MODELOS PARA EL TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN

Adelina Rosas Mercado

adealnitak@hotmail.com

Instituto Politécnico Nacional

Una angustia,
Un desconsuelo de la epidermis del alma,
Un dejar caer los brazos en el crepúsculo del esfuerzo…
Reniego,
Reniego de todo.
Reniego más que de todo
Reniego a espada y fin de todos los Dioses y su negación.
¿Pero qué es lo que me falta, que lo siento faltarme en el
estómago y en la circulación de la sangre?
¿Qué aturdimiento vacío me extenúa el cerebro?

Cristo absurdo de la expiación de todos los crímenes y

de todas las violencias
Mi cruz está dentro de mí, rígida, escaldando,
rompiendo
Y todo duele en mi alma extensa como un Universo

Pero al menos queda la amargura de lo que nunca seré

La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico partido para lo Imposible
Pero al menos me consagro a mí mismo un desprecio
sin lágrimas,
Noble al menos en el amplio ademán con que arrojo
La ropa sucia que soy, sin orden, para el decurso de las cosas,
Y quedo en casa sin camisa

Álvaro de Campos
(Fernando Pesoa)

Ejemplar 4. Enero-junio de 2011 1

 Resumen

En este artículo se presentan diferentes modelos sobre la depresión y su tratamiento,

priorizando el tratamiento psicoanalítico. La depresión y la melancolía son un sustrato, en mayor o
menor medida, de prácticamente todas las estructuras clínicas y un problema clínico demasiado
frecuente, de allí la importancia de su tratamiento. En este capítulo se intenta realizar un recorrido
por los conceptos teóricos freudianos y lacanianos que son de utilidad para la comprensión de los
mecanismos de depresión y melancolía. Se menciona también el complejo de la madre muerta como
un modelo que pudiera ser de utilidad en la clínica de los pacientes con trastornos alimentarios. La
clínica de la depresión y de la melancolía presentadas por Sigmund Freud, Julia Kristeva y por
André Green resultan de utilidad para el tratamiento de los pacientes con trastornos alimentarios.
Palabras clave: depresión, tratamiento, psicoanálisis, psicoterapia.

psicoanálisis dentro de ésta, existen diferentes

Jesús V. Cobo Gómez, (2005), en El concepciones teóricas que constituyen
concepto de depresión. Historia, modelos terapéuticos diversos en donde los
definición(es), nosología, clasificación, autores de los mismos en ocasiones exaltan su
menciona que es necesario clarificar el uso de propio modelo y frecuentemente denostan los
la palabra depresión, ya que se utiliza ajenos. Por eso, a la hora de definir el
indiferenciadamente con otros términos como concepto actual de depresión, se considerarán
trastornos depresivos, alteraciones del humor los principales modelos existentes dentro de
y esta indiferenciación ha complicado los su contexto, sin denostar ninguno de ellos y
aspectos nosográficos. planteando sus ventajas y limitaciones.

La depresión es un síntoma que Jackson SW. (1986) menciona que en

puede acompañar a otros síntomas no
relacionados directamente con ella; pero es
también un síndrome en donde el factor
común es la tristeza y se relaciona
directamente con otros síntomas. En
psiquiatría se considera también a la
depresión como un síndrome depresivo sobre
el cual se indagan sus orígenes, es decir su
etiología, su patogenia, su evolución,
resolución y tratamiento.
A lo largo de la historia se encuentran
diferentes concepciones de la depresión. El
criterio psiquiátrico intenta definir de acuerdo
con los criterios de Pinel, con el fin de
realizar un pronóstico y una terapéutica
adecuados al problema a tratar.
Sin embargo, desde la psiquiatría y
desde la psicología, incluyendo el
el siglo V y VI de nuestra era, en las islas
griegas, para los seguidores de Hipócrates, se
designaba el término de melancolía a lo que
actualmente se denomina depresión y estaba
definida por una tristeza extrema, miedo,
desesperación, aversión por la comida,
insomnio, irritabilidad e intranquilidad”. La
melancolía se instauraba cuando el estado
duraba mucho tiempo, la cronicidad era un
criterio para considerarla. Rufo de Efeso a
comienzos de dicho siglo II d.C., describe
clínicamente esta afección con las siguientes
características: una forma de locura crónica,
no febril, con manifestación de temores,
tristeza, cansancio por la vida, huída del trato
con otras personas y frecuentemente
acompañada de una idea delirante. También
se describieron síntomas de perturbaciones
gastrointestinales e ideación suicida.

