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“El Sistema Familiar”

La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento


natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y
del Estado. En muchos países occidentales, el concepto de la familia y su composición
ha cambiado considerablemente en los últimos años, sobre todo, por los avances de los
derechos humanos y de los homosexuales.

Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de afinidad
derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el
matrimonio—que, en algunas sociedades, sólo permite la unión entre dos personas
mientras que en otras es posible la poligamia—, y vínculos de consanguinidad, como la
filiación entre padres e hijos o los lazos que se establecen entre los hermanos que
descienden de un mismo padre. También puede diferenciarse la familia según el grado
de parentesco entre sus miembros.

Tipos de familias:

• familia nuclear, padres e hijos (si los hay); también se conoce como «círculo familiar»;

• familia extensa, además de la familia nuclear, incluye a los abuelos, tíos, primos y otros
parientes, sean consanguíneos o afines;

• familia monoparental, en la que el hijo o hijos vive(n) sólo con uno de los padres;

• Otros tipos de familias, aquellas conformadas únicamente por hermanos, por amigos
(donde el sentido de la palabra "familia" no tiene que ver con un parentesco de
consanguinidad, sino sobre todo con sentimientos como la convivencia, la solidaridad y
otros), etcétera, quienes viven juntos en la mismo espacio por un tiempo considerable.

En muchas sociedades, principalmente en Estados Unidos y Europa occidental, también


se presentan familias unidas por lazos puramente afectivos, más que sanguíneos o
legales. Entre este tipo de unidades familiares se encuentran las familias encabezadas
por miembros que mantienen relaciones conyugales estables no matrimoniales, con o
sin hijos. El Día Internacional de la Familia se celebra el 15 de mayo.

Etimología

El término familia procede del latín famīlia, "grupo de siervos y esclavos patrimonio del
jefe de la gens", a su vez derivado de famŭlus, "siervo, esclavo". El término abrió su
campo semántico para incluir también a la esposa e hijos del pater familias, a quien
legalmente pertenecían, hasta que acabó reemplazando a gens.

FAMILIA Y DESARROLLO HUMANO

Aunque en la actualidad existe una amplia


diversidad de formas familiares, podemos
definir la familia como la unión y
convivencia de unas personas que
comparten un proyecto de vida en común,
entre las que existe un importante
compromiso personal y entre las que se
establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia. Así entendida,
la familia constituye el principal contexto del desarrollo humano, es decir, es el ámbito
en el que tienen lugar los principales procesos de socialización y desarrollo de niñas y
niños, de chicas y chicos. En este sentido, es bien conocida la influencia e importancia
que tiene lo que ocurre dentro de la familia de cara a comprender el desarrollo de los
niñas y niños. No obstante, la familia no es sólo un escenario de desarrollo para los más
jóvenes, sino también para los adultos que en ella conviven. En este sentido, la familia
constituye un contexto esencial tanto para la construcción del desarrollo individual de
todos y cada uno de sus miembros, como para servir de punto de encuentro
intergeneracional, donde mediante las interacciones que se establecen entre los
progenitores y sus hijas e hijos, los adultos ponen en marcha un proyecto vital de
educación y socialización de los miembros más jóvenes del sistema.

Así, desde una perspectiva ecológico-sistémica, podemos entender la familia como un


conjunto de relaciones interpersonales que están sometidas a distintas fuentes de
influencia y que experimentan diversas situaciones de cambio. Varias consideraciones
deben hacerse a partir de esta definición:

La familia funciona como un sistema dinámico, en cuanto se produce algún cambio en


alguno de sus miembros o en las relaciones que existen entre dichos miembros, cambia
el sistema familiar en su conjunto. Así, por ejemplo, los procesos de desarrollo que
experimentan los hijas e hijos al pasar de la infancia a la adolescencia, siempre
provocan cambios y exigen reajustes en la dinámica familiar.

El sistema familiar está compuesto por una serie de subsistemas relacionales que
tienen un funcionamiento interdependiente. Las incidencias que puedan tener lugar en
cada uno de estos subsistemas tienen repercusiones sobre el resto de subsistemas. En
este sentido, por ejemplo, las características de la relación conyugal entre madre y padre
incide en las relaciones madre-hijos/as y padre-hijos/as.

De los tres sistemas relacionales que integran la dinámica familiar, sin duda, las
relaciones entre madre/padres y sus hijas/os han sido las más estudiadas y a ellas nos
referiremos extensamente en las dos sesiones que vienen a continuación.

