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XIV
Los años de tránsito entre el siglo XIII y el XIV sirvieron para pasar de una fase de
crecimiento a otra de crisis. En todas las monarquías peninsulares, una vez concluido
prácticamente el proceso reconquistador (salvo Granada), la nobleza hizo denodados esfuerzos
para fortalecer su poder a costa de la institución monárquica, que pasó por horas bajas.
enfrentarse durante su reinado: sujeción de la nobleza, conflicto con los infantes De la Cerda y
lucha contra el Islam.
Además, continúan los enfrentamientos entre las fuerzas políticas por la tutoría del rey.
María de Molina conseguirá en Palazuelos (Valladolid) un acuerdo con los nobles en 1314 por el
que se propondrá como tutores a los infantes don Pedro y don Juan mientras que ella se reservaba
la custodia del rey-niño. Ante la anarquía y la inseguridad en las Cortes de Burgos 1315 se
reconoce el acuerdo de Palazuelos. En estas cortes, todas las hermandades generales salvo la
andaluza formarán una única y gran hermandad general suscrita por villas de Castilla, León, Toledo,
Galicia…Se pone de manifiesto la alianza de los nobles con los concejos.
Las Cortes vuelven a reunirse en Carrión de los Condes en septiembre de 1316
imponiéndose tres tutores para el rey a pesar de que el infante don Juan había maniobrado para
ser nombrado tutor único. En estas Cortes se hizo por primera vez un examen de la situación de la
Hacienda real que cuenta con un gran déficit. Por otra parte, también se aprobaron las peticiones
y acuerdos que la hermandad general había preparado previamente, ejemplo de la gran fuerza que
habrá alcanzado esta organización. De esta manera, la hermandad consiguió un elevado grado de
control de la acción de gobierno de los tutores regios.
La Hermandad General fue confirmada por última vez en las Cortes de Medina del Campo
de 1318. Es importante destacar que en el ordenamiento de las mismas, se señala claramente
cómo las propuestas aprobadas por las Cortes son las que hicieron los representantes de la
hermandad. Da la impresión en este momento que las Cortes van a ser desplazadas por la
Hermandad, pero nada de esto sucedió. Ciertamente el vigor de la fuerza hermandina tenía ya los
días contados, a lo que contribuyó decisivamente un hecho inesperado. En 1319 fueron derrotados
y muertos por los musulmanes los infantes don Pedro y don Juan. Como consecuencia María de
Molina quedaba como tutora única. Las intrigas no se hicieron esperar en torno a la composición
de la nueva tutoría de Alfonso XI, lo que provocó la división de la hermandad en diversas facciones,
con lo que perdió la cohesión que le daba fuerza. Por su parte, la hermandad de Andalucía
también se fragmentó.
En 1325, al cumplir catorce años, Alfonso XI fue declarado mayor de edad. La
fragmentación del movimiento hermandino le proporcionó una excelente ocasión para suprimir las
hermandades y así fue acordado en las Cortes de Valladolid de 1325.
Pedro III llegará al trono después de la muerte de su padre, Jaime I, en 1267. Buen
diplomático, inicia una nueva etapa en el que se refuerza el carácter indivisible de la Corona de
Aragón así como la tendencia catalanista de la dinastía. A los 22 años se casa con Constanza, hija
del rey de Sicilia y sobre la que recaen los derechos sucesorios de la isla mediterránea desde 1268,
año en el que Carlos de Anjou se apodera de la isla y Pedro III se convierte en enemigo de Carlos.
En la primavera de 1282 tienen lugar las “Vísperas Sicilianas”, una revuelta general contra la
presencia francesa en Sicilia. Entonces, los sicilianos ofrecen la corona al monarca aragonés y éste,
que ya estaba preparado para entrar en la isla, conquistará Sicilia en agosto de ese año. A
continuación, el papa Martín IV excomulgó a Pedro III en 1282 y al año siguiente lo depuso
ofreciendo el trono de Aragón a los descendientes del rey francés. En ese momento, Pedro III
convocará las Cortes de Aragón en 1283 y la nobleza le manifestó su desacuerdo con la conquista
siciliana y reclamó la confirmación general de fueros, libertades, usos y costumbres, algo a lo que
se negó el rey. Los nobles y algunos concejos constituidos en una hermandad, la Unión
Aragonesa, se niegan a colaborar con la Corona en la guerra provocada por la ocupación de Sicilia.
