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DON FRANCISCO JA
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BARCELONA .
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SI::RORJ..'S:
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alma humana por el método experimental, como se es-
tudia la física y como se estudia In química. Quería que
sus discípulos en los puntos fundamentales del saber
, humaoo dejaran á un lndo roda opinion voluble, y ad-
quiriesen convicciones sél'ias: por esto les llamaba á
que pcnctrrarao por sí mismos en el campo científico,
no ciertamente para darles orgullo ni juctancia, sino
para basar los actos de su vidn entera sobré cimientos
sólidos. Coincidía en esLe punto con el uutor del ~En
sayo sobre las lecturas de lt1 época "• el cual deseaba
que el hombre no conociese los ::.ueños de la razon
mienrrasno estuviese seguro de una realidad. Entram-
bos, Roca y Cornet lo mismo que Llorens, Lenian
confianza en el mérodo SocníLico, y partían del justo
principio de la libertad cicmílica, para que mediante
esta libertad llegara á conocer el pensamiento su nor-
ma direcuva, y opusiera un valladar insupcn1ble á tras-
nochadas cavilaciones. De este modo en la escuela filo-
sófica de Llorens el espíriLu de libertad y el espíritu
de conservacion se confundían en uno solo, •v en nom-
brc de los factores permanentes di.!l órJen psicológico
11 0 se le vió nunca oponerse ll las aspiraciones de una
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no se desmintió ni un solo instante en el decurso de
su ''ida.
Como expositor descriptivo de la Naturaleza física
en sus aspectos exteriores, habln adquirido renombre
entre sus amigos. En medio de las fatig:ts que al pl'in-
cipJante le causan los estudios r ~kol(¡gicos, snbic1 Jis~
traerle con unimudn!l. alusiones á los conocimientos de
astt·onomía ó de botánica, siempre con l~tl arte~ que
sin violentar la cadena de la ,tsociacion de ideas ncc~
saria para cl11n di<.híctico (cosa en que lle\'nba el escrú-
pulo hasta los últimos límite.,), proporcionaba descanso
y solaz. y aclarnba al propiu tiempo el concepto nnte
las inteligencias poco aptas para la abstr.tccion y el aná-
lisis. Y era mntn la \'Ívacidnd de su e ulo descripth·o.
debida casi exclush ttmentc tí la exactitud Jc los datos.
que mas bien que á un pensador mctafi ico hubiérac;e
atribuido á un poeta. Yo recuerdo, Sciiorc.s, en este mb-
mo Ateneo, haber c ..cuchndo ntenwmcnh.: de -;us lábios,
en com·ersacion pJrticulur, h.1 rclacion de ~u \'injc :i. las
1 comarcas andalu1.as, y cicrtumcntc el ciclo nt.UI dd
.\'lediodia y la bella vcp;cmcion de los cármenes de Gra-
nada no se me hun rrcscntado nun~:;t en imttgcn con
mnta verdttd ni con tanto ntractivl). Hclnclonndo con
• esta facilidad en el dcsct·ibir vignrosttmcntc se halla el
éxiro que tu\ icron sus cnscñ,tnt:t'~ d~.: ncogrnfí.t. Debió
encargarse de esta asignaturc~ en la F.tcult.td de Filoso-
fía y Letras de nuestra lJnircrsidad, aiiu licndo mi tm-
bajo á lo!i ordinarios en ~1uc le ocupaban In P ·icologia ,
Lógica y Mctafisic.t; y lo hizo con tanto empeño y con
tal mnestris, que maravillaba ú los alumnos. Estos con
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el Atlas nnte la vista seguían las lecciones del Profc-
~or, quien sin Atlas ninguno en su mesa les dcsaibiu
minuciosumentc k•s accidentes orográtkos; grabab;1 en
su imaginncion el perfil de las costas; les guiaba en la
h idrografíu hasta conocer el último hilo .fe/ agua (se-
gun su frase}, y por último les daba noticia dé los ade-
lantos ~icndlicos rclath os á las corriente~ marinns v