En primer lugar, respecto a las relaciones entre los progenitores, debemos señalar que
la familia se inicia con la formación de una pareja y que, en realidad, la evolución de
esas relaciones de pareja constituye el eje medular de la vida familiar. La calidad de las
relaciones conyugales, las posibles crisis que afronte la relación, su posible disolución,
etc. constituyen así fuentes de protección y/o tensión que, dado el carácter sistémico de
la familia, tienen una influencia determinante sobre la dinámica familiar. En este sentido,
ningún hombre ni ninguna mujer actúan como padre y madre al margen o de forma
independiente a sus relaciones de pareja. Por ello, para comprender y analizar cómo
son las relaciones entre un padre y un hijo/a y la madre y ese hijo/a, también
necesitamos conocer cómo son las relaciones entre el padre y la madre. En la medida
en que la relación entre los progenitores más se caracteriza por una buena sintonía,
confianza y apoyo mutuo, más fácil es para ambos un desempeño competente y
adecuado de sus roles como padre y madre.

Como es bien conocido, en la actualidad existe una amplia diversidad de formas


familiares que nos remiten, en muchos casos, a situaciones poco convencionales de la
relación entre los progenitores: niños y niñas que conviven en dos núcleos familiares
formados cada uno de ellos por un solo progenitor tras la disolución de la relación de
pareja, familias reconstituidas por dos adultos que provienen de dos familias disueltas y
que aportan hijas e hijos de ambas uniones anteriores, etc. En algunos de estos casos,
las peculiaridades de la situación entre los progenitores hacen que podamos hablar de
dinámicas familiares con características diferenciales. Un poco más adelante nos
detendremos en el caso concreto de una situación familiar que es cada vez más habitual
en nuestro país: la familia tras el divorcio.

Por otro lado, las relaciones entre los hermanos constituyen un ámbito de relaciones
dentro del sistema familiar que preocupa especialmente a los padres. A pesar de que
entre las parejas de hermanos podemos encontrar una enorme diversidad y claramente
hay hermanos que mantienen una relación mucho más cálida y positiva que otros, en
todos los casos, los hermanos se caracterizan por ser unas figuras socializadoras hacia
las que se suelen dirigir las emociones más intensas y variadas, tanto las positivas como
las negativas, así como las manifestaciones de ambivalencia más sofisticadas. Los
factores que parecen influir en que las relaciones entre hermanas y hermanos se
acerquen más al polo de la hostilidad y los celos o al de la complicidad y el afecto son
de diferentes tipos: distancia de edad entre ambos, sexo de cada miembro de la pareja
y, sobretodo, el comportamiento de las madres y padres. Así, son muchos los estudios
que demuestran que padre y madre pueden contribuir a que las relaciones entre
hermanas y hermanos sean menos cálidas en la medida en que más comparen las
competencias y habilidades entre ellos y/o ellas, o presten sistemáticamente más
atención e interés a las cosas de alguno/a frente a las de otros/as.

Como el resto de sistemas relacionales que componen la familia, las relaciones entre
hermanos no son estáticas sino que cambian conforme los distintos miembros crecen y
evoluciona el sistema familiar. En este sentido, la etapa de los celos, que con frecuencia
acompaña los primeros años tras el nacimiento de un hermano o hermana, puede dejar
luego paso a unas relaciones positivas y cálidas durante los años de la infancia media
y tardía. La llegada a la adolescencia de las hijas y los hijos, como veremos a
continuación, marca una etapa de importantes cambios en la dinámica familiar que,
evidentemente, también afectan a las relaciones entre hermanas y hermanos.

TIPOS DE FAMILIA

La familia forma parte de la sociedad y por lo tanto es una estructura cambiante en el


transcurso del tiempo. Las relaciones causales entre las características familiares y los
cambios sociales son muy complejas. Los tipos de familia no son modelos estancos y
excluyentes, de modo que una misma familia puede adoptar diferentes modalidades
familiares a lo largo del ciclo vital. En general, se pueden distinguir los siguientes tipos
de familia:

Familia original o biológica

Este tipo de estructura define a los miembros de la familia en función de la genealogía.


La familia biológica es de especial importancia en la comprensión de la transmisión
genética de trastornos psiquiátricos y a la hora de llevar a cabo estrategias de
intervención preventivas del tipo del consejo genético.

Familia nuclear
Es un grupo social de elementos constituido por una mujer, un hombre y los hijos
surgidos de tal relación. En los países industrializados, la familia nuclear suele iniciarse
como una diada aislada en cuanto a espacio vital e independencia económica, y cuando
se han llevado a cabo los objetivos familiares para con los hijos, que concluyen con su
emancipación del núcleo familiar para formar sus propias familias, la familia nuclear
vuelve de nuevo a la estructura diádica. A la familia nuclear se le ha criticado la falta de
integración adecuada de niños y ancianos en su estructura.

Familia conjunta o multigeneracional

Esta modalidad familiar se presenta cuando los elementos más jóvenes de la familia
incorporan a ella a sus propios cónyuges e hijos en vez de formar un núcleo familiar
independiente, conviviendo simultáneamente varias generaciones en el mismo espacio
vital. La crisis socioeconómica y la inestabilidad laboral han contribuido en gran parte a
que se dé este tipo de fenómeno social.