Ejemplar 4. Enero-junio de 2011 2

 En el Renacimiento se tomaron como
factores desencadenantes la influencia de
Saturno. En los siglos XVI y XVII, las dos
obras fundamentales fueron el A Traitise of
melancholia de Timothy Bright (1586) y la
Anatomy of Melancholy, de Robert Burton
(1621). Para esta época, ya se diferenciaba
entre temperamento melancólico y Pinel (1745-1826) definió las
melancolía como enfermedad adquirida.
Según Galeno, había tres tipos de
melancolía, la flatulenta, la gaseosa y la
hipocondríaca. A lo largo de los siglos la
melancolía fue asociada a la manía, furia
extravagante, la phrenitis (actual delirio
orgánico), el delirio erótico, el delirio
monomaniático de fragilidad (creerse
formado de vidrio), la melancolía religiosa,
de monomaníacos como formas de
melancolía. En el siglo XIX se delimita su
concepto y queda constreñida a una forma de
perturbación depresiva grave. Posteriormente
el enlentecimiento motor sustituyó a la
inclusión de ideas delirantes, de las que
quedaron los delirios de culpa y pecado, así
como de los delirios autoderrotistas, de
pobreza, de enfermedades físicas graves o
delirios nihilistas. Jackson SW. (1986).
Menciona Jackson (1986) también
que a principios del siglo XX, se reúnen de
nuevo los conceptos de manía y melancolía
en su estado de insania maníaco-depresiva,
describiendo dos tríadas de síntomas
nucleares en cada extremo.
¿Cuáles son las causas de la
melancolía? Para Galeno, un desequilibrio de
los humores, y esta concepción duró
aproximadamente dos mil años. Un exceso de
bilis negra en el cerebro la producía. En el
siglo XIX Rush vuelve de nuevo a las
hipótesis vasocéntricas, basadas en las
alteraciones de los vasos sanguíneos del
cerebro (sobre todo de las arterias). La
etiología de una disfunción cerebral no se da
sino hasta Griesinger (1817-1868) en su obra
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(Die Pathologie und Therapie der
psychischen Krankheiten) afirma que las
enfermedades mentales están asentadas en
una disfunción cerebral. Su obra inspiró a
autores con diferentes concepciones como
Karl Jaspers, Paul Guiraud y Sigmund Freud.
melancolías como un delirio sobre un objeto,
sin manía, sin furor. Las diferenció del furor
maníaco (no delirante), del delirio maníaco
con sus actuaciones extravagantes y furiosas),
de la demencia (en la que había supresión del
pensamiento) y del idiotismo (natural u
adquirido). Pinel diferenció, por un lado, las
“desviaciones del intelecto”, de las
desviaciones “de los sentidos” (o
estrictamente pasionales). La melancolía sería
más un delire exclusif que un delire generale
(como la manía). Jackson SW. (1986).
Un autor de gran importancia de la
escuela alemana del siglo XIX fue Kraepelin
quien introduce el concepto de psicosis y
establece una línea divisoria entre las
enfermedades mentales, en función de su
pronóstico diferenciado. Así se colocaban en
grupos diversos la melancolía, la manía, el
delirio agudo y los estados agudos de
agotamiento de las alteraciones incurables:
locura periódica circular y delirio crónico.
Una afección particular con alternancia entre
los estados maníacos y los depresivos, fue
acuñada por Kraepelin en 1899, donde utiliza
el término psicosis maníaco-depresiva para
caracterizar a las formas alternantes o cíclicas
de enfermedad mental que no devienen en
una locura sistematizada. Así, diferencia
dentro de la psicosis maniacodepresiva, los
estados maníacos de los depresivos. Jackson
SW. (1986).
La clasificación de Kraepelin (1899)
se sustentaba en tres criterios: el
psicopatológico, el clínico-descriptivo y el
pronóstico. De los tres, la principal
aportación fue el pronóstico. La psicosis
3
maniaco-depresiva, según Kraepelin,
recidiva aunque los síntomas aparezcan
atenuados. Se define como una psicosis
constitucional, esencialmente hereditaria,
caracterizada por la yuxtaposición o
coexistencia de estados de excitación y
estados de inhibición. La escuela alemana y
la francesa describieron formas atenuadas de
dicho padecimiento llamada distimia o
ciclotimia, las cuales serían formas atenuadas
de psicosis maniaco-depresiva. Jackson SW.
(1986).
Kraft-Ebing, utiliza el término de
psiconeurosis, retomado por Sigmund Freud,
para referirse a procesos susceptibles de
curación o reversibilidad. Pierre Janet (1909)
le da el nombre de psicastenia a las patologías
curables. La psicopatología contemporánea se
encuentra en constante cambio, existe un
manual de psicodiagnóstico DSMIV y otro de
diagnóstico psicodinámico. La clasificación
de los trastornos afectivos y las depresiones
son un hito fundamental en la psicopatología
contemporánea.
Schotte CK, Maes M, Cluydts R,
Cosyns P. Cluster (1996) afirman que la
depresión es un continuo donde la melancolía
psicótica representa el extremo de mayor
gravedad y la depresión leve el otro extremo.
Consideran que existe un “umbral
melancólico”. La intensidad de los síntomas
es, según ellos lo que diferencia a la
depresión de la melancolía psicótica.
En el Departamento de psiquiatría de
la Universidad de California, un importante
grupo de investigadores: Judd LL, Akiskal
HS, Maser JD, Zeller JD, Endicott J, Coryell
W, Paulus MP, Kunovac JL, Leon AC, Rice
JA, Keller MB. han realizado diversos
estudios sobre depresión dentro de los que
destacan las alteraciones neurológicas en los
diferentes casos de depresión y una
aportación al modelo de continuum para la
depresión. Utilizando medios estadísticos y
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diferentes criterios para medir la gravedad de
la depresión hacen una importante aportación
al modelo del continuum y del umbral de la
depresión mayor dentro del mismo.
Con referencia al diagnóstico de la
depresión, González Cáseres (2009) realizó
un estudio sobre el diagnóstico rápido y
efectivo de la depresión. Sobre el supuesto de
que los instrumentos para medir el nivel de
depresión como, la Escala Short-Care, la
Escala Cornell, el test de Goldberg, el Perfil
de Estados de Humor, el Inventario de
Hamilton, la Escala del Centro para Estudios
Epidemiológicos, el Canberra Interview for
the Elderly, la Escala de Autoapreciación de
Zung y el Test de Aaron S. Beck; son
complejos, carecen de una validación
adecuada y de una estandarización en
pacientes de las diferentes comunidades y
tienen además el inconveniente de basarse
principalmente en síntomas somáticos, sin
diferenciar bien los efectos de la enfermedad
física de los de la depresión. El objetivo del
estudio fue determinar la capacidad para
detectar la depresión a través de tres
preguntas orales realizadas en la entrevista
preliminar, después del establecimiento del
rapport. El estudio se realizó en La Habana,
Cuba con 590 pacientes sin antidepresivos y
aptos psíquicamente. El diagnóstico realizado
fue comparado con los resultados del Test de
depresión de Golberg (EADAC) y las tres
preguntas arrojaron una sensibilidad del 99%,
lo que posibilitó el tratamiento precoz. Las
preguntas son las siguientes:
1. ¿Durante el pasado mes ha sentido la
sensación de estar triste y
desperanzado?
Sí. ___No.___: Otra respuesta___
2. ¿Durante el pasado mes ha sufrido de
forma más o menos continua una
pérdida de interés o de placer que le
