Sei sulla pagina 1di 13

Índice

PRÓLOGO:
La Palabra que cura e ilumina el corazón
por Jesús Martínez Carracedo . . . . . . . . . . . . . . . 7
PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
PREÁMBULO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

PRIMERA PARTE
ÁMBITOS DE CURACIÓN

1. El ciego de nacimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Curación física . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
2. La curación de diez leprosos . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Curación social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
3. El encuentro con el endemoniado . . . . . . . . . . . . 65
Curación psíquica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
4. Jesús y la samaritana junto al pozo . . . . . . . . . . . 73
Curación moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
5. La parábola del padre misericordioso . . . . . . . . . 85
Curación espiritual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

ÍNDICE 5
SEGUNDA PARTE
LUGARES Y DESTINATARIOS DE CURACIÓN

1. La hemorroísa (Lc 8,42-48) . . . . . . . . . . . . . . . . . 107


2. El enfermo crónico (Jn 5,1-9) . . . . . . . . . . . . . . . 115
3. Un hombre con la mano seca (Lc 6,6-11) . . . . . . 123
4. La viuda de Naín (Lc 7,11-17) .............. 131
5. La curación del paralítico (Mc 2,1-12) . . . . . . . . 139

EPÍLOGO: EMAÚS (LC 24,13-35):


Un modelo de relación de ayuda pastoral . . . . . . 151
Gracias a ti ................................ 170
Índice general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172

6 DEJARSE CURAR POR JESÚS


Prólogo

La Palabra que cura e ilumina el corazón

Dejarse curar

¡Cuánto nos cuesta dejarnos curar...! En nuestra mente


tendemos a ver siempre hacia fuera, hacia los demás; nos
cuesta un esfuerzo enorme invertir el proceso: ver nues-
tro interior, nuestras necesidades, nuestras heridas, nues-
tra vulnerabilidad, nuestra necesidad de ser cuidados,
protegidos, sanados, salvados.
Abrir nuestro corazón, desnudarnos, sentirnos frági-
les es la primera condición para que podamos crecer, ma-
durar, sanar y aprender.
Cuando nos acercamos a los textos bíblicos, descu-
brimos también esta dinámica: los enfermos se aproxi-
man a Jesús y le piden que les cure, o bien es el mismo
Jesús quien les pregunta: «¿Qué queréis que os haga?»
(Mt 20,29-34).
Este paso es fundamental y necesario para después
poder ser curador, evangelizador. «Quien quiera predi-

PRÓLOGO 7
car, primero debe estar dispuesto a dejarse conmover
por la Palabra y a hacerla carne en su existencia con-
creta» (EG 150). Para curar en nombre de Jesús es nece-
sario siempre haber sido curados por Él, haber sentido su
Amor en primera persona e identificarnos con su estilo y
actitudes.
Este nuevo libro de Arnaldo Pangrazzi nos ayudará
mucho en este proceso. Es otra de esas obras que se con-
vertirán en texto de referencia, pues vuelve a reflexionar
sobre la acción pastoral con los enfermos desde los tex-
tos bíblicos, como ya había hecho en El mosaico de la
Misericordia, allá por 1988. En este caso, con más pro-
fundidad y globalidad.

La Palabra en la vida pastoral


Esta propuesta se convierte en un regalo que –cuando se
cumplen los 50 años de la conclusión del Concilio Vati-
cano II– nos refresca las palabras y la invitación de la Dei
Verbum: «Es necesario que toda la Iglesia se nutra de la
Sagrada Escritura, y se rija por ella. […] Tenemos la
responsabilidad de repartir fructuosamente al Pueblo de
Dios el alimento de las Escrituras, que ilumine la mente,
robustezca las voluntades y encienda los corazones de
los hombres en el amor de Dios […], “porque el desco-
nocimiento de las Escrituras es desconocimiento de
Cristo”» (nn. 21.23.25).
Este objetivo se cumple con creces en esta preciosa
obra.
Persigue así también la invitación de Pastores dabo
vobis, 26: El evangelizador «debe ser el primero en tener

