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Principio de Legalidad
La intimidación al delincuente potencial exige que el coaccionado pueda
saber con precisión cuáles son las acciones que no debe realizar porque serán
sancionadas. La punibilidad del hecho debe estar determinada en la ley antes de la
comisión, pues de lo contrario, la amenaza no puede producir efecto.
Este principio señala a la ley como fuente exclusiva del derecho penal y de
esa forma permite fijar límites al poder punitivo estatal: ningún hecho puede ser
castigado si la pena no está prevista en una ley antes que haya sido efectivamente
realizado.
Principio de Reserva
El principio de legalidad se complementa con otro principio que es el de
reserva. El mismo establece que las acciones privadas de los hombres que de
ningún modo ofendan la moral ni afecten a terceros, no pueden ser juzgadas por los
magistrados, sino que serán juzgadas por Dios.
Consecuencias de los principios de Legalidad y Reserva
Prohibición de Analogía en el Derecho Penal: si el hecho no está
contemplado concretamente en la ley penal, no podrá aplicarse al mismo una norma
que castigue un hecho similar porque esto contradice los artículos 1, 18 y 19 de la
CN. Excepcionalmente podrá aplicarse la analogía cuando su consecuencia sea en
beneficio del imputado.
Para determinar el ámbito en que las leyes son aplicables rige como pauta
general el principio de territorialidad, según el cual la ley penal del Estado se aplica
a los hechos punibles cometidos dentro de su territorio, sin considerar la
nacionalidad del autor.
El principio de territorialidad está consagrado en el artículo 1 del CP y
establece que el mismo se aplicará por los delitos cometidos dentro de la Nación
Argentina o en los lugares sometidos a su jurisdicción.
La consecuencia es que la ley penal se aplica al autor del hecho, sin importar
su condición de nacional o extranjero, domiciliado o transeúnte, pues lo
determinante es que el delito haya ocurrido en el territorio de la Nación. El
fundamento es que todas las personas deben respetar la ley del Estado en que se
encuentran.
Este principio según el cual la ley afecta solamente los hechos cometidos
después de su entrada en vigencia y antes de su derogación requiere considerar
que debe entenderse como momento de comisión: 1) cuando se ejecutó la acción;
2) en la omisión propia, cuando debía ejecutarse la acción omitida; 3) en la
impropia, cuando se produjo el resultado que el omitente no impidió. Esto además
requiere de otras precisiones: 1) el autor mediato realiza la acción cuando comienza
a utilizar el instrumento; 2) los coautores o cómplices cuando concretan su primer
aporte al último hecho; 3) en los delitos continuados, la acción se realiza desde el
primero hasta el último hecho; 4) en los permanentes, cuando se crea el estado
típico constitutivo del delito.
Pueden surgir leyes intermedias más favorables, que son aquellas que entran
en vigencia después de la comisión del hecho pero la misma es nuevamente
modificada por otra más rigurosa antes de que se dicte la sentencia definitiva.
Cuando la ley intermedia es la más favorable, como ya no rige cuando se dicta la
sentencia definitiva, constituye otro supuesto de retroactividad.
El principio de retroactividad no alcanza a las leyes intermedias temporales
(que son aquellas en las que se fija un período de duración) ni a las transitorias (son
las que se dictan por motivos extraordinarios o excepcionales). En consecuencia, se
afirma en el caso de estas leyes la ultractividad de las mismas.
Resulta importante destacar que el derecho argentino admite la aplicación
retroactiva de la ley penal más favorable, aún cuando haya recaído sentencia firme
y el acusado esté cumpliendo la condena.
El objeto de la teoría del delito es formular reglas generales que, sin afectar
las particularidades de cada caso, permitan imputar cualquier hecho punible a
determinadas personas a las cuales se les atribuye responsabilidad en su comisión.
En consecuencia, se trata de presentar aquellas exigencias que en todos los casos
deben cumplirse para que una determinada acción sea punible.
Elementos de la acción:
1. Elementos objetivos (mov. corporal y resultado): por un lado tenemos el
movimiento corporal que realiza el autor para obtener el resultado deseado y
por otro, el resultado mismo que es el cambio en el mundo exterior producido
por ese movimiento. El resultado consiste en realizar totalmente un tipo
penal. Por ejemplo, en el homicidio, el resultado es la muerte de la persona.
