Sei sulla pagina 1di 34
undo pthibda, saa excepién presi ey, cuslqie forma de reproduce, isbn, comunicacian pcs ywamonnacion deta oes sin conn on lo ‘uoriacion ee oe tures de propiedad lectus. a itaecion de cr derecho encionas puede ser consti del dito carta ls pepe ine (ars 270 y sys. CSdign Pena, Coo aww enero. oe) ‘ela par el vespato des ade derecho. Coleen POLEDRO Tem eee Teel, Cua y Societe doe Ando ara Consejo fie: hur gio Per pests, andr aj Ls dea Cas, ara Luisa Cte, vier Eben, Fl Gd Dio de cabiera ena ha Maqutacin: Eten 0 Cites Snchea Maza, De oe ets: Saad Dro Ber Nr lia Betomeu, Mara ot Guo Fle, ldo Maine Urinabarenee, esis Mastering Py y nt Rake ‘GEREN, Donia 2007 ene ore saree 699 DL:ss «2907 REIN Anite Tl tien 107 20018 Daren T9a3 218300 F948 218301 a in @ecn.com Inorie: sare, S.A Aa ae, 5, 10810 Zarate 943 085 00s F943 130822 cea efialnaropena net ‘wager ne Bivética, justicia y globalizacion Editores: Angel Puyol _ Hannot Rodriguez crein Introducci6n: Ja bioética global Angel Puyol ntversitat Autononsa de Barcelona (UAB) ae La bioética es una disciplina joven: tiene apenas wes décadas de exisiencia, Naturalmente, I reflexi6n ética sobre la vida es fan antigua como la misma filosofia, pero a bioética como clisr Ciplina no ve la hz hasta fechas muy recientes, Podemos con Sklerar al Informe Belmont, redactado en 1978 por un Filesofo “Stephen Toulmin-, un médico ~Tom L, Beachamp- y un tee Togo ~Albert Jonsen-, a peticion del Congreso de los Fstados Unidos, como su trabajo seminal, En al, se sientan Ja actual ética médica, presidida por os principios de aurono ma, beneficencia, ao maleficencia y justicit qa raz6n de esa juventud estriba cn que hasta ahora no habia sido necesario responder con claridad te6rica, y sobre todo prietea, 2 los problemas éticos de la medicina. ¥ esto ¢ ast orgue munca la éica médica babfa vivido les eonfictos, lis preenidumbres y las dudas que ahora le persiguea. La causa de ta transformacién cultural 4. reconocimiento del 's bases de esta nueva situacion se encuentra en que la relacién clinica ha sufride tras el derecho a la autonomia de los pacientes, es decir, con la legit: nidad del enfermo de decidir sobre las intervenciones médicas ‘en consecuencia, con el cuestionamiento {uso del autoritarismo tradicional de los nédlicos sobre sus pacientes. Sin dada, los abusos que la medi- tina experimental nazi perpetro contra la voluntad de sus viet se cambio; pero, en cualquier 1 previsible que el ito ético y social hacia la auto- que se le aplican y, det patemalismo ¢ inc Scere ii ideal sei fon, a ’ a veces hermético mundo de la medicina. " toro atl mci de Fence que sonny eo po oon et oben del consent nena, tas doc an los limites de la confidencialidad, o el y . ta embargo, esas inquictudes iniciales han dejado de I: mer de problemas ors qe es alaeg ita desde un punto de vista tm dead un a prictico 0 aplicado ‘e modo, sus lad todavia Ia ate- los posi- Ss age ales problemas aparecen cuando situam: la lente a la ética clinica, va si moe i ue nada ética; solo que una ética que parte "mas nuevos ~si los hay— ete gierasetire ee sobre la vida a las relaciones entre hombres y , entre culturas diferentes, entre ces a das concepciones del bien; incluso es licito cuestionar~ cenfrentx vética modifica el mismo significado tadicional de la se sila bios smoralidad. Todas esas cuestiones propias pero hasta ahora descuidadas dela biostica forman parte del interés de este libro que, no por ae paldad, hemos Gado en Tamar Biodtica, fuscia y global- smn Nos anima el deseo de ampliar cl Ambito de reflexién szacid Joana de las materias que més vigor tenen en a actualidad, y gue yaa heclo decir a muchos flosofos v2 no fiésofos due i genido a despertar no solo a la ética, sino a la misma filo- ea del letargo y el anonaclamiento en que ambas se encon trabaa en los Gltimos tiempos. ‘ta contribuciones de este libro indagan en diversos aspec- tos de esa bioética global que va més alla de Ia ética clinica y Gque parte de una concepeién més universal de las relaciones aifee las personas y entre éstas ¥ Ia vida en general, Por est sayon, cada uno de Tos temas expuestos en él trata los proble- vine ioeticos a un nivel tambien global ~y aqui un seguado Temido del término global, es decir, planetario, més alla de las felaciones estrctamente intespersonales ~que es el objeto sobre todo de la ética clinica~. Son seis articulos que no tienen el pro- posito de conclu, ni mucho menos, [os temas de una bioetce tlobal, sino el de claiicar algunos problemas morales seros fe nuestro tiempo a la luz de la bivética. Como pod tambien Spreciarse, no todos Jos autores tnantienen entre sf una misma ion de la ética, de la bioética, ce sus problemas y de cémo Shordarlos, pero esto tiene que ver ya con la forma poliédrica de entender los asuntos morales de a vida y que permite, entre fos cosas, que un libro como este encaje en una coleccion como esta, El primero de los aniculos de este volumen, ttulado “Glo. izacién, salud y bioética” y escrito por Koldo Mat >arrenetsea, médico y Presidente del Comite de Etica Asis. cial del Hospital de Navara, tata del impacto de la global: jon en Ia salud, y destaca que el incremento de Iee dene laces entre tas Elites y los marginados, el Nowe y el Sur, ficos y los pobres, que acompaia al fendmena de la glo’ zacién provoca, al mismo tiempo, una mayor desigualdad | a salud. En concreto, la globalizee ‘6m aumenta la inciden- de Tas enfermedades transmisibles ~pensemos sin ir mas en cl SIDA, la gripe asidtica o la enfermedad de las vacas $+ explota la vulnerabilidad de los habitamtes mas pobres planeta -por cjemplo, con la experimentacign de los far, 25 Pone en situacién de riesgo grave a todos los que 2 serea de los masivos vertidos txicos que produce la ‘dad consumista; y amenaza como nunca al conjunto de ‘ganismos vivos del planeta —Ia deforestacion de la Ama. {6s un clato ejemplo de cllo-. Tras mostrar los peligros de obalizacion para la salud, Koldo Martine2 radiografia la enel mundo, donde sobresale la imagen de los mi illo. © Personas que no tienen acceso alos servicios sanitarios 28. ¥ Tos cuatro mil millones que solo tienen un acceso 2 Enila titima parte del testo, se proponen algunas med. ara paliar esa enorme inequidad en la salud derivace o ‘Is al fenémeno de la globalizacién, tales como el refuer, las instituciones p. © los poderes disp global, 108 y nex Uri. oliticas mas democraticas, un control Persos y a menudo invisibles de la cc Y el Compromiso de todas con los derechos 1 justicia social. La bioética, segtin Koldo Martine, ne més remedio que abordar Ia reflexién sobre la paz, la Ja pobreza y Ia democracia si quiere ser a ecolog a gee 5 inst come objsvo de promoconat y hasta de sl secuente ours cede i = a segundo articulo, redactado por : ee tte de fica de la Universidad de Bucsos ses», cateta expert ert temas de bioética, lleva po lo "Biota noe patenclon:reitospectiva ¥ Denpet con ie yet i el marco de la globalizacin, iia Ta biogtica en tn pe aa critica si cabe con los procesos globalizadores ae por su impacto en la salud. se go por si mss ono por spac en sid Con Segoe fbalzactn esago més que un conto dep nme de npn’, con “conerueris vandis ee f yereer mundo y “gigantescas asimetrias" entre Jos que Julia Bertomeu, pee 10s desposeidos. Ante esta nueva e inquietante reali te esta nueva e in desposetdos. i ia Bertomen clama para que la bioética reacc tc, Matia Julia Berton ima para que ado en la ética clinic ica se ha et : Mic Ge deco gene asa ct sos ambien generates en Ia defensa de un “patimonio cont Geist ets consciences dl eS atnsaog staroencos E te ein. Bertomeu ve ceto paralelismo entre el proceso de lo- Ration, qu define como una "eomlacin por depose wary tr deeposesion des informacion genética comin ode a mas formas de cultivo y preservacién de semillas = Te be aundearolads, ambas provocadas por ls pe ® eremeu propane seciable. Por es 209, Cel eaptalisno in en eae ropes sh mia decd de a ost ee wee ext primera se eeize menos en resave os del pow es rales y se preocupe mas por enmarcar politicamente los des retos que Ia bioética tiene ante sf en el nuevo milenio, ‘a