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Anita vive con su madre y su padrastro. No recuerda a su padre, ni sabe qué fue de él.

Vive con ese hombre cuya mirada, aún desde muy pequeña, jamás le gustó. Siempre se sintió observada, pero
no con la mirada del cuidado, sino con los ojos de un hombre que mira a una niña como seguramente no debe
mirarla. Hubo un tiempo en el cual Anita no entendía esa mirada y la actitud que ese hombre mostraba frente a
ella cuando se quedaban a solas. Ahora, aunque aún sigue siendo pequeña, puede entenderlo desde el más
brutal sufrimiento.

Hace unos pocos años, descubrió que la espiaba mientras su madre la bañaba, vio cómo miraba su cuerpito y
sintió que ése era un camino sin retorno. Ese hombre tenía una actitud diferente cuando quedaba a solas con
Anita que cuando estaba la mamá. La acariciaba, la sentaba en sus piernas, pero no de un modo paternal, ella
siempre supo eso, siempre se sintió incómoda a su lado y con un miedo infinito.

Recuerda haberle pedido a su madre que no la dejara a solas con él y que su madre no le diera importancia y
que pensara que ella no lo quería porque no era su padre. El miedo se convirtió una realidad un día que Anita
jamás podrá olvidar.

Para ese hombre enfermo ella no pareciera ser una niña, la mira como una mujer y la toca como a una mujer.
Anita no entiende el por qué, tiene pánico y quiere gritar pero no lo hace.

Las pesadillas que Anita tiene cuando duerme en nada se comparan a las que vive cuando ese hombre abusa
de ella. Ha intentado escapar de él más de una vez, ha llorado, ha implorado que no la toque, hasta le ha dicho
que le contaría a su madre, pero nada hace que su padrastro se detenga.

Ese hombre enfermo la intimida, la amenaza, le dice que su madre no le creerá y que nadie lo hará, que quedará
en ridículo ante todos y humillada para siempre.

Su madre parece no darse cuenta de nada y Anita se pregunta si eso es posible, porque ella llora, no quiere
quedarse a solas con su padrastro, se orina en la cama, camina con dificultad porque su cuerpo se queja
también del abuso. Si bien ella no le ha dicho nada ¿no es suficiente con verla? ¿No se da cuenta su madre de
cómo ese hombre la mira? ¿Puede estar tan ciega? ¿A quién le creería su mamá a ella o a su esposo?

Anita comienza a dudar, se siente sucia, indigna, culpable. Tal vez ella ha hecho algo que merezca semejante
castigo, no lo sabe, pero necesita saberlo.

Anita quiere gritar, que todo el mundo se entere de lo que le sucede, que alguien la salve de ese hombre, pero
no se anima porque el miedo la paraliza.

Necesita confiar en alguien, pero si no puede confiar en su propia madre ¿en quién sino? ¿Habrá en este mundo
alguien bueno que la rescate y rescate su niñez, que la despierte de esa pesadilla eterna? Mientras se lo
pregunta, Anita ahoga su grito una y otra vez.

Fin

Anita quiere gritar es uno de los cuentos sobre abuso sexual infantil de la escritora Liana Castello.
Cuento sugerido para adolescentes, jóvenes y adultos.

El lobo y el asno inteligente


Una soleada mañana, mientras un asno disfrutaba de la fresca hierba, apareció por la pradera un lobo con
muy mal aspecto. Tras evaluar cómo poder escapar del lugar sin levantar las sospechas del otro animal, llegó
a la conclusión que la mejor manera era hacer ver que estaba cojo.
Al verlo de así, el lobo se puso muy contento. Sin perder ni un solo minuto, se acercó hasta el asno, el cual le
dijo cuanto estuvo a su altura:

- ¡Hoy es mi día de suerte! ¡Al fin hallo a alguien para echarme una mano!
- ¿En qué puedo ayudarte asno? –Preguntó el lobo-
- Hace un rato he sentido como si algo se me hubiera clavado en el talón y no llego hasta ahí para
quitármelo. ¿Me lo podrías quitar tú?

Accedió a ayudarle el lobo, ya que, parecía lo suficientemente débil para que sin la espina del talón, pudiera
comérselo sin problemas.

