EDICIÓN CHILENA

RESOLUCIONES DEL XV CONGRESO NACIONAL revista

DEL PARTIDO COMUNISTA DECHILE
(Primera Parte)
ACIONAL
NUESTRA ÉPOCA N°8 AGOSTO 1989

¡viene del reverso de la contraportada) de la dictadura. Por ello el pueblo, la izquier-

da y el Partido se aprestan a asumirlas con INTIFADA: SU ORIGEN, DESARROLLO Y PROYECCIONES
a la lucha antifascista. Bajo su inspiración el toda decisión.
pueblo profundizó la crisis de la dictadura a
contar de 1982, llevó a cabo las memorables La batalla electoral debemos transformarla EL PAPEL DEL EJERCITO EN LA POLÍTICA
jornadas de protesta y lucha entre 1983 y 1986 en uría resuelta confrontación de todo el pue-
blo contra la tiranía. Del grado de protagonis-
y aportó con resolución a derrotarla en el ple- PROTEGER LA CULTURA ES NUESTRO DEBER
biscito de octubre de 1986. La rebeldía popular mo de las masas en ella, del despliegue multi-
ha sido factor fundamental que ha permitido facético de sus luchas dependerá en medida
y permite crear condiciones favorables para decisiva la posibilidad de obtener el ,triunfo, COORDENADAS IDEOLÓGICAS. VISION DEL PCI
hacer a un lado a Pinochet y abrir paso a un hacerlo respetar y provocar la necesaria rup-
tránsito democrático. tura de la institucionalidad fascista. REFLEXIONES CON MOTIVO DEL COMIENZO DE LA 2a GUERRA
Las concepciones políticas de los comunistas Resulta indispensable levantar las demandas
han sido enriquecidas con la integración de sociales y democráticas de todo orden que se MUNDIAL
elementos permanentes gracias a la elabora- anidan en el pueblo, como lo han hecho ya la
" ción y aplicación de la Política de Rebelión Po- Central Unitaria de Trabajadores, pobladores,
pular de Masas, en especial en lo que respecta estudiantes, otros sectores y las organizaciones
al papel del Partido como aspecto principal del de Derechos Humanos que reclaman la justa
factor subjetivo e impulsor decidido del con- demanda de «verdad y justicia» y la libertad
junto de las luchas populares y a asumir una inmediata a todos los presos políticos. Esto de-
opción de poder para el pueblo encabezado por be unirse a una plataforma común cuyo con-
las fuerzas revolucionarias y democráticas con- tenido esencial sea la renuncia de Pinochet a
secuentes. todos sus cargos, el fin de todo tutelaje mili-
El XV Congreso ha manifestado el decidido tar y la instauración de una nueva institucio-
propósito de resolver las trabas que aún per- nalidad verdaderamente democrática que ex-
sisten para el más pleno desarrollo de nuestra prese el pleno imperio de la soberanía popular
Política de Rebelión Popular de Masas, a par- y de los Derechos Humanos comprendidas las
tir de la vasta experiencia ya acumulada y ha más sentidas reivindicaciones económicas, so-
permitido fortalecer una misma y clara com- ciales y culturales no satisfechas en estos 15
prensión sobre sus contenidos esenciales y BU años. Algunas de ellas podrán con el empuje
aplicación. de un fuerte movimiento de masas, transfor-
En el período inmediato el objetivo más im- marse en conquistas inmediatas a partir del
portante de la Política de Rebelión Popular de triunfo electoral del 14 de Diciembre, asestan-
Masas es resolver la contradicción principal do así golpes efectivos a la institucionalidad
fascismo-democracia. La democracia sólo se del régimen.
puede alcanzar por medio del quiebre y des- Es imperativo también desarrollar la fuerza
mantelamiento del régimen dictatorial en su y unidad del pueblo en la base a un nuevo ni-
conjunto. Chile necesita una verdadera revolu- vel, siendo al respecto una tarea de primer
ción democrática y antifascista que democra- orden la emergencia de un verdadero poder
tice a fondo el país y sus instituciones y dé democrático en la comuna, alternativo al del
respuesta efectiva a los problemas del pueblo. régimen. Para ello es preciso impulsar l;i l u í
La tarea urgente y principal en la presente si- ciativa de las masas en un proceso que n i i r i ' i . .
tuación consiste en acelerar el actual proceso agrupe y coordine las organizaciones terrltorl.'i
de acumulación de fuerzas tras este objetivo les de todos los sectores sociales. Se debe mu
patriótico. siderar de manera importante la or>:;ml/,n h u í
Las elecciones de diciembre constituyen un de Autodefensa de Masas como e l e m e n t o que
elemento más definitorio que el plebiscito res- ayude a enfrentar la represión y l;is p i - u V H . i
pecto a la permanencia de Pinochet y la suerte cionea de Pinochet y su régimen.

RESOLUCIONES
DEL XV
CONGRESO
NACIONAL
DEL PARTIDO
COMUNISTA
DE CHILE
(Primera Parte)
Ha culminado un acontecimiento excepcio-
nal en la vida política chilena: el XV Congre-
so de los comunistas. Representa un hito im-
portante en su vida. Ha sido una gran escuela
para el conjunto del Partido, en un intenso pro-
ceso de debate polémico y de elaboración des-
de las asambleas de células hasta el torneo na-
cional. Ha funcionado creadoramente el inte-
lectual colectivo del cual se habló en distintas
intervenciones.
Su desarrollo es una victoria sobre la dicta-
dura, un acto de rebeldía realizado en las di-
fíciles'condiciones de la clandestinidad. La voz
y los anhelos del pueblo se expresaron en su
seno a través de sus diversos representantes:
obreros, campesinos, pobladores, estudiantes,
mujeres, minorías étnicas, capas medias, artis-
tas, intelectuales, profesionales y técnicos.
El proceso de discusión vivido desde que se
entregó la Convocatoria ha sid(¡ de gran rique-
za. El XV Congreso que hoy clausuramos se
caracteriza por el alto nivel político, índice de
las energías creadoras desarrolladas por el
Partido. Constituye una expresión de síntesis
entre los valores históricos de los comunistas
chilenos y el fecundo proceso de renovación
en que se encuentran y expresa un salto ade-
lante en su vida y su política. En numerosas
intervenciones se lo definió, con razón, de he-
cho histórico. Lo será aún en mayor grado ma-
terializando su espíritu y orientación.
El Congreso aprobó el Informe presentado
por el Comité Central saliente. Esta es la con- ¡Proletarios de todos los paíse s, u ni o si,
clusión fundamental de nuestra reunión. Es un
documento para el Partido y las masas en que
se desarrolla la línea política de la Rebelión
Popular de Masas. En su texto se resume el
proceso de discusión y elaboración de varios
meses en Asambleas de Células, Congresos Lo-
REVISTA
cales y Regionales, en el cual participaron tam-
bién los comunistas chilenos que se encuentran
en el exterior. El Congreso ha valorado las
perspectivas entregadas por el Informe y su
espíritu crítico y autocrítico, que se ha expre-
sado igualmente en cada una de sus sesiones.
El franco y descarnado análisis efectuado
de la vida de Partido desde el XIV Congreso
—y particularmente de sus éxitos y errores,
KIERNACIONA
de los métodos y estilos de trabajo en su di-
rección— lleva concluir en la necesidad de ele-
¡Problemas de la Paz y del- Socialismo)
var el papel de todos los organismos partida-
rios, desarrollando la democracia interna, de
la cual el Congreso ha sido una expresión. El
PUBLICACIÓN
TEÓRICA E INFORMATIVA
análisis crítico y autocrítico debemos transfor- DE LOS P A R T I D O S
marlo en un método permanente. El Congreso
aprueba la resolución de encargar al nuevo COMUNISTAS Y OBREROS
Comité Central continuar profundizando en las
insuficiencias, deformaciones y errores regis- a
trados en este período, con vistas a sacar nue-
vas lecciones útiles para el futuro, recogien-
do la opinión de todos los militantes que pue-
A P A R E C E D E S D E1 9 5 8 1989
dan aportar en este análisis. Como se dice en
el Informe «quien quiere tener un futuro ne
cesita conocer de su pasado». Del mismo modo
se aprobó la proposición de avanzar en estu-
dios sobre la historia de nuestro Partido, que
nos permitan conocer con mayor rigurosidad
de sus méritos y limitaciones.
El fructífero debate del XV Congreso llegó a
su fin. Se ha expresado la democracia partida-
ria a fondo. Cada militante ha podido entregar
su aporte. Ahora debemos empeñarnos como un
solo todo en llevar adelante las perspectivas FORMAN PARTE DEL COLEGIO Y DEL CONSEJO DE REDACCIÓN DE
entregadas por el Informe y el análisis rea- «REVISTA INTERNACIONAL» REPRESENTANTES DE LOS PARTIDOS
lizado durante el Congreso Nacional que lo ha DE ARABIA SAUDITA, ARGELIA, ARGENTINA, AUSTRIA, BÉLGICA
enriquecido en diferentes aspectos. Esto es vá- SOLIVIA, BRASIL, BULGARIA, CANADÁ, COLOMBIA, COSTA RICA
lido también para aquellos militantes que han
CUBA, CHECOSLOVAQUIA, CHILE, CHIPRE. DINAMARCA, ECUA*
expresado otros enfoques.
DOR, EGIPTO, EL SALVADOR, ESPAÑA, EE.UU.. FILIPINAS FINLAN-
La discusión fue unánime en ratificar la idea DIA. FRANCIA. GRAN BRETAÑA, GRECIA. GUATEMALA. GUYANA.
del Informe que es inadmisible que medie un HONDURAS. HUNGRÍA, INDIA, INDONESIA. IRAK, IRÁN. IRLANDA^
lapso tan largo entre Congreso y Congreso. ISRAEL, JAMAICA, JAPÓN. JORDANIA. LESOTHO. LÍBANO, LUXEM-
Nada lo justifica. La experiencia nos ha demos-
BURGO, MARRUECOS, MÉXICO, MONGOLIA, PALESTINA PANA-
trado que actuando con decisión se pueden
MÁ, PARAGUAY, PERÚ, POLONIA, PORTUGAL. RDA. REPÚBLICA
vencer todos los obstáculos. Las dificultades
propias de la clandestinidad pueden ser supe- DOMINICANA. RDPY. RFA. RPDC, RSA. RUMANIA. SENEGAL, SIRIA
SRI LANKA, SUDAN. SUECIA, SUIZA, TURQUÍA, URSS, URUGUAY*
radas. Los Congresos partidarios deben efec-
VENEZUELA Y VIETNAM.
(sigue en el reverso de la contraporíada/

Cl IIWIA DICV
K. A. NILSEN (Noruega), Tener bien en cuenta todo
el conjunto de las contradicciones
G. HAWI (Líbano). Revolución en la conciencia y en
la política
C. RENARD (Bélgica). Dimensión democrática de la
«Europa de los Doce»
TRIBUNA DE DISCUSIÓN
3 J. ZIEGLER (Suiza), A. VEBER ( U R S S ) . Los comunis-
tas y los socialdemócratas: tiempo de juntar piedras
8 EL LECTOR INTERVIENE EN LA DISCUSIÓN. Inter-
nacionalismo contemporáneo: el debate continúa .
13
EL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL
La Comisión para problemas del movimiento comunista internacional y el intercambio de experien-
cias del trabajo partidista continúa publicando las respuestas de los partidos hermanos a los que
se dirigió pidiéndoles que explicaran en las páginas de nuestra revista cómo reestructuran su
labor a la luz de ¡as realidades nacionales y mundiales en rápida evolución \ En este número
insertamos las respuestas de los líderes de los comunistas noruegos y libaneses.
51
58

POR LA SENDA DEL DESARROLLO

DEL SOCIALISMO
DERECHOS, LIBERTADES Y COLABORACIÓN. Mesa
redonda con participación de altos funcionarios
de la ONU y juristas de RPB, RPP y la URSS
O. REINHOLD ( R D A ) . La base de la estrategia para
los años 90
LI SHENZHI (China). Realidades, que no dogmas
IMPRESIONES PERSONALES. DUONG NGOC KY,
A. STROGANOV. Lo que verá el habitante bimillo-
nésimo de Mongolia
POR LA SUPERVIVENCIA
DE LA HUMANIDAD
EN EL 50 ANIVERSARIO DEL COMIENZO DE LA SE-
GUNDA GUERRA MUNDIAL. A. CHUBARIAN ( U R S S ) .
¿Habría sido posible formar la coalición antihitle-
riana antes?
S. MALINA (Brasil). «Fue una época especial...»
V. D. CHOPRA (India). Hacia un nuevo modelo de
cooperación
LOS MONJES BUDISTAS NO SON ANACORETAS.
Khambo Lama KHARKHUUGIYN GAADAN (Conferen-
cia Asiática Budista para la Paz). Ponerse a tono con
la época
VIDA DE LOS PARTIDOS
P. MUSSI (Italia). Coordenadas ideológicas de la re-
novación
LA INTIFADA CONTINUA. Entrevista al Secretario
General del CC del Partido Comunista Palestino
INFORMACIÓN: Contactos internacionales • Notas
breves 30, 43, 76, 82
Dirección de la Redacción y la Editorial: Thákurova 3, Praga 6, Checoslovaquia.
Teléfono 331-51-11, télex 123 542 WMR.
Firmado para la edición el 30 de junio de 1989.
Talleres gráficos de la Editorial Rudé pravo.
Toda reproducción de los materiales de esta publicación debe hacerse señalándose como fuente Revista Internacional.
PAÍSES • ACONTECIMIENTOS •
APRECIACIONES
J. JAGAN (Guyana)-. Combatiendo la burocracia y con-
TENER BIEN EN CUENTA TODO EL
15
fiando en el pueblo
VÍNCULOS DE NUESTRA REVISTA
EL MUNDO DEL TRABAJO EN EL SIGLO DE LOS
ORDENADORES. ¿Cuerno de la abundancia o caja
61
63
DE LAS CONTRADICCIONES
de Pandora? Materiales de una Mesa Redonda en
20 Praga 6-1 KAARE ANDRE NILSEN,
24 K. HABIB ( I r a q ) . El carácter global de los problemas Presidente del Partido Comunista de Noruega (PCN¡
del Tercer Mundo 70
H. MUJICA (Venezuela). Proteger la cultura es nues-
26 tro deber 73
ES DIFÍCIL ENCONTRAR en la historia mundial ro es imposible simplificar la vida real. Importa ver
LOS MILITARES Y LA DEMOCRACIA. J. TUTUY (Pe- otro período de progreso tan vertiginoso como en el mundo en toda la complejidad, diversidad y poli-
rú). El papel del ejército en la política 77 este siglo XX, que toca ya a su fin. Sin embargo, las cromía de sus formas, y no limitarse a presentar su
L. PAUKKU ( O I P ) . La información como fundamento fuentes económicas y políticas de las guerras, la desarrollo en blanco y negro.
de la confianza 79 opresión y la explotación siguen siendo bastante po- En fin de cuentas, hay pruebas evidentes de que,
N. MAHFOUZ (Egipto). «Tengo fe en el triunfo del tentes como para ensombrecer el futuro y prometer a pesar de su crisis general, el capitalismo dispone
bien» 81 innúmeros sufrimientos a los pueblos. Bajo el im- de reservas suficientes para perfeccionar las fuerzas
pacto de esta contradicción, surgen nuevos proble- productivas. A pesar de la existencia de todo un ejér-
31 PANORAMA BIBLIOGRÁFICO mas en el desarrollo social mientras que los viejos cito de desocupados, este sistema es capaz de subyu-
cambian de contenido. Los caminos y las perspecti- gar espiritualmente a gran parte de los trabajado-
35 S. PONS. Sobre la política exterior de la perestroika 83 vas de evolución de la sociedad aparecen hoy bajo res, garantizándoles —sobre todo en el caso de paí-
S. SANEAUX. Conoce mucho, aunque no lo dice todo 84 una luz muy distinta de la de ayer; se renueva la ses industrializados— niveles de ingresos y de pro-
38 K. LALL. Antes morir que traicionar 85 percepción humana del mundo. tección social bastante altos. El análisis imparcial
A. PÉREZ. Orígenes y madurez de los sindicatos en Las condiciones del momento que vivimos implican de la sociedad burguesa actual, lejos de redundar en
para los partidarios del progreso social, y en primer detrimento de la conciencia revolucionaria, la for-
Uruguay 86
S. SALEM. Preocupaciones del mundo musulmán 88
lugar para los comunistas, requisitos más exigentes talece por cuanto ayuda a comprender las causas del
y una responsabilidad inconmensurablemente mayor surgimiento de factores desfavorables para el movi-
41 en cuanto se refiere a la valoración de los procesos miento revolucionario.
INFORMACIÓN • AGENDA • en curso en los ámbitos nacional y mundial, así como El capitalismo, como sistema mundial, no ha per-
CORRESPONDENCIA en el plano de la elaboración de una estrategia y una dido la capacidad de maniobrar y adaptarse a las
táctica adecuadas. Cualquier partido comunista que nuevas condiciones, pero esto, de por sí, no elimina
DE LA HISTORIA DEL MCI. M. KOSZUTSKA: «.. .Son
peligrosos quienes carecen por completo de huesos» 90 no reaccione oportunamente a lo nuevo y se quede los antagonismos que socavan su existencia. El arrai-
-44 LOS MIEMBROS DEL CONSEJO DE REDACCIÓN RES-
a la zaga de los acontecimientos, se expone a gra- go del socialismo en vastos espacios del planeta, las
PONDEN A LOS LECTORES. A. A. at-TAYEB. Proce-
ves consecuencias. Tal es la razón por la que en victorias de los movimientos de liberación nacional
Noruega nos esforzamos por renovar nuestra línea y los éxitos de la lucha de clase de los trabajadores,
49 so democrático en Sudán 93 política y corregir los viejos errores.
CORRESPONDENCIA DE «RI» 95 por parciales que sean, evidencian el debilitamiento
LA NECESIDAD DE ENCARAR la verdad cuando de la contrarrevolución mundial. Sin embargo, esta
EN MEMORIA DEL CAMARADA IB NÜRLUND evaluamos los fenómenos del mundo contemporáneo tendencia histórica no nos autoriza para que trate-
es extensiva también a nuestra visión del capitalis- mos de enmarcar los hechos de la realidad en un
mo. Con frecuencia hemos pintado cuadros apocalíp- esquema único. Sólo el análisis de todo el conjunto
ticos de la sociedad burguesa, resaltando sólo sus de fenómenos en su desarrollo permite evaluar co-
antagonismos incurables, lacras y vicios innatos. Pe- rrectamente lo acontecido y actuar con certeza en
1
Véase los artículos de D. Christophias (Chipre), K. P. Sil-
situaciones concretas.
va (Srí Lanka), S. A. Manik (Bangladesh), Rene ürbany El viejo régimen ha revelado mayor vitalidad de
(Luxemburgo) y Ken Douglas (Nueva Zelanda) en Revista In- la que se le atribuía, por lo cual la perspectiva del
ternacional, Ns 12 de 1988 y JfaNa 1, B, 7 de 1989. triunfo del socialismo aparece hoy más alejada. Creo

que en el pasado —un pasado todavía reciente— los
partidos comunistas hemos menospreciado los fac-
tores objetivos y sobreestimado los de carácter subje-
tivo, incluido nuestro propio papel. Tanto en la prác-
tica como en el plano ideológico, tenemos que adap-
tarnos a las nuevas condiciones en que nos toca
luchar.
Pienso que en este mundo en el que conviven dos
sistemas la época que definimos como transitoria del
capitalismo al socialismo será muy prolongada. En
un futuro visible seremos testigos, por lo visto, de
la'profundización y fortalecimiento de la coexistencia
pacífica, de una reconversión económica orientada
a la producción para usos civiles, que contribuirá a
transformar ambos sistemas. Tanto el capitalismo co-
mo el socialismo adquirirán nuevas características.
En este caso, las viejas consignas y valores se
llenarán de nuevo contenido. Me refiero, en particu-
lar, a la diversidad de las formas de propiedad so-
cial, al ahondamiento de la democracia y al enrique-
cimiento de los conceptos de libertad de expresión
y de derechos humanos. Estos últimos, junto a la
ética ecológica y la amplia democracia, deben pasar
a ser parte inalienable de nuestra estrategia de lucha
por el socialismo, lucha que comienza por la influen-
cia sobre los procesos que tienen lugar dentro del
sistema capitalista.
Pienso que, en principio, los partidos comunistas
—tanto en los países socialistas como en los capita-
listas— tendrán que asumir algo así como el papel
de «oposición constructiva» en el marco de los pro-
pios sistemas, al intervenir en discusiones sobre, por
ejemplo, el tipo de socialismo que necesitamos o los
programas alternativos que pueden resultar viables
bajo el capitalismo. La guerra fría dejó su impronta
en ambos sistemas. El ambiente de confrontación
mermó su capacidad de tolerancia. Ahora se abren
las puertas para aprovechar oportunidades que se
desperdiciaron anteriormente y promover formas de-
mocráticas de comunicación.
SIENDO UN PARTIDO COMUNISTA que se desen-
vuelve en una sociedad capitalista desarrollada, el
PON debe asumir un enfoque notablemente autocrí-
tico de su propia práctica, sobre todo a partir de me-
diados de los años 70, que es cuando culminó nues-
tro último período de ascenso. En una época del ver-
tiginoso desarrollo de los medios de comunicación
y del turismo, proceso que envolvió también a gran
parte de la clase obrera, seguíamos idealizando la
situación en los países socialistas. Y a los ojos de
la población bien informada aparecíamos como los
«últimos devotos» que se negaban a reconocer cosas
evidentes incluso para los niños.
En los dominios de la teoría y los lincamientos
programáticos, éramos «dialécticos impecables», su-
brayábamos que el socialismo es un sistema en cons-
tante desarrollo y que será construido sobre la base
de las tradiciones nacionales. Pero en el trabajo de
agitación y propaganda expresábamos nuestras ideas
de tal modo que a las masas se les daba impresión
de que queríamos trasladar a nuestro suelo, desde
otros países, ciertos modelos de «socialismo aca-
bado».
Pienso que también para los partidos comunistas
gobernantes es peligroso idealizar la forma actual
de socialismo que existe en sus respectivos países,
considerándola como «resultado definitivo». Ello con-
duce al estancamiento. De nuestra propia experien-
cia inferimos que para los comunistas que se desem-
peñan en una sociedad capitalista, como la norue-
ga, sería fatal asumir el papel de mero «portavoz»
y repetir textualmente las conclusiones que hagan
otros partidos con respecto a sí mismos. El enfoque
dialéctico obliga a recalcar que el socialismo real
ssrá distinto e?i el futuro y, esperamos nosotros, me¡or
que el que conocemos en la actualidad. En el pasa-
do el PCN defendió muchas cosas que, indudable-
mente, iban en contra del desarrollo auténticamente
socialista. Y ello, naturalmente, nos restó credibili-
dad a nivel de las masas.
Solemos olvidar que el valor de la teoría consiste
en reflejar correctamente todas las contradicciones.
Si, por ejemplo, no acertamos en revelar la esencia
de las relaciones EE.UU.—Europa Occidental y per-
demos de vista la actividad de nuestros «propios»
capitalistas, concentrando la atención en las «ma-
niobras del imperialismo USA», dentro de unos años
volveremos a hablar de nuevos errores. Los sectores
gobernantes oesteeuropeos abrigan ambiciones egoís-
tas que pueden impedir la construcción de la casa
europea común.
El pensamiento marxiste nunca estuvo parado; se
desarrollaba en diferentes países, si bien con dife-
rente grado de intensidad y coherencia. Pero sería
engañarnos a nosotros mismos el no advertir que
ha quedado rezagado respecto a las exigencias de la
época. Nuestras investigaciones teóricas han tardado
a veces decenios enteros en evaluar como es debido
algunos nuevos fenómenos y problemas. So pretexto
de «defender la pureza» de la teoría, nos deslizába-
mos hacia el dogmatismo, hacia una mentalidad que
necesariamente llevaba a adoptar una óptica reduc-
cionista y esquemática de los hechos, a castrar los
ideales y principios y ejercer violencia sobre la rea-
lidad.
En su XIX Congreso (1987), el PCN respondió de
manera clara y sin equívocos a quienes, desde dife-
rentes lugares, le invitaban a «renovarse», a través
del abandono de los principios de clase, el practicis-
mo coyuntural y la búsqueda pragmática de éxitos
momentáneos. Los principios básicos del marxismo,
enfatizó el Congreso, siguen siendo válidos. Nuestro
partido seguirá guiándose por ellos, desarrollándolos
y enriqueciéndolos con el análisis de la realidad ac-
tual y con nuevas conclusiones.
El Congreso reafirmó su posición de clase al
aprobar por unanimidad el nuevo Programa de Prin-
cipios del Partido Comunista de Noruega en que la
innovación se compagina con la continuidad: conser-
va la base teórica del marxismo-leninismo, la des-
cripción de las características de nuestra época y
de sus principales contradicciones, la evaluación del
capitalismo y el socialismo como formaciones socia-
les; expone la estrategia antimonopolista de los co-
munistas, etc.
En este documento programático, el PCN ratifica
con firmeza su fidelidad al internacionalismo prole-
tario. Estamos convencidos de que la cohesión co-
munista es un imperativo hoy día, cuando «las fron-
teras se abren» en el sentido directo y metafórico.
Si los partidos comunistas se encierran en su «con-
cha» nacional, estarán condenados al fracaso. Por
esto, la clásica consigna de Marx «¡Proletarios de to-
dos los países, unios!» adquiere en las presentes con-
diciones mayor importancia que nunca. Podemos y
debemos fortalecer el movimiento comunista interna-
cional, elevar su papel en<el desarrollo mundial, di-
namizando a la vez las relaciones y contactos de
todos los destacamentos del movimiento obrero con
otras fuerzas progresistas, izquierdistas y democrá-
ticas, y esforzándonos en primer lugar por eliminar
la amenaza de una guerra y por solucionar los pro-
blemas globales que se plantean ante toda la huma-
nidad.
Por cuanto hoy día, los comunistas no pretende-
mos al monopolio de la verdad en última instancia,
sino que consideramos sin prejuicio alguno los cri-
terios de la gente que está adscrita a otras posicio-
nes y plataformas ideológicas, se dan mejores con-
diciones para materializar los principios internacio-
nalistas. ' Los propios comunistas reconocen abierta-
mente que no existen los llamados «campeones mun-
diales» del marxismo-leninismo o de la construcción
socialista, y además no hacen falta. No tenemos por
qué asestarnos golpes recíprocos, que dificultan el
desarrollo de formas de cooperación más intensa y
amplia con todas las fuerzas de izquierda.
El documento aprobado por el Congreso —un pro-
grama nuevo en su forma y, en parte, por su con-
tenido y estructura—, refleja también importantes
cambios que han venido operándose en el país y en
el mundo desde los años 70. Me refiero al impetuo-
so desarrollo de la revolución científico-técnica, sus
consecuencias sociales, los cambios en la composi-
ción de la clase obrera y en el mecanismo de explo-
tación capitalista, la monopolización de las indus-
trias, la creciente concentración del capital y su ex-
pansión en escala internacional.
Hoy día constatamos que la «explosión» tecnoló-
gica y los procesos que ha generado en la sociedad
noruega han tenido efectos negativos sobre la es-
tructura de la clase obrera y han provocado un bajón
de la actividad política del proletariado industrial,
nuestra base tradicional. Esto no significa que ya no
represente ningún interés para los comunistas. Sigue
siendo el sector más importante del movimiento obre-
ro en virtud de su número, del papel que desempeña
en el proceso de producción y de sus posibilidades
potenciales para autoorganizarse y defender colecti-
vamente sus intereses. El PCN es, ante todo, el par-
tido de la clase obrera, lo cual, por supuesto, no sig-
nifica que dedique menos atención a otras capas de
la sociedad.
LA VIDA HA DEMOSTRADO que incluso pequeños
partidos comunistas, que saben compensar con su
capacidad política la deficiencia numérica, pueden
fugar notable papel en la vida de sus países. Los co-
munistas noruegos son una de las fuerzas influyen-
tes en el país que impugna la política de la llamada
«coparticipación social». El trabajo cotidiano del par-
tido marxista-leninista impide que los círculos go-
bernantes arrastren a la clase obrera al pantano del
oportunismo.
Quiero destacar la imperiosa necesidad de la par-
ticipación sistemática del Partido Comunista en el
desarrollo de los movimientos tradicionales de masas,
como el antibélico y el obrero, y también de los nue-
vos movimientos sociales. Los comunistas noruegos
tienen mucho en común (concepciones, posiciones,
demandas) con otros sectores democráticos del país.
No pretendemos controlarlos, pero tampoco desea-
mos diluirnos en ellos. Conscientes de que las accio-
nes dispersas no surten notable efecto, invitamos a
cooperar a todas las fuerzas sanas de la sociedad,
en primer lugar a la juventud, que es el futuro de
nuestro movimiento.
Desde el año pasado, el PCN se esfuerza por for-
mar una nueva y amplia alianza —«coalición roji-
verde»— que agruparía a los cuatro partidos ubica-
dos en el flanco izquierdo del escenario político de
Noruega con los socialdemócratas de izquierda, así
como con los participantes de diversos movimientos
democráticos. Por ahora no hemos dado más que los
primeros pasos. Este tipo de trabajo exige paciencia,
pues es un proceso en que nos toca vencer dificul-
tades excepcionales, incluso dentro del propio Parti-
do Comunista. Pero somos unánimes en que la línea
y las prioridades políticas del PCN deben inspirarse
en el deseo de resucitar la unidad de las fuerzas de
izquierda «rojas» y «verdes».
La lucha por la paz ofrece amplias posibilidades
para la acción conjunta. El movimiento antibélico ha
adquirido una dimensión humana universal y está
por encima de las diferencias ideológicas y de clase.
La preservación de la paz es una premisa esencial
para solucionar todos los demás problemas sociales,
lo que no «deroga» las leyes del desarrollo social,
pero influye en las formas de lucha por el socialis-
mo, en las relaciones entre Estados de los dos siste-
mas. Y bajo este prisma es como debe enfocarse la
idea de la coalición de las fuerzas de la razón y del
realismo que refrenda nuestro Programa.
A nuestro parecer, al PCN se le plantean en este
campo dos tareas fundamentales. Por un lado, coope-
ramos con diversos grupos y tendencias que difieren
esencialmente de nosotros por sus concepciones po-
líticas e ideológicas, y procuramos imprimir al mo-
vimiento pro paz el carácter más amplio posible.
Y estos esfuerzos surten su efecto: los partidarios
de la paz se convencen cada vez más de que no se
puede prescindir de los comunistas, sobre todo a la
hora de resolver los múltiples problemas de la orga-
nización.
Por otro lado, es necesario reforzar la orientación
antimonopolista y combatividad de las fuerzas paci-
fistas, que últimamente se muestran menos activas.
Al movimiento de la paz le es inherente la tenden-
cia de combatir con mayor eficiencia y rendimiento
en tiempos «malos» que en los buenos. Es muy im-
portante que las fuerzas sociales se mantengan a la
ofensiva en los períodos cuando ya se han logrado
resultados positivos.
En conexión con lo anterior, es necesario explicar,
aduciendo ejemplos concretos, quiénes frenan el in-
cipiente proceso desarmamentista e impiden que los
pueblos del planeta queden libres del peligro de una
hecatombe. La percepción correcta de la situación
internacional por la gente no es un acto espontáneo,
y los comunistas deben realizar en este sentido una
labor clarificadora bien argumentada.
Fenómenos similares pueden observarse también
en el movimiento sindical, donde el PCN empeña es-
fuerzos orientados a la unidad con los socialdemó-
cratas y los socialistas. Tenemos muchas tareas e
intereses comunes, pero cuando se trata de elaborar
una alternativa a la política económica del gobier-
no, nos encontramos casi siempre con que ni los so-
cialdemócratas ni los socialistas de izquierda son
capaces de ofrecer algo que no sean recetas refor-
mistas.
Sin embargo, en su forma pura, estas recetas se
contradicen con realidades objetivas del desarrollo
del capitalismo. El largo período de crecimiento de
la producción después de la Segunda Guerra Mundial
constituyó la base económica para el modelo refor-
mista y estrictamente socialdemocrático. Permitió in-
crementar acumulaciones e inversiones y crear nue-
vos empleos, así como elevar el nivel de los ingre-
sos reales de los trabajadores y de la previsión so-
cial («Estado del bienestar general»). Surgieron po-
sibilidades para otorgar créditos con bajo tipo de
interés a pescadores y granjeros, se logró una esta-
bilización relativa del mercado del trabajo, garanti-
zando así altos índices de productividad del trabajo,
lo cual a su vez contribuyó al crecimiento económico.
En general, el desarrollo económico fue tan po-
tente que resultó posible financiar el gran compro-
miso de paz entre el trabajo y el capital y armonizar
las relaciones entre la industria y el sector de pro-
ducción agraria y de materias primas. Pero la situa-
ción empeoró bruscamente en la segunda mitad de
los años 70 y en la década del 80. Durante largo
tiempo, los conservadores estuvieron a la ofensiva
mientras que todo el movimiento obrero, incluyendo
a los socialdemócratas, se defendía. Cobró evidencia
el hecho de que tampoco en este terreno se puede
prescindir de los comunistas, ya que cuentan en su
arsenal con una estrategia antimonopolista científi-
camente argumentada e ideas constructivas para re-
solver muchos problemas nacionales.
Eso explica en gran medida el odio de la burgue-
sía monopolista hacia el partido revolucionario de la
clase obrera. Para torpedear su influencia y despla-
zarlo del escenario político, los mass media burgue-
ses acusan a los comunistas de incompetencia y los
presentan como un grupo encerrado en su propia
«concha».
Sin embargo, ¿acaso se puede tildar de sectarios
a quienes trabajan activamente en numerosas orga-
nizaciones de masas? El diapasón de esta labor es
muy amplio: no sólo los sindicatos y la lucha por
la paz y en defensa de los derechos femeninos, sino
también los movimientos cooperativo, deportivo, ju-
venil, ecológico y de otra índole donde los comunis-
tas, que no escatiman energías, conocimientos y ex-
periencias para beneficiar a los trabajadores, son
muy respetados. De modo que no hay fundamento
alguno para acusarnos de que vivimos encerrados
en nuestro «mundillo».
Creo que el problema es bien distinto: el prestigio
del partido considerado en conjunto no es adecuado
a la autoridad e influencia de cada comunista en sus
actividades diarias. Tenemos otra dificultad: aún so-
mos muy pocos en Noruega. Nuestra tarea más im-
portante consiste en distribuir adecuadamente las
fuerzas, las energías y el tiempo de nuestros cuadros.
Todo comunista enfrenta la disyuntiva de centrar su
actividad en el propio partido o en el seno de las orga-
nizaciones sociales, pero este problema es particular-
mente difícil para nosotros porque debemos recono-
cer que el nuestro es un partido numéricamente muy
reducido. Y hay varias causas que explican esta si-
tuación.
EN LOS PRIMEROS AÑOS de posguerra, el PCN
reunía en sus filas a 35.000 militantes y contaba con
un grupo relativamente influyente en el Storting
[Parlamento), pero no supo aprovechar esa oportu-
nidad histórica de transformarse en una organización
genuinamente masiva, fuerte y combativa. En la at-
mósfera de guerra fría impuesta por el imperialismo,
en un clima generalizado de intolerancia hacia las
demás opiniones y marcado, además, por el autori-
tarismo imperante en el movimiento comunista inter-
nacional y la agravación de las luchas intestinas en
el partido, éste sufrió considerables pérdidas en nú-
mero e influencia.
El espíritu destructivo del stalinismo hizo que fue-
ran expulsados del PCN su Presidente y 170 desta-
cados militantes, acusados injustamente de «haber
formado» un grupo trotskista-titoviano en Noruega.
El pasado mes de abril, la Dirección Central del PCN
decidió reintegrar en el partido a todos los que ha-
bían sido expulsados por el Congreso Extraordinario
de 1950 y anuló la resolución política de ese foro.
El grado de audiencia y apoyo con que contaba
el Partido Comunista de Noruega acusó igualmente
los efectos de la situación en los países del socia-
lismo real. La gente veía claramente que muchos Es-
tados socialistas andaban rezagados con respecto a
los imperativos de la época, tanto en la esfera eco-
nómica y el estándar de vida como en lo que se re-
fería a la necesidad de democratizar en profundidad
la vida de la sociedad, superando la alienación de
los trabajadores respecto a los medios de producción
e incorporando el pueblo a la administración, nece-
sidad que Lenin había señalado en su tiempo. Como
resultado de la estagnación en la URSS —y también
en otros países—, el ejemplo del socialismo real ha
perdido en gran medida la fuerza de atracción que
le confirieron la Gran Revolución de Octubre y la
victoria sobre el fascismo y que estimulaba en su
tiempo el entusiasmo de los comunistas del mundo
entero.
Mientras el socialismo no revele su capacidad pa-
ra alcanzar un nivel de vida equiparable al de los paí-
ses más desarrollados de Occidente, no será suficien-
temente atractivo a los ojos de millones de trabajado-
res. La sociedad socialista debe asegurar también la
participación de las masas populares en los asuntos
estatales, con una vida política, social y cultural más
pletórica que en Occidente.
Constatamos con pesar que, por razones históricas,
de carácter objetivo y, en especial, a causa de im-
portantes fallos y graves errores, el socialismo aún
no ha adquirido plenamente esos rasgos. No ha lo-
grado revelar por entero las ventajas que le son in-
herentes y demostrar su capacidad de superar al ca-
pitalismo en muchas esferas de la vida.
Por esta razón, el proceso de reestructuración ini-
ciado en la URSS y en una serie de otros países so-
cialistas infunde optimismo. Consideramos que, con
el tiempo, estas transformaciones revolucionarias re-
dundarán en beneficio del movimiento obrero; con-
tribuirán a elevar la fuerza atractiva del nuevo ré-
gimen social y de las ideas socialistas; ayudarán
también a los partidos comunistas de Occidente, in-
cluido el nuestro, a recuperar la influencia y el apoyo
de masas de que gozaban antes. Millones de traba-
jadores volverán nuevamente sus miradas hacia los
valores de un sistema que no sólo les garantiza em-
pleo y la satisfacción de sus demandas culturales y
materiales, sino también una vida sin conmociones,
sin temor de ser incinerados en las llamas de una
guerra nuclear.
A las mencionadas dificultades objetivas hay que
agregar que el PCN no ha sabido analizar a fondo
y en el momento oportuno los nuevos aspectos del
desarrollo capitalista, encontrar y ofrecer a las ma-
sas consignas que se anticiparan al acontecer en lu-
gar de arrastrarse a su zaga. Como resultado, el
apoyo electoral a nuestras candidaturas sigue siendo
muy débil; en las elecciones parlamentarias no reu-
nimos más del 0,5% de los sufragios.
¿COMO ENCONTRAR LA SALIDA de esta situación
francamente alarmante? Pensamos que, ante todo,
importa analizar los nuevos procesos que tienen lu-
gar en la sociedad noruega, esclarecer el papel ac-
tual de los comunistas en el movimiento obrero y en
el mundo del trabajo que está cambiando rápidamen-
te y presenta una pluralidad sin precedente de inte-
reses, opiniones y motivaciones humanas.
Creo que ha llegado el momento para echar por
la borda la tesis stalinista de que «somos una gente
de acero y temple especiales». En su Manifiesto del
Partido Comunista, Marx y Engels subrayaron que
los comunistas «no son un partido aparte.., no pro-
claman principios especiales a los que quisieran amol-
dar el movimiento proletario»2. Tenemos nuestra
propia personalidad, pero no pretendemos a la ex-
clusividad ni al conocimiento de la verdad en última
instancia. Creo que ésta es una actitud cnie nos ayuda-
ría a eludir la marginalización.
Últimamente, guiándose por ese enfoque nuestro
partido se ha fortalecido y ha consolidado sus posi-
ciones en el movimiento popular. Se ha multiplica-
do y renovado el círculo de nuestros simpatizantes
y amigos. Sin embargo, a pesar de haber logrado
cierto progreso, todavía no hemos alcanzado un nivel
cualitativamente nuevo, ni en lo que se refiere a
nuestra influencia entre las masas ni tampoco en el
plano de la vida interna del partido. Esto significa
que debemos asumir criterios diferentes de los que
hemos aplicado hasta ahora y presentar «asignatu-
ras» más difíciles. Esto es válido para los cuadros
y para todos los miembros del partido que deben
participar con sentido de iniciativa y responsabili-
dad en la lucha colectiva en lugar de permanecer
como observadores ajenos o limitarse a la simple
ejecución de lo que se les indique.
Los requisitos a que debe responder hoy la labor
organizativa, ideológica y política del partido para
conseguir el apoyo del pueblo, son muy elevados.
Una y otra vez volvemos a la misma pregunta: ¿en-
cuentran expresión los intereses de la clase obrera,
de otras clases trabajadoras —mujeres y jóvenes, por
ejemplo—, de todas las fuerzas progresistas en nues-
tras propuestas, consignas y actos?
Por un lado, nuestras consignas deben concordar
con. la estrategia del partido y, por otro, resultarles
2
C. Marx y F. Engels. Obras Escogidas en tres tomos, Edito-
• rial Progreso, Moscú, 1973, t. I, p. 122.
comprensibles y afínes a las masas y responder a
sus intereses. Pero importa también entablar y man-
tener un diálogo constante, franco y despojado de
prejuicios con aquellos, cuyas ideas van en contra
de nuestra posición. Esto constituye asimismo un ele-
mento de la nueva mentalidad, un método efectivo y
democrático para influir sobre la opinión pública.
En general, el deseo de expresar las necesidades
que tiene planteadas la sociedad, no significa en
absoluto que los comunistas pretendan colocarse por
encima de la misma en calidad de arbitro supremo
e infalible. Procuramos en la práctica hacer de la
democracia una norma de la vida del partido, de su
actividad social y política, y convertir la creciente
transparencia en una ley de nuestra lucha.
En conexión con ello, prestamos más atención a
cuestiones de la vida interna del partido tales como
el constante mejoramiento de la composición cuali-
tativa de sus filas, el esfuerzo de captación orienta-
do prioritariamente a los medios obreros, el estilo
de dirección por parte de los órganos centrales y
locales, un papel más importante de las organizacio-
nes de base, con mayor independencia y activismo
de las mismas, así como la creciente madurez ideo-
lógica de los comunistas. La vida interna del partido
se enriquece, a nuestro parecer, cuando se estable-
cen vínculos sustanciales con gente interesada en co-
nocer las posiciones y la lucha del PCN. Semejantes
contactos deben mantenerse a diario, y no de ma-
nera intermitente en ocasión de grandes campañas
políticas.
Nuestro partido vive un proceso de rejuveneci-
miento de sus cuadros. No es correcto que la efi-
ciencia del trabajo del partido dependa en conjunto
de la edad de sus líderes. Es más, cuando la fuerza
de las circunstancias obliga a promover a jóvenes
camaradas carentes de una preparación teórica y
práctica adecuada, suelen surgir dificultades. A la
luz de nuestra propia experiencia y la de los parti-
dos hermanos, nos hemos planteado formar a jóve-
nes de talento, con espíritu de iniciativa que puedan
relevarnos oportunamente, y no a la edad de 40 años
o más, como fue el caso de mi generación. De este
modo, garantizamos la continuidad natural de las
tradiciones revolucionarias del movimiento comunis-
ta y obrero en las nuevas y caleidoscópicas condi-
ciones de nuestros días.
La estrategia de renovación implica la expansión
del trabajo ideológico, que aún adolece en cierto gra-
do de elementos practicistas de corto alcance y ten-
dencias de teorización abstracta. El deber de los in-
telectuales que militan en el partido, en nuestra opi-
nión, es ayudar a ponerse a su nivel a todos los co-
munistas, y estos últimos deben esforzarse de conti-
nuo por desarrollar su formación ideológica y teó-
rica. Invitamos a los científicos comunistas a enri-
quecer con audacia y espíritu creador la teoría y
metodología marxistas-leninistas, centrando la aten-
ción en primer lugar en el estudio polifacético de
las tendencias y perspectivas de desarrollo de la
sociedad noruega en el mundo actual, teniendo en
cuenta los rasgos específicos nacionales. Estamos
dispuestos a cooperar con todos los sectores de iz-
quierda y progresistas de intelectuales, a discutir
con ellos, conscientes de nuestra responsabilidad co-
mún por el destino del país, los problemas vítales
de nuestros días.

