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Los oficios del comunicador1

Recepción: 27 de julio de 2004 I Aprobación: 13 de noviembre de 2004

Jesús Martín-Barbero*
jemartin@cable.net.co

Resumen En el presente ensayo se evalúan los


oficios del comunicador a la luz de tres
ámbitos problemáticos: las competencias
y los oficios, las agencias de legitimación
y las dinámicas de transformación. Se defiende la tesis
de un cambio cualitativo, desde un comunicador- 1
Este artículo recoge las
intermediario hacia un comunicador-mediador que reflexiones llevadas a cabo
por el autor a lo largo de su
asume como base de su acción las asimetrías y las trabajo como investigador,
en relación con la condi-
desigualdades sociales y culturales, participando como ción del comunicador
actor en la construcción de una sociedad democrática. como profesional.
Se subraya en este contexto que, frente a las tecnologías *
Doctor en Filosofía de la
incorporadas a los medios de comunicación, el ejercicio Universidad de Lovaina y
posdoctorado en Antropo-
del comunicador debe comportar más inquietudes e logía y Semiótica en Paris.
interrogantes que respuestas. Ha sido profesor visitante
de la Cátedra UNESCO de
Comunicación, en las
Universidades de Puerto
Palabras clave Rico, Autónoma de
Oficios–comunicador, mediador, intermediario, Barcelona, São Paulo y en
la Escuela Nacional de
tecnologías–comunicación, medios–comunicación, Antropología de México.
comunicación–democracia, comunicación–cultura, Fundó el Departamento de
Comunicación de la Uni-
comunicación–educación. versidad del Valle, Colombia.

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Summary The present paper evaluates the diverse
career choices of a journalist in three
problematic fields: competence and
trades, agencies of validation and the
dynamics of transformation.
The article explores the implications of a qualitative
redefinition of a journalist’s role –from being a mere
journalist-intermediary to a journalist-mediator. The
journalist is thus seen as one who assumes the asymmetries
as well as the social and cultural inequalities as the basis
of his profession while allowing him to be actively
involved in the construction of a democratic society.
Finally, it is argued that journalists should develop a more
critical and inquisitive attitude in the light of their
redefined role and the media’s increasing use of technology.

Key words
Journalist-occupations, mediator, intermediary,
communication technology, massmedia, communication-
democracy, communication-culture, communication-
education.

Debemos realizar un acto de violencia: obligar a que el


mundo tome en consideración cuestiones de las que ha
sido inconsciente y rechazar o evitar que esta inconsciencia
del mundo haga de él algo distante e incomunicado para
nosotros. El intento de comunicar contravendrá su
propósito. En este proceso de conversión f orzada
reproduciremos la esperanza de la comunicación más
remota.
Zigmun Bauman

Introducción

Lo que sigue es un ensayo cruzado con un manifiesto.


Hablo de ensayo en su acepción teatral, aquella en que
ensayar equivale a una previa puesta en escena de los
gestos y los tonos, las figuras, posiciones y acciones de
una obra cuyo libreto se halla escrito pero debe convertirse
en representación visible y audible. Manifiesto es aquel
tipo de texto en el que se dibujan con libertad y radica-
lidad los trazos de un proyecto político y/o cultural. Los

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oficios del comunicador es además un nicadores se sientan perdidos, con-
texto en su más fuerte sentido, ya que fundidos, apáticos ante la reflexión
se halla tejido con fragmentos de y tentados de dejarse seducir por lo
textos escritos y publicados a lo largo que más brilla: las fascinantes proezas
de muchos años, pero juntos aquí de la tecnología prometiendo el
por primera vez, y reescritos en su reencantamiento de nuestras des–
conjunto para hacernos cargo de las encantadas y desazonadas vidas. Y,
preocupaciones actuales. El proyecto ¿qué estamos haciendo los
que moviliza esta reflexión es el que responsables de su formación por salir
lleva del comunicador–interme- al camino de esas confusiones,
diario –voz de su amo, ilusionista que desazones y fascinaciones? Que nadie
cree poder hacer comunicar a los que espere recetas. En lo que sigue, más
mandan con los que sufren sus que puntuales respuestas, lo que se
abusos, o a los creadores y los consu- encontrará es un dibujo de los
midores, sin que en esas relaciones contornos de la situación y el esbozo
de poder nada cambie; iluso que se de algunas pistas.
cree que comunicando a las gentes
puede ahuyentar los conflictos y que 1. La inapelable pero ambigua
todo siga igual– al comunicador– centralidad de la comunica-
mediador, que es aquel otro que ción en la sociedad actual
asume como base de su acción las
asimetrías, las desigualdades sociales En nuestras sociedades experi-
y culturales, que tensionan/desgarran mentamos cada día con más fuerza
toda comunicación, y entiende su que los logros y fracasos de los
oficio como el trabajo y la lucha por pueblos en lucha por defender y
una sociedad en la que comunicar renovar su identidad y autonomía se
equivalga a poner en común, o sea hallan ligados a las dinámicas y
a entrar a participar y ser actores bloqueos en la comunicación. Pero
en la construcción de una sociedad decir comunicación es hablar de
democrática. procesos cargados de sentidos
No puede resultar extraño que, profundamente antagónicos. Pues,
desconcertados por la vastedad y de un lado, la comunicación signi-
gravedad de los problemas que hoy fica hoy el espacio de punta de la
entrañan los procesos y medios de modernización, el motor mismo de
comunicación, y tironeados por la la renovación industrial y las transfor-
multiplicidad de figuras que hoy maciones culturales que nos hacen
suscita su ejercicio –desde los magos contemporáneos del futuro, ya que,
de la publicidad y las vedettes de asociada al desarrollo de las tecno-
telenovela hasta los animadores de logías de información, la comuni-
los superprogramas, pasando por los cación nos proporciona la posibilidad
periodistas estrella y los expertos en de alcanzar al fin el tren de la
efectos especiales de audio o de definitiva modernización industrial,
video– muchos aspirantes a comu- de la eficacia administrativa, de las

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innovaciones educativas y hasta del vos, resultan con frecuencia bien
avance democrático que entrañarían rentables para empresas “nacionales”
las virtualidades descentralizadoras de la industria cultural, a las que la
de la informática. Pero, de otro lado, mediocridad de sus producciones, o
la comunicación es también hoy una mala administración, han
sinónimo de lo que nos manipula y llevado a la crisis. Así mismo, las
engaña, de lo que nos desfigura posiciones de indiferencia o de
políticamente como país y de lo que rechazo de la elite intelectual a tomar
nos destruye culturalmente como en serio las transformaciones
pueblos. Asociada a la masificación culturales que se producen desde los
que hacen los medios, la comunica- medios masivos, encubren una
ción sigue significando para buena obstinada y útil idea de cultura con
parte de la izquierda la punta de lanza la que legitiman el derecho a decidir
del imperialismo y la desnacionaliza- lo que es cultura. La distancia que
ción, y para la derecha la expresión en el mundo desarrollado ha
más visible de la decadencia cultural mantenido gran parte de la
y la disolución moral. Desde ambas intelectualidad frente a las industrias
percepciones la comunicación culturales, se ha convertido con
aparece como un espacio catalizador
frecuencia en nuestros países,
de grandes esperanzas y temores, de
periféricos y dependientes, en una
ahí que se haya convertido en el
esquizofrenia que resulta de
escenario de las convergencias más
responder al imperialismo norte-
extrañas y de las complicidades más
americano con un complejo cultural
cínicas. Entre los que se proclaman
defensores de los derechos colectivos de europeos, que se expresa en un
y los mercenarios de los intereses más extrañamiento profundo de los
privados –como es constatable cada mestizajes y las dinámicas culturales
vez que se intenta sacar adelante en que viven las mayorías de nuestros
nuestras instituciones legislativas países. La parte que le corresponde
unas mínimas políticas de comunica- a la dinámica y a la lógica de las
ción realmente democráticas–, o comunicaciones masivas en la
entre los más aguerridos críticos de conformación de los nuevos modos
la manipulación y la alienación en que experimentamos lo nacional
ideológica, a nombre de los intereses o lo latinoamericano, es cada vez
de las mayorías, y los defensores del mayor. Pues en los medios de comu-
elitismo y el paternalismo más rancio, nicación no sólo se reproduce una
como es comprobable cada vez que ideología, también se hace y se
se reabre el debate sobre el sentido y rehace la cultura de las mayorías, no
el alcance de unas políticas culturales sólo se consagran formatos sino que
realmente públicas. Los gestos y los se recrean géneros en cuya trama
gritos de la retórica nacionalista, que narrativa, escenográfica y gestual
satura los discursos contra la invasión trabajan bien mezclados el imaginario
de lo extranjero en los medios masi- mercantil y la memoria cultural.

