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MITOS Y LEYENDAS DE PIURA

Definiciones:

 ¿Qué es un mito?

 Un mito es un relato tradicional basado en antiguas creencias de diferentes


comunidades y que presenta explicaciones sobrenaturales de hechos o fenómenos
naturales.

 ¿Qué es una leyenda?

 Una leyenda es un relato de hechos humanos que se transmite de generación en generación y que se percibe
tanto por el emisor como por el receptor, como parte de la historia.

Objetivo

El objetivo es dar a conocer el inicio de las creaciones orales elaboradas por el pueblo
Piurano en el transcurso de su historia en cuanto al mito y leyenda.

Nuestra finalidad es este trabajo de investigación presentado es brindar las manifestaciones orales que traslucen
algunos rasgos del espíritu de aquellos lejanos tiempos prehispánicos.

Diferencias

 Mitos: Hunde sus raíces en tiempos antiquísimos, se remonta al origen mismo del universo, del hombre, de
los elementos de la naturaleza.

 Leyendas: Es un relato que habla de proezas, de hazañas, de seres históricos a los cuales se les rodea de una
aureola legendaria.

Diferencias de Mitos y Leyendas

Mito:

 El Mito es mucho más antiguo que la Leyenda. El mito hunde sus raíces en tiempos antiquísimos, se remonta
al origen mismo del universo, del hombre, de los elementos de la naturaleza.

 El Mito está más ligado a las características del género poético, ya que generalmente está cargado de mucho
simbolismo que se presta a diversas interpretaciones.

Leyenda:

 La Leyenda está ligada a hechos sucedidos en épocas más o menos cercanas, que se les pudo rastrear
históricamente. Mientras que la Leyenda es un relato que habla de proezas, de hazañas, de seres históricos a
los cuales se les rodea de una aureola legendaria.

 La Leyenda está más relacionada con el género narrativo, por referirse a determinados hechos o personajes
de la realidad histórica.
 Mitos y leyendas de Piura

María Dominga
Como varios pobladores sechuranos refieren, el personaje de María Dominga es
una mujer que suele aparecerse de la nada a los pobladores, en algunos casos
para brindarles beneficios económicos o proponerles matrimonio; pero aseguran
que quien rechaza esta última propuesta suele tener resultados poco
alentadores.
María Dominga era una niña que se perdió en la zona de Catacaos cuando iba
a pastorear chivos y después de un tiempo empezó a aparecerse en la zona de
Sechura. Jesús Pingo la reconoció cuando se acercaba pues a su paso sonaba
como si arrastraran metales y dicen que era porque llevaba un vestido de oro y
plata.
De acuerdo al relato narrado, la parcela donde cosechaba camotes este morador, que se llamaba
El Overo y estaba ubicada en el desierto de Sechura, fue arrasado por las aguas del río; sin embargo,
antes de este encuentro, el hombre de campo era exitoso en la producción de este tubérculo,
situación que no volvió a suceder tras el pedido de matrimonio de dicha mujer.
Existen algunos pescadores que creen en María Dominga, pues los ayuda a tener una buena pesca;
sin embargo, hay otras personas como la moradora Alejandrina Bancayán Sánchez, quien se la topó
y por miedo no salió de su casa en más de 5 años, refieren los pobladores.

