Sei sulla pagina 1di 26

DIVINA COMEDIA: EL INFIERNO

DANTE ALIGHIERI

CANTO PRIMERO: El descamino y el guía seguro (Introducción)


Dante, a la mitad de su vida, se encontró en una selva oscura (alude al pecado), por haberse
apartado del camino recto. Era una selva salvaje, áspera y espesa. Entró adormecido (el
pecado adormece los sentidos).
Luego de descansar, subió por una solitaria pendiente (simboliza la trayectoria natural del
alma hacia Dios). Al poco rato, se le apareció una pantera, de rápidos movimientos y cubierta
de una manchada piel; esta interceptaba el camino y lo obligaba a retroceder. Luego, se le
apareció un león, y siguió a éste una loba. Los tres animales simbolizan las tres tendencias
pecaminosas que impiden el arrepentimiento (Pantera: Lujuria / León: Soberbia /
Loba: Avaricia; Según Aristóteles representan la incontinencia, la violencia y la
malicia). Mientras retrocedía hacia el valle, se le apareció un hombre, al que rogó piedad.
Este respondió: No soy un hombre, pero lo he sido… Poeta fui… ¿Por qué te entregas a la
aflicción? ¿Por qué no asciendes al delicioso monte que es causa y principio de todo goce?
El hombre era Virgilio. Dante lo declara su maestro y le pide que lo libre de la fiera.
Virgilio le recomienda seguir otra ruta, sólo así podría huir. Porque la fiera no deja pasar a
nadie por ese camino, es más, mata a quien se atreva a enfrentarle. Su instinto es malvado, y
después de comer tiene más hambre. Muchos son los animales a quienes se une (Muchos
caen en la avaricia. La avaricia conlleva a otros pecados / La avaricia es el pecado más odiado
por Dante porque es una causa de la corrupción de la Iglesia).
Virgilio se ofrece a guiarlo para llevarlo a un lugar eterno. Le advierte que en dicho lugar
escuchará aullidos desesperados, verá a los espíritus dolientes de los antiguos condenados
que esperan entre gritos la segunda muerte (juicio final). Después, a los que están entre las
llamas, pero contentos porque esperan tener un puesto entre los bienaventurados (purgatorio).
Le dice que si quiere subir hasta esos últimos, le acompañará un alma más digna que él,
porque el Emperador de las Alturas (Dios) no permite que él entre por haber sido rebelde a
su ley (Virgilio no goza de la Redención por pagano). Dante, le ruega que lo conduzca a
dicho lugar para que logre ver la puerta de San Pedro.

CANTO SEGUNDO: Terror humano y confortación divina


Intentar subir la colina les hizo perder todo el día. Estaban en la noche del Viernes Santo.
Dante se desanima ante el camino que le queda por recorrer, pero Virgilio logra devolverle
la confianza.
‘’ ¡Oh, musas! ¡Oh, alto ingenio! Venid en mi ayuda. ¡Oh memoria que registraste lo que vi!
‘’ (Es una afirmación de la realidad del viaje).
Aquí empieza verdaderamente el poema.
Dante le pregunta a Virgilio que por qué él tiene el honor de bajar al mundo eterno con su
cuerpo mortal.
Virgilio le comenta por qué lo movió de compasión: ‘’Yo estaba entre los que se hayan en
suspenso (Almas del Limbo: Quienes desean ver a Dios pero saben que nunca lo lograrán),
y me llamó una dama tan santa y tan bella que tuve que rogarle que me diera sus órdenes…’’.
Y ella respondió: ‘’Mi amigo, se encuentra embarazado en la playa desierta… y temo que se
haya extraviado ya y que sea tarde para que yo acuda en su socorro. Ve, pues, y con tus
elocuentes palabras y con todo lo que se necesite para sacarlo de su apuro, auxílialo… Yo,
que te envío a él, soy Beatriz, y vengo de un sitio al que deseo volver…’’. Luego, Virgilio le
preguntó que por qué no temía descender al fondo de ese centro (El Infierno está en el centro
de la tierra y es el lugar más bajo del universo); a lo que Beatriz respondió: ‘’… estoy hecha
de tal suerte que no me alcanzan vuestras miserias ni puede prender en mí la llama de este
incendio… Hay en el cielo una dama gentil (la Gracia) que se conduele (compadece) del
obstáculo puesto a la persona a quien te envío. Ella se ha dirigido a Lucía con sus ruegos y
le ha dicho: ‘’Tu fiel amigo tiene necesidad de ti y te lo recomiendo’’. Lucía, enemiga de
todo corazón cruel, se ha conmovido y ha ido al lugar donde yo me encontraba… y me ha
dicho: ‘’Beatriz, verdadera alabanza de Dios ¿No socorres a aquél que te amó tanto…? ¿No
ves la muerte contra la que combate, inmerso en el río del pecado, más formidable que el
mismo mar? ‘’ // Virgilio: ‘’… Y me he dirigido a ti, tal como ha sido su voluntad…’’

CANTO TERCERO: La puerta del infierno. El vestíbulo de los ignavos y el paso del
Aqueronte
Pasada la puerta del Infierno, se encuentran en el Vestíbulo, donde los condenados corren
eternamente, despreciados por la misericordia y por la justicia. Carón (Caronte), el barquero
infernal, se niega a pasar a Dante, todavía vivo, hasta que Virgilio lo obliga a obedecer
explicándole el motivo del viaje.
Aqueronte: ‘’…Antes de mí no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo, a mi vez,
duraré eternamente…‘’
 Dios creó el Infierno en un acto de justicia porque el pecado debía ser castigado. En
la creación intervinieron el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
La creación fue un acto que siguió inmediatamente a la caída de Lucifer. Todo lo
creado antes, ángeles, cielos y materia prima, es eterno. El hombre fue creado
después.
En una puerta, estaba escrito con letras negras ‘’ ¡Vosotros, los que entráis, abandonad toda
esperanza! ‘’. Esto le causó miedo a Dante.
Virgilio le dijo a Dante que es necesario que deje todo temor y cobardía, pues verían a la
dolorida gente que ha perdido el bien de la inteligencia (Según Aristóteles es la verdad, que
se identifica con Dios).
1. Allí, bajo un cielo sin estrellas, resonaban suspiros, quejas y profundos gemidos. Diversas
lenguas, horribles blasfemias, palabras de dolor, acentos de ira, voces altas y roncas
acompañadas de palmadas (auto-flagelamiento).
- Ese lugar estaba reservado a las almas de aquellos que vivieron sin merecer alabanza
ni vituperio (censura contra alguien); ángeles que no fueron rebeldes ni fieles a Dios,
sino que sólo vivieron para sí. El Cielo no quiere a estos ángeles indecisos, y el
Infierno tampoco para que no compartan el mismo castigo que los ángeles rebeldes.
- Éstos no esperan morir y su ceguera es tanta que se muestran envidiosos de cualquier
otra suerte. El mundo no conserva recuerdo de ellos, tanto la misericordia como la
justicia los desprecian.

2. Dante vio una bandera que iba ondeando; tras ella iba una gran muchedumbre. Reconoció
a algunos.
- Aquella turba (grupo grande) era de aquellos que se hicieron desagradable ante los
ojos de Dios y a los de sus enemigos. Eran aquellos que no supieron vivir nunca
(ningún deseo o razón para vivir).
- Estaban desnudos y eran picados por las moscas y avispas, las cuales hacían correr
por sus rostros la sangre que mezclada con sus lágrimas era recogida a sus pies por
asquerosos gusanos.

3. Habían otras almas a orillas de un gran río.

4. Cuando llegaron al río, vieron a un anciano cubierto de canas que se dirigía hacia ellos.
Les gritó que los llevaría hasta la otra orilla, pero cuando vio que Dante no se movía, le
dijo que llegaría a la playa por otro puerto.

5. Luego, todas las almas, que estaban desnudas y fatigadas, se retiraron todas juntas,
llorando fuertemente, hacia la orilla donde se espera a todo aquel que no teme a Dios.
Caronte las fue reuniendo, golpeando con su remo a las que se rezagaban. De la tierra de
lágrimas salió un viento que produjo rojizos relámpagos, que hicieron a Dante perder el
sentido y hacerlo caer del sueño.

