Sei sulla pagina 1di 27

INTRODUCCIÓN

La participación ciudadana es definida como un conjunto de sistemas o mecanismos por medio de


los cuales los ciudadanos, es decir, la sociedad civil en su conjunto, pueden tomar parte de las
decisiones públicas, o incidir en las mismas, buscando que dichas decisiones representen sus
intereses, ya sea de ellos como particulares o como un grupo social.

La participación, por parte de la sociedad civil, en los asuntos públicos de nuestro país es un
derecho fundamental, reconocido por los tratados y pactos internacionales suscritos por el Estado,
los cuales establecen que toda persona tiene derecho a participar en los asuntos públicos de su país.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que toda persona tiene derecho a
participar en el gobierno del país directamente o por medio de representantes libremente elegidos.
Es importante que el Estado, como actor y principal gestor de las políticas públicas, no solo se
dedique a dictar las normas jurídicas adecuadas para proteger y, fundamental- mente, promover la
participación ciudadana de las personas en la toma de decisiones públicas, sino que también debe
promover e incentivar la partición ciudadana en la toma de decisiones, para que luego dichas
políticas sean la base de un desarrollo sostenible. Se debe tener en cuenta además que con “la
democracia se fortalece con los mecanismos de participación ciudadana, porque permite la gestión
compartida del desarrollo sostenible y de la calidad de vida de la población. De esta manera, se
propiciará el incremento de los índices de desarrollo humano de los sectores más pobres del país”.
Es así que los mecanismos de participación ciudadana son parte importante del proceso de
descentralización del Estado pe- ruano. Vemos que el gobierno ha ido imple de participación tanto
en el ámbito local, provincial como regional. Sin embargo, algunos de los actuales mecanismos de
participación ciudadana en la toma de decisiones requieren un sistema de control más concentrado,
para no ser usados por personas que sola- mente buscan beneficiarse con determinada figura
jurídica y obtener intereses propios.

Visto en conjunto, la carencia de diálogo y canales de participación con los grupos desfavorecidos
de la sociedad peruana explica, por ejemplo, los acontecimientos del 5 de junio de 2009, en la
ciudad de Bagua, Departamento de Amazonas. Por ello sostenemos que las políticas estatales están
permitiendo que convivamos de espaldas a dichos grupos, los cuales reclaman, con sobrada razón,
espacios de participación. Entre ellos podemos encontrar a las mujeres, los pueblos indígenas, las
minorías sexuales y otros grupos que se consideran, por su particular condición, en desventaja,
indefensión o peligro. No obstante, de una manera general, debe asumirse que dentro de los
presupuestos fundacionales de la democracia y el Estado de Derecho se encuentra la racionalidad de
las personas de poder suscribir acuerdos a partir del diálogo, y que las medidas y la acción política
que se adopten repercutan en un beneficio tangible para las mayorías y el país en general.

1
Es por ello que el tema sobre derecho a la participación política involucran una preocupación de
mayor compromiso, esto es, una polémica permanente hacia la mejora de los mecanismos de corte
democrático que permitan conocer el sentido de la voluntad general, pero que dicha voluntad adopte
sus decisiones con pleno conocimiento de las consecuencias de sus actos. Antes de abordar un
estudio de este género, es necesario plantear algunas inquietudes. En ese orden de ideas, el
fenómeno de la participación política es un tema de suma actualidad, sobre todo en el contexto de la
integración que asumen diversas naciones en Europa y América, y que enfrentan bajo los logros de
su civilización a las tendencias ideológicas totalitarias y fundamentalistas verdaderas debilidades
políticas que amparan sistemas avasallantes y detractores de la democracia igualitaria, trastocando
de esa forma la vida de los ciudadanos.

La Constitución Política del Perú no solo introduce el derecho a la participación en los asuntos
públicos de los ciudadanos, sino que menciona a su vez una serie de mecanismos y/o formas por las
cuales las personas pueden participar en los asuntos públicos. En ese sentido, la participación
ciudadana incluye una gama amplia de posibilidades para su ejercicio: desde la forma más
elemental de participación, que se produce a través del voto o ejercicio del sufragio (derecho a
elegir y a ser elegido) hasta el re- conocimiento de que los ciudadanos y ciudadanas tienen la
capacidad de intervenir en el ejercicio y la dirección de los asuntos públicos, tal como lo establecen
tanto la Convención Interamericana de Derechos Humanos como el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas. La participación ciudadana en la toma de
decisiones públicas es un sistema importante para el desarrollo democrático del Estado. No
obstante, en nuestra sociedad es una dimensión relativamente nueva para el sistema político
peruano, la misma que también es entendida como un proceso de concertación, negociación y
vigilancia entre la sociedad y las autoridades democráticamente constituidas. Más allá de
experiencias e iniciativas puntuales, la política peruana se ha caracterizado por la exclusión de la
población, por su nula transparencia y por una relación clientelista con la sociedad.

El alumno.

2
DERECHO DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL

I. DEFINICIÓN

La participación política es el conjunto de acciones llevadas a cabo por los ciudadanos que no
están necesariamente involucrados en la política de forma directa, y cuya acción pretende influir
en el proceso político en el resultado del mismo. En otras palabras, la participación política
describe actividades directas o indirectas que realizan los ciudadanos para influir en las
decisiones o en la elección de los gobernantes y se puede llevar a cabo de forma convencional
por ejemplo la participación electoral y el activismo partidario o de forma no convencional como
las actividades de protesta y el contacto con las autoridades. Para comprender la idea de
participación política, primero se ha de plantear el concepto de política, que para este caso, se
podría describir como el mecanismo social de resolución de conflictos entre colectivos con
intereses diferentes, donde un mayor grado de complejidad social acarrearía un número mayor
3
de intereses distintos. Partiendo de esta explicación, el político sería el individuo encargado de
llevar a cabo acuerdos entre intereses confrontados con el fin de encontrar una solución común a
todos ellos, o en su defecto, buscar una forma de que éstos no perjudiquen al orden y al sistema
político.

El político, por tanto, es aquel que resuelve los conflictos mediante el manejo de voluntades para
lograr o alcanzar un bien común para todos. Dentro de este contexto, la participación política y
la participación ciudadana se encuentran relacionadas. Vinculado a la participación ciudadana
está el compromiso que consiste en trabajar para promover la calidad de vida de la comunidad
mediante procesos políticos y no políticos e involucra el desarrollo de conocimientos como los
derechos y obligaciones de los ciudadanos, habilidades para comunicar y difundir opiniones,
valores como la responsabilidad y compromiso y en conjunto con la motivación hacer esta
diferencia.

Atendiendo al primer esbozo del término participación política, éste se refiere a cualquier acción
de los ciudadanos dirigida a influir en el proceso político y en las decisiones y resultados
emanados de él. Comprende, a su vez, todas las acciones colectivas o individuales, ya sean
legales o ilegales, apoyando o presionando al orden establecido y mediante las que una o varias
personas intentan incidir en las decisiones acerca del tipo de gobierno que debe regir su
sociedad, en la manera cómo se dirige al Estado en dicho país, o en las decisiones que toman
desde el gobierno y que afectan a la comunidad o a sus miembros razones por las cuales, la
participación en el ámbito político puede concebirse como un modelo que implica, en un rango
más amplio, la interacción de los ciudadanos en el control y la ejecución de las políticas
públicas.

Estas acciones pueden orientarse a la elección de los cargos públicos; a la formulación,


elaboración y aplicación de políticas públicas que éstos llevan a cabo; o a la acción de otros
actores políticos relevantes. La participación política requiere, por tanto, de un comportamiento
observable llevado a cabo en un ámbito público o colectivo por parte de un ciudadano para poder
ser considerado como tal. Esta definición incluye, por ejemplo como lo siguiente:

 Acciones dirigidas a la composición de cargos representativos.