Familia extensa o extendida

En este tipo de familia, aunque todos


los miembros del sistema no conviven
en el mismo habitáculo, mantienen
estrechos vínculos que les hacen estar
en continuo contacto. Como
desventaja básica de este tipo de
familia está el hecho de que los padres
pueden no llegar a adquirir una plena
independencia ni autoridad sobre los
hijos. Las formas comunitarias de organización familiar pueden simbolizar en
determinados aspectos un esfuerzo por reproducir artificialmente un sistema de familia
extendida. En esta forma de constelación familiar las tareas domésticas son compartidas
y tanto las figuras paternas como los otros adultos del sistema sirven de modelos para
niños y jóvenes.

Familia compuesta o reconstituida

Este tipo de organización familiar se reestructura a partir de varias familias nucleares o


miembros de éstas, como es el caso de padres viudos o divorciados con hijos que
contraen nuevas nupcias. El índice de divorcios se ha considerado como un indicador
de la estabilidad familiar y ha dado lugar a la formación de familias con uno o ambos
padres adoptivos, hijos adoptivos y hermanastros, por lo que este modelo familiar en
concreto debe afrontar problemas específicos a la hora de efectuar la reorganización de
la estructura familiar.

Familia sin hijos

La vinculación de una persona a otra de distinto sexo constituye una necesidad


biopsicosocial universal para la realización de uno mismo a través de la unión con otro.
Las personas pueden unirse por satisfacción mutua sin el propósito de tener hijos por
cuestionamientos personales, éticos, religiosos o determinantes sociales externos o
internos que rigen la dinámica familiar, los cuales pueden influir en el sentimiento de
independencia de cada uno de los miembros, mediando el deseo de no adquirir nuevas
responsabilidades o la toma de conciencia de la incapacidad para llevar a cabo una
adecuada función parental. La opinión social generalizada de equiparar las familias sin
hijos con familias desgraciadas, aunque persiste, se ha modificado sustancialmente en
los últimos años.

Familia homosexual

La unión no consensuada entre dos personas del mismo sexo puede ser satisfactoria
para ellas, pero no garantiza un pronóstico favorable para la formación de una familia
sana. La fantasía de reproducción familiar no se basa únicamente en el deseo de
paternidad, sino que implica la aceptación de unos roles parentales ligados al sexo en
consonancia con el sistema social donde se desarrolla el niño, sus responsabilidades
inherentes y la capacidad para asumirlas.

FUNCIÓN DE LA FAMILIA

Las funciones familiares pueden ser contempladas también para su mejor comprensión
desde el punto de vista de la teoría general de los sistemas, que considera la existencia
de interrelaciones dentro de un organismo estructural, y con ayuda del concepto de
"ciclo vital", que aborda los distintos hitos y relaciones que acontecen en cada fase del
desarrollo, desde la concepción hasta la muerte.

Los objetivos a desarrollar por la familia son múltiples y específicos, y aunque se


procede a una separación artificiosa de las diferentes funciones familiares, una gran
parte de éstas presentan áreas de superposición. Las distintas funciones de la familia
emanan de una dotación biológica predisponente y una organización sistémica, y
obedecen a las exigencias de la sociedad donde se forma la misma.

El sistema social establece que la familia debe guiar al niño a través de las diferentes
etapas del ciclo vital para que se integre completamente en la sociedad y para que con
el tiempo llegue a construir su propia familia. A pesar de los cambios sociales ocurridos
en el transcurso del tiempo, la familia debe realizar una serie de cometidos básicos para
el desarrollo familiar, que son independientes de las diferentes organizaciones familiares
y sistemas socioculturales.

La familia va a desempeñar una serie de misiones en relación con el ciclo vital y con las
distintas personas que integran la estructura familiar. La existencia de una estructura
familiar operativa será fundamental a la hora de llevar a buen término estas funciones.

Función de supervivencia

En los orígenes de la Humanidad, prácticamente todas las actividades de la familia se


vertebraban en relación con esta finalidad. Con el devenir del tiempo esta función, en
un principio básica, ha sido relegada por otras funciones familiares que han pasado a
un primer plano.

Función reproductora

Constituye una función esencial para la perpetuación biológica de cualquier especie


animal, incluida la especie humana, y va más allá de diferentes implicaciones
socioculturales y religiosas.

Función de crianza
La crianza como proceso no hace referencia exclusivamente a la alimentación y los
cuidados físicos, sino a aspectos que tienen como finalidad proporcionar un cuidado
mínimo que garantice la supervivencia del niño, un aporte afectivo, y un maternizaje
adecuado. A lo largo del período de crianza se fomenta el control sobre las funciones
corporales (comer, control de esfínteres, vestirse, limpiarse, etc.), las pautas de
aprendizaje, las conductas socializadoras y la comunicación, tanto verbal como no
verbal. La función de crianza del niño es llevada a cabo en la inmensa mayoría de casos
por la familia nuclear, aunque esto no ha sido ni es así en todas las culturas y
sociedades.

