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EMBARAZO ADOLESCENTE
Concepto y características.
Embarazo adolescente o embarazo precoz es aquel embarazo que se produce en una
mujer adolescente; entre la adolescencia inicial o pubertad–comienzo de la edad fértil–
y el final de la adolescencia. La OMS establece la adolescencia entre los 10 y los 19
años.345 El término también se refiere a las mujeres embarazadas que no han alcanzado
la mayoría de edad jurídica, variable según los distintos países del mundo, así como a
las mujeres adolescentes embarazadas que están en situación de dependenciade
la familia de origen.6
La mayoría de los embarazos en adolescentes son embarazos no deseados.78
El embarazo en una mujer adolescente puede llegar a término, produciéndose
el nacimiento, o interrumpirse por aborto, ya sea éste espontáneo o inducido (aborto
con medicamentos o aborto quirúrgico), en el caso del aborto inducido de manera legal
o ilegal dependiendo de las leyes sobre el aborto de cada país.9
Se lo define como: "el que ocurre dentro de los dos años de edad ginecológica,
entendiéndose por tal al tiempo transcurrido desde la menarca, y/o cuando la
adolescente es aún dependiente de su núcleo familiar de origen".
La "tasa de fecundidad adolescente (TFA)" ha ido disminuyendo desde los años 50
pero en forma menos marcada que la "tasa de fecundidad general (TFG)",
condicionando un aumento en el porcentaje de hijos de madres adolescentes sobre el
total de nacimientos. En 1958 era del 11,2%; en 1980 del 13,3%; en 1990 del 14,2%;
en 1993 del 15%. Este último porcentaje se traduce en 120.000 nacidos vivos de
mujeres menores de 20 años.
La fecundidad adolescente es más alta en países en desarrollo y entre clases sociales
menos favorecidas, haciendo pensar que se trata de un fenómeno transitorio porque,
de mejorarse las condiciones, ella podría descender.
Para otros investigadores, la disminución de las tasas de fecundidad adolescente
está cada vez más lejos, ya que el deterioro de las condiciones socioeconómicas
globales hace que se dude sobre la posibilidad de que la mayoría de los países realicen
mayores inversiones en sus sistemas educacionales y de salud, para alcanzar la
cobertura que el problema demanda.
EE.UU es el país industrializado con mayor tasa de embarazadas adolescentes, con
una tasa estable del 11,1% en la década de los ´80.
Canadá, España, Francia, Reino Unido y Suecia, han presentado un acusado
descenso de embarazos en adolescentes, coincidiendo con el aumento en el uso de los
contraceptivos.
En España, en 1950, la tasa de recién nacidos de madres entre 15 y 19 años era del
7,45/1000 mujeres; en 1965 llegaba al 9,53; en 1975 alcanzaba el 21,72, para llegar al
27,14 en 1979. Descendió, en 1980, al 18/1.000 mujeres y al 11 en 1991. Los últimos
datos hablan de un 35,49/1000 mujeres en 1994, descendiendo al 32,98 en 1995 y al
30,81 en 1996.
Según el Ministerio de Sanidad y Consumo español, el 12% de las jóvenes con
edades entre 14 y 15 años, han mantenido relaciones sexuales alguna vez, lo que
significa 160.000 en números absolutos, previéndose que alcanzarán 400.000. Deben
tenerse en cuenta, además de los nacimientos de madres adolescentes y el porcentaje
de adolescentes sexualmente activas, los más de 6.000 abortos ocurridos en mujeres
entre los 14 y 19 años por lo que, el supuesto descenso de la tasa de embarazadas
adolescentes, no lo fue tanto.
En España, a partir de los años ´80, se ha registrado un incremento en el uso de
contraceptivos y preservativos comercializándose, en 1993, unos 40 millones de
preservativos, equivalente a la media más alta de los países de la Comunidad Europea
(3,5 preservativos por habitante). Actualmente es imposible conocer el número de
adolescentes que abortan. Sólo 2/3 de los embarazos de adolescentes llegan al
nacimiento de un hijo; de los nacidos, un 4% son dados en adopción y un 50%
permanecen en hogar de madre soltera. Un 8% de las adolescentes embarazadas
abortan y un 33% permanece soltera durante el embarazo.
