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Ejecución de una garantía real

Por lo general, toda parte en un acuerdo confía en que la otra parte cumpla
voluntariamente todas sus obligaciones, ya sean obligaciones entre ellas o frente a
terceros y ya sean nacidas de su contrato o en virtud de la ley. Únicamente cuando hay
incumplimiento de una de esas obligaciones, la otra parte habrá de considerar la
posibilidad de recurrir a la ejecución forzosa o por vía judicial de la obligación incumplida.
1. Principios generales de la vía ejecutoria
El incumplimiento como requisito previo para toda medida de ejecución

En un supuesto normal, una garantía real respaldará el cumplimiento de la obligación del


otorgante (o del deudor, si un tercero actuó en calidad de otorgante) frente al acreedor
garantizado. Por tanto, en un caso normal, la garantía real pasará a ser ejecutable en
cuanto el otorgante incumpla o no pague la obligación garantizada. No obstante, existen
otros supuestos de incumplimiento que pueden estar previstos en el acuerdo de garantía.
Cualquiera de ellos bastará, salvo que el acreedor garantizado renuncie a invocarlo, para
constituir un incumplimiento, permitiendo así la ejecución obligatoria de la garantía real.
En otras palabras, el acuerdo entre las partes y el derecho general aplicable en materia
de obligaciones determinarán si el otorgante ha incurrido en impago y si hay lugar para
recurrir a la vía ejecutoria. En la mayoría de los casos ese derecho general en materia de
obligaciones será también el que determine si debe enviarse al deudor una notificación
formal del impago y cuál debe ser su contenido.
La buena fe y el buen sentido comercial

La ejecución de una garantía real tiene graves consecuencias para los otorgantes, los
deudores y los terceros interesados (como por ejemplo, un acreedor secundario, un
garante o un copropietario de los bienes gravados). Por ese motivo algunos Estados
imponen, como obligación general y absoluta de todo acreedor garantizado, el deber
específico de obrar de buena fe y con buen sentido comercial al ejercitar sus derechos.
Dada la importancia de esa regla, esos mismos Estados también establecen que ni el
acreedor garantizado ni el otorgante podrán renunciar a ella ni modificarla en ningún
momento (véanse las recomendaciones 131 y 132). Además, como se comentó
anteriormente, un acreedor garantizado que no cumpla con sus obligaciones en materia
de ejecución será responsable de todo daño causado a las personas que resulten
perjudicadas por ese incumplimiento (véase la recomendación 136). Por ejemplo, si un
acreedor garantizado no actúa con buen sentido comercial al enajenar los bienes
gravados y a causa de ello obtiene una suma menor que la que se hubiera obtenido de
haberse obrado con buen sentido comercial, deberá resarcir por daños y perjuicios a toda
persona perjudicada por esa minusvalía.
Autonomía de las partes para aceptar el procedimiento de ejecución
Los Estados suelen imponer a las partes en un acuerdo de garantía muy pocas
obligaciones previas al incumplimiento (véase el capítulo VI sobre los derechos y
obligaciones de las partes en un acuerdo de garantía). Por ello una cuestión clave en el
contexto de la vía ejecutoria abierta a raíz del incumplimiento es la de si debe prevalecer
una política similar. En otras palabras, se trata de determinar en qué medida el acreedor
garantizado y el otorgante podrán modificar el marco legal previsto para la ejecución de
la garantía real o sus respectivos derechos contractuales estipulados en el acuerdo de
garantía.
Supervisión judicial de la ejecución

En términos generales, cuando un otorgante ha incurrido en impago e intenta encontrar


una salida para poder cumplir sus obligaciones pendientes, es probable que haya que
recurrir a la vía judicial ejecutoria contra el bien o los bienes gravados. Pero en algunos
casos el otorgante impugnará o bien la afirmación del acreedor garantizado de que ha
incurrido en impago o bien la suma que el acreedor garantizado ha calculado que se le
debe a consecuencia del impago. Como cuestión de orden público, los Estados suelen
conceder a los otorgantes el derecho a solicitar que los tribunales confirmen, rechacen,
modifiquen o controlen de otro modo el ejercicio de todo derecho ejecutorio de un
acreedor.
Con ello no se pretende imponer al acreedor garantizado alguna actuación judicial
innecesaria, sino más bien habilitar al otorgante y a toda otra parte interesada para velar
por el respeto de la ley en todo procedimiento ejecutorio abierto a raíz de un
incumplimiento (véase la recomendación 137)
2. Alcance de los derechos del otorgante a raíz del incumplimiento
Extinción de la garantía real tras el pago total de la obligación garantizada
Una vez denunciado un incumplimiento, el deudor, el tercero que actúe como otorgante
y todo otro tercero interesado a menudo intentarán refinanciar la obligación garantizada
o subsanar de algún otro modo el incumplimiento. En esos casos los Estados deberán
decidir qué derechos podrán ejercitar las diversas partes y el plazo para hacerlo.
Habitualmente los otorgantes y los terceros dispondrán del derecho a obtener la
liberación de los bienes gravados de la garantía real en el momento en que se pague en
su totalidad la obligación garantizada. Mediante el pago íntegro de la obligación
garantizada (y la terminación de todo compromiso financiero) prescribe la garantía real y
se pone fin a la operación garantizada. Dado que el objetivo de la vía ejecutoria es
habilitar al acreedor para cobrar lo que se le deba.

