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La familia legitima e ilegítima

a) Hijos legítimos que son los hijos de personas unidas entre si por el matrimonio,
b) Hijos legítimos o extra matrimoniales que son los hijos de personas no unidas
entre sí por el matrimonio.

La determinada por la procreación de un hijo ilegítimo (v.e.v.). Estrictamente, exige


por lo menos tres personas: los amantes y el hijo. En los antiguos códigos civiles, la
familia ilegítima sólo planteaba las cuestiones de legitimación, alimentos y derechos
sucesorios restringidísimos entre el ascendiente y el descendiente ilegítimos. La
tendencia jurídica moderna lleva a equiparar, con reservas muy escasas, la familia
ilegítima, al menos en la filiación, con la legítima. Así, por ejemplo, el concubinato
tiene en el Derecho Penal y en el Laboral una equiparación casi absoluta al vínculo
de familia legítima. Con alguna atenuación, se reconocen también esos efectos a
relaciones maritales irregulares pero permanentes.

Hecho o consensual
La expresión «unión de hecho» abarca un conjunto de múltiples y heterogéneas
realidades humanas, cuyo elemento común es el de ser convivencias (de tipo
sexual) que no son matrimonios. Las uniones de hecho se caracterizan,
precisamente, por ignorar, postergar o aún rechazar el compromiso conyugal. De
esto se derivan graves consecuencias.

Con el matrimonio se asumen públicamente, mediante el pacto de amor conyugal,


todas las responsabilidades que nacen del vínculo establecido. De esta asunción
pública de responsabilidades resulta un bien no sólo para los propios cónyuges y los
hijos en su crecimiento afectivo y formativo, sino también para los otros miembros de
la familia. De este modo, la familia fundada en el matrimonio es un bien fundamental
y precioso para la entera sociedad, cuyo entramado más firme se asienta sobre los
valores que se despliegan en las relaciones familiares, que encuentra su garantía en
el matrimonio estable. El bien generado por el matrimonio es básico para la misma
Iglesia, que reconoce en la familia la «Iglesia doméstica. Todo ello se ve
comprometido con el abandono de la institución matrimonial implícito en las uniones
de hecho.

Constitución de la familia
Que todas las personas nacen libres e iguales ante la ley y no pueden ser
molestadas en su persona ni en su familia y tienen derecho a su intimidad individual
y familiar.

Que la familia se constituye, por vínculos naturales o jurídicos, por decisión libre de
un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de
conformarlo, que las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos de la
pareja y en el respeto recíproco entre todos sus integrantes y que cualquier forma de
violencia en la familia destruye su armonía y unidad y será sancionada conforme a la
ley.

Asimismo se establece que todas las formas de matrimonio se rigen por la ley civil y
que sus efectos cesarán por divorcio con arreglo a la ley.

En cuanto a la procreación, se consagran el derecho que tiene la pareja a decidir de


manera libre y responsable sobre el número de hijos que desea tener y la obligación
de sostenerlos y educarlos mientras sean menores de edad o impedidos, la igualdad
de derechos de los hijos, incluyendo los procreados con asistencia científica, y los
derechos fundamentales de los niños.

Como podemos ver, ya se han sentado las bases para desarrollar una política firme
y coherente de protección a la familia.

Ahora es necesario que se expidan las leyes que desarrollen estos principios, tal
como lo disponen los artículos 150 y 152 de la Constitución.
En cuanto a los efectos civiles del matrimonio católico, que según el Artículo 42
cesarán por divorcio con arreglo a la ley, yo considero que este solo podrá
demandarse cuando se haya decretado la legislación pertinente.

En todo caso, debe tenerse mucho cuidado y no crear falsas expectativas en la


ciudadanía, ofreciendo el trámite inmediato de un divorcio, aplicando las
disposiciones del Código de Procedimiento Civil, porque esto es inexacto. La
cesación de los efectos civiles del matrimonio canónico solo podrán demandarse en
los términos que establezca la ley, y esta ley no se ha dictado; solamente se ha
sentado el principio constitucional.

La unión marital de hecho, pruebas


La Unión Marital de Hecho es una figura jurídica tanto reconocida como regulada en
la Ley 54 de 1990, que puede entenderse como una unión de hecho entre un
hombre y una mujer que no están casados pero constituyen una comunidad de vida
de carácter singular y permanente. Los integrantes de este tipo de unión reciben la
denominación de compañeros permanentes.

Este tipo de unión tiene dos características que son fundamentales, y en las que se
debe hacer un énfasis especial:

1. Permanencia: Se refiere a a uniones de carácter estable, y su duración mínima debe


ser de dos años.
2. Singularidad: No se permite que existan carias uniones al mismo tiempo.