8 DEJARSE CURAR POR JESÚS


una gran familiaridad personal con la Palabra de Dios:
no le basta conocer su aspecto lingüístico o exegético,
que es también necesario; necesita acercarse a la Pala-
bra con un corazón dócil y orante, para que ella penetre
a fondo en sus pensamientos y sentimientos y engendre
dentro de sí una mentalidad nueva».
O la más actual de Evangelii gaudium, 174-175: «To-
da la evangelización está fundada sobre la Palabra, es-
cuchada, meditada, vivida, celebrada y testimoniada.
Las Sagradas Escrituras son fuente de la evangelización.
Por lo tanto, hace falta formarse continuamente en la es-
cucha de la Palabra. La Iglesia no evangeliza si no se
deja continuamente evangelizar. Es indispensable que la
Palabra de Dios «sea cada vez más el corazón de toda
actividad eclesial» […] La evangelización requiere la
familiaridad con la Palabra de Dios, y esto exige a las
diócesis, a las parroquias y a todas las agrupaciones ca-
tólicas proponer un estudio serio y perseverante de la
Biblia, así como promover su lectura orante, personal y
comunitaria».
Esta Palabra debe ser iluminadora de las situaciones
con que nos encontremos y del estilo y actitudes que de-
beremos vivir.
Por ello, en toda la acción de la Iglesia, y en especial
en la pastoral de la salud, es fundamental escuchar la Pa-
labra, pero también «poner un oído en el pueblo». Quien
trabaja o sirve en medio del mundo del dolor debe ser
«un contemplativo de la Palabra y, a la vez, un contem-
plativo del pueblo. Se trata de conectar el mensaje del
texto bíblico con una situación humana, con algo que
ellos viven, con una experiencia que necesite la luz de la

PRÓLOGO 9
Palabra» (EG 154). Sin esto, nuestra pastoral o vocación
no podemos decir que sea totalmente evangélica.
También a ello nos ayuda este texto de Arnaldo. Ana-
liza primero los textos de la Sagrada Escritura y después
los confronta con las situaciones reales de enfermedad.
Contemplar el Evangelio, la buena noticia en la vida
del enfermo que se encontraba con Jesús, es descubrir
que también yo, tú, nosotros, podemos hoy seguir siendo
Evangelio vivo para las personas con las que nos encon-
tramos, especialmente para las que sufren.

Curar en el nombre de Jesús

Los agentes pastorales, solo después de este primer mo-


mento de reconocimiento de necesidad y de encuentro
con la Palabra, podremos dar paso a curar/sanar en nom-
bre de Jesús. De lo contrario, podría llamársele «acción
social», «filantropía», «amor a los demás»..., pero no
«acción pastoral», no «evangelización».
Nosotros somos enviados por Cristo, a través de una
comunidad concreta que es la Iglesia, a unos herma-
nos/as que muchas veces están en vulnerabilidad y nos
necesitan, y en otras ocasiones pueden ser evangelizado-
res también para nosotros, pues también ellos pueden ser
rostro sanador de Jesús, desde la enfermedad y su modo
de afrontarla, para quienes nos acercamos a ellos.
Y en esta tarea de ser evangelizadores sanantes, em-
paparnos de los textos bíblicos provocará en nosotros el
descubrimiento de un estilo y unas actitudes muy con-
cretas del Dios curador del A.T. y de su encarnación en

10 DEJARSE CURAR POR JESÚS


Jesús, salud de los enfermos y modelo de vivencia del
sufrimiento.
Agradezco al profesor Arnaldo Pangrazzi esta obra.
Gracias. Seguramente a muy pocos tenga que decirles
quien es él, pues es vasta su bibliografía en este campo de
la pastoral de la salud, y es posible que incluso muchos de
vosotros le hayáis escuchado en alguna de las múltiples
conferencias que ha pronunciado en nuestro país.
Personalmente, no solo agradezco sus enseñanzas y
su pasión por los enfermos, sino que le tengo un afecto
especial por su acogida, ilusión, acompañamiento y hu-
mildad expresada hacia mí (permitidme esta licencia per-
sonal) en mi estancia de estudios en Roma, así como por
ser el director de mi tesina de Licencia acompañándome
en un tema en el que es un verdadero maestro: el duelo.
Gracias, Arnaldo. Es para mí un orgullo prologar esta obra.
Quiero agradecer también a Sal Terrae por esta pu-
blicación y por su decidida apuesta en estos últimos años
en favor de la publicación de textos que profundizan en
la Pastoral de la Salud y en todo el campo sanitario. Gra-
cias también a vosotros por vuestro servicio.
Disfrutadla.