Médano Blanco
Las leyendas relatan que la gente en Viernes Santo suele encontrar algunas
cosas en esta zona, que se ubica al Este de la ciudad de Sechura, y que
difícilmente hallarían en otros días del año. Detallan también que a las 03:00
p.m. si usted se encuentra sobre la cima de la loma se escucha un fuerte
estruendo y se debe salir rápidamente del lugar.
Afirman que a esa hora se abre la tierra y se produce el encanto, que son apariciones que sin razón
aparente atraen a las personas en contra de su voluntad para luego desaparecer o perder la noción
de lo que se ha hecho.
Recuerdan que en la época que estaban buscando petróleo, los norteamericanos llegaron con
maquinaria pesada para afirmar el lugar; sin embargo, al retomar las labores al día siguiente
nuevamente se hallaban las lomas de tierra como si no se hubieran realizado trabajos anteriores.
El Caballo del Diablo
En pueblo Nuevo de Colán, se dice que en plena conquista
española, cuando los conquistadores reconocían el territorio
colonés, un fuerte adulto de nombre “La Chira”, descendiente
del insigne cacique de Sullana, solía realizar largas caminatas
por el valle del bajo Piura en compañía de una bella doncella
colonesa de nombre “Anela”, doncella de cabellera voladora
muy apetecida por los jóvenes de su pueblo de Colán. Para conquistar el corazón de la hermosa
doncella de cabellera voladora, La Chira tuvo que atacar de forma violenta, con su flecha de oro a
un bravo español, a quien dio muerte dolorosa y sangrienta, y arrebató su veloz caballo blanco.
Y huyó con él, alzándose sobre sus ancas a la bella muchacha de la cabellera voladora, que había
corrido desesperadamente a su encuentro, porque lo amaba como jamás había amado. Sin
embargo, frente al mar de Colán, la bella pareja colonesa fue descubierta por otro jinete español,
que al reconocer a la pareja, incitó e inició la persecución.
La pareja colonesa corrió velozmente por el inmenso arenal de Colán..
Un feroz disparo de fusil hirió mortalmente al caballo blanco, que cayó pesadamente sobre el arenal,
el cual se tiño de abundante sangre animal.
La enamorada pareja indiana se hundió misteriosamente en el valle, donde se perdió para siempre.
Desde entonces, el histórico caballo blanco hispano se perdió en la leyenda., pero cuando los
coloneses se establecieron en ese lugar, el caballo resucitó de y empezó a trotar misteriosamente
por el fecundo valle del bajo chira.
Sus apariciones tenían cronograma invariable, los martes y viernes. Entonces era razón suficiente
para que ellos se llenaran de espanto. Lo llamaban “El caballo del diablo”, porque creían que se
trataba de un heraldo del demonio que se dejaba notar justo en esos días en que el diablo suele
merodear por la faz de la tierra, y porque cuando trataron de capturarlo por la calle Bolognesi por
donde pasaba a las doce de la noche, se escapaba velozmente o se perdía como por arte de magia
por ese inmenso arenal del Pueblo Nuevo de Colán.
A comienzos del siglo, se le vio por última vez en el arenal, movía la cabeza y la cola. Sus ojos
brillantes como dos diamantes, enloquecían a la gentes que pretendían darle caza. El caballo del
diablo empezó luego a moverse con trote solemne y los ojos relucientes como luces diabólicas,
llenaron de terror a la gente que huyó desfavorecido. El caballo del diablo avanzó por la calle de
Bolognesi.
La chira y la bella Anela de cabellera voladora, iban. Sobre él, victoriosos amantes y felices también
y se perdieron quizá para siempre en la profundidad del océano.
La viuda Negra
Era una mujer, toda vestida de negro, con un manto de mismo color que le
caía desde la frente. La falda parecía ser de seda y le llegaba hasta los talones.
Parecía una mujer de buena posición social.
Algunos sostienen que estas historia cabalísticas de la viuda negra, se trataba
del espíritu de una mujer víctima de uxoricidio, otros aseguran que se trataban
del alma de una mujer que se auto eliminó luego de matar al marido infiel.
Aseguran haberla visto desplazarse sigilosamente con su clásico manto negro por el arenal, hasta
perderse por Pachitea. Decían otros que esta mujer diabólica hacía sus apariciones por el sector
que hoy es “once de abril”.
Eran tiempos en que este sector oeste de Piura era sólo desierto. El despoblado avanzaba hasta los
alrededores del viejo Club Grau, la avenida Loreto era una serie de rocas, al otro lado de los suelos
se extendía los rieles del ferrocarril Paita-Piura.
Cuentan que un día, un par de borrachos caminando atrás del viejo club de Grau, fueron
sorprendidos por la viuda negra. Al principio se asustaron, pero luego que se les esfumó la
borrachera, se propusieron en perseguirla con palos y palabrotas, la viuda negra aceleró el paso y
se perdió por una de las calles de Pachitea.
Dicen que en ese barrio otros beodos la vieron ingresar en una casona deshabitada, adonde llegaba
de vez en cuando un moreno, muy hábil en el baile de la marinera y el tondero pues era de
Morropón. Después de un tiempo el mulato desapareció para siempre de ese barrio, y no se supo
si retornó a su tierra o se cambió de domicilio, o se fue al infierno. Lo cierto es que la viuda negra
continuó sus andanzas.

El Espíritu del Cerro Aypate


Una vez llegó al cerro de Aypate una comitiva de gente. Así el cerro escogió en la comitiva a una
jovencita de 18 años. Allí encontró una mano de batán. De oro puro. La muchacha regresó sin decir
nada. Pero pocos días después se volvió loca y se fue al cerro. Se fueron a buscarla los parientes,
pero no dieron con ella. La encontraron, en fin, que estaba casi desnuda, como fiera. Y así debía
de ser porque el Cerro la había escogido. Llamaron a un “maestro” para que hablara con Aypate y
le hiciera devolver la razón a aquella pobrecita .
Era un maestro muy conocido el que vino con Aypate, y el cerro le dijo que para devolver la sombre
a la muchacha era preciso pagar con un cuy de siete colores. Con ese cuy que le pagaron al Cerro
se pudo deshacer el encanto y devolver la razón a la joven. Para que el Cerro hable hay que hacer
mesada con un maestro buenazo que sepa preparar San Pedro de siete hilos que es el mejor. Hay
que extraer la mesa y que haya hombres machos que tomen San Pedro. Y es preciso que sean
fuertes porque de repente se encuentran con el “Cholo Viejo” (El Inca o el poder personificado del
Cerro) que ataca y entonces hay que agarrarlo. Si uno no está fuerte y lo atacan se vuelve loco y
puede morirse pues el cholo le saca la sombra.

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