Función de delimitación

Se puede hablar de la existencia de tres tipos de límites en el sistema familiar: individual,


generacional, y familia-sociedad. A continuación se detalla cada uno de ellos.

- Límite individual
Cada miembro de la familia requiere unos límites del yo para lograr la sensación
de identidad. La familia, a través de las distintas fases evolutivas del niño,
moldea la conducta infantil y el sentimiento de identidad independiente,
fomentando el proceso de separación-individuación, pero transmitiendo al
mismo tiempo al niño un sentimiento de pertenencia y arraigo. La fase de
separación-individuación conlleva la consecución de un territorio individual
psicológico por parte del niño, un sentido de autonomía, y habilidades
adaptativas ante las continuas demandas del ciclo vital, que se adquieren a
través de la implicación con los distintos subsistemas familiares y con el entorno
extrafamiliar. La resolución con éxito del proceso de separación-individuación es
fundamental para el desarrollo normal de la personalidad, ya que se asocia a
una mejor tolerancia ante las frustraciones y ante los inevitables procesos de
separación en la vida adulta, facilitando la adaptación y el control de las
situaciones estresantes.
- Límite generacional
Este límite es fundamental en la organización familiar puesto que compromete a
la mayoría de los objetivos familiares, entre los que cabe destacar el aprendizaje
social, la jerarquía de poder y la
transmisión de valores familiares de
generación en generación. Los cambios
socioeconómicos que han afectado al
sistema familiar, y especialmente a los
miembros familiares que representan los
extremos de edad (niños y ancianos),
separándoles del núcleo familiar, han
privado desafortunadamente a éstos del
intercambio transgeneracional.
- Límite familia-sociedad
La familia debe crear unos límites circundantes que diferencien el marco
exclusivamente familiar del entorno social extrafamiliar, facilitando un
sentimiento de cohesión familiar y de intimidad. La existencia de estos límites
hace de la familia una unidad social diferenciada y facilita la ejecución de las
funciones familiares.
Función cognitivo-afectiva

La familia es el lugar principal donde se aprende de modo adecuado la expresión y


manejo de sentimientos, a través de distintos eventos vitales que conllevan
connotaciones emocionales positivas y negativas. El sistema familiar debe ejercer una
relación empática con el niño para asegurar una comprensión bilateral de los afectos,
para corregir racionalmente aquellos aspectos que sean disfuncionales y para fomentar
la capacidad de adaptación de sus miembros a diferentes experiencias emocionales
dentro de la sociedad. La carencia afectiva dentro de la unidad familiar puede producir
consecuencias devastadoras e
irreversibles para el desarrollo
biopsicosocial del niño. Además, la
formación de unos vínculos afectivos
interpersonales sólidos entre los distintos
miembros del grupo familiar es el principal
elemento de cohesión que permite la
estabilidad de la estructura familiar frente
a las tensiones intrafamiliares que pueden
surgir.

Función comunicativa

La comunicación tanto verbal como no verbal es un elemento esencial para el


aprendizaje y el contacto dentro de la unidad familiar y de la sociedad. El sistema
lingüístico que se desarrolla intrafamiliarmente debe estar en consonancia con el del
sistema sociocultural, para lograr una correcta comunicación con el entorno. En este
sentido, una comunicación familiar adecuada es aquella que está en relación con los
estilos comunicativos y el lenguaje simbólico del contexto social en el que se encuentra
integrada la familia. Por lo demás, el sistema lingüístico va a ser una de las piedras
angulares en la formación y desarrollo de la personalidad y del pensamiento abstracto
de los individuos.

Función de adquisición de género y de diferenciación de roles ligados al sexo

Una función de las más importantes de la unidad familiar es la diferenciación de roles


ligados al sexo entre ambos cónyuges, puesto que como padres simbolizan los patrones
de masculinidad y feminidad culturalmente establecidos. Los cónyuges deben ejercer
con nitidez su papel con el sexo que le corresponde, fomentando de modo mutuo sus
respectivos roles diferenciales. Los roles ligados al sexo están modificándose dentro de
la sociedad. Actualmente el reparto de las tareas familiares se está equiparando en
ambos géneros y la mujer está desempeñando funciones distintas a las de la tradicional
ama de casa. De este modo, las responsabilidades familiares por parte de la pareja
pueden verse mermadas por la ausencia de padre-marido y/o madre-mujer durante las
horas de trabajo, y además por un estilo de vida competitivo dentro de un sistema social
determinado, que puede actuar desfavorablemente en detrimento del tiempo compartido
con el otro cónyuge y con los hijos.

