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Instituto de Formación Docente y Técnica Nº 82, La Matanza.

Perspectiva Sociopolítica.

Carrera: Profesorado en Economía / Profesorado en Psicología

Ciclo lectivo: 2018.

El presente texto fue pensado y elaborado pensando en la experiencia de años


anteriores. El objetivo es tratar de acercar a l@s estudiantes conceptos e ideas que
sirvan para establecer puentes, relaciones y asociaciones con los textos de la cátedra.
Las citas de las fuentes se debe a un ejercicio de acercar tanto textos de autores sobre
las temáticas, como documentos históricos para complementar la lectura y clases.
2

La construcción del orden burgués.

Relación social y modo de producción.


Como ya vimos1 Ozlak define al período posterior a la emancipación americana como
una época “… en la que comenzaban a
difundirse en América Latina relaciones de
producción capitalista”2, las cuales se
habían originado, difundido y extendido
con distinto grado en Europa.

El feudalismo había encarnado otras


relaciones las de vasalle, servidumbre. Esta
relación era reglada, normativizada
mediante leyes. Así encontramos por
ejemplo “Las siete partidas del Rey D.
Alfonso el Sabio”3, aparentemente
publicadas en 1555 y reimpresas en 1758,
en donde en su título XXV “De los vasallos”
define todas las pautas para la misma: qué
cosa es señor, que cosa es vasallo. Había toda una legislación que regulaba el vínculo.

La Ley III (p. 156) prescribía “En que manera se deve (sic) dar, e rescibir, el Feudo”.

1
Me refiero al texto “Estado, poder y dominación”, bibl. de la cátedra.
2
Ozslak, citado, Oscar: “La formación del Estado argentino”, Planeta, Bs. As., 1997, p. 27.
3
Biblioteca Saavedra Fajardo de pensamiento politico hispano, Reinos Medievales: “Alfonso X, Rey de
Castilla; Berní y Catalá, José; López de Tovar, Gregorio. Siete Partidas [ IV ]. Cuarta Partida”, p. 156,
http://www.saavedrafajardo.org/FichaLibro.aspx?id=1732098&pag=153
3

Estas relaciones entre señor y siervo son llamadas de servidumbre, de vasallaje o


“corvèe”. Althusser-Balibar citando a Marx la define como la “forma más simple de la
renta territorial feudal, la renta en trabajo (corvèe)”4.

Massimo Pavarini nos dice que la transición del modelo de producción feudal al
sistema de producción capitalista “cubre un arco de tiempo realativamente amplio.
Desde el siglo XVI hasta el XVIII…”5. Esa transición fue un proceso traumático. Moría
un orden y nacía otro. Para Pavarini se produce un

“violento procesos socio”conómico" en donde se da la “acumulación de


riquezas en las manos de la clase burguesa y creación de un ejército industrial
de reserva, o sea, creación de amplias concentraciones de expropiados por los
medios de producción, ya no campesino y todavía no clase obrera y por lo tanto
un universo de marginados…”6.

Carlos Marx habla de esto en su obra “El Capital” con su particular estilo irónico y
filoso:

“Todo el proceso, pues, parece suponer una acumulación ´originaria´previa a la


acumulación capitalista (´previous accumulation´, como la llama Adam Smith),
una acumulación que no es el resultado del modo de preducción capitalista,
sino su punto de partida.

Esta acumulación originaria desempeña en la economía política


aproximadamente el mismo papel que el pecado original en la teología. Adán
mordío la manzana, y con ello el pecado se posesionó del género humano. Se
nos explica su origen contándolo como una anécdota del pasado. En tiempos
remotos había, por un lado, una elite diligente, y por el otro una pandilla de
vagos y holgazanes que dilapidaban todo lo que tenían y aún más. Cierto que la
leyenda del pecado original teológico nos cuenta cómo el hombre se vio

4
Althusser- Balivar; “Para leer el capital”, Siglo XXI editores, México, 2004, p. 242.
5
Pavarini, Massimo: “Control y dominación. Teorías criminológicas burguesas y proyecto hegemónico”,
Siglo XXI editores, México, 1993, p. 27.
6
Idem, p. 32.
4

condenado a ganarse el pan con el sudor de su frente, mientras que la historia


del pecado original económico nos revela cómo hay gente que para ganarse el
pan no necesita sudar, ni mucho menos. Tanto da”. Ocurrió así que los
primeros acumularon riqueza y los últimos terminaron por no tener nada que
vender excepto su pellejo. Y de este pecado original arranca la pobreza de la
gran masa – que aún hoy, pese a todo su trabajo, no tiene nada que vender
salvo sus propias personas – y la riqueza de unos pocos, que crece
continuamente aunque sus poseedores hayan dejado de trabajar hace mucho
tiempo”7.

Aquí Marx refuta a Adam Smith y su obra “Investigación sobre la naturaleza y causas
de la riqueza de las naciones”. Y afirma que la acumulación originaria se da por la
violencia. Lo que está denunciando Marx es que para valorizar se necesita de los
trabajadores. Y los llama “trabajadores libres” que venden su trabajo. Y manifiesta que
los llama libres porque

“ni están incluídos directametne entre los medios de producción - como sí lo


están los esclavos, sievos de la gleba, etcétera – ni tampoco les pertenece a
ellos los medios de producción…”.

Precisamente es esa la condición fundamental de la producción capitalista:

“La relación del capital presupone la escisión entre los trabajadores y la propiedad
sobre las condiciones de realización del trabajo. Una vez establecida la producción
capitalista, la misma no sólo mantiene esa división sino que la reproduce en escala
cada vez mayor. El proceso que crea a la relación del capital, pues, no puede ser otro
que el proceso de escisión entre el obrero y la propiedad de sus condiciones de trabajo,
proceso que, por una parte, transforma en capital los medios de producción y de
subsistencias sociales, y por otra convierte a los productores directos en asalariados.
La llamada acumulación originaria no es, por consiguiente, más que el proceso
histórico de escisión entre productor y medios de producción. Aparece como

7
Marx, Carlos: “El capital”, Tomo I, Vol 3, Libro primero “El proceso de producción del capital”, Siglo XXI
editores, México, 1998, p. 891 y 892. Bastardilla en el original.
5

´originaria´porque configura la prehistoria del capital y del modo de producción


correspondiente al mismo”8.

