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Síndrome del emperador:

no puedo con mi hijo


¿Vuestro hijo impone su ley en casa? ¿Sus rabietas agotan vuestra
paciencia? Puede que sufra el Síndrome del Emperador, un fenómeno cada
vez más frecuente en el que son los hijos los que dominan a los padres.
Escrito por Alhelí Quintanilla, Periodista especializada en infancia y embarazo

Compartido:
235

 Qué es el síndrome del emperador


 ¿Cuándo se gesta el síndrome del emperador?
 Cómo actuar con un niño tirano

Cómo actuar con un niño tirano


La frustración es un sentimiento indispensable en el desarrollo infantil: el niño
necesita, desde que tiene más o menos un año, rutinas, reglas y límites claros sobre
lo que puede y no puede hacer. De hecho, uno de sus deportes favoritos consiste
en poner constantemente a prueba a sus padres para ver hasta dónde puede llegar.
Pero a partir de los seis años hay niños que se muestran muy impulsivos, que
mienten, que tienen actitudes vengativas, que no conectan con los demás, que son
insensibles, con ganas de hacer el mal porque sí, se sienten poderosos, carecen
de empatía… Estas son actitudes tiránicas, que a los once años se pueden
agudizar y que a los 15 años ya son difíciles de encauzar porque se juntan con la
rebeldía propia de la adolescencia.

Y es que educar no es fácil, y debe implicar ciertas dosis de frustración para


equilibrar el amor infinito que sentimos por nuestros hijos. Si los padres ejercen su
autoridad con cariño y constancia, los apuntes de tiranía deberían ir poco a poco
mitigándose. El problema llega si no hay reacción por parte de los progenitores, que,
en su afán de buscar una explicación-excusa a todo –“el niño tiene mucho carácter”,
“lo que hace es normal a su edad”…- no se atreven a imponer la más mínima
disciplina. El problema se va agrandando hasta que la familia tiene la sensación de
que se le ha ido de las manos. ¿Qué hacer entonces? No se trata de volver a las
prácticas de antaño, sino de actuar con sentido común, sin exasperarse y sin
violencia.
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Reglas básicas para frenar comportamientos tiranos


Si los padres han llegado al punto límite con sus hijos tiranos pueden –y deben–
pedir ayuda externa. Primera visita: el pediatra, que les ofrecerá pautas y consejos
sobre cómo actuar. Algunos niños –y sus padres– necesitan además psicoterapia
dependiendo de los síntomas y de su edad. Si se trata de pre-adolescentes o
adolescentes y ya se han vuelto agresivos, el problema es más serio y la terapia,
más larga.

Además, se pueden fijar las siguientes reglas para atajar comportamientos tiránicos:

 Ambos progenitores deben estar de acuerdo en cómo quieren educar a sus hijos,
en cuál va a ser su modelo educativo y actuar ante él sin fisuras, porque si las hay,
el niño se aprovechará enseguida de ellas.
 Los padres deben ser capaces de admitir que su hijo es un tirano y no buscarle
atenuantes.
 Rutina, rutina y más rutina. El día a día del niño debe estar pautado: horas fijas para
comer, para acostarse, para hacer los deberes. También debe tener una serie de
obligaciones en casa –hacer la cama, poner y quitar la mesa, etcétera– de las que
no se puede escabullir. Y normas muy claras sobre su tiempo de ocio.
 Nada de amenazas. Las amenazas transmiten inseguridad al niño y sólo logran
aumentar su tendencia a la negación.
 No se trata de prohibirlo todo después de haberle dejado hacerlo todo. Una vez
dicho una cosa, no hay que retractarse, así que más vale pensar con calma antes
de hablar y actuar.
 No hay que ponerse a la altura del niño: si grita, patalea y monta una escenita, hay
que respirar y contenerse. Nada de chillidos, sofocones o tortazos, mejor esperar a
que se calme sin hacerle el más mínimo caso.
 No sirve de nada argumentar sin fin, el niño tirano no está acostumbrado a las
palabras. En vez de discutir, hay que recordarle cuáles son las reglas que hemos
fijado y su deber de respetarlas.
 Tampoco sirve pedirle que se ponga en tu lugar: justamente una de sus
características es su falta de empatía.
 Recordar que los milagros no existen y la educación es una carrera de fondo: puede
que no haya resultados inmediatos, pero, según va creciendo, el niño logrará
interiorizar nuestras enseñanzas.

