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danza y movimiento

La Danza Movimiento Terapia es una disciplina que está creciendo y que tiene más de diez programas de postgrado en
los Estados Unidos y más de siete en Europa. Sus principios los encontramos en los Estados Unidos en los años cuarenta
donde emerge gradualmente de dos campos profesionales: la Psicología y la Danza Moderna.

Una de sus pioneras más importantes fue Marian Chace, quien en la costa este de los Estados Unidos fue llamada por el
prestigioso Hospital Federal St. Elisabeth en el área de Washington D.C. para que trabajara con los pacientes de la
unidad psiquiátrica después de que vieran la respuesta y los efectos tan positivos que se estaban consiguiendo tras
introducir un espacio de danza y movimiento improvisado y creativo. Chace tenia a sus espaldas veinticinco años de
experiencia como profesora de danza dirigida a todas las edades, y su sensibilidad, intuición y creatividad eran muy
reconocidas. Se acercaba a los pacientes y se comunicaba a través del movimiento y la danza ajustándose al nivel en el
que éstos se encontraran. Muchos no utilizaban la comunicación verbal y el movimiento era un canal de comunicación
que abría multitud de posibilidades. A través de un movimiento empático y sincronizado transmitia al individuo un
mensaje crucial: te acepto como tú eres y quiero estar contigo donde tú estás. Una de las ideas fundamentales que dejó
como legado Chace fue que la terapia a través de la danza y el movimiento utiliza una de las formas básicas de
comunicación, ofreciendo al individuo un medio para relacionarse consigo mismo, con su entorno y con aquellas
personas que por enfermedad, o diferentes discapacidades están menos capacitadas en otras formas de comunicación o
relación. El movimiento es innato. Es la facultad que tiene el ser humano para desplazarse, para sentir su cuerpo, para
aprender a conocerlo y a controlarlo. A partir de esta habilidad es que más adelante va a poder moverse con acierto, a
través de la danza.

Desde que el niño se encuentra en el vientre empieza a moverse, sobre todo cuando tiene la posibilidad de recibir
ciertos estímulos, como por ejemplo la música. Incluso, comienza a conectarse con su madre y, cuando nace, va a tener
más sensibilidad para reconocer este tipo de estímulos.

Al nacer, con el paso del tiempo, “debe tener posibilidades para moverse, estirarse, rodar, gatear, arrastrarse y jugar, y
desde este momento el niño va a desarrollar el gusto y la confianza por su cuerpo”, explica María Carolina Vélez Gaitán,
profesora de movimiento del Departamento de Artes Escénicas de la Facultad de Artes de la Pontificia Universidad
Javeriana.

Si el niño continúa y estimula estas habilidades naturales, el bienestar va a ser evidente y el gusto por la danza puede
desarrollarse naturalmente, dice Gaitán: “Es importante que este proceso sea parte del desarrollo integral del niño, y no
algo impuesto u obligatorio. El proceso de integración motriz debe convertirse en parte de la rutina”.

Cuando es bebé, es importante entonces que tenga contacto con la música para estimular algunas partes de su cuerpo,
ya que así comienza a moverse de manera innata. Incluso, los padres pueden estimularlo con el tacto; coger sus piernas,
dedos o manos para que comience a sentir su cuerpo porque “nacen sin saber qué es lo que tienen, y empiezan a buscar
y a explorar su cuerpo”, señala la bailarina Mónica Huertas Tamayo, fundadora y directora de Victoria’s Ballet School.

Los juegos de movimientos, por su parte, son un primer acercamiento a disciplinas más específicas, como el baile. Según
María Carolina, “el niño va poniéndose gradualmente ciertos objetivos con el movimiento, va interactuando con otros y
lo utiliza para expresar historias o sentimientos, refinando las posibilidades que tiene de moverse y afianzando
habilidades físicas, cognitivas y afectivas, que son básicas, no solo para la danza, sino para la vida en general”.
comentarios de articulos de revistas

En las últimas semanas, el diario ha informado de dos trabajos científicos y un supuesto hallazgo arqueológico cuya
publicación ha suscitado el reproche, por aspectos muy distintos, de algunos lectores. No se trata de dudas sobre la
fiabilidad con que los redactores han reflejado su contenido sino que critican que el diario se haya hecho eco de los
mismos porque, a su juicio, llegan a conclusiones dudosas.

En dos casos, se trata de sendas investigaciones realizadas por instituciones respetadas en su ámbito de actuación y
cuyo trabajo ha sido publicado en revistas internacionales que someten los originales a la revisión por parte de sus
propios expertos cuyo dictamen favorable es imprescindible para su publicación.

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