Marx advierte todo el proceso que desata la disolución del modo de producción feudal
y el comienzo del modo de producción capitalista. Con el feudalismo caía la
aristocracia y el derecho divino (se es rey “por la gracias de Dios”). Tal como afirma
Pavarini, “… la clase burguesa conquista el poder político asumiendo el papel de clase
dominante”9. Había que realizar entonces, lo que Marx vio claramente:

“El proceso de escisión, pues, abarca en realidad toda la historia del desarrollo
de la moderna sociedad burguesa, historia que no ofrecería dificultad alguna si
los historiadores burgueses no hubieran presentado la disolución del modo
feudal de producción exclusivamente bajo el clair-obscur (claroscuro) de la
emancipación del trabajador, en vez de presentarla a la vez como
transformación del modo feudal de explotación en el modo capitalista de
explotación”10.

Lo que Marx y Pavarini afirman es que los que eran siervos feudales ya no tienen la
posibilidad de trabajar la tierra y con ello enfrentan el problema de comer todos los
dias. La disolución de ese vínculo, el vasallaje, que se hacía bajo juramento, al
disolverse deja al vasallo en situación de desamparo. Pero va a ser la teoría política la
que presente la destrucción de ese vínculo feudal y la construcción del asalariado
como libertad de los hombres11. ¿Cuál libertad en verdad tenían? La de optar entre
ser explotados o morirse de hambre.

En otros pasajes de El Capital afirma Marx:

“La naturaleza no produce por una parte poseedores de dinero o de mercancías


y por otra personas que simplemente poseen sus propias fuerzas de trabajo.
Esta relación en modo alguno pertenece al ámbito de la historia natural, ni
tampoco es una relación social común a todos los períodos históricos. Es en sí
misma, ostensiblemente, el resultados de un desarrollo histórico precedente, el

8
Idem., p. 892 y 893. Bastardilla en el original.
9
Pavarini, cit. p. 27.
10
Marx, cit. p. 893. Bastardilla en el original.
11
Pavarini, cit., p. 27.
6

producto de numerosos trastocamientos económicos, de la decadencia


experimentada por toda una serie de formaciones más antiguas de la
producción social”12.

Al analizar la transformación del dinero en capital Marx vuelve a criticar la noción de


libertad y acumulación primaria.

“El otrora poseedor de dinero abre la marcha como capitalista; el poseedor de


fuerza de trabajo lo sigue como su obrero; el uno, significativamente, sonríe
con ínfulas y avanza impetuoso; el otro lo hace con recelo, reluctante, como el
que ha llevado al mercado su propio pellejo y no puede esperar sino una cosa:
que se lo curtan”13.

Aproximadamente entre 1346 y 1349 hubo una pandemis de peste negra (o bubónica)
en Europa. La misma tuvo un efecto letal no sólo por la cantidad de muertos sino
porque no diferenciaba entre pobres y ricos. National Geographic calcula que el índice
de mortalidad rondó el 60% en Europa: “En términos absolutos, los 80 millones de
europeos
quedaron
reducidos
a tan sólo
30 entre
1347 y
1353”14. El
cuadro de
Brueghel
que aquí
reproducimos fue titulado “El triunfo de la muerte” y su observación exime de
comentarios.

12
Marx, cit. Tomo I, Vol I, Libro primero “El proceso de producción del capital”, p. 206.
13
Idem, p. 214.
14
National Geographic, http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/la-peste-
negra-la-epidemia-mas-mortifera_6280/9
7

Castel cita una ordenanza muy ilustrativa de 1349 promulgada por el Rey Eduardo III
de Inglaterra, conocida como “Estatuto de los trabajadores”. La misma estaba
originada por la falta de trabajadores y porque los que habían sobrevivido exigían
mejores sueldos por sus tareas. Aquí la reproducimos:

“Porque una parte importante de la población, en especial de trabajadores


[workmen] y servidores [servants], ha sido recientemente víctima de la peste,
muchos, viendo la necesidad en que se encuentran los amos y la gran escasez
de servidores, ya no quieren servir [to serve] a menos que se les paguen
salarios [wages] excesivos, y algunos prefieren mendigar en la ociosidad y no
ganarse la vida trabajando. Nosotros, considerando los graves inconvenientes
que ocasionará en adelante una escasez de ese tipo, después de deliberación y
de acuerdo con los nobles, los prelados y las personas instruidas que nos
asisten, con su consentimiento, ordenamos:

Que cada súbito, hombre o mujer, de nuestro reino de Inglaterra, sea cual fuere
su condición, libre o servil [bord], que sea válido, tenga menos de sesenta años,
no viva del comercio [not living in merchandise] ni ejerza un oficio artesanal
[craft], que no posea bienes de los que pueda vivir, ni tierras a cuyo cultivo
pueda dedicarse, y que no esté al servicio de nadie [not serving any other], si se
le requiere que sirva de una manera que corresponda a su estado, será
obligado a servir a quien se lo haya de tal modo requerido, y por el lugar que
será obligado a ocupar recibirá solamente los sueldos en especie, comida o
salario que eran de uso durante el vigésimo año de nuestro reinado, o uno de
los cinco o seis años anteriores promedio. Queda entendido que el señor será
siempre preferido a cualquier otro por sus propios siervos y campesinos, de tal
manera que éstos sean mantenidos a su servicio –pero que no obstante los
señores no tendrán que conservarlos a su servicio más tiempo que el que les
resulte necesario, y si un hombre o una mujer, a quienes de tal modo se les ha
requerido que sirvan, no lo hacen, estando este hecho atestiguado por dos
hombres dignos de fe ante el alguacil, el baile, el señor o el preboste de la [73]
ciudad, será inmediatamente conducido por ellos, o por uno de ellos, a la
prisión más cercana, donde quedará bajo custodia hasta que sea seguro que
8

sirva bajo las formas enunciadas más arriba. Que si un trabajador o servidor
abandona su servicio antes del tiempo requerido, será encarcelado. Que los
trabajadores recibirán los antiguos salarios, sin nada más. Que si el señor de
una ciudad o de un dominio contraviene de cualquier manera esta disposición,
pagará en enmienda el triple de la suma [abonada]. Que si un artesano
[artificer] o un obrero recibe un salario más elevado que el que se le debe, será
encarcelado. Que los alimentos serán vendidos a precios razonables. Asimismo,
puesto que muchos mendigos válidos [able-bodies beggars] viven de la
mendicidad todo el tiempo que pueden, se niegan a trabajar y se entregan a la
pereza al vicio, y a veces al robo y a otras abominaciones, nadie, bajo pena de
sanciones, podrá dar nada, con pretexto de piedad o limosna, a quienes pueden
trabajar, ni alentarlos en sus inclinaciones [desires], de tal modo que se vean
obligados a trabajar para vivir”15.

No sería la única. Las cortes de en 1350 fijaron los precios máximos. En 1351 en
Castilla se promulgó la ordenanza que ordenaba a todo hombre sano mayor de 12
años y también fijó los sueldos. Lo mismo en Francia y Portugal, llegándose a prohibir
la migración16.

