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dios Económicos, 1984), hace una in- cisiva en la pugna entre moderados y
terpretación global de nuestra con- progresistas. Sobre ese trasfondo, en
temporaneidad desde el prisma del el que los militares eran la fuerza po-
problema militar. Hasta el sexenio re- lítica de que carecían los civiles, se
volucionario, el militarismo es la in- desplegó el «régimen de los genera-
serción de militares de alta gradua- les» (Espartero, Narváez, O'Donnell,
ción en el juego de los partidos polí- Prim), en el que cada cambio políti-
ticos a causa de la esencial debilidad co fue el resultado de un pronuncia-
del sistema representativo, que lleva miento civil enmascarado en un acto
a grupos políticos a utilizar la fuerza de fuerza militar.
militar para alcanzar sus objetivos. Los primeros años del sexenio su-
Después del 98 el poder militar su- primieron la posibilidad de que el
planta ya claramente las atribuciones Ejército pudiera continuar siendo la
del poder civil a fin de imponer sus expresión de realidades sociales que
propios criterios como colectivo. En- la ficción electoral no permitía refle-
tre estos dos momentos, para Seco, el jar: vinculados sus mandos a la Revo-
período 1874-1906 es una etapa de lución del 68, era ya la garantía del
verdadero civilismo porque el Ejérci- orden constitucional. Pero la procla-
to no decide los cambios políticos, si- mación de la I República le obligaría
no que garantiza la legalidad legítima- a una toma de posiciones, como co-
mente establecida. lectividad, frente a un estado de cosas
El momento de la guerra de la In- que repugnaba a su esencia: secesio-
dependencia dio lugar a un nuevo nismo, indisciplina y violencia social
Ejército que se inclinó al liberalismo, determinaron el golpe de Pavía.
cuya instauración se conseguiría des- Por la situación de las fuerzas en
pués de una cadena de pronuncia- presencia, la restauración de la Mo-
mientos: el principal problema era el narquía, en la persona de Alfon-
del papel a jugar por este Ejército so XII, era la salida histórica natu-
que, debiendo defender la idea de la ral, que fue precipitada por el golpe
soberanía nacional, estuviese someti- de Martínez Campos, en el que la
do a ésta y no la oprimiese; el dile- opinión mayoritaria del Ejército se
ma se simbolizó en la pugna entre el sintió reflejada. Para Seco, el clima
jefe político y el capitán general, mien- civilista fue una tónica del Ejército
tras que la legislación de abril de 1821 de la Restauración. Cánovas, que en-
—la Ley Marcial— extendía la juris- tendía la Restauración como un pro-
dicción militar a los delitos políticos. yecto de síntesis y consenso, estaba
Suavizada la depuración militar del decidido a acabar con la imbricación
inicio de la Década Ominosa por los del Ejército en la vida política y con
aperturismos centristas surgidos en el el monopolio del poder por los mo-
seno del régimen, la crisis dinástica se derados. Colocado el monarca a la ca-
orientó gracias a ello hacia el libera- beza del Ejército, cuya cúpula había
lismo y, potenciada por la guerra car- experimentado una profunda renova-
lista, la élite militar fue la baza de- ción generacional, esta alianza entre
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beralismo español tuvo una concep- litar sobre las ramas civiles del Es-
ción del OP adecuada al modelo so- tado.
cial en que fundamentaba su idea de La omnipresencia militar en la
Estado. El progresismo, moviéndose construcción del Estado influiría en
simultáneamente entre la centraliza- el carácter de los instrumentos de que
ción y la descentralización, creó la fi- aquél se dotase; tal es el caso de la
gura del jefe político y otorgó a los Guardia Civil.
Ayuntamientos competencias en el Desarmada y disuelta la milicia na-
OP, con la milicia nacional como cional a raíz del movimiento anties-
apoyo, armado de evidentes connota- parterista, el enfrentamiento dentro
ciones ideológicas. El moderantismo, de la maquinaria estatal entre el blo-
consecuente con la idea de ser un que militar y el bloque civil interfirió
pacto entre nobleza y burguesía, de- el diseño de González Bravo de crear
sechó a la milicia —tras haberla con- un cuerpo de seguridad pública de
trolado por razones políticas y man- ámbito estatal, dependiente del Mi-
tenido por razones militares— y creó nisterio de Gobernación, que debía
un nuevo instrumento de seguridad de monopolizar todo lo referente a
estatal: la Guardia Civil. OP, de la misma manera que su bra-
Durante casi la totalidad de la pri- zo, el jefe político, había de concen-
mera mitad del siglo xix el Ejército trar todo el poder superior perifé-
fue, para López Garrido, la principal rico.
