Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Eltiempoy sussuperficies:
postperlodlzaclón
GaryShaplro
La «ante rio1 ... unidad disuelta» que aquí se hace objcr.i, ·a es,
claramente, la forma fálica c¡uc ha sido actualmente desbancada
e incorporada (m!L~e/J(;/;n1. c..
¡uc también se podría traducir como
1~sublimada>> ) dentro de una unidad cultural y polícica. D esde
ahora el dest.ino del arre, tal como l legd cuenca su historia, será
,·oh-erse G1da ,·cz más espi ritual según se ,·a~·a elc,·ando por
encima y más allá de la Tie rra, creando obras arquiccc1ónic:1s
que resistan la grm·edad, lc,·anrando C!-culturas independjentcs ~·
luego desplazándose a los espacios ,·irtualcs Je la pintura, la
música ~·la poesía, q ue ílotan libres, en \ns nubes. ¡\ Jgunos artis-
tas 111:isrecientes han tendido con frecuencia a inq:rtir la teoría
hegeliana abandonando el modo <(espiritua l» de la abscracci<>n y
2. Sn111hs,,n.l·:.
d1fici,, dl· apart:um:111,i~Cl•ntur~·. dc1allc, uL:hmmt)(krnc»,
,w.-.
. lrJJ ,\l ,¡~~1zl11t.
Aquí se prese ntan tres altern ativas para el artista y,a pesar ele su
ico noclastia, Smith so n manca es realment e capaz de co ncebir dejar
del codo el ser un artista. (Será necesario analizar la lucha de
mith so n co ntra la vocación y el nombr e ele artista, pu esto qu e so n
much o más qu e an écd otas ele su biog rafía, siend o paradigm áticas
para t(J(los aquellos qu e rrabajan en la es tela ele Duchamp ). El ar cis-
ta pu ede ( 1) hundirs e en la corriente del tiemp o, que le llevará al
o lvido; (2) o lvidarse tota lment e del tiemp o, po rqu e encierra el
<cprincipio de la n1uerte»; o (3) perm anecer cerca de las superficies
temp ora les. Esta lisra pr etend e ago rar las po sibilidades que le qu e-
dan abierras al arú sca, y por eso quiero analizarla en d eta lle, dejan-
do co mo teló n ele fondo la modernid ad de la qu e part e Smith so n.
El arte realista e ilusio nista habia OCuhado al medio, utilizando al arte para
oc ultar al anc. El modernismo utilizó al :me para llamar la arención sob re él
mismo. L-ls limitacion es que conslimyen el medio de la pinrura -la superficie
plana, la forma del soporte, las propiedades del pigmento- fueron considera-
das por los Viejos ~laestros como factores nc-gati,·os que sOlo se púdían reco-
nocer implícitamen u: o indirectamen te. L'l pintur.t modernista ha venido a
con siderar estas mismas limicacioncs como facrorcs po si1ivos que deben reco -
nocerse abiertamente. Las pinturas de l\fonet fueron las primera s obr as
mode rnistas debid o a la franque za co n que poni an en e,·idencia las superficies
sobre las que fueron pimada s•.
• Clcmcn1 GRl,FN 'll l.RG, ttModcrn ist Paiming,., en T/N :,:,u• A rl, cd . Grcg ory
Danco d :, Nue ...:1 York, Duunn. 1966,pp. 102-103.
' Jbidcm. p. 108.
excluirse como una anoma lía), sino que una vez que son toma-
dos en serio la histori a del arte comienza a surgir com o una his-
toria de la aut oconciencia. Este es el tipo de historia que condu-
ce a las narraciones de un Hegel o de un Arthur Danta, una his-
toria que nece sita que los artistas sean autocon scientes, que
hagan sus propia s narraciones de la histo ria del arte y se co n-
viertan en practicantes de la parodia )' el pastiche' . El resultado
final se podría denominar poscmodernidad; es decir, se podría
entender com o un periodo nuevo, como el siguiente paso des-
pués de la mode rnidad. Pero, po r supue sto, este tipo de perio -
dización es justame nte lo que desea el mode rnismo, y por eso se
reidndic a tan triunfalmente (de un modo tradicionalmente
hegeLiano) en su intento de ir más allá. (Cuando Fredtic
Jameson define el postmodernismo como un pastiche auto-
consciente, simplemente está prolongando esta historia hegelia-
na, afirmando quizá implícitam ente su inevitabilidad al interpre-
tar, lo postmoderno como periodo.)
En «Qua si-l nftnities and the \v'aning of Space» (Cuasi-infi-
nitos y la disminución del espacio) Smithson satiriza la vanguar-
dia )' la concepción vanguardista de la histo ria del arte al suge-
rir que la vanguardia es realmente la esclava de la noció n bur-
guesa de prog reso a la qu e intenta explícitamente enfrentarse.
