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El asma es un problema de salud mundial de particular importancia en los países

industrializados, donde la prevalencia, que oscila entre el 8% y el 10% de la población, está


aumentando.1 Esto genera una alta carga socioeconómica en términos de absentismo laboral
y escolar, uso de recursos (consultas, hospitalizaciones) y muertes. La Organización Mundial de
la Salud (OMS) estima que en todo el mundo alrededor de 235 millones de personas padecen
de asma.2 En España, se estima que 3 millones de personas padecen de asma por áreas
temáticas.3 Aunque el aumento en las cifras de asma puede deberse a mejoras en los criterios
y técnicas de diagnóstico, se debe tener en cuenta la importancia de factores como la
contaminación ambiental en los países industrializados.4Es bien sabido que los altos niveles de
partículas (partículas de diesel), ozono, dióxido de azufre y óxido nitroso (O3, SO2y NO2)
pueden precipitar la aparición de síntomas en pacientes asmáticos, aumentando el número de
visitas a los servicios de emergencia y hospitalizaciones debido al empeoramiento de la
enfermedad.5Sin embargo, una afirmación más polémica es que la contaminación ambiental
puede ser la causa del asma.6 Chanel et al.6 demostraron que vivir cerca de carreteras con
mucho tráfico podría representar entre el 15% y el 30% de todos los nuevos casos de asma en
niños.7 De manera similar, Gehring et al.7 descubrieron que la exposición a la contaminación
ambiental en los primeros años de vida podría contribuir al desarrollo de una infancia y
adolescencia maduras. El estudio SCAPE también mostró que un aumento de 10 g/m3 en la
concentración ambiental de NO2 estaba asociado con la aparición de nuevos casos de asma
inadvertidos, aunque no se encontró ninguna asociación para el aumento de la materia
particulada (PM).8

Para establecer la causalidad, deben demostrarse tanto las asociaciones epidemiológicas


significativas como la plausibilidad biológica. En este sentido, los mecanismos exactos por los
cuales la contaminación ambiental puede agravar o causar asma todavía no están claros. En
individuos con asma, la exposición a altas concentraciones de contaminantes ambientales
puede inducir cambios en la función pulmonar, básicamente mecanismos viairritativos
mediados por receptores catiónicos de potencial de receptor transitorio (PRT). Sin embargo, la
exposición a concentraciones más bajas, como se observa en las ciudades europeas, puede
producir cambios inflamatorios más específicos.9 Por ejemplo, la exposición al ozono puede
producir inflamación neutrófila en el pulmón, junto con cambios en los macrófagos y en las
células epiteliales que generarían mediadores proinflamatorios como IL6, IL8 o TNF.10Las
partículas diesel pueden aumentar la inflamación neutrófica y la producción de TH17 linfocitos,
los cuales, combinados con alergenos, pueden causar un aumento de la hipersensibilidad
bronquial.11 En individuos sin asma previa, la combinación de factores genéticos cer-tain y la
exposición a contaminantes ambientales puede ser la causa de la enfermedad. Estudios
recientes han demostrado la relación entre los contaminantes ambientales y ciertas
variaciones alélicas en los genes, algunos de los cuales están involucrados en el estrés
oxidativo y la inflamación.12,13Además, la interacción de estos genes con el TNF puede causar
cambios en la respuesta inflamatoria que predisponen al desarrollo del asma.9 Los cambios
epigenéticos inducidos por el medio ambiente también podrían causar asma: los
contaminantes ambientales pueden causar directamente modificaciones epigenéticas. Por
ejemplo, se ha demostrado que la exposición a partículas de gasóleo afecta a la metilación de
genes implicados en el sistema inmunitario innato14 y el asma.15 La contaminación también
puede causar cambios epigenéticos modificando la composición del microbioma. Los
mecanismos por los cuales un microbiomecanismo específico puede afectar al epigenoma aún
no han sido aclarados con exactitud, la actividad butmetabólica puede jugar un papel
relevante.16
Además de estos factores genéticos y epigenéticos, los cambios en los mecanismos
inmunológicos pueden jugar un papel importante en el desarrollo del asma. Los modelos
animales e in vitro sugieren que la exposición a contaminantes como las partículas de diesel
pueden hacer que el sistema inmunológico se diferencie hacia un mecanismo tipo TH2 y TH17.
También pueden producirse interacciones entre alérgenos y partículas de diésel que podrían
aumentar sus propiedades antigénicas, lo que facilitaría el desarrollo del asma11.

En resumen, parece probable que la contaminación ambiental deba ser considerada como un
factor causal, no sólo de las exacerbaciones, sino también de la propia enfermedad, al tratar a
un paciente con asma. A un nivel más amplio, aunque la reducción de los efectos de la
contaminación en la salud está en gran medida fuera del alcance de la comunidad sanitaria,
como profesionales de la medicina debemos seguir concienciando a las autoridades sobre el
grave impacto de la contaminación ambiental en la salud. No cabe duda de que se progresará
mucho en la investigación del asma en los próximos años, lo que será de gran interés tanto
para la comunidad médica como para la sociedad en general.

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