Sei sulla pagina 1di 2

Sedimentos carbonosos

En esta sección se incluyen todos los depósitos modernos y antiguos en los cuales el constituyente
más significativo es el carbono orgánico, procedente de despojos de seres vivos.

Prescindiendo de la coprolita, formada por acumulación de excrementos de animales, de petróleos


y asfaltos, vamos a comentar, brevemente, los carbones turba, lignito, hulla y antracita.

La Turba es el término más moderno de la serie de los carbones, con formación incluso actual.
Tiene color pardo o negro, textura normalmente fibrosa, baja densidad y presenta en su interior
restos vegetales apreciables. La roca turba contiene menos de un 50 por ciento de carbono.

El Lignito es un carbón formado hace unas cuantas decenas de millones de años. Tiene color
pardo o negro, con textura leñosa, terrosa o compacta. Es blando y suave, con densidad superior a
la de la turba, pero inferior a la de la hulla. Contiene de un 55 a un 75 por ciento de carbono.

La Hulla se formó hace unas cientos de millones de años. De color negro y brillo graso, se aprecia
en ella, al microscopio, la estructura orgánica. Tiene fractura concoidea y su contenido en carbono
es de 75 a 90 por ciento.

La Antracita es más antigua que la hulla o, coetánea con ella, se formó a partir de los órganos
más duros de los vegetales. Color negro, con brillo vítreo a veces. Tiene fractura concoidea y es la
más densa de los carbones. Contiene más de un 90 por ciento de carbono.

Sedimentos no carbonatados

Dentro de este conjunto, se diferencian dos grupos: en el primero, evaporitas, la actividad orgánica
es nula o prácticamente nula; en el segundo, es esencial.

Entre las evaporitas podemos citar las rocas Sal, Silvina, Carnalita, Calcedonia, Ópalo y, sobre
todo, Yeso y Anhidrita. Todas ellas están formadas por los respectivos minerales del mismo
nombre más impurezas, normalmente de arcillas, calizas y óxidos de hierro. Así, yesos y sales
aparecen en las comúnmente llamadas margas yesíferas o salinas.

Estas evaporitas se encuentran, en España, en algunos pisos de las formaciones lagunares


terciarías y, en el caso del yeso y la anhidrita, además, en algunas facies del Trías media y
superior.

En cierto modo similares, aunque su proceso de formación es esencialmente edáfico y no deja de


influir la materia orgánica del suelo, son los depósitos ferruginosos formando corazas limoníticas
muy corrientes bajo cierta tipo de climas tropicales.
Se incluyen en el segundo grupo, dos rocas: trípoli y fosfato concrecionado.

El Trípoli se denomina, también, tierra de diatomeas, por estar constituido, principalmente, por los
caparazones silíceos de estas algas. Es una roca gris clara o amarillenta, blanda al tacto, que
fácilmente se convierte en polvo. Tiene un gran poder de absorción por lo que se emplea en la
fabricación de explosivos.

El fosfato cálcico es utilizado por los peces, los crustáceos y algunos braquiópodos para formar sus
esqueletos y exosqueletos que, al depositarse en el fondo del mar, pueden sufrir una redisolución,
lo que da lugar a que los fosfatos se depositen alrededor de núcleos formando concreciones
nodulares. Esto es el origen de la roca denominada Fosfato concrecionado.

Potrebbero piacerti anche