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-Alumno: Dávila Hernández Zaid Moisés

-Materia: Metafísica II

¿Cómo entiende Kant la causalidad?

La concepción de causalidad en Kant se tendrá que abordar uniendo los puntos más
importantes en su texto de los prolegómenos, ya que nunca hace explicita su concepción
de causalidad y, más importante, la diferencia que tiene con la concepción de Hume
respecto al mismo tema. Sin embargo, para hacer frente a esta pregunta no hay más que
analizar los 3 puntos más importantes que develan su concepción de causalidad, a saber:
(1) cómo entiende Kant la idea de Causalidad en Hume y los errores que le adjudica al
mismo, (2) qué son los juicios analíticos y sintéticos a priori y (3) qué al entender los juicios
sintéticos a priori se revela la idea de causalidad en Kant.

Uno de los golpes más fuertes a la metafísica, nos dice Kant, fue la concepción de la
causalidad descrita por Hume.

Prueba Hume, de un modo irrefutable, que es completamente imposible para la razón


pensar, a priori y con nociones puras, una conexión, puesto que esto supone necesidad [...]
De aquí concluye, que la razón se engaña completamente en ese concepto [...] ha sustituido
una necesidad subjetiva, esto es, una costumbre que de ahí nace, por una necesidad
objetiva que nace del conocimiento1

Es decir, la relación de causa y efecto es una necesidad de la razón no de la naturaleza


¿cómo podemos fundar una ciencia en hechos que no pueden ser comprobados por la
experiencia? Nos preguntaba Hume. Es precisamente a esta pregunta que responde Kant y
bajo la cual funda su concepción de causalidad. “Estas nociones (causa y efecto) […] no se
derivaban de la experiencia, como Hume había recelado, sino que brotan de la razón pura.”2

Para poder saber cómo es que estas nociones nacen de la razón pura es necesario distinguir
entre juicios analíticos y sintéticos a priori. Los primeros se distinguen por ser explicativos,

1
Kant, I. Prolegómenos. Aguilar. Buenos aires, Argentina. 1959. Pág. 42
2
Ibíd. Pág. 46.
nada añaden a lo ya conocido, sino que sólo ponen en palabras aquello que la intuición ya
se ha representado y se rigen el por el principio de no contradicción. Por ejemplo “todos los
cuerpos son extensos” nada añade a nuestra concepción del mundo y, bajo el principio que
rige a este tipo de proposiciones diríamos: no existe cuerpo que no sea extenso. Los juicios
sintéticos a priori por el contrario, aumentan el conocimiento dado. Por ejemplo “algunos
cuerpos son pesados.” Son estos últimos la clave para toda la metafísica, nos dice Kant (y
en nuestro caso, para conocer su idea de causalidad), ya que al responder cómo son posibles
los juicios sintéticos a priori se está respondiendo por los límites de la razón misma y lo que
puede conocer.

¿Cómo podemos tener juicios sintéticos a priori, si, para que nuestro conocimiento se
expanda, es necesario que la intuición represente cosas dadas por la experiencia? La
respuesta no es simple, advierte Kant, la intuición nunca representa las cosas en sí mismas
sino sólo como se nos presentan. Es por ello que puede existir la intuición a priori y que por
lo tanto, no todas las representaciones son empíricas. Sólo hay una forma de que la
intuición preceda a la realidad del objeto: “si no contiene otra cosa que la forma de la
sensibilidad…”3 Es decir, aquello por lo cual nuestras percepciones sensibles son posibles. Y
hay dos intuiciones que son la forma de la sensibilidad, a saber, tiempo y espacio. Siendo
las dos a priori, porque son condiciones de posibilidad en nuestro entendimiento para una
comprensión de los fenómenos sensibles.

En conclusión, la idea de causalidad en Kant no se da sino en el modo que se nos presenta


el mundo, como dijo Hume, pero que no depende únicamente de la experiencia. Ya que
todo hecho sucede en un tiempo y en un espacio, las cuales son condiciones de posibilidad
para que se comprendan estos hechos. En otras palabras, son las formas de nuestra
sensibilidad donde se relacionan los hechos y estas formas, son a priori.

3
Ibíd. Pág. 80

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