Alcance de los derechos del acreedor garantizado a raíz del incumplimiento

Un acreedor ordinario que haya obtenido una sentencia favorable podrá hacerla ejecutar
sobre todos los bienes del deudor que sean embargables a tenor del derecho procesal.
Entre esos bienes se encuentran, por lo general, todos sus derechos reales, sean del tipo
que sean. Si el deudor tiene únicamente un derecho limitado sobre el bien, (como un
usufructo), sólo podrá embargarse y venderse ese derecho limitado. Asimismo, si los
derechos del deudor sobre los bienes están limitados por algún término o alguna
condición, la ejecución contra esos bienes estará limitada de la misma manera. En la
venta judicial, el comprador sólo podrá adquirir dicho bien sujeto a ese término o a esa
condición.
A diferencia de lo que ocurre con la ejecución por la vía ordinaria de una sentencia, el
ejercicio de una garantía real estará sujeto a una limitación adicional importante. Un
acreedor garantizado sólo podrá disponer de los bienes gravados por su garantía real y
no de todo el patrimonio del otorgante. Por supuesto, el acreedor garantizado también
podrá ejercer todos los recursos de que dispone un acreedor no garantizado para
reclamar del otorgante una suma pendiente en caso de que el valor de los bienes
gravados resulte insuficiente para pagar la obligación en su totalidad. Aparte de esa
limitación adicional, el ejercicio por la vía ejecutoria de una garantía real se regirá por
principios similares a los de la ejecución de una sentencia judicial ordinaria. El acreedor
garantizado sólo podrá ejecutar su garantía real en función de los derechos que el
otorgante tenga sobre los bienes gravados. Así, por ejemplo, si el otorgante goza de una
capacidad limitada para vender o disponer de otro modo de un bien gravado, o para
arrendarlo o conceder alguna licencia sobre él, la ejecución del acreedor garantizado no
podrá traspasar esas restricciones. Ello significa que, por ejemplo, si el otorgante es el
arrendatario en un arrendamiento simple de un bien de equipo, la garantía real sólo
abarcará el derecho del otorgante en su calidad de arrendatario sujeto a los términos
ejecutables del contrato de arrendamiento.

Derechos ejercitables a título acumulativo después del incumplimiento


A veces ocurrirá que, para enajenar por completo todos los bienes gravados, el acreedor
tendrá que ejercitar más de un derecho. Ello suele suceder cuando un acreedor
garantizado liquida toda una empresa compuesta por diferentes tipos de bienes, porque
los distintos tipos de bienes gravados se prestan a diferentes vías ejecutorias. Por
ejemplo, una garantía real sobre créditos por cobrar se realizará mejor mediante el cobro
de los créditos, mientras que una garantía real sobre existencias o equipo se realizará
mejor mediante la venta de las existencias o del equipo. En otros casos, una garantía real
sobre determinados bienes se puede realizar mejor si el acreedor garantizado recibe
dichos bienes a título de pago de la obligación garantizada. Además, habrá ocasiones en
que un acreedor garantizado crea que un recurso será el más adecuado, y luego descubra
que con otro se obtendrá un valor de realización mayor. Por ello la mayoría de los Estados
establecen que los derechos ejercitables por un acreedor garantizado son acumulativos.
En los Estados que adoptan este criterio, el acreedor ejecutante tendrá no sólo la
posibilidad de elegir el recurso que interpondrá, sino también la posibilidad de interponer
más de uno, simultánea o sucesivamente. Podrá incluso recurrir simultáneamente a la vía
judicial y a la extrajudicial. Sólo cuando el ejercicio de un derecho (por ejemplo, a
recuperar la posesión de un bien gravado y enajenarlo) haga imposible ejercitar otro (por
ejemplo, a recibir un bien gravado en resarcimiento de la obligación garantizada) es
cuando el acreedor se verá privado de ese ejercicio acumulativo de sus derechos. La Guía
vuelve a adoptar aquí la estrategia según la cual maximizar la flexibilidad de la vía
ejecutoria maximizará probablemente el valor realizable por los bienes gravados, por lo
que recomienda que se permita a los acreedores garantizados acumular sus derechos
ejercitables por la vía judicial y la extrajudicial
3. Efectos de la ejecución
Enajenación judicial y extrajudicial
La mayoría de los Estados prevén que un acreedor garantizado puede hacer valer sus
garantías reales ya sea ante un tribunal o fuera de él. Cuando el acreedor garantizado
opta por un procedimiento judicial u otro procedimiento oficial, suele aplicarse la
legislación general relativa a la ejecución de las sentencias a fin de determinar tanto los
derechos del otorgante después de la venta judicial como los derechos adquiridos por el
cesionario. Dado que estas normas de procedimiento se hallan incorporadas en el
sistema general de ejecución de las sentencias civiles de un Estado, la Guía no contiene
recomendaciones específicas sobre este punto relativas a la ejecución de las garantías
reales. Antes bien, para evitar interferencias con las normas generales de procedimiento
civil que rigen los procesos de ejecución, la Guía deja librada esa cuestión a otras ramas
del derecho
En cambio, cuando los Estados permiten la ejecución extrajudicial, para que el régimen
de la ejecución sea lo más rápido posible, los Estados suelen promulgar reglas detalladas
que determinan el efecto del proceso ejecutorio sobre a) la relación entre el otorgante y
el acreedor garantizado; b) los derechos de toda persona que compre los bienes gravados
en una venta ejecutoria, y c) el derecho de todo otro acreedor garantizado a percibir el
producto de la venta de los bienes gravados. El principal objetivo de un proceso
ejecutorio es generar valor que el acreedor garantizado pueda destinar a saldar la
obligación garantizada pendiente. Lo más frecuente es que el acreedor garantizado
obtenga ese valor vendiendo los bienes gravados y quedándose con el producto de la
venta. De quedar algún excedente, el acreedor garantizado deberá entregárselo al
otorgante o a cualquier otra persona que tenga derecho a ello. Además, como se ha
indicado más arriba, de no haberse saldado toda la deuda, la mayoría de los Estados
establecen que el acreedor garantizado dispondrá de un derecho contractual ordinario a
demandar al otorgante por esa suma pendiente, si bien a título de acreedor no
garantizado. Ya se ha examinado en detalle cómo suele asignarse el producto de la
enajenación en esos casos.