A la figura paterna le son adjudicados una serie de atributos que están en consonancia
con el sistema social en el que se incluye la familia, tales como actividad y competencia,
en tanto que a la figura materna se la identifica básicamente con la crianza y el aporte
afectivo a los hijos. No obstante, la división de las funciones ligadas a los roles
parentales tiene como características la flexibilidad, complementariedad de las
funciones marido-mujer y la adaptabilidad ante aquellas situaciones que requieran una
inversión transitoria de los roles ligados al sexo. Una cuestión importante es la relativa
al posible efecto patógeno de la inversión permanente de los roles ligados al sexo,
fenómeno que se produce por ejemplo en un hogar homosexual. Esta inversión puede
ser nociva porque fomenta un modelo de rol atípico, que no se adecua a los valores
vigentes en el sistema social en el que vive el niño. De hecho, a este tipo de entorno
familiar se le ha atribuido la génesis de trastornos de la identidad sexual y de
determinados trastornos sexuales. Sin embargo, la ausencia intrafamiliar de figuras de
identificación no tiene por qué ser absoluta, ya que los miembros de un determinado
sexo no pertenecientes a la familia nuclear pueden ser importantes como figuras de
imitación e identificación alternativa. En este sentido, las experiencias de aprendizaje
dentro del sistema social en general y en otras familias pueden completar las
características y funciones de los padres como elementos pertenecientes a un
determinado sexo, y proporcionar modelos alternativos o correctivos en caso de
ausencia o defectos en los roles paternos.

Función de formación de la personalidad

La familia es el agente más significativo en la formación de la personalidad, y de aquí


su importancia como factor etiopatogénico capital en el desarrollo de numerosos
trastornos psicopatológicos. En la familia nuclear, ambos padres forjan el modelo de
identificación principal para sus hijos, de manera que los rasgos caracteriales de los
padres y la relación matrimonial entre éstos serán factores importantes tanto para el
desarrollo de la personalidad de los niños como de la estabilidad familiar. De este modo,
la personalidad del niño estará en función de la personalidad paterna y del tipo de
coalición matrimonial aprendido.

La estructura psíquica de los niños -aparte de la dotación genética- dependerá


fundamentalmente de la organización y funcionamiento familiar. La relación
bidireccional entre padres-hijos y el temperamento del niño en el momento del
nacimiento generan unas pautas de interacción intrafamiliares y extrafamiliares
concretas. El desarrollo de la personalidad del niño es un proceso de aprendizaje, que
mediante identificación e imitación de las relaciones parentales dentro del seno familiar
y con el resto de la sociedad acaban estableciendo unos estilos defensivos aprendidos
a través de las distintas modalidades de interacción.

En las familias extensas, determinadas figuras significativas pueden suplir los déficits
de los modelos parentales, permitiendo que el niño pueda identificarse con otros
modelos caracteriales adultos de su mismo sexo. De este modo, aquellos niños
pertenecientes a familias nucleares que viven lejos de familiares cercanos pueden verse
faltos del enriquecimiento que supone el contacto con otros adultos significativos.

Función de liderazgo

La función de liderazgo se halla implícita en cualquier sistema social y, por lo tanto,


también dentro de la unidad familiar. Normalmente, esta función es asumida por los
padres, aunque en su defecto puede ser realizada por algún miembro significativo de la
familia extensa. La unidad familiar debe poseer una organización adecuada que permita
llevar a término las funciones de liderazgo: inculcar disciplina y respeto entre los
miembros de la familia y de éstos con el entorno social, promover la educación de los
hijos y efectuar una previsión realista de los recursos económicos con los que cuenta la
familia para poder cumplir al menos con las funciones familiares básicas. Existen
estudios que ponen de manifiesto la relación existente entre pérdida del poder ejecutivo
del subsistema parental o la inversión en la jerarquía familiar y la aparición de
psicopatología en los hijos, en concreto trastornos de conducta y abuso de sustancias.

La función de liderazgo es fundamental para el aprendizaje social de niños y


adolescentes, ya que éstos tendrán que manejarse socialmente en condiciones
desiguales en relación con figuras que se encuentran en niveles superiores y con las
que tendrán que establecer relaciones y negociaciones.

El modelo de líder social dentro de la


familia típicamente ha recaído en la figura
paterna, aunque hoy en día se encuentra
en transformación como consecuencia de
los cambios socioeconómicos y del
acceso cada vez mayor de la mujer a
puestos de responsabilidad. La función de
liderazgo se simboliza en una figura
impulsora de la actividad, el trabajo y la
educación que rige el ámbito familiar y que determina la relación con el contexto social
a través de la consecución de un estatus socioeconómico concreto. Atrás ha quedado
también la autoridad indiscutible que caracterizaba el modelo patriarcal de familia, que
se ha visto reemplazado por el concepto de una autoridad flexible y racional.