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De otro lado, nos encontramos envueltos por un
ambiente de intereses que, combinando descaradamente
el más grande optimismo tecnológico con el más radical
pesimismo político, convierte el poder de los medios en
la omnipresencia mediadora del mercado. Pervirtiendo
el sentido de las demandas políticas y culturales, que
encuentran de algún modo expresión en los medios, se
deslegitima cualquier cuestionamiento de un orden social
al que sólo el mercado y las tecnologías permitirían darse
forma. Interesado ambiente que nos sumerge en una
creciente oleada de fatalismo tecnológico, frente al cual
resulta más necesario que nunca plantearse la pregunta
sobre cómo asumir el espesor social y perceptivo que
hoy revisten las tecnologías comunicacionales –sus
modos transversales de presencia en la cotidianidad desde
el trabajo al juego, sus espesas formas de mediación, tanto
del conocimiento
como de la polí- La comunicación significa hoy
tica– sin ceder al el espacio de punta de
realismo de lo ine-
vitable que pro-
la modernización, el motor mismo
duce la fascinación de la renovación industrial y
tecnológica, y sin las transformaciones culturales que
dejarse atrapar en
la complicidad dis- nos hacen contemporáneos del
cursiva que enlaza futuro.
la modernización
neoliberal –que proclama al mercado como único
principio organizador de la sociedad en su conjunto– con
el saber tecno–lógico, según el cual, agotado el motor
de la lucha de clases, la historia habría encontrado su
recambio en los avatares de la información y la
comunicación.
La centralidad indudable que hoy ocupan los medios
en nuestras sociedades resulta desproporcionada y
paradójica en países –como los nuestros– con necesidades
básicas insatisfechas en el orden de la educación o la
salud, y en los que el crecimiento de la desigualdad
atomiza nuestras sociedades deteriorando los dispositivos
de comunicación; esto es cohesión política y cultural. Y,
«desgastadas las representaciones simbólicas -afirma el
politólogo chileno Norbert Lechner-, no logramos
hacernos una imagen del país que queremos, y por ende,

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la política no logra fijar el rumbo de 2. Notas para la construcción
los cambios en marcha». De ahí que de un mapa de los oficios
nuestras gentes puedan con cierta
facilidad asimilar las imágenes de la
del comunicador
modernización y no pocos de los Al tener como campo de refe-
cambios tecnológicos, pero sólo muy rencia procesos estratégicos de la
lenta y dolorosamente pueden vida política y cultural, los estu-
recomponer sus sistemas de valores,
dios de comunicación se hallan
de normas éticas y virtudes cívicas.
marcados por hechos que rebasan
Todo lo cual nos está exigiendo
la dinámica propia de las discipli-
pensar que lo que en los procesos y
nas que los integran: por una parte
las tecnologías de comunicación está
lo reciente de su constitución como
en juego es la emergencia de una
campo académico y la fuerte inci-
razón comunicacional cuyos disposi-
tivos –la fragmentación que disloca dencia de la revolución tecnológica
y descentra, el flujo que globaliza y en la conformación y acelerada
comprime, la conexión que desma- transformación de sus objetos de
terializa e hibrida– agencian el estudio, y por otra la constante
devenir mercado de la sociedad. interacción entre las variaciones
Frente al «consenso dialogal» en el sociales, los cambios culturales y
que Habermas ve emerger la razón políticos y las modificaciones que
comunicativa, descargada de la en una perspectiva histórica han
opacidad discursiva y la ambigüedad teniendo las comunicaciones en el
política que introducen la mediación mundo y en nuestros países. La
tecnológica y mercantil, lo que formación de comunicadores se ha
estamos necesitando pensar es la visto así permanentemente desga-
hegemonía comunicacional del rrada entre una tendencia fundamen-
mercado en la sociedad: la comu- talista y otra practicista. El recorrido
nicación convertida en el más eficaz de esos estudios en América Latina,
motor del desenganche e inserción muestra las dificultades que encuentra
de las culturas –étnicas, nacionales aún la articulación de lo abordado
o locales– en el espacio/tiempo del en la investigación con lo temati-
mercado y las tecnologías globales. zable en la docencia, así como la
En el mismo sentido necesitamos lenta consolidación en propuestas
estudiar el lugar estratégico que ha curriculares de la interacción entre
pasado a ocupar la comunicación en avance teórico y renovación profe-
la configuración de los nuevos sional. De otra parte, al no estar
modelos de sociedad, y su paradó- integrado por una disciplina sino por
jica vinculación tanto al relanza- un conjunto de saberes y prácticas
miento de la modernización –vía pertenecientes a diversas disciplinas
satélites, informática, videoproce- y campos, el estudio de la comunica-
sadores– como a la desconcertada y ción presenta dispersión y amalgama,
contradictoria experiencia de la especialmente visibles en la relación
tardomodernidad. entre ciencias sociales y adiestra-

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mientos técnicos. De ahí la tentación poniendo la televisión– lo que
tecnocrática de superar esa amalgama encontramos es la realización de la
fragmentando el estudio y especiali- profecía de Lyotard sobre la muerte
zando las prácticas por oficios, de los «macro relatos», en la versión
siguiendo los requerimientos del de «relatos largos» por una fragmen-
mercado laboral. tación que, apoyada en la simulta-
Pero atender únicamente a los neidad del hecho con la cámara,
referentes empíricos que parecen constriñe la duración de los aconteci-
dominar el mercado laboral, nos mientos en una actualidad que se
coloca ante un mapa profesional no devora cada día más velozmente a sí
sólo estrecho sino engañoso, ya que misma, por la equivalencia de todos
en él no son directamente visibles los los discursos, la interpenetración de
diferentes tipos de cambios que los géneros –noticioso/ opinión/
atraviesa la profesión y sus oficios. publicitario– y por una estética de
Donde el mercado señala la plana y lo efímero y lo light. Y todo ello
persistente presencia de periodistas, mientras el periodismo de investiga-
publicistas y críticos o alternativos, ción se muere de muerte antinatural,
lo que necesitamos comprender es el es decir, cuando más lo están nece-
sentido y alcance del terremoto que sitando nuestros países. Así la
emborrona y disloca las figuras crónica y el reportaje tienden a
profesionales, tanto desde el ámbito desaparecer, sustituidos por los
de los saberes como de las prácticas. nuevos discursos que posibilita la
Tomemos como ejemplo el perio- teleinformación y los livianos y ágiles
dismo. Una pista decisiva para formatos que permite la edición
entender lo que está pasando es la electrónica. Hay una sospechosa
que proporciona la transformación coincidencia de la transformación
del lenguaje y los discursos del informática del periodismo con la
periodismo en los últimos años. reorganización del mercado publi-
Hablo de trans–formación para seña- citario y la penetración del marketing
lar la envergadura de unos cambios editorial en las salas de redacción.
producidos por el entrecruzamiento El escenario de la información asiste
de las innovaciones tecnológicas con a una paradójica «desprofesionaliza-
modificaciones de fondo en las ción del oficio», afirma Mauro Wolf,
formas de representación política y pues el aumento electrónico de los
con las nuevas mediaciones que el flujos informativos disloca seria-
mercado introduce en la fabricación mente la identificación y el uso de
y escenificación de la noticia. Y las fuentes. El acrecentamiento de la
partiendo de la televisión como cantidad no se traduce en una mejor
«modelo» del sentido que están verificación ni en un aumento del
tomando las transformaciones del control cruzado, que era la marca
lenguaje periodístico –porque en más cierta de la profesionalidad del
muchos aspectos también para la periodista, sino que relaja el control
prensa y la radio el modelo lo está convirtiendo el contexto del evento

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en un mero collage de pedazos c. dinámicas de transformación:
sacados de otros artículos sobre el desde qué fuerzas, movimientos y
mismo evento. actores sociales –políticos, tecnoló-
Estamos pues ante una carrera gicos, educativos, intelectuales,
cuyo perfil académico y profesional artísticos– se activan cambios en las
–mal que les pese a los que siguen competencias del comunicador y
creyendo que el «verdadero oficio» ¿cuáles son las líneas de transfor-
del periodista es uno solo, e idéntico mación y los rasgos principales de
al de hace cincuenta años– se está las figuras profesionales emergentes?
viendo sometido a tensiones muy Ese primer mapa necesita ir
nuevas, provenientes tanto de una acompañado de una cartografía que
sociedad en la que la comunicación permita diferenciar y evaluar los
media hoy profundos cambios en la modelos de formación que no son
política y la cultura, como de legibles en el texto de los planes de
empresas de comunicación que están estudio, ya que lo que en ellos se
perdiendo aceleradamente su perfil encuentra son principios abstractos
de empresas político–culturales, y adhesiones a valores generales. Los
para convertirse en conglomerados modelos de formación tienen un
económicos para los que lo que de
modo de existencia más práctica que
veras cuenta es el rating, es decir, el
teórica y operan a través de las
negocio.
ideologías profesionales que cada
Para captar las profundas trans-
escuela legitima y de los modelos
formaciones que presenta el mapa
pedagógicos que guían el proceso
del campo profesional, campo que
se halla sin duda estrechamente docencia/aprendizaje.
ligado al mercado laboral –pero que a. Las ideologías profesionales no
no por ello se confunde con él– nece- son evidentemente una creación de
sitamos plantearnos al menos tres la escuela, sino el lugar de ósmosis
ámbitos de cambio en su conforma- entre las imágenes que sobre el oficio
ción, los de: produce el mercado y proyectan los
a. competencias y oficios: qué profesionales de la comunicación y
saberes y destrezas conforman el las expectativas de trabajo que las
bagaje básico en las diferentes figuras universidades movilizan. Vamos a
que hegemonizan el campo de la señalar las cuatro ideologías que nos
comunicación en el país, parecen predominantes en las escue-
b. agencias de legitimación: las de comunicación. La de empleado,
cuáles son las instancias que promue- cuyo horizonte vital es el de la
ven o devalúan esas competencias y seguridad laboral y el ascenso social,
oficios –las empresas de comunica- y cuya expectativa profesional es la
ción, las organizaciones gremiales, las de ejecución o administración. La de
instituciones estatales, las universi- investigador, que teniendo como
dades, etc.– y ¿cuál es el peso relativo ubicación ideal las instituciones
de cada una de ellas? académicas, identifica su trabajo