atmo!-féricas. llevándoles luego á la considcracion de
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cau"a" finales armfmicns íntimamente rclacionadus con
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el estudio de las razas humanas v de sus mo,•imicntos
en In superficie del globo terráqueo. ¡~atable superio-
ridad es la que tiene usted sobre los alumno!'. decía le un
nmigo. poseyendo una memoria tan cuhh·nc.Ja y tnn
inugotublc 1 Pues. si no tuviera esta superioridad. con-
testaba Llorcns . ¿cuál habia de tener para desempeñar
In Ctitcdrn ? r era que en efecw, en :;u llnneJ..a de cnr:k-
tcr. no ~reia tener otra \'Cntaja sobre los discipulo:s que
la de haber venido al mundo ántes que ello:. y haber
coordinado bien sus estudios mediante las lc\'cs •
de la
mncmotccnÍ¡I, Cunndu estalló la guerra entre Austria y
PnJsia mostn'>sc bien a las claras la superioridad dd
prof~sor de Gcogl'afro; nadie sjno él podía sostener en-
tre 110~otros 1.1 couvcrsncion relati,·a ti los menores mo·
\'Ímicntos de uno y otro ejército.
T enia en vcncracion muv - ....grande el recuerdo de
,,larti y l';ixnl:i, ti quien lh1maba constantemente d ma-
logl·a.fo, y á quien agradecía el haber mostmdo los cn-
miuos de la firmeza intclecrual v• de la sobriedad en lns
indagaciones. No es sin embargo la Filo:.ofia demm-
• tal de .Mnrtf In que puede dar idea del talento y de la
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escuela de Llorens. Esta se remontó como el águila
hac;ta el cúlrnen de la mctafí~ica moJ<.:rna. tomando
por punto de partida los trnbaios úc Rcid. y yendo á
part~r á los excelentes comentarios ch.: !\hinscl, relatÍ\'OS •
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Liorens había sabido apreciar la importancia de los
trabajos de Martí, aspirando desde luego á. completar-
los ensanchando los horizontes del conocimiento legí-
timo. Así Jo hizo en efecto= rompió de frente con la
tcorín de la ~cnsacion transformada de Condillac, y con
el puro empirismo de Locke; dejó sentado que si bien
el demento racional viene primiti~amcntc unido con
el empírico, In distincion entre a¡nbos es incontestable;
y franqueó con esto el paso á los estudios metafísicos
hasta llegar al problema de lo trascendental, á cuya
presencia volvió Llorcns á ser empírico: tomando esta
palabra en su \'alor genérico y no en el restringido de
la escuela !'cnsuali!'lta, y reconociendo con H:imilton
una ,,smubrosu ?·et•dacioll como término de los cono-
cimientos humanos.
Desde la altura á que se habia e1evado el pensa-
miento de Llorcns, podia ser justo y equitaÜ\'o ce,
todas las escuelas lilosóficas, y lo era realmente. ~o
fué nunca ecléctico á la manera de Cousin. pero supo
apreciar su mérito preservándose de sus tropiezos pan-
rcic;tas. Los discípulos de la escuela Escoccsa-Catulann •
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sionad::t. v• aca.-;o habría ,·enido á encontrarse con los
continuadores de Rcid. en \'C7. de comprometerse con
los de Hume. \
:Mucha. novedad c.:lusnban ante el público, en la época
de Llorens, las escuelas que en Mac.lrid se designaban
á sí mismas con los nombres c.lc H cgcliana y de Krau- •
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pued<: sostenerse con pretensiones científicas: z. • que
no le quedan nl espíritu mns que tres caminos abierto~
y son: ó bien el idealismo de Fichtc, con todas las ,·a-
riantes introducidas por los pantei~t<lS y panidarios de
•
la Identidad , ó bien el cscc¡nicisrno ubsol uta, ó bien
la filosofía religiosa con la creencia en el realismo natu-
ral y en la distincion substancial entre sugcto y objeto.
