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Poder y suplicio:
las tramas del desarrollo
2 Poder y suplicio: las tramas del desarrollo
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Poder y suplicio:
las tramas del desarrollo
CIDDEBENI
4 Poder y suplicio: las tramas del desarrollo
D.L.: 4-1-1118-06
ISBN: 99954-1-012-5
Producción
Plural editores
c. Rosendo Gutiérrez N° 595 esquina Av. Ecuador
Tel. 2411018 / Casilla 5097 / La Paz-Bolivia
Email: plural@acelerate.com
Impreso en Bolivia
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Índice
Presentación ......................................................................... 7
Prólogo ................................................................................. 17
Presentación
do. ¿No es posible otro mundo? ¿No habrán otros mundos gi-
rando en otras órbitas, siguiendo otras rutas? Sobre todos estos
mundos quiere el poderoso Leviatán imponerse. Divide y sub-
divide, fracciona y simplifica, divide y gobierna. De allí surge el
desarrollo local, como subyunción al poder y la filosofía que lo
maneja todo. Sí, parece que la calma ha llegado. El fin de la his-
toria se avizora con el Poder mundializado: las ovejas pacen tran-
quilas en los prados del Señor.
Pero esas ovejas tienen sus peculiaridades; son pobres, ne-
cesitan “salir de la pobreza”; son necesitadas, necesitan de un
dador, de un cooperante, de un “ayudador”. El rebaño tiene
que ser controlado, no ha de desbordar los límites de los
pastizales, no los ha de devorar del todo. “…La superpoblación
es un obstáculo para el logro de los objetivos del desarrollo: el
crecimiento explosivo de las poblaciones amenaza a los países
subdesarrollados con hambruna, enfermedades y desórdenes
sociales violentos, antes desconocidos; de ahí que el único
medio deseable para reajustar los objetivos amenazados sea el
control de las poblaciones”. Y allí emerge, como receta, como
disciplinamiento ideal, la doctrina de la planificación, para
hacer creer que el cambio social puede ser manipulado y diri-
gido, producido a voluntad. Por detrás, el pastor conduce a
las ovejas descarriadas, las lleva por la senda de la domina-
ción y el control social: “de lo que se trata es del manejo de la
pobreza y de problemas sociales como la salud, la educación,
la higiene, el desempleo, etc. Las formas de planificación so-
cial han producido sujetos gobernables, dependientes de los
profesionales, no sólo para satisfacer sus necesidades sino para
ordenarse en realidades (ciudades, sistemas de salud, de edu-
cación, de economía, etc.) que pueden ser gobernadas por el
Estado, mediante la planificación”. Las ovejas no podrán ya
vivir sin amo que les señale los prados donde pacer; se han
habituado al control, se han habituado a su condición de do-
minadas, a su condición de homo miserabilis. En esta estructura
se implanta y se endiosa el desarrollo y sus alrededores. Pero
14 Poder y suplicio: las tramas del desarrollo
hay, por doquier, creciendo una semilla que amarga los estó-
magos de los dominados y no los deja dormir; esta semilla les
devuelve el sentido de la justicia, la conciencia de la libertad.
El poder se expresa en el suplicio, en el castigo, en el desarro-
llo impuesto; el poder se expresa en crear individuos culpa-
bles, el poder gestiona escenarios y actores que desempeñan a
cabalidad sus papeles. Tal su terrible consigna. En un gráfico
capítulo –que se constituye como leit motiv del libro– se des-
cribe los escenarios en que históricamente se sitúan los
diagramas de poder desarrollados por Michel Foucault: el su-
plicio, el castigo y la disciplina; y a continuación se introduce
en el diagrama de poder del desarrollo, de escenario más am-
pliado y quizás más horroroso que los anteriores pues se pro-
longa hacia el sometimiento subliminal del cuerpo, hacia el
sometimiento de la naturaleza. “Detrás de la utopía del cam-
bio, del discurso del desarrollo, hay un adiestramiento minu-
cioso y concreto de las fuerzas útiles”.
Surge el discurso como demiurgo de una nueva categoría
de sujeto: del hombre necesitado, protagonista de la escasez.
El discurso instaura la necesidad, impone la ideología del su-
jeto en busca de desarrollo como utopía para satisfacer sus
“necesidades básicas insatisfechas”. Crea un buscador de te-
soros según un libreto diseñado en ultramar: un sujeto depen-
diente, con una “dependencia material de bienes y servicios
foráneos, dependencia que hasta ese momento no había sido
tomada en cuenta por las culturas”. El sujeto, ya dependiente,
corre por el camino en pos de un anzuelo, que es también como
un yugo invisible que no mata ni impone cadenas: “ayuda”.