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primordialmente con el análisis, la lista tiene como eje el saber científico
crítica y la docencia. La de animador de talante, si no positivista al menos
o promotor, cuya ubicación suele empirista: identifica la formación con
encontrarse en las instituciones la disciplina de la mente y la adqui-
públicas o en las organizaciones sición del rigor en el desarrollo del
comunales y cuyo horizonte de trabajo conocimiento. El modelo tecnicista
es la planificación y promoción de tiene en la base la fragmentación de
actividades que alienten la parti- los saberes, de ahí que formar se
cipación comunitaria. La del artista identifique con especializar, y la
o creador, cuyo horizonte primordial tendencia a valorar, sobre cualquier
es el de la autonomía de su trabajo, otra estrategia pedagógica, las técni-
lo que, ya sea en la empresa privada cas de aprendizaje y el desarrollo de
o en la institución pública, lo iden- saberes instrumentales.
tifica con el diseño, la experimentación Si en las escuelas de comunica-
y la producción innovadora. ción el que predominó durante mucho
Es obvio que en la vida esas tiempo fue el modelo humanista –las
ideologías se mezclan y que en instituciones académicas de la Iglesia
tiempos de contracción económica, fueron pioneras en la implantación
como los que atraviesa la mayoría de de los estudios de comunicación en
nuestros países, la dificultad de América Latina, y su influencia peda-
conseguir trabajo y la inseguridad gógica sigue siendo notable– hoy
laboral permean fuertemente cual- asistimos a su desplazamiento, pero
quier posición o actitud, pero no por el modelo racionalista sino
también es cierto que esas ideologías, por el tecnicista. De ahí que uno de
en forma de las expectativas que la los debates más importantes en
escuela estimula y prestigia o descarta nuestro campo sea el que se plantea
y desvaloriza, constituyen un compo- en torno a si el pregrado debe formar
nente fundamental en la formación un comunicador «generalista» o
de los comunicadores. especialista. Debate trucado en buena
b. Los modelos pedagógicos son un medida, ya que los defensores del
lugar de interacción entre las lógicas generalista suelen mezclar muy
internas de la enseñanza y las culturas válidas razones de formación con
del conocer predominantes en la prejuicios y posiciones moralistas
sociedad. El modelo más antiguo, y acerca del papel y poder de las
en cierta medida y ámbitos el más tecnologías en la sociedad, al tiempo
«noble» es el humanista, que da la que los defensores del especialista
primacía a la formación «integral» mezclan una visión más moderna de
de la persona por encima de la la racionalidad tecnológica y las
adquisición de destrezas e incluso de exigencias de diferenciación de
saberes, y que tiende a supeditar saberes y oficios con una enorme
cualquier razón científica o política miopía social y política. Pero lo que
a la razón moral. El modelo raciona- hoy está en juego en ese debate se

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sitúa en otro lugar: el de la capacidad formación del comunicador deben
de las escuelas de comunicación para tener los diversos saberes y destrezas,
pensar lo que significa que la actual sino qué tipo de reflexión teórica e
revolución tecnocientífica tenga investigativa pueden articularse al
como ámbito central los procesos y «hacer comunicación», sin quedar
dispositivos de la comunicación y la absorbidas o neutralizadas por la
información. ¿Están nuestras escuelas razón tecnológica y la «expansión»
asumiendo el replanteamiento del de la lógica mercantil a modelo de
estatuto del conocimiento y del sociedad. En otras palabras: ¿qué
aprendizaje que esa revolución mediaciones de pensamiento deben
entraña y la reorganización de los ser trabajadas para que el análisis y
oficios que impulsa? Porque el la crítica puedan vincularse creativa-
problema de fondo tiene que ver mente al trabajo productivo del
entonces con la posibilidad de comunicador? Al menos cuatro: las
diseñar un proceso de formación, en estructuras de poder, las lógicas de
el que la consolidación de la producción, las dinámicas culturales
comunicación como ámbito de y las gramáticas discursivas.
oficios no se haga a costa de perder Estructuras de poder: tematiza-
el sentido analítico y crítico que das más en términos de determina-
debe vertebrar el trabajo del ción causal que de mediación, su
comunicador. estudio fagocitó durante muchos
años el sentido de las relaciones entre
3. Los saberes indispensables comunicación y sociedad. Pero hoy
ni las figuras de lo social ni los modos
Consolidada en los últimos años de comunicación se dejan tratar tan
la propuesta de un comunicador unificada y totalizadoramente, pues
productor de comunicación, a lo que necesitamos pensar las estructuras
ahora nos enfrentamos es a la neutra- para que la inteligibilidad de lo social
lización de su perfil social y su no se disuelva en la fragmentación
carácter de servicio público. El que introduce la percepción de la
debate teoría/práctica ha dejado de pluralidad sociocultural y la nueva
ser la lucha entre teoricismo y sensibilidad por la diferencia. La
pragmatismo y se desplaza hoy hacia cuestión de las estructuras –de pro-
otro terreno: el de la hegemonía teó- piedad económica y de poder político–
rica del saber tecnológico. La idea sigue siendo esencial no sólo para
de información –asociada a las entender las condiciones de produc-
innovaciones tecnológicas– gana ción en nuestros países sino para
operatividad y legitimidad científica imaginar alternativas que no se agoten
mientras la de comunicación se en el esteticismo o se desangren en
opaca o desplaza y aloja en campos el marginalismo.
aledaños. Dicho de otra manera, el Lógicas de producción: al
problema de fondo ya no es la menos dos, la de la acumulación/
ponderación del peso que en la rentabilidad del capital y la del

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proceso industrial. Con fuertes lazos mundos simbólicos, de desterritoria-
de complicidad entre ambas, pero lización de las demarcaciones cultu-
distintas. Haberlas confundido fue lo rales –culto/popular, moderno/
que convirtió la crítica en huida, pues tradicional, nacional/extranjero–, de
si la racionalidad de la producción hibridación de culturas y subculturas
se agota en la del sistema, no hay otra que dan lugar a identidades nuevas,
forma de escapar a la reproducción percibidas desde temporalidades más
que siendo improductivos. Lo que cortas y precarias.
fue «traducido» por Adorno y Gramáticas discursivas: enten-
aplicado a nuestro campo al afirmar diendo por tales las estrategias
textualmente que en la era de la comunicativas en que se hace la
comunicación de masas «el arte ósmosis de las matrices estéticas y los
permanece íntegro cuando no parti- formatos comerciales. Gramáticas
cipa en la comunicación». Ahora configuradas por prácticas de enun-
sabemos, sin embargo, que tanto la ciación de actores situados tanto en
reproducción como las transfor- la producción como en la recepción,
maciones de la comunicación pasan y por formatos de sedimentación de
por complejas redes de ideologías saberes narrativos, hábitos y técnicas
profesionales y corporativas, por expresivas. Gramáticas que dan
estructuras jerarquizadas de decisión lugar a una topografía de discursos
y diferenciación de los oficios, por movediza y en constante evolución,
rutinas cotidianas y técnicas de que viene exigida no sólo por la
trabajo que no son emanación del renovación del capital y las transfor-
capitalismo, sino condiciones opera- maciones tecnológicas, sino también
tivas y dispositivos organizativos de por el movimiento permanente de las
la producción industrial. intertextualidades e intermedialidades
Dinámicas culturales: nos referi- que alimentan los diferentes géneros
mos a las dinámicas de incorporación en los diferentes medios. Gramáticas
de las mayorías a la modernidad de que son lugar de complejos entramados
la cultura audiovisual –y de las de residuos e innovaciones, de anacro-
minorías a la informática–, mediante nías y modernidades de asimetrías
el desplazamiento de la producción comunicativas que involucran, de la
de cultura de las comunidades hacía parte de los productores sofisticadas
instituciones y aparatos especializados, «estrategias de anticipación», y de
y a su vez insertados en el movi- la parte de los espectadores, la acti-
miento de integración a la economía– vación de competencias de lectura
mundo. Dinámicas de fragmentación y operadores de apropiación.
del hábitat cultural de los pueblos y También existe hoy un amplio
las naciones mediante la fragmen- consenso en las escuelas de comuni-
tación de los públicos, la multiplicación cación en torno a la necesidad de que
de los canales y la segmentación la investigación supere el nivel de la
especializada de los consumos. «generalidad denunciante» para pasar
Dinámicas de secularización de los a ser un ingrediente renovador del