2. Elemento subjetivo: es la finalidad que tuvo el autor al realizar el
movimiento corporal.
Aspecto negativo o causales de exclusión de la conducta:
1. Estado de inconsciencia absoluta: el movimiento corporal es involuntario,
hay total ausencia de la psiquis del autor ya que el cerebro no tuvo
participación en el movimiento corporal. Debe ser total. Por ejemplo,
sonambulismo, fuertes estados febriles, desmayo, etc.
2. Fuerza física irresistible: el movimiento corporal es involuntario,
consecuencia de una fuerza externa (proveniente de la naturaleza o de la
acción de un tercero) sobre el cuerpo del autor, que hace que éste sea usado
como un instrumento, como una masa mecánica. Zaffaroni también habla de
fuerza física irresistible interna, causada por la naturaleza del propio cuerpo,
como por ejemplo, aquel que a causa del dolor de una quemadura
inesperada, aparta la mano violentamente, rompiendo un objeto del vecino.
3. Acto reflejo: el movimiento corporal es involuntario, incontrolable,
consecuencia de reacciones biológicas del mismo, con ausencia de
participación cerebral. Al no ser ordenado el acto por el cerebro, no hay
voluntad y por lo tanto, no hay conducta. En estos casos de falta de
conducta, el autor no tiene ninguna responsabilidad y no se le aplica ninguna
pena.
Elementos del delito: Tipicidad
Concepto:
La tipicidad es la característica que tiene una conducta de estar
individualizada como prohibida por un tipo penal. Es decir, es la adecuación de una
conducta al tipo penal. El tipo penal es la descripción de una conducta prohíbida.
Uno de los preceptos de la teoría del delito es que para ser considerada
delito, la conducta debe ser típica, es decir, coincidir exactamente con la descripción
de algún artículo del Código Penal, basándose en el principio de legalidad o reserva.
Bienes Jurídicos:
A través de la tipicidad podemos ver qué bienes jurídicos protege el derecho
penal: estos pueden ser universales (toda la sociedad es titular y pueden ser
seguridad o el ordén públicos, etc.) o individuales (hay un titular específico y pueden
ser la vida, la propiedad, la integridad sexual, la libertad, etc.).
Subsunción:
Es la verificación que hace el juez de que un hecho determinado tiene todos
los elementos descriptos en la figura penal, es decir que el juez subsume la
conducta de una persona a un tipo penal. La subsunción debe ser perfecta al tipo
penal ya que no puede existir analogía.
En los tipos cerrados, no existe dificultad, ya que como la descripción del
delito es completa, el juez sólo tiene que comparar la conducta con dicha
descripción. En los tipos abiertos, hay dificultad porque la descripción no es lo
suficientemente precisa. En los tipos dolosos la coincidencia entre hecho y
descripción del delito debe ser de tipo objetivo (cuando la conducta externamente
coincide con la descripción del delito) y de tipo subjetivo (cuando el autor
internamente quiso realizar esa conducta delictiva).
Tipicidad conglobante:
Zaffaroni propone reducir el poder punitivo mediante la incorporación de la
tipicidad conglobante. Distingue entre la tipicidad legal, la conglobante y la penal.
Esta tipicidad conglobante no legitima el poder punitivo, sino que intenta reducir su
irracionalidad. Considera irracional que sean penadas ciertas conductas:
1. Si una acción no lesiona un bien jurídico.
2. La lesión es insignificante.
3. El sujeto pasivo consiente o asume el riesgo de la acción.
4. Si objetivamente el agente tenía el deber jurídico de hacer dicha conducta.
Zaffaroni propone una consideración conglobada de la tipicidad para tomar
en cuenta el conjunto del orden jurídico y así determinar cuándo una acción
legalmente típica es también penalmente típica, por suponer una desobediencia a la
order legislativa. De esta forma, se propone una solución con la que se pretende
superar las contradicciones que exhibe el sistema normativo, argumentando que no
es posible admitir que la misma conducta esté a la vez prohibida y ordenada por el
mismo orden jurídico. La tipicidad conglobante vendría a ser un correctivo de la
tipicidad legal. Para que exista tipicidad penal, tengo que comprobar que existe
tipicidad legal y luego conglobarlo con el resto del ordenamiento jurídico para
verificar que no exista ninguna norma que permita esa conducta.