REVOLUCIÓN EN LA CONCIENCIA
Y EN LA POLÍTICA
EN el Partido Comunista Libanes consideramos
que la nueva mentalidad política abarca una esfera
mucho más amplia que la de relaciones interestata-
les. Tiene carácter global y significa una visión
—distinta de la del pasado— tanto de los valores
humanos universales como de las cuestiones del
movimiento revolucionario. Para los comunistas, esta
visión no se halla al margen de la concepción mar-
xista sino que significa una auténtica intelección de
ésta, aplicada a las realidades del presente. El
marxismo-leninismo no es ningún dogma, no es nin-
guna compilación de textos clásicos, sino un método
científico para conocer las leyes objetivas del de-
venir social. El materialismo dialéctico permite ver
el mundo cambiante, más allá del estado en que fue
descrito por Marx, Engels e incluso por Lenin.
Cuando hablamos de las realidades de nuestro
siglo, aludimos, ante todo, a su dimensión nuclear.
Además de profundizar considerablemente sus cono-
cimientos, el hombre ha creado un arma de exter-
minio masivo, capaz de acabar con la civilización.
En los tiempos de Lenin, la bomba atómica no exis-
tía. Estoy seguro que si Lenin viviese en nuestros
días, su principal desvelo consistiría en bloquear el
uso de armas nucleares e impedir situaciones en que
los destinos de la vida en el planeta dependieran de
la voluntad de uno u otro líder —capitalista o so-
cialista— o de un simple error técnico, siempre po-
sible por cierto. El accidente de Chernóbil ha sido
una enseñanza para todos, pues además de ocasionar
enorme perjuicio a la Unión Soviética, ha afectado
a otros países. ¿Y si idéntica tragedia se produjese
en el recinto de algún arsenal nuclear?
Las actuales inquietudes de los Estados pertene-
cientes a diferentes sistemas sociales y de los par-
tidos políticos —cualesquiera que sean sus orienta-
ciones— no se reducen al temario de la guerra y la
paz. Existe un extenso abanico de problemas que
preocupan a todos: la destrucción del medio am-
biente y el hambre son, entre otros muchos, retos
de la realidad al género humano, el cual está lla-
mado a aprovechar con mayor dinamismo la cien-
cia y los logros tecnológicos para mejorar la vida
de los hombres.
Sí, es cierto que sobre estos temas ya se había
meditado antes. Pero, en nuestro siglo de acentua-
da integración e interdependencia, quienes real-
mente deseen salvar la civilización y viabilizar el
progreso social, deben encontrar la manera de coo-
8
GEORGES HAWI,
Secretario General del CC del Partido Comunista Libanes
(PCI)
• frontera común con algún Estado socialista.
perar y emular en la producción de víveres y mer-
cancías de amplio consumo, y no en la fabricación
de armas de exterminio.
LAS NUEVAS REALIDADES obligan a enfocar de
modo distinto la problemática de la revolución. Has-
ta el presente, los principales ascensos al socialis-
mo han estado relacionados, de una u otra manera,
con la guerra. La primera contienda mundial ace-
leró la maduración de los antagonismos, que desem-
bocaron en la Revolución de Octubre de 1917; mien-
tras que la segunda —con la derrota del nazismo
y el triunfo de la coalición antifascista y de los
pueblos participantes de la Resistencia— contribuyó,
directa o indirectamente, a la formación del cam-
po socialista. Luego se produjeron, ya en otras con-
diciones, la revolución china, la vietnamita y la
cubana; surgieron países de orientación socialista.
Sin embargo,' los años de 1917 y 1945 siguen sien-
do cruciales.
Las características de la situación actual son to-
do lo contrario. La existencia y el triunfo definitivo
del socialismo están ligados indisolublemente al man-
tenimiento de la paz. Y quienes vinculan ese triun-
fo a la destrucción violenta del capitalismo, deben
preguntarse: ¿Se resignará este último con la de-
rrota, cuando dispone de armas nucleares y una po-
derosa máquina de guerra? Claro que no. Utilizará
todos los medios a su alcance para evitar el des-
calabro y, por lo tanto, impedir la victoria del so-
cialismo entendida de esa manera.
De esta lógica evidente se desprenden para los
comunistas conclusiones que pueden parecer amar-
gas por cuanto disipan las esperanzas ilusorias en
el éxito rápido y fácil de la revolución en cualquier
país. Estas ilusiones se basan en una idea mal in-
terpretada. Me refiero a la definición de nuestro si-
glo como época de transición del capitalismo al so-
cialismo, en escala mundial, concepción que (lleva-
da a veces hasta lo absurdo) indujo a algunos a con-
siderar que la acción de los factores internos de
la revolución podría ser sustituida por la correla-
ción de fuerzas en la palestra mundial y por el pa-
pel del campo socialista.
Semejante idea aparece también en los textos de
algunos teóricos marxistas, quienes prescindían en
sus razonamientos de una condición indispensable
para llevar a cabo la revolución, como es la existen-
cia de una clase obrera organizada y de su parti-
do, arguyendo que el factor externo podría asumir plearse para mejorar el nivel de vida del pueblo
ese papel. Existía incluso la tendencia a considerar soviético y para ayudar al Tercer Mundo.
dicho factor en términos de ayuda forzada a los Tan complicado entrelazamiento de factores di-
sectores revolucionarios, inclusive por medio de la versos invalida el enfoque de la revolución como
intervención militar directa. fenómeno aislado y toda representación simplista
Ciertamente, semejante práctica contribuyó en al- de la combinación de condiciones externas e inter-
gunas partes a consolidar las fuerzas revoluciona- nas, así como de su madurez y eficiencia. La sim-
rias frente a la contrarrevolución. Pero también te- plificación desemboca en aventurerismo y es caldo
nemos la certeza de que no debe exagerarse la im- de cultivo para los adeptos de programas seudorre-
portancia de ninguna clase de ayuda exterior, por volucionarios, en los que el voluntarismo reemplaza
cuanto no hay nada que pueda substituir la madu- al análisis imparcial de la realidad.
ración de las premisas internas, tanto subjetivas co- No quisiera dar la impresión de que estoy exhor-
mo, en especial, objetivas. La experiencia de Afga- tando a apagar el ímpetu revolucionario. Aparte de
nistán demuestra que esta condición sigue siendo todo, es algo imposible. Lo que apunto aquí es que
indispensable aun en el caso de países que tengan los marxistas-leninistas nos guiamos —muy parti-
cularmente en la actualidad— por la conciencia de
¿Se practicó la «exportación» de la revolución, lo que es factible y lo que resulta inviable, por el
cuando se condenaba al imperialismo por estar ex- conocimiento de los pasos que preparan la revolu-
portando la contrarrevolución? Estimo que sí, y ción y de las condiciones necesarias para poder lle-
esto hizo que los conflictos regionales se tornasen varla a cabo. La dominación foránea sobre uno u
más peligrosos, generando fuertes tensiones y co- otro pueblo, al igual que la opresión clasista en el
locando el mundo al borde de la guerra. marco nacional, no pueden ser consideradas como
Desde luego, la lucha por transformaciones socio- elementos de statu quo; pero los factores que per-
económicas radicales, incluso por la revolución so- mitan modificar la situación deben ser objeto de
cialista en uno u otro país, está íntimamente vin- una evaluación minuciosa y muy ponderada.
culada a la correlación de fuerzas en escala mun-
dial. Pero esa vinculación la vemos, ante todo, en LA NUEVA MENTALIDAD POLÍTICA permite ver
las posibilidades de los Estados socialistas para el mundo tal y como es, asimilar las leyes del de-
ayudar a los pueblos que emprenden la vía de orien- venir social que ya han sido descubiertas por la hu-
tación socialista a remodelar su economía nacional, manidad y formular nuevas regularidades a partir
aprovechar racionalmente sus recursos de materias de la experiencia mundial del socialismo y del pro-
primas e impulsar el desarrollo socioeconómico. Sin ceso revolucionario. El perfeccionamiento del instru-
embargo, las posibilidades reales de la URSS y sus mental científico, de los medios de comunicación e
aliados han resultado limitadas. Las ilusiones en información, y el acceso a los bancos de datos
torno a las mismas basábanse en datos estadísticos ayudan a avanzar hacia el descubrimiento de nue-
sobre los éxitos del socialismo, muchos de los cua- vas leyes, las cuales, sin que ello implique necesa-
les —según vamos enterándonos ahora— tenían po- riamente contradicción con la obra de Marx y En-
co que ver con la realidad. gels, pueden tener mayor alcance y diferir por com-
pleto de los esquemas clásicos.
La verdad —otra verdad amarga— es que el im- Motivado por la propia aparición del socialismo,
perialismo sigue controlando el comercio y los in- el sistema capitalista adopta medidas para prolon-
tercambios mundiales.
gar su existencia. Después de la Revolución de Octu-'
Si bien se operan serios cambios positivos en la bre, la burguesía —para preservar su dominio de
esfera política, no ocurre lo mismo en la economía, clase— se sirve de métodos de explotación, palancas
donde el panorama es harto contrario. Efectivamen- económicas y técnicas de regulación social muy dis-
te, los países de Asia, África y América Latina cons- tintos de los que empleaba antes. Colocado ante la
tituyen junto con la URSS y otros Estados socialis- necesidad de enfrentar el desafío de los países so-
tas la mayoría en la ONU en numerosas cuestiones, cialistas, por un lado, y la lucha de su propia clase
sobre todo en lo tocante al afianzamiento de la paz, obrera, por otro, el capitalismo ha sabido amoldarse
a la descolonización, etc. Occidente, sin embargo, a la nueva situación.
continúa dominando en el campo de la economía. Lenin definió el imperialismo como fase superior
Así se explica, a mi entender, que en el plano so- y postrera del capitalismo. Sin cuestionar esta de-
cioeconómico los países del socialismo no hayan finición, recalquemos que sería simplicista pensar
podido prestar a los Estados jóvenes que optaron que se trata de una fase limitada a tantos o cuan-
por la ruptura con el capitalismo, ayuda suficiente tos años. El triunfo del Gran Octubre y el desmo-
para terminar con la dependencia. Es más, ésta se ronamiento posterior de los imperios coloniales agra-
acentúa, y hasta los propios países socialistas pasan varon la crisis general del capitalismo. Pero, en
a ser, en cierto sentido, rehenes del mercado mun- esta nueva situación, los ideólogos, políticos y eco-
dial en cuanto se refiere a la obtención de créditos nomistas al servicio de dicho régimen han sabido
y tecnologías y la determinación de los precios de orientar el desarrollo en consonancia con las rea-
materias primas y productos acabados. lidades de la época.
Por otra parte, existen compromisos asumidos por En vez de «frenar» el progreso científico-técnico
los países socialistas —en primer término, por la (como se desprendía de los viejos dogmas), el ca-
Unión Soviética— para resguardar las conquistas del pitalismo lo impulsó a tal punto que ha logrado
socialismo y de las fuerzas de liberación nacional. acumular notable ventaja en la emulación con el
Esto implica ingentes gastos de defensa. En otras socialismo. De este modo se vino abajo un postu-
circunstancias, esos recursos hubieran podido em- lado fundamental que habíamos aprendido aún en
nuestros años de estudiante y del que nos servíamos
para convencer a otros de la certeza de nuestra
doctrina.
Desgraciadamente, en muchos países socialistas
los planteamientos dogmáticos y la rigidez del sis-
tema de administración autoritaria tuvieron efec-
tos muy negativos en el campo científico, no tanto
para el desarrollo de las investigaciones cuanto a
nivel de las aplicaciones en la producción. Al care-
cer de puntos de contraste con la práctica y de es-
tímulos por parte de ésta, la propia ciencia termi-
nó anquilosándose.
Hoy constatamos que la perestroika soviética ba-
sada en la nueva mentalidad significa una auténtica
revolución en la revolución. No da el alto a las re-
gularidades marxistas-leninistas sino a un enfoque
superficial, dogmático y yo diría incluso catequís-
tico de la edificación del socialismo. Subrayamos
que se han cometido bastantes errores y ha llegado
ya la hora de reconocer lo siguiente: además de
enormes logros fundamentales, hay muchas cosas
que deben ser revisadas en profundidad. Y lo que
se plantea ahora no es la búsqueda de nuevas vías
para dirigir la economía y la esfera social con más
eficacia, pero manteniéndose en el cauce de los
viejos métodos, sino que se trata de transformacio-
nes estructurales medulares.
Y esta vez ya no pensamos que se hayan resuel-
to todos los problemas sino que consideramos que
están planteados correctamente. Conociendo el pro-
blema, es como se empieza a resolverlo. Al parecer,
hay fuerzas a las que este conocimiento les cae mal,
y que no están dispuestas a propiciar la solución.
Por eso consideramos absolutamente indispensables
la democracia, la transparencia informativa y cuan-
to estimule la búsqueda creativa en el seno de la
intelectualidad, los obreros, los campesinos y las
diversas capas de la sociedad. Sólo así se podrá
llegar con el tiempo —digo bien, con el tiempo—
a respuestas verdaderas o, mejor dicho, acercarse a
la verdad, que siempre es relativa.
Creo que el nuevo pensamiento es parte inaliena-
ble de la perestroika, un modo de enfocar la edifi-
cación del socialismo con óptica realista y entusias-
mo históricamente fundamentado; es también parte
inalienable de la plena democracia y del verdadero
humanitarismo. Comunistas, lo somos solamente
cuando actuamos como los partidarios más decidi-
dos de la democracia y de los principios humanita-
rios.
Entiendo por democracia no sólo el derecho na-
tural de un escritor, un obrero o de cualquier ciu-
dadano a expresar libremente su opinión, sino, ante
todo, un medio para movilizar al pueblo, para poner
de manifiesto y aprovechar su potencial a fin de
crear un régimen con el que se sienta compenetra-
do. Por ahora el socialismo no ha logrado superar
la enajenación del hombre respecto a los medios
de producción ni tampoco respecto al Estado. Pese
al carácter colectivo de la propiedad, no se ha lo-
grado que cada ciudadano la perciba como «cosa
suya». Aunque la clase obrera y su partido están
en el poder, el individuo no tiene la sensación de
ser precisamente él quien gobierne el país.
Tal es, a mi parecer, el problema más complejo
de cuantos encara la perestroika. La solución debe
ser obra de todos los comunistas, tanto de los que
10
están en el poder, como de los que luchan en paí-
ses capitalistas por la transformación radical de la
sociedad.
El alcance restringido de la democracia burguesa
I sólo de determinadas iniciativas de paz, sino de to-
de corte liberal consiste en que se contenta con los
atributos formales de los derechos humanos y no
se plantea o, mejor dicho, es incapaz de potenciar
cabalmente la posibilidad material de ejercer estos
derechos. Creemos que la democracia puesta verda-
deramente al servicio del pueblo se diferencia tan-
to de lo que observamos en los países socialistas
como de lo que ocurre en Occidente. No me parece
aconsejable reproducir a un nivel de desarrollo in-
ferior el sistema de democracia occidental, que
posee sus rasgos específicos y sus raíces históricas.
Nos preguntamos entonces: ¿Cómo hacer que el.
hombre se sienta dueño y llegue a serlo realmente,
sin reproducir las estructuras capitalistas, explota-
doras por su carácter y en evidente contradicción
con nuestro tajante rechazo de la opresión del hom-
bre por el hombre?
Al reconocer que el socialismo se encontraba has-
ta ahora en crisis —y no tengo miedo de emplear
este término—, una crisis cuyos indicios son bien
conocidos, creo que no será nada fácil, pero por
eso mismo es más importante aún, resistir la tenta-
ción de tomar la vía del menor esfuerzo y tratar
de resolver la situación, importando de Occidente
recetas prefijadas, ya sea en el ámbito de la eco-
nomía, la política social, la democracia o las for-
mas de administrar la sociedad.
Vemos, en este plano, dos peligros principales. Pri-
mero, el de minimizar la profundidad y significa-
ción de la crisis y limitarse a reconocer algunos
errores, transgresiones y dificultades, orientándose
a subsanarlos por viejos métodos. Segundo, pienso
que otra tendencia peligrosa podría ser la de que-
rer aprovechar la crisis con miras a implantar so-
luciones de corte capitalista desautorizadas hace
tiempo por la realidad. Todo esto nos inquieta, por-
que semejantes recetas entrañan el riesgo de mar-
cha atrás.
Estamos seguros de que la clase obrera y todos
los trabajadores soviéticos —que experimentaron en
su tiempo la dura realidad del capitalismo y la ex-
plotación y pasaron por las terribles pruebas de la
guerra— sabrán encontrar el camino del progreso
acelerado en base al realismo y las tradiciones re-
volucionarias. Por lo que se refiere al mundo so-
cialista en general, deseamos que sepa esquivar el
peligro de soluciones extremistas, que podrían tra-
ducirse en desviaciones respecto a las leyes de de-
sarrollo de este régimen social, que es el más huma-
nitario de todos. Las fuerzas de la contrarrevolución
no han desaparecido; al obtener acceso a la propie-
dad y el derecho a constituir pai'tidos políticos, pue-
den convertirse —apoyadas por la reacción exter-
na— en una seria amenaza. Sobre todo allí donde
el partido de la clase obrera haya perdido su com-
batividad y su capacidad de movilizar a las masas,
por no haberse situado él mismo a la cabeza de to-
das las iniciativas en las esferas económica, social,
política e ideológica.
ESTAMOS CONVENCIDOS también de que la nue-
va mentalidad política supone cambios de fondo a
nivel de las relaciones internacionales. Se trata no
da una nueva concepción de la lucha por la paz.
Lo que nos motiva en esta batalla no es el mero
deseo de demostrar que los comunistas somos par-
tidarios acérrimos de la paz, mientras que los ca-
pitalistas se orientan a la guerra, y que algún día
el tribunal de la historia fallará en nuestro favor.
Semejante enfoque resultaría estéril frente a la
amenaza de una catástrofe termonuclear. La' tarea,
tal como la entiendo, no consiste en polemizar so-
bre los principios sino en alcanzar un rotundo triun-
fo de la causa de la paz en lo que queda de siglo.
En ello radica la diferencia esencial entre las pro-
puestas que ha venido planteando la URSS ante la
comunidad internacional en tiempos de Gorbachov
y las que formulara con anterioridad. Hoy día, no se
trata ya de conseguir efectos propagandísticos me-
diante la promoción de iniciativas condenadas, casi
de seguro, a ser rechazadas por la otra parte. Es
más, la Unión Soviética ha recogido algunas pro-
puestas occidentales y las ha planteado a su vez,
obligando al ex presidente norteamericano Ronald
Reagan a aceptar el reto y emprender el largo y
duro camino de la paz.
Este primer avance se ha conseguido a base de
lucha. El éxito o el fracaso de ésta depende de las
fuerzas que se logre movilizar en torno a proposi-
ciones realistas y bien sopesadas, formuladas con
pleno conocimiento de lo que sea factible y de lo
que sea imposible de concertar con los círculos im-
perialistas. Y las posibilidades en este campo ema-
nan también de una tesonera lucha librada con ha-
bilidad, pues si se confía sólo en la «buena volun-
tad» de los líderes occidentales y en sus buenas In-
tenciones, la decepción no tardará en presentarse.
La lucha por la paz en el espíritu del nuevo pen-
samiento pasa a ser tarea cotidiana de todos los
pueblos, y para triunfar en ella hay que contar —en
nuestra opinión— tanto con el dinamismo de inicia-
tivas sinceras y realistas en favor de la paz, como
con una correlación de fuerzas favorable a esta cau-
sa, porque, de lo contrario, el imperialismo siempre
sabrá arreglárselas para ofrecer una negativa direc-
ta o indirecta a las propuestas de paz y para crear
nuevos focos de tirantez, grávidos de amenazas a la
comunidad internacional.
La correlación de fuerzas radica no sólo en la
calidad y la cantidad de armas, pues los arsenales
nucleares son ya más que suficientes para destruir
reiteradamente la vida en el planeta. Nos referimos
a la política de alianzas, ante todo a la unidad de
la comunidad socialista, a sus relaciones con los
movimientos de liberación nacional, con las fuerzas
progresistas en Occidente y con cuantos anhelen
la paz.
La política de alianzas debe ser una política abier-
ta, pero debe basarse en determinadas prioridades.
Posee sus propios límites y no es neutral en el as-
pecto clasista, pero arranca de que, en torno a la
cuestión de la paz, se puede nuclear a capas mucho
más amplias que las que estén dispuestas a incor-
porarse a luchas sociales o políticas. Lo principal
consiste, a mi juicio, en saber conservar las viejas
amistades y ganarse nuevas, en no sacrificar la
am:'jtad tradicional movidos por la ilusión de pene-
trar en nuevos espacios políticos.
Por último, al reconocer que la cuestión de la paz
es la. más importante para la humanidad, llamamos
asimismo la atención sobre otros problemas urgentes
con que se enfrenta la mayoría de los pueblos del
planeta. La gente odia la guerra, porque ésta siem-
bra la muerte. Pero esto es cierto también —y en
no menor grado— con relación al hambre, que sie-
ga diariamente decenas de miles de vidas humanas.
Es una cuestión vital, porque el hambre mata más
gente que todos los conflictos regionales.
Como con razón señalara el compañero Gorbachov
al intervenir en el Encuentro de representantes de
partidos y movimientos (Moscú, noviembre de 1987)
y, posteriormente, en su discurso del año pasado
ante la ONU, el desarme corresponde realmente a
los anhelos de los pueblos. Permitiría dedicar al
desarrollo los cuantiosos recursos que se gastan hoy
en armamentos. Pero tampoco deben desatenderse
las preocupaciones inmediatas del Tercer Mundo: el
hambre, el agobio de la deuda externa, el atraso so-
cial, la dependencia.
Cuando hablamos de un mundo interdependiente,
no debemos perder de vista que, en el ámbito de
las relaciones económicas internacionales, se man-
tiene y se refuerza sin cesar la dependencia de los
países en desarrollo respecto a los monopolios. Si
ojeamos las estadísticas, veremos que los pobres se
empobrecen y que los ricos se enriquecen, o sea,
que la tendencia no es de acercamiento sino de dis-
tanciamiento. Esto no puede sino inquietar a cuan-
tos luchan por resguardar la paz, porque ésta siem-
pre permanecerá en peligro en todo el mundo, mien-
tras existan el hambre, la discriminación y la repre-
sión de las ansias nacionales de los pueblos adictos
a la independencia política y la libertad conquis-
tadas.
¿Dónde está la salida? Estoy de acuerdo por com-
pleto con las ideas expuestas al respecto por Mijaíl
Gorbachov en el marco del encuentro sostenido en
Pekín, el 17 de mayo último, con representantes de
la opinión pública china. Nos pronunciamos resuel-
tamente por el establecimiento de un nuevo orden
económico mundial. Consideramos, al igual que el •
líder soviético, que la única solución justa y pru-
dente hay que buscarla en el contexto de la coope-
ración colectiva con el desarrollo. Claro está, para
nosotros, los comunistas, adeptos del ideario de la
solidaridad internacional de los pueblos, la partici-
pación en esa causa viene determinada por nuestras
convicciones y por nuestro deber.
En resumen, al evaluar la nueva mentalidad po-
lítica, los comunistas libaneses no queremos simpli-
ficar nada. La referimos a los aspectos internos y
los externos de la perestroika soviética, a la esfera
de relaciones internacionales, pero también la apli-
camos a la vida de todos los países, a la situación
de cada pueblo, incluido el nuestro.
¿EN QUE SE HA EXPRESADO y se expresa ahora
nuestra concepción de la nueva mentalidad política
y cómo se materializa en las condiciones del Lí-
bano?
Desde que comenzó la guerra civil desencadenada
por la reacción con el fin de bloquear el desarrollo
armonioso del país, los comunistas y nuestros alia-
dos hemos procurado actuar en beneficio del pro-
greso de la sociedad, hemos tratado de cohesionar
a todas las fuerzas deseosas de ver su patria con-
vertida en un Estado árabe único y democrático,
11
que determine por si mismo su porvenir y sus rela-
ciones con los países árabes vecinos. En aquel en-
tonces (en 1976), el movimiento patriótico, dirigido
por el ya caído Kamal Joumblatt, promovió un pro-
grama para efectuar reformas políticas y socio-
económicas por etapas. La reacción respondió con
la escalada de la guerra civil, con la práctica de las
formas más detestables de discordias intercomuni-
tarias.
Posteriormente, en su V Congreso (1987), nuestro
Partido, encarando todo el conjunto de factores que
obstaculizaban la solución radical de este problema,
propuso una vía para salir del atolladero. Al plan-
tearla, partíamos de que la crisis de nuestro país
era parte de la crisis general, por la que atravesa-
ban los Estados árabes, cuyo desarrollo presenta —no
obstante su visible diferenciación— un carácter in-
terrelacionado.
Basándose en la intelección de los nexos orgánicos
y recíprocos entre factores internos y externos, sub-
jetivos y objetivos, entre los procesos revoluciona-
rios en cada país y los que se desarrollan en la pa-
lestra panárabe, el PCL proclamó su disposición a
sostener una colaboración positiva en base a posi-
bles proyectos de arreglo. Exhortó asimismo a con-
vocar un congreso nacional para nuclear a todos
los patriotas libaneses en aras de poner fin a la
guerra civil.
El Partido declaró que no condicionaba la recon-
ciliación ni al cumplimiento por entero del progra-
ma de la clase obrera en la fase de la revolución
democrático-nacional, ni siquiera a la realización de
la reforma democrática por etapas. Lo principal
—subrayaron los comunistas— consiste en liberar
el país, impedir que se formalice su desmembramien-
to, üiabilizar garantías democráticas para la conti-
nuidad de la lucha política en pro de una reforma
integral y no reducirla a medidas truncadas y uni-
laterales, elaborar un programa realista y objetivo,
que pueda servir de base para cualquier tipo de diá-
logo omnicomprensivo.
Lamentablemente, los círculos reaccionarios res-
pondieron a las propuestas del PCL y del movimien-
to progresista pasando a la contraofensiva, atizan-
do con redoblada porfía las discordias entre comu-
nidades religiosas, prosiguiendo la escalada de las
acciones agresivas del sionismo en el Sur del país,
asesinando al jefe del gobierno, Rashid Karami
(1987), amañando un «gobierno de la escisión», y
realizando preparativos para elegir como presidente
de la república a un personaje que bloqueara defi-
nitivamente la reforma y reanudara la política orien-
tada a convertir el Líbano en una segunda fase del
plan de Camp David, a tono con los propósitos de
EE.UU. e Israel. Cuando fracasaron en sus intentos
de hacer elegir para dicho cargo a un hombre de
su bando, optaron por endilgarnos el gabinete mili-
tar de Michel Aoun.
En el último período, los comunistas y nuestros
aliados hemos patentizado nuestro apoyo a las de-
cisiones tomadas por el Consejo de Ministros de Re-
laciones Exteriores de países árabes, que posterior-
mente fueron ratificadas por la cumbre árabe de Ca-
sablanca (mayo de 1989). En esa actitud nos guiá-
bamos no sólo por el convencimiento 'le que la fór-
mula «que hablen los cañones» estaba condenada al
fracaso, sino también por el hecho de que las rnen-
12
ciorladas decisiones contenían varios elementos po- LA INTEGRACIÓN OESTEUROPEA Y EL MOVIMIENTO OBRERO
sitivos.
En primer lugar, reafirman el carácter interno del
conflicto libanes, conflicto que el general Aoun pre-
tende presentar como lucha de liberación del pue-
blo contra Siria.
En segundo lugar, enfatizan la necesidad de una
solución política sobre la base de una reforma cons-
titucional, por ser ésta la única probabilidad de
avance hacia el arreglo. El sistema confesional se
ha revelado incapaz de garantizar por más tiempo
la existencia de la formación estatal llamada el Lí-
bano, y está claro que la independencia política del
país es imposible si no se mantiene su filiación ára-
be. Estas dos realidades son determinantes.
Tercero, esas decisiones señalan la significación
prioritaria del problema de la ocupación israelí y
reclaman la continuidad de la lucha por que se
cumpla la Resolución 425 del Consejo de Seguridad
DE LOS DOCE»
de la ONU, que contempla la retirada de las tropas
israelíes hasta las fronteras internacionales entre
ambos Estados.
Y en cuarto término, se oponen a las tentativas CLAUDE RENARD,
de internacionalizar el conflicto por parte de las
Presidente del Partido Comunista de Bélgica (francófonos)
fuerzas que apoyan al general Aoun, así como por
parte de Francia, presionada por la derecha. Consi-
deramos que la ayuda internacional no debe suplan-
tar los esfuerzos de los países árabes y de las pro-
pias Partes libanesas, y que es necesaria sólo para
viabilizar la retirada de las tropas de ocupación del
Líbano Sur y respaldar la iniciativa árabe en nues- EN VISTA de la formación, en 1992, del «mercado izquierda, ya que las innovaciones, sobre todo en los
tro país. único» de la Comunidad Económica Europea se plan- países de añeja tradición democrática, no se plan-
En resumen, el reconocimiento de la inevitabilidad tean cuestiones vinculadas al tema de la «Europa po- tean, ni mucho menos, sin apoyarse en la larga y ri-
de la reforma en el Líbano y de la significación prio- lítica». Después de tres elecciones directas, es difí- ca experiencia colectiva inherente a esta tradición.
ritaria del cese de la ocupación israelí, así como la cil hablar de esta Europa sin señalar que el status Estoy lejos de pretender que la izquierda tenga el
correcta determinación de la esfera donde se pre- de su Parlamento se convierte en una anomalía fla- monopolio del respeto de la democracia, pero ella
cisa intervención internacional, fueron los factores grante desde el punto de vista de la lógica democrá- ha convertido la democracia en un valor de referen-
que nos permitieron apreciar en las decisiones de tica. Precisamente esta lógica determina la necesi- cia, y hasta un valor de civilización, sin el cual la
la Liga Árabe un paso encaminado al arreglo de la dad de un Parlamento europeo con plenos derechos, Europa política de mañana no sería más que un «cha-
crisis. que controle a su Ejecutivo y disponga de competen- peado» institucional sobre un «mercado único» cada
La actitud de la reacción, renuente a aceptar todo cias precisas. Pero los aspectos institucionales de la vez más deshumanizado, sobre una sociedad en vía
arreglo basado en la supresión del sistema confesio- Europa política, por muy importantes que sean, pa- de dualización. Se puede impedir que prospere tal'
nal, coincide —en rasgos generales y en los deta- san al segundo plano cuando se trata de reflexionar, perspectiva.
lles— con la línea de Israel. Este pretende formar principalmente, sobre la opción estratégica para la La integración europea no crea necesariamente,
en la región «mini-Estados» con características re- izquierda. de modo casi mecánico, un campo de lid política en
ligioso-comunitarias y, a pesar de que la OLP ha Comparto la opinión que el comunista italiano Pie- el cual las fuerzas de derecha lleven siempre las de
hecho muchas concesiones, se niega a reconocer el tro Ingrao expresó recientemente en una entrevista: ganar. En definitiva, la ampliación de la Comunidad
derecho del pueblo árabe de Palestina a crear un las reformas institucionales «quedarán cojas si no se Europea a países sometidos durante largo tiempo a
Estado independiente. apoyan en un movimiento real que reactive el poder dictaduras muy brutales —España, Portugal y Gre-
Por eso, estamos firmemente convencidos de que de intervención de la gente». Esta, por cierto, es una cia— habría sido imposible sin la previa eliminación
hace falta luchar por vertebrar en el Líbano y en constante en la acción política de las fuerzas de iz- de esas dictaduras. Una situación análoga se repeti-
todo el mundo árabe una correlación de fuerzas que quierda desde que empezaron a pensar sus acciones rá, tal vez, en el caso de Turquía. Es cierto que las
garantice el arreglo del conflicto en nuestro país en términos estratégicos, desde que empezaron a or- fuerzas de derecha aventajan a menudo a la izquier-
y en la región en beneficio de los pueblos y de la ganizar los movimientos populares y a proponerles da en la previsión a largo plazo y en la puesta en
paz en Cercano Oriente. objetivos políticos. Por eso, en el campo opuesto, el coherencia de los proyectos. Ellas disponen de enor-
Lógicamente, a la violencia por parte del adver- miedo de esta intervención de la gente constituye mes poderes en los niveles de decisión económica y
sario respondemos con la violencia, para defender- otra constante que nunca ha sido desmentida. Re- financiera. Pero la cuestión consiste ahora en saber
nos, pero no escatimamos esfuerzos en pro de la firiéndose a nuestra Constitución, que fue un mode- si, frente a la agravación de las dificultades socio-
solución pacífica del conflicto. Solución a la que lo de liberalismo en el siglo pasado, uno de los cons- económicas, la izquierda es capaz de oponer solu-
podría contribuir una conferencia internacional para tituyentes de 1831 comentó que era buena únicamen- ciones apropiadas y, sobre todo, de hacerlas preva-
el Oriente Medio celebrada bajo los auspicios de la te porque el pueblo consentía en no emplearla por lecer.
ONU, con asistencia de todas las partes interesadas. completo. De hecho, las fuerzas de izquierda en mu-
La idea de convocar tal conferencia está ganando chos países del Viejo continente nacieron del recha- SI HE HABLADO del «hilo conductor» que convie-
terreno en el Líbano, en. el mundo árabe y a nivel zo de esta pasividad, y gracias a ellas muchas refor- ne buscar en las tradiciones históricas, es porque no
de la comunidad internacional, y se inscribe por en- mas institucionales han podido «ponerse en pie». podemos hablar —por lo menos ahora— de grandes
tero, a nuestro entender, en las pautas del nuevo Me parece que hay aquí un hilo conductor que pue- reivindicaciones comunes que puedan movilizar a los
de servir en la búsqueda de una estrategia para la trabajadores a escala de la Comunidad Europea. Esta
pensamiento polUico.
13
es, además, la razón por la cual el debate en el-seno
de la izquierda gira efectivamente en torito a la
cuestión de si debemos decir «No, pero...» o «Sí,
pero...» a la integración.
1989 es el año del centenario de la II Internacio-
nal. Cuando ésta se constituyó, Europa Occidental
estaba muy lejos de la «supresión», incluso limitada,
de las fronteras. Entre tanto la II Internacional se
desarrolló sobre la base de algunas reivindicaciones
(en primer lugar, la jornada de 8 horas), politizadas
e internacionalizadas en las luchas del movimiento
obrero y democrático en expansión, aunque entonces
también había disparidades de un país a otro.
Hoy vemos configurarse un -espacio europeo que
se quiere, en perspectiva, sin fronteras. Sin embar-
go, a pesar de la existencia en los programas sin-
dicales de ciertas reivindicaciones comunes (por
ejemplo, semana laboral de 35 horas), a pesar de los
resultados sindicales cuyo interés no se pone en tela
de juicio, la internacionalización de las luchas avan-
za muy lenta y difícilmente. La izquierda perderá
seguramente apuestas cruciales para el futuro de
Europa, y para su propio futuro, si no logra oponer,
a nivel del movimiento real la «economía política
del trabajo» a la del capital financiero dominante.
En el espíritu en que Marx se refirió en su tiempo
al bilí de las 10 horas en Inglaterra.
No se puede disociar lo social de lo económico,
como tampoco se puede disociar lo social y lo eco-
nómico de lo político. La acción sindical es insusti-
tuible, pero tiene límites, razón por la cual no com-
parto la opinión de quienes dicen: «La Europa social
será obra de los sindicatos». En Europa Occidental
no existe ninguna conquista social importante, de al-
cance general, que haya sido lograda (¡y hubiera
podido ser lograda!) en el marco del enfrentamiento
cara a cara sindicato—patronal. En ese tipo de con-
frontación la patronal casi siempre lleva ventaja.
Sólo las decisiones políticas en favor de la acción
sindical permiten al movimiento obrero superar las
barreras interpuestas por el capital. Y creo que esto
seguirá siendo cierto mañana.
Ahora hace falta lograr un avance de la izquierda,
para influir sobre las decisiones políticas, sobre las
palancas del poder, tropo que resulta ya algo tras-
nochado, porque la imagen que nos sugiere hoy la
realidad es, más bien, la de un tablero de mando
con multitud de botones. Por lo tanto, hace falta re-
currir a todos los contactos posibles y multiplicar las
concertaciones, para tratar de definir- juntos una es-
trategia moderna de democratización, incluida la eco-
nomía.
Esta democratización no significa más que adaptar
el funcionamiento de la economía a las demandas
de la gente, de los países miembros y de las regio-
nes. Los intereses de estas últimas tienen importan-
cia capital para las perspectivas de un modelo de
desarrollo más equilibrado. El proyecto de directiva
Vredvling, que preveía ciertas formas de información
y de consulta de los trabajadores en las empresas
multinacionales, mostró en su tiempo cómo podían
'articularse, a escala europea, la reivindicación obre-
ra y la intervención parlamentaria. El propio fraca-
so de ese proyecto es aleccionador.
En relación con ello, La Revue Nouvelle escribió
con justo título en 1984: «El capital siempre está en
pie de guerra en frente a las proposiciones de la
directiva Vredeling, porque, &n la CEE, existe una
capacidad real de derecho comunitario y de los ór-
ganos para hacerlo respetar. Y estas decisiones po-
drían también servir de ejemplo para el futuro».
Pero, una vez más, este derecho comunitario que-
dará cojo si las fuerzas democráticas no hallan los
medios para presionar aún más sobre los centros de
decisión de la Comunidad y no hacen respetar hasta
el final la lógica del sufragio universal, que tende-
rá a reducirse a la nada mientras falten puentes im-
portantes entre el Parlamento elegido y los verda-
deros órganos de decisión política a escala europea.
Desde luego, sería erróneo considerar que el mer-
cado único, en su concepción actual, conducirá di-
rectamente a esa Europa nueva por fin reconciliada
con ella misma. En efecto, el mercado único se fun-
da —con el libre juego de las leyes del mercado y
la consagración de la tasa de ganancia-— sobre me-
canismos socioeconómicos y políticos que intentan
reproducir en un espacio ampliado los fenómenos de
tipo imperialista que tantas veces lanzaron a los
pueblos europeos unos contra otros. Sin embargo,
hoy existen medios nuevos para conjurar esta ten-
dencia y evitar que se reconstituya con un grado
superior de potencia en la forma de esos Estados
Unidos de Europa, que Lenin criticó en su tiempo.
Uno de esos medios reside en el hecho de que la
voluntad de paz de los pueblos de Europa está liga-
da hoy a una toma de conciencia sin precedente de
las apuestas vitales de la alternativa de «guerra o
paz». Por eso, en vez de calificar de «ingenuas» las
aspiraciones populares a una «Europa unida», hace
falta, por el contrario, apoyarse en ellas, para ofre-
cer nuevas perspectivas y un campo de desarrollo
menos dividido a los movimientos pacifistas que tan-
to contribuyeron a la feliz conclusión de las nego-
ciaciones para el Tratado INF.
Me parece significativo, por ejemplo, que la mani-
festación pacifista del 16 de abril en Bruselas, por
primera vez, no estuviera dirigida contra una base
militar determinada (como la de Florennes, donde
en 1985 fueron emplazados misiles norteamericanos),
sino contra los intentos de soslayar los acuerdos so-
viético-norteamericanos sobre la eliminación de los
misiles de alcance intermedio y reactivar la carrera
armamentista en Europa mediante la modernización
de armamentos tácticos.
Me parece justo que este enfoque político de los
problemas de la seguridad, su prioridad frente al en-
foque militar, implique una opción en favor de la
Europa de los Doce, y no en beneficio de la Unión
de Europa Occidental, como marco político de un es-
fuerzo específicamente europeo en favor del desar-
me y de todas las ideas generosas que se asocian
a éste.
Así pues, vemos hasta qué punto la búsqueda de
una orientación democrática común —a ser posible,
más elaborada y concretizada— es un hilo conduc-
tor adecuado para las fuerzas de izquierda en Euro-:
pa. Y también un elemento de coherencia política.
Cuando los movimientos pacifistas se removilizan
para manifestarse juntos contra el intento de reac-
tivar la carrera armamentista, vuelven a identiricar-
se al mismo tiempo con una de las ideas principales
de la democracia viva y activ: la paz es asunto de
los pueblos antes que de las cancillerías y, a fortio-
ri, de los Estndos Mayores.
DERECHOS, LIBERTADES
Y COLABORACIÓN
MESA REDONDA CON PARTICIPACIÓN DE ALTOS FUNCIONARIOS DE LA ONU Y JURISTAS
DE TRES PAÍSES SOCIALISTAS
Los derechos humanos en el Estado socialista fueron el tema de una mesa redonda organizada en Moscú por inicia-
tiva de la Comisión de «Revista Internacional» para problemas de la construcción socialista. Participaron en el en-
cuentro: Jan MARTENSON (Suecia), subsecretario general de la ONU para los derechos humanos y director
general del Centro de la ONU para los Derechos Humanos, con sede en Ginebra; Fausto FOCAR (Italia), vicepre-
sidente del Comité de la ONU para los Derechos Humanos; Ángel DZHAMBAZOV, viceministro de Justicia de Bulgaria;
Hipolit STARSZAK, fiscal general adjunto de Polonia, y el profesor Oleg Jl.ESTOV, vicepresidente de la Asociación
pro fomento de la ONU en la URSS.
A continuación transcribimos una versión taquigráfica abreviada de la conversación, en que actuó como moderador
un colaborador de esta revista.
• ¿Cómo valoran ustedes el aporte de los países so-
trata de un elemento importantísimo tanto para la
cialistas a la colaboración internacional en materia vida de la comunidad mundial como para cada Esta-
humanitaria?
do, en concreto. Pero aun compartiendo este crite-
rio, no dejo de ser realista. Existen diferentes no-
J. Martenson. Quiero hacer de entrada una aclara-
ciones filosóficas, políticas, religiosas y de otra ín-
ción de tipo general, en relación con el tema de dole en lo que atañe a las cuestiones humanitarias.
nuestra mesa redonda: «Los derechos humanos en No han sido erradicados la vulneración, el atropello
los países socialistas». Y es que para mí los dere- de derechos fundamentales del individuo. Hay re-
chos humanos tienen carácter universal. Carecen de giones enteras del mundo que carecen de una com-
fisonomía política o geográfica determinada, aun- prensión adecuada y plena de lo que son los dere-
que se sabe que su práctica concreta es diferente en chos. Es imperativo, pues, que la comunidad inter-
muchos países. Los derechos y libertades son indi- nacional, partiendo de la Declaración Universal de
visibles. Este es mi primer comentario. Y ahora voy Derechos Humanos que, en 1988, cumplió su cua-
al segundo, el principal. Hemos podido apreciar un renta aniversario, adopte un patrón único. Me parece
nuevo y alentador modo de enfocar los derechos que los Estados signatarios de acuerdos internacio-
humanos en los países socialistas. Lo digo no sólo nales y, entre éstos, de los pactos sobre derechos
por el interés que ha despertado este encuentro. económicos, sociales, culturales, civiles y políticos 2 ,
Hace poco la ONU organizó, por primera vez en la que ya suman más de 50, tienden cada vez más a
URSS, un seminario regional de Europa del Este so- guiarse en sus actos por la universalidad e indivisi-
bre problemas humanitarios: «Los derechos humanos bilidad 'de los derechos y libertades de] individuo.
y la administración de la justicia» *. Lo que pudimos Por su parte, la Unión Soviética contribuye activa-
ver y escuchar ahí, nos anima mucho. mente a afirmar en la esfera de relaciones interna-
O. Jlestov. Coincido plenamente con usted en la
necesidad de subrayar el carácter universal de los * Los documentos de carácter jurídico vinculante son: el Pac-
derechos y libertades del hombre. Es cierto que se to internacional de derechos económicos, sociales y c u l t u r a l e s
y el de derechos civiles y políticos. Abiertos para la firma
desde 1966, afín no han sido ratificados por EE.UU. —¿V. de
i Moscú, 21—25 de noviembre de 1988. — N. de la Red. la Red.
15
clónales, en la legislación y en la práctica jurídica
el precepto de pleno respeto a estos valores supre-
mos.
Cabe recordar que en el marco de elaboración de
los convenios internacionales fueron los Estados so-
cialistas quienes promovieron la idea de que en es-
tos documentos se prestara tanta atención a los de-
rechos económicos y sociales como a los derechos
políticos y ciudadanos. El que la comunidad mun-
dial considere igualmente importantes todos los de-
rechos, es sin duda un gran mérito de los países
socialistas.
F. Focar. Yo también, al prepararme para este en-
cuentro, pensé: ¿Qué razones puede haber para que
los derechos humanos sean diferentes en el socia-
lismo que en otros tipos de sociedades? Y no en-
contré ninguna respuesta plausible. Todos estos de-
rechos deberían responder a un solo estándar civi-
lizado. Por supuesto, cada sociedad hace hincapié
en un aspecto u otro, en consonancia con sus nece-
sidades. Por lo menos, es como ha sido siempre.
Pero es muy grato observar que muchas cosas están
cambiando en el actual clima internacional. Ahora
existe la posibilidad de que todos los Estados res-
peten y cumplan por igual todas las partes que in-
tegran el conjunto de los derechos y libertades fun-
damentales.
H Su comentario tan optimista tiene sin duda valor
de actualidad, aunque nadie ha recabado aquí con-
diciones exclusivas para el socialismo, en lo que a
los derechos humanos se refiere. Quisiera conocer su
opinión acerca de si existe o no, en la actualidad,
algún obstáculo para que el Este y el Oeste puedan
cooperar en la esfera humanitaria.
F. Focar. Es una pregunta difícil. Porque no todo
se reduce al problema de los derechos humanos.
Desde luego, es obvio que existan determinados obs-
táculos para una interacción más estrecha y efi-
ciente. Pero todos vemos, al mismo tiempo, que es-
tos obstáculos dejan de ser insuperables. El refor-
zamiento de la cooperación es un objetivo factible
a corto plazo.
• ¿Podemos decir, por ejemplo, que'el primer semi-
nario de la ONU sobre derechos humanos organiza-
do para los países de Europa del Este es un expo-
nente de tal cooperación?
J. Martenson. Sí. Creo que fue muy útil. En prin-
cipio, no existe ninguna razón que haga imposible
fomentar esa cooperación, pese a las divergencias
que median. En lo que respecta a la ONU, apoya-
mos invariablemente el desarrollo de las relaciones
Este—Oeste en esta esfera trascendental.
• Otra pregunta más sobre el tema del universalis-
mo. ¿Cuáles son, en síntesis, los objetivos fundamen-
tales que se ha propuesto la ONU al lanzar este año
una campaña inte, nacional pro derechos humanos?
J. Martenson. El proceso de afirmación de los de-
rechos humanos se está desarrollando en escala glo-
bal, a pesar de las dilaciones e interferencias de
mayor o menor importancia. Ha llegado el momen-
to de que los valores elaborados por el Derecho In-
16
ternaclonal se conviertan en una realidad al servi-
cio de todos. No basta con disponer únicamente de
un instrumento normador y de los correspondientes
mecanismos de auxilio y control. Los ciudadanos de
cualquier Estado deben saber que todo individuo
puede ejercer sus derechos y libertades inalienables,
que independientemente del país en que viva, el Es-
tado tiene la obligación de plasmar en la práctica
las normas humanitarias umversalmente admitidas
y que, además, existe la ONU para velar por que és-
tas se cumplan a cabalidad. En ello consiste la fi-
nalidad de nuestra campaña mundial: lograr que el
problema de derechos humanos sea comprendido ade-
cuadamente tanto a nivel nacional como mundial.
Al propio tiempo, queremos alertar a la opinión
internacional contra los hechos persistentes de vio-
lación de los derechos más elementales. La ONU,
en tanto organización de Estados soberanos, no pue-
de obligar a nadie a que cumpla los compromisos
asumidos. En cambio, la opinión pública —debida-
mente informada— puede influir de manera muy
benéfica en este sentido.
A. Dzhambazov. Creo que conviene especificar una
circunstancia. Hemos coincidido en que los derechos
humanos no deben enfocarse por separado, digamos,
para el Este o el Oeste. Los Estados que aprobaron
la Declaración Universal y los pactos de derechos
humanos avalaron con ello unos principios univer-
sales. Por esta razón creo que sería más indicado
hablar no tanto de la colaboración Este—Oeste en
el dominio humanitario, cuanto de la cooperación
omnímoda en la búsqueda de las vías más adecua-
das para que se cumplan dicha Declaración y los
convenios correspondientes. Cada país, claro está,
procede con arreglo al nivel alcanzado en su desa-
rrollo y a tono con sus peculiaridades nacionales.
Pero, aun siendo así, los Estados adheridos a la De-
claración Universal tienen la obligación de compa-
ginar sus Constituciones y legislación con las cláu-
sulas de la Carta internacional. Es sobre esta base
como se puede desarrollar la cooperación.
• Tocamos aquí de lleno el tema de la aplicación
de los principios consignados en la Declaración Uni-
versal. ¿Qué se puede decir sobre el desarrollo de
este proceso en los países socialistas que han puesto
en marcha la reestructuración?
J. Martenson. Pienso que todos nosotros somos tes-
tigos de los cambios que se están operando en estos
países y que merecen nuestro caluroso aplauso. Es-
peramos el momento en que las intenciones se tor-
nen en realidades.
F. Focar. Procuraré puntualizar algunos aspectos.
En primer lugar, parece que la opinión pública em-
pieza a desempeñar un nuevo papel en los países
socialistas. En segundo lugar, ha cambiado la pro-
pia práctica judicial. No me refiero solamente a as-
pectos tales como la independencia garantizada de
los jueces, sino también a la redefinición de las fun-
ciones de los abogados soviéticos. Es de celebrar
que en la URSS se haya promulgado una ley que per-
mite recurrir ante los tribunales contra actos ilícitos
de cargos públicos, que menoscaben los derechos
de los ciudadanos, lo curl es prueba de la creciente
importancia que está adquiriendo en el país la de-
fensa judicial de los derechos. A mi entender, esto
es algo esencial para realizar los derechos del indi-
viduo y asegurar su protección legal. Otra noticia
que me ha causado enorme impresión es que la
Unión Soviética y otros países europeos del Este
proyectan suscribir el Protocolo facultativo al Pacto
internacional de derechos civiles y políticos3.
Que yo sepa, Hungría ya ha adherido. Vemos, pues,
que se abren perspectivas de gran alcance... .
H. Starszak. Tanto la perestroika en la URSS co-
mo la renovación socialista en Polonia crean am-
plias posibilidades para la afirmación de los dere-
chos y las libertades individuales. En ello se mani-
fiesta la nueva mentalidad política en acción. Al
conjugar el socialismo con la democracia, buscamos
el consenso en asuntos vitales para el pueblo. Es
importante que el Estado no sea instrumento de do-
minación de una parte de la sociedad sobre las otras
y se convierta en una organización de todos los ciu-
dadanos. La situación en Polonia está evolucionan-
do precisamente en esta dirección y, a mi juicio,
es, sobre el fondo de las actuales transformaciones,
como debemos examinar el problema de los dere-
chos y las libertades del hombre.
• Quisiera conocer opinión competente respecto al
desarrollo que se está imprimiendo a la idea de
Estado socialista de Derecho. ¿Qué incidencia tiene
para la afirmación de los derechos y las libertades
del individuo en el plano internacional?
J. Martenson. En teoría, la cuestión es muy senci-
lla. Si un Estado, independientemente del sistema
a que pertenezca, se adhiere a un determinado con-
venio internacional, debe adecuar al mismo sus com-
promisos nacionales. Pero no siempre ha ocurrido
así. Por eso repito: de lo que vemos hoy en el mun-
do socialista y de lo que nos dicen sus legistas, in-
ferimos que se ha iniciado un proceso cuya finali-
dad consiste en poner la legislación nacional a to-
no con las normas internacionalmente establecidas.
Esto es sumamente importante y constituye un signo
muy alentador para todos nosotros.
A. Dzhambazov. Quisiera hacer una observación
con motivo de una interpretación bastante difundi-
da del propio concepto de Estado de Derecho, que
suele identificarse con el de supremacía de la Ley.
Pero esta interpretación es muy incompleta. Cual-
quier Estado se basa en la Ley. Lo importante es
saber en qué tipo de ley. Ahí está el quid. En Bul-
garia se ha desplegado una intensa actividad legis-
lativa. El nuevo modelo de construcción del socia-
lismo, adoptado en 1987, implica convertir nuestra
sociedad en autogobernada. De aquí se desprende
la necesidad de que todas nuestras leyes sean lo
niás democráticas posible, que protejan los derechos
y libertades de cada individuo y que existan instru-
mentos adecuados para asegurar el ejercicio real de
los mismos. El hacer hincapié exclusivamente en la
ley como tal es un camino que lleva al atolladero.
Todos sabemos que hay disposiciones antidemocrá-
ticas. ¿Acaso debemos defender su infalibilidad en
tales casos? Creo que lo principal es democratizar
3
Este documento ofrece a los ciudadanos de los Estados
signatarios la posibilidad de apelar, una vez agotados los re-
cursos nacionales de detensa jurídica, ante el Comité para
los Derechos Humanos constituido por la ONU en virtud de'
dicho Pacto. —N. de la Red.
la legislación y velar por que se aplique de mane-
ra estricta. Así es como se edifica, a mi entender,
un Estado de Derecho real.
/. Martenson. En este plano, yo también estimo
imprescindible que la legislación nacional se acoja
a las normas internacionales. Pero más importante
aún es que éstas se cumplan en la práctica. La ley
que no se ejecuta termina siendo papel mojado.
• ¿Podrían describir en términos más concretos qué
medidas se toman para materializar la idea del Es-
tado socialista de Derecho, incluyendo el aspecto
de la adaptación de las leyes internas a las inter-
nacionales?
A. Dzhambazov. En la Constitución de Bulgaria,
así como en los códigos procesales, se han incorpo-
rado varias cláusulas que estipulan la prioridad de
los actos internacionales cuando hubiere divergen-
cias entre éstos y la legislación, el régimen de ad-
ministración de justicia o el sistema de protección
jurídica nacionales. En otras palabras, asentamos
nuestra legislación en materia de derechos y liber-
tades individuales sobre normas y garantías inter-
nacionalmente reconocidas y cumplimos escrupulo-
samente nuestros compromisos. En ello se manifies-
tan, a mi juicio, las líneas de conexión directa entre
la edificación del Estado socialista de Derecho y el
fomento de la cooperación humanitaria a nivel de
la comunidad internacional.
H. Starszak. Los procesos de renovación en Po-
lonia son cada vez más radicales: nuestra reestruc-
turación ya ha sido institucionalizada en grado con-
siderable, pero no por eso dejaremos de ampliar en
adelante los derechos y libertades fundamentales
del individuo. Todo lo contrario. Las reformas con-
tinúan. Se está modificando la propia Ley Funda-
mental. Se ha llevado a cabo una renovación a fon-
do del sistema electoral, con un nuevo mecanismo
para formar la Dieta y la institución del Senado,
en calidad de cámara alta del Parlamento. Fuerzas
influyentes de la oposición integran constitucional-
mente los órganos supremos del poder. El pluralis-
mo es ya un hecho enmarcado en la realidad po-
laca. Se han promulgado una ley sobre la libre fun-
dación y actividad de organizaciones sociales y otra
que regula la relación del Estado con la Iglesia Ca-
tólica. Está garantizada la plena libertad de con-
ciencia. Han sido creados y funcionan ya: el Tribu-
nal Constitucional, para velar que los documentos
normativos de los organismos de dirección del Esta-
do se correspondan con la Ley Fundamental del
país; la Corte Administrativa Suprema, encargada
de examinar las demandas por procedimientos ilí-
citos del aparato estatal; el Tribunal de Estado, fa-
cultado para enjuiciar a los altos cargos públicos
por infracción a la Constitución. Desde hace más
de un año desempeña su cargo el Delegado para
la Defensa de los Derechos Civiles, que es elegido
por la Dieta y responde únicamente ante ella. Se
han adoptado disposiciones que estipulan la libre
salida del país y el libre retorno de cualquier ciu-
dadano que quiera hacerlo. Se están preparando
asimismo cambios radicales en el derecho penal y
civil.
El hombre en el socialismo es el valor supremo.
El Derecho polaco consigna este postulado. Los
principios de legitimidad, humanismo, democracia y
17
pluralismo político cimentan nuestro Estado. Sin
garantías jurídicas, es decir, sin los correspondien-
tes instrumentos sería imposible resguardar los in-
tereses del individuo.
O. Jlestov. Hace poco han sido adoptados en la
Unión Soviética varios actos con alcance de refor-
ma constitucional que conciernen a la dirección de
Estado, al sistema electoral y a los organismos de
justicia. Están en fase de preparación una serie de
leyes cuyo objeto es garantizar los derechos y li-
bertades individuales. No cabe duda que las recien-
tes leyes sobre derechos de los sindicatos, la juven-
tud, las 'asociaciones y agrupaciones voluntarias, so-
bre la prensa y otros medios de comunicación, so-
bre la transparencia de los organismos públicos y
organizaciones sociales y otras disposiciones, cuya
enumeración completa resultaría demasiado larga,
servirán para profundizar la autogestión del pueblo.
Vemos, pues, que la base normativa de la democra-
cia soviética se amplía. Nuestro país perfecciona su
legislación, la democratiza y liberaliza. Se corrigen
irregularidades y deformaciones en las que, lamen-
tablemente, se incurrió en otros tiempos.
Uno de los Indicios que permiten valorar el nivel
de democracia en el país es el trato dado a los ac-
tos internacionales sobre derechos humanos. La URSS
es partícipe de casi todos los convenios concerta-
dos internacionalmente en la esfera humanitaria.
Abogamos activamente (a diferencia de nuestra pos-
tura anterior) por que se creen mecanismos inter-
nacionales de control, llamados a facilitar la libre
aplicación de los acuerdos internacionales, con in-
clusión de los que atañen a derechos humanos. La
Unión Soviética da prueba de su mejor voluntad en
lo que respecta a colaborar y —¿por qué no?—
escuchar las críticas de sus copartícipes de coope-
ración. Como es lógico, también nosotros nos reser-
vamos el derecho a expresar con franqueza nuestra
opinión en el marco de un diálogo constructivo. Por
ejemplo, estamos convencidos de que no pocos pro-
blemas humanitarios están mejor resueltos en la
URSS y una serie de otros países socialistas, que
en Occidente. La justicia, el humanismo de las re-
laciones entre personas y de producción son cuali-
dades intrínsecas del socialismo. En la URSS man-
tenemos una actitud crítica respecto a lo que se
ha logrado en el plano de garantías de los dere-
chos humanos y buscamos nuevas posibilidades pa-
ra avanzar en este terreno. Al propio tiempo reco-
nocemos que la opinión de otros países sobre nues-
tros asuntos puede resultarnos útil.
Quisiera agregar que nuestra legislación interna
no sólo se está poniendo en consonancia con las
normas internacionales, sino que les concede priori-
dad 4. Por supuesto aún se dan bastantes casos en
que las estipulaciones de los acuerdos no se apli-
can de manera cabal. Somos conscientes de estos
defectos, y se están tomando las medidas pertinen-
tes. Se crea, entre otros, un organismo especial: el
Comité de Supervisión Constitucional, encargado de
cuidar que todos los actos legislativos, incluidos los
que promulgue el Soviet Supremo de la URSS, cum-
plan el requisito de constitucionalidad.
4
En febrero de 1989, la URSS reconoció la potestad juris-
diccional de la Corte Internacional de la ONU en cuanto con-
cierne a los seis importantes convenios adoptados anterior-
mente por la comunidad internacional. —W. da la Red.
18
A grandes rasgos, podemos decir que los países
socialistas que han emprendido la perestroika bus-
can crear una atmósfera de apertura y transparen-
cia, enfocan con espíritu crítico lo que es caduco
y entorpece nuestro progreso. La sociedad en pro-
ceso de renovación, al construir el Estado socialis-
ta de Derecho, brinda nuevas posibilidades para es-
tablecer una cooperación humanitaria más eficaz
en el ámbito internacional.
F. Focar. Si he entendido bien, se proyecta insti-
tuir en la URSS un organismo supremo de control
encargado de velar por que las leyes —por ejem-
plo, civiles o penales— se atengan a las estipula-
ciones de la Constitución.
O. Jlestov. Sí, de velar por la constitucionalidad
de todo el proceso legislativo.
F. Focar. ¿De modo que este órgano va a contro-
lar el cumplimiento de los requisitos constituciona-
les, que incluyen también las normas internacional-
mente reconocidas y, entre otras, las de la Decla-
ración Universal?
O. Jlestov. Exacto. Y en caso de que alguna ley
interna no corresponda a las normas internaciona-
les, estas últimas tendrán prioridad.
A. Dzhambazov. Bulgaria lleva a cabo una refor-
ma radical en la esfera humanitaria. 1989 ocupa en
este sentido un lugar muy señalado. En esencia, se
trata de un proceso para ampliar los derechos civi-
les, políticos, económicos, culturales y sociales y, al
mismo tiempo, consolidar las garantías materiales
y jurídicas de su libre ejercicio. Sobre la base de
recientes disposiciones se han creado organizacio-
nes y órganos de autogestión y se ha desmantelado
el aparato burocrático en el centro y a nivel local.
Se está actualizando la legislación nacional para
asegurar su plena conformidad con nuestros com-
promisos internacionales en materia de derechos
humanos.
\ • Sr. Martenson, ¿cómo podría Ud., en su calidad
• En Occidente, algunos detractores del socialismo
insisten en considerar por separado e incluso con-
traponer los derechos y los deberes del individuo
en la sociedad socialista. ¿Qué comentario les su-
giere este planteamiento?
F. Pocar. Obviamente la relación derechos—debe-
res es un problema complejo. Yo señalaría, en pri-
mer término, que el Estado tiene la obligación de
amparar los derechos de sus ciudadanos en cuales-
quiera circunstancias. Por otra parte, la legislación
estatal puede poner limitaciones a la libertad del
individuo, estableciendo determinados deberes para
garantizar los derechos de los demás miembros de
la sociedad y lograr que la relación entre derechos
y obligaciones refleje los nexos reales de conviven-
cia. Ahora bien, los derechos del hombre son res-
tringibles en función de sus deberes para con la so-
ciedad en conjunto, y no respecto al Estado como
tal. El problema consiste, por tanto, en evitar que
se impongan al individuo obligaciones para satis-
facer los intereses del poder estatal. Este es, en mi
opinión, el meollo del asunto.
A. Dzhambazov. En primer término, la relación
entre derechos y deberes supone, a mi juicio, cier-
to equilibrio de ambos componentes. Las obligacio-
nes que asume el individuo, incluidas las que esta-
blece la ley, son consideradas como una medida
para proteger los derechos de los demás miembros
de la sociedad. Así, las disposiciones legales con-
tra actos delictivos garantizan los derechos de to-
dos los ciudadanos. Por consiguiente, el Estado está
llamado a definir el equilibrio entre derechos y de-
beres del individuo en la sociedad. El propio Esta-
do asume ciertas obligaciones. Cuando se trata, por
ejemplo, de la defensa de la soberanía nacional o
de algunas funciones específicas de gobierno, éstas
no pueden ser consideradas en términos de rela-
ción entre derechos y obligaciones del individuo.
• ¿Resulta, entonces, que ciertas restricciones a
los derechos humanos son «tolerables» cuando así
lo exigen los intereses de la sociedad?
A. Dzhambazov. No quisiera que mis palabras fue-
ran interpretadas como una apología de tales limi-
taciones.
O. Jlestov. En este caso se requiere un enfoque
dialéctico e integral.
F. Pocar. Sí. Los derechos genuinos del individuo
deben estar «enmarcados» en los intereses de la
sociedad.
H. Starszak. En todo caso, la contraposición de
unos y otros no da buen resultado. Creo que esto
es cierto tanto para el conjunto de los derechos fun-
damentales como para la relación entre derechos
y deberes.
Polonia atribuye mucha importancia al control in-
ternacional sobre la observancia de los derechos fun-
damentales que, hasta cierto punto, han pasado a ser
objeto de regulación internacional y, en ese marco,
no pueden ser considerados como cuestión de com-
petencia exclusiva del Estado. Pero también se en-
tenderá que los intentos de inmiscuirse en la vida
interna de un país so pretexto de defender los de-
rechos del individuo —situaciones que desgraciada-
mente se producen todavía con bastante frecuencia—
deben ser censurados de la manera más enérgica.
• ¿Cabe concluir, por tanto, que las relaciones
Este—Oeste en la esfera humanitaria hoy día de-
ben enfocarse exclusivamente con óptica construc-
tiva, exenta de elementos de confrontación y con-
gruente con las realidades del mundo contemporá-
neo contradictorio e interconexo?
: F. Pocar. La confrontación es una manera peculiar
de soslayar los problemas. La colaboración, por su-
puesto, es más beneficiosa. Podría decirse que es
el único camino hacia el ejercicio de los derechos
y libertades del hombre en escala global. Estoy pro-
fundamente convencido de que sólo mediante for-
mas de concertación internacional omnicomprensiva
es como se puede asegurar la dimensión universal
de los derechos fundamentales. La confrontación,
en cambio, los pone en peligro. Además, genera di-
ferentes interpretaciones del propio concepto y des-
truye el mecanismo creado de supervisión y con-
trol. Cada vez que transformamos una norma inter-
nacional en norma nacional, le conferimos conno-
taciones peculiares. Lo importante es velar por que
ello no implique vulneración del principio de uni-
versalidad de los derechos y libertades individua-
les. Creo que la atmósfera de cooperación que to-
dos apreciamos hoy en el quehacer internacional se
caracteriza precisamente por obrar en favor de este
principio. Por cierto, puedo señalar con placer que
dentro de los organismos de la ONU integrados por
expertos independientes, como es el caso, por ejem-
pío, de nuestro Comité j^ara los Derechos Humanos,
nunca ha habido confrontación. Y esta es la base
para cooperar con éxito en la esfera humanitaria.
/. Martenson. En este orden de ideas quisiera re-
calcar que los problemas que vive el mundo: la se-
guridad internacional, el medio ambiente, el sub-
desarrollo, el atraso económico de los países en
vías de desarrollo y, por supuesto, los derechos y
libertades del hombre, todos estos problemas son
tan serios que no tenemos otra opción que la de
evitar la confrontación que, en definitiva, no resuel-
ve nada. Por lo que se refiere a los derechos funda-
mentales, antes hubo problemas en este campo por-
que todo estaba demasiado politizado, incluso las
diferentes reuniones de la ONU. Esto no ayudaba,
ni mucho menos, a encontrar soluciones adecuadas.
Por eso estoy seguro de que es mediante el enfoque
constructivo, pragmático y realista de todos los paí-
ses como se crean condiciones favorables para se-
guir avanzando en esta cuestión.
O. Jlestov. Comparto al cien por ciento esta últi-
ma tesis, ya que la «politización», valga aquí este
término, ha sido, en efecto, un estorbo para la co-
laboración. Al mismo tiempo estoy absolutamente
convencido de que la afirmación de los derechos
humanos es inseparable de la seguridad internacio-
nal y del desarme. El actual clima internacional es
propicio para fomentar la cooperación en todas las
esferas, incluida la de los derechos y libertades. Sin
embargo, nos encontramos de vez en cuando con la
tendencia perniciosa a ver las cosas desde el pun-
to de vista de la llamada «amenaza oriental». Por
suerte, es un mito que tiende a desvanecerse.
de subsecretario general de la ONU para los dere-
chos humanos, resumir esta discusión?
J. Martenson. Creo que ha confirmado las gran-
des esperanzas y expectativas que suscita el mo-
mento actual. La praxis de la colaboración interna-
cional, especialmente entre las dos «superpotencias»,
ejerce influjo positivo y cada vez más sensible en
las actitudes con que se enfrentan los problemas
capitales de nuestra época. Me parece que ante las
Naciones Unidas se han abierto amplias perspectivas
para promover nuevas acciones en el ámbito inter-
nacional. Estas tendencias demuestran, indudable-
mente, la perspicacia de quienes han venido abo-
gando por que se fortaleciera el rol de la ONU. Me
refiero no sólo a la aportación que hacen las Na-
ciones Unidas a la causa de la paz y la seguridad
internacional, sino también a su participación en
la solución de problemas económicos y sociales, de
cuestiones de cultura y —dato éste no menos im-
portante— en la promoción y consolidación univer-
sal de los derechos y las libertades individuales.
Desde luego, es alentador el que en los países
socialistas se haya iniciado un proceso de adapta-
ción de las legislaciones y los compromisos nacio-
nales en materia humanitaria de conformidad con
las normas internacionales, adoptadas por las Na-
ciones Unidas. Estamos en espera de los resultados
de este proceso.
19

LA BASE DE LA ESTRATEGIA
PARA LOS AÑOS 90
OTTO REINHOLD,
académico, rector de la Academia de Ciencias Sociales
adjunta al CC del PSUA, miembro del CC del PSUA
REUNIDO en su séptima sesión plenaria, en di-
ciembre de 1988, el CC del Partido Socialista Unifi-
cado de Alemania resolvió celebrar el XII Congreso
del partido del 15 al 19 de mayo de 1990, en Berlín.
Por un lado, habrá que hacer balance del desarrollo
social de la RDA y, por otro, dar respuesta al inte-
rrogante de cómo aplicar en adelante nuestra estra-
tegia social y conformar la sociedad socialista en
el país en el transcurso de los años 90 y en los um-
brales del próximo siglo. Esto implica, desde luego,
una extensa labor científica y estudios de pronosti-
cación.
LA POLÍTICA DEL PSUA arranca de la tesis fun-
damental sobre la unidad de los elementos de con-
tinuidad y de renovación en nuestra sociedad. Lo
primero significa para nosotros una consecuente con-
tinuación de la línea trazada a principios de los
años 70, cuya finalidad estratégica consiste —de
acuerdo con el Programa del Partido— en seguir
conformando la sociedad socialista desarrollada en
la RDA. Esto se traduce en la continuidad del papel
rector del Partido y de las tareas de desarrollo de
la sociedad, cuya esencia radica en la unidad de las
políticas económica y social y en la indisoluble co-
nexión entre las vertientes científico-técnica, eco-
nómica y social del progreso. Se trata de materiali-
zar nuestra estrategia, concebida para garantizar
—sobre una base sólida y en gran escala— la re-
producción ampliada del tipo intensivo, lo cual, a
su vez, presupone el máximo aprovechamiento de
los adelantos de la ciencia y la técnica modernas,
en su calidad de elementos sociales fundamentales.
Sin embargo, la continuidad requiere el constan-
te surgimiento de nuevas premisas para su existen-
cia. Me refiero aquí al potencial económico, base
material de nuestra política, así como a las con-
diciones sociales, espirituales y políticas —incluidas
las correspondientes a la esfera de educación ge-
neral— indispensables para poder llevar a la prác-
tica la estrategia delineada de cara a los años 90.
Por lo tanto, el dinamismo interviene en nuestro
caso como factor indispensable de la continuidad,
la cual resulta imposible si no se llevan a cabo trans-
formaciones. En este plano nos guiamos por nues-
tro modo de concebir la formación de la sociedad
socialista.
El Programa del PSUA ofrece de este concepto
una definición puntual, en que se refleja, ante to-
do, nuestra intelección de un régimen nuevo que no
aspira a alcanzar un ideal definitivo sino que, por
el contrario, se desarrolla sin cesar y se transforma
constantemente en aras de sucesivos éxitos. El Pro-
grama proclama que la formación de la sociedad
20
socialista desarrollada es un proceso histórico de
hondas transformaciones políticas, económicas, so-
ciales, culturales y espirituales, un proceso que no
avanza de modo mecánico ni automático, sino que
se realiza de manera consciente, lo cual sólo es po-
sible bajo la dirección del Partido marxista-leninista.
A medida que se profundizan y cobran mayor
magnitud las transformaciones sociales, es tanto
más importante tener una clara visión conceptual
de la sociedad socialista que se está edificando y
de cómo conformar las distintas esferas de nuestra
vida. El PSUA ha prestado siempre gran atención
a la concepción de nuestro desarrollo, y el Progra-
ma del partido formula con suma precisión sus con-
clusiones al respecto. Nos proponemos edificar un
régimen nuevo, en el que todo avance de la ciencia,
la tecnología y la economía se vincule orgánicamen-
te con el mejoramiento de las condiciones de tra-
bajo y de vida de los trabajadores, un mejoramien-
to palpable y notorio para cada cual.
Estimo que la realidad ha demostrado que la unión
de las políticas económica y social es cuestión cen-
tral en todo el mundo del socialismo, tanto en sen-
tido positivo como en el negativo. Allí donde no
se logró asegurar esa vinculación indisoluble, se pre-
sentaron el estancamiento, contradicciones y fenó-
menos de crisis.
Base y origen del despliegue de las fuerzas mo-
trices de la sociedad socialista, la unidad de la po-
lítica económica y la social viabiliza la voluntad
única del partido y del pueblo, garantizando con ello
la estabilidad política. Esto constituye para nosotros
un imperativo irrevocable/Otra cosa que también se
plantea es la necesidad de un esfuerzo permanente
para revelar las condiciones nuevas que permitan
preservar tal situación.
En resumen, cabe afirmar que la actual fisono-
mía del socialismo está determinada, en mi opinión,
por tres elementos esenciales: los imprescindibles
cimientos y leyes generales; los ideales y valores
emanantes de estas bases y, finalmente, el contexto
concreto y modo de realizar estos factores en cada
tramo histórico del devenir social.
SI COMPARAMOS'desde este punto de vista nues-
tras concepciones con las que el PCUS y otros va-
rios partidos hermanos han formulado últimamente,
creo que podemos sacar dos conclusiones principa-
les. La primera, es que jamás había sido tan fuerte
como ahora la identidad de posiciones entre el PCUS
y el PSUA en las cuestiones teóricas y estratégicas
fundamentales. Ante todo, en lo que atañe a la lucha
por el desarme, la distensión internacional, la segu-
ridad v la paz en base a la política de diálogo.
Esta coincidencia se extiende también a las posicio-
nes rectoras en cuestiones de la edificación del so-
cialismo. Consideramos, por ejemplo, que en el his-
tóricamente largo camino del desarrollo se nos plan-
tea la tarea de revelar en su plenitud las ventajas
y las fuerzas motrices, las potencialidades y los idea-
les del nuevo régimen. Recordemos que el rumbo
aprobado por el VIII Congreso del PSUA [1971]
apuntaba precisamente a esta meta. Hoy día, nues-
tros partidos coinciden en que la vinculación recí-
proca entre política económica y política social es
una característica esencial del socialismo. Somos
unánimes también en nuestras concepciones de la
estrategia económica, enfilada a intensificar la pro-
ducción y promover la aplicación en gran escala
de los adelantos científico-técnicos.
El cotejo de los objetivos e ideales del socialismo
enunciados por la XIX Conferencia Nacional del
PCUS con los correspondientes planteamientos del
Programa del PSUA muestra claramente que, pese
a las diferencias de formulación, la esencia de es-
tos documentos es la misma. Esto sienta, al mismo
tiempo, una base inicial para la colaboración entre
los partidos hermanos en diversos terrenos de cara
al cumplimiento de tareas comunes.
Pero hay un segundo aspecto que para nosotros
tiene tanta importancia como el primero: en el de-
lineamiento concreto de la política, cada partido
marxista-leninista se basa, lógicamente, en sus con-
diciones específicas. En este terreno existen nota-
bles diferencias entre el PCUS y el PSUA. ¿En qué
se manifiestan sobre todo? Una de las principales
decisiones del XXVII Congreso y de la XIX Confe-
rencia Nacional del PCUS fue la de acelerar el de-
sarrollo socioeconómico de la sociedad. Por lo que
se refiere a nuestro país, hemos conseguido durante
el último decenio un promedio anual de 4 a 5%
de crecimiento de la renta nacional, de modo que
debemos empeñar ingentes esfuerzos para mantener
dicho índice hasta el final de los años 80 y en el
período siguiente. Acrecentar el ritmo de desarrollo
habría sido por parte del PSUA una opción reñida
con la realidad, una decisión aventurera e imposible
de cumplir. Lo que sí planteó el XI Congreso [1986}
fue la tarea de acelerar el progreso científico-téc-
nico, especialmente en lo tocante al empleo econó-
micamente eficiente de tecnologías modernas, o tec-
nologías clave, como decimos nosotros.
Así pues, el PSUA y el PCUS enfocan los linea-
mientos de sus respectivas políticas para los años
90 desde posiciones de partida diferentes. Nosotros
planeamos mantener las actuales tendencias del de-
sarrollo; nuestros amigos soviéticos se proponen pa-
sar de la estagnación al crecimiento dinámico. Es
decir, que de situaciones distintas se derivan tareas
y métodos diferentes. Lógicamente, la política del
PSUA en este terreno no puede menos de diferir de
la línea que sigue el PCUS. Y esto, por lo visto, es
cierto también con relación a otras esferas.
A mi modo de ver, en los países socialistas obser-
vamos hoy dios concepciones de las vías de progre-
so científico-técnico. Una es la que propugnan, so-
bre todo, científicos de Hungría, la URSS y Polo-
nia; en la otra coinciden los de la RDA y algunos
otros países. Ambas parten de la necesidad de im-
pulsar el progreso científico-técnico, fuente princi-
pal de eficiencia económica, y aprovecharlo para
unir la política económica a la social. Esto reclama,
sin duda, el ulterior desarrollo de las relaciones de
producción socialistas. Aunque nadie discute este
punto, existen, sin embargo, diferencias de enfoque.
Los científicos soviéticos y los húngaros, por ejem-
plo, priorizan cambios medulares en las formas de
propiedad, la ampliación de las relaciones de mer-
cado y el despliegue de la democracia socialista.
Confían en que tales cambios desemboquen en acele-
rados avances de la ciencia y la técnica y en un
mayor rendimiento económico.
Nuestro Partido sostiene una concepción distinta,
basada en un análisis detallado de los cambios que
se presentan en el desarrollo de las fuerzas pro-
ductivas. Si partimos de la interpretación marxista
del problema, éstas constituyen, a mi juicio, el ele-
mento determinante del progreso social. Por eso, al
definir la estrategia económica procuramos deter-
minar exactamente qué tecnologías se tornarán de-
cisivas en los próximos decenios, y qué condiciones
conviene crear para el desarrollo acelerado y eficaz
utilización de las mismas. También centramos nues-
tra atención en cuestiones como los efectos del
uso de tecnologías punta para la economía nacio-
nal, las tendencias de reconversión que generan di-
chas tecnologías y las mudanzas que se producen
en el carácter y contenido del trabajo por ese mis-
mo motivo.
Sobre la base de semejantes consideraciones, tra-
tamos de sacar las conclusiones pertinentes respec-
to a la gestión administrativa y la planificación,
al perfeccionamiento de las formas de interés ma-
terial y a la formación de las relaciones monetario-
mercantiles; o sea, de cara al sucesivo desarrollo
de las relaciones de producción precisamente socia-
listas. En este plano, tomamos en cuenta no sólo
nuestra propia experiencia sino también los logros
de países capitalistas industrializados. Se observan
sensibles cambios en la estructura y en el sistema
de dirección de consorcios, cambios que responden
a las eventuales tendencias de progreso de la téc-
nica en los años 90. Esto constituye otra de las pre-
misas iniciales aceptadas por nosotros. El objetivo
consiste en crear poderosas unidades económicas,
capaces de materializar con gran eficiencia las in-
novaciones, afincarse activamente en el mercado
mundial y extender allí sus posiciones.
CONVIENE QUE NOS DETENGAMOS A VER otra
cuestión importante. Nuestros colegas soviéticos
—científicos, especialistas y funcionarios del paiv
tido— nos han preguntado más de una vez si nos
proponíamos o no promover el arriendo en la agri-
cultura. Nuestra opinión es que ello provocaría una
inevitable y pronta caída de la productividad en el
agro. Pequeño en comparación con su homólogo de
la URSS, este sector de la economía nacional de la
RDA alcanzó, en 1983-1987, los siguientes índices
promedios de rendimiento en quintales métricos por
hectárea: cereales, 44,6; patatas, 227; remolacha azu-
carera, 315; raíces forrajeras, 521; pastos verdes y
ensilaje, 420. Tan sólo estos números demuestran
que la situación en nuestro sector agropecuario es
distinta a la que se observa en la URSS.
No dudo de que el actual enfoque dado en la
URSS a los problemas de la agricultura sea indis-
pensable. Responde al propósito de incrementar cuan-
to antes la producción de alimentos y mejorar el
abastecimiento de la población. Me parece, sin em-
bargo, que el sistema de arrendamiento restringe
considerablemente la aplicación de los logros de la
ciencia y la técnica modernas.
Para confirmarlo citaré algunos datos relativos a
mi país. Precisamente en los últimos tres a cuatro
años, nuestra agricultura ha logrado notables avan-
ces. Habíamos detectado que las cooperativas no es-
taban en condiciones de aprovechar, por sí solas,
con gran eficiencia los resultados de las investiga-
ciones científicas y la maquinaria moderna. En vista
de ello optamos por el fomento de vínculos de coo-
peración entre las granjas estatales, las empresas
industriales y las cooperativas, para crear así mejo-
21
res condiciones con miras a una utilización más efi-
caz de los resultados de los trabajos científico-téc-
nicos.
Nuestra agricultura es una de las ramas rectoras,
cuya producción bruta aumenta sin cesar. Dado que
el 90 por ciento de la producción de alimentos pro-
cede de las cooperativas, estamos estudiando cómo
organizar y aprovechar mejor el trabajo en coopera-
ción y esta forma de propiedad, promover nuevas
formas de cooperación, aplicar en mayor escala y
con mayor rendimiento económico los logros de la
ciencia y la técnica.
Creo que de estos ejemplos se desprende que en
una serie de importantes cuestiones del desarrollo
social las posiciones objetivas de partida son dis-
tintas que en la Unión Soviética; y, como es sabido,
el éxito de toda política pasa por la toma en con-
sideración de las condiciones básicas.
EL SÉPTIMO PLENO DEL CC DEL PSUA expuso
con precisión y sin ambigüedades nuestra actitud
hacia el rumbo político del PCUS y la Unión Sovié-
tica.
Primero. No cabe duda de que es necesario llevar
a cabo en la URSS la perestroika de conformidad
con los acuerdos del XXVII Congreso y la XIX Con-
ferencia Nacional del PCUS. Esto atañe no sólo al
desarrollo interno de la sociedad soviética, pues to-
do observador imparcial comprende que, en los dos
próximos decenios, los destinos del socialismo mun-
dial dependerán en grado considerable de la marcha
de la perestroika.
Segundo. En la medida de nuestras posibilidades
apoyamos al máximo este proceso. Basta apuntar
que se han extendido considerablemente nuestros
vínculos económicos. Miles de ingenieros y obreros
cualificados de la RDA trabajan en importantes
proyectos acometidos en la Unión Soviética. Se está
llevando a la práctica el programa conjunto de mo-
dernización de la industria alimentaria y la indus-
íria ligera soviéticas. Suministramos parte conside-
rable de la maquinaria necesaria para ello. También
cieñe a ser un apoyo a la perestroika soviética el
lecho de que la edificación de la sociedad socia-
ista desarrollada en la RDA transcurra con éxito,
o cual asegura estabilidad política y dinamismo eco-
lómico y social en una frontera neurálgica, la más
sensible del planeta.
Tercero. Nuestro Partido respalda por completo la
ínea del PCUS y de su Comité Central. Este respal-
10 se concreta, en particular, en el hecho de que
ubliquémos todas las intervenciones de Mijaíl Gor-
achov e importantes documentos del PCUS. Este, a
u vez, apoya la política del PSUA. La conformidad
ntre ambos partidos ha sido reafirmada —con toda
recisión y claridad—, durante el reciente encuen-
•o entre Erich Honecker y Mijaíl Gorbachov.
Lo dicho no significa, sin embargo, que la polí-
ca seguida por un país pueda ser trasladada a
tros, o que estemos de acuerdo con todo lo que
t diga o se publique, que no son a veces más que
piniones individuales.
Cuarto. El PCUS y el PSUA arrancan de que no
ay ni puede haber un modelo de socialismo único
ira todos, y de que las leyes generales de la edifi-
ición socialista contemplan siempre condiciones
¡pecífícas. Esta conclusión no es novedosa. Este
io, nuestra República festeja su 40 aniversario. La
22
historia de los decenios transcurridos atestigua en
muchos aspectos el afán de tomar en consideración
los rasgos específicos del país, aunque esto no siem-
pre se haya logrado a carta cabal. Baste apuntar,
por ejemplo, que la forma en que se instauró y se
ejerce la dictadura del proletariado en la RDA di-
fiere de lo que observamos en otros países socialis-
tas. Esto vale también con relación a la manera de
promover la propiedad socialista, uniéndola con la
propiedad privada de los artesanos; al sistema plu-
ripartidista, a la política de alianzas y a otras mu-
chas cosas. Tanto en el pasado como en el presente,
la edificación del socialismo y el desarrollo de la
nueva sociedad en nuestro país presentan numero-
sos rasgos específicos, entre los cuales cabe desta-
car cuatro, por ser los más importantes.
Es, en primer lugar, el nivel de desarrollo de la
economía y la sociedad, alcanzado en la RDA. Nues-
tro país cuenta con una apreciable base técnico-ma-
terial, que ya ha sido modernizada y ha experimen-
tado grandes cambios estructurales en muchas ra-
mas de la economía en el transcurso de los últimos
10 a 20 años. Al propio tiempo, contamos con un
sustancial potencial científico que, aún en tiempos
del capitalismo, estaba vinculado parcialmente con
la producción. Notables son también los logros regis-
trados en el terreno de la enseñanza: el 90 por cien-
to del total de ocupados tiene estudios profesionales
terminados y casi una cuarta parte ha cursado ins-
trucción superior o de nivel medio especializada.
Agreguemos que nuestra clase obrera ha venido
acumulando experiencia a lo largo de muchas gene-
raciones, cultivando una alta disciplina de produc-
ción y otras cualidades positivas. Esto constituye
una notable diferencia —y al mismo tiempo una
gran ventaja nuestra— en comparación con otros
varios países socialistas, donde la clase obrera, en
su mayoría, se encuentra aún en su primera o se-
gunda generación.
El segundo rasgo específico son las añejas tradi-
ciones del movimiento obrero alemán, de gran im-
portancia para la edificación de la sociedad socia-
lista. En este plano, señalemos, por ejemplo, el pa-
pel de los sindicatos y el del movimiento coopera-
tivista, que ya habían denotado gran actividad en el
siglo XIX y siempre han estado unidos al movimien-
to obrero. Lógicamente, después de 1945 nos hemos
apoyado en estas dos corrientes tradicionales y las
hemos desarrollado en las nuevas condiciones. Así se
explica el gran número de cooperativas: de produc-
ción agropecuaria, de consumidores, campesinas, co-
merciales, crediticias, de construcción de viviendas,
etc. En el curso de la edificación socialista en la
RDA jamás se perfiló tendencia alguna a considerar
la actividad dé las cooperativas como secundaria o
a restringirla.
Entre las tradiciones históricas que todavía desem-
peñan un papel importante en el desarrollo de nues-
tra sociedad, figura la que nació de la lucha de los
comunistas contra el desempleo masivo en los años
de la República de Weimar. Esto condujo a concluir
que el socialismo y el desempleo eran incompatibles.
No podemos aceptar el modelo de una sociedad que
admita semejantes fenómenos.
Aparte de las tradiciones históricas, después de
1945 han surgido otras, empezando por la existencia
del sistema pluripartldista y terminando por la de
I unas doscientas organizaciones sociales, que expre- primer plano la consabida pregunta de si es posible
san los intereses específicos de diversas clases, gru- racionalizar sin generar desempleo. Considero como
pos o capas de la población. Desde hace ya cuaren-
ta años no sólo los cinco partidos que actúan en la una los
de las tareas estratégicas más importantes de
países hermanos la de probar y mostrar con los
RDA, sino también los sindicatos, las uniones de la
juventud, de artistas y científicos, la organización hechos en la mano que la automatización, la mo-
dernización y las mejoras tecnológicas no conducen,
de mujeres y algunas cooperativas presentan sus en
candidatos en las elecciones y forman grupos en or- el socialismo, a la aparición del contingente de
ganismos de representación popular. Esto significa desempleados.
cialismo (alto
También las otras ventajas del so-
nivel del sistema educacional y de
que, en la RDA, ya son tradicionales estructuras y
formas que hoy son consideradas en algunos países servicios médicos, así como la planificada solución
del problema de la vivienda y nuestros éxitos en el
hermanos como un elemento esencial de la demo- campo
cracia socialista o son creadas allí por primera vez. plir losderequisitos
la cultura) evidencian que, además de cum-
El tercer rasgo distintivo radica en el hecho de dad de la política intrínsecos del socialismo, la uni-
encontrarse la RDA en la divisoria de dos sistemas viste considerable significación lainternacional
económica y política social re-
en la
sociales y dos alianzas militares, por lo cual la rivalidad
construcción de la sociedad socialista en nuestra re- la RFA. con el capitalismo, especialmente con
pública transcurre en un contexto de vasta comuni-
cación internacional. En 1988, por ejemplo, se regis- EL VII PLENO DEL CC DEL PSUA TUVO EN
traron cerca de 6,9 millones de viajes de ciudadanos CUENTA todas estas consideraciones al trazar las
de nuestro país (la población adulta de la RDA suma líneas fundamentales de preparación para el XII Con-
12,8 millones de personas) a la RFA, Berlín Oeste y greso del Partido. También en los años 90 regirá la
otros Estados no socialistas. Al mismo tiempo, unos tarea de asegurar el incremento anual de la renta
7 millones de extranjeros procedentes de países capi- nacional en un 4%. Esto permitirá potenciar la uni-
talistas visitaron la RDA. dad de las políticas económica y social y la repro-
En gran parte de nuestro territorio nacional se ducción ampliada, así como cumplir otras tareas
captan 10 ó 11 programas televisivos occidentales. planteadas. Es de subrayar que dicho incremento
A más de eso, en zonas contiguas a nuestra frontera está determinado, ante todo, por fines sociales y
funcionan 34 radioemisoras germanooccidentales que busca la consecución de los mismos.
transmiten hacia el Este. Por cuanto es evidente No cabe duda de que la ulterior intensificación de
que todas esas emisiones y programas no tienen por los procesos productivos es la única manera de al-
objetivo fortalecer el socialismo, las cuestiones de canzar el éxito, y para ello hace falta disminuir los
la estabilidad política en el deslinde de los dos sis- insumes en todas las ramas de la producción, por
temas sociales revisten suma importancia tanto pa- cuanto no tenemos otras fuentes de crecimiento eco-
ra el desarrollo interno de la RDA como para el equi- nómico. A comienzos de los años 80, gracias a las
librio de fuerzas y la paz en Europa Central. El man- medidas de organización adoptadas, se logró redu-
tenimiento de la estabilidad política, cualesquiera cir notablemente los insumes de materias primas,
que sean las condiciones existentes, constituye, en combustible y trabajo vivo. Desde luego, todavía se
mi opinión, otro tema clave de la edificación del puede hacer algo en esa misma dirección, pero estas
socialismo en nuestro país. En este plano se preci- medidas ya no actúan como premisas esenciales del
san, por una parte, dinamismo económico y social subsiguiente progreso. Consideramos que los princi- ..
y, por otra, una labor teórica y político-ideológica pales medios para intensificar la producción radi-
acorde a dichas condiciones, para poder detectar a can en la promoción de modernos sistemas de ges-
tiempo los problemas, reaccionar de modo adecuado tión administrativa, en la informatización de la so-
y flexible y contribuir a resolverlos. ciedad y en el uso de tecnologías punta de alto ren-
El cuarto rasgo consiste en que la RDA tiene en- dimiento.
frente de sí a la República Federal de Alemania, eco- Creo que en este plano se perfilan también nexos
nómicamente el país más poderoso de Europa Occi- indisolubles con las tareas planteadas en orden a
dental, el que, después de EE.UU., posee el mayor la protección del entorno natural. Aunque la RDA
potencial bélico en la OTAN y, por consiguiente, ejer- ha avanzado mucho en este aspecto, la interacción
ce considerable influencia política, ostentando, si- de la economía y la ecología seguirá teniendo suma
multáneamente, el más alto nivel de vida entre los importancia en los años por venir. Me refiero a la
Estados eurooccidentales. necesidad de enlazar los requisitos ecologistas con
De ello se desprenden varias conclusiones impor- el proceso de reproducción social. Además de dis-
tantes. Ante todo, el PSUA debe aplicar una política minuir los gastos, la reducción del consumo de ener-
económica enfilada a viabilizar altas tasas de cre- gía por unidad de renta nacional permite preservar
cimiento económico. De ahí que una de las cuestio- nuestro medio ambiente. Por otro lado, los procesos
nes centrales sea la de cómo garantizar un desarro- tecnológicos de reciclado brindan esa misma ven-
llo dinámico en cualesquiera coyunturas. taja doble.
El potencial económico de la RFA seguirá siendo greso En el marco de los preparativos para el XII Con-
superior al de la RDA. Está claro desde hace mucho de del Partido, debemos estudiar cómo se pue-
que la influencia y la atracción internacionales del tes. Estamosestas
resolver y otras muchas cuestiones pendien-
socialismo dependen, ante todo, del grado en que cimiento de la economía deconvencidos que el dinámico cre-
logra transformar el acrecentamiento del poderío construcción de la sociedadessocialista, la base para la feliz
y que el per-
económico en avance por la vía del progreso social. feccionamiento de ésta en todas sus esferas
En los debates con socialdemócratas, y especialmen- a su vez, premisas favorables para el desarrollo sienta,
te con sindicalistas, se promueve una y otra vez al nómico. eco-
23

REALIDADES, QUE NO DOGMAS
U SHENZHI,
vicepresidente de la Academia de Ciencias Sociales
de la República Popular China
LA CUMBRE soviético-china del pasado mes de
mayo —la primera en los últimos treinta años— se-
ñala un momento importante en la vida internacio-
nal. El intercambio de opiniones entre los dirigentes
de ambos Estados y partidos comunistas sobre pro-
blemas de la política mundial, cuestiones de princi-
pio y las perspectivas del desarrollo de las relacio-
nes bilaterales, así como los acuerdos alcanzados,
responden a los intereses a largo plazo de los pue-
blos soviético y chino, de la causa de la paz univer-
sal y la seguridad.
• ¿Significa esto que se van a reconstruir las re-
laciones bilaterales sino-soviéticas de los años 50?,
tal fue la primera pregunta diriga a Li Shenzhi, vi-
cepresidente de la Academia de Ciencias Sociales de
China, en el marco de la entrevista concedida en
Pekín, el pasado mes de mayo, a un colaborador de
Revista Internacional.
— No, no significa tal cosa. En la década del 50,
tanto China como la Unión Soviética consideraban
estas relaciones como «especiales». Pienso que pre-
cisamente por eso carecían de solidez. Creo que, en
general, cualquier Estado socialista debe mantener
con los demás países socialistas relaciones norma-
les, que no especiales. Considero erróneas las defi-
niciones altisonantes que califican al socialismo de
«gran familia» o «alianza fraternal de Estados so-
cialistas». Los vínculos de China, ya sea con la Unión
Soviética, los Estados Unidos, Japón, Birmania o Fi-
lipinas, no presentan, en mi opinión, diferencias esen-
ciales —que sólo pueden existir en materia de eco-
nomía— y descansan sobre los cinco principios de
la coexistencia pacífica.
Si cabe hablar de algo que sea común a todos los
países socialistas, este algo es la reestructuración,
lo único que todos nosotros necesitamos especialmen-
te hoy en día. En esta esfera hemos de aprender los
unos de los otros e intercambiar experiencias.
• Pero los países socialistas están unidos por la
ideología marxista-leninista común.
-— Sí, el marxismo científico es nuestra ideología
oficial. También es cierto que en los organismos eco-
nómicos de estos países la propiedad socialista de
los medios de producción ocupa las posiciones de
cabecera; predomina la economía planificada. Sin
24
embargo, creo que llegamos a olvidarnos de que jun-
to con lo común existe lo específico, de que cual-
quier país —capitalista o socialista— se distingue
de otros, y no se puede aceptar un modelo único,
universal.
Sólo gracias a la reforma emprendida por Deng
Xiaoping y sus seguidores en China se dio luz ver-
de a la innovación tanto a nivel de la práctica co-
mo en las Investigaciones científicas. Debo recono-
cer que el aporte que han hecho nuestros sociólogos
para argumentar la necesidad de renovación desde
el punto de vista científico, es todavía reducido.
¿Por qué? Porque eran demasiado fuertes las ata-
duras del pensamiento fosilizado, dogmático, y de
las ideas de la impecabilidad del régimen socialista
tal como lo veíamos antes. Además, en aquella épo-
ca carecíamos por entero de la posibilidad de pen-
sar libremente y expresar ideas no ordinarias que
desbordaran el rígido marco de los cánones vigen-
tes.
Los diez años transcurridos dssde el histórico
III Pleno del CC del PCCh del undécimo mandato,
celebrado en diciembre de 1978, han sido años de
búsqueda en todas las direcciones. Nn sa ha dejado
de lado ninguna esfera de la vida de la sociedad
china, comprendida la intelectual. El intenso es-
fuerzo de indagación se ha plasmado en renovación
constructiva del estado de cosas en el país. Hoy po-
demos decir que el nuevo pensamiento transforma
nuestra realidad.
Sería prematuro hablar de la existencia de un sis-
tema integral de nuevos enfoques e ideas. A mí, per-
sonalmente, no me da miedo el que, a veces, tenga-
mos que actuar «a tientas». Uno se pregunta, válga-
nos aquí un dicho chino, cómo «pasar el río sin
agarrarse a las piedras». Hay que estudiar a fondo
los nuevos fenómenos, analizar minuciosamente los
pasos que se han dado y que habrá que dar. Esto no
es sencillo, desde luego,, y nuestra experiencia lo
confirma: cuando se inició la reforma, en China no
había una fuerza dirigente única. Tal vez, esta direc-
ción ideológica omnímoda no existe hasta la fecha.
La cuestión de cómo avanzar queda sin responder.
Muchos participantes de los recientes sucesos en las
calles y plazas de Pekín consideraban que la res-
puesta consistía en democratizar.
• El camino de pruebas y errores, de hallazgos y
pérdidas no es en absoluto una particularidad del
modelo chino de socialismo...
- Pienso que ningún país socialista que haya em-
prendido o emprenda la reestructuración evitará de-
terminadas conmociones, a cada uno le acechan di-
ficultades. Se producen explosiones sociales en
Yugoslavia, y preveo cataclismos en otros países.
Desgraciadamente, los sociólogos no siempre lo-
gran anticipar la marcha del acontecer y, en parti-
cular, predecir el desarrollo de los futuros procesos
socioeconómicos. Incluso cuando se hallan a tiempo
soluciones no ordinarias a los problemas en ciernes,
los métodos tradicionales de dirección impiden lle-
varlas a la práctica con audacia.
• Se oye con frecuencia la definición «socialismo
con rasgos específicos chinos». ¿Podría Ud. desci-
frarla?.
— Por paradójico que parezca, puede ser que na-
die le dé una respuesta precisa y completa. En cam-
bio, vemos con claridad las raíces de esta especifi-
cidad, raíces que se adentran en las condiciones his-
tóricas concretas del desarrollo de la sociedad chi-
na y son determinadas por el estado en que el pue-
blo liberado heredó este país. La especificidad ac-
tual no es otra cosa que la herencia del pasado, la
manifestación de viejas costumbres que todavía im-
peran sobre nosotros. Hay que rechazarlas con de-
cisión, pero no se puede cambiar todo de golpe. Y es
que desde el Pleno a que me he referido antes y
que marcó un punto de inflexión, hasta el momento
actual median apenas diez años. Los verdaderos ca-
racteres específicos del desarrollo del socialismo en
China se pondrán indudablemente de manifiesto gra-
cias a una larga e intensa labor y búsquedas cons-
tructivas. Creo que para ello se necesitarán otros
veinte o, quizás, treinta años. Lo bueno no dejará
de cristalizar, y podremos apreciarlo tanto nosotros
mismos como el mundo entero.
• A China le corresponde la autoría de muchas ini-
ciativas, experimentos e ideas innovadoras que vieron
la luz en el marco de las cuatro modernizaciones.
El XIH Congreso del PCCh, en 1987, proclamó la con-
cepción de la «etapa inicial del socialismo» en la
RPCh. Háblenos, por favor, de esta concepción.
— Me abstendré de citar fórmulas oficiales, que
Ud. podrá encontrar en los documentos del Con-
greso 1. Le voy a dar mi opinión personal. A mi mo-
do de ver, lo principal en este terreno es el realis-
mo. Todos los pasos prácticos son predeterminados
por la comprensión de un hecho capital, a saber,
que el socialismo en China salió de las entrañas de
una sociedad semicolonial y semifeudal. La valora-
ción realista de las posibilidades de la China de hoy,
habida cuenta del conjunto de problemas económi-
cos, políticos, culturales y educacionales, nos pre-
serva contra la utopía 2 . Del enfoque sensato, sope-
sado y apoyado en el análisis y cálculos científicos
se desprende claramente la imposibilidad de cons-
truir el comunismo en un futuro visible. Si se me
preguntara, cuáles son nuestros objetivos, responde-
ría así: construir una sociedad algo mejor que la ac-
tual. Necesariamente, tiene que ser más perfecta, pe-
ro por el momento no se trata de una sociedad ideal
de la abundancia.
Es posible que dentro de unos cuantos años el
XIV Congreso del PCCh formule ideas y conceptos
nuevos, más a tono con la realidad. A mí entender,
1
«China atraviesa la etapa Inicial del socialismo —se dice
en el Informe de balance del CC del PCCh al XIII Congreso—.
Esta tesis tiene dos sentidos. Primero, nuestra sociedad ya es
socialista, y tenemos que seguir firmemente el socialismo que
no apartarnos de él. Segundo, la sociedad socialista en nues-
tro país todavía está en su etapa inicial de desarrollo, y no
tenemos que saltarla. Debemos partir de esta realidad...
Nuestro socialismo- salió de las entrañas de una sociedad se-
micolonial y semifeudal.'En cuanto al nivel de desarrollo de
las fuerzas productivas, estamos muy a la zaga de los países
capitalistas industrializados. Precisamente esa circunstancia
predeterminó para nosotros la necesidad de pasar por una
etapa inicial de desarrollo bastante larga, en la cual tendre-
mos que industrializar el país, socializar, comercializar y mo-
dernizar la producción, o sea, hacer lo que muchos otros paí-
ses2 hicieron en las condiciones del capitalismo.» —N. de la Red.
Ejemplo a la inversa: en los años del «gran salto» se co-
reó mucho la consigna «¡Tres años de trabajo tenaz, diez mil
años ds felicidad!». —N. de ¡a Red.
es así como se verifica el progreso. Cierto es que
algunos hombres de pensamiento dogmático se dan
prisa en calificar este proceso de «involución» o «re-
troceso», pero no estoy de acuerdo con ellos en ab-
soluto. Repito que desde las posiciones del realismo,
esto es progreso, porque la concepción de nuestra
reestructuración descansa sobre las realidades chi-
nas y precisamente por eso tiene que llevar a buen
puerto.
• ¿Cuál es el objetivo de la reforma política en Chi-
na? ¿En qué consisten sus éxitos y dificultades?
— El objetivo de la reforma política consiste en
construir, por vía verdaderamente democrática y en
plena concordancia con la legalidad y el orden, la
sociedad socialista. ¿Es capaz de hacerlo un pueblo
«trabado» en el sentido de sus libertades y derechos
políticos?
Recordemos que en su tiempo los fundadores de
la teoría socialista proclamaron ideales elevados, no-
bles y muy sugestivos. Es verdad que el socialismo
ha dado a la gente mayor seguridad social. Este lo-
gro y, en primer lugar, el pan de cada día garanti-
zado de por vida y el hogar, son resultado de una
actitud crítica hacia el capitalismo. Al mismo tiem-
po, en la práctica, el hombre en nuestro país se di-
luía cada vez más en la colectividad y se le perci-
bía cada vez menos como individuo creador y acti-
vo; en fin de cuentas, la personalidad del ser huma-
no se esfumó en la masa. En el pasado, a medida
que se iban fortaleciendo el poder y el gobierno dic-
tatorial, las libertades ciudadanas en China eran obje-
to de conculcaciones cada vez mayores. Por eso es-
timo que si queremos que el socialismo avance, de-
bemos reconocer en mayor grado el valor de cada
individuo. Pero éste es un asunto archidifícil.
La reforma política plantea problemas básicos y
de principio. Nuestros teóricos también están traba-
jando duro para resolverlos. Los planteamientos son
correctos, pero no existe plena claridad en cuanto.
a las vías de su solución. Se han trazado programas,
a veces muy buenos, pero ¿cómo realizarlos, cómo
actuar para lograr el objetivo? Por el momento hay
más preguntas que respuestas.
• Al hablar ante los representantes de los medios
sociales chinos en Pekín, Míjail Gorbachov, refirién-
dose a la perestroika en la Unión Soviética, dijo
que la reforma económica no fructificará si no es
apoyada con profundos cambios políticos y citó la
conclusión más importante de la XIX Conferencia
nacional del PCUS: la necesidad de conjugar orgá-
nicamente el socialismo con la democracia.
— Veo en ello una confirmación de que en la pro-
blemática de la reforma política y la democratiza-
ción en China no hay nada que sea puramente espe-
cífico de este país. En ningún Estado socialista po-
drá realizarse la reforma económica si no va acom-
pañada de una reforma política.
No cabe duda de que nuestro pueblo debe tener la
posibilidad de expresar sus demandas y aspiracio-
nes. Pero por el momento nos falten democracia y
derechos. Cuando haya más democracia y tengamos
más derechos, ése será el primer éxito de la refor-
ma del sistema político en China popular.
25