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cómo y con quién «hacer comunicación». Se trata de una
investigación que ayude a que la producción responda a
demandas de comunicación que, aunque mediadas por la
industria cultural, den expresión a necesidades colectivas
y recojan matrices culturales de raigambre popular. Lo
que exige transformar la docencia en un espacio de
experimentación social posibilitando la apertura del
trabajo académico a nuevos modos de relación con la
«vida real». Pues lo que torna «irreal», especulativo y
estéril el trabajo académico no es la distancia indispensable
que requiere la producción de conocimientos, sino la
irrelevancia social de los problemas que se abordan y el
formalismo de las soluciones tanto teóricas como prác-
ticas. Entendemos entonces, por experimentación social,
las estrategias de encuentro de la escuela con la realidad
comunicacional del país y la región, esto es, la
articulación de la docencia y la investigación a proyectos
de formulación de demandas sociales y al diseño de
alternativas.
Atender únicamente a Si la investiga-
ción formula las
los referentes empíricos que parecen demandas, las
dominar el mercado laboral, nos prácticas de pro-
coloca ante un mapa profesional no ducción podrán
orientarse a dar
sólo estrecho sino engañoso. forma, o sea a
diseñar alternati-
vas. Para adelantarnos a los malentendidos debemos
aclarar que no estamos desconociendo la parte de
aprendizajes técnicos y réplica de formatos en prensa,
radio o televisión que requieren las prácticas. Lo que
queremos plantear es que el productor de comunicación
que se forma en la universidad no puede ser un mero
ejecutor, sino algo bien distinto, un diseñador, alguien
capaz de concebir el proceso entero que va desde la idea
a la realización, alguien que puede dar cuenta de lo que
se quiere comunicar, de los públicos a quienes se dirige y
de los discursos en que deba expresarse. Pues el diseño
tiene tanto de experiencia como de invención, no puede
alimentarse de puro empirismo ni puede confundirse con
el juego formal.
Y aclaremos también en qué sentido hablamos de
alternativas. Insisto en el plural para ir en contra de la

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tendencia a pensar que exista una comunicador capaz de enfrentar la
forma auténtica de lo alternativo. Es envergadura de lo que su trabajo
mucho el esfuerzo por darle voz a los pone en juego, y las contradicciones
excluidos y por abrirle espacio a la que atraviesan su práctica, como lo
expresión popular que hay detrás de revela la densa relación entre violen-
la llamada «comunicación alternati- cia e información, la incidencia de
va». Pero también es mucho lo que los medios en la legitimación de los
ahí se ha agazapado de visión regímenes de populismo autoritario
maniquea y marginalista, cargada de y la de las nuevas tecnologías en la
residuos puristas y populistas: iden- reorganización de la estructura
tificado con lo popular, y esto a su productiva, de la administración
vez con lo auténtico, lo alternativo pública e incluso en la «estructura»
sería el mundo de la horizontalidad y de la deuda externa. Y eso es lo que
la participación en sí mismas. Por eso constituye la tarea básica del intelec-
diseñar alternativas de comunicación tual: la de luchar contra el acoso del
es trabajar tanto por ampliar las inmediatismo y el fetiche de la actua-
voces y los géneros que caben en los lidad, poniendo contexto histórico,
medios masivos como por potenciar «profundidad» y distancia crítica,
la democratización que se gesta en
que le permita comprender y hacer
los proyectos de comunicación
comprender a los demás el sentido y
comunitaria. En uno u otro ámbito
el valor de las transformaciones que
de lo que se trata es de hacer efectiva
estamos viviendo. Frente a la crisis
la pluralidad, la diferencia que enri-
de la conciencia pública y la pérdida
quece la sociedad y desde la que se
construye la democracia. de relieve social de ciertas figuras
Todo lo anterior conduce a una tradicionales del intelectual, es
propuesta que escandalizará a no necesario que los comunicadores
pocos: la de que los saberes que hagan relevo y conciencia de que en
necesita el comunicador son, tanto la comunicación se juega de manera
los de su especializado oficio como decisiva la suerte de lo público, la
los generales y públicos del intelec- supervivencia de la sociedad civil y
tual. Después de todo el esfuerzo de la democracia.
puesto en nuestras escuelas para
asumir la dimensión productiva de 4. Espacios y figuras del
la profesión, ¿no estaríamos devol- ejercicio profesional
viéndonos a la época en que se
confundía el estudio con la denun- Delineo seguidamente la situa-
cia? Y bien, no. Lo que estamos ción de algunos campos de experiencia
proponiendo es que, en la medida que son al mismo tiempo espacios
que el espacio de la comunicación laborales, en los que las transforma-
se torna cada día más estratégico, ciones replantean el sentido y el valor
decisivo para el desarrollo o el bloqueo social de los oficios del comunicador.
de nuestras sociedades, se hace más Son ellos el de la información, la
nítida la demanda social de un cultura y la educación.

Co-herencia No. 2 Vol. 2 Enero - junio 2005 127


La información: los desafíos los medios sólo catalizan, refuerzan
del modelo hegemónico al y alargan las tendencias que vienen
periodismo independiente de los movimientos más profundos
de lo social– la sensación
Frente a la decisiva tarea que postmoderna de la muerte de las
caracteriza la figura del comuni- ideologías y de las utopías, porque
cador–mediador, la de saber tomar ambas se hayan ligadas a otra
distancia de la prisa y el inmediatismo temporalidad más larga, que hoy es
para introducir el análisis de lo que emborronada por la pérdida de
estamos viviendo, parecería que lo aquella relación activa con el pasado
que los miedos e inseguridades del que posibilitaba la conciencia
fin de siglo le solicitan a los medios histórica.
es, por el contrario, fabricar presente. La autofabricación de presente
Y dedicados a ello los medios masivos por la información periodística está
nos construyen un presente cada día conllevando una profunda ausencia
más autista que cree poder bastarse de futuro. Catalizando la sensación
a sí mismo. Ello significa en primer de «estar de vuelta» de las grandes
lugar que los medios están contri- utopías, los medios se han consti-
buyendo a un debilitamiento del tuido en un dispositivo fundamental
pasado, de la conciencia histórica, de instalación en un presente conti-
pues sus modos de referirse a la nuo, en una secuencia de aconteci-
historia son casi siempre descontex- mientos que, como dice Norbert
tualizándola, reduciendo el pasado a Lechner, «no alcanza a cuajar en
una cita, y a una cita que no es más duración». En lugar de trabajar los
que un adorno para colorear el acontecimientos como algo que
presente con lo que Frederic Jameson sucede en un tiempo largo o por lo
ha llamado «las modas de la nostalgia». menos mediano, la información
El pasado deja de ser entonces parte presenta los acontecimientos sin
de la memoria, de la historia, y se ninguna relación entre sí, en una
convierte en ingrediente del pastiche, sucesión de sucesos –valga lo que ahí
esa operación que nos permite mez- hay de redundancia como síntoma
clar los hechos, las sensibilidades y del autismo de que hablaba antes–
los textos de cualquier época sin la en la que cada acontecimiento
menor articulación con los contextos acaba borrando al anterior, disol-
y movimientos de fondo de esa viéndolo e impidiéndonos por tanto
época. Y un pasado así no puede establecer verdaderas relaciones
iluminar el presente, ni relativizarlo, entre ellos. Y así se nos hace imposible
ya que no nos permite tomar distan- construir proyectos: «Hay proyeccio-
cia de lo que estamos viviendo en lo nes pero no proyectos», añade
inmediato, con lo que contribuye a Lechner; algunos individuos se
hundirnos en un presente sin fondo, proyectan pero las colectividades no
sin piso, y sin horizonte. Los medios tienen donde asir el futuro. Sin
están reforzando –no creando, pues proyectos el futuro adquiere el rostro

128 Los oficios del comunicador, Jesús Martín-Barrero


de la mera repetición, de la incesante reproducción del
presente. Que es a lo que se refería ilusionada e ilusa-
mente Fukuyama con su proclamación del «fin de la
Historia». Y sin un mínimo horizonte de futuro no hay
posibilidad de pensar cambios, haciendo entonces que
la sociedad patine sobre una sensación de sin–salida. Si
la desesperanza de nuestra gente joven es tan honda es
porque en ella se mixturan los fracasos de nuestros países
en sus intentos de cambio con esa otra sensación, más
larga y general, de impotencia que la ausencia de futuro
introduce en la sensibilidad fin-de-siglo.
Asistimos a una forma de regresión que nos saca de
la historia y nos devuelve al tiempo del mito, el de los
eternos retornos,
y en el que el único El problema de fondo tiene que ver
futuro posible es con la posibilidad de diseñar un
entonces el que
viene del «mas
proceso de formación, en el que
allá», no un futuro la consolidación de la comunicación
a construir por los como ámbito de oficios no se haga a
hombres en la his-
toria sino un futu-
costa de perder el sentido analítico
ro a esperar que y crítico que debe vertebrar
nos llegue de otra el trabajo del comunicador.
parte. Es de eso de
lo que habla el retorno de las religiones, de los orientalis-
mos nueva era y los fundamentalismos de toda laya. Es la
nueva edad media que atisbaron, y de la que empezaron
a hablar Eco y sus amigos al comienzo de los años setenta.
Un siglo que parecía hecho de revoluciones –sociales,
culturales– termina dominado por las religiones, los mesías
y los salvadores: «el mesianismo es la otra cara del
ensimismamiento de esta época» concluye Lechner. Ahí
está el reflotamiento descolorido pero operante de los
caudillos y los pseudopopulismos.
Claro que hay mucho por matizar, pues mientras la
prensa, alguna prensa al menos, intenta aún enlazar los
hechos, hilarlos, ponerlos en contexto, la radio y especial-
mente la televisión trabajan sobre la simultaneidad de
tiempos y la instantaneidad de la información que,
posibilitadas por las tecnologías audiovisuales y telemá-
ticas, se han convertido en perspectiva, esto es en modo