 Por ese río nunca pasaban almas puras; ese era el motivo por el cual Creonte estaba
enojado.
CANTO CUARTO: Primer Círculo: El limbo, niños inocentes, patriarcas y hombres
ilustres de la antigüedad
Recuperado de su desmayo, Dante se encontró al otro lado del río. Siguiendo a Virgilio
llegaron al Limbo: Residencia de los no bautizados y de los paganos virtuosos.
Un trueno despertó a Dante. Levantó la mirada y vio un abismo de dolor; Resonaban infinitos
ayes (lamentos) confundidos en un solo fragor (ruido muy fuerte). El abismo era tan oscuro
que no pudo distinguir cosa alguna.
Entraron en el Primer Círculo (Limbo) que rodeaba el abismo. No se oían quejas, sino sólo
suspiros que producían pena de una inmensidad de hombres, mujeres y niños.
- No eran pecadores y aunque ganaron méritos en la vida, no eran suficientes, pues no
recibieron el agua del bautismo que es la puerta de la Fe. Y si vivieron antes del
cristianismo, no adoraron a Dios como debían. Virgilio era parte de ellos.
- La pena consiste en vivir con un deseo sin esperanza.
- Dante reconoció a personas de muchos méritos que estaban en este lugar (No pueden
salvarse los que no han conocido a Cristo. Sin embargo, están gozando en el más
allá que el paganismo imaginó. La fuerza de la Razón no puede ir más lejos: Pueden
conseguir la felicidad del mundo, pero no la de la eternidad, para la que tienen que
conjuntarse Gracia, Fe y Razón).
Dante le preguntó a Virgilio si algunas de esas almas, por sus méritos, habían logrado salir
del Limbo para alcanzar la eternidad. Virgilio le contó que, cuando él recién había llegado al
Limbo, un Ser Todopoderoso hizo salir del Limbo el alma de Adán, Abel, Noé, Moisés,
Abraham, la del Rey David, y muchas otras; pues, antes de ellos, no se salvaban almas
humanas.
Siguieron avanzando, y Dante distinguió un sitio que estaba ocupado por personas dignas.
Virgilio le indicó que aquellas almas eran las que aún conservaban su fama en el mundo.
Luego, Dante vio ir a su encuentro a cuatro grandes sombras, cuyos rostros no manifestaban
ni tristeza ni alegría: Homero, que iba con su espada y a la cabeza de los otros tres; Horacio,
Ovidio y Lucano (Todos alcanzaron fama eterna por su sabiduría, virtudes o sus hechos de
armas).
Después de haber estado conversando entre ellos, se acercaron a Dante. Luego, lo llevaron
al pie de un castillo, rodeado siete veces de altas murallas (representa las siete ramas del
conocimiento: física, metafísica, ética, política, economía, matemáticas y dialéctica). Se
retiraron hacia un extremo y vieron grandes espíritus, entre ellos Sócrates, Platón, Demócrito,
Tales, etc. Finalmente, se redujo la compañía y Virgilio condujo a Dante hacia un aura
temblorosa, y llegaron a un punto privado totalmente de luz.
CANTO QUINTO: Segundo Círculo: Los lujuriosos. Pecadores Carnales.
Bajaron al Segundo Círculo. A su entrada se encontraba Minos, el juez infernal, enviando
a las almas al castigo correspondiente a cada pecado. En este círculo y en los tres siguientes
están castigados los que, más que elegir el mal, no tuvieron fuerzas para elegir el bien.
El Segundo Círculo contiene menos espacio pero mucho más dolor, y un dolor punzante, que
origina desgarradores gritos. Allí estaba el horrible Minos (Rey de Creta y juez de los
infiernos / Puede ser una imagen de la conciencia, ya que las almas se condenan basándose
en la aceptación de sus propias culpas), quien examinaba las culpas de los que entraban,
juzgaba y daba a comprender sus órdenes por medio de las vueltas de su cola: Cuando se
presenta a él un alma pecadora y le confiesa sus culpas, este designa el lugar que debe
ocupar en el Infierno (círculo) tantas veces como mueva la cola.
Era un lugar que carecía de luz. Una tromba infernal, que no se detiene nunca, envuelve en
su torbellino a los espíritus, los hace dar vueltas continuamente y los agita. Cuando se
encuentran ante la ruinosa roca que los encierra, allí surgen los gritos, llantos y lamentos, y
las blasfemias contra la virtud divina. Estaban condenados los pecadores carnales
(lujuriosos), quienes arrastrados por el torbellino, nunca tendrán la esperanza de tener un
momento de reposo ni de que su pena se aminore (disminuir).
Se encontraba: Semíramis (Emperatriz de una multitud de pueblos donde se hablaban
diferentes lenguas, incluyendo Babilonia; permitió en sus leyes todo lo que incitaba al
placer); Elisa o Dido (Se mató por amor); Cleopatra (Lasciva: apetito carnal); Helena
(Causa de la guerra de Troya); Aquiles (Murió por encontrarse con Polixena, hija del Rey
Príamo)…
Dante le pidió a dos almas, que parecían más ligeras que las otras, que se acerquen a él para
hablarles. Se trataba de Francesca (hija de Guido da Polenta, casada con Gianciotto
Malatesta. Enamorada del hermano de su marido, Paolo. Ambos fueron atravesados por la
espada de Gianciotto). Le contó que se enamoraron un día que leían las aventuras de
Lanzarote y sus miradas se encontraron. Mientras que Francesca contaba su historia, la otra
alma lloraba de tal forma, que Dante desfalleció y cayó.

CANTO SEXTO: Tercer Círculo: Los glotones, Cerbero, Ciacco y su profecía.


Se encuentran los glotones. Anegados (llenados por completo) en el cieno (barro), lluvia y
granizo. Están continuamente amedrentados por Cerbero.
Dante pudo hablar con su compatriota Ciacco, que le profetizó desastres que amenazaban
a Florencia. El amor hacia otros (existente en el círculo anterior) desaparece en éste, y se
encuentra el amor por uno mismo (representado por la glotonería). Cada alma se encuentra
hundida en el fango, sin posibilidad de comunicarse.
Dante, al recobrar los sentidos, que perdió por la tristeza y la compasión que sintió por la
suerte de los dos cuñados del círculo anterior, vio nuevos tormentos y nuevas almas
atormentadas. Se encontraba en el Tercer Círculo: Lluvia eterna, maldita, fría y densa, que
cae siempre con la misma fuerza. La tierra, al recibirlos, exhala un olor pestífero (mal olor).
Cerbero, bestia cruel y monstruosa, ladra con sus tres fauces de perro contra los
condenados. Tiene los ojos rojos, los pelos negros y cerdosos, el vientre ancho y las patas
guarnecidas (llenas) de uñas que clava en los espíritus, les desgarra la piel y los descuartiza.
Cuando Cerbero los vio, les mostró sus colmillos. Virgilio le arrojó tierra a puñados y
Cerbero cerró sus bocas. Pasaron por encima de las almas que parecían cuerpos humanos.
Una de ellas se levantó para sentarse y reconoció a Dante: Era Ciacco, que estaba ahí por el
pecado de la gula.
Los que estaban ahí no volverían a levantarse hasta que se oiga el sonido de la angélica
trompeta para presentarse a Juicio ante Cristo. En ese momento encontrarán sus tristes
tumbas, recobrarán sus carnes y su figura.
Continuaron hablando y llegaron al sitio por donde se desciende. Allí encontraron a Plutón
(dios del inframundo), el gran enemigo.

CANTO SÉPTIMO: Cuarto Círculo: Las almas de los avaros y de los pródigos. Penas
a las que están condenados. La fortuna.
Se encuentran los avaros y los pródigos, dos caras del mismo pecado, arrojándose
mutuamente grandes rocas.
Plutón comenzó a gritar ‘’Pape Satán, Pape Satán Alepee’’ (Oh, Satán, oh, Satán, príncipe).
Y Virgilio le dijo a Dante que no se preocupe, pues a pesar de su poder no podrá impedir que
descienda.
En este lugar chocaban los condenados unos con otros. Formados en dos filas, se lanzaban
unos a otros enormes pesos, gritando fuertemente.
Todos los que estaban ahí fueron de limitado talento en la primera vida. Fueron clérigos,
papas y cardenales a quienes subyugó la avaricia. Por haber gastado mal y guardado mal han
perdido el Paraíso y se ven condenados en un eterno combate. Ni todo el oro pudo dar un
momento de reposo a esas almas.
 La Fortuna: Aquel, cuya sabiduría es superior (Dios), hizo los cielos y les dio una guía,
de modo que toda parte brilla para toda parte, distribuyendo la luz por igual; con el
esplendor del mundo hizo lo mismo y le dio una guía que, administrándolo todo, hiciera
pasar de tiempo en tiempo las riquezas de una familia a otra. Esta es la razón de por qué
mientras una nación impera, otra languidece (pierde). La necesidad la obliga a ser rápida.
Algunos la maldicen, pero ella es feliz, y no los oye.
Atravesaron el círculo hasta la otra orilla, hasta una laguna llamada Estigia; y Dante vio
algunas almas desnudas en aquel pantano. Se golpeaban con las manos, la cabeza, el pecho,
los pies, arrancándose la carne a pedazos con los dientes. Eran almas que habían sido
dominadas por la ira. Finalmente, llegaron al pie de una torre.