provocaba realizar ciertas
4
 actividades? Sí. ___No.___: Otra
respuesta___
3. ¿Durante el pasado mes ha sentido
deseos o ha pensado en dejar de
vivir? Sí. ___No.___: Otra
respuesta___
En conclusión, existe un debate y
lagunas en la conceptualización de la
depresión neurótica. Y no existe una
definición en el DSMIV que la incluya. Las
depresiones resistentes o refractarias son
aquellas que no responden al tratamiento
habitual aplicado en estos cuadros y su
resistencia puede limitarse a un tratamiento o
a un conjunto de ellos. Estas depresiones son
también un reto a resolver. Además, el campo
de la nosología y clasificación de los
trastornos afectivos, incluida la depresión
unipolar, la bipolar y la psicótica se
encuentran en continua revisión. Los nuevos
conocimientos en genética, neuropsicología,
neuropsicofarmacología y neuropsicoanálisis
se encuentran influyendo considerablemente
en los modelos de conceptualización y
tratamiento clínico. ¿Modelos genéticos,
conductuales, psicoanalíticos? Todos son
respuestas parciales a un conjunto de
fenómenos a resolver. Sin embargo, David
Taylor (2008), afirma en su artículo:
Psychoanalytic and psychodynamic therapies
for depression: the evidence base, que la
terapia psicoanalítica breve en el tratamiento
de la depresión, resulta más efectiva cuando
los parámetros utilizados para evaluar su
eficacia se basan en criterios amplios y a
largo plazo, en lugar de pruebas al azar cortas
en ensayos controlados. Cuando se considera
críticamente un amplio rango de evidencia,
los tratamientos psicodinámicos resultan
mucho más fuertes de lo que se ha
considerado generalmente. Aun considerando
la terapia cognitivo conductual y los
antidepresivos actuando conjuntamente y
aunque ésta muestra resultados más rápidos,
la terapia psicoanalítica breve resulta más
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eficiente y de efectos más duraderos,
mostrando mejoría aun después de terminado
el tratamiento.
La depresión y la melancolía son un
sustrato de los trastornos alimentarios y en
mayor o menor medida de prácticamente
todas las estructuras clínicas, de allí la
importancia de su tratamiento. A
continuación, en este capítulo se intenta
realizar un recorrido por los conceptos
teóricos freudianos y lacanianos que son de
utilidad para la comprensión de los
mecanismos de depresión y melancolía
tratados por Julia Kristeva. Se menciona
también el complejo de la madre muerta como
un modelo que pudiera ser de utilidad en la
clínica de los pacientes con trastornos
alimentarios. La clínica de la depresión y de
la melancolía presentadas por Sigmund Freud,
Julia Kristeva y por André Green resultan de
utilidad para el tratamiento de los pacientes
con trastornos alimentarios.
El resto del capítulo se encuentra
conformado por tres partes:
1. Revisión de los conceptos
psicoanalíticos necesarios para
comprender a la depresión y a la
melancolía en los pacientes con
trastornos alimentarios.
2. Explicación de los conceptos de
melancolía y depresión desde el punto
de vista psicoanalítico.
3. Se comentará una viñeta clínica al
respecto y se culminará con los
comentarios de la autora.
5
1.2 Revisión de los conceptos
psicoanalíticos necesarios para la
comprensión del problema
Tanto Julia Kristeva como André
Green toman como punto de partida para sus
conceptualizaciones sobre el trabajo de lo
negativo, la madre muerta, la melancolía y las
teorizaciones económicas de Sigmund Freud
tales como pulsión, pulsión de vida, pulsión
de muerte, represión, denegación, desmentida
y narcisismo.
Con el fin de dilucidar construcciones
complejas como la desmentida de la
denegación en Julia Kristeva, es necesario
retomar estos conceptos, así como otros
netamente lacanianos como das ding por lo
que se iniciará este apartado con la exposición
de algunos conceptos necesarios para la
comprensión del concepto de depresión y
melancolía en Sigmund Freud y en Jacques
Lacan, en seguida se enlazará con algunas
aportaciones de Julia Kristeva para
posteriormente enlazarlos con las
particularidades que ésta presenta en
pacientes con trastornos alimentarios.
Es necesario partir de un
esclarecimiento de términos, de una revisión
de qué se entiende por pulsión, Eros y
Tánatos, narcisismo, la cosa, duelo y
melancolía, entre otros. Eros y Tánatos ya han
sido ampliamente tratados en el capítulo III,
denominado Pulsión de muerte y anorexia
infantil, por lo que en este capítulo se hará
mención de los mismos someramente.
1.2.1 Pulsión [Trieb]
Se iniciará el capítulo revisando el
concepto de pulsión {Trieb}, Sigmund Freud
realizó este artículo en 1915, dice:
…la pulsión nos aparece como un
concepto fronterizo entre lo anímico y
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lo somático, como un representante
{Repräsentant} psíquico de los
estímulos que provienen del interior del
cuerpo y alcanzan el alma, como una
medida de la exigencia de trabajo que
es impuesta a lo anímico a
consecuencia de su trabazón con lo
corporal” el concepto de pulsión
(Trieb) es un concepto límite entre lo
corporal y lo psíquico. (p. 117).
El esfuerzo de una pulsión {Drang}
es su factor de movimiento, lo que impulsa a
la acción, es la suma de la fuerza o “la medida
de la exigencia de trabajo que ella representa
{repräsentieren}”.
La meta {Ziel} de una pulsión es la
satisfacción que únicamente puede ser
alcanzada cuando la estimulación interna, que
es la fuente de la pulsión cesa, el estado de
estimulación es cancelado. (p.118). Y esta
estimulación es interna, pero en algún
momento en la historia de la humanidad
también fue externa. En el ser humano, se
encuentran los sedimentos decantados de la
experiencia humana que permite la
sobrevivencia de la especie. Las pulsiones son
el resto biopsicológico producto de decantar
la experiencia humana y dejar los sedimentos
depositados en el fondo como aquellos que
permiten la existencia del ser humano y que
en el momento adecuado lo conducen a su
muerte. Todas las pulsiones son por
definición activas, aún Tánatos, la de muerte.
El objeto {Objekt} de la pulsión es
aquello que le permite alcanzar su meta por sí
mismo o a través de él. Puede ser un objeto
ajeno o parte del propio cuerpo y no se
encuentra enlazado a la pulsión, ya que puede
sufrir múltiples cambios de vía, puede sufrir
desplazamientos y el mismo objeto sirva al
mismo tiempo para satisfacer varias
pulsiones. Cuando existe una liga fuerte entre
una pulsión y un objeto, se habla de una
fijación.
6
 Fuente {Quelle} de la pulsión es el
proceso somático, interior a un órgano o a
una parte del cuerpo, cuyo estímulo es
representado {reprásentiert} en la vida
anímica de la pulsión. (p. 118). La fuente es
somática y es reconocida en la vida anímica
por sus metas. Dentro de un número
indeterminado de pulsiones, Freud establece
las pulsiones yoicas o de autoconservación y
las pulsiones sexuales.
Los destinos de las pulsiones son
varios, Freud enuncia en Pulsión y destinos de
pulsión el trastorno hacia lo contrario, la
vuelta hacia la propia persona, la represión y
la sublimación, sin embargo, para comprender
a la melancolía y a la depresión en pacientes
con trastornos alimentarios será necesario
agregar a la lista la negación, la denegación, y
