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TRANSMISION DE LAS OBLIGACIONES

1. Generalidades
Antiguamente quedo expuesto la obligación fue considerada como un vincula
personalismo entre acreedor y deudor. No ere concebible que uno u otro fuera sustituido
en el anexo obligacional. Porque hubiese sido desvirtuar parte de la esencia de la
obligación. Quedaba entonces en forma estadística el vínculo personal obligatorio, a la
espera del cumplimiento o incumplimiento.

La obligación histórico jurídica permitió, paso a paso dejar atrás ese criterio rígido,
estático, llegándose a concebir la obligación como un algo jurídico con vida propia,
independientemente en su esencia de quienes le habían dado origen y por lo tanto
posible de subsistir aunque cambiara uno de sus polos personales (acreedor o deudor)
o de ser cumplida por terceras personas no incluida en el vínculo obligatorio.

Fue así como surgió la figura denominada transmisión transmisibilidad de las


obligaciones, que se estudian a continuación de acuerdo con la sistemática y
terminología del Código Civil.

2. Cesión De Derechos
En doctrina, esta figura es denominada cesión o transmisión de crédito El Derecho
Romano inicio la precisión de sus contornos, acudiendo acudiendo a normalidades
(representación procesal del acreedor por otra persona autorizada a hace propia la cosa
recibida como pago, etcétera) normalidades que hasta en los tiempo modernos llegan a
ser sustituidos por la propia transmisión del crédito o cesión de derechos.

A criterio de planiol la transmisión de créditos es la convención por la cual el acreedor


cede voluntariamente a un tercero sus derechos contra el deudor, tercero que llega a ser
acreedor en lugar de aquel en la cesión el enajenante se llama concedente; el adquirente
del crédito, cesionario, y el deudor contra quien existe el crédito objeto de la cesión,
cedido.
El Código Civil reconoce al acreedor la facultad de ceder sus derechos sin el
consentimiento del deudor, salvo del convenio o que no lo permita la ley o la naturaleza
del derecho del (art. 1443)

Por la cesión Debe entenderse que el acreedor original desaparece en la relación


obligatoria, y que quien lo sustituye (nuevo acreedor) ocupa su lugar quedando vigentes
las condiciones del negocio jurídico inicialmente celebrando y manteniéndose las mismas
obligaciones.

La cesión no produce efecto contra un deudor ni contra terceros sino desde que se
notifica al deudor o desde que este se muestra sabedor de ella. La notificación de la
cesión debe hacerse por la vía judicial o por medio de notario, diligencia que no es
necesaria cuando el acreedor está facultado por el deudor para ceder el crédito sin
notificar a este, o cuando se trata de documentos endosables (arts. 1448 y 1449).

Dispone el código que quien cede un crédito u otro derecho solo responde a le legitimidad
y existencia al tiempo de la cesión, salvo que se haya comprometido expresamente en
el cuestionario a garantizar la solvencia del deudor o que se trate de documentos
endosables cediendo de la responsabilidad del cedente que se compromete a garantizar
la solvencia del deudor se limita al momento que la obligación sea exigible salvo convenio
en contrario (arts. 1451 y 1452).

La cesión puede ser total si comprendiera la totalidad de derechos o solo parcial, i no la


comprendiere. Si la cesión es parcial, y el titulo quedare un poder del cedente, se hará
constar esta circunstancia en el documento de cedible y el cedente estará obligado a
exhibirlo cuando se necesitare en cesionario (ver art. 1447) aunque e la ley no lo dice,
lógicamente la obligación tendré el cesionario en caso de cesión parcial. Si el documento
le fuese entregado por cedente.

La sesión puede ser también excepcionable por el deudor cuando no se trate de títulos
a la orden o al portador (especies de títulos créditos, regidos por el derecho mercantil); y
no excepcionables por el deudor cuando no se trate de dicha clase de títulos (ver art.
1450).

Doctrinalmente se distinguen tres clases de cesión de derechos o de transmisión de


créditos, voluntarias cuando es acordada entre partes y ello es suficiente para su valides;
legal, cuando se efectúa en los casos previstos por la ley; judicial cuando la cesión
originase por resolución del juez competente.

3. Subrogación
Según la ubicación que le de el derecho positivo, esta figura es estudiada o como una
modalidad del pago (pago por subrogación) o como una modalidad de la transmisión de
las obligaciones, criterio este último adoptado por el código.

En cuanto a la naturaleza jurídica de la subrogación resultan ilustrativos los siguientes


criterios.