CANTO OCTAVO: Quinto Círculo: Los irascibles (rabia). Flegias (hijo de Ares). La
ciudad de Dite.
Antes de llegar al pie de la elevada torre, vieron en su parte más alta, dos luces y otras más,
que se correspondían. Dante preguntó: ‘’ ¿Qué significan esas llamas? ¿Qué responde
aquella otra y quiénes son los que hacen esas señales? Virgilio respondió que sobre esas
aguas fangosas se podía ver lo que ha de venir.
Una flecha, a gran velocidad, fue lanzada hacia donde estaba Dante y su maestro, por un
remero que gritaba ‘’ ¿Has llegado ya, alma vil? ‘’ Era Flegias (Su hija fue seducida por
Apolo y, para vengarla, Flegias encendió el templo del Dios). Por esto, Dante lo puso entre
el círculo de los iracundos y la ciudad de los impíos (Sin devoción religiosa / Que no tiene
respeto o piedad).
Flegias contuvo su cólera. Virgilio saltó a la barca e hizo que Dante le siga. Estando ambos
adentro, la embarcación partió (El cuerpo de dante pesaba porque aún era mortal). Mientras
recorrían el canal de agua estancada, se presentó ante ellos una sombra llena de lodo y le
preguntó a Dante que quién era; este, reconoció a la sombra, era Felipe Argenti. Luego,
Dante lo maldijo y deseó verlo hundido en el fango, y así sucedió.
Virgilio le indicó a Dante que estaban cerca de una ciudad llamada Dite (comprendía el resto
del infierno, su parte más profunda y, por tanto, la más terrible. Los pecados que encerraba
eran los de violencia y engaño, cometidos voluntariamente); sus habitantes eran criminales y
el número era grande. La ciudad era abrasada por un fuego eterno.
Finalmente, entraron en los profundos fosos (hoyos) que ceñían (rodeaban) aquella desolada
tierra. Flegias les indicó la entrada. Sobre la puerta habían más de mil espíritus, que caían del
cielo como lluvia y decían con ira ‘’ ¿Quién es ese tipo que sin haber muerto anda por el
reino de los muertos? ‘’ Los espíritus le dijeron a Virgilio que se quedara y que enviase por
el camino de vuelta a Dante, pero esta vez solo. Dante le rogó que no lo dejase solo y Virgilio
le respondió que no tema ‘’… pues nadie puede cerrarnos el paso que Dios nos ha abierto…
yo no te dejaré en este bajo mundo. ‘’
Virgilio les hizo una propuesta, sin embargo, no tuvo éxito. Todos los espíritus habían corrido
hacia la ciudad y cerraron las puertas. El maestro indicó que esta insolencia no es nueva, pues
ya la demostraron cuando Jesús fue a librar a los santos padres del Antiguo Testamento, y
los diablos intentaron impedirlo (Canto III). Decidieron descender por la montaña, ya que
pasando por los círculos, uno les abriría la ciudad.
CANTO NONO: Las puertas del Dite. Las tres Furias. El mensajero celestial.
Detenidos por los ángeles caídos, tanto Dante como Virgilio dudan. Aparecen las Furias que
amenazan a los viajeros con Medusa. Finalmente, precedido de un ruido atronador, aparece
el mensajero celestial que rechaza a los ángeles caídos y abre las puertas de la ciudad. Al
otro lado, encuentran una llanura donde se hallan las tumbas de los herejes.
Virgilio dijo ‘’… pero se nos ha prometido… ¡Oh, cuánto tarda en llegar el que tiene que
venir! (Ayuda del ángel).
Este círculo es el más profundo, el más oscuro y el más lejano del cielo que lo mueve todo.
Virgilio conocía bien el camino. Dante vio aparecer tres Furias infernales, tintas en sangre,
las cuales tenían movimientos y miembros femeninos. Estaban ceñidas de hidras (culebras
acuáticas venenosas) verdosas y tenían por cabellos pequeñas serpientes y cerastas (víboras)
que circundaban (rodeaban) sus sienes. Virgilio indicó que eran las feroces Erinnias: La de
la izquierda es Megera, de siniestros aullidos; la que llora a la derecha es Alecto, y la del
centro es Tisífona.
Las Furias se desgarraban el pecho son sus uñas, se golpeaban con las manos y daban fuertes
gritos.
- Furias: ‘’Que venga Medusa y convertiremos a éste en piedra…’’
- Virgilio: ‘’Vuélvete y cierra los ojos, porque si apareciese la Gorgona (Medusa) y
la vieses, no podrías jamás volver arriba. ‘’

 Doctrina detrás de los versos:


- Tentaciones (Representados por los diablos)
- Mala conciencia (Las Furias)
- Herejías y dudas religiosas (Medusa)
- Fuerza de la razón (Virgilio)
- Gracia (Mensajero Celestial)
Una vez que Virgilio le descubrió los ojos a Dante, le dijo que observe a lo lejos a más de
mil almas condenadas, que huían de uno que atravesaba la Estigia a pie junto. Era el
Mensajero del Cielo. Llegó a la puerta y la abrió con una varita sin encontrar obstáculo.
Virgilio y Dante dirigieron sus pasos hacia la ciudad de Dite. Entraron en ella sin ninguna
resistencia. Dante vio un gran campo lleno de dolor y crueles tormentos; también habían
sepulcros por todas partes envueltos en un mar de llamas, de su interior salían tristes
lamentos.
En las arcas estaban sepultados los heresiarcas (herejes), con sus secuaces de todas sectas.
CANTO DÉCIMO: Sexto Círculo: Los herejes. Farinata.
En este círculo estaba Epicuro y todos sus sectarios, que pretendían que el alma muere con
el cuerpo.
De una de las tumbas salieron unas palabras, haciendo que Virgilio se aproximara. Era
Farinata, a quien se podía contemplar desde la cintura a la cabeza. Él erguía su pecho y su
cabeza en ademán de despreciar al Infierno. Farinata le preguntó a Dante sobre su
descendencia, y le explicitó que eran contrarios de sus parientes y de su partido, y que por
eso los desterró dos veces. Fatinata le profetizó a Dante su propio exilio. Le contó también,
que fue el único que defendió Florencia cuando se trató de destruirla. Agregó: ‘’Cuando estés
ante la dulce mirada de aquella cuyos bellos ojos lo ven todo, conocerás el porvenir que te
espera. ‘’

CANTO UNDÉCIMO: Sexto Círculo: Los herejes. Distribución de los condenados en


el infierno.
Mientras descansan, Virgilio explica la organización del Infierno. Dante se inspira en su
clasificación de los pecados en Aristóteles, dividiéndolos en tres clases principales:
a) Incontinencia o apetito incontrolado
b) Bestialidad o apetito pervertido
c) Malicia o mal uso de la cualidad humana del razonamiento. A esta añade, como
cristiano, un círculo para los que no se han beneficiado de la Revelación (Limbo) y otro
para los que la han forzado racionalmente (herejes), componiendo así los 9 círculos del
Infierno.
Los ignavos, que no creyeron ni actuaron, están en el Vestíbulo, no en uno de los círculos.
Aunque el número nueve se repite en las tres cánticas, en el caso del Infierno la complicación
es mayor porque el círculo de la violencia (séptimo) está divido en tres recintos y el de la
malicia en diez fosos, además de añadir otros cuatro recintos.
A la extremidad de un alto promontorio (altura muy considerable de tierra), formado por
grandes piedras rotas y acumuladas en círculo, llegaron hasta una multitud de espíritus
cruelmente atormentados. En medio de esas rocas hay tres círculos, todos llenos de espíritus
malditos. Virgilio le aconsejó oír cómo y por qué estaban encerrados ahí. La injuria es el fin
de toda maldad que se atrae el odio del Cielo, que redunda en perjuicio de otros, bien por
medio de la violencia o por medio del frauda, si se utiliza la razón. Los fraudulentos estaban
más abajo, entregados a un dolor más vivo.
 Todo el primer círculo lo ocupan los violentos, lugar que está dividido en tres recintos;
ya que puede cometerse violencia contra tres clases de seres: contra Dios, contra sí mismo
y contra el prójimo. Y no sólo contra las personas, ya que se puede cometer violencia
contra el prójimo dándole muerte o causándole heridas dolorosas; y contra sus bienes,
por medio de la ruina, del incendio o de los latrocinios (robar). Entonces, el primer círculo
también lo ocupan los homicidas, los que causan heridas, los incendiarios y los ladrones.

 Un hombre puede haber dirigido su mano violenta contra sí mismo o contra sus bienes;
justo es, que purgue su culpa en el segundo recinto, sin esperar mejor suerte aquel que
por su propia voluntad se priva del mundo (suicidio); por eso sufre eternamente en vez
de ser feliz.

 En el tercer recinto está quien negó a Dios con todo su corazón, quien blasfemó y quien
despreció su bondad negando las leyes de la naturaleza.