AJ intentar susciruir el tiempo del arte po r el del «progre so»
material, los artistas simp lemente imitan a su supuesto enemigo;
ambos están co mpr o metidos con una lógica de innovación
constante en la que el pre sente desbanca al pasado y, a su vez,
será desbancad o por el futuro. Smithson compara el esfuerzo de
la rnnguardia de dejar atrás a la burguesía con la carrera de
Aquiles con la tortu ga en la formulación paradójica de Zenón.
Aquiles nunc a superar á a la torruga porque cuando él haya reco-
rrido la mitad de la distancia todavía le quedará otra mitad por
recorrer, r no imp orta lo pequeño que sea dich o intervalo;
nunc a se podr á comp letar del todo (117,itiflgs , 35).
Presumiblem ente, Smithson no cree realmente que el movi-
miento y el cambio sean tan imposibles como hacía creer
• Véase t\ rrhur DA:,..'To,4'Thc t\rtworld»,joHnwl of l'bi/01op~JJ6 l , 1964, pp. 571-584,
y 11N arracin· 5 of thc End of ArDI, en Í:.Hro1111frrt 111ulRrjlertio111,
Nueva York. Farrar.
S1raus ~· G1roux, 1991; ,·case 1:imbién m1 reflexión so bre el hegelianismo de Dan to en
ov\rt :md h s Doublcs: Dant o, í-oucault a.nd Thci r Simulacra.., en Ot1nlom,d Hi1 Cn·1u1,
ed. ;\l:i.rk Rollins. Nuc\ ·a Yo rk. Routl cdge. 1993. pp. 120- 14 1.
Zenón cuando intentar defender dialécticameme la idea de
Parménides de un mund o sin cambios. ¿Consiste simplemente
en que la vanguardia nunca puede reemplazar a la burguesía en
la cabeza de la iniciativa histórica ya que está en deuda, aunque
sea inconscientemente, con su ideología? Aquí nos podemos
parar a considerar el pape l del artista de los emtbmorks. Éste es
tremendamente desconfiado respecto al progreso y es conscien -
te de la devastación industrial , del deterioro, del desperdicio y de
la tendencia general hacia la entropía. l\!ás que intentar alcanzar
al «progreso», permite de un modo regresivo que el desperdicio
y la tierra surjan a partir de la degradación; este contraste indi-
cará que la historia y el <q,rogreso»esr..'1.nlimitados por la entro-
pía, la ineludible corriente subterránea de todos los procesos
humanos y naturales.
1....
'l adicción de «ir más allá» por medio de la inmersión en la
Todo es un complejo que no sólo tiene rasgo s, cada uno con una edad
si$tcmática diference, sino que tiene también grupos de rasgos, o aspectos,
cada uno con su propia edad, como cualquier Otra organización de materia,
como por ejemplo un mamffero, del que la sangre y los nervios son de dis.
tinta antigüedad biológica, y el ojo y la piel son de distintas edades sistema.ti.
cas.
La duración se puede medir por los dos escindares de la edad absoluta r
la edad sistemática, parece que el tiempo histórico está compuesto de muchas
fundas, además d e ser una simple corriente desde el pasado al futuro a tra,·és
del prescnte 11•
La historia del arre se parece mucho a una inmensa empresa minera, con
innumerables pozos, la mayoría de ellos cerrados hace ra mucho tiempo.
-orgc Krnu ~R. "/IN Shapt oJ] ih,e, New H :l.\"cn. \'ale Uni\'c rsiry Prcss. 1961. p.
" G1..
95.
1
: lbidcm, p. 99.
Cada artista trabaja en la oscuridad, guiado sólo por los tUnclcs y los pozos
de las obras anteriores, SÍ!,ruicndo la \'Cta, esperando la buena suerte y temien-
do que el filón se agote mañana. L1. escena tambiCn se completa con el cie-
rre de las minas exhaustas: o rros buscadores las arreglan p:mt salvar los res-
tos de ac:¡uellos elementos raros que se tiraron en algún momento pero que
ahora son más \"aliosos que el oro. De \"CZ en cuando comienzan nuc\"as
empre sas pero el terreno es tan variado que el Yiejo conocimiento no es muy
Util para la extracción de esas tierras tan nue, ·as que pueden no tener valor 11•
En la reflexión m:is completa sobre la naturaleza del arte que posee occi-
dente -comp leta porque surge de la merafisica- concrcmmemeLu lrcrio11u
IObre
/11tstilira, ap:i.
reccn bs siguientesproposiciones:
El arre ya no es para nosotros la forma más ele,·ada en la que la verdad
obtiene su existencia por sí misma.