Es necesario señalar que la función de liderazgo se solapa en parte con determinados


roles paternos, y que en el transcurso del ciclo vital puede haber una inversión en la
dirección de la jerarquía de poder entre generaciones. Así, en determinados casos los
hijos tendrán que asumir el papel de guía para con los padres ancianos, y en
circunstancias especiales puede ocurrir que miembros familiares con una edad
intermedia funcionen bidireccionalmente como padres para sus propios padres e hijos.

Función de culturización-socialización

Una de las misiones de la familia es la culturización de sus miembros. La familia se


constituye en vehículo transmisor de pautas culturales a través de varias generaciones
asegurándose la transmisión de la cultura, pero, permitiendo al mismo tiempo
modificaciones. La función de culturización que tradicionalmente ha venido realizando
la familia nuclear puede ser llevada a cabo también por miembros de la familia extensa
o por instituciones sociales.

La socialización de los miembros de la familia es especialmente importante en el período


del ciclo vital que transcurre desde la infancia hasta la etapa de adolescencia-adulto
joven. Entre sus objetivos se encuentran: la protección y continuación de la crianza, la
enseñanza del comportamiento e interacción en sociedad, la inculcación de valores
sociales elementales, la orientación y control, la adaptación a las exigencias de la
civilización y de una determinada cultura y, posteriormente, la transmisión del proceso
de socialización a otras generaciones.

En resumen, los miembros de la familia deben ser educados para participar en los
distintos procesos sociales y adquirir una flexibilidad que les permita adaptarse a las
diferentes formulaciones cambiantes que pueden surgir en el transcurso del tiempo
dentro de una o varias generaciones. La sociedad está en continua transformación y a
medida que el sistema social progresa exige unas demandas cada vez más específicas
a los sujetos que la integran, y un nivel adaptativo mayor en relación a una estructura
social viva que evoluciona inexorablemente y a la que los miembros de la familia deben
adaptarse.

Función de protección psicosocial

Se trata de una función que sobrepasa el hecho de garantizar simplemente la


supervivencia de los componentes del sistema familiar. La función de apoyo psicosocial
es una de las principales finalidades de la familia, ya que puede ejercer un efecto
protector y estabilizador frente a los trastornos mentales. De este modo, la familia puede
poner en marcha funciones de reestructuración ante modificaciones que amenacen la
integridad organizativa del núcleo familiar, facilitando la adaptación de sus miembros a
las nuevas circunstancias en congruencia con el entorno social. No hay que olvidar que,
en última instancia, la familia se convierte en el último reducto social con que cuenta un
elemento disfuncional para estar en contacto con la sociedad.

Función de recuperación

El sistema social exige a sus ciudadanos que cumplan una serie de normas establecidas
en cuanto a conducta, modales y pautas de interacción. La familia ejerce una función
catalizadora mediante la cual vehicula una serie de pautas maladaptativas, disruptivas
y en ocasiones regresivas que pueden aparecer, pero que la estructura familiar
neutraliza y restablece. A través del aprendizaje social, el niño logra el control de los
impulsos y adquiere disciplina, en tanto que la familia puede fomentar la participación
de sus miembros en actividades creativas y lúdicas que equilibran las labores más
"estructuradas" realizadas en sociedad.

MODELOS DE FAMILA

Modelos tradicionales: la familia troncal y la troncal extendida.

Este modelo predominante hasta


principios del siglo XX, en el que
convivían tres generaciones y que ha
servido como referencia, prácticamente
no se da salvo en algunas situaciones
rurales. Dio paso a la Familia nuclear
extendida, la formada por el padre, la
madre e hijos, con subsistemas
completos: conyugal, parental, filial y
fraternal. Generalmente numerosa hasta los años 1980, y a veces ampliada por
miembros de otros subsistemas: abuelos y tíos solteros. A diferencia del modelo troncal,
en éste el hogar es el nuclear, que acoge a otros miembros en situación de necesidad.
Este modelo de familia numerosa tenía muchas ventajas para la socialización de los
hijos, aunque dada la situación jerarquizada, podía encerrar dos núcleos
monoparentales: el modelo del padre y el de la madre. Este modelo ha ido dando paso
a los que nos encontramos desde el último cuarto del siglo XX.

Modelos actuales de familia

Los métodos de control de natalidad, junto a los cambios de mentalidad, permiten hoy
configurar una familia más a la carta. Los nuevos modelos dejan ver las distintas
circunstancias que pueden rodear a los adultos y niños. Las diferencias, así como las
ventajas o dificultades, pueden depender:

- De su estructura, en cuanto que la familia se configura hoy sobre modelos; que


conllevan la eliminación o modificación de los subsistemas tradicionales:
conyugal, parental, filial y fraternal.
- De su funcionamiento, por la reconstrucción del papel del hombre y de la mujer
en el hogar, y de las relaciones entre personas y subsistemas.
- Y de la educación, por los valores que se viven y transmiten, así como por los
estilos educativos, que guardan cierta relación con el tipo de familia.