 Acciones dirigidas a influir en las actitudes de los políticos

 Acciones dirigidas a otros irrelevantes políticamente (empresas, ONG) - por ejemplo, boicot
a productos)

 Actos a favor o en contra de medidas tomadas (manifestaciones)

 Participación en asociaciones de carácter político (partidos políticos, sindicato).


4
I. AGENTES DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA

2.1. LOS PARTICIPANTES.

Al hablar acerca de los grupos de personas que participan políticamente se establecen,


fundamentalmente, dos sistemas de clasificación, dependiendo de si atienden al nivel o al
tipo de participación:

a) En función del nivel de participación, se puede dividir a su vez en:

1. Apáticos: aquellos que no ejercían su derecho al voto.

2. Espectadores: los que sólo se limitaban a votar.

3. Gladiadores: los que tomaban parte de forma activa en la campaña


electoral, así como en las demás actividades implicadas.

b) En función del tipo de participación pudiendo subdividirse en:

1. Inactivos: tratándose de individuos que no ejercen ningún tipo de


participación.

2. Conformistas: siendo éstos aquellos que solo participan de vez en cuando.

3. Contestatarios: refiriéndose a los grupos de personas que se movilizan de


forma directa.

4. Reformistas: los grupos de personas que se movilizan de forma


institucional.

5. Activistas: que se movilizan tanto de forma directa como institucional.

No obstante, no se puede desvincular esta clasificación por el nivel y el tipo de


participación de cada individuo o de los colectivos de los factores o los motivos que
empujan a la toma de ese movimiento y, por consiguiente, del inicio de la participación
política.

I. MOTIVOS DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA

En cada colectivo y circunstancias particulares hay una serie de factores que intervienen para el
desarrollo de un tipo de participación u otra, sin embargo hay puntos dentro de estos factores que
resultan relevantes para la ciencia política en cuanto a que ciertos de estos aspectos pueden
alentar o no la participación ciudadana (por ejemplo, la participación ciudadana en adultos

5
jóvenes es poca, pues uno de los factores que influyen en su participación son los incentivos
materiales de manera instantánea). Estos, se den en un país o en forma varios de manera
simultánea o comparada, pueden dar pistas para la identificación de las diferencias en los niveles
de participación entre grupos sociales o países distintos, pudiendo así incluir modelos que
expliquen las variables que conforman estas diferencias. Unos datos que proporcionan más
detalles acerca de los niveles de alta o baja participación atendiendo a grupos determinados
dentro de las sociedades o países, pudiendo ser usados por los agentes gubernamentales para
implementar medidas legislativas que faciliten o mejoren los sistemas de participación más
habituales, como por ejemplo las votaciones. No obstante, esta práctica no sólo aporta beneficios
para la organización política, sino que, al igual que se pueden aprobar medidas para facilitar las
vías de participación política y ciudadana, la información recogida puede ser usada de la misma
manera para hacer más difícil la comunicación entre participantes políticos y el aparato de
gobierno instalado, limitando así las libertades de todos los ciudadanos. De esta forma, las
referencias recogidas de los niveles participativos proporcionan datos que son la base de los
análisis que contribuyen, tanto a la mejora como al empeoramiento de los sistemas políticos
vigentes en la actualidad o en el pasado, aunque siempre ayudando a que haya una mayor
comprensión de cómo funcionan. Los estudios realizados hasta la fecha, han dividido los
factores influyentes en el nivel de participación en dos clases: individuales e institucionales.

3.1. Nivel de Participación Individual:

En primer lugar, mediante el análisis de los datos a los que se tiene acceso, se busca
averiguar si hay características de carácter individual o características sociológicas y
psicológicas que estén asociadas con los niveles de participación. Se refieren a una serie de
recursos individuales, como son la edad, el nivel educativo, los ingresos, el tiempo
disponible, etc. que pueden condicionar por qué las personas se mueven y el momento en el
que deciden hacerlo. Los resultados obtenidos indicaron que los más activos eran los
adultos, situándose por encima de los jóvenes y ancianos. En cuando a la diferenciación por
sexos, los hombres, tendían a ser más participativos que las mujeres y en cuanto a los
recursos socio económicos, aquellos con un mayor nivel de los mismos se movilizaban más
que aquellos con un nivel inferior. Sin embargo, el factor más importante y determinante en
todos los campos anteriores es la educación recibida, siendo las personas con un mayor
nivel de educación formal las que presentaban mayores niveles de participación política. 8
En cuanto al grado de motivación personal de cada individuo, este venía muy relacionado a
las redes sociales y a la pertenencia a los grupos y organizaciones de carácter político.
Tratándose de organizaciones de reivindicación, movilización, cohesionadas y proyectados
hacia los objetivos y cambios a conseguir. Esto se debía al interés que las personas
integrantes de estos colectivos mostraban en la política, y que encontraban reforzado en un
6
ambiente en el que el resto de miembros compartía sus aspiraciones y metas. Estos grupos
fomentaban la integración de los componentes del grupo, creando una identidad política
común, manteniendo a la comunidad activa y comprometida entre sí y con su fin.

3.2. Nivel de Participación Institucional:

En segundo lugar, los aspectos institucionales tienen características propias del sistema
político en el que se encuentran así como del sistema judicial que lo rige. Dentro de las
facultades que otorga el sistema jurídico están las competencias y detalles del sistema
electoral, entre las que se encuentran el tipo de sistema del que se trata como si es
proporcional o no, habiéndose demostrado que los sistemas proporcionales.

provocan mayor participación que los mayoritarios, donde los votantes tienden a sentir que
con los sistemas mayoritarios, su voto no se ve reflejado en los representantes electos, por
lo que optan por no votar, la obligatoriedad del voto, los derechos y facilidades del elector,
el registro electoral, etc. todos ellos aspectos que dependiendo de su organización tienen la
capacidad de alterar los niveles de participación política. Si a esto se unen los esfuerzos que
hacen los partidos políticos y otras grandes organizaciones sociales de influencia, entran en
juego los distintos clivajes que se dan dentro de la ciencia política. Todos estos aspectos
están estrechamente vinculados con la evolución que a lo largo del proceso histórico, que ha
llevado a un sistema político con unas normas e instituciones. Son esas normas las que
organizan los conflictos intentando que las decisiones lleguen a vincular al número mayor
de personas posible. Sin embargo, si estos sistemas no solucionan los problemas de la
gente, pierden legitimidad ante el público general.

I. PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL PERÚ:

El proceso de descentralización que se viene desarrollando en el país ha incorporado como uno


de sus principios el de la participación ciudadana a nivel nacional, regional y local, consagrando
normativamente este tipo de participación en los planes de desarrollo y presupuestos. Nuestra
constitución política reconoce el derecho de participar en los asuntos públicos, así como los
derechos de asociación, de reunión, de libertad de expresión, de opinión, de rectificación y de
sufragio. El acuerdo nacional, suscrito por todos los partidos políticos, también promueve y
fomenta la participación ciudadana en las decisiones públicas. La participación ciudadana es uno
de los caminos que hoy se ofrece para mejorar los regímenes políticos presentes, y abrir paso a
prácticas sociales más democráticas. Ante el descrédito de los partidos políticos y su
consiguiente pérdida de eficacia como transmisores de las demandas de la población, se procura
hoy aumentar la participación de ésta en las decisiones de los gobiernos, ya sean nacionales o
locales. Pero la gama que abarcan las formas de participación ciudadana es de lo más difusa,
7
amplia y variada. En el presente trabajo se busca delimitar los campos en ese amplio territorio;
proponer en cierta forma una clasificación o taxonomía de los modos o tipos de participación,
esclareciendo sus mecanismos, costos, los objetivos que se persigue y lo que, a fin de cuentas,
normalmente se obtiene.

