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Resumen Primer Parcial Derecho Penal

Principios garantizadores del Derecho Penal

Principio de Legalidad
La intimidación al delincuente potencial exige que el coaccionado pueda
saber con precisión cuáles son las acciones que no debe realizar porque serán
sancionadas. La punibilidad del hecho debe estar determinada en la ley antes de la
comisión, pues de lo contrario, la amenaza no puede producir efecto.

Este principio señala a la ley como fuente exclusiva del derecho penal y de
esa forma permite fijar límites al poder punitivo estatal: ningún hecho puede ser
castigado si la pena no está prevista en una ley antes que haya sido efectivamente
realizado.

En virtud de este principio, la pena y sus consecuencias accesorias se rigen por la


ley vigente en el momento de comisión del hecho.

La CN establece el presente principio de forma expresa: ningún habitante de


la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del
proceso ni juzgado por comisiones especiales o sacado de los jueces designados
por la ley antes del hecho de la causa. Ningún habitante de la nación será obligado
a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no prohíbe.

Además del principio de legalidad material (ley previa), también se desprende


un principio de legalidad procesal que establece la existencia de un juicio previo
como requisito ineludible para la aplicación de una pena.

Principio de Reserva
El principio de legalidad se complementa con otro principio que es el de
reserva. El mismo establece que las acciones privadas de los hombres que de
ningún modo ofendan la moral ni afecten a terceros, no pueden ser juzgadas por los
magistrados, sino que serán juzgadas por Dios.
Consecuencias de los principios de Legalidad y Reserva
Prohibición de Analogía en el Derecho Penal: si el hecho no está
contemplado concretamente en la ley penal, no podrá aplicarse al mismo una norma
que castigue un hecho similar porque esto contradice los artículos 1, 18 y 19 de la
CN. Excepcionalmente podrá aplicarse la analogía cuando su consecuencia sea en
beneficio del imputado.

Prohibición del derecho consuetudinario: el conjunto de reglas no escritas


(costumbre) no es aplicable en el ámbito del derecho penal. Debido al principio de
legalidad, el juez no puede utilizar el derecho consuetudinario para fundamentar o
agravar una pena.

Prohibición de retroactividad: para poder aplicar una pena por un hecho,


no basta que la ley lo declare delito, sino que es necesario que dicha ley sea previa,
anterior al hecho, por ende no podrá aplicarse a hechos pasados, sino a hechos
futuros. La retroactividad de la ley penal contradice los artículos 18 y 19 de la CN,
por eso sólo podrá dejarse de lado excepcionalmente dicho principio y aplicarse la
ley retroactivamente cuando ésta sea más favorable para el imputado.

Prohibición de leyes y penas indeterminadas: el principio de legalidad no


sólo exige que el presupuesto y la sanción surjan de una ley expresa, sino además
que lo describan con certeza. Los preceptos penales no pueden ser indeterminados,
pues no permiten conocer con exactitud los comportamientos que comprenden.
Ley Penal

La teoría de la ley penal estudia las características y principios de la ley


penal, así como su relación con el resto del orden jurídico.

Las fuentes del derecho penal pueden ser de producción o de conocimiento.


La fuente de producción es aquella que hace referencia a quien crea o dicta el
Derecho Penal. En la actualidad la única fuente de producción es el Estado a través
del Congreso Nacional o por medio de las provincias y los municipios.

Por otro lado, la fuente de conocimiento es la forma o medio por el cual la


voluntad de quien crea el derecho penal se manifiesta para que los demás la
conozcan. Puede ser inmediata o mediata. La inmediata es aquella que tiene fuerza
obligatoria por sí misma, siendo la única fuente inmediata la Ley Penal (leyes del
Congreso Nacional: el Código Penal y las Leyes Penales Especiales; leyes de las
Legislaturas Provinciales; ordenanzas municipales).

La fuente mediata es aquella que no tiene fuerza obligatoria por sí misma,


sino que requiere que una fuente inmediata le atribuya dicha fuerza. Estas fuentes
mediatas son: la costumbre secundum legem (cuando la ley penal dice que
determinada costumbre es válida en el derecho penal), la jurisprudencia plenaria
(cuando hay contradicción entre jurisprudencias que interpretan de forma contraria
la ley, se reúne la Cámara de Apelaciones y sus Salas y éstas definen cómo se
debe interpretar la ley en un fallo plenario) y las disposiciones a las que remita una
ley penal en blanco (son aquellas en dónde la sanción está claramente fijada pero el
precepto no está totalmente determinado en su contenido y debe ser completado
por otra ley, decreto o reglamento).

La estructura de la ley penal está compuesta por dos partes:


A. El precepto o presupuesto antecedente: es la descripción de la conducta
que se considera delito.
B. La sanción o consecuente: es la consecuencia; la pena que se impone a
esa conducta delictiva. Es algo característico de toda norma penal, pues si ell
no contuviera sanción, no sería una norma penal.

Interpretación de la Ley Penal:


A. Según quién la interprete: será legislativa (cuando la realiza el Poder
Legislativo en el propio texto de la ley o en una ley posterior y siempre tendrá
carácter obligatorio), judicial (cuando la realizan los jueces al aplicar las leyes
y sólo es obligatoria para las partes que intervienen en el pleito, salvo que se
trate de un fallo plenario, en cuyo caso dicha interpretación es obligatoria
para la Cámara que la dictó, para sus Salas y para los Jueces de primera
instancia que dependan de esa Cámara) o Doctrinaria (aquella realizada por
los juristas en sus tratados y que no tiene fuerza obligatoria).
B. Según el método: puede ser gramatical (se hace un análisis de cada palabra
del texto de la ley para determinar su significado real) o puede ser según la
lógica y sus variantes.
C. Según el resultado: puede ser declarativa (la interpretación coincide
totalmente con las palabras o texto de la ley interpretada), restrictiva (de la
interpretación obtenida surge que la ley tiene un campo de aplicación menor
del que aparentemente parece tener) o extensiva (de la interpretación
obtenida surge que la ley tiene un campo de aplicación mayor del que
aparentemente parece tener).

Validez espacial de la Ley Penal


El problema básico que aquí se trata consiste en determinar a qué hechos
deben aplicarse las normas penales, lo que en principio debe resolver cada Estado,
pues tiene soberanía para decidir los límites de su propio poder punitivo.

Para determinar el ámbito en que las leyes son aplicables rige como pauta
general el principio de territorialidad, según el cual la ley penal del Estado se aplica
a los hechos punibles cometidos dentro de su territorio, sin considerar la
nacionalidad del autor.
El principio de territorialidad está consagrado en el artículo 1 del CP y
establece que el mismo se aplicará por los delitos cometidos dentro de la Nación
Argentina o en los lugares sometidos a su jurisdicción.

La consecuencia es que la ley penal se aplica al autor del hecho, sin importar
su condición de nacional o extranjero, domiciliado o transeúnte, pues lo
determinante es que el delito haya ocurrido en el territorio de la Nación. El
fundamento es que todas las personas deben respetar la ley del Estado en que se
encuentran.