IMPRESIONES PERSONALES
LO QUE VERA EL HABITANTE
BMIU.0NESSMO DE MONGOLIA
LA TORRE de televisión se alza enhiesta al encuen-
tro del cielo cual deseosa de competir en altura con
los majestuosos tejados del aledaño templo budista.
Al lado mira a la bóveda celeste la enorme antena
parabólica del sistema «Órbita» de telecomunicación
vía satélite... Cual trasladadas de Europa, las ba-
rriadas de edificios residenciales se hallan rodeadas
de un mar de yurtas, las tradicionales viviendas de
los nómadas... En una plaza, una muchacha vistien-
do un traje de mezclilla departe animada con un
joven que lleva la tradicional bata enguatada y bo-
tas de punta fina, retorcida hacia arriba (según la
creencia popular, el calzado no debe arañar la su-
perficie de la tierra, «la madre nuestra que nos da
de comer y de beber»)... Intensa concentración es-
piritual en los rostros de la gente que escucha can-
tos guturales, tan insólitos para los extranjeros, en
un concierto de arte folclórico; chiquillos agolpados
en torno a una grabadora que lanza al aire atrona-
dores acordes de música moderna.
Ulan Bator, capital de un lejano y por tanto
enigmático para muchos país, apareció ante nues-
tros ojos lleno de contrastes, dominado por un mar-
cado entrelazamiento de lo nuevo y lo antiguo. En
el mundo socialista, por supuesto, tenemos mejor
conocimiento de Mongolia, y no sólo de oídas, pero
incluso para nosotros —que llegamos a ese país
miembro del CAME por invitación del CC del Parti-
do Revolucionario Popular Mongol para estudiar la
experiencia de edificación de la sociedad socialista
obviando la fase capitalista—, muchas cosas nos ha-
cían el efecto de una verdadera revelación. Tenien-
do presente, por supuesto, que al triunfar la Revo-
lución de 1921 no había allí ni industria ni agricul-
tura desarrollada.
De cara al hombre
... En el Museo de la Revolución Popular, sito
en la capital del país, vimos el «Juramento de Mili-
tantes», el primer documento del Partido fundado
en 1920, que exhortaba a «situar por encima de to-
do los intereses de las capas humildes.., alcanzar
una vida feliz, sin opresión del hombre por el hom-
bre». Esta misma tarea figura en el actual Progra-
ma del PRPM, aprobado por su XV Congreso en 1966.
Y que, entre otras metas fundamentales, contempla
el sucesivo mejoramiento del bienestar económico
y nivel cultural de la población.
Últimamente se han operado ciertos cambios en
la vida social del país, lo cual nos fue confirmado
documentalmente en el Comité Estatal de Economía
y Planificación. De 1965 a 1987, los ingresos reales
y monetarios per cepita aumentaron en un 60% y
un 190%, respectivamente, el tiempo que la renta
nacional generada por habitante registró un incre-
mento de un 80%.
Las estadísticas causaban buena impresión, pero
26
la realidad resultaba a veces algo distinta. Cuando
entramos en una tienda capitalina, vimos gente ha-
ciendo cola para comprar carne: aunque Mongolia
ocupa el tercer lugar del mundo en la producción
de carne per cepita, el consumo de este producto
ha bajado sensiblemente: 89 kg al año. En otros
tiempos ese índice llegó a rebasar los 100 kilos.
Claro, pensamos, aún así, es más de lo que se con-
sume en Gran Bretaña, Suecia, Japón y algunos otros
países industrializados. Pero hay que tener en cuen-
ta que de antaño la carne ha sido y sigue siendo
el alimento básico de los mongoles. En unos gran-
des almacenes, los mayores del país, que ocupan
un edificio de cuatro plantas, no había a la venta
ni buenos tapices, ni artículos de lana de alta ca-
lidad ni ropa de piel, cuya fabricación nacional
podría cubrir por completo, a nuestro juicio, la de-
manda del público, dadas las disponibilidades loca-
les de materias primas.
¿Por qué, entonces, la orientación social procla-
mada en las resoluciones del ya lejano XV Con-
greso del PRPM y en otros documentos no se ha
concretado en hechos reales? La respuesta, sincera
y honesta, la encontramos en los materiales del
V Pleno del CC del PRPM, celebrado en diciembre de
1988. En los decenios anteriores, señaló en el Pleno
el Secretario General del CC, Zambyn Batmunj, se
cometieron distorsiones y deformaciones, motiva-
das, las más de las veces, por los errores y desa-
ciertos de la dirección del Partido y del Estado,
por el culto a la personalidad de Stalin y la de
Choibalsán1. Por muy amarga que resulte, esta con-
fesión es prueba, a nuestro juicio, de la fuerza del
partido, de su madurez y su fe en el pueblo.
Mongolia emprendió la senda de la edificación
socialista detrás de Rusia. Imitó e hizo suyo lite-
ralmente todo, aun cuando iba a contrapelo de la
idiosincrasia nacional y del tradicional estilo de vi-
da. La industrialización y la mecanización de la agri-
cultura, en extremo indispensables para la transi-
ción «acortada» al socialismo, relegaron a un se-
gundo plano las demandas y preocupaciones coti-
dianas del hombre, a pesar de que el crecimiento
económico está llamado —en este nuevo régimen—
a servir precisamente los intereses del individuo. Así
las cosas, la República aún sigue rezagada consi-
derablemente de los países europeos del CAME, en
lo que al nivel de'bienestar se refiere, sin que por
ahora esas diferencias tiendan a disminuir.
En esto se deja sentir también, entre otras co-
sas, la situación demográfica, la cual retarda, en
buen grado, el desarrollo de la sociedad, manifestó
—en la charla que sostuvo con nosotros— el com-
pañero B. Tsend Ayuush, vicepresidente primero del
Comité Estatal de Planificación. A mediados de 1988
nació el bimillonésimo habitante de Mongolia; hace
siete decenios, la población del país era casi cuatro
veces menos numerosa. Una nación que antes de la
Revolución estaba condenada a extinguirse porque
la mitad de los hombres eran monjes, que habían
hecho voto de celibato, se ha transformado en una
sociedad de gente joven: el 45% de la población es
menor de 16 años. Por eso, algunos problemas socia-
les que es posible resolver con relativa facilidad en
los países desarrollados, resultan difíciles de supe-
i I Choibalsán (1895—1952), estadista y dirigente del PRPM
Primej. Ministro de la RPM en 1939—1953. —N. de la Red.
rar en las condiciones específicas de Mongolia. Las
capacidades de producción y de construcción no dan
abasto para cubrir las crecientes demandas de la
población. El éxodo a las ciudades, donde se con-
grega ya más de la mitad de los habitantes de la
República, ha rebasado ya los límites de lo razo-
nable. Otro serio motivo de preocupación es la esca-
sez de puestos de trabajo en algunos aimaks2.
El Partido se ha convencido de que, mientras no
se hayan resuelto los problemas sociales, la socie-
dad no puede seguir progresando a alto ritmo. Esta
conclusión constituye un importante elemento de la
nueva línea política trazada en el XIX Congreso del
PRPM (1986). El objetivo de la renovación consiste
en crear condiciones adecuadas para el desarrollo
integral del individuo, imbuirlo de activismo social
y cultivar en él una gran riqueza espiritual.
Se nos informó que, a diferencia de los planes
anteriores, precisamente las «cuestiones humanas»
son las que han sido elaboradas más a fondo y con
mayor detalle en las Orientaciones Fundamentales
para el Desarrollo Económico y Social de la RPM
en 1986—1990. Los fondos de consumo se incremen-
tan en casi un 25%, al igual que los recursos asig-
nados a actividades sociales y culturales. Los in-
gresos monetarios de la población aumentarán casi
en la misma proporción. Es de señalar que en Mon-
golia los precios de las mercancías de uso cotidia-
no permanecen sin variar desde 1959. Nos entera-
mos de que los recursos obtenidos al recortar los
gastos de defensa y administración en 1988 sirvie-
ron igualmente para mejorar la vida del pueblo.
Este año, un tercio del total de inversiones —más
de lo que se asignaba antes— va destinado al desa-
rrollo de la base material de la esfera social. Es
decir que la política se vuelve de cara al hombre...
El destino de los pastores en la era cósmica
Al avistar en las inmensas estepas y las estriba-
ciones de montañas una que otra yurta, uno com-
prende mejor las complicaciones de la vida nóma-
da y los difíciles problemas que acarrea ésta a los
organismos de sanidad, enseñanza, cultura, comer-
cio, transporte y comunicaciones. ¿Cómo resolver-
los? ¿Basarse en los métodos de trabajo desarrolla-
dos durante siglos y el tradicional modo de vida de
los ganaderos o asimilar la experiencia de los paí-
ses más desarrollados, donde hace tiempo que la
agricultura ha sido industrializada? Hoy por hoy,
no existe una respuesta categórica al respecto. Por
esta razón, el PRPM se esfuerza por elaborar minu-
ciosamente y llevar a la práctica una flexible polí-
tica socioeconómica.
Anteriormente, el Partido solía concentrar sus
energías en el cumplimiento de tareas económicas.
Esto se debió en parte, según nos explicó el com-
pañero G. Miegombo, rector de la Escuela Superior
del Partido, a que Mongolia aspiraba a convertirse
en un Estado industrial. Ahora la situación está cam-
biando. El IV Pleno del CC del PRPM (1987) exa-
minó detalladamente, por ejemplo, las necesidades
e inquietudes de los trabajadores del campo.
Teniendo presente el papel rector que sigue jugan-
do la ganadería, el Partido estima que las condicio-
2 pequeña que el aimak. La extensión de dicho somon es de
Aimak: gran unidad de división territorial y administrati-
va. —N. de la Red.
nes de vida de los ganaderos determinan también
las perspectivas de desarrollo de esta rama. Sin
embargo, la afluencia de inversiones y maquinaria
al campo (en algunas zonas hay un tractor o un
automóvil por cada cuatro o cinco familias) no se
traduce en rendimiento económico proporcional. La
causa principal de ello, según se hizo constar; en
dicho Pleno del CC, radica en que siguen pendien-
tes de solución muchas cuestiones relacionadas con
el hombre como factor primordial, que determina
los destinos de esta rama de la agricultura.
¿Qué se proyecta hacer en este plano durante los
próximos años? En busca de la respuesta viajamos
al somon3 Bayandelguer.
En la capital nos habían dicho que el problema
más agudo en el país era el de la vivienda. Un se-
tenta por ciento de la población vive en yurtas o
construcciones de madera. Viviendas escasean tam-
bién en la cabecera del somon que visitamos. Aun-
que se está ampliando la construcción de casas, con
prioridad para las poblaciones de zonas rurales, di-
fícilmente —pensamos nosotros— modifique esto a
fondo el modo de vida de los pastores, quienes tras-
human con los rebaños durante dos tercios del año;
sólo en invierno y primavera permanecen en un mis-
mo lugar. ¿Por qué, entonces, no se construyen pre-
cisamente allí, en los campamentos de pastores, ca-
sas modernas, provistas de comodidades, en las que
sería más fácil resistir los crudos fríos?
Resultó que en la agrupación agropecuaria «Jer-
lenbayan», ubicada en los términos del ya mencio-
nado somon, ya se habían construido varias casas
de este tipo. Antes de que finalice el quinquenio en
curso sumarán unas treinta, pero la demanda supe-
ra al triple esta cifra. Pero por ahora hay falta de
mano de obra y personal técnico, de materiales y
recursos financieros, aunque la agrupación costea
por su cuenta la mitad del total de gastos, nos dijo
N. Namzhig, presidente de la agrupación. En otros
samanes, la construcción de casas bien acondicio-
nadas para los pastores avanza a mejor ritmo; sin
embargo, las yurtas siguen siendo la vivienda más
usual de los mismos.
Después de dar muchas vueltas por la estepa, nues-
tro auto se detuvo, al cabo de una hora y media,
en un campamento de pastores. Entramos en una
yurta y examinamos curiosos su interior: varias ca-
mas, un baúl, unos cuantos armarios bajos, escapa-
rates, una docena de libros con huellas visibles de
múltiples lecturas, maletas colocadas una encima
de la otra, una máquina de coser. Una bombilla eléc-
trica alumbraba la vivienda; en el lugar más visible
se encontraba un televisor portátil, aparato que no
se ve en cada hogar mongol ni mucho menos.
— ¿Que tal se da la vida de pastor? —preguntamos
al dueño de la yurta—. Es dura, contesta franca-
mente G. Badam, un hombre de 45 años. Hay trabajo
de sobra, desde el amanecer hasta bien entrada la
noche. Los hijos le ayudan (tiene ocho en total); los
más pequeños montan bien a caballo y vigilan el
rebaño. Los mayores estudian en lu cabecera del
somon y se reúnen con sus padres únicamente du-
rante las vacaciones. ¿Que cuáles son las «delicias»
3
Somon: unidad de división territorial y administrativa más
140 mil hectáreas; su población, de 2.600 personas. En total,
en la RPM existen 360 somones. —N. de los autores.
27
de la vida nómada? Lo más imprescindible: un saco
de harina, sémola, té en briqueta, azúcar, lo traen
una o dos veces al mes. Las demás mercancías no
llegan con tanta regularidad. Cierto es que ahora
las cosas están cambiando: los artículos más soli-
citados (tapices, máquinas de coser, pequeños gru-
pos electrógenos, motos) se destinan, en primer tér-
mino, a los pastores.
El modo trashumante dificulta la labor de los ser-
vicios de sanidad: pero cada brigada de pastores
cuenta con una enfermera y un practicante, y man-
tiene enlace radiotelefónico con la hacienda cen-
tral.
En salud pública, Mongolia ocupa un lugar bas-
tante bueno entre los países del CAME 4 , nos expli-
có, ya en Ulan Bator, el titular del ramo Ch. Tseren-
nadmid. Pero, a veces, encomiables estadísticas no
dejan ver la realidad. A pesar de que el Estado in-
crementa de año en año las asignaciones para sa-
nidad (ahora representan un 10 por ciento del pre-
supuesto nacional), aún faltan médicos para cubrir
las zonas rurales. ¿Qué se hace para normalizar la
situación? Se ha aumentado la matrícula de alum-
nos de medicina en las especialidades de pediatría,
obstetricia y ginecología. Se dan pasos para acre-
centar la dotación de los hospitales interdistritales:
actualmente, en cada establecimiento hay de cinco
a siete médicos, pero en adelante su número será
duplicado. Se pone énfasis en la profilaxis de las
enfermedades y en la dispensarización total de la
población.
Visitamos también el club distrital, construido ha-
ce dos decenios. Es un edificio bastante viejo y con
escaso aforo: sólo 140 plazas, mientras que haría
falta el triple. Tiene una biblioteca con 10.000 vo-
lúmenes. Por las noches, los jóvenes —en buena ar-
monía con el espíritu de esta época— acuden a la
discoteca que funciona en ese mismo club. No te-
nemos recursos suficientes para construir un nuevo
club —nos explicó N. Namzhig—. Pensamos hacer-
lo en cooperación con el Estado...
El poder asistir a las deliberaciones en el Gran
Jural del Pueblo 5 —nuestra estancia coincidió con
uno de sus períodos de sesiones— significó para no-
sotros una oportunidad de asomarnos al mañana de
la vida cultural en el campo. Aunque en las reunio-
nes se esgrimieron datos bastante elocuentes °, tam-
bién se hizo constar que el trabajo en este dominio
no había alcanzado aún la necesaria magnitud y
eficiencia. Por eso se asignan cuantiosos fondos pa-
ra que cada somon cuente con un centro de cul-
tura bien equipado, provisto de biblioteca, salas de
cine y espectáculos, gimnasios, locales para los
círculos vocacionales artísticos y técnicos. Hasta el
4
Por 10 mil habitantes hay 26 médicos (el 70 por ciento
son mujeres), 82 trabajadores médicos de nivel medio y 112
camas de hospital.
5
Máximo órgano legislativo de poder estatal cíe la RPM.
De sus 370 diputados, el 27,6 por ciento son obreros; el 28,1
por ciento, trabajadores del campo; el resto, empleados e in-
telectuales.
6 se mostró dispuesto a trabajar en suris. ¿Qué fuer-
En Mongolia, por cada 4.400 personas hay un club o casa
de cultura; por cada 3.700, una Instalación para proyecciones
de cine; por cada 2.100, una biblioteca. Por las cifras de asis-
tencia a teatros (número de espectadores por cada mil habi-
tantes), la RPM ocupa el primer lugar entre Ins países del
CAME. En las bibliotecas populares hay, aproximadamente,
50.000 volúmenes por cada 10 mil habitantes, de modo que
también en este índice la. República aventaja a numerosos Es-
tados.
28
final de próximo quinquenio habrá que construir y
efectuar reparaciones generales para habilitar más
de trescientos centros de ese tipo, dotándolos de per-
sonal competente y del equipamiento necesario.
Cuando leíamos los materiales de las sesiones del
Gran Jural, recordamos nuestro encuentro con el
pastor G. Badam. El nos había dicho que no se sen-
tía aislado del mundo. El programa radial de infor-
mación funciona desde las seis de la mañana hasta
la medianoche. Continúa extendiéndose la cobertu-
ra de la televisión, que cuenta ya más de veinte
años de servicio en el país. Gracias a las líneas de
retransmisión, 16 de las 18 capitales de provincia
reciben los programas de la televisión nacional, du-
rante varias horas al día. En los próximos dos años,
todos los centros de población del país podrán sin-
tonizar emisiones televisivas transmitidas desde Ulan
Bator.
Pero, lógica pregunta, ¿cuándo llegará a cada
yurta la «pequeña pantalla»? Nos enteramos de que
los trabajadores del sector de comunicaciones tie-
nen pensado utilizar con este fin un satélite. A te-
nor del Programa Complejo de Progreso Científico-
Técnico de los países del CAME, se planea para 1994
colocar en órbita espacial un satélite de telecomu-
nicaciones, uno de cuyos canales será aprovechado
por Mongolia sobre bases comerciales. Por cierto
que las imágenes en blanco y negro en las panta-
llas de televisores portátiles del tamaño de un li-
bro, ya no satisfacen a los pastores, y éstos sue-
ñan con grandes televisores de color, que puedan
ser alimentados desde grupos electrógenos a gaso-
lina. Lamentablemente, tales aparatos no han apa-
recido todavía en los comercios.
En los lugares de pastoreo vimos pequeños gru-
pos electrógenos que fueron adquiridos en Japón,
por la buena razón de que en los países del CAME
no se fabrican equipos de características similares
en cuanto a peso y fiabilidad. Tendrán que pasar
unos diez años, según se planea, antes de que e)
Estado pueda proporcionar tales equipos a todas las
suris7. Sin embargo, los grupos electrógenos mó-
viles consumen mucho combustible. ¿No sería mejor
utilizar —dadas las condiciones naturales y climá-
ticas del país— otras fuentes de energía, como el
viento, el sol, los ríos y el gas biológico? En el Co-
mité Estatal para la Ciencia, la Técnica y la Ense-
ñanza Superior nos explicaron que ya se había co-
menzado a trabajar en tales proyectos.
Los resultados de recientes encuestas sociológicas
ponen de relieve la importancia de las medidas que
el Partido y el gobierno vienen adoptando para me-
jorar las condiciones de vida de los trabajadores
rurales. Dichos sondeos revelan que el oficio de
pastor es hoy- mucho menos atractivo que antes pa-
ra los jóvenes debido a las dificultades de la vida
en la estepa, el subdesarrollo de la esfera social,
la insuficiente remuneración y el mero deseo de per-
manecer entre la gente. Entre los jóvenes de 16 a
18 años, sólo un 3 por ciento de los interrogados
za sería capaz de retenerlos en el hogar de sus an-
tepasados? Nos formulamos este interrogante y nos
pusimos a discurrir.
i auri: unidad primaria de organización en la agricultura,
constituida, por lo general, por una o dos familias de pastores.
En Mongolia existen unas 37.000 suris.
¿El sentido del deber? Cada año, miles de volun-
tarios acuden a trabajar en la ganadería, pero son
pocos los que se quedan como trabajadores fijos.
La ganadería en pastizales es una ciencia que ha
atesorado experiencia durante siglos, y que sólo se
puede asimilar poco a poco en estrecho contacto
con la naturaleza, aprendiendo de los mayores todo
un cúmulo de conocimientos imposibles de encontrar
en ningún manual.
¿Tal vez, los salarios? Efectivamente, las familias
de pastores como Badam, que han logrado altos ín-
dices de rendimiento, ganan el triple del salario
promedio de un motocultor; pero los ingresos de
otros son mucho más modestos. Claro, ahora pue-
den tener su propio rebaño —de 75 a 100 cabezas—
lo cual, desde luego, representa un respetable plus
al salario. A más de eso, hay que tener en cuenta
importantes ayudas del Estado: en cosa de veinte
años, los precios de acopio de. productos pecuarios
han aumentado en siete ocasiones. Pero las posibi-
lidades del presupuesto público tienen su límite: el
Estado tiene que subsidiar no sólo la producción de
carne y leche, sino también la de ropa de niños, el
calzado, los servicios de transporte público y hasta
los baños (el importe total de las subvenciones se
incrementa aproximadamente en un 50%, en com-
paración con 1988).
De todos modos, no cabe esperar el aflujo de jó-
venes desde otros sectores de la economía. De eso
nos percatamos nosotros mismos. Existe, sin embar-
go, otra solución: promover la iniciativa, estimular
el afán de mejorar la productividad del trabajo y
el rendimiento de los rebaños. Ponemos énfasis
—nos dijo Ch. Purevdavaa, secretario del comité del
partido del mencionado somon— en que el hombre
vuelva a ser dueño de la tierra. Al igual que en mu-
chas otras agrupaciones estamos promoviendo la
autonomía económica a nivel de brigada y de fa-
milia, a la par que concertamos contratos de arrien-
do. Consideramos que el interés -personal en los re-
sultados del trabajo permitirá superar el enajena-
miento entre el hombre y la propiedad.
Cambios en la vida de los obreros
La mayor empresa industrial en la Mongolia de
antes era la mina de Nalayja, donde en invierno ex-
traían carbón unos cuarenta peones. Ahora existen
centenares de empresas industriales, que proporcio-
nan un tercio de la renta nacional y emplean una
quinta parte del total de ocupados. ¿Qué cambios
sociales se están operando en este sector? Para in-
formarnos al respecto, nos dirigimos a la localidad
de Baganur, donde viven los trabajadores de una
explotación de carbón a cielo descubierto.
Es una ciudad de las que crecen «a ojos vistas»;
su población se habrá duplicado dentro de unos
años. Los constructores no alcanzan a seguir tan
acelerado ritmo; entre otras causas, por la necesi-
dad de acarrear los materiales de construcción des-
de lugares que distan centenares de kilómetros de
Baganur. Por lo visto, la solución estriba en promo-
ver la construcción con recursos propios, aprove-
chando, en particular, materias primas locales. Esto
es lo que están haciendo en la empresa Baganur,
que tuvimos ocasión de visitar. Allí capacitaron a un
grupo de obreros en diversos oficios de 1^ co
ción, y, luego, ellos mismos erigieron un edificio de
cinco plantas con treinta apartamentos. Este año se
ultimarán las obras de dos casas más. También se
ha comenzado a construir chalets unifamiliares de
dos plantas para los mineros.
El crecimiento demográfico conlleva muchos otros
problemas, de los que nos habló T. Jayanjarvaa, res-
ponsable de departamento en el comité urbano del
partido. Para mejorar el abastecimiento de víveres
a la población, se optó por ampliar la hacienda agro-
pecuaria auxiliar de la empresa. El año que viene,
esta hacienda aumentará ya al sextuple la produc-
ción de carne y derivados; al triple, la de patatas
y hortalizas; al doble, la de leche. Otra de las tareas
importantes consiste en desarrollar la infraestruc-
tura de la ciudad; entre las obras más recientes fi-
guran una escuela para 1.200 alumnos, un moderno
centro médico y una guardería para 280 niños. Pró-
ximamente se piensa construir un gimnasio, un hotel
y una casa de cultura...
Visitamos la casa de V. Jashju, jefe del equipo que
opera una excavadora andante. Los modernos mue-
bles, el televisor de color y un gran refrigerador evi-
denciaban la prosperidad del hogar. Los mineros
ganamos mucho, «igual que los ministros», aseveró
nuestro anfitrión.
— Mis padres eran pastores —nos contó—. De
los seis hijos que tuvieron, sólo uno se quedó de
motocultor en el campo; de los demás, una trabaja
de costurera, otro es tornero; el tercero, policía; el
menor está haciendo el servicio militar. Yo, después
de completar mis estudios en una escuela de peri-
taje, me gradué de mecánico electricista. Hace ocho
años participé en el montaje de una excavadora, an-
dante; la máquina me gustó por potente y confiable.
Tuve suerte: me enviaron a la URSS para aprender
a manejarla. Ahora soy jefe de equipo. Al principio
éramos dieciséis: la mitad, técnicos soviéticos, que
habían venido a transferirnos su experiencia. Cuan-
do nos igualamos en conocimientos y habilidad téc-
nica con nuestros asesores, éstos regresaron a su'
patria...
De los 1.200 trabajadores de la Baganur, unos 135
han cursado estudios superiores. Este es uno de los
datos que apuntamos durante nuestra entrevista con
B. Magmarzhav, secretario del partido en la empre-
sa, quien estudió él mismo en la URSS. Más de cua-
trocientos trabajadores llegaron de escuelas técnico-
profesionales o después de cumplir el servicio mili-
tar, unos doscientos procedían de escuelas de peri-
taje. Total, que se trata de gente instruida. Sin bue-
nas condiciones de trabajo, de descanso y de vida
no cabe confiar seriamente en que el personal se
interese por los resultados de su trabajo. Por inicia-
tiva del comité del partido, se confeccionó y se es-
tá aplicando con éxito un programa de desarrollo
social de la colectividad de la empresa.
Las visitas a varias fábricas capitalinas nos per-
mitieron apreciar los cambios que vienen ope r ándo-
se en la esfera social. En una hilandería quedamos
impresionados por los espaciosos vestuarios, gabi-
netes médicos, un gimnasio con aparatos de entre-
namiento y sauna, el comedor. Igual que en la
mayoría de los centros laborales, los obreros pagan
allí sólo el 60% del costo de la alimentación; el
resto corre a cargo de la fábrica. Dado que un 80%
del personal son mujeres, el sindicato puso mucho
29
empeño en lograr que se abrieran en el propio re-
cinto fabril las sucursales de una lavandería, una
tintorería y una zapatería, así como un quiosco de
farmacia, una peluquería y una tienda de artículos
diversos.
Lógicamente, no se pueden llevar a cabo avances
cualitativos en la esfera social sin profundos cam-
bios en el contenido del trabajo. En eso habrá de
jugar su rol la remodelación técnica de los procesos
productivos; ya se cuenta con un programa de in-
tensificación, que ha sido elaborado por iniciativa
de los militantes del partido. ¿Cuáles son los rasgos
más significativos de este programa desde su pun-
to de vista, como militante, y cómo incide en las
formas y métodos de su trabajo? —preguntamos a
Ts. Dorzhderem, secretario del partido en la tapice-
ría Wilhelm Pieck.
— Nos esforzamos, ante todo, por interesar a ca-
da obrero e ingeniero en el éxito de dicho progra-
ma —nos explicó—. Nuestra organización partidaria
ha hecho una síntesis de las sugerencias formuladas
para mejorar las condiciones de trabajo y perfec-
cionar la producción, y ha orientado a los militan-
tes a luchar por ponerlas en práctica. Ha cambiado
el propio estilo de trabajo partidario: en lugar de
múltiples reuniones, procuramos dar solución a pro-
blemas concretos que preocupan a la gente.
Algo parecido ocurre en todas partes. Las visi-
tas a empresas industriales nos convencieron de que
hoy día en Mongolia se concede atención priorita-
ria a las cuestiones sociales.
¿CUALES SON LAS PERSPECTIVAS en este plano?
D. Sodnom, Presidente del Consejo de Ministros de
la RPM, manifestó que la actual renta nacional so-
brepasa en cuatro veces la registrada a comienzos
de los años 60, pero así y todo no ha alcanzado el
nivel indispensable para formar fondos de consumo
y acumulación suficientes, al tiempo que los ingre-
sos producidos por las exportaciones no cubren por
ahora los gastos de importación pagada en divisas.
CONTACTOS INTERNACIONALES
ENCUENTRO vínculos recíprocos de los
DE SECRETARIOS DE CC países socialistas en el te-
rreno económico tiene la
En Berlín se ha celebrado cooperación de los partidos
una reunión de secretarios hermanos. Se discutieron
de los CC —responsables de cuestiones atinentes a la
cuestiones económicas— de eventual formación de un
los partidos comunistas y mercado común en el mar-
obreros de los países miem- co del CAME, Se ratificó la
bros del CAME, que exami- firme disposición de seguir
nó las vías para dinamizar profundizando las relacio-
la influencia partidaria en nes con Vietnam, Cuba y
los procesos de aplicación Mongolia. Los participantes
de logros tecnocientíficos en el encuentro se pronun-
en las esferas social y de ciaron en favor de una
producción. Se recalcó la mayor colaboración econó-
importancia que para per- mica, técnica y científica
feccionar la integración eco- entre todos los Estados del
nómica socialista y asentar mundo, en base a la igual-
sobre sólidos cimientos los dad de derechos y el bene-
30
En efecto, el .potencial económico del país, aun-
que supera en mucho el de antes: de la Revolución,
es todavía débil. En este plano ha de jugar un papel IHMANIDAD
clave, según señalaron nuestros interlocutores, el
Programa Complejo de Progreso Científico-Técnico
hasta el año 2005, que, confeccionado en colabora-
ción con científicos soviéticos, debe elevar de modo
sustancial el nivel técnico de la economía nacional
y acelerar el crecimiento. Entre las tareas sociales
prioritarias enunciadas en dicho Programa anotamos
las siguientes: incrementar considerablemente la
producción de alimentos, ampliar el surtido y las
cantidades de mercancías de gran consumo, promo-
ver la automatización en la industria ligera y acre- EN EL 50 ANIVERSARIO DEL COMIENZO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
centar las capacidades de producción en el sector
de la construcción.
¿Son factibles estos objetivos? Creernos que sí.
Los jóvenes mongoles tienen como mínimo un nivel
de instrucción correspondiente al octavo grado. Des-
pués de la escuela de enseñanza general, el sistema
SIDO POSIBLE FORMAR
de instrucción técnica (costeado completamente por
el Estado) permite formar —con rapidez y efi-
ciencia— cuadros capacitados. Ya en la actuali-
COALICIÓN ANTiHITLERIANA ANTES?
dad, uno de cada cinco trabajadores tiene título
de enseñanza superior o técnica especial de
nivel medio. Una nación con semejante potencial
intelectual está en condiciones de llevar a cabo la ALEXANDR CHUBARIAN,
reestructuración para aumentar el bienestar de la Doctor en Historia, profesor, Director del Instituto
población y plasmar en obras concretas los ideales de Historia General de la Academia de Ciencias de la URSS
del nuevo régimen social.
Por eso, sea quien sea el bimillonésimo ciudada-
no de Mongolia —pastor u obrero, médico o inge-
niero—, percibirá, sin duda, estos cambios bené- EL CINCUENTENARIO del comienzo de la guerra afirmativo, qué factores impidieron que se aprove-
ficos. más trágica y cruenta en la historia de la civiliza- chase esa posibilidad?
ción motiva acrecido interés del público por la gé-
DUONG NGOC KY. nesis y los antecedentes de la contienda. En muchos EN 1933 LA SITUACIÓN en Europa y en el mundo
Partido Comunista de Vietnam países estos temas han sido tratados ya en una abun- en general se modificó cualitativamente. La subida
dante bibliografía cuyo volumen sigue aumentando del fascismo germano al poder entrañaba riesgos de
Alexcrndr STROGANOV, a ojos vistas. Sin embargo, a pesar de esos centena- guerra en Europa. Antes aún, en el otoño de 1931,
colaborador de Rl res de libros, artículos, documentos y otras publica- los militaristas nipones habían agredido a China: en
Ulan Bator — Praga ciones, no dejan de aparecer nuevos interrogantes y el Lejano Oriente brotó el primer foco de la guerra
se despliega una controversia en el marco de la cual mundial.
se confrontan opiniones y criterios, a veces diame-
tralmente opuestos. Entre 1934 y 1936 se crearon ciertas condiciones
La causa de ese interés persistente y del continuo para formar una coalición antihitleriana, concebida
debate radica en la importancia que tienen los pro- como un sistema de seguridad colectiva y cuyo
blemas de aquel período para nuestros días: ¿por proyecto se asociaba en muchos aspectos al nombre
ficio mutuo, con indepen- soluble existente entre la qué el mundo se vio arrastrado a la vorágine de esa del comisario del pueblo de Relaciones Exteriores,
horrible contienda? ¿Hubiera sido posible evitarla o Maxim Litvínov. En París, Bucarest y Belgrado tam-
dencia de sus respectivos composición del partido y
regímenes sociales y eco- su función de vanguardia. es que ese dramático desarrollo de los acontecimien- bién se estaba trabajando activamente en los corres-
nómicos. El prestigio entre las masas tos estaba fatalmente predeterminado? pondientes proyectos. En 1934 la URSS firmó sendos
En la Habana tuvo lugar y la conducta ejemplar de La discusión en torno a estas cuestiones ha cobra- tratados con Francia y Checoslovaquia, que señala-
una reunión de secretarios los comunistas son premi- do nueva envergadura y profundidad en el contexto ban pasos sustanciales en el camino hacia una coa-
de organización de los CC sas indispensables para que de nuestra perestroika, de los procesos de renovación lición de las potencias europeas sobre una base anti-
de los partidos comunistas el partido sea capaz de sos- y reexamen crítico que caracterizan el estado de las fascista. Se estaba preparando también un acuerdo
y obreros de la RDA, Bulga- tener el diálogo con la gen- multilateral, el llamado Pacto Oriental'.
ria, RPDC, Cuba, Checoslo- te y cumplir su papel di- ciencias sociales en la Unión Soviética y en otros
Estados socialistas. Las relaciones internacionales
vaquia, Hungría, Laos, Ru- rigente por métodos políti- Sin embargo, diversas circunstancias iban a com-
mania, Vietnam y la URSS. cos. Los participantes en la dejan de ser una zona vedada para la critica; se ha- plicar seriamente la situación. Tras el asesinato de
Se discutieron cuestiones reunión enfatizaron la ne- bla cada vez más de un fenómeno antes silenciado: Louis Barthou, Francia cambió de rumbo. La posición
del crecimiento numérico y cesidad de seguir democra- las proyecciones de las deformaciones estalinistas de Gran Bretaña se convirtió en el principal escollo
cualitativo de los partidos tizando la vida interna del del socialismo a nivel de la política exterior, los fa-
hermanos y el mejoramien- partido, reforzando la dis- para formar una coalición antihitleriana. Londres se
llos y errores cometidos por los dirigentes soviéti-
to del estilo y métodos de ciplina, ahondando los víncu- cos en la palestra mundial.
su labor, atendiendo a las los con las masas y prio- 1
Se refiere al proyecto de tratado entre la URSS, Checoslo-
condiciones de cada país. rizando el papel de las ba- En el presente artículo, el autor intenta dar res- vaquia, Polonia, Finlandia, Letonia y L i t u a n i a contra una even-
puesta a la siguiente cuestión: ¿existía la posibili- tual agresión fascista. La idea del Pacto Oriental fue f o r m u l a -
Se señaló la relación indi- ses.
dad de articular una coalición antihit) íriana tras da a principios de 1934 por el ministro francés de Relaciones
haber ascendido los fascistas al poder, y, en caso Exteriores, Lotils Barthou, y respaldada enérgicamente por e¡
Gobierno soviético.
31

mostraba renuente a concertar un acuerdo con la
Unión Soviética: estaba poniendo en marcha la polí-
tica de «apaciguamiento», con el agravante de que
los dirigentes franceses se incorporaban cada vez
más a este proceso.
Al precio de concesiones unilaterales, los «paci-
ficadores» buscaban encauzar la agresión germana
en dirección hacia el Este a fin de enfrentar entre
sí a Alemania y la Unión Soviética. Esos cálculos
descansaban sobre un grave error estratégico, sobre
todo por parte de Londres. Los dirigentes británicos
confiaban en que podrían mantener a Hitler bajo su
control e impedir que atentara mínimamente contra
los intereses del Reino Unido. Por lo que es de París,
allí parecían haberse olvidado de las enseñanzas de
la historia y la geografía y cerraban los ojos ante
el despliegue de tropas hitlerianas en la cercanía in-
mediata del corazón de Francia.
Cabe conceptuar la política de «apaciguamiento»
de amoral y antijurídica. Su esencia se manifestó
palmariamente en la colusión de Munich: sin haber
disparado ni un tiro, Hitler recibió una parte de la
República Checoslovaca soberana. Los acuerdos mu-
niqueses quebrantaron el sistema de bloques y pac-
tos que había cristalizado en Europa entre los años
20 y 30, Los países pequeños se percataron de su
indefensión.
Munich ejerció también seria influencia sobre la
política de .Stalin, quien se dio cuenta de que la
URSS estaba ante el peligro de quedar aislada y
el de una posible alianza entre Gran Bretaña, Fran-
cia y Alemania. Además, Munich jugó una mala pa-
sada a los políticos burgueses, al proporcionar a Sta-
lin nuevos argumentos que alimentaban su ya de por
sí firme desconfianza respecto a las democracias
oesteeuropeas.
Cabe señalar que además de la opción alternativa
diplomática y político-estatal existía la posibilidad
de crear un ¡rente antifascista de diversas fuerzas
sociales y sectores de opinión europeos, que a media-
dos de los años 30 habían intensificado su actividad.
A este auge contribuyeron en mucho las decisiones
del VII Congreso de la IC que dieron luz verde al
frente unido de la izquierda. En aquella época se
celebraron varios importantes congresos europeos:
de escritores, científicos y artistas. Se constituyó el
.pujante movimiento antibélico Amsterdam—Pleyel.
Personalidades de renombre mundial —Romain Ro-
lland, Albert Einstein, Thomas Mann, Henri Barbusse,
Alexéi Tolstói, Iliá Erenburg y muchos otros— aboga-
ron por la unidad y pusieron de relieve el peligro
de la peste parda.
Pero el movimiento de la opinión pública europea
no pudo cerrar paso al fascismo. En primer lugar,
no se logró la unidad real de la izquierda. A pesar
de las decisiones de la Comintern, aún se dejaba
sentir la inercia de los años anteriores. Los plantea-
mientos de Stalin, que regían desde los mediados
de los años 20 e iban enfilados contra la alianza
con la socialdemocracia, no fueron superados defini-
tivamente. Aunque varios partidos comunistas se es-
forzaron por lograr la participación vigorosa de toda
la clase obrera de Europa en el frente antifascista,
no consiguieron este objetivo. En segundo lugar, el
propio movimiento abarcó solamente una capa poco
32
numerosa de intelectuales mientras que el grueso de
las masas permanecía pasivo. En tercer lugar, la en-
vergadura de las medidas represivas adoptadas en la
URSS, que distorsionaban la imagen del socialismo
y horrorizaban a la intelectualidad occidental, le-
vantó un serio obstáculo en el camino hacia la
unidad.
Además, los esquemas estalinianos impugnaban «el
humanismo abstracto y el pacifismo» y, por tanto,
no favorecían en absoluto la consecución de la uni-
dad con las fuerzas antibélicas de Europa Occiden-
tal. Agregúese que las propias filas de los pacifis-
tas estaban fragmentadas. Unos respaldaban la polí-
tica de «apaciguamiento» mientras que otros eran
pura y simplemente apolíticos. Por último, la expe-
riencia de la solidaridad con la República Española
no se plasmó en un ejemplo efectivo de vasta alian-
za antifascista.
Mientras tanto, la Alemania fascista —en tándem
con Italia— llevaba paulatinamente a la práctica su
programa agresivo. Hoy día, transcurridos cincuen-
ta años, se perfila con mayor claridad el hecho de
que la situación internacional alcanzó su punto ál-
gido en la segunda mitad de los años 30. El fascis-
mo era una fuerza destructiva y siniestra que amena-
zaba con asestar un golpe irreparable a las conquis-
tas de la civilización, y exterminar a millones de
seres humanos. Esta fuerza amenazaba no sólo a la
URSS, en tanto que Estado socialista, y a todo el
mundo eslavo, cuya aniquilación había sido procla-
mada como una de las metas del programa nazi. La
perspectiva de destruir la estatalidad de las naciones
europeas, someter a decenas de países y esclavizar
a su población implicaba también un reto a las de-
mocracias occidentales. A fines de los años treinta,
la Alemania nazi absorbió tranquilamente a Austria,
ayudó a derrotar a la España republicana y, en dos
etapas (octubre de 1938 y marzo de 1939), se apo-
deró de Checoslovaquia. El fascismo asemejaba una
fiera presta a dar el salto decisivo.
TALES ERAN LAS COORDENADAS de la situación
europea a comienzos de 1939, cuando Hitler formuló
la meta de los preparativos para la guerra que se
desarrollaban ya a plena marcha: «a) dominación
sobre Europa, b) hegemonía mundial por los siglos
de los siglos».
Numerosos documentos atestiguan que en abril el
cuartel general del Führer tomó la decisión de pre-
parar la invasión de Polonia. Al mismo tiempo, con
la ocupación de Klaipeda, los nazis crearon una ame-
naza directa a las repúblicas bálticas.
Los líderes británicos y franceses se dieron cuenta
de que la política germana se tornaba cada vez más
impronosticable y suponía crecientes riesgos para
los intereses de ambas potencias en Europa. Por eso,
en la primavera de 1939 decidieron reanudar las ne-
gociaciones políticas y militares con la Unión Sovié-
tica. Pero, paralelamente, Londres seguía mantenien-
do intensos contactos con Hitler: todavía abrigaba
esperanzas de concertar un acuerdo en términos fa-
vorables para Inglaterra.
En aquellos tiempos se perfiló también cierto vi-
raje por parte de la Unión Soviética, que intensificó
los contactos políticos y económicos con Alemania.
En mayo tuvo lugar un relevo en la dirección del
Comisariado del Pueblo de Negocios Extranjeros, lo
cual constituía un indicio de transformación de la
política exterior de la URSS. Maxim Litvínov, que
había hecho mucho por concluir acuerdos con Fran-
cia y Gran Bretaña, fue sustituido por Viacheslav
Mólotov, dócil intérprete de la voluntad de Stalin.
Se inició una purga en el Comisariado del-Pueblo
de Negocios Extranjeros; muchos destacados diplo-
máticos fueron represaliados. Esto debilitó seriamen-
te dicho organismo, quitándole dinamismo y espíritu
de iniciativa.
A partir del verano de 1939, las conversaciones tri-
partitas entre representantes de Gran, Bretaña, Fran-
cia y la Unión Soviética, en Moscú, y las que soste-
nían Inglaterra y la URSS —por separado— con Ale-
mania, se desarrollaron en direcciones diferentes.
Lo mejor hubiera sido concertar un tratado mili-
tar y político para formar un frente unido antinazi.
La Unión Soviética hizo tal propuesta a Occidente.
Pero en las negociaciones de Moscú ese proyecto
quedó en agua de cerrajas: Londres y París manda-
ron representantes de segundo orden, con escasas
atribuciones, demostrando así que no tenían inten-
ción de culminar las conversaciones con un acuer-
do serio y de largo alcance 2 .
Gran Bretaña y Francia, en esencia, colocaron su
animadversión hacia la Unión Soviética por encima
de las consideraciones de conveniencia política y de
sus propios intereses nacionales. Por inercia, seguían
la línea orientada al «apaciguamiento», ignorando o
infravalorando la amenaza directa que suponía el
fascismo para la sobrevivencia de sus propios Es-
tados.
El Gobierno polaco ocupó también una posición
poco constructiva: rechazó la .petición de la URSS
concerniente al paso de tropas del Ejército Rojo a
través del territorio de Polonia, a pesar de que de-
cenas de divisiones germanas habían sido concen-
tradas a lo largo de las fronteras polacas.
La parte soviética tampoco estaba dispuesta a ha-
cer concesiones substanciales. Por ejemplo, la de-
manda —de por sí sensata— de autorizar el paso de
tropas a través de Polonia y Rumania fue formulada
en tono de ülttmátulp.
La dirección estalinista subestimaba la amenaza
germana; por otra parte, tenía motivos para descon-
fiar de Gran Bretaña y Francia (particularmente, des-
pués de Munich): contaba con un sinnúmero de prue-
bas de su renuencia a concertar una alianza con la
Unión Soviética y recelaba nuevos acuerdos por se-
parado entre dichas potencias y Alemania.
En general, da la impresión de que los participan-
tes en las negociaciones de Moscú subestimaron la
naturaleza peligrosa del fascismo y la extrema gra-
vedad del momento. Naturalmente, desde la pers-
pectiva de hoy es mucho más fácil sacar conclusiones
y analizar la situación. Pero incluso en aquella épo-
ca era evidente que sólo mediante esfuerzos conjun-
! estaba ya decidida), en espera del desenlace de las
Es cierto que en el último momento, el 19 de agosto, París
despachó un telegrama lacónico comunicando su acuerdo para
íirmar un convenio militar, pero lo hizo en términos muy va-
gos. Por lo demás, el rechazo británico redujo a cero este in-
tento da Francia.
tos y concertando acuerdos basados en concesiones
recíprocas se podría tener a raya a los nazis.
Cuando las conversaciones de Moscú se enfrasca-
ron en un atolladero, la Unión Soviética se vio co-
locada ante una espinosa disyuntiva: Alemania acre-
centaba su presión, instándola a firmar un pacto.
Por documentos descubiertos posteriormente, se sabe
que en aquel entonces Hitler ya había decidido al-
canzar un acuerdo con la URSS y encauzar inicial-
mente su estrategia de dominación mundial en direc*
ción al Oeste. Una vez cumplido este objetivo, plani-
ficaba acometer su principal tarea estratégica, esto,
es, la agresión contra la Unión Soviética.
EN LAS DISCUSIONES ACTUALES sobre la histo-
ria y sus «lagunas» se dedica considerable atención
al Pacto soviético-germano de no agresión, firmado
el 23 de agosto de 1939. En los medios científicos y
en la prensa se debate si era realmente indispensa-
ble firmar ese acuerdo, si existía ¡alguna opción alter-
nativa, y se calibran los efectos del pacto para la
URSS, Alemania y otros países. En este sentido, se
confrontan a menudo opiniones diametralmente
opuestas, expresadas en tono muy categórico.
A. juzgar por todo, sobre el pacto y sus consecuen*
cías influyeron en alto grado la complejidad del mo-
mento internacional, sus tendencias contradictorias
y la interconexión específica de las políticas inte-
riores y exteriores.
Señalemos, en primer lugar, el carácter forzada
de esa opción. Como apuntamos antes, las conver-
saciones entre la URSS, Gran Bretaña y Francia se
encontraban en un callejón sin salida; en las pers-
pectivas inmediata y mediata, la URSS encaraba la
amenaza de quedar aislada. En el Kremlin, por lo
visto, no descartaban la eventualidad de alguna nue-
va variante de acuerdo entre Gran Bretaña y Ale-
mania a expensas de la URSS. El conflicto soviético-
japonés implicaba el peligro real de una guerra en
dos frentes.
Según diversos documentos (alemanes, en su mayo-
ría), el Kremlin vaciló antes de tomar una decisión
definitiva, pero al final Stalin dio su visto bueno y
el 23 de agosto se procedió a la firma del Pacto de
no agresión soviético-germano.
El pacto, de por sí, no era nada extraordinario en
la práctica de las relaciones internacionales de aquel
tiempo. En realidad, Gran Bretaña y Francia habían
concluido tratados similares con Alemania en 1938.
Numerosos investigadores occidentales aseveran
que la firma del pacto dio a Alemania carta blanca
para atacar a Polonia. Pero son aseveraciones gratui-
tas: hoy sabemos, con todos los pormenores, que la
decisión de atacar a Polonia fue tomada en Berlín
aún en abril de 1939. Es sabido también que en el
curso de las conversaciones tripartitas de Moscú, se
mencionó el 26 de agosto como fecha eventual de la
agresión nazi. Documentos polacos y de otras fuen-
tes confirman que Hitler no hizo más que demorar
unos días el inicio de la agresión (que en principio
conversaciones de Moscú, y debido a los titubeos de
Italia.
Si la cuestión se redujese a los enunciados del
pacto en sí, no habría levantado entonces tanto al-
33
J
 boroto en el mundo, ni seguiría hoy siendo objeto
de tantos comentarios. Ahora bien, según se des-
prende de documentos alemanes y de una copiosa
correspondencia diplomática, el texto del pacto pro-
piamente dicho iba acompañado del llamado proto-
colo secreto sobre la «delimitación de las esferas
de intereses» entre la URSS y Alemania. Otro hecho
que añade hierro a la discusión es que no se haya
descubierto el original del documento, aunque el ul-
terior desarrollo de los acontecimientos indica que
existió cierto entendimiento respecto a la demarca-
ción de las esferas de intereses a lo largo de los ríos
Narew, Vístula y San. Es decir, que las tropas ale-
manas no debían penetrar en Ucrania y Bielorrusia
Occidentales ni en las repúblicas bálticas, por ser
regiones incluidas en la zona de intereses de la Unión
Soviética.
Sin embargo, el mismo hecho de semejante enten-
dimiento entre un país socialista y un régimen fas-
cista (caso de haber existido realmente) puede ser
calificado de flagrante abandono de principios leni-
nistas, y un acto contrario a las normas de la moral.
El pacto acarreó serias secuelas negativas para el
movimiento democrático y comunista internacional,
desorientó a la Comintern y amplias masas popula-
res que veían en la Unión Soviética un firme baluar-
te de la lucha contra el fascismo.
Muy pronto la prensa soviética dejó por completo
de criticar al fascismo. Los periódicos abundaban en
artículos sobre una nueva etapa de amistad en las
relaciones soviético-germanas, mientras que Gran
Bretaña y Francia eran denunciadas como países
agresores. Parecería que Stalin y sus colaboradores
cayeron en la euforia y abrigaban esperanzas de que
se podría no sólo aplazar la guerra, sino establecer
una colaboración duradera con Alemania y resolver
con su ayuda muchos problemas de la política inter-
nacional. Este proceso fue coronado con la firma del
Tratado soviético-germano de amistad y delimitación
de fronteras, 'firmado el 28 de septiembre de 1939.
Vemos, pues, que el curso de los acontecimientos
en aquellos meses dramáticos fue muy contradicto-
rio. Por una parte, el Pacto del 23 de agosto era,
sin lugar a dudas, una derivada de la situación in-
ternacional que se configuró en Europa a raíz de
Munich, y por otra, llevaba la impronta de la actitud
de Stalin ante la situación creada. Al ganar tiempo
para preparar la resistencia del país al posible agre-
sor, los dirigentes soviéticos, como sabemos, no su-
pieron aprovechar adecuadamente esa circunstancia.
La URSS firmó un Pacto de no agresión, pero luego
lo transformó en Tratado de amistad. Durante más
de cinco años nuestro Gobierno y la opinión pública
soviética venían condenando el fascismo, la ideolo-
gía y* práctica del nazismo, y de pronto empezaron
a cifrar esperanzas en la colaboración con la Ale-
mania hitleriana.
En este contexto, ¿qué curso escogieron nuestros
posibles aliados de coalicióii antihitleriana, con quie-
nes las negociaciones habían sido interrumpidas tras
la firma del Pacto germano-soviético?
Cuando las tropas de la Wehrmacht Irrumpieron
en Polonia, Gran Bretaña y Francia, que habían con-
cluido sendos tratados de alianza con este país, el
3 de septiembre declararon la guerra a Alemania. Ese
mismo día, Australia y Nueva Zelanda, y el 10 de
septiembre, Canadá, hicieron otro tanto. Pero luego
comenzó lo que en la historia de la diplomacia se
designó con el nombre de «guerra extraña». El 12
de septiembre, mientras los soldados polacos opo-
nían una resistencia desesperada a las tropas de Hit-
ler, los representantes de Inglaterra y Francia reu-
nidos en Abbeville decidieron no prestar ninguna
asistencia militar a Polonia, reduciendo a cero la
ayuda real y abandonando este país aliado a su
suerte.
Esta política, que se continuó aplicando hasta la
primavera de 1940, es la razón por la que algunos
científicos y políticos plantearon que el período ini-
cial de las hostilidades, en lo concerniente a Gran
Bretaña y Francia, no debía ser considerado como
una guerra de liberación. Este planteamiento —des-
de luego, discutible— es hoy día tema de contro-
versia en los medios de investigación mir.iista. En
todo caso hay un hecho indudable, y es que Polo-
nia, lo mismo que otros países aqredidos por Alema-
nia, sostuvo desde el principio una guerra ¡lista de>
liberación.
Muchos historiadores invitan a reconsiderar la apre-
ciación difundida en el pasado, según la cual la fase
inicial fue valorada como una colisión entre dos gru-
pos imperialistas, y la guerra misma, como igualmen-,
te injusta por ambas partes.
El fascismo y el capital monopolista germánico'
que lo respaldaba son los principales culpables de la
conflagración mundial. A nuestro juicio, conviene
poner de relieve este aspecto, entre otros motivos,
porque en el pasado, al criticar con pleno fundamen-
to la política de «apaciguamiento», a veces parecía-
mos olvidar que los principales responsables del de-
sencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial fue-
ron Hitler y su camarilla, que no Chamberlain y Da-
ladier.
Ahora bien, la orientación libertadora de la lucha
de los países occidentales contra Alemania no quita
la necesidad de destacar las diversas etapas de la
misma, en particular, la época de la «guerra extra-
ña», en que las tendencias de liberación práctica-
mente no se manifestaron en la política de Gran Bre-
taña y Francia.
¿CUAL ES, ENTONCES, LA PRINCIPAL ENSEÑAN-
ZA de lo que aconteció hace cincuenta años? Es la
siguiente: en los momentos cruciales de la histoVia
mundial, cuando gravita sobre la humanidad la ame-
naza de extinción, las naciones, los partidos y sus
líderes deben manifestar voluntad política y deci-
sión de situarse por encima de los intereses egoístas
inmediatos y buscar amplios compromisos que per- .
mitán aunar realmente los esfuerzos frente a la ame-
naza en ciernes.
Al defender los intereses nacionales y estatales, to-
do líder político debe tener presente los intereses
universales. Esto cobra particular importancia en
nuestros días, cuando la defensa de los valores y
prioridades planetarios, la lucha ppr la supervivencia
global requieren esfuerzos mancomunados de los Es-
tados y pueblos con sistemas cosmovisivos y socia-
les muy diferentes. En el plano de la solución de
este problema que nos ha planteado la historia, los
acontecimientos de 1939 constituyen una lección y
advertencia que la humanidad no puede ni debe ol-
vidar.
En este mismo plano debemos recordar las funes-
tas consecuencias de la división en el movimiento
obrero y. la confrontación entre comunistas y socíal-
demócratas, división en la que unos y otros tuvieron
su parte de responsabilidad 6. La experiencia d.e aque-
lla época atestigua que la lucha por el progreso so-
cial y el socialismo, por preservar los valores demo-
cráticos es viable sólo en interconexión orgánica con
la protección de millones de vidas y de los valores
humanos universales, es decir, de los logros de la ci-
vilización mundial. En torno a estos objetivos, pueden
consolidarse diversas fuerzas políticas y sociales.
Otra lección consiste en la necesidad de tener
siempre en cuenta la interconexión de la política y
la moral. Los problemas del derecho y la moral tien-
den a ocupar cada vez mayor espacio en las relacio-
nes internacionales. Hay que erradicar de una vez
para siempre la violación de normas jurídicas y el
menosprecio de principios morales, que figuraban
también entre los factores causantes de la tragedia
bélica.
Por eso es importante analizar a fondo la esencia
antihumana del fascismo y la terrible amenaza que
entrañaba para el futuro de toda la humanidad. Con-
vendría llevar a cabo nuevos estudios sobre la polí-
tica de las democracias occidentales, exentos de es-
tereotipos y clichés. Por ejemplo, la posición de Gran
Bretaña y Francia no se redujo a instrumentar el
«apaciguamiento»; no pocos políticos de estos paí-
ses se pronunciaban por la cooperación de diferen-
tes fuerzas sobre una base antifascista. Recordemos
a Winston Churchill quien dijera en 1938 que el mayor
peligro para él Imperio Británico provenía del na-
zismo germánico y no del comunismo, y que en ese
período de tiempo Gran Bretaña y la Unión Sovié-
tica podían marchar juntas.
EL HECHO DE NO HABER EXISTIDO en los años
30 una coalición antihitleriana allanó ante Hitler el
camino para desencadenar la guerra. La pasada con-
flagración mundial costó a la humanidad más de
cincuenta millones de vidas, inmensos sufrimientos
de pueblos enteros y destrucciones inusitadas. Pero
en la época de los misiles nucleares el precio de los
errores políticos en el ámbito internacional ascien-
de en flecha y alcanza su límite absoluto. Las en-
señanzas del pasado, naturalmente, ayudan a evitar
los errores, pero de por sí no constituyen una ga-
rantía contra su repetición ni contra nuevas equivo-
caciones.
Para descartar toda posibilidad de deslizamiento
hacia el abismo, al borde del cual se encuentra ya
la humanidad, hace falta concretar en hechos el nue-
vo pensamiento político y reestructurar radicalmente
las relaciones internacionales. El desarrollo reciente
señala un punto de infexión en el devenir mundial.
Ahora es sumamente importante consolidar los cam-
bios positivos y acelerar la formación de un sistema
global de seguridad internacional para responder
a tiempo a los formidables retos e imperativos de
nuestra época.
3
Para más detajles, véase Ulrich Perzinger. Los hechos
históricos a través del prisma de tos tiempos, en RI, 1989,
NÍ 8. —N.'de la Red.
PAGINAS DE LA HISTORIA
FUE UNA ÉPOCA ESPECIAL...-
SALOMAD MALINA,
Presidente del Partido 'Comunista Brasileño (PCBf
En los combates librados por las tropas aliadas contra el
fascismo tomaron parte activa comunistas de diferentes
países. Este dato es bastante conocido. En cambio, poca
gente recuerda que entre las naciones que hicieron su ,
aporte a IB derrota del fascismo en Europa, figuraba tam-
bién un Estado latinoamericano como Brasil. Saloman Ma-
lina es uno de los ex combatientes del cuerpo expedicio-
nario brasileño destacado al frente italiano. En ocasión
del cincuentenario del comienzo de la Segunda Guerra
Mundial, pedimos al dirigente comunista brasileño que
compartiera con nuestros lectores sus recuerdos de aque-
lla época heroica.
La mía era una familia de emigrados judíos pobres, ori-
ginarlos de Polonia. En aquella época oíamos hablar con
frecuencia de las persecuciones desatadas contra los judíos
en la Alemania hitleriana. Mis primeras nítidas percepcio-
nes de la guerra se asocian con esa gente que llegaba dé
allí y comenzaba a contar todos los- horrores. También
había internamente una efervescencia que fue tomando
fuerza, principalmente, a partir del hundimiento de barcos
brasileños. Este hecho determinó un grande movimiento
de masas por que Brasil entrara en guerra al lado de los
aliados. Como resultado, el Gobierno que en el afio 40
—en el discurso del presidente Getúlio Vargas— todavía
se había manifestado claramente en favor de Alemania,
cambió radicalmente de posición. Además, a pesar de la
censura, empezaron a llegarnos noticias —imposibles ya
de ocultar— sobre los heroicos combates librados por los .-,
soviéticos, quienes supieron detener en el suelo de Rusia
al ejército nazi que hasta aquel momento parecía inven-
cible.
Todo eso generó simpatías hacia la URSS, por ser éste
el primer país que consiguió detener los avances del na-
zismo. La gente empezaba a poner en duda lo que se de-
cía de la Unión Soviética. Y es que todos los especialis-
tas en cualquier periódico de la época habían vaticinado
que los soviéticos podrían resistir ocho semanas a lo
sumo. Y nosotros vimos entonces que una buena parte, si
no todo lo que contaba la prensa sobre el país socialista,
eran mentiras y falsificaciones.
En esas circunstancias comencé a trabajar con los co-
munistas. Me llamaron a participar en ciertas acciones
callejeras que eran convocadas, por ejemplo, para con-
memorar determinados hechos ligados con la guerra, vic-
torias de los aliados, etc. Organizamos sesiones de cine
antifascista. Me acuerdo como se estrenó en Brasil la pe-
lícula El gran dictador, de Charles Chaplin, hasta aquel
momento prohibida en el país. Nuestro trabajo de parti-
do consistía a menudo en respaldar iniciativas de este
género.
Presionado por el pueblo, el Gobierno de Brasil se vio
obligado a declarar la guerra a las potencias del Eje.
Lógicamente, surgió un movimiento en favor del envío
de fuerzas expedicionarias a Europa, un movimiento que
fue democrático desde el principio y era apoyado por
35
todo el pueblo. En esa situación, el partido comunista te-
nía un extenso campo de acción, a pesar de que seguía
clandestino y muchos camaradas se encontraban todavía
en la cárcel. En aquel momento, las condiciones para el
trabajo eran favorables porque el partido consiguió actuar
dentro de una gran voluntad nacional.
A principios de los años 40, junto con otros jóvenes,
fui llamado a filas. Por razones de seguridad, no podía
revelar mi militancia en el partido: no .tuve contactos
con ninguna organización militar, no conocía personal-
mente a ninguno de los camaradas que trabajaban en la
clandestinidad y, en general, me poetaba con mucho cui-
dado. Por supuesto, sentía que los comunistas actuaban
entre los militares, comprendía por dónde iban las cosas
y procuraba más o menos seguir las reglas de juego,
hasta que más tarde varios compañeros se pusieron en
contacto conmigo.
En el ejército, me propusieron hacer un curso reducido
para formación de oficiales y, concluido éste, me pregun-
taron si deseaba ir como voluntario a guerrear en Euro-
pa. Está claro, que en aquella atmósfera de auge patrió-
tico no podía contestar sino afirmativamente. Así, sin
haber obtenido grado militar, como aspirante a oficial, me
alisté en las fuerzas expedicionarias.
Hay que decir que, tradicionalmente, la Instrucción mi-
litar en Brasil se realizaba, en lo fundamental, con mate-
rial francés y ssgún el modelo francés. Mientras que en-
tonces tuvimos que aprender de los norteamericanos y
adaptarnos al estilo norteamericano. Eso, en cierta ma-
nera, nos abrió los ojos: éramos un país todavía pobre,
donde había escasez de todo, y de repente nos,vimos en
una situación en que todo se gastaba a voluntad; la abun-
dancia norteamericana nos causó tremenda impresión y
nos hizo ver nuestra pobreza. Poco a poco nos íbamos
dando cuenta de nuestros problemas y de nuestras difi-
cultades. En una palabra, la conciencia se despertaba...
Cuando llegó la hora de embarcar para Europa, la mayo-
ría de los voluntarios respirábamos entusiasmo, en primer
lugar, porque éramos jóvenes y, segundo, porque corría
ya el año 1944: la etapa más difícil de la contienda había
quedado atrás; la guerra estaba casi ganada, y principal-
mente gracias a la Unión Soviética. De ahí nuestro fer-
vor, a despecho de los peligros que nos esperaban por
delante. Además, percibíamos el cariño del pueblo, sobre
todo de los jóvenes, por los soldados que embarcaban. Un
hombre -vestido con el uniforme de los expedicionarios
era tratado de manera muy distinta que un soldado co-
mún. Claro, que eso nos infundía ánimos y nos sentíamos
héroes. Naturalmente, mis padres y, sobre todo mi madre,
no estaban muy contentos que digamos. Era una reacción
normal. Por lo que se refiere a mi padre, creo que me
comprendió.
Quisiera añadir que la preparación para nuestra par-
tida se operaba sobre un trasfondo político nada despe-
jado. A pesar del ambiente general de simpatía por los
aliados, la actividad profascista organizada continuaba
en el país, y los comunistas no éramos los únicos en lla-
mar a la vigilancia. Todo el mundo sabía que los nazis
tenían una red ramificada de espionaje en Brasil, seguían
la pista de nuestros buques, recogían y transmitían in-
formación, etc. Este mecanismo diabólico se apoyaba en
los reductos alemanes e italianos, principalmente en el
Sur del país. Además, en Brasil operaba una «quinta co-
lumna». E,l Gobierno, lógicamente, tomaba medidas bastan-
te rigurosas contra la infiltración fascista, y la actitud
del pueblo era no menos resuelta: en todas partes tenían
lugar manifestaciones antinazis; en ocasiones se produje-
36
ron choques violentos: la muchedumbre excitada irrumpía
en oficinas y comercios por la mera razón de qi\e osten-
taban rótulos alemanes o italianos. Los hechos, hechos
son: tanto el histerismo antialemán como el espionaje
nazi eran realidades, de las que hoy encontramos testi-
monio en documentos, libros y declaraciones de testigos.
He oído decir, por ejemplo, que un grupo de descendien-
tes alemanes —no sé si fue un regimiento o toda una
división— salió de Brasil y se incorporó a las tropas de
las SS en Alemania...
De nuestra llegada a Italia recuerdo que fue como arri-
bar a un mundo extraño, en todo punto diferente. Creo
que los italianos, por su parte, nos. miraban con miedo,
porque no sabían quiénes eran esos salvajes que venían
de lejos. Al fin y al cabo, para mucha gente Brasil in-
cluso hoy es una tierra exótica y misteriosa, y en aque-
lla época lo era con mayor motivo. Pero, en general, el
tratar con los italianos no fue cosa muy difícil: su len-
gua nos resultaba comprensible a los brasileños y no per-
díamos ocasión de ponernos en contacto con la pobla-
ción. Además, cuando nuestro cuerpo desembarcó, Roma
se hallaba ya en la retaguardia, y la guerra proseguía en
el Norte, donde las tendencias antifascistas y progresistas
eran particularmente fuertes. En muchas operaciones con-
tamos con la cooperación de destacamentos guerrilleros
italianos, en los que combatían muchos comunistas. Es
curioso que,'al vernos, adivinábamos quién era quién. Por
lo menos yo me daba cuenta de que había camaradas en-
tre ellos, y por lo visto ellos sentían lo mismo; sin em-
bargo no llegamos nunca al extremo de revelar nuestra
respectiva identidad política. Cuando tuve ocasión de fa-
miliarizarme con el trabajo del Partido Comunista Ita-
liano fue después de concluida la campaña, ya que a
nuestra unidad la retuvieron aún por dos meses en Italia.
i
Jamás olvidaré mis primeras impresiones de las activi-
dades del Partido Comunista Italiano. Al principio, no en-
tendí siquiera de qué iba, porque, mucho más que de un
trabajo de conspiración revolucionaria, se trataba de ac-
tos multitudinarios, fiestas, etc. Nuestros soldados, cuan-
do estaban de permiso, se pasaban a veces horas enteras
en la sede local del partido, aunque ellos mismos no eran
comunistas. Y es que en esos locales reinaba un ambien-
te de hospitalidad, a la gente la recibían muy bien. Las
reunipnes y manifestaciones organizadas por el PCI con-
taban con un gran apoyo de masas. Está claro que yo no
podía participar en forma directa en esos actos políticos,
pero lo que pude presenciar me impresionó por su enver-
gadura. En Brasil, los comunistas éramos un partido pe-
queño, conspirativo, y de repente vimos un partido gran-
de, de masas, capaz de sacar a la calle a millones de
ciudadanos, un partido abierto, dinámico y firmemente li-
gado a la realidad. Todo eso fue muy importante para no-
sotros, porque nos daba una idea de lo qué podríamos
hacer en el futuro.
Mas volvámonos a los recuerdos de la guerra. En esa
época, era teniente y mandaba un pelotón de minadores-
zapadores; como se sabe, es un cargo bastante peligroso
y difícil. En la batalla de Móntese, una región de Norte,
donde había sólo tropas brasileñas, y que, tal vez, fue
la más grande operación para nosotros, se nos planteó una
tarea sumamente complicada: abrir paso para la infan-
tería a través de campos de minas. Mi pelotón, que había
sido afectado al batallón de vanguardia, cumplió la mi-
sión. Yo fui propuesto para una condecoración, y el mi-
nisterio de Guerra y el Mando General me concedieron
la Cruz de Combate de primera clase, la más alta con-
decoración del Ejército brasileño.
No estarán de más unas palabras sobre las condiciones
en que tuvimos que combatir. Primero, nos costó mucho
adaptarnos; eran operaciones duras, insólitas para noso-
tros, que se desarrollaban en terreno montañoso, con am-
plio uso de aviación, carros blindados, etc. Cometíamos
errores tácticos, pero al cabo de unos meses, los efecti-
vos brasileños —ante todo, los soldados y oficiales de
baja graduación— se acostumbraron y empezaron a com-
batir tan bien como las mejores divisiones norteamerica-
nas. Otra circunstancia a tener en cuenta es que nuestra
campaña tuvo lugar en invierno; hacía mucho frío, mien-
tras que nuestra ropa de uniforme y nuestro equipamien-
to general no eran apropiados para tal clima.
Al hablar de mi experiencia de combate en Italia, no
quisiera limitarme a los aspectos puramente militares:
igual importancia —si no mayor— tenía el clima moral.
Había un fuerte sentimiento de comunidad, de lucha con-
junta, aquella certeza de que estábamos haciendo algo por
el bien de la humanidad y, ante todo, de los pueblos de
Europa que recibían a sus libertadores con gran júbilo.
Todo eso creaba condiciones para la colaboración de las
fuerzas políticas en lucha por un mundo mejor y más
justo, donde, como yo creía entonces, los antagonismos
de clase y otros dejarían de ser tan espinosos. Es así co-
mo la gente sencilla, y yo en particular, veíamos el fu-
turo inmediato. Recuerdo el informe en que Stalin, des-
pués dé la guerra, anunció el inicio de una era de coexis-
tencia pacífica y otras cosas similares. El PCB, recién
salido de la clandestinidad, se atenía a la misma pers-
pectiva. Hasta cierto punto, el discurso de Churchill en
Fulton y el inicio de la guerra fría nos pillaron de sor-
presa.
Aunque al regresar de Europa yo era un oficial muy
joven y, por lo visto, bastante bueno, no me sentía atraí-
do por los alicientes de la carrera militar. Permanecí en
el ejército cierto tiempo y solicité que me pasaran á la
reserva. Continué mis estudios y trabajé en la Standard
Eléctrica, una empresa norteamericana, incorporá'ndome,
al propio tiempo, al trabajo partidista. En 1947, mis ca-
maradas me propusieron pasar a la plantilla del perió-
dico del partido. Sin embargo, poco después, la reacción
pasó a la ofensiva, el PCB fue prohibido, y la policía se
presentó para ocupar la oficina de nuestro periódico. Opu-
simos resistencia armada, nos pasamos toda la noche pe-
gando tiros, pero finalmente tuvimos que rendirnos. A mí
me juzgaron, fui exonerado de todos mis derechos milita-
res y condenado a seis años de prisión. Cumplí sólo un
año y medio y al salir de la cárcel, me convertí en re-
volucionario profesional.
Si me preguntan por mi actitud, como comunista, hacia
ese hecho que pertenece ya a la historia, a saber mi par-
ticipación en la derrota del fascismo, mi condición de
ex combatiente, y si mantengo contactos con mis compa-
ñeros de combate, contestaré que me siento orgulloso de
haber guerreado junto con los pocos que todavía perma-
necen en vida, de haber estado en lo más intenso de aque-
lla conflagración y haber contribuido a la victoria. En
cuanto a los contactos con los demás participantes en la
campaña italiana, tengan en cuenta que me he pasado
al menos veinte años ocultándome —bajo otro apellido—
en la clandestinidad. De todos modos, soy miembro de la
Asociación de Ex Combatientes (AEC) y se me sigue con-
siderando como uno de sus fundadores.
A mí me reciben muy bien en las secciones de la AEC
en Río de Janeiro y Sao Paulo, porque en los primeros
años después de la guerra fui miembro del Consejo Na-
cional y vicepresidente de la Asociación. Trabajé con
Humberto Castalio Branco, que tenía entonces grado de
comandante o teniente coronel; más tarde llegó a ser
mariscal y Presidente de Brasil (1964—1967). Por supuesto,
tras mi arresto en 1948 todos esos lazos quedaron cor-
tados. Al salir de la cárcel, traté de restablecerlos, pero
en aquel momento las cosas ya no eran iguales. Muchos
de mis compañeros de armas han muerto; otros se han
vuelto viejos y viven en diferentes partes del país. A ve-
ces me encuentro con alguno de esos veteranos, pero hay
entre ellos quienes me imprecan por ser comunista.
El período de la Segunda Guerra Mundial fue una épo-
ca especial. La vida refuta a veces los cálculos de cua-
lesquiera teóricos. ¿Qué enseñanzas se desprenden de la
vida real? En el marco de la lucha contra el fascismo
cobró evidencia la posibilidad de que países adscritos a
ideologías diferentes, con regímenes 'sociopolíticos distin-
tos, se unieran contra el enemigo común. En nuestros días,
el carnerada Gorbachov pregunta: ¿Acaso no sería posible
unirse, por ejemplo, frente a un peligro común como es
la guerra? Pienso que no sólo es posible, sino indispen-
sable.
Naturalmente, me doy cuenta de que no va a ser fácil.
No se trata del idilio de dos esposos que, después de re-
ñir, hacen las paces y empiezan a besarse. Ni tampoco
hace falta llevar las cosas hasta ese extremo. Pero debe-
mos recordar siempre que hubo una época en que los pro-
pios pueblos, los más amplios sectores de la opinión pú-
blica obligaron, en cierta manera, a la humanidad a unir-
se e impidieron que los Estados Unidos y sus aliados eva-
dieran la gran alianza con la Unión Soviética y con las
fuerzas que la apoyaban. Tampoco debe olvidarse el he-
cho de que inmediatamente después de la guerra en mu-
chos países se constituyeron gobiernos patrióticos popu-
lares con participación comunista y burguesa. Sólo la
guerra fría puso término a este proceso.
Actualmente, estamos enterrando la guerra fría y los
conceptos que se relacionan con ella. Ante nosotros se
abre una perspectiva de retorno a la situación anterior,
pero a otro nivel. Creo que si desplegamos un vigoroso
movimiento de la opinión mundial, si los comunistas sa-
ben movilizar a las masas, si todas las fuerzas democrá-
ticas continúan cooperando en aras de preservar la paz,"
la humanidad podrá encontrar un camino común.para en-
frentar algunos de los peligros que la acechan.
Resumiendo, pienso que la Segunda Guerra Mundial fue
la última. A pesar de todo lo que ha ocurrido desde en-
tonces, pese al gran número de guerras locales y conflic-
tos persistentes, a despecho de la propaganda belicista,
predomina la idea de que debe rechazarse hasta la sim-
ple eventualidad de una nueva conflagración mundial. En
esta idea reside la inmensa fuerza de la opinión pública.
Esta es hoy más influyente que nunca gracias a la existen-
cia de potentes medios de comunicación, al acrecentado
nivel de información del hombre de la calle, a su mayor
conocimiento de los horrores que acarrea la guerra y,
desde luego, gracias a la lucha de todos aquellos que se
han propuesto impedir tal contingencia. Por supuesto, to-
do eso va en contra de la naturaleza del imperialismo,
pero éste se ve obligado a conformarse con la nueva si-
tuación. Personalmente, estoy seguro de que la vida nos
llevará a la victoria, de que se abrirán nuevos caminos
hacia el progreso de la humanidad, y cada uno podrá
hacer su aporte al bienestar de todos. Los comunistas,
opino, han de acelerar por todos los medios el iniciado
proceso de unificación de los esfuerzos pacíficos, no que-
darse al margen y trabajar en la creación de un modelo
cultural más perfecto.
37