4.1. PROCESO DE PARTICIPACION CIUDADANA

Es el proceso por el cual las organizaciones de la sociedad civil, junto con el Estado a través
de los Gobiernos Regionales y Locales, toman parte en las decisiones vinculadas a la
gestión pública y el desarrollo de sus regiones y localidades. Los instrumentos más
importantes que expresan los acuerdos tomados en estos procesos son el plan de desarrollo
concertado y el presupuesto participativo. Desde el año 2002 se cuenta con normas que
promueven y regulan la participación de la sociedad civil en la gestión del desarrollo
regional y local.

4.2. ¿QUE CONSEGUIMOS AL PARTICIPAR?

Logramos que se utilicen mejor los recursos de los gobiernos regionales y locales que
tienen destinados para la inversión. Así, poco a poco, podemos mejorar nuestras
condiciones de vida. Fortalecemos nuestra relación con el Estado en la medida en que
generamos compromisos y tenemos responsabilidades compartidas. Luchamos contra la
corrupción y los malos manejos porque podemos constituir nuestro comité de vigilancia y
control para observar de cerca cual es el desempeño de nuestras autoridades y en qué
medida cumplen sus compromisos. Además, podemos exigir que se realicen audiencias
públicas en las que se rindan cuentas.

Sin la participación ciudadana no hay democracia. La participación supone la existencia de


una ciudadanía real, no de una ciudadanía simbólica, y esto exige superar lo que llaman el
vicio de la pasividad. La obra enseña a realizar el tránsito de las diferentes formas de
pasividad y dependencias al protagonismo del ciudadano. Concebido en la misma línea que
la Guía Fácil de Asociaciones, toda la obra tiene un sentido práctico, con un lenguaje
comprensible

I. EVOLUCIÓN DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA

5.1. En la antigua Grecia

En los antiguos Estados esclavistas la participación política en los asuntos públicos era un
atributo exclusivo de aquellos que se consideraban sujetos políticos. La noción de
democracia surgida en Atenas, estuvo relacionada con las exigencias y reclamos de una

8
parte de la clase esclavista (demiurgos y geómoros) que conformaron una alianza (demos)
frente a la clase de la aristocracia terrateniente dueña del poder político (eupátridas). El
demos ateniense logró enormes conquistas, desplazando a los eupátridas del poder.

5.2. En El Derecho Romano

En Roma el derecho de participación fue un atributo exclusivo del populus, integrado


primeramente por los patricios y luego también por los plebeyos, pero quedando fuera de
este la gran masa de esclavos, mujeres, dediticios y demás individuos carentes de la
ciudadanía romana. El ciudadano en Roma era considerado como un servidor de la res
publicae o cosa pública. Su participación en la vida política formaba parte de los derechos
públicos (ius publicum), que incluían el derecho a ocupar cargos y magistraturas (ius
honorum) y el derecho a votar en los comicios (ius sufragii).El ideal democrático en Roma
era la participación directa del ciudadano en la vida política como expresión del ejercicio de
la soberanía (potestas), la cual consideraban indivisa, indelegable e intransferible. Por ello
no concibieron la representación, reconociendo solamente determinada autoridad o poder de
ejecución (autoritas) a los magistrados.

5.3. En el Feudalismo

Con la aparición del feudalismo las relaciones de dominación basadas en la explotación de


los esclavos son sustituidas por las relaciones de vasallaje y el fenómeno de la participación
en la vida política del Estado difiere sustancialmente de la situación existente en el
esclavismo; esta adquiere mayor complejidad y se expresa de modo diferente en las
distintas etapas por la que atraviesa dicho modo de producción. El rasgo característico de la
participación en la sociedad feudal es el hecho de que va a estar condicionada por la
división de la sociedad en estamentos, lo cual conduce a la llamada representación
estamental; el individuo participa no como ente individual, sino como parte de un estamento
social. La idea de la democracia como participación directa del ciudadano comienza a ceder
paso al principio de la representación estamental

5.4. Capitalismo

Con el advenimiento del capitalismo se producen cambios radicales en la concepción de la


democracia y de la participación. Estos fenómenos se tornan más complejos y
multifacéticos no solo en cuanto a la ampliación de las esferas en que tendría lugar la
participación (que incluye además de la participación política, la económica y la social) sino
también en cuanto a la ampliación de los sujetos con derecho a participar. La participación
en el ejercicio del poder y en los asuntos del Estado, bien directamente o por medio de
representantes, es consagrada jurídicamente como uno de los derechos fundamentales del
9
ciudadano, extendiéndose a grandes capas de la población; se convierte en un atributo de
masas a partir de la idea de la soberanía popular y los principios de libertad e igualdad.

5.5. Finalmente con la Revolución Francesa

Con la revolución francesa se emite la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, que incluyó entre esos derechos el de participación en la vida política, lo cual
influyó notablemente en las Constituciones burguesas posteriores. Un logro importante en
materia de participación fue la implantación del sufragio universal masculino en casi toda
Europa entre finales del siglo XIX y principios del XX, poniendo fin al sufragio accesitario,
unido a la creación de nuevas instituciones democráticas que permitieron la incorporación
de grandes masas a la vida política. Sin embargo, el naciente constitucionalismo burgués
privilegió el principio de la separación de poderes y de la representación política frente a la
democracia directa. La participación directa cede su lugar a la representación política,
quedando aquella limitada, casi exclusivamente, a la intervención del ciudadano en la
selección de los representantes.

I. BASE LEGAL Y NORMAS CONCORDANTES CON EL DERECHO DE


PARTICIPACIÓN POLÍTICA

a. Que, de acuerdo al Artículo 2º inciso 17 de la Constitución Política del Estado, toda persona
tiene derecho a participar en forma individual o asociada en la vida política, económica,
social y cultural de la Nación. Los ciudadanos, tienen conforme a ley, los derechos de
elección, remoción o revocación de autoridades, de iniciativa legislativa y de referéndum.

b. Que, el artículo 31º, primer párrafo de la Constitución Política del Estado refiere que (...) los
ciudadanos tienen el derecho de ser elegidos y de elegir libremente a sus representantes, de
acuerdo con las condiciones y procedimientos determinados por ley orgánica.

c. Que, de acuerdo al artículo 93º de la Constitución Política del Estado los Congresistas
representan a la Nación. No están sujetos a mandato imperativo ni a interpelación. Que,
conforme a los principios establecidos en la Convención Interamericana Contra la
Corrupción, los Estados Partes entre los cuales se encuentra el Perú, asumen el compromiso
de adoptar las medidas necesarias para prevenir, detectar, sancionar y erradicar los actos de
corrupción en el ejercicio de las funciones públicas y los actos de corrupción vinculados con
tal ejercicio.

d. Que, de acuerdo al artículo 2º de la Ley 26859 –“Ley Orgánica de Elecciones”, el sistema


electoral tiene como finalidad asegurar que las votaciones y los escrutinios traduzcan la
expresión auténtica , libre y espontánea de los ciudadanos y sean el reflejo exacto y oportuno
10
de la voluntad del elector expresada en las urnas por votación directa y secreta. Que, la
coyuntura registrada en el régimen anterior, ha denotado un particular comportamiento de
parte de ciertos Congresistas, quienes atentando contra la voluntad popular reflejada en los
votos, se desvincularon de sus respectivas bancadas, motivados por un beneficio económico,
el cual se torna en indebido, toda vez que dicho comportamiento soslaya la expresión de los
ciudadanos, inconducta cuyo móvil es el incentivo económico proveniente de grupos que
intentan que impere un poder paralelo que el que proviene del pueblo y sus representantes.