Clases de tipos:
A) Por su autonomía:
1) Tipos independientes de un tipo autónomo: cuando el tipo es autónomo o
básico.
2) Tipos dependientes de un tipo autónomo: el tipo se completa con el tipo
autónomo y si la característica del tipo dependiente no está presente, se aplicará el
tipo autónomo.
B) Por las características de la acción:
1) Tipos de resultado: donde su consumación exige que se produzca un
resultado externo que puede ser instantáneo o permanente.
2) Tipos de actividad: cuando con la misma acción ya queda consumado el
delito.
C) Según el número de bienes jurídicos que tutela penalmente el tipo:
1) Tipos simples: por ejemplo, el homicidio.
2) Tipos complejos: por ejemplo la extorsión, porque afecta la libertad y el
patrimonio.
D) Por la forma en que afecta al bien jurídico protegido:
1) Tipos de lesión: supone la lesión del bien jurídico protegido.
2) Tipos de peligro: donde el bien haya sufrido peligro concreto o abstracto.
E) Por la intensidad con que afecta al bien jurídico:
1) Tipos básicos: por ejemplo, matar.
2) Tipos calificados agravados: son tipos dependientes del tipo básico que le
agregan una característica especial y más gravosa. Ej: matar con alevosía.
F) Por las características exigidas a su autor:
1) Tipos comunes: delitos que puede cometer cualquiera (son la mayoría).
2) Tipos especiales: sólo pueden cometerlos determinadas personas. Pueden
ser propios, cuya comisión exige la calidad de funcionario, o impropios, cuando la
calidad especial del autor no es requisito del tipo básico pero opera como agravante.
G) Según quien crea, suprime o modifica los tipos penales:
1) Tipos legales: el legislador.
2) Tipos judiciales: cuando el juez puede crear los tipos penales.
H) Según se individualice o no totalmente la conducta prohibida:
1) Tipos cerrados: el comportamiento prohibido está descripto de forma total
y exhaustiva por medio de elementos objetivos. En estos supuestos la labor judicial
de subsumir la conducta de un sujeto a un tipo legal resulta sencilla y se agota en
una comparación destinada a verificar si existe o no coincidencia entre lo que el tipo
prevé y aquello que el sujeto hizo.
2) Tipos abiertos: comprende comportamientos en los cuales la infracción a la
norma no está expresada con suficiente precisión. Contiene un descripción que
exige al juez una valoración normativa sobre la ilicitud del comportamiento concreto
del acusado, complementando la prohibición, estableciendo en cada caso concreto
si la acción está o no prohibida por la norma.
I) Según profesora:
1) Tipos dolosos: el autor se representa un resultado como posible o probable
y se obra en función de ese resultado.
2) Tipos culposos: se obra con negligencia o impericia sin preveer el
resultado.
3) Tipos activos: son aquellos que implican un hacer y están descriptos en
una norma prohibitiva.
4) Tipos omisivos: son aquellos que implican un no hacer y están descriptos
en una norma preceptiva.
TIPO OBJETIVO:
Contiene una descripción que por lo menos requiere de un sujeto activo, un
sujeto pasivo y una situación de hecho que, en los tipos de resultado, requiere que
se produzca un cambio externo que pueda ser imputado al autor.
De esta forma, sujeto activo, sujeto pasivo y situación de hecho son
elementos permanentes, pues conforman el contenido genérico de todos los tipos, a
los cuales se les puede agregar los elemenos ocasionales que condicionan la
adecuación en algunos delitos con contenidos específicos.
1. Elementos permanentes.
1.1. Sujeto Activo o Autor: es la persona que realiza la conducta prevista en
el tipo, aunque puede no ser el autor material del hecho, sino el actor intelecutal,
quien utiliza al primero como un instrumento. Puede ser unisubjetivo (cuando la
acción puede ser ejecutada por un solo autor); plurisubjetivo (cuando requiere la
intervención de varias personas); Delictia Comunia (cuando el autor del delito puede
ser cualquier persona); o Delictia propia (cuando sólo puede ser autor quien tenga
determinadas características o posición).