Co-herencia No. 2 Vol. 2 Enero - junio 2005 129


de ver y de narrar. Los medios audio- compresión (¡no confundir con
visuales aplastan la temporalidad comprensión!), pues de lo que se
sobre la instantaneidad. A lo que hoy trata es de meter y hacer circular el
llaman los medios actualidad es a la máximo de información en el míni-
toma en directo o sus equivalentes. Y mo de espacio, en el mínimo de
esa simultaneidad entre aconteci- espesor material. Con lo que el
miento e imagen, entre suceso y modelo tecnológico de la información
noticia, es la que le exige a la radio –la compresión posibilitando unos
o la televisión cortar cualquier computadores a la vez más pequeños
programa para conectarnos con el y con mayor capacidad de almace-
presente de lo que está pasando – namiento a partir de chips cada vez
atención a ese verbo pasar, pues se más diminutos y potentes– es el que
trata de un presente que no tiene está dando la pauta a la hora de
reposo sino que pasa y pasa a toda configurar los criterios con que valo-
velocidad–, exigiendo también que ramos la información social, política,
el tiempo en pantalla de cualquier cultural. Lo que trasladado al campo
acontecimiento sea también instan-
de la memoria significa que la que
táneo y equivalente: tanto dura una
ahora vale ya no es la de «los viejos
masacre de indígenas o campesinos
de la tribu», la memoria cultural,
como un suceso de farándula, pues
que es no acumulativa sino conflic-
en la economía del tiempo de la
tiva, articulada sobre los tiempos largos
televisión valen lo mismo. Extraña
economía la de la información en de la historia y preñada de sentido,
radio o televisión, según la cual su sino la que cabe en el computador,
costo en tiempo implica que la la memoria instrumental y operativa.
información –como la actualidad– Que es hoy la memoria/modelo para
dure cada vez menos. Hasta hace un los medios, la que funcionaliza el
siglo «lo actual» se medía en tiempos sentido de los hechos a los intereses
largos, pues nombraba lo que perma- del tiempo rentable, la conversión de
necía vigente durante décadas, pero la memoria en rentabilidad informativa,
después la duración se fue acortando, la transformación de la actualidad en
estrechando. y acabó dándose como desmemoria. Pues la actualidad no
eje la semana, después el día, y ahora soporta la memoria, y cuando la
lo actual es el instante–incesantemente memoria es convertida en actualidad
repetido– en que coinciden el suceso lo que resulta es una traición a
y la cámara o el micrófono. O quizás aquellos en nombre de los cuales se
sea al revés: lo actual es el instante dice hacer memoria. De esta manera,
que la cámara convierte en suceso. la memoria de las víctimas de nues-
¿Cómo diferenciarlos? Vivimos así tras «guerras» sociales ypolíticas es
inmersos en un presente cada vez más diariamente confundida con la coti-
comprimido, pues uno de los logros diana demanda colectiva de morbo,
mayores del desarrollo tecnológico de «hechos fuertes», y condenada al
a partir de la fibra óptica, es la flujo invisibilizador de los sucesos.

130 Los oficios del comunicador, Jesús Martín-Barrero


Como no hay posibilidad de un ma el conflicto, que no nos perturbe,
discurso que recuerde de verdad sin una memoria que apacigüe, que
que la palabra guarde cicatrices, lo cierre la herida, una cicatrización en
que hoy abundan son modos de falso.
recuerdo que acaban siendo una Hay muchas cosas que necesi-
forma de borrar el pasado, de tornarlo tamos olvidar para poder convivir,
borroso, difuso, indoloro. Y una pero la generosidad del olvidar sólo
política informacional no escrita en es posible después de recordar. «¿A
ningún manual de redacción o de costa de qué olvidos recordamos?»
partido, parece sin embargo regular se pregunta Beatriz Sarlo. Plantear-
la forma en que el recuerdo debe nos la densidad simbólica de nuestros
circular para que no ofenda a nadie, olvidos equivale a damos la posibi-
esto es, no como memoria viva, lidad de mirarnos unos a otros, de
lacerante, conflictiva, sino como entrelazar memorias de modo que
discurso neutro, indiferente, por más podamos develar las trampas patrio-
gestos dramáticos que adornen y teras que nos tiende la memoria
«dramaticen» ese discurso. No hay oficial y hacer estallar, desde nuestro
memoria sin conflicto porque nunca propio trabajo de comunicadores, la
hay una sola memoria, siempre es engañosa neutralidad que aparentan
una multiplicidad de memorias en los medios. En sus últimos años el
lucha. Con todo, la inmensa mayoría filósofo Jacques Derridá trabajó sobre
de la memoria de que dan cuenta los eso: las relaciones entre imagen y
medios es una memoria de consenso, espectros, o sea sobre lo que desapa-
lo que constituye la etapa superior rece en lo que vemos. Dice textual-
del olvido. «No hay memoria sin mente: «El desarrollo de las tecnologías
conflicto» significa que por cada de comunicación abre hoy el espacio
memoria activada hay otras memorias a una realidad espectral. Creo que
reprimidas, desactivadas, enmude- las nuevas tecnologías, en lugar de
cidas; por cada memoria legitimada alejar el fantasma –tal como se piensa
hay montones de memorias exclui- que la ciencia expulsa la fantasía–
das. Las madres de la Plaza de Mayo abren el campo a una experiencia de
son una memoria reprimida, sin legiti- espectralidad en la que la imagen ya
midad, continuamente devaluada por no es visible ni invisible. Y todo esto
los medios, salvo algunos pocos que ocurre a través de una experiencia
han sido capaces de acompañarlas de de duelo, que siempre anillé a la
cuando en cuando. Incluso la mayoría espectralidad en la que nos enfren-
de los intelectuales están hartos de tamos con la huella, con lo desapa-
las madres de la Plaza de Mayo, recido, con la no presencia». No hay
hartos de esas «viejas que no son sociedad que se pueda comprender
capaces de olvidar». Ahí emerge el hoy sin esa espectralidad de los
conflicto de memorias. Pero lo que medios de comunicación, sin su
los medios buscan es la cuadratura referencia a los muertos, a las vícti-
del círculo: una memoria que supri- mas, a los desaparecidos que estruc-

Co-herencia No. 2 Vol. 2 Enero - junio 2005 131


turan hoy nuestro imaginario social. prácticas y las experiencias,
Derridá nos da una clave preciosa incluyendo los diferentes usos
para comprender en profundidad el sociales de las artesanías o de la
desproporcionado peso social y música, de la televisión o del teatro.
político que ha cobrado la televisión Pues las transformaciones culturales
en nuestros países y para que, frente que hoy merecen el nombre de tales
al gesto grandilocuente de tantos se hallan más cerca de la precariedad
intelectuales que hacen de la y la plasticidad de la experiencia que
televisión el chivo expiatorio de la de la estabilidad y la fijeza de las
degradación moral y cultural de obras. De otra parte, el espacio de la
nuestros países, entendamos que lo cultura empieza a dejar de
verdaderamente importante es luchar identificarse con lo literario (las
trabajando por una televisión, y unos humanidades y las artes) y a incluir
medios en conjunto, en los que las la producción científica y
imágenes de los desaparecidos, esto tecnológica. Inclusión cada día más
es, de los excluidos, los borrados, los necesaria para hacer frente a la
muertos nos ayuden de vez en autonomización creciente de la
cuando al menos, a mirar aquello a esfera científica y tecnológica cuya
lo que remite la relación de la imagen desconexión del ámbito de la cultura
con lo que ella hace desaparecer: la está favoreciendo la pérdida por
necesidad del duelo que nos permita, parte de la propia sociedad para
como sociedad, elaborar las pérdidas definir las opciones en ese terreno.
y expiar nuestros olvidos. La redefinición está afectando tam-
bién a lo tenido culturalmente por
La cultura es cuestión de popular, desfolclorizándolo y dando
comunicación cuando activa entrada a la pluralidad y ambigüe-
la apropiación y la creatividad dad de lo urbano, a la revoltura de
pueblo y masa en la ciudad, a las de–
La ubicación del trabajo del formaciones y apropiaciones poli-
comunicador en el campo cultural morfas de que están hechas las
plantea algunos desplazamientos de prácticas y la expresiones urbanas.
entrada. El primero es la ampliación El segundo desplazamiento se
que atraviesa la idea misma de sitúa del «otro lado»: de la cultura
cultura, su descentramiento en rela- como actividad de apropiación, esto
ción con el mundo de la cultura es, la posibilidad de una información
erudita, especializada, y su reubica- y un trabajo cultural que activen en
ción en el ámbito de la vida cotidiana la gente tanto su capacidad de aná-
y de la multidimensionalidad de lisis como de fruición, de placer. Lo
aquello de lo que la vida se alimenta. que implica una transformación del
Esa doble operación se hace ya discurso mediático, una «política del
visible en un periodismo cuyo hori- lenguaje» que haga posible valorar
zonte informativo no son sólo las las demandas y competencias de las
obras de cultura sino también las mayorías sin caer en el populismo de