HACIA UN NUEVO MODELO
DE COOPERACIÓN
Doctor V. D. CHOPRA,
Vicepresidente del Instituto Internacional
para Estudios de Asia y el Pacífico (Nueva Delhi)
Han pasado tres años desde que Mijaíl Gorbachov, en su
discurso de Vladivostok, expuso el programa soviético de
seguridad para la región de Asia y el Pacífico (RAP),
programa que constituyó una suerte de impulsa a los
procesos pacíficos en dicha zona y al que, cronológica-
mente, siguieron la Declaración de Delhi, otras varias
propuestas soviéticas, y las iniciativas de la India, Viet-
nam, Mongolia, Indonesia y otros países.
En este artículo, el conocido científico y publicista de
la India comparte su opinión sobre el proceso de estabi-
lización en Asia, sus dificultades y contradicciones, en
una conversación que tuvo con un colaborador de R e-
vista Internacional.
• ¿Cuál es su actitud hacia los problemas de la
guerra y la paz y el lugar de esta problemática en
el sistema de prioridades y valores de las naciones
en desarrollo?
— Los países en desarrollo están profundamente
Interesados en la lucha contra la amenaza de gue-
rra, de la guerra nuclear en particular, porque este
combate guarda relación directa con sus esfuerzos
por liquidar los vestigios del período colonial. Las
tensiones y los conflictos regionales gravan terrible-
mente sus economías atrasadas, como lo han eviden-
ciado recientemente el conflicto entre Irán e Iraq y
los trágicos acontecimientos de Afganistán.
En esencia, la defensa de la paz universal es un
componente de la lucha por la independencia. Lo
explicaré apoyándome en el ejemplo de mi país.
A lo largo de toda la lucha por la libertad, el mo-
vimiento nacional indio ha mantenido una posición
consecuente en este asunto vital para toda la huma-
nidad. En el período posterior a la independencia,
Jawaharlal Nehru 'fue uno de los primeros líderes
que se pronunció firmemente contra la amenaza de
guerra y dio pasos consecutivos para identificar el
pueblo indio con el movimiento internacional pro
paz. Su concepción de unidad asiática, que posterior-
mente se plasmó en las ideas de la solidaridad afro-
asiática, lo mismo que el papel de la India en el
Movimiento de los No Alineados, constituyen algu-
nas de nuestras destacadas aportaciones a la lucha
por la seguridad universal.
V. D. ChDpra (n. en 1918), economista d^ profesión, fue ac-
tivo p3ríicipant3 en el movimiento da liberación nacional de
la India y sufrió prisión bajo el régimen ca'.onial inglés. Es
vicsprasifienie d3l Consejo as Redacción da los influentes pe-
riódicas indios t i n k y P a t r i o t y autor de varios libros
sobre problemas da Asia. En 1SB1 recibió el Premio Nehru
por su obra La I n d i a y el m u n d o del s o c i a l i s m o .
38
La reciente Declaración de Delhi que íormuló un
programa concreto de acción para construir un mun-
do liberado de armas nucleares y sin violencia, así
como el paquete de iniciativas en materia del desar-
me sometido a consideración de la Asamblea General
de la ONU el 9 de junio de 1988, son una manifesta-
ción concreta de la política de la India en la cam-
biante situación internacional. .
Sin embargo, debemos reconocer que los países
en desarrollo, incluido el nuestro, a pesar de la tra-
gedia de Hiroshima y Nagasaki, han tardado en per-
catarse del grave peligro de guerra nuclear. Esto
tiene ciertas razones históricas y objetivas, y la prin-
cipal consiste en que los efectos destructores de la
Segunda Guerra Mundial en esta área no fueron di-
rectos ni repercutieron con tanta intensidad como,
por ejemplo, en Europa. Pero sería ingenuo creer
que los pueblos de los países en desarrollo son in-
diferentes a la amenaza nuclear. Para ellos es obvia
la prioridad de la lucha por la paz, aunque no todos
—si nos referimos a las masas— la comprenden en
igual medida.
• ¿Cómo aprecia Ud. el programa soviéticp expues-
to por primera vez en Vladivostok hace tres años y
desarrollado por Mijaíl Gorbachov en sus interven-
ciones de Krasnoyarsk y ante la ONU? ¿Qué aspec-
tos podría destacar Ud.? ¿Cómo se llevan a la prác-
tica, a su Juicio, las estipulaciones del programa?
— Antes de contestar esta pregunta quiero seña-
lar lo siguiente: las ideas y conceptos que el líder
soviético expuso en sus tres históricos discursos,
deben ser considerados como una evolución de nue-
vas estructuras de pensamiento sobre los problemas
de la paz, la seguridad y el desarrollo en la región
de Asia y el Pacífico que con plena razón puede ser
llamada región de futuro. En la India, la reacción
a esíe programa se va desarrollando lenta pero con-
secuentemente en dirección positiva. Inicialmente
fue acogido con ciertas reservas. Pero a medida que
las propuestas se van concretizando, las iniciativas
de la URSS tienen una repercusión cada vez más po-
sitiva.
El análisis escrupuloso de los desarrollos en la
región revela la existencia de dos orientaciones con-
tradictorias: por un lado, la carrera armamentista y
las tendencias de confrontación y, por otro, ciertos
cambios positivos, a saber:
— el movimiento por cesar la carrera armamen-
tista y por el desarme, en primer lugar el desarme
nuclear, se intensifica;
— las exigencias de un arreglo negociado de los
conflictos regionales van creciendo (después de la
evacuación total de las tropas soviéticas de Afga-
nistán, incluso en Paquistán se oyen voces realistas
cada vez más insistentes);
— están cristalizando formas cualitativamente nue-
vas de relaciones bilaterales, independientemente de
las diferencias de sistema social y político;
— se están dando pasos cada vez más enérgicos
para establecer amplia y multiforme cooperación en
las esferas económica, científica y técnica.
En relación con ello cabe mencionar un hecho
sustancial: los pueblos de nuestra región exigen con
insistencia que todas las potencias nucleares asuman
el compromiso de no ser las primeras en utilizar
armas nucleares. La Unión Soviética y China ya han
respondido positivamente a esta demanda y se han
adherido al Tratado de Rarotonga *.
Sin embargo, algunas iniciativas soviéticas expues-
tas en Krasnoyarsk han sido objeto de controversia
en la India. Nuestros expertos en estrategia, por
ejemplo, han acogido con reserva la propuesta de
que las principales potencias navales de la región
sostuviesen consultas en torno al no incremento de
las marinas de guerra. Esas reservas tienen su ra-
zón de ser. El actual balance de fuerzas navales en
la región ha creado una nueva amenaza para la se-
guridad de la India; además, algunos países vecinos
acrecientan sus marinas ds guerra y continúan nu-
clearizándolas. Naturalmente, la India no puede per-
manecer indiferente, ya que si se congelasen las
fuerzas navales en su nivel actual, nos veríamos pri-
vados de la posibilidad de fortalecer nuestra segu-
ridad.
Otro aspecto de esta propuesta, que ha suscitado
discrepancias en la India es la idea concerniente a
las negociaciones entre la URSS, China y EE.UU.
como miembros permanentes del Consejo de Segu-
ridad de la ONU. En la India, algunos expertos no
oficiales en materia de defensa abogan por que se
amplíe el Consejo de Seguridad y que la India pase
a formar parte del mismo como miembro perma-
nente. No comprenden por qué la Unión Soviética
quiere reducir estas consultas a los «tres grandes».
En círculos extraoficiales hindúes se ha sugerido
que otros tres países —concretamente, la India, Viet-
nam e Indonesia— podrían participar también en la
discusión de estas cuestiones.
• Se ha referido Ud. a la importancia de la Decla-
ración de Delhi. ¿En qué consiste, a su juicio, la
novedad del enfoque de la coexistencia pacífica?
— La Declaración de Delhi es un documento his-
tórico en muchos aspectos. El hecho de que la pri-
mera potencia socialista y el país no alineado más
grande hayan elaborado conjuntamente una línea
concreta de acción es de por sí muy significante.
Pero Ip más importante, en mi opinión, es que la
Declaración fundamenta la reestructuración de las
relaciones internacionales sobre los principios de la
coexistencia pacífica y el concepto de la no vio-
lencia. En la era nuclear, cuando todos en nuestro
planeta nos encontramos en el mismo barco —que
no es muy grande, por cierto—, la humanidad no
tiene otra opción que aceptar la realidad básica de
que debemos coexistir pacíficamente y que cada na-
ción y cada Estado han de elegir ellos mismos el
sistema social que desean.
En el plano filosófico, esto significa que la uti-
lización de la fuerza, incluida la presión psicológica,
debe ser excluida de las relaciones entre Estados.
Esto en cierto grado coincide con el concepto de
que las relaciones internacionales deben ser desideo-
logizadas. A pesar de que son muchos en el mundo
los que todavía tendrán que comprender la impor-
tancia de trazar una demarcatoria entre las relacio-
nes internacionales y la lucha de clases, el hecho es
que la India y la Unión Soviética han planteado ante
la humanidad un concepto enteramente nuevo de
construcción de las relaciones internacionales sobre
la base del equilibrio de intereses y no del equili-
1
El Tratado de Rarotonga fue elaborado y adoptado en 1986
por los miembros del Foro del Pacifico Sur. — N. de la Red.
brío militar. Esta es la razón por que pienso que la
Declaración de Delhi ha imprimido un nuevo conte-
nido al concepto de coexistencia pacífica, un con-
tenido más realista y más práctico.
• ¿Cómo concibe Ud. en las condiciones actuales
los mecanismos de la lucha por la seguridad univer-
sal?
— La lucha por la seguridad universal debe ser
pluridimensional, abarcando las relaciones entre Es-
tados, iniciativas diplomáticas, pasos concretos y
prácticos para fortalecer la confianza entre los pue-
blos y, ante tpdo, la movilización de las masas de
acuerdo con su nivel de conciencia y sus puntos de
vista políticos. Lo renovador en el nuevo enfoque
soviético es que aporta nuevos elementos de dina-'
mismo y realismo al movimiento por la seguridad
universal: por primera vez después de la Segunda
Guerra Mundial, trascendiendo barreras políticas, re-
ligiosas y nacionales, la gente ha empezado a dis-
cutir este problema a todos los niveles.
El concepto de un mundo interdependiente e inte-
gral empieza a prender en las mentes. Se ha levan-
tado el «telón de acero», y los pueblos observan con
mucha atención el desarrollo interno en la Unión
Soviética y su política exterior. Las viejas barreras
se vienen abajo. Sin embargo, serla simplista hacer
conclusiones apresuradas. Las viejas ideas y el viejo
pensamiento condicionados por la atmósfera del pa-
sado, retardan este proceso. Creo, por tanto, que los
intelectuales de todos los países están llamados a
desempeñar un papel importante en la creación de
la atmósfera necesaria para construir la seguridad
universal. Las nuevas ideas tienen que derribar las
viejas barreras y prender en las mentes de las ma-
sas. Entonces, y sólo entonces, es cuando podrán
convertirse en fuerza material.
• Hay quien opina que la creación de un sistema
de seguridad colectiva en Asia es irreal porque no
ha encontrado expresión tangible.
— Creo que tal planteamiento no refleja la reali-
dad. La reacción de las personas oficiales y los me"-
dios de comunicación de masas en los países del Sur
y del Sureste de Asia y de Oceanía demuestra el
gran interés con que han acogido la concepción so-
viética general sobre el desarrollo de la cooperación
en la región de Asia y el Pacífico. Por ejemplo, las
propuestas de Indonesia para crear una zona des-
nuclearizada en el Sureste de Asia, la ampliación
de las relaciones bilaterales y la formación de alian-
zas económicas, todo ello tiene partidarios.
La cooperación entre la URSS y EE.UU. en mate-
ria de desarme nuclear, particularmente después del
Tratado INF, ha demostrado que la humanidad pue-
de y debe resolver los problemas más complicados,
los conflictos regionales en particular, no en el cam-
po de batalla sino por medios políticos, por vía ne-
gociada. Este viento de cambios se empieza a sentir
también en nuestra región. Pero no debemos exage-
rar los resultados, aunque, eso sí, podemos consta-
tar que existen tendencias a la cooperación política
y económica colectiva en materia de seguridad sobre
una base bilateral y multilateral.
• Surge entonces una pregunta legítima: ¿Por qué
la idea de crear zonas desnuclearizadas no se ha
granjeado amplio apoyo en Asia, concretamente en
la India?
39

— Nuestro país, como dije antes, siempre ha es-
tado en la vanguardia de la lucha por el desarme y,
en particular, por el desarme nuclear. No obstante,
abrigamos ciertas reservas respecto al concepto de
zonas desnúclearizadas. Consideramos que esta idea
debe ser enfocada al margen de los problemas glo-
bales. La nuclearización del Océano Indico, el pro-
grama nuclear de China y la posible aparición de la
bomba atómica en Paquistán nos han obligado a man-
tener esta posición. Por eso la actitud de mi país
respecto a la idea de crear zonas desnúclearizadas
y al desarme nuclear debe ser enfocada como dos
caras de la misma medalla. Existen suficientes evi-
dencias de que en la elaboración de la bomba atómi-
ca en Paquistán los occidentales han jugado abierta
y encubiertamente un papel muy significante.
• La India se pronuncia activamente contra la ca-
rrera armamentista, pero no se adhiere al Tratado
de No Proliferación de Armas Nucleares. ¿Por qué?
— A primera vista, puede parecer que ello implica
contradicción, pero la lógica de nuestro razonamien-
to es la siguiente. A pesar del mencionado Tratado,
en los últimos años se ha registrado un incremento
incontenible del armamento atómico de las poten-
cias nucleares. En este sentido, tiene lugar su pro-
liferación vertical lo que va en contra de las esti-
pulaciones del Tratado. Al mismo tiempo, el obje-
tivo principal del Tratado es impedir la propagación
de las armas nucleares a otros Estados, es decir, su
proliferación horizontal.
La India reconoce que la Unión Soviética, parti-
cularmente en los años recientes, ha promovido su-
cesivas iniciativas para bloquear la posibilidad de
proliferación de las armas nucleares tanto vertical
como horizontalmente. Este es un hecho que jamás
hemos negado. Pero nuestras objeciones al Tratado
se basan en su carácter discriminatorio hacia los
Estados no nucleares [aunque ciertas potencias nu-
cleares incitan a las no nucleares a que sigan
su ejemplo). Los hechos, relacionados con la posi-
ble aparición de la bomba atómica en Paquistán y en
Israel ilustran gráficamente este punto de vista. En
ello reside la clave del problema.
Hay otro aspecto. En los círculos políticos de la
India tenemos nuestros propios «halcones» quienes
desde hace muchos años insisten en que nuestro
país debe poseer su bomba atómica. Sin embargo,
las fuerzas democráticas, incluidos amplios sectores
de intelectuales, se oponen a ello. Considero que la
India no debe ir más allá del uso de la energía ató-
mica para fines civiles y no ceder a la posición de
los «halcones». Esta posición de la India hay que
enfocarla en el contexto de que ciertos elementos
conservadores y reaccionarios pretenden utilizar la
nuclearización de la región como un instrumento po-
lítico para presionar a los gobiernos y a las fuerzas
democráticas a que abandonen la política, nacional
trazada por ellos.
• Teniendo en cuenta que existen ciertas dificulta-
des para garantizar la seguridad en la RAP, ¿qué
posibilidades reales ve Ud. para plasmar en la prác-
tica las diversas iniciativas políticas formuladas por
la URSS, Afganistán, Mongolia y otros países? ¿Y qué
obstáculos habrá que vencer?
— Es bien sabido que, a raíz del trágico desarro-
llo de los acontecimientos en Afganistán, la milita-
rización de Paquistán ha entrado en una ¡ase cuali-
tativamente nueva. Este es uno de los momentos
clave que frenan el proceso de estabilización en el
Asia Meridional y en toda el área en conjunto. En
este período, ciertos países, EE.UU. en particular,
han contribuido a la militarización de Paquistán y a
la expansión de sus ambiciones nucleares. Paquistán
no necesita ayuda militar alguna para protegerse
contra la llamada «amenaza» de Afganistán. No es
necesario entrar aquí en detalles, pero si se hace
un estudio comparativo de la fuerza militar de Pa-
quistán de hoy con la de 1971, se llegará a conclu-
siones alarmantes: el poderío militar de este país
ha sobrepasado las necesidades de su defensa y se
ha convertido en causa principal de la tensión en
el área. Por eso la India exige el cese de la injeren-
cia exterior en los asuntos internos de Afganistán.
Esto explica también por qué el pueblo indio está
tan interesado en que se respeten el espíritu y la
letra de los Acuerdos de Ginsbra.
Todos estos hechos demuestran la importancia del
Tratado INF y de las medidas orientadas a resolver
los conflictos regionales en el sentido de crear una
nueva atmósfera para el desarrollo estable de rela-
ciones internacionales. La reestructuración de éstas
es inseparable de los procesos en nuestra región.
Indudablemente, la retirada de las tropas soviéticas
de Afganistán y de los voluntarios vietnamitas, de
Kampuchea, han generado nuevas posibilidades de
estabilizar la situación en Asia. Algunos países de
la ASEAN —Indonesia, Malaysia y, en parte, Tailan-
dia— mantienen una posición realista en este proble-
ma, pero esta brisa de cambios no sopla aún en Is'.a-
mabad, a pesar de que Paquistán tiene ahora un Go-
bierno democrático. Si los problemas de Afganistán
y de Kampuchea se resuelven pacíficamente, no cabe
duda de que la concepción de paz, seguridad y de-
sarrollo en la RAP asumirá una nueva dimensión y
ello repercutirá en la situación internacional en con-
junto.
• ¿Hasta qué punto es factible la vía europea de
cooperación en Asia? ¿Se tiene una posibilidad real
de convocar una especie dé'conferencia de Helsin-
ki en Asia?
— El desarrollo del proceso de Helsinki fue bas-
tante prolongado, aunque en Europa las condiciones
objetivas eran más favorables (gracias a cierto ni-
velamiento de los potenciales económicos, militares
y de otro tipo). Por lo que se refiere a nuestra re-
gión, cabe destacar dos elementos.
Primero, en la RAP existen sistemas políticos mul-
tiestructurales y diversos. Además, las dimensiones
de los Estados —en territorio y número de habitan-
tes— son muy variables, lo cual genera la corres-
pondiente diversidad de intereses.
Segundo, a diferencia de Europa, la relación de
potenciales militares entre diversos Estados es cua-
litativamente diferente. Esta situación debe ser te-
nida en cuenta al apreciar las posibilidades del mo-
delo de Helsinki. El líder soviético Mijaíl Gorbachov
admitió en uno de sus discursos que la concepción
de la seguridad en Asia y el Pacífico debe basarse
en la experiencia de las estructuras existentes y,
ante todo, en las condiciones específicas de esta re-
gión. Por eso es importante tener en cuenta el espí-
ritu de Helsinki y no el modelo de Helsinki. En esta
dirección, ya se ha hablado mucho, se ha hecho bas-
tante y se han dado algunos pasos concretos. Pero
la consolidación de las relaciones entre los países
de la RAP no va a ser tarea fácil ni sencilla. Toda-
vía queda mucho por resolver; por ejemplo, elabo-
rar medidas de confianza, poner en pie el mecanis-
mo de negociaciones, etc.
• A su modo de ver, ¿qué caminos realistas existen
para solventar los problemas económicos en los paí-
ses de la región? ¿Cuáles podrían ser los cauces de
desarrollo?
— Asia cuenta con un inmenso potencial econó-
mico, y el influjo de los Estados de la RAP sobre
la economía mundial es claramente visible. La signi-
ficación de esta región del mundo se ha incrementa-
do después de que la Unión Soviética empezara a
aplicar una nueva política económica respecto a sus
zonas asiáticas. Se deja sentir también el salto de
los «cuatro tigres»: Corea del Sur, Hongkong, Sin-
gapur y, en parte, Malaysia. La influencia de China,
con su exitoso programa de modernización, es cada
vez mayor. También la India tiende a convertirse
en un importante factor económico. Los cálculos in-
dican que la tasa anual de crecimiento de las eco-
nomías nacionales de la región de Asia y el Pací-
fico en el período de 1970 a 2000 será del orden de
6,3%, contra un 4,8% en escala mundial. Durante
el mismo período, la participación de Asia en el PIB
global crecerá del 16% al 23%. Los expertos occi-
dentales estiman que en los próximos veinte años
el crecimiento económico en nuestra región exce-
derá al promedio mundial y que el foco del comer-
cio internacional se desplazará del Atlántico al Pa-
cífico.
A pesar de que la situación es compleja y exis-
ten diferencias de enfoque, los temas de la coope-
ración económica del mencionado grupo de países
van adquiriendo nuevas dimensiones, son más con-
cretos; se han creado varias estructuras y alianzas
para fortalecer los 2 nexos en este terreno. La activi-
dad de la SAARC y, en los últimos años, de la
ASEAN, así como las propuestas de Indonesia sobre
la creación de una zona de paz, libertad y neutrali-
dad, son una confirmación en la práctica de que los
gobiernos de los países de la región buscan ampliar
los contactos políticos y económicos.
Pero hay un aspecto alarmante, relacionado con
el endeudamiento de estos países, incluida la India.
Por eso nuestro país y otros'Estados en desarrollo
exigen un nuevo orden económico internacional y el
arreglo de los problemas de la deuda externa. La
URSS ha propuesto pasos muy reales en esta ma-
teria.
Las relaciones económicas bilaterales de la India
con la Unión Soviética han adquirido un nuevo con-
tenido socio-económico. Tienen una significación de
largo alcance e influyen en el acontecer de esta re-
gión. Surgen modelos de cooperación económica bi-
lateral que se caracterizan por el trato directo entre
empresas soviéticas autónomas y estatales y los sec-
tores privado y público de la India. Estos vínculos
se basan en los principios de igualdad y de ventaja
recíproca en las relaciones entre países con diferen-
te sistema social. Por eso las relaciones indo-sovié-
ticas representan un nuevo modelo no sólo de coo-
peración política sino también de cooperación eco-
nómica.
2
SAÁRC: Asociación para la Cooperación Regional en Asia
del Sur, fundada en 1985. — N. de la Red.
LOS MONJES BUDISTAS
NO SON ANACORETAS
El budismo es una de las tres religiones más extendidas
del mundo y un factor que ejerce notable influencia so-
bre el desarrollo sociocultural de una veintena de países
orientales. También ha suscitado interés en Occidente de-
bido a la creciente decepción en los valores del mundo
burgués. En estos procesos ha desempeñado un papel im-
portante la ubérrima base filosófica de la doctrina budis-
ta. En forma simbólica y muy compleja, sus adeptos de-
sarrollaron, entre otras, concepciones profundamente dia-
lécticas acerca de la interdependencia universal de los
fenómenos, el condicionamiento recíproco de lo material
y lo espiritual y los elementos de aproximación a la cul-
tura ética del hombre.
El material que ofrecemos a continuación recoge la
reflexión del dirigente de la organización de creyentes
más numerosa de Asia sobre las tendencias pacifistas en
la doctrina y la práctica del budismo contemporáneo.
PONERSE A TONO CON LA ÉPOCA
Khambo Lama KHARKHUUGIYN GAADAN,
presidente de la Conferencia Asiática Budista para la Paz
(CABP)
• ¿Cómo podría usted caracterizar las ideas y prin-
cipios medulares de la filosofía budista que determi-
nan su afinidad con las tendencias y fuerzas que
buscan consolidar la paz y armonizar la vida hu-
mana?
— Es prácticamente imposible exponer en forma
concisa las ideas fundamentales y la significación de
nuestra doctrina teológica, pero voy a tratar de hacer
un breve comentario sobre este tema.
Nuestro maestro, el gran Buda, predicó sus ideas
en aras de la supresión del sufrimiento'. Dijo, en
particular, que «todos los estados son'mutables, que
todo cuanto existe está sujeto a una compleja rela-
ción del sufrimiento y la felicidad en virtud de la
Ley del origen dependiente; ningún dharma (virtud
o verdad perfecta. —N. de la Red.) posee un yo in-
dividual; el sufrimiento es producto de la ignoran-
cia, mientras que el camino a la felicidad consiste
en la percepción de la naturaleza auténtica de las
cosas y en conseguir el estado de nirvana (bienaven-
turanza), que es como uno se libera del sufrimiento
y la ignorancia». Durante muchos siglos estos dog-
mas fueron predicados y desarrollados por los se-
guidores de Buda, quienes afirmaban que alcanzar el
nirvana significa penetrar en la esencia del mundo
El presente cuestionario fue elaborado por la Comisión para
problemas de la paz y los movimientos democráticas de «Revis-
ta internacional».
1
El sufrimiento constituye una de las categorías principales
del budismo. Se compone de elementos negativos en |a con.
ducta del hombre: desde las prácticas reprochables más ele-
mentales y las contradicciones internas del individuo para con-
sigo mismo y sus seres queridos, hasta el sufrimiento y la
muerte de toda materia viva, pasando por diferentes penas y
horrores,'sin excluir las guerras.
 fenoménico. En este proceso el individuo se purifica
de visión equivocada, viendo el universo como algo
vacío, pero, al mismo tiempo, no vacío, debido a la
incondicionalidad, en última instancia, de cuanto exis-
te en este mundo. De este modo se niega el móvil
egocéntrico, y los fenómenos se presentan en su re-
lación transmigratoria, y no como si estuvieran pri-
vados de movimiento.
Hoy crece el significado de nuestro concepto de
la paz para todos, la supresión de los sufrimientos,
la negación del yo en tanto que receptáculo exclu-
sivo de nuestra atención y de las pasiones humanas
(que representan los extremos del gozo y el ascetis-
mo), así como el conocimiento de la Ley que rige
el mundo que nos rodea. La filosofía de la paz y la
-armonía ha sido y continúa siendo premisa teórica
fundamental para el acercamiento entre los budistas
y las fuerzas que bregan por la paz. Nuestra Confe-
rencia y sus centros nacionales cooperan a esta cau-
sa sagrada, fomentando la solidaridad con todas las
fuerzas que deseaft eliminar las guerras, asegurar el
progreso y una vida digna.
• ¿Cuáles son los valores morales básicos del bu-
dismo que pueden atraer a las fuerzas de paz y de
progreso, a los luchadores por la emancipación y la
igualdad?
- La concepción de la paz y la tranquilidad está
basada en la enseñanza d e ' B u d a sobre los cuatro
estados ilimitados, que son: el amor compasivo, la
piedad, la ecuanimidad y la dicha. En otros términos,
todos los seres, tanto inferiores como superiores, le-
janos o cercanos, merecen un mismo trato de bon-
dad y misericordia, compasión sincera y ayuda re-
confortante. Aquí se ve encarnada asimismo la idea
de la supresión del sufrimiento. La doctrina sobre
los estados superiores internos explica por qué ve-
mos en la purificación del cuerpo, del lenguaje y de
la mente un principio de conducta ética y una forma
de vivir en paz, armonía y justicia. Creo que hoy día
la importancia de estos principios es enorme.
Al mismo tiempo, el budismo rechaza tajantemen-
te la actitud egoísta de satisfacer sus propios intere-
ses y gozar al precio del sufrimiento ajeno. En las
presentes circunstancias internacionales, esto se re-
fiere, ante todo, a las fuerzas que desarrollan las ar-
mas de exterminio masivo y aplican activamente una
política de agresión y de amenaza militar.
El crecimiento de la riqueza material, cuando no
va acompañado de una mayor sabiduría y purifica-
ción de la mente, no trae ningún provecho, pero pue-
de engendrar fuerzas destructivas que pongan en
peligro a toda la humanidad. No se podrá evitar la
guerra hasta que nuestra mente se abra para usar
la razón y la sabiduría en contra de las armas mor-
tíferas. Nos solidarizamos con todos los que actúan
con este espíritu. Así, apoyamos los esfuerzos de
Mijall Gorbachov por afirmar los principios de una
nueva mentalidad y moral en las relaciones inter-
nacionales. Ello se ajusta plenamente a las mejores
aspiraciones de la humanidad progresista, incluidos
los budistas.
• ¿Cómo entiende usted, de acuerdo con la doctri-
na búdica, el vínculo entre la paz y la armonía?
— La doctrina filosófica y el código moral de
nuestra religión no separan estos dos conceptos; ade-
más, puedo decir que los pueblos orientales conocen
desde tiempos atrás la fuerza motora de la armonía.
Como símbolo de la concordia y la no enemistad ve-
neramos la relación entre cuatro animales: el elefan-
te, el mono, el conejo y el urogallo 2 . La idea con-
siste en que el fuerte colabore y ayude al débil, in-
cluso para su propia supervivencia, y el débil, gra-
cias a la amistad y su habilidad salga adelante en
situaciones que le resultarían insuperables si actua-
ra solo.
Las normas éticas a las que yo me refiero supo-
nen la idea de la unidad, puesto que nuestro men-
saje no separa ninguna motivación moral del resto
de las virtudes y menos como algo supremo o único.
El budismo enaltece virtudes tales como las de sal-
var la vida a otros seres, dar limosna, hacer el bien,
decir la verdad y convertir a los enemigos en ami-
gos. Son cinco manifestaciones de los cinco senti-
mientos capitales: el amor, la bondad, la compasión,
la pureza y la armonía que constituyen para noso-
tros, los budistas, un valioso y único código moral
de conducta. Creemos que también son sumamente
importantes para las relaciones internacionales. Los
cinco principios de coexistencia pacífica (Pancha
Shila), proclamados en 1955, tienen sus raíces en
la moralidad búdica.
En las nuevas condiciones de la modernidad, las
ideas avanzadas por nuestra doctrina acerca de la
paz y la armonía, se desarrollan en profundidad a
nivel de las relaciones de amistad y cooperación
entre diversos países y fuerzas pacifistas. Un ejem-
plo emblemático de ello es la Declaración de Delhi,
firmada por el primer ministro Rajiv Candín y el se-
cretario general Mijaíl Gorbachov. Los principios ex-
puestos en este documento respecto de un futuro li-
berado de las armas nucleares y de la violencia son
perfectamente aplicables no sólo a las relaciones in-
terestatales, sino también a las relaciones entre di-
ferentes fuerzas políticas y movimientos sociales e
incluso entre pequeñas comunidades en todos los
confines del planeta. Para los budistas, traducir es-
tos principios en hechos concretos es un deber sa-
grado.
• Lamentablemente, mucha gente en Occidente, in-
cluida la juventud, tiene una imagen distorsionada
del budismo y de sus principios filantrópicos. Esta
imagen queda frecuentemente reducida a lo superfi-
cial, a los atributos, al ensimismamiento egoísta en
busca de la perfección. ¿Qué piensa usted de ese
modo de entender el budismo?
— Puedo decir con toda franqueza que me alegra
constatar el creciente interés hacia nuestra fe, inclu-
so en países donde nunca existió el budismo clásico,
pero me temo que no siempre lo comprendan correc-
tamente.
Como ya he dicho, nuestro objetivo supremo con-
siste en la supresión del sufrimiento y que la gente
reciba la gratificación de la paz y la tranquilidad.
De ahí que la principal tarea del monacato y del
clero consista en ayudar a que todo individuo dis-
frute de los beneficios r'e la paz, apegándose estricta-
mente a los principios de altruismo. Es cierto que
los discípulos de Buda viven de tiempo en tiempo
2
Los cuatro animales, de diferente tamaño, temperamento y
hábitos, se les representa encaramados uno sobre otro en for-
ma de pirámide al lado de un gran árbol. Arrancando la fru-
ta y pasándola abajo ««en cadena», estos cuatro seres simboli-
zan la interacción de elementos heterogéneos en beneficio co-
mún. —W. d-' la Red.
como anacoretas, entregados a la oración, la tem- mano y seguirlo siendo en este mundo en que las
planza para el autoperfeccionamiento y la medita- formas fenoménicas del universo se incorporan a la
ción. Pero ellos rio se desligan de la vida cotidiana. esencia única. Por eso, la amenaza de holocausto
Sería erróneo afirmar, a partir de esta particulari- nuclear que se cierne sobre nuestra casa común no
dad de nuestra doctrina, que al budismo le son aje- ha de ser considerada como un mal selectivo: atañe
nos el amor, la bondad, la compasión o la justicia, a todos y requiere esfuerzos combinados —de cada
ni que predica la pasividad, pues ello sería incon- uno y de todos— para asegurar la sobrevivencia de
gruente con la esencia misma de nuestra creencia. la civilización humana. En estas circunstancias, la
La doctrina del gran Buda fundada hacer más de ética y la moral dictan que todos trabajemos juntos,
2.500 años, es la más antigua de las religiones uni- desarrollemos un diálogo positivo, el entendimiento
versales. En el transcurso de este largo período his- y la cooperación estrecha por encima de nuestras dli
tórico, el budismo ha jugado un papel muy impor- ferencias políticas, ideológicas y religiosas, y sin
tante en la vida, del hombre y de la sociedad. Si se distinción de sistema social. Creo que se están dan-
hubiese inhibido" de la vida cotidiana, del quehacer do condiciones propicias tanto para el. diálogo como
mundano, si sus adeptos se preocupasen únicamente para la cooperación directa entre marxistas y budis-
de su propia existencia, esta religión nunca habría tas en cuestiones vitales como la prevención de la
podido subsistir tanto tiempo ni extenderse, como hi- guerra y la salvaguardia de la paz.
zo, por todas partes. Podemos intercambiar opiniones sobre un abanico
Hoy, más que nunca, sentimos una enorme respon- más amplio de problemas. El budismo es un acervo
sabilidad por la vida social, especialmente en lo que de obras maestras de la cultura y el pensamiento
'se refiere a la promoción de la paz mundial. que durante siglos han venido atesorando los pue-
• Es sabido que en Europa y Latinoamérica se está blos de muchos países de Oriente. ¿Acaso puede de-
desarrollando el diálogo entre cristianos y marxis- jar de ser fructífera la colaboración orientada a estu-
tas*. ¿Cómo ve usted las perspectivas y posibilidades diar y preservar la herencia cultural búdica? Creo,
para establecer contactos similares en Asta? Y en por ejemplo, que las .concepciones y las ideas del
un plano más amplio, ¿qué factores podrían propi- marxismo son idénticas (o afines) a, muchos postu-
ciar la cooperación entre las diversas fuerzas del lados de la dialéctica, la lógica y la sicología bu-
continente? distas. Para establecer un diálogo constructivo es im-
-<— Celebro que se haya entablado el diálogo en- portante que haya confianza y esfuerzos mutuos y
tre representantes de distintas religiones y, los mar- que cada una de las partes sea objetiva en sus valo-
xistas, lo cual, a mi juicio, constituye un importan- raciones.
te avance práctico en beneficio de todos. Los budis- Los budistas consideramos la confianza como una
tas tratamos a través del diálogo de llegar por fuerza superior y esperamos grandes progresos en
nuestra parte a una comprensión mutua entre los este terreno. Estoy convencido que no hay otro esco-
exponentes de muy diversas convicciones religiosas Jlo sustancial en política mundial más perjudicial que
y representantes de otras concepciones del mundo. el de guardar algo en la manga, alimentar sospechas
El valor supremo consiste en nacer com-o ser hu- recíprocas, altercar de modo degradante y adoptar
actitudes de enemistad. Vamos a desarrollar, pues,
5
Véanse, por ejemplo, los siguientes artículos en nuestra esa formidable iniciativa de las dos potencias más
revista: Jaime Barrios. El clero en la revolución salvadoreña. grandes del mundo, que han dado comienzo al pro-
Na 7, 1988; S. Mámontov. Un preso político llamado Cristo.
ceso de eliminación de las armas de destrucción ma-
Mi 9, 1988; K. Morawski. Nuestro deber moral y social, íía 9,
1987; N. Kowalski. Comunistas y cristianos en la época nuclear. siva, acrecentando así el potencial de la confianza
fía 10, 1987. recíproca.
CONTACTOS INTERNACIONALES
OPCIÓN CORRECTA nes sobre la base de una EN ARAS un plan democrático, no
Durante su visita a la cooperación constructiva y DE LA COOPERACIÓN confesional, de profundas
RFA, el Secretario General creadora en bien de ambos En París se celebró un en- reformas constitucionales,
del CC del PCUS, Mijaíl Gor- países y del progreso so- cuentro de Georges Mar- como única vía de solución
bachov, se entrevistó con cial. La profunda simpatía cháis, Secretario General política de los problemas
Herbert Mies, Presidente del y la aprobación que el pue- del PCF, y Georges Hawi, de la nación. Georges Mar-
Partido Comunista Alemán, blo de la RFA ha expresado Secretario General del CC cháis manifestó la solidari-
y (Ellen Weber, vice-Presi- a Gorbachov y a su políti- del Partido Comunista Liba- dad de los "comunistas fran-
denta del PCA, así como con ca, subrayó Herbert Mies, nes, quienes examinaron di-
ceses con el PCL y el pue-
Hans-Jochen Vogel, Presi- son manifestaciones de ge- blo libanes que sufre de los
dente del Partido Socialde- nuina diplomacia de los versos aspectos de la trá- bombardeos y destrucciones.
mócrata de Alemania. Los lí- pueblos. Nuestro encuentro, gica situación en Líbano, Los dirigentes de ambos
deres del PCUS y el PSDA dijo, constituye un paso creada por culpa de la ul- partidos convinieron en se-
ratificaron la opción de am- más en el desenvolvimiento traderecha. Georges Hawi guir reforzando sus relacio-
bos partidos en favor del de los vínculos de amistad se pronunció en favor de nes de amistad y coopera-
desarrollo de sus relacio- entre ambos partidos. la enérgica realización de ción.