JESÚS MARTÍNEZ CARRACEDO


Director del Departamento de Pastoral de la Salud.
Conferencia Episcopal Española

PRÓLOGO 11
Presentación

Desde siempre, los hombres han sentido la necesidad de


contarse su vida. Contarse es un modo de dar expresión
a la propia interioridad, de darse a conocer a los demás,
de revelarse.
Si el bagaje de los propios pensamientos y sentimien-
tos permanece oculto, nos privamos de la oportunidad de
honrar los dones recibidos y de dejar huellas en la vida
de los demás.
El lugar donde uno se narra y deja su legado es para
muchos el contexto familiar. Para otros, en cambio, es la
comunidad o la sociedad más amplia el ámbito en el que
se realiza su misión.
Las expresiones de la autonarración humana han asu-
mido formas diversas a lo largo del tiempo: del lenguaje
del dibujo y de los símbolos esculpidos en las cuevas
hasta las grandes obras dejadas por la civilización egip-
cia, griega y romana; desde el patrimonio artístico y reli-
gioso transmitido por la Iglesia hasta el diversificado len-
guaje mediático de nuestros días.
El mosaico de formas para expresarse incluye el arte,
el patrimonio lingüístico y cultural, las tradiciones de un
grupo o de una civilización, los cantos y las costumbres
de una nación, los ritos y las creencias de un fe religiosa.

PRESENTACIÓN 13
A través de estos diversos lenguajes, el ser humano
revela aspectos de su identidad, transmite fragmentos de
sus valores, de sus sensibilidades, de sus tesoros mate-
riales, humanos y espirituales.

Dios les dice a los hombres

También Dios ha hablado a la humanidad de muchos mo-


dos, pero, en particular, se ha servido de los hagiógrafos,
de personas guiadas por el Espíritu Santo, para transmi-
tir su Palabra al mundo.
El Antiguo Testamento narra la historia de Dios con
el pueblo de Israel, elegido para ser «estirpe escogida»;
se le revela sirviéndose de mediadores, como los profe-
tas; de guías, como Moisés y el rey David; de instrumen-
tos para la salvación, como los diez mandamientos.
Después, en la plenitud de los tiempos, Dios se reve-
la a los hombres a través de su Hijo: «Muchas veces y de
muchas formas habló Dios en el pasado a nuestros padres
por medio de los profetas. En esta etapa final nos ha ha-
blado por medio de un Hijo, a quien nombró heredero de
todo, por quien creó el universo» (Heb 1,1-2).
Jesús anuncia con su vida, sus palabras y sus accio-
nes, que «Dios es amor», y nos revela su plenitud dándo-
se completamente a los hombres, hasta morir en la cruz:
«Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único,
para que quien crea en él no perezca, sino tenga vida eter-
na» (Jn 3,16).
En la acción de Jesús descubrimos la misericordia de
Dios hacia los hombres, sobre todo hacia los más débiles,
los enfermos, los pobres y los marginados. Las páginas

