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Esdras 3: Restauración del altar y del culto

Esdras 3:1 Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades,
se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén.

Esdras 3:2 Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel
hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él
holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.

Los judíos construyen su altar como uno de sus primeros actos oficiales. Simbolizaba la presencia y
la protección de Dios. Además demostraba su propósito como nación y su compromiso de servirlo
únicamente a El. Zorobabel ofreció holocaustos como lo indicaba la ley de Moisés (Levítico 1-7). Los
sacrificios eran esenciales porque demostraban que el pueblo estaba buscando la guía de Dios, que
estaban rededicándose para vivir como El lo ordenaba y que estaban recurriendo diariamente a El
para el perdón de los pecados.

Esdras 3:3 Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y
ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde.

Los judíos tenían temor de ser atacados por un pueblo que los rodeaba, un grupo mixto cuyos
antepasados habían sido conquistados por los asirios. Los extranjeros habían sido forzados a
volverse a establecer en el reino del norte después de que Israel fuera derrotado y su gente fuera
llevada en cautiverio en el 722 a.C.. Este procedimiento era una táctica común de los asirios para
prevenir que surgieran levantamientos nacionalistas de los pueblos conquistados. Algunas de las
personas que se volvieron a establecer en Israel habían emigrado hacia el sur cerca de Jerusalén, y
pensaron que los cautivos que regresaban representaban una amenaza para la posesión de la tierra.

Esdras 3:4 Celebraron asimismo la fiesta solemne de los tabernáculos, como está escrito, y
holocaustos cada día por orden conforme al rito, cada cosa en su día;

La fiesta solemne de los tabernáculos : Se celebraba en el otoño. También se la conoce como la


Fiesta de las Cabañas, debido a que conmemora las condiciones en que vivieron los israelitas durante
su peregrinación por el desierto.
La Fiesta de los Tabernáculos duró siete días. Durante este tiempo, la gente habitaba en viviendas
temporales (tiendas, barracas, cobertizos), de la misma forma que lo habían hecho sus antepasados
años atrás cuando vagaron por el desierto en su viaje a la tierra prometida. La fiesta recordaba al
pueblo la protección y la guía que Dios les había dado en el desierto y su continuo amor por ellos. La
Fiesta de los Tabernáculos se describe con todo detalle en Levíticos 23:33-36.

Esdras 3:5 además de esto, el holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes
de Jehová, y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová.

Casi inmediatamente después que llegaron a su nueva tierra, los cautivos construyeron un altar. El
pueblo comenzó a adorar a Dios por medio de sacrificios, aun antes de que se colocaran los cimientos
del templo. Después de muchos años de cautiverio, habían aprendido la lección: ahora sabían que
Dios no ofrece protección especial a la gente que lo ignora. Habían sido llevados por los babilonios
cuando eran relativamente fuertes; aquí eran pocos, débiles y estaban rodeados de enemigos. Si
alguna vez necesitaron confiar en el poder de Dios, ahora era el momento. Se dieron cuenta de la
importancia de obedecer a Dios con sinceridad, y no por mero hábito. Si queremos la ayuda de Dios
cuando emprendemos grandes tareas, debemos revisar primero si nuestra relación con El está
firmemente establecida.
Estos sacrificios fueron establecidos originalmente bajo la ley de Moisés en Levítico 1 y 6.8-13. Las
fiestas son descritas en Levítico 23. Cada mes, en el día de la nueva luna, guardaban una observancia
especial.

Esdras 3:6 Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová; pero
los cimientos del templo de Jehová no se habían echado todavía.

Esdras 3:7 Y dieron dinero a los albañiles y carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los
sidonios y tirios para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la
voluntad de Ciro rey de Persia acerca de esto.

Cuando Salomón construyó el primer templo (2 Crónicas 2), también cambió comida y aceite de olivo
-recursos abundantes en Israel- por madera, recurso que en Israel escaseaba. En aquellos tiempos,
también la madera era traída desde Sidón y Tiro.

Esdras 3:8 En el año segundo de su venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo,
comenzaron Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los otros sus hermanos, los
sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén; y pusieron a los
levitas de veinte años arriba para que activasen la obra de la casa de Jehová.