1.2. Sujeto Pasivo: es el titular del bien jurídico tutelado penalmente. Puede
no ser la víctima del delito. Puede ser común o calificado.
1.3. Acción: es el comportamiento típico, habitualmente descripto mediante
un verbo que recibe el nombre del núcleo del tipo.
1.4. Resultado (en los delitos de resultado): es el cambio en el mundo
exterior, imputable al autor. Esta imputación surge cuando existe una relación de
causa efecto ente la acción del autor y la producción del resultado.
Hay situaciones en las que no es tan simple poder definir si el resultado es
causado por la acción del autor ya que pueden concurrir variadas circunstancias o
condiciones.
Para explicar este problema surgieron varias teorías, siendo la teoría de la
imputación objetiva la que se aplica actualmente.
Por un lado, la Teoría de la Equivalencia de Condiciones o Conditio Sine
Qua Non, establece que para saber si un hecho es condición, se lo suprime de
forma mental e hipotética. Si el resultado no se produce, el hecho es condición del
resultado. En cambio si al suprimirlo vemos que el resultado se hubiera producido
igual, se considera que no es causa del resultado. Todas las condiciones tienen el
mismo valor, es decir, son equivalentes.
Esta teoría resulta problemática en los delitos de comisión por omisión
porque esta fórmula no permite vincular el comportamiento omisivo al resultado.
Además no admite la existencia de una concausa, es decir alguna condición que
pueda hacer desaparecer la relación de causalidad entre la acción y el resultado.
Por otro lado, tenemos la Teoría de la Imputación Objetiva. Esta teoría es
la que se aplica actualmente y nació para encontrar soluciones adecuadas para los
casos que no podían ser resueltos aplicando la teoría de la equivalencia de las
condiciones.
Esta teoría establece que se va a atribuir el resultado a la acción siempre que
se cumplan dos requisitos:
1. Que la acción haya creado un riesgo jurídicamente desaprobado.
2. Que el resultado provenga o sea consecuencia de la concreción de ese
riesgo.
Casos en los que el riesgo no va a ser jurídicamente desaprobado y que por
lo tanto excluyen la imputación:
1. Riesgo permitido: cuando la acción no supera ni transgrede el riesgo
permitido. Sólo se considerará intolerable para la norma penal aquella perturbación
que supere el riesgo permitido. Dentro de este ámbito entran todas las actividades
regladas. De esta forma, no se formula imputación a quien conduce un vehículo
dentro de los límites de la velocidad reglamentaria y causa lesiones leves a un
peatón. Esto ocurre porque todo vehículo en marcha implica de por sí cierto riesgo,
pero ese peligro es jurídicamente aceptado y permitido por el ordenamiento legal.
2. Disminución del riesgo: abarca aquellos casos en los que se ha causado
un resultado para evitar la producción de otro de mayor importancia.
3. Principio de confianza: pese a que la experiencia demuestra que otras
personas cometen errores, se autoriza a confiar en su comportamiento correcto por
lo que no procede imputar los resultados generados por quien obró confiando en
que otros se mantendrían dentro de los confines del peligro permitido. Se suele dar
en las actividades en las que existe una división de tareas y está permitido confiar
en que las demás personas se comportarán o se han comportado correctamente.
4. Prohibición de regreso: la imputación por aplicación del principio de
prohibición de regreso se limita en los casos en que el comportamiento está
conectado causalmente al resultado, pero permanece fuera del interés del derecho
penal. No se debe imputar el hecho ajeno salvo que se trate de alguien por quien
debe responder. Así, salvo en los casos en que un sujeto está en posición de
garante, no corresponde formular imputación cuando el resultado es obra de un
tercero o de la propia víctima.
Por ejemplo, quien vende con autorización un revolver luego utilizado por un
asesino.
5. Imputación a la víctima: decae la imputación cuando el resultado es
consecuencia de la conducta o la situación de la propia víctima. No constituye la
creación de un riesgo no permitido el mero causar que otra persona decida
libremente ponerse en peligro.