132 Los oficios del comunicador, Jesús Martín-Barrero


las vulgarizaciones o el facilismo de las recetas; en otros
términos, que permita asumir la especificidad y
complejidad de lo cultural sin hacer de la jerga de los
especialistas la clave de la información, y que despierte
el interés de la gente sin caer en el discurso paternalista.
Una comunicación que aliente la apropiación del
«mundo» cultural por parte del lector, del oyente, del
espectador, estará al mismo tiempo alentando la
competencia creativa de los ciudadanos, sus ganas de
hacer cultura estará contribuyendo a borrar la distancia
aún aplastante entre creadores y consumidores.
Y un tercer desplazamiento es el que están produ-
ciendo los procesos de violencia, insolidaridades e
intolerancia que vivimos últimamente por obra y gracia
del neoliberalismo–ambiente, al hacer de la cultura
un espacio estra-
tégico de recono- Los saberes que necesita
cimiento del otro, el comunicador son, tanto los de
de los otros. Pues
toda identidad y su especializado oficio como
todo sujeto social los generales y públicos del
se construye en la intelectual.
relación, y no hay
afirmación duradera de lo propio sin reconocimiento de
lo diferente. La comunicación en la cultura pasa a ser
entonces un campo clave en la lucha contra todo ghetto,
contra toda secta, ya sea por ensimismamiento narcisista
o por repliegue provinciano. Y al abrirnos al reconoci-
miento de lo que producen o gustan los otros –tanto las
mayorías como las minorías, tanto en lo culto y lo popular
como en lo masivo– la información y el trabajo cultural
están poniendo la sociedad, el país y la región a
comunicar, es decir, se están fortaleciendo los procesos
de democratización. Pues la cultura es el espacio de
producción y recreación del sentido de lo social, en el
cual el orden y los des–órdenes sociales se vuelven
significantes. El comunicador trabaja esa dimensión
significante de la cultura en la medida en que luche
contra la tendencia más extrema de ghetto y de repliegue
que es hoy el encerramiento en lo privado, la privatización
de la vida disolviendo el tejido colectivo, desvalorizando
la experiencia social al confundirla con el ámbito de la
agresividad, el anonimato y la inseguridad. No sólo desde

Co-herencia No. 2 Vol. 2 Enero - junio 2005 133


la política, también desde la cultura política que ve en el público/
puede activarse lo que en el público receptor únicamente el punto de
hay de pueblo, de sentido comu- llegada de la actividad que contiene
nitario y solidario. la obra, las mejores obras, y cuya
En las relaciones entre cultura y opción no es otra que la de captar la
comunicación, el modelo que resulta mayor cantidad posible de la
dominante es aún aquel según el cual información que le aporta la obra,
comunicar cultura equivale a poner se va abriendo camino otra
en marcha o acelerar un movimiento concepción que tiene como ejes: la
de difusión o propagación, que tiene a apropiación, esto es la activación de
su vez como centro la puesta en la competencia cultural de la gente;
relación de unos públicos con unas la socialización de la experiencia
obras. Hay un perfecto ajuste entre creativa, y el reconocimiento de las
esa concepción difusiva de las polí- diferencias, la afirmación de la
ticas culturales y el paradigma infor- identidad que se fortalece en la
macional, según el cual comunicar es comunicación -hecha de encuentro
hacer circular, con el mínimo de y de conflicto– con el y con lo otro.
«ruido» y el máximo de rentabilidad La comunicación en la cultura deja
informativa, un mensaje de un polo a entonces de tener la figura del
otro en una sola dirección. Fieles a ese intermediario entre creadores y
consumidores, para asumir la tarea
modelo, que el paradigma informa-
de disolver esa barrera social y sim-
cional ha venido a cargar de legiti-
bólica descentrando y desterrito-
midad intelectual, las políticas cultu-
rializando las posibilidades mismas
rales suelen confundir la comunicación
de la producción cultural y sus
con la lubricación de los circuitos
dispositivos.
y la «sensibilización» de los públicos,
Es obvio que lo que estamos
todo ello con el fin de acercar las proponiendo no es una concepción
obras a la gente o de ampliar el acceso y una política que abandonen la
de la gente a las obras. acción de difundir, de llevar y dar
Existen sin embargo otros mode- acceso a las obras –el segundo eje
los de comunicación, que desde las de la nueva propuesta tiene como
prácticas sociales a la teoría han co- base el reconocimiento de lo que
menzado a posibilitar otras formas de hacen los otros, las otras clases, los
concebir y operar las políticas de otros pueblos, las otras etnias, las
comunicación en la cultura. Lo que otras regiones, las otras generaciones–
estos otros modelos tienen en común sino la crítica a una concepción que
es la valoración de la experiencia y la hace de la difusión su modelo y su
competencia comunicativa de los forma. Una propuesta de políticas
«receptores», y el descubrimiento de alternativas en las que comunicar
la naturaleza negociada y transaccional cultura no se reduzca a ampliar el
de toda comunicación. Frente a una público consumidor de buena cul-

134 Los oficios del comunicador, Jesús Martín-Barrero


tura, ni siquiera a formar un público comunicación implicada por los
consciente, sino capaz de activar lo nuevos modos de habitar –el ence-
que en el público hay de pueblo que rramiento y aislamiento acarreados
haga posible la experimentación por las modernas «soluciones de
cultural, la experiencia de apropia- vivienda»– y la disolución del espa-
ción y de invención, el movimiento cio público y del tejido colectivo que
de recreación permanente de su implica la nueva concepción de la
identidad. Pero ¿podrán las políticas ciudad como espacio de flujos y de
plantearse ese horizonte de trabajo?, circulación, pero ya no de encuen-
¿no estarán limitadas aún en el campo tros? ¿Cómo desligar el sentimiento
cultural por su propia naturaleza de de inseguridad ciudadana –casi
«políticas» a gestionar instituciones siempre vinculado únicamente al
y administrar bienes? La respuesta a crecimiento de la agresividad y la
esos interrogantes quizá no se halle violencia urbana– de la pérdida del
sino en otro interrogante: ¿en qué sentido de la calle o el barrio como
medida los límites atribuidos a la ámbitos de comunicación? ¿Cómo
política en el campo de la cultura entender los cambios en la comuni-
provienen menos de lo político que cación cotidiana, y por tanto el papel
de las concepciones de cultura y de de los medios en ella, sin comprender
comunicación que dieron forma a las la reconfiguración de las relaciones
políticas? La respuesta a ese nuevo entre lo privado y lo público que
interrogante nos devuelve a la nece- produce la reorganización de los
sidad de desplazar el análisis de las espacios y los tiempos del trabajar y
relaciones entre comunicación y el habitar? La concepción hegemónica
cultura de los medios hacia la que define la comunicación como
cuestión y el ámbito de las mediacio- transmisión/circulación no se queda
nes. Pues aunque confundida con los en «teoría», pues ella orienta tam-
medios –tecnologías, circuitos, bién la política de conversión de los
canales y códigos– la comunicación espacios públicos de la ciudad en
remite hoy, como lo ha hecho a lo lugares de paso, de fluida circulación,
largo de la historia, a los diversos aunque se presente como mera e
modos y espacios del reconocimiento inevitable respuesta a la congestión.
social. Y es en relación con esos No es extraño entonces que los
modos y espacios que se hacen nuevos movimientos sociales asuman
comprensibles las transformaciones como una dimensión fundamental de
sufridas por los medios mismos y sus su lucha la cuestión cultural, y que
usos. ésta se halle formulada en términos
¿Cómo entender el movimiento de comunicación: a una comunica-
de privatización de la vida en el ción hecha de meros flujos infor-
repliegue sobre la televisión o el mativos y a una cultura sin formas
video hogareños, sin vincularlo con espaciales los movimientos sociales
la transformación profunda de la oponen «la localización de redes de