Efectos específicos de la enajenación extrajudicial


Cuando un acreedor garantizado realiza el valor de su garantía vendiendo el bien gravado,
existen diversos criterios para determinar qué efectos tendrá la venta sobre otros
interesados. En algunos Estados, la venta ejecutoria (incluso si se efectúa por vía
extrajudicial) dejará al bien así vendido libre de todo gravamen (circunstancia a la que se
alude algunas veces como a una extinción de todas las garantías sobre el bien). De ser
ése el caso, perderá su garantía real sobre dicho bien incluso un acreedor cuya garantía
goce de prelación superior a la del ejecutante, pero la prelación de que gozaba dicha
garantía subsistirá sobre el producto de esa venta. En esos Estados los compradores de
los bienes los obtendrán libres de toda carga o gravamen, y se presume que estarán
dispuestos a pagar alguna prima por dicho motivo. En otros Estados, la venta de bienes
por un acreedor (tanto si es una venta judicial como si es una venta privada) sólo
extinguirá las garantías de prelación inferior a la del acreedor garantizado ejecutante. Por
consiguiente, todo acreedor con una garantía de prelación superior retendrá su garantía
sobre los bienes gravados. Los compradores no obtendrán una titularidad libre de toda
carga y, por tanto, reducirán el precio que ofrezcan por los bienes en venta. Cabe suponer
que, normalmente, o bien el acreedor cuya garantía goce de prelación más alta se haga
cargo del proceso ejecutorio (lo que permitirá vender el bien libre de toda carga) o que
un acreedor cuya garantía sea de prelación inferior acordará pagar al de prelación más
alta a fin de vender el bien libre de todo gravamen.
Irrevocabilidad
Cuando la ejecución se realice por la vía judicial, existirá en el Estado otra ley en la que se
prevean normas para regir las situaciones en las que puede reabrirse una venta judicial.
Los Estados también cuentan con normas detalladas en sus regímenes de las operaciones
garantizadas para abordar esta misma cuestión. Por lo general, los Estados acostumbran
a prever la irrevocabilidad tras una ejecución judicial. Eso significa que, una vez efectuada
la venta o aceptado el bien gravado en pago de la obligación garantizada conforme a la
vía ejecutoria establecida, por lo general esta vía quedará clausurada. A menos que se
pueda demostrar que ha habido fraude, mala fe o colusión entre el vendedor y el
comprador o entre el otorgante y el acreedor garantizado, la venta será definitiva.
4. Ejecución de una garantía real sobre el producto de la venta del bien gravado

Si el otorgante vende los bienes gravados antes de la ejecución, el producto de la venta


quedará subrogado en el lugar de los bienes gravados (véase la recomendación 80,
apartado a)). Por ello, muchos Estados han previsto que toda garantía real constituida
sobre bienes corporales quedará automáticamente transferida al producto de toda
enajenación de esos bienes. Otros Estados no han previsto dicha transferencia, o han
previsto que la garantía se transfiera al producto sólo si no sigue existiendo sobre los
bienes gravados después de la enajenación, o la supeditan a que el acuerdo de garantía
indique expresamente el producto que seguirá siendo objeto de la garantía. La Guía
recomienda que se reconozca en todos los casos al acreedor garantizado el derecho a
hacer valer su garantía real sobre el producto de los bienes gravados y sobre todo
producto de ese producto (véanse las recomendaciones 19, 39 y 40). Además, a
diferencia de muchos Estados que limitan el concepto de producto a todo bien que sea
sustitutivo del bien gravado, la Guía considera también como producto todo otro bien
que reporte el bien gravado, tanto si se trata del producto de una enajenación efectuada
por el otorgante como de los frutos y las rentas generados por el bien y, cuando proceda,
todo incremento natural de un rebaño o de un cultivo. Por lo general, los Estados no han
promulgado reglas especiales para la realización del valor de una garantía real sobre el
producto. Ello significa que la realización del valor del producto deberá hacerse según la
vía prevista para el ejercicio de una garantía constituida sobre bienes de la especie
representada por el producto (por ejemplo, bienes corporales, créditos por cobrar, títulos
negociables, derechos al cobro de los fondos acreditados en una cuenta bancaria, etc.).
Podría resultar sumamente confuso que algunos acreedores garantizados pudieran hacer
valer una garantía real sobre el producto de su bien gravado conforme a las reglas
aplicables para el ejercicio de las garantías reales sobre el tipo de bien representado por
los bienes originariamente gravados mientras que otros acreedores garantizados que
estuvieran intentando hacer valer su garantía real sobre ese producto en tanto bienes
originariamente gravados se vieran obligados a aplicar reglas expresamente aplicables al
tipo de bienes representados por el producto. Así, por ejemplo, en el caso de que el
producto consista en créditos por cobrar generados por la venta de un bien corporal, no
sería viable prever que un acreedor que constituyera una garantía sobre los créditos por
cobrar en tanto bienes originariamente gravados tuviera que seguir las normas de
ejecución aplicables a los créditos por cobrar, pero un acreedor que constituyera una
garantía sobre el bien corporal pudiera hacer valer sus derechos sobre el producto con
arreglo a las normas de ejecución que rigen los bienes corporales.
Observaciones relativas a ciertos bienes
1. Ejecución de una garantía real sobre un crédito por cobrar