¿Qué ocurre con un bien jurídico protegido ya estaba en peligro antes de la
acción cometida por el agente?
En estos casos puede ocurrir que la pérdida fuera segura, en cuyo caso se
aplica la aceleración de la causalidad. Por ejemplo, quien con la intención de matar,
empuja a un precipicio a quien ya había tomado una dosis de veneno. En este caso,
aunque la acción conducía al resultado muerte, este resultado se habría producido
igualmente, por ende al autor sólo se le puede imputar objetivamente la tentativa de
homicidio porque sólo son imputables los resultados evitables.
También se puede aplicar la causalidad de reemplazo. Por ejemplo, quien
con la intención de matar, le da una dosis letal de veneno a una persona a la que un
tercero ya le había suministrado otra dosis igual de veneno previamente, el
resultado muerte no se le puede atribuir porque era algo inevitable. Se le imputaría
solamente la tentativa de homicidio.
También puede ocurrir que la pérdida no fuera segura. En ese caso, si bien
hubo una situación de peligro antes de la acción, no se puede afirmar que el bien se
habría lesionado inevitablemente.
2. Elementos ocasionales
Estos elementos se encuentran en algunos tipos específicamente, son
indispensables para poder realizar la subsunción y pueden ser de tipo descriptivos o
de tipo normativos.
2.1. Elementos ocasionales descriptivos: son aquellos que se perciben por
los sentidos. Pueden ser en cuanto al medio usado para cometer la acción, en
cuanto al lugar donde se comete la misma, en cuanto al momento en que se
comete, en cuanto al bjeto de la acción o en el modo en que se realiza.
2.2. Elementos ocasionales normativos: son los que tienen una valoración
de tipo jurídico, es decir, son características que no se perciben por los sentidos,
sino que hay que comprender el significado jurídico de ciertos contenidos para que
se configure el tipo. Por ejemplo, el concepto de ajena en el delito de hurto o de
funcionario público en los delitos de atentado y resistencia a la autoridad.
TIPO SUBJETIVO:
Es la voluntad misma que tuvo el autor. De esta forma, la subsunción de la
conducta al tipo penal no sólo requiere del análisis de los aspectos externos, sino
también de la intención que tuvo el autor al momento de cometer el hecho.
Por eso, la subsunción requiere además de considerar lo que el sujeto hizo
(tipo objetivo), que haya sabido lo que hacía (tipo subjetivo).
El tipo subjetivo está integrado por el dolo y por los especiales elementos
subjetivos de la autoría.
1. Dolo
Sólo entra en consideración si previamente se ha demostrado la concurrencia
del tipo objetivo, pues sólo tiene sentido investigar si el autor sabía que mataba en
el caso de que haya quedado fehacientemente establecido que mató.
En el dolo concurren el conocimiento del tipo objetivo (saber lo que se está
haciendo y representarse el resultado que va a generar ese hacer) y la voluntad del
autor de llegar a ese resultado realizando el tipo objetivo. El dolo requiere del
conocimiento de los elementos del tipo objetivo. El desconocimiento del tipo objetivo
simple elimina el dolo pero no necesariamente la responsabilidad penal. Si bien el
desconocimiento del tipo objetivo elimina el dolo, puede ser que exista un delito
culposo. Zaffaroni define al dolo como el querer del resultado típico.
La descripción legislativa del comportamiento del autor es el punto de
referencia del dolo, ya que el tipo objetivo determina qué elementos debe conocer el
autor para que se pueda afirmar que su conducta ha sido dolosa.
Ha sido doctrina dominante la teoría de la voluntad, según la cual lo que
caracteriza al dolo es la voluntad de realización del hecho, de modo que al definir al
dolo como conocimiento del tipo objetivo y voluntad de realización del mismo,
podemos distinguir un elemento intelectual y un elemento volitivo.
1.1. Elemento intelectual: este elemento consiste en conocer los elementos
permanentes y ocasionales del tipo objetivo. En esta etapa ya sabemos que la
conducta se realizó sin vicio alguno. Sólo resta analizar si el autor sabía que estaba
realizando esa conducta prohibida. Se considera que sabe si conocía los elementos
del tipo objetivo de dicho delito.