CANTO DUODÉCIMO: Séptimo Círculo: Primer Recinto. Los violentos contra el


prójimo. El minotauro. Las ruinas del infierno. El Flegeton y los centauros. Diversas
clases de violentos contra el prójimo.
Cuando van a bajar al Séptimo Circulo por un paraje alpestre (montañoso) se les opone el
Minotauro, al que Virgilio enfurece con una burla. Los dos poetas aprovechan la ceguera
de su furia para bajar por el inseguro sendero que ofrecen unas rocas derrumbadas que,
según explica Virgilio, cayeron a causa del terremoto que se produjo cuando Cristo bajó al
Limbo. Llegan al río Flegetonte, en el que están sumergidos los violentos contra el prójimo,
vigilados por los Centauros. Uno de ellos, Neso, los guía a través de un vado mientras les
va señalando diversos tiranos condenados en el hirviente río de sangre.
Cuando el minotauro los vio, se mordió a sí mismo. Virgilio le ordenó a Dante correr hacia
el borde mientras el minotauro esté furioso. Se encaminaron por el derrumbamiento de
piedras. La primera vez que Virgilio descendió al profundo infierno, aún no se habían
desprendido las rocas. Ya estaban cerca del río de sangre, donde hierve todo el que por medio
de la violencia ha hecho daño a los demás.
Había un ancho foso de forma circular, y entre el pie de la roca y ese foso, corrían en fila
muchos centauros armados de saetas. Al verlos descender, se detuvieron, y tres de ellos se
separaron de la banda, preparando sus arcos y escogiendo antes sus flechas. Alrededor del
foso iban a millares, atravesando con sus flechas a toda alma que sale de la sangre.
Virgilio solicitó hablar con Quirón (a él se le confío la educación de Aquiles, es representado
por los antiguos como sabio y prudente). Este se dio cuenta de que Dante estaba vivo. Virgilio
convenció a Quirón de que le cediera a uno de los suyos para llevar a Virgilio a la grupa.
Se pusieron en marcha, escoltados, hacia lo largo de las orillas de aquella roja espuma, desde
donde lanzaban horribles gritos los ahogados. El centauro les dijo: ‘’Estos son los tiranos,
que vivieron de sangre y de rapiña (robo)… Aquí está Alejandro y Dionisio…’’
CANTO DECIMOTERCERO: Séptimo Círculo, Segundo Recinto: Los violentos
contra sí mismos y contra las propias cosas. La selva dolorosa.
Entran a la selva dolorosa, cuyos árboles son almas de los suicidas o violentos contra sí
mismos. Uno de ello, Pier della Vigna, cuenta a Dante su historia y le explica el castigo de
la transmutación de las almas en árboles y lo que ocurrirá con sus cuerpos el día del Juicio
Final.
No había llegado aún Neso (centauro asignado) a la otra parte, cuando entraron en un bosque
que no estaba surcado (hendiduras) por ningún sendero. El follaje era de color oscuro; las
ramas no eran rectas, sino nudosas y entrelazadas; no habría frutas, sino espinas venenosas.
Allí anidaban las brutales Arpías (seres con apariencia de mujeres, cuya función era cumplir
los castigos impuestos por Zeus), tienen alas anchas, cuellos y rostros humanos, pies con
garras y vientre cubierto de plumas; subidas en los árboles, lanzaban extraños lamentos (son
símbolo de deseo de destrucción).
Se encontraban en el segundo recinto y avanzarían hasta llegar a los terribles arenales. Por
todas partes se oían gemidos, sin poder ver quién los exhalaba. Virgilio le dijo que rompa
una rama de un árbol para comprobar de dónde provenían los gemidos. Así lo hizo, y un
tronco exclamó: ‘’ ¿Por qué me rompes? ‘’ E inmediatamente se tiño de sangre. Antes eran
hombres.
El arból les contó que él había sido Pier della Vigna, quien tuvo las dos llaves del corazón
de Federico, habiéndose dedicado con tanta fe a aquel glorioso cargo, que perdió el sueño y
la vida. El árbol juró que nunca fue desleal a su señor y les pidió que, en la tierra, reivindiquen
su nombre.
 El árbol les contó cómo llegó a estar en ese estado: ‘’Cuando el alma feroz sale del
cuerpo, de donde se ha arrancado ella misma, Minos la envía al séptimo círculo. Cae
en la selva, sin tener designado sitio fijo… Los despojos son comidos por las Arpías; al
devorarlos, les causan dolor y abren paso por donde ese dolor se exhale. Como las demás
almas, cuando llegue el día señalado iremos a recoger nuestros despojos, pero sin que
ninguno de nosotros pueda revestirse de ellos. Porque no sería justo volver a tener lo
que uno se ha quitado voluntariamente. Los arrastraremos hasta aquí y en este lúgubre
bosque estará cada uno de nuestros cuerpos colgados del mismo árbol donde sufre tal
tormento su alma. ‘’
Oyeron un ruido y se les aparecieron dos hombres desnudos, que huyendo tan
precipitadamente rompían todas las ramas de la selva. Detrás de ellos iban perras negras,
ávidas (ansiosas). Empezaron a dar terribles dentelladas a aquel que se había escondido y
después de despedazarlo se llevaron sus miembros palpitantes. Virgilio tomó a Dante de la
mano y lo llevó hacia un arbusto, que se quejaba de sus heridas.
CANTO DECIMOCUARTO: Séptimo Círculo. Tercer Recinto: Los violentos contra
Dios. Capaneo, el anciano de Creta. Los ríos infernales.
Un desierto de arena ardiente, bajo una continua lluvia de fuego. Los dos poetas van
bordeando con cuidado el desierto, hasta llegar a un riachuelo de color rojo. Allí Virgilio
explica el origen de los diversos ríos infernales.
Se dirigieron al punto en que se dividía el segundo recinto del tercero y donde se veía el
terrible poder de la Justicia Divina. Había un arenal que rechazaba la vida de cualquier tipo
de planta. Dante vio numerosos números de grupos de almas desnudas, que lloraban
miserablemente y parecían cumplir sentencias diversas. Unas yacían de espalda sobre el
suelo, otras estaban sentadas en confuso montón y otras estaban continuamente andando. Las
que daban la vuelta al círculo eran más numerosas y en menor número eran las que yacían
para sufrir algún tormento; pero éstas tenían la lengua más suelta para quejarse. Llovían
lentamente en el arenal grandes copos de fuego.
Vieron a Capaneo, uno de los siete reyes que sitiaron (cercar) a Tebas. Despreció a Dios y
lo seguía despreciando.
Llegaron en silencio al sitio donde desemboca un riachuelo fuera de la selva. Virgilio le dijo
a Dante que era tiempo de apartarse del bosque.

CANTO DECIMOQUINTO: Séptimo Círculo: Tercer Recinto: Los violentos contra


naturaleza
Visión de los que cometieron violencia contra naturaleza, castigados a correr eternamente
bajo el fuego. Entre ellos va Brunetto Martini, que predice a Dante las persecuciones de las
que le harán objeto sus compatriotas. A pesar de la condena por el pecado de sodomía, no
dejamos de notar el respeto y el amor de Dante por su antiguo maestro.
Se pusieron en marcha siguiendo una de las orillas petrificadas (convertidas en piedra). Ya
se hallaban lejos de la selva, cuando encontraron una legión de almas que iba a lo largo del
ribazo (porción de tierra con elevación o declive).
Una de ellas cogió a Dante del vestido. Era Brunetto (hombre que tomó parte en la vida
política de la ciudad / Fue maestro de Dante; aunque probablemente sólo maestro de vida y
modelo de conducta ciudadana). Le dijo que caminaría a su lado, porque las almas que se
detienen quedan después cien años sufriendo sin poder esquivar la lluvia de fuego.
Dante le cuenta a Brunetto que ‘’arriba’’, en la vida serena, se extravió en un valle antes de
haberse llenado su edad; y cuando retrocedía, se le apareció Virgilio que lo está devolviendo
al verdadero camino.
Brunetto le aconseja a Dante que siga su estrella, y que Florencia será su enemigo; era una
raza avara, envidiosa y soberbia. ‘’ ¡Que sus malas costumbres no te manchen nunca! ‘’
Dante a Brunetto: ‘’Si todos mis deseos se hubiesen realizado… no estarías vos fuera de la
raza humana… porque tengo siempre fija en mi mente, vuestra querida, buena y paternal
imagen, cuando me enseñabais en el mundo cómo el hombre se inmortaliza… Conservo
grabado en mi memoria cuanto me referís acerca de mi destino… ‘’
Los que estaban en ese lugar fueron clérigos y literatos de gran fama y que el mismo pecado
los contaminó a todos en el mundo.

CANTO DECIMOSEXTO: Séptimo Círculo. Tercer Recinto: Los violentos contra la


naturaleza.
Entre los violentos contra naturaleza encuentra a tres nobles florentinos, famosos por su
actividad política… el grado de degeneración y decadencia a que ha llegado Florencia. Ya
están al borde del insalvable acantilado que los separa del Octavo Círculo.
Se encontraban en un sitio donde se oía el rimbombar (retumbar) el agua que caía. Se
separaron tres sombras de entre una multitud que pasaba sobre la lluvia del áspero martirio.
Fueron hacia ellos y gritaron: ‘’ ¡Detente, tú, que, a juzgar por tus vestidos, eres hijo de
nuestra depravada tierra! ‘’ Cuando las sombras llegaron donde estaban, empezaron a dar
vueltas formando un círculo.
‘’Si hubiese podido estar al abrigo del fuego, me habría lanzado hacia ellos, y creo que mi
Maestro lo hubiera tolerado; pero como estaba expuesto a abrasarme y conocerme, el miedo
venció la buena intención que me impelía a abrasarlos…’’
Las almas le preguntaron a Dante si la gentileza y el valor habitaban aún en Florencia. Luego
de responderle, las almas rompieron el círculo y huyeron de prisa. Virgilio determinó que se
fuesen
Virgilio le dijo a Dante: ‘’Pronto vendrá de arriba lo que espero y pronto también es preciso
que descubran tus ojos lo que tu pensamiento no ve con seguridad. ‘’
Dante vio venir nadando por el aire denso y oscuro una figura.

