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Este documento resume tres secciones de un trabajo de historia sobre Chile colonial: 1) La Guerra de Arauco, un conflicto de 100 años entre españoles y mapuches que incluyó batallas intensas y relaciones fronterizas; 2) Inés de Suárez, la primera mujer española en Chile que acompañó a Pedro de Valdivia y participó en la fundación de Santiago; 3) El toqui Lautaro, un líder mapuche que lideró victorias contra los españoles en las batallas de Tucapel y Marigüeñu.
Este documento resume tres secciones de un trabajo de historia sobre Chile colonial: 1) La Guerra de Arauco, un conflicto de 100 años entre españoles y mapuches que incluyó batallas intensas y relaciones fronterizas; 2) Inés de Suárez, la primera mujer española en Chile que acompañó a Pedro de Valdivia y participó en la fundación de Santiago; 3) El toqui Lautaro, un líder mapuche que lideró victorias contra los españoles en las batallas de Tucapel y Marigüeñu.
Este documento resume tres secciones de un trabajo de historia sobre Chile colonial: 1) La Guerra de Arauco, un conflicto de 100 años entre españoles y mapuches que incluyó batallas intensas y relaciones fronterizas; 2) Inés de Suárez, la primera mujer española en Chile que acompañó a Pedro de Valdivia y participó en la fundación de Santiago; 3) El toqui Lautaro, un líder mapuche que lideró victorias contra los españoles en las batallas de Tucapel y Marigüeñu.
La Guerra de Arauco, narrada por diferentes cronistas durante el
período colonial, suele evocarse en Chile como una constante guerra a muerte, de trescientos años, entre españoles y mapuche. Sin embargo, la historiografía contemporánea distingue entre un primer siglo de intenso conflicto bélico (1550-1656) y una etapa posterior en la que se hacen más esporádicos los enfrentamientos, predominando las relaciones fronterizas entre el mundo mapuche y los hispano- criollos, las que a la par de incidir en un fuerte proceso de transculturación de los primeros, los transformaron en una de las etnias más poderosas y celosamente independientes de Sudamérica.
La primera etapa de la guerra se inició con la conquista de los
españoles hacia el sur del país. A pesar de las ventajas iniciales de los españoles, como el uso del caballo y de sus armas, los araucanos rápidamente las aprovecharon, sacando partido además, de su entorno natural, desarrollando así tácticas de combate propias. La avanzada de la hueste, las ciudades fundadas y las fortalezas al sur del Biobío sufrieron continuos ataques por grupos indígenas distintos. De tal modo, las primeras ciudades del sur pasaron a ser fortalezas militares mal abastecidas, constantemente sitiadas y destruidas por los indígenas. Esta situación llegó a su punto más alto tras la batalla de Curalaba (1598), donde el gobernador Martín García Oñez de Loyola fue decapitado y los españoles se vieron obligados a replegarse más arriba del Biobío, abandonando las ciudades fundadas en el sur.
Por su parte el ejército español distó de ser profesional y fue descrito
por el gobernador Alonso de Ribera en términos lamentables, dada su precariedad material y moral. Éste estuvo compuesto por los encomenderos de Santiago y Concepción quienes debieron costear sus propias armas y pertrechos junto a un gran número de indios de encomienda. Estas tropas realizaron incursiones cada verano para realizar las llamadas campeadas, la destrucción de las cementeras indígenas y toma de prisioneros de guerra como esclavos, lo cual explica, en gran parte, el odio que los araucanos sentían hacia el invasor español.
Los distintos gobernadores españoles ensayaron
diferentes estrategias para hacer frente a la guerra; sin embargo, todas ellas tienen en común la idea de una frontera con lo cual se solucionó el problema inicial de la sobre extensión del dominio español. Una de las reformas más importantes fue la impulsada por el gobernador Alonso de Ribera, quien suplicó al rey Felipe III la creación de un Real Situado, para pagarles un sueldo a los soldados y así crear un ejército profesional. Finalmente, en 1603, se autorizó este Socorro de Arauco desde las arcas del Virreinato del Perú, el cual tuvo un impacto económico en el comercio realizado en la misma frontera entre indígenas y españoles. Otra estrategia fue la Defensiva planteada por el Padre Luis de Valdivia en 1612, que consistió en detener las incursiones españolas y la esclavitud para así convertir a la fe a los araucanos. Sin embargo, al cabo de 10 años fue considerada un fracaso y se volvió a la idea de una frontera móvil.