VIDA DE LOS PARTIDOS
COORDENADAS IDEOLÓGICAS
DE LA RENOVACIÓN
FABIO MUSSI,
miembro de la Dirección y secretario del PC¡
• El Partido Comunista Italiano, según ha declara-
do su XVlll Congreso, ha entrado en fase de reno-
vación. Espíritu de cambio, valoración crítica de la
experiencia propia, preocupación por los problemas
globales, por cuestiones que atañen a toda la huma-
nidad, y confrontación comparativa de las posicio-
nes propias con los planteamientos de otras fuerzas
políticas, tales han sido —a juzgar por los docu-
mentos— los rasgos más característicos del reciente
foro del PCI. ¿Cómo definiría usted la esencia y los
principales objetivos de la renovación?
— Hay un primer nivel, el más perceptible a sim-
ple vista, que consiste en una renovación de hom-
bres y grupos dirigentes. Yo diría que es una regula-
ridad fisiológica para todo partido: en determinados
momentos se produce el cambio de dirigentes. Nues-
tro XVIII Congreso, celebrado en marzo pasado, ha
coincidido con uno de estos momentos de relevo ge-
neracional. Pero insisto en que éste es un nivel su-
perficial debajo del cual se ocultan procesos más
profundos. Procesos que están relacionados con los
nuevos elementos de la realidad italiana, europea e
internacional, que por acumulación progresiva, y
considerados en conjunto, han llegado a configurar
un cuadro cualitativamente cambiado de la situa-
ción. Desde la tribuna del Congreso hemos^ declarado
con máxima claridad y vigor una discontinuidad de
tipo político respecto al pasado.
¿En qué consiste dicha discontinuidad? En el
abandono de la línea orientada al compromiso his-
tórico. En que, tras un largo período de debate in-
terno, hemos renunciado a la posibilidad de gober-
nar en común con la Democracia Cristiana, posibi-
lidad que habíamos intentadb realizar en.el trans-
curso del pasado decenio, en un momento de gran
apoyo electoral a nuestro partido, que nos situó en
los umbrales del Gobierno. Sin embargo, esa opor-
tunidad no pudo ser aprovechada por múltiples ra-
zones, entre las cuales cabe destacar la violenta
reacción de las fuerzas más conservadoras y el ase-
sinato de Aldo Moro, el líder democristiano que
creía en la posible conjunción' de los dos mayores
partidos italianos.
Tal como lo concebíamos nosotros, ese acerca*
Entrevista concedida en Roma a un colaborador de TI.
44
miento había de señalar lo que Berlinguer concep-
tuó en cierta ocasión de «nueva fase de la revolu-
ción democrática antifascista», que hubiese impli-
cado el fin de la discriminación anticomunista y el
reconocimiento de su derecho a formar parte de un
Gobierno constituido sobre nuevas bases. Hoy la si-
tuación ha cambiado y el problema se plantea ya
en otros términos. En el seno de la DC se ha acen-
tuado el giro a la derecha. Hoy, los comunistas so-
mos conscientes del imperativo y la posibilidad de
crear un Gobierno de coalición integrado por las
fuerzas de altefnativa a la DC: izquierda, mundo
laico, grupos católicos que no estén estrechamente
ligados a la Democracia Cristiana, etc. Es más, ve-
mos coincidir la exigencia de un nuevo gobierno con
la de una reforma radical del sistema político, por-
que las actuales instituciones democráticas de Ita-
lia están al servicio de la DC y se han convertido
poco a poco en un obstáculo para la democratiza-
ción de la sociedad. Por eso hemos promovido, y el
Congreso ha aprobado, la concepción de una alter-
nativa política que contempla la formación de un
nuevo Gobierno, de una nueva mayoría, dé una nue-
va alianza de fuerzas, y una reforma del sistema
político-institucional. En esencia, se trata de un pro-
grama de desarrollo de la democracia centrado en
la idea de alternativa, para evitar la depreciación
de muchas conquistas democráticas.
Desde el punto de vista de la política nacional,
no se trata, pues, de una simple modificación de
nuestras posiciones anteriores, sino, como dijimos
antes, de un elemento de discontinuidad; Este es un
primer dato relativo a la renovación de la estrate-
gia política del PCI. Pero dicha renovación presen-
ta otros rasgos característicos, particularmente en
lo que se refiere al desarrollo de nuestros vínculos
internacionales. La relación con las diversas fuer-
zas progresistas del Este y del Oeste, del Norte y
del Sur se ha modificado básicamente, lo cual nos
impele a reconsiderar a fondo la historia de la
emancipación de los trabajadores, de la liberación
humana, de las grandes revoluciones de la época
moderna, remontándonos desde la dé Octubre en
Rusia hasta la Francesa, desde las revoluciones an-
ticoloniales del siglo en curso hasta las burguesas
de la centuria pasada. Y a intentar una nueva com-
binación de los grandes puntos de referencia, de los
ideales de la libertad y la igualdad, de la democra-
cia y la liberación, los ideales del socialismo.
La renovación del partido se desarrolla en pro-
fundidad y se proyecta, por tanto, a la historia de
las ideas y al destino de éstas. ¿Por qué era indis-
pensable profundizar este proceso en su vertiente
ideológica? Porque la renovación se inicia en un
momento de gran dificultad para nuestro partido,
porque arranca a partir de una crisis. En los últi-
mos tiempos habíamos perdido millones de votos
en las elecciones y cientos de miles de afiliados.
Habíamos advertido también que la influencia del
PCI a nivel de la sociedad italiana venía dismi-
nuyendo.
Hemos dado saltos que no pueden ser concebi-
dos en términos de simple continuidad de la his-
toria, de expansión progresiva de ciertas ideas. Unas
ideas cobran vida, otras «se extinguen» y ceden si-
tio a nuevas concepciones. Pero no todos .los nue-
vos elementos se derivan directamente de la expe-
riencia pasada. No toda la historia de nuestro par-
tido y de otros con los que históricamente hemos
conducido la batalla contenía en sí los gérmenes
de los presentes desarrollos. No se trata, pues, de
un proceso absolutamente continuo, sino que en di-
versos puntos hay roturas de la continuidad. Si nos
centramos, por ejemplo, en la historia teórica de
nuestro partido, vemos que hoy día las referencias
al pensamiento de Gramsci prevalecen sobre las que
conciernen a la aportación de Togliatti, aunque en
este último encontramos también no pocas reflexio-
nes que conservan dimensión de actualidad: sobre
la democracia progresista, sobre el partido de ma-
sas, etc. Es decir, que sin una renovación ideológica
en profundidad, sin una reconsideración de nuestra
herencia intelectual y sin un esfuerzo de búsqueda
independiente sería imposible impulsar la renova-
ción política y superar la crisis en el plano de las
relaciones partido—masas.
• ¿Cuáles son, a su juicio, los elementos de nove-
dad teórica de la plataforma programática aprobada
por el Congreso?
— Ya me he referido a la concepción de nuestra
alternativa política. Veamos ahora otro aspecto de
la renovación: el abandono del principio de centra-
lismo democrático, que prácticamente se había con-
vertido en una ficción, al menos tal como lo defi-
nían los viejos Estatutos. Es inútil programar el cen-
tralismo democrático cuando se multiplica en el par-
tido la diversidad de opiniones y posiciones, cuan-
do el Estatuto reconoce que es legítimo sostener cri-
terios propios no sólo durante la discusión, sino
también cuando ya se ha tomado una decisión, y
consigna incluso el derecho de todo militante a de-
fender públicamente sus opiniones, por ejemplo, en
la prensa. El centralismo democrático, en cambio,
admite la discusión, pero sólo hasta el momento en
que se tome una decisión; cuando ya se ha deter-
minado la línea del partido, todos, hasta sus adver-
sarios más convencidos, deben defenderla. Hemos
excluido de los Estatutos esta formulación, que no
correspondía ya a la realidad existente. Naturalmen-
te, para estar en un partido hay que asumir sus
principales opciones y principios inspiradores, seguir
sus lineamientos estratégicos básicos y tener una
conducta política acorde con dichos principios.
Hay una cosa que los nuevos Estatutos no con-
sienten por ahora (y pienso que este «por ahora»
durará aún mucho tiempo), es la formación de co-
rrientes organizadas dentro del partido. Por cierto
que este principio tampoco es eterno. Corrientes
organizadas las hubo, por ejemplo, en el Partido
Bolchevique, incluso bajo la dirección de Lenin, y
en otros partidos comunistas. Pero nosotros pensa-
mos que en las condiciones de Italia, cuya vida po-
lítica se caracteriza por el lobbismo y la tendencia
de los partidos a dividirse en grupos, subgrupos, etc.,
la existencia de un partido que no esté sometido a
la presión de los lobbies ni escindido en corrientes
organizadas Constituirá un punto de referencia po-
sitivo para la opinión pública.
Creo que conviene señalar otros cinco aspectos
de novedad teórica en la plataforma programática
de nuestro partido.
Primero. La definición en términos orgánicos y
omnicomprensivos de la democracia como valor
universal. La democracia, tal como la entendemos,
no es simplemente la vía hacia el socialismo o una
etapa de transición a un régimen capaz incluso de
«superar» las formas de democracia, sino el propio
proceso de construcción del socialismo. La lucha
por la plena democratización de la sociedad se apro-
xima en nuestro país a un momento crucial de sal-
to cualitativo. La democracia debe abarcar todos los
centros de poder que regulan las relaciones entre
personas, ya que esos organismos tienen tendencia
a acrecentarse debido a la propia complejidad de
las relaciones en la sociedad moderna.\La democra-
cia completa es un objetivo que la historia plantea
ya al orden del día desde el punto de vista de la
evolución social y cultural, del nivel de civilización
alcanzado. El socialismo es la forma más desarro-
llada de la democracia. Estas son ideas que venía-
mos promoviendo desde hace al menos diez años,
pero el Congreso les ha dado el último retoque.
Segundo. Se ha realizado un importante paso teó-
rico en el plano de enfoque de la ampliación de los
derechos y libertades del individuo como forma de
avance hacia la democracia completa. Las corres-
pondientes formulaciones tienen en cuenta ciertos
elementos del ideario democrático liberal, lo cual,
sea dicho de paso, no constituye ninguna novedad
a nivel de la teoría marxista. Baste recordar los
nexos existentes entre el pensamiento de Marx y el
de Alexis de Tocqueville o, en Italia, entre Gramsci
y una gran figura liberal democrática de los años
20 como fue Pierro Gobetti. La recuperación de esa
tradición permite entender mejor, desde el punto
de vista de su esencia, los derechos de la vieja y
de la nueva ciudadanía, nos ayuda a profundizar en
la concepción de los derechos del ciudadano en es-
ta fase histórica de desarrollo del Estado de demo-
cracia.
Pero nuestro esfuerzo en este plano tiende, pri-
mordialmente, a recuperar una parte del pensa-
miento de Marx y del pensamiento marxista poste-
rior, que concierne a las condiciones de desenvol-
vimiento de las facultades humanas. Marx, en par-
ticular, al criticar la sociedad de su época, indagó
las vías para emancipar las facultades humanas de
trabajo, de aprendizaje, de conocimiento científico,
de vida intelectual y cultural. En una palabra, bus-
có las condiciones en que el hombre podría desa-
rrollar esas dotes. Estas ideas de Marx fueron en-
riquecidas en nuestro siglo por sus seguidores. En
Gramsci, por ejemplo, se vieron reflejadas en el
tema del desarrollo omnilateral del hombre; a sa-
ber, en el planteamiento de que el individuo, inde-
pendientemente de su especialización profesional,
de su pertenencia de clase o de su condición social,
puede revelar más plenamente sus capacidades y,
por ende, ampliar sus derechos y libertades. Estas
tesis han sido asumidas por diversas escuelas que
guardan relación, aunque sea de lejos, con el mar-
xismo. Por otra parte, el pensamiento democrático
liberal ha procurado reconsiderar con óptica propia
esas conclusiones de fuente marxista, inscribiéndo-
las en un contexto teórico muy diferente. La toma
en consideración de todos estos elementos nos ha
ayudado a elaborar en el Congreso nuestra propia
concepción de la alternativa política, de las refor-
mas institucionales y de la democracia completa.
Subrayemos que la democracia no es una estruc-
tura ni, menos aún, un mecanismo, sino un proceso.
No puede ser implantada con formas rígidas de una
vez para siempre. Obedece a las demandas de una
masa ciudadana heterogénea. Democracia, en cuanto
proceso, significa precisamente luchar por que se
refrenden jurídicamente los nuevos intereses de los
ciudadanos.
Tercero. En una serie de cuestiones nuestra con-
cepción se aproxima mucho al nuevo pensamiento de
Gorbachov, pero también, y conviene subrayarlo, al
modo de pensar con que la comunidad científica en-
foca hoy los problemas de dimensión mundial, pla-
netaria: los grandes temas de la interdependencia
entre los tipos de desarrollo y la situación político-
militar (bloques, Estados, regiones); entre el desa-
rrollo de las naciones ricas y las posibilidades de
progreso de los países pobres; entre el proceso de re-
formas en Europa Oriental y el de avance democrá-
tico en el Oeste europeo, etc.
El cuarto punto tiene que ver con una cuasi-re-
fundamentación teórica de nuestro modo de conce-
bir las grandes cuestiones del desarrollo económico
en conexión con los problemas del medio ambiente.
El informe de Achule Occhetto al Congreso plantea
de entrada el tema del destino común del género
humano, la necesidad de proteger el sistema ecoló-
gico del planeta y el equilibrio entre naturaleza y
sociedad. Se trata, por consiguiente, de superar una
visión estrechamente clasista del desarrollo mundial
y los conflictos sociales: democracia, competencia y
control constituyen —a nuestro modo de ver— la
base para estructurar un nuevo tipo de desarrollo.
Finalmente, en quinto lugar, dentro del marco de
renovación teórica se ha dado otro importante paso .
de cara a un nuevo enfoque de las diferencias se-
xuales y de su significación. Tradicionalmente, este
tema se ha planteado en términos de lucha por la
emancipación de la mujer"al principio, y ya después,
por su liberación. Cabe hacer distinción entre los
conceptos de emancipación y de liberación femeni-
nas: el primero está esencialmente relacionado con
la igualdad de la mujer como sujeto del trabajo y
el segundo, con su igualdad como sujeto jurídico.
En Italia se han logrado considerables avances en
estas esferas (derecho al trabajo, derechos familia-
res, etc.) y se han introducido elementos de extra-
ordinaria novedad en la legislación.
Partiendo de esta base, -a saber, de las garantías
de igualdad jurídica de la mujer, el PCI ha iniciado
una reconsideración del concepto de la sociedad de
hombres y mujeres iguales y plantea ahora el pro-
blema de las diferencias. Emerge un nuevo tema de
excepcional interés: la concepción de una sociedad
integrada no sólo por estratos ciudadanos asexuales,
por individuos o ciudadanos «neutros», sino por per-
sonas con caracteres sexuales diferenciados, con su
propia historia, su propia cultura, su propia percep-
ción de las cosas Se trata, a nuestro juicio, de un
salto cualitativo en la teoría y la práctica que pre-
supone, a su vez, la necesidad de audaces esfuerzos
de investigación y nuevos descubrimientos.
• La defensa del medio ambiente, los nuevos dere-
chos humanos, las nuevas relaciones entre el Estado
y la ciudadanía, entre los partidos y los ciudadanos,
la apertura de cara a la juventud, a las generaciones
futuras, ¿cómo vincula usted estas tendencias con
la idea de un «gobierno en la sombra», promovida
por el Partido Comunista? Cree usted que la plasma-
ción de este proyecto quebrantaría el monopolio de
la DC?
— Empezaré por el tema de la juventud, en el mar
co del cuál tropezamos hoy con grandes dificultades
En las últimas elecciones hemos perdido muchos vo
tos, llegando a lo que seguramente quepa consideras
como un mínimo histórico en el plano del apoyo ju
venil al PCI. Por otra parte, la Federación Juveni
Comunista Italiana ha registrado miles de nuevo:
ingresos. Tras varios años de crisis de militancia, h¡
entrado en una nueva fase de crecimiento y el nú
mero de afiliados vuelve a aproximarse a los 50.000
En el partido tenemos núcleos de jóvenes estudiantes
intelectuales, obreros y empleados— muy combati-
vos, con una nueva cultura y una conciencia polí-
tica muy madura. Pero por ahora se trata de una
minoría. El grueso de los jóvenes o se han apar-
tado de la política —votan en blanco, se abstienen,
etc.—, o se han evadido hacia nuevas formaciones
políticas como los «verdes», o se han sumado a las
filas electorales que respaldan a los partidos de
gobierno.
Es decir, que esta es una vertiente de trabajo en
que todavía nos quedan bastantes dificultades por
superar. Consideramos que hoy es imposible desa-
rrollar una. política nacional para el presente que
—simultáneamente— no vaya dirigida al futuro, a
los jóvenes que aún no han votado, a los que nace-
rán en los años 90 y posteriormente. Creo que esta
tarea se plantea con más urgencia que nunca en
nuestros días, cuando se habla de la supervivencia,
de catástrofes ecológicas, de la Amazonia, etc. Obvia-
mente, los intereses de las generaciones venideras
constituyen ya una importante dimensión de la po-
lítica cotidiana del presente.
Las fuerzas de izquierda, socialistas y comunistas,
siempre han manifestado mayor preocupación que
los conservadores por el futuro del mundo. Quienes
batallamos contra el peligro de holocausto nuclear
luchamos no sólo en aras del presente. Pero es de
señalar que, por primera vez, el tema palpitante de
las nuevas generaciones fue elaborado teóricamente
por uno de los padres del pensamiento ecologista, el
científico en termodinámica y filósofo Gregory Ba-
tesón, autor de un trabajo sobre ecología de la men-
te escrito hace veinte años que se convirtió en obra
de consulta de movimientos «verdes» minoritarios
En otras palabras, la necesidad de una política diri-
gida a las generaciones futuras ha sido fundamenta-
da teóricamente al margen del marxismo. En los tra-
bajos de autores marxistas, este tema apenas se deja
entrever; no ha sido elaborado a fondo. Es en algu-
nos textos del pensamiento ecologista donde ha sido
tratado en su forma más exhaustiva, pero ahora se
trata de dar un nuevo paso: el problema de las fu-
turas generaciones debe ser una de las principales
. rientaciones de actividad de las fuerzas .de iz-
quierda.
Veamos ahora lo del «gobierno en la sombra». Esta
es una idea importada de Gran Bretaña, donde ha
funcionado hasta ahora en condiciones de alternan-
cia en el poder de los dos principales partidos —con-
servador y laborista—. El PCI se propone ver con
otras fuerzas políticas cómo se puede aprovechar
esta herramienta en un contexto diferente, convir-
tiéndola en un instrumento eficaz para mostrar co-
tidianamente a la opinión pública que la oposición
es capaz de gobernar la sociedad, de resolver los
problemas en aras del hombre. Este proyecto viene
a ser una forma de concretar nuestra concepción de
la alternativa política, de aplicar nuestras ideas y
comprobarlas en la práctica.
• Los comunistas italianos se orientan cada vez
más a la unidad de acción con los grandes partidos
de la Internacional Socialista y, de hecho, han aban-
donado la concepción eurocomunista elaborada en
los años 70. Se habla incluso del eventual ingreso
del PCI en la IS. ¿Cómo se explica este cambio?
— El eurocomunismo ha sido una idea, una tenta-
tiva que, a mi juicio, tuvo resultados importantes en
cierta fase. Se estableció una ligazón entre algunos
grandes partidos comunistas del Occidente europeo,
sobre todo entre el italiano, el francés y el español.
Pero el potencial de este experimento no tardó en
agotarse. El intento concluyó en un revés. Y es que
las posiciones políticas y teóricas de los partidos
que durante varios años estuvieron unidos por la idea
del eurocomunismo, se alejaron. Hoy día, tanto en lo
político como en lo teórico, nos hallamos lejos de
los compañeros del PCF. Nuestras relaciones son cor-
diales, pero las posiciones no coinciden. Mantene-
mos lazos de amistad con los comunistas portugue-
ses, pero también en este caso los planteamientos po-
líticos y teóricos son muy divergentes.
Y lo principal es que vemos muy cambiado el mun-
do de los partidos comunistas. Ya no hablamos del
movimiento comunista internacional. Consideramos
que dejó de existir hace tiempo *. Tampoco es conce-
bible una estructura orgánica única, ni se trata si-
quiera de encontrar un mínimo denominador común
de todas las fuerzas que se llaman comunistas. Esta
galaxia de fuerzas de ningún modo puede reducirse
a un pacto unitario en escala planetaria. Creo que
nadie, a excepción de unos pocos partidos comunis-
tas, considera posible tal cosa.
La cuestión, por consiguiente, no radica en la uni-
dad de los comunistas eurooccidentales ni en la uni-
ficación de los comunistas del mundo entero. Lo que
en realidad está sobre el tapete es otro problema,
Un tema del que trataron Gorbachov y Occhetto du-
rante su entrevista en Moscú: el de cómo encontrar
puntos de convergencia de las fuerzas progresistas,
democráticas y de izquierda del mundo entero en
torno a los grandes problemas de nuestra época.
En Europa —me refiero aquí a Europa Occidental,
a la Europa de la CEE— tendremos en un futuro pró-
ximo (1992) un mercado único y avanzamos, en pers-
pectiva, hacia una comunidad política europea. Por
lo tanto, el verdadero problema para los próximos
1
Véanse otras opiniones sobre esta cuestión en Los comunis-
tas en Europa Occidental: ¿repliegue o acumulación de fuer-
zas? Dos enfoques de un mismo problema. C. Faracos (Grecia).
Hay todas las razones pera ser optimistas. G. Cervettl (Italia).
.Nuestras perspectivas de renovación, en Rl, fíe 10 de 1988;
Rene Ürbany (Luxemburgo). Mirando coi optimismo las pers-
pectivas, en Rl, fla 7 de 1989. —N. dt la Red.
años y, tal vez, decenios va a ser el de la conduc-
ción de este proceso de integración económica y uni-
ficación política: ¿será guiado por las fuerzas con-
servadoras moderadas y de derecha o por las pro-
gresistas, democráticas y de izquierda? Nosotros nos
proponemos batallar por una Europa de los pueblos,
que no del capital, por una Europa que coopere con
el Tercer Mundo, en lugar de explotarlo. Todo de-
pende de los sectores —de derecha o de izquierda—
que gobiernen dichos procesos.
El PCI dispone de suficiente potencial para con-
tribuir a la unidad de la izquierda, unidad que le
permita tomar la iniciativa en sus manos. Por eso
buscamos contactos con los grandes partidos de iz-
quierda de Europa Occidental. También estamos in-
teresados en tener relaciones bilaterales Con parti-
dos más pequeños, por ser éste un asunto en que
es importante la participación de todos y de cada
uno. Pero lo decisivo será que las principales fuer-
zas de la izquierda europea logren o no encontrar
una perspectiva común, concertar un acuerdo que
les permita aspirar a la hegemonía del proceso de
integración supranacional. Esta es la razón por la
que buscamos nuevos contactos: para coadyuvar a
la formación de ese bloque de izquierda, alternativo
y democrático. El problema de la adhesión de nues-
tro partido a la Internacional Socialista no está so-
bre el tapete; en los encuentros con líderes del Par-
tido Socialdemócrata de Alemania y con los socialis-
tas franceses no se ha tratado de este tema. Lo que
sí es cierto es que estamos interesados en mejorar
sensiblemente nuestras relaciones con los partidos
socialistas, socialdemócratas y laboristas. Reconoce-
mos asimismo que nuestra plataforma programática
y cultural es muy próxima a la de los socialdemó-
cratas de Alemania Occidental. Este es un dato real,
y pensamos que 'constituye un punto fuerte para no-
sotros y también, en cierta medida, para ellos.
• El proceso democrático se desarrolla también en
varios países socialistas. Cabe hablar, por tanto, de
una tendencia general. Tendencia que se ve refleja-
da, en particular, en el proyecto —respaldado por el"
PCI— de construir la «casa común europea». ¿En
qué medida le parece adecuada a este momento la
idea de Berlinguer del «gobierno mundial»? ¿Y en
qué aspectos considera usted que debería ser corre-
gida o desarrollada?
— El proceso general de democratización de que
está siendo escenario la Europa del Este es para no-
sotros motivo de gran, yo 'diría incluso de extraor-
dinaria satisfacción. El PCI figura entre las fuerzas
que percibieron la existencia de un problema demo-
crático del socialismo antes de 1956 y, sobre todo,
después de los sucesos de Hungría. Expresamos en-
tonces nuestra confianza en la posibilidad de llevar
a cabo profundas reformas democráticas. Cabe decir
que las perspectivas política e histórica del PCI han
estado relacionadas —en cierta medida— con la evo-
lución de dicho problema. Habíamos pronosticado el
cambio, y ahora ha llegado el momento cuando en
varios países gobernados por partidos comunistas se
ha puesto en marcha —tambián hemos luchado por
acelerar este proceso— la reestructuración, radical de
la sociedad, proyecto que sería inconcebible sin reno
vación democrática.
Lo que está ocurriendo en la URSS, en Polonia y
en Hungría, y lo que podría acontecer e i China y
otros países del llamado «socialismo real», demues-
tra que no estábamos equivocados. Ciertamente, hubo
tiempos en que se hacía muy difícil conservar la es-
peranza. Es el periodo al que Gorbachov da el nom-
bre de «gran estancamiento» y que yo califico de
«neostalinismo brezhneviano». Fue aquella una épo-
ca muy dura para nosotros, deprimente, porque el
inmovilismo en el interior se combinaba con una cre-
ciente política de fuerza y de gran potencia en el
plano internacional. En general, uno tenía la im-
presión de que los elementos negativos habían pre-
valecido definitivamente. Pero llegó el momento de
la «inversión», de un cambio radical de rumbo. Se
han abierto perspectivas de democratización en paí-
ses cuyos recursos económicos, culturales, civiles e
históricos les permiten avanzar por la vía del desa-
rrollo democrático. Estos son elementos esenciales
del presente, de un momento importante para el fu-
turo de la democracia en el mundo.
Gorbachov es la verdadera gran novedad de los
últimos años. No sólo saludamos sus iniciativas, sino
que coadyuvaremos en-todo lo posible a su realiza-
ción. Esto es importante, entre otras razones, por-
que el desarrollo de la nueva izquierda, es decir, de
las fuerzas que han sabido asumir una nueva con-
cepción de su propio papel, una nueva visión de los
contextos nacional e internacional, constituye la ver-
dadera gran esperanza de futuro de la humanidad.
El PCI se siente no sólo solidario con ellas, sino par-
tícipe de un mismo proceso.
La idea del «gobierno mundial» es una de las in-
tuiciones políticas más extraordinarias de la pasada
década. Recuerdo que, cuando Berlinguer enunció
ese proyecto (creo que fue en el XV Congreso del
PCI, en 1978), quienes le escuchaban, acogieron sus
palabras con ironía, escepticismo o incluso sarcas-
mo. En las filas de nuestro propio partido y, más aún,
en los otros ambientes políticos italianos, se comen-
tó esa idea como una extravagancia. Ciertamente, en
un momento de despliegue de la carrera de arma-
mentos, de expansión de los conflictos regionales y
cuando el Oeste y el Este se estaban apuntando re-
cíprocamente con sus misiles, la propuesta formula-
da por nuestro dirigente tenía todas las trazas de
una improvisación utópica. Pero creo- que fue una
verdadera iluminación, una de esas iluminaciones
que confieren grandeza a los líderes. La actividad
de Berlinguer ha dejado notable impronta: promo-
vió una serie de grandes ideas que se han conver-
tido en piedras angulares del nuevo rumbo del Par-
tido Comunista Italiano.
En su discurso de Nueva York, Gorbachov ha ha-
blado del nuevo papel de las Naciones Unidas, en tan-
to organismo universal capaz de acumular la razón
y la voluntad colectivas de la humanidad. En las
declaraciones de Bush encontramos alusiones al mis-
mo tema. La idea del «gobierno mundial» ha sido
abordada, —en una u otra forma— por líderes de
los no alineados, de los países tercermundistas; es
evocada en documentos de la ON.ü sobre cuestiones
de la protección ambienta] y del desarrollo. Es decir,
que se ha convertido —si no en una posibilidad in-
mediata— al menos en una perspectiva en que están
fijando su atención las fuerzas responsables del fu-
turo de la humanidad. Creo que Berlinguer ha sido el
primero, al menos entre los políticos, en captar la
importancia de esta opción.
• En opinión áe usted, ¿qué exigencias debe plan-
tearse a sí mismo un partido de izquierda en reno-
vación?.
— Lo primero es sentir la necesidad de renova-
ción. De lo contrario, todo partido entra en crisis.
Especifiquemos que no debe identificarse este último
concepto con el de catástrofe. La crisis de un par-
tido puede ser de crecimiento o ser consecuencia de
una falta de crecimiento. Puede haber en ella una
componente derivada de la crisis de la sociedad, de
su sistema político. Hay también crisis de funciona-
miento, que afectan a la vida interna, la democracia
y los mecanismos del partido, y crisis de represen-
tación, cuando éste se ve incapacitado para repre-
sentar un determinado sector de la sociedad, suje-
tos sociales, ideas e individuos. La concienciación del
propio hecho, la apreciación de las causas y la aspi-
ración a superar la crisis constituyen el primer paso
de la renovación.
Si consideramos las cosas desde otro ángulo, des-
de el punto de vista de los ciudadanos no comunis-
tas, de la sociedad en conjunto, observamos que ellos
también están interesados en que se renueve el par-
tido. La gente desea estar mejor representada en las
instituciones públicas, aspira a la representación más
amplia posible desde el punto de vista social, para
que haya más opciones, más alternativas. A un par-
tido se le aprecia, cuando sabe decir: «Hay que
hacer esto, esto y esto», «nosotros pensamos así, así
y así». Con frecuencia, empero, los partidos, inclui-
do el nuestro, dan una impresión de titubeo, de inca-
pacidad para asumir decisiones claras, oportunas y
eficaces. Se nos plantea, por tanto, el imperativo de
captar las necesidades dimanantes de la sociedad,
de los ciudadanos, de satisfacer las nuevas deman-
das políticas.
Hubo tiempos en que todo partido se regía fun-
damentalmente por consideraciones ideológicas: uno
se pronunciaba por el cristianismo; otro, por el. co-
munismo, y el tercero, por el liberalismo. La opción
política venía determinada —en gran medida— por
la adscripción al campo de una de esas grandes ideo-
logías compactas. No estoy seguro de que, como
afirman algunos teóricos del modernismo, todas las
ideologías estén muertas. Siguen vivas, pero son
fragmentarias, menos compactas que antes y, al mis-
mo tiempo, están más articuladas entre sí y son más
pluralistas. El ciudadano, cuya sicología reúne a me-
nudo fragmentos de diversas ideologías y se inspira
en valores históricos y culturales que proceden unos
del universo comunista, otros, del mundo católico, y
otros aún, del campo democrático y liberal, ese ciu-
dadano tiene una determinada demanda política, una
necesidad política. De ahí la exigencia de renovar el
partido para representar mejor los intereses de la so-
ciedad, una sociedad que plantea nuevas cuestiones
y desea que le propongan respuestas adecuadas.
Si queremos que la sociedad nos reconozca, ad-
hiera a nuestros lemas, vote por nosotros, milite con
nosotros, debemos responder a sus demandas. Entre
el partido y la sociedad existe una dialéctica muy
intensa y más complicada que en el pasado. Dicho
en otras palabras, no podemos cargar sobre los hom-
bros de nuestros predecesores la búsqueda de res-
puestas a los .problemas y necesidades de nuestros
días; esta tarea incumbe por entero al partido reno-
vado.
LA
A petición de la revista, el Secretario General dsl CC del
Partido Comunista Palestino (PCP) respondió a varias pre-
guntas sobre el rol de los comunistas en la insurrección
popular (intifada) en los territorios ocupados por Israel.
, • La intifada dura ya más de 18 meses. ¿Puede afir-
marse que fue preparada por los comunistas ¡unto con
otras fuerzas? En caso afirmativo, ¿en qué' se con-
cretaron esos preparativos?
— Se habla mucho sobre la espontaneidad de la
insurrección palestina. Algunos políticos, particular-
mente en el mismo Israel, pretenden demostrar así
que el pueblo palestino no tiene líderes propios, pre-
sentar la intifada como un fenómeno «accidental» *
y silenciar a la vez el descontento de los palestinos
—descontento que se ha ido acumulando a lo largo
del período de ocupación— con afirmaciones según
las cuales las dos décadas de presencia israelí en
nuestro suelo han sido años de «calma y bienestar
popular».
Efectivamente, nadie «eligió» el día 9 de diciem-
bre como una fecha para comenzar la insurrección
popular. Sin embargo, sería incorrecto separarla
de otros muchos alzamientos de las masas contra los
invasores, que se produjeron antes y en ocasiones
duraron semanas enteras. También 1987 se señaló por,
una serie de agitadas manifestaciones de protesta.
Por ende, la intifada puede ser considerada, a la vez,
como el resultado lógico de acontecimientos anterio-
res y como una etapa cualitativamente nueva en la
lucha de nuestro pueblo por la independencia na-
cional.
El PCP ha trabajado consecuentemente por movi-
lizar a los trabajadores y crear diversas organiza-
ciones de masas. Muchas de ellas, que cuentan Con
una amplia base social, desarrollan sus actividades
bajo la dirección de nuestro partido. Hemos sido
criticados por quienes intentaban contraponer artifi-
cialmente distintas formas de lucha. En una publica-
ción que vio la luz inmediatamente después de esta-
llar la intifada se decía, por ejemplo, que «los co-
munistas quieren provocar una insurrección de ma-
sas, aunque ni siquiera la participación total de los
palestinos .en la misma podría derribar un solo avión
de combate israelí».
Desde entonces la situación ha cambiado de mane-
ra radical. La intifada es respaldada ampliamente.
Desde el comienzo mismo, nuestro partido estaba pre-
parado en el plano político, orgánico y ético pnra
este acto. Por eso, sin vacilar ni un instante, ocu-
pó su lugar en la vanguardia de las masas. Desde
los primeros días, el PCP promovió la iniciativa de
1 se basan en nuestro programa general de estudios
Para más detalles sobre el particular, véase N. Ashhab. La
insurrección en las tierras ocupadas. Rl, ffe 2 de 1988. — N. de
la Red.
crear comités populares y encabezó este proceso. Es-
tos comités constituyeron la base para la intifada.
La propia campaña orquestada por las autoridades
israelíes en contra de ellos y la detención ¿le miles
de sus miembros demuestran que' dichos comités de-
sempeñan un papel rector en el plano de organiza-
ción y dirección de la resistencia popular a los in-
vasores.
• ¿Qué nuevos elementos ha aportado la insurrec-
ción a la vida interna del partido? ¿Cómo crece el
partido, cómo educa a sus nuevos miembros y cómo
coordina la labor de las organizaciones de base?
— La intimada ha significado para,todos sus parti-
cipantes un serio examen político y moral. Creo que
se puede afirmar con pleno fundamento que hemos
salido airosos de esa prueba. El desarrollo de la in-
surrección y la conducta de nuestros camaradas, su
elevado espíritu moral, su capacidad de reaccionar
a tiempo a las demandas de las masas, su iniciativa
y heroísmo atestiguan que el trabajo ideológico y
político llevado a cabo diariamente y con tesón, así
como las numerosas acciones del partido en defen-
sa de los intereses de las masas han surtido su
efecto.
Los miembros de nuestro partido han comprobado
en la práctica lo que se les había enseñado. Al con-
firmar la justeza de la política de solución del pro-
blema nacional, la necesidad de desplegar un trabajo
tenaz entre las masas, el carácter realista de nues-
tra táctica, que corresponde a las condiciones espe-
cíficas del país, la intifada ha puesto los puntos so-
bre las íes.
Consideramos, sin embargo, que todo eso es sólo
un comienzo y procuramos estimular la iniciativa de
los militantes para que las estructuras de base asu-
man un papel dirigente real a nivel de las masas.
Ensanchando su esfera de actividad, dichas organi-
zaciones, han comenzado a publicar hojas y boletines
propios, y elaboran programas educativos a tono con
las necesidades concretas de cada localidad. Esto
es particularmente necesario en estos momentos, des-
pués de estos meses de insurrección, en el transcur-
so de los cuales han ingresado en nuestro partido
miles y miles de jóvenes.
El PCP está creciendo a ritmo acelerado. La mayo-
ría de los nuevos militantes participan en la intifada
y su edad oscila entre 18 y 22 años. Es natural que
tan fuerte racha de ingresos registrados en contados
meses nos plantee con urgencia la tarea de dar for-
mación política a estos camaradas, de ayudarles a
asimilar el Programa y los Estatutos del PCP, así
,,como a estudiar los fundamentos del marxis-mo-le-
ninismo.
Al principio, fue difícil debido a la falta de cua-
dros cualificados. Pero la insurrección ha promovido
desde" la base a verdaderos líderes de todos los ni-
veles. 'Ahora es mucho más fácil Henar el vacío que
se crea a raíz de la campaña de detenciones en ma-
sa. Se han creado las condiciones para descentrali-
zar aún más el trabajo. Los órganos partidarios de
base han aprendido a desarrollar la propaganda y
agitación en consonancia con la Situación concreta.
Los materiales informativos editados a nivel local
políticos. Teniendo en cuenta que el nivel de instruc-
ción de los nuevos militantes del PCP no siempre
es adecuado, los textos que van dirigidos a ellos ex-
.ponen la materia en lenguaje sencillo y conciso. Con-
sideramos que es así como se puede garantizar. la
comprensión de los documentos y la participación
activa de todos en la discusión. Además, el carác-
ter sucinto de los textos de estudio permite abreviar
las reuniones y atender a las normas de seguridad.
Todas las organizaciones del partido trabajan de
acuerdo con sus propios planes trimestrales. Cada
mes se verifica su cumplimiento y se analizan los
resultados obtenidos para luego hacer una síntesis
de las mejores experiencias y darlas a conocer a las
demás organizaciones. El centro, junto con los co-
mités locales, coordina la labor al objeto de que se
cumplan los planes. Durante la insurrección, ha cre-
cido muy particularmente el papel de los comités dis-
tritales del partido y se han ampliado sus atribu-
ciones.
• ¿Qué nuevas formas y vertientes de trabajo polí-
tico del PCP entre las masas han cobrado cuerpo?
¿De qué modo neutraliza el partido los intentos de
sembrar cizaña entre la clase obrera y la burguesía,
entre los comunistas y las organizaciones religiosas?
— Sobre la base de los comités populares se cons-
tituyeron comisiones sectoriales que se ocupan de
diversas cuestiones del quehacer cotidiano de la ciu-
dadanía. Ayudan a la población en las condiciones
del toque de queda, contribuyen a introducir nuevos
métodos de gestión económica en la agricultura, or-
ganizar la producción artesanal y a domicilio, lo cual
permite boicotear mercancías de fabricación israelí
que antes la gente se veía obligada a comprar. En
la mayoría de las aldeas y comunidades rurales sur-
gieron numerosos comités agrícolas y comisiones en-
cargadas de desarrollar la producción artesanal y de
otro tipo.
Los comunistas juegan un papel rector en todas
estas actividades. Como resultado, el PCP refuerza
sus vínculos e influencia y crecen numéricamente
las organizaciones de masas. Los comunistas pales-
tinos han sabido estar a la altura de su elevado pres-
tigio. No es nada casual el que de cada tres comba-
tientes muertos en las mazmorras israelíes, dos fue-
ran militantes de nuestro partido. Decenas de comu-
nistas y simpatizantes han sido torturados; cente-
nares resultaron heridos y otros tantos detenidos.
Por su espíritu de sacrificio, nuestros camaradas se
han granjeado el respeto del pueblo, el cual reco-
noce y valora en alto su coraje. Este hecho se re-
fleja no sólo en el rápido crecimiento de nuestras
filas, dato al que ya nos hemos referido antes, sino
también en una notable ampliación del círculo de
amigos y simpatizantes del PCP.
Las autoridades de ocupación tratan de provocar
enfrentamientos entre los comunistas y las organi-
zaciones confesionales. Distribuyen volantes falsifi-
cados y divulgan mentiras, utilizando al máximo la
máquina propagandística de Israel. Pero, hasta la
fecha, ninguna de estas tentativas ha prosperado.
También se esfuerzan los invasores por meter cu-
50
ña entre la clase obrera y la burguesía nacional. Así,
por ejemplo, se rebajó artificialmente la cotización
del rimar con respecto al shekel israelí, lo cual se
tradujo en una reducción a la mitad de los salarios
reales de los obreros. Con medidas de este tipo, el
gobierno de Tel Aviv trata de desviar la lucha con-
tra los ocupantes hacia el cauce del enfrentamiento
económico entre los trabajadores y los empresarios y
debilitar así la unidad nacional de los palestinos.
Desde el principio mismo, nuestro partido combate
esta política. Valiéndose de su influencia en el seno
de los sindicatos obreros, el PCP actúa de arbitro y
ayuda a encontrar soluciones mutuamente aceptables
de los conflictos laborales.
• ¿Qué cambios ha introducido la intifada en la es-
trategia y la táctica de los comunistas, especialmen-
te en lo que se refiere a la correlación entre las for-
mas de lucha pacíficas y armadas?
— Repito que, antes aún de la insurrección, el
partido estaba preparado para tal acto en el aspec-
to político, orgánico y ético. Por eso no hemos te-
nido que introducir cambios sustanciales en nuestra
estrategia y táctica. Cierto es que, al principio, nos
parecía que se podría desarrollar una campaña de
desobediencia civil total. Sin embargo, en el curso
de la propia insurrección se aclaró que en ese ca-
mino nos esperaban dificultades insuperables. En pri-
mer lugar, debido a la estructura económica subdesa-
rrollada de los territorios ocupados y la imposibili-
dad de asegurar el abastecimiento vital de la pobla-
ción con artículos básicos de fabricación local. Para
cubrir las necesidades cotidianas, por ejemplo, de
trigo u otros productos alimenticios, hay que traer-
los de Israel. Por esta razón, la campaña total de
desobediencia civil fue sustituida por un boicot selec-
tivo a mercancías israelíes en dependencia de la
situación concreta.
• ¿Qué nuevos elementos se han dado durante los
últimos meses en las actividades del partido en el
exterior, así como en sus relaciones con el Partido
Comunista de Israel?
— La intifada ha dinamizado, sin duda, la activi-
dad de nuestro partido en otros países. El hecho de
haber ingresado —en 1987— en la OLP motiva mayor
responsabilidad de los comunistas por explicar a le
opinión pública mundial los justos objetivos de le
lucha del pueblo palestino y garantizar el apoyo in-
ternacional a la insurrección. Ha supuesto también
participación práctica en las medidas de remodela-
ción política llevadas a cabo en el marco de la OLP
e Intensos esfuerzos a fin de fortalecer las posicio-
nes de esta organización.
Nuestras relaciones con los partidos comunistas
hermanos de la región, incluido el PC de Israel, se
distinguen por su espíritu de solidaridad y colabo-
ración. Los comunistas israelíes cumplen activamen-
te con su deber internacionalista y llevan a cabo
una labor multifacética en apoyo de nuestra lucha,
por lo cual les estamos agradecidos.
Y LOS SOC9ALD
TIEMPO D PIEDRAS
ENFOQUES DESDE GINEBRA Y DESDE MOSCÚ
Este año se conmemoran tres efemérides del movimiento obrero mundial: los 125 años de la fundación de la Prime-
ra Internacional, el centenario de la Segunda Internacional y el setenta aniversario de la Tercera. La historia de
este movimiento está marcada por altibajos, por la búsqueda del entendimiento y por agudos enrreatanrentos,
ante todo entre representantes de las dos principales vertientes del movimiento obrero: los comunistas y los social-
demócratas.
Hoy, los reproches recíprocos y las valoraciones unilaterales se ven desplazados, más y más, por 1
lizado, diálogo en el que cada uno expone abiertamente sus criterios, atiende y trata de comprender los argumentos
de la otra parte. Tal enfoque es, seguramente, más fructífero que la prolongada «disputa de ciegos y sordos».
En el marco de esta tendencia sesionó en Moscú, del 23 al 25 de mayo, el seminario internacional «El mundo del
trábalo y los destinos de la humanidad», organizado con motivo del centenario de la II Internacional y de la jornada
del Primero de Mayo. Convocado por el Instituto de Ciencias Sociales adjunto al CC del PCUS, el Instituto de Movi-
miento Obrero Internacional de la Academia de Ciencias de la URSS y el Consejo Central de los Sindicatos Spvié
ticos, este foro contó con la asistencia de científicos y políticos en representación de partidos comunistas, socialis-
tas y socialdemócratas, así como de algunos sindicatos, de más de 20 países.
A solicitud de R I exponen sus consideraciones sobre el estado actual y las perspectivas de colaboración entre los
comunistas y los socialdemócratas dos participantes de dicho seminario:
Jean ZIEGLER, catedrática de las universidades de Ginebra y de París (Sorbona), autor de numerosas libros sabré
pomología, destacada personalidad del movimiento social demócrata suizo e internacional, y diputado al Par!arae"?ó,
y Alexandr VEBER, doctor en Historia, especialista en problemas de la historia socioeconómica y funcionario del
Departamento Internacional del CC del PCUS.
Ofrecemos a continuación la transcripción, del diálogo sostenido en Moscú.
A. Veber: Espero que nuestra charla constituya un hablo, exclusivamente, en mi calidad de socialista
modesto aporte al ya iniciado diálogo entre comu- convencido.
nistas y socialdemócratas, un diálogo bastante acti- Por otra parte, quiero hacer constar que hace ape-
vo según se ha visto en nuestro seminario. De en- nas un par de años no me hubiese creído que algún
trada, quiero advertir que al exponer mis opiniones día estaría sentado a una mesa impecablemente re*
me basaré, ante todo, en las posiciones de mi parti- donda en el hotel moscovita Oktiábrskaya, deliberan-
do. En el movimiento comunista no existe ningún do sobre importantísimas cuestiones de la actualidad
«centro coordinador», ni tampoco la intención de ante una concurrencia tan numerosa, representativa
hacerlo resurgir. Todos los partidos delinean con so- y competente. En este seminario nos hemos tratado
beranía su política, inclusive en lo tocante a las de «camarada», sin más ni más. Hemos expuesto
relaciones con otras fuerzas políticas, comprendidos nuestras posiciones llanamente, sin equívocos, pero de
los socialdemócratas. Es sabido que existen diferen- manera amistosa. De modo que se percibía el sin-
cias y matices en los enfoques, dados por los par- cero deseo de viabilizar —no obstante las discre-
tidos comunistas al tema en cuestión. Pienso que en pancias existentes— una mayor unidad del movi
el movimiento socialdemócrata y en la Internacio- miento obrero internacional.
nal Socialista la situación es aproximadamente igual.
Hablemos de las enseñanzas de la historia
/. Ziegler. Comparto su esperanza. Por lo que se
refiere al enfoque de nuestro diálogo, el mío es algo /. Z. Fundada en 1889, la Segunda Internacional
diferente. Aunque formo parte de las directivas del se desempeñó durante un cuarto de siglo como ver-
Partido Socialdemócrata de Suiza y de la Interna- dadero centro del movimiento obrero revolucionario
cional Socialista, y aunque antes de viajar a Moscú mundial. Aquellos fueron años de lucha común y de
he debatido con mis colegas el tema de nuestros con- debate constructivo entre los socialistas de diversos
tactos, en este caso no expreso las posiciones ofi- países. Recuérdese, por ejemplo, la activa participa-
ciales de ninguna de estas dos organizaciones sino ción de V. I. Lenin en el estudio del prob'gma colo-
51
 nial, en las discusiones sobre la actitud hacia el
parlamento burgués y otras importantes cuestiones.
Por cierto, hasta el momento mismo de marcharse
de Suiza, Lenin colaboró con el partido socialdemó-
crata en el cantón de Zurich, donde gozaba de gran
prestigio.
Sin entrar en detalles históricos, señalaré sola-
mente que si las diversas ramificaciones del movi-
miento obrero estuvieran unidas ahora, como en aquel
entonces, en una misma organización, si desarro-
llaran y aplicaran una estrategia común frente a los
problemas candentes de la humanidad, este moví-,
miento podría erigirse en fuerza realmente decisiva
del progreso mundial. No descartemos, por cierto,
tal eventualidad. Willy Brandt, cuyo 75 cumpleaños
hemos festejado a fiqes de 1988, dijo en cierta oca-
sión que antes de morir le gustaría presenciar el
fin de la escisión que se produjo en 1919, la reuni-
ficación de los comunistas y los socialdemócratas
en el seno de una sola Internacional.
Usted, compañero Veber, ha dicho que en el
movimiento comunista no existe ya ningún «centro
coordinador». Pero ¿por qué no existe? Creo que
esto es consecuencia, ante todo, de la nefasta po-
lítica practicada en el pasado y que, hoy día, mo-
tiva juicios preconcebidos, da origen a la dolorosa
preocupación por el «no vaya a ser que alguien
piense que se esté lesionando la soberanía de tal
o cual». Los socialdemócratas no tenemos esta ex-
periencia negativa. A raíz del XIII Congreso cele-
brado en Ginebra (1976), la Internacional Socia-
lista ha entrado en una época de verdadero rena-
cimiento. Agrupa a decenas de partidos de países
pertenecientes a diversos continentes; muchos mi-
llones de electores votan a favor de los socialde-
mócratas. Los congresos y el Consejo de la IS se-
sionan con regularidad; funciona su Secretariado;
trabajamos para formular posiciones estratégicas
comunes en cuestiones como el desarme, las rela-
ciones Norte—Sur, la lucha contra el desempleo,
etc. Así que nosotros tenemos un centro coordina-
dor, que existe y funciona.
A. V. No estoy de acuerdo con esa apreciación
indiscriminada de «nefasta» dada a la política del
movimiento comunista en el pasado. Los errores y
debilidades de este movimiento son harto conoci-
dos, pero también es cierto que ninguna otra fuer-
za política ha sido tan severa en condenar sus pro-
pios fallos. La dramática historia del movimiento
comunista cuenta con numerosos episodios heroi-
cos. Pero bueno, el tema de nuestro diálogo no es
éste. Por eso, precisemos para comenzar algunas
posiciones esenciales.
Sea como sea, existen dos corrientes políticas in-
dependientes en el movimiento obrero internacio-
nal. Por tanto, tenemos que partir del hecho de que
existen diferencias entre nosotros. Diferencias ideo-
lógicas y discrepancias en algunas cuestiones polí-
ticas. Pero, en contra de lo que se pensaba antes,
no creo que esto sea una debilidad. Precisamente,
la diversidad en el movimiento obrero, en general,
y en ,cada una de sus corrientes, por separado, obra
como posibilidad y premisa para el enriquecimien-
to mutuo. Y es que cada vertiente —tal como ocu-
rría en los tiempos de las dos primeras Internacio-
nales, y antes aún— refleja diversos aspectos del
ser social, diversas facetas de los intereses y la ex-
52
periencía de la gente. Aún así, surge la inevitable
pregunta: ¿tenemos algo en común o no?
Estimo que sí. Y es la herencia única de nues-
tros maestros, el desvelo común por conjurar la
amenaza de guerra nuclear y por resolver proble-
mas globales que condicionan la sobrevivencia de
la humanidad. La historia ha encaminado por cauces
diferentes dos corrientes del movimiento obrero.
Hoy día, sin embargo, vivimos otros tiempos: he-
mos cambiado nosotros, han cambiado ustedes, han
cambiado también las circunstancias. Como dice una
máxima bíblica, todo tiene su tiempo: tiempo de
esparciar las piedras, y tiempo de juntar las pie-
dras. ..
/. Z. Pero ¿cómo allegarlas cuando se considera
positiva la fragmentación del movimiento obrero?
A mi entender, la escisión producida en 1919 es una
verdadera tragedia. Recuérdese, por ejemplo, la
guerra fratricida durante los acontecimientos revo-
lucionarios en Alemania, cuando los socialdemócra-
tas cometieron crímenes contra la izquierda, asesi-
nando incluso a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.
En lugar de oponerse y hacer frente único contra
el fascismo, en toda Europa cundieron la rivalidad
y el enfrentamiento entre comunistas y socialde-
mócratas. Recuérdense también las divergencias, las
rencillas en el seno de la izquierda durante la gue-
rra civil en España, cuando obedeciendo instruccio-
nes de Stalin, los agentes de la policía secreta so-
viética eliminaban a Ijderes socialistas del movi-
miento revolucionario. Estas han sido tan sólo al-
gunas manifestaciones de la tragedia.
Desde luego, basta ya de recriminaciones recípro-
cas. Si he evocado esa tragedia, es sólo para fun-
damentar mi rechazo a la tesis sobre el carácter
positivo del pluralismo en el movimiento obrero.
Sea como sea, tiene razón usted cuando dice que
las dos alas de éste están unidas hoy por las tareas
comunes de su lucha contra el peligro nuclear, con-
tra la destrucción ecológica del planeta y en de-
fensa de los intereses de los trabajadores. Pero, la-
mentablemente, también está claro que aún perdu-
ran divergencias medulares que obstaculizan sus-
tancialmente la colaboración.
A. V. Efectivamente, la escisión significó una tra-
gedia, pero no fue producto de la mala voluntad de
nadie sino consecuencia de un determinado enca-
denamiento de hechos del acontecer histórico. Por
cierto, que se produjo antes de 1919.
Últimamente, nuestro partido está reconsideran-
do a fondo muchas apreciaciones formuladas en el
pasado y, en particular, las que se refieren a la
socialdemocracia. Sin duda, provocado por las di-
ferentes actitudes ante la guerra y la revolución,
el conflicto en el movimiento obrero rebasó con
mucho el marco de sus causas iniciales, degeneran-
do en enconado enfrentamiento y desligándose en
la práctica de sus orígenes históricos. En este sen-
tido, la hostilidad hacia la socialdemocracia, hosti-
lidad espoleada por Stalin y sus allegados, desem-
peñó un papel nefasto. El PCUS aspira a depurar
de esos resabios el pasado. Hace mucho que hemos
condenado como falsos en su esencia los califica-
tivos de «social-fascismo», «agentes de la burgue-
sía», etc., que se aplicaron en tiempos a la social-
democracia.
¿Quién llevaba entonces la mayor parte de razón y
quién, la mayor parte de culpa? No crea que ten-
ga sentido ponernos ahora a intercambiar reproches
en relación con cosas que ocurrieron a comienzos,
incluso, a mediados de la presente centuria, cuan-
do las circunstancias y la gente eran otras, Usted,
por lo visto, estima que primero debe esclarecerse
cabalmente el pasado, llegar a conclusiones comu-
nes y sólo entonces resultará posible entablar -una
colaboración normal. No estoy de acuerdo, porque
bien se dice que la historia es una disputa de nun-
ca acabar... Quizás nuestras apreciaciones del pa-
sado sigan siendo diferentes en algunos puntos. Pe-
ro, no importa: lo principal es desechar todo lo
artificial, los elementos aluviales, todo lo que es-
torba nuestra colaboración.
Parece increíble que Ud. cuestione el carácter po-
sitivo del pluralismo. ¿Tal vez se trata de un mal-
entendido? ¿Estaremos hablando de cosas diferen-
tes? Pues, que yo sepa, los socialdemócratas, en
principio, no se pronuncian en contra, sino a favor
del pluralismo. Me. refiero precisamente a la diver-
sidad, a los diversos enfoques y no a la intención
de convertirnos, los unos a otros, en blancos de
ataques recíprocos. Creo que el acaloramiento emo-
cional en la valoración de los hechos históricos no
es favorable al análisis científico imparcial ni al
diálogo productivo.
/. i. Celebro que el PCUS esté revisando su acti-
tud de antes hacia la socialdemocracia y renuncie
a la vieja terminología. Como socialdemócrata no
puedo por menos de reconocer que también noso-
tros debemos disculparnos ante los comunistas por
el -lenguaje empleado para con ellos con anteriori-
dad al XIII Congreso de la Internacional Socialista.
Nuestras apreciaciones fueron a veces ofensivas y
hasta estúpidas.
Pero así y todo, considero oportuno indagar más
a fondo la historia del movimiento obrero, depu-
rarla de resabios ideológicos, decir toda la verdad
acerca de cuanto ensombreció nuestras relaciones
en el pasado. Me preocupa, por ejemplo, el por qué
no se ha dado a conocer hasta ahora la valoración
de lo ocurrido en Georgia en 1921, donde el Ejér-
cito Rojo puso fin a la única experiencia socialde-
mócrata surgida entonces al calor del proceso re-
volucionario en Rusia. O bien, por qué cuando pre-
gunto a un profesor soviético, un colega mío, qué
saben sus alumnos de Karl Kautsky, me pregunta
él si me refiero al «renegado».
Da la impresión de que la reconsideración crítica
del pasado se efectúa sólo en el seno de los altos
círculos del partido y de la élite académica, y que
la opinión pública soviética sigue ateniéndose, espe-
cialmente en la base, a las valoraciones de antes.
Lamentablemente, esto ocurre también en numero-
sos partidos comunistas de países occidentales. Qui-
zás el Partido Suizo del Trabajo —con el que tene-
mos en Ginebra listas electorales comunes— sea la
única excepción en este plano. Porque con sólo es-
cuchar lo que los comunistas dicen de los social-
demócratas en muchos países, uno Qomprende que
en este terreno sigue habiendo un cúmulo de pro-
blemas pendientes de solución.
A. V. Es errónea esa impresión que dice usted
de que el reexamen crítico del pasado en nuestro
país se desarrolla únicamente a nivel le la máxima
dirección partidaria y la élite académica, es una
impresión equivocada. La actitud hacia el pasado
está siendo objeto en la URSS de amplios debates
públicos, debates apasionados y hasta acalorados.
Creo que en Occidente están al ,tanto de ello. So-
mos partidarios de estudiar en mayor profundidad
la historia del movimiento obfero, a favor de depu-
rarla de «incrustaciones» ideológicas y alumbrar
la historiografía con la luz de la verdad. Los his-
toriadores soviéticos están realizando una ingente
labor en este terreno, estudian los archivos y pre-
paran nuevas pesquisas que —estoy seguro de ello—
permitirán esclarecer mejor muchos acontecimien-
tos del pasado.
Tampoco puedo convenir en que nuestra opinión
pública no esté al tanto del enfoque que mantiene
ahora el PCUS en relación con la socialdemocracia.
Esto no es así, pues dicho enfoque ha ganado mucho
terreno dentro del sistema de instrucción partidaria,
en las obras de sociólogos y en los medios de comu-
nicación. Desde luego, no todos se han hecho eco
de ello todavía, pues la inercia de la vieja mentali-
dad es grande aún. Se requerirá tiempo para erra-
dicar su influencia en la conciencia de las masas.
Pero nuestras nuevas apreciaciones e ideas no tie-
nen carácter coyuntural ni se destinan exclusivamen-
te al «consumo interno».
En .el marco de contactos bilaterales examinamos
con los partidos hermanos estos y algunos otros pro-
blemas. Bien es sabido que, por una u otra razón,
algunos partidos comunistas siguen teniendo".prejui-
cios respecto a la socialdemocracia. En cada país, sin
embargo, la situación en el movimiento obrero pre-
senta sus rasgos específicos, hasta tal punto que se
dan casos de peculiarísima combinación de elemen-
tos de rivalidad y de colaboración. Pero, en fin de
cuentas, no podemos ni nos proponemos irrpo'TEr a
nadie nuestras apreciaciones.
Sin democracia no hay progreso
/. Z. En cuanto a las posibilidades para cooperar,
está claro que la colaboración es absolutamente in-
dispensable y no sólo en vistas de las amenazas nu-
clear y ecológica. La reclaman también los intereses
socioeconómicos de los trabajadores tanto de los paí-
ses occidentales como de los -socialistas. Como so-
cialdemócrata, no puedo conformarme con que en
nuestra sociedad un gran número de personas —en
esencia, un tercio de la población económicamente
activa— permanezca sin trabajo, marginada del «jue-
go de la vida», a pesar de haber aumentado la pro-
ducción y el consumo.
Estimo que las deformaciones socioeconómicas son
elementos característicos de la realidad tanto en el
Este como en el Oeste; En nuestro caso, se trata de
los vicios del sistema de distribución de la riqueza
nacional. Ustedes, por su: parte, se preocupan ahora
por agrandar esa riqueza, o sea, por incrementar la
producción. Las estadísticas que' obran en mi poder
sitúan a la URSS —en cuanto a los índices de cre-
cimiento económico en los últimos años— casi al ni-
vel1 del Tercer Mundo. Así que nuestros males pare-
cen manifestarse en los extremos opuestos.
A. V. Por supuesto, los fenómenos concretos, ya
sean sociales o de otra naturaleza, revisten formas
diferentes, pero' presentan también algo de conr'm.
En especial, todo lo relacionado con el carácter y
las consecuencias de la actual revolución científico-
53
técnica, con los problemas originados por ésta, con
la búsqueda de soluciones.
El. inmovilismo en la URSS debióse a deformacio-
nes en el desarrollo del socialismo y al divorcio con
la democracia. En el período stalinista se vertebró
un sistema autoritario, un sistema de dirección su-
perburocratizada y supercentralizada. Esto desembo-
có en resultados deplorables, harto conocidos. Por
otra parte en Occidente, incluso en países donde la
socialdemocracia ejerció durante mucho tiempo el
poder, también se reforzó —si bien en otras formas—
el papel del Estado, con la subsiguiente burocratiza-
ción del mismo, lo cual dio origen a ánimos anties-
tatistas, de los que ha sabido aprovecharse el neo-
conservadurismo.
Al encararse ahora con este problema, los socia-
listas y los socialdemócratas se esfuerzan —según
tengo entendido— por reconsiderar el papel y el lugar
del Estado en los procesos económicos y buscan las
vías para contrarrestar esa excesiva burocratización
de la sociedad.
/. Z. Discrepo totalmente de semejante aprecia-
ción. Suecia, el país donde los socialdemócratas lle-
van más tiempo en el poder, ocupa uno de los pri-
meros puestos en Europa en cuanto a las tasas de
crecimiento económico. Gracias a una política diná-
mica que hace hincapié en el sector público, Suecia
se ha anotado impresionantes éxitos económicos. Us-
ted, en cambio, discurre en el espíritu thatcherista y
llega a justificar, en fin de cuentas, los ataques neo-
conservadores contra el sector estatal en Gran Bre-
taña.
Consideramos que hay que salir al paso del neo-
conservadurismo; que el modelo socialdemócrata de
desarrollo no conduce a la burocratización ni al es-
tancamiento; y que la sociedad se desenvuelve —en
el marco de este modelo— de un modo democrático
y libre, por cuanto existen el pluralismo político y
el sistema parlamentario, que garantizan por com-
pleto elecciones libres. En la URSS, la situación es
diferente. Esto es, creo, lo que les llevó a la estag-
nación. Por otro lado, España, por ejemplo, con los
socialistas en el poder, se desarrolla a ritmo más
rápido que nunca.
A. V. Y con altas tasas de desempleo..«.
/. Z. Exactamente. A eso voy yo. El modelo diná-
mico de crecimiento económico va acompañado, en
el caso de los socialdemócratas, de profundas defor-
maciones en la esfera de la distribución. En el caso
de ustedes, todo es a la inversa: la economía nacio-
nal va en declive, las tasas de crecimiento económi-
co son ínfimas, pero, prácticamente, en la URSS no
hay desempleo. Repito: las dificultades y los proble-
mas por los que atraviesan el Este y el Occidente,
son completamente distintos.
A. V. Quiero hacer una pequeña observación en
cuanto a lo del thatcherismo. De ninguna manera me
propongo justificar las concepciones neoconservado-
ras, inspiradas en el «darwinismo social». Más aún, he
criticado el neoconservadurismo en mí libro publi-
cado en 1986 y en -una serie de artículos. En lo to-
cante al papel del Estado en la economía, tengo en-
tendido que los socialistas y lo", socialdemócratas
sustentan diversas opiniones al respecto.
Pero, no quiero ahondar en este tema, pues nos
apartaríamos del tema principal de nuestro diálogo.
Desde luego, los problemas con que tropiezan nues-
54
tra sociedad y las sociedades capitalistas de Occi-
dente, son diferentes en muchos aspectos. Sin em-
bargo, presentan también elementos de similitud con-
dicionados por algunas causas globales y por ten-
dencias del desarrollo de la compleja sociedad ac-
tual en el contexto de la revolución científico-téc-
nica.
/. Z. Quiero volver sobre un problema al que alu-
dimos antes. Sostengo una opinión preconcebida, ca-
si dogmática, contraria al monopartidismo.. La histo-
ria enseña: dondequiera que impere un solo parti-
do —desde la Falange franquista hasta los respeta-
bles regímenes marxista-leninistas—, se imponen res-
tricciones a la libertad de la creación y al control
de la sociedad sobre la producción y la distribución,
y se observa estancamiento en la economía y en otras
esferas. ¿Cree Ud. que la democracia verdadera y
por lo tanto, el progreso económico sean posibles
en la URSS, mientras exista en este país el régimen
monopartidista? ¿No sería mejor pasar al pluripar-
tidismo como premisa básica para el desarrollo so-
cial?
A. V. Tengo la impresión de que Ud. está mal in-
formado de los procesos que estos últimos años vie-
nen desarrollándose en nuestro país a ritmo verti-
ginoso e in crescendo. Usted repite juicios estereoti-
pados que tal vez fueran qorrectos hace cosa de tres
o cuatro años, pero que no se corresponden con la
realidad actual. Si usted conociera más a fondo la
vida soviética de nuestros tiempos, marcada .por in-
tensos debates, no hablaría —creo yo— de «dictadu-
ra del partido», ni de la falta de democracia en la
URSS, ni de otras cosas. La política orientada a la
democratización omnifacética se inspira en la fir-
me convicción de que sólo así se puede superar el in-
movilismo e imprimir dinamismo al desarrollo econó-
mico y social. En este plano estamos de acuerdo;
tampoco discrepo en que el problema de la demo-
cracia tiene dimensión de actualidad para todas las
sociedades, sean cuales sean sus estructuras. Pero en/
lo que no puedo convenir con usted es en reducirlo
todo al problema del monopartidismo.
Estamos afirmando en la práctica lo que llamamos
pluralidad socialista de intereses y opiniones, la cual
se manifiesta también en la diversidad de criterios
dentro de nuestro propio partido. A la par que inter-
viene como promotor y fuerza motriz de la peres-
troika, el PCUS cambia él mismo: reconsidera su pa-
pel y su lugar en la sociedad, modifica su estructu-
ración interna, etc. Estamos reformando el sistema
político de. nuestro país. El pluralismo ha cobrado
cuerpo ya en la aparición de centenares o, tal vez,
de millares de organizaciones sociales de la más di-
versa índole.
Y hay que señalar otro aspecto. Al igual que Sui-
za, la URSS es un Estado multinacional, un país en
el que hay más de 100 naciones y etnias. Dada esta
situación, ¿qué significaría la implantación del plu-
ripartidismo? ¿Cómo incidiría éste en el estado de
la sociedad, cuando han emergido problemas socia-
les que fueron acumulándose .durante decenios, cuan-
do se han complicado las relaciones entre las na-
ciones, cuando se precisa consolidar todas l".s fuer-
zas progresistas del pueblo con miras a impulsar la
perestroika y vencer las resistencias con que tropie-
za? ¿Contribuiría el pluripartidismo a alcanzar estos
objetivos?. Difícilmente. Si cargase este problema en
el carro ya de por sí atiborrado, éste echaría a ro-
dar hacia atrás.
Otro ejemplo más: el sistema pluripartidista en la
República de Weimar. ¿Garantizó acaso la democracia?
Lamentablemente, el pluripartidismo no impidió la
expansión del nazismo ni la implantación de la dic-
tadura fascista. Las enseñanzas deL fascismo son trá-
gicas para todo el movimiento obrero y para todas
las fuerzas de la democracia. Como también lo son
las enseñanzas del stalinismo.
Indubablemente, la democratización ha avanzado
un buen tyamo en la URSS, pero no afirmamos que
hayamos alcanzado iodos los objetivos planteados.
Por el contrario, consideramos que nos encontramos
sólo al comienzo del camino. La democratización no
es democracia plena, desde luego, sino un proceso,
que conduce a ella.
/. Z. Lo siento, pero su respuesta no me ha con-
vencido. Comprendo que el paso al pluripartidismo
en la Unión Soviética, una potencia enorme, con su
centro y sus periferias, es un problema muy com-
plejo. La Internacional Socialista, sin embargo, con-
sidera el pluripartidismo como criterio fundamental
del carácter democrático de la sociedad. Estoy con-
vencido de una cosa: la democracia reclama que
quienes ejerzan en un momento dado la dirección
del país, admitan la posibilidad de tener que aban-
donar el poder, o sea, admitan la amovilidad de éste
sobre una base democrática y pacífica. Esto, dé por
sí, presupone la existencia de varios partidos.
Cuando Ud. alega la proliferación de agrupaciones
y movimientos informales, pasa por alto el hecho de
que ellos no están en condiciones de rivalizar con
el partido gobernante ni, mucho menos, tienen pro-
babilidades de llegar al poder. No cabe imaginarse
siquiera que uno de esos movimientos gane, un día,
la mayoría en los órganos máximos de poder y haga
posible la elección de un representante suyo como
jefe de Estado, o, para decirlo más claro, que rom-
pa el monopolio del partido comunista.
Otra cuestión más: junto al Estado debe existir la
sociedad civil, y de manera tal que ambos entes
guarden relación dialéctica entre sí y no estén su-
bordinados a los mismos dirigentes. En la URSS, a
mi parecer, el partido lo controla todo: tanto el Es-
tado y la sociedad civil como los medios de produc-
ción y los de comunicación. Difícilmente quepa abri-
gar ilusiones sobre las posibilidades de lograr la
autonomía del Estado ante el partido. Porque aunque
ustedes desarrollen una estructura parlamentaria
efectiva, ésta seguirá controlada por los comunistas,
por el aparato del partido gobernante, el único par-
tido existente.
La perestroika soviética es un proceso apasionante,
algo así como la irrupción de un volcán en medio
de un glaciar, con un paisaje de fondo que durante
decenios había permanecido inmutable. Las audaces
iniciativas, la animada polémica y el brote de acti-
vismo social son datos muy alentadores, pero, al mis-
mo tiempo, causa preocupación el hecho de que el
movimiento de reestructuración esté encabezado por
un reducido grupo gobernante que desempeña, po-
dríamos decir, un papel mesiánico. Existe el riesgo
de que ese movimiento se agote, si no se logran en
breve resultados concretos en el terreno social y el
de la economía. Ustedes tienen enormes riquezas, tie-
nen un pueblo instruido y laborioso. Y este país, sin
embargo, tiene que importar cereales, carece de mo-
neda convertible, y sus tasas de crecimiento econó-
mico son inexplicablemente bajas...
Para que la ciudadanía se integre de verdad en
la perestroika, hay que entusiasmarla. Hoy por hoy,
todas las reformas propuestas proceden «de arriba».
¿Quién promueve las iniciativas? ¿Quién marcha a
la vanguardia? El mismo grupo gobernante. De por
sí es Un hecho excepcional en la historia. No obs-
tante, en sus búsquedas de democracia, la perestroi-
ka choca —en mi opinión— contra una serie de gra-
ves obstáculos que no podrán ser superados mien-
tras se mantenga el sistema de partido único.
A. V. Toda democracia se desarrolla en condicio-
nes históricas concretas y es producto de determi-
nados procesos sociales. Usted nos critica desde las
posiciones de la concepción occidental de la demo-
cracia y esgrime como patrón de esta última una
forma que fue cristalizando a lo largo de varios si-
glos de desarrollo del sistema político en Inglate-
rra, Suiza y otros países. Pero ¿será productivo po-
lemizar haciendo hincapié en esa posición, basada
únicamente en dicha experiencia concreta, experien-
cia que usted —a juzgar por lo que dice— está dis-
puesto a «transplantar», tal y como es,, a una situar
ción completamente distinta? Creo que no.
Rusia ha seguido en su desarrollo una trayectoria
diferente. Baste señalar que no se inició en la de-
mocracia parlamentaria hasta después de la revolu-
ción de 1905. Luego vinieron la Primera Guerra Mun-
dial y la Revolución Socialista. Es irreal, en el pla-
no político, e incorrecto, en el metodológico, admi-
tir la posibilidad de trasladar mecánicamente algunas
formas de democracia de una situación concreta a
otra. Este es un punto, creo, que conviene tener en
cuenta. No se debe reducir la democracia a una sola
forma, sino admitir la posibilidad de que existan
otras formas, no menos democráticas o quizás, más
democráticas incluso.
No hay razón alguna para hablar ahora del «mo-
nopolio total» del PCUS, el cual, supuestamente, lo
controla y lo determina todo. Cualquiera que se tome
el trabajo de familiarizarse mejor con nuestra pren-
sa —y ésta ofrece, hoy en día, una polícroma gama
de opiniones, actitudes y.puntos de vista, frecuente-
mente de signo opuesto—, no se atrevería a aseve-
rar luego que el partido haya monopolizado los me-
dios de comunicación. Fíjese, además, cuan variado
ha sido el espectro de plataformas electorales de los
candidatos a diputados populares de la URSS...
Una de las principales tareas de la reforma del
sistema político, que se lleva a cabo en el marco de
la perestroika, consiste precisamente en crear un
mecanismo independiente de control democrático:
transparencia informativa, medios de comunicación
al alcance del pluralismo de opiniones, nuevo pro-
cedimiento electoral sobre bases de competitividad,
mayores derechos, mayor independencia de las orga-
nizaciones sociales, etc. Nuestro objetivo es verte-
brar un Estado de derecho y afianzar la supremacía
de la Ley sobre el Poder. En cuanto a los problemas
y dificultades de la perestroika, que Ud. ha mencio-
nado, debo decirle que estamos bien enterados de
ellos, como también tenemos noticia de los proble-
mas existentes en los países donde se desenvuel-
ven los partidos socialdemócratas. Podría pasar una
larga lista de fenómenos negativos (aunque de ín-
55
dolé, distinta: desempleo, carencia de viviendas, etc.)
que presentan carácter crónico en Occidente, no obs-
tante los esfuerzos que vienen realizándose allí por
espacio de muchos años para eliminarlos. Pero me
abstendré de hacerlo. Creo que es más provechoso
tratar de los problemas del socialismo, teniendo pre-
sente, desde luego, que Ud. y yo lo concebimos de
modo algo distinto.
Históricamente, la socialdemocracía ha sabido ha-
cer un aporte realmente grande al desarrollo de las
bases democráticas de la sociedad occidental, a la
lucha contra el fascismo y a la defensa de los de-
rechos civiles, pero, con todo eso, apenas ha avan-
zado hacia el socialismo. Por el contrario, después
de 1917 se produjo incluso —en una etapa determi-
nada— cierto abandono del socialismo. Olof Palme
dijo una vez que la socialdemocracia vivía en sim-
biosis con el capitalismo.
En el caso de la URSS, fue todo lo contrario. Des-
pués de la Revolución dimos un salto hacia el socia-
lismo. Sin embargo, a consecuencia de diversas de-
formaciones y del stalinismo nos apartamos de las
bases de la democracia socialista, que habíamos co-
menzado a sentar en vida de Lenin. De este modo,
el socialismo se distanció de la democracia, a pesar
de que Lenin nos había advertido que ambos —por
su naturaleza— eran inseparables. El verdadero so-
cialismo es democracia, y la verdadera democracia
reclama el avance hacia el socialismo.
Es como si hubieran configurado las dos mitades
de un mismo fenómeno. Ustedes tienen democracia,
pero carecen de socialismo. En el caso nuestro, la
edificación de la sociedad socialista fue acompaña-
da de deformaciones burocráticas que desembocaron
en un sistema administrativo de ordeno y mando.
El sentido de la perestroika consiste precisamente
en acabar con este sistema y devolverle al socialis-
mo su fisonomía democrática y humanitaria. Reco-
nocemos que en el curso de la perestroika se come-
ten también errores, pues nos encontramos todavía
en la fase inicial de este proceso. Pero lo importan-
te es que estamos avanzando. Posiblemente, tendre-
mos que cambiar y revisar aún muchas cosas; pero
lo invariable es nuestro convencimiento de que hace
falta más democracia para poder materializar el so-
cialismo verdadero y para renovar su imagen. Uste-
des, por lo visto, necesitan más socialismo para po-
der desarrollar la democracia en profundidad. Creo
que hay aquí bastante materia de discusión.
Construir ¡untos la nueva Europa
/. Z. Ciertamente, sería interesante discutir esas
cuestiones, pero vamos a dejarlo para otra ocasión.
Por ahora, propongo intercambiar opiniones sobre
vertientes de colaboración respecto a las cua--
les existe ya cierto consenso. Empezaré por decir
que, más allá de las diferencias, todos nosotros per-
tenecemos, en lo fundamental, al mundo desarro-
llado, al mundo rico que mantiene posiciones políti-
cas y económicas dominantes en el planeta. Pero, al
lado nuestro, existe un mundo distinto, el llamado
Tercer Mundo, donde mueren a diario víctimas del
hambre, 43.000 personas.
Se plantea, por tanto, la necesidad imperiosa de
que cuantos enfocamos la historia con óptica progre-
sista y cuantos nos consideramos herederos de tra-
diciones humanistas, contribuyamos en común a mo-
dificar el actual orden mundial. Para no explayar-
me, citaré sólo los siguientes datos: en 1987, los paí-
ses industrializados gastaron en armamentos un bi-
llón de dólares, mientras que la deuda global de 122
países de Asia, África y América Latina totalizó
1,1 billones. Es decir, que el desarme constituye una
tarea urgente, cuyo cumplimiento permitiría obtener
recursos tanto para resolver' problemas económicos
en los Estados industrializados como para ayudar a
los países del Tercer Mundo a salir del atraso.
Empero, el Tratado INF, por importante que sea,
no basta para potenciar una brusca reducción de los
gastos militares. Es preciso llevar a buen término
negociaciones centradas concretamente en los arma-
mentos convencionales, que devoran la parte leoni-
na de las asignaciones militares. El diálogo enta-
blado con este fin en Viena, el pasado mes de mar-
zo, necesita nuestro apoyo efectivo. Estimo que los
socialdemócratas y los comunistas estamos llamados
a impedir —movilizando a la opinión pública y pre-
sionando sobre los parlamentos y los gobiernos— la
modernización de las armas nucleares tácticas, con-
cebida por los países de la OTAN. También contri-
buiría a avanzar en este plano la creación de zonas
y «pasillos» desnuclearizados.
Desde luego, lo mejor sería transformar de inme-
diato todas las espadas en arados, pero, seamos rea-
listas. Creo que hoy por hoy, constituiría de por sí
un éxito muy importante de nuestras dos corrientes
del movimiento obrero el que se pasara en todas par-
tes a lo que Egon Bahr ha denominado defensa no
agresiva. Es decir, potenciar estructuras que ex-
cluyan la eventualidad de actos militares agresivos
por cualquier parte.
Una cuestión más: sin la Unión Soviética es impo-
sible acometer en serio la solución de problemas eco-
lógicos. Tal es la conclusión planteada por la Comi-
sión Brundtland, presidida por la primera ministra
de Noruega. En este punto hay ciertas dificultades,
pues si bien la mayoría de los partidos de la Inter-
nacional Socialista insiste en que se deje de produ-
cir energía nuclear, no es éste el caso de los socia-
listas franceses, quienes —al igual que la Unión So-
viética, lamentablemente— sostienen una opinión di-
ferente. De todos modos, en cuestiones concretas
siempre se puede entablar un diálogo productivo. Es
posible superar las discrepancias.
Por último, unas consideraciones relacionadas con
la unificación de Europa sobre la base del Mercado
Común, que se proyecta llevar a cabo en 1992. La
mayoría de los líderes de la socialdemocracia euro-
pea están convencidos de que, de aquí a entonces,
es necesario concertar un sistema de colaboración
con la Europa del Este y con la Unión Soviética.
Los norteamericanos sueñan con que la URSS in-
grese en la CEE, creyendo —y no sin razón— que
eso motivaría el ocaso del socialismo. Los políticos
sensatos rechazan semejante planteamiento. Perso-
nalmente, estimo que sería prudencial aprovechar los
ya existentes mecanismos de la Asociación Europea
de Libre Comercio (AELC), integrada por Suecia, Fin-
landia, Noruega, Islandia, Suiza jr Austria, países que
no forman parte del Mercado Común. Ambas agru-
paciones tienen concertados entre sí convenios sobre
divisas, política de inversiones y la homologación de
mercancías y productos. Pienso que la Unión Sovié-
tica y algunos países de Europa Oriental podrían
adherirse a la AELC, con miras a robustecer por este
conducto sus relaciones con la CEE.
A. V. Estoy totalmente de acuerdo con Ud. en lo
principal: nuestro deber común es propiciar el desar-
me. El proyecto de conferir a las fuerzas armadas
«incapacidad estructural de agredir», en cuya elabo-
ración participó también la socialdemocracia, ha te-
nido efectos estimulantes y ha suscitado gran inte-
rés en la URSS. Por nuestra parte, hemos planteado
el principio, de suficiencia razonable para la defen-
sa. Como se sabe, hemos modificado nuestra doctri-
na militar, imprimiéndole una orientación puramen-
te defensiva. En contacto con sus aliados, la URSS
viene dando pasos prácticos para reestructurar las
fuerzas armadas y conferirles carácter no ofensivo.
Desde luego, Üd. tiene razón al señalar que el de-
sarme y la entrega a los países en desarrollo de una
parte de los recursos que queden así disponibles
constituyen el factor decisivo para ayudar a las na-
ciones del Tercer Mundo. Este es nuestro punto de
vista también. Lo hemos expresado más de una vez
y hemos tratado de esta cuestión con el Partido So-
cialdemócrata de Alemania (PSDA). Esta labor fue
realizada durante varios años por un grupo conjun-
to de trabajo, y se remitieron a la ONU sendas pro-
puestas para crear un Fondo de Desarrollo consti-
tuido con recursos provenientes de la disminución
de presupuestos militares.
También en relación a problemas ecológicos sus-
tentamos ideas comunes, pero está en pie el proble-
ma de la energía nuclear, al que ya aludió usted an-
tes. En este punto, nuestras opiniones no coinciden
por completo, por cuanto no todos los países depen-
den por igual de este tipo de energía. A más de eso,
se está discutiendo sobre qué fuentes de energía son
las más peligrosas en el plano ecológico. Se inter-
cambia opiniones respecto a tecnologías alternativas.
Con todo, quiero señalar que después del accidente
en Chernóbil hemos intensificado los requisitos de
seguridad en las centrales nucleares. Ha sido para-
lizada la central de Armenia; a instancias de la opi-
nión pública se está reconsiderando la cuestión de
la planta electronuclear de Crimea.
Usted ha mencionado también el tema del hogar
europeo común, puesto sobre el tapete hace unos
años por Mijaíl Gorbachov. Ahora, este tema es tan-
to más actual por cuanto la creación del mercado
único europeo en 1992 puede —lejos de reforzar—
debilitar la cooperación económica en Europa, mien-
tras que existe un cúmulo de problemas que deben
ser resueltos precisamente a escala continental. Por
nuestra parte, saludaríamos la continuación de las
conversaciones sobre la cooperación entre ambas es-
tructuras integracionistas. En cuanto al ingreso de
la URSS en el Mercado Común o en la AELC, actual-
mente este tema no se plantea ni puede plantearse
en el plano práctico. No obstante, nos pronunciamos
en favor de una amplia colaboración económica con
la CEE y con otros países de Europa Occidental.
Finalmente, antes de concluir este tema, quiero
formular una pregunta: ¿podemos afirmar, después
de este intercambio de opiniones, que lo que nos
acerca, pesa más, mucho más, que lo que nos se-
para?
/. Z. Sencillamente, nos necesitamos los unos a
los otros: para impedir que un conflicto local dege-
nere por casualidad en una guerra grande; para po-
ner fin al despilfarro de recursos en el armamen-
tismo, etc. Luego, tenemos un mismo adversario: la
burguesía monopolista transnacional. Mientras inten-
tamos cada uno por nuestro lado mejorar la situa-
ción de las clases trabajadoras —ustedes, mediante
la perestroika; nosotros, mediante la lucha parlamen-
taria y movilizando a la opinión pública—, la bur-
guesía acrecienta su poderío. Ha creado empresas
transnacionales, veinte de las cuales controlaban ya
en 1988, según estadísticas del Banco Mundial, un
18% del total de producción y servicios en el mun-
do capitalista.
¿Con qué posibilidades contamos para oponernos
conjuntamente a ese poderío? En cuanto a Europa
Occidental, en la perspectiva de 1992, los socialde-
mócratas tienen probabilidades, si se unen a los co-
munistas, de desplazar a las fuerzas de derecha en
el Parlamento Europeo, haciéndose con el control
sobre el sistema financiero-presupuestario y, en par-
te, sobre el sistema político de esa nueva superpo-
tencia de 320 millones de habitantes e ingente po-
tencial industrial.
Desde ahora, debemos preocuparnos por que am-
bas partes de Europa —en una de las cuales preva-
lece la influencia de los comunistas, y la otra, espe-
ro, se encuentre el día de mañana bajo, influencia
decisiva de los socialdemócratas— avancen con
mayor rapidez una al encuentro de la otra. Hemos
abordado ya el aspecto económico de la cuestión;
pero ahí está también nuestra cultura común, y en
su marco tanto nuestros escolares como los suyos
conocen a Zola y a Tolstói, a F.ellini y a Tarkovski.
Ayudemos, pues, a erigir un Fondo cultural común
que, administrado por los trabajadores, sirva a su
acercamiento mutuo.
Queda, por último, el tema de los derechos huma-
nos. ¿Hasta cuándo seguiremos con denuncias y re-
proches recíprocos: que si nosotros hacemos caso
omiso de los derechos sociales y no nos preocupa-
mos de los que carecen de vivienda; que si ustedes
infringen los derechos políticos y las libertades in-
dividuales de la ciudadanía? Reconozcamos ya que
todos los derechos del hombre son parte inalienable
de la herencia moral de los comunistas y los social-
demócratas; formulemos una concepción común, ca-
paz de oponerse a los enfoques promovidos por el
gran capital.
Creo que las perspectivas delineadas no son nin-
guna utopía, aunque no será fácil materializarlas.
Para ello, los socialdemócratas necesitamos llegar al
poder, lo cual es imposible sin el concurso de los
comunistas, quienes gozan de notable apoyo electo-
ral, al menos en cuatro paísss del Mercado Común:
Italia, Francia, Portugal y Gracia. Desde luego, de
ambos lados aún persisten prejuicios. Pero si no ac-
tuamos juntos a nivel de cada país, es poco probable
que podamos arrebatar el poder .a la derecha. Y si
no logramos ese objetivo, la Europa Occidental in-
tegrada se convertirá en mero apéndice del capital
transnacional, con todas consecuencias catastróficas
para los trabajadores, cualesquiera que sean las sim-
patías electorales de cada cual en su hogar.
Ahondar el diálogo
A. V. Así que, en principio, estamos de „ acuerdo
en que existe una base para nuestro acercamiento.
Me parece muy interesante e importante su plantea*
57
miento sobre los problemas y tareas comunes de la mos. Estimo, sin embargo, que no vale la pena pro- Por ejemplo, el PCGB había te con el PCB. Al tratar de me entusiasma, ni de le- esa enfermedad. Y cuanto
izquierda europea. La cuestión que nos preocupa a mover al primer plano el factor organizativo. Tal co- desistido de la consigna del este tema, yo, por ejemplo, jos, la tesis de Rubbi en el más pronto se les quita,
todos es: ¿cómo transformar los nuevos requisitos mo están las cosas, no creo que hoy día encuentren «internacionalismo proleta- no me opuse entonces a la sentido de que la lucha por mejor.
del desarrollo económico y técnico en una alterna- apoyo las tentativas de restablecer las anteriores rio» antes de la Conferen- necesidad de estructurar el socialismo en la etapa Desde hace tiempo, mu-
formas de unidad. En todo caso, en este seminario cia de Berlín de los Parti- alianzas amplias, capaces actual no es ninguna tarea chos partidos comunistas
tiva democrática, velando por que la reconversión dos Comunistas y Obreros de enfrentar los grandes
—objetivamente indispensable— no se realice en per- no he notado indicios de que puedan contar con el prioritaria para los comu- vienen potenciando sus con-
de Europa, celebrada en problemas del mundo actual, nistas, ni tampoco su de- tactos con diferentes orga-
juicio de los trabajadores sino en beneficio de ellos, respaldo de comunistas ni de socialdemócratas. 1976. Tal postura correspon- pero sí planteé, y . sigo ducción que atribuye un pa- nizaciones, movimientos y,
no en detrimento de la naturaleza sino a tono con Pienso que es más importante desarrollar lo que día a la opinión de muchos creyendo así, que esas alian- pel secundario a la unidad en particular, con los so-
las exigencias de protección del entorno natural? hemos logrado realmente hasta ahora en materia de comunistas británicos quie- zas no deben ser concebi- de la clase obrera y al de- cialdemócratas. No entien-
Todo esto impulsa, sin duda, a colaborar y coordi- cooperación. De hecho, contamos ya con cierto me- nes consideraban que el tér- das como un contrapeso, si- sarrollo de la colaboración do por qué Rubbi opina que
nar acciones, a buscar un programa común de alter- canismo de diálogo. El PCUS y el PSDA han consti- mino había perdido su signi- no como complemento de entre los partidos comunis- el desarrollo de tales con-
nativa para el desarrollo económico y social en Euro- tuido grupos de trabajo conjuntos para estudiar los ficado inicial. Para algunos la solidaridad internacional tas. Una cosa es criticar tactos es incompatible con
pa e incluso en escala global. ¿Se perfilan ahora problemas de la reducción de los gastos militares y partidos —y posiblemente no de los obreros. Esta última, las deformaciones, mostrar una estrecha cooperación
sin estímulo por parte del lejos de perder importan- cuanto daño ha causado el entre los comunistas. En
nuevas perspectivas de colaboración? de la seguridad europea. Están dando un buen ejem- PCUS—, la solidaridad in- cia, es más indispensable
/. Z. Hay una cosa que me preocupa en este pla- plo en este plano. Se llevan a cabo, asimismo, en- uso incorrecto de la no- este punto también, recha-
ternacional de la clase obre- que nunca. ción «internacionalismo pro- zo el planteamiento en tér-
no. Los contactos entre la Internacional Socialista cuentros multilaterales: por ejemplo, las ya regula- ra se convirtió en sinóni- En efecto, la carrera de letario» al desarrollo de la minos disyuntivos: «una de
y el PCUS, si bien son más frecuentes que antes, no res reuniones de seis partidos, en representación de mo de apoyo incondicional armamentos nucleares, la teoría marxista, a las rela- dos».
tienen carácter regular ni cuentan con una sólida tres países de Occidente y tres de Europa Oriental. a la política interna y ex- amenaza al medio ambiente, ciones internacionales de Así pues, estimo que la
base organizativa. Como socialdemócrata, sueño con Continuamos nuestra colaboración con el Consejo terior de la URSS y otros el desfase entre el Norte y los comunistas, y sus solidaridad de la clase obre-
tiempos en que el PCUS esté representado en los or- Consultivo de la Internacional Socialista para el De- países socialistas. Como re- el Sur, la crisis de la deu- vínculos con los socialistas. ra adquiere singular impor-
ganismos de la Internacional Socialista. Y muchos sarme; se desarrollan los contactos entre institucio- sultado, la consigna del «in- da, todas estas son nuevas Y otra muy distinta, renun- tancia frente a las transna-
de nosotros comparten este anhelo. Pero hasta que nes científicas. Por otra parte, me identifico con us- ternacionalismo proletario» realidades a nivel mundial ciar a la unidad y la soli- cionales. En cuanto al res-
había adquirido un cierto que atañen a los intereses daridad de la clase obrera to de las tareas planteadas
estos sueños se hagan realidad, convendría articular, ted en que convendría crear grupos o comisiones con- matiz sectario, entorpecien- no sólo de la clase obrera tanto en las luchas coti-
al menos, estructuras provisionales. juntos para estudiar, digamos, la problemática de la en la entrevista, la concep-
do el avance real de la so- sino también de otros sec- dianas como en el plano de ción del «nuevo internacio-
¿Por qué no podríamos concertar —a nivel del ecología u otras cuestiones. lidaridad obrera en escala tores afines. Como bien se- la brega por la meta final: nalismo» parece perfecta-
PCUS y la Internacional Socialista— los principios El mecanismo de colaboración se perfecciona pau- universal. ñala Rubbi, en semejantes la transformación de la so- mente viable.
y el procedimiento del diálogo, así como las áreas latinamente. Pienso que no vale la pena conceder Por otra parte, una serie condiciones hace falta una ciedad. Porque esto signi- En caso de que reconoz-
en que éste ha de mantenerse constantemente? ¿Por tanta importancia al aspecto formal del asunto, pues de factores nuevos como el alianza más amplia dé las fica echar al niño junto con camos la conveniencia de
qué no entran ustedes a formar parte del Consejo ello- podría ahuyentar a algunos y más que agilizar, riesgo cada vqz mayor de fuerzas, un nuevo interna- el agua. usar timbas consignas, para
Consultivo de Desarme, presidido por Kalevi Sorsa, entorpecería el despliegue del diálogo. Es amplian- una 'catástrofe nuclear o cionalismo. Pero, lamenta- La mayoría de los parti- acentuar en determinadas
y luego, de las comisiones de Ecología, de Cuestiones do los contactos bilaterales y multilaterales como ecológica, el creciente de- blemente, al enumerar los dos comunistas han pasa- esferas la solidaridad inter-
progresaremos con mayor rapidez en nuestros es- sequilibrio entre el Norte y problemas internacionales, do, en su tiempo, por un nacional de la clase obre-
Económico-Monetarias, etc.? ¿Por qué no podría período de sectarismo, se-
reunirse una comisión internacional, dos veces al fuerzos por superar la escisión. el Sur, así como el refor- se hace caso omiso de un ra, y en otras (donde se .
zamiento de la interdepen- factor tan importante como parándose con barreras ar- pueda y sea necesario) ha-
año, alternativamente en París y en Moscú, para ana- El avance por ese camino consistirá, a mi modo dencia del mundo, han de- es el creciente dominio eco- tificiales de otros partidos cer hincapié en el «nuevo
lizar lo realizado y debatir iniciativas e ideas nue- de ver, en alcanzar un nivel de entendimiento que terminado la necesidad de nómico en el mundo capi- políticos, movimientos y internacionalismo», aprove-
vas, procedentes tanto del PCUS como de los órga- pese más que nuestras divergencias ideológicas y po- la solidaridad, el apoyo y talista de las corporaciones personalidades que- también chando la compatibilidad y
nos de la Internacional Socialista? líticas, y genere impulsos suficientemente poderosos la acción unida en un ám- transnacionales, que enfren- aspiraban al socialismo, pe- complementariedad de am-
Creo que urge en extremo sentar una base organi- para la cooperación. Lógicamente, cada partido con- bito que se extienda más tan entre sí los intereses de ro cuya concepción de las bos elementos, en tal caso
zativa para ese diálogo permanente. La falta de un servaría su personalidad, sus tradiciones, su manera allá de la clase obrera y los trabajadores de distintos mejores vías para llegar a creo que el drama sí pue-
mecanismo bien ajustado de contactos no hace más de ser. Cada uno posee su experiencia originalísima, sus aliados de siempre. Para países. Por eso es tan im- éste era bastante diferente de tener un «desenlace fe-
su propio historial de aciertos y errores, y saca de resolver problemas que des- portante promover la soli- de la nuestra. Muchos par- liz».
que originar un nerviosismo indeseable. No desper- tidos comunistas han supe-
diciemos, pues, esta oportunidad histórica para po- allí sus conclusiones propias, cada cual a su mane- bordan el marco de las fron- daridad internacional de la Bert RAMELSON
teras nacionales y los inte- clase obrera. rado ya o están superando (Gran Bretaña)
ner la colaboración entre nosotros a la altura de los ra. Hoy por hoy, difícilmente podrían caber todos reses de clase se requiere A mi entender, hay razón
imperativos del momento. estos partidos en una misma organización. En cam- la participación de todos por la cual la consigna del iEL VIEJO COMBATIENTE TIENE DERECHO A DESCANSAR!
A. V. Comprendo, y acojo con simpatía el énfasis bio, sí, es del todo posible avanzar hacia una mayor los ciudadanos, sectores e «internacionalismo proleta- Cuando leí el diálogo so- vo internacionalismo» es lu-
de lo que usted plantea. Quisiera confiar en que no comprensión mutua en cuestiones medulares del de- instituciones de la socie- rio» no ayuda a nuestra bre el «nuevo internaciona- cha por el progreso social
está muy lejana la perspectiva de superar la esci- venir social contemporáneo. Es Un camino con bue- dad civil. En este contexto, causa común: a consecuen- lismo», mi primera reacción y la supervivencia. No me
sión del movimiento obrero socialista. Al menos, ya nas perspectivas y que quizás desemboque en algo creo que la concepción del cia de los cambios opera- fue: ¿haber tenido que es- parece convincente la tesis
no nos alejamos unos de otros, sino que nos acerca- cualitativamente nuevo. «nuevo internacionalismo» dos en las fuerzas producti- perar doce años para que de que el internacionalismo
elaborada por los camara- vas, una parte considerable esto saliera? Pero oí mi proletario se haya vuelto
das italianos en respuesta de los obreros ocupados en «voz interior» consolándo- obsoleto por la simple ra-
a los problemas de orden trabajos manuales han si- me: menos mal que han si- zón de que ningún partido
EL LECTOR INTERVIENE EN LA DISCUSIÓN global —se priorizó el tema do reemplazados por nuevas do sólo doce... A pesar de comunista en los países ca-
de la prevención de la ca- categorías de trabajadores. que no me gustan por prin- pitalistas industrializados
tástrofe nuclear y ecológi- Ha crecido el número de cipio las historias con de- se plantea hoy día la ta-
INTERNACIONALISMO CONTEMPORÁNEO: EL DEBATE CONTINUA ca—, significa una impor-- ocupados en la esfera de •
tante contribución al desa- servicios. Dicho de otra
senlace feliz, me inclino a
pensar que en este caso se
rea de luchar directamenta
Hemos recibido algunos comentarios de nuestros lectores confrontar ideas y se ofre- cido al lector el desarrollo por el socialismo y «asal-
rrollo de la teoría marxiste. forma, el término «proleta- trata de un drama que, aun- tar de frente la fortaleza
en relación con el diálogo sostenido entre el miembro de cen varias consideraciones completo del guión de este Pero en dicha conversa- rio» va perdiendo su con- que inacabado, termina bien.
la Dirección del Partido Comunista Italiano Antonio Rubbi importantes acerca de cómo «drama». del poder».
ción no se deja claro si el tenido tradicional. Tengo que decir de entra- Tampoco me parece muy
y el profesor soviético Grigori Vodolázov, Doctor en cien- organizar de modo fructífe- . La entrevista versa sobre «nuevo internacionalismo» Al mismo tiempo, se pre- da que no coincido con to-
ro la discusión de temas los destinos del internacio- aceptable el intento de
cias filosóficas, diálogo que insertamos en el número de es una alternativa y subs- senta como una tarea de das las tesis de Rubbi. Igual «apropiarse» los seguidores
abril pasado, con el título: «El nuevo internacionalismo. polémicos en el terreno de nalismo «proletario» y «nue- tituto de la solidaridad in- gran valor actual la de im- que algunos críticos del
¿Un drama con feliz desenlace?» la teoría. Pero tanto mayor vo»: de hecho el lector es ternacional de la clase obre- pulsar la solidaridad inter- dej «nuevo internacionalis-
fue mi desilusión por la «nuevo internacionalismo», mo» de la idea del socia-
invitado a elegir entre el ra, cuestión que ya había nacional de la clase obre- no acabo de percibir tipos lismo como proceso cuya
INO SOLAMENTE EL PASADO! parte final de ese «drama uno y el otro. Cabe decir, ocupado un lugar promi- ra en ,su lucha contra el
con feliz desenlace». Creo de relación como esas de fuerza motriz es la lucha
Me felicito de la publica- Sobre todo, quisuiera des- de entrada, que algunos nente en 1980 en la confe- capital transnacional. Este que el internacionalismo por los «valores universa-
ción del diálogo sobre el tacar el preámbulo, en que que el final hubiera podi- partidos comunistas no se rencia internacional organi- tipo de solidaridad nos acer- proletario significa socia-
internacionalismo en el nú- se pone de manifiesto cla- do ser mucho más intere- planteaban el problema en les». Es sabido que ya Marx
zada en Sofía por Revista ca a nuestro objetivo final: lismo, en tanto tarea con- y Engels subrayaban en La
mero de abril de la revista. ramente la necesidad de sante si se le hubiese ofre- términos de «una de dos». Internacional conjuntamen- el socialismo. Por eso no creta, mientras que el «nue- Ideología Alemana: «Para