La admisión de este criterio obliga a establecer tanto en concepto de


territorio, como el de lugar de comisión. El concepto de territorio resulta comprensivo
del espacio territorial comprendido por los límites fijados geográfica o políticamente,
las aguas jurisdiccionales, el subsuelo y el espacio aéreo correspondiente a los
límites precedentemente fijados. El Código Penal también se aplicará sobre el
territorio flotante, es decir aquellos delitos cometidos en los buques o aeronaves que
lleven su bandera. Estos buques o aeronaves deben ser públicos ya que si son
privados serán sometidos a la ley del lugar en el que se encuentren.

Es importante destacar que no se encuentra comprendido dentro del


concepto de territorio el edificio en el que se instalan las embajadas argentinas en el
exterior. Por lo tanto, tampoco se excluye del derecho argentino aquellos hechos
cometidos en los locales donde se han establecido embajadas de países extranjeros
ante nuestro país, sin perjuicio de la existencia de inmunidades que impidan la
aplicación de la ley argentina respecto de determinadas personas o lugares.

A efectos de la aplicación del principio de territorialidad, incide el concepto de


lugar de comisión de delito, que tiene dos partes netamente destacables: por un
lado la acción que es la manifestación de la voluntad de cometer el delito, lo cual
externamente se traduce en una actividad física o conducta tendiente a lograr el
mismo; por otro lado el resultado, que es la consecuencia de la acción y puede
constituir en un daño o simplemente en un peligro para un bien jurídico.
Tomando en cuenta estas dos partes, la doctrina dio distintas opiniones sobre
cuál es el lugar de comisión del delito: aquel en el que se llevó a cabo la acción
(teoría de la acción) o aquel en el que se produce el resultado (teoría del resultado).
Para resolver esto, surge la teoría de la ubicuidad que estipula que el delito
debe considerarse cometido tanto en el lugar donde se ejecutó la acción como
dónde se produjo el resultado y que la elección del lugar se hará en base a cuál de
ellos es más conveniente para celebrar el proceso, sea porque en uno de ellos
existen más pruebas o porque la investigación resulta más fácil. Esta teoría es la
más aceptada en nuestro país por la mayoría de la doctrina y la jurisprudencia.

Cuando el principio de territorialidad resulta insuficiente para un adecuado


resguardo de los bienes jurídicos situados en el país, se predica la necesidad de
recurrir a la aplicación extraterritorial de la ley penal, supuesto en el que se justifica
la aplicación de la ley penal argentina a hechos ocurridos fuera del territorio del
Estado, en función a los siguientes principios:

A. Principio real o de defensa: la ley argentina se aplica a delitos cometidos


por extranjeros o nacionales fuera del territorio del país o de los lugares
sometidos a su jurisdicción, pero cuyos efectos deben producirse en él o
ellos. El fundamento es proteger los intereses o bienes jurídicos del Estado
sin importar si el delito fue cometido dentro del territorio o en el extranjero. De
esta forma se aplica la ley argentina a delitos cometidos en el extranjero por
agentes o empleados de autoridades argentinas en desempeño de su cargo
porque las funciones que éstos cumplen son en interés del país y su
incumplimiento afecta los intereses de éste, y a delitos cometidos en el
extranjero, contra el Estado Nacional, porque lesiona su patrimonio y su
seguridad económica. En el caso de los delitos a distancia, se aplica el
principio de territorialidad y se aplica la ley del país en el que el delito se
consumó (por ejemplo cuando se envía una bomba de un país a otro).
B. Principio de personalidad o nacionalidad: la ley de un Estado se aplica a
todos sus nacionales, sin importar el lugar dónde se cometió el delito. Es
decir que puede tomar en cuenta la nacionalidad del autor (principio de
nacionalidad activo) o de la víctima (principio de nacionalidad pasivo). Sólo se
aplica nuestra ley penal a un argentino por un delito que cometió en un país
extranjero si volvió a nuestro país y se denegó su extradición. Es decir que si
el requerido por otro Estado para la realización de un proceso fuese nacional
argentino, sólo puede optar por ser juzgado por los tribunales argentinos si no
fuere aplicable al caso un tratado que obligue a su extradición. La extradición
se establece mediante acuerdos entre Estados.
C. Principio universal: un Estado aplica su propio derecho aunque el hecho
haya sido cometido por un extranjero fuera de su territorio, invocando como
fundamento que entran en consideración bienes jurídicos protegidos
universalmente o autores peligrosos para todos los Estados Civilizados, sea
por la finalidad perseguida o la forma de ejecución. Por ejemplo cuando la
Argentina captura al autor de un delito de esta clase, cometido en el exterior,
sin importar su nacionalidad y sin que haya sido castigado por ese delito, le
aplica sus propias leyes penales.

Validez temporal de la Ley Penal


Rige el principio de irretroactividad como regla general, según la cual se
aplica la ley vigente en el momento de comisión del delito. Dicha regla es
consecuencia del principio de legalidad, en cuya virtud las leyes penales rigen para
el futuro. Consiguientemente, es un presupuesto de punibilidad que la incriminación
del hecho sea anterior a su comisión.

Según el principio de irretroactividad, las leyes no son obligatorias sino


después de su publicación y desde el día que determinen. Si no designan tiempo,
serán obligatorias después de los ocho días siguientes al de su publicación oficial.

Si bien el principio de irretroactividad indica que se debe aplicar la ley que


estaba en vigencia al tiempo de cometerse el delito, excepcionalmente se puede
aplicar una ley en forma retroactiva cuando sea más favorable al imputado.

Esto define el principio de retroactividad de la ley más benigna. El mismo


estipula que si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuere distinta de la que
exista al pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará la más benigna.
Este principio también se aplica a las normas procesales.

Por ejemplo, si la retroactividad se presenta en los casos de despenalización,


el hecho deja de ser punible y corresponde aplicar la ley posterior y absolver al
acusado. Si la nueva ley disminuye o sustituye la pena también se aplica la más
benigna, aunque también puede ocurrir que la nueva ley aumente el tope máximo
de punibilidad y disminuya el mínimo, en cuyo caso el juez debe comparar ambos
ordenamientos en relación con el caso particular para considerar cuál resulta más
favorable al acusado.

Este principio según el cual la ley afecta solamente los hechos cometidos
después de su entrada en vigencia y antes de su derogación requiere considerar
que debe entenderse como momento de comisión: 1) cuando se ejecutó la acción;
2) en la omisión propia, cuando debía ejecutarse la acción omitida; 3) en la
impropia, cuando se produjo el resultado que el omitente no impidió. Esto además
requiere de otras precisiones: 1) el autor mediato realiza la acción cuando comienza
a utilizar el instrumento; 2) los coautores o cómplices cuando concretan su primer
aporte al último hecho; 3) en los delitos continuados, la acción se realiza desde el
primero hasta el último hecho; 4) en los permanentes, cuando se crea el estado
típico constitutivo del delito.