Co-herencia No. 2 Vol. 2 Enero - junio 2005 135


comunicación basadas en comuni- a la vez experiencia cultural, entorno
dades culturales y redes sociales informacional y espacio educacional
enraizadas en el territorio». ¿Pueden difuso y descentrado. Y cómo seguir
llamarse entonces políticas de comuni- siendo en ese nuevo escenario el
cación aquellas limitadas a reglamentar lugar donde el proceso de aprender
los medios y controlar sus efectos, sin guarde su encanto: a la vez rito de
que nada en ellas apunte a enfrentar iniciación en los secretos del saber y
la atomización ciudadana, a con- desarrollo del rigor del pensar, del
trarrestar la desagregación y el empo- análisis y la crítica, sin que lo segundo
brecimiento del tejido social, a esti- implique renunciar al goce de crear.
mular las experiencias colectivas? ¿Y Ubicada en esa perspectiva, la rela-
podrán llamarse políticas culturales ción educación/comunicación se
aquellas que se limitan a contrarrestar desdobla en ambos sentidos: ¿qué
el pernicioso influjo de los medios significan y qué retos plantean a la
masivos con la difusión de obras de educación los cambios en la comu-
la «auténtica» cultura, sin que nada nicación?, ¿qué tipo de educación
en esas políticas active la experiencia cabe en el escenario de los medios?
creativa de las comunidades, o lo que Más que un conjunto de nuevos
es lo mismo, su reconocimiento como aparatos, de maravillosas máquinas,
sujetos sociales? la comunicación designa hoy un
nuevo sensorium, como diría Walter
La educación en el nuevo Benjamin: nuevas sensibilidades,
ecosistema comunicativo: otros modos de percibir, de sentir y
entre el palimpsesto y relacionarse con el tiempo y el espa-
el hipertexto cio, nuevas maneras de reconocerse
y de juntarse. Los medios de comuni-
Antes que una cuestión de me- cación y las tecnologías de
dios, el nuevo escenario comunica- información significan para la escuela
tivo debería ser para la educación en primer lugar eso: un reto cultural
una cuestión de fines: ¿qué transfor- que hace visible la brecha cada día
maciones necesita la escuela para más ancha entre la cultura desde la
encontrarse con su sociedad? Porque que enseñan los maestros y aquella
de lo contrario la mera introducción otra desde la que aprenden los
de medios y tecnologías de comuni- alumnos. Pues los medios no sólo
cación en la escuela –o la presencia descentran las formas de transmisión
de la escuela en los medios– puede y circulación del saber sino que
ser la más tramposa manera de constituyen un decisivo ámbito de
ocultar sus problemas de fondo tras socialización, de dispositivos de
la mitología efímera de su moder- identificación/proyección de pautas
nización tecnológica. El problema de de comportamiento, estilos vida y
fondo es cómo insertar la escuela en patrones de gustos. Es sólo a partir
un ecosistema comunicativo, que es de la asunción de la tecnicidad

136 Los oficios del comunicador, Jesús Martín-Barrero


mediática como dimensión estraté- transmisión y tecnificar la ilustración
gica de la cultura que la escuela de lo que se transmite, y de amenizar
puede insertarse en los procesos de la inercia que erosiona tanto el
cambio que atraviesa nuestra sociedad. sistema educativo (a pesar de la
Para lo cual la escuela debe inter- acumulación de reformas que los
actuar con los campos de experiencia sucesivos gobiernos introducen sin
en que hoy se procesan los cambios: que en el fondo nada cambie) como
desterritorialización/relocalización de la autoridad y las prácticas cotidianas
las identidades, hibridaciones de la de maestros y alumnos. Concepción
ciencia y el arte, de las literaturas que se basa en, y retroalimenta la
escritas y las audiovisuales; reorgani- praxis comunicativa de una escuela
zación de los saberes desde los flujos –desde la primaria a la universidad–
y redes por los que hoy se moviliza que aún se piensa a sí misma como
tanto la información como el trabajo mera retransmisora de saberes a
y la creatividad, el intercambio y la memorizar y reproducir. Y de ese
puesta en común de proyectos, de modo una educación que ve en los
investigaciones científicas y experi- medios sus peores enemigos, acaba
mentaciones estéticas. E interactuar siendo su más perversa aliada: por
con los cambios en el campo/ más escandaloso que parezca, lo
mercado profesional, es decir con las cierto es que nada empuja más a los
nuevas figuras y modalidades que el adolescentes a dejarse absorber por
entorno informacional posibilita, con los medios que la abismal distancia
los discursos y relatos que los medios entre la actividad, diversidad, curio-
masivos movilizan y con las nuevas sidad, actualidad, apertura de fron-
formas de participación ciudadana teras que dinamizan hoy el mundo
que ellos abren especialmente en la de la comunicación, y la pasividad,
vida local. uniformidad, redundancia, anacronía,
Pero esa interacción exige supe- provincianismo que lastran desde
rar radicalmente la concepción dentro el modelo y el proceso escolar.
instrumental de los medios y las Un modelo que, al enfrentar cotidia-
tecnologías de comunicación que namente los alumnos a un discurso
predomina aún tanto en las carreras maniqueo y esquizoide –la escuela
de comunicación como en las sería el «último baluarte» del libro y
Facultades de educación, en las prác- por tanto de la reflexión, del argu-
ticas de la escuela, en los proyectos mento y de la independencia de
educativos de los Ministerios, y hasta pensamiento, frente a unos medios,
en los discursos de la UNESCO. En en especial los audiovisuales, que
esa concepción los medios son no producen sino masificación,
herramientas completamente exte- conformismo y consumismo–, está
riores al proceso pedagógico mismo, acarreando un serio proceso de
capaces únicamente de modernizar, marginación sociocultural: pues al no
esto es, de ampliar la cobertura de preparar sino para su «cultura

Co-herencia No. 2 Vol. 2 Enero - junio 2005 137


normalizada» la escuela deja a los sectores más pobres
sin la menor posibilidad de aprovechar tanto la oralidad
como la experiencia cultural, que constituye su modo
propio de comunicación y organización como
perceptiva y expresiva del mundo, como esa otra cultura
de la visualidad electrónica, forma de «oralidad
secundaria» como acertadamente la ha denominado
Walter Ong, gramaticalizada y semantizada por el cine,
la radio, el video, la televisión, los videojuegos, etc.,
cuando es por ahí, en la complicidad/ compenetración
entre esas dos culturas –oral y audiovisual– por donde
pasa la especificidad de la experiencia colectiva de
modernidad en Latinoamérica.
¿Cómo va a poder la escuela insertarse en la comple-
jidad de los contemporáneos mestizajes –de tiempos y
memorias, imagi-
Las transformaciones culturales narios y culturas–
que hoy merecen el nombre de tales anclada únicamente
se hallan más cerca de la precariedad en la modernidad
letrada e ilustrada,
y la plasticidad de la experiencia, cuando en nuestros
que de la estabilidad y la fijeza países la dinámica de
de las obras. las transformaciones
que calan en la cul-
tura cotidiana de las mayorías proviene básicamente de la
desterritorialización y las hibridaciones que agencian los
medios masivos y de «la persistencia de estratos
profundos de la memoria colectiva sacados a la superficie
por las bruscas alteraciones del tejido social que la propia
aceleración modernizadora comporta» –en palabras de
Giacomo Marramao? Un uso creativamente pedagó-
gico y crítico de los medios –televisión, video,
computador, multimedia, Internet–, sólo es posible en
una escuela que transforme su modelo y su praxis de
comunicación, esto es, que haga posible el tránsito de
un modelo centrado en la secuencia lineal –que encadena
unidireccionalmente asignaturas, grados, edades y
paquetes de conocimientos–, a otro descentrado y plural,
cuya clave es el «encuentro» del palimpsesto –ese texto
en el que el pasado borroso emerge en las entrelíneas
que escriben el presente– y el hipertexto: escritura no

138 Los oficios del comunicador, Jesús Martín-Barrero


secuencial sino montaje de pensamiento. Y dispositivo específico
conexiones en red que al permitir también en otro sentido, el que
una multiplicidad infinita de recorri- permite explorar su capacidad de
dos transforma la lectura en escritura. proveer temáticas para la inter-
El nuevo ecosistema comunica- acción social, de abrir a otros modos
tivo acerca como nunca antes el de saber y a la adquisición de actitu-
oficio del educador al del comuni- des, de estimulación imaginativa y
cador, y viceversa. Y no es la desapa- afectiva.
rición del educador lo que ese La otra vertiente de la relación
ecosistema está produciendo sino la comunicación/educación, la presen-
transformación de su figura que, de cia de programas educativos en los
mero retransmisor de saberes, pasa a medios, resulta aún más abiertas al
convertirse en comunicador capaz de oficio del comunicador. Desde el
formular problemas y diseñar proce- punto de vista histórico la radio fue
sos, de provocar interrogantes y el primer medio con «vocación peda-
coordinar equipos de trabajo, de gógica», y de ello tienen nuestros
sistematizar experiencias y poner a países una multiplicidad de expe-
conversar la memoria de los adultos riencias. Por su parte, la televisión
con la imaginación de los jóvenes. nace en muchos países, desde
En una escuela así, hasta ese medio Estados Unidos a Europa pasando
que representa para ella la parali- por los nuestros, como proyecto de
zación mental, el secuestro de la «educación cultural y popular»,
imaginación y la consagración de la pensado desde un modelo de comu-
banalidad, la televisión, puede nicación pedagógica, pero desgra-
convertirse, de un lado en «terminal ciadamente bajo un esquema de
cognitivo» cuya fragmentación y comunicación vertical, en la cual los
flujo exigen un nuevo modo de leer, tele–espectadores eran los alumnos
capaz no sólo de apropiarse crítica- y los productores eran los maestros.
mente de los contenidos que trasmite Es decir, fue la escuela la que le
sino de descifrar los cambios en la prestó a la televisión su paradigma
experiencia social y en la narratividad de comunicación, iluminista y con-
cultural que ese medio cataliza. Y de ductista, entre un polo emisor que
otro lado, la televisión le interesa a detenta y trasmite el saber y un polo
la escuela menos como motivación receptor convocado únicamente a
que como dispositivo específico de captar el mensaje pedagógico y a
aprendizaje: aprender de las reproducirlo de la manera más fiel
imágenes en lugar de aprender por posible. Consecuencia: el lenguaje
la imagen. Pues la estructura del de la televisión se subordinó miméti-
discurso audiovisual puede y debe camente a cumplir el viejo rol de
ser asumida como proceso performa- ilustrador en imágenes de los conte-
tivo, esto es, de estructuración del nidos didácticos, lenguaje vigilado