58 59
nosotros, el comunismo no
es. un estado. ,qu,e debe im-
plantarse, un ideal al que ;
haya de sujetarse la reali-
dad. • Nosotros llamamos co-
munismo al movimiento real
que anula y supera al es-
tado de cosas actual» 1 . (Me
llevé una grata sorpresa
cuando vi esta algo olvida-
da tesis reproducida casi li-
teralmente en el Documen-
to Político del XVlll Con-
greso del PCI.) Suena a
falta de modestia —como
una mezquina querella por
la prioridad— plantear otras
dos relaciones artificiosas:
entre internacionalismo pro-
letario , y «leyes generales»,
y entre «nuevo» internacio-
nalismo, y «valores univer-
sales».
Sin embargo, y pese a es-
tas observaciones, soy par-
tidario del «nuevo interna-
cionalismo». Mis argumentos
son los siguientes. La clase
obrera está perdiendo sus
rasgos distintivos «clásicos».
Aparecen nuevas tendencias
que se van sumando a las
características del período
de posguerra: una reduc-
ción drástica del proleta-
riado agrícola y el creci-
miento del empleo en la es-
fera d,el comercio y servi-
cios. Están en marcha pro-,
cesos de descentralización
industrial, surgen nuevos
destacamentos de trabaja-
dores con características
cualitativamente nuevas, se
impone el nuevo modo de
pensar: .económico, social,
político; crece el nivel de
vida de la gran mayoría de
los trabajadores. Son he-
chos que nos alejan cada
vez más de nuestra percep-
ción de una clase «que no
tiene nada que perder más
que sus cadenas». A los vi-
rajes y cambios sociales, a
la solidaridad internacional
de los trabajadores que se
desarrolla sobre esta base,
les corresponde con más ri-
gor —de ello estoy conven-
cido— la noción de «nue-
vo internacionalismo».
Hay otro hecho que debe-
mos aceptar, querámoslo o
no, y es que la segunda mi-
tad de nuestro siglo se ha
convertido en la «edad de
oro» de la democracia par-
lamentaria, que cuenta- con
el aval de la inmensa mayo-
ría de la población en Oc-
1
C. Marx, F. Engels. La
Ideología Alemana. Ediciones
Pueblos Unidos, Montevideo,
1968, p, 37..
6a
cidente. Tomemos por ejem-
plo los casos ,de' Portugal,
Grecia y España. En nin~. Ello: requiere,, a. mi jui.cip,.
g u n o . d e estos, tres países introducir determinadas mo-
la derrota de regímenes dic-
tatoriales ha significado el
paso a la democracia pro-
letaria o a una democracia
de tipo socialista. Las cau-
sas son variadas y entre
ellas cabe señalar la «he-
rencia» de los años 50 y
60, cuando ambos sistemas
políticos —el burgués y el
de las democracias socialis-
tas— pasaron por durísimas
pruebas. El primero parece
que ha extremado al máxi-
mo sus posibilidades para
resolver los problemas por
métodos pacíficos. El segun-
do se ha visto obligado a
recurrir a la fuerza, cuyo
uso se explicaba invocando
los imperativos de interna-
cionalismo socialista en tan-
to que «expresión (o forma)
suprema» del principio de
internacionalismo proleta- El «nuevo internacionalis-
rio «aplicado en las nuevas mo», pues, se convierte en
condiciones». Fue mala pro-
paganda a los ojos del mun-
do no socialista, que en su
mayoría defiende los prin-
cipios de la no injerencia,
la soberanía, el Estado de
derecho, etc. Sería absurdo
suponer que el «internacio-
nalismo proletario» de esa
índole tuviera una «cuenta
abierta» en el «banco» de
valores universales del ciu-
dadano medio del mundo
occidental.
El internacionalismo pro-
letario, como se sabe, sitúa
lo clasista por encima de lo
universal y lo internacio-
nal, por encima de lo na-
cional. Esta idea implica, en
primer lugar, que los inte-
reses de la lucha proleta-
ria en cada país se subordi-
nen a la lucha de la clase
obrera en escala mundial y,
en segundo lugar, presupo-
ne la capacidad y la dispo-
sición de cada nación que
haya derrocado a -la- bur-
guesía a hacer enormes, sa-
crificios en aras de la vic-
toria sobre el capital inter-
nacional. Después de la Se-
gunda Guerra Mundial, el
internacionalismo proletario saciones entre líderes del
se constituyó en el princi-
pio no sólo , de una clase
ni de un solo Estado, sino
de todo un Sistema mundial
que ostenta un gran pode-
río militar.
Las realidades del mundo
han cambiado de manera
significativa. Han aparecido: nuestros dos partidos». Le
problemas globales que po-
nen en peligro la propia
existencia de la';vhumanidad.
dificaciones en los antiguos
esquemas teóricos. El cami-
no para salvaguardar la vi-
da se inscribe necesaria-
mente en las proyecciones
del nuevo pensamiento polí-
tico. Estoy profundamente
convencido de que la idea
del «nuevo internacionalis-
mo» es afín a la del nuevo
modo de pensar. Ambas
concepciones hacen hinca-
pié en los valores comunes
a toda la humanidad en tan-
to que expresión suprema
del interés de clase. Tanto
la una como la otra cam-
bian el orden de las nocio-
nes «clasista», «nacional»,
«internacional», «universal»
dentro de la escala de va-
lores comunes a la humani-
dad, que está adquiriendo
un carácter más moderno.
uno de los componentes de!
nuevo pensamiento político
y, al decir de Rubbi, encua-
dra en la concepción del
mismo.
Me voy a permitir un ar-
gumento más, un tanto emo-
cional. Otra razón por la
que adhiero- al «nuevo in-
ternacionalismo» es mi con-
vencimiento de que éste es
un nuevo intento de supe-
rar el sectarismo en el mo-
vimiento comunista. El sec-
tarismo, contra el cual Le-
nin habla cargado ya a co-
mienzos de los años 20, se
resistía aún a abandonar
sus «focos de resistencia»
en la década del 70.
Quisiera citar un ejemplo
poco menos que anecdótico
de como se combinan el
«nuevo» pensamiento y las
viejas prácticas. En 1977,
siendo un neófito investiga-
dor de la historia del PC
Italiano, concerté una en-
trevista en Sofía con un di-
rigente de este partido, ex
participante de la Resisten-
cia. En ese momento acaba-
ba de ser publicado el co-
municado sobre las conver-
PCI y del PC Búlgaro. Cuan-
do me disponía a hacer mis
preguntas, mi interlocutor
me pidió de sopetón: «Tra-
dúceme primero el pasaje
del comunicado donde dice
sobre qué base se desarro-
llan las relaciones entre
traduje: «sobre la base de
la solidaridad internacio-
nal». «¿Estás seguro que,
no dice ahí internacionalis-,
mo proletario?» Sólo , des-¡
pues de haberle asegurado
que na, pudimos comenzar
nuestra charla... Así que no
sólo los «dogmáticos» sue-
len ser sectarios.
Estoy lejos de pensar que
«el internacionalismo prole-
tario» conduce inevitable-
mente al sectarismo. Al con-
trario: siempre ha signifi-
cado algo opuesto. ¿Qué
puede haber más desintere-
sado y, por consiguiente,
más bello que las manos
proletarias tendidas a tra-
vés de fronteras nacionales
y estatales? ¿Ha envejeci-
do en este sentido el inter-
nacionalismo proletario? Co-
mo símbolo, ¡en absoluto!
Por cierto que 1989 es un
año de símbolos: el 125 ani-
versario de la Primera In-
ternacional, el centenario
de la Segunda, el centena-
rio de la proclamación del
Primero de Mayo como jor-
nada internacional de los
trabajadores y el 70 aniver-
sario de la Comintern. A
todos estos acontecimientos
les hemos asignado —con
respeto y fervor— un digno
lugar en la historia y en
los anales del movimiento
obrero y comunista.
Sí, como principio, el in-
ternacionalismo proletario
caducó, tras gloriosas .bata-
llas, tras asombrosas haza-
ñas y al término de una vi-
da consciente, honesta y he-
roica. Hoy, en estos finales
de siglo, él también —como
«viejo combatiente»— tiene
derecho al merecido des-
canso. ¿Por qué deberíamos
cerrar los ojos ante un he-
cho tan evidente?
Cuando la idea del inter-
nacionalismo proletario se
apoderó del mundo, no creo
que nadie pudiera imagi-
narse, por muy sabio y sa-
gaz que fuera, cómo se pre-
sentarían las cosas al cabo
de cien años. Es poco pro-
bable que alguno de los fun-
dadores de nuestra teoría
destinara esta idea a la
eternidad. Basta con que
nos hayan legado lo más
importante: el método, cuya
primera regla reza: el mé-
todo mismo y todo lo que
de él se desprende no es
un dogma, sino una guía
para la acción.
Dragomir DRAGANOV
(Bulgaria)
PAÍSES
LA Y CONFIANDO
EN EL PUEBLO
JANET JAGAN,
miembro del Comité Ejecutivo y secretaria del CC
del Partido Progresista Popular de Guyana (PPP)
EN LA ÉPOCA del dominio colonial británico, el
Partido Progresista Popular de Guyana ascendió al
poder en tres ocasiones y dos veces fue depuesto
del mismo. Hay que decir que en esos tres manda-
tos el PPP gobernaba sólo algunas áreas interiores
mientras que los británicos1 mantenían firme las po-
siciones clave en la banca , política exterior, servi-
cios de seguridad y organismos estatales. No hay
más que tomar en consideración estas circunstancias
y la hostilidad explícita por parte de la metrópoli y
el coloso de vecino del Norte para darse cuenta del
difícil contexto en que se inscribía nuestra gestión.
Sin embargo, a no ser por los escrutinios fraudulen-
tos que tuvieron lugar en todas las elecciones des-
pués de que en 1964 la CÍA y el MI-5 2 tomaron car-
tas en el asunto para derribar nuestro gabinete, es
muy probable que hoy día el PPP encabezaría el
Gobierno.
A pesar de numerosos obstáculos, los gobiernos
del PPP alcanzaron notables éxitos en aquella épo-
ca. Supimos conseguirlos gracias, entre otras cosas
—y no en último lugar—, a la aplicación consecuen-
te de métodos democráticos de trabajo y la intran-
sigencia frente a la burocracia, afanosa de lastrar
por todos los medios los cambios positivos. Pienso
que nuestra experiencia de combate contra el apa-
1 Guyana, con un territorio de 215 mil kilómetros cuadrados,
En 1961, las finanzas pasaron a la incumbencia de los
ministros del PPP.
2
Sección de contraespionaje de los servicios secretos britá-
nicos. —N. de la Red,
rato administrativo Inflado tiene cierto valor. Desde
luego, Guyana es un país pegueño 3 , pero es posible
extraer enseñanzas también de la práctica de países
pequeños por ofrecer éstos la quintaesencia, por así
decirlo, de muchos aspectos inherentes a otros Esta-
dos.
CUANDO EL PARTIDO PROGRESISTA POPULAR DE
GUYANA asumiera el poder por segunda vez, en
19574, sus representantes encabezaron varios minis-
terios: de agricultura, transporte, educación, salud
pública, vivienda, trabajo, comercio e industria, ser-
vicios públicos y comunicaciones. Sin embargo, los
ministerios clave, como queda dicho, continuaron en
las manos de los colonizadores británicos, y por eso
surgió lógicamente la interrogante: ¿cómo conseguir
resultados palpables y hacer efectivo el gobierno?.
Al optar por el camino de servir a nuestro pue-
blo, en primer lugar nos apoyamos, como es de su-
poner, en los obreros y los campesinos, informamos
a los /trabajadores de todas nuestras iniciativas, pi-
diéndoles consejo y ayuda en el momento de solu-
cionar los problemas pendientes. Nos empeñamos en
ganar el apoyo de los funcionarios estatales con
quienes tuvimos que trabajar en la esfera de queha-
ceres de cada día. Por ejemplo, cuando se vio la ne-
cesidad de mejorar la asistencia médica a los habi-
tantes de áreas distantes en el interior de Guyana,
la dirección del partido llegó a la conclusión de que
las cartas oficiales no permitirían asegurar visitas
regulares de médicos a ciertos puntos del país.
Los documentos se quedaban en papel, se encarpe-
taban y finalmente iban a parar a los archivos...
Entonces, empezamos a ganar poco a poco a nuestro
lado a los funcionarios, que antes rara vez habían
abandonado sus oficinas y sabían muy poco de su
propio país. En particular, el ministro de Salud Pú-
blica organizó para sus principales colaboradores una
serie de viajes por los ríos (Guyana los tiene en
abundancia, con poblados a lo largo de las orillas).
No se podía ni soñar con restaurantes o cantinas
en aquellas tierras remotas, por eso los diversos gru-
pos iban provistos de cestas de comida, pareciendo
todo ello más bien una excursión o un picnic excep-
to- el^ hecho de que .había mucho trabajo para cum-
3
tiene 900.000 habitantes.
4
Por primera vez, el PPP ascendió al poder en 1953. Nues-
tro gobierno duró sólo 133 días y luego fue derrocado por los
británicos que recurrieron al apoyo de su infantería de marina.
61
 plir. Los funcionarios vieron con sus propios ojos
las necesidades y los sufrimientos de la gente y no
podían menos que compadecerse de ella. Como re-
sultado, conseguimos su pleno apoyo con miras a
crear clínicas pre- y postnatales, y asignar recursos
para comprar equipos e instalar ambulatorios.
Pronto, una red ramificada de asistencia médica,
que antes parecía una ilusión irrealizable, se plas-
mó en realidad. Otro aspecto importante en este sen-
tido consiste en que los funcionarios, que solían gas-
tar los asientos en sus despachos, sintieron deseo y
placer en ocuparse de asuntos concretos y muy úti-
les para la sociedad.
El sistema de salud pública se fortaleció y mejo-
ró también en otras vertientes. Por ejemplo, si antes
los médicos y especialistas de hospitales urbanos,
, que estaban a sueldo estatal, extorsionaban remu-
neraciones ilícitas de la gente pobre, gracias a nues-
tro empeño se logró poner término a esta situación:
las capas desposeídas obtuvieron una asistencia mé-
dica realmente gratuita.
Recordemos que el Partido Progresista Popular no
tenía parte alguna en la selección, colocación o des-
pido de cuadros administrativos. Estas cuestiones in-
cumbían por entero al Gobernador británico. Sin em-
bargo, el trabajo proseguía y los resultados estaban
a la vista.
NOS PERCATAMOS de que cuanto más tiempo in-
vertían los ministros en hablar directamente con el
pueblo, intercambiando opiniones, tanta mayor con-
fianza experimentaba la gente hacia el Gobierno del
PPP: comprendía mejor que las posibilidades de éste
eran limitadas y le prestaba todo tipo ds apoyo.
Así, la población ayudó a identificar terrenos que
podrían ser cultivados y, a pesar de diversos obstácu-
los burocráticos se logró entregarlos a los cam-
pesinos. Cabe señalar que en Guyana hay conside-
rables superficies de tierra que siempre han perte-
necido al Estado. La propiedad agraria privada cons-
tituye hasta la fecha una parte pequeña en compa-
ración con las tierras estatales que pueden ser arren-
dadas por los granjeros. Pero antes de la llegada al
poder del Gobierno del PPP no era nada fácil obte-
ner el derecho al usufructo de la tierra a causa de
los obstáculos que interponía la burocracia. En su
carrera por la mano de obra barata para las planta-
ciones de caña de azúcar y producciones concomi-
tantes, la plantocracia «embotellaba» deliberadamen-
te las superficies agrícolas. En cambio, nosotros em-
pezamos a aprovecharlas, formar cooperativas y esti-
mular con las correspondientes primas en dinero cul-
tivos necesarios para el país, como por ejemplo, el
coco. En este plano logramos organizar la produc-
ción de aceite de coco y dejar de importar este pro-
ducto.
Empezó también la reforma del sistema de edu-
cación a fin de adecuarlo a la historia, cultura y vi-
da del pueblo de Guyana en lugar de la orientación,
absurda por momentos, a la lejana Gran Bretaña.
Por ejemplo, en los libros de texto para escolares se
hablaba a cada paso de las manzanas aunque su
cultivo no se da en Guyana. El Gobierno se ocupó de
la construcción de escuelas en zonas rurales, procúr
rando conseguir que los padres mandaran a 'estudiar
también a las niñas en vez de dejarlas en casa para
los quehaceres domésticos. Los buenos resultados en
62
la enseñanza tampoco se hicieron esperar. Mencio-
nemos, en particular, los primetos pasos que se die-
ron para anular el llamado doble control, o sea, el
Estado mantenía las escuelas, pero eran las iglesias
cristianas las que administraban allí, designaban y
promovían a los maestros. Desde el punto de vista
del sentido común, esta práctica era netamente vi-
ciosa y discriminatoria respecto de los no cristianos.
El pueblo saludó sinceramente la reforma, pero la
Iglesia, especialmente la católica, la acogió de uñas
y nos acusó de querer «comunizar la ed.ucaciín».
Volviendo al tema de las cooperativas, cabe aña-
dir que hicimos todo lo posible por impulsar el desa-
rrollo de las granjas colectivas, concediéndoles la
maquinaria necesaria y prestándoles apoyo no sólo
en el papel sino en realidad. Nuestros ministros se
desplazaban al campo, hablaban con los granjeros,
los alentaban y celebraban con ellos la compra de
maquinaria agrícola. Hicimos que la gente concien-
ciara el respeto hacia sí misma y hacia su trabajo.
Como resultado, en nuestro segundo mandato (de
1957 y 1961) la producción de arroz aumentó un 15%;
la de copra, un 32°/o; la de aves domésticas, un 26%,
y la de pescado, un 77%. El pueblo sintió como
suyos los intereses del Gobierno y se congratulaba
de todos sus éxitos.
FUE EN AQUEL ENTONCES cuando el Partido
Progresista Popular entabló una lucha sin cuartel
contra la corrupción. Poco tiempo después de for-
marse el gabinete, se produjo un caso que nos sirvió
de escarmiento: uno de nuestros cinco ministros se
aprovechó de información confidencial con el fin de
lucrarse. Desenmascarado este hecho indecoroso, el
PPP decidió el cese fulminante de ese funcionario
y dio a entender claramente que no toleraría la in-
curia, ni la concusiín, ni tampoco el afán de. apro-
vecharse del cargo con fines lucrativos. A los minis-
tros se les prohibió aceptar cualesquiera regalos. De
esta manera, logramos extirpar de raíz uno de los
males .más peligrosos.
Cuando estábamos a punto de terminar el primer
plan de la construcción de viviendas sociales, encara-
mos el problema de cómo preservar contra diversos
abusos la distribución de esos pisos a los que aspiraba
tanta gente. El ministro de Obras Públicas junto con
los funcionarios de su aparato —quienes, merece la
pena destacarlo, trabajaban en aquel tiempo bien y
sin papeleo inútil— prepararon un plan bien funda-
mentado y equitativo basado en las necesidades rea-
les de las familias, evaluadas según el sistema de
puntos. De acuerdo con esas estimaciones, se daba
prioridad a quienes vivían en las peores condiciones
y a las familias de prole numerosa. En este plano,
nadie pudo acusar al Partido de corrupción, nepo-
tismo o de crear condiciones más favorables para
sus militantes.
Veamos otro ejemplo. Cuando —en virtud del pro-
grama de ordenamiento agrario— se distribuyeron
parcelas de tierra [de 17,5 acres cada una) entre
los campesinos, se armó un escándalo inaudito: las
primeras 100 les tocaron en suerte a gente que no
se lo merecía. La distribución fue suspendida con
objeto de elaborar criterios justos de evaluación de
las necesidades reales de los agricultores. Sin em-
bargo, más tarde se puso de manifiesto que algunos
aspirantes proporcionaban datos falsos. Se' aprobó
la decisión de examinar las solicitudes respectivas que en 1961, a pesar de que los británicos habían
en reuniones públicas, con participación de otros remodelado las circunscripciones electorales para
candidatos, lo cual permitió verificar cuidadosamen- impedir que el PPP permaneciera en el poder, vol-
te los datos reportados. viéramos a obtener la mayoría de votos.
El Partido pugnaba consecuentemente por demo-
DADAS LAS NUMEROSAS DIFICULTADES que le cratizar todas las instituciones estatales. Cabe seña-
tocaba vencer, principalmente dificultades de orden lar los progresos logrados en este plano por la Di-
financiero, el PPP se esforzó por ajustar de manera rección de Comercialización del Arroz, una entidad
realista los gastos a los recursos de que disponía y mediadora en la venta de grano. Hasta 1957, los 16
no plantearse objetivos irrealizables.
puestos dirigentes de ese organismo se dividían en
Siempre habíamos anhelado tener nuestra propia' partes iguales entre la Asociación de Productores de
Universidad en Guyana. Sin gastar mucho, abrimos Arroz y funcionarios de la administración colonial;
una FacnH d nocturna en el liceo central de la ca- con la particularidad de que en caso de empate en
pital. ¡Cómo se burlaban nuestros adversarios de esa alguna cuestión, la voz decisoria pertenecía al pre-
Facultad a la que ellos llamaban «escuela nocturna sidente del organismo designado de entre los fun-
de Jagan» 5! Pero habíamos dado el primer paso. Pron- cionarios, que siempre la utilizaba en menoscabo de
to la Facultad se convirtió en una auténtica Univer- los intereses de los agricultores. Nuestro Gobierno en-
sidad asequible a quienes antes ni podían sonar con mendó esta situación por vía legislativa, otorgando
cursar estudios superiores. En lugar de tres años in- a la Asociación once puestos y asegurando de esta
dispensables, según estimaciones de la UNESCO, pa- manera la posición dominante de los granjeros. Esta
ra construir el edificio y preparar el profesorado, decisión contribuyó, por vía de consecuencia, a acre-
logramos hacerlo en un año habilitando locales exis- centar el rendimiento de los cultivos hasta índices
tentes, organizando cursos vespertinos e invitando a récord, así como a elevar el bienestar de los agri-
profesores de los EE.UU., que habían sido víctimas cultores.
de la «caza de brujas» en los tiempos del maccar-
LOS trabajadores tenían mayoría también en la ad-
tisrno. ministración de la Compañía de electricidad. En una
Otra tarea no menos importante consistía en me- palabra, la democracia surtía efectos positivos, y no-
jorar los transportes públicos. Guyana compró en sotros apostábamos por ella en cualquier iniciativa.
Gran Bretaña un moderno transbordador fluvial ca-
paz de transportar tanto pasajeros como automóvi-
SIN EMBARGO, TODOS NUESTROS LOGROS resul-
les. Nuestros obreros construyeron dos barcos simi- taron borrados en 1964, cuando el PPP fue aparta-
lares. Con la apertura de líneas regulares de tras- do del poder. La democratización quedó estancada.
bordo en los tres ríos principales del país, se dio Privado del derecho a elecciones libres y justas, el
solución a un problema candente que duraba ya país se encuentra hoy al borde de la quiebra. La pro-
muchos años.
ducción de las tradicionales mercancías exportables
Enfrentamos asimismo la necesidad de aumentar —azúcar, bauxitas, arroz— ha disminuido a tal pun-
la producción de electricidad y extender la red de to que Guyana no puede atender sus compromisos
suministro más allá de Georgetown. El Gobierno na- de exportación, mientras que el azúcar y el arroz
cionalizó la central que pertenecía al capital cana- escasean incluso en el mercado interno. El Gobier-
diense, la modernizó y, por primera vez, instaló luz no se propone importar azúcar para cubrir la de-
eléctrica en las áreas rurales. La compañía estatal manda nacional.
de electricidad, sin aumentar las tarifas, empezó a
La experiencia de nuestro país demuestra una vez
generar utilidades. ¿Cómo logramos tal resultado? más que los trabajadores no escatiman esfuerzos en
Valiéndonos de métodos eficientes y democráticos bien de la Patria cuando ven que con su labor in-
de gestión económica.
fluyen realmente en el estado de cosas. En el caso
Nuestros lazos estrechos con los trabajadores, y contrario, todo decae: la economía se resquebraja
nuestros aciertos, por modestos que fuesen, hicieroq por los cuatro costados, las autoridades dejan de ser
5
Cheddl Jagan: Secretario General del PPP, a la sazón Pri- apoyadas por el pueblo, y la apatía empieza a do-
mer Ministro del país. minar la sociedad.
VÍNCULOS DE NUESTRA REVISTA
• Han visitado nuestra revista Freda Brown y Natalia Be- nadas con la teoría del problema de la mujer y la actividad
rezhnaya, presidenta y secretaria, respectivamente, de la Fe- práctica de diferentes fuerzas de este vasto movimiento de-
deración Democrática Internacional de Mujeres (FDIM). Du- mocrático, asi como de la cooperación con sus organizaciones
rante la entrevista se trató de las publicaciones de Rl relacio- nacionales e Internacionales.
63
EL MUNDO DEL TRABAJO EN EL SIGLO DE LOS ORDENADORES cia —dijo V. Kuvaldin—. Pero en la actual fase de gresan a ritmo acelerado las correspondientes esfe-
la revolución científico-técnica, quizá por primera ras de actividad humana y todo el sector de ser-
vez, está en juego la propia existencia de la clase vicios.
obrera en la forma que adoptó a raíz de la revolu- Los sociólogos marxistas se inclinan en creciente
ción industrial». número por considerar como parte de la clase obre-
El título del famoso libro del sociólogo francés, ra moderna a este enorme contingente de asalaria-
André Gorz, ¡Adiós al proletariado! refleja la idea dos que gana medios de subsistencia vendiendo su
de la plena desaparición de la clase obrera en tan- trabajo, que está involucrado en producciones de ti-
to que comunidad social única. Sin embargo, ¿es po diversificado a distintos niveles y participa en
que los presentes cambios dan fundamento para ta- la creación de la plusvalía, con excepción de la cú-
les afirmaciones? ¿Cuan profundos son y, concre- pula de la élite asalariada con funciones administra-
tamente, en qué parámetros clasistas se manifiestan? tivas, que se diluye en el estrato de los capitalistas
MATERIALES DE UNA MESA REDONDA EN PRAGA En el simposio se señaló que el propio concepto y empresarios. «En nuestro partido, nos atenemos a
de clase obrera necesita serias correcciones. La ima- un concepto extensivo ,de clase obrera, que incluye
gen del obrero que, a lo largo de muchos decenios, en esta categoría a los obreros industriales, los 'cue-
encarnaba los rasgos tradicionales del proletariado, llos blancos' y la mayoría de los ocupados en la
los cambios que se están operando en el mundo del trabajo al influjo del progreso científico-técnico constituyeron ya no corresponde a la realidad. Ahora, esta clase esfera de los servicios —subrayó ~S. Gourlay—. Es
el tema da la Masa Redonda convocada en Praga por la Comisión para problemas de los países capitalistas indus- no se limita, ni mucho menos, sólo al círculo de los importante revelar los intereses comunes de diversos
trializados, la pononcia, tii'.i'ada «La revoluc'ón científico-técnica y la clase obrera moderna», estuvo a cargo del que ejecutan operaciones manuales y venden al em- grupos y encontrar los puntos en que convergen sus
Doctor AMDRE LEüZEWITZ, director adjunto del Instituto de Estudios Marxistes (RFA). Tomaron parte en la discu- presario la fuerza de sus músculos. La producción aspiraciones.»
sión HARALAM ANGURAKIS, del departamento de investigaciones del CC del Partido Comunista de Grecia; STEPHEN moderna exige una creciente utilización de la ener- Igual que en el pasado, la clase obrera moderna
GQURLAY, del Instiitrto Politécnico de Londres (Part'do Comunista de Gran Bretaña); VIKTOR KUVALDIN, del Insti- gía intelectual y nerviosa del hombre: no tanto sus es homogénea y única en el plano.social si se tie-
tuto de Economía Mundial y Re'aeiones Internacionales de Moscú; ADOLFO MANSTLLA, de la Universidad de Madrid hábitos, sino más bien sus conocimientos. Justamente ne en cuenta su relación respecto a la propiedad de
(Partido Comunista de España); GERRY VAN H9UTEN, representante del Partido Comunista del Canadá en la re- por esta razón, en los países industrializados crece los medios de producción. Al mismo tiempo se han
vista; HERMÁN SCHMID, director de la Escuela Superior del Pueblo de Mutala (Partido de Izquierda-Comunistas con rapidez el número de ingenieros, técnicos y otros multiplicado como nunca los elementos de diferen-
de Saecia). especialistas mientras que se va reduciendo el con- ciación en cuanto a calificación, profesión, género
Ofrecemos a continuación un resumen sucinto de las memorias de esta Mesa Redonda, preparado por la Comisión. tingente de obreros «clásicos». de ocupación, cuantía de los salarios, modo de vida
A. Leizewitz citó el siguiente ejemplo. En las em- y, por consiguiente, nivel de conciencia. El cuadro
presas d.el consorcio Siemens (RFA), la proporción cambia de manera caleidoscópica con cada viraje en
de obreros entre el personal disminuyó del 67% en el desarrollo de la producción, de la ciencia y la
1962 al 47% en 1986. La disminución fue particular- técnica, en la evolución de la estructura económica,
EN LA PONENCIA PREPARADA por el Instituto de el propio trabajador? ¿Se siente participante efecti- mente sensible en lo que concierne al porcentaje de siendo de notar que surgen con frecuencia tenden-
Estudios Marxistas (RFA)., se señala que en los años vo en la creación de valores materiales y culturales obreros de baja y mediana calificación. En cambio, cias absolutamente opuestas.
80 se ha perfilado una nueva fase de la revolución o como un «tornillo» perdido en los laberintos elec- creció el grupo de técnicos; también el contingente Por un lado, se puede ver cómo se acercan por sus
científico-técnica que se distingue en primer lugar trónicos? ¿Se quita de encima el fardo del trabajo de especialistas con títulos de enseñanza superior condiciones de vida y trabajo los obreros altamente
por el empleo en masa de los dispositivos microelec- agobiador o pierde en general el derecho y la po- aumentó hasta igualar en número al de obreros ca- calificados y los empleados. Por otro, crece la bre-
trónicos, lo cual ha imprimido una nueva dimensión sibilidad de trabajar? lificados. Los datos estadísticos más generalizados cha entre los trabajadores calificados y los peones,
a la reconversión económica en los principales paí- Todas estas cuestiones fueron abordadas en el mar- confirman semejante tendencia. Así, en los EE.UU., entre los que tienen garantizado el empleo y los
ses capitalistas. El paso a tecnologías punta, que im- co del debate, concediéndose especial atención a los el peso específico de los «cuellos azules» en compa- desocupados, entre los que viven en zonas de desa-
plica la automatización de los procesos laborales y nuevos problemas que se plantean ante el movimien- ración con el total de trabajadores ocupados se re- rrollo de nuevas ramas prósperas y los que habitan
los trabajos de investigación y desarrollo, así como to obrero, ante las organizaciones sindicales y polí- dujo del 40% en 1950 al 32% en 1980. En los años viejas aglomeraciones industriales en decadencia. «En
la introducción de los sistemas de producción fle- ticas de los trabajadores. 80, este proceso se aceleró aún más. lo que se refiere al nivel de la enseñanza, capaci-
xibles y la informatizacíón de la gestión administra- Los participantes en el encuentro coincidieron • en Entre los factores que han modificado el estado tación profesional y condiciones laborales —subrayó
tiva, permiten elevar en flecha la productividad del que el cumplimiento de estas tareas implica muchas de la clase obrera hay que tener en cuenta no sólo G. van Houten—, el programador no tiene nada que
trabajo. variantes y que los logros de la ciencia y técnica, los cambios directos operados en los talleres en co- ver con un obrero ocupado en la producción de ca-
El crecimiento sin precedente de los flujos infor- de por sí, pueden utilizarse con cualquier fin. Queda nexión con las mudanzas de carácter del trabajo al- dena. ' El núcleo tradicionalmente activo de la clase
mativos y su conversión en importantísima fuerza por averiguar si se transformarán para la sociedad en tamente productivo. El propio concepto de «esfera obrera se ve erosionado mientras que se forma un
productiva han dado vida a sistemas de acumulación, cuerno de la abundancia o en una caja de Pandora, de producción» es hoy bien distinto al de antes. En- nuevo destacamento de trabajadores altamente cali-
memorización y procesamiento integrados por ban- lo cual dependerá de cómo confluyan los caminos troncan estrechamente con ella los sectores de inves- ficados y bien pagados, pero que no cuentan con
cos de datos, medios de comunicación y centros com- del progreso científico-técnico y los del desarrollo tigación y desarrollo científico, de planificación y suficiente experiencia de lucha sindical de clase,»
putarizados. El proceso de reproducción capitalista social. proyección, de elaboración de tecnologías de pro-
depende ahora en enorme medida de la informática. ducción. El abastecimiento, la venta, las operaciones
«La especificidad de la presente revolución tecnoló- ¿«Apretar botones» o «valerse del intelecto»?
Nuevos rasgos de! trabajador financieras, el transporte y las comunicaciones se
gica —subrayó A. Leizewítz— consiste en. que muchas convierten en eslabones coherentes de la misma ca-
funciones mentales del ser humano son transferidas Los oradores subrayaron que el progreso científi- Los oradores señalaron una influencia marcada-
dena. Lo que entraba antes en la categoría de «ser- mente contradictoria de las nuevas tecnologías en
hoy a los medios-técnicos». co-técnico y las transformaciones que se producen vicios» a la producción, actúa ahora directamente
Otras esferas del progreso científico-técnico —bio- a raíz de ello en las bases económicas de la socie- la calificación de los trabajadores.
en calidad de importantísimo elemento de la misma. Es obvio que la técnica más sofisticada reclama
tecnología, explotación de nuevas fuentes energéti- dad, originan profundos cambios en las condiciones El número de ocupados en todas estas esferas cons-
cas, métodos que contribuyen a ahorrar recursos, ob- de vida y trabajo, en las características y la concien- mayor capacidad por parte de la mayoría del per-
tituye un componente en constante crecimiento de sonal. Crecen los requisitos presentados a los traba-
tención y utilización de nuevos materiales— abren cia de importantes grupos y estratos sociales, plan- la masa de asalariados.
amplias perspectivas para desarrollar las fuerzas pro- teando con nueva fuerza el problema de la clase jadores en cuanto a nivel de instrucción y capacidad
ductivas. obrera, el de su lugar y papel en la producción y la Se producen importantes cambios en la esfera de para manipular equipos potentes y muy caros. En
¿Qué significa, pues, la revolución científico-téc- sociedad. «Para el marxismo, el concepto de 'clase la reproducción de la mano dé obra. En comparación la producción moderna, la explotación incorrecta del
nica (RCT) para los trabajadores en la sociedad ca- obrera" es vital. Es un tema que ha sido tratado en con el pasado, se eleva inconmensurablemente, por utillaje, su deterioro y paro pueden traducirse en im-
pitalista industrial moderna? ¿Es un bien o un mal? montones de libros y artículos. Cada nueva espira ejemplo, el papel de la enseñanza, la formación pro- portantes pérdidas y costar muy caro tanto a las
¿Promete crecimiento del bienestar o augura pelir del desarrollo social nos obliga a volver a este con- fesional, la sanidad, lo que permite garantizar la ca- empresas como a toda la sociedad. Prueba fehacien-
gros sin precedentes? ¿Qué evolución experimenta cepto y reinterpretarlo a la luz de la nueva experien- lidad necesaria de la mano de obra, su capacidad te de f i l o son las trágicas consecuencias de los ac-
para atender los modernos equipos. Por esto, pro- cidentes registrados en grandes plantas químicas y

65
 centrales nucleares. La creciente importancia del mientras que a comienzos de los anos au su numero
«factor humano» en la producción es una de las pe- ascendía a casi 400.000. «Las nuevas tecnologías avan- pacidades profesionales del ser humano? ¿Condenará versos procesos —crisis cíclicas, internacionalización
culiaridades de la presente etapa de la RCT. la nueva tecnología a millones de trabajadores al de la producción, cambios estructurales en la econo-
zadas —subrayó— han creado premisas para tales mía, etc.—, y no simple consecuencia del desplaza-
Sin embargo, destacaron los oradores, vincular de producciones». papel de lumpen ocioso, que vive sólo de dádivas de
manera unilateral la introducción de nuevas tecno- la sociedad, o contribuirá a emancipar al trabajador, miento del trabajo vivo por las máquinas.
En pequeñas y medianas empresas está ocupada El aprovechamiento de los adelantos científicos y
logías con una elevación general del nivel de cono- la mayoría de los asalariados, lo que repercute en liberarlo de operaciones penosas, acumular riqueza
cimientos de los trabajadores sería una manera sim- su posición, condiciones de vida y trabajo, en el gra- social, incrementar el tiempo libre y facilitar la técnicos no sólo ayuda a ahorrar trabajo vivo y pres-
plificada de presentar las cosas. Con frecuencia, ocu- do de organización, en su estado de ánimo y menta- eclosión del individuo? cindir de mano de obra, sino q.ue puede contribuir
rre todo lo contrario: los trabajadores se descalifi- lidad, convirtiéndose en un factor adicional de frag- Los juicios de diversos sociólogos y representan- también a crear nuevos empleos que suelen surgir en
can y pierden hábitos altamente profesionales. Cuan- mentación de la clase obrera. tes del movimiento obrero respecto a la envergadu- los sectores más pujantes vinculados con la aplica-
do se complican las tareas ejecutadas por las máqui- ra y el carácter de estos procesos, a sus efectos in- ción de esos logros: en la electrónica, la electrotec-
En opinión de S. Gourlay, la creciente diferencia- nia, la bioquímica, etc. Además, los cambios estructu-
nas, las funciones humanas se reducen a veces a ope- ción grupal de los trabajadores no sólo conduce fre- mediatos y lejanos, son bastante dispares. Unos pro-
raciones rudimentarias que no reclaman profundos cuentemente a su distanciamisnto, sino también al nostican que, en un futuro próximo, una creciente rales en la economía generan una creciente deman-
conocimientos. Incluso los peones carentes de una enfrentamiento directo de sus aspiraciones; los inte- proporción de obreros será desplazada en muchos da de fuerza de trabajo por parte del llamado sec-
preparación especializada pueden «apretar botones», reses de clase comunes son relegados al segundo sectores por autómatas y robots de toda clase y por tor «terciario», esto es, la esfera de servicios.
atender procesos tecnológicos, controlar su corres- plano cediendo sitio a exigencias corporativas egoís- otros sistemas cada vez más perfectos y baratos. Semejantes procesos pueden tener resultados para-
pondencia a los parámetros programados. Tampoco tas. Así, los especialistas calificados y bien retribui- Otros rechazan categóricamente la eventualidad de dójicos: el crecimiento paralelo del desempleo y de
ha desaparecido aún del escenario el obrero, «tradi- dos que tienen garantizado un empleo permanente semejante tendencia, al menos en un futuro previsi- la ocupación. Por ejemplo, en el período de 1970 a
cional», que maneja máquinas e instrumentos clá- suelen enfocar los problemas de la producción —por ble. Así, en el Boletín Mundial de Futurólogos, que 1986 el número de desempleados en los EE.UU. se
sicos. Como indicó A. Leizewitz, en la industria del ejemplo, el uso de nuevas tecnologías— de manera vio la luz a fines de 1988 en Washington, se augura duplicó, pasando de 4 millones a más de 8 millones.
automóvil de la RFA, a cada mil operarios que tra- distinta que los peones o desempleados. Al defender que, pese a la rápida proliferación de robots fabriles, Al mismo tiempo, el número de puestos de trabajo
bajan con equipos sofisticados corresponden cíen mil sus reivindicaciones, algunos grupos entran en con- a cada uno de éstos le corresponderán en los EE.UU., creció de 80 a 111 millones. En los últimos dos años,
obreros «corrientes». Según ciertos pronósticos, para tradicción con otras capas de la clase obrera. Este hacia 1997, más de 400 obreros y empleados. Es ob- el desempleo se redujo algo, no sólo en porcentaje
comienzos del próximo milenio, en los países indus- fraccionamiento y la gran heterogeneidad de intere- vio que, si se verificase tal correlación, sería, por sino en cifras absolutas. En opinión de los expertos,
trializados sólo una profesión de cada diez reclama- ses, que reflejan toda la diversidad de las situaciones lo menos, prematuro hablar del «desplazamiento» del los pronósticos auguran para los años 90 antes esca-
rá conocimientos específicos y sólo un empleo de en que se encuentran las diferentes categorías socia- hombre por la máquina. sez que exceso de mano de obra debido a la brusca
cada veinte tendrá relación con tecnologías avan- les y profesionales es una de las causas del debili- Al mismo tiempo, en una serie de sectores, en de- reducción del aflujo de jóvenes al mercado del tra-
zadas. tamiento del movimiento obrero en varios lugares y terminadas esferas de la producción, ante todo, en bajo estadounidense.
Ambivalentes también son los efectos de las inno- del repliegue de los sindicatos. las construcciones mecánicas, crece sin cesar el nú- En la actualidad, algunos países capitalistas que
vaciones tecnológicas sobre las condiciones genera 1 mero de robots en servicio. Aunque la aparición en figuran entre los de más alto nivel de desarrollo eco-
En esta conexión, las nuevas exigencias vincula- nómico prácticamente no necesitan crear empleo. «En
les y la intensidad del trabajo. Los nuevos medios das, verbigracia, a la participación en la toma de de- masa de «fábricas sin personal» se inscribe en una
técnicos permiten prescindir del trabajo físico pesa- cisiones en la producción, al mejoramiento de las perspectiva todavía lejana, el parque de robots, sis- Suecia no hay desocupación —dijo H. Schmid—;
do, aliviar sensiblemente el trabajo de millones de condiciones laborales, a la reducción de la jornada temas de producción, módulos y células versátiles hay más bien un problema de falta de obreros. Por
personas, suprimir muchas operaciones nocivas y pe- de trabajo, a la formación profesional, etc., contri- aumenta de continuo. (En los EE.UU., para fines de eso se está discutiendo ampliamente la cuestión de
ligrosas, y ampliar la esfera de la labor intelectual. buyen a acercar mutuamente a diversas categorías 1987, el número de robots ascendía a 30.000, siendo si es necesario invitar a trabajadores extranjeros.
Al mismo tiempo, aumentan las tensiones nerviosas de los asalariados, revelando su estatuto social co- de notar que el mayor incremento recae sobre los ¿O tal vez convenga recurrir a los jubilados, elevan-
y síquicas para una parte de los trabajadores y se mún. últimos años.) do la edad del retiro a 70 años, en lugar de 65?
intensifica el ritmo del trabajo. De diferentes datos citados en el simposio se des- ¿O encontrar otra salida?» La falta de mano de obra,
El cambio de las condiciones laborales originó un prende que el deseo de los empresarios de ahorrar subrayó, se percibe sobre todo en la esfera de los
considerable incremento del segmento femenino en- Fábricas «sin personal» y barrenderos trabajo vivo y disminuir los gastos de producción servicios en la cual el sector público —sanidad, en-
tre los asalariados. La menor demanda de fuerza insustituibles recurriendo a autómatas y tecnologías electrónicas señanza, etc.— tiene una fuerte presencia.
muscular, el rápido crecimiento de la esfera de ser- sofisticadas se traduce en reducción del número de Las mutaciones provocadas por la RCT en el ca-
vicios, de los sectores «terciario» y «cuaternario» en Entre las cuestiones más espinosas e importantes, puestos de trabajo. El aumento de la producción y rácter del empleo forman un cuadro muy complica-
la economía contribuyeron a ampliar la proporción que han surgido a raíz de la RCT y adquieren enor- la reanimación de la coyuntura económica no con- do y se proyectan en múltiples planos. Crear nuevos
del trabajo femenino. Todo esto tiene repercusiones me significado para la mayoría de los asalariados, ducen en esas condiciones a mayor ocupación. «Te- puestos de trabajo no significa en absoluto reprodu-
complejas a nivel de los procesos demográficos y las el problema de la ocupación estuvo en el centro de niendo en cuenta las presentes orientaciones de desa- cir el viejo estatuto del trabajador sino que cambiar
relaciones familiares, agravándose además el proble- la discusión. rrollo de las tecnologías —señaló A. Leizewitz—, en sensiblemente la «calidad» del empleo. Por un lado,
ma de la ocupación. En las naciones capitalistas industrializadas que la RFA, a pesar del índice relativamente alto de cre- las nuevas funciones implican un trabajo más cali-
El crecimiento numérico de las pequeñas y media- integran la Organización de Cooperación y de Desa- cimiento de la producción material (2,5% al año), se ficado y mejor retribuido: esto se refiere, por ejem-
nas empresas —un fenómeno inesperado para varios rrollo Económicos (OCDE), hay actualmente más de piensa suprimir 2,2 millones de empleos durante el plo, a los ajustadores, a los obreros ocupados en la
científicos—, incidió sensiblemente en la estructura 30 millones de desocupados, es decir, más del 8% período de 1980 a 2000... Para los próximos 15 años, reparación de los equipos sumamente complejos, a
y las características de la clase obrera. Dichas em- de la población apta para el trabajo. (La situación cabe pronosticar altas tasas de desempleo perma- los programadores y al creciente contingente de in-
presas, con ayuda de las nuevas tecnologías, pueden difiere según los países. En España, por ejemplo, nente (por término medio, al nivel actual). Hacia el genieros y técnicos. Por otro lado, disminuyen los
alcanzar la necesaria flexibilidad de la producción el desempleo afecta directamente al 20% de la po- año 2000, 3,5 millones de personas aptas para el tra- salarios de importantes grupos de trabajadores poco
con mayor agilidad que muchas grandes plantas, reac- blación activa y a más de una tercera parte de los bajo no tendrán la posibilidad de colocarse.» calificados, incluso en esferas ultramodernas y, más
cionar mejor a las exigencias del mercado y a las jóvenes de 16 a 24 años, mientras que en Suecia este Al definir las fuentes de la desocupación, varios aún, en el sector de los servicios, donde se registró
demandas del consumidor. La concentración del ca- índice es inferior al 2 por ciento). oradores expresaron serias reservas con relación a el mayor aflujo de fuerza de trabajo y donde predo-
pital, el fortalecimiento de las posiciones de los ciertas valoraciones netamente negativas de los efec- minan profesiones peor remuneradas.
¿Qué nos depara la nueva era «tecnotrónica»?
grandes monopolios, procesos típicos del capitalis- Este es un tema de constante preocupación para la tos que ejerce el progreso científico-técnico sobre el En los EE.UU., por ejemplo, durante la pasada dé-
mo, siguen caminos más intrincados, sin que ello opinión pública de los países industriales, los sindi- empleo en los países capitalistas industrializados. «La cada se crearon 13 millones de nuevos empleos, en
implique obligatoriamente el agrandamiento de las catos, políticos y personalidades públicas, economis- idea de la incidencia catastrófica, por así decirlo, de lo fundamental mal retribuidos. Así, a 53.000 pro-
empresas. «Conviene que nos fijemos en el rápido tas y sociólogos, pues se trata del futuro del trabajo, la RCT sobre el empleo, idea muy difundida y que gramadores les corresponden 800.000 peones, basu-
desarrollo de la pequeña producción y la pequeña de las perspectivas y destinos de grandes grupos y impregna trabajos de autores marxistas no se ve reros y obreros de servicios municipales. Los auto-
burguesía» —dijo G. van Hou*en, quien adujo los si- estratos sociales. En definitiva, el problema que se confirmada ni por el estado de cosas actual ni por res de la monografía Perspectivas del trabajo y de
guientes datos: hacia principios de los años 70, ha- plantea es el de si la nueva ola do automatización pronósticos serios relativos al futuro previsible», se- la salud, editada en EE.UU. en 1986, señalan que
bía en Canadá cerca de 130.000 compañías con un ca- desplazará o no al obrero de la producción. ¿Susti- ñaló V. Kuvaldín, quien subrayó asimismo que la ten- el mayor incremento de empleos en el período de
pital inferior a 120 millones de dólares canadienses, tuirá o no la tecnología electrónica los hábitos y ca- dencia a la expansión del desempleo registrada en 1982 a 1995 corresponderá a los oficios, de barren-
la primera mitad de los años 80 fue resultado de di- deros, cajeros, secretarias y dependientes...
66
6V
 Los participantes del simposio subrayaron que un foque de algunos de los problemas de mayor impor- científicos y técnicos, o sea, con aquellos especialis- Estado. El nivel general de la enseñanza predeter-
gran número de puestos de trabajo creados en tancia y actualidad que se plantean ante los traba- tas de quienes, precisamente, depende el progreso mina en gran medida la capacidad humana de adap-
la industria y en la esfera de los servicios no son jadores. en la producción, caminos que lleven al futuro. Si tarse con rapidez á las cambiantes condiciones y asi-
estables y sólo garantizan un empleo provisional o En el curso del debate se señaló que las nuevas no se les atrae al lado de los obreros, será muy di- milar los nuevos conocimientos. A primera vista, tal
a tiempo parcial. La creciente flexibilidad en la or- fuerzas productivas surgidas en los últimos decenios fícil preparar y materializar variantes alternativas nivel de enseñanza puede parecer «superfluo», pero
ganización de la producción va acompañada de una y las tecnologías ultramodernas reclaman nuevas cua- de uso de las nuevas tecnologías y de organización en realidad sienta las bases indispensables para, ad-
mayor «flexibilidad» en las relaciones laborales. lidades en el trabajador, pero también originan en de la labor productiva. En la vida de este grupo re- quirir profesión, cambiarla y capacitarse en el futu-
Este problema, en tanto que uno de los nuevos él nuevas exigencias y demandas cuya formación no saltan con particular relieve nuevas tendencias típi- ro. Las demandas de perfeccionar el sistema de en-
factores de la vida económica que inciden cada vez es uniformé en virtud de la creciente diferenciación cas para la evolución del trabajo asalariado en el señanza, garantizar su democratización y asegurar
más en la posición de los trabajadores, ocupó un lu- entre los diversos grupos y categorías de asalariados contexto de la RCT. Por ejemplo, juegan creciente iguales oportunidades para todos, declaró H. Angu-
gar importante en la discusión. que no siempre coinciden en sus intereses. Si para papel, además de los intereses materiales, otros, más rakis, atraen jóvenes a las filas del PC de Grecia
Los oradores subrayaron que el concepto de «fle- unos es primordial, por ejemplo, el problema de la amplios, vinculados a las necesidades de perfeccio- conocido como «amigo de la enseñanza».
xibilidad» tiene muchos significados. En primer lugar, ocupación; para otros lo es el de los aumentos sala- namiento en el plano profesional, social y cultural, Los participantes de la Mesa Redonda pusieron de
se trata de la propia producción, de su capacidad riales, y hay otros aún para los cuales adquieren de un trabajo más pletórico y creador y de un ocio relieve un nuevo aspecto de la labor de los sindica-
de reaccionar con rapidez a las exigencias del mer- significación de primer orden las perspectivas del más diversificado. La aspiración a participar en la tos y los partidos obreros de los países capitalistas
cado y de adaptarse con facilidad a las demandas movimiento sindical y una mayor autonomía en el dirección del proceso productivo adquiere un nuevo industrializados como es la lucha por elevar la «ca-
del consumidor. Tales posibilidades surgen a raíz empleo de nuevas técnicas y en la administración contenido y se transforma en reivindicación de de- lidad de la vida». Este vasto concepto incluye la me-
de la introducción de nuevas tecnologías, en parti- de la producción. mocratizar toda su actividad laboral. jora-de las condiciones de trabajo, garantías sociales
cular, de medios electrónicos de gestión administra- Los oradores constataron que, en los países capi- La reforma de la estructura económica incita a los y económicas y la organización del descanso para
tiva. «Cabe entender por flexibilidad una eventual talistas, muchos sindicatos y organizaciones políticas sindicatos y partidos obreros a plantear la necesidad diversos grupos de la población. Muchas organizacio-
tendencia de desarrollo de la producción en el fu- de los trabajadores no han sabido adaptarse oportu- de una política alternativa para impulsar las fuer- nes obreras estipulan en sus programas la creación
turo —subrayó S. Gourlay—, con sensibles repercu- namente a los cambios en la composición y las ca- zas productivas. Así, en conexión con la crisis de las de premisas materiales adecuadas: más altos ritmos
siones en la evolución de la clase obrera que puede racterísticas de la clase obrera. Su actividad está industrias del acero y de labrado de metales del Ruhr de construcción de viviendas, ampliación de las re-
resultar dividida en dos grupos: uno constituido por orientada en gran medida a defender los intereses (RFA), los sindicatos exigieron reorientar la econo- des de asistencia médica y de descanso, de casas
los obreros altamente calificados, con empleo per- del proletariado ocupado en los sectores económicos mía de esa zona con vistas a desarrollar las ramas de la juventud, de instalaciones deportivas, etc.
manente, y otro grupo periférico, cuya demanda de- tradicionales. Por ejemplo, en los EE.UU., en 1987, más prometedoras de la producción. En los progra- A. Mansilla señaló al respecto que el movimiento
penderá de la coyuntura, lo cual permitirá al patro- estaban sindicalizados sólo un 7% de los que tra- mas de la acción sindical y en los documentos de obrero está muy consciente de la apremiante nece-
nato echar mano de una 'flexibilidad' numérica del bajan en la producción no material, esfera que en- los partidos obreros se ofrecen ahora variantes de sidad de ofrecer a la juventud la posibilidad de estu-
personal a tenor con las necesidades concretas de la globa al 72% del total de asalariados. En la electró- progreso económico que tienen en cuenta no sólo la diar y de tener acceso a la cultura, de trabajar y
empresa en uno u otro momento». nica, esa modernísima industria, únicamente el 2% necesidad de garantizar el empleo, sino también la disfrutar eficientemente de su tiempo libre, Iq que
Parte de, la clase obrera no tiene nada en contra de los trabajadores están afiliados a algún sindicato. protección del entorno, el mejoramiento real del es- le permitiría ejercer sus derechos, que es lo princi-
de la organización flexible de la producción. Este Esto no quiere decir que los nuevos grupos de tra- tándar de vida y la reducción de la jornada* de tra- pal, y, además, reducir el nivel de la delincuencia
sistema puede convenir a ciertas categorías de tra- bajadores sean menos activos en el plano social. bajo. En varios países eurooccidentales se plantea juvenil, detener la proliferación de la drogadicción,
bajadores, permitiéndoles, por ejemplo, disfrutar de Aunque no participen en acciones sindicales, su di- cada vez más la reivindicación de la semana labo- el alcoholismo, etc.
más tiempo libre para atender a los niños, simulta- namismo se manifiesta en otros movimientos democrá- ral de 35 horas sin disminución de los salarios. En La «calidad de la vida» es inseparable hoy del
near el trabajo con los estudios, etc. Algunos obreros ticos e iniciativas cívicas de inspiración antibélica, la RFA, Dinamarca y Suecia ya se han dado los pri- mejoramiento de la ecología. Por esta razón, los sin-
y sus organizaciones no ven ninguna amenaza en ecologista y antirracista. meros pasos en esta dirección. dicatos y partidos obreros promueven reivindicacio-
las formas flexibles de trabajo; para ellos no es sino Los sindicatos que sigan guiándose por consignas Los participantes del encuentro subrayaron que nes que abarcan desde variantes alternativas de fo-
un medio de preservar el empleo. Además, la «flexi- tradicionales corren riesgo de perder la ocasión para precisamente en el marco de la lucha por reducir mento de las fuerzas productivas, por ejemplo, en
bilidad» implica una renuncia parcial a los viejos responder al desafío de la presente época. Sin em- el tiempo de trabajo se decide el problema vital de la industria energética y el perfeccionamiento de la
métodos, rígidos y fordistas, de organización de la bargo, en opinión de los interlocutores, muchos son la utilización de los adelantos científico-técnicos: protección del trabajo y del entorno, hasta la pro-
producción, a los sistemas de trabajo en cadena; conscientes del carácter apremiante de este reto y ¿en interés de quién, de los empresarios o de los ducción, bajo control público, de productos alimen-
presupone asimismo cierta autonomía de algunos es- procuran acoger más plenamente en sus programas trabajadores? La reducción de la jornada contribuye ticios biológicamente puros.
labones productivos y del personal ocupado en ellos. las nuevas reivindicaciones de los trabajadores. a debilitar los efectos del desempleo, ya que motiva
Al mismo tiempo, la «flexibilidad» en las relacio- Los partidos comunistas que actúan en los países la contratación de personal adicional. El que los tra- LOS PARTICIPANTES DE LA MESA REDONDA
nes laborales que conduce a la propagación de las capitalistas industrializados, desempeñan un papel bajadores obtengan más tiempo libre no sólo ayuda constataron en conclusión lo siguiente: los partidos
formas de ocupación provisional y parcial, permite importante en lo que se refiere a revelar las esfe- a mejorar las condiciones de descanso, sino que les comunistas y obreros de los países capitalistas in-
al patronato ignorar las garantías sociales conquis- ras de coincidencia brinda mayores posibilidades para elevar su nivel dustrializados son testigos de mudanzas de fondo
tadas por los trabajadores y torpedear el sistema de dores en el contexto dedelos intereses de los trabaja-
profesional y educativo. que se operan en el mundo del trabajo en el contexto
previsión pública. Para muchos asalariados semejan- sus condiciones de vida y creciente diversificación de
«Los preparativos para una participación más efi- de la RCT. De ahí se infiere la necesidad de tener
te «flexibilidad» significa peores condiciones de con- tan con particular relieve trabajo. Estas tareas resal-
ciente en el proceso productivo se convierten ahora en cuenta en todos sus aspectos las nuevas deman-
tratación y una creciente inestabilidad de su posi- donde los riesgos de guerraennuclear el campo sociopolítico,
en un problema central de la lucha de clases», dijo das de la clase obrera derivadas de los cambios en
ción. En el artículo ¡El que no trabaje, de todos mo- ecológica engendrados por la RCT yobligan de hecatombe
V. Kuvaldin, quien adujo estimaciones de sociólogos sus condiciones de vida y trabajo. Se expresó la
dos comerá!, publicado en la revista Futuribles, el rizar los intereses globales de la supervivenciaa de prio-
la norteamericanos, según las cuales la generación que convicción de que la orientación a las realidades y
ya mencionado André Gorz indica que esta masa de acaba de entrar en la vida tendrá que cambiar 6 ó 7 tendencias del mundo contemporáneo que abren ho-
trabajadores con posición inestable y marginada en civilización humana. «Los comunistas avanzan al
compás de la época —declaró H. Angurakis— al con- veces de lugar de trabajo. Por esto, es lógico que rizontes de futuro es condición indispensable para
el mercado 'del trabajo podría representar para fines siderar los sindicatos planteen la cuestión de garantizar el que los sindicatos y organizaciones políticas de los
del presente siglo tres cuartas partes de la pobla- conflictocomo problemas vitales la prevención de un
nuclear y la preservación del medio am- derecho al estudio y al reciclaje profesionales de trabajadores puedan confiar en el éxito y cumplir
ción activa. biente para las generaciones venideras». No es for- los trabajadores, a expensas de los empresarios y del el papel de fuerza propulsora del progreso social.
tuito, por ejemplo, que el documento programático
¿Quién dará la respuesta? del PC Alemán titulado La RFA en el año 2000 esti-
pule como tareas centrales solucionar los problemas
¿Cómo reacciona el movimiento obrero a todas es- globales, dominar las fuerzas productivas modernas
tas nuevas realidades de la vida social y la produc- y establecer el control sobre la implantación y el
ción? En las intervenciones y en la ponencia pre- uso de nuevas tecnologías. En el curso del debate
sentada a la Mesa Redonda por el Instituto de Estu- se señaló que la tarea más importante, aún pendien-
dios Marxistas (RFA), se esbozaron las lineas de en- te de solución, consiste en buscar, conjuntamente con

69

EL CARÁCTER GLOBAL
DE LOS PROBLEMAS
DEL TERCER MUNDO
KADIM HABIB,
representante del Partido Comunista Iraquí
en «Revista Internacional»
ESTOS últimos años se han hecho intentos de con-
feccionar un programa para dar solución a los pro-
blemas económicos del Tercer Mundo; se están bus-
cando vías para superar las crecientes dificultades.
Por ejemplo, en el marco del Grupo de los 77 y del
Movimiento de los No Alineados fueron debatidas
cuestiones relacionadas con la astronómica deuda
externa de los Estados independizados. Este mismo
tema fue examinado, más de una vez, en reuniones
del Fondo Monetario Internacional y del Banco In-
ternacional de Reconstrucción y Fomento. Lamenta-
blemente, el trabajo realizado no ha desembocado por
ahora en propuestas concretas y eficientes para aca-
bar con el subdesarrollo *.
En ese contexto, los gobiernos y los pueblos de
los países en desarrollo manifiestan su creciente
convencimiento de que los problemas poseen un ca-
rácter global y se hallan vinculados orgánicamente
con los procesos enfilados a viabilizar la paz uni-
versal y la seguridad internacional. En particular,
ha tenido gran resonancia la concepción enunciada
por Fidel Castro 2 , quien ve la salida a la situación
precisamente en reordenar a fondo las estructuras
económicas y sociales del grupo de países en cues-
tión.
«Junto con el problema de la paz, en Asia y Áfri-
ca se plantea también —con mayor agudeza que en
ninguna otra parte— el problema del desarrollo
—declaró Mijaíl Gorbachov durante su visita a la
RP de China—. En estos continentes se hallan ex-
tensas zonas de hambre, miseria, analfabetismo y
epidemias. Es bien sabido que las raíces de esa trá-
gica situación de centenares de millones de personas
tienen su origen en el colonialismo y el neocolonia-
lismo, en la ancha brecha que separa, hoy en día,
los países desarrollados y los en desarrollo. No obs-
tante los esfuerzos emprendidos hasta el presente,
Continuamos el debate sobre las vías para superar el sub-
desarrollo en el mundo actual. Véanse A. DANSOKHO. «Los
destinos del capitalismo y la perspectiva del mundo en desa-
rrollo». RI, N° 1, 1987; «África: Opción socialista». V. BALLA.
«Realidad contra esquemas». B. COSTA. «Cómo entendernos la
liberalizaron de la economía». Ibíd., Na 8, 1987; 6. KIM. «Teo-
ría y práctica de la orientación socialista». Ibíd., X«. 11, 1987;
«Enseñanzas de la orientación socialista». Ibíd., ffs 6, 1988;
S. AMIN. «Las perspectivas del socialismo a la luz de las
exigencias del desarrr'lo». Ibíd., Na 5, 1989; Cli. MAHRDEL.
«Reformas y revolución en rl Tercer Mundo». Ibíd., Mí 7, 1989.
—N. de la Red.
1 Véase: AlB Drttte Welt Zeitschri¡t. KBln, Nr. 11, Nov. 1988,
S. 5-15.
2 Véase: Fidel Castro. The World Economía and Social Crisis.
Report to the Sevenlh Summií Conference o} Non-Aligned
Couníries. Havana, 1983.
70
esta brecha sigue ensanchándose debido en buen
grado a los efectos de la gigantesca deuda que, cual
un dogal, está estrangulando a los países deudores» 3.
Los países aludidos son mayoritarios en la ONU.
En los Estados no alineados, por ejemplo, viven unos
2.800 millones de personas4, o sea, más de la mitad
de la población mundial.
Las principales tendencias del desarrollo econó-
mico de las mencionadas regiones se caracterizan,
a mi modo de ver, por varios factores de influencia
muy negativa, que son los siguientes.
El enorme e incontrolado crecimiento demográfico,
cuyas tasas anuales oscilan entre el 2 y el 3,5%.
De 1950 a 1980, la población aumentó en 213,6% en
África; en 222% en América Latina; en 174,6% en
Asia Oriental, y en 196,1% en Asia Meridional. Los
incrementos de población esperados en estas regio-
nes en el período de 1981 a 2000 son respectivamen-
te de 181,5%; 155,5%; 125,5%, y 147,8% 5. Dado el
bajo potencial económico, semejantes saltos demo-
gráficos implican agravación del desempleo, del
hambre y de la escasez de alimentos y mercancías
de uso y consumo, así como de los servicios nece-
sarios para satisfacer las demandas culturales y ma-
teriales de la gente. Con el agravante de que el rit-
mo de aumento del producto nacional bruto sigue
siendo lento y, en la mayoría de los casos, se rezaga
considerablemente de las tasas de crecimiento de-
mográfico.
Al mismo tiempo se perfila, cada vez más nítida,
una tendencia nueva: si hace dos o tres decenios,
el múñelo en desarrollo era el principal productor
y proveedor de mercancías agropecuarias para el
mercado internacional, ahora los países independi-
zados experimentan acentuada necesidad de las mis-
mas y se han convertido en importadores. En otras
palabras, ven amenazada su propia seguridad alimen-
taria.
Otrosí, en la producción bruta del sistema capi-
talista aumenta muy lentamente la proporción co-
rrespondiente a dichos países. En 1985, por ejemplo,
las exportaciones de productos terminados del Ter-
cer Mundo sumaron apenas 150.000 millones de dó-
lares. Hay que tener presente, además, que su peso
relativo en la industria transformadora representa
tan sólo el 10,9% del total de exportaciones mundia-
les. Este índice refleja desniveles de desarrollo por
cuanto al Sudeste asiático y Asia Oriental les co-
rresponden 8,2%; a América Latina, 1,5%; al Asia
Occidental, 0,9%, y al continente africano, 0,3% 6 .
Ha disminuido también la parte de esas regiones en
los intercambios comerciales internacionales, pasan-
do de 30,6% en 1980 a 23,2% en 19867.
Por un lado, el Tercer Mundo acusa los efectos
de una continua subida de precios de los productos
industriales, modernas tecnologías, conocimientos y
experiencia («know how»), que se une al constante
descenso de los precios de materias primas. Entre
1980 y 1986, el petróleo se abarató en un8 45% y los
demás renglones primarios, en un 37% . Por otro
3
Pravda, IB de mayo de 1989.
* Studien- una. Seminarhinweise, Leninsche Theorie über den
Imperíalismus (en adelante: Studien und Seminarhinweise}.
Berlín, 1988. S. ±¿9.
5 Handbuch Entwicklungslünder. Berlín, 1987, S. 72, 74.
e7 Véase: ibíd., S. 128-129.
Studien und SeminarMnweise, S. 127.
• Ibídem,
lado, se incrementa la demanda de mercancías de
uso cotidiano por parte de la población. Urge pro-
veer de equipos, máquinas y otros bienes a la in-
dustria local y la agricultura. Por eso, los gobier-
nos se ven obligados a acrecentar los volúmenes de
sus baratas exportaciones y solicitar nuevos prés-
tamos.
Para cubrir los déficits presupuestarios (ordina-
rios y de inversiones], los países independizados pe-
dían cuantiosas sumas a bancos internacionales e ins-
tituciones financieras, privadas o estatales. Pero a
medida que aumentaban los créditos, crecían también
los gravámenes.
De 1977 a 1987, el endeudamiento de los países
en desarrollo se incrementó en 347,1%. La parte de
sus ingresos de exportación destinada a amortizar
la deuda, que había sido del 15% en 1977, ascendió
en 1986 al 26%. Se estima que próximamente podría
alcanzar el nivel de 50%. En 1977 el Tercer Mundo
pagó a los acreedores, tan sólo por concepto de ser-
vicio de la deuda, alrededor de 15.000 millones de
dólares; en 1986, esos pagos totalizaron ya cerca
de 70.000 millones °.
La incidencia de los factores subjetivos y objeti-
vos (económicos y políticos) acrecienta cada vez
más la brecha que separa a los países subdesarro-
llados de las principales potencias capitalistas. En
el área en desarrollo, el hambre azota a 700 millo-
nes de personas; 1.500 millones carecen de asisten-
cia médica, y 1.000 millones vegetan en la miseria10.
A estas alturas, aún no se ha logrado ajustar el
mecanismo de confianza en las relaciones entre los
gobiernos; los países imperialistas porfían en su acti-
vidad provocadora contra los movimientos de libe-
ración nacional y los regímenes patrióticos; en Asia,
África y América Latina aumentan las compras de
armas, crece el ritmo de producción de modernos
armamentos convencionales y aumentan los efectivos
de los ejércitos. Algunos países desarrollan proyec-
tos para la fabricación de cohetes de mediano y de
largo alcance y hasta de armas nucleares. Los com-
plejos industrial-militares de las potencias imperia-
listas son los que más estimulan tales tendencias.
A principios de los años 70, los fondos asignados
por Estados tercermundistas para adquirir armamen-
tos representaban un 7,5% del total mundial; pero
a mediados de la década del 80 este índice era ya
del 16%. En los años 60, las asignaciones para fines
militares crecieron a un ritmo anual de 7% por tér-
mino medio; en los 80, este índice ha subido hasta
15%. En los ejércitos de los países en desarrollo
prestan servicio más de 15 millones de personas, o
sea, más de la mitad del correspondiente total mun-
dial. Hace cosa de veinte años, en el área tercer-
mundista era raro que algún país produjera armas;
hoy son muchos los que las fabrican, en particular
Brasil, la India, Corea del Sur, Singapur, Israel, Sucl-
áfrica, Egipto, Turquía, Argentina, Iraq y otros. La
mayoría de estos países figuran entre los principa-
les deudores, y los empréstitos para fines militares
representan cerca del 15% de su deuda externa11.
9 táctica común de lucha contra los movimientos de
Klaus SchrOder. Der Weg in ale Verschuldungskrise. Aus
Polittk und Zeitc^schlchte, Beilage zur Wochenzeitunq Das Par-
lament. B. 33-34/88, Bonn, 12. August 19f8, S. 1-6.
10
Véase: Wladimir Gurewitsch. Abrü^iung und Entwicklung.
Moskau, 1987, S. 17-21.
11
Véase: Ibíd., S. 17-18.
Las corporaciones transnacionales 'obtienen fabulo-
sas ganancias al calor del armamentismo. En los
años 70, sus ganancias anuales en este rubro suma-
ban 200.000 milloneslz de dólares y en la década del
80, 400.000 millones .
Los Estados imperialistas se jactan de su asisten-
cia al Tercer Mundo. Efectivamente, en 1986, esa
ayuda totalizó 36.000 millones de dólares; pero, tén-
gase presente que los países en desarrollo pagan
a dichas potencias cerca de 50.000 millones de dó-
lares al13 año, tan sólo para adquirir tecnologías mo-
dernas . De este modo se les sustrae gran parte del
valor agregado, mermando el principal elemento de
la renta nacional (los ingresos en divisas), que hu-
biera podido ser utilizado para acumular capitales
con miras a promover el desarrollo económico.
Semejante práctica obliga a los gobiernos de los
países independizados a solicitar nuevos préstamos.
Hecho agravante, los círculos gobernantes, que ejer-
cen control sobre la mayor parte de la renta nacio-
nal, la utilizan con fines lucrativos, transfiriendo el
dinero a sus cuentas bancarias en Europa y EE.UU.,
con lo que complican aún más la agobiante situación
y los déficits presupuestarios de sus países.
Esta trágica realidad presenta aún otro aspecto.
Tras el hundimiento del sistema colonial, al afirmar-
se el neocolonialismo, han surgido y se desarrollan
en la economía, las finanzas, el comercio, etc., nue-
vas formas de relaciones entre el campo imperia-
lista y el Tercer Mundo. El perfeccionamiento neoco-
lonialista de esas formas continúa. El imperialismo
ha entrado en una nueva fase de desarrollo en el
marco de una misma etapa cronológica. Esta fase
se caracteriza por el creciente papel que las corpo-
raciones transnacionales y las instituciones mono-
polistas internacionales desempeñan tanto en la eco-
nomía mundial capitalista, en su conjunto, como en
todas las esferas de actividad de los países en desa-
rrollo.
El mundo capitalista ha sumido en la dependen-
cia la economía de los Estados políticamente eman-
cipados, fenómeno al que algunos científicos dan el
nombre de «interdependencia». A causa de esos ini-
cuos vínculos de subordinación, se ha reforzado brus-
camente el efecto negativo que las crisis del siste-
ma capitalista (sucediéndose y coincidiendo parcial-
mente, una con otra) vienen e¡erciendo sobre la eco-
nomía de los países independizados y su situación
en el mercado mundial, lo cual no hace sino agra-
var las contradicciones existentes.
Los efectos del factor «interdependencia» sobre
la economía mundial abarcan todas las esferas de
producción y distribución, ocasionando nuevas per-
turbaciones en la estructura de la producción de bie-
nes materiales en los países del Tercer Mundo. Las
potencias industrializadas, las empresas transnacio-
nales y las instituciones internacionales perfeccio-
nan los mecanismos de coordinación e integración,
recurren con mayor frecuencia a la trrnsacción,
reactivan la política de colonialismo colectiv,. en el
reparto de zonas de influencia, refuerzan el control
de los mercados, etc. Al mismo tiempo, elaboran una
liberación nacional, los regímenes democráticos y
los países de la comunidad socialista.
12
Studien und Semtnarhinweise, S. 124.
3
1 Ibíd., S. 125.
71

En el curso de este proceso, el sistema capitalista
mundial aprovecha con gran eficiencia los logros
del progreso científico-técnico para atenuar los efec-
tos destructivos de la crisis general. Por otro lado,
procura corregir la acción de la ley de desarrollo
desigual del capitalismo,, con miras a agrandar el
abismo entre los «centros» y la «periferia». Como
resultado, se consolidan diversas formas de depen-
dencia económica, reforzándose la explotación de
los pueblos. Surgen nuevos y complejos problemas
internacionales que socavan la seguridad y la esta-
bilidad universales.
De lo que hemos expuesto hasta aquí se despren-
de que la internacionalización de los problemas so-
cioeconómicos del Tercer Mundo dicta la necesidad
de buscar soluciones mediante esfuerzos mancomu-
nados de toda la comunidad internacional.
Si bien las causas del empeoramiento de las con-
diciones de vida en países en desarrollo, donde go-
biernan regímenes dictatoriales reaccionarios, son
evidentes, el hecho de que se dan situaciones simi-
lares en países con gobiernos patrióticos requiere un
análisis especial. Por lo visto, a la par de los cono-
cidos fenómenos de eclecticismo y el deficiente en-
foque científico en la elaboración de programas so-
cioeconómicos, las verdaderas raíces del problema
yacen en la aplicación de un rumbo que ignora el
papel de las masas en la vida económica, política y
social. Así las cosas, se agranda la contradicción en-
tre las capas gobernantes, incluido el aparato buro-
crático, y las masas trabajadoras. Este fenómeno re-
sultó ser uno de los principales factores que moti-
varon la renuncia a consignas proclamadas con ante-
rioridad y la caída de varios regímenes progresistas
en Asia, África y América Latina, a principios de los
años 60.
Me parece muy significativa la creciente resonan-
cia del tema de la responsabilidad moral de las po-
tencias imperialistas —y no sólo responsabilidad ma-
terial— en la situación presente. ¿Quién, si no ellas,
sometió a la población de esas regiones —en la épo-
ca colonial— a la más despiadada explotación, re-
trasando durante decenios su desarrollo socioeconó-
mico y político independiente? ¿Quién continúa ex-
plotando allí riquezas nacionales y recursos huma-
nos? ¿A expensas de quién dichas potencias (com-
binando este factor con la explotación de su propia
clase obrera) han creado una pujante economía?
Creo que la comunidad mundial debe centrar su
acción en las siguientes direcciones: erigir barreras
ante la política de saqueo de los recursos nacionales
de los Estados emergentes; organizar por el conduc-
to de instituciones internacionales la participación
diversificada y en gran escala de los países indus-
. cer Mundo en EE.UU. y Europa Occidental y garan-
trializados en el financiamiento de programas nacio-
nales en el Tercer Mundo; llevar a la práctica los
principios de nuevas relaciones económicas interna-
cionales, es decir, brindar a los pueblos la posibili-
dad de una mayor intervención en la vida económica,
comercial y otras vertientes de actividad de la co-
munidad mundial, y lógicamente, viabilizar la par-
ticipación de todos los Estados en el cumplimiento
de compromisos concretos con miras a impulsar el
desarrollo. La ONU podría asumir las funciones de
organizar y coordinar este proceso.
En relación con ello, estimo que deben realizarse
dos planteamientos fundamentales. Primero, los go-
72
biernos de los países en desarrollo están llamados
a cumplir estrictamente los programas de desarrollo
socioeconómico elaborados en coordinación con la
ONU, y no destinar a otros fines los recursos asigna-
dos para aquéllos. (Este punto presupone que los
Estados industrializados presten mayor asistencia
técnica y material al Tercer Mundo.) Segundo, es-
tablecer las correspondientes bases jurídicas para
regular el financiamiento necesario (la ONU podría
formar un Comité encargado de elaborar un progra-
ma a largo plazo —treinta años, digamos— para los
sectores prioritarios de desarrollo en dichas regio-
nes ).
Por supuesto, a la hora de confeccionar planes de
fomento industrial y modernización de la agricul-
tura en estrecha vinculación con los objetivos y ta-
reas sociales, se tendrían en cuenta las estructuras
cualitativamente nuevas de las relaciones económi-
cas, los adelantos científicos y técnicos, así como
cuestiones de la ecología, la división internacional
del trabajo y la integración.
En mi opinión, para llevar a cabo en el Tercer
Mundo programas de desarrollo a largo plazo, son
indispensables las siguientes medidas:
— otorgar una moratoria a Estados endeudados
del área en desarrollo, hasta finales del siglo en
curso;
— cancelar la mayor parte de las deudas, dado
que prácticamente ya han sido amortizadas (si no
del todo, al menos en proporción considerable) con
los pagos de servicio u;
- considerar los remanentes como préstamos sin
interés concedidos por plazos de cincuenta años, co-
mo mínimo;
- abordar la concertación de nuevos principios
para la concesión de créditos, estatales y privados,
a las regiones en cuestión, a fin de garantizar que
se empleen en los sectores más importantes, viabilí-
zando así la función socioeconómica del financia-
miento;
— destinar al Fondo de Desarrollo de la ONU en-
tre el 10 y el 15% de los recursos que se invierten
en armamentos nucleares.
El tema de los empréstitos para la compra de ar-
mas merece renglón aparte. Bien sabido es que el
nivel de los armamentos en los países en desarrollo
sobrepasa, en la mayoría de los casos, las necesida-
des de la defensa. En este sentido, consideramos
conveniente que se obligue a los países que deseen
beneficiarse de la asistencia de la ONU a poner fin
a la producción y la adquisición de armas.
Además, habrá que reelaborar los principios del
comercio internacional, derogar las restricciones
aduaneras a la importación de mercancías del Ter-
tizar una evolución equilibrada de los precios de ma-
terias primas y de productos manufacturados (en la
importación de éstos y la exportación de aquéllas).
Lógicamente, éstas no son más que algunas de las
tantas medidas que podrían contribuir a superar el
«subdesarrollo». Analizar la experiencia acumulada,
reunir propuestas nuevas, estudiarlas y adoptar so-
luciones óptimas constituye, a nuestro juicio, un de-
ber de la comunidad internacional ante los puebles
de los países en desarrollo.
M Ramzi Zald. Enfoque crítico de la historia del subdesa-
rrollo. Kuwait, 1987, pp, 302-303. (en árabe).
PROTEGER LA CULTURA
ES NUESTI
HÉCTOR MUJICA,
miembro del CC del Partido Comunista de Venezuela
En los duros años 60, años duros para el movi-
miento revolucionario latinoamericano y caribeño,
momeito en que la Revolución Cubana lanzaba en
todo nuestro éter el eco estremecido de la consigna
«Cuba sí, yanquis no», a.los de la llamada «Alianza
para el Progreso» l, preconizada por el entonces pre-
sidente de Estados Unidos John F. Kennedy, surgió,
siempre al calor de la orimera revolución socialista
triunfante en el hemisferio occidental, no sólo la
contrapartida de la «Alianza para el Progreso», sino
también la contraofensiva cultural como respuesta
a la política cultural del imperialismo, que entonces
pretendía (y jamás ha dejado de hacerlo), de mane-
ra sistemática, abolir la conciencia revolucionaria de
los intelectuales latinoamericanos, menguar la capa-
cidad renovadora de nusstros artistas, neutralizar a
todos quienes pudo y pasar al campo contrarrevo-
lucionario a personalidades de nuestras letras, nues-
tro cine, nuestras artes, en fin, Incorporarnos al ame-
rican way of lije, desvanecer nuestra propia iden-
tidad hispano-latinoamericano-caribeña, y hacer de
nuestro mundo cultural —como lo hicieron con Puer-
to Rico— una especie de Estados libres asociados
a la United States Information Agency (USÍA), a
las grandes Fundaciones de Estados Unidos como la
Ford, la Rockefeller, la Guggenhein, y convertir a
nuestros periodistas, de larga tradición nacional-an-
timperialista en socios de la Sociedad Interamerica-
na de Prensa (SIP), de la Asociación Interamerica-
na de Radiodifusión (AIR), de las tres grandes ca-
denas de radio y TV de Estados Unidos, la ABC, la
CBS y la NBC. En una palabra, convertir a la cul-
tura latinoamericana en una suerte de dependencia
norteamericana.
No hay política cultural que no esté asociada, liga-
da, apersogada, diría, a la política general del Esta-
do y al proceso económico. Cuando una de las Fun-
daciones de Estados Unidos beca a uno de nuestros
pintores, lo hace no sólo por el reconocimiento al
artista, sino como una inversión política. Así ocurre
en todos los dominios de la cultura. De allí que, en
cada etapa del proceso imperialista, haya modos de
conducta disímiles.
La política cultural del imperio hacia nuestros
pueblos fue primero la del desconocimiento. Se tra-
taba de pueblos metecos que nada tenían que decir
a la joven y robusta nación. Con el New Deal del
1
«Alianza para el Progreso»; Programa del desarrollo so-
cioeconómico y político de los países de América Latina, pro-
puesto por John F. Kennedy en 1961 con el fin de impedir
cambios revolucionarios en el continente y mantener su de-
pendencia política y económica respecto de EE.UU. —N, ¡le
la Red.
Presidente Franklin D. Roosevelt se inicia una aper-
tura a la que segará la guerra fría. Todo igual hasta
los años 60, cuando la Revolución Cubana unlversa-
liza, por así decirlo, nuestras letras en el mundo.
El llamado boom de nuestra narrativa no hubiera
podido darse sin el sucedido de la Revolución Cuba-
na. Esta explica la «Alianza para el Progreso» y el
repentino interés de Estados Unidos como Estado
por una cultura que apenas había visto como moti-
vo folklórico.
La prensa partidista en el frente de lucha
por una cultura nacional
¿Cómo y cuál ha sido la respuesta de los comu-
nistas a la penetración cultural del imperialismo, a
la deformación de la conciencia nacional de nues-
tros pueblos, a la mediatización y control de los
mass media en estos años de revolución científico-
técnica?
Debemos decir, en .primer término, que los co-
munistas latinoamericanos nos inspiramos en los
grandes combatientes y pensadores de la América
nuestra del siglo XIX. La obra y el pensamiento de
Bolívar, proseguida por Martí; las hazañas de San
Martín, O'Higgins, Maceo, Morazán, Santander y otros
líderes de la lucha por la independencia, así como
el pensamiento nacionalista y patriótico de los escri-
tores de nuestra América de los siglos XIX y de hasta
mediados del XX: los argentinos Ingenieros, Sar-
miento, Alberdi, el colombiano Sanín Cano, el jamás
olvidado don Joaquín García Monge, de Costa Rica;
Mario Briceño-Iragorry, católico antimperialista ve-
nezolano; la impar obra del humanista mexicano Al-
fonso Reyes. Nombres a los que habría que añadir
una larga lista de pensadores y hombres de acción,
entre quienes debemos señalar también a héroes
legendarios como el nicaragüense Augusto César
Sandino, el General de Hombres Libres; los caballe-
ros de la Revolución, Luis Carlos Prestes, del Brasil,
y el venezolano Gustavo Machado; el gran teórico
marxista José Carlos Mariátegui. Todos ellos forman
parte del acervo que nutre el pensamiento y la ac-
ción de los patriotas latinoamericanos.
Para dar respuestas a las preguntas de cómo lu-
charon los comunistas contra la expansión cultural
de EE.UU., debemos señalar, en primer término, a la
prensa comunista militante y la progresista en ge-
neral, que han jugado un papel de primera impor-
tancia en la lucha por la identidad cultural de los
pueblos latinoamericanos y por la defensa de nues-
tro pasado, como lección permanente para las ge-
neraciones actuales y las por venir. No se trata de
una apreciación acrítica, de nuestra parte, sino fun-
damentada en el márxismo-leninismo y en los mejo-
res intereses nacionales y regionales. La obra de un
Joaquín García Monge, por ejemplo, en la revista
costarricense Repertorio Americano (1919—1958),
merece no sólo nuevos estudios, sino nuevas edicio-
nes facsimilares, pues allí están contenidas las lu-
chas de nuestros pueblos durante dos décadas. El
periódico Libertad, fundado en México, en el exilio,
por los venezolanos Gustavo Machado, Salvador de
la Plaza y Miguel Zúñiga Cisneros, jugó un papel im-
portante contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.
Los periódicos obreros que aparecen en Argentina,
México, Brasil, Chile y Uruguay como reflejo de la
Gran Revolución Socialista de Octubre, será expe-
73