Pueden surgir leyes intermedias más favorables, que son aquellas que entran
en vigencia después de la comisión del hecho pero la misma es nuevamente
modificada por otra más rigurosa antes de que se dicte la sentencia definitiva.
Cuando la ley intermedia es la más favorable, como ya no rige cuando se dicta la
sentencia definitiva, constituye otro supuesto de retroactividad.
El principio de retroactividad no alcanza a las leyes intermedias temporales
(que son aquellas en las que se fija un período de duración) ni a las transitorias (son
las que se dictan por motivos extraordinarios o excepcionales). En consecuencia, se
afirma en el caso de estas leyes la ultractividad de las mismas.
Resulta importante destacar que el derecho argentino admite la aplicación
retroactiva de la ley penal más favorable, aún cuando haya recaído sentencia firme
y el acusado esté cumpliendo la condena.

Principio de igualdad y sus excepciones


El principio de igualdad estipula que la ley se aplica a todos los habitantes de
nuestro suelo y que todos deben recibir igual tratamiento, cuando se encuentren en
iguales condiciones. En el art. 16 de la CN se establece que nuestra Nación no
admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales
ni títulos de nobleza; todos los habitantes son iguales ante la ley.

Pero existen excepciones a este principio:


A. Funcionarios nacionales. Inmunidad de Arresto: a ciertos funcionarios del
Gobierno (presidente y vice; Ministros del Poder Ejecutivo, miembros de la
CSJN y jueces de tribunales inferiores) no se les puede aplicar la ley penal ni
someter al proceso penal, mientras no se les destituya de sus cargos,
mediante juicio político ante el senado. Ningún senador o diputado puede ser
arrestado excepto el caso de ser sorprendido in fraganti en la ejecución de
algún delito que no admita la aplicación de penas de ejecución condicional.
Para los demás casos, se requiere el desafuero por parte de cada Cámara
con dos tercios de los votos.
B. Funcionarios extranjeros en nuestro país: a los representantes de Estados
extranjeros no se les aplica la ley penal argentina sino la ley de su país.
Tratándose de delitos comunes (es decir, aquel que no tenga relación con la
función que desempeñan), el funcionario extranjero podrá ser juzgado por la
ley argentina, previo pedido de autorización de la Corte Suprema al Estado al
cual represente el funcionario. Si no lo autoriza, nuestro Estado lo declara
persona non grata y le pedirá que abandone el país. Si lo autoriza o destituye
al funcionario o éste renuncia a su privilegio, se aplica la ley argentina.
C. Privilegio de los legisladores por sus opiniones parlamentarias: ninguno
de los miembros del Congreso puede ser acusado, interrogado judicialmente
ni molestado por las opiniones o discursos que emita desempeñando su
mandato de legislador. No se le puede juzgar aún si sus declaraciones
constituyan injurias, calumnias, violación de secretos, instigación, desacato o
cualquier otro delito susceptible de ser cometido por medio de la palabra, oral
o escrita.
Teoría del Delito

El objeto de la teoría del delito es formular reglas generales que, sin afectar
las particularidades de cada caso, permitan imputar cualquier hecho punible a
determinadas personas a las cuales se les atribuye responsabilidad en su comisión.
En consecuencia, se trata de presentar aquellas exigencias que en todos los casos
deben cumplirse para que una determinada acción sea punible.

En paralelo a la teoría del delito, encontramos la teoría del bien jurídico. La


misma establece que los bienes jurídicos son intereses vitales para una comunidad
y que el derecho penal tiene el deber de otorgarles protección. De esta forma, se
adjudica al bien jurídico la función político criminal de legitimar la pretensión punitiva
estatal, lo que al mismo tiempo sirve para limitarla.

De esta forma, podemos definir al delito como la conducta típica antijurídica y


culpable. De esta definición se desprenden los elementos del delito, los cuales son
esenciales, ya que si hay ausencia de alguno de ellos, no estamos en presencia de
un delito.

Clasificación de las modalidades del delito:


1. Acción: cuando la norma pena realizar una conducta determinada y el autor
la realiza.
2. Omisión: cuando la norma pena el no realizar determinada conducta y el
autor omite realizarla.
3. Doloso: cuando el autor tuvo la finalidad de realizar la conducta típica.
4. Culposo: cuando pese a no tener la intención o no representarse el resultado
al cometer la conducta típica, el autor la realiza por falta de cuidado.
5. Consumado: cuando el autor realizó todos los elementos del tipo objetivo.
6. Tentativa: cuando comienza a ejecutar el delito pero no lo puede consumar
por causas ajenas a su voluntad.
7. Autoría: cuando es cometido por una sola persona.
8. Participación: cuando existen coautores y partícipes cómplices o partícipes
instigadores.
Elementos del delito: Conducta

Cuando el hecho humano es voluntario y produce una alteración en el mundo


exterior, se dice que estamos frente a una conducta o acción. Existe una relación
inherente entre el tipo y la conducta: los tipos dolosos prohíben conductas cuya
finalidad es causar el fin típico, los tipos culposos prohíben conductas cuya
selección para llegar a un fin es defectuosa, causando un resultado típico, los tipos
activos describen la conducta prohibida y los tipos omisivos describen la conducta
debida. Righi define a la acción como un comportamiento exterior evitable.

Según los causalistas, la acción o conducta es el movimiento corporal que


depende de la voluntad, es decir que no es reflejo, y que produce un cambio en el
mundo exterior (resultado). De esta forma, si la persona realizó ese movimiento
voluntariamente, causando un resultado, no importa la finalidad que tuvo al hacerlo,
con causar el resultado voluntariamente alcanza para que exista acción o conducta.

Según los finalistas, la acción o conducta es el ejercicio de una actividad final.


Ellos consideran que el autor del movimiento corporal voluntario, lo realiza con un fin
y siempre dirige ese movimiento para obtener una determinada finalidad. Entonces,
para esta corriente, la voluntad de realizar el movimiento corporal que produce el
resultado tiene un contenido y el mismo es la finalidad. Si la finalidad coincide con el
resultado causado por el movimiento, habrá conducta.

Elementos de la acción:
1. Elementos objetivos (mov. corporal y resultado): por un lado tenemos el
movimiento corporal que realiza el autor para obtener el resultado deseado y
por otro, el resultado mismo que es el cambio en el mundo exterior producido
por ese movimiento. El resultado consiste en realizar totalmente un tipo
penal. Por ejemplo, en el homicidio, el resultado es la muerte de la persona.
2. Elemento subjetivo: es la finalidad que tuvo el autor al realizar el
movimiento corporal.
Aspecto negativo o causales de exclusión de la conducta:
1. Estado de inconsciencia absoluta: el movimiento corporal es involuntario,
hay total ausencia de la psiquis del autor ya que el cerebro no tuvo
participación en el movimiento corporal. Debe ser total. Por ejemplo,
sonambulismo, fuertes estados febriles, desmayo, etc.
2. Fuerza física irresistible: el movimiento corporal es involuntario,
consecuencia de una fuerza externa (proveniente de la naturaleza o de la
acción de un tercero) sobre el cuerpo del autor, que hace que éste sea usado
como un instrumento, como una masa mecánica. Zaffaroni también habla de
fuerza física irresistible interna, causada por la naturaleza del propio cuerpo,
como por ejemplo, aquel que a causa del dolor de una quemadura
inesperada, aparta la mano violentamente, rompiendo un objeto del vecino.
3. Acto reflejo: el movimiento corporal es involuntario, incontrolable,
consecuencia de reacciones biológicas del mismo, con ausencia de
participación cerebral. Al no ser ordenado el acto por el cerebro, no hay
voluntad y por lo tanto, no hay conducta. En estos casos de falta de
conducta, el autor no tiene ninguna responsabilidad y no se le aplica ninguna
pena.
Elementos del delito: Tipicidad