¡Nos descubrieron! ¡Por fin nos descubrieron!17

¿La pregunta que nos hacemos es qué pasó en nuestro país? Porque uno de los
elementos distintivos de América Latina es que “nos descubrieron” en 1492. Ya vimos
la cita de Ozlak en la que afirma que se comienzan a difundir las relaciones de
producción capitalista. ¿Hubo algo parecido a la “acumulación originaria”? Lo hubo.
Las “conquistas del desierto” (la de la pampa húmeda como la del Gran Chaco) son lo
más parecido a ello. Para realizar tal empresa había que construir previamente un

15
Castel, Robert: “La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salario”, p. 60.
file:///C:/Users/Gustavo/Desktop/LIBROS/castel-robert-la-metamorfosis-de-la-cuestic3b3n-social.pdf
16
Lis, C- Soly, H: “Pobreza y capitalismo en la Europa preindustrial 1350-1850”, Akal Universitaria,
Madrid, 1984, p. 66.
17
Les Luthiers: “Cantata del Adelantado Don Rodrigo Diaz de Carreras”,
https://www.youtube.com/watch?v=trQy3IUk-Ek
9

ideario, el de la civilización, el del “orden y progreso” que ya vimos18 que legitimara


esa apropiación de tierras. Es que el desierto no estaba tan desierto. Y para ocupar
esas tierras había que matar a los indios. Veamos algunos antecedentes.

No reiteraremos aquí lo visto en el texto de Svampa, pero sí diremos que el


“descubrimiento” de América tiene múltiples aristas y aspectos. ¿La pregunta es qué
elementos legitimaban el derecho de apropiación? ¿Cuál era el derecho y autoridad
enunciada para llevarse el oro y la plata?

“La manufactura y, en general, el movimiento de la producción experimentaron


un auge enorme gracias a la expansión del trato como consecuencia del
descubrimiento de América y de la ruta marítima hacia las Indias orientales. Los
nuevos productos importados de estas tierras, y principalmente las masas de
oro y plata lanzadas a la circulación, hicieron cambiar totalmente la posición de
unas clases con respecto a otras y asestaron un rudo golpe a la propiedad
feudal de la tierra y a los trabajadores, al paso que las expediciones de
aventureros, la colonización y, sobre todo, la expansión de los mercados hacia
el mercado mundial, que ahora se hacía posible y se iba realizando día tras día,
daban comienzo a una nueva fase del desarrollo histórico, en la que en general
no hemos de detenernos aquí. La colonización de los países recién descubiertos
sirvió de nuevo incentivo a la lucha comercial entre las naciones y le dio, por
tanto, mayor extensión y mayor encono”19.

Quien otorgaba ese permiso era el Papa mediante un escrito llamdo bula. El Cardenal
de Valencia, Rodrigo Borja, fue nombrado Papa conocido como Alejandro VI. A raíz de
un conflicto con el Rey de Portugal y la navegación por el Atlántico y colonización de
tierras africanas el Papa concede a la Reyes Católicos (cuyo título le había dado este
mismo Papa) la bula Inter Caetera:

“se les hacía donación a los monarcas católicos de las tierras e islas
descubiertas navegando hacia el occidente -hacia las Indias-, siempre y cuando
no pertenecieran a otro príncipe cristiano, con los mismos derechos y

18
Ver texto de la cátedra “Estado poder y dominación”, p. 2.
19
Marx, Carlos: “La ideología alemana”, Nuestra América, Bs. As., 2004, p. 56.
10

privilegios con que contaban los reyes portugueses en las suyas. En esta bula no
se hace referencia a ninguna línea divisoria”20.

El contexto histórico de ese momento era la lucha contra los “infieles” sarracenos que
tenían ocupada buena parte de lo que hoy es España. En esa empresa los Reyes
Católicos cumplían un rol fundamental. De hecho reconquistan la ciudad de Granada el
1º de enero de 1492. Reproducimos aquí esta bula:

“Alejandro [obispo, siervo de los siervos de Dios]. Al queridísimo hijo en Cristo


Fernando y a la queridísima hija en Cristo Isabel, ilustres reyes de Castilla, León,
Aragón y Granada, salud [y bendición apostólica]. Entre las obras agradables a
la divina Majestad y deseables para nuestro corazón existe ciertamente aquella
importantísima, a saber, que, principalmente en nuestro tiempo, la fe católica y
la religión cristiana sean exaltadas y que se amplíen y dilaten por todas partes y
que se procure la salvación de las almas y que las naciones bárbaras sean
abatidas y reducidas a dicha fe. Desde que fuimos llamados a esta sede de
Pedro, no por nuestros méritos sino por la divina misericordia, hemos sabido
que sois reyes y príncipes verdaderamente católicos, como siempre supimos
que erais y como lo demuestran a casi todo el mundo vuestras obras
conocidísimas, ya que no habéis antepuesto nada a ella, sino que la habéis
buscado con toda aplicación, esfuerzo y diligencia, no ahorrando trabajos,
gastos ni peligros; incluso derramando la propia sangre; y os habéis dedicado ya
desde hace tiempo con todo vuestro ánimo a la misma, como lo atestigua en la
actualidad la reconquista del reino de Granada de la tiranía de los sarracenos,
hecha con tanta gloria para el Nombre de Dios; por ello, de un modo digno y no
inmerecido, nos sentimos inclinados a concederos espontanea y
favorablemente todo aquello que os permita seguir en el futuro con este
propósito santo, laudable y acepto a Dios, con ánimo más ferviente, para honor
del mismo Dios y propagación del Imperio cristiano. Nos hemos enterado en
efecto que desde hace algún tiempo os habíais propuesto buscar y encontrar
unas tierras e islas remotas y desconocidas y hasta ahora no descubiertas por
20
Bejarano Almada, M: “Las bulas alejandrinas, detonantes de la evangelización en el Nuevo Mundo”,
Red Scielo, Revista del Colegio de San Luis, vol. 6 Nº 12, 2016, p. 14,
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-899X2016000200224
11

otros, a fin de reducir a sus pobladores a la aceptación de nuestro Redentor y a


la profesión de la fe católica, pero, grandemente ocupados como estabais en la
recuperación del mismo reino de Granada, no habíais podido llevar a cabo tan
santo y laudable propósito; pero como quiera que habiendo recuperado dicho
reino por voluntad divina y queriendo cumplir vuestro deseo, habéis enviado al
amado hijo Cristóbal Colón con navíos y con hombres convenientemente
preparados, y no sin grandes trabajos, peligros y gastos, para que a través de un
mar hasta ahora no navegado buscasen diligentemente unas tierras remotas y
desconocidas. Estos, navegando por el mar océano con extrema diligencia y con
el auxilio divino hacia occidente, o hacia los indios, como se suele decir,
encontraron ciertas islas lejanísimas y también tierras firmes que hasta ahora
no habían sido encontradas por ningún otro, en las cuales vive una inmensa
cantidad de gente que según se afirma van desnudos y no comen carne y que -
según pueden opinar vuestros enviados- creen que en los cielos existe un solo
Dios creador, y parecen suficientemente aptos para abrazar la fe católica y para
ser imbuidos en las buenas costumbres, y se tiene la esperanza de que si se los
instruye se introduciría fácilmente en dichas islas y tierras el Nombre de
Nuestro Señor Jesucristo y el nombrado Cristóbal en una de las islas principales
ya hizo construir y edificar una torre bastante pertrechada en la que dejó a
algunos de los cristianos que iban con él para que la custodiasen, y buscasen
otras tierras lejanas y desconocidas; en algunas de las islas y tierras ya
descubiertas se encuentra oro, aromas y otras muchas materias preciosas de
diverso género y calidad.