bioética contractualista de los paises liberales, que pone nfasis en las relaciones entre individuos libres ¢ iguales, 'idida por los principios abstracts de autonomia, benef xia y justicia, debe transformarse en una bioética que con- ple I realiclad social en sus puras camnes, y que no olvide las relaciones humanas a nivel planetatio se establecen = propietarios y desposeides, o entre bres e ilibres. De ‘manera, la idea abstracta de autonomia ocultaria una ren I que solo vale para la sociedad opulenta, y que ignora la Ultael o incluso Ia imposibilidad de los exeluidos para teans- ar Ia libertad en un derecho real, La bioética debe afadir a de vulnerabilidad a su lucha por la autonomia, y debe Hlo reconociendo el contexto politica y asimétrico de las ones humanas, en el que el poder y la dominacién estin ‘anentemente presentes. Temas como los derechos de pro- Ad intelectual, los monopolios biotecnolégicos, la biopira- © cl patentamiento de semillas, las patentes y la industria teéutica, o el acceso de los mercados de trabajo a la infor- 5a genética individual, deben tratarse desde esa perspec- laramente politica. De otro modo no se puede entender, jemplo, que “mientras la tecnologia biomédica progresa odo indiscutido, el ntimero de personas que acceden a las las ya los medicamentos es cada dia menor” ecisamente sobre el acceso a los medicamentos en un ‘0 globalizado versa la contribucién de Salvacior Dario |, titular de la Cétedra UNESCO de Bioética de la Unik lad de Buenos Aires. En su trabajo, que se titula "Bioéti- teceso a los medicamentos en un mundo globlizado”, wuncia la inequidad en el acceso a los “medicamen- Meee ames erctiaBA,Po so, 320 millones de personas, solo tienen acceso a un See ce metiament Los pbc feta po el SIDA apalaia, el paludismo y otras enfermedades tropicales -0 wt Mtigadss ala pobreza yala chon set son fos ps pales d s por una politica farmacéutica internacional Fas eeuupada por protege los inereses comerciales de mre dmacionales que por garantizat Ia dignidad de los seres Romans. as potas que defend es pets 0 que m0 tetan Ios monopolos comerciales de la poderosn nds farmacéutica son ejemplos de esa injusticia, Pose a algunas ‘midas medidas a favor de una flexibiizacion de las barreras {qe separan alos pobre dl acceso a los medkcamentos esen- de com poiicanente consent contin dominand i disbcion de los mecicamentos. En ete send, Peel Gpela a los principios de justicia, equidad y solidaridad, ast cS a las pn perepan de Is dia hum paravencerla para de que milones de individuos musten O eferan gravemente en ua mundo con sues recurs Citas eonoios pra unpdi atepo de ele tina parte de In biogtica, que no debe reducirse inate los nacintosy a prongicon de Vida o los tasplantes de dxganos, sina que debe abascar temas lie de la salud. La salud y la enfermedad, comosets Ta Berge, "son ara toon un campo universal de experienc deefexon y umnbién de eciones mores" La betes bién debe watar los vinculos entre la salud y la pobreza, la y medad y el medio ambiente, la atenciGn sanitaria y siguiente articulo se titula “Genética y justicia: la escision humanidad’ y lo firma Ange! Puyol, profesor de Btica en de 2 Universidad Autonom ssa misma concepeidn de la bioética debemos fe Maria José Guerra Pal Barcelona (UAB) y especialist fas de la justicia, y bioética, Uniendo claramente la bioétc lataaeae f las preocupaciones de la ética social y la filosofia polit y especialista en temas d Justicia” y tata de la jer en el contexto de la bioética, Tras Jes y politicos hasta ahora fundamentales, La genética ha sido, les VF a e 8exO y género, Guerra muestra de qué manera Ia discusién publica, Ning miedo ni peligeo asociado a Gencias de Ia vida supera a los detivados de la genética. conti nujeres poseen difere responden de maner: -emplo, que hom cs patro alizar y denunciat Con la globalizaci6n, es decir, con n diferente a las med o que las mujeres A ela viven mas que los hombres, p. e e pera nas enfermedades dis mientos de los gen de 6u salud. Desde u ‘embargo, nada de es0 es comparable a una de las posibles con ud reproductiva ejemplo, secuent ion al stare ‘enor credibilickad de las maj as de mejora ge las tecnologias de mejora genética modificarin ademas | injustificada falta de preseacia de las} comprension habitual de Ia ética. No tanto en el sent blematicas de salud en los ex ello es una muest os clinicos, explicado recientemente Habermas (alterando la autocompre xismo dominante atin en el | sin moral del individuo), sino en otro mucho mas evidente: en ‘lo en cl ambito social y laboral Ja comprensi6n de Ia igualdad moral entre las personas. L | construccién del conocimiento | _posibilidad de alterar desigualmente (por razones tanto econ6: ia, Por esa razén, Guerra aboga micas como de o1r0 tipo) las rasgos genéticos de las personas xracentrico de una sociedad cuyas desigualdades genéticas pro- ico, polit aldad moral y natural entre las personas que tanto nos ha tado compartir. Si dejamos de ser naturalmente iguales, as relacionadas y dependientes de la igualdad natural, tales | no la igualclad de oportunidades y la igualdad politica, per- fin el senticlo moral y social que ahora tienen. Tras analizar icamente la distinci6n tratamiento-mejora y el acceso iguali- 0 a la tecnologia de mejora, Puyol coneluye que el conflic- znite la libertad de elecci6n y Ia igualdad social es, en esta si6a, mas grave que nunca; que la posibilidad de una nueva criminacién social 0 “genoismo” es evidente; que hasta 4 vra las discriminaciones sociales, incluso las que utlizaban amentos naturalistas, eran vencidas con fa ereencia de que | ‘aturaleza no impone desigualdades suficientemente fuertes 20 para renunciar a la igualdad natural y moral bdsica entre humanos; y que la Gnica manera de paliar este inquietante altado es fortalecer una concepcién moral y politica de la sona que no excluya a nadie por razones de modilicacién Finalmente, Jes ‘sofia del CSIC y Presidente del Proyecto Gran Simio en ana, cietra este Volumen con su contribuci6n titulads "Nive- de la conciencia moral”. Mosterin da todavia un paso mas ea la concepcidn de una bivética global. Recordando a Van is Mosterin, investigador del Instituto de | er, el acuiiador del término *bioética” en a década de los | ‘nta, no concibe una bioética ajena a las cuestiones de la Aiversidad, incluidos los animales ao humanes,, ni concibe 2104 del uso de “humanes" en ver de “humane Ja nota a pie de pains 1 de 9 contelbucién. or pate de. Mosterin 9 ‘ala misma bioética como algo independiente de las preocupa: Giones clisicas de la ética, Si Guerra se referia al ptejuicio andzocéntrico en medicina, Mosterin alude al prejuicio antro- pocentsco en la reflexiGn éica sobre la vida, prejuicio este que ha marginado y hasta exchido a los organismos vivos 10 hhumanes de las'indiietudes por una ética global. Para Moste rin, va siendo hora de que la racionalidad ética nos muestre el camino que conduce logicamente del amor a Jos parientes mas cercanos ~humanes- hacia el amor a todos Jos seres vivos. El lo tlama el trinsito de un nivel de concien cia moral centrado en la humanidad a un nivel superior de con- ciencia moral que incluye a todas las criaturas con capacidad de sufrimiento, y aun a todas las criaturas vivas sin excepci6n, “con las que también estamos emparentados”. El “nivel eco gico de la moral”, como asi llama Mosterin a ese nivel superior dela conciencia, debe fundamentarse en una moral de la com pasién que tiene como referencia tltima no la humanidad, sino I biota -la parte viva de la biosfera, incluyendo todos los orga nismos y todas Jas células, pero excluyendo los suelos, mares yatmésfera-. Solamente desde ese nivel superior oatalaya eco- fica de la conciencia moral se pueden abordar y resolver los grandes problemas ecologicos de nuestro tiempo. ‘Asi pues, el libro expone una bioética global con diversas caras, formando de este modo una figura poliédrica acorde con la pretension de esta coleccién. Esperamos que el lector con: twibuya, a través de su propia reflexi6n, a aftadir nuevas aristas alas aqui perfiladas. Yach, D.; Beticher, D. (1998). “The Globalization