A esta última condusion llegnbo. In metafísica de Llo-
rens, y por lo mtsmo sus afinidndes con la unalítíca de
Kant no le desviaron poco ni mucho del comun sentir
del género humano S bido es por otra parte que aun
el mismo Kam deJÓ de sacar del Criticismo conse-
cuencias escépticas . puesto que en lu " Crítica de la
Razon prácdca • demostró la existencia de un factor.
imperativo categórico, bajo cuya jurisdiccion entra
como postulado la certidumbre. y csttt, segun la escue-
la e~cocesa, es por ley natural dualista y religiosa.
El carácter unirersal •v necesario de lns nociones <1
priori no puede Jcsconcx:ersc en el eswdo actual de la
Ciencia. No es lícito confundir hoy la nocion de causa,
por ejemplo, que todo hombre posee, aun cuanJo no
conoce los antecedentes de tll1 fenómeno, con las nocio-
nes empíricas, como b.1 de árbol, pongo por cu~o . que
no poseería de seguro el hombre que no hubiese per-
cibido vegetales. Esto sentado, y debiendo proceder
necesariamente el filósofo á estudiar el vulor de las no-
ciones a p1·iori, es imposible desentenderse de la
obsen·acion de Kant, segun In cuul cstns nociones,
consideradas como elementos formules. que no pueden
ser pensados ni como finitos ni como infinitos . no ga-
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• rantiz::m por sí solas el conocimiento trascendental.
¿Qué es lo que queda destruido con esta obsermcion?
En rigor queda destruido el panteísmo racionalista,
indudablemente; pero la creencia religiosa permancc<.:
en pie, puesto que la ley psicológica en que se apoya
pnrt~ pn..:dsamcntc de las limitaciones del conocimiento
humnno:. y en cuanto á la solidez de este conocimiento,
las demostraciones de Hámilton y de Mánscl en opi-
nion de Llorens no dejan lugar á duda alguna.
La unnlítica mctafrsica no tiene pues peligros espe-
ciales dentro de la escuela cuando se lleva á cabo con
escrupulosidad metódica . pero puede engendrar el
de bnrnjusiC intelectual cuando la emprende el que no
está preparado por los estudios experimcnmlcs de psi-
cología. 6 cuando avasallando la serenidad de criterio
en el hombrl! sábio le lleva por los senderos caóti~os
de una cavilacion d~ordenada. Esto lo sabia Llorens
mejor quo nadie, y por ello, enalteciendo los estados de
ánimo nnturalc.s, daba prefer~ncia al labrador ~uanc.lo
come r cunut sobre el hombre científico cuando cavila.
Conste, pues, que sus relaciones teórica!> con la es-
cuela de Kocnigsberg no alteraron en el únimo de
Llorcns ni por un momento las inquebrantables con-
\"Íccioncs qu~.; fueron ll\ norma de su enseñanza.
Pstcr5logo. 1'i cubc decirlo así, aficionado tll par que
.Mac)\tro, se complacía en facilitar á sus oyentes el
acceso t1 sus conocimientos faYoritos. Y no temia, por
lo que al principio he dicho, la jU\ entud del alumno;
antes bien se manifestaba pesaroso cuando ~e le pre-
sentaba un discípulo algo amnzado en edad, supo-
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niendo, y con razon, que habrin len ido tiempo de
formarse mil conceptos cquh·ocados y mil asociaciones
de ideas inconexa~. Era su primer ~u idado lograr que
distinguiese el alumno los do~ órdenes de fenómenos:
del espíritu y de la materia; y que supiese caracterizar
á estos en el tiempo y en el cspncio. y :í los primeros
solo en el tietnpo. ¿ Co11cibe usted una esperanza cua-
' drada ó ci:rcular? preguntnba. ¿Concibe ustcJ una espe-
ranza ,·erde 6 roja? Con esto alejaba desde luego de la
mente del alumno lus prclcnsioncs del fisiólogo mate-
rialista que aspira á re.solrer problemas agenos á su
ciencia, y combatia la familiaridad exclu!\iva que tene-
mos generalmente con el mundo físico y que nos difi-
culta el ingreso en la rctlcxion psicológica. Paso á paso
conducia al alumno en In im·cstigacion de los actos del
alma, obligándole por ellos á especificar las potencias.