Concepto:
La tipicidad es la característica que tiene una conducta de estar
individualizada como prohibida por un tipo penal. Es decir, es la adecuación de una
conducta al tipo penal. El tipo penal es la descripción de una conducta prohíbida.
Uno de los preceptos de la teoría del delito es que para ser considerada
delito, la conducta debe ser típica, es decir, coincidir exactamente con la descripción
de algún artículo del Código Penal, basándose en el principio de legalidad o reserva.

Bienes Jurídicos:
A través de la tipicidad podemos ver qué bienes jurídicos protege el derecho
penal: estos pueden ser universales (toda la sociedad es titular y pueden ser
seguridad o el ordén públicos, etc.) o individuales (hay un titular específico y pueden
ser la vida, la propiedad, la integridad sexual, la libertad, etc.).

Subsunción:
Es la verificación que hace el juez de que un hecho determinado tiene todos
los elementos descriptos en la figura penal, es decir que el juez subsume la
conducta de una persona a un tipo penal. La subsunción debe ser perfecta al tipo
penal ya que no puede existir analogía. 

En los tipos cerrados, no existe dificultad, ya que como la descripción del
delito es completa, el juez sólo tiene que comparar la conducta con dicha
descripción. En los tipos abiertos, hay dificultad porque la descripción no es lo
suficientemente precisa. En los tipos dolosos la coincidencia entre hecho y
descripción del delito debe ser de tipo objetivo (cuando la conducta externamente
coincide con la descripción del delito) y de tipo subjetivo (cuando el autor
internamente quiso realizar esa conducta delictiva).

Relación entre la tipicidad con la antijuridicidad:


1. Teoría del tipo neutro: la tipicidad y la antijuridicidad son apreciadas como
elementos totalmente independientes del delito y no se relacionan. Se
considera al tipo como un concepto neutro.
2. Teoría de la razón de ser: la tipicidad es la razón de ser de la antijuridicidad
y por ello toda acción típica es a la vez antijurídica.
3. Teoría del indicio: la tipicidad es indiciaria respecto de la antijuridicidad, es
decir que cuando la acción se subsume en un tipo, lo más probable es que
sea contraria a derecho. Según esta teoría, la tipicidad debe ser considerada
como un indicio de la antijuridicidad (y no que signifique en sí la confirmación
de la antijuridicidad) ya que una conducta puede ser típica y no ser
antijurídica por existir alguna causa de justificación.

Tipicidad conglobante:
Zaffaroni propone reducir el poder punitivo mediante la incorporación de la
tipicidad conglobante. Distingue entre la tipicidad legal, la conglobante y la penal.
Esta tipicidad conglobante no legitima el poder punitivo, sino que intenta reducir su
irracionalidad. Considera irracional que sean penadas ciertas conductas:
1. Si una acción no lesiona un bien jurídico.
2. La lesión es insignificante.
3. El sujeto pasivo consiente o asume el riesgo de la acción.
4. Si objetivamente el agente tenía el deber jurídico de hacer dicha conducta.
Zaffaroni propone una consideración conglobada de la tipicidad para tomar
en cuenta el conjunto del orden jurídico y así determinar cuándo una acción
legalmente típica es también penalmente típica, por suponer una desobediencia a la
order legislativa. De esta forma, se propone una solución con la que se pretende
superar las contradicciones que exhibe el sistema normativo, argumentando que no
es posible admitir que la misma conducta esté a la vez prohibida y ordenada por el
mismo orden jurídico. La tipicidad conglobante vendría a ser un correctivo de la
tipicidad legal. Para que exista tipicidad penal, tengo que comprobar que existe
tipicidad legal y luego conglobarlo con el resto del ordenamiento jurídico para
verificar que no exista ninguna norma que permita esa conducta.

Clases de tipos:
A) Por su autonomía:
1) Tipos independientes de un tipo autónomo: cuando el tipo es autónomo o
básico.
2) Tipos dependientes de un tipo autónomo: el tipo se completa con el tipo
autónomo y si la característica del tipo dependiente no está presente, se aplicará el
tipo autónomo.
B) Por las características de la acción:
1) Tipos de resultado: donde su consumación exige que se produzca un
resultado externo que puede ser instantáneo o permanente.
2) Tipos de actividad: cuando con la misma acción ya queda consumado el
delito.
C) Según el número de bienes jurídicos que tutela penalmente el tipo:
1) Tipos simples: por ejemplo, el homicidio.
2) Tipos complejos: por ejemplo la extorsión, porque afecta la libertad y el
patrimonio.
D) Por la forma en que afecta al bien jurídico protegido:
1) Tipos de lesión: supone la lesión del bien jurídico protegido.
2) Tipos de peligro: donde el bien haya sufrido peligro concreto o abstracto.
E) Por la intensidad con que afecta al bien jurídico:
1) Tipos básicos: por ejemplo, matar.
2) Tipos calificados agravados: son tipos dependientes del tipo básico que le
agregan una característica especial y más gravosa. Ej: matar con alevosía.
F) Por las características exigidas a su autor:
1) Tipos comunes: delitos que puede cometer cualquiera (son la mayoría).
2) Tipos especiales: sólo pueden cometerlos determinadas personas. Pueden
ser propios, cuya comisión exige la calidad de funcionario, o impropios, cuando la
calidad especial del autor no es requisito del tipo básico pero opera como agravante.
G) Según quien crea, suprime o modifica los tipos penales:
1) Tipos legales: el legislador.
2) Tipos judiciales: cuando el juez puede crear los tipos penales.
H) Según se individualice o no totalmente la conducta prohibida:
1) Tipos cerrados: el comportamiento prohibido está descripto de forma total
y exhaustiva por medio de elementos objetivos. En estos supuestos la labor judicial
de subsumir la conducta de un sujeto a un tipo legal resulta sencilla y se agota en
una comparación destinada a verificar si existe o no coincidencia entre lo que el tipo
prevé y aquello que el sujeto hizo.
2) Tipos abiertos: comprende comportamientos en los cuales la infracción a la
norma no está expresada con suficiente precisión. Contiene un descripción que
exige al juez una valoración normativa sobre la ilicitud del comportamiento concreto
del acusado, complementando la prohibición, estableciendo en cada caso concreto
si la acción está o no prohibida por la norma.
I) Según profesora:
1) Tipos dolosos: el autor se representa un resultado como posible o probable
y se obra en función de ese resultado.
2) Tipos culposos: se obra con negligencia o impericia sin preveer el
resultado.
3) Tipos activos: son aquellos que implican un hacer y están descriptos en
una norma prohibitiva.
4) Tipos omisivos: son aquellos que implican un no hacer y están descriptos
en una norma preceptiva.