El precio para colaborar con Pedro III el Grande es el reconocimiento en 1283 del Privilegio
General de la Unión. En el texto se reconocen los privilegios y vigencia del Fuero de Aragón, las
HISTORIA MEDIEVAL DE ESPAÑÑ A II Páá giná 4
TEMA 4 –LAS TENSIONES POLÍTICO SOCIALES EN LA 2ª MITAD DEL S. XIII Y 1º CUARTO DEL S. XIV
En vida de su padre, Pedro III, dirigió una campaña contra Baleares por la deslealtad de su
tío siendo destronado Jaime de Mallorca. Estando en este asedio, recibió la noticia de la muerte
de su padre por lo que regresó a la península para hacerse cargo del trono. Nada más llegar se
enfrentará a las reclamaciones de los unionistas que exigían que el gobiern se llevase a cabo por un
consejo controlado por unos pocos barones. Finalmente, tuvo que aceptar la firma en 1287 de los
llamados Privilegios de la Unión. En virtud de los mismos el rey admitía la posibilidad de
destronamiento regio y del cambio de dinastía si actuaba contra la Unión. Se comprometía a
celebrar Cortes todos los años en Zaragoza y a aceptar la creación de un Consejo Real para los
asuntos de Aragón.
En 1289, Alfonso III convocó las Cortes Generales de la Corona en Monzón. Los estamentos
aragoneses, catalanes y valencianos aprobaron unas constituciones con las que se pretendía poner
solución a los problemas más importantes del reino como sanear las estructuras administrativas y
financieras de la monarquía, la afirmación del principio de indivisibilidad de la Corona de Aragón y
la creación de un Consejo Real para evitar los abusos de la Corona. Estas Cortes de Monzón
marcaron el fin de la rebeldía unionista y la desautorización de su programa y procedimientos de
actuación.
La nueva situación permite al rey firmar el Tratado de Tarascón o de Brignoles en 1291 con
los legados papales. Comenzaba una nueva etapa que terminó bruscamente con la muerte, en
1291, de Alfonso III. En su testamento legó Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca a su hermano
Jaime y éste debería ceder el reino de Sicilia a su hermano menor Federico.
muerte de Sancho, Jaime se aliará con Francia (Tratado de Anagni) renunciando a la anexión de
Mallorca, devuelta a su tio Jaime II como vasallo de Aragón.
A la muerte de Sancho IV de Castilla, el rey aragonés se convirtió en patrocinador de la
candidatura a la corona castellana de Alfonso de la Cerda, lo que llevó a nueve años de guerra casi
constante que terminó en 1304 con el acuerdo entre las Coronas de Castilla, Aragón y el reino de
Portugal con la sentencia arbitral de Torrellas. En 1308 se firma el Tratado de Alcalá de Henares
con el que se da un impulso a la actividad reconquistadora de las dos Coronas aunque el resultado
fue un sonoro fracaso conquistando solo Gibraltar.
La política desplegada por Jaime II en el interior de sus dominios consistió en una forma de
equilibrio, con el establecimiento de un poder compartido entre el rey y los grupos dominantes:
nobleza, fuerzas ciudadanas e Iglesia. Ahora las Cortes serán muy frecuentes y solo convocadas por
el rey. En las Cortes de Tarragona de 1319, Jaime II promovió el llamado Privilegio de Unión, que
consagraba el principio de indivisibilidad de los tres estados que integraban la Corona de Aragón
aunque se acentuaron las diferencias entre Cataluña y Aragón. Como compensación, se creó el
arzobispado de Zaragoza como sede metropolitana de Aragón en 1319 separándolo del de
Tarragona. En el ámbito cultural, Jaime II creó en 1300 el Estudio General de Lérida así como la
Orden militar de Montesa en 1317. Morirá en 1317 siendo sucedido por su hijo Alfonso IV, fruto de
su matrimonio con Blanca de Anjou.