CANTO DECIMOSEPTIMO: Séptimo Circulo. Tercer Recinto: Los violentos contra


el arte. Descenso al octavo círculo.
Mientras Virgilio habla con Gerión (monstruo gigante formado por tres cuerpos, con sus
respectivas cabezas y extremidades / Formado por tres naturalezas: hombre en el rostro,
león en las garras y serpiente en el resto del cuerpo), Dante contempla a los usureros, que
se encuentran en las arenas ardientes. Luego los dos poetas montan sobre el alado Gerión,
que los transporta al Octavo Círculo.
‘’He aquí al monstruo de aguzada cola, que traspasa las montañas y rompe los muros y las
armas. He aquí a quien corrompe al mundo entero. ‘’
Virgilio le hizo una señal a la fiera, indicándole que se dirigiera hacia la margen de piedra
sobre la que se encontraban. Su rostro era el de un varón y el resto del cuerpo el de una
serpiente. Tenía dos garras llenas de vello hasta los sobacos, y la espalda, el pecho y los
costados salpicados de manchas. Se dirigieron hacia la fiera. Virgilio le ordenó a Dante que
vaya a examinar las condiciones de las almas que estaban sentadas al borde del abismo,
mientras él hablaba con la fiera para que les preste sus fuertes espaldas.
Dante avanzó hacia el extremo del séptimo círculo, donde gemían las almas. El dolor brotaba
de sus ojos, mientras se defendían con las manos de los perros, el estío (verano) y rechazaban
con las patas o con el hocico las pulgas, moscas o tábanos que los molestaban. No reconoció
a ninguno. Sin embargo, vio en una bolsa amarilla una figura azul que tenía la apariencia de
un león. Después, vio otra roja como la sangre, que ostentaba una oca (ganso) más blanca
que la leche. Uno de ellos, en cuya bola figuraba una puerca preñada, de color azul (Más que
individuos concretos, Dante se refería a determinadas familias conocidas como prestamistas
y usureros, designándolas por su escudo de armas).
Dante encontró a Virgilio, su guía, que había saltado sobre la grupa (‘’montura’’) del feroz
animal y le dijo que monte delante, para que él se quedase entre la cola y Dante, a fin de que
la bestia no le causase daño.
De aquí en adelante no se podía bajar sin la colaboración de fieras como esa.
A penas Dante montó, Virgilio lo estrechó y sostuvo entre sus brazos.
El animal retrocedió como una barca y cuando sintió libre todos sus miembros, revolvió la
cola hacia donde antes tenía el pecho y, extendiéndola, la agitó como una anguila.
Gerión los dejó en el fondo del abismo, al pie de una desmoronada roca, y luego se alejó.

CANTO DECIMOCTAVO: Octavo Círculo. Primer foso: Los rufianes y seductores.


Nos encontramos en el Octavo Círculo, dividido en diez fosos, donde penan los fraudulentos
contra toda la humanidad. Van andando a lo largo del primer foso, en el que se encuentran
los rufianes y seductores. De un foso al siguiente es necesario pasar a través de un puente
de piedra. Así llegan al segundo foso, donde encuentran a los aduladores. Los ‘’malebolge’’,
o fosos de podredumbre (putrefacción), van descendiendo de forma concéntrica hasta el
pozo que constituye el centro del Infierno. Son la imagen de la sociedad en corrupción, la
progresiva desintegración de todo tipo de relaciones entre los hombres, sexuales, religiosas,
políticas, lingüísticas, etc., hasta llegar al pozo donde ha desaparecido toda confianza y
donde no se puede esperar más que el despeñamiento al fondo del abismo.
Había un lugar en el infierno llamado Malebolge, construido todo de piedra y de color
ferruginoso (marrón rojizo). En el centro de aquella funesta planicie se abría un pozo bastante
ancho y profundo. El espacio que quedaba entre el pozo y el pie de la dura cerca era redondo
y estaba dividido en diez valles o recintos cerrados; avanzaban desde la base de la montaña
algunas rocas que, atravesando los márgenes y los fosos (excavación profunda), llegaban
hasta el pozo central y allí se reunían quedando truncadas. Este era el sitio que encontraron
cuando descendieron de la grupa de Gerión.
EL primer foso lo llenaban nuevos tormentos y nuevos burladores. En el fondo estaban
desnudos los pecadores. Por uno y otro lado de la negra roca, cornudos demonios con largos
látigos, azotaban cruelmente las espaldas de los condenados. Dante reconoció a Venedico
Caccianimico, quien obligó a la bella Ghisola a satisfacer los deseos del marqués (entregó a
su propia hermana a la lujuria de Azzo VIII de Ferrara, a cambio de protección). Mientras
hablaban, un demonio le pegó un latigazo.
Dante y su Guía subieron por una roca de la montaña y salieron del recinto. Desde un puente
contemplaron una fila de almas que iban hacia ellos, y que igualmente eran castigados por el
látigo. Iban todos los que habían cometido alguna clase de engaños.
Se encontraban en el punto donde el estrecho sendero se cruzaba con el segundo margen. Allí
vieron una nueva fosa, donde las almas daban soplidos por las narices y se golpeaban con sus
propias manos. La fosa era tan profunda que no se podía ver el fondo. Siguieron observando
hasta que quedaron saciadas sus miradas.

CANTO DECIMONONO: Octavo Círculo. Tercer Foso: Los simoníacos.


En el tercer foso están los simoníacos (Ej. venta de indulgencia), hundidos cabeza abajo en
el suelo y con los pies al aire, convertidos en antorcha. Dante condena la avaricia del
Papado, simbolizada en la simonía o comercio con las cosas que pertenecen a Dios.
 Simón, mago de Samaria, quiso comprar de los apóstoles Pedro y Juan la facultad de
comunicar el Espíritu Santo a los bautizados por medio de la imposición de manos. San
Pedro lo rechazó. De él toma nombre el comercio con las cosas divinas, simonía,
simoníaco.
El suelo tenía por todos lados piedra lívida (amoratada) llena de pozuelos, todos redondos y
de igual tamaño. Fuera del brocal (baranda alrededor) de cada uno de los agujeros salían los
pies y las piernas de un pecador, hasta el muslo, quedando dentro el resto del cuerpo. El fuego
flameaba desde el talón hasta la punta de los pies.
Se acercaron a uno que agitaba sus pies más que sus compañeros para saber quién era. Era el
papa Nicolás III, quien comerció con los bienes de la iglesia una vez convertido papa para
enriquecer a los Orsini, su familia.
Una vez que Dante se sinceró con el alma abrasada, Virgilio lo cogió de los brazos y
volvieron a subir por el camino por donde habían descendido, hasta que llegaron a la parte
superior del puente que iba de la cuarta a la quinta calzada. Desde allí descubrieron una nueva
fosa.
CANTO VIGÉSIMO: Octavo Círculo. Cuarto Foso: Los adivinos.
En el cuarto foso están los adivinos, con las cabezas colocadas al revés sobre los hombros,
mirando y andando, por tanto, sólo hacia atrás. Virgilio cuenta la historia de su ciudad
natal, Mantua.
Los adivinos representan a los que han usurpado el poder de Dios para conocer el futuro.
Los cuerpos retorcidos son la imagen de la deformación del conocimiento y de la verdadera
ciencia, deformación que se usa, como todo en los Malebolge, para el engaño de los demás
y el propio beneficio.
Dante se hallaba dispuesto a contemplar el descubierto fondo, que estaba bañado en lágrimas
de angustia, cuando vio venir por la fosa circular gente que, llorando en silencio, caminaba a
paso lento, igual que en las procesiones. Cuando inclinó su mirada hacia ellos, le pareció que
cada uno de los condenados estaba retorcido de un modo extrañado desde la barba hasta el
principio del pecho, pues tenían el rostro vuelto hacia las espaldas y les era preciso andar
hacia atrás, porque habían perdido la facultad de ver ‘’hacia adelante’’. Dante se apenó, pero
Virgilio le dijo ‘’En el Infierno la piedad consiste en no tener piedad’’.
‘’Mira cómo ha convertido sus espaldas en pecho: por haber querido ver demasiado hacia
adelante, ahora mira hacia atrás y anda su camino al revés. ‘’
 Algunos que allí estaban:
- Anfiarao, uno de los siete reyes de Tebas, adivinó que habría de morir en la guerra y
trató de ocultarse; pero traicionado por su mujer, fue obligado a combatir.
- Tiresias, adivino tebano, golpeó con su báculo a dos serpientes en celo y fue
convertido en mujer hasta que consiguió, siete año después, golpear otra vez a las
mismas serpientes y consiguió recobrar su forma.
- Aronte, adivino que predijo la guerra entre César y Pompeyo.

 Origen de Mantua: Manto, hija de Tiresias, que tras vagar por innumerables regiones, vio
una tierra inculta y deshabitada. Se detuvo en ella con sus esclavas, para huir de todo
consorcio (unión; aglomeración) humano y para ejercer su arte mágica, y allí vivió y dejó
sus restos mortales. Entonces los hombres que estaban dispersos por los alrededor se
reunieron en aquel sitio, y edificaron una ciudad sobre los huesos de la difunta. La ciudad
tomó ese nombre en honor a ella.
Mientras seguían hablando, caminaban…

CANTO VIGÉSIMO PRIMERO: Octavo Círculo. Quinto foso: Un infierno grotesco.