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estrechamente por los educadores que al trabajo del maestro en el aula; una
desconfían de su polisemia distractora, televisión de «enseñanza directa» o
y desaprovechado tanto estética «a distancia» que sustituye al aula y
como narrativamente. Un segundo que, aunque organizada curricular-
momento va a permitir a la televisión mente en su estructura y contenidos,
educativa sacudirse la subordinación introduce la autonomía de la
mecánica al modelo de comunicación televisión como medio de instrucción
transmisivo– escolar y liberar hasta un y formación, instituyendo una per-
cierto punto las posibilidades peda- manente interacción con los tele-
gógico–expresivas propias de ese alumnos, y una «televisión de
medio. Ello sucede especialmente en contexto» que se inserta explícita-
la «educación continuada» de adultos, mente en la televisión–proyecto
que al abordar un aprendizaje casi– cultural, rebasando lo curricular en
desescolarizado de oficios y de capa- la diversidad y libertad de sus temas,
citación en proyectos sociales y de a la vez que expande su tecnicidad
renovación tecnológica posibilitaba la hacia la organización multimedia,
diversificación de enfoques y una experimentando y potenciando al
mayor especialización del discurso máximo las formas de interactividad,
audiovisual. no sólo como estrategia estrictamente
El momento actual inscribe la pedagógica sino de educación ciuda-
televisión educativa en un complejo dana, esto es, de participación y
conjunto de movimientos: de priva- expresión de la comunidad y de
tización de la mayoría de las cadenas innovación cultural que busca en la
públicas en Europa y América Latina, experimentación del lenguaje audio-
de concentración creciente del sector visual explorar los nuevos modos
de producción de programas y su de ver y oír, de leer y narrar.
compra o anexión por parte de
grandes conglomerados empresariales, 5. De los intermediarios a los
de comunicación unos, y de produc- mediadores
ción y servicios otros, pero también
de expansión y fortalecimiento de los El comunicador que conocemos
canales locales de televisión comuni- es, en su mayoría, aquel que vive de
taria o municipal, de crecimiento de la división entre emisores y recep-
los productores y redes independientes tores, productores y consumidores,
de video. De ahí que la televisión creadores y públicos. División que
educativa se pluralice en una multi- con frecuencia es asumida como si
plicidad de modelos que José Manuel formara parte de la naturaleza de la
Pérez Tornero ha sistematizado así: sociedad y no una histórica división
una televisión escolar «de enriqueci- social, y de la lógica del mercado. A
miento» cuyo objetivo es proporcionar partir de ese presupuesto el comuni-
sensibilizaciones, ayudas o refuerzos cador define su función de interme-

140 Los oficios del comunicador, Jesús Martín-Barrero


diario, consistente en establecer la tentación formalista y a su trampa:
relaciones entre actores o ámbitos nos acerca a unas obras que sin
que se afirman separados. Es precisa- embargo se cuida muy bien de
mente en el campo del periodismo y mantener alejadas, que el lector o
de la animación sociocultural donde espectador seguirán sintiendo leja-
esa función devela su más profunda nas. La calculada «oscuridad» del
paradoja. El esfuerzo por hacer discurso que da acceso a la significa-
accesibles las obras de cultura y ción de las obras se encarga de
elevar el nivel de la gente, loables mantener vivo su «secreto» y con
objetivos sin duda, no hacen en la él su alejamiento.
mayoría de los casos sino enmascarar El intermediario se instala en la
lo que en ese proceso se produce: el división social, y en lugar de trabajar
subrayado y refuerzo de la separación por disolver las barreras que alzan y
de unos y otros, y la conversión del refuerzan las múltiples formas de la
comunicador en oficiante de un exclusión sociocultural, defiende su
culto, aquel en que la gracia de la oficio: el de establecer una comuni-
creación artística o cultural puede cación que mantenga a cada cual en
tocar a los pobres (mortales) consu- su posición, una comunicación en
midores. Sea vulgarizando las grandes la que los creadores no vayan a
obras o elevando la «baja» capacidad perder su distancia y el público su
de entendimiento de las gentes del pasividad. Porque de lo contrario el
común, el periodista acaba siendo el que peligra es él. ¡Paradójico oficio
protagonista, ya que es él quien da el de un «comunicador» al que la
acceso y oficia los ritos de iniciación. lógica mercantil acaba convirtiendo
La mejor prueba de que ese es el en su mejor cómplice, al reducir su
periodismo que más abunda (y el que tarea a la de empaquetador de pro-
más renta) es que la relación de sus ductos culturales o lubricador de los
lectores o espectadores con las obras circuitos del mercado!
–ya sean literarias o pictóricas, El trabajo del comunicador–
escénicas o cinematográficas– sigue mediador parte de hacer explícita la
fiel a una relación, no de uso, de relación entre diferencia cultural y
apropiación y de goce sino de desigualdad social. No de la reducción
reverencia y culto. Al conservar como de diferencia a desigualdad, sino de la
únicos criterios de validez la calidad imposibilidad de pensarlas comple-
en lo erudito y la autenticidad en lo tamente por separado en nuestra
popular –y no la significación de las sociedad. Ubicado en esa perspectiva,
prácticas, los procesos de trabajo, los el comunicador des–cubre que la
materiales, los sentidos (el ver, el oír, difusión de una obra o la compren-
el oler, el tocar) y las sedimentaciones sión del sentido de una práctica no
de los saberes que son las técnicas– tiene como únicos límites la densi-
ese periodismo escapa difícilmente a dad o complejidad del texto, sino la

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situación de la lectura, y la imbri- sario, pero culturalmente problemá-
cación en ella de factores sociales no tico, en un oficio ambiguo y hasta
puramente culturales. Asumir esa contradictorio: trabajar por la aboli-
perspectiva no va en modo alguno ción de las fronteras y las exclusio-
en detrimento de la especificidad de nes es quitarle piso a su propio
la información o la promoción oficio, buscar la participación de las
cultural, es más bien asumir que esa mayorías en la cultura es acrecentar
especificidad no está hecha sólo de el número de los productores, más
diferencias formales sino también de que de los consumidores... incluido
referencias a los mundos de vida y a el consumo de sus propios productos.
los modos sociales de uso. La Mediador será entonces el comu-
especificidad de lo cultural no se nicador que se tome en serio esa
pierde por implicar en la comunica- palabra, pues comunicar –pese a todo
ción la asimetría social que ella lo que afirmen los manuales y los
tiende a ocultar, sino por identificar habitantes de la postmodernidad– ha
lo cultural con el espacio–tiempo de sido y sigue siendo algo más difícil
lo noticiable, vaciándolo de espesor que informar, es hacer posible que
para hacerlo consumible inocua- unos hombres reconozcan a otros, y
mente, masticable como chicle, sin ello en «doble sentido»: que les reco-
necesidad de digestión y asimilación. nozcan el derecho a vivir y pensar
A diferencia del intermediario, el diferente, y que se reconozcan como
mediador se sabe socialmente nece- hombres en esa diferencia

142 Los oficios del comunicador, Jesús Martín-Barrero


Procedencia de los textos entretejidos

1980 «La investigación en las 1992 «Enseñanza de la Comunica-


facultades de Comunicación: una ción; la legitimación de una profesión
experiencia y un proyecto”, En: como campo intelectual», En: Peda-
Taller de Comunicación Nº 1, Cali; gogía y saberes Nº 3, Bogotá.
Signo ?°1, Bogotá.
«El oficio del comunicador», En:
1982 «Retos a la investigación de Una década de formación de comu-
comunicación en América Latina». nicadores sociales. Montevideo, Univer-
En: Comunicación y cultura Nº 9, sidad Católica del Uruguay.
México.
1993 «Nuevos modos de leer». En:
1985 «De la comunicación a la Revista de Crítica cultural Nº 7,
cultura», En: Cuadernos del Norte Santiago de Chile.
Nº 29, Oviedo.
1997 «Heredando el futuro. Pensar
1986 «A cultura mediacao entre la educación desde la comunicación»,
política, comunicacao, educacao», En: Nómadas Nº 5, Bogotá.
En: Proposta Nº 28, Rio de Janeiro.
1998 «Pistas para entrever medios
1987 «Crisis en los estudios de comu- y mediaciones», En: “Prefacio a la
nicación y sentido de una reforma quinta edición” de De los medios a
curricular”, En: Chasqui Nº 13, Quito. las mediaciones. Bogotá, C.A.B.

1989 «Por unas políticas de comu- 2000 «La formación del campo de
nicación en la cultura», En: Gaceta Estudios de Comunicación en
de Colcultura Nº 1, Bogotá. Colombia». En: F. Leal y G. Rey
(edits.), Discurso y razón. Una historia
1990 «Teoría/investigación/produc- de las ciencias sociales en Colombia.
ción en la enseñanza de la comunica- Bogotá, Tercer Mundo.
ción», En: Dia-logos de la Comunica-
ción Nº 28, Lima.

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