e. Que, el derecho penal como medio de control social formal tiene como misión la protección
de bienes jurídicos, para lo cual da un mensaje a los ciudadanos a fin de que se abstengan de
cometer conductas de acción u omisión que afecten un bien jurídico, toda vez que la misma
se hará acreedora a una sanción. Que, el derecho penal debe estar limitado a determinados
principios político-criminales, como son por ejemplo la proporcionalidad, culpabilidad,
merecimiento o necesidad de pena. no obstante el principal principio es el de protección de
los bienes jurídicos. En efecto, el sistema penal se basa en “nullum crimen sine injuria” (todo
delito debe comportar un daño u ofensa o lesión o puesta en peligro de un bien jurídico
protegido). Ante lo dicho, se debe determinar un concepto material de bien jurídico dado su
función crítica, esto es como descripción y cuestionamiento del derecho vigente, pero
también como guía para la construcción del modelo penal que se desea alcanzar. Que, frente a
ello, los bienes jurídicos son circunstancias o finalidades que son útiles para el individuo y su
libre desarrollo en un marco de un sistema social global estructurado sobre la base de esa
concepción, de los fines o para el funcionamiento del propio sistema. La concepción del bien
jurídico no es estática sino dinámica, la misma que está dentro del marco de las finalidades
constitucionales y está abierta al cambio social y a los progresos del conocimiento científico.
Asimismo, el bien jurídico puede ser individual (cuando el titular sea una persona física o
jurídica determinada) o colectiva (cuando pertenece a toda la ciudadanía por igual).

Que, dentro de un Estado social y democrático de derecho, se destaca como un imperativo, la


organización de la democracia, la cual exige del sufragio el instrumento de libre opción entre las
alternativas políticas en términos de igualdad, esto es la expresión de la voluntad popular, la
misma que debe ser protegida, dado que su alteración originaría un vicio en la elección y un
debilitamiento de la democracia (entendida como un gobierno del pueblo a través de sus
representantes elegidos libremente y con una determinada finalidad; predominio del pueblo en el
gobierno político de un Estado). Que, al existir la posibilidad que el funcionamiento del sistema
democrático se vea afectado con comportamientos que inciden en la expresión de la voluntad
popular, es que se ha criminalizado determinadas conductas, las cuales se encuentran el los
artículos 354º al 360º del Código Penal, siendo el bien jurídico protegido “la voluntad popular”,
bien jurídico colectivo, siendo sus titulares todos los ciudadanos. Al respecto el jurista español
11
Bustos Ramírez precisa que son bienes jurídicos colectivos aquellos que están relacionados o en
relación a todos y cada uno de los ciudadanos, ligados al funcionamiento del sistema, por eso
son de carácter macro social y al servicio de los bienes jurídicos que constituyen la base de la
existencia del sistema.

Que, no obstante los artículos 354º al 360º del Código Penal, solo protegen la función de la
voluntad popular, la cual consiste en la manifestación auténtica , libre y espontánea de esa
voluntad. Sin embargo, existe otra función, que es el cumplimiento del principal encargo de la
voluntad popular: La Representatividad de los gobernados, es decir del pueblo. En efecto, la
democracia no se agota con la toma del poder de determinadas personas, que son elegidas por el
voto popular, sino continúa a través del control y limitación a la actuación de estas autoridades,
las cuales, deben de responder a la confianza que el poder constituyente (el pueblo) les ha
depositado. Que, tal derecho ciudadano está enmarcado como derecho constitucional a la
remoción o revocación de autoridades. Sin embargo, este derecho fundamental debe ser
revestido por otros medios de control social formal, específicamente por el derecho penal.

I. DERECHO A LA PARTICIPACIÓN EN LA VIDA POLÍTICA

Con el siglo XX, y la adopción de la filosofía que alumbra la Declaración Universal de los
Derechos Humanos de 1948, se extendió de manera universal la imperiosa necesidad de
fomentar la participación de las personas en los Estados occidentales; de esta manera, en el
artículo 21º de la referida Declaración se reconoce que: “Toda persona tiene derecho a participar
en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos”.
Pero se impone todavía una observación. En el plano de la vida cotidiana, diariamente se
interactúa con diversas organizaciones, en las que participan varias personas, cada una de las
cuales asume intereses y argumentos propios que pueden tener correlación o no con las posturas
de sus pares. En el trabajo, la escuela, la misma familia y otro tipo de instituciones
representativas se hace necesario arribar a consensos para que puedan concretarse metas en
común para fines provechosos.

De esta forma, continuamente estamos enfrentando un desafío: adoptar una decisión, pero que
los motivos y el resultado de la misma sean capaces de asimilarse a las decisiones de otras
personas, y, en caso de no alcanzar un consenso mayoritario, se procure ceder o negociar para
conseguir el acuerdo. Para ello es menester articular la democracia representativa sobre la base
de la representación y de las representatividades sin trastocar el molde esquemático que ofrecen
las organizaciones políticas. Por lo demás, la tarea es particularmente complicada cuando no se
pueden conocer a cabalidad las intenciones de todos los participantes en la toma de decisiones.
Si bien como seres humanos tenemos a la lógica y a la razón para regir nuestro comportamiento,

12
éstas no siempre se toman en cuenta, sobre todo desde el momento que hay de por medio
intereses muy personales sobre un hecho que involucra la intervención de la mayoría. En un
nivel mayor, sostener acuerdo con millones de individuos en torno a las acciones que se
disponen para temas que involucran su destino es una tarea compleja, pero superable. De esta
forma, sostenemos que la viabilidad de la democracia en el sistema político vigente se garantiza
cuando la libertad e igualdad de la nación para que pueda intervenir en los asuntos públicos,
teniendo como respaldo la legitimidad del voto popular en su designación como funcionario de
elección popular, son respetadas plenamente1.

Hemos de recordar, sin embargo, que la cuestión resulta de suma actualidad en estos tiempos, al
presentarse ciertas controversias respecto de la pertinencia de emplear los sustentos de la
democracia para determinadas iniciativas, pues tal como se ha señalado “(…) la democracia
sería el fundamento de la limitación del poder de la mayoría y, así, el Estado constitucional
vendría a constituir la juridificación de la democracia. Sin embargo, quien esgrime el ideal
democrático con el objetivo de formular algún tipo de objeción al constitucionalismo se estaría
equivocando”2.

En este sentido, para el caso peruano, el derecho a la participación en la vida política,


económica, social y cultural de la nación, reconocido en el artículo 2°, inciso 17, de la
Constitución de 1993, de acuerdo con el criterio desarrollado por el Tribunal Constitucional
peruano, contenido en la Sentencia recaída en el Expediente Nº 5741-2006-AA, “constituye un
derecho fundamental cuyo ámbito de protección es la libre intervención en los procesos y la
toma de decisiones en el ámbito político, económico, social y cultural. La participación política
constituye un derecho de contenido amplio e implica la intervención de la persona, en todo
proceso de decisión, en los diversos niveles de organización de la sociedad. De ahí que éste no
se proyecta de manera restrictiva sobre la participación de la persona en el Estado-aparato o, si
se prefiere, en el Estado-institución, sino que se extiende a su participación en el Estado-
sociedad, es decir, en los diversos niveles de organización, público y privado. Tal es el caso, por
ejemplo, de la participación de las personas en la variedad de asociaciones, con diversa
finalidad, o la participación en todo tipo de cargos; la característica común de todos ellos es que
su origen es un proceso de elección por un colectivo de personas”.