Pero para este período (1623 hasta 1656) la intensidad de los
combates disminuyó produciéndose una situación mucho más compleja en relaciones fronterizas donde el comercio y otro tipo de interacciones fueron más importantes que la guerra. ALONSO DE RIVERA MAPA DE ARAUCO INÉS DE SUÁREZ
Inés de Suárez nació en Plasencia, España, en 1507. Esta particular
mujer, integró las huestes que acompañaron a Pedro de Valdivia en su conquista del Reino de Chile, y participó en la fundación de Santiago (1541). Ella se convirtió en la primera española en establecerse en Chile.
Los fragmentos que se conocen de su historia son herencia casi por
completo de los cronistas del siglo XVI, entre ellos, Pedro Mariño de Lobera y Jerónimo de Bibar, quienes compartieron con ella la expedición a tierras chilenas. Entre los escasos datos de su vida en España, cabe señalar su matrimonio con Juan de Málaga. Permanecieron juntos hasta que Juan partió al Nuevo Mundo con el anhelo de hallar riqueza en estas tierras. Cansada de esperar el regreso de su marido, con espíritu aventurero y arrojo, Inés decidió ir en su búsqueda. En su época no permitían que las mujeres se dirigieran solas y solteras a América, sin embargo, ella logró licencia real gracias a un par de testigos que avalaron su cristianismo, y mediante la promesa de acompañarse de una sobrina. Enrumbó hacia el continente americano en 1537, con un futuro incierto, desembarcando en el Caribe y siguiendo su cometido, descendió hasta el Perú donde se enteró que su esposo había muerto. Allí se desempeñó como costurera con apoyo de algunas indias que estaban a su servicio.
Fue en el Perú donde se acopló a la empresa de Valdivia en 1540. En
ese entonces ellos mantenían una relación y su pasión por Valdivia la impulsó a seguirlo, convirtiéndose en un soldado más. En efecto, su historia de amor ha suscitado interés e inspiración para los artistas de distintas épocas. A pesar de lo anterior, se debe hacer hincapié en lo excepcional e inusualmente valeroso que una mujer se uniera a un ejército conquistador. Como reconocieron ya sus contemporáneos, Inés de Suárez es un personaje extraordinario por sus propios méritos. Hazañas como hallar agua en medio del desierto, salvando a la tropa de perecer de sed, o descubrir una conspiración contra Valdivia, son aspectos que le granjearon respeto. La acción que mayor gloria le significó, fue su crucial y cruento papel en un ataque a Santiago dirigido por el toqui Michimalongo. Además de estas proezas, la soldadesca reconoció con gratitud el despliegue de cuidados que ella les prestaba, como, por ejemplo, curar sus heridas, conservar y preparar alimentos, y mantener el espíritu religioso. Inés de Suárez, según atestiguaron, era una persona honrada, caritativa y de gran cristiandad. Aunque Pedro de Valdivia tenía por esposa a Marina Ortiz de Gaete, quien residía en España, cohabitaba con Inés de Suárez sin reparos. Su relación solo terminó cuando Valdivia fue sometido a un juicio en Perú del cual fue absuelto con la condición de abandonar a Suárez. Al regreso de Valdivia en 1549, ella se casó con Rodrigo de Quiroga, afamado conquistador que llegó a ser Gobernador, extendiendo a su mujer el título de Gobernadora. Estuvieron unidos 30 años. Inés de Suárez fue una mujer admirada en su tiempo, la consideraron una dama y se relacionaba con personas encumbradas de la sociedad. Por sus obras se le dotó de tierras y encomiendas y el propio Valdivia le cedió un terreno para construir una ermita para la Virgen de Monserrat, a la que rindió culto hasta el fin de sus días. Inés de Suárez murió a los 74 años, sobreviviendo a todos los conquistadores con los que llegó a Chile. LAUTARO (EL TOQUI LAUTARO)
En el siglo XVI, diversas poblaciones nativas del Nuevo Mundo
hicieron frente a la expansión de la monarquía española. En el actual centro-sur de Chile fueron las poblaciones reche-mapuche quienes se opusieron con tenacidad al dominio hispano, inaugurando la llamada Guerra de Arauco. Entre los líderes reche destacó el Toqui Lautaro (Luan-taro o Leftraru= Halcón o ave veloz enmapudungun), quien habría nacido hacia 1534 en las proximidades de Tirúa, en la cordillera de Nahuelbuta, hijo de un lonko llamado Curiñancu. Con apenas 11 años de edad fue capturado y convertido en yanacona o indio de servicio en la caballeriza de Pedro Valdivia, experiencia que le dotó de un gran conocimiento de la cultura española. Fundamentalmente se dispone de una visión hispana de Lautaro a partir de lo que informaron los cronistas del siglo XVI.