Por todo ello pensáis someter a vuestro dominio dichas tierras e islas y también
a sus pobladores y habitantes reduciéndolos -con la ayuda de la divina
misericordia- a la fe católica, tal como conviene a unos reyes y príncipes
católicos, y siguiendo el ejemplo de vuestros progenitores de gloriosa memoria.
Nos pues encomendando grandemente en el Señor vuestro santo y laudable
propósito, y deseando que el mismo alcance el fin debido y que en aquellas
regiones sea introducido el nombre de nuestro Salvador, os exhortamos cuanto
podemos en el Señor y por la recepción del sagrado bautismo por el cual estáis
12

obligados a obedecer los mandatos apostólicos y con las entrañas de


misericordia de nuestro Señor Jesucristo os requerimos atentamente a que
prosigáis de este modo esta expedición y que con el animo embargado de celo
por la fe ortodoxa queráis y debáis persuadir al pueblo que habita en dichas
islas a abrazar la profesión cristiana sin que os espanten en ningún tiempo ni los
trabajos ni los peligros, con la firme esperanza y con la confianza de que Dios
omnipotente acompañará felizmente vuestro intento. Y para que -dotados con
la liberalidad de la gracia apostólica- asumáis más libre y audazmente una
actividad tan importante, por propia decisión no por instancia vuestra ni de
ningún otro en favor vuestro, sino por nuestra mera liberalidad y con pleno
conocimiento y haciendo uso de la plenitud de la potestad apostólica y con la
autoridad de Dios omnipotente que detentamos en la tierra y que fue
concedida al bienaventurado Pedro y como Vicario de Jesucristo, a tenor de las
presentes, os donamos concedemos y asignamos perpetuamente, a vosotros y
a vuestros herederos y sucesores en los reinos de Castilla y León, todas y cada
una de las islas y tierras predichas y desconocidas que hasta el momento han
sido halladas por vuestros enviados y las que s

e
encontrasen en el futuro y que en la actualidad no se encuentren bajo el
dominio de ningún otro señor cristiano, junto con todos sus dominios,
13

ciudades, fortalezas, lugares y villas, con todos sus derechos, jurisdicciones


correspondientes y con todas sus pertenencias; y a vosotros y a vuestros
herederos y sucesores os investimos con ellas y os hacemos, constituimos y
deputamos señores de las mismas con plena, libre y omnímoda potestad,
autoridad y jurisdicción. Declarando que por esta donación, concesión,
asignación e investidura nuestra no debe considerarse extinguido o quitado de
ningún modo ningún derecho adquirido por algún príncipe cristiano. Y además
os mandamos en virtud de santa obediencia que haciendo todas las debidas
diligencias del caso, destineis a dichas tierras e islas varones probos y
temerosos de Dios, peritos y expertos para instruir en la fe católica e imbuir en
las buenas costumbres a sus pobladores y habitantes, lo cual nos auguramos y
no dudamos que haréis, a causa de vuestra máxima devoción y de vuestra regia
magnanimidad. Y bajo pena de excomunión latae sententiae en la que incurrirá
automáticamente quien atentare lo contrario, prohibimos severamente a toda
persona de cualquier dignidad, estado, grado, clase o condición, que vaya a
esas islas y tierras después que fueran encontradas y recibidas por vuestros
embajadores o enviados con el fin de buscar mercaderías o con cualquier otra
causa, sin especial licencia vuestra o de vuestros herederos y sucesores. Y como
quiera que algunos reyes de Portugal descubrieron y adquirieron, también por
concesión apostólica algunas islas en la zona de Africa, Guinea y Mina de Oro y
les fueron concedidos por la Sede Apostólica diversos privilegios, gracias,
libertades, inmunidades, exenciones e indultos; Nos, por una gracia especial,
por propia decisión, con plena conciencia y usando de la plenitud apostólica,
queremos extender y ampliar de modo semejante, a vosotros y a vuestros
sucesores, respecto a la tierras e islas halladas por vosotros o las que se
hallasen en el futuro, todas y cada una de aquellas gracias, privilegios,
exenciones, libertades, facultades, inmunidades e indultos, con la misma
eficacia que si se encontrasen insertos palabra por palabra en las presentes, y
queremos que podáis y debáis usar, poseer y gozar de los mismos libre y
lícitamente en todo caso y circunstancia tal como si hubiesen sido
especialmente concedidos a vosotros o a vuestros sucesores. No obstando en
contrario de lo concedido en las presentes letras ninguna constitución u
14

ordenación apostólica. Confiando en Aquel de quien proceden todos los bienes,


imperios y dominios, esperamos que si -con la ayuda del Señor- continuáis con
este santo y laudable trabajo en breve tiempo se conseguirá el éxito de
vuestros esfuerzos con felicidad y gloria de todo el pueblo cristiano. Pero como
sería difícil llevar las presentes letras a todos aquellos lugares en los que
podrían resultar necesarias, queremos y con similar determinación y
conocimiento determinamos que todas las copias de las mismas que fueran
suscritas por un notario público y munidas con un sello de alguna persona
investida de una dignidad eclesiástica, o de una curia eclesiástica, gocen del
mismo valor probatorio en un juicio o fuera de él que si fueran mostradas las
presentes. Nadie pues se atreva [en modo alguno] a infringir [o a contrariar con
ánimo temerario este documento] de nuestra exhortación, requerimiento,
donación, concesión, asignación, investidura, acción, constitución, deputación,
mandato, inhibición, indulto, extensión, ampliación, voluntad y decreto. Si
alguien pues [se atreviese atentar esto sepa que incurre en la ira de Dios
omnipotente y de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo].

Dado en Roma junto a San Pedro, en el año [de la encarnación del Señor] mil
cuatrocientos noventa y tres, el día quinto de las nonas de mayo [3 de mayo],
primero de nuestro pontificado”21.