Dionís Portugal había nacido en 1261 y era hijo de Alfonso III y Beatriz de Portugal. Recibió
una esmerada educación, hombre de gran cultura y hombre de Estado, fomentó el uso de la
lengua portuguesa. En 1279 iniciaba su largo y fecundo reinado (46 años). Portugal conoció un
sostenido crecimiento en todos los sentidos y marca un hito decisivo en la historia medieval
portuguesa. Dionís podía considerarse hijo ilegitimo (el matrimonio del que era hijo no fue
reconocido por la Iglesia hasta 1263) y ese será el argumento para algunos nobles y obispos,
encabezados por el infante Alfonso, para iniciar revueltas contra el rey en 1281 y 1287. Sin
embargo, la principal razón para estos enfrentamientos fue la política centralista de Dionís,
apoyado en la burguesía de Lisboa y Oporto.
Uno de los instrumentos utilizados por Dionís para conocer los bienes y derechos
monárquicos fueron las inquiriçoes (Alfonso II). Pretendía conocer los abusos nobiliarios y
eclesiásticos para devolver los derechos y tierras a jurisdicción real. Las Cortes de Lisboa y
Guimaraes de 1286 impulsaron la realización de inquiriçoes para recuperar rentas reales perdidas y
así aliviar la fiscalidad de villas y ciudades de realengo. Dionís recibió un reino rural y arcaico, y lo
transformó, abriéndolo a la navegación y al comercio. Expresión de esto fue el reconocimiento de
una agrupación de mercaderes (1293). Se le conoció como “rey labrador” por su preocupación por
estimular la producción de campos, rentas y exportaciones. Merece destacar una ley por la que los
nobles no perderían sus tierras si las trabajaban directamente, o la política de asentamiento de
nuevas familias por medio de enfiteusis, el apoyo a la construcción naval, ferias…
El perdón que concedió a los nobles que se sublevaron calmó la situación. En relación a la
Iglesia, en 1289 y 1292 llega a un acuerdo para recuperar bienes y ventas que habían pasado a
manos eclesiásticas. En el norte prestó gran servicio a los monasterios, al protegerlos de los abusos
de sus patronos laicos.
A partir de 1295 Dionís intervino en los asuntos castellanos, apoyando a Jaime II de Aragón,
al infante Don Juan o a los infantes De la Cerda. La firma del Tratado de Alcañices entre Castilla y
Portugal (1297) suponía el establecimiento de una frontera casi definitiva, fue uno de los grandes
éxitos diplomáticos de historia. Para Castilla era más un Tratado de paz en el que a cambio de
algunas plazas conseguía el fin del apoyo a Don Juan en su reivindicación del reino de León,
sancionado con el matrimonio de Fernando IV con Constanza, hija de Dionís. En cuanto a las
órdenes militares, logró del Papa el nombramiento de un maestre propio para poder separarse de
la tutela del maestre de Santiago. En 1288 creó el Estudio General de Lisboa para no depender de
Salamanca o Valladolid. Siempre fomentó la lengua portuguesa con traducciones. Su corte fue uno
de los centros más importantes de la península.
En 1312 creó la Orden de Cristo con los restos del Temple. Su política de fortalecimiento
real se apoyó en las concepciones del Derecho Romano y en el desarrollo de la burocracia estatal,
lo que causó varias defecciones nobiliarias, encabezadas unas por su hermano Alfonso o por su
hijo, También Alfonso, éste, celoso por la preferencia del rey por sus bastardos. Los problemas de
Dionís con la nobleza salpicaron todo el reinado, en 1281, 1287 y 1299, pero especialmente en el
final del reinado, cuando se extendió una verdadera guerra civil que le enfrentó con su hijo
durante 5 años. Dionís murió en Santarem en 1325.