of Public uth; Tl: The Convergence of SelfInterest and Altruism’ erican Journal of Public Heaith 88, 738-751. pioética y globalizacion: retrospectiva y perspectiva saa Ja Benemew iad Nacional de la Plata, Angina Introduccién La bivética como disciplina acaclémica y como prictica profe- sional se gest6 en un mundo glohalizado; eso es innegable Pero desde su nacimiento hasta el dia de hoy han pasado muchas cosas, dentro y fuera de la misma. Dentro, un impulso impresionante de este retono anglosajén nacido al amparo de movimientos reivindicatorios de derechos civiles en los tardios sesenta ¥ posterionente mudado al mundo hispinico, con matices autéctonas o sin ellos. Fuera, un avance despiadado del asi llamado proceso de globalizacion —una nueva y refina da forma de imperialismo- que no obedece sin mis a la ins sumentacién de polticas neoliberales ~que también han pre- valecido en los paises centrales pero sin las consecuencias van- dilicas que desencadenaron en el tercer mundo- sino, entre tras cosas, a unas gigantescas asimetias en la transferencia del valor creado en los paises de la periferia hacia los paises capi talistas, con un deterioro de los términos de intercambio comer- cial, un derrumbe periddico de los precios de las materias pri mas exportadas por los paises pobres, y una sistemstica desar- ticulacion de su industria local, por mencionar escuetamente algunas de esas asimetrias. En los Gitimos afios, la riqueza global no ha cesado de cre cer en forma vertiginosa y el PBI mundial ha pasado de 4 a 23, billones de d6lares, pero la distancia entre pobres y ricos, entre a into mis pobre y el quinto ms rico de la poblacién mun tamibién crece de modo alarmante: en. 1960 era de 1 a 39, 1990 legé a ser de 1 a 60, y en 1997 de 1 a 74 (PNUD 1995 UNDP 1999, 3), Mientras esto ocume, retoman con fuereg medades que se crela erradicadas al menos controladas, vandemia del SIDA se propaga en Iss poblaciones ms vu. | Abies, las enfermedades tropicales no dejan de crecer, el | -rase est extenidiendo en los paises pobres, aumentan alae. | vtemente la tuberculesis pulmonar, le neumonia y hepatitis | ive azotan principalmente a tos mil millones de personas pettenecen al quinto més pobre de In poblaciéa global, atras que el 20% mds rico dela poblacion mundial se apro. | del 86% de Ia riqueza del planeta (Revelli 2002, 314). Por | 4est0, 6s disparatado pensar que alguna de las varantes de tica aplicada de reciente creacién se pueda desarrollar al | zen de estos fenmenos | a bioética como disciplina ya tiene su propia historia. a | primera etapa estuvo voleada a discutis problemas pseudo ractuales de relacién médico-paciente y de defensa de cchos y obligaciones entre partes: confidencialidad, veraci- consentimiento informado, eutanasia, suicicio asistido, to, fueron las preocupaciones iniciales de esta interdisci 1 preocupada por reforzar derechos y secordar obligacio- disefaclos casi exchisivamente en el marco de un sistema do de salud con conflictas juridicos muy frecuentes y cos- imos. Posteriormente, esas dliscusiones fueron exportadas a 2 con tradicin de seguros pablicos de salud y con una | © presencia del hospital pablico, como es el caso de ntina, Algunos de es0s derechos fueron incosporados a las laciones, aunque en el mundo hispano se ha chocado con. | I constante oposicion de la Iglesia catdtica dispuesta a defen- der un difuso principio de “digaidad de la vida humana” inclu. so desde el mismo momento de la concepcién. El modelo tedrico que se impuso dentro y fuera del ambien te anglosajin fue el principalismo dé-los dos. profesores de Georgetown, Beatichiamp y Childress, con cuatro principios de mediana generalidad anclados ecuménicamente en distintas reorias éicas, deontolégicas, consecuencialistas, 0 ~ir6ntca mente-en una mezcla entre antbas. Bl frustrado Plan Clinton de salud para ¢l territorio de los EBUU fue acompafado por interesantes y serias discusiones de la bioética en os tempranos 80 sobre ef derecho a la salud, el siinimo decente, el equilibrio entre acceso universal y eficien- a econémica, y el papel del mercado en la provision de ses vicios médicos. Esta fue su segunda etapa. Las propuestas esnuvieron amparadas por una abundance literatura filos6fica especializada en temas de justicia distributiva, que practica- mente absorbié toda la atencién de Ia ética y filosofia politica normativas a partir de los 70, con la publicacién de textos decisivos y floséticamente muy interesantes como la Teorka de Justicia de John Rawls 0 Anarguia, Estado y wiopia de Robert Nozick (Rawls 1993; Nozick 1988). Justificar un derecho a lz salud ineluido en la lista de bienes sociales primarios de la sawisiana teoria de justicia o bien dejarlo librado a la capact dad de pago de los propietarios libres y previsores, 0 discutir aspectos de macto y micro asignacién de recursos y de mer cados eficientes e incluso “equitativos’ ~con una concepto de equidad disenado a medida de los nuevos mercados de salud-, fueron algunos de los ejes en tomo a Jos cuales se desasroll6 gran parte de la literatura bioética en los 80 y 90. Ya os 90, esas teorias de justicia distributiva en salud comen- | ona hacer incursiones en la justicia internacional © evolu- yaron hacia el plano transnacional. También en este caso, | iro hacia la justicia distributive internacional en salud esta. ‘obijado por un creciente interés de la ética social y la filo- a politica por extender las teorfas de Ia justicia distiibutiva | plano nacional al plano internacional, Nuevamente el gran rulsor fue John Rawls, cuya obra The Law of Peoples (1999) generadlo una extensa discusi6n y un renovado interés por s cuestiones, En una tercera y tiktima etapa, la bioética promovio el ani. | de las consecuencias legales y éticas de! megaproyecto de | renciacién del genoma humano (HUGO), de las patentes biotecnologia, los transgénicos, la terapia genética, o ol | ‘oma humano como “patrimonio comiin de la humanidad”, | > las investigaciones con sujetos humanos en el plano inter | ional. En este momento el discurso bioético ha hecho un je hacia temas politicos, abandonando ast el modelo prin: alista de Georgetown, y buscando otros horizontes teGricos | 1 afrontar cuestiones que desbordan los limites de una pura de fa justicia distributiva ~ideal 0 no-, requieriendo para ‘tun anélisis politico-jusidico para esta nueva forma de “acu: lacién por desposesi6n”: desposesion de la informacién ética comtin, aun admitiendo su caricter de “propiedad de tumanidad"; desposesién de antiquisimas formas de cultivo reservacion de semillas en los paises subdesarrollados; mer tilizacin de los recursos naturales que hasta poco tiempo is eran consideradlos bienes no apropiables privacamente, mantelamiento de los marcos reguladores destinados a pro- er a los ciudadanos y consecuente pérdida de derechos duramente alcanzados, como la propiedad comunal y la sobe- sania alimentaria; norms del comercio internacional que des- qruyen las economias y los mercados locales y regionales, ¢ jmponen sus propias reglas. Este saludable giro politico de la reflexi6n bioética es ain embrionario. Pero presenta matices jnteresantes que posiblemente cambien en un Futuro la visiGn de las éticas aplicadas, hasta ahora centradas en resolver dile- mas morales generados en instituciones de una sociedad civ que no se percibia atravesada por conilictos politicos y era vista como una esfera “despolitizada” aunque urgida de legit macion. Por supuesto, no todos los autores comparten esta vision de la bioética. Las feministas anglosajonas, por ejemplo, han cuestionado desde el inicio esta vision despolitizada de la sociedad civil y se han encargado de senalar el poder que oprime a las mujeres y en general a los grupos vulnerables en la sociedad.’ Mas para que ello sca posible es necesario supe- rar también la excesiva divisi6n del trabajo académico entre la atica aplicada, la ética y la filosofia politica, por un lado, y centre la ética aplicada y otras disciplinas relevantes como la historia la biologia, el derecho, la teoria econdmica y la socio- logia, por el otro. * Noes posible hacer sna lista exhaustva de attonss, aunque secomiend ta Jectura delos wabajos de Anne Dozchin, Susan Sherwin, Rosemarie Tong, entre (ras. ease, 3 este especto: Tong ef al. (2008) En América latina ls era ‘modelo bioesico anglosaén tambien ha sito pessstente desde los inicio de Aisciplina, como pwede advertise en los trabajos de V, Gazrafa,# R. Schaar, YEE deSouza e Azevedo, ente exes tos débiles y fucries del modelo bioético triunfante, a uz de las consecuencias del imperialismo globalizador rrincipal mérito de la bioética ha sido, s vido una discusion relativamente amplia ¢ interdisciplinaria re cuestiones de ética social, En América latina su apogeo 1cidié parcialmente con el proceso de recuperacién demo- icaenk layorfa de los paises de la regin. La saciedad civil, sitacla de legitimacion después de los salvajes embates de Jictaduras, recibi6 con agrado & una disciplina en expansién prometia remediar los conflictos morales que se forjaban tro de sus institiciones. Sin embargo, gran parte de sus esti. ‘fan mostrado un cardecter puramente a-institucional y a-his. 20, y la mayorta de las teorias de justica en salud propuestas sido esquemas ideales -un ejemplo claro son los mescados, competiciOn perfecta construidos en base a supuestos nor- ivos que carecen de cualquier modelo empirico en el mundo Veamos c6mo ocurre y euiles son sus consecuencias. sas primigenias preocupaciones por derechos y deberes ‘2 relacion médico-paciente entendida como un contrato © partes, fueron pensadas por los bioeticistas norteameri- 38 en el marco de una medicina précticamente dominada el mercado y sin tradicién en hospital piblico gratuito, 0 an seguro de salud més © menos universal. Incluso los ceptos de veracidad, confidencialidad y consentimiento tmado ~derivados del principio de autonomia y clara ite enfrentados al paternalismo médico~ haa sic potentes amientas para frenar las crecientes demandas judiciales de sumidores de servicios de salud cada vez. mas conscientes fin creo, haber pro. | a de sus derechos, a disposicién de médicos y servicios de ‘salud preocupados por cumplir con sus obligaciones contrac- tuales y evitar juicios por mala praxis, Se suponia que los con- sumidores racionales celebran contratos en una sociedad civil aparentemente libre de conflictos profundos entre propicta- rios ¥ desposeidos,-0 entre libres € ilibres, y entonces 1a bio- ‘ica se encargaba, por lo general, de discutir si los pacientes eran auténomos, racionales y razonables, sin cuestionar si puede tener sentido hablar de libre consentimiento en paises en los cuales una mayoria de enfermos esta en una situaci6n tal, que cotidianamente tiene que pedir permiso a otros para vivir, porque carece de los recursos basicos para garantizar su derecho a la cxistencia. Por supuesto, esto no implica afirmar gue los pobres o desposeidos no sean capaces de decidir razonablemente 0 de hacer valer sus demands sin la media- cidn de un experto que los represente. Pero si significa que al no tener garantizados minimos derechos, dependen de deci siones arbitrarias sujetas al azar o ala suerte de conseguir un lugar en un hospital pablico 0 de la existencia de insumos para tratar su dolencia, en medio de la crisis y desfinanciacién de la salud piiblica. Y depender de decisiones arbitrarias y azarosas es una merma de la autonomia y un modo de iliber tad, sin duda alguna, puesto que aun existiendo la capacidad de ser razonables y racionales, no estén en condiciones de ejercitarla, COmo elegir auténomamente, si la terapia ofreci- da es la Ginica disponible, si las drogas que se utilizan son -menos costosas pero también menos efectivas 0 no estn con. troladas adecnadamente por los organismos encargados de hacerlo, si los ratamientos se suspenden muchas veces por falta de drogas © insumos? 1 modelo de Georgetown se export6 a todo el mundo y > una influencia apiastante. Los cuatro principios ~autono- » beneficericia, no maleficencia y justicia~ cefinidos a-histé- stitucionalmente y con Un soporte teérico mas que eble ~puesto que no existe un orden lexicogefico que per \ definir cual de ellos tiene prioridad en caso de conflicto, ampoco una teorfa normativa robusta que les de sustento~ sido y siguen siendo los principios rectores de la discip Mientras tanto, y como consecuencia de un imperialismo valizador, los paises pobres y los pobres en los paises ricos ban siendo sometidos 2 un proceso de desposesién sin pre- entes, Una de sus variopintas formas se encuentra en las lidas propuestas por el FMI y el Banco Mundial y acogidas beneplacito por los Estados nacionales neoliberales, que »mendaban a los paises pobres la privatizacién de los ser- os de atencién de la salud, dejando en manos del sector | lico la provision de servicios esenciales, desposeicos tam- | 1 de sus insumos basicos, pero necesitados de atender cada :mAs enfermos sin cobertura dle seguros privacos. Se libera- asi una serie de “activos” antes financiados por el Estado, fueron rapidamente absorbidos por capitales nacionales 0 | macionales. Las reformas estuvieron acompafadas de vie- rgumentos legitimadores, que fueron més 0 menos los qué amos 2 presentar a continuacién, .a desigualdad existente en funcién de la heterogeneidad 1 oferta de servicios de salud -el hospital pablico, las obras ales de quienes estaban empleados y seguros privaclos~, la iciencia, y la explosion de los costos necesitaban una ante reforma en los paises en vias de desarrollo en funcién iicanzar la “equidad”, La consigna fue reducir el financi miento por parte del Estado a medidas de salud pablica y a un conjunto de “servicios clinicos esenciales” destinados a produ- cir un alivio de la pobreza, dejandlo que el resto de la asisten- Ga se financie privadamente 0 mediante seguros. sociales (Banco Mundial 1993), En los documentos se reconoce que pueden necesitarse-medidas gubernamentales para compensar los problemas generados por la incertidumbre y las deficion- cias del mercado de seguras, dado que los mismos podsian funcionar mal por las variaciones en los riesgos en materia de salud, Tales riesgos, como se reconoce en los documentos, son uno de los motivos por los cuales las compaias de seguros se niegan a aceptar a las personas que més necesitan de los mis mos, a saber, los que estén enfermos o presentan altas posibi- lidades de enfermar. Con frecuencia, sus defensores consideran que €s “inequitativo” asegurar a personas con ciertas enferme- dades preexistentes, y el caso de las personas infectadas con HIV es paradigmatico, Si bien es cierto que en algunos paises subdesarrollados como Argentina existe una ley que obliga al Estado a brindar atenci6n a los infectados y enfermos, también Jo es que el proceso de desfinanciacién del sector paiblico pro- dujo espectaculares situaciones difundidas por la prensa mun: dial y que afectan a personas que no tienen otro modo de acce- der & fos medicamentos 0 internaciones Ahora bien, es sabido que Ia mayoria de las compaitias de seguros médicos en el mundo niegan el acceso a personas que stn infectadas con HIV, o que tienen patologias preexistentes, que conllevan costos altos. Un tratamiento aparte deberia darse 41 Jos criterias directos 0 indirectos que se utilizan para clas car los riesgos: la historia personal, los habitos en salud, la orientacion sexual; criterios estos que muchas veces tambiéi luyen @ los pacientes de la lista de espera para transplante | Srganos, Se supone que quien contrata un seguro de salud, suai que quien contrata un seguro para su auto, elige en una aci6n de riesgo, y se considera que la elecci6n en una situa- 1 de riesgo es aquella en la cual el agente esti en condicio- de asignar una distribucion de probabilidades numéricas re el conjunto de estados del mundo que considera posi i. También se considera que la mejor opci6n para un co tidor “racional” es maximizar sus beneficios dado un coste, ue es inequitativo para quienes tienen un menor nivel de go que las companias aseguren a aquellos con un riesgo ‘or, Se argument, por dltimo, que un mercado equitative a aquel en el cual existiera una simetria de riesgos. Este tipo aegumentaci6n ha conducido a afirmar que puesto que “la dad supone un trato igual de todos aquellos que tienen el, mo tipo de riesgo calculado", entonces algunas personas un nivel de riesgo demasiado elevado en fuacién de los ‘0s, por ejemplo los HIV positives, distorsionan el Funcio: iento equitativo del sistema. De alli concluyen que fa res- sabilidad de los experios que toman las decisiones’ es luirlos (Clifford e Tuculano 1987). Mientras Jos mereadlos en salud excluyen a los mas enfer- 5, y por tanto més necesitados, y dejan a la mayor parte de oblacion de los paises subdesarrollados sin cobertura médi- dor los costos altisimos, el hospital pablico desfinanciado be cada dia mas enfermos y carece de insumos bisicos, de sonal suficiente y de la infraestructura necesaria para ater 2 esa posicién, wease: Daniels (1999). 