En nuestro país no es esa la tendencia, con una mayoría importante que se mantiene
soltera, en la que prevalece la "unión estable", aunque la incidencia del aborto en las
adolescentes no ofrezca credibilidad razonable por el importante subregistro que podría
llegar a un aborto registrado por otro no registrado.
Ya se dijo que la proporción de jóvenes que han iniciado relaciones sexuales va en
aumento y que la edad de inicio está disminuyendo, pero la capacidad para evitar el
embarazo no acompaña a este comportamiento.
En Buenos Aires, en una encuesta realizada a una población estudiantil en 1995, se
observó que la edad promedio de inicio de relaciones sexuales, fue de 14,9 años para
varones y 15,7 años para mujeres, variando la proporción según el tipo de escuela a la
que asistían (religiosa, laica, laica de sectores populares). El 95% de los adolescentes
de la encuesta manifestó tener información sobre cómo evitar el embarazo. Un 70% de
los que mantenían relaciones sexuales utilizaban algún método efectivo para evitar el
embarazo en la primera relación, disminuyendo ese porcentaje en las siguientes
relaciones, siendo el preservativo el método más utilizado. Además, el consenso social
sobre la maternidad adolescente se ha ido modificando con los años y los cambios
sociales que los acompañan.
El embarazo en las adolescentes se ha convertido en seria preocupación para varios
sectores sociales desde hacen ya unos 30 años. Para la salud, por la mayor incidencia
de resultados desfavorables o por las implicancias del aborto. En lo psicosocial, por las
consecuencias adversas que el hecho tiene sobre la adolescente y sus familiares.
Cuando la adolescente se embaraza inicia un complejo proceso de toma de
decisiones y, hasta decidirse por uno, aparece siempre el aborto a veces como un
supuesto más teórico que real.
En 1985, en EE.UU, el aborto alcanzó el 42%; los matrimonios disminuyeron del 51%
al 36%. Hoy, la tendencia es de un aumento de los abortos y disminución de
matrimonios, aunque no siempre las decisiones de las adolescentes son conocidas
(abortos o adopción).
En España, la cifra del 12% de abortos en general es baja pero la interrupción del
embarazo en jóvenes es de las más altas. Los nacimientos en adolescentes
descendieron en un 32% en los últimos 4 años, pero los embarazos sólo disminuyeron
en un 18%. La diferencia entre las tasas está dada por los abortos.
Salvo que el tener un hijo forme parte de un proyecto de vida de una pareja de
adolescentes, el embarazo en ellos es considerado como una situación problemática
por los sectores involucrados pero, si se considera al embarazo en la adolescente como
un "problema", ello limita su análisis. En todo caso, esta "problematización" se aplicaría
a algunas subculturas o a algunos estratos sociales, pero no a todos los embarazos en
adolescentes. Además, el considerarlo un "proble-ma", exige aplicar terapéuticas que
aporten soluciones sin permitir implementar acciones preventivas adecuadas. Por ello
es conveniente encuadrarlo dentro del marco de la "salud integral del adolescente". Esto
permite abarcar todos los embarazos que ocurran a esta edad; adecuar las acciones
preventivas dentro de la promoción de la salud; brindar asistencia integral a cada madre
adolescente, a sus hijos y parejas y aportar elementos para el desarrollo de las
potencialidades de los adolescentes.
Por todo ello, el embarazo en adolescentes necesita un abordaje integral
biopsicosocial por un equipo interdisciplinario capacitado en la atención de adolescentes
y en este aspecto específico de la maternidad – paternidad. El bebé de una mamá
adolescente, por su lado, también puede presentar consecuencias. La más común es
que no alcanza el peso necesario, lo cual puede resultar en problemas madurativos o
neurológicos. Requerirá cuidado neonatal, y es común que el parto se adelante. Si la
mamá es menor a 15 años, el bebé tiene además un 20% más de riesgo que el de
cualquier bebé de presentar malformaciones.