- Alza la pata amigo asno –dijo el lobo de forma muy ladina- para que pueda ver mejor la zona. - Está bien,
pero deberás acercarte más ya que desde esa distancia no creo que seas capaz de ver nada. El incauto lobo,
haciendo caso de las palabras del asno, se acercó tanto a su parte trasera, que este pudo darle una sonora
coz en toda la boca, dejando al lobo tirado en el suelo sin un solo diente.

Las Fiestas mas Importantes del Año Litúrgico

Navidad

Epifanía: La Manifestación del Señor


Epifanía significa "manifestación". Esta fiesta celebra la Epifanía de Jesús ante los Reyes Magos
(Mateo 2,1-12). La celebración litúrgica tiene lugar el domingo siguiente a la celebración de la
Sagrada Familia.
Jesús se manifiesta como El Señor de todos los pueblos en los tres magos, ya que los gentiles son
coherederos, miembros de un mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el
Evangelio.
Jesús nació en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes. Unos magos que venían del Oriente se
presentaron en Jerusalén, diciendo: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Es que vimos
su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo.”
El Bautismo del Señor - III y último Domingo del Tiempo de Navidad
Las fiestas de la Epifanía y el Bautismo del Señor celebran a Cristo que se manifiesta, esto es, que
se hace presente para todos los pueblos.
Esta fiesta, con la que concluye el Tiempo de Navidad, nos brinda la oportunidad de ir, como
peregrinos en espíritu, a las orillas del Jordán, para participar en un acontecimiento misterioso: el
bautismo de Jesús por parte de Juan Bautista. Se celebra el domingo siguiente a la Epifanía. (Lucas
3, 21-22)
Los cuatro evangelistas comienzan Hechos y Dichos con este acontecimiento, que marca el
principio de la vida pública de Jesús.

Cuaresma

Miércoles de Ceniza: La ceniza que llevamos nos recuerda el polvo y los escombros de nuestra
vida, que somos criaturas transitorias en la tierra, pero no a los ojos de Dios.
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Resurrección.
En el Triduo Pascual se recuerda y se vive junto con Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección.
Domingo de Ramos en este día la iglesia recuerda la entrada de Cristo, El Señor, en Jerusalén, para
consumar su Misterio Pascual.
Jueves Santo (La Cena Pascual) Al narrar lo ocurrido recordamos la celebración de la Pascua judía y
la celebración cristiana de la Cena del Señor. Con un rito litúrgico lavamos los pies para recordar
simbólicamente nuestro misterio de servicio y también al sacerdocio de todos los creyentes.
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles y les dijo: “Con ansia he deseado comer
esta Pascua con vosotros, antes de padecer; porque os digo que ya no volveré a comerla hasta que
halle su cumplimiento en el Reino de Dios.” (Lucas 22. 14-16)
Viernes Santo es el aniversario de la muerte de Jesús. Como tal, la celebración es callada,
solemne, penitencial y contemplativa. Además es una celebración de la esperanza que viene de la
Buena Nueva de la cruz, que proclama que esta nueva vida en Cristo está fuera del poder de la
muerte.
Muerte de Jesús: “Era ya cerca de la hora sexta, cuando se oscureció el sol y toda la tierra quedó
en tinieblas hasta la hora nona”.
El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito; dijo “Padre, en tus manos
pongo mi espíritu.” Y, dicho esto, expiró. (Lucas 23. 44-46)