Está claro que si los “bienes, imperios y dominios” son de “Aquel” y además fue Dios
quien le dio la postestad a Pedro y por consiguiente al Papa, este por la autoridad
“divina” “dona, concede y asigna perpetuamente a los Reyes y a los herederos en
ejercicio de la liberalidad de estos últimos… El objetivo era la ampliación y dilatación
de la fe cristiana para la salvación de almas, tal como lo especifica la bula. A esto hay
que agregarle la calificación que hacen de los sarracenos: “infieles”. La misma bula
habla de los habitantes del nuevo mundo como “indios”.

La historia que siguió al “descubrimiento” es conocida y no será objeto de análisis.


Pero sí nos interesa analiza el poder como constitutivo de la relación social 22. Al ser

21
http://www.artic.ua.es/biblioteca/u85/documentos/1572.pdf
15

estas asimétricas, desiguales, las mismas necesitan de legitimidad. Dice Bobbio-


Bobero:

“El poder tiene necesidad de ser justificado. Es un principia general de Ia


filosofia moral que lo que tiene necesidad de ser justificado es Ia mala conducta
no Ia buena. No tiene necesidad de ser justificado quien desafia a Ia muerte
para salvar a un hombre en peligro; de esto tiene necesidad quien lo ha dejado
morir (…) Solo Ia justificacion, cualquiera que esta sea, hace del poder de
mandar un derecho y de Ia obediencia un deber, es decir, transforma una
relacion de mera fuerza en una relacion juridica”23.

Los contractualistas.

Tal como veíamos en las citas de Pavarini y Marx al principio de este trabajo (me
refiero a las citas 9 y 10) el pasaje del orden feudal al burgués demandó tiempo e
ideas. Transformar al vasallo en proletario no fue sencillo. En el primero la idea de
trabajo es diferente a la del segundo. En la Edad Media el siervo trabajaba para pagar
la renta o prestación acordada y para el mantenimiento de las necesidades cotidianas
de la vida: alimento, vivienda, vestimenta. El tiempo de trabajo era el requerido para
cumplir con estos requerimientos. Había otra concepción del trabajo.

“La idea contemporánea del trabajo no aparecería realmente hasta la llegada


del capitalismo fabril (…) La «producción material> no estaba, pues, en su
conjunto, regida por la racionalidad económica”24.

“La nueva geografía socioeconómica que se determina con la progresiva


ruptura de los vínculos feudales y con la emergencia de una economía

22
Este tema se aborda en parte el el texto de la cátedra “Estado, poder y dominación” en el subtítulo
“Dominacion, poder y construcción de la realidad”. Allí se analiza la construcción del Estado argentino.
En este otro trabajo trataremos de analizar más en profundidad el ejercicio del poder.
23
Bobbio, N-Bovero, M: “Origen y fundamentos del poder político”, Enlace Grijalbo, Mexico, 1985, p.
29.
24
Gorz, André: “Metamorfosis del trabajo.”, Cap. 1 “La invención del trabajo”, Editorial Sistema, Madrid,
1991, p. 29.
16

capitalista imponte la necesidad de elaborar un nuevo atlas sobre el cual


ordenar la práctica política”.

La crítica al “ancienne régime” o viejo orden tenía que incluir, forzosamente un nuevo
proyecto político. Debía proyectar como sería ese nuevo orden. Y ese nuevo orden
estaría atravesado entre otras, por la tensión de la relación entre individuo y estado en
relación con la libertad. Obras como “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo, Leviathán de
Thomas Hobbeso o “El contrato social de Rousseau” serán algunas de las más
elaboradas teorías políticas para conjugar el “estado de la naturaleza” con la libertad.
Esas corrientes son conocidas como “contractualistas”. Nos dice Pavarini:

“Se consigue que el énfasis puesto sobre el principio de la igualdad de los hombres en
el estado de la naturaleza no se extienda nunca a la crítica de la distribución clasista de
las oportunidades de los asociados en relación con la propiedad”.

“La desigual distribución de las riquezas no era ya un accidente que se podía exorcizar
en la enunciación fideísta de que en una sociedad de iguales sólo el mérito personal
hacía a algunos (pocos) ricos y a otros (muchos) pobres. La miseria debía ser aceptada
ahora como un hecho social”.

Esa construcción del orden burgués requería todo un cuerpo teórico de legitimación.
Muy sintéticamente se puede dividir la historia de la humanidad en edades:
Prehistoria, Antigua, Media, Moderna y Contemporánea. En la Edad Moderna hay
hechos signficativos que la caracterizan: la caída de Constantinopla (hoy Estambul) en
manos de los turcos (1453), el “descubrimiento” de América (1492), la Revolución
Francesa (1789). También hay quienes destacan la invención de la imprenta por
Gutenberg en 1440. Lo cierto es que es un período donde comienza a incubarse toda
una serie de teorías políticas para dar nacimiento a lo que luego se conocería como
Estado moderno.

Será Maquiavelo uno de los primeros en dar forma a esta teoría del Estado. Escribe “El
Príncipe” en 1513. Para algunos autores es “fundador no solamente de la concepción
17

moderna del Estado sino del


propio término (la Stato), que no
existía en el léxico política
clásico…”.25

Maquiavelo concentrará en la
figura del Príncipe ese nuevo
estado frente a la situación que
estaba pasando lo que hoy es
Italia. En su libro afirma: “… digo
que todo príncipe debe desear ser
tenido por clemente y no por
cruel; sin embargo, debe cuidar
de no usar mal esta clemencia” Y
luego se pregunta:

“… si vale más ser amado que


temido, o todo lo contrario. Se
responde que se quiere ser las dos cosas; pero, como es difícil conseguir ambas
a la vez, es mucho más seguro ser temido primero que amado, cuando se tiene
que carecer de una de las dos cosas”26.

Thomas Hobbes escribe su obra Leviatán en publica su obra en 1651. En ella afirma:

“Las leyes de la naturaleza (tales como la justicia, equidad, modestia, piedad y,


en suma, la de haz a otros lo que quieras que otros hagan para ti) son, por sí
mismas, cuando no existe el temor a un determinado poder que determine su
observancia, contrarias a nuestras pasiones naturales, las cuales nos inducen a
la parcialidad, al orgullo, a la venganza y a cosas semejantes. Los pactos que no
descansan en la espada no son más que palabras, sin fuerza para proteger al
hombre, en modo alguno. Por consiguiente, a pesar de las leyes de la
naturaleza (que cada uno observa cuando tiene la voluntad de observarlas,

25
Gruner, Eduardo: “Las formas de la espada. Miserias de la teoría política de la violencia”, Colihue, Bs.
As., 1997, p. 32.
26
Maquiavelo, Nicolás: “El príncipe”, Sarpe, Madrid, 1983, p. 103 y 104.
18

cuando puede hacerlo de modo seguro) si no se ha instituido un poder o no es


suficientemente grande para nuestra seguridad, cada uno fiará tan solo, y
podrá hacerlo legalmente, sobre su propia fuerza y maña, para protegerse
contra los demás hombres”27.

