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61 (PMG 787) ...Ya voy: ¿por qué me llamas?60.

Los persas

62 (PMG 788) ...creando para Grecia la ilustre y gran belleza de la


libertad.

63 (PMG 789) ...honrad el pundonor, que ayuda al valor que lucha


con la lanza.

64 (PMG 790) Ares61 impera: Grecia no teme el oro.

65 (PMG 791) CoZ. II ...vecinas a las que abordan (?)... situadas


enfrente ...abrieron surcos ...lanza... pusieron en torno una boca (?)
llena de dientes...62 con las gruesas cabezas63. ..arrancaban las
manos de abeto64, pero si desde un lado se les venía encima un
ataque imposible de parar ( ?), destructor de los remos. .. todos los
marineros se echaban hacia el otro: y si la costa escarpada, como un
muro, quebraba el instrumento marinero ( ?) del pino que una y otra
vez golpea65, retrocedían; otras aún. ..llevando de acá para allá sus
miembros, dejaban descubiertos sus flancos sujetos con cordajes de
lino, que. ..embistiendo contra. ..las hacían encabritarse cual
caballos, mientras que otras, hundiéndose de proa. ..destrozadas por
sus cabezas de hierro66. E igual al fuego, un poderoso {Ares) { ?)
sujeto a una correa67 era arrojado por las manos y caían sobre los
cuerpos esas lanzas {del éter) { ?) entre crueles sacudidas; se
lanzaban las sólidas, sangrientas68... y las otras volantes, ardiendo

0
6
De la Níobe.
61
El dios de la guerra. Estos tres primeros fragmentos son de la parte inicial del poema.
En 789 habla a los griegos uno de sus jefes, en 700 se dirige a los persas.
62
Se refiere sin duda a los remos.
63
¿De las vigas transversales? Todo este pasaje describe la situación previa a la batalla: la
flota persa está falta de espacio, situada entre la griega y la costa.
64
Los remos.
65
Son otra vez los remos.
66
Los espolones de las naves.
67
Son dardos arrojadizos que se disparan con una correa.
68
Lanzas o jabalinas.
con fuego con sus correas de cuero de buey 69, mientras que la vida
de otros era sacrificada, numerosa, por obra de flechas {?) aladas de
cabeza de bronce.
Y el ponto de cabellos de esmeralda ensangrentaba sus surcos
con las gotas {de sangre) procedentes de las naves. ..y un confuso
griterío no cesaba. Pero al tiempo el ejército marinero de los
bárbaros en masa contra nosotros... se lanzaba dentro del seno de
{Anfitrita)70 coronado de peces, de hondos surcos brillantes. Allí en
verdad... un frigio {?) señor de una provincia que tarda un día en
recorrerse. ..navegaba, con manos y con pies golpeando a los
isleños71, y... herido... buscando vías de escape y acechado con
trampas, aún en el fiel de la balanza. ..invoca al dios del mar. ..al
padre...
............................................................................................................
...destruyeron... dijeron (?)... había a su vez vencido... a él un negro
(?)... y débil, pálido... de la espalda... tendiendo trampas...
accesible... vía de escape... un enjambre innumerable... a las
naves... girando...

Col. III y cuando los vientos cesaban por un lado, se lanzaban por
otro y la lluvia no mezclada con Baco 72 llovía entre espumas y se
derramaba dentro de la nutricia cavidad73; y luego, cuando el agua
salada, devuelta, brotaba de la boca, con aguda voz y con
extraviada sentencia de la mente violento amenazaba haciendo
sierra con los pernos 74 imitado(¿) a la mar, violadora del cuerpo:
«Ahora eres arrogante mientras que antes tuviste tu cuello
violento en una traba atada con el lino, cuando fuiste uncida al
yugo75. Pero va a ponerte en derrota mi señor, el mío, con sus pinos
nacidos en el monte y cercará tus llanuras navegables con sus

69
Dardos arrojadizos incendiarios, tirados con correas.
70
Diosa marina, se trata del mar.
71
A los jonios vasallos de los persas, que combatían con ellos.
72
Es el agua de mar.
73 Es decir, el estómago.
7

74
Rechinando los dientes.
75
Se alude al puente de barcas unidas con cuerdas de lino con el cual Jerjes «puso el
yugo» al Helesponto.
nómadas marinos, ¡viejo objeto de odio de enloquecida rabia, infiel
amor del viento que corre entre las olas!»
Así dijo exhausto de fatiga y echó fuera la espuma marina
enemiga, vomitando de nuevo por su boca el mar profundo. y de
nuevo se lanzó a la huida la bárbara flota de los persas,
precipitándose: un torbellino hería a cada nave, navegando sobre el
cuello del mar; y de sus manos arrojaban los pies de la nave 76
nacidos en el monte mientras les saltaban de la boca sus hijos
brillantes como el mármol77, al recibir los golpes. y el mar lleno de
estrellas de la muerte... hervía de cadáveres y las playas se cubrían
de ellos; mientras que otros, sentados helados y desnudos en los
promontorios de la costa, lamentándose entre gritos y gemidos
lacrimosos con golpes en el pecho lanzaban sin cesar cantos de
duelo.
Y al tiempo invocaban a su (tierra) patria: « jOh barrancos de
Misia78 de arbórea cabellera, salvad me lejos de aquí! Ahora somos
arrastrados por los vientos, pues mi cuerpo ya .no va a recibirlo la
ciudad. ..pues en mi mano. ..el viejo antro inaccesible donde nacen
as ninfas (?)... estoy lejos... más profundo que el ponto... aleja el
belicoso... navegable el griego... edificó allí lejos una morada que
viaja lejos79, mi señor: pues jamás dejando el Tmolo80 ni la ciudad
lidia de Sardes habría venido aquí a enfrentarme al Ares griego.
Pero ahora, ¿por dónde uno encontraría

Col. IV la difícil, dulce huida de la muerte? Guía hasta IIión,


liberadora de los males sería ella sola81 si yo pudiera ( ?) caer ante
las rodillas, cubiertas con una túnica de negras flores, de la Madre
del monte y echando en torno mis manos con sus bellos brazos 82...
tú de cabellos de oro, diosa Madre, te suplico mi vida que con dolor
se escapa, puesto que pronto va a llevársela aquí alguien con el
hierro que siega la garganta, conocedor de su oficio o bien los

76
Los remos.
77
Son los dientes.
78
Región de Asia Menor, en el interior de Troya.
79
O sea, una flota.
80
Monte de Lidia.
81
La sola Madre de los dioses, a que se hace referencia a continuación. Figura aquí como
diosa protectora de los persas.
82
Tópico de los asiáticos como delicados, afeminados.
vientos que se funden en olas, que destrozan las naves me van a
destruir con el Bóreas83 que hiela en la noche; pues ya la ola salvaje
ha roto todo el tejido de mis miembros: aquí voy a yacer, triste
festín para las tribus carniceras de las aves:»
Entre tales lamentos lloraban; y cuando un griego con su espada
de hierro cogía prisionero y se llevaba a un habitante de la populosa
Celena84, huérfano de batallas, le conducía sujeto por su cabellera y
él, abrazado a sus rodillas, suplicaba, trenzando la lengua griega
con la asiática y rompiendo el claro sello de la boca 85 mientras
seguía las huellas de la lengua jonia:

83
El viento norte.
84
Ciudad de Frigia.
85
Esto es, alterando el lenguaje y haciéndolo difícil de entender.

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