Las garantías constitucionales son instrumentos idóneos para tutelar los
derechos constitucionales de las personas, para que gocen de una efectiva protección jurídica, por lo que el propósito de la Constitución consiste en asegurar a la persona titular del derecho su goce y ejercicio y que pueda requerir pronunciamientos judiciales sobre la responsabilidad en la actuación de las autoridades. En este sentido corresponde un breve análisis de las garantías constitucionales tales como: Amparo, Habeas Corpus y Habeas Data.
Verifica la legalidad de la Remedio de carácter Permite acceder a
Privación de libertad de excepcional. Autónomo Las informaciones
Una persona. Sumario. Protege contra obrantes en los
Actos, disposiciones o archivos públicos o
Resoluciones de Privados sobre una
Autoridades Persona y/o bienes.
Tanto el Amparo como el habeas Corpus son institutos de derecho público
creados para la protección de la libertad y tienen el mismo fundamento constitucional basados en los presupuestos jurídicos el cual es la protección de la libertad ante las restricciones injustificadas de que puede ser objeto una persona, en tanto el habeas Data establecido en la CN en el artículo 135 dispone: "Del Hábeas Data. Toda persona puede acceder a la información y a los datos que sobre sí misma, o sobre sus bienes obren en registros oficiales o privados de carácter público, así como conocer el uso que se haga de los mismos y de su finalidad. Podrá solicitar ante el magistrado competente la actualización, la rectificación o la destrucción de aquellos, si fuesen erróneos o afectaran ilegítimamente sus derechos". Algunos doctrinarios sostienen que se trata de un instrumento procesal constitucional especializado que se encarga de asegurar la información con respecto al acceso y a la rectificación o destrucción de registros oficiales o privados de carácter público. El hábeas data constituye así una vía para la protección de esos derechos, vía cuya existencia cierra obviamente la del amparo que tiene un carácter residual. Con respecto a las medidas cautelares en el proceso del Amparo, es importante destacar que la acción de amparo está consagrada en el art. 134 de la Constitución Nacional, y establece que toda persona que por un acto u omisión, manifiestamente ilegítimo, de una autoridad o de un particular, se considere lesionada gravemente, o en peligro inminente de serlo, en derechos o garantías consagrados en esta Constitución o en la ley, y que debido a la urgencia del caso no pudiera remediarse por la vía ordinaria, puede promover amparo ante el magistrado competente. Esta disposición ha sido interpretada tradicionalmente en la doctrina en el sentido de que el amparo es una medida extraordinaria que procede solo en caso de que no exista otra vía para reclamar la reparación del derecho lesionado, o, existiendo tal vía, ella resulta inidónea para satisfacer la pretensión, teniendo en cuenta el carácter urgente de la cuestión, en este contexto es procedente la promoción de las medidas cautelares en dicho proceso, por la urgencia del caso, debido a que en ocasiones se dilatan los resultados del Amparo y por la imperiosa necesidad de tutelar un derecho fundamental vulnerado y cuando de aquella situación de insatisfacción del derecho se deriva inevitablemente un daño irreparable para su titular. El derecho comparado demuestra con claridad la amplitud de las medidas cautelares y su conversión en verdaderas tutelas urgentes, consideradas como anticipatorias y satisfactivas, el cual se constituye en una tendencia en los nuevos ordenamientos de los pueblos. Como destaca Peyrano Jorge W, “si bien lo cautelar es urgente, no todo lo urgente es cautelar,” pues los casos de urgencia exceden las soluciones que se pueden aportar desde la teoría cautelar. El proceso autosatisfactivo garantiza la tutela judicial efectiva en la medida en que se compatibiliza la especial urgencia que presente el caso y el derecho de defensa en juicio del destinatario de la medida. Concluyendo, la adopción de las medidas autosatisfactivas por parte de los jueces constituye una solución para proporcionar una tutela judicial efectiva, inmediata y definitiva conforme lo previsto en la Constitución Nacional. y en el artículo 8º de la Convención Americana de Derechos Humanos, contribuyendo de esta forma en la promoción de un pleno Estado de Derecho.