institución a través de la que el Es- Al hilo del Decreto de 26-1-1844,
tado se proyectaba en todo el territo- que concedía a la autoridad guberna-
rio de su soberanía: los avatares del tiva la competencia policial, otro De-
cambio político iniciado con el si- creto de 28-2 creó la Guardia Ci-
glo xix otorgaron al Ejército un lugar vil como una institución no integrada
preferente, con lo que las tentativas en el Ejército, al que se negaba capa-
de subordinar el poder militar al ci- cidad para garantizar cotidianamente
vil se mostraron vacilantes en lo ge- el orden social. Pero con el control
neral e inoperantes en lo concreto, del poder por Narváez, el Ejército fue
como es el caso de OP, ámbito en el repuesto en su papel de instancia su-
que el jefe político tuvo que soportar prema de la sociedad: la Guardia Ci-
el predominio del capitán general o vil fue «refundada» en 5-1844, con
del gobernador militar. El episodio dependencia orgánica del M. de Gue-
de la guerra carlista contribuyó espe- rra y como un cuerpo especial, no mi-
cialmente a evitar que las competen- litar, sino militarizado, de tropas pro-
cias policiales fuesen detentadas por fesionales.
una Administración civil, mientras Arrastrado, con el Reglamento mi-
que el fracaso de moderados y pro- litar, por su dependencia organizativa
gresistas en sus proyectos de dismi- del M. de Guerra y atraído, con el
nuir la implantación territorial del Reglamento civil, por la dependencia
Ejército a través de las Capitanías funcional del M. de Gobernación, pro-
Generales mantuvo la influencia mi- gresivamente el cuerpo se fue des-
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madas y Sociedad no hay otra cosa y en cualquier otro que explique las
que un objeto de estudio antes que desiguales relaciones de poder en la
una disciplina. Por mi parte matiza- sociedad. Si estuviéramos al tanto de
ría que sería mejor decir Fuerzas Ar- lo que dicen los estudiosos de las pro-
madas, a secas. La conjunción puede fesiones, de las organizaciones com-
inducir a error y a no pocos recelos, plejas, el liderazgo, la socialización de
como a todos nos es conocido. mantenimiento, los símbolos y tantos
Se agradece la compilación de Ba- otros temas, las aportaciones que ha-
ñón y Olmeda de manera especial cemos los que nos dedicamos a esto
cuando se nota lo mucho que falta serían de mayor utilidad y nuestros
para el que quiera explorar por cam- papeles, encuentros y conferencias
po tan sugerente. Añado a este mé- trascenderían la mera curiosidad pe-
rito el de sus propias aportaciones riodística del momento.
de los capítulos 1 y 11 y las introduc- Dice Fisas que «es notorio el au-
ciones-orientaciones a los tres apar- mento del interés que los ciudadanos
tados en que dividen su obra. Una sienten por temas relacionados con el
crítica fácil a toda compilación es que peligro de guerra, las vías de la paz
quien la hace siempre hace notar la y las noticias de defensa». Discrepo
falta de este artículo y aquel capítulo de tan loable deseo. Los datos de las
de tal autor. La duplica no es menos encuestas, el barómetro de opinión
cómoda y contundente: pues, señor, del CIS es buen ejemplo, sos dicen
haga usted ese libro del que habla y lo contrario. Lo que sí preocupa al
después ya veremos. Pues bien, en esa ciudadano anónimo de las muestras
línea sugeriría incluir a Tocqueville, son los problemas de la bolsa y de la
Veblen, las reflexiones de Max We- vida, las cuestiones monetarias y de
ber a su paso por la milicia, Sumner, la seguridad-inseguridad. Es preocu-
Malinowski, Freud, Ortega, Wright pante ver cómo de manera sistemáti-
Mills, Aron, Miliband, Ridruejo... ca los temas de relaciones inter-
Como reconocen en varias ocasiones, nacionales, de proyección de España
el cuadro habría que completarlo con en el mundo, o los de la defensa, ocu-
aportaciones de la economía, jurídi- pan siempre los últimos lugares y con
cas, pero también de psicología, de porcentajes bien pequeños. Dice mu-
comunicación, de filosofía, relaciones cho del carácter localista, de parro-
internacionales y tantas otras como quia, de todos nosotros. Otra cosa es
las diferentes facetas que presenta el que en la prensa merezcan la prime-
tema. ra. Un aspecto que merece su expli-
En una disciplina que trata de en- cación es precisamente esta contra-
contrar su sitio bajo el sol está bien dicción. ¿Cómo es posible que una
que veneremos a nuestros clásicos institución clave en nuestra sociedad
contemporáneos, pero es peligroso apenas se conozca nada de ella?, ¿có-
que no rastreemos en los clásicos y/o mo se mantienen los estereotipos ma-
contemporáneos de la teoría socioló- nifiestamente falsos en algún caso?,
gica, en los analistas de la sociedad ¿por qué razón, desde la propia ins-
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JULIO BUSQUETS
Pronunciamientos y golpes de Estado en España
(Barcelona, Planeta, 1982)
JULIO BUSQUETS
El militar de carrera en España
(Barcelona, Ariel, 1984)
JESÚS MARTÍNEZ PARICIO
Para conocer nuestros militares
(Madrid, Tecnos, 1983)
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