Los barateros que se han enriquecido traficando con los cargos públicos y que,
paralelamente, representan en la vida civil lo que los simoníacos en el ámbito eclesiástico.
Llegaron a lo alto del quinto puente, donde se detuvieron para ver la otra hondonada (espacio
de terreno hondo) de Malebolge y allí otras varias lágrimas. De pronto vieron un negro diablo
que iba corriendo por el puente, que llevaba sobre sus hombros a un pecador. Lo arrojó abajo
y regresó de prisa. El pecador se hundió y volvió a la superficie empapado en pez. Después,
los demonios que estaban escondidos bajo el puente lo pincharon con más de cien arpones.
Virgilio le dijo a Dante que se oculte detrás de una roca. Luego, él pasó al otro lado del
puente, y todos los demonios volvieron contra él sus arpones. Pero él les dijo que no se
atrevan, y que antes de cualquier cosa uno de ellos hable con él. Todos gritaron: Malacoda.
Virgilio le dijo que era una orden divina que a Dante se le enseñe el camino salvaje. Malacoda
accedió.
Siguieron avanzando hasta un punto donde Malacoda dijo: ‘’Por este escollo (obstáculo) no
podréis ir más lejos, pues el sexto puente yace destrozado en el fondo. Si os place ir más
adelante, seguid esta costa escarpada (altura, que no tiene subida ni bajada); cerca veréis
otro escollo por el que podréis pasar. ‘’ Envió con ellos a varios demonios para que
observasen si alguien sacaba la cabeza al aire. Les ordenó que debían llegar salvos hasta el
otro escollo que atravesaba enteramente sobre la otra fosa.
Se pusieron en camino…

CANTO VIGÉSIMO SEGUNDO: Octavo Círculo. Quinto Foso: Los barateros.


Al haberse roto el puente por el que debían pasar al siguiente foso, tienen que caminar por
el borde circular hasta otro puente, y así siguen encontrando más ejemplos de este abundante
tipo de pecadores. La pelea entre los demonios es símbolo de que el ‘’orden’’ del Infierno
está basado en el desorden, el engaño y la falsedad.
Seguían marchando con los diablos. Uno de ellos, con su culo como instrumento de viento,
puso en marcha a jinetes y peones.
Los pecadores sacaban su cabeza de la fosa y volvían a hundirse cuando pasaban los
demonios. Uno de ellos se quedó más tiempo en la superficie y uno de los diablos lo sacó de
allí tomándolo de los cabellos. Uno de los demonios lo enganchó por el brazo con su arpón
y le arrancó de un solo golpe todo el antebrazo. El pecador se llama Ciampolo.
 ‘’Juego’’: Ciampolo tentó a los demonios a seguirle y todos se volvieron hacia la
pendiente opuesta. Ciampolo saltó hacia la paz y se puso al abrigo de los propósitos de
los diablos. Alichino (el demonio que tuvo la culpa del reto), que le había dado la ventaja
como parte del juego, se lanzó tras de él. Pero no pudo igual la velocidad del espanto de
Ciampolo. Calcabrina (otro demonio), irritado contra Alichino, echó a volar tras él y
volvió sus garras contra su compañero, y se aferró con él sobre el mismo estanque. Pero
éste hizo también de las suyas, y los dos cayeron en medio de la pez hirviente. Todo el
esfuerzo para volver a remontar fue en vano porque sus alas estaban enviscadas.
Barbariccia (demonio a cargo) hizo volar a cuatro desde la otra parte con todos sus
arpones para que tendieran sus garfios a los dos demonios, que estaban medio cocidos en
la superficie de la fosa.
Dante y Virgilio dejaron a los demonios atrás…

CANTO VIGÉSIMO TERCERO: Octavo Círculo. Sexto Foso: Los Hipócritas.


Escapan de los demonios y llegan al sexto foso, lugar donde están condenados los
hipócritas.

Iban solos, en silencio y sin escoltas.

 Comparación de los demonios con la Fábula de Esopo: Cuenta cómo una rana se ofrece
a ayudar a un ratón a cruzar una charca, con la intención de hundirse con él y ahogarlo.
El ratón, por miedo, ata una de sus patas a una de las ancas de la rana, y cuando ésta
intenta ahogarlo, ofrece resistencia. Aparece entonces un gavilán que coge al ratón,
llevándose al mismo tiempo a la rana atada con él y devorándolos a los dos.
Dante estaba asustado porque los demonios habían sido engañados por su causa, y los podían
seguir con ira.
De repente, Dante vio a los demonios con las alas extendidas que iban muy cerca de ellos,
queriendo cogerlos. Virgilio lo agarró súbitamente. Desde lo alto de la calzada (parte central)
por la pendiente roca, Virgilio se deslizó, llevando sobre su pecho a Dante. Apenas tocaron
sus pies el suelo del profundo abismo, aparecieron los demonios sobre sus cabezas; pero ya
no les inspiraban temor porque la alta Providencia, que los había designado ministros para la
quinta fosa, les quitó la facultad de separarse de allí.
Abajo encontraron gentes que brillaban como el oro, llorosos, fatigados y abatidos. Llevaban
capas con capuchas echadas sobre los ojos. Aquellas capas eran doradas por fuera, pero por
dentro eran completamente de plomo y pesadas. Era un manto fatigoso por toda la eternidad.
Las sombras caminaban despacio rendidas por el peso.
Dos almas reconocieron el acento / idioma de Dante y les pidieron que se acerquen a
hablarles. Uno de ellos les dijo: ‘’Estas doradas capas son de plomo y tan gruesas que su
peso nos hace gemir… Yo me llamo Catalano y éste Loderingo. Tu ciudad nos nombró
magistrados, como suele elegir a un hombre neutral para conservar la paz… ‘’
Dante vio en el suelo a un crucificado con tres estacas, una para cada mano y otra para los
dos pies. Estaba atravesado en el camino para que lo pisen los condenados que llevan las
capas de plomo. Se trataba de Caifás, el sacerdote que convenció a los miembros del
Sanedrín para que condenaran a Jesús.
Virgilio le preguntó al fraile si había alguna abertura por donde pudiesen salir sin obligar a
los ángeles negros a que los saquen; a lo que este respondió: ‘’Más cerca de que lo esperas
se levanta una peña (monte o cerro) que parte del gran círculo y atraviesa todas las terribles
fosas; pero está cortada en ésta y no continúa sobre ella. Podréis bajar por las ruinas que
existen en el declive de su falda y llegar hasta el fondo. ‘’
Virgilio se alejó envuelto en cólera porque aquel ‘que ensartaba con su garfio a los
pecadores’’ no les había avisado de ese obstáculo. Dante siguió las huellas de su maestro…

CANTO VIGÉSIMO CUARTO: Octavo Círculo. Séptimo Foso: Los ladrones.


Tras subir desde el fondo del pozo, atraviesan el puente y llegan al séptimo, lleno de reptiles,
entre los que sufren los ladrones. Vanni Fucci predice la destrucción de los Blancos de
Florencia.
Al llegar al derruido puente, Virgilio abrió sus brazos y cogió a Dante por detrás, y elevándolo
sobre la cima de una roca, señaló a la otra diciendo: ‘’Agárrate bien a ésa, pero tantea
primero si podrá sostenerte. ‘’ Apenas podían trepar de piedra en piedra. Como Malebolge
siempre iba en declive hasta la boca del profundísimo pozo, cada fosa que se recorría
presentaba un margen que se elevaba y otro que descendía. Cuando llegaron al extremo donde
se destacaba la última piedra, Dante se sentó.
Virgilio le dijo a Dante que controle su pereza, porque todavía tenían que subir una escala
mucho más larga, pues no bastaba haber atravesado por entre los espíritus infernales.
Dante escuchó una voz, y le pidió a Virgilio que descendiesen de ese muro porque no
comprendía nada, y tampoco veía nada.
Bajaron por el puente desde lo alto hasta donde se unía con el octavo margen y entonces
descubrieron la fosa y vieron una espantosa masa de serpientes, de diferentes especies. A
través de aquella espantosa y cruel multitud de reptiles, corrían gentes desnudas y
aterrorizadas, sin esperanza de encontrar refugio. Tenían las manos atadas a la espalda.
Vieron a uno de los hombres ser mordido por una serpiente en el cuello, e inmediatamente
se hizo cenizas, pero de la misma forma se rehízo en un par de segundos. Este hombre era
Vanni Fucci, un toscano que prefirió la vida salvaje. Estaba sumido ahí porque robó en la
sacristía los hermosos ornamentos (de este robo se acusó erradamente a otra persona).
 Vanni Fucci le dio un anunció a Dante: ‘’En primer lugar, los Blancos expulsarán a los
Negros de Pistoia (1301), después los Blancos de Florencia serán expulsados por los
Negros (1301). Después, el marqués de Lunignana derrotará a los Blancos de Pistoia y
llevará la ruina a todos los miembros de este partido en Toscana, entre ellos Dante, que
perderán toda esperanza de poder recuperar el poder. ‘’

CANTO VIGÉSIMO QUINTO: Octavo Círculo. Séptimo Foso: Los ladrones. Cinco
ladrones florentinos y sus transformaciones.
Siguen los ladrones. Igual que en la vida robaron la propiedad de otros, aquí son despojados
de sus propias formas. Igual que ellos desconocieron en la tierra las palabras meum y tuum,
aquí han perdido la diferencia entre el yo y el tú. Abundan entre ellos los florentinos.
Al terminar sus palabras, el ladrón alzó ambas manos e hizo un gesto indecente hacia Dios.
Dante agradeció que dos serpientes se hayan lanzado sobre él. En todos los círculos del
oscuro Infierno no había visto un espíritu tan soberbio ante Dios.
De repente, vieron llegar a un Centauro, que gritaba y preguntaba por ‘’el soberbio’’. Sobre
la espalda del centauro, detrás de la nuca, descansaba un dragón con las alas abiertas, el cual
abrasaba cuanto salía a su encuentro. Ese monstruo era Caco, quien había robado los ganados
de Hércules y fue muerto por este mismo.
Caco desapareció, y al mismo tiempo se acercaron a ellos tres espíritus por debajo del margen
de donde estaban. Los tres fueron devorados por fieras: lagartos y víboras; sólo uno de ellos
no cambió de forma.