riencia imitada y seguida en otros países del conti-
nente.
Más maduro y consciente el pensamiento revolu-
cionario, aparecerán periódicos oficiales de los par-
tidos comunistas, que se mantienen regularmente a
pesar de las persecuciones, represiones y limitacio-
nes que aún en los países bajo regímenes democrá-
tico-representativos se manifiestan. La antigua Voz
Proletaria, hoy simplemente Voz, de los comunistas
colombianos, es un buen ejemplo, como El Siglo,
de los camaradas chilenos; Tribuna Popular, de Ve-
nezuela, que cumplió cuarenta años recientemente,
los semanarios comunistas Voz da Unidade de Bra-
sil, y El Popular del Uruguay, para mencionar los
más conocidos.
La prensa comunista ha jugado, pues, un rol sin-
gular en la defensa de nuestra cultura, nuestros va-
lores autóctonos, desde los indígenas y populares,
hasta la literatura culta, por así llamarla, el teatro,
la danza, la música en todas sus manifestaciones, las
artes plásticas y la identidad nacional de todos y ca-
da uno de nuestros pueblos.
Otro papel importante ha constituido, por su par-
te, la prensa burguesa y liberal progresista. Son cen-
tenares los periodistas no comunistas que en cada
uno de nuestros países cumplen una labor de desa-
lienación, de denuncia de la desigualdad social y de
defensa de las libertades democráticas y todos los
derechos humanos, comprendidos los sociales.
Agresión en el éter
La Revolución Cubana y la Revolución Sandinista
han introducido cambios sustanciales en el compor-
tamiento de los intelectuales progresistas. Hoy por
hoy el deslinde lo hace la Revolución Nicaragüense,
en cuya dirección hay connotados creadores de la
inteligencia. Sólo los pillos y truhanes al servicio
del imperialismo, y en algunos casos agentes de la
CÍA, son los plumíferos mal soldados y hasta bien
remunerados por el imperialismo, que tienen como
diaria tarea el ataque insidioso contra Nicaragua.
Como ya no pueden negar los avances científicos,
educativos, sanitarios y materiales de Cuba, se toma
el ejemplo de la Nicaragua asediada, boicoteada y
enfrentada a una guerra sucia de mercenarios pa-
gados abiertamente por el imperialismo, para repor-
tajes en una televisión latinoamericana controlada
mayoritariamente por Washington, llegándose al col-
mo de presentar genocidios de Somoza como perpe-
trados por el régimen popular nicaragüense. Esto lo
hizo en Venezuela, concretamente el canal 4 de te-
levisión, estrechamente vinculado a las transnacio-
nales de Estados Unidos y portavoz de los peores in-
tereses norteamericanos. Otro ejemplo de agresión
cultural es Radio Martí y el proyecto de TV espe-
cialmente para la Isla.
América Latina tiene una televisión asaz depen-
diente. No olvidemos que nuestro subcontinente es
un caso muy especial en cuanto a televisión se re-
fiere. Sólo en Estados Unidos, Canadá, América La-
tina y el Caribe, la televisión es esencialmente una
empresa privada. Cuando cualquier gobierno latino-
americano pretende moralizar los programas, dismi-
nuir la programación de sexo, violencia y drogas de
los enlatados made in USA, los propietarios ponen el
grito en el cielo argumentando que se está violando
la libertad de expresión. Cuando se ha pretendido
74
legislar para preservar a nuestra infancia del uso y
el abuso publicitarios, también se echa mano del so-
corrido recurso de la libertad. Porque ésta, la liber-
tad de prensa, es, para los empresarios, libertad de
empresa. Es la doctrina del free flow information,
impuesta como doctrina de Estado por Estados Uni-
dos desde las postrimerías de la Segunda Guerra
Mundial. Libre flujo de información de Estados Uni-
dos hacia el Tercer Mundo preferentemente, es decir,
allí donde ellos, los imperialistas, lo consideren con-
veniente para los intereses propios.
Se trata de una situación dramática de la lucha
en el frente cultural en América Latina. En estudios
por nosotros realizados en la Universidad Central de
Venezuela, pudimos demostrar que por cada ciudad
latinoamericana que aparece en la programación te-
levisual del país, el televidente puede ver diaria-
mente decenas de ciudades de Estados Unidos. Por
cada programa verdaderamente cultural de la TV
europea, el imperio nos atosiga con decenas de en-
latados semanalmente.
No es una lucha fácil. El acceso a las grandes ra-
diodifusoras, las de mayor alcance y potencia, así
como el acceso a la TV, del pensamiento no digamos
comunista, sino democrático y progresista, está de-
liberadamente restringido. El acceso y la participa-
ción de las masas populares, preconizados por la
UNESCO, son aún una utopía. Por eso en América
Latina debemos luchar sin tregua y a fondo por una
democracia auténtica en los medios de comunica-
ción o de difusión masiva.
«Caza de los cerebros» a escala g'okal
Pero no se crea que el imperialismo es, en el do-
minio cultural, incluidos los mass media, un «tigre
de papel», como no lo es en otros sectores de la
vida social. La USÍA ha iniciado recientemente un
programa destinada a vincular a periodistas, escri-
tores, científicos > universitarios con el imperio.
World net aparece como un programa amplio y de-
mocrático. Pero el contenido es el mismo. Sin em-
bargo, ya no es insólito que un periodista de iz-
quierda aparezca, vía satélite y en vivo, formulando
preguntas a funcionarios de la Casa Blanca ó que
hasta el propio Fidel sea entrevistado por este ser-
vicio del imperio. Son más y más los pintores lati-
noamericanos que realizan exposiciones en Estados
Unidos. Más y más los becarios —pintores, músicos,
escritores, inclusive cubanos de la Revolución, como
el novelista Miguel Barnet— viajan a Estados Uni-
dos. La lucha por ganar conciencias o neutralizarlas
es una práctica cotidiana del imperialismo, como lo
ha demostrado la experiencia de los últimos años.
Nuestra respuesta, a mi juicio, no debe ser sim-
plemente la de denuncia, pues ya sabemos que el
mundo de hoy no puede ser de otra manera que un
mundo interdependiente en lo económico, lo polí-
tico, lo cultural, lo social y lo simplemente humano.
Pero una cosa es la interdependencia y otra muy
distinta, la dependencia. Y lo que se nos ofrece, en
el campo cultural, es una rara avis de interdepen-
dencia con marcado acento en la dependencia de los
pueblos latinoamericanos.
Esto puede observarse en las visitas amistosas de
periodistas de Estados Unidos a países de América
Latina y viceversa, que se iniciaron en 1960 en Ve-
nezuela. Igualmente en la penetración cultural más
directa a través del disco, la caseta, el nuevo disco,
el rock duro, el punk. En la imitación, cada día
mayor, de los jóvenes latinoamericanos al modo de
vida del joven estadounidense, tanto en el baile y
la vestimenta, como en las relaciones sexuales y el
consumo habitual de drogas.
En todos nuestros países la penetración imperia-
lista opera en todas las esferas de la cultura. Puer-
to Rico, después de 89 años de dominación, "lucha
denodadamente por conservar su lengua castellana,
cada día más estropeada por la lengua de Estados
Unidos. El parking, en vez de «estacionamiento», se
usa en casi todas nuestras naciones. Hasta se ha
inventado el verbo parquear como sinónimo de «es-
tacionar». Hay otros anglicismos que los ha inven-
tado el mismo pueblo. Es así como los chilenos tie-
nen la tinca, el «presentimiento», del inglés ío think;
y venezolanos, colombianos y centroamericanos in-
ventaron la palabra guachimán (cuidador, celador,
velador, vigilante), derivada del inglés watchman,
que oían los obreros petroleros y bananeros de nues-
tros países.
Pero es después de la Segunda Guerra Mundial,
paralelamente al nacimiento del complejo militar-
industrial, cuando surge toda una «industria cultu-
ral» que abarca todos los géneros. Los comics de
Estados Unidos invaden el planeta, tanto a través
del medio impreso como luego mediante el cine, el
disco, las casetas y la televisión. Popeye y el Ratón
Miguelito se unlversalizan. Tarzán, el «hombre mo-
no», regresa de Hollywood al África. Al lado del
mensaje político va el mensaje neocolonial subya-
cente: el hombre blanco es superior; los pueblos
mestizos somos incapaces, per se, de superar el es-
tado de atraso, de ignorancia, de enfermedades en-
démicas y pandémicas.
«Industria cultural» es un problema grave
Es por ello que no puede separarse el complejo
militar-industrial de lo cultural, y habría que hablar
con mayor propiedad de un complejo militar-indus-
trial-cultural, ya que el mensaje imperialista a tra-
vés de los mass media de América Latina tiende a
ablandar y adormecer la conciencia colectiva y me-
ter gato por liebre, justificar las agresiones a Cuba,
la intervención en Nicaragua, la ocupación de la
pequeña isla de Granada (que ponía «en peligro»
la seguridad de Estados Unidos), la agresión a Pa-
namá, la justificación del proteccionismo arancela-
rio norteamericano en detrimento de nuestros pro-
ductos de exportación, la furiosa campaña antico-
munista que se produce en todas las formas y a
través de todos los medios, ya mediante ese pode-
roso instrumento que es la televisión, ora con las
columnas fijas de periodistas «especializados» en
asuntos internacionales (sovietólogos, cubanólogos,
sinólogos) que toman en sus manos la «gran pren-
sa» latinoamericana, la radio, el cine y la televi-
sión.
En todo este proceso hay un efectivo aprovecha-
miento de la Teoría de la Comunicación, la Socio-
logía de la Comunicación, la Psicología Social, la
Estadística y las técnicas del sondeo de opinión,
iniciadas en los años 30 por George Gallup y Louis
de Harris, en Francia el IFOP y en Italia DOXA2.
2 dólar, en tanto que al cambio paralelo es de 30 bolívares por
1FOP: Instituto Francés de Opinión Pública, París; DOXA.
Instituto Italiano de Opinión Pública, Roma.
En este sentido, toda la llamada Politología latino-
americana tiene mucho fundamento —con excepcio-
nes, por supuesto— -en las técnicas emanadas de los
institutos de investigación y de las universidades
de Estados Unidos. En este orden de ideas es nece-
sario señalar que tanto el mundo socialista como
muchos partidos comunistas en general, van a la
zaga del imperialismo en la utilización de las nue-
vas técnicas de conocer e influir en la opinión pú-
blica. Todavía tenemos una propaganda artesanal.
No hemos aprendido las modernas técnicas publici-
tarias, en las cuales Estados Unidos está a la cabeza
del mundo, al punto de que esta industria, que ya no
es de servicios ni del sector terciario de la econo-
mía, sino del llamado sector cuaternario, que com-
prende la Informática y ocupa más mano de obra
que los tres sectores tradicionales, tiene una inver-
sión anual que supera los 100 mil millones de dó-
lares. Este fenómeno se repite, a veces de manera
creadora, las más de las veces como simple copia
o caricatura, en todos los países latinoamericanos.
En Venezuela, por ejemplo, la industria publicitaria
tiene ingresos del orden de los 20 mil millones de
bolívares anuales, que es preciso computar con el
dólar de cambio oficial, ya que tanto la prensa co-
mo la radio, el cine y la televisión, gozan, sus em-
presarios, de dólares pref erenciales del Estado 3.
En casi todos los países del subcontinente latino-
americano las elecciones dentro del sistema demo-
crático-representativo también se han convertido en
una parte de la industria publicitaria. En Venezue-
la, por ejemplo, cada uno de los dos principales so-
portes del sistema establecido desde hace tres déca-
das imnortan asesores publicitarios, expertos en la
venta de imágenes, tanto de Estados Unidos como
de la República Federal de Alemania, trátese del
socialdemócrata Acción Democrática o del democris-
tiano COPEL Estos dos partidos invierten más de
mil millones de bolívares cada uno en la prolon-
gada campaña electoral presidencial, amén de que
tanto los candidatos como los dirigentes de ambas
organizaciones políticas disponen gratuitamente del
mayor espacio en el medio impreso y del mayor tiem-
po en radio y televisión, conformándose, de esta ma-
nera, una situación de privilegios irritantes de am-
bos partidos y otra de tremendas desigualdades, con-
virtiéndose en una farsa el precepto constitucional
de que todos somos iguales ante la Ley.
Como la política, según Paul Valéry, es la más
alta forma del espíritu, evidentemente que esta ma-
nifestación político-electoral constituye un atenta-
do contra la cultura.
Nuestros éxitos y debilidades
Mucho deben nuestros pueblos el desarrollo cul-
tural alcanzado a los partidos comunistas, obreros
y movimientos nacional-liberadores. En todos nues-
tros países los comunistas hemos sido los precur-
sores de las campañas de alfabetización, formación
profesional, democratización de la enseñanza, crea-
ción de nuevos y más institutos de educación supe-
rior, institutos de investigación científica, y todos
3
El dólar oficial, el del Estado, que se concede también da
manera preferencia! a algunos empresarios es de 14.50 por
dólar. .Pero desde 1989 sólo hay un cambio único flotante, que
fluctúa entre los 35 y 38 bolívares por dólar.
75
hemos contribuido, de una u otra manera, tanto en la hecatombe nuclear en el tercer milenio es, como LOS MILITARES Y LA DEMOCRACIA En el concierto internacional impulsaron una po-
el Parlamento como en el frente cultural en ge- en la ecología, una lucha por la preservación de la lítica tercermundista, no alineada y de aproximación
neral, en la promulgación de leyes en favor de la especie humana. al campo socialista, estableciendo relaciones con casi
actividad cultural y la creación artística del pueblo. La actividad de los comunistas en el frente cul- todos estos países, incluida Cuba. A nivel continen-
En el sector de la investigación científica y tec-
nológica los comunistas somos abanderados en la
tural en todos nuestros países ha sido y es cons-
tante, dinámica y sistemática. En algunos momen-
EL PAPEL DEL EJERCITO tal convocaron a las primeras negociaciones multi-
laterales de este siglo, en América Latina, con el
lucha por mejores presupuestos y por la apertura
hacia todos los países, indistintamente del sistema
socioeconómico que los rija. En este orden de ideas
tos y situaciones, es cierto, hemos pecado de algu-
nas formas de dogmatismo y sectarismo, sobre todo
en los tiempos en que A. Zhdánov dirigía la ideo-
EN LA POLÍTICA objeto de contemplar la limitación de armamentos
convencionales. Los resultados de éstas se expresan,
en alguna medida, en la Declaración de Ayacucho3,
son ya muchos los convenios bilaterales firmados logía en el -PCUS y parecía decir la última palabra que además de adherirse al principio de la «no in-
por muchos de nuestros países con instituciones cien- acerca del comportamiento de los intelectuales co- tervención», sostiene la necesidad de crear condi-
tíficas y académicas de la URSS, RDA, Checoslova- munistas. Pero eso ya es prehistoria del comunismo. JUAN TUTUY, ciones que permitan una efectiva limitación de los
quia, Polonia, Rumania, Bulgaria y aun con la mis- Nuevos tiempos abren nuevos senderos a los comu- represéntame del Partido Comunista Peruano [PCPJ gastos en armamentos y se ponga fin a su adquisi-
ma Cuba, a pesar de las presiones y sabotajes del nistas en general y a los intelectuales progresistas en «Revista Internacional» ción con fines bélicos ofensivos, para destinar todos
Gobierno de Estados Unidos. en el mundo y particularmente en América Latina. los recursos posibles al desarrollo.
Otro aspecto, de reciente data, es el concerniente Aunque no pocos comunistas trabajan en este fren- Las clases dominantes del país, sus partidos y gru-
a la conservación de la naturaleza y la preservación te aún no hemos logrado, en la mayoría de nues- pos económicos (y también cierta «izquierda»), así
y saneamiento del ambiente, el movimiento ecoló- tros partidos, tomar conciencia colectiva del proble- como el imperialismo norteamericano, boicotearon
gico que tiene resonancia mundial, al punto de que ma, pues es un problema cultural y un problema po- ASONADAS sediciosas en Argentina, la guerra su- de manera sistemática a este gobierno y conjuraron
en algunos países los llamados «verdes» constituyen lítico de gran relieve. Debemos ser autocríticos en cia en Centrosmérica, Colombia y Perú, el reciente contra él hasta lograr el relevo de su conductor, el
movimientos poderosos de masas. En Venezuela, co- el sentido de que hay todavía muchos camaradas plebiscito en Uruguay en busca de revocar o anular general Juan Velasco Alvarado, en agosto de 1975.
mo en otros países latinoamericanos, este movimien- que juzgan antimarxista ser simultáneamente boli- la ley que eximió de castigo a quienes violentaron los La confusión ideológica, el temor y desconfianza en
to está ligado a las luchas vecinales, y tiene la mayor varianos y martianos, que no entienden todavía que derechos humanos durante los años de la dictadura las masas y las propias contradicciones en el seno
importancia. Es un asunto de trascendencia univer- el cristianismo de base, el de la Teología de la Li- (1973—1933), la defensa de la soberanía sobre el del gobierno, favorecieron los propósitos de sus ad-
sal. Lejanos están los días en que uno de los gene- beración, es un aliado fundamental en la lucha na- Canal de Panamá, el golpe de Estado contra la dicta- versarios. El proceso de cambios estructurales se
rales gorilas del Brasil declaraba impúdicamente que cional-liberadora, que ni éstos hacen concesiones en dura de Stroessner en Paraguay... y en el centro paralizó y se inició un proyecto regresivo.
prefería morir de contaminación a morir de ham- cuanto a su fe religiosa, ni nosotros tenemos por de todos estos acontecimientos: los militares. Por
bre, justificando de esta manera la instalación de qué hacerlas en cuanto al materialismo histórico. No obstante, dejó su impronta. El Perú cambió,
todo esto se justifica plenamente la iniciativa de de- en mucho, irreversiblemente. Hoy, presenta una si-
industrias contaminantes de empresas transnaciona- También es necesario reconocer cierto «antiinte- batir el papel de las Fuerzas Armadas en América
les y la deforestación del Amazonas, uno de los lectualismo» a ultranza en sectores de nuestros par- tuación muy particular: una población políticamente
Latina *. activa, inclinada a la izquierda; una central obrera,
grandes pulmones del mundo. tidos, quienes olvidan que Marx, Engels y Lenin fue-
Las luchas de los ecologistas es una causa justa ron básicamente intelectuales. Y que ningún comu- la CGTP, que es virtualmente la central única de los
y progresista de y para nuestros pueblos. Los comu- nista serio, que quiera profundizar en el marxismo- trabajadores peruanos, conducida en un 90% por
Experiencia peruana dirigentes de conocida militancia comunista; un vas-
nistas no podemos ser ajenos a esta causa, y juntar leninismo, puede despreciar la inteligencia, ya que
nuestros esfuerzos con quienes trabajan por preser- esto supone execrar el propio marxismo. to y dinámico movimiento de masas: campesino, ju-
Entre octubre de 1968 y julio de 1975 el pueblo venil, femenino, etc.; una Izquierda Unida, que, no
var el ambiente es un reto y un compromiso. Errores de dogmatismo y de sectarismo aún están peruano fue protagonista de un proceso antioligár-
Nuestros partidos comunistas tienen que esfor- a la orden del día. Es preciso erradicarlos, sacarlos obstante sus dificultades, es hoy la fuerza política
quico y consecuentemente nacionalista y antiimpe- con mayores posibilidades de ser gobierno a corto
zarse por crear secciones o departamentos adscritos de raíz, a fin de que nuestros partidos comunistas rialista conducido por las Fuerzas Armadas. Esto le
a cada Comité Central que realicen estas tareas. Hoy aparezcan en su verdadera imagen de vanguardia plazo, etc.
otorgó al así llamado «proceso peruano» un carácter
por hoy nada humano nos puede ser ajeno. La cau- de la cultura y la inteligencia en todos nuestros sui generis, atípico. Su importancia capital se ex- La politóloga norteamericana Cynthia McClintock
sa de la paz, la lucha por una humanidad libre de países. presó en la ruptura del bloque históricamente do- ha señalado recientemente que «la presente y sin-
minante: oligarquía—Fuerzas Armadas, de la habi- gular coyuntura política que vive el país es en parte
tual alianza derecha—Ejército 2. la herencia de la singular experiencia política duran-
te 1968—1975». Afirma ésta, que «ese régimen pro-
IS1QTAS BREVES Los militares desde el gobierno ejecutaron las movió un proceso de movilización y reflejo político
transformaciones estructurales más profundas de que fue más lejos de lo que los mismos oficiales es-
lición en las listas electo- GRECIA nuestra historia. Pusieron en práctica la reforma peraban» 4.
LOS COMUNISTAS Y LAS ELECCIONES rales. agraria, la cogestión en el seno de las empresas ca-
En las elecciones parla-
CHILE dura y democracia, impedir EUROPA OCCIDENTAL mentarias, el partido de pitalistas, la nacionalización del petróleo, el hierro
el fraude, derrotar a Pino- En las elecciones direc- oposición Nueva Democra- y los ferrocarriles, antes en manos de consorcios Intromisión pentagonista
El Partido Comunista de chet y el pinochetismo e cia obtuvo el 44,4% de los
Chile considera que la lu- tas efectuadas en 12 paísss imperialistas; la intervención de la banca y de los
imponer el camino hacia la de la CEE para designar a votos, o 144 del total de medios de comunicación masiva, propiedad de la
cha por alcanzar la demo- democracia. 300 escaños. Un 39,1% del Con el desplazamiento del general Velasco, vuel-
cracia está objetivamente los 518 diputados al Euro- oligarquía; el reconocimiento legal de más organi- ven al timón de las Fuerzas Armadas mandos de ins-
parlamento, los socialistas y electorado votó a favor zaciones sindicales que en toda la historia anterior
vinculada a los procesos DINAMARCA del gobernante Movimien- piración pentagonista. Desde entonces, éstas son
electorales que deben tener socialdemócratas obtuvieron to Socialista Panhelénico del país; una más justa revaloración de lo popular,
lugar en diciembre del pre- El Pleno del CC del PC de 182 escaños (16 más que nuevamente controladas por la reacción, que cono-
(PASOK), que contará en particularmente del componente indígena, oficiali- ce mejor que antes el rol estratégico fundamental
sente año y llamó a sus mi- Dinamarca ha aprobado los hace cinco años). El grupo adelante con 125 escaños. zación de la lengua quechua, etc. Así se quebraron
litantes a darse por entero, resultados de las negocia- de diputados comunistas de las Fuerzas Armadas para el mantenimiento del
y desde ya, en la batalla ciones sostenidas con So- consiguió 42 actas (en lugar
La coalición de izquierda, las viejas estructuras oligárquicas, limitando la ex- sistema. En esta dirección, y para que no se vuelva
de 43 en los pasados comi- cuya candidatura iba enca- plotación capitalista y dando paso a nuevos fenóme-
electoral. A pesar de que cialistas de Izquierda y el bezada por Harilaos Flora- a repetir el «mal ejemplo» del general Velasco, re-
las elecciones de diciembre Partido Obrero Socialista cios). Los representantes de nos y protagonistas sociales. dobla el cometido de ideologizarlas férreamente, en
para presentarse juntos en los «verdes» obtuvieron 38 kis, Secretario General del
serán antidemocráticas, pues CC del Partido Comunista 1 términos anticomunistas. Conocedora de los prejui-
se efectuarán en el marco las próximas elecciones al (18 más que antes). Los de- de Grecia, consiguió un 13% Véase Revista Internacional, Na 12 de 1988, N» 3 y 4 de cios de los militares para con la sociedad civil, les
de la institucionalidad fas- Folketing (Parlamento) y ha más escaños se reparten de. 1989.2
invitado a los militantes del la siguiente manera: demó- del total de votos y 29 ac- Se puede recordar en esta conexión que, en el Perú, en los impregna de espíritu de cuerpo y cohesiona, los aís-
cista, los comunistas chile-
nos están convencidos que PCD a tomar parte activa cratas cristianos, 107; libe- tas de diputado, contra, res- últimos 60 años sólo en dos ocasiones se transfirió en forma
democrática el mando de un gobierno civil a otro del mismo 3
el pueblo y sus luchas pue- en la campaña de recogida rales, 45; conservadores, 50; •pectivamente, un 9,9% y 12 Documento suscrito por los gobiernos de Argentina, Boll-
signo: en 1945 y 1985, en tanto que todos los pronunciamien- via, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Peni y Venezuela en
den transformarlas en una de firmas necesarias para ultraderecha, 16, y otros obtenidos por el PCG en tos militares sirvieron siempre para consolidar el poder olí- diciembre de 1974.
confrontación entre dicta- la inscripción de esta coa- partidos, 38. 1985. gárquíco-imperialista. * Democracia y violencia en el Perú. Lima, 1988, p. 37.

77
la aún más, los encierra en su «ghetto castrense».
Entretanto, la sociedad civil, indiferente, no hace
nada para contrarrestar esto.
El resultado: los oficiales devienen más próximos
al Pentágono norteamericano, a la ideología e Inten-
ciones políticas de éste, que a las instituciones y
fines de su propio país. Esta paradoja tiene una ex-
plicación: la mayor parte del trabajo político e ideo-
lógico, además del técnico y profesional, con los
militares en América Latina, corre por cuenta de
Estados Unidos, quien para sus vínculos con los mi-
litares de la región prescinde inclusive de los mis-
mos gobiernos. La práctica es, a veces: «dejar de
lado al gobierno y tratar de ejército a ejército».
Es interesante destacar cerno en los norteamerica-
nos su conocido pragmatismo no significa, en mo-
do alguno, desideologización. Ahí están, para mues-
tra, los documentos Santa Fe I y Santa Fe II, sus-
tento teórico-ideológico y verdadero instrumento
rector, o por lo menos guía, de la política exterior
de EE.UU. para América Latina. Santa Fe II asume
con claridad meridiana la distinción entre Gobierno
y Poder; entre gobierno permanente y temporal. De-
fine: «el gobierno permanente son las estructuras
institucionales que no cambian con el resultado de
las elecciones: la institución militar, la judíela 1 ....» 5.
Sobre la base de esta conceptualización, en el capí-
tulo Estrategia de trabajo con las instituciones per-
manentes, concluye que EE.UU. debe «extender sus
programas de ayuda a los militares latinoamerica-
nos» 6. Llegan a recomendar, incluso, una aproxima-
ción a las propias Fuerzas Armadas de Cuba.
No está de más agregar que esa especial atención
de EE.UU. a los militares latinoamericanos no es
reciente. Razón tenía el General Prats cuando afir-
maba y alertaba: «Creo que ni el Presidente Allende
ni los partidos de la Unidad Popular saben cuan
profunda es la influencia norteamericana en nues-
tras Fuerzas Armadas» 7. Sin embargo, pese al espe-
cial empeño e influencia del Pentágono sobre los
ejércitos latinoamericanos, no sería correcto inferir
una supeditación absoluta de las Fuerzas Armadas
de la región al diktat norteamericano. Es un recur-
so fácil atribu'rlo todo a la mano del imperialismo.
El ahorro de esfuerzo mental, las fórmulas fáciles,
no ayudan en el .análisis de los fenómenos com-
plejos.
La doctrina que le da forma a ese trabajo es la
misma, la denominada Doctrina de la Seguridad Na-
cional, que da preeminencia a las llamadas «fronte-
ras ideológicas», al enfrentamiento «Este—Oeste»,
y que tiene como objetivo más acariciado: aplastar
al enem'go interno, al comunismo, su derrota no
sólo política, sino incluso el exterminio físico de su
dirección. Precisamente la XVII Conferencia de Ejér-
citos Latinoamericanos, de noviembre de 1987, en
Mar del Plata, ha definido la estrategia militar glo-
bal del imperialismo en la región: destruir a la iz-
quierda y el movimiento de masas, incluidos los sec-
tores progresistas de la Iglesia Católica *, en el mar-
* una estrategia para América Latina en los 90. Envío, Ma-
nagua, 1988, í& 90, p. 15.
e Ibíd., p. 26.
* C. Prats. Una vida por la legalidad. México, 1975, p. 87. •
* Definición de Santa Fe II de la Teología de la Liberación:
«Entender la Teología de la Liberación como una doctrina po-
lítica disfrazad^ da creencia religiosa». —Ai. del autor.
78
co de una guerra «no convencional de baja Intensi-
dad» 8. Estrategia que reafirma luego la Ikle Commis-
sion, que recomienda estar «mejor preparados para
enfrentar los conflictos de baja intensidad», con el
incremento del «entrenamiento militar, adiestramien-
to técnico y apoyo logístico y de inteligencia», ade-
más de ampliar y hacer más estrechos los «vínculos
con la nueva generación de oficiales» a . En suma,
una estrategia de guerra, para la confrontación,
provocadora, basada en la divisa reaganiana: «buscar
la paz a través de la fuerza», versión moderna de
la imperal sentencia romana: vis pacem para be-
llum (si quieres la paz, prepárate para la guerra).
En el marco de esta estr tegia es donde se inscribe
la feroz acción contrainsurgente, en particular, en
Centroamérica, Co'ombia y Perú, estrategia militaris-
ta de la cual han sido y son siempre copartícipes,
con igual grado de responsabilidad, los sectores, an-
ticomunistas más recalcitrantes de la sociedad civil.
Sacar al Ejército del «ghetto castrense»
Si es ésta la estrategia del imperialismo y el lu-
gar preeminente que reserva dentro de ella a los
militares, de «ejecutores de los designios de otros»
—como afirma en una entrevista el coronel Horacio
Ballíster— ¿cuál debería ser entonces, dentro de la
estrategia asi campo democrático del continente, la
política frente a los militares? La respuesta a este
interrogante debe evitar la unilateralidad y la sim-
plificación. La opciín de la izquierda en la compleja
y crucial coyuntura política peruana debe reconocer
como premisa que el ejército constituye una fuerza
política real que no se puede desdeñar. Frente a los
militares, la izquierda habitualmente recurrió a dos
conocidos esquemas: a] el reformista, que propugna
un acercamiento cortesano, iluso, unilateral, y b) el
«radical de izquierda», de un antimilitarismo vulgar
que enerva las posibilidades de desarrollo dé los ele-
mentos progresistas y patrióticos en el seno de las
Fuerzas Armadas. Este esquema más bien sirve a la
tesis del militarismo, según la cual, el pueblo orga-
nizado es enemigo de los militares. Abona, así, la
«estrategia de trabajo con las instituciones perma-
nentes» del Pentágono. La realidad, pues, contradice
esta formulación. La historia reveló, y reiteradamen-
te, que no todos los uniformados son «gorilas».
Urge a la izquierda, en consecuencia, la revisión
de sus planteamientos, de su discurso tradicional, y
levantar no una plataforma, menos aún una pana-
cea, sino un conjunto de propuestas, que tienen que
confrontarse con la realidad, dirigidas a enfrentar
la estrategia global del imperialismo y particular-
mente sus designios frente a las fuerzas armadas
en el continente. Preliminarmente consideramos:
1) La denuncia y el cuestionamiento de la nefasta
doctrina de la «Seguridad Nacional» y la postula-
ción de una nueva, ligada al desarrollo, al desarme
y al Nuevo Orden Económico Internacional. Ya exis-
ten antecedentes. El general Edgardo Mercado Ja-
rrín, Canciller durante el gobierno del general Ve-
lasco, ha planteado la necesidad de elaborar una
'Véase Jaime Barrios. Guerras de baja intensidad: guerras
contra el Tercer Mundo. Revista Internacional, ffs 7 de 1989.
* Discrimínate Deterrence. Washington, 1988.
«doctrina peruana de la Seguridad Nacional» que
incluya obligatoriamente la mejora de las condicio-
nes económicas y sociales de la nación y la reduc-
ción de los desequilibrios y desigualdades sociales.
En Argentina, el Parlamento ha aprobado la Ley
de Defensa Nacional, que prohibe al Ejército y a los
servicios de inteligencia inmiscuirse en conflictos
interiores, recoger y elaborar información política
no vinculada con la concepción del conflicto exte-
rior. En Venezuela, el Proyecto Kayros de las Fuer-
zas Armadas propugna una doctrina militar para la
democracia. Eín Brssil también sa estudia una pro-
puesta alternativa. El d-^cráliío ds la. doctrina de
la Seguridad Nacional es tal, que hasta el contra-
vertido general Héctor Gramajo, ministro de Defen-
sa del país de la «eterna dictadura», Guatemala, ha
reconocido recientemente que «la observación reli-
giosa de la doctrina de la Seguridad Nacional afec-
tó el progreso y la libertad»10. Como se podrá apre-
ciar, no se trata de la incorporación de la doctrina
continental de la Seguridad Nacional a la legisla-
ción de nuestras naciones, que es lo que pretenden
los militares vinculados al Psntágono, sino de alter-
nativas sustancialmente diferentes. Esto es relevante
porque el carácter defensivo u ofensivo, progresista
o retrógrado de la doctrina militar tiene que influir
necesariamente sobre la mentalidad de la oficialidad.
2) La reestructuración del curriculum educativo
de las escuelas militares y policiales, r ue sustituya
la ensefianza de política e ideología anticomunisía
por una instrucción política patriótica y científica.
3) La democratización ds las Fuerzas Armadas co-
mo el mejor antídoto contra los permanentes propó-
sitos de fascistizarlas. En este contexto son válidas
las propuestas de que los «militares pueden y deben
gozar de derechos políticos», asi libre juego de las
ideas dentro de la institución; del derecho de éstos
a la no obediencia en casos en que las órdenes aten-
ten flagrantemente contra las leyes (tortura, ejecu-
ción sumaria, genocidio); y romper su aislamiento
de la sociedad civil, salir del «ghetto».
4) Un aspecto de esa nueva doctrina militar debe
estar constituido por una franca política de desarme,
que es válida no sólo para las grandes potencias,
sino también para los países del Tercer Mundo. Res-
catar los objetivos no realizados y el espíritu de
importantes iniciativas históricas en nuestra región,
tales como la Declaración de Presidentes en Punta
del Este (1967), que señaló la necesidad de limitar
los gastos en armas para dirigirlos al desarrollo, el
Tratado de Tlatelolco (1967), que proscribió las ar-
mas nucleares en América Latina y la ya menciona-
da Declaración de Ayacucho.
Es preciso señalar que el marco más adecuado
para hacer viables esas propuestas (aunque sin es-
perar a que ello ocurra, deben sostenerse y difun-
dirse desde ya) es cuando se forje la alternativa
de un «gobierno de izquierda, nacional y popular»,
que —como lo consigna el Programa de Izquierdñ
Unida— «coadyuve a la construcción del poder po
pular».
10
UNO, Na 5, Febrero de 1989, Madrid. (Claro está que la
«tesis de la estabilidad nacional» del general Gramajo no cons-
tituye una contradicción antagónica con la doctrina de la Se-
guridad Nacional. — N. del autor.}
LEENA PAUKKU,
secretaria u¿ la Organización Internacional de Periodistas
fOlPl
LA HUMANIDAD vive actualmente una etapa cua-
litativamente nueva de su historia con buenas pers-
pectivas de poner fin a la alienación y a los este-
reotipos negativos en la percepción recíproca de las
naciones. Lamentablemente, los periodistas hemos
contribuido mucho al arraigo de estos estereotipos
en la conciencia de nuestros lectores, sobre todo en
el período de la guerra fría cuando la situación in-
ternacional se enfocaba bajo el prisma de la rivali-
dad Ests—Oeste. Corno resultado, la línea divisoria
pasó por muchas esferas de la vida sociopolítica.
Esta división condujo al surgimiento de toda una
serie de organizaciones internacionales paralelas, in-
cluida la OIP. Su antípoda es la Federación Interna-
cional de Periodistas [FIP). Al echar una mirada re-
trospectiva a aquel período, surge una pregunta: par-
tiendo de que esta diferenciación se produjo y era
ya un hecho consumado, ¿ha tenido —además de sus
aspectos negativos— algún efecto positivo? Cierto
que sí. En primer lugar hay que decir que la OIP,
habiendo agrupado en sus filas a los representantes
progresistas de la prensa, ha desempeñado un papel
importante en el desarrollo del periodismo democrá-
tico y en la preparación de cuadros nacionales para
los países en desarrollo.
El deshielo de las relaciones internacionales en los
últimos años ha dado lugar a notables cambios en
el ámbito mundial y, especialmente, en Europa. Los
imperativos de la nueva mentalidad nos indujeron
a enfocar de otra manera la autarquía inherente a
nuestra organización, llevándonos a la conclusión
de que la confrontación y la rivalidad ideológicas
constituyen reactivos muy apropiados para la repro-
ducción de los clisés propagandísticos.
¿Acaso sería razonable seguir avanzando por ese
camino en nuestros días, cuando el impetuoso desa-
rrollo de la - revolución informática, que implica el
amplio uso de ordenadores, echa por tierra las vie-
jas barreras y contribuye al acercamiento entre los
oueblos sobre una nueva base universal? Nuestra
época reclama cada vez más el libre intercambio de
información, y es difícil imaginarse ahora que algún
país permanezca al margen de ese intercambio. La
propia revolución informática plantea, por tanto, la
necesidad de integrar los esfuerzos de los represen-
tantes de los medios de comunicación de masas.
El desarrollo del proceso de Helsinki ha contribui-
do al acercamiento recíproco de las dos organiza-
ciones internacionales de periodistas. Su primer en-
79
 cuentro tuvo lugar en Helsinki en 1985. El segundo,
dos años después en Viena. En noviembre de 1988,
se celebró en Moscú un foro de profesionales de la
prensa bajo el lema «Los periodistas en Europa: có-
mo vemos nuestro hogar común y nos vemos unos
a otros». En esos encuentros se discutieron diferen-
tes cuestiones y, como tema central: el papel de los
periodistas en la prevención de la amenaza nuclear
que se cierne sobre la existencia misma de la huma-
nidad. La responsabilidad por mantener la paz, por
la seguridad general no sólo recae sobre los gobier-
nos y los parlamentos, sino también sobre la opi-
nión pública, sobre todos los hombres y mujeres de
buena voluntad, y los periodistas, claro está, no pode-
mos permanecer al margen de este proceso.
La objetividad, la veracidad y la información com-
pleta son los tres pilares del periodismo democrá-
tico al servicio de la paz. Sin embargo, como decla-
ró en el foro de Moscú Josef Cassar, de Malta, direc-
tor de la asociación de prensa Independerías Prlnt,
el ser humano es conformista por su naturaleza, y
los periodistas no constituyen ninguna excepción a
esta regla. De ahí la tentación de seguir recurrien-
do a clisés propagandísticos que, lejos ds reflejar
sus propios puntos de vista, obedecen asimismo a la
influencia ejercida por editores y poderosas fuerzas
políticas. Los periodistas de Occidente, por ejemplo,
suelen reprochar a sus colegas del múñelo socialista
un supuesto apego a las directrices de los partidos
gobernantes. Sin embargo, los procesos de reestruc-
turación iniciados en la URSS y en otros varios paí-
ses socialistas demuestran que ahora su prensa es
abierta, pluralista y expresa ampliamente los crite-
rios de la opinión pública. Por otro lado, ¿acaso se
puede negar la influencia que sobre el periodismo
de Occidente ejercen factores tales como la omnipo-
tencia de los monopolios de la información o los
intereses de las compañías anunciantes? ¿Cabe ima-
ginar que algún perÍ9dista independiente aconseje
a los lectores que boicoteen, por ejemplo, los ordena-
dores de IBM porque este consorcio está vinculado
con la industria de guerra?
Es obvio que, al mejorar las relaciones Este—Oeste,
deberán quedar irreversiblemente relegados al pa-
sado tanto el antisovietismo y el anticomunismo co-
mo el antiamericanismo, que abonan el terreno para
la difusión de los estereotipos de propaganda. Si los
periodistas logran desprenderse de la «imagen del
enemigo», desaparecerán así los pretextos aducidos
para plantear el cruel dilema de que «el que no está
con nosotros, está en contra de nosotros», .los mo-
tivos que inducen a enfocar con óptica distorsiva
los hechos, los acontecimientos, las tendencias mun-
diales de la modernidad y las características nacio-
nales. El llamamiento a «conocernos mejor unos a
otros» no suena ya a simple deseo: es una necesidad
vital.
Este dato reviste particular importancia para los
periodistas. La aplastante mayoría de la población
del planeta no mantiene contactos directos a nivel
internacional, y continúa formando sus ideas sobre
otros países y pueblos más que nada por el conduc-
to de fuentes de información indirectas, en lo fun-
damental, por intermedio de los mass media. De este
modo, el trabajo de los profesionales de la prensa,
que permite a la gente hacerse una idea objetiva de
80
la vida de otros pueblos, adquiere una significación
excepcional.
Desde este punto de vista, los objetivos de nuestra
organización y de la Federación Internacional de
Periodistas coinciden en muchos aspectos. Ambas en-
tidades ven con inquietud el hecho de que el perio-
dista —sujeto activo de formación de la opinión pú-
blica— sea a veces objeto de las más diversas pre-
siones, prohibiciones e incluso persecuciones. Es más,
según datos del Comité Internacional de la Cruz
Roja, durante la última década, al menos 500 perio-
distas resultaron muertos en el ejercicio de sus obli-
gaciones profesionales, principalmente en América
Latina.
Abogamos activamente por un convenio internacio-
nal que garantice condiciones normales para el tra-
bajo fructífero y en condiciones de seguridad de los
representantes de la prensa radiada y escrita. Tam-
bién la FIP está haciendo mucho en este sentido.
En la medida en que se profundizan los contactos
entre las dos mayores asociaciones internacionales
de periodistas europeos en la esfera profesional,
social y humanitaria, nos percatamos cada vez más
de que los intereses comunes prevalecen sobre los
que se contradicen, y de que existen buenas posi-
bilidades para superar los obstáculos que se inter-
ponen aún en el camino de la cooperación.
Este convencimiento induce a algunos colegas de
la Federación Internacional de Periodistas a suponer
que el proceso de acercamiento entre la OIP y la
FIP en Europa podría culminar con la creación de
una sola organización internacional de periodistas.
Desde luego, semejante solución del problema sería
muy encomiable. Pero, si examinamos la situación con
criterio realista, veremos que es prematuro plantear
el tema de la unificación internacional de todas las
fuerzas periodísticas, porque todavía nos encontra-
mos nosotros mismos sometidos al lastre de los este-
reotipos con que alimentamos durante tanto tiempo
a nuestros lectores. Es sólo después de vencer ese
lastre, cuando los periodistas podrán sentirse inte-
grantes de una misma comunidad basada en los prin-
cipios humanistas y proponerse el objetivo de pres-
tar máximo concurso a la difusión de informaciones
verídicas en bien de la causa de la paz y del pro-
greso. La casa común europea necesita precisamen-
te semejante organización de trabajadores de los
mass media, organización que, defendiendo el dere-
cho de los periodistas a la información verídica y
al análisis objetivo, podría hacer un notable aporte
a la construcción de esa casa sobre bases de con-
fianza, seguridad universal y cooperación.
Los pasos iniciados con miras a fortalecer la com-
prensión mutua entre los periodistas europeos mues-
tran que las actuales tendencias a cooperar y elimi-
nar la escisión entre la FIP y la OIP, pueden seña-
lar el punto de partida para la futura reunificación
del movimiento internacional de los periodistas. En
septiembre del año en curso, Polonia será escenario
de un nuevo encuentro de representantes de las dos
mayores organizaciones de periodistas. Esperemos'
que marque un nuevo jalón en este camino.
Entrevista con el escritor egipcio
Naguib MAHFOUZ, Premio Nobel
Naguib Mahfouz, de 77 años, fundador de la novela
árabe moderna y el primer literato árabe galardonado con
el Premio Nobel (1988), es un hombre bastante conocido
a nivel mundial para que podamos reducir al mínimo las
palabras de presentación. Autor de 30 novelas, de un
gran número de compilaciones de cuentos, guiones c'ne-
matográíicos y piezas teatrales, Mahfouz es' un escritor
profundamente nacional, y su nombre es inseparable de
los destinos del pueblo egipc o.
Al concertar con él la entrevista para R I , le dije: «Su
texto será publicado en una revista comunista. ¿No le
creará esto a usted inconvenientes? Sobre todo, en las
presentes circunstancias, cuando Ud. es el blanco de una
campaña lanzada por los sectores extremistas que se anto-
denominan fundamentalistas islámicos?». A lo que él me
contestó: «Aunque no acepto la filosofía de los comunis-
tas, siempre estoy dispuesto a dialogar con ellos. Estimo
que las discrepancias ideológicas y políticas deben resol-
verse por medio del buen sentido y la lógica, sin recu-
rrir a la pelea. Todos los seres humanos claman por la
concordia y la cooperación a escala internacional, por
esfuerzos orientados a prevenir una guerra nuclear o con-
flictos locales. Por esta razón, estoy dispuesto a contestar
sus preguntas». Estas palabras venían a ser el preludio de
nuestra entrevista.
Ibrahim FATHI,
periodista marxista egipcio
Problemas filosóficos
• Al intervenir en el acto de entrega del Premio Nobel,
Ud. dijo que consideraba su obra como ¡ruto de la fusión
de la antigua civilización egipcia con la islámica, unida
a la influencia de la cultura occidental...
- Entiendo por «civilización» y «cultura» valores espi-
rituales e ideas de alcance universal, y no conceptos na-
cionales. Soy optimista y, como tal, tengo fe en el triunfo
de los principios del bien que cimentan estos valores.
Ante todo, creo en la verdad y en que sólo ella puede
ser reflejo de la justicia. Los ideales de tal percepción
de la vida los heredamos de las civilizaciones antiguas.
Posteriormente, pasaron a formar parte de la cultura is-
lámica, que se enriqueció con los logros de muchos pue-
blos. .. A mi entender, el intercambio de estos valores
entre las civilizaciones se ha verificado en toda la trayec-
toria histórica de la humanidad, la interacción de los
mismos constituye un ejemplo alentador para el presente.
• En aquel discurso Ud. mencionó al filósofo alemán Im-
manuel Kant, aunque éste se mostraba muy pesimista en
cuanto a la victoria del bien sobre el mal.
— A la luz del racionalismo, de mis vivencias y del sen-
tido común, tengo muchas observaciones críticas, de fon-
do, en lo que se refiere al Tratado de la Paz Eterna de
Kant, pero su filosofía me gusta mucho, aunque, desde
luego, uno puede no aceptar sus postulados. Considero
importante que se discuta de filosofía, sobre la correla-
ción entre la conciencia humana y el mundo exterior.
Estoy en contra de quienes ignoran el papel de la razón,
considerándola un medio de contemplación pasiva del
mundo real a través de los sentidos y la percepción. En
el arte, esto se traduce en una reproducción superficial y
fotográfica de la realidad circundante. Pero tampoco es-
toy de acuerdo con quienes colocan a la razón po^ encima
de todo, mientras que el mundo real no significa nada
para ellos. Semejante enfoque conduce a la abstracción, al
distanciamiento de la realidad, a la indiferencia, o sea,
a una posición de observador, ajeno a lo que ocurre ante
sus ojos. Creo que la razón y la realidad circundante, con
sus innúmeros nexos de interdependencia, pueden desem-
peñar un papel activo.
Respeto también en Kant su enfoque de la historia des-
de el punto de vista de la ética. El hombre es un ser bio-
lógico, pero al mismo tiempo un ser dotado de conciencia,
.que es la forma superior de reflejo de la vida real. La
conciencia y la ética son independientes de la percepción
sensual y egoísta del individuo, pero deben corresponder-
se. En pocas palabras, no me atengo al pie de la letra a
las enseñanzas del famoso filósofo, sino que procuro com-
binar en mi pensamiento y obra literaria la ciencia con
la religión, los deseos con las demandas básicas de la
gente de modo que esto permita fusionarlas con la liber-
tad, con la necesidad de repeler la agresión y con el an-
sia de paz.
• ¿Se puede decir que su filosofía del arte es una visión
omnicomprensiva de la vida, una afirmación de optimis-
mo, de progreso y de je en la ciencia?
— Por supuesto, tengo mi propia filosofía basada en la
experiencia personal, en mis reflexiones sobre la realidad,
en mis lecturas y en el conjunto de mis percepciones.
Pero esto no significa, ni mucho menos, que cada cual
tenga su propia filosofía. El mundo no es ningún casi-
llero lleno de preguntas a las que la ciencia pueda ir con-
testando, una tras otra, hasta que se agoten todas. Muy
al contrario, se trata de un espacio ilimitado que se ex-
tiende con cada nuevo descubrimiento. Hasta el mejor
régimen social es incapaz de repartir equitativamente la
dicha entre la gente. Los problemas socioeconómicos y
políticos, pese a su importancia primordial, no consti-
tuyen lo único que pueda conmover al universo, ni ago-
tan la diversidad de la vida, de las relaciones personales,
de la intuición y la subconciencia. Todo ello exige que se
complemente la ciencia sobre la naturaleza y la socie-
dad con la imaginación y creación artística, con un escep-
ticismo sano que estimule la indagación.
El mundo artístico
• ¿Hay concordancia entre esta filosofía y el contenido
de sus obras literarias?
— Celebraría que fuera así. En otras palabras, es asi
como debería ser. Sin embargo, la obra del artista es, en
muchos aspectos, creación inconsciente. No pienso que
haya concordancia automática entre la filosofía del escri-
tor y la lógica objetiva de su mundo literario.
• En Occidente, se le compara a Ud. con Honoré de Bal-
zac. He leído libros de usted que me han causado pro-
funda impresión, igual que las obras de León Tolstót, Fia-
dor Dostoievski, Charles Dickens y otros escritores. Espon-
táneamente, surgen analogías entre El Cairo de usted y
el París de Balzac o el Londres de Dickens. Se ha dicho
también que en la descripción que hace usted de la rea-
lidad se advierten muchos puntos de coincidencia con la
manera de Emile Zola.
— Me alegro de haber aprendido algo de esos autores.
• Pero, ¿hay también diferencias?
— Junto con los pioneros de la literatura del siglo pa-
sado, niego la contraposición del arte a la vida, en otras
palabras, la idea de que el 'arte, en tanto ideal, se en-
cuentre por encima de la vida. La conexión viva del arte
con la experiencia humana significa que van juntos.
En lo que concierne a la comparación con Zola, difiero
de él por cuanto no reproduzco el trasfondo de la reali-
dad en sus mínimos detalles. Medíante la renresentación
de hechos reales y por medio de la Ficología procuro re-
velar lo que subyace en la existencia cotidiana, o sea, las
contradicciones internas y las tormentas de la vida que
azotan al mundo.
81
 A diferencia de las novelas de Balzac, las mías no se
distinguen por una descripción detallada. No creo que pue-
da expresar la cosmovisión de todas las clases ni pienso
que mis novelas reflejen la vida en su plenitud. Procuró
demostrar tan sólo que el mundo es variable, que las for-
mas de relación cristalizadas en el pasado no deben ser
consideradas como ejemplares, que siempre surgen nue-
vos valores.
Muchos comprenden que yo no me propongo, como ta-
rea prioritaria, hacer una descripción superficial de la
realidad social que uno percibe a simple vista. Procuro
este último estimula en cierta medida el pensamiento y
la voluntad, movilizándolos para superar las dificultades,
mientras que la vida en condiciones de holgura y de lujo
contribuye a menudo a la degeneración de las naciones.
Pero lo principal es que existen contradicciones que, a
medida que se acumulan en todos los niveles de la vida
social, se convierten en fuerza propulsora e impulsan el
desarrollo. El conjunto de las contradicciones interco-
nexas, y no cada una por separado, es lo que sirve de
fuerza para superar el atraso. La lucha de las contradic-
ciones contribuye a materializar los objetivos del pro- ¡»?.;™i«- •'..>.•• :'• '•

captar la lógica de la continuidad y de los cambios, pe-

netrar los substratos de la vida, no sólo un determinado
fondo social, sino sus diferentes tipos en toda su diver-
sidad, movimiento y desarrollo. No separo al individuo, con
su universo interno, del cosmos real. Por lo menos, siem-
pre he procurado atenerme a esta concepción de la obra
literaria.
B Algunos adeptos del modernismo aseveran que en la
práctica la realidad no es tan real.
— Hoy día enfocamos al mundo de modo muy distinto;
la esfera que la mayoría de la gente percibe de manera
idéntica es bastante reducida. Por esto, no todos tenemos
la misma concepción del ser, la misma cosmovisión. Es
cierto que en nuestro mundo, donde millones de personas
mueren a causa del hambre, las guerras y las enfermeda-
des, todos nosotros estamos expuestos al peligro de exter-
minio nuclear. Este es el problema más grave y más acu-
ciante.
Dicho sea de paso, la idea que tiene la mayoría de la
gente de la realidad no se basa en sus impresiones y viven-
cias personales, sino que se forma bajo la influencia de
los medios de comunicación de masas. Sin embargo, gra-
cias a su experiencia histórica, el hombre es capaz de
discernir la verdad de la mentira. En el Tercer Mundo no
podemos pasarnos de pan y alimentarnos con consignas
hueras, no podemos vivir en palacios a semejanza de los
protagonistas de tantas películas ni vestirnos según los
modelos que exhibe la TV. Nuestra vida es un constante
esfuerzo por asegurarnos medios mínimos de subsistencia.
Pero hay también una minoría insignificante que dispone
de todos los atributos aparatosos de la llamada sociedad
de consumo, y ella está interesada en propagar falsas no-
ciones de la realidad.
Libertad, justicia, socialismo
• Tocamos aquí un problema tan importante como es el
del Tercer Mundo. Ud. considera que los progresos del
arte no dependen directamente del desarrollo económico...
— Esto es obvio. En el empalme de los siglos XIX y
XX, Rusia, un país relativamente atrasado, alcanzó eleva-
dísimas cumbres en la literatura, el arte y el pensamien-
to científico. Anteriormente, Alemania fragmentada en una
multitud de pequeños Estados y principados, fue cuna de
gigantes de la literatura, la filosofía y las artes. Pero
esto no significa en absoluto que el progreso en el arte
venga determinado por el atraso económico. Desde luego,
NOTAS BREVES
LOS COMUNISTAS Y LAS ELECCIONES
LUXEMBURGO mayoría de 40 escaños [6
En el nuevo Parlamento menos que antes). Los co-
del país que cuenta con 64 munistas, pese a haber ob-
tenido casi el mismo núme-
diputados, la coalición go-
bernante, integrada por el ro de votos que en las elec-
ciones anteriores, perdieron
Partido Popular Social-Cris- uno de los dos escaños con
tlano y el Partido Obrero
que contaban. El grupo que
Socialista, conserva una aboga por que se establez-
82
greso.
H Aquí pasamos, por lo visto, a los problemas de la lu-
cha social...
— No soy marxista. A mi entender, pese a su populari-
dad y atractividad para las mentes en Egipto, el marxis-
mo trató de reducir todas las dificultades de la sociedad
a los problemas de la propiedad, a la nacionalización de
los monopolios extranjeros y a la necesidad de una inter-
pretación científica del problema nacional y de sus pers-
pectivas. La influencia del marxismo sobre diversas fuer-
zas políticas en el país fue mucho mayor, digamos, que
su incidencia directa sobre las masas.
Por lo que a mí se refiere, creo en la justicia social,
en el derecho del pueblo a la libertad. Me siento indigna-
do cuando alguien trata de reducir el concepto de liber-
tad al liberalismo. Creo que la libertad significa destruc-
ción de todos los obstáculos que entorpecen el desarrollo
de la nación; este es el socialismo en el cual creo. Nace
de la aspiración a una revolución democrática, al per-
feccionamiento, a la extensión y ahondamiento de los de-
rechos y libertades. Los capitalistas han robado la liber-
tad por la que clamaba, por ejemplo, la Gran Revolución
Francesa. El pueblo llevó a cabo la revolución y destruyó
la Bastilla, pero el poder fue usurpado por la burguesía,
que se reservó a sí misma la libertad como privilegio ex-
clusivo y la traicionó bajo las banderas del liberalismo.
• Cada país tiene su propia herencia histórica y su pre-
sente. ¿No significa su principal descubrimiento en la li-
teratura que el presente es, de hecho, la historia?
— En esto estamos de acuerdo. La historia no es una
pesadilla de la que quiera despertar, dice uno de los per-
sonajes de mi novela Joice. La firme lógica de los cam-
bios y el progreso prevalecen sobre el estancamiento, la
inercia y la involución.
A lo largo de la historia del pueblo egipcio, su talento
creador ha hecho importantes aportaciones a la cultura
humana universal. En mi obra literaria pongo de relieve
el presente en toda su imprevisibilidad. Para mí, la histo-
ria es algo más que unos remanentes o reliquias del pasa-
do; de la misma manera que el presente para mí no son
milagros ni sorpresas imprevisibles. Procuro describir la
sociedad a la luz del desarrollo intelectual y moral del
hombre en nuestro país. A mi parecer, los rasgos huma-
nitarios nacen de actos individuales inscritos en el curso
del proceso histórico. Y todos esos actos ayudan a per-
feccionar nuestra civilización y enriquecer el humanismo.
can las pensiones de jubila- tegrada por el POUP, otros
ción al nivel de cinco sex- partidos aliados y organi-
tas partes del salario más
zaciones simpatizantes dé
alto percibido durante el católicos laicos, tendrá 299
período laboral, consiguió
cuatro actas de diputado. diputados (sobre un total
de 460). La oposición, en la
POLONIA figura del comité civil So-
lidarnosó, cuenta con 161
En la Dieta del nuevo
Parlamento bicameral, la escaños en la Dieta y 99
coalición gubernamental in- (de 100) en el Senado.
Ildsselwni
IMSF
SOiRE LA POLÍTICA EXTERIOR
DE LA PERESTROIKA
LA POLÍTICA ESTERA DELLA PERESTROIKA. L'URSS
di fronte al mondo da Breznev a Gorbaíev. Roma,
Editori Riuniti, 1988. 256 pp.
LA RECOPILACIÓN La política exterior de la perestroi-
ka. La URSS de Brézhnev a Gorbachov, que vio la luz en
Roma bajo la redacción de Lapo Sestan, es una de las
obras más sobresalientes aparecidas en Italia y en otros
países de Europa Occidental en que se analizan la esen-
cia y las tendencias de la nueva política exterior sovié-
tica, es decir, en una esfera de actividad donde los cam-
bios son particularmente tangibles. Estas mudanzas son
seguidas con gran atención y valoradas debidamente en
Occidente.
En el prefacio escrito por Giuseppe Boffa se revela la
génesis de la nueva mentalidad política y se destaca que
los elementos de continuidad de la política exterior de
la URSS no pueden eclipsar las innovaciones conceptua-
les que han cobrado cuerpo en los últimos años, empe-
zando por la prioridad de los intereses universales. Nos
hallamos en presencia de un «programa» de cambios cuyo
cumplimiento apenas ha comenzado. Cabe esperar otras
manifestaciones de su capacidad para demostrar su valor.
El ensayo de Giuliano Procacci sobre la evolución del
concepto de la coexistencia pacífica constituye, a nuestro
entender, el apartado más significativo de libro por lo
profundo y meticuloso del análisis histórico. El autor en-
foca la evolución del concepto de la coexistencia pacífica.
Los seguidores de la causa leniniana, escribe el autor,
recibieron una herencia muy contradictoria. Por un lado,
se afirmaba la inevitabilidad de las guerras mientras exis-
tiese el capitalismo y, por ende, la coexistencia pacífica
se consideraba, en lo fundamental, como una «tregua».
Por otro lado, en el plano de reinterpretación histórica
propia de sus últimas obras, Lenin no enfocaba esa «tre-
gua» como una necesidad provisional sino como un fac-
tor duradero. Bujarin fue el principal propugnador de re-
conocimiento más explícito de la «tregua» y, más tarde,
se mostró partidario convencido de la «lucha por la paz».
Stalin, en cambio, abordó los problemas de la guerra y la
paz desde posiciones cada vez más estrechas. Tras derro-
tar a Bujarin, impuso su propia concepción que siguió
vigente hasta después de la Segunda Guerra Mundial. La
tesis de la inevitabilidad de la guerra se convirtió en dog-
ma, mientras que la coexistencia pacífica era vista exclu-
sivamente a la luz de la confrontación entre los dos «sis-
temas», el socialista y el capitalista.
Procacci denomina esta concepción «teoría del aislacio-
nismo soviético», la cual ignoraba el nuevo carácter de
las relaciones internacionales en el período posbélico.
Muerto Stalin, escribe el autor, Gueorgui Malenkov y, lue-
go, Nikita Jruschov comenzaron a revisar esta concepción
estrecha y vulgar, lo que motivó el abandono de la tesis
de la inevitabilidad de la guerra, pero el «sistema de
coordenadas tradicional» permaneció intacto, es decir, que
no se planteó la necesidad de desideologizar las relacio-
nes internacionales. En el período de dirección de Leonid
Brézhnev, estas limitaciones cobraron mayor relieve en el
marco de una rígida concepción de la bipolaridad mun-
dial.
Como señala el ensayista, es sólo a partir de la adop-
ción de la categoría de interdependencia cuando queda
determinada una nueva concepción de la coexistencia pa-
cífica, no circunscrita ya a la esfera militar y diplomá-
tica, liberada de trabas ideológicas y ajustada a las pe-
culiaridades del mundo actual.
En los trabajos que integran esta compilación se ana-
lizan diversas orientaciones de la política exterior sovié-
tica. Lapo Sestan, por ejemplo, investiga el desarrollo
de las relaciones URSS—EE.UU. En opinión del autor, el
proceso distensivo iniciado en los años 70 sufrió de hecho
un colapso, pues, como lo confirman diversos ejemplos
de fuertes tensiones registradas en el primer tercio de la
década del 80, no se sentaron sólidos cimientos para re-
laciones duraderas entre ambas superpotencias. Tal situa-
ción se explicaba por muchas causas, pero la responsa-
bilidad fue mutua. En lo que se refiere a la Unión Sovié-
tica, hay que señalar los efectos negativos de su concep-
ción hipertrofiada de la seguridad que reflejaba un en-
foque estrictamente militar. Todo esto explica la prima-
cía de la paridad estratégica y el surgimiento de nuevos
motivos para conflictos con los EE.UU., que no estaban
83
 dispuestos a ver limitado su papel de arbitro internacio-
nal. En realidad, la crisis de la distensión ha sido tam-
bién una crisis de su principal premisa, a saber, la bipo-
laridad. La reanudación de relaciones positivas entre am-
bos países debe fundarse en la concientización de las rea-
lidades del mundo contemporáneo.
El artículo de Adriano Guerra se centra en la política
actual de la URSS respecto a los países de Europa Orien-
tal. El autor supone que, por ahora, el principal motivo
de preocupación para Gorbachov ha sido el peligro con-
cientizado de desestabilización a que podrían conducir las
reformas internas. De ahí, una política muy sopesada y
prudente.
La actitud de la URSS hacia Europa Occidental presen-
ta rasgos más innovadores y dinámicos. Heinz Timmer-
mann, al analizar este problema, opina que en un futuro
previsible crecerá considerablemente el interés de Moscú
por la parte occidental del continente, que hasta ahora
se ha visto relegada al segundo plano, debido a la pri-
macía de las relaciones con los EE.UU. y la preocupación
de la URSS por mantener sus posiciones en Europa
Oriental.
El estudio de Marta Dassu está dedicado a la región
de Asia y el Pacífico. En esta zona, señala la autora,
se desarrolla una verdadera «ofensiva diplomática» de
Moscú. Ofensiva que se inspira en la convicción de la
URSS de que el peso específico de esta región en las re-
laciones internacionales está creciendo, y en la aspira-
ción a jugar allí notable papel no sólo en el plano mili-
tar, que fue lo típico del período brezhneviano, sino tam-
bién en los dominios diplomático y económico. Por mi
parte, señalaré que las perspectivas más promisorias pa-
ra la Unión Soviética se abren, sin duda alguna, a raíz
de la normalización de las relaciones con China con que
culminó la visita de Gorbachov en mayo pasado.
El libro termina con un breve artículo de Adriano Gue-
rra, titulado La URSS y el Tercer Mundo, en que se señala
la clara tendencia de Moscú a una profunda reinterpre-
tación de sus relaciones con el Tercer Mundo, antaño
basadas fundamentalmente en el factor militar. Esta ten-
dencia está ejerciendo ya benéfica influencia en el clima
general de las relaciones internacionales.
LA RECOPILACIÓN RESEÑADA ayuda a comprender los
cambios trascendentales y cualitativos que se han opera-
do ya o están a punto de producirse en la política exte-
rior de la URSS.
Silvio PONS,
investigador del Centro de Estudios de los Países
Socialistas, del Partido Comunista Italiano
CONOCE MUCHO, AUNQUE NO LO
DICE TODO
J o a q u í n B a l a g u e r . MEMORIAS DE UN COR-
TESANO DE LA «ERA DE TRUJILLO». Santo Domin-
go, Editora Corripio, 1988. 477 pp.
Aunque la República Dominicana es un pequeño país y
el interés que ella despierta tiene el mismo tamaño de
relatividad, han pasado por su historia hechos y perso-
najes que han trascendido a sus fronteras. La denomina-
da «Era de Trujillo» es uno de ellos, pues este despótico
régimen, surgido como herencia de la primera interven-
ción militar norteamericana al peís, se prolongó durante
31 largos años1. El pueblo dominicano fue conculcado
absolutamente de todas las libertades, apropiándose el
dictador personalmente de la mayoría de las riquezas na-
cionales. El libro Memorias de un cortesano de la «Era de
Trujillo» habla de algunos detalles de esta gobernación.
Ha salido de la pluma de Joaquín Balaguer, protagonista
de la vida política dominicana durante más de medio si-
glo y actual Presidente de la República. Estas memorias
son una versión, no ya de un historiador sino de un hom-
bre que estuvo dentro del «monstruo». En este sentido,
esta publicación, una especie de testimonios de testigo
ocular, permite comprender mejor, en el ejemplo de una
de las más odiosas figuras, el fenómeno de las dictadu-
ras latinoamericanas.
A primera vista, Balaguer debe conocer todo y a todos,
ya iniciado en esas lides políticas al comienzo de lo que
sería una «Era de Trujillo». Quizás, conoce, pero no dice
todo, ni mucho menos, en sus memorias. Muchos misterios
de la vida política del país de aquel período quedan sin
dilucidar. Y esto no es casual. De la ya voluminosa bi-
bliografía del Doctor Balaguer hay que destacar que es,
quizás, en este libro donde por primera vez él se refiere
a su participación en el régimen de Trujillo (pp. 97 y
100). En efecto, hasta ahora, Balaguer había criticado
acerba y públicamente la dictadura de Trujillo a poste-
riori, pero no había hecho referencias tan implícitas so-
bre sí mismo. Semejantes maniobras y un enfoque «do-
sificado» es un rasgo característico de sus memorias.
.. .El 23 de febrero de 1930, el General Trujillo dio un
golpe de Estado contra el gobierno legalmente constitui-
do. Para hacerlo, se apoyó en un «movimiento cívico>
susceptible de dar el brillo que entonces aún le faltabé
al brigadier golpista. A Balaguer, novel adogado, uno d<
su séquito, le tocó «apresuradamente, algunas horas an
tes, redactar el manifiesto en que se anunció al país e
móvil a que obedecía aquel acto subversivo» (p. 61). Esa
documento justificaba el golpe alegando la necesidad d<
unificar el país frente a la anarquía reinante y conver
tirio en un Estado fuerte a despecho de los intereses di
los grupos particulares.
Gran parte del volumen está consagrada a una «radio
grafía moral de la Era de Trujillo». El autor explica comt
«todo el sistema político trujillista giró en torno al cul
to a la personalidad... que sojuzgó no sólo la voluntad
sino el pensamiento mismo» de los dominicanos (p. 73)
Por ese camino llegamos a lo que es una constante, ¡
saber, la responsabilidad, por temor o por abyección, d(
la mayoría de los dominicanos con el afianzamiento de U
dictadura. Esta idea se encuentra en numerosos lugare;
de la obra y podría ser interpretada por muchos lectores
como un intento del autor por «compartir» con los de
más su propia responsabilidad personal, aunque en otro
lugar el Doctor Balaguer no rehuya su cuota moral en
el mantenimiento dé la dictadura (p. 108).
Igual que la mayoría de las figuras del régimen que,
presurosas, corrieron a ocuparse del poder una vez caída
la tiranía, el Doctor Balaguer poseía una excolente hoja
de servicios en favor del tirano. En ese entonces, estaba
seriamente empeñado en consolidar el gobierno que ines-
peradamente había heredado. Para ello le era necesaria
el levantamiento de sanciones continentales contra el
país2. Así, el autor no vaciló, a riesgo de malquistarse
1 El autor, como vemos, conoce todas las evidencias, pero prender por qué estallaron los disturbios de Soweto, por
Se trata de la intervención de los EE.UU. en 1916—1924.
Rafael Trujillo gobernó al país de 1930 a 1961.
2 de ese crimen.
Fueron Implantadas en 1961 como resultado del Intento de
Trujillo de hacer asesinar por un grupo de matones al enton-
ces Presidenta de Venezuela, Rómulo Betancourt.
a la familia de Trujillo, en pronunciar un verdadero re- bierno de hoy difiere de los anteriores períodos adminis-
quisitorio contra la tiranía desde la tribuna de las Nacio- trados por él, en la medida que las libertades políticas
nes Unidas. son respetadas en lo esencial. Naturalmente, ahí se detie-
Sin embargo, los esfuerzos del Dr. Balaguer por man- nen las diferencias, porque aún persisten los mismos y vie-
tenerse en el poder fueron vanos. Al ser considerado jus- jos problemas que es lote común de nuestro pueblo. De
tamente como heredero del «trujillismo», fue obligado a modo que se ve obligado a actuar no en forma rectilínea,
huir del país por un vasto movimiento popular en cuya sino maniobrando.
dirección participaban comunistas, cristianos, conservado- También maniobra en las páginas de sus Memorias.
res, es decir, todo el amplio abanico de las fuerzas políti-
cas antidictatoriales. Sully SANEAUX,
He aquí una sucinta cronología de los acontecimientos publicista dominicano
que siguieron. En diciembre de 1962, ganó abrumadora-
mente las elecciones Juan Bosch, líder del populista Par-
tido Revolucionario Dominicano. Ese gobierno marcada-
mente reformista sólo duró seis meses, al cabo de los cua-
les, un golpe de Estado, apadrinado por el Pentágono, le
F a t i m a M e e r . THE TRIAL OF ANDREW ZONDO.
dio brusco fin. Harare, Baobab Books, 1988. 181 pp.
El régimen golpista, corrupto e incapaz, provocó la in-
surrección popular de abril de 1985 que fue aplastada EL LIBRO El juicio contra Andrew Zonda que vio la luz
gracias al desembarco de más de 40 mil marines «para en la República de Zimbabwe salió de la pluma de Fatima
preservar vidas y bienes norteamericanos». Meer, Profesora de la Universidad de Nagal en Durban
Después de aquellos sucesos dramáticos, el Dr. Balaguer (África del Sur). Pero antes de reseñar este trabajo, qui-
que vivió exiliado en Nueva York, pudo regresar al país siera decir unas cuantas palabras sobre las causas de los
y un año después al gobierno. Esto fue posible porque acontecimientos descritos.
la derecha, sumamente comprometida con los ocupantes El apartheid en la RSA es censurado ahora en todas
yanquis, carecía de dirigentes aceptables. Los norteame- partes y la lucha y la campaña de protesta contra este
ricanos necesitaban una figura apropiada... fenómeno siguen cobrando mayores vuelos. Sin embargo,
La nueva presidencia de Balaguer duró «12 años y 45 surge una pregunta difícil de contestar: ¿es inevitable la
días». A juicio del autor, «le tocó gobernar democrática- violencia en esta lucha? Unos la condenan mientras que
mente el país» (p. 182) durante este período. Lo que es, otros la consideran absolutamente necesaria. El Congreso
por lo menos, una contraverdad. La violación sistemática Nacional Africano (CNA), organización democrático-revo-
de los más elementales derechos, el reinado de la con- lucionaria clandestina, prosigue la acción armada contra
trainsurgencia surgieron inmediatamente después de la el régimen racista de Pretoria. Nelson Mándela se niega
intervención militar norteamericana. Sin embargo, ya en a censurar el uso de la violencia en el combate contra
1973, el régimen tomó visos reformistas, particularmente el aparlheid, aunque esto le ayudaría a salir de la cár-
con la aprobación de las leyes agrarias y la legalización cel. ..
del Partido Comunista, aunque persistieron las violacio- Esta posición es apoyada por muchos combatientes an-
nes de los derechos humanos prácticamente hasta el final tirracistas. Por ejemplo, Andrew Zondo, un mozo negro
de su mandato. Entretanto, el autor mismo titula una de de 19 años, de la RSA, colocó en 1985 una bomba en un
las partes de su libro con un siniestro Sangre en las ca- balneario para los blancos, matando a cinco personas e
lles, refiriéndose a dos de los más sonados crímenes co- hiriendo a decenas. El joven imploró que le perdonaran
metidos por «fuerzas incontrolables» (como él llamaba a la muerte de estos hombres, pero unos segundos antes de"
los grupos paramilitares) durante su «democrático» go- la ejecución, plenamente consciente de la responsabilidad
bierno. por la liberación de su pueblo que había asumido, decla-
Una parte de este corto capítulo, el autor la destina ró lo siguiente: «Hice lo que debía hacer».
al periodista Gregorio García Castro, asesinado una no- Al analizar las cuestiones políticas y morales relacio-
che de marzo de 1973. Luego de hacer una apologética nadas con el problema de la violencia en el movimiento
semblanza del polémico periodista, el Dr. Balaguer con- liberador, la autora del libro presta gran atención al pro-
cluye lamentándose de no haber «podido conocer a cien- ceso de investigación judicial. En la medida en que des-
cia cierta» la identidad de los comanditarios del asesi- cribe el proceso, expone la situación social en la RSA
nato (p. 330). Menos explícitas son las 8 líneas quo de- y los factores de la lucha popular.
dica al periodista comunista Orlando Martínez, asesinado Zondo creció en una familia de un sacerdote. Los pa-
en los mismos días. Vale la pena transcribir esas líneas: dres procuraron dar a su hijo una buena educación y no
«Esta página se inserta en blanco. Durante muchos años escatimaron esfuerzos para ello. El mozo se destacó en
permanecerá muda, pero un día hablará, para que su voz sus estudios académicos, pero, ¿en aras de qué? El siste-
sea recogida por la historia. Callada, como una tumba ma educativo vigente en los bantustanes, especialmente
cuyo secreto a voces se levantará, acusador, cuando el ideado para los negros, busca educarlos como lacayos ser-
tiempo permita levantar la losa bajo la cual permanece viles.
El joven no pudo asumir por completo el cristianismo
yacente la verdad. Su contenido se deja en manos de una
persona amiga que por razones de edad está supuesta a de sus padres. Cuando detuvieron a un vecino, un buen
sobrevivirme y que ha sido encargada por mí de hacerlo hombre, y lo encarcelaron sin motivo alguno, Zondo se
público algunos años después de mi muerte» (p. 333). preguntó a sí mismo: ¿qué ocurre? No alcanzaba a com-
quiere proteger con estas bellas frases a los ejecutores qué ardían escuelas, por qué la policía asaltó su escuela
justo a la hora en que los niños estaban orando. Aunque
El Dr. Balaguer lleva ya tres años desde que gobierna el muchacho quería mucho a sus padres, comenzó a dis-
da nuevo en la República Dominicana. Su estilo de go- tanciarse de ellos. Quería enfrentar por su propia cuenta
85
 las realidades de la vida. SI apartheid no sólo le oprimía,
sino que destruía sus relaciones con la familia.
Uno de los líderes del CNA que mantenía contactos con
Zondo, le dio a leer la Carta de la Libertad, documento
programático del Congreso. Las semillas de la verdad
cayeron en suelo abonado. El joven sintió grandes ganas
de participar personalmente en la lucha liberadora. En
este sentido es significativo el siguiente pasaje de las
actas del proceso:
Zondo: Leí el Programa del CNA que me apasionó. Se
trataba de algo mejor que lo que veía alrededor.
Juez: ¿Qué encontró usted en ese programa que fuera
mejor que el mundo que le rodeaba?
Zondo: La Carta de la Libertad proclama que África
del Sur pertenece a todos que viven aquí. Para mí, esto
es mucho mejor de lo que ocurre en realidad, cuando
África del Sur pertenece a los blancos (v. p. 110).
A pesar de ser todavía muy joven, Zondo se mostró
serio y consecuente en su propósito de luchar: pasó pre-
paración política y militar adecuada en un campo del
CNA y cumplió diversas misiones. Cuando las fuerzas de
seguridad de la RSA llevaron a cabo una sangrienta ope-
ración en Lesotho, donde asesinaron a varias personas
inocentes so pretexto de que eran «terroristas del CNA»,
Zondo comprendió que era preciso asestar un contragolpe
al régimen de apartheid.
Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de colocar
una bomba en un balneario destinado exclusivamente a
los blancos. De este modo infringió la regla del CNA
de no matar a civiles y poco después se entregó volun-
tariamente a las autoridades para asumir la responsabili-
dad por dicho acto. Zondo declaró en el Tribunal que no
tenía ninguna intención de matar y, probablemente, sus
palabras fueron sinceras. Pero, ¿cómo podía demostrarlo
si él mismo colocó un artefacto explosivo en un lugar
muy concurrido, además en pleno día?
La autora del libro estudió la vida de Zondo, el am-
biente en que se desarrolló y educó y la evolución de
criterios. Sin justificar en absoluto ese acto terrorista,
ella declaró ante el Tribunal: «Considero que, desde muy
joven, le desgarraban las contradicciones. Por un lado,
sus padres eran cristianos muy devotos, agobiados por la
obediencia y el reconocimiento silencioso del statu quo...».
Por otro lado, todos los negros del país «se sintieron es-
tremecidos por los terribles sucesos de 1960 que desem-
bocaron en la prohibición del CNA» (p. 135). Meer dijo
que este joven negro poseía fuerza moral y una visión
propia de los valores, diferente de la posición oficial de
los blancos. Cuando el Tribunal le preguntó sobre el rol
de la violencia y su impacto en los jóvenes, ella contestó:
«Quiero subrayar que la juventud negra no considera la
violencia como una norma y no siente la necesidad de
recurrir a la violencia en aras de la violencia. Quiere dis-
frutar de oportunidades normales en la vida, igual que
sus coetáneos blancos. Andrew Zondo me dijo que tomó
parte en las campañas de boicot y que creía que de este
modo se podría acabar con el sistema de enseñanza vi-
gente en los bantustanes para disfrutar de los mismos
derechos que los blancos. Podemos considerar superopti-
mista este parecer, pero él creía sinceramente en ello. Su
primera opción no fue la violencia...» [pp. 137-138). La
responsabilidad por este acto, concluye la profesora, re-
cae, en deiinitiva, sobre la sociedad concreta (v. p. 141).
En relación con diferentes puntos de la acusación, An-
drew Zondo fue condenado cinco veces a la pena capital.
Por si fuera poco, el juez le añadió 10 años de leclusión.
Al joven reo le propusieron en varias ocasiones hacer
declaraciones contra el CNA para salvar su propia vida.
Pero él rechazó la oferta y se negó a traicionar. El sol-
dado raso del ejército de liberación prefirió la muerte a
la traición.
El libro pone de relieve la agonía del racismo y la tra-
gedia de la sociedad sudafricana. La autora merece elo-
gios no sólo por haber presentado ante el tribunal prue-
bas y argumentos favorables al acusado, sino, como soció-
loga, por enriquecer a la opinión mundial con nuevos da-
tos sobre este siniestro sistema, examinándolo desde la
perspectiva de la breve vida de Andrew Zondo. Es un nue-
vo grito para acabar con el apartheid.
EN CONCLUSIÓN, quisiera citar un episodio del libro
que me parece simbólico. El párroco católico John O Burne,
al dirigirse a su feligresía cuando aún resonaba en la
memoria el eco de la terrible explosión, declaró: «Los
blancos asumen la responsabilidad por la situación que
provocó esta sangrienta tragedia y deben adoptar medidas
para cambiar el estado de cosas... Las circunstancias que
condujeron a esta situación deben cambiar... Cuando a
uno se le trata como a un perro, termina mordiendo». Só-
lo un hombre salió de la iglesia en señal de protesta con-
tra estas palabras, mientras que los demás setecientos
siguieron escuchando con gesto de aprobación al sacer-
dote.
Kellawan LALL,
representante del Partido Progresita Popular de Guyana
en «Revista Internacional»
ORÍGENES Y MADUREZ
DE LOS SINDICATOS EN URUGUAY
E n r i q u e R o d r í g u e z . URUGUAY. UN MOVI-
MIENTO OBRERO MADURO. Montevideo, Ediciones
Pueblos Unidos, 1988. 319 pp.
ENRIQUE RODRÍGUEZ, destacado sindicalista uruguayo,
es conocido como autor de dos importantes publicaciones
sociopolíticas: Raíces de la Madurez del Movimiento Obre-
ro y Democracia y Lucha de Clases. Con el libro que aca-
ba de salir, Uruguay. Un Movimiento Obrero Maduro, se
forma en conjunto una trilogía singular que, impregnada
de profunda confianza en las fuerzas de las masas obre-
ras, refiere la lucha valiente de los trabajadores uruguayos.
Enrique Rodríguez es dirigente obrero de raíz obrera. Don-
dequiera que sea, en la patria o en el exilio, su suprema
universidad es la primera línea de batallas sociales por
la liberación del trabajo, por la felicidad de la gente de
a pie. A partir de los años 40, Rodríguez tomó parte acti-
va en la lucha por concertar acciones de los sindicatos
uruguayos y latinoamericanos, de todo el movimiento obre-
ro. El autor del libro conoce muy bien por su propia ex-
periencia el tema que aborda, analiza con la óptica mar-
xista-leninista los avances y retrocesos del movimiento,
estudia las peculiaridades nacionales a través del prisma 1
de las tendencias internacionales, entrelaza fragmentos
de la contemporaneidad con los análogos de la historia.
En resumidas cuentas, se gesta un panorama convincente
del prestigio creciente de los sindicatos.
«En las raices de la madurez de la clase obrera uru-
guaya están las luchas, la experiencia acumulada desde
los albores del movimiento, la presencia cada vez más
engrandecida a lo largo de cada ett.pa, de una dirección
responsable y consciente, orientadora, pegada a las masas
trabajadoras, munida de una concepción del mundo nuevo
que tiene por primer constructor protagonista a la clase
obrera (p. 243)». En este párrafo se formula, tal vez, el
leitmotiv de toda la trilogía.
El libro ofrece el cuadro de la formación de los sindi-
catos de Uruguay, que han aparecido en la palestra de la
historia nacional entre los años 30 y los 40 de nuestra
centuria. Tiene notable mérito en la articulación de los
principios ideológicos y organizativos del movimiento el
Partido Comunista, «de clara orientación de lucha, auspi-
ciando y ayudando a los trabajadores a organizarse sin-
dicalmente, a levantar sus reivindicaciones, a crear con-
diciones para la organización sindical legal [p. 48)». En
aquella época, el proletariado venía acumulando sus fuer-
zas, el movimiento sindical conquistaba a las masas y el
derecho a ser reconocido. Los acontecimientos de posgue-
rra hicieron patente, sin embargo, el hecho de que a pe-
sar de no pocos buenos resultados, el movimiento per-
manecía aún inmaduro. Se mantenían disensiones ideoló-
gicas y elementos del caudillismo; los anunciados prin-
cipios de la dirección democrática no se plasmaban en
práctica. Los sindicatos se vieron incompetentes de asi-
milar toda una gama de diferentes corrientes en la clase
obrera, ni encauzarlas en el sentido de la lucha unida.
Habrían de transcurrir más de diez años para que el mo-
vimiento se elevara a un nivel cualitativamente nuevo.
El momento culminante sobrevino en 1966, con la crea-
ción del Frente Amplio, al que se incorporaron a más de
importantes centrales sindicales muchas otras fuerzas so-
ciales que se pronunciaban por transformaciones sociales
profundas y eran vehículos de intereses de diversas capas.
El libro hace hincapié en que el proceso unitario sería
imposible sin la formación en 1966 de la Convención Na-
cional de Trabajadores (CNT) y con ella «la consagración
de la gran aspiración de varias generaciones obreras
(p. 141)». Un capítulo del libro está dedicado por entero
a la actividad de este destacamento sindical combativo.
El dirigente obrero examina detenidamente la situación
cristalizada en vísperas de las elecciones de 1971. Los
uruguayos vinculaban sus anhelos y esperanzas con la
victoria del Frente Amplio. Ese ánimo trascendió incluso
en los sectores sociales que respaldaban a la «guerrilla
urbana» [Tupamaros). Sin embargo, resultó imposible ha-
cer que los Tupamaros se dieran cuenta ellos mismos de
que sus acciones armadas contradecían el espíritu de la
campaña electoral. Los actos de la «guerrilla urbana»:
asaltos a los bancos, secuestros, etc., daban motivo a que
la reacción intentara involucrar en una sangrienta repre-
sión a todas las fuerzas de izquierda, comprendidos los
sindicatos. Pero gracias a la acción unitaria de trabajado-
res: manifestaciones, huelgas, etc., se logró contrarrestar
la institución del estado de guerra. Triunfó el lema del
Frente Amplio: «pacificación para los cambios, cambios
para pacificación».
«Para quien haya vivido esas jornadas tan tensas —re-
cuerda Enrique Rodríguez—, será claro que sólo un mo-
vimiento dotado de fortaleza ideológica, de objetivos estra-
tégicos y tácticos muy claros y de capacidad práctica de
movilización de masas podía, en tan corto tiempo, conju-
rar el peligro de aniquilamiento que empujaban los fas-
cistas incrustados en el gobierno y en las FF.AA. (p. 213)».
Son aleccionadoras las reflexiones del autor sobre la
actitud de los sindicatos hacia las fuerzas armadas. En el
ejército uruguayo como en todos los ejércitos latinoame-
ricanos penetran las inquietudes y resonancias populares.
El deber patriótico y el pundonor de oficialidad como lo
perciben ciertos generales y coroneles difiere en mucho
de cómo lo entienden los militares reaccionarios. Los úl-
timos consideran que sólo el ejército, distante de todo
principio democrático, asegura el orden a despecho de
los políticos impotentes y de las reivindicaciones exage-
radas de las masas. El ala patriótica, al contrario, pro-
cura comprender las aspiraciones populares y las causas
del disgusto social y conflictos para curar la sociedad
y salvar a la nación de la catástrofe. Antes estas dife-
rencias no se tomaban en cuenta y el encuadrara!ento de
fuerzas en el ejército era valorado de un modo simplista
como si representara algo homogéneo que estaba al ser-
vicio de la clase dominante. Todo ello repercutió en los
trágicos acontecimientos de 1973, cuando la derecha del
ejército estableció la dictadura en el país.
La huelga general efectuada en junio y julio de aquel
mismo año fue la respuesta de la clase obrera al reto de
los militares, mostró el poderío político y la resolución
de las masas de no resignarse con la dictadura, a la cual
no supo resistir la democracia burguesa.
Sin pánico y disensiones la Convención pasó a la clan-
destinidad, armada de la consigna «Ni un día de tregua
a la dictadura (véanse pp. 249-263]». A pesar de perse-
cuciones violentas, de día en día en el transcurso de diez
años, movilizaciones grandes y, por momento, «pequeñas
acciones» iban torpedeando los pilares de la despotía.
Un evento importante de aquellos años fue la fusión de
la CNT y el Pleno Intersindical de Trabajadores (PIT).
Siendo de notar que el intento de las autoridades de crear
un sindicato «oficializado» fracasó definitivamente. El mo-
vimiento obrero proseguía su lucha. El libro describe la
potente manifestación del 1 de Mayo de 1983 y la huel-
ga efectuada el año siguiente, que paralizaron las manio-
bras de la derecha, marcando, en esencia, el inicio del
proceso de «autolegalización» de las organizaciones de
izquierda, entre ellas, el Frente Amplio y la central sin-
dical. El régimen, que contaba mantenerse no menos de
medio siglo en el poder, desapareció del escenario polí-
tico.
La lucha entró en una nueva fase, escribe el sindica-
lista, «la clase obrera tenía y tiene interés vital en man-
tener y consolidar el régimen democrático porque ella
fue la que pagó el más alto precio para derribar al fas-
cismo. .. El camino de su emancipación sólo puede re-
correrse luchando y educándose en la democracia...
(p. 274)».
La enorme deuda externa, la transnacionalización de la
economía y el afán de la burguesía de mantener sus pri-
vilegios impactan la vida del país. De esta situación se
desprende la necesidad de nuevas formas de unidad de
los trabajadores y la consolidación de los lazos con el
pueblo entre las centrales sindicales. Las nuevas condi-
ciones de confrontación, subraya el libro, requieren el
desarrollo sucesivo de la democracia y, en primer lugar,
la refrendación real de los derechos de los trabajadores,
comprendido el derecho de huelga. Contra éste no deja
de atentar el Gobierno so pretexto de que las acciones
huelguísticas desestabilizan la economía, hacen caótica la
vida política, y menos viable la oportunidad de poner fin
a la herencia de la dictadura, etc.
Refutando suposiciones de esta índole, Enrique Rodrí-
guez aporta pruebas convincentes de que, precisamente,
la huelga es para los trabajadores un medio efectivo de
defender sus intereses.
EN EL CONTEXTO ACTUAL, el movimiento sindical co-
rre peligro de que diferentes partidos traten de impo-
nerle su línea política, lo cual entrañaría disensiones. En
este plano, opina el autor, es muy importante que las so-
luciones unitarias en grandes organizaciones a nivel de
87
decenas o centenares de miles sean aprobadas en cum-
plimiento de normas de democracia obrera sana y crista-
lina (véase p. 309). El Congreso Extraordinario del PIT—
CNT celebrado en 1987, consiguió impresionantes aciertos
al respecto. Puso una vez más en evidencia que los sin-
dicatos de Uruguay son, sin duda, puntal de todos los
avances hacia la plena democratización de la sociedad.
Antonio PÉREZ
PREOCUPACIONES DEL MUNDO
L. I. M e d v e d k o , A. V. G u e r m a n ó v i c h . EN
NOMBRE DE ALA... La politización del Islam y la
islamización de la política. Moscú, Politizdat, 1988.
255 pp.
ESTE NUEVO LIBRO que trata los problemas del Islam,
salió de la pluma de científicos soviéticos. El sonado es-
cándalo y los dramáticos acontecimientos motivados por
la publicación de los Versículos satánicos de Salman
Rushdie han revelado dos formas de extremismo: la liber-
tad de expresión mal entendida permite herir los senti-
mientos de los creyentes, mientras que la libertad de ac-
ción se lleva al extremo de dictar sentencia de muerte
contra el literato. El espíritu que preside esta monogra-
fía es muy diferente. Sus autores discuten objetivamente
el tema del Islam y exponen su papel en la lucha por la
liberación, por el progreso socioeconómico de los pueblos
musulmanes, contra el colonialismo y el neocolonialismo.
Denuncian a las fuerzas imperialistas, sionistas y reaccio-
narias que tratan de valerse de la religión con fines egoís-
tas, para oprimir y esclavizar a los países del Próximo
y Medio Oriente.
Los autores han logrado abarcar en su investigación la
mayoría de los acontecimientos del mundo islámico con-
temporáneo, incluyendo la heroica insurrección del pue-
blo palestino, la tragedia de Jerusalén —ciudad santa ocu-
pada— la crisis libanesa, el conflicto Irán—Iraq y la gue-
rra no declarada de Paquistán contra Afganistán. Antes de
analizar los puntos fuertes y débiles de la obra, quiero
señalar —en valoración de conjunto— que, a mi juicio,
ocupará un digno lugar entre los estudios dedicados al
Islam.
El libro se abre con un interesante resumen de la his-
toria de esta religión, de sus escuelas y sectas, del lugar
y papel del clero musulmán en las sociedades orientales.
El islamismo penetra todas las esferas de la vida y el
propio ser del individuo. Al leer esta parte del libro re-
cordé un episodio de mi infancia. En cierta ocasión, el
maestro de religión islámica de nuestra escuela me re-
gañó y me arreó unos azotes, después de lo cual, agarrán-
dome de la oreja, me arrastró hasta el despacho del di-
rector para que éste me impusiera un castigo más seve-
ro. Mientras hacía eso, profería: «¡Este pequeño de-
monio desea mi muerte! Yo soy un graduado de Al Az-
har', un cadí y ocupo un importante puesto en el Minis-
terio de Educación... Y él quiere que yo lea el Corán
ante los difuntos, a semejanza de esos viejos que sólo
viven de ello, deambulando por las calles sin tener otra
cosa que hacer». No pensaba yo que mí pregunta de si
él leía por dinero el Corán en los entierros, le indignaría
a tal punto.
La lucha liberadora de los pueblos musulmanes tomó
un carácter religioso porque el Islam, en sus diversas for-
1
Universidad musulmana en El Cairo.
88
mas, actuaba como una fuerza política. ¿Fue eso una reac-
ción ante la política de los colonizadores que, comenzan-
do por Napoleón y su famosa expedición de Egipto, inten-
taron establecer su dominación? ¿Se politizó el Islam des-
de su nacimiento, mucho antes de que, al amparo del Co-
rán, se libró una batalla entre Alí y Moavia 2 a las puer-
tas de Siffin? ¿Qué representa el Islam en nuestros días?
Los autores del libro contestan a estas preguntas del mo-
do siguiente: «Hoy día, el Islam no es sólo una religión
en el sentido propio de la palabra, no sólo un modo de
vida, una determinada civilización con sus propias tradi-
ciones y cultura, sino también —con _ frecuencia— una
ideología religioso-política en toda su variedad y con to-
das sus contradicciones etnoconfesionales y socioeconómi-
cas» (p. 71). Pero asimismo subrayan con razón que «la
promoción de consignas políticas de inspiración religiosa
no es monopolio del Islam» (p. 109].
La «explosión islámica» caracteriza importantes cata-
clismos sociales y políticos como, por ejemplo, la lucha
liberadora en Argelia, las revoluciones en Irán y Afga-
nistán. Como señalamos ya, la obra reseñada analiza casi
todos los acontecimientos de relieve en el mundo musul-
mán, acontecimientos en cuyo marco el Islam se conver-
tía bien en una bandera para las transformaciones socia-
les de carácter progresista o bien en un biombo político
de gobiernos y organizaciones reaccionarios. Como se su-
braya en el libro, «cualquier movimiento musulmán... tie-
ne dos caras: una progresista, antiimperialista, y la otra
reaccionaria, anticomunista» (p. 74). Entre estos dos ex-
tremos se extiende el vasto abanico de otras múltiples ten-
dencias del Islam.
A mi entender, los autores han logrado en gran me-
dida dar una caracterización acertada de esas tendencias.
Veamos algunas valoraciones de las tesis básicas y de la
especificidad del «socialismo islámico». Sus adeptos «par-
ten de que las ideas básicas del socialismo no contradicen
al Corán» (pp. 130-131). Por esto, me parece errónea la
afirmación de los autores en el sentido de que los «mo-
delos del "socialismo islámico" ...que se ofrecen... buscan
con mayor frecuencia el "perfeccionamiento" del régimen
explotador, teniendo en cuenta exclusivamente la espe-
cificidad musulmana» (p. 132).
El recurso al Islam con miras al progreso político, eco-
nómico y cultural es estudiado en el ejemplo de Argelia,
Siria y Yemen del Sur. La dirección siria declaró, por
ejemplo, que los lincamientos básicos de la ideología ofi-
cial de la República «están en plena consonancia con las
exigencias de la libertad, la igualdad y la justicia social
contenidas en la religión islámica» (p. 148).
El mahometismo no es la única religión en haber sido
utilizada por diferentes fuerzas con fines políticos. Pero,
a juzgar por los últimos acontecimientos, es quizá la que
revela mayor capacidad de adaptación a las diversas es-
tructuras socioeconómicas y tumultuosas conmociones po-
líticas de estas postrimerías del siglo XX. Entre los fac-
tores 'que confirman de modo más fehaciente esta tesis,
así como el carácter contradictorio del factor islámico,
cabe mencionar la revolución iraní y los sucesos que si-
guieron a la Revolución de Abril de 1978 en Afganistán.
En opinión de los investigadores, «la revolución anti-
monárquica y antiimperialista en Irán marcó, por así de-
cirlo, la culminación del denominado proceso de politiza-
2 ocultar el conflicto clasista debajo de ropajes religiosos
Alí ben-Abú-Taleb (m. en 661): cuarto califa árabe, sobrino
y yerno de Mahoma. Fue asesinado por quienes se oponían a
sus intentos de sellar un acuerdo conciliatorio con los Omeyas
después de haberlos derrotado a las puertas de Siffin (657).
Moavla 1 (?—680): fundador y primer calíía de la dinastía de
los Omeyas.
clon del islamismo. Justamente en Irán es donde el Islam
intentó afirmarse no sólo como cierta fuerza independien-
te, sino también como una fuerza política privilegiada»
(p. 108). En el libro se analizan las etapas del acontecer
y el papel del clero en la vida política del país desde
los tiempos de la revolución de Musaddiq en 1951. Con-
sidero correcta la deducción formulada en la monografía
en el sentido de que precisamente la inspiración religio-
sa de la revolución antimonárquica explica su carácter ma-
sivo, el de un movimiento que abarcó a casi todo el pue-
blo. Sin embargo, el clero logró hacerse con la iniciativa
y, valiéndose de las acciones del pueblo, afirmar su po-
der. Los autores estudian los resultados de la gestión
realizada por la nueva dirección iraní en la esfera de
la economía, la política interior y la cultura, gestión que
ha llevado al país al borde de la catástrofe.
En Irán se han promulgado leyes basadas en conceptos
religiosos, lo cual ha servido de pretexto a muchos inves-
tigadores para hacer una valoración negativa del factor
islámico. Con este mismo objetivo se maneja la tesis del
«fanatismo innato» de los musulmanes que, por cierto,
se empleó ya en tiempos para explicar la firmeza de los
pueblos del Cercano y Medio Oriente en sus luchas anti-
coloniales. De este modo, determinadas fuerzas intentaron
crear una opinión generalizada de que los pueblos que
profesan el Islam no pueden considerar la paz como un
modo de existencia de la humanidad. Por otro lado, «los
neocolonizadores tratan de inculcar en los musulmanes
actitudes de indiferencia ante la carrera armamentista y
las perspectivas de una guerra nuclear» (p. 245).
Distinta fue la situación creada, después de la revolu-
ción en Afganistán, otro país musulmán, revolución que
provocó la feroz resistencia de las clases explotadoras
y los neocolonialistas. Gracias a la ayuda financiera de
los EE.UU. y al apoyo de la reacción musulmana, las fuer-
zas opositoras crearon formaciones armadas en territorio
paquistaní e iraní. Los investigadores señalan con justeza
que, valiéndose del casi total analfabetismo de la pobla-
ción, su religiosidad y la tradición secular de obedecer a
los mullahs y jeques de las tribus, las fuerzas antidemo-
cráticas del país aprovecharon falsas consignas de la de-
fensa del Islam para reclutar combatientes entre la gente
del pueblo (v. p. 174).
Medvedko y Guermanóvich describen correctamente la
posición de los líderes de la contrarrevolución, quienes
en sus exhortaciones a luchar por el triunfo del Islam,
inculpan al gobierno de recurrir a la fuerza para «impo-
ner al pueblo el modo de vida marxista» en lugar de las
tradiciones musulmanas. A los creyentes se les inculca la
idea de la necesidad de pugnar por el resurgimiento del
Estado islámico. En la publicación se critican los erro-
res cometidos por las autoridades en el marco de las re-
formas sociales. Aprovechando estos fallos e invocando
el Corán, los líderes de la oposición intentan demostrar
la incompatibilidad de las medidas gubernamentales con
el Islam. El empeoramiento de la situación económica en
Afganistán lo presentan exclusivamente como resultado
de un gobierno que menosprecia los preceptos de la re-
ligión musulmana. En este sentido me parece convincente
un comentario del investigador inglés B. Male, citado en
el libro: «Los enemigos del nuevo régimen... procuran
para ganarse las simpatías de las masas» (p. 176).
Al analizar los acontecimientos -de Irán y Afganistán,
los científicos soviéticos sientan buenas bases para la dis-
cusión. Plantean, en particular, interrogantes que resulta
difícil contestar sin llevar a cabo nuevas investigaciones.
Por ejemplo, ¿ha llegado a su apogeo la politización del
Islam en estos países o en todo el mundo musulmán?
(No se trata en este caso de la reproducción del propio
esquema de los acontecimientos, ya que los sociólogos
siguen tropezando con dificultades a la hora de clasificar
los procesos actualmente en curso en muchos Estados is-
lámicos.) ¿En cuáles de estos países ha culminado la
etapa de transformaciones —sea por vía revolucionaria o
reformadora— en el sentido de desarrollo capitalista
o con orientación socialista? ¿Qué correlación de fuerzas
clasistas determina el triunfo de la corriente fundamenta-
lista o modernista, según la definición de los autores, del
«resurgimiento islámico»?
Durante la lectura, cada vez que me encontraba con
este término — ya fuera en el momento de definir su esen-
cia o al determinar las tendencias, las causas de debili-
dad en los países al sur del Sahara o, por el contrario,
de fuerza en la mayoría de los otros Estados islámicos—
entendía el concepto como «resurgimiento burgués», pues
así se desprende del profundo análisis de este fenómeno
que nos ofrece este libro. En efecto, la burguesía de los
países orientales procura utilizar la religión musulmana
para desviar a los trabajadores de las ideas socialistas y
comunistas y, simultáneamente, para liberarse de la de-
pendencia respecto al imperialismo.
Es probable que en Arabia Saudí, patria de los últimos
«faraones» del Islam, las transformaciones desemboquen
en una reforma religiosa. Es probable también que algu-
nos países (Turquía, Siria, Egipto, Sudán, Libia y Pales-
tina) hayan pasado hace mucho el punto crítico de la
«explosión islámica», mientras que otros (por ejemplo,
Jordania, Paquistán y varios Estados del Golfo Pérsico)
se encuentren en el umbral de los cambios. Cabe señalar
que muchos regímenes asocian las manifestaciones exter-
nas de «resurgimiento islámico» a los acontecimientos ira-
níes y algunos tienden a trazar los correspondientes pa-
ralelos. Los autores de la monografía no plantean ex-
plícitamente esta problemática; en lo fundamental se limi-
tan a describir y analizar la historia de los acontecimien-
tos. Pero, gracias al carácter analítico del libro, el lector
obtiene un copioso material de reflexión sobre estas y
otras cuestiones.
Los .autores subrayan que los pueblos islámicos necesi-
tan condiciones de paz, la regulación de los conflictos
regionales y avances del nuevo pensamiento político. Des-
pués de la Segunda Guerra Mundial, las llamadas «peque-
ñas guerras» han afectado a más de 60 países del área
en desarrollo, casi la mitad de los cuales forman parte
del mundo musulmán (v, p. 243).
No podemos menos de convenir con el planteamiento
de que, «en el siglo nuclear, cuando la cuestión de la
vida y la muerte se plantea en términos absolutamente
nuevos, cuando está en juego la supervivencia de la hu-
manidad, la religión tampoco puede mantener una actitud
de observador ajeno ante el problema fatal de la guerra
y la paz. . . La religión, que influye sobre millones de per-
sonas, puede incidir en la política. . , ennoblecerla e im-
pregnarla de humanismo» (p. 245). Esto se refiere en to-
do punto al Islam, que es considerado como la religión
más politizada.
«\Alá akbarl», con este grito los soldados se lanzaban
al combate en los frentes de la guerra irano-iraquí. «\Alá
akbarl», exclamaron los habitantes de Teherán y Bagdad
cuando cesó la guerra. Surge la pregunta: ¿guerra o paz
en nombre de Alá?,
representante del Partido Comunista Jordano
en «Revista Internacional»
89

