Las reformas borbónicas en la Nueva España fueron la serie de cambios
administrativos aplicados por los monarcas españoles de la casa de Borbón a partir del siglo XVIII en el Virreinato de Nueva España. Estas reformas buscaban remodelar tanto la situación interna de la península como sus relaciones con las colonias. Ambos propósitos respondían a una nueva concepción del Estado, que consideraba como principal tarea reabsorber todos los atributos del poder que había delegado en grupos y corporaciones y asumir directamente la conducción política, administrativa y económica del reino. Estas reformas de la dinastía borbónica estaban inspiradas en la Ilustración y pretendían alcanzar el control directo de la burocracia imperial sobre la vida económica. Las reformas intentaron redefinir la relación entre España y sus colonias en beneficio de la península. Aunque la tributación aumentó, el éxito de las reformas fue limitado; es más, el descontento generado entre las élites criollas locales aceleró el proceso de emancipación por el que España perdió la mayor parte de sus posesiones americanas en las primeras décadas del siglo XIX. Las reformas borbónicas llegaron del exterior, concretamente de la corte imperial de Madrid; llegaron de fuera como llegó la conquista en el siglo XVI. Afectaron a todo el imperio, pues no eran sólo para la Nueva España. El objetivo último de los monarcas de Borbón era la sujeción de las colonias para beneficio económico de la metrópolis: corregir las fugas fiscales y promover la producción para aumentar así la recaudación de impuestos. Para lograrlo se necesitaba reformar instituciones y procedimientos viciados —a juicio de los reformadores— que se habían incrustado en las sociedades coloniales y con los que ciertos grupos de privilegiados medraban al amparo de la debilidad de los gobernantes de la casa de Habsburgo. El Consulado de Comerciantes, algunas corporaciones religiosas como la Compañía de Jesús y la misma institución del virreinato fueron el blanco de los golpes de los reformadores Reforma del clero y expulsión de los jesuitas Una de las principales instituciones afectadas por el despotismo ilustrado español fue la Iglesia Católica, ya que la Corona pretendió afirmar el poder secular sobre el religioso. Esto incluía la restricción de los privilegios y exoneraciones fiscales que gozaban las órdenes religiosas. Desde los años treinta del siglo XVIII comenzaron a expandirse los ideales de la ilustración. Hubo una difusión del “racionalismo y la nueva filosofía de la naturaleza en América, sobre todo gracias a los jesuitas”. La tarea de la educación en la Nueva España la llevaban a cabo los jesuitas, enseñaban a indios, criollos y peninsulares. Con la llegada de la ilustración hubo una serie de reformas en todos los niveles. Hubo cambios desde la educación primaria hasta la modificación de los planes de estudio en las universidades. Todo esto dio como resultado el surgimiento de una ilustración criolla, “… se concluye que este proceso fortaleció el antagonismo entre europeos y criollos y facilitó a éstos los instrumentos intelectuales para fundamentar su identidad frente a aquéllos sobre bases histórico-culturales, y que de esta manera lograron articular sus reivindicaciones políticas”. Los jesuitas constituían una amenaza para la corona española. Tenían una economía sólida y un gran valor en la sociedad, para el rey esto significaba tener un estado dentro de su propio estado. Así los jesuitas fueron los que más se opusieron al proyecto centralizador de los borbones, por lo que fueron expulsados de España y sus posesiones ultramarinas en 1767. En este año, Carlos III decretó la expulsión de la Compañía de Jesús por medio de la Pragmática Sanción del 2 de abril de 1767. Se introdujeron párrocos seculares, misioneros franciscanos, así como un nuevo obispo. Esto trajo como consecuencia un problema con los indígenas; cuando comenzaron a considerarlos como individuos, éstos aún no estaban preparados, ya que estaban acostumbrados a los cuidados que los jesuitas les brindaban. Con la expulsión de los jesuitas quedaron desamparados. Los resultados a corto plazo de las reformas por parte de la corona hacia la iglesia fueron favorables, la pregunta que queda es si a largo plazo tuvieron el mismo efecto, es evidente que el dominio de la corona cesó cuando se declararon independientes las repúblicas de América, sin embargo, la iglesia ha seguido presente con el paso de los siglos y a pesar de que se rompieron relaciones con la monarquía española, sin duda el poder de la iglesia y la utilización de este poder ha sido más eficaz que el sometimiento armado, a tal grado que actualmente Latinoamérica es la región del mundo que más