Lo típico de la subrogación es que por una parte es una forma de pago, por ende, de
extinción de la obligación; pero por otra supone mantenimiento en el solvens o pagador
de los derechos y acciones que tenía el acreedor primitivo.

Como se explica técnicamente esta extraña y desconcertante operación, en la que una


cosa muere y no muere al mismo tiempo, ello ha motivado una abundante bibliografía
para determinar la naturaleza jurídica de la subrogación. Las doctrinas que se han
formulado sobre el particular pueden reducirse a dos grupos. En el primero están las que
parten absoluta inconciliabilidad de estas situaciones, y sostienen que la subrogación es
o un supuesto de extinción total del crédito o un caso puro de transmisión ficticia del
crédito o como una transferencia solo de las garantías, o, simplemente, como un caso
de supervivencia ex lege del crédito primitivo, al solo efecto de reforzar la posición del
pagador. Las que afirman que es un caso de transmisión del crédito identifican la
subrogación con la cesión del mismo, o bien sostienen que el pago hecho por el tercero
no es un verdadero pago –supuesto que este requiere que se haga animo solvendi-, sino
que al obrar en beneficio propio se produce una especie de expropiación del crédito
anterior por causa de utilidad privada.

En el segundo grupo se encuentran las doctrinas de la conciliabilidad, que tienen viso de


eclécticas, y entre las que principalmente se encuentran la denominada ‘’ teoría de la
operación doble cara’’, según la cual la subrogación es pago en la relación con el
acreedor y es cesión en relación con el deudor.

Conformo a las disposiciones del código Civil, la subrogación puede ser:

Voluntaria
Que tiene lugar cuando el acreedor sustituye en el tercero que paga, todos los derechos,
acciones y garantías de la obligación (art. 453) a tenor d ese artículo, no habrá
subrogación en el caso del cumplimiento de la prestación por un tercero, ignorándolo el
deudor, caso que precio el artículo 1380, si no existe precia sustitución expresa de sus
derechos por el acreedor a favor del tercero que hizo el pago.

Legal

Que tiene lugar por ministerio de la ley, necesidad de declaración alguna de los
interesados, en los siguientes casos previstos en el artículo 1455

a) cuando el que no es acreedor paga a otro acreedor que le es preferente

b) cuando el tercero que paga tiene interés jurídico en el cumplimiento de la obligación.

c) cuando el tercero no interesado en la obligación paga con anuncia del deudor.

d) cuando un heredero paga con sus viene propios alguna deuda de la herencia
En otro caso la subrogación legal es el contemplado en el artículo 1456, el cual dispone
que cuando la deuda fuere pagada por el deudor con dinero que un tercero le prestare
con ese objeto, el prestamista subrogará al acreedor por ministerio de la ley, en sus
derechos, si el préstamo constare en documento fehaciente en que se declare que el
dinero fue prestado para el pago de la deuda.

4. Transmisión de la deuda

Esta figura ha caminado, puede decirse, con marcada lentitud con relación la figura de
la transmisión del crédito. A ésta, cl derecho, desde el romano, le ha abierto las puertas,
aceptándola. En cambio, la transmisión de la deuda ha sido objeto de fuerte reserva en
el ámbito del derecho positivo, y de polémica en sus aspectos doctrinarios, aunque el
avance hacia su aceptación es ahora evidente.

La transmisión de la deuda (o asunción de la deuda) ocurre cuando una persona


sustituye a otra en la posición o calidad de deudor, liberando al primitivo del nexo
obligatorio, y manteniéndose la identidad de la obligación y del crédito, salvo las
puramente personales y las reales otorgadas por un tercero si no media el
consentimiento de éste. A pesar de la fuerte corriente doctrinal que se pronuncia a favor
de la admisibilidad de la asunción de deuda, existe, no obstante, un sector de la doctrina
que siente vacilación y recelo ante el problema. Ciertamente que en apoyo de la tesis
negativa existen fuertes argumentos. Los principales son:

a) Así como el crédito representa un valor económico y jurídico que se independiza


del titular que lo posee, la deuda no se configura como un valor, y, por tanto, no
debe ser susceptible de transmisión.
b) El cambio de acreedor, con el crédito, no supone aliteración del contenido
económico de la obligación; en cambio, la sustitución del deudor en la pues junto
con el deudor en la deuda altera aquél, pues junto con el deudor cambia el
patrimonio que personalmente sirve de garantía a la deuda; por lo cual, sólo la
novación cumple la verdadera finalidad.
c) El mantenimiento de la deuda primitiva supone la permanencia de las garantías
accesorias a ella, lo que implica sujetar a los terceros garantes a responder por
otra persona, violentando su voluntad. Los partidarios de la tesis afirmativa
replican diciendo que no hay tal violación, pues para que pasen estas garantías
de tercero se requiere su adhesión al cambio; pero entonces –contestan- se
produce una nueva prestación del consentimiento, lo que en contra del sistema
puro de asunción debitoria.
Estos argumentos a primera vista son desconcertantes; pero la doctrina afirmativa
se empeña en debatirlos, pues se dice:

1. Que la deuda, en definitiva, puede ser o representar un valor exactamente


igual que el crédito y hacerse cotizar en la relación entre las partes lo mismo
que una cosa, este valor podrá ser de orden negativo pero el resultado es que
constituye un valor.
2. Que cabe el cumplimiento de la deuda sin que llegue a funcionar la relación de
responsabilidad; en cuyo supuesto, lógicamente al acreedor igual le da recibir
la prestación de uno o de otro; aparte de que aquella relación de
responsabilidad es una consecuencia regular, pero no necesaria de la
obligación, lo que se demuestra por la existencia de las obligaciones naturales.
3. Que la adhesión del tercero garante a la mutación de deudores no choca con
el principio de la asunción debitoria, ya que lo esencial de esta es la
permanencia el ídem debitum.
4. Que la operación llena necesidades prácticas que no permite alcanzar la
novación subjetiva por cambio de la persona del deudor.

De acuerdo con las disposiciones del código civil, la transmisión de la deuda:

1. Se realiza en una obligación personal por convenio entre el acreedor y el tercero


que sustituye al deudor; o por convenio entre el deudor y el tercero, siempre que
el acreedor lo consienta expresa o tácitamente (ver art. 459 y 1460),
presumiéndose que el acreedor consiente en la sustitución del deudor, cuando
permite que el sustituto ejecute actos que debía ejecutar el deudor, como el pago
de intereses o la amortización parcial o periódica del capital, siempre que lo haga
en nombre propio y no por cuenta del deudor primitivo (art 1461)
2. El acreedor que exonera al antiguo deudor aceptando otro en su lugar no puede
repetir contra el primero si el nuevo se encuentra insolvente, salvo pacto en
contrario (art. 1462)
3. El deudor sustituto queda obligado en los mismos términos que lo estaba el
deudor primitivo (identidad de la obligación); pero si la deuda estuviera
garantizada con fianza, esta garantía cesará con la sustitución del deudor
(liberación del garante), a menos que el fiador consienta expresamente en que
continúe (la garantía) (Art. 1463).)
4. Si la obligación estuviere garantizada con hipoteca o prenda (garantía real), la
transferencia de la cosa pignorada o-hipotecada transmite la deuda con todas sus
consecuencias y modalidades, sin necesidad de convenio expreso de los
interesados (Art. 1464).

Ese principio es una consecuencia del contenido en el oráculo 823 del código, cuyo tenor
literal es el siguiente: "La hipoteca afecta únicamente los bienes sobre que se impone,
sin que el deudor quede obligado personalmente ni aún por pacto expreso’’

5. El deudor sustituto puede oponer al acreedor las excepciones que se originen de la


naturaleza de la deuda y las que sean personales, pero no puede oponer las que sean
personales del deudor primitivo (art. 1467)

6. cuando se declare nula la sustitución del deudor (la trasmisión de la deuda), la antigua
deuda subsiste con todos los accesorios, pero con la reserva de derechos adquiridos por
terceros de buena fe (art. 1468).
CONCLUSIÓN

 La obligación fue considerada como un vincula personalismo entre acreedor y


deudor. No ere concebible que uno u otro fuera sustituido en el anexo obligacional.

 La transmisión de créditos es la convención por la cual el acreedor cede


voluntariamente a un tercero sus derechos contra el deudor,

 Existen diversas formas en las cuales se puede dar por terminada la obligación,
en la cual nuestra ley es muy clara al mostrarla, por ello para tener una mejor
relación en este tema debemos adoptar las medidas que la ley ofrece
COMENTARIO

Antiguamente quedo expuesto la obligación fue considerada como un vincula


personalismo entre acreedor y deudor. No ere concebible que uno u otro fueran
sustituidos en el anexo obligacional. Porque hubiese sido desvirtuar parte de la esencia
de la obligación. Quedaba entonces en forma estadística el vínculo personal obligatorio,
a la espera del cumplimiento o incumplimiento.

Dicho esto en la actualidad ya es posible, tanto que nuestra legislación la adopta y nos
muestra otra manera de cumplir con alguna obligación que se adquiera.

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