La falta de información acerca de métodos anticonceptivos es lo que se menciona
como primera causa de estas estadísticas. Sin embargo, las condiciones sociales
están llevando poco a poco a los adolescentes a planear o desear un embarazo.
Explica Patricia Goddard, coordinadora del comité de Adolescencia de la Sociedad
Argentina de Pediatría: “Hay un aumento de embarazos en adolescentes menores de
15 años que preocupa, sobre todo, porque tenemos en la actualidad un contexto de
debilitamiento de las redes sociales, de incumplimiento de las funciones paternas con
desintegración familiar y violencia intrafamiliar, de carencias afectivas que se suman a
un mayor estímulo hacia la iniciación precoz desde el ambiente. Frente a este
complejo panorama, en muchas adolescentes, el embarazo aparece como única
alternativa de un proyecto de vida”.
Desde el año pasado, cada 26 de septiembre se conmemora por ley el Día Mundial
de Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes, estimulando
diferentes actividades para brindar información y concientizar a padres y
adolescentes.
Tal vez, la adolescencia no es la época elegida para tener un bebé. Igualmente
mediante el apoyo y contención familiar, sumado a la guía de un profesional idóneo en
el tema, la situación puede ser superada; para que, tanto la mamá como el pequeño
puedan ser felices en la nueva realidad.
Riesgos
Los estudios realizados a nivel mundial, asocian el embarazo adolescente con estos
factores de riesgo:
Familiares
Las características de la familia son muy importantes para determinar el riesgo.
Los adolescentes que viven con ambos padres y tienen una buena relación con ambos,
tienen un riesgo menor de tener sexo no protegido y de llegar al embarazo.
Específicamente, estos adolescentes no van a iniciar la actividad sexual a una edad
temprana y, cuando la inician, lo hacen con una frecuencia menor.
Cuando el adolescente proviene de una familia disfuncional: uniparental, o con
conductas promiscuas y con consumo de drogas, en la que no hay un adecuado diálogo
padres–hijos. Su ausencia genera carencias afectivas que él/ella no sabe resolver,
impulsándolo/a a buscar esa comunicación y afecto en los amigos y compañeros de
colegio quienes probablemente tendrán su misma ignorancia. Es más probable que los
hijos inicien la actividad sexual a una edad temprana.
Son chicos/as que van de relación en relación, en búsqueda de una estabilidad que no
hallan y siempre exponiéndose a los riesgos hasta que el embarazo les sirve como el
mejor de los síntomas para los conflictos que no logra superar.
Los varones educados en hogares en los que se golpeaba a la madre o que fueron
golpeados ellos mismos, tendrían muchas más probabilidades de embarazar a su pareja
que los varones que no habían tenido esta experiencia.
Se ha demostrado que las chicas cuyos padres habían abandonado el hogar
cuando ellas eran niñas, tenían más probabilidades de iniciarse precozmente en la
vida sexual y de quedar embarazadas.
Una chica es más fácil que se convierta en madre adolescente si su madre y su
hermana también lo fueron.
Otro factor de riesgo muy marcado es la falta de comunicación entre los padres y
la adolescente. Cuando en la familia hay una severa censura hacia las relaciones
sexuales entre adolescentes, muchas veces los jóvenes las tienen por rebeldía y
no implementan medidas anticonceptivas.
Tienen una madre que tuvo su primer parto a una edad de 19 o siendo aun más
joven.
¿QUÉ PROBLEMAS DE SALUD PUEDEN PRESENTARSE EN UN EMBARAZO DE
UNA ADOLESCENTE?