Tiempo Pascual

Vigilia Pascual: El Misterio Pascual de Cristo, crucificado y resucitado, tiene en esta liturgia
nocturna, “Madre de todas las demás vigilias, como la llamó San Agustín, su celebración
culminante. Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, como
lo hizo el pueblo elegido desde el comienzo del Éxodo de Egipto (Ex 12,42).
El Domingo de Pascua es la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la Resurrección de
Jesús. Es el triunfo definitivo del Señor sobre la muerte y primicia de nuestra resurrección.
El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: “Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el
Crucificado. Pero no está aquí, pues ha resucitado, como había anunciado. Venid, ved el lugar
donde estaba. Y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos e
irá delante de vosotros a Galilea, allí lo veréis. Ya os lo he dicho.” (Mateo 28. 5-7)
La Ascensión del Señor - Séptimo Domingo de Pascua
Luego que el Señor Jesús se apareció a sus discípulos fue elevado al cielo. La fiesta tiene lugar
cuarenta días después de la Resurrección y marca la transición entre la gloria de Cristo resucitado
y la de Cristo exaltado a la derecha del Padre. Marca también la posibilidad de que la humanidad
entre al Reino de Dios como tantas veces lo anunció Jesús. De esta forma, la ascensión del Señor
se integra en el Misterio de la Encarnación, que es su momento conclusivo. (Lucas 24, 46-53)
El mandato misionero del Señor resucitado a los discípulos antes de su Ascensión al cielo: “Id,
pues, y haced discípulos a todas las gentes.” (Mt 28,19)
Los sacó hasta cerca de Betania y alzando sus manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se
separó de ellos y fue llevado al cielo”. (Lucas 24. 50-51)
Pentecostés – Octavo Domingo de Pascua
Después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos
la fiesta de Pentecostés. Se atribuye a esta fiesta el momento del nacimiento de la Iglesia como
comunidad. (Hechos 2,1-11; Juan 20, 19-23)
En Pentecostés celebramos el don del Espíritu que viene de Dios (el aliento, la invisibilidad de
Dios).
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque, si no me voy, no vendrá a
vosotros el Paráclito, pero si me voy, os lo enviaré” (San Juan 16.7)
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos con un mismo objetivo. De repente vino del
cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento, que llenó toda la casa en la que se
encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron
sobre cada uno de ellos. Entonces quedaron todos llenos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar
en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. (Hechos 2.1-4)
Después de Pentecostés sigue el Segundo tiempo ordinario del año litúrgico que termina con la
fiesta de Cristo Rey.