la desmentida, ya que Freud mismo los define
(a los destinos) como defensa contra las
pulsiones. (Freud, S. 1915, p.122). El
trastorno hacia lo contrario exclusivamente
compete a la meta de la pulsión, por ejemplo
en el sadismo-masoquismo la meta activa –
martirizar-mirar es reemplazada por la pasiva:
ser martirizado-ser mirado. La vuelta hacia la
propia persona se comprende, dice Freud si
pensamos que el masoquismo es un sadismo
vuelto hacia el propio yo.
Lacan toma como base la teoría de la
pulsión de Sigmund Freud para elaborar su
teorización sobre el objeto pequeña a.
Comienza en el Capítulo XIV del Seminario
XI, Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis, dice que el ensayo de Freud
muestra claramente que todas las pulsiones
son parciales respecto de la finalidad
biológica de la sexualidad. Las pulsiones en
su estructura y en la tensión que establecen
están ligadas a un factor económico. Y éste,
depende de las circunstancias en que se ejerce
la función del principio del placer, mismas
que tienden a mantener el equilibrio
homeostático. Entonces dice Lacan, la pulsión
es el montaje a través del cual la sexualidad
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participa en la vida psíquica de acuerdo con la
estructura del inconsciente: de hiancia. La
pulsión presenta un vaivén con el que se
estructura, una reversión fundamental, tiene
un carácter circular pero no es ni recíproca, ni
simétrica, es un movimiento de reversión que
parte del sujeto y regresa al sujeto. Así
resemantiza y define Drang, en Freud fuente
de la pulsión, como borde y Quelle como la
zona erógena de la pulsión. El objeto es la
presencia de un agujero, de un hueco, ese
objeto perdido de la pulsión y que por
metonimia cualquier objeto puede ocupar, es
el objeto pequeña a, relacionado con la falta
primigenia, real, de separación de la madre y
con la simbólica. (pp. 181-189).
5.2.2 La represión {Verdrängung}
Dice Sigmund Freud en La represión,
que puede ser el destino de una moción
pulsional chocar con resistencias que
pretendan hacerla inoperante, entra pues el
estado de la represión. Ante un estímulo
exterior sería posible la huída, pero no así
ante una moción pulsional ya que el yo no
puede escapar de sí mismo. (p.141).
Toda satisfacción pulsional es
placentera, entonces, ¿Por qué se reprime este
deseo y se intenta sacarlo de la conciencia?
Porque hay un motivo de displacer
relacionado que cobra mayor fuerza. Freud
ejemplifica lo anterior al citar en cinco
conferencias sobre el psicoanálisis el caso de
Elizabeth Von R que estaba enamorada de su
cuñado cuando murió su hermana y pensó que
podría tenerlo ahora para sí. Dice que
Elizabeth Von R. había contraído síntomas
histéricos graves y que había olvidado
completamente la escena junto al lecho de su
hermana moribunda en donde había deseado
la muerte de ella pues Elizabeth estaba
enamorada de su cuñado. La hermana fallece
y surgen los síntomas histéricos. Sigmund
Freud la hizo recordar la escena egoísta, y se
7
reprodujo el factor patógeno junto con una
emoción violenta. Afloró una moción de
deseo en oposición con las exigencias éticas
de su personalidad por lo que había surgido
un conflicto grave. La representación que
aparecía en la conciencia como portadora de
ese deseo irreconciliable fue reprimida fuera
de la conciencia y olvidada junto con los
recuerdos relacionados con ella. La represión
es en consecuencia un dispositivo protector de
la personalidad anímica al evitar que la
aceptación de la moción de deseo
inconciliable, o la persistencia del conflicto,
produjeran un intenso displacer.
La represión actúa exclusivamente en
un sistema psíquico: lo consciente; la
“agencia representante de pulsión”
permanece en lo inconsciente y sigue
formando retoños, organizándose, realizando
conexiones. La represión no mantiene
alejados de lo consciente a todos los retoños
de lo reprimido primordial. Cuando estos
retoños se han distanciado lo suficiente del
representante reprimido, por las
desfiguraciones adoptadas o por el número de
eslabones intermedios, estos retoños tienen
acceso a lo consciente. El vínculo con lo
reprimido aparece en el proceso analítico y
libera el contenido pulsional reprimido
inicialmente. Así los síntomas son retoños de
lo reprimido que han alcanzado su acceso a la
conciencia por esta vía y la represión trabaja
individualmente cada retoño de lo reprimido
sufre un proceso de desfiguración que lo
conduce a un destino particular. La agencia
representante de la pulsión puede
descomponerse en dos fragmentos, uno de los
cuales puede sufrir represión y el otro
manifestarse de otra forma, como sucede en el
caso del fetichismo, en donde una parte se
reprime y la otra se idealiza.
La agencia representante de la pulsión
es una representación o conjunto de
representaciones investidas desde la pulsión
con una cantidad determinada de energía
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
psíquica (libido, interés). La representación
{Vorstellung} va acompañada de algo que
representa a la pulsión {räpresentieren}, que
es un monto de afecto que corresponde a la
pulsión en tanto se ha desligado de la
representación y se expresa en función del
quantum de energía psíquica como afectos.
Así, tanto la representación {Vorstellum}
como lo que representa a la pulsión:
{räpresentieren} pueden tener destinos
diferentes. Así dice Freud: “…Desde ahora,
cuando describamos un caso de represión,
tendremos que rastrear separadamente lo que
en virtud de ella se ha hecho de la
representación, por un lado, y de la energía
pulsional que adhiere a esta, por el otro”
(Freud, S., 1915, La represión, p. 147).
¿Cuáles son los posibles destinos del
factor cuantitativo (monto de afecto) de la
agencia representante de la pulsión? Tres, en
el primero la pulsión es sofocada por
completo; en el segundo, el monto de afecto
sale a la luz como un afecto coloreado
cualitativamente y en tercer lugar, se
manifiesta como angustia. Como la principal
función de la represión es evitar el displacer,
cuando una representación ha sido eficaz al
reprimir la representación pero no la angustia
o el displacer, ha fracasado.
¿Provoca la represión los síntomas?
¿Los procesos de formación del síntoma y los
de la represión están superpuestos? No, es el
retorno de lo reprimido lo que los causa y los
procesos son diferentes y existen diferentes
mecanismos de formación sustitutiva. Los
procesos de la represión tienen en común la
disminución de la investidura energética.
1.3 Narcisismo
El tema del narcisismo aunque de
relevancia para este tema, ya fue tratado en el
capítulo sobre la imagen inconsciente del
cuerpo. Sin embargo, se agregarán en este
apartado algunas puntualizaciones
8
importantes. El término narcisismo aparece
por primera vez en Freud en 1910 y adquiere
gran relevancia en la teoría psicoanalítica.
Sigmund Freud lo define como un
investimiento de la libido al yo y dicho
investimiento se opone al que se realiza sobre
el objeto de amor en donde la libido lo
inviste. El nacimiento del yo está relacionado
con el narcisismo. El estado previo al
narcisismo es el llamado autoerotismo en
donde el yo todavía no existe como
estructura.
Lacan define al narcisismo como una