Este conocimiento debe ser actual y efectivo, no meramente potencial. Es
preciso que el autor haya sabido realmente los componentes del tipo subjetivo,
siendo insuficiente predicar que tuvo la mera posibilidad de haberlos conocido.
Por ejemplo, si alguien en una fiesta de disfraces agarra un arma que piensa
que es de juguete y dispara matando a alguien, al no saber que se trataba de un
arma verdadera nunca podría haberse representado que el resultado sería la
muerte. Quien no sabe que mata, no puede tener intención de matar. Se
considerará que actuará con dolo si sabiendo que el arma era de verdad, apunta y
dispara contra otra persona, porque en este caso si conocía que el resultado de
disparar a otro ser humano con un arma de fuego podía producirle la muerte.
A efectos del dolo, no es necesario que el sujeto sepa que su acción es
contraria a derecho o que está castigada por el orden jurídico. Tanto el conocimiento
como la ignorancia de la prohibición, como también de la existencia de previsión de
pena para su comportamiento, son datos ajenos al concepto de dolo. No entran en
consideración la conciencia de antijuridicidad o de punibilidad del hecho. Obra con
dolo quien tuvo intención de consumar, aunque no supiera que su conducra es
contraria a derecho o ignore que el orden jurídico prevé una sanción.
1.2. Elemento volitivo: para poder caracterizar una conducta como dolosa
no basta con que el autor hubiera conocido los elementos del tipo objetivo, sino que
además hubiera querido realizarlo. Es decir que el autor haya tenido voluntad o
intención de realizar el tipo objetivo para alcanzar el resultado representado. En
otras palabras, que el sujeto haya querido causar el resultado.
El dolo puede ser directo o eventual.
Hay dolo directo cuando el autor realiza la acción sabiendo exactamente el
resultado que causará con ella, en forma directa e incondicional. El autor dirige su
voluntad incondicionalmente a lograr un resultado que considera consecuencia
necesaria de su acción. En estos casos la persona se representa un resultado como
cierto y acepta que se produzca. Hay dolo indirecto cuando el autor, para comer un
dolo directo, indirectamente causa otro resultado adicional o colateral.
Hay dolo eventual cuando el autor realiza la acción considerando que el
resultado de ésta puede llegar a realizarse. Es decir, cree que el resultado no es
consecuencia necesaria de su acción, sino simplemente que es posible. En otras
palabras, dirige incondicionalmente su voluntad a alcanzar un resultado que
considera consecuencia posible de su acción.
A diferencia de la culpa con representación, en donde el autor se representa
el resultado como posible pero confía en que éste no se produzca, en el dolo
eventual el autor se representa el resultado y quiere causarlo, no le importa.
2. Especiales elementos subjetivos de la autoría
Algunos hechos, para configurarse, necesitan además de la presencia del
dolo, intenciones o finalidades puntuales o incluso estados de ánimos específicos al
momento de cometerse el hecho, de modo tal que su ausencia hará imposible la
configuración.
Por ejemplo, el artículo 130 establece que la finalidad del autor al retener a la
víctima por la fuerza debe ser la intención de menoscabar su integridad sexual.
Concepto:
Una acción típica (es decir que está subsumida objetiva y subjetivamente en
un tipo penal) es considerada antijurídica cuando es contraria al derecho en su
totalidad, de manera que hay una relación de contradicción entre la acción y el
derecho.
Como dijimos anteriormente, la tipicdad nos da un indicio o presunción de la
antijuridicidad de una conducta, pero esa presunción se elimina si existe una causa
de justificación de dicha conducta típica.
Causas de justificación:
Son permisos para cometer determinadas acciones típicas, establecidas en
todas las ramas del derecho. Son los preceptos permisivos de la antijuridicidad.
Estos permisos surgen cuando existe un riesgo inminente o actual y hay ausencia
del Estado. En estos casos, se permite adoptar una determinada conducta para salir
del riesgo.
Ante la existencia de alguna de las causas de justificación, el efecto es que el
hecho no es punible, es decir queda exento de responsabilidad.