La familia nuclear reducida:

Con una media de: 3,3 miembros, y 1,7 hijos. El 1,17 por mujer en edad fértil; Estos
índices van creciendo por la inmigración.

La opción por el menor número de hijos, surge del deseo de tener sólo aquellos a los
que se puede atender bien. El trabajo de los adultos fuera de casa, fuerza esta decisión.
Los hijos, desde edades tempranas, pasan parte del día en centros infantiles, lo que ha
modificado la tradicional convivencia familiar. Como situación nueva aparece la
necesidad de acudir a los propios padres -los abuelos- para atender a los nietos y
facilitar así el trabajo de los padres. Este trabajo obliga a un mayor reparto de las
actividades en el hogar, incluyendo el cuidado de los hijos en un régimen de mayor
igualdad.

El aumento de hijos únicos priva a muchos niños de la experiencia del amor fraternal.
Estos padres corren el peligro de caer en estilos educativos sobreprotectores.

La familia y hogares monoparentales.

Hogar monoparental es aquel en el que sólo está presente el padre o la madre. El


concepto aparece en los años 70, imponiéndose al de "familia rota, incompleta o
disfuncional". En sentido estricto, sólo sería la encabezada por un viudo o viuda. En los
casos de separación, divorcio o madre soltera, el padre existe, por lo que sería
preferible conceptualizarla como "hogar monoparental”.

La monoparentalidad reviste hoy muchas modalidades:


Según la persona que la encabeza:
- Hombre
- Mujer.
Según la causa de la monoparentalidad:
- Muerte de un miembro.
- Separaciones de larga duración: hospitalizaciones, encarcelamientos,
emigración de uno de los cónyuges.
Por separación: según sus diversas modalidades:

- Pactada, con acuerdos firmes.


- Con desacuerdos y conflictos continuos.
- Abandono de un miembro.
Por el origen:
- Buscada: Adopciones, embarazos en madres solteras, etc...
- No deseada: violaciones, embarazos accidentales.
Por la madurez o edad de la madre:
- Personas adultas, o maternidades en límites de edad o por inseminación o
adopción
- Madres en plenitud de edad fértil
- Madres adolescentes.

SISTÉMICA Y TERAPIA FAMILIAR

Carlos Sluzki define la FAMILIA como un conjunto en interacción, organizado de manera


estable y, estrecha en función de necesidades básicas con una historia y un código
propios que le otorgan singularidad; un sistema cuya cualidad emergente excede la
suma de las individualidades que lo constituyen. Hall, Fagen, Mara Selvini, etc.,
coinciden en afirmar que la familia es un sistema abierto, compuesto de elementos
humanos que forman una unidad funcional, regida por normas propias, con una historia
propia e irrepetible y en constante evolución. El crecimiento de una familia se produce
por la relación de sus miembros entre sí y con otros sistemas ajenos a ella, en una
cadena sin fin de informaciones y retroalimentaciones.

El tratamiento de la familia aporta una nueva perspectiva: relaciona el comportamiento


disfuncional con la red de interacciones
producidas en el seno familiar y la considera
como una unidad bio-psico-social-espiritual.
Este abordaje terapéutico de la familia en su
totalidad ha supuesto un paso más en la
evolución de la psicopatología mental, ya que
trastornos que no mejoraban mediante
tratamientos individuales, han podido
resolverse con la aplicación de esta terapia.

Alianzas y coaliciones

Por "alianza" se entiende la unión y el apoyo mutuo que se dan, entre sí, dos personas.
La alianza supone compartir intereses sin estar dirigida contra nadie.

La "coalición", en cambio, es la unión de dos miembros contra un tercero. Es un acuerdo


de alianzas establecido para mutuo beneficio de los aliados frente a un tercero. La
coalición divide a la tríada en dos compañeros y un oponente.
Subsistemas

El sistema familiar se diferencia y desempeña sus funciones a través de sus


subsistemas". Los individuos son subsistemas en el interior de una familia. Las díadas,
como la de marido-mujer, madre-hijo o hermano-hermana, pueden ser subsistemas. Los
subsistemas pueden ser formados por generación, sexo, interés o función. Cada
individuo pertenece a diferentes subsistemas en los que posee diferentes niveles de
poder y en los que aprende habilidades diferenciadas.

Así, por ejemplo, el "subsistema conyugal" ( matrimonio), se constituye cuando dos


adultos de sexo diferente se unen con la intención expresa de constituir una familia. La
pareja debe desarrollar pautas en las que
cada esposo apuntala la acción del otro en
muchas áreas. Deberán ceder parte de su
individualidad para lograr un sentido de
pertenencia.

El "subsistema parental" (padres), se


constituye al nacer el primer hijo. El
funcionamiento eficaz requiere que los
padres y los hijos acepten el hecho de que
el uso diferenciado de autoridad constituye un ingrediente necesario del subsistema
parental. Ello se convierte en un laboratorio de formación social, para los niños, que
necesitan saber cómo negociar en situaciones de poder desigual.