Para nosotros, es evidente la trascendencia y el interés capital de la representación política que


surge a raíz de la participación, la cual constituye un principio y un valor inherente a la noción y
esencia misma de la democracia. Sin embargo, en contextos como el que se presenta en el Perú,

1
(Sartori, G. 1988)

2
(Garrido, I. 2014, p. 146)
13
donde el ejercicio del sufragio no está exento de polémicas y discusiones, corresponde establecer
un mayor énfasis en la cultura cívica que permita instruir a los ciudadanos, de la formación
elemental, de la importancia que reviste una adecuada elección de sus representantes mediante el
sufragio. A nivel del desarrollo de la democracia en Occidente, un papel elemental se encuentra
en la labor que desempeñan los partidos políticos, los cuales deben constituir la referencia
organizacional sustancial para la difusión y mejora de la democracia en cada nación.

En el Perú, respecto de los partidos políticos, se han presentado avances; así, tenemos la Ley Nº
28094-Ley de Partidos Políticos, norma en donde se les reconoce como aquellas “asociaciones
de ciudadanos que constituyen personas jurídicas de derecho privado cuyo objeto es participar
por medios lícitos, democráticamente, en los asuntos públicos del país dentro del marco de la
Constitución Política del Estado…”3, señalándose además que los mismos expresan el
pluralismo democrático.

Es pertinente señalar, además, que el estudio de los partidos políticos es una tarea inagotable y
permanente, por el bien mismo de la democracia. Estas organizaciones no están exentas de
problemas o vicios, pues se ha señalado que éstos, “Como organizaciones cuyo fin es alcanzar
el poder político, y que además aglutinan un número elevado de militantes o simpatizantes,
requieren de una fuerte estructura organizativa, en muchos casos especializada, y ello conduce,
nos han explicado numerosos politólogos, a la mencionada oligarquización”4.

Se admite hoy día que en el seno de la teoría de la democracia, un aspecto resaltante y vital para
el sostenimiento del modelo se encuentra en la confianza que inspiran quienes detentan las
funciones públicas hacia los gobernados. A partir del esquema de Rousseau, se aprecia en cada
individuo un valioso integrante de la comunidad, que constituye el fin último de la sociedad y
que por ende el trabajo organizado que se realice en ésta debe asegurar las mejores condiciones
para la supervivencia de la comunidad. Sin embargo, es cierto que la confianza también puede
ser menoscabada, y dentro de los diversos factores que repercuten negativamente en las
expectativas de la comunidad se encuentra la corrupción, fenómeno de negatividad impactante
porque al generarse por el indebido aprovechamiento de las funciones y medios
gubernamentales para fines egoístas, se distorsiona la visión que debe tenerse por parte de todo
aquel que aspira a un cargo o función pública.

En ese orden de consideraciones, pueden advertirse dos aspectos elementales dentro del derecho
a la participación en la vida política:

3
(Rubio, M. 1997)

4
(Alguacil González - Aurioles, J. 2013, pp. 61-62.)
14
1. El nivel educativo de la comunidad, lo que involucra, principalmente, que se tenga
conciencia de la importancia e impacto de las decisiones en el sufragio sobre el destino de
todos los miembros.

2. La formación de vocaciones, porque debe inculcarse en todo momento que la participación


política, siendo un derecho fundamental, no puede condicionarse, no obstante sí implica
responsabilidad y para ello, quienes participan como electores o elegidos, deben
comprometer sus pretensiones al servicio del bienestar general.

Una particular paradoja para el Perú en realidad, verdadero laboratorio político se presenta en los
conflictos que surgen por la informalidad económica y social, así como por las limitaciones del
Estado para poder atender las necesidades elementales de los compatriotas en todos los rincones
del país. Se reconoce el derecho a participar políticamente, pero en algunos casos no se fomenta
la conciencia ciudadana que permita que los electores se expresen a plenitud sobre sus
expectativas en el sufragio.

Esta situación se puede verificar en el clientelismo y en el populismo tan característico en


América Latina en el que incurren muchos candidatos, a propósito de la elección de autoridades
regionales y locales para el año 2014, quienes realizan ofrecimientos diversos con pocas
expectativas para concretarlos. Las iniciativas formuladas por los organismos constitucionales
autónomos, tales como el Jurado Nacional de Elecciones y su programa INFOGOB, son
pertinentes y de necesaria difusión para que las personas cuenten con mejores herramientas para
decidir de la mejor forma, asegurando que el voto emitido sea con el conocimiento de las
consecuencias de la elección clara y transparente. Pero así como se reflexiona respecto de la
informalidad y las limitaciones gubernamentales para llegar a cada rincón dentro de nuestras
fronteras, también debe tenerse presente el multiculturalismo propio del Perú, rico en contenido
histórico5.

A propósito, incidimos con particular énfasis en las consideraciones del multiculturalismo


debido a que, a partir del proceso de regionalización iniciado en el año 2002 en el Perú, se
establecieron gobiernos regionales con competencias y facultades paralelas a las que había
centralizado el gobierno nacional; pero se advierte que fueron implementadas sin la debida
evaluación de la preparación de la población de las regiones para asumir responsablemente la
elección de sus autoridades. Igualmente, en ejercicio del derecho de participación política,
muchas personas postularon y finalmente fueron elegidas habiendo terminado involucrados
extensamente en redes de corrupción, resultando que al mes de septiembre de 2014 el Poder

15
Judicial esté procesando a ocho autoridades regionales por cargos de comisión de presuntos
actos irregulares y de corrupción durante su gestión pública.

Al ser la descentralización un proceso irreversible, no es viable suspender la organización que se


ha adoptado sobre las autoridades regionales y locales. Sin embargo, el derecho a la
participación política requiere de políticas complementarias urgentes para que se orienten y
ejerzan en beneficio de la comunidad. Así, se ha referido que “centralización y descentralización,
lejos de ser ideas antagónicas, no se excluyen la una a la otra, sino que más bien se
complementan. La descentralización resulta de un principio de justicia. Consiste en tratar cada
uno lo suyo, sea el individuo, el grupo familiar, el grupo profesional, el municipio o la
provincia”6.

Es natural cierto temor o recelo hacia las políticas dirigidas a los temas electorales, porque
podría entenderse que existe una intención de direccionar los votos por parte del gobierno de
turno. A pesar de ello, reformas de esta naturaleza pueden emprenderse con ayuda de la
comunidad internacional, como por ejemplo la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Corolario de todo lo anterior es que, entre las aspiraciones de la OEA se encuentra el fomento,
difusión y protección de la democracia como sistema en América, por lo que dentro su marco de
funcionamiento se han establecido organismos con tareas específicas en materia de sufragio y
representatividad política, entre ellos se encuentra el Departamento para la Cooperación y
Observación Electoral de la Secretaría de Asuntos Políticos, el cual promociona acciones y
programas sustentables hacia los países que requieran de asistencia en los temas de sufragio. De
esta forma, es un hecho cierto que el derecho a la participación política, como derecho
consagrado en la emblemática Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948,
representa una condición esencial para la viabilidad de la democracia y el respeto de gobernantes
y gobernados, con atención a todas las opiniones, pero donde primen los acuerdos que se
alcancen. Y en el caso de países como el Perú, deben tenerse las particularidades que le son
propias, como su población multicultural, la informalidad y las limitaciones del gobierno para
difundir su trabajo y hacer prevalecer los derechos, para asumirse programas y acciones
efectivas que renueven la confianza y la fe en las instituciones, actuándose de esta forma
cívicamente cuando se emita el sufragio.