Las causas de justificación son objetivas, por ende se aplicarán a todo aquel
que cumpla con los requisitos.
Para que las causas de justificación procedan, tienen que estar presentes los
elementos objetivos y los elementos subjetivos, es decir que el autor debe tener
conocimiento de que su comportamiento está justificado.
1. Cumplimiento de un deber:
Si una persona realiza un acto típico, pero cumpliendo con una obligación o
deber que le impone la ley, su conducta es conforme a Derecho, es decir que no
obra antijuridicamente ni hay delito.
La diferencia con el ejercicio de un derecho, es que aquí hay un deber u
obligación impuesta por la ley y en el ejercicio de un derecho no hay un deber ni
obligación, sino que está autorizado a realizar cierta conducta en virtud de un
derecho.
2. Legítimo ejercicio de un derecho, autoridad o cargo:
Consiste en hacer correcto uso del ejercicio de un derecho, autoridad o cargo
establecido por una norma. En el caso del legítimo ejercicio de un derecho, los
requisitos son que se ejercite un derecho y que el ejercicio sea legítimo. Las vías de
hecho y las defensas mecánicas predispuestas no pueden ser justificadas como
legítimos ejercicios de un derecho.
En el caso del legítimo ejercicio de una autoridad, es el poder que tiene una
persona sobre otra en el ámbito familiar, ya sean padres o tutores sobre sus hijos.
En el caso del legítimo ejercicio de un cargo, es el poder que tienen ciertas
personas en base a su cargo público.
3. Estado de necesidad:
Cuando un bien jurídico está en peligro de ser dañado por una acción típica,
el orden jurídico justifica que para evitar ese daño se lesione otro bien jurídico
considerado menos valioso. De esta forma se autoriza a una persona a cometer un
mal sobre un bien jurídico ajeno para evitar otro mayor.
La principal diferencia entre el estado de necesidad y la legítima defensa es
que en el primero siempre debe ser lesionado un bien de menor valor, mientras que
en la legítima defensa puede lesionarse un bien jurídico de mayor valor.
Los requisitos del estado de necesidad son: situación de peligro actual y
grave (no puede ser remoto, futuro o incierto y debe ser imposible de evitar por otro
medio que no sea el de causar un daño), el bien jurídico salvado debe ser de mayor
valor que el bien dañado, debe haber necesidad (la lesión del bien jurídico de menor
valor debe ser necesaria e indispensable para salvar al de mayor valor), el sujeto
debe ser extraño a la situación de peligro creada y no debe tener la obligación
jurídica de soportar el mal que lo amenaza, y además debe existir un elemento
subjetivo (intención de evitar ese mal mayor).
4. Legítima defensa:
Reacción racional, proporcionada y necesaria contra una agresión inminente,
injusta y no suficientemente provocada. Puede ser propia o en razón de terceros.
Para que proceda deben cumplirse ciertos requisitos.
La agresión debe ser ilegítima o injusta (no hay derecho), actual (el ataque o
agresión deben ser presentes, inminentes) y no provocada (falta de provocación
suficiente).
Debe existir una necesidad racional del medio empleado. Es decir que dicho
medio debe estar en proporción a la gravedad del ataque que se intenta repeler o
impedir y la defensa debe ser necesaria, esto significa que el medio usado por el
autor debe ser el menos lesivo para el agresor.
También debe existir falta de provocación suficiente. Para que se pueda
alegar la legítima defensa, el autor no debe haber provocado con una conducta
anterior la agresión de la cual se defiende. Para que pueda excluir la legítima
defensa, esta provocación debe ser suficiente.
Legítima defensa privilegiada: actúa en legítima defensa sin importar el daño
que le cause a su agresor aquel que agrede a quien durante la noche escala o
fractura los cercados, paredes o entradas de su casa o departamento habitado o de
sus dependencias. Actúa también en legítima defensa el que agrede a un extraño
dentro de su hogar, siempre que haya resistencia. En ambos casos, quien se
defiende no debe probar los requisitos exigidos para la legítima defensa, sólo la
nocturnidad y el escalamiento o la resistencia del extraño.