CANTO VIGÉSIMO SEXTO: Octavo Círculo. Octavo Foso: Los malos consejeros.
En el octavo foso encuentran a los falsos consejeros; no se trata de los que engañaron
aquellos a los que aconsejaban, sino de los consejeros del engaño. Como los ladrones del
círculo anterior habían robado cosas materiales, éstos han robado a otros su integridad
moral. La utilización del fraude con finalidad política provoca en Dante una cierta
admiración, como veremos cuando encontremos a Ulises. El engaño para conseguir el
triunfo de la patria es moralmente punible (que merece castigo), pero no vemos claramente
en Dante la hostilidad (rechazo) que manifiesta cuando trata otros tipos de engaños.
El nombre de Florencia es famoso en el infierno. Entre los ladrones encontraron cinco de sus
nobles ciudadanos, lo cual es una vergüenza pero a Florencia le honraba mucho.
Partieron, y, por los mismos escalones de las rocas que les habían servido para bajar, subió
Virgilio tirando de Dante. No era posible mover un pie sin el auxilio de las manos.
Dentro del fuego estaban los espíritus, cada uno revestido de una llama que lo abrasaba.
Dentro de ellas estaba Ulises y Diomedes, quienes sufrían juntos el mismo castigo, como
juntos se entregaron al mismo pecado. En esa llama se lloraba el gaño del caballo de madera
que fue la puerta por donde salió la noble estirpe de los romanos. Dante quería hablar con
ellos, pero Virgilio le dijo que lo deje hablar a él, porque quizás, como son griegos, se nieguen
a responderle.
 Ulises: ‘’Cuando en mi viaje de regreso a Troya logré separarme de la maga Circe, que
me tuvo entretenido un año en las playas del monte Circeo, llegué a mi patria, Itaca.
Pero ni la ternura de mi hijo, ni la piedad hacia mi anciano padre, ni el amor de mi
mujer, consiguieron retenerme… Con una arenga infundí en mis compañeros deseos de
continuar el viaje… pero nuestro gozo se trocó (convirtió) bien pronto en llanto, pues de
aquella tierra se levantó un torbellino que chocó contra la proa de nuestro buque; tres
veces lo hizo girar juntamente con las encrespadas olas y a la tercera lo levantó de popa
y sumergió la proa como plugo (dar gusto) al Otro (refiriéndose a Dios), hasta que el
mar volvió a cerrarse sobre nosotros. ‘’
CANTO VIGÉSIMO SÉPTIMO: Octavo Círculo. Octavo Foso: Los malos consejeros.
Seguimos en el mismo foso. El espíritu de Guido de Montefeltro pide noticias de Romaña y
cuenta su propia historia. Capitán de fortuna que logra establecerse como señor de Urbino
por medio de engaños y hechos de armas. Al final de su vida intenta salvarse con una
hipócrita profesión en la orden franciscana. El significado alegórico de este episodio se
concentra precisamente en la condena de la astucia política entendida como
quebrantamiento de las relaciones entre el hombre y la ley divina.
Un alma le habló a Dante: ‘’Aun cuando yo haya llegado tarde, no te pese permanecer
hablando conmigo, pues a mí no me pesa no obstante que estoy ardiendo. Si acabas de caer
en este mundo lóbrego (oscuro, tenebroso, triste, melancólico) desde la dulce tierra latina,
donde he cometido todas mis faltas, dime si los romañolos están en paz o en guerra…’’
Dante le respondió que Romaña no estaba ni estuvo nunca sin guerra en el corazón de sus
tiranos; pero que, cuando él llegó al Infierno, no había guerra manifiesta. Luego, le preguntó
su nombre.
El alma respondió: ‘’Yo fui hombre de guerra y luego franciscano, creyendo que con ese
hábito expiaría mis faltas. Y mi presencia hubiera tenido ciertamente efecto si el Gran
Sacerdote, a quien deseo todo mal, no me hubiese hecho incurrir en mis primeras faltas…
mis acciones no fueron de león, sino de zorro. Yo conocí toda clase de astucias, todas las
acechanzas (espionaje; persecución cautelosa), y las practiqué tan bien que su fama resonó
hasta en el último confín del mundo… lo que antes me había agradado empezó a
disgustarme; y, arrepentido, confesé mis culpas y me retiré al claustro… Entonces, pude
haberme salvado; pero el príncipe de los nuevos fariseos estaba en guerra cerca de Letrás…
Pidiome consejo y yo me callé, porque sus palabras me parecieron las de un hombre
ebrio…’’ Sin embargo, luego le aconsejó que prometa mucho y cumpla poco, hasta que
gracias a los engaños renunciaron a la rebelión. Ni siquiera la intervención de San Francisco
pudo salvarlo.
Uno de los negros querubines lo llevó hasta Minos, el cual ciñó ocho veces su cola y lo dejó
entre los culpables que muerden el fuego.
Dante y Virgilio siguieron caminando, a través del escollo (dificultad, obstáculo), hasta llegar
al otro arco que cubre el foso donde se castigaba a los que cargaron su conciencia induciendo
a la discordia.

CANTO VIGÉSIMO OCTAVO: Octavo Círculo. Noveno Foso: Los sembradores de


discordias.
Noveno foso, donde están los encizañadores.
No existe lengua alguna que pueda expresar toda la sangre que vio Dante. Vio un espíritu
hendido desde la cabeza hasta la parte inferior del vientre: sus intestinos le colgaban por las
piernas, se le veía el corazón en movimiento y el triste saco donde se convierte en
excremento. Mientras Dante lo estaba mirando, el espíritu lo miró y con las manos se abrió
el pecho diciendo: ‘’Mira cómo me desgarro; mira cuán estropeado está Mahoma. Alí, mi
sucesor, va delante de mí llorando, con la cabeza abierta desde el cráneo hasta la barba. ‘’
Todos los que estaban ahí, han diseminado (esparcido) el escándalo; y estaban ahí hendidos
del mismo modo. Un diablo va a herirlos, dándole tajos con su afilada espada, luego, sus
heridas se cierran antes de que vuelva el demonio.

CANTO VIGÉSIMO NONO: Octavo Círculo. Noveno Foso: Los cizañeros. Décimo
Foso: Los falsificadores.
En el décimo foso se encuentran los falsificadores de cosas, palabras, metales y personas.
Los primeros están en este Canto representados por los alquimistas.
Cuando estuvieron colocados sobre el último recinto de Malebolge, hirieron los oídos de
Dante diversos lamentos, por lo que tuvo que cubrirse los oídos con ambas manos.
Descendieron hacia la izquierda por la última orilla del largo peñasco (monte o cerro), donde
la justicia castiga a los falsarios.
Iban paso a paso sin decir una palabra, mirando y escuchando a los enfermos, que no podían
sostener sus cuerpos.
Encontraron a dos espíritus y se les acercaron a hablar. Uno de ellos se llama Arezzo (Dícese
que este fue cierto alquimista, que, alabándose de conocer el arte de volar, prometió
enseñárselo a un senés llamado Álvaro de Siena, el cual le creyó al principio. Pero habiendo
advertido después el engaño, lo acusó ante el obispo de Egina, y fue condenado a ser quemado
vivo). El otro era la sombra de Capoccio, el que falsificó los metales por medio de la
alquimia.

CANTO TRIGÉSIMO: Octavo Círculo. Décimo Foso: Los falsarios. Suplantadores de


personas.
Siguen en el mismo foso, los suplantadores de personas, los monederos falsos y los
calumniadores. Los primeros aparecen como perros rabiosos, castigados por la justicia
divina y al mismo tiempo instrumentos de esa justicia porque se muerden unos a otros.
Uno de los espíritus era Gianni Schicchi, que va rabioso maltratando a los demás (Famoso
por su habilidad para imitar a otras personas. Se cuenta que, haciéndose pasar por el
moribundo Buoso Vincin-guerra, dictó un testamento en el que este dejaba su fortuna a su
sobrino Simone de Donati).
Otra era Mirra (hija de Ciniras, rey de Chipre, enamorada de su padre, se disfrazó con las
ropas de otra mujer para poder yacer con él).