I. COMENTARIO DE BASE LEGAL DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA EN LA


CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ

8.1. Artículo 31°.

16
Los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos mediante referéndum;
iniciativa legislativa; remoción o revocación de autoridades y demanda de rendición de
cuentas. Tienen también el derecho de ser elegidos y de elegir libremente a sus
representantes, de acuerdo con las condiciones y procedimientos determinados por ley
orgánica. Es derecho y deber de los vecinos participar en el gobierno municipal de
su jurisdicción. La ley norma y promueve los mecanismos directos e indirectos de su
participación. Tienen derecho al voto los ciudadanos en goce de su capacidad civil .El voto
es personal, igual, libre, secreto y obligatorio hasta los setenta años. Es facultativo después
de esa edad. La ley establece el mecanismo para garantizar la neutralidad estatal durante los
procesos electorales y de participación ciudadana. Es nulo y punible todo acto que prohíba
o limite al ciudadano el ejercicio de sus derechos.

8.2. COMENTARIO

El artículo transcrito debe leerse conjuntamente con el inc. 17 del art. 2 de la Constitución,
que establece que toda persona tiene derecho a participar, en forma individual o asociada,
en la vida política de la Nación y que los ciudadanos tienen conforme a ley, los derechos de
elección, de remoción o revocación de autoridades, de iniciativa legislativa y de
referéndum. Las normas de este artículo y las del 31 se superponen parcialmente. Al propio
tiempo es de destacar que no son las del artículo 31 las únicas formas de participar en
política. Las formas asociativas están desarrolladas en el artículo35 de la Constitución, que
trataremos posteriormente.

I. EL DERECHO ALA PARTICIPACIÓN POLÍTICA SEGÚN EL TRIBUNAL


CONSTITUCIONAL PERUANO.

A propósito de los comentarios esbozados sobre ciertas cuestiones que se presentan con algunas
autoridades regionales y locales en el Perú, debe hacerse un especial análisis sobre el derecho a
ser elegido representante y las observaciones que se puedan formular al respecto, teniendo como
norte la dogmática de los derechos fundamentales7.

9.1. Expediente Nº 00030-2005-PI: Para eso resulta necesario, siguiendo lo expresado por el
Tribunal Constitucional en la Sentencia recaída en el Expediente Nº 00030-2005-PI, asumir
que el derecho fundamental a ser elegido representante es un derecho de configuración
legal, cuyo sustento se encuentra en el artículo 31º de la Constitución Política de 1993, que
7
(Presno , Á. 2004, pp. 379-430)
17
establece que los ciudadanos tienen derecho a ser elegidos representantes, “de acuerdo con
las condiciones y procedimientos determinados por ley orgánica”, sobre el que se ha
aplicado el principio de representación proporcional entendido en este caso como el
mecanismo, regla o fórmula que permite traducir los votos en escaños recogido por el
artículo 187º de la Constitución, queda determinado “conforme al sistema que establece la
ley”, según señala este mismo artículo.

En el ejemplo que hemos referido, por voluntad del propio constituyente peruano, la ley
aplicable, en nuestro caso la Ley N° 26859-Ley Orgánica de Elecciones, no sólo puede sino
que debe culminar la delimitación del contenido constitucionalmente protegido del derecho
a acceder al cargo, específicamente, el de congresista. Al respecto, consideramos
indispensable que mediante las leyes de la materia se puedan establecer los criterios
específicos aplicables a la elección de representantes, sin que ello vulnere o repercuta
negativamente en ámbito de universalidad que les asiste a los derechos fundamentales. Pero
guardando las proporciones, es pertinente traer a colación a la Constitución histórica, esto
es, lo que fue consagrado desde la iniciación de la República por los próceres y tribunos que
asumieron las directrices del establecimiento del Perú como país independiente, y que se ha
ido repitiendo en las posteriores normas fundamentales. En realidad, se pueden considerar,
con relación a los cargos de participación política, cuestiones como la no reelección
inmediata del presidente de la República, la formación del Congreso elegido por
representantes provenientes de las mismas provincias, la posición de los ministros, entre
otras cuestiones muy ilustrativas respecto al quehacer político de las autoridades elegidas
por la nación.

No obstante, debe advertirse que las condiciones del sufragio y el ejercicio de la ciudadanía
en el siglo XIX y aun en buena parte del siglo XX resultaban censitarias y por ende
deslegitimaban a los representantes elegidos bajo las reglas adecuada en ese entonces. Se
puede considerar que este tipo de barreras legales se establecieron para preservar los
intereses de un grupo muy reducido, acostumbrado a beneficiarse plenamente del poder
político y económico. Pero con el crecimiento del país y la inclusión, los diversos sectores
que integran a la nación, configurados a partir de rasgos generales (género, condición
económica, nivel de formación, actividad laboral, entre otros) que afinan sus intereses sobre
sus aspiraciones, la representación política se convierte en un asunto de vigoroso
tratamiento y debate, porque de por medio se tiene la necesidad de establecer una cantidad
de representantes, lo cual para efectos de su determinación puede presentarse más de una
complicación. En tal sentido, se ha establecido la representación proporcional, la cual
consiste en un sistema donde existe correspondencia entre la cantidad de representantes con

18
el total de votos que se han obtenido en los sufragios, bajo una circunscripción determinada
sobre la cantidad de habitantes.

La experiencia europea sobre la aplicación del principio de proporcionalidad es ilustrativa.


Así, se ha afirmado que: “(…) el éxito pleno del escrutinio proporcional es posterior a la
Segunda Guerra Mundial, y se afianza con la tercera ola de democratización europea. En
menos de un siglo la elección pasa del sufragio restringido (el último en desaparecer: la
exclusión de los analfabetos en Portugal en 1974) y el escrutinio mayoritario a la
combinación entre sufragio universal y la elección de toda o una parte de la representación
parlamentaria mediante escrutinio proporcional. Y ello hasta el punto en que en la fecha
ningún país de la Unión Europea elige su representación en el Parlamento Europeo
mediante escrutinio mayoritario” 8.

Para el caso peruano, el sistema de representación proporcional es conveniente, pues


conforme se ha señalado, “un sistema de representación proporcional con diversos matices
puede reflejar las fuerzas sociales de una sociedad altamente diversificada y, por lo tanto,
necesitada de pluralismo político” 9. De esta forma, se garantizan oportunidades para que los
diversos sectores que conforman nuestra multicultural sociedad cuenten con un escaño y,
por ende, con voz y voto en la discusión de cuestiones públicas. Es evidente que concertar
con opiniones tan disímiles puede resultar una tarea complicada, que de abordarse con
procedimientos populistas pueden generar la inviabilidad de las expectativas asumidas por
los gobernados y en sí el funcionamiento mismo de la democracia. Es por ello que se tiene
implementada dentro del sistema electoral peruano la barrera electoral 10.

Este mecanismo, que rige para las elecciones de congresistas, impide que quienes hayan
alcanzado cierto mínimo de representatividad en las elecciones congresales ingresen al
procedimiento de reparto de escaños. En otros términos, si bien en el ejercicio de los
derechos políticos que asisten a los ciudadanos, se encuentra el de elegir y ser elegidos, al
tratarse de un derecho de configuración legal se tienen previstas reglas que aseguren que la
representatividad de los elegidos sea coherente con los factores señalados para asumirse
como ganador de un proceso electoral.

9.2. Expediente Nº 0030-2005-PI/TC: La barrera electoral conllevó reclamos y demandas por


parte de las organizaciones locales, toda vez que la barrera establecida operaba a partir de la

8
(Martínez, M., 2009, p. 165.)

