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Edad Media
En la Edad Media fue la chirimía (chalumeau en francés, shawm en inglés) la que destacó entre los
instrumentos de lengüeta doble, llegando a la música del Renacimiento con fuerza y con importantes
mejoras. Según algunos manuscritos de los siglos IX y X, la gaita y el caramillo estaban en uso
en Francia, desde los lejanos tiempos en que habían sido importados a los galos por los
conquistadores romanos. En la corte de Alfonso X el Sabio había gran cantidad
de trovadores y troveros, los cuales dominaban el primitivo oboe, en forma de dulzaina o chirimía.
En el siglo XIII aparece en Francia un instrumento que mereció el nombre de oboe. Se fabricaba en
el Poitou. En el siglo XV, la villa de Cousteill (en Poitou) llegó a ser célebre por los oboes que se
hacían allí. Estos instrumentos rudimentarios los tocaban los bufones y los juglares, junto con otros
de cuerda o de viento, tales como violas, rabels, mandoras, laúdes, fídulas, caramillos y flautas. En
esta época no existía el arte de agrupar las diferentes familias según su nombre; fue solo a partir
del siglo XVI que se comenzara realmente a agruparlos.38
Durante el Renacimiento, las chirimías de lengüeta doble eran los instrumentos de viento-madera
más comunes, construidos en diferentes tamaños. Su sonido era ronco y fuerte, por lo que
generalmente estaban considerados como instrumentos para ser tocados en el exterior
(Lully desterró de sus interpretaciones todos estos instrumentos excepto la flauta dulce cuando entró
a formar parte de la corte de Luis XIV). Esto dio lugar al desarrollo de una familia de taladro más
estrecho y lengüeta doble para uso en interiores.
Michael Praetorius (1571-1621), en su Syntagma Musicum (1615-1620), nos proporciona la
nomenclatura completa de la familia de la bombarda (Pommer en alemán), instrumento musical
antecesor del oboe que cuenta con seis agujeros, compuesta de los siguientes miembros:
la chirimía pequeña (véase, en la imagen de la izquierda, la fig. 5), poco empleada, que medía 43
cm de longitud; la chirimía discantus (fig. 4), el primitivo oboe moderno, con una longitud de 66 cm;
el Pommer alto (fig. 3), de 97 cm; el Pommer tenor (fig. 2), que medía 1,3 m; el Pommer bajo (fig. 1),
con una longitud aproximada de 1,8 m; y, por último, el Pommer contrabajo, que medía 2,7 m de
largo y contaba con cuatro llaves.39