5. Consentimiento de la víctima:
Se produce cuando la propia víctima del delito ha consentido en que el hecho
se lleve a cabo. Esto se basa en el principio de ausencia del interés.
Hay casos donde la ley expresamente establece que para que haya delito se
debe actuar sin el consentimiento de la víctima, hay otros casos donde la ley no
exige expresamente que se actúe sin el consentimiento del sujeto pasivo pero ello
está implícito en la figura, hay casos donde el consentimiento es irrelevante porque
la ley establece que exista o no habrá delito, casos en los cuales el consentimiento
atenúa la gravedad del delito y la pena y casos en donde la ley no hace referencia
terminante al consentimiento de la víctima.
Se debe distinguir entre bienes disponibles (bienes tutelados en el solo
interés del particular, donde el consentimiento de su titular alcanza para excluir la
pena) y bienes indisponibles (bienes tutelados no solo en interés particular sino
también en el de toda la comunidad, en donde el consentimiento no alcanza para
excluir la pena).
Los requisitos son: debe ser libremente dado por persona civilmente capaz
de disponer del bien jurídico del que se trate y debe entender que está dando su
consentimiento para realizar una acción típica. Debe ser dado por el titular del bien
jurídico, salvo en los casos en los que la ley permita que lo de otra persona. Debe
ser anterior o coincidente en el tiempo con la acción típica. Debe ser expreso o
tácito o presunto.
Delitos de Omisión
Concepto
En los tipos activos se castiga realizar determinado movimiento corporal. En
otros casos, la norma prevé tipos de omisión, pues lo que se prohíbe es no realizar
determinada conducta, como la que sanciona la omisión de auxilio, por la que se
casiga al que encontrando perdido o desamparado a un menor de diez años o a una
persona herida o inválida o amenazada de un peligro cualquiera, omitiere prestarle
el auxilio necesario, cuando pudiere hacerlo sin riesgo personal, o no diere aviso
inmediatamente a la autoridad.
Mientras que en los tipos activos hay una norma prohibitva, en los tipos
omisivos hay una norma preceptiva.
Omisión propia
Está expresamente prevista en el derecho vigente. En este tipo de delitos
cualquiera puede ser autor, solamente se requiere no realizar la acción exigida por
la ley. En este tipo de delitos, la punibilidad no depende de la existencia de un delito
de comisión, sino que solamente se requiere que el sujeto no realice la acción.
Omisión impropia
Sólo puede ser autor aquél que está en situación de garante, es decir que
tiene la obligación de cuidar o garantizar el cuidado, conservación o reparación del
bien jurídicamente tutelado por determinada ley debido a su relación con el mismo.
La omisión no está expresamente regulada por la ley, sino que surgen de
decisiones jurisprudenciales y construcciones teóricas. Se consideran tipos abiertos,
ya que al no estar taxativamente detallada cada situación de garantía, el juez va a
establecer si la persona acusada es o no garante de que el resultado no se
produzca.
Estos tipos de delitos son también conocidos como delitos de omisión por
comisión ya que el delito es causado por medio de una omisión del sujeto autor. En
estos casos la omisión es utilizada como un medio para lograr el delito de comisión.
La gran diferencia entre las dos omisiones es que en los delitos de omisión
propiamente dichos, la omisión es ilícita y punible, mientras que en los impropios, la
omisión por sí sola no es ilícita ni punible pero sí lo es cuando se utilizó como medio
para lograr el delito de comisión.
Error de tipo
Un error superable de las circunstancias que fundamentan el deber de actuar,
la posición de garante o la posibilidad de obrar en el sentido requerido por el
mandato de acción, determina la imputación por un delito de omisión culposo.
Por ejemplo, padece un error de tipo la omitente que no sabe que es su hijo
el bebé a quien no proporcionó alimentos, por lo que si pudo evitar equivocarse
corresponde la imputación por delito imprudente. En cambio, obra con dolo la madre
que omite alimentar al bebé sabiendo que es su hijo aunque ignore que la ley civil le
impone el deber de hacerlo, porque no se trataría de un error de tipo sino de un
error de prohibición el cual es improcedente para la concreción del tipo subjetivo.