9
(Fernández, F. 1994, p. 58)

10
(García, D. 1986, pp. 43-74)

19
participación de partidos políticos en los sufragios. Respecto a ello, el Tribunal
Constitucional, en la Sentencia recaída en el Expediente Nº 0030-2005-PI/TC, sustentó que
el derecho de elección de los ciudadanos no se afecta con la barrera, toda vez que “(…)
dicha disposición no impide el ejercicio personal del voto. Tampoco genera discriminación
de ningún tipo entre los votantes o entre los partidos o movimientos participantes, pues
absolutamente a todos les serán aplicables las mismas reglas constitucionales y legales. No
impide acudir libremente a las urnas. Menos aún exige revelar la identidad del candidato,
partido, movimiento, alianza o lista a la que se ha decidido apoyar”. Aparte de lo ya referido
en los puntos anteriores del presente trabajo, considero oportuno invocar los
pronunciamiento del Tribunal Constitucional peruano sobre lo que ha afrontado en el siglo
XXI, esto es, una serie de demandas relativas al derecho de participación política, sobre
todo proveniente del ámbito de las poblaciones nativas y autóctonas, y cómo les asiste el
derecho de ser consultadas por temas de decisión.

9.3. EXP. N.° 00886-2013-PA/TC: Sobre el particular, se tiene la Sentencia del Tribunal
Constitucional recaída en el EXP. N.° 00886-2013-PA/TC, Con fecha 29 de enero de 2013,
la Sala Civil de Huánuco confirma tanto la resolución que declara rebeldes a los
emplazados como la que declara infundada la demanda. En lo relacionado a la sentencia de
primer grado, el ad quem la confirmó por cuanto, a su juicio, lo alegado por el actor no se
condice con lo establecido en el mencionado reglamento. La presente demanda tiene por
objeto que la Resolución N.° 0069-2012-UNHEVAL-CEU, de fecha 5 de julio de 2012, sea
declarada nula y que, por consiguiente, se nombre como representante ante la asamblea en
su condición de docente principal.

9.3.1. Sobre la alegada violación del derecho fundamental a la participación política

El derecho a la participación en la vida política, económica, social y cultural de la


nación, reconocido en el artículo 2°, inciso 17, de la Constitución, constituye un
derecho fundamental cuyo ámbito de protección es la libre intervención en los
procesos y la toma de decisiones en el ámbito político, económico, social y cultural.
La participación política constituye un derecho de contenido amplio e implica la
intervención de la persona, en todo proceso de decisión, en los diversos niveles de
organización de la sociedad. De ahí que éste no se proyecta de manera restrictiva
sobre la participación de la persona en el Estado-aparato o, si se prefiere, en el
Estado-institución, sino que se extiende a su participación en el Estado-sociedad, es
decir, en los diversos niveles de organización, público y privado. Tal es el caso, por
ejemplo, de la participación de las personas en la variedad de asociaciones, con
diversa finalidad, o la participación en todo tipo de cargos; la característica común

20
de todos ellos es que su origen es un proceso de elección por un colectivo de
personas.

Conforme se aprecia de la Resolución N.° 0069-2012-U EVAL-CEU (Cfr. Fojas 2),


el mandante ha sido proclamado y reconocido representante accesitario de los
profesores ante la asamblea universitaria, al respecto, cabe precisar que si bien el
actor denuncia una serie de arbitrariedades cometidos por el Comité Electoral de la
Universidad; tales cuestionamientos no encuentran respaldo en el reglamento que,
precisamente ha sido incorporado a los actuados por él mismo. Efectivamente el
inciso “a” del artículo 53 del mencionado reglamento establece un mecanismo de
reparto de los representantes de la lista que ocupe el segundo lugar, completamente
distinto a lo expresado por el demandante, por ello la actuación del mencionado
comité Electoral Universitario no puede ser calificado como arbitraria

Aunque el demandante en el recurso de agravio constitucional también alega que la


resolución cuya nulidad pretende no cuenta con motivación alguna, tal como se
desprende del tenor de la misma se ha efectuado una breve enumeración del
desarrollo del calendario electoral, lo que a criterio de este Colegido resulta
suficiente para justificar los resultados de la elección. En consecuencia, dicho
extremo de la demanda debe ser resulta infundado.

9.3.2. Sobre la alegada afectación del derecho fundamental a la igualdad

Si bien el actor también afirma haber sido discriminado, no puede soslayarse que al
no haber propuesto un tertium comparationis (término de comparación) válido; lo
alegado en el sentido que se le ha conculcado su derecho fundamental a la igualdad
resulta improcedente (Cfr. RTC N.° 04775-2006-PA/TC, entre otras) en aplicación
el artículo 5°, inciso 1, del Código Procesal Constitucional. Y es que, conforme ha
sido precisado reiteradamente, si se alega alguna supuesta infracción al derecho a la
igualdad en la aplicación de una disposición normativa, es menester que el
demandante ofrezca un ertium comparationis válido a partir del cual pueda
efectuarse el examen de constitucionalidad del acto reclamado, como lo sería la
existencia de algún caso puntual en que se hubiere proclamado como representante
ante la Asamblea Universitaria a algún candidato que se encuentre en una situación
idéntica a la suya.

9.4. EXP. N.° 7441-2005-PA/TC: Con fecha 9 de noviembre de 2004, la recurrente, en su


calidad de regidora de la Municipalidad Distrital de San Francisco de Asís de Yarusyacán,
interpone demanda de amparo contra el Alcalde de la mencionada comuna, solicitando que,

21
reponiéndose las cosas al estado anterior a la violación de sus derechos de reunión y a la
libertad de trabajo y en especial al derecho de participación política.

Con fecha 4 de abril de 2011, la recurrente interpone demanda de amparo contra el Comité
Electoral Universitario Autónomo de la Universidad Nacional de Trujillo, el Rector de la
Universidad Nacional de Trujillo y don Teófilo Idrogo Delgado, solicitando que se declare
la nulidad del Acta de Sesión Extraordinaria de fecha 9 de febrero de 2011, en el extremo
que reconoce a don Teófilo Idrogo Delgado como Director de la Sección de Postgrado en
Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad mencionada; así como la ineficacia de la
credencial que se le otorgó al director mencionado; y que, en consecuencia, se le reconozca
como directora de la Sección de Postgrado en Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad mencionada, por haber obtenido el mayor número de votos en la elección
convocada, y se le entregue la credencial correspondiente.

9.4.1. ANALISIS DEL CASO

a) Alega que el acta cuestionada vulnera sus derechos de participación política, a


ser elegida, al debido proceso y a la igualdad, porque aplica indebidamente el
artículo 129° del Reglamento General de Elecciones de la Universidad
mencionada. Refiere que en la elección convocada para el 4 de febrero de 2011,
obtuvo el mayor número de votos para ser elegida Directora de la Sección de
Postgrado en Derecho y Ciencias Políticas de la citada Universidad; sin
embargo, el Comité Electoral, aplicando el mencionado artículo, decidió elegir a
don Teófilo Idrogo Delgado como Director de la Sección mencionada. A su
juicio, no se presentaban los supuestos para aplicar el artículo referido, por
cuanto no hubo empate entre los postulantes.

b) De lo señaldo anteriormente se debe realizar el siguiente análisis El Tribunal


Constitucional no comparte el criterio adoptado por la Sala Mixta
Descentralizada de la Corte Superior de Justicia de Huánuco, según el cual la
demanda resulta improcedente pues la recurrente optó por recurrir a la vía
judicial ordinaria, toda vez que dicha causal está prevista en aquellos casos en
que las pretensiones de ambos procesos (el ordinario y el amparo) sean
idénticas. En tal sentido, el hecho de que la actora haya interpuesto una denuncia
penal no implica la aplicación de tal causal de improcedencia, pues la finalidad
de un proceso penal es absolutamente distinta de la de un amparo.

c) Si bien es cierto que la demandante invoca la violación de los derechos de


reunión y a la libertad de trabajo, conforme fluye del expediente, en esencia, el