14 DEJARSE CURAR POR JESÚS


del Evangelio están impregnadas de la ternura de Jesús
por quienes sufren: en su actividad emerge la oscilación
constante entre el ministerio de la predicación y el de la
curación. Por una parte, enseña, catequiza, confronta,
proclama la Palabra y prepara la llegada del Reino de
Dios, para abrir las mentes y los corazones a la esperan-
za; por otra, cura a los ciegos y los lisiados, hace cami-
nar a los paralíticos, expulsa los demonios, libera de la
opresión del mal, hace resucitar a los muertos.
Los milagros realizados por él manifiestan la irrup-
ción de Dios en la historia humana. No son hechos para
asombrar o recibir reconocimiento público, sino para
promover el bien de la persona, o se proponen como sig-
nos que anuncian el encargo mesiánico de Jesús. El mila-
gro es una intervención salvífica en el cuerpo o en el alma
de la persona, a la que Jesús asocia la conversión interior
y la exhortación a anunciar las obras de Dios.
Este libro es un viaje tras las huellas de Jesús, médico
de las almas y de los cuerpos, que entra en la historia hu-
mana para anunciar la liberación de la esclavitud del mal:

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha un-


gido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha en-
viado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los
ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para pro-
clamar el año de gracia del Señor» (Lc 4,18-19).

Invitamos con estas páginas a regresar a las raíces,


para volver a escuchar lo que Cristo dijo en Cafarnaún y
en las riberas del lago de Genesaret, en los pueblos de Ju-
dea y de Galilea, para que sus palabras puedan encontrar

PRESENTACIÓN 15
un eco en nuestros corazones, una morada en nuestra vi-
da, y nos ayuden a renovar nuestra fe, liberándonos de la
esclavitud de pensamientos y actitudes que aprisionan y
cierran las puertas a la esperanza.
El horizonte de la reflexión y de la escucha está for-
mado por los gestos y los «signos prodigiosos» realizados
por Jesús a los enfermos, para que sean una inspiración y
una orientación en el acompañamiento de las vivencias de
fragilidad del hombre moderno.
Los cuatro evangelios contienen unas cuarenta narra-
ciones de milagros, aunque a menudo se trata de los mis-
mos acontecimientos relatados de formas diversas por
los evangelistas. Las curaciones conciernen a varios ám-
bitos: la recuperación de la vida, de la palabra o del oído,
la interrupción de hemorragias, la curación de la lepra, el
restablecimiento tras unas fiebres fuertes, la recuperación
de la movilidad, etc.
Son muchos los episodios de curación en el Nuevo
Testamento; por eso ha sido necesario hacer una elección
entre ellos y ofrecer una propuesta estructurada.
Puesto que la curación de los enfermos no solo con-
cierne a la esfera física, hemos decidido proponer, en la
primera parte, algunos pasajes representativos de diver-
sos rostros de la curación, a saber:
– curaciones físicas;
– curaciones psíquicas;
– curaciones sociales;
– curaciones morales;
– curaciones espirituales.
En la segunda parte hemos situado los episodios de
curación vinculados a lugares específicos (la calle, una

16 DEJARSE CURAR POR JESÚS


piscina, la sinagoga, un cortejo fúnebre, una casa) y con
destinatarios particulares.
La elección del título, Dejarse curar por Jesús. Cu-
rar en el nombre de Jesús, recuerda la necesidad, para
quienes sufren hoy como ayer, de permitir al curador di-
vino sanar nuestras heridas. Al mismo tiempo, es un de-
safío para los agentes de pastoral, para que se vistan con
las mismas actitudes de Jesús al acercarse y acompañar a
quien sufre.
El viaje por los iconos bíblicos comienza con la pre-
sentación del icono clásico para el mundo de la salud, el
del buen samaritano; en la parte central se propone la per-
la de las parábolas, la del Padre misericordioso, y, para ter-
minar, el icono de los discípulos de Emaús, que invita a
hacerse compañeros de viaje de todos aquellos que son
probados por diversas formas de dolor y de sufrimiento.
El libro1 se dirige a todos cuantos experimentan la en-
fermedad del cuerpo, de la mente, del corazón y del es-
píritu, y a los agentes de pastoral, para que sean ilumi-
nados por Cristo en la transmisión del evangelio de la
misericordia.

P. ARNALDO PANGRAZZI, MI

1. Agradezco a Gina Martinez sus sugerencias sobre los aspectos grá-


ficos y estéticos del texto.

PRESENTACIÓN 17

Potrebbero piacerti anche