CANTO TRIGÉSIMO PRIMERO: Descenso al Noveno Círculo: Gigantes que


circundan el foso.
Llegan al pozo, que está rodeado de gigantes, uno de los cuales, Anteo, les ayudará a bajar.
Alegóricamente, los gigantes, que se rebelaron contra Zeus, representan el orgullo de
Lucifer, que se rebeló contra Dios. Pero al mismo tiempo son la imagen de la fuerza ciega,
completamente animal, que queda en el alma cuando han desaparecido los lazos del amor y
la luz del intelecto. Así, Nemrod, Efialto y Anteo representan, respectivamente, la vacía
estupidez, la ciega rabia y la vanidad sin sentido.
Volvieron la espalda a aquel desventurado valle, anduvieron sin decir una palabra. Allí no
era de día ni de noche. Danto oyó resonar una trompa, tan fuerte que habría impuesto silencio
a cualquier trueno. Siguiendo el sonido con su cabeza, le pareció ver muchas torres elevadas.
Virgilio le tomó la mano Dante y le dijo que no eran torres sino gigantes.
Luego, pudieron distinguir el rostro, los hombres y el pecho de uno de ellos, y gran parte de
su vientre y sus dos brazos. Esos animales eran grandes, pero desprovistos de inteligencia.
Uno de ellos comenzó a gritar, y Virgilio le dijo que mejor siga entreteniéndose con la trompa
y que se desahogue con ella cuando le agite la cólera u otra pasión. El gigante era Nemrod,
que hablaba más de una lengua. Sin embargo, no comprendía el lenguaje y nadie conocía el
suyo (Era el gigante que quiso construir la torre de Babilonia para llegar al cielo, dando lugar
a la confusión de lenguas de que nos habla la Biblia).
Continuaron su viaje siguiendo hacia la izquierda, y encontraron otro gigante mucho más
grande y fiero. Estaba sujetado con una cadena que le rodeaba el cuello. Ese gigante quiso
ensayar su poder contra Júpiter y dio muestras de audacia cuando los gigantes causaron
miedo a los dioses. Se llamaba Efialto, y los brazos que tanto movió no los moverá jamás.
Siguieron caminando, y llegaron donde estaba Anteo (Gigante hijo de Neptuno y de la Tierra,
que vivía en Libia y se alimentaba de leones. Aparece sin cadenas porque no tomó parte en
la guerra contra los dioses, ya que nació más tarde).
Virgilio le pidió a Anteo que los conduzca al fondo del Cocito (Lago en el fondo del Infierno,
donde se encontraban los traidores). El gigante extendió sus manos y cogió a Virgilio, y este,
enseguida abrazó a Dante, de modo que parecían uno solo. Él los condujo suavemente al
fondo del abismo que devora a Lucifer y a Judas.
CANTO TRIGÉSIMO SEGUNDO: Noveno Círculo: Los traidores. Recinto Primero
(Caína): Los traidores. Recinto Segundo (Antenora): Los traidores a la patria.
En el Noveno Círculo se encuentra el Cocito, lago helado que aprisiona las almas de los
traidores. En el primer recinto, Caína (nombre derivado de Caín, asesino de su hermano),
están los traidores a sus propios parientes; en el segundo, Antinora (de Antenor, el troyano
que entregó su ciudad a los griegos), los traidores a la patria.
Cuando llegaron al fondo del oscuro pozo, Dante oyó que le decían que tuviese cuidado con
pisar las cabezas de los infelices y torturados. Las almas estaban sumergidas en el hielo,
produciendo el mismo ruido que la cigüeña con su pico. Tenían todo el rostro vuelto hacia
abajo; sus bocas daban muestra del frío que sentían y sus ojos las daban de la tristeza de su
corazón. Dante vio mil rostros amoratados por el frío.

CANTO TRIGÉSIMO TERCERO: Noveno Círculo: Los traidores. Recinto Segundo


(Antenora): Los traidores a la patria. Tercer Recinto (Ptolomea): Los traidores a sus
huéspedes.
Los viajeros entrarán en el tercer recinto. Ptolomea (del nombre del general de Jericó que
invitó al sumo sacerdote Simón y a sus hijos para asesinarlos durante el banquete), donde
están condenados los traidores contra sus propios huéspedes.
 Hay dos interpretaciones de la historia de Ugolino: Murió de hambre, ya que el dolor que
sentía no consiguió matarlo. Otra es que el hambre pudo más que la naturaleza y terminó
comiendo los cadáveres de sus hijos.
 Alberigo de Manfredi, señor de Faenza, que ingresó en la orden de los Hermanos
Gozosos, se había enemistado con sus parientes. Un día, fingiendo reconciliarse con ellos,
los invitó a un gran banquete y en el momento de servirse los postres los hizo asesinar.

CANTO TRIGÉSIMO CUARTO: Noveno Círculo: Los traidores. Cuarto Recinto


(Judesca). Los traidores a sus benefactores. Lucifer. Los traidores a la majestad: Judas
Iscariote. Del centro de la tierra al otro hemisferio.
Después de pasar el recinto de la Judesca (del nombre del apóstol que traicionó a Cristo),
se encuentran finalmente con Dite, Satanás; devorando al mismo tiempo con sus tres fauces
(gargantas) a Judas, Bruto y Casio. Pasan, a lo largo del cuerpo del señor del Iinfierno, a
través del centro de la Tierra, y se encuentran ahora boca abajo, en una caverna rocosa.
Deben seguir el curso del río Leteo, atravesando el otro hemisferio, hasta salir a la isla de
las antípodas, en la que se levante el monte del Purgatorio. Están otra vez fuera de la Tierra,
a la que han atravesado de parte a parte, y bajo la luz de las estrellas.
Estaban en un sitio donde las sombras se hallaban completamente cubiertas de hielo y se
transparentaban como paja en vidrio.
Virgilio le presentó a Dante a Lucifer y le aconsejó que se arme de fortaleza.
El emperador del doloroso reino salía fuera del hielo desde la mitad del pecho. La estatura
de Dante era más proporcionada a la de los gigantes, que la de cualquier de los gigantes en
comparación a la longitud de los brazos de Lucifer.
La cabeza de Lucifer tenía tres rostros. Uno por delante de color bermejo (rojizo); los otros
dos se unían a este sobre el medio de los hombros y se juntaban por detrás en lo alto de la
coronilla, el de la derecha era entre blanco y amarillo y el de la izquierda tenía el aspecto de
los oriundos del valle del Nilo (negro).
(Los tres rostros de diversos colores significan las tres partes del mundo entonces conocidas:
rojo o bermejo, los europeos; el entre blanco y amarillo, los asiáticos; y el negro, los
africanos. Los tres vientos de que habla simbolizan tal vez los tres vicios generadores de todo
mal: la soberbia, la envidia y la avaricia).
Debajo de cada rostro salían dos grandes alas, no tenían alas, eran del estilo de las del
murciélago y se agitaban de manera que producían tres vientos (interpretado en el párrafo
anterior). Con seis ojos lloraba Lucifer y por las tres barbas corrían sus lágrimas, mezcladas
de babas sanguinolentas. Con los dientes de cada boca trituraba un pecador.
El alma que estaba sufriendo la peor pena era la Judas Iscariote, que tiene la cabeza dentro
de la boca de Lucifer y agita fuera de ella las piernas. De las otras dos, que tienen la cabeza
hacia abajo, la que pende de la boca negra era Bruto. El otro, era Casio. (Los últimos dos
eran transgresores del orden secular (dicho del sacerdote o del clero), como Judas lo es del
orden divino).
Dante se abrazó a su cuello, y cuando las alas estuvieron bien abiertas Virgilio se agarró a
las velludas costillas de Lucifer y de pelo en pelo descendió por entre el hirsuto (pelo) costado
y las heladas costras. Cuando llegaron al sitio en que el muslo se desarrolla sobre lo grueso
de las caderas, Virgilio, con fatiga y angustia, volvió su cabeza hacia donde aquél tenía las
zancas (patas), y se agarró al pelo como un hombre que trepa.
Virgilio le pidió a Dante que se sostenga bien, porque por la escalera que le señaló era preciso
salir de la mansión del dolor.
Después, Virgilio salió fuera por la hendidura de una roca y sentó a Dante sobre el borde de
la misma. Virgilio le dijo a Dante que se levante: ‘’La ruta es larga, el camino malo y ya el
Sol se acerca a la mitad de tercia. ’’
El sitio donde se encontraban era el Centro de la Tierra, que era como una caverna de mal
piso y escasa luz.
Dante le preguntó a Virgilio por el hielo, y cómo era posible que en tan poco tiempo el Sol
haya hecho su recorrido.
Virgilio respondió: ‘’Pasaste el punto hacia el hemisferio opuesto a aquel que cubre el árido
desierto y bajo cuyo más alto punto fue muerte el Hombre que nació y vivió sin pecado
(Jerusalén)… Aquí amanece cuando allá anochece… ‘’
Dante y Virgilio entraron en un camino oculto para volver al mundo luminosos; y sin
concederse el mejor descanso subieron, Virgilio delante y Dante detrás, hasta que pudieron
ver por una abertura redonda las bellezas que contenía el Cielo, y por allí salieron para volver
a ver las estrellas.

Potrebbero piacerti anche