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Introducción
La situación actual del agua continental en Chile, muestra una creciente demanda
proveniente fundamentalmente del consumo para agua potable, minería, agri-
cultura, hidroelectricidad, la industria en general, lo cual genera una progresiva
competencia por su uso, sumado a los impactos que de manera progresiva está
generando el cambio climático, agravan las situaciones de disponibilidad y ac-
ceso, generando escasez, particularmente en algunas cuencas del norte y centro
de nuestro país. Asimismo, se observan efectos negativos experimentados en el
medio ambiente, a partir de una explotación poco sustentable del agua.
En Chile, la Constitución de 1980 creó una institucionalidad basada en la
ampliación y fortalecimiento de los derechos de propiedad, dentro de ella, el
agua es tratada como un bien económico privado que puede ser libremente
transado, sin restricciones de un uso específico y/o beneficioso, es decir, el
agua no solo es tratada como un bien privado, sino como un producto comple-
tamente comerciable.
Se optó por el uso del mercado para la administración del recurso hí-
drico. El Código de Aguas de 1981, en concordancia con la Constitución de
1980, creó mecanismos de mercado, basados en la separación de los derechos
de aprovechamiento de las aguas de la propiedad de la tierra, fortaleció de
manera significativa la propiedad privada, eliminando la posibilidad de que el
organismo público sectorial encargado de su otorgamiento y de su supervisión
pudiese caducar los derechos de aprovechamiento de las aguas. De esta mane-
ra aumentó la autonomía privada en el uso de las aguas, favoreciendo los mer-
cados libres de derechos de aprovechamiento sobre las aguas1.
En ese paradigma regulatorio, se reconoce a los titulares de los derechos
de aprovechamiento de las aguas la posibilidad de organizarse a través de las
organizaciones de usuarios de las aguas (en adelante indistintamente OUA),
para su distribución, sea en cauces naturales o artificiales, separando OUA para
aguas superficiales y otras para las aguas subterráneas. Los recursos hídricos
de una cuenca pueden ser administrados desde diferentes perspectivas, ya sea
*
Abogado, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales Universidad de Chile. Magíster (c)
en Derecho Público, Universidad de Chile. Actualmente es profesor del curso Derecho y
Regulación Ambiental, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Universidad de Chile y
trabaja como asesor independiente para el sector público y privado en materia de recur-
sos naturales y medio ambiente. paranda@ofrec.com.
1
En el mismo sentido, BAUER 2004, 57.
2
DOUROJEANNI, JOURAVLEV y CHÁVEZ 2002, 7.
3
Para ser precisos, desde la presentación del Proyecto de Ley de modificación del Código de
Aguas en 1992, el 2 de diciembre de 1992 se presentó el Proyecto de la Ley Nº 20.017, su apro-
bación y promulgación fue el año 2005.
4
Para ser precisos, desde la presentación del Proyecto de Ley de modificación del Código de
Aguas en 1992, el 2 de diciembre de 1992 se presentó el Proyecto de la Ley Nº 20.017, su apro-
bación y promulgación fue el año 2005.
5
Los restantes puntos indicados en el mensaje del Proyecto de ley, presentado en diciembre
de 1992, apuntaban a los siguientes aspectos; a) Normas sobre recuperación de la condición de
bien nacional de uso público del agua, la justificación de sus necesidad y obligatoriedad; b) Nor-
mas sobre conservación y protección de las aguas y cauces, y c) Normas relacionadas a aspectos
regionales. Luego de doce años de discusión en el parlamento, es decir el 2005, este Proyecto
fue aprobado, sin contar modificación de la totalidad de los 4 puntos declarados como relevan-
tes en el proyecto antes mencionados.
6
Historia de la Ley N° 20.017, 2015, 8.
7
Historia de la Ley N° 20.017, 2015, 8.
8
Historia de la Ley N° 20.017, 2015, 72.
En consecuencia, el proyecto definitivo se centró en dos aspectos: el tema de bien nacional de
uso público y su relación con el carácter de bien económico del recurso y los problemas que
conlleva esta ambivalencia del recurso hídrico y, la protección de aguas y cauces.
Posterior al proyecto de ley antes mencionado, y teniendo presente que la normativa chilena en
materia del derecho de aprovechamiento de las aguas, que reglamenta las aguas terrestres aten-
diendo de manera independiente las aguas superficiales de las subterráneas. En un esfuerzo por
remediar esta la falta de integración normativa se crea en 1999, la Política Nacional de Recursos
Hídricos, la cual solo fue una declaración de buenas intenciones, que no tuvo ningún efecto
práctico vinculante al fin antes señalado.
cuencas para mejorar el manejo de los recursos hídricos y forestales y para proporcio-
nar servicios ambientales con más eficiencia9.