Cuando se constituye una garantía real sobre un crédito por cobrar, el bien gravado es el
derecho del otorgante a recibir el pago del deudor del crédito. Lógicamente, sería
admisible exigir al cesionario que ejecutara su garantía haciéndose con el crédito y
vendiéndolo o conservándolo a efectos del cumplimiento de la obligación garantizada.
No obstante, ello sería una forma engorrosa e ineficiente de realizar el valor económico
de un bien que tiene, de por sí, determinado valor monetario. Es por ese motivo que la
mayoría de los Estados que permiten a los acreedores constituir garantías sobre créditos
por cobrar y otros derechos similares, permiten también al cesionario cobrar
directamente al deudor del crédito en caso de incumplimiento del cedente. Los
principales aspectos a considerar son los dos siguientes: en primer lugar, que el cedente
sepa que el cesionario ha procedido a la ejecución (ya fuere a raíz del incumplimiento o
antes del incumplimiento, si el otorgante da su consentimiento); y en segundo lugar, que
el deudor del crédito sepa que en adelante deberá efectuar sus pagos al cesionario.
En ocasiones, el cobro del propio crédito estará respaldado por una garantía personal o
real, como la fianza de un tercero o una garantía sobre bienes muebles del deudor del
crédito. Muchos Estados reconocen al cesionario un derecho automático a hacer valer
esas otras garantías, de no haber pagado el deudor el crédito a su vencimiento. Ello es
consecuencia normal de toda garantía real (lo accesorio sigue a lo principal).
2. Ejecución de una garantía real sobre un título negociable

En muchos Estados es posible adquirir una garantía constituida sobre un título


negociable, ya sea tomando posesión del título o adoptando alguna otra medida que la
haga oponible a terceros (véanse las recomendaciones 32 y 37). Generalmente, incluso
en el caso en que se haya constituido una garantía real sobre el título, los Estados se
remiten a la ley que rige a los títulos negociables para determinar los derechos de las
personas obligadas por dicho título negociable y los de otras personas que invoquen
derechos sobre él). Entre estos derechos podrán figurar, por ejemplo, a) el de la persona
obligada en virtud del título negociable a denegar el pago a toda persona que no sea el
tenedor de ese título o alguna otra persona legitimada para cobrarlo con arreglo a la ley
aplicable a los títulos negociables; y b) el de la persona obligada en virtud del título a
invocar alguna excepción frente a dicha obligación. De haberse constituido una garantía
real sobre un título negociable, dicho título obrará normalmente en poder del acreedor
garantizado. De incurrir el otorgante en incumplimiento, muchos Estados permiten que
el acreedor garantizado efectúe el cobro o ejecute por alguna otra vía su garantía real
sobre el título. Cabría, por ejemplo, presentar dicho título al cobro o, si el incumplimiento
se produce antes de su vencimiento, incluso venderlo a un tercero y destinar el producto
al pago de la obligación del otorgante. El motivo es que la negociabilidad del título se
vería comprometida si el acreedor garantizado estuviera obligado a realizar algún otro
trámite para vender dicho título o para aceptarlo en cumplimiento de la obligación
garantizada. En consonancia con dicha práctica, la Guía no recomienda que se imponga
trámite adicional alguno a un acreedor garantizado que proceda, a raíz de un
incumplimiento, a realizar el valor de su garantía sobre el título Al igual que sucede con
los créditos por cobrar, puede ocurrir que el título negociable esté a su vez garantizado
por algún otro derecho personal o real. Muchos Estados reconocen al acreedor
garantizado un derecho automático a ejercitar estos otros derechos en caso de que la
persona obligada en virtud del título negociable incumpla su obligación de pago al serle
presentado al cobro dicho título.