Entre 1274 y 1328 Navarra estuvo bajo el dominio de los Capeto. En 1274 moría Enrique I
tras un breve reinado, planteando un grave problema sucesorio. La heredera era Juana I, de un año
de edad, y su regente, su madre Blanca de Artois. La mayor dificultad era encontrar un gobierno
general que suscitara un consenso general. Fue elegido Pedro Sánchez de Monteagudo. En el acto
de jura, los concejos constituyeron una hermandad para dar garantía de las promesas del
gobernador. Los reinos vecinos tratarían sacar provecho de la minoría de Juana I para extender su
influencia por Navarra. Los descarados intentos de Castilla y Aragón llevaron a Blanca de Artois a
concertar el matrimonio de la reina niña con uno de los hijos de Felipe III de Francia sin consultar a
los demás estamentos del reino. Francia se haría cargo de la defensa de Navarra frente a Castilla y
Aragón.
La primera consecuencia fue la caída del gobernador general, sustituido por uno francés,
Eustaquio de Beaumarchais. Su falta de tacto le suscitó la oposición de los navarros, especialmente
en Pamplona, lo que causó una importante crisis en la capital. El gobierno francés se refugió en los
burgos de francos a la espera de los ejércitos del rey de Francia. Estos penetraron en Pamplona
causando graves daños, así como en otros núcleos de resistencia. A partir de aquí, Navarra
quedaría sometida al rey de Francia, que rigió los destinos a través de gobernadores provistos de
amplios poderes, convirtiéndose en un apéndice de Francia, que a su vez apoyaba a los infantes De
la Cerda contra Castilla.
En 1284 Juana I contrajo matrimonio con Felipe IV el Hermoso que sucedía a su padre en
1285. Felipe IV mantuvo el sistema de gobernadores de su padre. Tanto Felipe como Juana, ambos
criados en París, fueron vistos como extraños, no llegando a residir nunca en Navarra. No
sorprende que en varios sectores nobiliarios, ricoshombres e infanzones, surgiera un progresivo
movimiento de oposición a las intromisiones francesas.
En 1305 murió Juana I. Los navarros descontentos con la administración francesa,
intentarían desligarse de Francia. En 1305 las Cortes de Navarra llamaron a Luis Hutín el Testarudo,
primogénito de Juana I y Felipe IV para que acudiera a Navarra. Juró los fueros en 1307 y tras un
reconocimiento del reino, regresó a Francia, nunca más volvió. Durante su breve estancia reforzó la
presencia francesa, imponiendo graves castigos a los rebeldes y suprimió la Orden del Temple
cuyos bienes fueron para la orden del Hospital de San Juan.
Tras morir Felipe IV en 1314, Luis fue también rey de Francia, aunque por poco, pues
fallecía en 1316. Se volvía a plantear otro grave conflicto sucesorio pues no se respetaron los
derechos de Juana, la hija pequeña de Luis, y fue su hermano Felipe V el nuevo rey de Francia y
Navarra (Felipe II en Navarra). Felipe murió en 1322 sin descendencia. En Francia fue reconocido
Carlos el Calvo, pero Navarra prefería hacer valer los derechos de Juana, hija de Luis Hutín.
Finalmente Carlos juró como rey, más por fuerza que por agrado.
Los reyes de Francia de la dinastía capeta gobernaban Navarra a distancia, a través de
gobernadores con amplios poderes. Uno de las principales ocupaciones era la de controlar el
orden público tratando de evitar acciones de juntas o ligas nobiliarias o de villas. Evitaron los
conflictos bélicos con los reinos vecinos y se esforzaron en mantener la seguridad de las fronteras,
especialmente en Álava y Guipúzcoa. La sede episcopal de Pamplona, vacante entre 1305 y 1310,
estuvo ocupada por prelados franceses nombrados por los papas de Aviñón, de acuerdo con los
reyes de Francia, y que muchas veces permanecieron ausentes. Destaca la figura de Arnaldo de
Barzabán que solucionó el problema del señorío jurisdiccional de Pamplona al que renunció a
cambio de unas generosas compensaciones económicas concedidas por el rey.
En 1328 muere Carlos el Calvo, no dejaba descendencia masculina y tampoco hermanos, lo
que facilitaría la separación de Navarra. Las Cortes de Pamplona de 1328 eligieron a Juana II, Hija
de Luis Hutín, y casada con Felipe III de Evreux . Juana y Felipe juraron los fueros en Pamplona en
1329 y las Cortes aceptaron que el marido ejercería el gobierno en nombre de su mujer. Comienza
la dinastía de los Evreux.