TIPO OBJETIVO:
Contiene una descripción que por lo menos requiere de un sujeto activo, un
sujeto pasivo y una situación de hecho que, en los tipos de resultado, requiere que
se produzca un cambio externo que pueda ser imputado al autor.
De esta forma, sujeto activo, sujeto pasivo y situación de hecho son
elementos permanentes, pues conforman el contenido genérico de todos los tipos, a
los cuales se les puede agregar los elemenos ocasionales que condicionan la
adecuación en algunos delitos con contenidos específicos.

1. Elementos permanentes.
1.1. Sujeto Activo o Autor: es la persona que realiza la conducta prevista en
el tipo, aunque puede no ser el autor material del hecho, sino el actor intelecutal,
quien utiliza al primero como un instrumento. Puede ser unisubjetivo (cuando la
acción puede ser ejecutada por un solo autor); plurisubjetivo (cuando requiere la
intervención de varias personas); Delictia Comunia (cuando el autor del delito puede
ser cualquier persona); o Delictia propia (cuando sólo puede ser autor quien tenga
determinadas características o posición).
1.2. Sujeto Pasivo: es el titular del bien jurídico tutelado penalmente. Puede
no ser la víctima del delito. Puede ser común o calificado.
1.3. Acción: es el comportamiento típico, habitualmente descripto mediante
un verbo que recibe el nombre del núcleo del tipo.
1.4. Resultado (en los delitos de resultado): es el cambio en el mundo
exterior, imputable al autor. Esta imputación surge cuando existe una relación de
causa efecto ente la acción del autor y la producción del resultado.
Hay situaciones en las que no es tan simple poder definir si el resultado es
causado por la acción del autor ya que pueden concurrir variadas circunstancias o
condiciones.
Para explicar este problema surgieron varias teorías, siendo la teoría de la
imputación objetiva la que se aplica actualmente.
Por un lado, la Teoría de la Equivalencia de Condiciones o Conditio Sine
Qua Non, establece que para saber si un hecho es condición, se lo suprime de
forma mental e hipotética. Si el resultado no se produce, el hecho es condición del
resultado. En cambio si al suprimirlo vemos que el resultado se hubiera producido
igual, se considera que no es causa del resultado. Todas las condiciones tienen el
mismo valor, es decir, son equivalentes.
Esta teoría resulta problemática en los delitos de comisión por omisión
porque esta fórmula no permite vincular el comportamiento omisivo al resultado.
Además no admite la existencia de una concausa, es decir alguna condición que
pueda hacer desaparecer la relación de causalidad entre la acción y el resultado.
Por otro lado, tenemos la Teoría de la Imputación Objetiva. Esta teoría es
la que se aplica actualmente y nació para encontrar soluciones adecuadas para los
casos que no podían ser resueltos aplicando la teoría de la equivalencia de las
condiciones.
Esta teoría establece que se va a atribuir el resultado a la acción siempre que
se cumplan dos requisitos:
1. Que la acción haya creado un riesgo jurídicamente desaprobado.
2. Que el resultado provenga o sea consecuencia de la concreción de ese
riesgo.
Casos en los que el riesgo no va a ser jurídicamente desaprobado y que por
lo tanto excluyen la imputación:
1. Riesgo permitido: cuando la acción no supera ni transgrede el riesgo
permitido. Sólo se considerará intolerable para la norma penal aquella perturbación
que supere el riesgo permitido. Dentro de este ámbito entran todas las actividades
regladas. De esta forma, no se formula imputación a quien conduce un vehículo
dentro de los límites de la velocidad reglamentaria y causa lesiones leves a un
peatón. Esto ocurre porque todo vehículo en marcha implica de por sí cierto riesgo,
pero ese peligro es jurídicamente aceptado y permitido por el ordenamiento legal.
2. Disminución del riesgo: abarca aquellos casos en los que se ha causado
un resultado para evitar la producción de otro de mayor importancia.
3. Principio de confianza: pese a que la experiencia demuestra que otras
personas cometen errores, se autoriza a confiar en su comportamiento correcto por
lo que no procede imputar los resultados generados por quien obró confiando en
que otros se mantendrían dentro de los confines del peligro permitido. Se suele dar
en las actividades en las que existe una división de tareas y está permitido confiar
en que las demás personas se comportarán o se han comportado correctamente.
4. Prohibición de regreso: la imputación por aplicación del principio de
prohibición de regreso se limita en los casos en que el comportamiento está
conectado causalmente al resultado, pero permanece fuera del interés del derecho
penal. No se debe imputar el hecho ajeno salvo que se trate de alguien por quien
debe responder. Así, salvo en los casos en que un sujeto está en posición de
garante, no corresponde formular imputación cuando el resultado es obra de un
tercero o de la propia víctima.
Por ejemplo, quien vende con autorización un revolver luego utilizado por un
asesino.
5. Imputación a la víctima: decae la imputación cuando el resultado es
consecuencia de la conducta o la situación de la propia víctima. No constituye la
creación de un riesgo no permitido el mero causar que otra persona decida
libremente ponerse en peligro.
¿Qué ocurre con un bien jurídico protegido ya estaba en peligro antes de la
acción cometida por el agente?
En estos casos puede ocurrir que la pérdida fuera segura, en cuyo caso se
aplica la aceleración de la causalidad. Por ejemplo, quien con la intención de matar,
empuja a un precipicio a quien ya había tomado una dosis de veneno. En este caso,
aunque la acción conducía al resultado muerte, este resultado se habría producido
igualmente, por ende al autor sólo se le puede imputar objetivamente la tentativa de
homicidio porque sólo son imputables los resultados evitables.
También se puede aplicar la causalidad de reemplazo. Por ejemplo, quien
con la intención de matar, le da una dosis letal de veneno a una persona a la que un
tercero ya le había suministrado otra dosis igual de veneno previamente, el
resultado muerte no se le puede atribuir porque era algo inevitable. Se le imputaría
solamente la tentativa de homicidio.
También puede ocurrir que la pérdida no fuera segura. En ese caso, si bien
hubo una situación de peligro antes de la acción, no se puede afirmar que el bien se
habría lesionado inevitablemente.
2. Elementos ocasionales
Estos elementos se encuentran en algunos tipos específicamente, son
indispensables para poder realizar la subsunción y pueden ser de tipo descriptivos o
de tipo normativos.
2.1. Elementos ocasionales descriptivos: son aquellos que se perciben por
los sentidos. Pueden ser en cuanto al medio usado para cometer la acción, en
cuanto al lugar donde se comete la misma, en cuanto al momento en que se
comete, en cuanto al bjeto de la acción o en el modo en que se realiza.
2.2. Elementos ocasionales normativos: son los que tienen una valoración
de tipo jurídico, es decir, son características que no se perciben por los sentidos,
sino que hay que comprender el significado jurídico de ciertos contenidos para que
se configure el tipo. Por ejemplo, el concepto de ajena en el delito de hurto o de
funcionario público en los delitos de atentado y resistencia a la autoridad.