3. Ejecución de una garantía real sobre un derecho al cobro de fondos acreditados en


una cuenta bancaria

En muchos Estados se prevé la posibilidad de constituir una garantía real sobre el derecho
al cobro de fondos acreditados en una cuenta bancaria. En un acuerdo de cuenta
concertado con un banco, se considera normalmente que el banco es el deudor del
depositante, por lo que estará obligado a pagar a éste, cuando se lo solicite, la totalidad
o parte de la suma depositada. Como el derecho bancario se halla estrechamente
vinculado a prácticas comerciales muy elaboradas, en la Guía se recomienda hacer
remisión al derecho bancario aplicable y se proponen mecanismos de resguardo
suplementarios para los bancos cuyos depositantes hayan otorgado garantías reales
sobre sus derechos al cobro de los fondos acreditados en una cuenta bancaria. Por
ejemplo, se recomienda que, incluso en el caso de que un depositante haya celebrado un
acuerdo de garantía con un acreedor, el banco depositario a) conserve los mismos
derechos y obligaciones que tenía antes frente al depositante; b) conserve todo derecho
de compensación que tenga; c) no esté obligado a pagar a persona alguna que no sea la
que posea el control de la cuenta; y d) no esté obligado a atender a solicitud alguna de
información.
De ser el bien gravado un derecho al cobro de los fondos acreditados en una cuenta
bancaria, muchos Estados han previsto que el acreedor garantizado podrá cobrar u
obtener de algún otro modo el pago de esos fondos a raíz del incumplimiento o incluso
antes del incumplimiento si ese cobro adelantado ha sido convenido con el otorgante. La
medida ejecutoria suele consistir en que el acreedor garantizado pida al banco que
transfiera los fondos a su propia cuenta, o cobre de algún otro modo las sumas
acreditadas en la cuenta. La razón de ser de esta regla radica en que el bien gravado es
el propio derecho a percibir el pago de los fondos acreditados en la cuenta, por lo que
resultaría ineficiente exigir que el acreedor garantizado se haga con la posesión del bien
gravado, adopte alguna medida destinada a su venta o acepte el bien gravado a título de
satisfacción de la obligación garantizada. Conforme con el objetivo de dotar de
flexibilidad y eficiencia a la ejecución de toda garantía, la Guía recomienda que todo
acreedor que desee realizar el valor de una garantía real constituida sobre un derecho al
cobro de fondos acreditados en una cuenta bancaria pueda hacerlo cobrando los fondos
depositados en esa cuenta
Ejecución de una garantía real sobre un documento negociable
Una serie de Estados permiten a los otorgantes la constitución de una garantía real sobre
un documento negociable. El documento negociable es un título representativo de los
bienes corporales en él descritos y habilita al tenedor del documento para reclamar esos
bienes del emisor del documento. La forma usual por la que un acreedor garantizado
ejercitará su garantía sobre un documento negociable es presentándolo al emisor para
reclamar los bienes. Cabe, no obstante, que se hayan previsto reglas especiales para
preservar los derechos de ciertas personas con arreglo al régimen de los documentos
negociables y en la Guía se hace remisión a esos otros.
Entre el otorgante y el acreedor garantizado se tendrá la garantía por ejercitada a raíz de
la presentación del documento por el acreedor garantizado al emisor del mismo. En ese
momento, el acreedor garantizado obtendrá la posesión de los bienes corporales, por lo
que a partir de ese momento la garantía real deberá regirse por los principios
recomendados para el ejercicio de una garantía real sobre bienes corporales que estén
abarcados por un documento negociable. Esta presentación del documento al emisor
podrá, según lo que haya sido estipulado entre las partes, producirse ya sea a raíz de un
incumplimiento o previo a todo incumplimiento si cuenta con el permiso del otorgante.
Además, y también según lo que haya sido estipulado entre las partes, el acreedor
garantizado podrá disponer del documento, sin presentárselo al emisor, a raíz de un
incumplimiento o previo a todo incumplimiento si cuenta con el permiso del otorgante.
Al efectuar dicha disposición deberá obrar de buena fe y de forma razonable desde el
punto de vista mercantil y deberá destinar el producto de la venta del documento a la
satisfacción de la obligación garantizada.