atracción erótica hacia la imagen especular y
esta relación erótica representa una
identificación primaria con el yo cuya
formación tiene un punto importante en el
estadio de espejo. Para Lacan existen dos
tipos de narcisismo: el de carácter erótico y el
de carácter agresivo. El erótico está
representado por el Mito de Narciso que
muestra al sujeto fuertemente atraído por la
estructura psíquica de la imagen. El
narcisismo agresivo es aquel en el que la
imagen especular contrasta en una
discontinuidad no coordinada con el cuerpo
real del sujeto, de tal manera se observa una
desintegración en el sujeto. El narcisismo
agresivo puede devenir en narcisismo suicida.
1.4. Melancolía y depresión
En el prólogo de Duelo y Melancolía
{Trauer und Melancholie} de Sigmund
Freud, James Strachey menciona que Freud
escribió un primer borrador en febrero de
1915 y lo remitió a Abrahams quien le envió
amplios comentarios entre los que se
encontraba la sugerencia de una conexión
entre la melancolía y la etapa oral de la libido.
Posibles fijaciones orales relacionadas con la
melancolía propiamente dicha y con estados
depresivos en pacientes con trastornos
alimentarios se vislumbran. En una carta a
Fliess había intentado explicar la melancolía,
que en esos tiempos incluía estados de
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
depresión en términos neurológicos, intento
que fuera reemplazado por otro psicológico.
Strachey cita un párrafo del manuscrito N.1
que se citará a continuación pues establece
relaciones entre la melancolía, la neurosis y el
complejo de Edipo:
Los impulsos hostiles hacia
los padres (deseo de que mueran) son,
de igual modo, un elemento
integrante de la neurosis. Afloran
conscientemente como representación
obsesiva. En la paranoia les
corresponde lo más insidioso del
delirio de persecución (desconfianza
patológica de los gobernantes y los
monarcas). Estos impulsos son
reprimidos en tiempos en que se
suscita compasión por los padres:
enfermedad, muerte de ellos.
Entonces es una exteriorización del
duelo hacerse reproches por su muerte
(las llamadas melancolías), o
castigarse histéricamente, mediante la
idea de la retribución con los mismos
estados [de enfermedad] que ellos han
tenido. La identificación que así
sobreviene no es otra cosa como se
ve, que un modo del pensar, y no
vuelve superflua la búsqueda del
motivo. (Freud, S. 1959, p. 238).
El sentido de culpa se encuentra
frecuentemente en pacientes deprimidos y con
trastornos alimentarios de una manera
relevante y contribuye a la desinvestidura del
yo, por no cumplir con el ideal del yo que
expresa la norma social de “amarás a tu
padre y a tu madre” por ejemplo.
En Tótem y Tabú, los hijos, en el acto
de devoración consumaban su identificación
1
Freud, 1959ª, Manuscrito N, AE, 1, pág. 296.
Citado por Strachey, J. Prólogo de Duelo y
Melancolía. Tomo XIV, Obras Completas.
Buenos Aires: Amorrortu. p. 238
9
con el padre. ¿Existe una relación entre este
acto identificatorio y los trastornos
alimentarios? ¿Fantasías que se cumplen con
la sobreingesta o con comer nada?
En la melancolía, una investidura de
objeto es reemplazada por una identificación.
Sigmund Freud inicia su artículo diciendo que
tratará de dar luz sobre ella haciendo uso de la
comparación con el duelo que es un afecto
normal. Los factores que ocasionan el duelo y
la melancolía son coincidentes, el duelo es
una reacción frente a la pérdida de la persona
amada o de una abstracción como la patria o
la libertad. ¿Qué sucede que en algunas
personas se observa una melancolía en lugar
de un duelo? El duelo, aunque conlleva
diferentes desviaciones de la conducta
esperada socialmente, es un proceso normal,
que después de un tiempo pasará. Dice Freud
que en la melancolía subsiste una desazón
intensamente dolida, el mundo exterior ha
dejado de interesar, se ha perdido la capacidad
de amar, la productividad es inhibida y una
serie de autorreproches y denigraciones que
pueden llegar a la expectativa delirante de
castigo, se dirigen hacia el self (Freud dice al
“sentimiento de sí”). (p. 242).
Comenta Freud que en el duelo todos
los sentimientos son similares a excepción de
la perturbación del sentimiento de sí. En el
duelo, el examen de realidad dice que el
objeto ya no existe más. El proceso que se
desarrolla es el desinvestimiento del objeto,
mismo que se desarrolla paulatinamente y una
vez concluido el trabajo de duelo, el yo se
vuelve libre y desinhibido.
En la melancolía, el objeto puede
estar muerto o perdido, dice Freud: “…él
sabe a quien perdió, pero no lo que perdió en
él”. Entonces, en la melancolía la pérdida de
objeto es inconsciente, y en el duelo
consciente, la persona sabe lo que perdió.
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
En el melancólico se encuentra una
pérdida de autoestima importante, una rebaja
en el sentimiento yoico como dijera Freud, ya
que el mundo se ha convertido en un lugar
pobre y vacío y ese lugar pobre y vacío es el
yo que se denigra, considerándose indigno y
moralmente despreciable, como si fuera
únicamente un superyó rígido y punitivo. Los
alimentos son rechazados, existe insomnio y
desfallecimiento, la pulsión de vida se
debilita. (p. 244). Eros desfallece y Tánatos
toma el mando. La anorexia y la bulimia
como componente de la melancolía toma su
lugar y aparece.
El melancólico ha perdido el respeto
por sí mismo, ha sufrido una pérdida de
objeto, pero expresa una pérdida de su yo,
fundamentalmente muestra desagrado moral
hacia sí mismo, más que hacia otros rasgos de
su personalidad. Los reproches que el
paciente se hace corresponden con ligeras
modificaciones, con rasgos de otra persona
que el enfermo ama, ha amado o amaría. En
realidad, las quejas que se dirigen hacia sí
mismos, se las dirigen hacia otra persona.
Ellos no se avergüenzan ni se ocultan: todo
eso rebajante que dicen de sí mismos en el
fondo lo dicen de otro. (p. 246).
Y en un párrafo que resume lo
esencial, Freud dice:
Hubo una elección de objeto, una
ligadura de la libido a una persona
determinada; por obra de una afrenta
real o un desengaño de parte de la
persona amada sobrevino un
sacudimiento de ese vínculo de
objeto. El resultado no fue el normal,
que habría sido un quite de la libido
de ese objeto y un desplazamiento a
uno nuevo, sino otro distinto, que
para producirse parece requerir varias
condiciones. La investidura de objeto
resultó poco resistente, fue cancelada,
pero la libido libre no se desplazó a
10
 otro objeto sino que se retiró sobre el
yo. Pero ahí no encontró un uso
cualquiera, sino que sirvió para
establecer una identificación con el yo
con el objeto resignado. La sombra
del objeto cayó sobre el yo, quien, en
lo sucesivo, pudo ser juzgado por una
instancia en particular como un
objeto, como el objeto abandonado.
De esa manera la pérdida del objeto
hubo de mudarse en una pérdida del
yo, y el conflicto entre el yo, y el
conflicto entre el yo y la persona
amada, en una bipartición entre el yo
crítico y el yo alterado por la
identificación. (pp. 246-247).
Melancolía es, según Chemama2 una
afectación profunda de deseo y se encuentra
caracterizada por una pérdida subjetiva: el yo
mismo. Menciona que la melancolía tiene una
acepción diferente a la de la psiquiatría y que
