, Administrativas,
Económicas, Familiares y las Ingenierías, entre otras, tienen una gran responsabilidad en
la conformación de grupos interdisciplinarios que hagan posible el desarrollo en la etapa
del postconflicto, a partir del momento en que avanzamos en la firma de un Acuerdo de
Paz, con los cinco puntos básicos definidos en la agenda, entre el gobierno y las fuerzas
insurgentes; las organizaciones de las nuevas empresas, especialmente con las
comunidades son esenciales; las obras publicas en los sectores rurales y la recomposición
de los grupos familiares en las regiones con mayores indicadores de pobreza se constituyen
en prioridades; como se reconoce la firma del Acuerdo de Paz es un primer paso, pero
resulta mucho más difícil el desarrollo y ejecución de esos Acuerdos, para lo cual se han
venido diseñando diferentes leyes impulsadas por el actual gobierno, relacionadas con la
Tierra, las Victimas, el Marco Jurídico para la Paz y la Justicia Transicional, entre otras.
Nuevamente el papel de la educación y en especial la Educación Superior es fundamental
en la socialización y divulgación de estos aspectos normativos sobre la Paz con los
diferentes actores sociales y regiones, lo que debe permitir avanzar en la construcción de
una nueva cultura nacional que comprometa favorablemente a amplios sectores de la
sociedad colombiana.

Especial atención se requiere en diferentes áreas educativas, no propiamente relacionadas


a titulaciones en la educación superior (ES) como por ejemplo la educación para el trabajo
y el desarrollo humano, anteriormente educación no formal, (ETDH), bien en programas de
formación laboral o en la formación académica; estos niveles formativos no conducentes a
títulos, podrían en una primera etapa tener apoyo de IES y ofrecer cursos de capacitación
y profesionalización a sectores sociales de alto riesgo y vulnerabilidad en la economía
campesina de las regiones y sectores más afectados por el conflicto armado, especialmente
en problemas referidos a afectaciones de áreas de cultivos y en la migración del campo a
cabeceras municipales y ciudades de las áreas metropolitanas. Estas circunstancias
reflejan las complejas realidades de esta región y constituyen posibles focos de
intervención, a poblaciones de baja escolaridad, alto desempleo y donde prima la economía
informal; entre los programas a ofrecer, tanto de contenido teórico y práctico, estarían los
de áreas técnicas y tecnologías, emprendimiento, derechos humanos, participación y
cultura ciudadana, talleres de técnica y eficiencia administrativa en la productividad de los
sectores agropecuario, industrial, minero, entre otros; también se deben acompañar
programas de salud integral en población con problemas nutricional, baja autoestima,
traumas sicológicos, enfermedades infecciosas y rehabilitación de discapacitados,
protección de los recursos naturales en cuanto elemento articulador de la soberanía y
seguridad alimentaria y estimular un espíritu asociativo y comunitario para la consolidación
de granjas comunitarias y el impulso de la economía verde; de igual manera se deben
impulsar programas de lecto-escritura en niveles básicos, el estudio e interpretación de la
Constitución Política colombiana en el capítulo dedicado a los derechos fundamentales y
de la participación ciudadanía. Igualmente se deben propiciar y son bienvenidos esfuerzos
como el de la Cátedra de la Paz y la ESCUELA DE LIDERAZGO PARA LA PAZ, que varias
IES están promoviendo, como es el caso de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP).

Estas ofertas que podrían tener acompañamiento de otras instituciones como el SENA,
Alcaldías Municipales y Gobernaciones, podrían con el tiempo adquirir mayor nivel
participativo de otras unidades académicas de las IES y en general de otras instituciones,
en la medida en que el contexto del posconflicto lo vayan exigiendo en cuanto a prioridades
y estrategias a mediano y a largo plazo. Estos procesos exigen grandes esfuerzos
e inversiones, que necesariamente deben comprometer la Nación en pleno. Este es el
costo de la Paz, después de tantos años de conflicto, lo que requiere un compromiso
continuado con el fin de consolidar un clima de respeto a la diferencia, con verdaderas
oportunidades para todos, los cuales son necesarios para alcanzar la PAZ en Colombia. El
compromiso de todos los colombianos apenas empieza y sus instituciones educativas
deben tener el liderazgo en esta ardua tarea.

Pereira, septiembre de 2015


[1] Un primer borrador de este documento fue elaborado en el año 2012 conjuntamente por
los profesores Josefina Quintero Corzo, Raúl Ancizar Munevar y Darío Mejía Pardo
Profesores del Departamento de Estudios Educativos de la Universidad de Caldas. En los
años siguientes el Profesor Mejía ha modificado y presentado diferentes versiones en
Talleres y Seminarios dentro del sistema educativo.
[2] Brunner José J. (2000) Escenario de Futuro, Nuevas Tecnologías y sociedad de la
información. Documentos OPREAL.
[3] Hoyos G. (2011) La UTP y la Idea de Universidad.
[4] Núñez, P. (1999) Bases teóricas y metodológicas en la formación de recursos humanos
para la gestión de la inteligencia y del aprendizaje en las organizaciones o comunidades.
La Habana: Facultad de Comunicación Universidad de La Habana.
[5] Celemi Internacional (Julio, 2001) Citado por Política nacional para la productividad y la
competitividad. V Encuentro Presidencia de la República, Ministerio de Comercio Exterior.
Medellín.
[6] Michel Henry. “La Barbarie”, Ed. Gasset, Paris.1987, Citado en Sentencia Corte
Constitucional No.-220 de 1997. Bogotá.
[7] Declaración Mundial de Educación Superior. Conferencia Mundial Educación Superior
UNESCO. París. 1998-2009.
[8] Drucker, P (1999). Los desafíos para la gerencia del siglo XXI. Editorial Norma.
[9] Perkins, D (1997). La escuela inteligente; del adiestramiento de la memoria a la
educación de la mente. Gedisa. Barcelona.
[10] Perkins, David. Op cit. P.47.
[11] Orozco Silva, (2012) Luis E. Ideas para una Reforma del componente legal. En: Revista
Pensamiento Universitario No 20. Ascun.
[12] UNESCO, (1998) Declaración Mundial de Educación Superior. París.
[13] Max-Neef M. (2003) Transdisciplina, para pasar del saber al comprender. En: Revista
Debates Nro. 36. Universidad de Antioquia.
[14] POPPER, Karl y LORENZ, Konrad. (1992). El Porvenir está abierto. Barcelona.
Tusquets.
[15] Lorenz y Popper, Op. cit. P.186.

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