6 det a Jos nuevos desposeidos. ¥ es en este contexto institucio- nal cn el que la bioética debe reflexionar en los paises en vias ‘de desarrollo, sin importar principios concebidos -bien © mal concebidos, ¢s harina de otro costal= para un contexto institu- cional distin. Por suupuesto que son decididamente legitimas las fuchas por lograr la autonomia y desterar el paternalismo ~el de lt profesion médica, pero también el de un Estado que se retira de su funcién asistencial y ofrece, a cambio, medidas arbitre rias para aliviar a pobreza, convirtiendo en altamente vulner- fe a una mayorfa de la poblacion de los paises pobres~. ¥ ser yalnerable implica tener una autonomfa comprometida, puesto ue cada dia mas personas penden de ayudas sociales que no estén bien establecidas como derechos y estén sometidas al posible capricho de alguien ~de un burécrata, del politico de fumo, de la publicidad comercial y politica de empresas far ‘macéuticas transnacionales, 0 incluso de una mayoria parls- rentaria efimera- para tener garantizada una minima existen cia social auténoma. La bioética tiene que encontrar un fen- ‘uaje en el cual sea posible articular estos agravios, teniendo fen cuenta que es altamente improbable ejercer prdcticamente Ja autonomia en la toma de decision sobre tratamientos médi- cos, cuando cotidianamente se vive a merced de otros, ‘Algo similar ocurre con los otros principios rectores de la bioetica oficial, pero me referiré exclusivamente al principio de justiciadistributiva en salud. 2. Las teorlas de justicia distributiva en salud hicieron eclosion en Jos 80, Originariamente la discusion tuvo como punto de mira la defensa de, o ef ataque a, un “derecho a la atencién de Jud”, Aquellos que lo rechazaban realizaron aplicaciones de oria de la usticia de Nozick, para quien los tinicos derechos imos son los que se derivan de un ‘justo tirulo” de propie- © de transferencias legitimas entre partes, Siendo asi, sola- te tienen derecho a la atencién aquellos que contratan un ro privado y pueden requerir prestaciones en la medida en, previamente han pagado por ellas. Los demas podrén ser raciados o infelices, pero no caben reclamos en términos istica si no ostentan un justo titulo 0 dicho en castellano », un paquete de servicios previamente adquirido, 05 bioeticistas que, en cambio, bregaron por la defensa de erecho a la atenci6n de la salud buscaron otras fuentes too y. en la mayoria de Tos casos, hicieron derivaciones de la 8 de Ia justicia de Rawls. Asi, por nombrar sOlo a los mas ssentativos, Norman Daniels propuso ligar la atencién de la Jal principio de justa igualdad de oportunidades, y Ronald ‘nincluir a la salud en la lista de bienes sociales primarios para ello fue preciso modificar la teorfa rawisiana, que vnia que los representantes en la posicién original eran cit nos libres, iguales, capaces de cooperar en beneficio de S Yu. Que jestaban sanos! Es de justicia reconocer que pas- mente, el propio Rawls (2001), reconacié que en su teo- rodian caber derivaciones como Ia de Norman Daniels, > que era posible suponer que los ciudadanos son miem- cooperantes de la sociedad a fo largo de una vida com- , esto €5, que habré periodos en los que por suftir una ‘enfermedad 0 un accidente, no estarin en condiciones de \ De tal manera que las expectativas de bienes sociales pri- 09s serian las mismas para todos ex ante, pero no ex post, indiendo de diversas contingencias, como por ejemplo la o enfermedad. Pero Rawls advierte que estas cuestiones dleberian resolverse en la etapa legislativa y no en la posicién original o en la convencién constituyente (Rawls 2001, 172ss). Considerar su tratamiento en Ja etapa legislativa supone, entonces, como el mismo Rawls ha dicho (1993, cap. 4, §31), que comience & coperar todo el mbito de hechos generales, sociales y ccond- ics, y no meramente aquellos que puedan inferirse a past de las circunstancias de la justicia, ‘Ahora bien, la mayoria de las teortas de inspiracién rawisia~ 1a de justicia distributiva en salud ~y claramente la de Norman Daniels, a pesar de sus tiltimos esfuerzos por superar la ideal zacién y aplicar la teoria al mundo de las fuerzas sociales e ins- titucionales reales se mueven en el plano de lo que John Rawls Ilam6 “ideal” en fa construceién conceptual de tna tco- sfa de la justicia disteibutiva (Daniels 2002). La opci6n metodoldgica por una teoria ideal, perfectamen- te legitima en si tiene empero la consecuencia de que se abs- trae de las motivaciones reales de los agentes, suponiendo que estos son siempre buenos observadores de normas, con fo que quedan fuera de estudio todos los problemas relacionados con el diseao institucional y con los distintas comportamientos de Jos agentes en distintos contextos y diseflos institucionales, Pero parece muy obvio a estas alturas que si se construye una teoria de justicia distributiva en salud para aplicar al mundo social ¢ institucional real, entonces, o bien debe abandonarse €l plano de la idealidad conceptual ~pero eso implica que se abandona el cobijo de Ia teoria rawlsiana-, 0 bien la “aplica ‘én solo es valida para ese mundo idealmente considerado, esto es, no sirve ni para criticar normativamente los presentes disefios institucionales de organizacion de la sanidad © de la igacién médica, ni para defender normativamente disefios cionales alternativos, es en el mundo real, fuera de la teoria ideal de agentes vadores de normas, mercados perfectamente competiti- ontratos entre partes sin asimetrias informativas, etc., las son muy distintas. En el mundo real existen monopolios opolios, economias de escala, costos transactivos, exter. des negativas de la actividad econémica privada, treme. 's asimetrias informativas entre los agentes, individuos y raciones con poder para dictar precios en los mercados, ciones mal disefiadas que dan pésimos incentives a los 28 para que sean buenos observadores de normas, gran- aderes econémicos privados no solo capaces de impo- politicamente ~convirtiéndolos en protectorados~ en dos nada competitivos, sino también manifiestamente 's de desafiar a las repablicas y a los gobiernos demo 2s, disputindoles con creciente éxito el derecho 2 definir 1 piblico Bertomeu y Domenech 2005), lo que se quiere es construir una tcoria ideal de justicia utiva en salud, esto, como he dicho, es perfectamente toy se trata de un ejercicio filos6ficamente refinado. Pero uc se pretende ~como reclama para si una y otra vez la .