dinero aporta a las arcas del Vaticano y la región que más devotos al catolicismo tiene Las reformas borbónicas y sus efectos en la nueva España A mediados del siglo XVIII, el virreinato de la Nueva España presentaba características muy distintas de las que se dieron en la primera mitad del siglo. En la metrópoli, los monarcas se sentían seguros en el trono y sabían que había llegado el momento de romper definitivamente con las estructuras políticas y económicas impuestas por los Habsburgo. En el caso particular de España, los cambios obedecieron a la necesidad de la nueva administración borbónica que tomó el poder a partir de 1700, con el propósito de corregir la situación de progresiva decadencia que se manifestó en el transcurso del siglo XVII. En la Nueva España, los visitadores y virreyes, así como los obispos nombrados por Carlos III, fueron los primeros y más destacados abanderados del pensamiento fisiocrático y del absolutismo regalista, fueron los agentes de una "revolución desde arriba" tendiente a transformar el sistema colonial, para sujetarlo a la Corona de una manera más eficaz, mediante la aplicación de los conocimientos científicos de la fisiocracia. De acuerdo con el principio de que no podían existir poderes corporativos o privados que rivalizaran con los del monarca, ni privilegios que atentaran contra el interés supremo del Estado, la principal tarea de los funcionarios borbónicos en el virreinato fue la de recuperar las atribuciones que los Habsburgo habían delegado en corporaciones y grupos. Todo lo anterior implicaba eliminar la oposición de los grupos de poder locales americanos, y liberar los factores de producción monopolizados por algunos de esos grupos. Por ello, los reformistas se plantearon los siguientes propósitos: •Crear cuadros administrativos y burocráticos leales a las ideas colonialistas, eliminando el peso de los criollos. •Adecuar la legislación a las nuevas necesidades de la Metrópoli. •Contar con una fuerza militar que defendiera y protegiera el programa de remodelación presentado, como un ejército defensor de las fronteras ante las agresiones extranjeras. •Reducir la autonomía de gestión y control económico de los consulados de comerciantes. •Poner en circulación los bienes de la Iglesia. •Favorecer la reducción de precios de las importaciones para erradicar los sectores productivos competitivos, como los obrajes, que desarrollados en la colonia competían con cierto éxito, limitando las ganancias de los comerciantes, fieles a la corona y desarrollando grupos con intereses económicos distintos a la metrópoli. El encargado de promover estas reformas en América fue José de Gálvez, nombrado visitador de la Nueva España por Carlos III entre 1765 a 1771. La misión de Gálvez era establecer diversos mecanismos que recuperara los hilos que con independencia de la metrópoli se movían desde hacía más de un siglo en los asuntos económicos, políticos y administrativos de la colonia y colocarlos bajo la dirección y vigilancia de funcionarios fieles a la metrópoli. Una de las primeras instituciones contra las que el visitador Gálvez dirigió sus ataques fue el virrey, por considerar peligroso para la metrópoli la centralización de tanto poder, así como la ineficacia administrativa que entorpecía la solución de todos los asuntos que concentraba. El instrumento recomendado por Gálvez para buscar la solución a este problema fue una nueva división territorial en intendencias que venía a sustituir el sistema de provincias y reinos vigente en ese momento, que permitiría una mejor administración evitando los abusos de la centralización del poder en el virrey, los alcaldes mayores, delegados y subdelegados. El establecimiento del sistema de intendencias enfrentó fuertes resistencias que impidieron su aplicación completa; en un primer momento el rechazo provino de los virreyes mismos, quienes se opusieron a ceder parte de su poder. Más tarde a sus protestas se unieron los integrantes de la Real Audiencia, los altos jerarcas eclesiásticos y los miembros de las principales corporaciones, que sentían limitado su poder por las reformas. CONTESTE: 1. Quienes fueron los Borbones 2. Que fueron las reformas 3. En qué época y espacio ubicamos las reformas 4. En que estaban inspiradas y que pretendían. 5. Qué reformas se dieron y en que consistieron 6. Cuál fue el papel de los jesuitas. 7. Por qué los Jesuitas constituyeron una amenaza para la corona 8. Cuál es el resultado a largo plazo del trato dado a la iglesia 9. Cuáles fueron los efectos socioeconómicos de las reformas. 10. Cuál fue el papel de Gálvez, como reaccionaron los virreyes. 11. Que hubiese pasado en América sin estas reformas. Consulte: metrópoli, monopolio, criollos.