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La Antigüedad Clásica abarca un largo periodo en el mundo grecorromano entre los siglos VIII a.C. al V d.C., que coincide con el apogeo de las civilizaciones griega y romana. Este periodo se considera modelo a imitar y su influencia perdura hasta la actualidad. Algunos hitos importantes son los poemas homéricos, la fundación de Roma y la cristianización del Imperio Romano. La herencia cultural clásica sobrevivió incluso en la Alta Edad Media y fue revitalizada por el Ren
La Antigüedad Clásica abarca un largo periodo en el mundo grecorromano entre los siglos VIII a.C. al V d.C., que coincide con el apogeo de las civilizaciones griega y romana. Este periodo se considera modelo a imitar y su influencia perdura hasta la actualidad. Algunos hitos importantes son los poemas homéricos, la fundación de Roma y la cristianización del Imperio Romano. La herencia cultural clásica sobrevivió incluso en la Alta Edad Media y fue revitalizada por el Ren
La Antigüedad Clásica abarca un largo periodo en el mundo grecorromano entre los siglos VIII a.C. al V d.C., que coincide con el apogeo de las civilizaciones griega y romana. Este periodo se considera modelo a imitar y su influencia perdura hasta la actualidad. Algunos hitos importantes son los poemas homéricos, la fundación de Roma y la cristianización del Imperio Romano. La herencia cultural clásica sobrevivió incluso en la Alta Edad Media y fue revitalizada por el Ren
Antigüedad clásica es una expresión historiográfica1 para referirse al periodo
greco-romano de la Edad Antigua, un largo período histórico que se sitúa entre la Alta Antigüedad (la época de las primeras civilizaciones del Próximo Oriente Antiguo)2 y la Baja Antigüedad (o Antigüedad Tardía); y que propiamente corresponde a las áreas donde la antigua Grecia y la antigua Roma desarrollaron la civilización greco-romana, es decir, el mundo grecorromano: la Cuenca del Mediterráneo y el Próximo Oriente. El término "clásico" significa "de mayor plenitud" o "modelo digno de imitación",3 y su utilización para designar al periodo es marcadamente admirativa, a partir de una visión idealizada posterior sobre la época y su influencia en la conformación de la civilización occidental. La Antigüedad clásica se puede localizar temporalmente, de forma restringida, en el momento de plenitud de las civilizaciones griega y romana (siglo V a. C. al siglo II d. C.) o, de forma amplia, en toda su duración (siglo VIII a. C. al siglo V d. C.). Hitos de comienzo y final de este periodo son los poemas homéricos o la mítica fundación de Roma (753 a. C.) y la cristianización o la caída del Imperio romano de Occidente (476 d. C.) La herencia cultural clásica sobrevivió incluso a los denominados "siglos oscuros" de la Alta Edad Media (500-1000 d. C.); y se revitalizará con el Renacimiento, el Clasicismo y el Neoclasicismo de la Edad Moderna, llegando hasta nuestros días.
La dimensión espacial de la Antigüedad Clásica coincide con la cuenca del
Mediterráneo, extendida hacia el Oriente Próximo con el Imperio de Alejandro Magno y el Helenismo, y hacia Europa Occidental con el Imperio romano. En último término, la Antigüedad clásica pervive y cruza la historia de Occidente configurando una morfología persistente así como una "teoría" y una "idea". 4 El periodo clásico de la Grecia antigua corresponde a los siglos siglo V a. C. y IV a. C.; como hitos de inicio y final, desde la caída de la tiranía en Atenas (510 a. C.) hasta la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) Se suele considerar como momento culminante el periodo denominado siglo de Pericles, a mediados del siglo V, cuando se dio en Atenasun deslumbrante conjunto de creaciones culturales en todos los ámbitos que, no obstante, mantenía la tradición helénica de la Época arcaica (siglos VIII al VI a. C.) En 510 a. C., tropas wena shoros ayudaron a los atenienses opuestos al tirano Hipias, hijo de Pisístrato. Cleómenes I, rey de Esparta, puso en su lugar una oligarquía pro-espartana liderada por Iságoras, que a su vez fue apartada del poder con las reformas de Clístenes (508 a. C.) sentándose las bases de lo que se conoce como democracia ateniense. El prolongado enfrentamiento entre griegos y persas (guerras médicas, 499- 449 a. C., hasta la Paz de Calias) tuvo como consecuencia la posición dominante de Atenas en la Liga de Delos, situación que se mantuvo durante el prolongado periodo de paz denominado Pentecontecia, pero que desembocó en un conflicto con la Liga del Peloponeso, liderada por Esparta. La subsiguiente guerra del Peloponeso (431-404 a. C.) liquidó el dominio ateniense y estableció la hegemonía espartana. En el 395 a. C., los gobernantes espartanos destituyeron a Lisandro de su cargo y Esparta perdió su supremacía naval. Atenas, Argos, Tebas y Corinto (estas dos últimas anteriormente aliadas a Esparta) desafiaron el dominio espartano en la guerra de Corinto, que tuvo un fin no concluyente en 387 a. C. Más tarde, los generales tebanos Epaminondas y Pelópidas consiguieron una victoria decisiva en la Batalla de Leuctra (371 a. C.), lo que significó el fin de la supremacía espartana y el establecimiento de la hegemonía tebana, que se mantuvo hasta que fue eclipsada por el poder creciente del Reino de Macedonia. Los macedonios, bajo el reinado de Filipo II, tras expandirse por los territorios de los peonios, tracios e ilirios, intervinieron en Grecia a partir del 346 a. C., culminando su conquista en la batalla de Queronea (338 a. C.) y estableciendo su hegemonía sobre una confederación helénica en la que participaban todas las polis a excepción de Esparta (Liga de Corinto, 337 a. C.) El hijo de Filipo, Alejandro Magno, logró derrotar al imperio persa (batallas de Gránico, 334 a. C., e Issos, 333 a. C.), incorporando todos sus dominios, incluyendo el Imperio egipcio (sitio de Gaza, 332 a. C.), e incluso aumentándolos en Asia Central y en la India (batalla del Hidaspes, 326 a. C.) Convencionalmente, el periodo clásico termina con la muerte de Alejandro en 323 a. C. y la fragmentación de su imperio, divido entre los Diádocos.