Tiempo Ordinario

La Presentación del Señor – 2 de Febrero


La fiesta de la Presentación celebra una llegada y un encuentro; la llegada del anhelado Salvador,
núcleo de la vida religiosa del pueblo, y la bienvenida concedida a él por dos representantes
dignos de la raza elegida, Simeón y Ana (Lucas 2,34-35). Aunque esta fiesta del 2 de febrero cae
fuera del tiempo de navidad, es una parte integrante del relato de navidad y se celebra 40 días
después del nacimiento de Nuestro Señor, de acuerdo a la ley judía.
Es una chispa de fuego de navidad, es una epifanía del día cuadragésimo. Navidad, epifanía,
presentación del Señor son tres paneles de un tríptico litúrgico.
La Anunciación – 25 de Marzo
Esta gran fiesta tomó su nombre de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la
Santísima Virgen María, referente a la Encarnación del Hijo de Dios. (Lucas 1, 26-38)
Nueve meses antes del nacimiento de Nuestro Señor, celebramos la Encarnación del Hijo de Dios
en el vientre purísimo de la Virgen Santísima.
El ángel de dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en tu
seno y a dar a luz a un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande, le llamarán Hijo del
Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los
siglos y su reino no tendrá fin. (Lucas 1, 30-33)
La Visitación de la Virgen María – 31 de Mayo
Esta fiesta conmemora la visitación que recibió Santa Isabel, madre de San Juan el Bautista, de la
Virgen María. Recordamos que en ese evento no sólo su hijo fue santificado en su vientre, ella
misma fue iluminada desde lo alto para saludar a María como "madre de mi Señor" (Lucas 1,43).
Santísima Trinidad – Domingo siguiente a Pentecostés
La Santísima Trinidad es el misterio fundamental de nuestra religión— Un solo Dios en tres
Personas. En su nombre hemos sido bautizados. La señal de la cruz nos la recuerda, y el sacerdote,
en el altar, la invoca para terminar todas sus oraciones. En su nombre somos absueltos en el
tribunal de la penitencia, y en su nombre, se renueva todos los días, en nuestros altares, el
sacrificio del Calvario. (Juan 16, 11-15)
Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús le había indicado. Al
verlo, lo adoraron, si bien algunos dudaron, Jesús se acercó a ellos y les habló así: “Me ha sido
dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes,
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar
todo lo que yo os he mandado. Y estad seguros que yo estaré con vosotros día tras día, hasta el fin
del mundo.
El Cuerpo y la Sangre del Señor (Corpus Christi) – Domingo después de la Santísima Trinidad
Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la
Eucaristía. Este día, recordamos la institución de la Eucaristía, que se llevó a cabo el Jueves Santo,
durante la Última Cena al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Es una fiesta
muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por
su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.
Fue instituida por el Papa Urbano IV movido por el Milagro Eucarístico de Bolsena así como por las
revelaciones de Santa Juliana de Mont Cornillón.
La Transfiguración del Señor - 6 de Agosto
Esta fiesta recuerda la escena en que Jesús, en la cima del monte Tabor, se apareció vestido de
gloria, hablando con Moisés y Elías ante sus tres discípulos preferidos, Pedro, Juan y Santiago. La
fiesta de la Transfiguración del Señor se venía celebrando desde muy antiguo en las iglesias de
Oriente y Occidente, pero el papa Calixto III, en 1457 la extendió a toda la cristiandad para
conmemorar la victoria que los cristianos obtuvieron en Belgrado, sobre Mahomet II, orgulloso
conquistador de Constantinopla y enemigo del cristianismo, y cuya noticia llegó a Roma el 6 de
agosto. (Mateo 17, 1-5)
Asunción de la Virgen María – 15 de agosto – Solemnidad
La fiesta de la Asunción (o Dormición, como la llaman los orientales) de la Virgen, nos recuerda el
tránsito de María de este mundo al Padre, es decir, su pascua. La Madre íntegra del Hijo de Dios
no podía corromperse en el sepulcro; por esto; al final de su vida terrestre, fue elevada en cuerpo
y alma a la gloria del Padre.
Todos los Santos – 1º de Noviembre
El origen de esta fiesta hay que buscarlo en la dedicación del Panteón romano a Santa María y a
todos los mártires. A partir de ahí diversas Iglesias en distintas fechas, empezaron a celebrar la
fiesta de todos los Santos. Alcuino la propagó en esta fecha y en el siglo IX, se extendió por todo el
país franco.
Mucho antes que en Occidente, ya en el siglo IV Oriente honraba a todos los Santos; la Iglesia
bizantina, en particular, el primer domingo después de Pentecostés, clausurando con esta fiesta el
ciclo pascual.
Cristo Rey del Universo – Ultimo Domingo del Tiempo Ordinario
La celebración de la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, cierra el Año
Litúrgico en el que se ha meditado sobre todo el misterio de su vida, su predicación y el anuncio
del Reino de Dios. Esta fiesta se instituyó con el objeto de propagar entre los fieles el
conocimiento de la dignidad de Nuestro Salvador. Si Cristo Rey es honrado por todos los católicos
del mundo, se pondrá un remedio eficaz a los males que friccionan la sociedad humana, tales
como la negación del Reino de Cristo; la negación del derecho de la Iglesia fundado en el derecho
del mismo Cristo; la imposibilidad de enseñar al género humano, es decir, de dar leyes y de dirigir
los pueblos para conducirlos a la eterna felicidad.
El Papa Pío XI instituyó esta solemnidad con la carta encíclica Quas primas el 11 de diciembre de
1925, y después del Vaticano II ha sido colocada el último domingo del tiempo Ordinario, como
final del año litúrgico, para expresar el sentido de consumación del plan de Dios que conlleva este
título de Cristo por encima de malas interpretaciones político-religiosas.
Cuaresma-------------------------------------------------------

1 – AUTOCONTROL
2 – DESEO DE SANTIDAD
3 – LIMOSNA
4 – CARIDAD
5 – JÚBILO
6 – PACIENCIA
7 – ORACIÓN
8 – HUMILDAD
9 – ARREPENTIMIENTO
0 – Y ESPECIALMENTE, TENER UN BUEN PLAN

Navidad---------------
Humildad
Generosidad
Castidad
Paciencia
Templanza
Caridad
Diligencia
Adviento: -----------------------------------
Corona de Adviento: Con un poco de prudencia
Corona de Adviento: La justicia
Corona de Adviento: La templanza

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