Pero no es una ayuda solidaria y libre; al contrario, de
tan soberbia e impositiva, se trata de una ayuda interesada,
dominadora. La ayuda es una imposición. Primero es el hom-
bre (y la mujer, perdónesenos lo genérico) subsumido, em-
pobrecido, endeudado. Luego viene la condonación, el per-
dón. Pero nada inocente: se perdona para dictar luego los
procedimientos, los caminos que ese sujeto, inmaduro, sub-
Presentación 15
Soledad Domínguez
Sucre, Mayo 2006
17
Prólogo
Raquel Gutiérrez.
México, abril de 2006
20 Poder y suplicio: las tramas del desarrollo
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I. La violencia de la globalización
5 Luhmann -Confianza, Madrid, Anthropos, 1996 (trad. del inglés por Ama-
da Flores, corregida y cotejada con el original alemán por Darío
Rodríguez Mansilla, págs. 5 y 6-, dice: “parte integral de los límites den-
tro de los cuales vivimos nuestras vidas cotidianas, aunque no es un
componente intencional (y por lo tanto, variable) de la experiencia”.
6 Luhmann, op. cit., pág. 7: “Desde esta perspectiva, los problemas,
como también las soluciones, no adquieren su significado de alguna
supuesta propiedad esencial e invariable, sino de las posiciones par-
ticulares en un marco de posibilidades alternativas; la naturaleza de
esta o aquella identidad se define por medio de las condiciones bajo
las cuales podría remplazarse por otra”.
7 Luhmann, op. cit., pág. 15: “uno podría decir que a través de la con-
fianza, el tiempo se invalida o al menos se invalidan las diferencias del
tiempo”.
8 Fukuyama, op. cit., pág. 56: “las religiones o los sistemas éticos tradi-
cionales (por ejemplo, el confucianismo) constituyen las principales
fuentes institucionalizadas del comportamiento determinado
culturalmente”.
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Desarrollo local
El diagrama disciplinario
constante del cuerpo, más que por sus resultados, a “estos mé-
todos que permiten el control minucioso de las operaciones del
cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y
les imponen una relación de docilidad-utilidad”.34
El control de la actividad
La composición de fuerzas
saber y de poder. Son estas relaciones de sexo las que han po-
sibilitado en todas las sociedades los dispositivos de alianza
(sistemas de matrimonio, de fijación y de desarrollo del pa-
rentesco, de transmisión de nombres y de bienes), con sus
mecanismos coercitivos y sus demandas de saber. Sin embar-
go, este dispositivo de alianza perdió su importancia hacia el
siglo XVIII y las sociedades occidentales modernas inventaron
un nuevo dispositivo, que se le superpone sin excluirlo: el dis-
positivo de la sexualidad.
Entre el dispositivo de la alianza y el dispositivo de la
sexualidad existen marcadas diferencias: el dispositivo de
alianza se crea en torno a reglas que definen lo lícito y lo ilíci-
to, reglas cuya pertinencia encuentra sentido en el lazo que se
establece entre dos personas; de ahí que su objetivo sea repro-
ducir estas relaciones y mantener la ley que las rige. El dispo-
sitivo de alianza se vincula a la economía mediante la circula-
ción de la riqueza y su función es mantener el cuerpo social;
por eso se vincula al derecho y se orienta hacia la reproduc-
ción. Por su parte, el dispositivo de sexualidad funciona se-
gún técnicas móviles y coyunturales de poder, permite la ex-
tensión del dominio y de las formas de control; su pertinencia
radica en las sensaciones del cuerpo, en la calidad de los pla-
ceres y en la naturaleza de las impresiones. Este dispositivo
de sexualidad se vincula a la economía según múltiples me-
diaciones; la más importante es la del cuerpo, en tanto pro-
ductor y consumidor. La función del dispositivo de sexuali-
dad se orienta a penetrar, a intensificar los cuerpos y a controlar
las poblaciones; tiende a la valoración del cuerpo como objeto
de saber y como elemento en las relaciones de poder.
La sexualidad, en este sentido, nace de una técnica de po-
der que en el origen estuvo centrada en la alianza. Técnica cuyo
núcleo formador se asienta en prácticas como la penitencia,
primero, el examen de conciencia, después, y finalmente la
dirección espiritual. En estas prácticas, el sexo comparece, en
tanto soporte de relaciones, comercio permitido o prohibido y
El diagrama del desarrollo 103
65 Bourdieu, op. cit, pág. 15: “Uno podría decir que a través de la con-
fianza, el tiempo se invalida o al menos se invalidan las diferencias
del tiempo”.
El diagrama del desarrollo 111
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