el término elicita dos concepciones diferentes:
la de un estado psíquico y la de una entidad
clínica.
Como estado psíquico, la melancolía
se diferencia del estado de duelo, revela las
relaciones estrechas que existen entre el amor
y la muerte, entre el yo y el objeto y señala
cómo es que el sujeto se estructura en función
de la falta y cómo se constituye esta
existencia subjetiva sobre un “deser” (deseo
de ser). La melancolía como entidad clínica
constituye una depresión profunda y
estructural signada por una extinción de deseo
y formada a partir de una pérdida narcisista
grave.
Dice André Green al respecto en “El
trabajo de lo negativo” que la respuesta es
conocida, el yo se identifica con el objeto
perdido y se amputa de una parte de sí, el yo
escindido, ahora está conformado en parte por
2
Melancolía, p. 268.
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
el objeto desaparecido que en última instancia
sería: das ding, (diría Lacan) y se vuelve
contra sí mismo. Existe una inconsciencia
sobre lo que se disipó con el sentimiento de
pérdida concomitante por lo que el trabajo de
lo negativo llega a límites muy amplios. Lo
negativo ahora forma parte del propio yo y no
es únicamente lo que actúa inconscientemente
como material reprimido por conflictos entre
deseos y normas morales antinómicas.
(Green, p. 81).
1.5 La desmentida de la denegación
Julia Kristeva dice en Sol negro que
la palabra depresiva es repetitiva, monótona,
vacía de sentido o inaudible antes de devenir
en el mutismo. Por otra parte, el sentido en el
melancólico se muestra arbitrario, parece
congelado, desviado respecto de la cabeza y el
cuerpo de quien habla, es evasivo, inseguro,
casi mudo, se habla con negligencia, sin creer
en el hablar. Con el fin de explicar la
desmentida de la denegación que se da en el
melancólico hace uso de las herramientas de
la lingüística y de la semiología, mismas que
ya se explicaron en el capítulo VI sobre la
imagen corporal. En seguida se retomarán
solamente los puntos relevantes para la
comprensión del duelo imposible del
melancólico.
El signo es arbitrario, el signo
lingüístico proviene de la combinación de
significante y significado, de forma que se
constituyen como las dos caras de una
moneda. El significante del signo lingüístico
está compuesto por dos partes: una imagen
acústica y una imagen gráfica, que es lo que
se obtiene por medio de los sentidos, ésta
podría ser las letras o la palabra en sí. La otra
parte del signo lingüístico es el significado,
que es el concepto y construye el plano del
contenido: es la idea principal que tenemos en
la mente de cualquier palabra.
11
 ¿Cómo es el vínculo que une al
significante con el significado? Es arbitrario,
el lazo que une a ambos es inmotivado; es
decir que el significado puede estar asociado a
cualquier nombre y por lo tanto no existe un
nexo natural entre ellos. Ahora, Kristeva dice
el porqué son arbitrarios los signos. Porque el
lenguaje se esboza por una denegación de la
pérdida y, ¿qué es una denegación?: Un
término propuesto por Sigmund Freud para
caracterizar un mecanismo de defensa
mediante el cual el sujeto expresa de manera
negativa un deseo o un pensamiento cuya
presencia o existencia niega.
Aunque Freud puso de manifiesto
este mecanismo en los Estudios sobre la
histeria, sólo en 1925, en un artículo breve
sobre la negación (Verneinung) lo explicó en
términos metapsicológicos, demostrando que,
en una frase como "no es mi madre"
pronunciada por un sujeto a propósito de un
sueño, lo reprimido era reconocido de manera
negativa, sin ser aceptado. De modo que la
denegación es una forma por medio de la cual
lo que se reprime en el inconsciente surge en
la conciencia. Así el deprimido dice: perdí a
mi madre pero la volví a encontrar en los
signos o como acepté la pérdida no la he
perdido (denegación).
Ahora le toca el turno a La
Verleugnung: la desmentida. Ésta tiene que
ver con el examen de realidad: se desmiente
algo objetivo, y entonces se abre una brecha
por la cual irrumpe la alucinación. En muchos
textos se presenta como la contracara de la
represión, la cara que mira al examen de
realidad y por lo menos en un pasaje de
Psicología de las masas y análisis del yo la
desmentida aparece ligada con una mentira:
“El poeta épico desmiente la verdad, que
todos cometieron el parricidio, y en la figura
del héroe crea una bella mentira: fue él quien
lo hizo”. ¿Por qué dice Kristeva que el
deprimido desmiente la denegación? Esto es,
que niega un hecho objetivo (desmentida) por
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
ejemplo la muerte de la madre y dice: “no ha
muerto, no la he perdido”.
“No es verdad que él (el deprimido)
no se haya dado cuenta de la muerte de su
madre y que pretenda negarlo”. En la
denegación (Verneinung) lo reprimido surge
en el consciente a través de la negación “No
es mi madre”, “No ha muerto mi madre” al
desmentir se niega un acto de la realidad y
hay una aproximación a la alucinación; pero
si se niega (la realidad) (desmentida:
Verleugnung), de que niego que no acepto la
muerte de mi madre, se está ante un duelo
imposible.
Dice Julia Kristeva: “El deprimido se
repliega en el objeto real (la Cosa) de su
pérdida”. La cosa es el objeto del incesto, lo
que hay de más íntimo en un sujeto, pero
extraño, estructuralmente inaccesible,
imaginado como el soberano Bien: su ser
mismo y lo real es lo que escapa a la
captación de lo simbólico. “Lo real es aquí lo
que vuelve siempre al mismo lugar, a ese
lugar donde el sujeto, en tanto cogita (…) no
lo encuentra” (Lacan, SVII). Entonces el
deprimido se repliega buscando el objeto del
incesto, su esencia, el soberano Bien, dentro
de lo que no puede decirse, pues no es
simbolizable, en la anorexia encontramos esa
deficiencia en la simbolización. La palabra se
escapa y no puede formularse coherentemente
en todas las ocasiones.
“Entendemos por desmentida el
rechazo del significante y de los otros
representantes semióticos3 de las pulsiones y
los afectos” (En la realidad física). En la
desmentida se rechaza al significante, a la
imagen acústica, (a la representación), a las
3
La semiótica se define como el estudio de los
signos. Un signo (del griego semeîon) es todo lo
que se refiere a otra cosa (referente), es la materia
prima del pensamiento y por lo tanto de la
comunicación.
12
palabras y a los signos por medio de los
cuales se manifiestan las pulsiones y los
afectos, en la realidad física, por eso se da la
carencia en la palabra. Por otra parte dice
Kristeva: “El término denegación se
entenderá como una operación intelectual
que conduce lo reprimido hacia la
representación a condición de negarlo y, por
ello, a participar en el advenimiento del
significante”.
La desmentida es común en el niño,
pero en el adulto puede ser el punto de partida
de la psicosis. Encuentra su prototipo en la
desmentida de la castración y es constituyente
del fetichismo. En la desmentida
(Verleugnung) se produce una escisión en el
sujeto: por un lado el sujeto niega las
representaciones arcaicas de las percepciones
traumáticas y por otra, el sujeto reconoce
simbólicamente el impacto de las
percepciones traumáticas e intenta ver cuáles
son sus consecuencias.