22
derecho constitucional presuntamente vulnerado es el derecho de participar en la
vida política del país. Por tal razón, en aplicación del artículo VIII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional que dispone que el órgano
jurisdiccional competente debe aplicar el derecho que corresponda al proceso,
aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido erróneamente el
Tribunal Constitucional considera no solo pertinente, sino de ineludible
responsabilidad analizar el fondo de la controversia a la luz del mencionado
derecho..

d) De los documentos que corren de fojas 2 a 5 de autos, así como del escrito de
contestación de demanda, de fojas 45 de autos se advierten actos y/o conductas
del emplazado que impiden el ejercicio de las funciones de la recurrente, los
cuales se reflejan en la información errónea contenida en el Oficio 054-04-A-
MDSFA-YY (no hubo sesión el 27.5.2004), de fojas 3, y suscrito por el Alcalde,
que se contradice con el Informe de fojas 4 (el 27.5.2004 hubo sesión de
Concejo). Lo mismo se desprende del argumento tercero de la contestación de la
demanda, respecto de la supuesta imposibilidad de notificación de las citaciones
a sesiones extraordinarias por no haber fijado domicilio la actora dentro del
radio urbano del distrito de Yarusyacán, añadiendo que el domicilio señalado es
el de un familiar que no permite la recepción de ningún documento dirigido a
ella.

e) Sobre el particular, el emplazado ha pretendido acreditar su alegato con una


supuesta “declaración jurada” emitida por la Secretaria General de la comuna de
Yarusyacán, documento que carece de mérito probatorio toda vez que no se
sustenta en otros documentos que reflejen la veracidad de su contenido,
resultando evidente que dicha funcionaria no emitiría un documento contrario a
los intereses de su empleadora. Por lo demás, este Tribunal estima que el alegato
de la imposibilidad de notificar las citaciones es contradictorio, pues la propia
recurrente ha presentado documentos emitidos por los funcionarios de la
Municipalidad de Yarusyacán que prueban la labor de notificación de actos
administrativos en forma válida en el domicilio señalado por la actora. En
consecuencia, se ha acreditado la violación del derecho de la recurrente en su
calidad de Regidora de la comuna emplazada de participar en la vida política del
país, previsto en el artículo 31º de la Constitución, por lo que corresponde
estimar la demanda.

23
CONCLUSIONES
La participación, por parte de la sociedad civil, en los asuntos públicos de nuestro país es un
derecho fundamental, reconocido por los tratados y pactos internacionales suscritos por el Estado,
los cuales establecen que toda persona tiene derecho a participar en los asuntos públicos de su país.
La Constitución Política del Perú de 1993 reconoce los derechos de los ciudadanos a participar en
los asuntos públicos del Estado. Es por ello que, a lo largo de los años, se han venido instituyendo y
regulando diversos mecanismos o instituciones para que las personas puedan participar en la toma
de decisiones del Estado. Entre los mecanismos de participación ciudadana más conocidos, Tal
como lo indica el profesor Martín Tanaka, en muchas municipalidades distritales las autoridades se
eligen con porcentajes muy bajos de votación, y cuentan con escasa legitimidad social entre la
población, las acusaciones por corrupción o malversación de fondos son muy corrientes. Lo cual no
hace más que mermar la figura de la revocatoria, sobre todo en los casos en los cuales es llevada
para favorecer los intereses de algunas personas y no por el bien de la población. Es importante que
la figura de la revocatoria sea modificada para que sea usada de manera más eficiente y no para
favorecer intereses de un particular o de un grupo de ciudadanos que lo que les importa es
beneficiarse política o económicamente con dicho mecanismo. Pero, se debe tener presente que la
solución no es hacer que el mecanismo de la revocatoria desaparezca, sino que se debe buscar
hacerlo más eficiente por el bien de la sociedad y del Estado.

24
Uno de los rasgos característicos de la participación política, en los Estados democráticos
contemporáneos, es que las decisiones políticas que se ejercitan mediante el sufragio universal tanto
activo como pasivo expresen su voluntad en los gobernantes que son elegidos mediante la voluntad
popular, con lo cual las decisiones políticas provenientes de un procedimiento electoral transparente
se ejercitan con el propósito de fortalecer la democracia constitucional. Para ello se evidencia el
tránsito que existe fijados en el contexto histórico de la democracia participativa que tiene su
campo de acción en el mundo greco-romano hacia la democracia representativa cuya expresión
máxima se sitúa en el siglo XVIII con el nacimiento del Estado liberal o burgués, en pleno hervor
del fenómeno y método legítimo denominado constitucionalismo.

En ese orden de ideas, la participación activa verdadera voluntad popular de los agentes sociales o
destinatarios del poder, son referentes sobremanera decisivos en la toma de decisiones por parte de
los representantes elegidos democráticamente, es decir, estamos frente a una suerte de
representación delegada. Y es ahí donde los sistemas de partidos desarrollan una actividad
polivalente en la vida pública para materializar los acuerdos democráticos que giran en función de
los acuerdos que adopten las mayorías con las minorías, buscando siempre el consenso político y
respetando, a la vez, la soberanía popular y nacional. Así trasunta en la realidad constitucional y
política de los Estados contemporáneos, al margen de las críticas y oposiciones, en donde las
transformaciones van a ritmo acelerado como consecuencia, a fin de cuentas del fenómeno de la
constitucionalizarían. Por ejemplo, la capa legitimadora morfológica del referéndum, el plebiscito,
la iniciativa popular, entre otras formas de democracia semi directa, dotadas de autonomía, que
cultivan las clases dirigentes, con sus consecuentes limitaciones, así lo reafirman.

25
BIBLIOGRAFÍA

• (1986): Sistemas electorales y representación política en Latinoamérica, Fundación


Friedrich Ebert, Madrid, 2 Volúmenes.
• Alguacil gonzález-aurioles, J. (2013): Estado de partidos: participación y representación,
Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A., Madrid.
• Bealey, F. (2003): Diccionario de Ciencia Política, traducción del inglés de Raquel
Vázquez Ramil, Ediciones Istmo, S.A., Madrid.
• Concha, A. (2002): Sistema representativo y democracia semidirecta. Memoria del VII
Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM, México, D.F.
• Fernández, F. (1994): La representatividad de los sistemas electorales, Cuadernos de
CAPEL, Nº 37, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Centro de Asesoría y
Promoción Electoral, San José, Costa Rica.

26
• Galvão de Sousa, J. (2011): La representación política¸ Marcial Pons Ediciones Jurídicas y
Sociales, S.A., Madrid.
• Garrido, M. & Ruiz, R. (2014): Democracia, Gobernanza y Participación, Tirant lo blanch,
Valencia.
• Garrorena, Á. (1991): Representación y Constitución democrática (Hacia una revisión
crítica de la teoría de la representación), Editorial Civitas, S.A., Madrid.
• Menéndez, M. (2009): Participación y Representación Política, Tirant lo blanch, Valencia.
• Nohlen, D. (2006): Diccionario de Ciencia Política. Teorías, métodos, conceptos, Editorial
Porrúa, S.A. de C.V.- El Colegio de Veracruz, México, D.F., 2 Tomos.
• Rodríguez, F. (1997): Historia de la democracia. De Solón a nuestros días, 2ª edición,
Ediciones Temas de Hoy, Madrid.
• Rubio, M. (1997): Ley de partidos políticos, las reglas que nadie quiso aprobar , Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica, Lima.
• Sartori, G. (1988): Teoría de la democracia, traducción del inglés de Santiago Sánchez
González, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2 Tomos.
• http://eleternoestudiante.com/derecho-libros-pdf-gratis/.
• http://noticias.universia.edu.pe/cultura/noticia/2016/04/05/1137941/4-libros derecho-gratis-
descargar-pdf.html#.
• http://www.google.com.

27

Potrebbero piacerti anche