¿Cómo corregir la conducta de los niños


tiranos?
• Cómo enseñar a los niños buena conducta en la mesa
• Conducta agresiva en los niños: comportamiento violento

Parece imposible que unos padres puedan sentir angustia, rabia o tensión por estar en
presencia de su hijo, sin embargo, es una situación más habitual de lo que pensamos, una
experiencia desagradable y triste que se vive en muchos hogares en los que un adorable
bebé, se ha convertido en un niño tirano.

Se denomina niño tirano a aquel que muestra un comportamiento colérico y falto de


empatía con sus padres y con los demás. Más allá de la simple pataleta, éstos niños tienen
dificultad para conectar con otros sentimientos que no sean los suyos propios, por lo que
exigen, chantajean e incluso agreden a sus padres cuando éstos no los complacen.

Es muy importante saber corregir a tiempo la conducta de estos niños, ya que es pronóstico
de una adolescencia conflictiva en la que la convivencia para los padres puede hacerse cada
vez más insoportable.

Algunas pautas para la educación y corrección de


un niño tirano
1. Darle al niño su lugar, quitarle la autoridad.
Uno de los problemas principales en estos hogares, reside en la excesiva complacencia que
muestran los padres hacía su hijo. Por diferentes motivos, éstos no han impuesto límites a
las exigencias del niño y han terminado cumpliendo siempre sus expectativas. Debemos:

– establecer de forma clara lo que está permitido y las normas en casa.

– explicarle al niño que es lo que se espera de él y cuál será la consecuencia si no cumple


con lo acordado.

– mostrar firmeza ante las consecuencias que establezcamos y premiarle cuando muestre un
comportamiento alternativo más positivo.

2. Fomentar el desarrollo de la empatía.

El niño tirano suele estar centrado en sí mismo y en sus necesidades, muestra poca empatía
con sus padres y los demás. Es importante inculcar sentimientos como la comprensión, la
compasión o el perdón hacía los demás.
3. Darles autonomía y no sobreprotegerlos.

El niño tirano, se convierte en alguien muy dependiente, ya que los papás suelen estar ahí
para socorrerlo siempre. Conviene que los niños asuman sus propias tareas y experimenten
la frustración cuando no hayan podido conseguir algo, de lo contrario, más adelante, serán
personas que no toleren este sentimiento. Es importante asignar tareas sencillas a nuestros
hijos en el hogar.
4. Establecer rutinas y programar las actividades del día.

Las rutinas, proporcionarán seguridad y estructuran al niño, con lo que conseguiremos que
se muestre más estable.
5. Evitar los gritos y las amenazas.
Nuestra conducta es el aprendizaje que más interiorizan los niños, más allá de los sermones,
nuestro comportamiento será un ejemplo para ellos mucho más valioso. Debemos controlar
la impotencia o la rabia y hablar al niño con firmeza pero con calma.
6. Unificar criterios en la familia.

Todos los familiares que se relacionen con el niño deben estar al tanto del problema que
existe y de las normas o rutinas que ha de cumplir, para intentar seguir el mismo modelo
educativo.
7. Buscar ayuda profesional.

Cuando las pautas básicas no consiguen corregir el comportamiento del niño, los padres
deben buscar ayuda externa, mediante el pediatra o psicólogos especializados, ya que la
conducta tirana en el niño puede ser solo el comienzo de otros problemas más graves
cuando vaya creciendo.

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