Elementos de la Unión Marital de Hech


Aunque la Unión Marital de Hecho está reconocida jurídicamente como la unión
entre un hombre y una mujer que, a pesar de no estar casados, conviven de manera
estable como si lo estuvieran, esta unión y el matrimonio no son iguales.
Los elementos de una Unión Marital de Hecho son los siguientes:

 Unión entre un hombre y una mujer. Aunque inicialmente era de esta manera, en la
sentencia C 075 del 7 de febrero de 2.007 de la Corte Constitucional se estipuló
que las parejas homosexuales o del mismo sexo también tienen derecho a que
se les aplique el régimen de la Ley 54 de 1.990.

 No debe existir matrimonio. Al no proceder de un vínculo solemne como es el


matrimonio, se constituye la unión de hecho.

 La convivencia ha de ser singular y permanente. La unión debe ser estable y


compartiendo tanto techo como mesa y lecho y, como se ha mencionado, durante al
menos dos años. De esta manera se diferencia de las relaciones con carácter
ocasional, esporádico o transitorio.

 Debe tener notoriedad. La convivencia no debe ser clandestina, sino de


conocimiento público, de manera que se conozca que a pesar de no haber
matrimonio, hacen su vida como si lo hubiera.
La Constitución en Bien de Familia

El bien de familia es una institución jurídica protegida por el derecho civil que
consiste en la afectación de un inmueble a la garantía de las necesidades de
sustento y vivienda familiar, es decir que busca la conservación del bien protegido
dentro del patrimonio familiar. Dicha figura se caracteriza por atribuir al bien afectado
el carácter de inembargable e inajenable, y solo puede ser constituido uno por
familia. En nuestro ordenamiento jurídico se encuentra regulado por las leyes
Nos.1024 sobre Constitución de Bien de Familia Inembargable y 339 sobre Bien de
Familia.

El inmueble a afectarse podrá comprender sea una casa, o una porción de una casa,
un piso, departamento, vivienda o local independiente de un edificio, siempre que
este registrado de conformidad con el régimen establecido por la Ley No.5038, del
21 de noviembre de 1958, sobre condominios; una propiedad agrícola, así también
puede comprender a la vez una casa con tienda y taller y el material y herramientas
de que están provistos, ocupadas y explotadas por una familia de artesanos.

Es importante resaltar que en cuanto a los edificios destinados a viviendas, ya sean


del tipo unifamiliar o del tipo multifamiliar que el Estado transfiera en propiedad a los
particulares, tanto en zonas urbanas como rurales mediante los planes de
mejoramiento social puestos en práctica por los organismos autónomos del Estado o
directamente por el Poder Ejecutivo, quedan declarados de pleno derecho Bien de
Familia, así también como las parcelas y viviendas traspasadas definitivamente a los
agricultores por el Instituto Agrario Dominicano (IAD). En estos casos no podrán ser
transferidos a terceros sino previo cumplimiento de una serie de requerimientos
legales y con la previa autorización del poder ejecutivo.

La constitución del bien de familia no podrá realizarse sobre el bien gravado por un
privilegio o una hipoteca, sea convencional, sea judicial, o de anticresis, cuando los
acreedores han tomado inscripción anteriormente al acto constitutivo o más tardar en
el plazo de 3 meses exigidos por la ley para realizar la publicidad correspondiente,
tenido como excepción a esta regla las hipotecas legales, las cuales podrán ser
inscriptas, sin embargo aquellas que tomen nacimiento posteriormente podrán ser
válidamente inscritas pero el ejercicio del derecho de persecución quedara
suspendido hasta la liberación del bien de familia.

En cuanto a quienes pueden realizar la indicada constitución del bien la ley


establece los siguientes:

- El marido sobre sus bienes personales, sobre los de la comunidad, o, con el


consentimiento de la mujer, sobre los bienes que pertenecen a esta y de los cuales
tiene la administración;

- La mujer, sin autorización del marido o de la justicia, sobre los bienes cuya
administración le ha sido reservada; y,

- El cónyuge superviviente o por el esposo divorciado, si existen hijos menores,


sobre los bienes personales del constituyente.

En cuanto a la renuncia de esta figura podrá realizarse por voluntad del


constituyente, siempre y cuando no resulte comprometido el interés familiar y se
tipifique algunas de las causales establecidas taxativamente por la ley, es decir por
el traslado necesario del propietario a otra localidad, por enfermedad del propietario
o sus familiares que requiera el traslado para la curación, o por notaria penuria
económica del propietario para continuar los pagos, cuando no se trate de una
donación, y en todos los casos se será necesaria la homologación del juez
competente.

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