Lentamente le enseñaba á dist¡nguir lo que hay de pri-
Yativo en cada uno de los fenómenos de conciencia
producidos por las impresiones orgánicas, precisando
la naturaleza de ,lu sensacion-pcrccpcion por el olfato, •
por el gusto, por la audicion, por la vhn<.l y por el
tacto. Mostrábalc los porten lo~ de ltt ¡Ucncion; la ma-
nera, casi diríamos mecánica, como funcionan la iltla-
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ginacion y la memoria; el modo como se dirige y educa
á estas facultades; lo que es In abstraccion, la genera-
lizacion y la faculmd de componer; la mezcla Je los
elementos afectivos en c1 fcnomcnbmo de conciencia;
la disrincion de los caraclércs por los sentimientos; la
clasificacion de éstos, y su modo de funcionar y de
extinguirse; la corrupcion y degeneracion de los sentí-
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A la vida ordinaria llc\'Ó el eminente profesor todas
las consecuencias de su doctrina. Pasó la existencia en-
tera en este mundo ava!'allnndo los sentimientos, segun
decia , pero un sentimicmo mas intenso que los demas,
el amor á su madre, fué quizlis kt causa de su muerte.
El sentimiento conservador histórico, artístico y de
familia lo tuvo en el mas ulto grado y lo relacionó con
una de sus má.ximas: u¡ el hombn.: vive de imágenes t.
«¡no quiteis elementos de vidn ó.las generaciones \'cni·
dcras !a Por ello conservaba cuid.tdosamcnte el mue-
blage de su casa. Por ello recibió una herida muy
honda cuando fué derribado el templo de San .Miguel
Arcángel. Sentia nostálgin de aquella imágen. y e,-¡_
taba el pasar por la plaza de San Jaime parn no con-
templar el sitio donde 3ntc~ e lc,·nntaba. Ligado con
este sentimiento se hallaba su amor ñ In lengua cata-
lana, cuya propiedad le interesaba en grndo sumo;
reprendiendo con fre..:uenciu , por suarc manera. á los
que decían en presencia suya jugucls en lugar de
joguiuas ú otras cosas por el estilo. Amaba la tradi-
cíon en los trnjes populares, y mas Jc unn \'CZ. se le
vió en Villafranca l su ptitriu, roJcarsc un pafiuclo á In
cabez.a 6 imitar de ou·o modo las costumbres antiguas.
De ~oimo ardoroso en el fondo, rcscrrado en aparien-
cia para muchos, era ~in cm burgo jo,·iul hasm cierto
punto en el mHo familiar, y h:nin un arte especial para
corregir los defectillos 1igcros restituyendo las cosas á
buen camino. Varios sócios del Ateneo recordarán
seguramente que á un gntilo de la casa le había dado
un portero el nombre de un santo. Llorens hizo al por-
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tero una obscrvacion muy chistosa, y de5de aquel dio
quedó corregido el defecto. Por amor á la propiedad
de lenguaje y á las buenas tradiciones morales repren-
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día tumbicn d los mendigos que le pedían dinero por
favor, cnsdíándoles á restablecer la fórmula: tma lJI'l"'-
cia dt• carita! pe1· amor de Deu. Y cuenta. Scñorc!i,
que no era cicrwmcnte inclinado al fanatismo; era, me
mrcrcr~ :\decirlo, un.t de las inteligencias mas privi-
legiadas de su época, que nos daba á cada momento
cji!mplos de humildad formando contraste con su cate-
goría científica. El hombre es un rey de la t.erra, pero
sus ''ao;allos le hacen traicion con mucha frecuencia:
esto no dccin una Yez con ocasion de un terremoto, ,•
•
á semejante iden enl:~1.aba La necesidad de conducirse
sin ostcntncion ni aparato. La serenidad de su ánimo
en los peligros y ante las emociones de toda clase, era
pasmosa: en medio de lns discordias ci,·iles. no le dis-
traía de sus lecturas el disparo de un arma de fue¡;o si
el deber no le llamaba. Cuéntase que Yiajando en
f~rro-curril habíansc rcido socarronamente algunos pa-
sajeros de una obsern1cion suya en sentido religioso.