Para ser precisos, y con el objeto de dar cumplimiento al compromiso asumido
por el gobierno de Chile respecto de las recomendaciones indicadas en el informe de
evaluación del desempeño ambiental de Chile presentada por la OCDE y CEPAL, el
Consejo Directivo de Comisión Nacional del Medio Ambiente (en adelante CONAMA),
con fecha 25 de mayo de 2006, acordó la creación de un Comité Interministerial para
elaborar una estrategia para el manejo integrado de cuencas, denominada “Estrategia
Nacional de Gestión Integrada de Cuencas Hidrográficas” (en adelante indistintamente
ENGICH), aprobada por el Presidente de la República y dada a conocer públicamente
a fines del año 2007. Instrumento que tuvo como objetivo general la necesidad de
proteger el recurso hídrico, tanto en calidad como en cantidad, para resguardar el con-
sumo humano y armonizar objetivos de conservación de los ecosistemas con el apro-
vechamiento sustentable del recurso, por parte de las actividades económicas.
La ENGICH consideró en una primera etapa, una fase de implementación en
base a la realización de experiencias pilotos, durante los dos primeros años, para lue-
go avanzar a una segunda etapa de implementación en régimen10.
La ENGICH en su diagnóstico, planteó con claridad y precisión el estado actual
del sistema de los recursos hídricos en Chile, basado en elementos jurídicos y econó-
micos, caracterizados por un régimen de propiedad de los recursos naturales, sumado
a una gestión basada en la economía de mercado que regula e incentiva el ejercicio
de la iniciativa privada y la ausencia del establecimiento o determinación de prefe-
rencia para los usos11. Esta estructura normativa, entrega al mercado y a los privados,
las decisiones de los usos del agua; el Estado queda limitado en sus competencias y
atribuciones, pudiendo solo regular de manera mínima ciertos aspectos relativos a la
calidad del agua y fomentar el desarrollo para la participación de los privados.
Lamentablemente este segundo intento de implementación, se vio afectado por
dos factores: el primero relativo a la falta de instrumentos jurídicamente vinculantes
que tuvieran fuerza normativa y que, por otra parte, permitieran la participación de
los diversos actores públicos y privados en los organismos de cuencas. Lo anterior re-
sultaba imprescindible, toda vez que la ENGICH lo presentaba este punto como uno
de sus objetivos centrales. El segundo factor, dice relación a la postura adoptada por
el anterior gobierno de priorizar las organizaciones de usuarios de agua actuales12 y
no continuar con las siguientes fases de implementación establecidas en la ENGICH13,
9
OCDE y CEPAL, 2005.
10
La fase de implementación piloto se llevó a cabo en tres cuencas seleccionadas: Copiapó, Ra-
pel y Baker, con el objetivo de representar las distintas zonas geográfica y climáticas de nuestro
país, ya que estos aspectos, redundan en la disponibilidad del recurso, escasez extrema o abun-
dancia marcan énfasis y problemáticas diferentes para abordar un enfoque de gestión integrada
de los recursos hídricos.
11
División de Recursos Hídricos y Medio Ambiente, Departamento de Ingeniería Civil, Facul-
tad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Universidad de Chile. Auditoría a la Estrategia Nacio-
nal de Gestión Integrada de Cuencas Hidrográficas 2010, 49. [en línea] http://es.scribd.com/
doc/55308656/Informe-Final-ENGICH#scribd [consulta: 28 agosto 2015].
12
La Estrategia Nacional de Recursos Hídricos del Ministerio de Obras Públicas del año 2013
apuntó en esa dirección, manifiesta la intención de fortalecerlas, no indicando de qué manera
concreta.
13
Mediante solicitud de acceso a la información pública relativa a las acciones vigentes de la
ENGICH, enviada al Ministerio de Medio Ambiente con fecha 12 de agosto de 2013, fui informa-
16
FAO 2009.
17
GLOBAL WATER PARTNERSHIP 2004.
y en particular del agua, han tenido que crear organizaciones de cuenca o de usuarios
del agua, lo que les ha permitido establecer acuerdos entre los usuarios y autoridades
de la cuenca. Esta institucionalidad ha asumido diferentes nombres dependiendo de
los países que han aplicado esta visión de gestión integrada: Agencias de Aguas y
Comités de Cuenca en Francia, Confederación hidrográfica en España, Comités de
Cuenca y Agencias de agua en Brasil18.