~es ubicarse en un espacio que sea capaz.de juzgar nor mente las circunstancias hist6rico-institucionales de justi salud, entonces este ejercicio es claramente insuficiente, problemas de la justicia en la atencién de la salud, del a las terapias y a los medicamentos, del manejo de la cin médica individual por parte de las compatias de 's y de empleos, de la cantidad de recursos que un Esta- ve investir para asegurar la salud de la poblacién, efe., no pueden resolverse mediante una teoria de fa justicia distributi- va ideal que se abstraiga de problemas como estos: las bruta- les desigualdades entre rics y pobres en una sociedad; la exis- tencia de individuos que han sido desposeidos de sus derechos constitutivos mds elementales; industrias farmacéuticas que ‘como corporaciones transnacionales dejan a la mayor parte de 1 poblacion mundial sin posibilidad de acceder a los medica- :mentos; la degradacién ambiental; o la imposicién de impers tivos evonémicos que introducen la compulsion del mercado alli donde antes no existia (por ejemplo, la apropiacion priva 1 por medio de patentes de la informacion genética y su comercializacién por grandes compaiiias). Entre otras cosas, porque todos estos fendmenos explican {que mientras la tecnologia biomédica progresa de modo indis- cutido, el nGmero de personas que accede a las terapias y 2 los medicamentos es cada dia menor. EI mundo aparentemente unificado por la tecnologia y la comunicacién ~aunque recor demos que el 20% de la poblacién mundial es ef que maneja el 93.3% del uso de Internet, mientras que el tiltimo quinto, mil nillones de personas en ef mundo entero, tinicamente el ¢s también el mundo en el que muere tn nifto cada 3 segun dos cebido al hambre y la pobreza, tal como recuerda un infor- me de las Naciones Unidas (UCEF 2001). Las muertes 0 el dete- rioro de la salud a causa del hambre no son consecuencia de In escasez de recursos alimenticios, sino de un proceso dle con trol de los alimentos por paste de compaaias transnacionales y de un proceso de globalizaciéin de las pricticas agricolas que cestin sobando a millones de perso cho a la comida, (. a medida que los snonocultivos sustituyen su sustento vital y su dere (8 cultivos diversos, a medida que la agricultura la ganade- cestin siendo transformadas y de la produccién de alimentos uttivos y diversos pasan a convertirse en mercadas para sermi- 5, herbicidas y pesticidas modificados genéticamente. A medi- {que los agricultores pasan de ser productores a ser consumi- recs de productos agricolas patentidos por las grandes com- ‘las, a medida que se destrayen mercados locales y auciona- 5 pero se expanden globalmente, el mito del “libre comercio" Je la economia global se convierte en un medio que tienen los ‘os para robarles « los pobres su derecho ala comida e, inclu- su derecho a la vida Shiva 2003, 17) or supuesto que es necesario contar con las herramientas nna teoria de la justicia global para enfeentar los problemas ‘nmente asociados 1 la globalizaci6n: las injusticias socia. a brecha creciente entre ricos y pobres, las democracias bles, Ia degradaci6n ambiental, la desposesi6n de la mayor de [a humanidad de recursos basicos, y especialmente, de erechos bisicos duramente conquistados, Pero no hay que erde vista que las comporaciones intemacionales no son un er en si mismo”, sino que cuentan con el apoyo cle los Esta- tacionales que brindan el marco legal e institucional para ner y hacer posibles esas nuevas formas de desposesién, resultado es que las economias subordinadas se vuelven dia mis vulnerables a los dietados del mercado capitalista ciudadanos pierden cada dia dereclios bisicos, que pare- conquistados y consolidados para siempre na teotia de la justicia con respecto a la salud no puede pnocer estos hechos, a menos que pierda la pretensién de 1 normativamente qué ocurre con la salud y Ia enferme- en un determinado pais y cudtes son las medidas que i | n deberian de tomar los Estados para remediar los casos de injusticia. ¥ eso incluiria grandes intervenciones por parte de Jos Estados nacionales para asegurar os supuestos iniciales de ‘una teoria ideal de la justicia. Por ejemplo, asegurar que los ciudadanos son libres e iguales requeriria, o bien, alguna redistribuci6n ‘nstitucional radical de los derechos de propic- dad (redistribucién que la teoria ideal deja completamente indeterminads normativamente); 0 tal vez, alguma autoridad pablica democritica enérgica (indleterminada institucionalmen- te por la teoria ideal) que procediera, mediante un enormne- mente crecido activismo fiscal, a redistribuciones masivas de recursos. Y coa eso sélo se habria “resuelto” el problema de la distrtuici6n inicial de recursos (extemos e intesnos). ¥ atin quedarfa el problema de asegurar, con grandes intervenciones legislativas y administrativas pablicas (instivucionalmente inde- terminadas por la teoria ideal, pero capaces en cualquier caso de destruir los monopolios y los oligopolios, de contener las economias de escala, de mitigar los costes transactivos, de comregir las externalidades negativas de la actividad econémi- a privada, etc.), el cardeter perfectamente competitivo, apoli- tico, de los mercados, La biotecnologia ha producido un sefsmo en la bioética. Si bien se tata de un invento milenatio de la humanidad (selec- cidn artificial de especies), 2 partir ce los sesenta y setenta con el desarrollo de la genética molecular y los descubrimientos de las enzimas de restriccién- se desencadend un salto de gran magnitud que no se limit6 a alterar et orden interno de la dis- ciplina ~como ocurrié con el estudio de los procesos de fer mentacién, prodaceién de aminoacids, vitaminas y antibiot sino que trajo aparejados problemas éticos, sociales y cos de creciente importancia. Espeeificamente los vegeta. animales transgénicos ¥ las investigaciones sobre el geno- tumano engendraton una reaccién por parte de los inves- ores en bioética que sobtepasé los limites a los que antes ‘aia Ia disciplina en su versiGn hist6rica e institucional- © prescindible, y se acaba de iniciar un interesante debate temas sociales y politicos normativos que aunque es dif = evaluat por su muy reciente aparicion, tiene matices tamente promisorios.* bioética especialmente en los paises subdesarrollados~ ymenzado a indagar estos acontecimientos mediante un taje claramente politico © historicamente indexado, y a zar las devastadoras consecuencias de los nuevos desc entos bioteenol6gicos que répidamente han sido absor por los mercados y las grandes corporaciones multina~ les con la complacencia de tos Estados nacionales. s tales como los derechos de propiedad intelectual, los »polios biotecnol6gicos, la biopirateria o el patentamien- semillas, las patentes y la industria farmacéutica, el acce- @ informacién genética individual por parte de los mer- de salud y los mercados de trabajo, no pueden ser lados si no es de un modo realmente interdisciplinatio y ‘na petspectiva politica, social ¢ histérica que desborda nites de las teorias de la justicia distributiva idealmente ruidas. Ya pricticamente nadie ignora -ni tan siquiera cl impacto de la biotecnologla en la bioétca, veanse: Berge y Diaz Bergel y Minyersky (2008, ‘quienes intentan justificar las nuevas patentes sobre la mate- ria viva considerada como res mullius con variados argumen que, por ejemplo, la industria farmacéutica esta concen- trada en unos pocos paises desarrollados, que sus ganancias anuales en 1998 fueron desde 15,3.miles de millones de déla- -para Merck que es la mas grande~ hasta 4,6 miles de millones ~para la que menos ingres6-, mientras el producto bruto interno de Zimbabwe fue de 8,6 miles de millones en 1997. Siempre €s posible argumentar ~aunque cada dia mas dificil probar con estadisticas confiables~ que los ricos inno: adores producirin todo tipo de panaceas para eliminar el hambre y las enfermedades en el mundo. El fendmeno que Marx denomin6 acumulacion originaria, la destrucci6n, por parte de la gran empresa capitalista moderna, de la propiedad privada individual fundada en el propio trabajo personal ha cobrado en las tiltimas décadas tun impulso extraordinario, en forma de desposesién neoco- lonial de Ins economias naturales y tradicionales del tercer mundo, implica hoy, entre otras cosas, Ia mercantilizacién y privatizacién de la tiesra y consecuentemente la expulsion de las poblaciones campesinas, la conversiGn de distintos tipos de derechos de propiedad —comunales, colectivos y estate les~ en derechos exclusivos de propiedad privada grancapi- talista, la privacién del acceso a los bienes comunales y la supresin de formas alternativas consuetudinarias de produc- ci6n y consumo, Es innegable que todos estos procesos se cumplen hoy dia y se acelera el fenémeno de acumulacién capitalista por des posesiGm. Pero ahora existe una novedosa y abundante res nullius que esti siendo sisteméticamente expropiada por les des compaiiias nacionales y multinacionales: el material, 3gico de seres humanos, animales y plantas, esto es, los 5, las secuencias de genes, el plismido o