El otro teórico contractualista es Jean Jacques Rousseu. Publica su libro en 1762. Este
autor, que luego influiría en los jacobinos revolucionarios de lo que sería la Primera
Junta de Gobierno y la Revolución de Mayo (Moreno, Castelli, Belgrano) expresa:

“El más fuerte no es, sin embargo, lo bastante para se siempre el amo, si no
convierte su fuerza en derecho y la obediencia en deber (…) desde el momento
en que es la fuerza la que constituye el derecho, el efecto cambia con la causa;
toda fuerza capaz de sobrepasar a la anterior se convierte en derecho. Desde el
momento en que es posible desobedecer impunemente, es legítimo hacerlo,y,
27
Hobbes, Thomas: “Leviatán”, Ediciones Libertador, Bs. As., Segunda parte “Del Estado”, 2004, p. 117.
19

lo único que hay que hacer es conseguir ser el más fuerte. Ahora bien, ¿qué
clase de derecho es el que desaparece cuando la fuerza cesa?”28.

De allí que postule que “… sólo quedan las convenciones como único
fundamento de toda autoridad legítima entre los hombres”29. Y luego enuncia
su postulado, la necesidad de

“Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja de toda fuerza


común a la persona y a los bienes de cada asociado, y gracias a la cual cada uno,
en unión de todos los demás, solamente se obedezca a sí mismo y quede tan
libre como antes. Este
es el problema
fundamental que
resuelve el contrato
social”30.

Estos pensadores (y
varios más, como John
Locke) sentarían las
bases del edificio de la
construcción del
orden burgués,
basandose en valores
como la libertad. Pero
en todos ellos,
incluídos por ejemplo
el propio Marx, hay un
marcado
eurocentrismo como
parte de su
etnocentrismo.

28
Roussea, J. J.: “El contrato social”, Editorial Tecnos, Barcelona, 1988, p. 7.
29
Idem, p. 8.
30
Idem, p. 14.
20

Queremos decir, como el pueblo o civilización que se autopercibe y proclama como


parámetro de comparación con otros pueblos y civilizaciones.

Lo que no resuelve el mito liberal es precisamente que el proyecto político de la


burguesía establecía consagrar la igualdad. Pero como ya dijo Pavarini y estableción
Marx, en esa igualdad lo que no se discutía era la distribución de las oportunidades
sociales. Pavarini dice que hay una analogía en el proceso que se da la “acumulación de
riquezas en las manos de la nueva clase capitalista” y el “proceso de acumulación de
fuerza de trabajo”31.

Y por casa ¿cómo andamos?

¿Hubo algo parecido en Argentina a lo que Marx y Smith denominaron la “acumulación


primitiva”? No vamos a analizar aquí la etapa del “descubrimiento” y la etapa colonial.
Pero sí pretendemos plantear algunos de los elementos que posibilitaron que la
oligarquía o burguesia (utilizamos como equivalentes los términos) se conviertiera en
clase dominante.

Veamos algunos antecedentes. Está claro ya en la bula Inter Caetera que “La conquista
de la tierra se hizo en nombre del rey y para el rey”.

“La merced, la venta directa y el remate, las tres formas de enajenar y poblar
las tierras de la corona, alternaban según las circunstancias, sus diferentes
modalidades, causando sensibles cambios en las consecuencias del reparto de
la tierra”32.

“…las tierras fueron consideradas realengas o del rey y sólo pudieron pasar al
dominio particular o privado a través de merced real. La legislación indiana
distinguió entre la adjudicación de tierras cultivables, o sea mercedes de labor
o labranza, y la de mercedes de estancia de ganado.

31
Pavarini, cit. p. 33. Bastardilla en el original.
32
De Dios, Flavio F: “Colonización y tierras públicas”, II Congreso Nacional de Derecho Agrario Provincial,
Facultad de Ciencias Jurídica y Social, Universidad Nacional de La Plata, 4 y 5 de octubre 2013, p. 3.
21

Las mercedes generalmente se regulan a través de contratos realizados entre


los particulares (descubridores o pobladores) y la Corona, llamados
“capitulaciones” o “asientos”, que seguían la tónica de las “cartas pueblas” de
la Edad Media. En ellas, el descubridor o poblador recibía el título de
adelantado mayor, con carácter vitalicio y hereditario, y con él, la facultad de
repartir a sus compañeros de empresa: tierras, solares e indios. En las
mercedes de tierra para cultivo o labranza y atendiendo a su extensión se
distinguieron dos tipos: peonías y caballerías, estas últimas cinco veces
mayores que las anteriores”33.

En la ciudad de Córdoba se registra el antecedente de

“conceciones de tierras extendidas entre el 7 de diciembre de 1573 y el 21 de


septiembre de 1600 por gobernadores y tenientes gobernadores de las
provincias de Tucumán, Juríes y Diaguitas, en nombre del Rey…”34.

Dice Miguel A.Cárcano que

“Las relaciones del individuo y la tierra se definían en propietarios,


arrendatarios, poseedores y simples ocupantes, cada uno de los cuales
formaban una clase dedicada a actividades diferentes, y amparada en sus
derechos de distinta manera. Esta división, que puede encontrarse en los
primeros tiempos de la vida social de la colonia, estaba arraigada de tal forma
en el medio ambiente, que sus características se mantienen a través de las
guerras de la revolución y son muchas veces la causa de las luchas de la
anarquía. “La población sistemática y gradual, la división en pequeñas parcelas,
el movimiento en las transacciones de la tierra, no fueron características de
nuestra vida agraria en tiempo del dominio español. El gran propietario,

33
Bernal, B: “Merced Real”, Enciclopedia Jurídica on line, http://leyderecho.org/merced-real/
34
Prevedello, Nora L: “La lengua en Libro de las Mercedes de Tierras (1573-1600), Centro Virtual
Cervantes, Tomo XLVII, número 3, 1992, p. 606.
22

acaparando e inmovilizando extensas superficies, era el exponente y resultante


de las leyes que regían el suelo y de nuestra manera de ser económica”35.