Recomendaciones

Finalidad
Las disposiciones sobre la ejecución de las garantías reales tienen por objeto:
a) Prever métodos claros, sencillos y eficientes para ejecutar las garantías reales al
producirse un incumplimiento por parte del deudor;
b) Prever métodos concebidos para incrementar al máximo la suma neta que reporte la
liquidación de los bienes gravados, en beneficio del otorgante, del deudor o de otra
persona que adeude el pago de la obligación garantizada, del acreedor garantizado y de
otros acreedores que tengan algún derecho sobre los bienes gravados; y
c) Prever la aplicación de métodos judiciales agilizados y, a reserva de la aplicación de las
salvaguardias apropiadas, de métodos extrajudiciales para que el acreedor garantizado
ejerza sus derechos.
Recomendaciones generales
Normas generales de conducta en el contexto de la ejecución
131. El régimen debería prever que todas las partes deberán ejecutar sus derechos y
cumplir sus obligaciones conforme a las disposiciones sobre la ejecución, actuando de
buena fe y de forma razonable desde el punto de vista mercantil.
Limitaciones de la autonomía de las partes
132. El régimen debería disponer que las normas generales de conducta no podrán ser
objeto de una renuncia unilateral ni podrán modificarse mediante acuerdo en ningún
momento.
133. El régimen debería disponer que, el otorgante y cualquier otra persona que adeude
un pago o que deba cumplir una obligación garantizada frente a otra persona podrá
renunciar unilateralmente a cualquiera de los derechos que le confieren las disposiciones
relativas a la ejecución o modificarlos mediante acuerdo únicamente cuando haya habido
incumplimiento.
134. El régimen debería disponer que, el acreedor garantizado podrá en todo momento
renunciar unilateralmente a cualquiera de los derechos que le confieren las disposiciones
relativas a la ejecución o modificarlos mediante acuerdo.
135. El régimen debería disponer que una modificación de los derechos mediante
acuerdo no afectará a los derechos de cualquier persona que no sea parte en el acuerdo.
Responsabilidad
136. El régimen debería disponer que si una persona incumple las obligaciones
establecidas en las disposiciones relativas a la ejecución, estará sujeta al pago de los
daños y perjuicios ocasionados por el incumplimiento.
Recursos judiciales y de otra índole con respecto al incumplimiento
137. En el régimen debería preverse que el deudor, el otorgante u otras personas
interesadas (por ejemplo, un acreedor garantizado con un grado de prelación inferior al
del acreedor garantizado ejecutante, un garante o un copropietario de los bienes
gravados) tendrán derecho a recurrir en cualquier momento a un tribunal o a otra
autoridad en caso de que el acreedor garantizado no cumpla con sus obligaciones
previstas en las disposiciones relativas a la ejecución de una garantía real.
Procedimientos judiciales sumarios
138. El régimen debería prever procedimientos judiciales sumarios para dar cabida a
situaciones en que el acreedor garantizado, el otorgante o cualquier otra persona que
deba cumplir la obligación garantizada o que pretenda tener algún derecho sobre un bien
gravado recurra a un tribunal o a otra autoridad en relación con el ejercicio de los
derechos que tiene a raíz del incumplimiento.
Derechos del otorgante tras el incumplimiento
139. El régimen debería prever que, al producirse el incumplimiento, el otorgante tendrá
derecho a ejercer uno o más de los siguientes derechos:
a) Pagar íntegramente la obligación garantizada, y quedar liberado de la garantía real
constituida sobre todos los bienes gravados que respalden la obligación.
b) Apelar ante un tribunal u otra autoridad en caso de que el acreedor garantizado no
esté cumpliendo sus obligaciones previstas en las disposiciones del presente régimen.
c) Proponer al acreedor garantizado, o rechazar la propuesta del acreedor garantizado,
de aceptar un bien gravado a modo de satisfacción total o parcial de la obligación; y
d) Ejercer cualquier otro derecho previsto en el acuerdo de garantía o en otra regla de
derecho.
Extinción de la garantía real tras el pago íntegro de la obligación garantizada
140. El régimen debería prever que el deudor, el otorgante o cualquier otra parte
interesada (por ejemplo, un acreedor garantizado cuya garantía real goce de un grado de
prelación inferior al del acreedor garantizado ejecutante, un garante o uno de los
copropietarios de los bienes gravados) tendrán derecho a pagar íntegramente la
obligación garantizada, incluidos los gastos de ejecución hasta la fecha del pago íntegro.
Ese derecho se podrá ejercer hasta que el acreedor garantizado enajene o acepte el bien
gravado o cobre su importe o hasta que el acreedor garantizado celebre un acuerdo para
enajenar el bien gravado, según lo que ocurra primero. Si se han cancelado todos los
compromisos de otorgar crédito financiero, con este pago todos los bienes gravados que
respaldan esa obligación dejarán de estar sujetos a la garantía real, a reserva de todo
derecho de subrogación en beneficio de la persona que efectúe el pago.
Derechos del acreedor garantizado tras el incumplimiento
141. El régimen debería disponer que, tras el incumplimiento, el acreedor garantizado
tendrá derecho a ejercer uno o más de los siguientes derechos con respecto a un bien
gravado:
a) Obtener la posesión de un bien corporal gravado;
b) Vender o enajenar de algún otro modo un bien gravado, arrendarlo o conceder una
licencia respecto de él;
c) Proponer al otorgante que el acreedor garantizado acepte un bien gravado a modo de
cumplimiento total o parcial de la obligación garantizada.
d) Ejercer su garantía real sobre un bien incorporado;
e) Cobrar el valor o ejecutar de otro modo una garantía real sobre un bien gravado que
sea un crédito por cobrar, un título negociable, un derecho al pago de fondos acreditados
en una cuenta bancaria o el derecho a percibir el producto de una promesa
independiente;
f) Ejercer sus derechos en virtud de un documento negociable. Y
g) Ejercitar cualquier otro derecho previsto en el acuerdo de garantía (excepto si es
incompatible con las disposiciones del presente régimen) o en cualquier regla de
derecho.
Métodos de ejecución judicial y extrajudicial para ejercitar derechos a raíz del
Incumplimiento
142. El régimen debería disponer que, tras un incumplimiento, el acreedor garantizado
podrá ejercer los derechos recurriendo a un tribunal o a otra autoridad, o sin tener que
interponer ese tipo de recurso. El ejercicio de los derechos del acreedor garantizado por
vía extrajudicial está supeditado a lo establecido en la norma general de conducta
En lo que respecta a la obtención de la posesión y a la enajenación de un bien gravado.