En esa línea, si se analiza el tema desde una óptica económica y administrativa,
la necesidad de contar con organizaciones de un tamaño suficiente para permitir la
conformación de equipos técnicos de un nivel adecuado hace que la unidad de traba-
jo recomendable sea más que una cuenca ampliada, Estas consideraciones han lleva-
do a los países con organismos administradores de cuencas a subdividir su territorio
en un número reducido de cuencas, por ejemplo, Francia está dividido en seis grupos
y México en trece19.
En materia internacional global el enfoque de la GIRH fue adoptado en el capí-
tulo sobre el Agua de la Agenda 21 de la Cumbre de la Tierra20, realizada en Río de
Janeiro el año 1992, posteriormente ha sido incorporado en diferentes seminarios,
foros, conferencias a nivel global. Es así como se puede mencionar el Plan de Acción
de Johannesburgo de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sustentable, celebrada
el año 2002, en donde los países participantes se comprometieron a impulsar Planes
de Gestión Integrada y de Eficiencia Hídrica21. Sumado a lo anterior, la Declaración
de Dublín sobre el Agua y Desarrollo Sostenible del año 1992, señala que “la gestión
eficaz de los recursos hídricos requiere un enfoque integrado que concilie el desarro-
llo económico y social y la protección de los ecosistemas naturales”, y agrega que
la “entidad geográfica más apropiada para la planificación y gestión de los recursos
hídricos es la cuenca fluvial”22.
18
ALISTE y URQUIZA 2010, 218.
19
Ministerio de Obras Públicas, Dirección General de Aguas, Gestión de los Recursos Hídricos
Corporación de Cuenca del Río Bío Bío, Informe Final, Resumen Ejecutivo 1997, 12.
20
Capítulo 18, Manejo Integrado de los Recurso Hídricos, declara en su punto octavo “18.8 La
ordenación integrada de los recursos hídricos se basa en la percepción de que el agua es parte
integrante del ecosistema, un recurso natural y un bien social y bien económico cuya cantidad y
calidad determinan la naturaleza de su utilización. Con tal fin, hay que proteger esos recursos,
teniendo en cuenta el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos y el carácter perenne del
recurso con miras a satisfacer y conciliar las necesidades de agua en las actividades humanas. En
el aprovechamiento y el uso de los recursos hídricos ha de darse prioridad a la satisfacción de las
necesidades básicas y a la protección de los ecosistemas. Sin embargo, una vez satisfechas esas
necesidades los usuarios del agua tienen que pagar unas tarifas adecuadas”.
21
Este plan en su artículo 26 dispone que deberán “desarrollar planes de gestión integrada de los
recursos hídricos y de uso eficiente del agua para el 2005 con el apoyo a los países en desarrollo”.
22
Los principios de Dublín juegan un rol preponderante en la gestión integrada de los recursos
hídricos. Concebidos por medio de un proceso de consulta de carácter internacional culminado
el año 1992, en la Conferencia Internacional referente al Agua y Medio Ambiente de Dublín,
Irlanda. Desde sus comienzos han encontrado un apoyo de carácter planetario, entendiendo a
estos principios, como elementos centrales de la gestión integrada de los recursos hídricos.
Los principios son: a) El agua en un recurso vulnerable y finito, esencial para mantener la vida,
el desarrollo y el medio ambiente; b) El desarrollo y manejo del agua debe estar basado en un
enfoque de carácter participativo, involucrando a usuarios, planificadores y realizadores de polí-
tica a todo nivel; c) La mujer juega un papel central en la provisión, el manejo y la protección del
agua; d) El agua posee un valor económico en todos sus usos competitivos y debiera ser recono-
cido como un bien de carácter económico.
23
INSTITUTO DE INGENIEROS DE CHILE 2012, 11.
24
GLOBAL WATER PARTNERSHIP 2000, 24.
25
Algunos ejemplos de estos, serían: MINISTERIO DE AMBIENTE, VIVIENDA Y DESARROLLO TERRITORIAL
(2010); Ley Nº 29.338, 2009; Decreto Ejecutivo Nº 1088, 2008.
26
INSTITUTO DE INGENIEROS DE CHILE 2012, 6.