En su obra Cárcano realiza una cita que nos da una idea de la propiedad de la tierra,
que era el elemento de prosperidad:

“La forma arbitraria en la distribución del suelo restringió los propietarios a una
minoría (R. Trelles, Registro estadístico, año 1858. Censo 1744. Buenos Aires:
10.223 habitantes, 141 propietarios. Campaña: 6.033 habitantes, 186
propietarios. J. A. García, “La propiedad raíz en Buenos Aires”, La Biblioteca, t.
IV, pág. 374)”.

Por su parte Acondo realiza una investigación sobre la política de tierras en la provincia
de Córdoba.

“El origen de la gran propiedad en Argentina debe rastrearse sin duda en las
ventas hechas por el Estado a. los particulares, especialmente durante la
segunda mitad del siglo XIX. Si en regiones como Buenos Aires.la disposición de
tierras públicas .reconoce su origen en la década de 1820, en Córdoba la
apropiación del suelo es muy posterior y el hecho se explica por el tardío
desarrollo de la ganadería y la agricultura como extensión del sistema
productivo de la región bonaerense”36.

A la concentración de tierras se sumaba el disciplinamiento de la fuerza de trabajo con


dos objetivos: trabajar pero además, oponer resistencia al indio. Las companias
militares eran pocas y la extensión territorial era mucha. La imposición de esta
educación de la población en la obediencia en virtud del poder del estado es una de las
tantas manifestaciones de la construcción de una relación social donde, como ya lo
expresamos, la asimetría y la desigualdad se profundizaba en la medida en que la
construcción del poder de la oligarquía lo necesitaba. Marx describe y fundamenta la
violenta expulsión de grandes masas de sus medios de subsitencia y producción. Y dirá
que

35
Cárcano, Miguel A:“Evolución histórica del régimen de la tierra púbica 1810-1916, EUDEBA, 1972, P. 5.
36
Arcondo, “Tierra y Política de Tierras en Córdoba”, Revista de Economía y Estadística, Facultad de
Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Córdoba, Tercera Época, Vol. 13, No. 3-4, 1969, 20.
23

“El punto de partida del desarrollo fue el sojuzgamiento del trabajador. La estapa
siguiente consistió en un cambio de forma de ese sojuzgamiento”37 y que “La
expropiación que despoja de la tierra al trabajador, constituye el fundamento de todo
el proceso”38. El mismo proceso de desposesión de los medios de subsitencia era el
proceso de apropiación. A lo que seguía la legislación que imponía trabajos y servicios
forzosos. Al respecto nos dice Alcira Argumedo:

“En pocos lugares del mundo como en América sería evidente que las tierras y
posesiones de los nuevos ´propietarios naturales´estaban empapadas en la
sangre de aquellos que durante siglos las habían trabajado y habitado. Este
origen político – militar de la propiedad y de la consiguiente estructuración en
clases y estamentos sociales durante el período colonial, reaparece en toda su
magnitud al estallar las guerras de la independencia”39.

Por nuestras latitudes, el gobierno propondría la formación de las Guardias Nacionales,


que era una forma de leva, de reclutamiento que

“… haría de este servicio una ele las cargas más pesadas que recaerá sobre la
población campesina. En 1854, un grupo de pastores y labradores de la
campaña se referiría a ella en estos términos "nosotros estamos cada día
atrancados de nuestros hogares, o cazados en los campos como se cazan
avestruces; y cuando caímos en las bolas de algún teniente alcalde, es para que
haga de nosotros lo que se quiere, guardia [nacional], blandengue, doméstico,
veterano, como se le antoje al primer mandón que nos pille... "40.

"Pedimos sobre todo que se destierre del suelo porteño ese régimen ele
servidumbre feudal por el que se obliga a los hombres ele de estos campos a
trabajar gratuitamente para el Estado cada vez que el gobierno tiene

37
Marx, Carlos: “El capital”, Tomo I, Vol 3, Libro primero “El proceso de producción del capital”, Siglo XXI
editores, México, 1998, p. 894. Bastardilla en el original.
38
Idem, p. 895.
39
Argumedo, Alcira: “Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y
popular”, Ediciones del Pensamiento Nacional, Bs. As., 1993, p. 223.
40
Memoria descriptiva de los efectos de la dictadura sobre el jornalero y el pequeño hacendado de la
Provincia de Buenos Aires (1854) en T. Halperín Donghi, Proyecto y construcción de una nación (1846-
1880). Buenos Aires. Ariel Historia. 1995, pp. 512-522. Citado en Garavaglia, Juan C: “Ejército y milicia:
los campesinos bonaerenses y el peso peso de las exigencias militares, 1810-1860”, Anuario IES 8, 2003,
p. 184.
24

transportes que efectuar, ganados que acarrear, caballadas que cuidar, montes
que cortar, leña que juntar, y otras mil faenas de esta naturaleza. No queremos
estar a la discreción de nadie, y menos de agentes subalternos que nos citan o
nos dejan según su amistad o resentimiento. Todo lo debe pagar el Estado, y
por esto todos pagan al Estado, nacionales y extranjeros. Solamente el nacional
paga, a más del impuesto pecuniario que paga el forastero, una contribución
bestial ele manos y pies que no conoce éste"41.

Garavaglia en las conclusiones de su muy interesante texto (citado) analiza “el proceso
de constitución de un sistema estatal de dominación”42 desde los presupuestos del
Estado y el dinero que se destinaba a gastos militares. El autor expresa:

“Ante todo, una primera constatación, que no quiere ser nada original: quienes
pagaron el mayor tributo fueron los campesinos. Primero, como soldados
enganchados voluntariamente o a la fuerza (o meramente, como soldados
potenciales); éstos eran en su mayor parte los campesinos migran tes del interior y
litoral que bajaban regularmente desde hacía dos siglos, año a año, hacia la campaña
porteña para conchavarse en las tareas rurales. Ellos pagaron un precio enorme, en
especial, desde fines del siglo XVIII y sobre todo, a partir de las guerras de
independencia. En segundo lugar, dieron su tributo los campesinos ya avecindados -
muchos de los cuales, eran los mismos migran tes, pero, en otro momento de su ciclo
de vida. Estos campesinos avecindados, los paisanos, entregaron también a través de
las milicias una fuerte contribución al mantenimiento del orden exigido por los
distintos gobiernos, como asimismo, actuando en la guerra con el indígena”43.

En 1815 el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Manuel Luis de Oliden emite un


bando fechado el 30 de agosto que nos exime de comentario alguno:

“Art. 1º- Todo individuo de la campaña que no tenga propiedad legítima de que
subsistir, y que haga constar ante el juez territorial de su partido, será reputado
de la clase de sirviente, y el que quedase quejoso de la resolución del alcalde de

41
Idem, p. 185.
42
Garavaglia, cit. p. 186.
43
Idem, p. 186.
25

este punto, nombrará por su parte un vecino honrado, y el alcalde por la suya
otro, y de la resolución de los tres juntos no habrá apelación.