Derechos acumulativos posteriores al incumplimiento
143. El régimen debería prever que el ejercicio de un derecho tras el incumplimiento no
invalidará la posibilidad de acogerse a otro derecho, salvo que el ejercicio de un derecho
haya hecho imposible ejercitar otro derecho.
Derechos ejercitables a raíz del incumplimiento con respecto a la obligación
Garantizada
144. El régimen debería prever que el ejercicio de los derechos posteriores al
incumplimiento con respecto a un bien gravado no impide ejercitar derechos posteriores
al incumplimiento con respecto a la obligación garantizada por dicho bien gravado, y
viceversa.
Derecho del acreedor garantizado con mayor grado de prelación a hacerse cargo de la
ejecución
145. En el régimen debería preverse que, cuando un acreedor garantizado haya iniciado
la ejecución adoptando alguna de las medidas descritas en las recomendaciones relativas
a la ejecución o un acreedor judicial, el acreedor garantizado cuya garantía real goce de
prelación sobre la del acreedor garantizado ejecutante o sobre la del acreedor judicial
ejecutante tendrá derecho a asumir el control del proceso de ejecución en cualquier
momento anterior a la enajenación final, a la aceptación o al cobro de un bien gravado o
a la celebración de un acuerdo por parte del acreedor garantizado para enajenar el bien
gravado, según lo que ocurra primero. El derecho a asumir el control incluye el de
proceder a la ejecución mediante cualquier método previsto en las recomendaciones del
presente capítulo.
Derecho del acreedor garantizado a la posesión de un bien gravado
146. El régimen debería prever que, al producirse un incumplimiento, el acreedor
garantizado tendrá derecho a la posesión de un bien corporal gravado.
Obtención por vía extrajudicial de la posesión de un bien gravado
147. El régimen debería disponer que el acreedor garantizado podrá optar por obtener
la posesión de un bien gravado corporal sin recurrir a un tribunal o a otra autoridad
únicamente si:
a) El otorgante ha dado su consentimiento, en el acuerdo de garantía, a que el acreedor
garantizado pueda obtener la posesión sin recurrir a un tribunal o a otra autoridad;
b) El acreedor garantizado ha notificado al otorgante y a cualquier persona que esté en
posesión del bien gravado el incumplimiento y la intención del acreedor garantizado de
obtener la posesión sin recurrir a un tribunal o a otra autoridad; y
c) En el momento en que el acreedor garantizado trate de obtener la posesión del bien
gravado, el otorgante y cualquier otra persona en cuya posesión se halle el bien gravado
no ponga ningún reparo.
Enajenación extrajudicial de un bien gravado
148. El régimen debería prever que, tras producirse un incumplimiento, el acreedor
garantizado tendrá derecho, sin recurrir a ningún tribunal ni a otra autoridad, a vender o
a enajenar de otro modo un bien gravado, a arrendarlo o a conceder licencias sobre él,
hasta donde corresponda a los derechos que el otorgante tenga sobre el bien gravado.
Un acreedor garantizado que opte por ejercer ese derecho podrá seleccionar el método,
la manera, el momento, el lugar y otros aspectos de la enajenación, el arrendamiento o
la concesión de la licencia.
Notificación anticipada de la enajenación extrajudicial de un bien gravado
149. El régimen debería disponer que, tras un incumplimiento, el acreedor garantizado
deberá dar notificación de su intención de proceder a la venta o a otro tipo de
enajenación de un bien gravado, a su arrendamiento o a la concesión de una licencia
sobre él, sin recurrir a ningún tribunal ni a otra autoridad. No será preciso efectuar la
notificación si el bien gravado es un bien perecedero, si puede perder valor rápidamente
o si es un tipo de bien que se puede vender en un mercado reconocido.
150. El régimen debería prever disposiciones que garantizaran que la notificación
mencionada en la recomendación 149 pudiera darse de forma eficiente, puntual y fiable,
a fin de proteger al otorgante o a otras partes interesadas, evitando al mismo tiempo
toda repercusión negativa en los recursos del acreedor garantizado y en el valor potencial
neto de liquidación de los bienes gravados.
151. Respecto de la notificación mencionada en la recomendación 149, el régimen
debería:
a) Especificar que la notificación deberá darse:
i) Al otorgante, al deudor y a cualquier otra persona que adeude el pago de la obligación
garantizada;
ii) A cualquier persona que tenga derechos sobre el bien gravado y que, más de [se
especificará el número] días antes de que el acreedor garantizado haya notificado al
otorgante, haya dado a conocer por escrito esos derechos al acreedor garantizado;
iii) A cualquier otro acreedor garantizado que, más de [un breve plazo que se especificará]
días antes de que se envíe la notificación al otorgante, haya registrado una notificación
de garantía real sobre el bien gravado que quede indizada bajo el dato identificador del
otorgante; y
iv) A cualquier otro acreedor garantizado que haya estado en posesión del bien gravado
cuando el acreedor garantizado ejecutante tomó posesión de dicho bien;
b) Especificar la forma y el momento en que deberá darse tal notificación, así como la
fecha y el contenido mínimo, determinando incluso si dicha notificación debería
especificar el cálculo de la cuantía adeudada en ese momento y una indicación del
derecho del deudor o del otorgante a obtener que los bienes gravados queden liberados
de la garantía real con arreglo a la recomendación 140; y
c) Disponer que la notificación esté redactada en un idioma que quepa razonablemente
prever que será entendido por los destinatarios, de modo que queden informados de su
contenido. Bastará con que la notificación al otorgante conste en el idioma en que esté
redactado el acuerdo relativo a la garantía que se ejecuta.
Distribución del producto de la enajenación de un bien gravado
152. En el régimen debería preverse que, en caso de enajenación extrajudicial de un bien
gravado, el acreedor garantizado ejecutante deberá destinar el producto neto de su
ejecución (previa deducción de los costos de ejecución) al pago de la obligación
garantizada. A reserva de lo previsto en la recomendación 153, el acreedor garantizado
ejecutante deberá cancelar todo superávit que subsista tras este pago a los acreedores
concurrentes subordinados que, antes de toda distribución del superávit, hayan
notificado al acreedor garantizado ejecutante su reclamación concurrente subordinada,
hasta por el monto que corresponda a su reclamación. El saldo restante, si lo hubiere,
deberá remitirse al otorgante.
153. Además, en el régimen debería disponerse que, en caso de ejecución extrajudicial
de un bien gravado, exista o no controversia sobre el derecho de algún reclamante