Complicaciones en la gestación
Anemia
Desproporción cefalopelvica
Parto prematuro
Parto prolongado y difícil
Desnutrición
Muerte
Abortos provocados y las consecuencias de este hecho
Hemorragias
Perforaciones del útero
Infecciones
Enfermedades congénitas
Muerte fetal
Desnutrición
Bajo peso al nacer
Problemas neurológicos
Retraso mental
Mortalidad perinatal
Mayor riesgo de abandono y maltratos físico y/o emocional
Alteraciones en el psicólogo-emocional
Estadísticas en México
mexico ocupa el primer lugar de nacimientos entre adolescentes de entre 15 y 19 años,
con 77 alumbramientos por cada mil mujeres; la estadística abarca los 34 países que
integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), informó
el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Christian Skoog, representante de este organismo en México, indicó que el 63 por ciento
de las menores entre 1 y 14 años de edad, sufrieron un episodio de violencia física o
sicológica el año pasado.
El 63 por ciento de las niñas adolescentes de entre 1 y 14 años dijo haber sufrido haber
experimentado al menos una forma de castigo físico o sicológico en su hogar.
Pero la violencia contra las niñas es un problema que se puede prevenir, la primera
acción para la prevención es el empoderamiento de las niñas; niñas más educadas,
más empoderadas, tienen mejores posibilidades para tomar buenas decisiones para
contribuir a entornos más seguros”, dijo Skoog.
En el marco del Día Internacional de la Niña, que se celebra este 11 de octubre, la
Unicef firmó un convenio de colaboración con la empresa sueca SCA, productora de
artículos para la higiene de las mujeres, representada por su director general de
Consumo, Atilano Sánchez.
A través del hashtag #hablemosdetodo, con mensajes en redes sociales, en escuelas
y comunidades, así como en los empaques de toallas femeninas para adolescentes se
orientará a este sector de la población.
La empresa y Unicef emitirán mensajes e información para prevenir casos de violencia,
embarazo a temprana edad y abandono escolar, pero también para enfrentar
situaciones relacionadas con el periodo menstrual, que afectan a las adolescentes.
Cuando las niñas llegan a tener su periodo, y cuando es en la adolescencia, sienten
incomodidad, sienten inseguridad, muchas veces es tema de bullying por parte de los
niños que las llegan a criticar o de adultos que no logran entender la situación que
están pasando las niñas”, comentó Hazael Villarreal, gerente de la marca Saba.
El convenio entre Unicef y SCA tendrá una duración de dos años, y en él la empresa
se compromete, también, a hacer donaciones para apoyar los trabajos que realiza el
organismo de la ONU en favor de la infancia.
Del total de la población en México, 48.7 millones son mujeres de 12 y más años, de
ese total, 32.7 millones son mamás, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI).
De ellas, 19.6% tiene un solo hijo; el mayor porcentaje 26.7%, tiene dos hijos; 22.5%
tiene tres; 11.5% es madre de cuatro hijos y 19.7% tiene cinco o más hijos.
De acuerdo con el INEGI, 28 de cada 100 mujeres ejercen su maternidad sin pareja.
Siete de ellas son madres solteras y 21 están separadas, viudas o divorciadas.
De las mamás de 15 años para arriba, 43.4% tiene empleo. Según el INEGI, 63.7% de
las mujeres ocupadas y con hijos son trabajadoras subordinadas y remuneradas, 26.6%
trabaja por cuenta propia y 7% son mujeres ocupadas que no reciben remuneración por
su trabajo; solo el 2.7% de las mujeres que son madres y están ocupadas, son
empleadoras.
El horario de las madres que trabajan es menos extenso que el de las mujeres sin hijos.
Del total de madres ocupadas, 53.8% labora 40 o más horas a la semana, en tanto que
las mujeres sin hijos, 63.8% cumple jornadas semanales de más de 40 horas.
Una mayor proporción de las mujeres madres ocupadas perciben menos ingresos que
las mujeres ocupadas sin hijos. Una da cada dos (51.3%) madres ocupadas tiene
ingresos de hasta dos salarios mínimos. Esta situación se presenta para 41.6% de las
mujeres que aún no son madres.
Uno de los principales retos es la reducción de la mortalidad materna. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la mortalidad materna es la principal causa
de muerte entre mujeres en edad reproductiva a nivel global.
En México la mortalidad materna pasó de 88.7 defunciones maternas por cada 100,000
nacidos vivos en 1990 a 34.6 en 2015.