¿Por qué se comenzó primero el templo del Señor, incluso antes que las murallas de la ciudad? El
templo era usado con propósitos espirituales; las murallas, con propósitos militares y políticos. Dios
siempre había sido el protector de la nación, y los judíos sabían que la más fuerte muralla de piedra
no podría protegerlos si Dios no estaba con ellos. Sabían que poner su vida espiritual en orden era
una prioridad mucho más alta que asegurar la defensa nacional.
Les tomó de septiembre (3.1; septiembre era el séptimo mes porque el año comenzaba en marzo)
hasta junio sólo prepararse para la construcción del templo. A los cautivos les tomó algún tiempo
hacer los planes ya que el proyecto era importante para ellos. Prepararse puede que a nadie le haga
sentirse heroico o espiritual, pero es vital para la correcta realización de cualquier proyecto.

Esdras 3:9 Jesúa también, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá, como un
solo hombre asistían para activar a los que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de
Henadad, sus hijos y sus hermanos, levitas.

Esdras 3:10 Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los
sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para
que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel.

David había dado instrucciones muy claras concernientes al uso de la música en los servicios de
adoración del templo.
Se requería de un gran esfuerzo por parte de todos los involucrados en la colocación de los cimientos
del templo. Pero nadie trató de llevarse la gloria para sí mismo ni por su trabajo. Por el contrario,
todos alabaron a Dios por lo que se había hecho. Todas la buenas dádivas provienen de Dios:
talentos, habilidades, fortaleza, liderazgo. ¡Debemos agradecer a Dios por lo que se ha hecho en y a
través de nosotros!

Esdras 3:11 Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque
para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a
Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.

aclamaba con gran júbilo, teruah: Un grito de gozo, un clamor, un sonido fuerte de trompetas; el
sonido de una alarma (especialmente con trompeta); un grito de jubileo; un clamor de victoria. Teruah
aparece más de 36 veces y deriva de la raíz verbal rua que quiere decir «gritar o exclamar», ya sea
de gozo o como aclamación. Esta palabra implica un sonido estridente, un fuerte ruido, o un sonido
que no puede ser ignorado. Describe la gritería de los israelitas cuando les fue devuelta el arca. En
Levíticos 25:9, la acepción literal de teruah se traduce por «tocar fuertemente». Este es un término
significativo en los Salmos.

La Biblia registra muchas canciones y acontecimientos musicales.

Esdras 3:12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos
que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz,
mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.

El llanto probablemente estaba motivado por la falta de esplendor del templo, en comparación con el
construido por Salomón.

Cincuenta años después de su destrucción, se estaba reconstruyendo el templo (536 a.C.). Algunos
de los ancianos recordaban el templo de Salomón y lloraron pues el nuevo templo no sería tan glorioso
como el primero. Sin embargo, la belleza de un edificio no es tan importante para Dios como lo son
las actitudes de los constructores y de los adoradores. A Dios le interesa más lo que somos que lo
que logramos. Nuestro mundo siempre está cambiando, y las cosas grandiosas que logramos decaen
y desaparecen. Busque servir a Dios de todo corazón. Entonces no necesitará comparar su trabajo
con el de ninguna otra persona.

Debido a que el nuevo templo fue construido sobre los cimientos del templo de Salomón, las dos
estructuras no eran tan diferentes en tamaño. Pero el antiguo templo era mucho más elaborado y
estaba más adornado, y estaba rodeado de muchos edificios y patios. Ambos templos estaban
construidos con madera de cedro importada, pero el de Salomón estaba decorado con enormes
cantidades de oro y piedras preciosas. Más de siete años duró la construcción del templo de Salomón;
cuatro el de Zorobabel. El templo de Salomón estaba en el centro de una ciudad floreciente, el de
Zorobabel estaba en medio de ruinas. Con razón el pueblo lloró.

Esdras 3:13 Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro;
porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.

La celebración que hubo después de la colocación de los cimientos del templo se vio marcada por
contrastes en las emociones: gritos de alegría y voces de llanto. Ambos eran apropiados. El Espíritu
Santo puede estimularnos tanto para regocijarnos en la bondad de su gracia como para lamentarnos
por nuestros pecados que han requerido de su corrección. Cuando estemos en la presencia del Dios
todopoderoso nos sentiremos llenos de gozo y gratitud y, al mismo tiempo, estaremos seriamente
conscientes de nuestros defectos

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