concurrente a cobrar o sobre el grado de prelación en el cobro, el acreedor garantizado
ejecutante podrá, de conformidad con las reglas procesales generalmente aplicables,
hacer efectivo el superávit a una autoridad judicial competente u otra autoridad o a una
caja pública de depósitos para su distribución. En caso de efectuarse tal pago, el superávit
debería repartirse en función de las reglas que rigen la prelación en el presente régimen.
154. En el régimen debería preverse que la distribución del producto resultante de una
liquidación judicial o de otro procedimiento administrado oficialmente deberá efectuarse
conforme a las normas generales del Estado que rijan los procedimientos de ejecución,
pero con sujeción a las reglas de prelación del presente régimen.
155. En el régimen debería disponerse que el deudor y toda otra persona que adeude el
pago de la obligación garantizada deberán abonar todo déficit en el saldo pagado que
quede pendiente tras la aplicación del producto neto de la ejecución al cumplimiento de
la obligación garantizada.
Recomendaciones específicamente relacionadas con los bienes
Aplicación del capítulo relativo a la ejecución a la transferencia absoluta de un crédito por
cobrar
167. El régimen debería disponer que las recomendaciones del presente capítulo no
serán aplicables al cobro o a otro tipo de ejecución de un crédito por cobrar transferido
mediante una cesión pura y simple, exceptuando:
a) Las recomendaciones 131 y 132, en el caso de una transferencia pura y simple con
recurso; y
b) Las recomendaciones 168 y 169.
Ejecución de una garantía real sobre un crédito por cobrar
168. El régimen debería disponer que, en el caso de un crédito por cobrar transferido
mediante una cesión pura y simple, a reserva de las recomendaciones 117 a 123 (capítulo
VII, relativo a los derechos y obligaciones de terceros deudores), el cesionario tendrá el
derecho a cobrar o a hacer ejecutar de algún otro modo el crédito. En el caso de un
crédito por cobrar, transferido por otro medio distinto de una cesión pura y simple, el
cesionario, a reserva de las recomendaciones 117 a 123, tendrá el derecho a cobrar o a
hacer cumplir de otro modo el crédito después del incumplimiento, o antes del
incumplimiento con el acuerdo del cedente.
169. El régimen debería prever que el derecho del cesionario a cobrar o a hacer ejecutar
de otro modo el pago de un crédito exigible incluye el derecho a cobrar o, si no, a hacer
ejecutar cualquier derecho personal o real que respalde el pago del crédito.
Ejecución de una garantía real sobre un título negociable
170. En el régimen debería preverse que, después de incurrirse en incumplimiento, o
antes de él y con el acuerdo del otorgante, el acreedor garantizado tendrá derecho, a
reserva de lo dispuesto en la recomendación 124 (capítulo VII, relativo a los derechos y
obligaciones de terceros deudores), a cobrar o a hacer valer de algún otro modo un título
negociable que sea un bien gravado frente a una persona que se halle obligada por ese
título.
171. El régimen debería disponer que el derecho del acreedor garantizado a cobrar o a
hacer valer de algún otro modo un título negociable incluye el derecho a cobrar o a hacer
ejecutar de algún otro modo cualquier derecho personal o real que respalde el pago del
título negociable.
Distribución del producto de la enajenación cuando el bien gravado sea un crédito por
cobrar, un instrumento negociable u otra reclamación
172. El régimen debería disponer que, cuando se trate del cobro u otro tipo de ejecución
de un crédito por cobrar o de un instrumento negociable o de la ejecución de una
reclamación, el acreedor garantizado ejecutante deberá aplicar el producto neto de su
ejecución (tras deducir los costos de ejecución) a la obligación garantizada. El acreedor
garantizado ejecutante deberá pagar todo excedente a los demandantes concurrentes
que, antes de cualquier distribución del excedente, hayan notificado de su reclamación
al acreedor garantizado ejecutante, en la medida en que corresponda a cada
reclamación. En caso de que quede algún saldo, éste se deberá remitir al otorgante.
Ejecución de una garantía real sobre un derecho al pago de fondos acreditados en una
cuenta bancaria
173. En el régimen debería preverse que, después de incurrirse en incumplimiento, o
antes de él y con el consentimiento del otorgante, el acreedor garantizado que disponga
de una garantía real sobre el derecho al pago de fondos acreditados en una cuenta
bancaria, a reserva de lo dispuesto en las recomendaciones 125 y 126 (capítulo VII,
relativo a los derechos y obligaciones de terceros deudores), tendrá derecho a cobrar o
a hacer valer de algún otro modo su derecho al cobro de los fondos.
174. En el régimen debería preverse que el acreedor garantizado que tenga el control
tendrá el derecho, a reserva de las recomendaciones 125 y 126 (capítulo VII, relativo a
los derechos y obligaciones de terceros deudores), a ejecutar su garantía real sin tener
que recurrir a un tribunal ni a ninguna otra autoridad.
175. El régimen debería disponer que el acreedor garantizado que no tenga el control
tendrá derecho, a reserva de las recomendaciones 125 y 126 (capítulo VII, relativo a los
derechos y obligaciones de terceros deudores), a cobrar o a ejecutar de algún otro modo
la garantía real sobre el derecho al pago de fondos acreditados en una cuenta bancaria
frente al banco depositario únicamente en virtud de un mandamiento judicial, a menos
que el banco depositario convenga en un procedimiento de otra índole.
Ejecución de una garantía real sobre el derecho a percibir el producto de una promesa
independiente
176. El régimen debería disponer que, después de incurrir en incumplimiento, o antes de
él y con el acuerdo del otorgante, el acreedor garantizado que tenga una garantía real
sobre el derecho a percibir el producto de una promesa independiente tendrá el derecho,
a reserva de las recomendaciones 127 a 129 (capítulo VII, relativo a los derechos y
obligaciones de terceros deudores), a cobrar o a hacer valer de otro modo su derecho a
percibir el producto de la promesa independiente.
Ejecución de una garantía real sobre un documento negociable o sobre un bien corporal
abarcado por un documento negociable
177. En el régimen debería preverse que, al producirse un incumplimiento, o antes de él
y con el consentimiento del otorgante, el acreedor garantizado tendrá derecho, a reserva
de lo dispuesto en la recomendación 130 (capítulo VII, relativo a los derechos y
obligaciones de terceros deudores), a ejecutar una garantía real sobre un documento
negociable o sobre un bien corporal abarcado por el documento negociable.

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