Se puede esperar c¡uc el arte continúe a,·an.zando r perfeccion:indose, pero
su forma ha dejado de ser la mayor necesidad del espíriru.
En toda s estas relaciones, el arte es y nos recuerda, por parre de su mayor
vocación, algo pasado.
El juicio que hace Hegel en estas p:iginas no se puede eludir apuntando
simplemente que, desde que las lecciones de cstCtica fueron impartidas por
última ,·ez durante el invierno de 1828-29 en la universidad de Berlin, hemos
asistido al surgimiento de muchas obras de arte y nuevos movimientos artís-
ticos. Hegel nunca pretendió negar dicha posibilidad. Pero la pregunta sigue
sin contesración: ¿es todavía el arte la forma esencial y necesaria po r la que la
,·erdad ocurre y siendo decisi,·o para nuestra existencia histórica o ya no lo es?
Sin embargo, si ya no es así, nos c¡ueda la pregunta de por c¡ue esto es así. L.1
verdad del juicio de Hegel no se ha decido aún; ya que tras este veredicto se
encuentra el pensamiento occidenta l desde los Griegos, que corresponde a
una ,·erdad del ser que ya ha tenido lugar. L.1decisión sob re el juicio se toma-
rá, cuando esto oc urra , sobre y a parcir de la verdad de lo que es 1• •
1· 1\1:in in i-lUl)EGGl :R, «Thc Origin of 1hc \\ 'ork of ,\ri». en Pomo: LJJ1{ ~11a,e,
.
erad. t\lb<:rt Hofsi ad1cr. Nuc\'a York. H:irpc r :md Row. 1971. pp. 79-80.
T/ J(;J{f!,ht,
como la nueva filosofia de Hegel, rinde sus respetos a la corrien-
te del tiempo a la Yez que intent1 acabar con ella. Limitar, encerrar
y organizar el museo presupone que se ha logrado un lugar estra-
tégico desde el que se puede estudiar el sentido del pasado. Ello
implica, a cambio, que existe un punto de vista superior a1artísti-
co (llámese IVissenscbaft,
historia del arte o ftlosofía) que permite
dicha determinación de significado. Por supuesto, es posible resis-
tirse al éxtasis del museo tradicional creando nuevos museos,
museos que enfaticen su modernidad como el Museo de Arte
Moderno o el uevo Museo de Arte Contemporáneo. Está claro
que no hay un límite intánscco en este proceso dentro de los hori-
zonres de la modernidad (y si lo que acabo de decir es correcto,
entonces todo museo es un museo moderno). Si se quiere refutar
la afirmación de Hegel de que el arte realmente ha terminado , no
hay más que recordar no só lo la producción de nuevas obras de
arte sino la formación de nuevos museos diseñados para estar al
,corrienre de las últimas novedades. Sin emba rgo, desde la perspec-
tiva hegeliana, la proliferación de museos simplemente demuestra
la insistente necesidad de la cultura por capturar el presente y
hacerlo accesible al conocimiento. En este caso, el deseo implícito
en la cultura del museo es precisamente el requisito de que el arte
esté simultáneamente vivo y muerto 18•
Los comentarios de Smithson acerca del museo e, incluso, su
producción de no-lugares, eartb,vorks,películas y otros desplaza-
mientos deberían considerarse como intervenciones oblicuas o
laterales más que como intentos de crear instituciones <muevas»
que se pudieran reabsorber dentro de la cultura museística. En
este sentido toda la actividad de Smithson es más estratégica que
fundamentada en fuertes principios. Es decir, Smithson es cons -
ciente de que no hay una salida fácil del museo (al que frecuente-
mente compara con un laberinto) del mismo modo que (como
Heidegger y D errida demuestran) no hay una salida fácil de la
> o «más allá>>
metafisica, ya que afirmar que uno está «fuera> en
estos casos significa aceptar el horizonte estab lecido por aquello
de lo que uno huye. Insistir en que uno está fuera significa estar
-·¡J
intenta r una salida y una decons trucción sin cambiar de terreno, repitien-
do lo que está implicito en los concep 1os fundacionales y en la prob lemática
original, utilizando contra el edificio los instrumentos o piedras disponibles en
la casa, que es igua.1que el lenguaje. Aquí se arriesga uno incesantemente a
confirmar, consolidar, levantar de nuevo (rt!n't:i'J,a una profundidad cada vez
más segura, aquello que uno supues1amente deconstrure, El proceso continuo
de hacer explícito, de moverse hacia una apenura, cor re el riesgo de hundirse
en el autismo del cicrrc 1• .
Aquí podríamos pen sar en cierta s prácticas tratad as con
anterioridad. El riesgo de confirma r y consolidar resulta eviden-