Pericles. Alejandro.
Greco-romano
Greco-romano o greco-latino es un concepto que expresa la fuerte
identidad entre las manifestaciones de lo griego y de lo romano en la época clásica y en pervivencia en todos los aspectos de la Civilización Occidental, sobre todo desde el Renacimiento, que lo toma expresamente como modelo clásico a imitar.
Antigüedad clásica
La Antigüedad clásica es un término amplio que abarca un largo
periodo de tiempo en las áreas dominadas por Grecia y Roma; es decir, se identifica con el periodo greco-romano de la Edad Antigua en el mundo grecorromano: la Cuenca del Mediterráneo y el Próximo Oriente.
La Antigüedad clásica se localiza en el momento de plenitud de las
civilizaciones griega y romana (siglo V a. C. al siglo II d. C.) o en sentido amplio, en toda su duración (siglo VIII a. C. al siglo V d. C.). El término se opone a la Antigüedad tardía y remite a la herencia de la civilización grecorromana. Es, sobre todo, empleado por la historiografía anglosajona para describir la Antigüedad. En este sentido, se considera que este periodo se inicia con el poema griego de Homero (siglo VIII-VII a.C), el más antiguo encontrado intacto hasta nuestros días. Este periodo engloba el auge del Cristianismo y el declive del imperio romano y termina con la disolución de la cultura clásica y el principio del periodo denominado Antigüedad tardía (300- 600 d. C.) y de la Alta Edad Media (500-1000 d.C). EL RENACIMIENTO
Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo
en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI. Fue un período de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después por toda Europa. El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El término «renacimiento» se utilizó reivindicando ciertos elementos de la cultura clásica griega y romana, y se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa medieval. En esta nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por el antropocentrismo. En ese sentido, el historiador y artista Giorgio Vasari formuló una idea determinante: el nuevo nacimiento del arte antiguo (Rinascita), que presuponía una marcada conciencia histórica individual, fenómeno completamente nuevo. De hecho, el Renacimiento rompió, conscientemente, con la tradición artística medieval, a la que calificó como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo de Gótico. Sin embargo, los cambios tanto estéticos como en cuanto a la mentalidad fueron lentos y graduales. El concepto actual de renacimiento será formulado tal y como hoy lo entendemos en el siglo XIX por el historiador Jules Michelet, en su obra Historia de Francia, publicada en 1855. Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento significó una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese momento había sido «supranacional». El Renacimiento no fue un fenómeno unitario desde los puntos de vista cronológico y geográfico: su ámbito se limitó a la cultura europea y a los territorios americanos recién descubiertos, a los que las novedades renacentistas llegaron tardíamente. Su desarrollo coincidió con el inicio de la Edad Moderna, marcada por la consolidación de los estados europeos, los viajes transoceánicos que pusieron en contacto a Europa y América, la descomposición del feudalismo, el ascenso de la burguesía y la afirmación del capitalismo. Sin embargo, muchos de estos fenómenos rebasan por su magnitud y mayor extensión en el tiempo el ámbito renacentista. Características El renacimiento italiano fue sobre todo un fenómeno urbano, un producto de las ciudades que florecieron en el centro y norte de Italia, como Florencia, Ferrara, Milán y Venecia, cuya riqueza financió los logros culturales renacentistas. Estas mismas ciudades no eran producto del renacimiento, sino del periodo de gran expansión económica y demográfica de los siglos XII y XIII. Los comerciantes medievales italianos desarrollaron técnicas mercantiles y financieras como la contabilidad o las letras de cambio. La creación de la deuda pública (concepto desconocido en épocas pasadas) permitió a esas ciudades financiar su expansión territorial mediante la conquista militar. Sus mercaderes controlaron el comercio y las finanzas europeas; esta fluida sociedad mercantil contrastaba claramente con la sociedad rural de la Europa medieval. Era una sociedad menos jerárquica y más preocupada por sus objetivos seculares.