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Ct 8, 6-7
Fil 2, 1-4
Lc 1, 26-38
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privados. PSan ablo recuerda a los filipenses todos los vínculos humanos y
cristianos que le unen a esa comunidad y les pide con insistencia que le hagan
un favor: «manténganse unánimes y concordes, en un mismo amor».
Sería una gran alegría para él si viera que aprenden a vivir unidos de verdad.
Les pide lo mismo que Jesús, que permanezcan unidos en el amor y que tengan
un mismo sentir. No se conforma con una corrección externa y con obras de
caridad; quiere un acuerdo profundo en las actitudes y en los sentimientos. San
Pablo quiere que lleven una vida tal en la que se manifiesten los mismos
sentimientos de Cristo, quiere que vivan en Cristo y se dejen empapar de sus
sentimientos, de su misericordia, de su humildad o espíritu de servicio sobre
todo, de su obediencia al Padre hasta la muerte.
En el evangelio se nos habla de la Santísima Virgen María, la que vivió con una
intensidad sin igual, la historia de amor del Cantar de los Cantares, que hemos
escuchado en la primera lectura. Fue elegida por Dios para ser la madre de su
Hijo, al que amó como solo una madre sabe hacerlo. Ese fue su gran privilegio,
vivir una historia de amor con el propio Hijo de Dios. Impulsada por el Hijo
que llevaba en sus entrañas y predicando y viviendo la íntima relación del amor
a Dios y a las personas humanas, fue a visitar y ayudar a su prima Isabel.
“¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?”.
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La Virgen María es, pues, también en ese sentido, modelo de vida consagrada.
Nuestra Madre es ejemplo, guía y fuente de inspiración para todos los religiosos
y para todas las religiosas: sobre todo en el servicio. Así como Ella, auxilió a su
prima Isabel, así cada religiosa que lleva a Jesús en su corazón, debe salir al
encuentro de aquel que lo necesita. Estimada Audita, ten siempre como ejemplo
a la Madre del Señor, porque quien imita a María, imita a Jesucristo.
Querida Audita, hoy cumples 25 años de vida religiosa, y todos los aquí presente
nos alegramos y te felicitamos por tu entrega perseverante al Señor y a su
Iglesia; y nos comprometemos a orar por ti para que continúes creciendo en la
caridad perfecta hacia tu comunidad y al pueblo de Dios. Que este amor, cada
día, vaya siendo más profundo y de mayor testimonio para atraer a las jóvenes
de hoy. Y como dice el papa Francisco: que se diga de ti en el futuro, hemos
encontrado a una religiosa mayor que tienen el brillo en los ojos porque fuiste
feliz, por haber vivido "una vida en plenitud".