Comprobada la tipicidad de la conducta, el siguiente nivel en la estructura de la teoría del
delito es establecer si la conducta típica es antijurídica. De modo general lo antijurídico es lo contrario al derecho. Al constituir la antijuricidad, lo contrario al derecho, no se lo debe confundir con lo antisocial del delito; no se trata de que lo antisocial sea indiferente al derecho, sino que los delitos causados son jurídicamente relevantes en la medida en que el derecho los recoge.
Clasificación de la Antijuricidad
La antijuridicidad implica contradicción en el derecho y se establece la diferencia entre
antijuridicidad formal y material.
Antijuridicidad formal: es la relación de contradicción entre la conducta y el ordenamiento
jurídico.
Antijuridicidad material: se concibe como la ofensa al bien jurídico que la norma busca proteger.
La afirmación de la antijuridicidad de una acción no se agota en su contradicción formal
con un determinado precepto del derecho, sino en su contrariedad con los principios y finalidades del orden jurídico. Es necesario además, que la acción se traduzca en la lesión de un bien jurídico porque la finalidad del derecho todo, radica en la tutela de los bienes jurídicos.
Ausencia de Antijuridicidad
Las causas de justificación son aquellas que excluyen la antijuridicidad, convirtiendo un
hecho típico en lícito y conforme a derecho. Estas causas tienen aspectos objetivos y subjetivos, por lo que no basta que se presente objetivamente la situación justificante, sino que además el sujeto debe tener conocimiento de la situación justificante y actuar en consecuencia. La configuración de este elemento subjetivo se asemeja a la del dolo, es así que se requiere que el agente tenga un conocimiento referido a la situación en sí (al presupuesto) y por otro lado el elemento volitivo se plasma en esa consciente respuesta a la situación, aunque sea a costa de lesionar un bien jurídico. Ejemplo: quien actúa en legítima defensa debe saber que está siendo objeto de una agresión ilegítima, ante la cual responde para defenderse. Las causas de justificación tienen como presupuesto la existencia de una situación de amenaza a bienes jurídicos, siendo ésta la que impulsa la acción lesiva del autor y hace que ésta sea justificada. Este presupuesto está representado en la legítima defensa por la agresión ilegítima y en el estado de necesidad por la situación de peligro. Pero las causas de justificación no se agotan en el presupuesto sino que requieren de elementos adicionales, por ejemplo en la legítima defensa que se da entre la necesidad racional del medio empleado y la falta de provocación suficiente. En el Código Penal se establecen las siguientes causas de justificación:
- Legítima defensa (art. 20° inc. 3).
- Estado de necesidad justificante (art. 20° inc. 4).
- Actuar por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en ejercicio legítimo de
un derecho (art. 20° inc. 8).
- Consentimiento (art. 20° inc. 10).
Elementos subjetivos de la Antijuricidad
Los elementos subjetivos de la antijuricidad, son aquellos referidos a actitudes psíquicas
de la persona respecto a su acción, siendo estos integrantes de la antijuricidad. En general las leyes exigen además del aspecto objetivo, el subjetivo de la antijuricidad dependiente del conocimiento de la acción que realiza el sujeto. La conducta delictiva, cuando es dolosa, persigue una finalidad. En muchos casos el derecho esta predeterminado por la actitud interna de la persona que es lo subjetivo. Fija su valoración en la posición psíquica, propósitos o deseos en lo que relaciona la descripción objetiva de una actitud o modo de ser del agente, por lo que la acción antijurídica requiere hallarse integrada por estos elementos subjetivos de la antijuricidad. De este modo tenemos que en estos supuestos la estimación jurídico penal penetra hasta la interioridad de la persona sirviendo de apoyo la simple conducta externa realizada.