TIPO SUBJETIVO:
Es la voluntad misma que tuvo el autor. De esta forma, la subsunción de la
conducta al tipo penal no sólo requiere del análisis de los aspectos externos, sino
también de la intención que tuvo el autor al momento de cometer el hecho.
Por eso, la subsunción requiere además de considerar lo que el sujeto hizo
(tipo objetivo), que haya sabido lo que hacía (tipo subjetivo).
El tipo subjetivo está integrado por el dolo y por los especiales elementos
subjetivos de la autoría.
1. Dolo
Sólo entra en consideración si previamente se ha demostrado la concurrencia
del tipo objetivo, pues sólo tiene sentido investigar si el autor sabía que mataba en
el caso de que haya quedado fehacientemente establecido que mató.
En el dolo concurren el conocimiento del tipo objetivo (saber lo que se está
haciendo y representarse el resultado que va a generar ese hacer) y la voluntad del
autor de llegar a ese resultado realizando el tipo objetivo. El dolo requiere del
conocimiento de los elementos del tipo objetivo. El desconocimiento del tipo objetivo
simple elimina el dolo pero no necesariamente la responsabilidad penal. Si bien el
desconocimiento del tipo objetivo elimina el dolo, puede ser que exista un delito
culposo. Zaffaroni define al dolo como el querer del resultado típico.
La descripción legislativa del comportamiento del autor es el punto de
referencia del dolo, ya que el tipo objetivo determina qué elementos debe conocer el
autor para que se pueda afirmar que su conducta ha sido dolosa.
Ha sido doctrina dominante la teoría de la voluntad, según la cual lo que
caracteriza al dolo es la voluntad de realización del hecho, de modo que al definir al
dolo como conocimiento del tipo objetivo y voluntad de realización del mismo,
podemos distinguir un elemento intelectual y un elemento volitivo.
1.1. Elemento intelectual: este elemento consiste en conocer los elementos
permanentes y ocasionales del tipo objetivo. En esta etapa ya sabemos que la
conducta se realizó sin vicio alguno. Sólo resta analizar si el autor sabía que estaba
realizando esa conducta prohibida. Se considera que sabe si conocía los elementos
del tipo objetivo de dicho delito.
Este conocimiento debe ser actual y efectivo, no meramente potencial. Es
preciso que el autor haya sabido realmente los componentes del tipo subjetivo,
siendo insuficiente predicar que tuvo la mera posibilidad de haberlos conocido.
Por ejemplo, si alguien en una fiesta de disfraces agarra un arma que piensa
que es de juguete y dispara matando a alguien, al no saber que se trataba de un
arma verdadera nunca podría haberse representado que el resultado sería la
muerte. Quien no sabe que mata, no puede tener intención de matar. Se
considerará que actuará con dolo si sabiendo que el arma era de verdad, apunta y
dispara contra otra persona, porque en este caso si conocía que el resultado de
disparar a otro ser humano con un arma de fuego podía producirle la muerte.
A efectos del dolo, no es necesario que el sujeto sepa que su acción es
contraria a derecho o que está castigada por el orden jurídico. Tanto el conocimiento
como la ignorancia de la prohibición, como también de la existencia de previsión de
pena para su comportamiento, son datos ajenos al concepto de dolo. No entran en
consideración la conciencia de antijuridicidad o de punibilidad del hecho. Obra con
dolo quien tuvo intención de consumar, aunque no supiera que su conducra es
contraria a derecho o ignore que el orden jurídico prevé una sanción.
1.2. Elemento volitivo: para poder caracterizar una conducta como dolosa
no basta con que el autor hubiera conocido los elementos del tipo objetivo, sino que
además hubiera querido realizarlo. Es decir que el autor haya tenido voluntad o
intención de realizar el tipo objetivo para alcanzar el resultado representado. En
otras palabras, que el sujeto haya querido causar el resultado.
El dolo puede ser directo o eventual.
Hay dolo directo cuando el autor realiza la acción sabiendo exactamente el
resultado que causará con ella, en forma directa e incondicional. El autor dirige su
voluntad incondicionalmente a lograr un resultado que considera consecuencia
necesaria de su acción. En estos casos la persona se representa un resultado como
cierto y acepta que se produzca. Hay dolo indirecto cuando el autor, para comer un
dolo directo, indirectamente causa otro resultado adicional o colateral.
Hay dolo eventual cuando el autor realiza la acción considerando que el
resultado de ésta puede llegar a realizarse. Es decir, cree que el resultado no es
consecuencia necesaria de su acción, sino simplemente que es posible. En otras
palabras, dirige incondicionalmente su voluntad a alcanzar un resultado que
considera consecuencia posible de su acción.
A diferencia de la culpa con representación, en donde el autor se representa
el resultado como posible pero confía en que éste no se produzca, en el dolo
eventual el autor se representa el resultado y quiere causarlo, no le importa.
2. Especiales elementos subjetivos de la autoría
Algunos hechos, para configurarse, necesitan además de la presencia del
dolo, intenciones o finalidades puntuales o incluso estados de ánimos específicos al
momento de cometerse el hecho, de modo tal que su ausencia hará imposible la
configuración.
Por ejemplo, el artículo 130 establece que la finalidad del autor al retener a la
víctima por la fuerza debe ser la intención de menoscabar su integridad sexual.

Causales de exclusión de la tipicidad o faz negativa:


Error de tipo: cuando al momento de cometer el hecho, su autor desconoce
algún detalle o circunstancia del tipo objetivo, se dice que existe error de tipo ya que
desconoce lo que esta haciendo. El error de tipo siempre excluye el dolo.
Este error puede ser por ignorancia de algún elemento del tipo objetivo o por
error cuando existe una falsa representación del tipo. En ambos casos el dolo es
excluido.
Error de tipo evitable: cuando el error es consecuencia de la negligencia o
imprudencia del autor, al no haber tenido el debido cuidado. La falta de
conocimiento puede ser entonces atribuida a su imprudencia o negligencia. En este
caso se excluye el dolo pero deja subsistente la culpa.
Error de tipo invencible: cuando no podría haber previsto y en consecuencia,
evitado el error, por más cuidado que hubiera puesto. Cuando el error se produjo
pese a que se adoptaron las medidas de precaución y cuidado exigibles, no es
imputable al autor. Se excluye el dolo y cualquier otra forma de tipicidad.
Especies de error:
1. Sobre el nexo causal: cuando en los delitos de resultado, no hay
coincidencia entre la forma en que el autor se imaginó que iba a suceder dicho
resultado y la forma en que verdaderamente sucedió. Existe un error o desviación
en la relación de causalidad. Para llegar a excluir el dolo esta desviación debe ser
esencial, es decir que no tuvo posibilidad de preverla.
2. En la persona: cuando el sujeto incurre en error sobre la identidad de la
víctima. Se le debe imputar directamente el delito cometido porque si bien el
resultado no es idéntico, jurídicamente es equivalente.
3. Dolus generalis: hay una alteración de índole temporal. El autor cree que el
hecho ya está consumado cuando en realidad lo termina consumando con un hecho
posterior. El resultado se produce con posterioridad a lo que el autor preveía por su
propio accionar.
Por ejemplo, A atropella a B con la intención de matarlo y creyéndolo muerto
lo arroja al río pero Juan no estaba muerto sino desmayado y muere finalmente
ahogado. Se le debe imputar el homicidio doloso basándose en que no existen 2
hechos independientes sino que existe un dolo general, un actuar general, que
causó el resultado muerte.
4. Aberratio Ictus, error en el golpe: cuando por una desviación en el curso
causal de la acción, se produce un resultado que no es idéntico al querido pero que
jurídicamente es equivalente. Por ejemplo A quiere matar a B pero el proyectil se
desvía y mata a C. Righi cree que si bien es equivalente, debería imputarse a A
tentativa de homicidio respecto a B en concurso ideal con homicidio culposo
respecto a C.
Diferencia entre error de tipo y error de prohibición: en el error de tipo el autor
no sabe lo que hace. En el error de prohibición, el autor sabe lo que hace pero no
sabe que está prohibido. El error de tipo elimina la tipicidad dolosa. El error de
prohibición puede eliminar la culpabilidad.
Falta de tipicidad: se denomina atipicidad cuando la acción no se adecúa
exactamente a la descripción contenida en algún artículo del CP.
Elementos del delito: Antijuridicidad

Concepto:
Una acción típica (es decir que está subsumida objetiva y subjetivamente en
un tipo penal) es considerada antijurídica cuando es contraria al derecho en su
totalidad, de manera que hay una relación de contradicción entre la acción y el
derecho.
Como dijimos anteriormente, la tipicdad nos da un indicio o presunción de la
antijuridicidad de una conducta, pero esa presunción se elimina si existe una causa
de justificación de dicha conducta típica.

Causas de justificación:
Son permisos para cometer determinadas acciones típicas, establecidas en
todas las ramas del derecho. Son los preceptos permisivos de la antijuridicidad.
Estos permisos surgen cuando existe un riesgo inminente o actual y hay ausencia
del Estado. En estos casos, se permite adoptar una determinada conducta para salir
del riesgo.
Ante la existencia de alguna de las causas de justificación, el efecto es que el
hecho no es punible, es decir queda exento de responsabilidad.
Las causas de justificación son objetivas, por ende se aplicarán a todo aquel
que cumpla con los requisitos.
Para que las causas de justificación procedan, tienen que estar presentes los
elementos objetivos y los elementos subjetivos, es decir que el autor debe tener
conocimiento de que su comportamiento está justificado.

1. Cumplimiento de un deber:
Si una persona realiza un acto típico, pero cumpliendo con una obligación o
deber que le impone la ley, su conducta es conforme a Derecho, es decir que no
obra antijuridicamente ni hay delito.
La diferencia con el ejercicio de un derecho, es que aquí hay un deber u
obligación impuesta por la ley y en el ejercicio de un derecho no hay un deber ni
obligación, sino que está autorizado a realizar cierta conducta en virtud de un
derecho.
2. Legítimo ejercicio de un derecho, autoridad o cargo:
Consiste en hacer correcto uso del ejercicio de un derecho, autoridad o cargo
establecido por una norma. En el caso del legítimo ejercicio de un derecho, los
requisitos son que se ejercite un derecho y que el ejercicio sea legítimo. Las vías de
hecho y las defensas mecánicas predispuestas no pueden ser justificadas como
legítimos ejercicios de un derecho.
En el caso del legítimo ejercicio de una autoridad, es el poder que tiene una
persona sobre otra en el ámbito familiar, ya sean padres o tutores sobre sus hijos.
En el caso del legítimo ejercicio de un cargo, es el poder que tienen ciertas
personas en base a su cargo público.
3. Estado de necesidad:
Cuando un bien jurídico está en peligro de ser dañado por una acción típica,
el orden jurídico justifica que para evitar ese daño se lesione otro bien jurídico
considerado menos valioso. De esta forma se autoriza a una persona a cometer un
mal sobre un bien jurídico ajeno para evitar otro mayor.
La principal diferencia entre el estado de necesidad y la legítima defensa es
que en el primero siempre debe ser lesionado un bien de menor valor, mientras que
en la legítima defensa puede lesionarse un bien jurídico de mayor valor.
Los requisitos del estado de necesidad son: situación de peligro actual y
grave (no puede ser remoto, futuro o incierto y debe ser imposible de evitar por otro
medio que no sea el de causar un daño), el bien jurídico salvado debe ser de mayor
valor que el bien dañado, debe haber necesidad (la lesión del bien jurídico de menor
valor debe ser necesaria e indispensable para salvar al de mayor valor), el sujeto
debe ser extraño a la situación de peligro creada y no debe tener la obligación
jurídica de soportar el mal que lo amenaza, y además debe existir un elemento
subjetivo (intención de evitar ese mal mayor).
4. Legítima defensa:
Reacción racional, proporcionada y necesaria contra una agresión inminente,
injusta y no suficientemente provocada. Puede ser propia o en razón de terceros.
Para que proceda deben cumplirse ciertos requisitos.
La agresión debe ser ilegítima o injusta (no hay derecho), actual (el ataque o
agresión deben ser presentes, inminentes) y no provocada (falta de provocación
suficiente).
Debe existir una necesidad racional del medio empleado. Es decir que dicho
medio debe estar en proporción a la gravedad del ataque que se intenta repeler o
impedir y la defensa debe ser necesaria, esto significa que el medio usado por el
autor debe ser el menos lesivo para el agresor.
También debe existir falta de provocación suficiente. Para que se pueda
alegar la legítima defensa, el autor no debe haber provocado con una conducta
anterior la agresión de la cual se defiende. Para que pueda excluir la legítima
defensa, esta provocación debe ser suficiente.
Legítima defensa privilegiada: actúa en legítima defensa sin importar el daño
que le cause a su agresor aquel que agrede a quien durante la noche escala o
fractura los cercados, paredes o entradas de su casa o departamento habitado o de
sus dependencias. Actúa también en legítima defensa el que agrede a un extraño
dentro de su hogar, siempre que haya resistencia. En ambos casos, quien se
defiende no debe probar los requisitos exigidos para la legítima defensa, sólo la
nocturnidad y el escalamiento o la resistencia del extraño.
5. Consentimiento de la víctima:
Se produce cuando la propia víctima del delito ha consentido en que el hecho
se lleve a cabo. Esto se basa en el principio de ausencia del interés.
Hay casos donde la ley expresamente establece que para que haya delito se
debe actuar sin el consentimiento de la víctima, hay otros casos donde la ley no
exige expresamente que se actúe sin el consentimiento del sujeto pasivo pero ello
está implícito en la figura, hay casos donde el consentimiento es irrelevante porque
la ley establece que exista o no habrá delito, casos en los cuales el consentimiento
atenúa la gravedad del delito y la pena y casos en donde la ley no hace referencia
terminante al consentimiento de la víctima.
Se debe distinguir entre bienes disponibles (bienes tutelados en el solo
interés del particular, donde el consentimiento de su titular alcanza para excluir la
pena) y bienes indisponibles (bienes tutelados no solo en interés particular sino
también en el de toda la comunidad, en donde el consentimiento no alcanza para
excluir la pena).
Los requisitos son: debe ser libremente dado por persona civilmente capaz
de disponer del bien jurídico del que se trate y debe entender que está dando su
consentimiento para realizar una acción típica. Debe ser dado por el titular del bien
jurídico, salvo en los casos en los que la ley permita que lo de otra persona. Debe
ser anterior o coincidente en el tiempo con la acción típica. Debe ser expreso o
tácito o presunto.
Delitos de Omisión