vector contenido \ secuencia € incluso ~y claramente en los casos de los tales- el organismo transformado por ese plésmido. Para brat algunos ejemplos: Monsanto tiene en la actualidad el opolio det algodon y el trigo genéticamente modificados, se Tec ha patentado variedades y granos del arroz basta ¢ruzando el basmati indio con variedades semienanas combinar sus tasgos, y reclamar una patente sobre el Bas- Rice Tec, pretendiendo haber logrado una *novedad? sisito indispensable para reclamar una patente, cosa que permitido apropiarse de las innovaciones autGctonas y rarias de la India, y desposeer a sus campesinos de una ‘edad fundada en su propio trabajo y en sus pretéritas for- Ae conservacién ¢ intercambio de las semillas entre gran. ‘que no han podido asumir los costos de registrar sus pro- vasiedades esde los albores del megaproyecto de secuenciacién de! ‘ma humano se abrié la discusiOn sobre el patentamiento anes. Un comunicado emitido en 1988 por las oficinas manejaban el proceso de patentamiento en el mundo sus puertas: “los productos naturales purificados no son derados productos naturales o simples descubrimientos, e no existen en Ja naturaleza en la forma aislada”, El Ltema de Ls blopicaers, véanse: Shiva eb 72003), Bentomen y Sommer pra el tema de patentamiento de material genético; Bergel 2003), y patentamiento de materiales vegetales: Ferrazzino etal (1999), j | | | 1 | ino estaba expedito para que la secuenciacion de genes “yn proceso que en su momento requeria complicadas técai- cas de clonacién, pero que en la actualidad es una técnica computacional rutinaria~ sea considerada una novedad y, por tanto, susceptible de ser cubierta mediante una patente de uso exclusive y exchiyente. Cuando un pais. subdesarrollado © cualquier organismo nacional o internacional, por ejemplo, deciden invertir en vacunas y medicinas para enfermedades propias de la regién y financiar la empresa, deberin negociar con los distintos propietarios de patentes, a fin de obtener los acuerdos necesarios para iniciar el proceso de investigacion y desarrallo. No faltan argumentos para *moralizar” el patentamiento de Ja vida: eliminar el hambre en el mundo, producir medicamen- tos para Jas enfermedades que afectan a la humanidad, com- pensar y proveer de incentives a quienes invierten en invest- gacién y desarrollo por el bien de fa humanidad. Tampoco fal- tan contra-argumentos que demuestren, entre otras muchisimas cosas, que a pesar de que la biotecnologia habia prometido acabar con el hambre en el mundo, por ejemplo: —un nino muere de hambre cada 3 segundos en el mundo, yen Argentina mueren $5 niftos, 35 adultos y 15, mayores al dia por causas vinculadas con el hambre, un pafs que antes de la Gltima dictadura no to habia conocido; la pandemia del SIDA hace estragos en los paises més pobres que no tienen acceso a los medicamentos las inversiones en investigacién de las grandes compatias son un potcentaje infimo, comparado con lo que invierten en publicidad.’ Ademés, esas companias invienen en ‘medicamentas que afectan a las sociedades opulentas y ‘no a los paises pobres, porque no representan un merca- do atractivo para los mediicamentos ran parte de los argumentos a favor del patentamiento ren implicita 0 explicitamente a teorias de la “apropiacién dal” que fueron populares en los siglo XVI y XVIL, cuando tentaba justificar, en contra de los privilegios feudales, la edad individual sobre Ia tierra ~el recurso generador de za de aquella época~ mediante la idea del valor afiadido 1 trabgjo. La tierra yerma ~que, segiin los colonizadores, sblaciones indigenas no trabajaban- era de quien la mejo~ ¥ cultivaba, siempre que dejara suficiente tierra libre para 2mas, como reza la conocida provisio lockeana. Sean cua- ren los aciertos y errores dle aquiellas venerables teorias apropiaci6n original de la tierra, lo cierto es que Ja pro- d intelectual no es lo mismo que la propiedad sobre + ¥ 80 genera una serie de dificultades en la aplicacién tetios del tipo de la provisio lockeana Del trabajo de quién se trata, cuando se crean variedades yenéticamente modificadas de plantas que han sido cult ‘adas por los pueblos que no tienen la posihilidad de, 0 20 estan dispuestos a, desarrollar la Biotecnologia que Tes >one de manifesto que no estamos ante una competenca petfecta de Dvadores en cl mercado. Pues 8 fuera as, tod I iformacién neces ‘los agentes econsmicos implicados estira contend en los pcias y snnecesario gastar ingentessumes de dinero en pu iekdad posibilitaria patentar sus “inventos" milenarios? Y sila pro- puesta es "compensaslos”, es preciso tener en cuenta lt dificutad que conllevaria medir el aporte de trabajo de las innumerables generaciones de agricultores y de paises que con justicia podrian reclamarlo, pero también que las consecuencias'son irremediablemente que las econonias subordinadas se vuelven vulerables a los dictados de la cultura econémica capitalista, porque se convierte a los sranjeros en dependientes de un mercado monopélico, ¥ Ja agricultura de subsistencia es reemplazada por la espe alizacion en cultivos comerciales para Ja exportacion que, ademés, destruyen la biodiversidad. ~ {Quin es el que tiene el derecho a reclamar para sila pro- piecad fundada en el trabajo innovativo, cuando, por ejemplo, distintos propietarios han obtenicio patentes tela cionadas con el parisito MSP-I, que es el que produce la malaria, y con las tecnologias por ellos “inventadas”, lo cual les permite realizar un uso exclusivo y excluyente de antigenos y de secuencias de acido nucléico, fundamenta les para producir una vacuna que salvaria muchas vidas ‘en los paises pobres? Podriamos multiplicar los ejemplos de arguments que se esgrimen a favor y en contra del patentamiento de materia viva, pero eso excedleria innecesariamente la extensi6n del trabajo y nos desviaria de su objetivo principal, que ha sido mostrar el impacto sufrido en ef Lenguaje y en la metodologia de ta bio’ tica por la comprobacién del avance del mereado oligopélico sobre los descubrimientos de la genética y de la biotecnologia humana y vegetal ‘omo he dicho al principio, el cambio no ha hecho mas comenzar y no hay perspectiva suficiente para juzgarlo en su amplitud, pero en sus albores resulta francamente inte- ate. ¥ este cambio afectara con un grado alto de probabi- Ja las caracteristicas de las teorias de la justicia distributiva dud -si realmente quieren decir algo normativamente inte- ute sobre el mundo real-, € incluso el modo en que se ha tadicionalmente la relacion médico-paciente, esto es, 9 un tipo de relacién contractual (jsin asimetrias informati- . fundada en una autonomfa ideal que poco 0 nada ene ver con las relaciones de subordinaci6n civil y de depen- ia econdmica en sociedades desarrolladas y subdesarrolla- Jel planeta. lografia anchero, €. (2003). La difusién de los culttvos rasgentcos rgentina, Buenos Aires: Facultad de Agronomia, aanco Mundial (1993). Informe sobre el desarrollo mural Inverir en Salud. Washington, DC: Banco Mundial ergel, S. D, (200. “Apropiacién dle lt informacién genéti- amana’, en: 8. D. Bergel y N. Minyersky (orgs.). Genoma ‘amo. Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni, 69-129. exgel, S. D.; Cantu, J. M. (2000). Bioetica y gonética. Bue Aires: Ciudad Argentina exgel, S. Ds Diaz, A. (2001). Biotecnologia y sociedad. Bue \ires: Cindad Argentina, sxgel, D.; Minyersky, N. (2004). Genoma humano, Bue- Aires: Rubiinzal-Culzoni ” Beriomeu, M. J De Francisco, Ay Domenech, A. (comps) (2005). Republicanismo y Bemocracia. Buenos Aires: Mino y Davi Bertomeu, M. J Doménech, A. (2005). “ntroduccién’, en: M J.Bertomeu, A. De Francisco y A. Domenech (comps), Repub canismo y democracia. Buenos Aires: Mino y Davila, 2-40 Beriomeu, M. J; Sommer, S. (2004). “Patents on Genetical Material: A New Originary Accumulation’, en: R, Tong, A. Don- chin y 8. Dodds (eds.). Linking Visions: Feminist Bioethics ‘Human Rights, and the Developing World, Oxlord: Rowwan and Littlefield, 183-202 Gifford, K. A; fuculano, R. P, (1987), “AIDS and Insurance: The rationale for AIDS-Related Testing”. Harvard Law Review 300(7), 1807-1825. Daniels, N. (1995). Seeking Fair Treatment. Oxford: Oxford. University Press Daniels, N. (2002). ‘Justice, Health and Health Care’, en: R Rhodes, M. Battin y A. Silvers (eds.), Medicine and Soctal just- cee: Essays on the Distribution of Health Care, Oxford: Oxfort University Press, Ferrazzino, A Bocchicchio, A. Souza, J; Banchero, Cx Correa, Cy Bergel, 8. Dy Belatistegui, M. S. (1999). “Agrobio- tecnologias: difusion de cultivas transgénicos en Argentina y Brasil’. Kairos Revista de Temas Sociales 4 (orww?.fices.unsl- ‘edu.ar/~kaitos/k04-<07 htm). Nozick, R (1988). Anarguia, Bstado y utopia, México: FCE PNUD, Programme den Nations Unies pour le Développe- ment (1995), Rapport mondial sur le développement humain 1995. Nueva York: Bureau du Rapport mondial sur le develop pemeot humain. awls, J. (1993). Teoria de la justicta, Buenos Aires: ECE, avws, J. (1999). The Law of Peoples, jumto a, The Idea of ic reason Revisited. Cambridge, Mass. Harvarel University avvls, J. (2001), Justice as Kaimness: A Restatement (editado in Kelly). Cambridge, Mass.: Harvard University Press, velli, M. (2002), Mas alld del siglo XX. La politica, las fde- ‘as_y las asechanzas del trabajo. Barcelona: El viejo Topo, siva, V. (2003), Cosecha robada, El secuastro del suminis- uundial de alimentos, Barcelona: Paidés, ong, R3 Donchin, A; Dodds, 8. (eds.) (2004). Linking ns: Feminist Bioethics, Human Rights, and the Developing . Oxford: Rowman and Littlefield, CER, The United Nations Children Fund (2001). The State 2 World's Children 2001, Nueva York: UNICEF (wwwatni: rp/sowe01/pdf/fullsowe pa). NDP, United Nations Development Program (1999). an Development Report 1999, Nueva York: UNDP. rT | | | st Bioética y acceso a los medicamentos en un mundo slobalizado Salvador Dario Bergel Universidad de Buenos Adres, Argentina Globatizacion y salud Desde Ja década de los ochenta del siglo pasado, asistimos a un proceso genéricamente denominado de globalizacién que persigue la integracion econdmica, politica y cultural del pla neta; dominado por un pensamiento iinico que considera a todos los paises en un plano de igualdad, desconociendo las profundas e insalvables diferencias existentes en los mas diver- sos 6rdenes, y que han generado y agravado tiesgos sin prece- dentes en el campo de Ja salud. Este proceso constituye un dato de la realidad del cual resulta diffeil sustraernos ya que lejos de constituir una elec- ion, representa un camino impuesto compulsivantente por potencias dominantes, BI mismo incluye tanto a paises e indi viduos que resultaron favorecidos por haber visto aerecentadas sus riquezas a limites groseros, asi como también a paises y poblaciones que ostensiblemente han resultado damnificados y ‘ayo futuro ~de continuar el ritmo impuesto~ es impredecible Bajo su influjo, el neoliberalismo impuls6 medidas coma la liberalizaci6n, ta privatizaci6n, la minimizacién de la regulacién a, el recor del Estado de bienestar, la reduccién de! gasto en bienes piiblicos, el refuerzo de la diseiplina fiscal, 2 proteccién de un flujo mas libre del capital y la reduecién de los impuestos, procederes que en su conjunto justifican que 0 Genética y justicia: la escisién de la humanidad Ange! Puyol Universiat Autinoma de Barcelona (UAB) Introduccion. 1a genética ha sido, desde sus inicios modemos, la punta de lanza de la bivética. Ningtin miedo ni peligro asociado a las ciencias de la vida supera a los derivados de la genética. ta eugenesia, la clonzcin, la patentacién de la vida humana, las plantas transgénicas, acaparan los mayores recelos que la bio- ética no cesa de analizar y denunciar. Con la globalizacién, es decir, con el intercambio y la aplicacion a escala mundial de los conocimientos de los genes, esos recelos no hacen sino aumentat; Los medios de comunicaciéa muestran, dia st dia también, nuevos ejemplos y motivas para desconfiar de la ingenieria genética en manos de cientificos y politicos escrlpulos. Desde la archifamosa oveja Dolly hasta la selec- cidn del sexo de los hebés, desde Ia guerra de las patentes sus- citada por el Proyecto Genoma Humano hasta el recuerdo tenebroso de la eugenesia experimentada por los nazis, fas posibilidades abiertas por la genética estimulan nuesttos mas atavicos temores, Sin embargo, nada de eso es comparable a una de las posi bles consecuencias trégicas de Ia manipulacion genética: la escision de la humanidad. Una posibilidad que, paradojica mente, no va a depender tanto de los desvarios de unos cien- ificos locos como del deseo tan antiguo como humano, dema siado humano, de buscar los mejor para los propios hijos. La vulacién genética, unida a la desigualdad sociocconémica nite, puede llegar a bifurcar el camino seguido hasta ahora hhumanidad, unificado en su momento con el triunfo evo. del Homo Sapiens. Ademas, un hecho de esa magnitud ener el poder, incluso, de subvertir los valores &ticos tal Jos conocemos hoy dia, hasta el punto de que las herra as intelectuales con que hasta ahora denunciamos los os de la ciencia para la humanidad pueden dejar de fun- con la especie humana dividida. > soy el nico que en los titimos afios ha hablado de estos : JUrgen Habermas (2002), Francis Fukuyama (2003), ¥ A. ann ef al. 2002) ya han dado voces de alarma autoriza- bre los peligros de la ciencia genética para Ja identidad na, Pero ninguno de ellos, hasta la fecha, hia insistido en te las consideraciones que antes apuntaba: fa posibilidad te fos valores con que hasta ahora tratamos esas cuestio- sobre todo el valor de la igualdad) nos resulten progres nte inservibles a medida que el problema aumente. i planteamiento parte del presupuesto de que los valores ideales morales y politicos estin estrechamente vincula- los contextos en que se ubican, mucho mas que a dis- jones tebricas ideales, abstractas 0 aprioristicas. De mane- € silos contextos (sociales, politicos, econémicos, cieati- ‘© biologicos) cambian, entonces los valores y los princi de la ética y la politica se ven afectados por ese cambio, cl punto de que el sentido y el significado que hasta el cento poseian se pueden ver seriamente alterados. Eso es € creo que le puede suceder al valor de Ia igualdad moral litica de Jos seres humanos con la implantacién a gran a de la tecnologia genética, especialmente con uno de los 1st usos posibles de dicha tecnologia que consiste en la mejora de las caracteristicas genéticas de los seres humanos, La tecnologia genética permite ya, y previsiblemente fo hari ain més en el futuro, la manipulacién con fines de mejora y, pot tanto, no solamente con fines terapéuticos o de tratamien: to, Esto supone que; én el extremo, podsemos crear individuos nas fuertes, més altos, més hermosos, con mejor caricter y mas inteligentes de lo que determinaria el azar. Tal cosa se puede lograr con la terapia génica, que consiste en introducir genes nuevos en los individuos 0, de mado mas radical, con la tera- pia germinal, es decir, introduciendo los nuevos genes en las células reproductoras, con lo cual la modificacién se perpetia en las futuras generaciones. Por supuesto, se trata de una hip6- tesis mas que de una realidad, pero no es una simple fantasia a tenor de los vertiginosos avances que se estin produciendo en genética. Actualmente, esta posible realidad se topa con algunos problemas técnicos, asi como con problemas teéticos que van mis allé de Ia ciencia de ta genética, como por ejem plo saber en qué consiste realmente la inteligencia o contar con el papel inevitable que el ambiente juega en su desarrollo. Sin ‘embargo, no me parece que el argumento de que todavia se trata, en sus mis radicales efectos, de ciencia ficcién, deba impedir plantearnos la gravedad de sus implicaciones morales. Mis o menos lejana, se trata de una posibilidad real, y la filo- sofia deberia estar en condiciones de anunciar algunos de los problemas venideros, ademas de los actuales que, por otra parte, son més féciles de ver por todo el mundo. A pant de ahora seguiré el siguiente guia. En primer Lugar, afirmo que las tecnologias genéticas de mejora posiblemente crearin una nueva desigualdad social que dara lugar a una i

Potrebbero piacerti anche