Art. 2º- Todo sirviente de la clase que fuere deberá tener una papeleta del
patrón, visada por el juez del partido, sin cuya precisa calidad será invalida.

Art. 3º- Las papeletas de estos peones deben renovarse cada tres meses,
teniendo cuidado los vecinos propietarios que sostienen esta clase de hombres
de remitirlas hechas al juez del partido para que ponga su visto bueno.

Art. 4º- Todo individuo de la clase de peón que no conserve este documento
será reputado por vago.

Art. 5º- Todo individuo, aunque tenga la papeleta, que transite la campaña sin
licencia del juez territorial, o refrendada por él, siendo de otra parte, será
reputado por vago.

Art. 6º- Los vagos serán remitidos a esta capital, y se destinarán al servicio de
las armas por cinco años en la primera vez en los cuerpos veteranos

Art. 7º- Los que no sirven para este destino, se les obligará a reconocer un
patrón, a quien servirán forzosamente dos años en la primera ves por su justo
salario y en la segunda por diez años.

Art. 8º- Todo individuo que transite por la campaña aunque sea en servicio del
Estado debe llevar su pase de juez competente, y en caso contrario será
reputado por vago y se le dará el destino de estos.

Art. 9º- Para que esta providencia tenga su debido cumplimiento, se faculta a
cualquier vecino de la campaña para que pueda tomar conocimiento de los
individuos que transitan por su territorio, y en el caso de faltarle los requisitos
mencionados en los artículos anteriores remitirlo al juez territorial, para que
informado del hecho tome las medidas consiguientes.

Art. 10º- Para que ningún individuo particular pueda abusar de esta facultad, y
seguirle perjuicio al que transite, sufrirá la pena arbitraria que se deja reservada
a este gobierno, justificada su materia.
26

Art. 11º- En atención a la escandalosa destrucción que padece la campaña por


la matanza de machos y hembras caballares, se prohíbe absolutamente matar
una sola cabeza de este ganado marcado o sin marcar, bajo la pena de
veinticinco pesos de multa por cada cabeza a los pudientes, y tres meses de
presidio a los que no lo sean.

Publíquese por bando en esta capital, en los pueblos y cabezas de partidos de la


provincia, fijándose diez días perentorios desde su publicación para su
cumplimiento.

Buenos Aires, 30 de agosto de 1815.

Manuel Luis de Oliden.

Bernardo Vélez, secretario”44.

En 1883 la Sociedad Rural expresaba que “hasta el año 1875 nuestros ganaderos vivían
poco menos que a la buena de Dios"45. Con esta descripción querían expresar que los
campos no tenían limitación. Cualquiera podía andar en ellos. Comienza así una etapa
en donde se comienza a delimitar y parcelar los campos. Fue Sarmiento uno de los
impulsores con su “¡Cerquen, no sean bárbaros!”46.

Culminaba toda una etapa y comenzaba otra. El “Martín Fierro” de José Hernández
escrito en 1872 pinta de una manera magistral esta etapa. Fierro, habituado a
desplazarse con libertad por cualquier campo, pudiendo comer el ganado cimarrón
debe enfrentar la ley y su persecución. Dicen algunos de sus versos:

“Aquí me pongo a cantar

al compás de la vihuela

44
Revista interdisciplinaria de asuntos agrarios Nº 42, 1er semestre 2015, documentos, Bicentenario del
Reglamento de tierras dictado por Artigas, UBA, Facultad de Ciencias Económicas,
http://bibliotecadigital.econ.uba.ar/?a=d&c=riea&d=riea_v42_n1_05
45
Anales de la Sociedad Rural Argentina, 1883, p. 100
46
Diario La Nación, El gran impulsor del desarrollo rural, 11-09-10,
https://www.lanacion.com.ar/1303231-el-gran-impulsor-del-desarrollo-rural
27

que el hombre que lo desvela

una pena estrordinaria,

como la ave solitaria

con el cantar se consuela

Venía la carne con cuero,

La sabrosa carbonada,

Mazamorra bien pisada,

Los pasteles y el güen vino...

Pero ha querido el destino,

Que todo aquello acabára.

Estaba el gaucho en su pago

Con toda seguridá!

Pero aura... barbaridá!

La cosa anda tan fruncida,

Que gasta el pobre la vida

En juir de la autoridá.

Pues si usté pisa en su rancho

Y si el alcalde lo sabe

Lo caza lo mesmo que ave


28

Aunque su mujer aborte...

No hay tiempo que no se acabe

Ni tiento que no se corte!

Y al punto dése por muerto

Si el alcalde lo bolea,

Pues hay no más se le apea

Con una felpa de palos,—

Y después dicen que es malo

El gaucho si los peléa.

Y el lomo le hinchan á golpes,

Y le rompen la cabeza,

Y luego con lijereza,

Ansí lastimao y todo,

Lo amarran codo con codo

Y pa el cepo lo enderiezan.

Ay comienzan sus desgracias,

Ay principia el pericón;

Porque ya no hay salvación,

Y que usté quiera ó no quiera,


29

Lo mandan á la frontera

O lo echan á un batallón.

Ansí empezaron mis males

Si gustan... en otros cantos

Les diré lo que he sufrido—

Lo mesmo que los de tantos,

Despues que uno está... perdido

No lo salvan ni los santos.

III

Tuve en mi pago en un tiempo

Hijos, hacienda y mujer,

Pero empecé á padecer,

Me echaron á la frontera,

¡Y qué iba á hallar al volver!

Tan solo hallé la tapera.

Sosegao vivía en mi rancho

Como el pájaro en su nido—

Allí mis hijos queridos,

Iban creciendo á mi lao...


30

Solo queda al desgraciao

Lamentar el bien perdido.

Mi gala en las pulperías

Era en habiendo más gente,

Ponerme medio caliente,

Pues cuando puntiao me encuentro,

Me salen coplas de adentro

Como agua de la virtiente.

Cantando estaba una vez

En una gran diversión;

Y aprovecho la ocasión

Como quiso el Juez de Paz...

Se presentó, y hay no más

Hizo arriada en montón.

Juyeron los más matreros

Y lograron escapar—

Yo no quise disparar—

Soy manso y no había porqué—

Muy tranquilo me quedé


31

Y ansí me dejé agarrar.

Allí un gringo con un órgano

Y una mona que bailaba,

Haciéndonos rair estaba,

Cuanto le tocó el arreo—

¡Tan grande el gringo y tan feo!

Lo viera cómo lloraba

Hasta un inglés zangiador

Que decía en la última guerra,

Que él era de Inca-la-perra

Y que no quería servir.

Tuvo tambien que juir

A guarecerse en la sierra.
32

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