Continua Kristeva diciendo que hay
una modificación con relación al objeto de la
desmentida ya que ésta recae en la inscripción
intrapsíquica (semiótica y simbólica de la
falta), falta de objeto o falta posteriormente
erotizada como una castración de la mujer. La
desmentida recae sobre los significantes
susceptibles de inscribir las marcas semióticas
(de signos) y de transponerlas para dar sentido
en el sujeto para otro sujeto. En la trama de
significantes hay algunos perdidos; la
desmentida da en el clavo, cae precisamente
en aquellos donde se encuentra lo perdido.
5.6 La desmentida del significante y
la desmentida de la función
paterna
Al desmentir al significante se
desmiente la función paterna en virtud de que
es ésta precisamente la que garantiza la
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
imposición del significante. La función
paterna es hacer valer la ley simbólica, es
decir, la prohibición del incesto que disponga
un acceso domeñado del placer sexual.
En el establecimiento de la función
paterna al padre imaginario, ya sea que se le
vea como “bueno” o “malo”, se le atribuye la
castración, o sea, la privación de la madre, el
hecho de que ella no posea el falo simbólico
con el que el niño se ha identificado al
principio. El niño choca con la falta de la
madre y se introduce a su propia castración.
La función del padre real es permitir al niño
tener acceso al deseo sexual, le permite al
varón tener una posición viril, para lo cual
debe ser poseedor del pene real. La madre
está prohibida para el niño porque el padre la
posee, no porque la sexualidad sea una
actividad inconveniente. Así que para
Kristeva, el padre del depresivo no tiene el
poder fálico atribuido a la madre. Este padre
frágil no le brinda al sujeto una posibilidad de
salida a través de la idealización de lo
simbólico que permite tomar el camino de la
sublimación, para lo cual puede ser necesario
apoyarse en el padre materno ante la
fragilidad del propio.
1.7 ¿Por qué no logra el depresivo la
elaboración simbólica de los signos?
La evocación, la representación de lo
reprimido no desemboca en una elaboración
simbólica de los signos porque los signos no
pueden captar las inscripciones primarias
intrapsíquicas de la pérdida y liquidarlas a
través de la elaboración, por lo que se repiten
con insistencia impotentes. El depresivo no
deja aparecer en su discurso sus afectos. Sabe
que sufre por hallarse separado de su
envoltura narcisística materna, pero…
mantiene su omnipotencia sobre este infierno
que no desea perder.
Sabe que su madre no tiene pene pero
lo añora, lo hace aparecer en ensoñaciones y
13
en su discurso. Entra en competencia con este
poder fálico.
1.8 ¿Qué hace la escisión de la desmentida?
Descompone al signo, lo desintegra,
separa al significante del referente y de las
inscripciones pulsionales. Conserva la
omnipotencia narcisística y la destructividad y
la angustia de aniquilación. Con referencia al
deseo edípico, se oscila entre la castración y
el fantasma de la omnipotencia fálica de la
madre y de sí mismo. La desmentida produce
escisiones por todas partes y le quita vida a
las representaciones y a las conductas.
1.9 ¿Cómo es el significante paterno del
deprimido?
El significante paterno del deprimido
está disminuido, es ambiguo, está
desvalorizado y es desmentido. Este
significante persiste hasta que el proceso de a-
simbolización entra en escena y ahora
aparecen lentos, absurdos. La escisión se
introdujo en el propio signo y en
consecuencia éste está a punto de extinguirse.
1.10 ¿Por qué queda el deprimido
prisionero de la Cosa?
Porque el signo, en lugar de vincular
el afecto provocado por la pérdida reniega
tanto del afecto como del significante. El
deprimido está prisionero del objeto del
incesto que para él no está perdido, se hace
presente constantemente.
Otro modelo que es de utilidad para la
clínica de la depresión es el concepto de
madre muerta que expresa André Green y que
se consigna a continuación:
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
1.11 El concepto de la madre muerta en
André Green
Una de las posibles situaciones
antecedentes en las personas con trastornos
alimentarios, específicamente anorexia
nerviosa o bulimia es una relación temprana
con una madre severamente deprimida. A
continuación se expondrá una transcripción de
la elaboración realizada por Sonia Viano
Fregni y la autora4 sobre la concepción
estructural que realiza André Green alrededor
de dos centros dentro del parágrafo sobre el
padre muerto y la madre muerta:
El eje central es la pérdida. En el
primero está la angustia de castración como
resultado del complejo de Edipo, matriz
simbólica esencial a la que hay que referirse
siempre y que está ligada a una pérdida
sangrienta como la del pene, de las heces o
del hijo. Su color es el rojo.
En segundo lugar está la pérdida del
pecho o del objeto materno: el seno, que
simbólicamente representa a la madre, o la
madre misma incluyendo las amenazas de
abandono o las amenazas relacionadas con la
pérdida o la protección del superyó. (¿Se
refiere Green a la pérdida del ideal o de
Dios?). Su color es el negro o el blanco como
en el duelo. Negro como en la depresión
grave que conduce al odio y es consecuencia
de una angustia blanca que expresa la pérdida
narcisística y los estados de vacío.
El corpus teórico freudiano ha
otorgado importancia rectora para la génesis
del superyó, al concepto de padre muerto,
como se expone en Tótem y Tabú, esto si se
considera al mito del Edipo como un estadio
4
Rosas Mercado A. y Viano Fregni S. (2007)
Hoja de Control de lectura sobre la Madre Muerta
en la cátedra de la doctora Yolanda del Valle.
México: Centro Eleia.
14
evolutivo con una función estructurante y no
sólo como un estadio evolutivo. De aquí se
deriva la conceptualización de todos aquellos
elementos de la teoría lacaniana, del superyó,
la ley y lo simbólico. Unidos por la
referencial central de la castración y la
sublimación como escritura de la pulsión.
Green, plantea que no se hable de la madre
muerta como algo Estructural, que convoque
a la estructuración del sujeto. Sin embargo,
propone una concepción estructural. Por otra,
parte del negro siniestro de la depresión, que
legítimamente podemos reconducir al odio de
los deprimidos que se comprueba en el
psicoanálisis; este odio es sólo un producto
secundario, consecuencia y no causa, de una
angustia blanca que traduce la pérdida
experimentada en el nivel del narcisismo. La
angustia de castración contempla la pérdida
del pene, de las heces o del hijo, ligadas con
la sangre. La pérdida del objeto, de la madre,
acompañada de la pérdida narcisística
correspondiente. El negro de la depresión está
ligado al odio que es un producto secundario
de una angustia blanca provocada por la
pérdida narcisística. Es importante no
limitarse a interpretar el odio en las
depresiones sino remontarse a la pérdida del
objeto, de la madre.
Frente a la pérdida del amor de la
madre y la amenaza de perder a la madre
misma, el niño lucha contra la angustia de
muchas formas, sus signos son la agitación, el
insomnio o los terrores nocturnos. El yo pone
en práctica otro tipo de defensas que Green
menciona dentro del parágrafo del complejo