El "subsistema fraterno" (hermanos), es el primer laboratorio social en el que los niños


pueden experimentar relaciones con sus iguales. En el mundo fraterno, los niños
aprenden a negociar, cooperar y competir.

SUPRASISTEMA: Engloba los sistemas con los que la familia mantiene contacto. El
sistema familiar que hemos descrito se relaciona con otros según su capacidad para dar
y recibir información.
El suprasistema incluye la familia de origen, el colegio, el trabajo, los amigos, las
asociaciones de todo tipo, etc. Las informaciones que produce enriquecen el sistema
familiar y contribuyen a su crecimiento.

FUNCIÓN PROTECTORA DEL SÍNTOMA

Si un niño presenta una conducta problemática, queda singularizado dentro de la familia


como una fuente especial de preocupación para los padres, que se ven envueltos en
una lucha para modificarlo. El niño puede tener un síntoma cualquiera dentro de una
amplia variedad (terrores nocturnos dolores de cabeza, piromanía, enuresis), pero sean
cuales fueran sus dificultades, su conducta perturbada mantiene a los progenitores
involucrados en el intento de ayudarlo y cambiar su comportamiento.

Un progenitor puede tener problemas en su trabajo, roces con sus parientes o enfrentar
una amenaza de separación de su cónyuge, pero la pareja dejará de lado sus propios
problemas, al menos temporalmente, para asistir a su hijo o controlarlo. Procurarán
superar sus propias fallas y mantenerse unidos con el objeto de ayudar al chico. En tal
sentido, la conducta perturbada de este último es beneficiosa para los padres, ya que
les da un respiro en sus tribulaciones y una razón para vencer sus dificultades. Ya sea
que la conducta del niño genere la solicitud, protección o castigo de sus progenitores,
hace que la inquietud de estos se centre en él y que se vean a sí mismos como padres
de un niño que los necesita, en lugar de verse como individuos abrumados por
dificultades personales, económicas o sociales. En este sentido, el niño cumple en su
familia el papel de benefactor o protector solícito de los demás.
La conducta problemática de los niños puede servirles a los padres de maneras muy
específicas. Por ejemplo, un niño puede desarrollar un problema que obligue a su madre
a permanecer en su casa para cuidarlo, con la consecuencia de que la madre no deberá
enfrentarse con la búsqueda de un trabajo.

El problema del niño ofrece al progenitor una excusa conveniente para eludir situaciones
desagradables. Si cuando el padre vuelve a su casa turbado y preocupado el hijo se
porta mal, en vez de seguir preocupado por su trabajo el padre puede descargar su
enojo contra el chico; el mal comportamiento del niño es útil para él. Además, haciendo
que su padre se enoje con él, le ahorra a su madre tener que ayudar a su marido, ya
sea compadeciéndose de sus problemas o discutiendo con él. De este modo, pues, el
niño ayuda a sus dos progenitores.

Esto no significa que el niño planee deliberadamente proteger a los padres suscitando
su preocupación. No se puede afirmar, que para entender todos los síntomas de los
niños lo mejor es considerarlos desde el punto de vista de su función protectora. A veces
un problema presentado es resultado de la negligencia o de un padecimiento físico. A
veces, también, el elemento protector se pierde en la tiranía que el niño impone a sus
padres. Pero ya sea que se vea en el niño sintomático a un protector o a un tirano, lo
cierto es que su conducta perturbada cumple en la familia una función útil, aunque
infortunada.

REFERENCIAS

- La familia: concepto, cambios y nuevos modelos. Carmen Valdivia Sánchez.


Universidad de Deusto. La Revue du REDIF 2008, Vol. 1, pp. 15-22
www.redif.org
- LA FAMILIA: CONCEPTO, TIPOS Y EVOLUCIÓN (ENCLICOPEDIA
BRITÁNICA EN ESPAÑOL, 2009) Disponible en:
http://cvonline.uaeh.edu.mx/Cursos/BV/S0103/Unidad%204/lec_42_LaFam_Co
ncTip&Evo.pdf
- PSICOPATOLOGIA E INTERACCIÓN FAMILIAR. Disponible en
http://psiquiatriaho.galeon.com/manual/a5n11.htm
- CAMBIOS Y EVOLUCIÓN DE LA FAMILIA LA FAMILIA COMO CONTEXTO DE
DESARROLLO HUMANO. Disponible en: http://www.ayto-
fuenlabrada.es/recursos/doc/bienestar_social/31293_2342342012122952.pdf
- INTRODUCCIÓN A LA SISTÉMICA Y TERAPIA FAMILIAR. Luis Cibanal. TEMA
4: ESTRUCTURA FAMILIAR. Disponible en: http://www.aniorte-
nic.net/apunt_terap_famil_4.htm

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