La avanzada española comandada por Pedro de Valdivia había
fundado ciudades con relativo éxito y derrotado a las poblaciones nativas, sometiéndolas a la encomienda y trabajos. Durante los primeros enfrentamientos los indios demostraron que su concepción de la guerra difería de la europea. Influenciados por la cultura Inca, los reche consideraban la guerra como una batalla ritual, antes que una empresa destinada al exterminio total del enemigo.
Hacia 1550, en su condición de indio sirviente, Lautaro observó los
duros castigos que los españoles infligieron a los indígenas en las batallas de Andalién y Penco. Decidió abandonar a los españoles y en diciembre de 1553 apareció como el principal líder en la Batalla de Tucapel, primer levantamiento indígena de importancia en Chile. Lautaro habría adquirido protagonismo al informar en reuniones o cahuines de linajes, clanes y lonkos como Colocolo, sobre la vulnerabilidad de los españoles (armaduras pesadas, inutilidad de la pólvora con la lluvia) y las ventajas de utilizar modalidades de combate de origen hispano, como armas y caballos. Rompiendo con las normas que regían la batalla ritual prehispánica, en la Batalla de Tucapel Lautaro y los reches salieron victoriosos, capturando y dando muerte al gobernador Pedro de Valdivia. La elección de la localización de combate y el empleo de olas sucesivas de ataque como estrategias militares por parte del Toqui Lautaro fueron cruciales para asegurar la victoria, triunfo que además puede explicarse por la importancia que poseía la institución de la guerra en la vida reche.
En febrero de 1554, dos meses después de la muerte de Pedro de
Valdivia, Lautaro nuevamente demostró su liderazgo en la Batalla de Marigüeñu, donde aplastó al contingente comandado por Francisco de Villagra. Esto le permitió destruir y saquear completamente la ciudad de Concepción, práctica que será un antecedente del malón de los siglos XVII y XVIII, cuyo objetivo era obtener el máximo de bienes del grupo atacado.
Entre 1554 y 1555 la introducción de enfermedades europeas causó
estragos en la población reche. Además de una peste de tifus, se vivió durante este período una falta de alimentos que atenuó la intensidad y frecuencia de los enfrentamientos. Hacia 1556 Lautaro reinició los combates, tratando infructuosamente de avanzar hacia Santiago, logrando llegar hasta el río Maule, al ser detenido en la batalla de Peteroa. Un año más tarde, las campañas destinadas a avanzar hacia la zona central continuaron. Lautaro logró establecerse en una zona protegida, construyendo un fuerte o malal que le permitiría controlar la región disponiendo de recursos para lograr la expulsión total de los españoles del Valle Central. Sin embargo, los excesos y castigos cometidos por Lautaro y sus hombres en contra de los indígenas de la zona -los promaucaes-, le valió la enemistad de varios caciques que se vengaron delatándolo. En un ataque sorpresa, los españoles cayeron sobre el campamento, dando muerte a Lautaro en 1557. Días después, su cabeza fue exhibida en la Plaza de Armas de Santiago. La lucha de Lautaro como defensor de su pueblo lo catapultó como un personaje legendario en la historia mapuche y chilena. EL TOQUI LAUTARO
El Conflicto Mapuche o Cuestión Mapuche Se Denomina Al Resurgimiento y Reorganización de Las Comunidades Mapuche Por La Autonomía y La Recuperación de Tierras