Llorens no se dió por agraviado ni mucbo menos, pero
quiso In cnsuulidnd que tuviese el tren un pequeño
choque, y nadie sino él conserró lu CJlma inaltcrnblc.
Dijoles cntónccs que su tranquilidad pro\·enia prccisa-
mclltc c.lc sus creencias, y hé aquí que la burla ~oc,tr
rona se trocó en udmiracion y en extraordinario ngu-
. ~
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SUJO.
Fué generoso como el que mas. y nunca se halló dis-
puesto á pensar mal de la honra agcna. D~ntro de In
-~o-
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táronle entre sus indi>iduos la Academia de Buenas
Lctrns y la de Rellas Artes; y el Instituto Agrícola .~e
honró con su concurso.
Absorto en sus meditaciones filosóficas, era sin em-
bargo deferente con el interlocutor, hasta el punto de •
•
- -
~J-
'
Llorens lcnia noticia la ju\·enrnd catalana del iilósofo
e~p:tñol Luis Vi\'es, en época en que su nombre no -
estaba ciertamente muy d1\ulgado. Por Llorens. á pe-
sar Jc sus prevenciones contra los abusos del libro,
sentíase animado todo bibliófilo y todo investigador
gnt1oso de tmbajar en beneficio del saber humano.
Yo no acierto, Scñore~, á encontrar palabras bastan-
tes para c"ractcrizar aquella \'ida intelectual tan apro··
vechada y wn fecunda: como que despucs de acota~to
el .:umpo cientítico no temió nunca la libre indagacion
en todus direcciones y en todos senridos, con la seguri-
dad completa de llegar á result'cldos armónicos. Con
esto ha podido observarse justamente la congruencia
excepcional de su conducta, encontrándose en él iden-
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tidad completa entre el profl!~or y el amigo. entre el
hombre de familia y el ciudadano, y ha podido afir-
marse con igual razon que aun subordinando ciertas
facultades del alma, no nniquilaba su ejercicio ni des-
preciaba el valor de ninguna de ellas.
El ~upuesto conflicto inti'Ín!>cco de h1 fé y la Cien-
cia, hoy pregonado por auLorcs de tendencias dia-
metralmente opuestas, no existió nunca para nuestro •
filósofo, que no halló por consiguiente ocasiones de
quebrantar la Unidad de su criterio. Con San Agustín
creía que la Fé por la ciencia se engendra . se nutre,
se defiende y se corrobora. Con Santo Tomás creia que
el hombre cuando hace un ,·crdndcro neto de fé, no
reniega de la rn1.on. sino que In trasciende. apoyado en
una ,·e:rdad primaria y directiva. De ahí que no ,·acila!'e
en asegurar que los males tlcl libre CX<Ímcn con el libre •
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unh·cr ·al inoculó nueva vida en las r.adones, dejó de
~cr compatil,lc con la fisonomía propia de cada uno,
y (:n la esfera del pensamiento con dirersos métodos y
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Era, segun dijo, ,el ln~o mas fu ene que le unia con
esta vida. 1Jn año despues dia pot: din recibin el Pan
Eucarístico postrado en la camn. Los médicos decla-
raron que "'" cerebro y el hígado de :-u cuerpo habian
trabajado ya bastante, y en cuanto ñ los sufrimientos
del corazon bien poditll'l adi\'inarse.
Prolongósc toda\'Í<l por dos semanas la enfermedad
que le aquejaba, y fué asistido cariñosamente por su
señor tio, por 5U hcrmam•. por sus primas, y por su •
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