27
JOURAVLEV 2001, 34.
28
NEUMANN 2002.
29
En esa esfera se encontrarían, por ejemplo los reclamos que comuneros realicen contra los
repartidores del agua o los delegados en terreno por el Directorio.
30
SEGURA 2006, 188.
Se encuentran reglamentadas en los artículos 257 a 262 del CA, es una alternativa a
las comunidades de aguas, el artículo 258 dispone que “son aplicables a las asocia-
ciones de canalistas y a las otras organizaciones de usuarios, disposiciones del párrafo
primero del presente título, en cuanto sean compatibles con su naturaleza y no con-
tradigan sus estatutos”31.
Por su parte las juntas de vigilancia, están reglamentadas en los artículos 263
a 282 del CA, son personas naturales o jurídicas y a otras organizaciones de usuario,
que en cualquier forma aprovechen aguas subterráneas o superficiales de una misma
cuenca u hoya hidrográfica32. Conviene recordar que este tipo de organizaciones de
usuarios aprovechan aguas de cauces naturales y tener presente que abarcan exten-
siones de terrenos mayores que las organizaciones de usuarios antes mencionadas33.
La regulación de las juntas de vigilancias, dependerá del acuerdo de las partes,
aplicándose de manera supletoria las reglas establecidas para las comunidades de
aguas. Segura señala que la intención del legislador, es que este tipo de organizacio-
nes sean una suerte de superintendencia privada supraorganización, que fiscalice las
labores de las demás organizaciones de usuarios, asumiendo a la vez, la función de
distribuir los derechos de aprovechamiento luego de tomadas las aguas de los cauces
naturales de manera de evitar el conflicto entre distintos usuarios. Al igual que en las
otras organizaciones de usuarios, la función de la resolución de conflictos se le asigna
a los propios usuarios, excluyendo criterios de interés público en la solución de los
mismos, en este caso el problema aumenta, esto debido a su función de superinten-
dencia o supraorganización que la regulación establece y que su aplicación alcanza
una extensión territorial mayor que las organizaciones de usuarios34.
31
Las disposiciones del párrafo primero del título tercero del CA, regulan a las comunidades de
aguas.
32
La posibilidad de establecer juntas de vigilancia que administren conjuntamente las aguas su-
perficiales y subterráneas de una cuenca fluye de la interpretación conjunta y sistemática de los
artículos 3, 22 y 263 del Código de Aguas. A la fecha de la presente ponencia no se ha genera-
do ninguna junta de vigilancia que administre conjuntamente el recurso hídrico en una cuenca o
en una sección de una corriente natural de la misma.
33
Conviene señalar que de conformidad a lo dispuesto en el artículo 264 del Código de Aguas,
pueden constituirse juntas de vigilancia en cada sección de una corriente natural, los cuales son
parte de una cuenca u hoya hidrográfica,
34
Para un detalle más acabado de las reformas consultar UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES 2011, 133-137.
35
SEGURA, op. cit., 197.
ritarios, aplicar la caducidad por no uso o cualquier otra medida que restringiese o
limitase la plena libertad del titular sobre su derecho de aprovechamiento. Es impor-
tante mencionar que en el evento de que no exista una junta de vigilancia legalmente
constituida, la Dirección General de Aguas podrá impedir que se extraigan aguas de
los cauces sin título o en mayor cantidad que la que le corresponda al titular del dere-
cho, pudiendo incluso recurrir a la fuerza pública, de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 138 del Código de Aguas. También el control se extiende al funcionamien-
to de las restantes organizaciones de usuarios, situación que antes de la modificación
del Código Aguas, a través de la Ley Nº 20.017, estaba restringida solo a la junta de
vigilancia.
Por otra parte, en épocas de sequías extraordinarias, las facultades de la Direc-
ción General de Aguas aumentan ostensiblemente, pudiendo en tal evento declarar
zona de escasez. El alcance de esta medida se extiende a toda fuente natural, inclu-
yendo también las aguas subterráneas. Esta regla podrá variar en atención a la grave-
dad de la situación de las aguas, es así como la Dirección General de Aguas puede
tomar el control de las fuentes naturales, en el caso de declaración de sequía extre-
ma. Asimismo se permite a la agencia la suspensión de las facultades de las juntas de
vigilancia y el seccionamiento de los ríos.