Concepto
En los tipos activos se castiga realizar determinado movimiento corporal. En
otros casos, la norma prevé tipos de omisión, pues lo que se prohíbe es no realizar
determinada conducta, como la que sanciona la omisión de auxilio, por la que se
casiga al que encontrando perdido o desamparado a un menor de diez años o a una
persona herida o inválida o amenazada de un peligro cualquiera, omitiere prestarle
el auxilio necesario, cuando pudiere hacerlo sin riesgo personal, o no diere aviso
inmediatamente a la autoridad.

Mientras los delitos de comisión suponen la infracción de una prohibición de


hacer, los de omisión suponen una desobediencia a un mandato de acción. En los
tipos de comisión o activos, se describe la conducta prohíbida. En los tipos de
omisión, se describe la conducta debida.

Mientras que en los tipos activos hay una norma prohibitva, en los tipos
omisivos hay una norma preceptiva.

Distinción entre acción y omisión


Mientras que en la accción el agente impulsa un curso causal desplegando
una energía positiva, en la omisión el sujeto deja de emplear la energía necesaria
para interrumpir un nexo causal que no ha creado. La imputación que se puede
formular a un omitente es no haber evitado la muerte, cuando ello estaba a su
alcance.

Mientras que en los casos de acción se requiere un comportamiento comisivo


relevante que consiste en haber producido o aumentado el riesgo que da lugar al
resultado, la relevancia de la omisión se da en función de la existencia de un peligro
potencialmente evitable, cuya viabilidad no fue disminuida o conjurada.
La imputación no sólo requiere de la inactividad del autor, sino que ademas
se necesita que el agente haya estado en condiciones de realizar la acción
ordenada.

Omisión propia
Está expresamente prevista en el derecho vigente. En este tipo de delitos
cualquiera puede ser autor, solamente se requiere no realizar la acción exigida por
la ley. En este tipo de delitos, la punibilidad no depende de la existencia de un delito
de comisión, sino que solamente se requiere que el sujeto no realice la acción.

Omisión impropia
Sólo puede ser autor aquél que está en situación de garante, es decir que
tiene la obligación de cuidar o garantizar el cuidado, conservación o reparación del
bien jurídicamente tutelado por determinada ley debido a su relación con el mismo.

La omisión no está expresamente regulada por la ley, sino que surgen de
decisiones jurisprudenciales y construcciones teóricas. Se consideran tipos abiertos,
ya que al no estar taxativamente detallada cada situación de garantía, el juez va a
establecer si la persona acusada es o no garante de que el resultado no se
produzca.

Estos tipos de delitos son también conocidos como delitos de omisión por
comisión ya que el delito es causado por medio de una omisión del sujeto autor. En
estos casos la omisión es utilizada como un medio para lograr el delito de comisión.

La gran diferencia entre las dos omisiones es que en los delitos de omisión
propiamente dichos, la omisión es ilícita y punible, mientras que en los impropios, la
omisión por sí sola no es ilícita ni punible pero sí lo es cuando se utilizó como medio
para lograr el delito de comisión.

Elementos del tipo objetivo en los delitos propios de omisión:


1. Situación de hecho que genera el deber: se trata de un peligro para un
bien jurídico que genera un deber respecto de cualquier persona que enfrente
esa situación. El deber surge cuando el destinatario puede actuar sin riesgo
personal.
2. Omisión de realizar la acción ordenada: aquel que está obligado a actuar
no lo hace. Es decir, no arbitra los medios necesarios para cumplir el
mandato que le ha sido impuesto. No se considera delito si aunque no evita
el resultado hizo todo lo posible para evitarlo.
3. Poder de hecho para ejecutarla: la omisión sólo es típica cuando el sujeto
obligado tiene capacidad física o poder de hecho para desarrollar la acción
mandada.

Elementos del tipo objetivo en los delitos impropios de omisión:


Además de los requisitos que se exigen para el tipo objetivo, se suman dos
requisitos más:
1. Resultado: se le imputa al garante el resultado como si lo hubiera cometido
cuando la acción omitida por él habría evitado el resultado.
2. Garante: se concibe al garante como el titular de un deber de responder.
Tiene la obligación de cuidar o garantizar el cuidado, conservación o
reparación del bien jurídico tutelado. Esta posición de garante puede surgir
de la ley (responsabilidad parental), por un contrato (la niñera que se obliga a
cuidar al niño) o por una conducta precedente (cuando una persona con un
hecho anterior generó el peligro, se considera que está en situación de
garante).

Elementos del tipo subjetivo:


Tanto en los delitos propios como en los impropios de omisión, la imputación
objetiva requiere conocer los elementos del tipo objetivo.
1. Omisión propia: la exigencia en los delitos propios de omisión dolosos es
que el autor conozca la situación que generó el deber de actuar y las
circunstancias que fundamentan la posibilidad de realizar el comportamiento
omitido.
2. Omisión impropia: en los delitos impropios de omisión dolosos, el dolo
requiere conocer la situación generadora del deber de actuar, la posición de
garante y las circunstancias que fundamentan la misma, y las que
fundamentan la posibilidad de actuar.
No es necesario que el garante conozca las obligaciones que tiene como
garante.

Error de tipo

Un error superable de las circunstancias que fundamentan el deber de actuar,
la posición de garante o la posibilidad de obrar en el sentido requerido por el
mandato de acción, determina la imputación por un delito de omisión culposo.

Por ejemplo, padece un error de tipo la omitente que no sabe que es su hijo
el bebé a quien no proporcionó alimentos, por lo que si pudo evitar equivocarse
corresponde la imputación por delito imprudente. En cambio, obra con dolo la madre
que omite alimentar al bebé sabiendo que es su hijo aunque ignore que la ley civil le
impone el deber de hacerlo, porque no se trataría de un error de tipo sino de un
error de prohibición el cual es improcedente para la concreción del tipo subjetivo.

La concurrencia de un error de tipo que neutralice el dolo abre la posibilidad


de imputar un tipo omisivo imprudente, siempre que el omitente hubiera podido
conocer las circunstancias que fundamentan el deber de actuar, su posición de
garante o que le era posible obrar en el sentido requerido por la norma.

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