Pero bien se tiene en cuenta no solo basta con objetos bien estructurados, sino con
llevarlos al pie de la letra, aunque claro por obvias razones es difícil y bastante
complicado hacer razonar a cuyas personas no entienden o no quieren entender que la
educación ambiental ya es un problema más físico que ideológico, un problema que ya
no solo afecta a uno o unas sino a todo el planeta, por las diversas sustancias dañinas
emitidas por el ser humano.
En la vida diaria, esta permite que el hombre conviva mejor consigo mismo, con sus
semejantes y con el medio que lo rodea, aumentando la sensibilidad al igual que su
capacidad para hacer mejor uso de los recursos naturales, teniendo una actitud
favorable con la cual se puede garantizar una mejor calidad de vida para las
generaciones actuales y futuras.
Consecuencias educativas
La Educación Ambiental no puede sustituir a la responsabilidad política ni al
conocimiento científico-tecnológico que son los que, en último término, han de resolver
los múltiples y complejos problemas ambientales existentes. La Educación Ambiental
pretende, en la mejor de las opciones, crear las condiciones culturales apropiadas para
que tales problemas no lleguen a producirse o lo hagan en tal medida que sean
asumidos naturalmente por los propios sistemas donde se producen. Aún así y dadas
las delicadas condiciones en que se encuentran muchos de nuestros recursos por la
tozudez destructiva de una parte de la población, la E.A. intenta también atender los
problemas en sus fases finalistas, asumiendo y desarrollando procesos educativos
hacia la corrección o la eliminación de las consecuencias negativas que tales
comportamientos generan en el entorno. Definir, situar y reconocer los problemas y sus
consecuencias, admitir que nos afectan, conocer sus mecanismos, valorar nuestro
papel como importante, desarrollar el deseo, sentir la necesidad de tomar parte en la
solución, elegir las mejores estrategias con los recursos más idóneos, etc., son algunos
de los mecanismos cognitivos y afectivos que una sociedad educada ambientalmente
debe manejar. La educación ambiental debe procurar y facilitar este manejo a toda la
población, especialmente a aquellos sectores con más capacidad de decidir e incidir
sobre y en el entorno. Los escolares, aunque no toman decisiones de forma directa
sobre el entorno, constituyen una parte de la sociedad de especial sensibilidad por lo
que son objeto de atención de la Educación Ambiental, objeto prioritario por la
proyección hacia el futuro que deben tener sus aprendizajes. Con este punto de vista
cobra especial sentido la atención específica que se le presta desde la Estrategia
Andaluza de Educación Ambiental en este apartado, no sólo como inversión cultural
estratégica, sino también para apoyar a otros procesos similares en contextos diferentes
y así confluir hacia el cambio de valores necesario en el conjunto de la población. Se
trata de un conjunto de reflexiones, orientaciones y propuestas dirigidas a la Comunidad
Educativa y al contexto social donde esta se inserta, en la búsqueda de una mayor
eficacia en el tratamiento de los problemas ambientales que nos acosan.
Consecuencias médicas
La gravedad de la crisis ambiental existente hoy día (como expresión de la crisis global
de la época) ha incentivado a científicos, políticos y a los más variados actores sociales
a la discusión acerca de la preservación de la especie humana. Así lo advertía
Castro1 desde la Conferencia de Río de Janeiro en 1992 cuando expresó: "Una
importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva
liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre."
Las reacciones ante los peligros toman ya dimensiones universales aunque aún la
potencia más poderosa y depredadora defiende más al capital que a la propia existencia
humana; no obstante, urge utilizar todos los medios y espacios posibles para precaver
lo que un apocalipsis podría deparar.
http://bvs.sld.cu/revistas/san/vol17_sup_13/san071713Sup.
Esp.htm
http://www.mapama.gob.es/es/ceneam/articulos-de-
opinion/2003_03cuello_tcm7-53015.pdf
http://revistaeducambiental.blogspot.mx/2013/06/impacto-
que-causa-la-educacion_11.html
http://www.embarazoybebes.com.ar/embarazo/embarazo-
precoz-riesgos-para-la-mama-y-el-bebe/