Declarada la zona de escasez por un determinado período, este no puede exce-
der los seis meses, la DGA puede autorizar extracciones de aguas superficiales y sub-
terráneas desde cualquier punto, sin la necesidad de constituir un derecho de apro-
vechamiento y sin limitación del caudal ecológico, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 129 inciso 1. Asimismo podrá adoptar, en estado de zona de escasez, todas
las medidas restrictivas sin someterse a las formalidades que establece el Título I del
Libro Segundo del Código de Aguas, lo que supone una efectiva suspensión temporal
de los derechos de dominio respecto de los titulares de los derechos de aprovecha-
miento. La DGA en uso de las facultades de distribución debe repartir las aguas de
manera proporcional al derecho de cada uno, de acuerdo a los caudales disponibles.
Lamentablemente, en la práctica, son muy pocas las veces en que declarada la
zona de escasez, la DGA procede a redistribuir efectivamente las aguas para mini-
mizar los daños de una sequía. La explicación se encuentra en el Código de Aguas,
ya que, en el evento que un titular de derechos de aprovechamiento de agua reciba
menos de lo que le correspondería de conformidad a las disponibilidades existentes,
tiene derecho a ser indemnizado por el Fisco. En términos sencillos, lo que hace esta
disposición es tornar muy costoso cualquier error en que incurra la DGA al intervenir
la cuenca y redistribuir derechos de aprovechamiento de agua; tan costoso que, fi-
nalmente, la DGA en la mayoría de los casos opta en definitiva por no ejecutar esta
atribución, aun cuando en la práctica se realice el acto administrativo de declaración
de zona de escasez.
Otra atribución de la DGA, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 62 del Có-
digo de Aguas, puede, a petición de uno o más titulares de derechos de aprovecha-
miento, decretar la reducción temporal de la explotación de las aguas subterráneas,
cuando esta situación genere un perjuicio a los titulares de derechos de aprovecha-
miento sobre las mismas aguas subterráneas. En tal evento la DGA, ordenará que se
reduzcan los derechos constituidos por las aguas, a prorrata entre todos los usuarios
por el plazo que determine, con el objeto de la recuperación del recurso.
Sumado a las atribuciones anteriores, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo
65 del Código de Aguas, la DGA puede establecer de oficio o a petición de usuarios
Conclusiones y propuestas
La ausencia de exigencias o imposiciones que representen condiciones o requi-
sitos para la constitución y ejercicio de los derechos de aprovechamiento de agua, ha-
cen que la utilización de un bien de uso público37 quede regulada casi exclusivamente
desde una perspectiva económica y orientada al mercado, con una mínima interven-
ción estatal efectiva.
Sin embargo, teniendo presente las características de las aguas y su naturaleza
de bien nacional de uso público, los actos de constitución de los derechos de apro-
vechamiento deben ser interpretados y ejercidos en forma tal que permitan el apro-
vechamiento más eficiente y beneficioso de los recursos hídricos. Esto debido a que
la función social de la propiedad subyacen ciertos imperativos de solidaridad social
que obligan a sacrificar intereses individuales, bajo determinados presupuestos, en
beneficio de la colectividad. La imposición de limitaciones a los derechos de aprove-
chamiento de las aguas está lejos de ser inconstitucional, sino que se condice, según
mi apreciación plenamente con los derechos y garantías fundamentales establecidas
en la Constitución, como el Derecho a la Vida, artículo 19 Nº 1, y el derecho a vivir en
un Medio Ambiente Libre de Contaminación, artículo 19 Nº 838. La función social de la
propiedad significa que esta tiene un valor individual y social, por lo que debe estar al
servicio de la persona y de la sociedad. El dominio, además de conferir derechos, im-
pone deberes y responsabilidades a su titular, que buscan armonizar los intereses del
dueño con los de la sociedad.
El concepto de gestión integrada de los recursos hídricos se plantea como una
respuesta para el aprovechamiento óptimo del conjunto de las fuentes hídricas. Sin
embargo, en Chile esta integración no ha sido aplicada a nivel normativo; se optó por
un paradigma reduccionista que establece una gestión fragmentada del agua, en la
que los criterios de eficiencia económica adquieren mayor relevancia a los procesos
36
ARANDA 2013, 113.
37
Así lo dispone el artículo 595 del Código Civil. Asimismo, se reafirma este carácter, de confor-
midad a lo señalado por el Código de Aguas en su artículo 5.
38
ARANDA 2013, 116-117.
39
Para una revisión en profundidad del párrafo se sugiere UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES 2013, capí-
tulo 7 e INDH 2013, capítulo 3.
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