de la madre muerta; menciona esas cinco
defensas de manera sucinta.
Ante la madre deprimida por la
pérdida de un objeto fuertemente investido
por la madre como una pareja, progenitor o
hijo, el bebé despliega estas cinco defensas:
a) Desinvestidura del objeto materno,
afectiva, que es un asesinato psíquico
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
realizado sin odio y la identificación
inconsciente con la madre muerta,
identificación mimética que se desarrolla en
función de la incapacidad de poseer el objeto
por lo que se opta por poseerlo convirtiéndose
en él mismo.
b) Pérdida del sentido, el sujeto se atribuye
la responsabilidad del cambio de situación, de
un primer momento en que había una
construcción del pecho que lo constituía como
causa, meta y garantía del placer a un segundo
momento en donde la intensa reacción
materna se asocia con una supuesta falta por
parte del sujeto que lo lleva a dejarse morir
por la imposibilidad de derivar la agresividad
hacia afuera. El niño encuentra un
responsable del humor negro de la madre: el
padre, por lo que se crea un Edipo precoz.
c) Desencadenamiento de un odio
secundario, con deseos de incorporación
regresiva y con posiciones anales que
pretenden dominar al objeto, mancillarlo,
vengarse de él.
d) Excitación autoerótica, por un rechazo a
amar al objeto. Se busca un placer sensual
puro, placer de órgano en caso límite, sin
ternura, sin piedad y no necesariamente
acompañado de fantasmas sádicos. Se busca
al objeto por su capacidad de desencadenar
goce erógeno en una o varias zonas pero no
como un objeto total que se relacionaría con
otro objeto total.
e) Desarrollo precoz de las capacidades
fantasmáticas e intelectuales del yo, en
función de que se busca la aprehensión de un
sentido perdido. El objetivo es la preservación
de una capacidad para superar el desconcierto
de la pérdida de pecho por lo que se crea una
tela cognitiva para cubrir el agujero de la
desinvestidura.
15
 De acuerdo con Sonia Viano,
efectivamente el yo despliega otros
mecanismos de defensa:
1. La desinvestidura del objeto materno
y la identificación inconsciente con la
madre muerta. La desinvestidura sería
afectiva y representativa, el asesinato
psíquico del objeto, perpetrado, sin
odio, “el asesinato del alma”. Su
resultado será un agujero en la trama
de las relaciones. Ya que esta madre
lo sigue…”amando”… no lo hace de
corazón.
2. La identificación con el objeto en una
modalidad primaria. Especular. Es la
panorámica del “mimetismo”. Hay
conservación al modo canibalístico.
Inconsciente desde la partida del
psiquismo.
3. El desencadenamiento de un odio
secundario, que moviliza deseos de
incorporación regresiva. Y aparecen
los colores del sadismo.
4. Excitación autoerótica, que se
caracteriza en una reticencia en amar
al objeto. Suelo de las
identificaciones histéricas futuras.
Disociación entre cuerpo y psique.
Entre sensualidad y ternura. El amor
se bloquea. Se desencadena “El
Goce”.
5. La procura de un sentido perdido,
estructura el desarrollo de las
capacidades fantasmáticas e de la cosa, anhelo de completud; todas ellos
intelectuales del yo. Hay
constreñimiento. Está al borde del
abismo, del vacío.
Dentro del parágrafo el amor helado y
sus destinos: el pecho, el Edipo, la escena
primaria, ¿a qué atribuye Green la
incapacidad de amar en esta estructura y
cómo explica el amor helado?
Sonia Viano considera que la
incapacidad de amar no obedece a la
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
ambivalencia, a la sobrecarga de odio, sino
que lo primero es el amor helado por la
desinvestidura. El sujeto conserva el frío. La
desligazón que debilita la investidura libidinal
erótica tiene como consecuencia liberar las
investiduras destructivas. Su amor está
hipotecado por la madre muerta, no dispone
de su riqueza, no tiene el usufructo.
Es por eso que dice Green que el
objeto está hibernando, y que la
desinvestidura es un retiro de investidura que
se desarrolla preconscientemente. Eros se
debilita y Tánatos con su impulso entrópico
entra actuante y como el amor está hipotecado
con la madre muerta el sujeto no puede amar
pues se anida, se convierte en su madre
muerta, esto es impactante.
Ahora sigue Sonia Viano,
concluyendo, Green y Kristeva se sustentan
en diferentes suelos epistemológicos, pero
partiendo de su coincidencia freudiana, la
arista fundamental de la que se desmonta la
problemática, tanto de la melancolía como del
complejo de la madre muerta es el campo del
narcisismo.
Madre muerta, madre depresiva,
madre ausente, madre agresiva, durante los
primeros meses de vida, un eje central
narcisista con un sustrato depresivo o
melancólico. Identificación con el vacío,
predominio de la pulsión de muerte, búsqueda
son posibles factores que inciden en los casos
que involucran depresión y trastornos
alimentarios y que se comentan enseguida.
En la tesis de doctorado de Isabel
Cabetas Hernández se considera a la
melancolía como sustrato psicopatológico de
la anorexia nerviosa, pero definitivamente, en
todos los casos que he visto de trastornos
alimentarios a lo largo de 25 años se
16
encuentra una depresión de mediana a severa.
Los antidepresivos como la fluoxetina y
anfebutamona disminuyen los episodios de
sobreingesta y bulimia y apoyan el
tratamiento. En el caso de la anorexia la
respuesta no es rápida pues dadas las
características descritas parece ser, que en una
amplia proporción de casos, se trata de
desórdenes narcisistas severos con un sustrato
melancólico y núcleos psicóticos y obsesivos.
La fragilidad del yo es muy pronunciada. La
terapia familiar aunada al análisis individual
es de gran ayuda. La energía que entra y sale
del sistema (Eros: entalpía) se encuentra
estancada en el caso de la anorexia con
sustrato melancólico con un incremento de la
acción de la pulsión de muerte con su efecto
desorganizador, de incremento del desorden y
su liga con la muerte. Tánatos actúa y la
desorganización psíquica se manifiesta en la
palabra.
Das ding es entonces una función
primordial, un elemento extranjero, de afuera,
hostil a veces, es eso que está perdido y se
trata de encontrar, es un objeto perdido que no
se encuentra, sólo se aparecen ciertas
directrices del placer que proporcionó o que
se alucinó había proporcionado. Es eso que se
anhela, se busca y se espera, bajo la batuta del
principio del placer. Es esa estructura que se
expresa en la frustración, en la satisfacción,
en la gratificación, en la dependencia, en la
completud, es el Soberano Bien que no se
encuentra nunca, es la Madre, es el Objeto del
incesto que siempre se busca en cada objeto y
no se encuentra pues encontrarlo equivaldría a
dejar de lado la Ley del Padre y desordenar el
sistema de tal manera que la función
simbólica no se pueda dar y se llegue al
desorden tanático que equivale a la entropía
máxima, a la psicosis. El paciente con
desórdenes alimentarios al dejar de comer o al
comer en demasía está buscando a das ding o
a la muerte con su tranquilidad absoluta ante
la imposibilidad de encontrar a la cosa, al
supremo bien que es la madre y que
Ejemplar 4. Enero-junio de 2011
precisamente en estos casos ha resultado tan
deficitaria.
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