DE LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL
KOSZUTSKA: «...SON PELIGROSOS QUIENES CARECEN POR COMPLETO
La cuestión polaca en el V Congreso de la Internacional Comunista
DEL 17 DE JUNIO AL 8 reanudó el examen del
DE JULIO de 1924, se cele- «asunto polaco».
bró en Moscú el V Congre- Se creó entonces una nue-
va Comisión para Polonia,
so de la Internacional Co-
munista, el primero después presidida por Stalin, quien
después del IX Congreso
de que muriera Lenin. La
táctica del frente unido de del PC(b)R (1922) llegó a
la clase obrera marcó un ser Secretario General del
CC del partido. La Comisión
viraje hacia acciones con-
certadas «desde abajo» y se reunió los días 2 y 3
de julio de 1924. Los expo-
la denuncia de los dirigen-
tes de los partidos social- nentes de diversas tenden-
cias políticas tomaron la
demócratas «por haberse
pasado al ala izquierda del palabra en repetidas ocasio-
nes. Finalmente, la Comi-
campo burgués». Este giro
tuvo repercusiones muy no- sión decidió expulsar a los
«tres W» del CC del PCOP.
tables en el plano de las
divergencias que desde ha- María Koszutska i habló
dos veces ante la comisión.
cía mucho existían en la di-
rección del Partido Comu- Ofrecemos a nuestros lec-
tores su segunda interven-
nista Obrero Polaco (PCOP).
La ultraizquierda acusaba ción, del 3 de julio de 1924,
por ser éste el primer do-
a la mayoría del Comité
Central y, en primer lugar, cumento que auguró el des-
tino dramático de los co-
a quienes lo encabezaban,
o sea, a los llamados «tres munistas polacos en los
años 30: la resolución adop-
W» (Adolf Warski, Henryk
Walecki y «Wera», nombre tada en 1938 por la Presi-
de partido de María Koszut- dencia del Comité Ejecuti-
ska), de actitudes con- vo de la IC sobre la diso-
ciliadoras y oportunistas lución del Partido Comunis-
en la cuestión agraria, 1
María Koszutska («Wera»,
así como de mantener una «Kostrzeva») nació en febre-
postura errónea respecto de ro de 1876, en la ciudad de
la socialdemocracia y el Kalisz. Era hija de un gran
terrateniente. Maestra de pro-
sistema parlamentario. En fesión, se adhirió al movi-
1922, la Comisión para Po- miento socialista en 1902; des-
lonia, formada por el Co- de 1918, militaba en el Par-
tido Comunista Obrero Pola-
mité Ejecutivo de la Comin.
co; en 1920 fue encarcelada,
tern, rechazó resueltamente y desde 1921 se encontraba
estas acusaciones y aprobó en exilio. En 1923, en el II
por entero la línea trazada Congreso del PCOP fue ele-
gida a la ^dirección .del p?r-
por el II Congreso del PCOP
tido. A raíz del V Congreso
(1923). Sin embargo, el V de la Comintern, en 1924, fue
Congreso de la Comintern expulsada del CC del parti-
do; trabajó algún tiempo en
la Internacional Campesina, en
Moscú. En 1925 volvió a ser
Publicación a cargo de cooptada al CC. En los afips
S. Wronski, representante del 30 fue detenida bajo una falsa
POUP en R e v i s t a I n t e r - acusación. A juzgar por to-
nacional. do, perdió la vida en 1939.
90
El camarada Stalin ha la línea del KAPDf Jamás gamiento, que se está crean- explicamos al proletariado
hablado de nosotros como hemos tenido miedo a los do en el partido en rela- alemán las causas de esta
si fuéramos personas sen- enfrentamientos violentos. ción con dicho problema, derrota, no debemos presen-
timentales que temen toda Si nos hemos referido al no hace más que multipli- tarla como el resultado de
lucha y anhelan cierto Idi- tema de los «métodos de car el peligro y crear pun- errores cometidos exclusi-
lio. Quienes como yo, por lucha» en relación con los tos de apoyo para todas las vamente por algunas perso-
ejemplo, hemos pasado por asuntos rusos, no ha sido tendencias centrífugas. Con- nas que dirigían mal. Todo
tres divisiones de las filas por temor a que un ca- sidero primordial e impor- lo contrario, el proletaria-
partidarias, no podemos me- marada se pasara de raya tante para Rusia el aprove-
do alemán debe saber y dar-
nos de saber lo que signi- y dijera alguna cosa desa- char en bien del partido,
fica la lucha en el partido. se cuenta de que su mayor
gradable a otro camarada, y no sólo en contra del desgracia es su propia pa-
Más de una vez hemos com-
batido a vida o muerte con-
ni tampoco por compasión
hacia los ofendidos o los
partido, el enorme capital
de popularidad de que goza
sividad. Debe saber que su
tra camarades que más tar- propio movimiento, el mo-
criticados. No se trata en Trotski. Además, pienso que vimiento de vastas masas
de dejaron de serlo para este caso de sentimentalis- en estas circunstancias con-
nosotros 2 . Posteriormente, revolucionarias no se desa-
mo exagerado sino de sa- cretas, aun en el caso de rrolló en grado suficiente
hemos luchado también muy ber apreciar y prever con que al cam. Trotski, por ser
ta de Polonia. En 1956, este no de la dirección práctica en serio en el seno del Par- para hacer posible la vic-
serenidad. La lucha ideoló- un hombre de fuerte per-
veredicto fue censurado co- hemos cometido no pocos tido Comunista. Y, de re- toria. Debe saber que el
gica y el maniobrar en el sonalidad, le costara más
mo infundado en una de- errores que obedecían, en pente, nos enteramos por error cometido por la di-
seno del partido ante el pe- que a otros identificarse
claración conjunta suscrita general, a que nos vimos la intervención de Szumski 3 rección de entonces y todo
ligro de toda suerte de opo- por entero con el bolche- el Comité Ejecutivo de la
por los partidos comunistas obligados a permanecer en de que la ausencia de la siciones son dos cosas muy vismo, los esfuerzos debe-
y obreros (de Bulgaria, Ita- el extranjero. Pero el que lucha enconada ha causado Comintern en el período an-
diferentes. Especialmente, rían tender a reforzar los terior consistió en no haber
lia, Finlandia, Unión Sovié- Stalin nos acuse de haber el mayor daño a nuestro en Rusia. Todos nosotros vínculos que le unan a és-
tica) cuyos representantes respaldado las tendencias partido. A juzgar por todo, llevado a cabo debidamen-
sabemos perfectamente que te, y no al contrario.
habían acordado en su tiem- oportunistas en los partidos este camarada está acos- te los preparativos para los
una cosa es luchar contra Vosotros, camaradas, po- combates decisivos en cier-
mo la disolución del parti- ruso y alemán, es en todo tumbrado a hablar de las quienes, a nuestro juicio, déis afirmar que sus méto-
do polaco, y por el POUP. punto infundado. cosas sin tener ni la me- nes y, luego, en el último
abandonarán nuestras filas, dos de eliminar los peligros período, en haberse guiado
Hay otro motivo para pu- En primer lugar, en lo nor Idea de ellas. y otra, si se trata de una que vayan apareciendo son
blicar este documento: su por una sobrevaloración del
que atañe a los asuntos Hemos tenido de sobra tendencia que no diverge más eficientes y lógicos. estado de ánimo de las
contenido sigue ofreciendo rusos. conflictos violentos. Ha ha- en cuestiones fundamentales Partiendo de vuestra expe-
—aún en nuestros días— masas. El que se hable de
Debo empezar por recha- bido combates muy reñidos de nosotros. Resumiendo: en riencia, podéis llegar a la responsabilidad de Brand-
materia de profunda refle- zar de una vez para siem- en torno a la cuestión Rusia, a más de defender otras conclusiones. Podéis
xión. ler 6 y Radek 7 , cargando
pre todo lo que se ha di- agraria. Y durante largo la pureza de la línea del maniobrar de una u otra sobre ellos todas las cul-
DE LA VERSIÓN cho acerca de nuestra ima- tiempo continuaron los dis- partido, es importante que manera. Lo que no cabe es
pas, no permite al proleta-
TAQUIGRÁFICA ginaria diplomacia. El cam. cursos semejantes al que se el partido que gobierna el hablar aquí de un solo mé- riado alemán sacar ense-
DE UNA SESIÓN Zinóviev, al permitirse lan- ha pronunciado aquí, cuan- timón del poder revele ca- todo seguro y absolutamen-
ñanzas del pasado, de esta
DE IA COMISIÓN zar tales diatribas contra do, como habéis oído, se pacidad de maniobra. Si de- te obligatorio, en calidad dura experiencia ni de los
Koszutska: Con cinco mi- nosotros desde la tribuna lanzó la palabra «renega- bido a las condiciones en de principio, cuya trans-
errores cometidos.
nutos no tendré bastante. del Congreso, no hace más dos», etc., pero tampoco que se desarrolla la revo- gresión implique oportunis- En lo que se refiere a los
Pido que se me conceda que pone en evidencia esto es ninguna novedad lución rusa, existe el pe- mo.
máximos dirigentes: ¿hace
nías tiempo. (Una voz en cuan poco nos conoce y es- para nosotros. Cuando en ligro objetivo de que pue- Mólotov: ¿Todavía lo po- falta privarlos de confian-
la sala: «Hable diez minu- • tima. Y, siendo presidente la III Conferencia de nues- dan agruparse en torno a ne en duda?
za, destituirlos o mantener-
tos»). de la Comintern, convendría tro partido, por primera vez Trotski elementos pequeño- Koszutska: No sólo lo los?
El camarada Stalin ha in- que conociera mejor a quie- planteé en el orden del día burgueses o generaciones pongo en duda, sino que es-
tentado aclarar nuestros nes durante muchos años la cuestión de revisar nues- más jóvenes de militantes, toy segura de que no es así. 6
Heinrich Brandler, un di-
asuntos, determinar nues- dirigieron el partido; que tra posición sobre el pro- que buscan despegarse de Y ahora, en cuanto a rigente del PCA acusado de
blema agrario, los camara- la dirección del núcleo bol- otros asuntos, los de Ale- oportunismo por haber parti-
tras dolencias. Debemos los conociera mejor y fue- cipado los comunistas de con-
agradecérselo. Pero no po- ra más justo en sus ^valo- das más celosos, tal vez, chevique principal, éste es mania. Dada la evolución suno con los socialdemócra-
demos convenir en todo raciones. Por eso no voy a los mismos que hoy están un problema que no se po- de los acontecimientos de tas en el Gobierno regional
con é!. polemizar sobre los cam- aquí, gritaban: «¡Traiciónl». drá resolver de una vez pa- octubre en Alemania 5 , fue de7 Sajonia.
ra siempre, valiéndose de Karol-Radek, destacado di-
Aquí se ha hablado mu- bios que supuestamente he- Hemos combatido resuelta- imposible conseguir la vic- rigente de la Socialdemocra-
cho de que uno debe sa- mos imprimido a nuestra mente la posición del cam. un solo método seguro, toria, porque no existían or- cia del Reino Polaco y Lltua-
ber confesar sus errores. orientación por los motivos Slusarski, que se adhería a acertado y no oportunista. ganizaciones obreras de ma- nia (SDRP y L), miembro del
partido bolchevique y del Co-
Es probable que sea así. Pe- que nos atribuyen, porque 2 A mi entender, el espíri- sas para respaldar al Go- mité Ejecutivo de la Interna-
ro, carneradas, yo os ase- considero inadmisibles en María Koszutska, que mi- bierno revolucionario y el cional Comunista, participan-
litó, desde 1902, en el Parti- tu de lucha permanente, de
guro que es mucho más fá- absoluto semejantes inter- do Socialista Polaco (PSP) y, constante tensión y hosti- movimiento espontáneo no te y uno de los promotores
cil confesarlos que desa- venciones respecto de noso- a partir de 1908, en el PSP- las creó. No había consejos de los acontecimientos revo-
Lewica, criticó duramente las 4
KAPD (Partido Comunista lucionarlos de 1923 en Ale-
probar la opinión de perso- tros. Nosotros, tanto antes de diputados obreros, ni mania. En 1927, el XV Con-
ideas nacionalistas de algu- Obrero de Alemania), funda- greso del PC(b) de la URSS lo
nas con quienes uno quisie- como en la actualidad, he- nas personalidades del PSP do tras la escisión del Parti- destacamentos armados,
ra estar de acuerdo. Esto es mos formulado cabalmente, que permanecían sometidas a do Comunista de Alemania en tampoco un movimiento se- expulso del partido, y en 1928,
mucho más difícil. sin diplomacia alguna, lo la influencia del dirigente del abril de 1920, en protesta con- fue deportado. En 1929, tras
rio de comités fabriles. En haber roto públicamente con
Veamos ahora lo que se que nuestra profunda con- partido Joseph Pilsudski. tra la participación de éste estas condiciones, cuando Trotski, fue readmitido en el
3
Alexandr Szumski, miem- en el Parlamento y en el mo-
refiere a las acusaciones vicción nos ha dictado. bro del Buró Político del CC vimiento sindical socialdemó- 5 partido, pero no se reincor-
Volvamos ahora al tema del Partido Comunista (b) de Se refiere a los aconte- poró al trabajo en la IC. En
presentadas contra nuestro crata. Slusarski era un alias ciriiientos revolucionarios que 1936, volvió a ser excluido del
grupo. Ucrania y de la Comisión Po- de Wladislaw Kowalskl, diri-
de la divergencia de opi- tuvieron lugar en Hamburgo partido y detenido. Condena-
Reconozco que en el pla- nión entre nosotros. lítica del V Congreso de gente del PCOP, de orienta- y otras ciudades de Alemania
la IC. ción ultralzquierdista. do a diez años de prisión en
en octubre, de 1923. 1937, murió en el destierro.
91
 Jamás nos hemos atenido
a la opinión de que los Je-
fes sean, en general, irreem-
plazables, eternos y que
nunca puedan ser destitui-
dos. No se trata en absolu-
to de ello, pero no pode-
mos pasar por alto las pe-
culiaridades de la época
que vivimos. Es una época
de revolución social. Aún
nos esperan en adelante no
pocas derrotas, fracasos
inevitables, errores y retro-
cesos; muchos ensayos nues-
tros pueden conducirnos por
caminos desacertados. Me-
rece la pena recapacitar
sobre los efectos que ten-
dría la aplicación de tal
método, el que después de
cada intento fracasado, de
cada derrota sufrida, con
el inevitable disgusto que
suponen esos trances nos
pongamos a impulsar una
revolución interna en el
partido, cambiar a toda ¡a
dirección y desacreditar a
los máximos líderes, recar-
gando las tintas al criticar
errores reales, que hayan
cometido. Si se sigue apli-
cando este sistema, si to-
dos los camaradas son ca-
paces de dirigir —y tales
camaradas no vienen al
mundo a docenas, como di-
jera Lenin—, si. todos ellos
son desacreditados por tur-
no, entonces, en el momen-
to decisivo, el proletariado
podría encontrarse sin di-
rigentes probados que se
hayan granjeado la confian-
za de las masas, y la di-
rección de la revolución po-
dría caer en manos de cau-
dillos «temporeros», arribis-
tas y aventureros.
De estas premisas arran-
camos en nuestras carta y
declaración 3 . Al aplicar la
línea del frente unido, no
fuimos proclives en modo
alguno a apoyar las desvia-
ciones oportunistas. Al con-
8 poseen cualidades políticas
En diciembre de 1923, e!
CC del PCOP dirigió al Co-
mité Ejecutivo de la Inter-
nacional Comunista y al Buró
Político del CC del PC(b) de
toda Rusia dichos documen-
tos, que criticaban los méto-
dos de lucha contra el gru-
pa de Brandler en el Partido
Comunista de Alemania, y el
de Trotski, en el PC(b) de la
URSS.
92
trario, detectamos estas des-
viaciones varios meses an-
tes de octubre y, en este
contexto, fueron maduran-
do gradualmente nuestras
críticas a varias decisiones
de la Comintern. Podríamos
probarlo con documentos.
El viraje táctico, realizado
ahora por la Comintern,
coincide con la línea que
trazamos en nuestro último
pleno 9 . El cam. Mólotov se
equivoca mucho si piensa
que no nos gustan la tác-
tica del frente unido, rec-
tificada por el V Congreso,
o el viraje táctico consuma-
do. La diferencia de opinio-
nes se refiere, en primer
lugar, a los métodos orga-
nizativos, así como a la
valoración de los aconte-
cimientos que se operan.
Es una diferencia admisi-
ble en el marco de la línea
táctica de la Comintern.
Sin embargo, afirmamos
que los métodos organiza-
tivos no corresponden a las
instrucciones tácticas.
El cam. Zinóviev nos dijo
hace poco a raíz de nues-
tra intervención y la valo-
ración crítica de algunas
decisiones aprobadas por el
Comité Ejecutivo: si inten-
táis pronunciaros contra no-
sotros, os romperemos los
huesos. Sí, camaradas, lo
podéis hacer fácilmente. Sa-
béis muy bien que en las
condiciones actuales la lu-
cha contra vosotros es im-
posible. Si ponéis los pro-
blemas litigiosos al filo de
la navaja, si decís a los
obreros polacos que opten
por nosotros o por voso-
tros, ¿qué pensáis que ha-
ríamos entonces? Pues bien,
no tendríamos otro remedio
que decirles que os sigan
a vosotros.
En Polonia, más que en
cualquier otro partido de
cualquier otro país, toda
aguda discrepancia, todo
conflicto con el partido ru-
9
El mencionado Pleno del
CC del PCOP se celebró en
marzo de 1924, en Gdansk.
Rectificó la táctica de lucha
por el frente unido y aprobó
una carta al CC del P C ( b ) R ,
que apoyaba la posición del
Buró Político del PC(b)R en
las cuestiones atinentes a la
lucha intrapartidista.
so y el CC de Rusia crea
un grave peligro ideológi-
co para el partido y trope-
zará inevitablemente con
fuerte resistencia, porque
actuamos en una situación
de odio hacia la Rusia So-
viética, una situación que
la burguesía y los concilia-
dores han puesto al rojo
vivo. Precisamente esta di-
ferencia de situaciones polí-
ticas hace que al partido
alemán, por ejemplo, le sea
más fácil abordar con espí-
ritu crítico las cuestiones
más difíciles y contenciosas
en la Internacional Comu-
nista. Por eso, si en rela-
ción con las divergencias
que se han puesto de ma-
nifiesto adoptáis una acti-
tud de guerra contra noso-
tros, en tal caso no puede
ni hablarse de ninguna lu-
cha, derrota o victoria. Tal
es vuestro privilegio sin-
gular y el concomitante pe-
so de responsabilidad ex-
traordinaria que recae so-
bre vosotros.
Camaradas, en nuestra
Internacional Comunista
los huesos rotos se vuelven
a unir. Pero a mí me preo-
cupa otra cosa: a causa de
ese privilegio extraordina-
rio del que disfrutáis, la
gente peligrosa para voso-
tros no son aquellos a quie-
nes se les puede fracturar
los huesos por 'las mismas
razones que nos los rom-
péis a nosotros, sino quie-
nes carecen por completo
de huesos. Hemos visto a
los compañeros de izquier-
da aíemana desde el mo-
mento en que se les entregó
la dirección: han cambiado
de opinión en muchos asun-
tos, abandonando ideas a
las que se atenían antes.
Sin embargo, al observar
este proceso he dicho siem-
pre que obrando así, estos
compañeros demuestran que
valiosas. Porque son jóvenes
dirigentes, camaradas de
poca experiencia, que apren-
den junto con las propias
masas a las que encabezan,
experimentando con ellas
lo que hasta hace poco les
resultaba incomprensible.
Cuando planteábamos la ne-
cesidad de criticarles, no
era para alejarlos de noso-
tros, sino para impelerlos
a superar cuanto antes sus
errores.
Ahora bien, cuando vie-
jos camaradas de nuestra
delegación, los camaradas
que podrían y deberían ha-
ber reflexionado sobre esas
cuestiones polémicas que
están sobre el tapete des-
de hace tiempo, y que du-
rante largos años han lu-
chado contra la línea de
nuestro partido y la línea
de la Comintern, cuando
ellos mismos desean ahora
aprovecharse de nuestra
disputa con la Comintern
para promoverse ellos mis-
mos, cuando esos camara-
das, vienen y declaran que
están ya de acuerdo con to-
do: en el problema agrario,
en el de las nacionalidades, ,
en la cuestión del frente
unido y en la de la manio-
bra revolucionaria, cuando
asistimos a un cambio de
parecer tan súbito, no po-
demos menos de señalar
que éste es un fenómeno
peligroso y que presta a
dudar.
Stalin: ¿Considera Ud. que
no es natural?
Koszutska: No, lo menos
que puede decirse es que
no es natural.
Volvamos una vez más a
los asuntos de Alemania.
Es posible que hayamos so-
brevalorado el peligro de
desviación del KAPD como
resultado de la desespera-
ción y el desencanto provo-
cados por la derrota. Ade-
más, temíamos que el po-
der (en el partido —N. de
la Red.) pasara a manos de
la izquierda.
Las desviaciones kapdis-
tas se han hecho patentes,
si bien con menos fuerza de
lo que pensábamos. El pro-
letariado, como lo eviden-
cian los resultados favora-
bles de las elecciones en
Alemania, se ha recuperado
de su abatimiento. Cabe es-
perar que el viraje a la iz-
quierda, tanto en Alemania
como en Polonia, sea una
señal de la aspiración de
las masas a actuar con
mayor independencia.' Sólo
en tal caso, dicho viraje no
quedará en una frase, sino
que significará un paso ade-
lante en el desarrollo del
movimiento.
Por último, unas cuantas
palabras sobre los resulta-
dos de la discusión que ha
tenido lugar aquí y las con-
clusiones que se despren-
den para el partido.
La inmensa autoridad de
que gozan los camaradas
rusos es un gran factor po-
sitivo para todos nosotros.
Pero, esa autoridad sería
peligrosa, si fuese mal en-
tendida, si matase toda in-
dependencia del modo de
pensar. En la conducta de
muchos compañeros de
nuestra delegación observa-
mos tales indicios peligro-
sos. Por ejemplo, alguien
ha dicho aquí que el Con-
greso nos había elegido al
CC gracias al aval del cam.
Radek. Lo absurdo de tal
afirmación es evidente. Pe-
ro es malo y peligroso que
ciertos camaradas piensan
que esto podría haber ocu-
rrido y que incluso sería ló-
gico. Porque, aunque medie
el aval de un miembro del
Comité Ejecutivo de la In-
ternacional Comunista, el
partido no puede ni debe
elegir a quienes no le me-
rezcan confianza.
Veamos otro fenómeno de
este mismo género. Cuando
el cam. Zinóviev se reunió
con nuestra delegación y
habló en contra de noso-
tros, algunos camaradas se
olvidaron al instante no só-
lo de los largos años de
trabajo conjunto sino inclu-
LOS MIEMBROS DEL CONSEJO DE REDACCIÓN RESPONDEN A LOS LECTORES
PROCESO DEMOCS1ATSCO EN SUDAN
Soy un lector asiduo de «Revista Internacional». Me inte-
resa en especial la situación en los países de Asia y Áfri-
ca. Quisiera pedirles que nos informe sobre los últimos
acontecimientos en Sudán donde, según las noticias que
nos llegan, se ha creado una situación muy complicada.
D. DASHZHAMTZ, colaborador científico,
LA INSURRECCIÓN del.
pueblo sudanés de marzo—
abril de 1985, que puso fin
so de todo lo que todavía
ayer hacíamos y resolvía-
mos conjuntamente. A los
miembros del CC hay que
exigirles mayor independen-
cia tanto en la apreciación
de las cuestiones políticas
como en la de sus propios
compañeros. Sin embargo,
lo peor es que, bajo la pre-
sión ejercida desde fuera,
nuestra delegación cayó en
el pánico, los camaradas se
desconcertaron a tal punto
que han perdido todo pa-
triotismo partidista y el sen-
tido de dignidad partidista,
sin la cual un militante del
partido no vale nada.
Los camaradas que han
hablado aquí en nombre de
la mayoría de la delegación
polaca, ante toda la Inter-
nacional Comunista no in-
tentaron siquiera defender
a su partido contra acusa-
ciones injustas. No os acu-
so de que no nos habéis de-
fendido a nosotros sino de
no haberos defendido a vo-
sotros mismos, vuestro tra-
bajo y vuestros méritos. Es-
to no os lo perdonaré nun-
ca. Por culpa vuestra toda
la Comintern se ha forma-
do una idea falsa de nues-
tra labor. Vuestro deber ele-
mental ante el partido con-
sistía en describirlo como
es en realidad. Esto no lo
habéis hecho. No había mo-
tivos para que os pusieseis
a arrepentiros en esta reu-
nión. Porque sois vosotros
los que allí, en el país, ha-
béis cargado con gran par-
te de una labor, de la que
todo partido podría estar
orgulloso, y por la que tam-
Ulán-Bator
a 16 años de dictadura mi-
litar, debía abrir perspecti-
vas para las transformacio-
bién vosotros debéis sentir
orgullo. Habéis hecho que
nuestro p a r t i d o tenga gran
influencia sobre las masas
a pesar de estar sometido
a violentas represalias. Pe-
se a todos los ataques con-
tra nuestro partido dictados
a representantes de otras
secciones fraternas [se re-
fiere a los partidos como
secciones de la IC. —N. de
la Red.], ante todo, por el
desconocimiento do la rea-
lidad, afirmo que precisa-
mente nuestro partido pola-
co es uno de los más revo-
lucionarios, si no el más re-
volucionario, en la Interna-
cional Comunista. A pesar
de la clandestinidad y de
las persecuciones salvajes
de que es objeto, nuestro
partido ha sabido mantener-
se en contacto con las ma-
sas e infundirles ánimos
combativos. Así lo demues-
tran las recientes elecciones
en la cuenca de Dombrowa 10
y la manifestación de mayo
en Varsovia. El partido de-
be saber apuntarse en su
cuenta estos valiosos éxi-
tos. Recalco que debido a
las intervenciones fraccio-
nistas, no partidistas, de
muchos camaradas, todos los
partidos que integran la Co-
misión polaca, y la Inter-
nacional Comunista, en ge-
neral, se han formado una
idea absolutamente errónea
de nuestro partido. Esta es
10
Se refiere a las eleccio-
nes a las mutualidades de la
cuenca de Dombrowa, en 1924.
Los comunistas obtuvieron
26.UOO votos, mientras que los
demás partidos juntos reunie-
ron sólo 12.000.
nes democráticas y cambios
socioeconómicos en bien de
los trabajadores, para el
cese de la guerra civil y
para el establecimiento de
las relaciones con otros paí-
ses, teniendo en cuenta la
existencia de intereses co-
munes. Esperábamos cam-
bios radicales, pero ocurrió
todo lo contrario." La situa-
ción empeoró en todas las
una grave falta de vosotros,
camaradas de la mayoría de
la delegación polaca; una
falta por la que el partido
tiene derecho y debe cen-
suraros severamente.
En lo que se refiere al
futuro.
Los camaradas rusos po-
drían prestar la más impor-
tante y más deseable ayuda
a nuestro partido, si ayuda-
sen a encauzar en la debida
dirección la discusión que
está a punto de desplegarse
en nuestro partido.
Y para trazar la debida
dirección hay que definir
claramente las cuestiones de
importancia y de actualidad
para Polonia y para nues-
tra labor. Si la discusión se
reduce, en lo fundamental,
a diatribas personales y
ajustes de cuentas entre las
fracciones, como ha ocurri-
do aquí, lejos de curar al
partido, no hará sino pro-
vocar una grave enferme-
dad.
La mesa vuelve a recor-
darme que he agotado el
tiempo concedido. Me veo
obligada a terminar. Sobre
mi pasado, del que se ha
hablado mucho aquí, puedo
decir sólo que, indudable-
mente, he cometido muchos
errores, pero este pasado es,
en general, el del grupo di-
rigente que ha conducido a
un todo partido al comu-
nismo.
No voy a responder a las
acusaciones personales, no
lo merecen. Destacaré sólo
que se basan en datos que
no corresponden a la reali-
dad ni a la verdad.
esferas de la vida. Como
resultado, el país enfrentó
una crisis sin precedente en
la historia moderna.
¿Quién asume la respon-
sabilidad por lo ocurrido?
En primer lugar, el Conse-
jo Militar Provisional que
asumió el poder a raíz de
la insurrección, así como
los gobiernos de coalición
que se'han venido alternan-
93
do después de las elecciones
parlamentarias de 1986, más
exactamente el ala derecha
de la dirección nacional. La
situación se agravó aún más,
cuando junto con el Parti-
do Democrático Unionista
(PDU) y el Partido Al-Um-
ma, pasaron a formar par-
te del gabinete representan-
tes del Frente Islámico Na-
cional [FIN).
El Pleno extraordinario
del CC del Partido Comunis-
ta Sudanés, convocado en
mayo de 1988, subrayó que
la entrada de representan-
tes del FIN en el gobierno
significa la particinación en
éste de un partido inspira-
do en ideas profascistas y
hostil a la democracia. Un
partido que se preocupa só-
lo por garantizar los inte-
reses de las instituciones
financieras islámicas que le
conceden enormes recursos
para sus actividades políti-
cas y económicas. Esto creó
en el país una nueva situa-
ción marcada por la brus-
ca derechización y la re-
nuncia de influyentes sec-
tores dirigentes de dos par-
tidos a su antes declarada
adhesión a la Carta y a las
consignas de la insurrec-
ción.
El CC del PCS señaló
también que el programa
del gobierno de derecha que
había aceptado las tesis del
FIN, se reducía de hecho a
ratificar las leyes del sha-
riat islámico en calidad de
primer paso hacia la supre-
sión de la democracia, la
ilegalización del Partido
Comunista, la persecución
de los sindicalistas que no
apoyaran la política guber-
namental, la rehabilitación
de la dictadura derrocada,
la escalada de la guerra ci-
vil y una política de con-
cesiones a los EE.UU. y sus
aliados.
El gobierno hizo esfuer-
zos desesperados por apro-
bar las leyes del sharlat
Islámico en la Asamblea
Constituyente [Parlamento).
Se agravó bruscamente la
situación en el Sur del país.
Las autoridades renunciaron
a aprobar un acuerdo de
paz rubricado por el Movi-
miento de Liberación , del
Pueblo Sudanés (MLPS) y
el PDU en Addis-Abeba (no-
viembre de 1988) conocido
como «iniciativa de paz pa-
ra Sudán», lo cual provocó
la salida del PDU de la coa-
lición gubernamental y su
paso al lado de la oposi-
ción.
El gobierno utiliza la
prersa. del Frente Islámico
para difundir mentiras y
acusa de corrupción y de
traición a todos los que se
esfuerzan por poner fin a
la guerra civil y dialogar
con los dirigentes del MLPS.
La crisis política ss agra-
va debido al creciente de-
terioro de la situación eco-
nómica a raíz de la deci-
sión tomada en diciembre
de 1988 sobre el alza de los
precios para las mercancías
de primera necesidad (por
ejemplo, se sextuplicó el
precio del azúcar) y la es-
calada de los impuestos,
que generó descontento po-
pular. Una .ola de protestas
recorrió todas las ciudades
sudanesas. Como resultado,
los dirigentes del país se
vieron obligados a ceder y
desistir de las medidas tra-
zadas.
Los círculos gobernantes
despiden arbitrariamente a
la gente, obligan a «pedir
la jubilación» a los fun-
cionarios públicos que no
apoyan su política y nom-
bran en su lugar a reprs-
sentantes de los partidos
gobernantes unidos a la má-
xima dirección por lazos de
parentesco.
El Partido Comunista Su-
danés considera que sólo
la unión de todas las fuer-
zas participantes en la in-
surrección, la defensa per-
manente de las libertades
democráticas y la amplia-
ción del movimiento de so-
lidaridad internacional con
la lucha de nuestro pueblo,
pueden contrarrestar el rum-
bo derechista del gobierno.
Desde la segunda mitad
del año pasado se ha.inten-
sificado notablemente ,i el
movimiento sindical, origi-
nando notables cambios en
la vida política y contri-
buyendo a frustrar los pla-
nes criminales del gobier-
no. En definitiva, la cúspi-
de gobernante sufrió una
peculiar derrota ya que no
consiguió la aprobación de
las leyes del sharlat, cuya
discusión quedó aplazada,
por decisión de la Asam-
blea Constituyente, hasta la
convocatoria de la Confe-
rencia Constitucional Nacio-
nal.
Las masas populares opo-
nen tenaz resistencia a la
política que tiende a priva-
tizar las empresas del sec-
tor público, de acuerdo con
las recomendaciones del
Fondo Monetario Internacio-
nal y el Banco Mundial. Los
sindicatos han emprendido
una lucha decisiva en de-
fensa de los derechos de
los trabajadores y por me-
jores condiciones socioeco-
nómicas de vida. En esta
batalla se combinan diver-
sos métodos: negociaciones,
huelgas, dimisiones colecti-
vas. Los sindicatos actúan
contra los despidos ilega-
les, propugnan el derecho
al trabajo y el respeto de
las leyes que regulan la vi-
da civil. La tarea más im-
portante consiste en apoyar
la iniciativa de paz con vis-
tas a lograr el cese de la
guerra y salvaguardar la
unidad del país.
La política del gobierno
de derecha, que va en con-
tra de los intereses y aspi-
raciones de la aplastante
mayoría del pueblo sudanés
provoca creciente malestar
y oposición manifiesta en
el seno de las Fuerzas Ar-
madas. En febrero de 1989,
los altos mandos del Ejér-
cito sudanés entregaron al
Primer Ministro Sadiq al-
Mahdi y al Consejo Supre-
mo un ultimátum de 21 pun-
tos, que ponía de relieve
problemas tales como el
empeoramiento de las con-
diciones de vida y econó-
micas, la actitud oficial de
desprecio por las garantías
individuales de los ciudada-
nos, la ruptura del frente
interno, el aislamiento de
Sudán en el ámbito interna-
cional y las cuantiosas pér-
didas sufridas en la guerra
contra el Ejército Popular
de Liberación de Sudán
(EPLS) i. El mensaje invi-
taba a formar un gobierno
de amplia coalición. Dato
esencial, el documento su-
brayaba la adhesión del
Ejército a la democracia.
De acuerdo con el artícu-
lo 15 de la Constitución
Provisional, las Fuerzas Ar-
madas son parte orgánica
d.el pue':lo. Están llamadas
a defender la integridad te-
rritorial y la seguridad del
pa's, los objetivos y las
conquistas de la revolución
de rajab (es decir, la insu-
rrección ponular de abril
de 1985).
El mensaje de los altos
manc'os de las Fuerzas Ar-
madas fue Dreced.'do por la
dimisión del ministro de
Defensa, el Genera] Abdel
Madjid Khalil, uno de los
líderes del Partido Al-Um-
ma, quien justificó su deci-
sión alegando que no po-
día seguir colaborando en
el gobierno bajo los cons-
tantes ataques del Frente
Islámico que le tildaba de
pacifista y partidario del
cese de la guerra en el Sur
y de'-ido a la deficiencia de
los recursos asignados pa-
ra fortalecer el Ejército.
El mensaje de los milita-
res tuvo amplia resonancia
y dio lugar a un realinea-
miento de fuerzas en el es-
cenario político del país.
Fue apoyado por todos los
partidos, con excepción del
Frente Islámico, y por los
sindicatos. En principio, se
llegó a un consenso respec-
to a la formación de un go-
bierno de coalición, abierto
a todos los partidos y otras
organizaciones sociales.
Se elaboró el programa
del futuro gabinete, que, el
4 de marzo de 1989, suscri-
bieron los partidos de opo-
sición —representados o no
en la Asamblea Constituyen-
te— y, posteriormente, el
Partido Al-Umma, los sindi-
catos y otras fuerzas. El
FIN se negó a firmarlo. El
Programa estipulaba que su
cumplimiento estaría a car-
go de un gobierno' integra-
do por representantes de
i Brazo militar del MLPS.
—N. de la Red.
los mencionados partidos y
organizaciones.
El documento constaba de
los siguientes puntos fun-
damentales:
— respeto a la legalidad
constitucional, manteni-
miento del sistema demo-
crático, garantía de la se-
guridad del país a nivel in-
terno y en la arena inter-
nacional, cese de la guerra
civil, apuración de una po-
lítica que contribuya al for-
talecimiento de la capaci-
dad combativa de las Fuer-
zas Armadas, reconocimien-
to oficial de la iniciativa
de paz para poner fin a la
guerra en el Sur del país;
— solución de la crisis
de la economía nacional y
elevación del nivel de vida
de los ciudadanos;
— aplicación de una po-
lítica exterior equilibrada y
no participación en los blo-
ques;
— preparación de elec-
ciones generales sobre la
base de leyes electorales
que garanticen la represen-
tación de nuevas fuerzas
políticas.
Después de la firma del
programa por cuarenta par-
tidos y sindicatos, comenza-
ron los contactos y consul-
tas para la formación del
nuevo gabinete, que fue
anunciada el 25 de marzo
de 1989. Además de Al-Um-
CORRESPONDENCIA DE R l
LOS LECTORES RESPÜÜEI, AÑADEN, SUGIEREN
QUISIERA CONOCER...
Al leer en el Na 1 de RI,
de 1989, el mensaje a los
lectores, decidí escribir es-
ta carta. La misiva, a mi
juicio, contiene ideas auda-
ces e innovadoras. Las pro-
puestas relacionadas con la
necesidad de «buscar nue-
vas formas para el inter-
cambio de experiencia en-
tre los partidos hermanos»,
con destino a Tribuna de
discusión, el deseo de tener
una publicación que, con la
participación activa de los
lectores llegue a ser «no
sólo un medio de difusión...
sino que se convierta en un
medio de comunicación» evi-
ma, el PDU y otros parti-
dos, en la nueva Adminis-
tración también obtuvieron
representación el Partido
Comunista Sudanés, con una
cartera (Servicios Públicos
y Reforma Administrativa)
y los sindicatos, con -dos ti-
tulares (de Sanidad y del
Trabajo).
Como ya hemos dicho, el
Frente Islámico se negó a
firmar el programa gu::er-
namcnial y, por consi^u'en-
te, no entró en el nuevo
gabinete, alegando que di-
cho programa no estipulaba
la adbssión al sharlat y que
el FIN se oponía a la par-
ticipación del PCS y los
sindicatos en el gobierno.
Tampoco estaba conforme
con la iniciativa para la
paz en el Sur. El Secreta-
rio General del Frente Is-
lámico, Hassan at-Turabi,
calificó al nuevo gobierno
de ilegítimo y llamó a de-
rrocarlo. Ciertos líderes del
Partido Al-Umma y el pro-
pio Primer Ministro, Sadiq
el-Mahdi, manifestaron su
coincidencia con algunos
criterios defendidos por el
FIN.
A diferencia del Frente
Islámico, que se pronuncia
contra la participación co-
munista en el gobierno, no-
sotros no exigimos que el
FIN quede fuera del nuevo
gabinete. La posición del
dencian que este último
tiempo, la concepción de la
revista ha experimentado
notables modificaciones.
Prueba de ello son tam-
bién, las interesantes car-
tas que, cada vez más a
menudo, aparecen en las
páginas de RI. El lector
manifiesta mayor interés
por las publicaciones que le
hacen reflexionar. De allí
el nivel cualitativamente
nuevo de la corresponden-
cia de la revista.
En este plano, quisiera
formular varias propuestas
concretas.
1. RI debería prestar par-
ticular atención al desen-
PCS se distingue por un alto rarán sin duda obstruir la
sentido de responsabili- labor del gobierno y blo-
dad ante la Patria y no se quear el proceso democrá-
guía por intereses egoístas tico, movilizando con esta
de partido. El Secretario fin sus posibilidades infor-
General del CC del PCS, mativas, recursos económi-
Ibrahim Nugud, en una en- cos y conexiones interna-
trevista al diario Al-Maydan, cionales. Sin embargo, la
confirmó que los comunis- experiencia ha demostrado
tas estábamos dispuestos a que mediante esfuerzos uni-
participar en el gobierno tarios es posible frustrar los
mientras éste se atuviera a planes del Frente Islámico.
los lineamieníos del progra- El cumplimiento de los
ma concertado. En nombre compromisos asumidos por
del partido, manifestó que el Movimiento de Libera-
el PCS no busca el aisla- ción del Pueblo Sudanés a
miento de determinadas la hora de firmar la inicia-
fuerzas políticas. tiva para el cese de la gue-
Pensamos que la forma- rra en el Sur, su participa-
ción del nuevo gobierno sig- ción seria y sincera en la
nifica una primera victoria nueva alianza política al
de las fuerzas que contri- objeto de lograr una paz
buyeron a derrocar la dic- justa constituye un factor
tadura militar, sobre la de- decisivo para el desarrollo
recha y los renegados. Los de la situación. Sobre el
círculos políticos hostiles, MLPS recae una enorme
en especial el FIN, procu- responsabilidad histórica.
Ali Ahmed at-TAYEB,
. representante del Partido Comunista Sudanés
en «Revista Internacional»
NOTA DEL AUTOR: Esta respuesta a nuestro lector fue
redactada antes de! golpe militar del 30 de junio en Su-
dán. Considero que el derrocamiento del gobierno civil
y la toma del poder por los militares no introducen cam-
bios sustanciales en la realidad objetiva del país, no con-
ducirán a la solución de ¡os complejos problemas que en-
frenta Sudán, en particular el de la guerra civil. Este
último siró podrá ser resuelto a condición de que se man-
tenga el rég'me'n democrático y con la participación de
todas las fuerzas políticas y sociales, incluido el Ejército.
mascaramiento de la buro- ción práctica de las conse-
cracia, a la que Lenin ca- cuencias del estalinismo.
lificara de enemigo jurado Sería interesante conocer
del socialismo. Con mayor con más detalles la expe-
razón es importante hacer- riencia de los demás parti-
lo por haber aparecido nue- dos del mundo socialista en
vos términos como los de este terreno.
«burguesía burocrática» y 3. En varios países están
«capitalismo estatal buro- en el poder partidos que
crático». Creo que esta cues- han declarado su adhesión
tión merece ser analizada al marxismo-leninismo, y es
más a fondo. extraño que la revista ha-
2. RI nos da a conocer ble poco de ellos. Me re-
principalmente la experien- fiero a Madagascar, Benin,
cia de dos partidos de los Congo Popular, Angola,
países socialistas —el PCUS Yemen Democrático, Etio-
y el POSH— en el campo pía, Cabo Verde, Mozambi-
de la reestructuración de la que, Zimbabwe, etc. ¿Son
vida socio-política, en el países socialistas o se les
destape total y la elimina- debe designar como países
95
 de orientación socialista? le a conocer sus propias marxiste todas las eta- los gobiernos de los países
¿Son comunistas o revolu- ideas de respecto. pas de la lucha de los co- capitalistas industrializados
cionario-democráticos los Razzaq ABBOUD, munistas, superando la he- deberían indemnizar las pér-
partidos que gobiernan es-
tos países? ¿Qué diferencias
ciudad de Svishtov,
Bulgaria
rencia ideopolítica del es-
talinismo que ha impactado
didas de sus propios ban-
cos disminuyendo los gas-
RESOLUCIONES DEL XV CONGRESO NACIONAL
hay entre los dos tipos de negativamente la actividad tos militares (véase la re-
partidos? ¿Por qué la re-
vista informa tan poco de
SOY DEL MISMO PARECER
En el tf° 3 de Rl (1989)
de muchos partidos. Desde
luego, a nosotros, los que
seña de Francisco Maura al
libro de Juan Vega La deu-
DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE
la experiencia de edifica- leí la carta de Manuel Pac tenemos treinta años, y por da externa. Delito de usura (Primera Parte)
ción de la nueva sociedad Vivas, que habla de la ne- no haber vivido en aquella internacional, en RI, 1989,
en £stos países, de sus cesidad de cambios en la época, nos es más fácil dar Ne 2).
avances y problemas? mentalidad y la actividad este paso, a diferencia de Simpatizo con la idea de
4. No estaría de más dar política de los comunistas. los veteranos. Sin embargo, raducir el presupuesto mili-
por completo los nombres Pienso que muchos vete- el autor de la carta subraya tar, pero considero que
y las direcciones de lecto- ranos comunistas, y entre que «ser'a muy triste, que nuestro país cuenta con no
res, salvo los casos, natu- ellos, el autor de la carta los comunistas no supiéra- pocas opciones para utilizar /viene del reverso de la portada/ minó así el proceso iniciado en las Asambleas
ralmente, en que los pro- publicada, están atravesan- mos aprovechar esta coyun- los recursos liberados que
pios firmantes de las car- do un momento particular- de Células y continuado posteriormente en los
tura, para hacer un mundo queden disponibles, sin ne- tuarse dentro de la periodicidad establecida en
tas deseen conservar el ano- mente difícil. La vida mis- de paz, democracia y bie- cesidad de compensar las los Estatutos. Congresos Locales y Regionales. Nuestra polí-
nimato. De esta manera, la ma los coloca ante la al- nestar social». «pérdidas» de los banque- tica tuvo su origen bajo el fascismo a partir
revista podría servir tam- ternativa de permanecer su- Por mi parte, me solida- ros. El Congreso representa un decidido impulso
del llamado a hacer uso del legítimo derecho
bién de intermediario, favo- jetos a esnuemas dogmáti- rizo por completo con el La solución que propone al proceso de renovación que vive el Partido.
reciendo el contacto entre cos, cerrando los ojos a los parecer de este veterano del pueblo a rebelarse contra la tiranía y de
el Partido Comunista de los Este proviene ante todo de nuestra propia ex-
los lectores. El conocimien- cambios que se operan en comunista. Estados Unidos es naciona- las distintas formas de lucha necesarias para
to y los contactos mutuos torno suyo, o aíender a las
periencia. Se enriquece con el profundo y vivi- avanzar. La elaboración que venía gestándose
A. M1SCHENKO, lizar el sistema financiero
nos ayudarán a compren- voces insistentes que den- Moscú, URSS del país y disminuir consi- ficador proceso en curso en la Unión Soviéti-
en Chile y su apropiación y práctica por el Par-
dernos mejor los unos a los tro de los mismos partidos derablemente los gastos mi- ca, con la perestroika y la glasnost, y en ge-
otros. Por ejemplo, en caso llaman a enfrentar los pro- ¿VALE LA PENA litares. Y una vez reducido tido y extensos sectores del pueblo permitie-
neral en el movimiento comunista. Surge de la ron desarrollar esta formulación inicial hasta
de que a la revista le falta- blemas acuciantes y comple- INDEMNIZAR el presupuesto militar, opi-
ra espacio para publicar ín- jos de la época actual y LAS «PENDIDAS» nan los comunistas, el di-
necesidad de dar respuesta a los grandes de- transformarla en nuestra concepción y línea
tegramente todas las cartas, reconsiderar con óptica crí- A LOS BANQUEROS? nero podría ser invertido safíos de nuestro tiempo, en primer lugar para
política global. El proceso de su gestación nos
los lectores podrían escri- tica el pasado. No puedo aceptar la pro- tanto aquí, en casa, como llevar adelante nuestra política revolucionaria. ha permitido avanzar en la solución de insu-
bir, directamente al que Pac Vivas e.s partidario puesta de que en caso de en el Tercer Mundo. La renovación implica un cambio de métodos
haya abordado algún tema de someter a un análisis cancelar la deuda de los ficiencias evidenciadas bajo el Gobierno Popu-
de interés para ellos, y dar- imparcial y auténticamente países del Tercer Mundo,
Laurant ROSS, y estilos, se expresa en la constante supera- lar por nuestro Partido y las fuerzas revolucio-
•Washington, EE.UU. ción del conflicto entre lo viejo y lo nuevo, de narias respecto de la solución del problema del
considerar al Partido como el elemento subje-
poder e incorporar experiencias propias y de
tivo fundamental, de desarrollar a un nivel su-
otros pueblos en nuestro quehacer revolucio-
perior sus relaciones con las masas. nario.
Trabajar con las conclusiones del Congreso
El Congreso ha confirmado que la Política
exige sacar audazmente al Partido hacia afue-
de Rebelión Popular de Masas constituye la lí-
EN MEiORIA DEL CAMARADA IB NORLUiD ra, avanzar decididamente a legalizarlo en los
hechos, rompiendo así la institucionalidad fas-
nea del Partido para conducir al pueblo en la
perspectiva del poder incluyendo como tarea
cista. El contenido del Congreso debemos lle-
inmediata la resolución de la-contradicción dic-
varlo decididamente al pueblo, a cada lugar de
tadura-democracia, poner fin al fascismo y ter-
Ha fallecido el cantarada Ib Niir- terados arrestos. En 1949 fue elegi- el primero cuando hacía falta lanzar nuestro territorio. Mucho esperan el pueblo,
lund, destacada personalidad del mo- minar con todas sus causas estructurales. Nues-
do al Comité Ejecutivo del CC del y exponer nuevas ideas». las fuerzas revolucionarias y democráticas con-
vimiento comunista y obrero danés PCD y, posteriormente, simultaneó tra política busca crear la correlación de fuer-
En su calidad de diputado al Par- secuentes de las conclusiones de los comunis-
y representante del Partido Comunis- este cargo con el de miembro del lamento, al que fue elegido en dos zas necesaria para la consecución de estos ob-
tas y especialmente del mayor aporte a la cau-
ta de Dinamarca en R e v i s t a In- Secretariado del Comité Central. ocasiones, defendió invariablemente jetivos por medio de una intensa y sostenida
ternacional. sa de la democracia y la libertad que implica
Desde 1949, Ib Norlund era direc- las demandas de los trabajadores y lucha de masas, procurando la más amplia uni-
Ib Norlund nació en agosto de tor de la revista T i d e n. Escribió el desafío de llevarlas a la práctica.
los intereses de la paz y la coope- dad democrática sin exclusiones y mediante la
1917 en Copenhague. Después de cur- muchos libros de estudios políticos, ración internacional. Desde luego, hay diferentes asuntos sobre los
implementación y combinación de las diversas
sar estudios universitarios, ejerció el entre los cuales cabe mencionar E 1 Miembro del Consejo de Redacción cuales debemos seguir profundizando. En la
formas de lucha necesarias para avanzar y
profesorado y colaboró en el Institu- m a r x i s m o e n n u e s t r a épo- de R e v i s t a I n t e r n a c i o n a l du- discusión se ha indicado que debemos ver más
to de Física Teórica bajo la direc- ca, L o s c o m u n i s t a s y l o s acordes a cada situación histórico-concreta.
rante muchos años, Ib Norlund re- a fondo las formas que adoptará la solución
ción de Nie'.s Bohr. En los años 30 p r o b l e m a s d e l a é p o c a con- veló brillantemente en esta labor su La Política de Rebelión Popular de Masas ha
de la contradicción dictadura-democracia, los
fue uno de los organizadores del mo- temporánea, El punto de gran experiencia política, amplios sido valorada como un importante impulso a
momentos de ruptura que pueden presentarse,
vimiento estudiantil y juvenil y di- vista de los comunistas, El conocimientos, dotes de organizador nuestra verdadera renovación, y al fortaleci-
cómo estimular el proceso actual de acumula-
rigente de la Unión de Jóvenes con- p a r t i d o y la l u c h a de c l a s e s y nobles cualidades morales. Hizo miento político, ideológico y orgánico del Par-
tra el Fascismo y la Guerra. y El i n t e r n a c i o n a l i s m o . Co- ción de fuerzas por los cambios que está en
una notable contribución a la conso- tido. El XV Congreso ha permitido incorporar
De 1936 a 1941 desempeñó el car- mo señala el periódico de los comu- lidación de los vínculos entre los desarrollo y las situaciones de crisis que sin
más plenamente a cada militante a su elabo-
go de secretario y, luego, presiden- nistas daneses L a n d o g F o 1 k, «la comunistas daneses y R I, al análisis duda volverán a presentarse. Para ellas debe-
ración actual y futura con el fin de proyectar
te del Comité Central de la Unión de actividad desarrollada por Ib Nor- de los problemas del movimiento mos estar preparados previendo los diversos
la Juventud Comunista de Dinamar- lund a lo largo de más de cincuen- y enriquecer permanentemente sus contenidos.
obrero y al fortalecimiento de la so- virajes que pueden ocurrir en la compleja y
ca, y desde 1938 formaba parte del ta años ha tenida profunda inciden- lidaridad internacional de los comu- favorable situación política en curso. Los delegados al Congreso Nacional reitera-
Comité Central del PC de Dinamar- cia en la determinación del rumbo nistas. ron que la aplicación de la Política de Rebelión
El XV Congreso del Partido ha ratificado la
ca. Durante la Segunda Guerra Mun- de nuestro partido. Ib Norlund ha El recuerdo del camarada Ib Nor- vigencia de nuestra Política de Rebelión Popu- Popular de Masas ha sido un decisivo impulso
dial desarrolló actividades clandes- sido enérgico promotor de la políti- lund vivirá para siempre en nuestros
tinas contra el fascismo y sufrió rei- ca del PCD, un hombre que sabía ser corazones. lar de Masas, ampliando sus contenidos. Cul- /sigue a la vuelta/
 EDICIÓN CHILENA
RESOLUCIONES DEL XV CONGRESO NACIONAL revista
DEL PARTIDO COMUNISTA DECHILE
(Primera Parte)
ACIONAL
NUESTRA ÉPOCA N°8 AGOSTO 1989

¡viene del reverso de la contraportada) de la dictadura. Por ello el pueblo, la izquier-

da y el Partido se aprestan a asumirlas con INTIFADA: SU ORIGEN, DESARROLLO Y PROYECCIONES
a la lucha antifascista. Bajo su inspiración el toda decisión.
pueblo profundizó la crisis de la dictadura a
contar de 1982, llevó a cabo las memorables La batalla electoral debemos transformarla EL PAPEL DEL EJERCITO EN LA POLÍTICA
jornadas de protesta y lucha entre 1983 y 1986 en uría resuelta confrontación de todo el pue-
blo contra la tiranía. Del grado de protagonis-
y aportó con resolución a derrotarla en el ple- PROTEGER LA CULTURA ES NUESTRO DEBER
biscito de octubre de 1986. La rebeldía popular mo de las masas en ella, del despliegue multi-
ha sido factor fundamental que ha permitido facético de sus luchas dependerá en medida
y permite crear condiciones favorables para decisiva la posibilidad de obtener el ,triunfo, COORDENADAS IDEOLÓGICAS. VISION DEL PCI
hacer a un lado a Pinochet y abrir paso a un hacerlo respetar y provocar la necesaria rup-
tránsito democrático. tura de la institucionalidad fascista. REFLEXIONES CON MOTIVO DEL COMIENZO DE LA 2a GUERRA
Las concepciones políticas de los comunistas Resulta indispensable levantar las demandas
han sido enriquecidas con la integración de sociales y democráticas de todo orden que se MUNDIAL
elementos permanentes gracias a la elabora- anidan en el pueblo, como lo han hecho ya la
" ción y aplicación de la Política de Rebelión Po- Central Unitaria de Trabajadores, pobladores,
pular de Masas, en especial en lo que respecta estudiantes, otros sectores y las organizaciones
al papel del Partido como aspecto principal del de Derechos Humanos que reclaman la justa
factor subjetivo e impulsor decidido del con- demanda de «verdad y justicia» y la libertad
junto de las luchas populares y a asumir una inmediata a todos los presos políticos. Esto de-
opción de poder para el pueblo encabezado por be unirse a una plataforma común cuyo con-
las fuerzas revolucionarias y democráticas con- tenido esencial sea la renuncia de Pinochet a
secuentes. todos sus cargos, el fin de todo tutelaje mili-
El XV Congreso ha manifestado el decidido tar y la instauración de una nueva institucio-
propósito de resolver las trabas que aún per- nalidad verdaderamente democrática que ex-
sisten para el más pleno desarrollo de nuestra prese el pleno imperio de la soberanía popular
Política de Rebelión Popular de Masas, a par- y de los Derechos Humanos comprendidas las
tir de la vasta experiencia ya acumulada y ha más sentidas reivindicaciones económicas, so-
permitido fortalecer una misma y clara com- ciales y culturales no satisfechas en estos 15
prensión sobre sus contenidos esenciales y BU años. Algunas de ellas podrán con el empuje
aplicación. de un fuerte movimiento de masas, transfor-
En el período inmediato el objetivo más im- marse en conquistas inmediatas a partir del
portante de la Política de Rebelión Popular de triunfo electoral del 14 de Diciembre, asestan-
Masas es resolver la contradicción principal do así golpes efectivos a la institucionalidad
fascismo-democracia. La democracia sólo se del régimen.
puede alcanzar por medio del quiebre y des- Es imperativo también desarrollar la fuerza
mantelamiento del régimen dictatorial en su y unidad del pueblo en la base a un nuevo ni-
conjunto. Chile necesita una verdadera revolu- vel, siendo al respecto una tarea de primer
ción democrática y antifascista que democra- orden la emergencia de un verdadero poder
tice a fondo el país y sus instituciones y dé democrático en la comuna, alternativo al del
respuesta efectiva a los problemas del pueblo. régimen. Para ello es preciso impulsar l;i l u í
La tarea urgente y principal en la presente si- ciativa de las masas en un proceso que n i i r i ' i . .
tuación consiste en acelerar el actual proceso agrupe y coordine las organizaciones terrltorl.'i
de acumulación de fuerzas tras este objetivo les de todos los sectores sociales. Se debe mu
patriótico. siderar de manera importante la or>:;ml/,n h u í
Las elecciones de diciembre constituyen un de Autodefensa de Masas como e l e m e n t o que
elemento más definitorio que el plebiscito res- ayude a enfrentar la represión y l;is p i - u V H . i
pecto a la permanencia de Pinochet y la suerte cionea de Pinochet y su régimen.