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Estas fases denominadas por Lain Entralgo como fases coejecutivas, compasiva y cognositiva, de la
comunicación entre dos personas son precisamente las que diferencian las verdaderas relaciones
interpersonales de otras interaccione humanas menos significativas como la establecida por un
policía de tránsito que nos señala una infracción o con una taquillera que expende un boleto para
un teatro.
En ese caso el concepto real de la relación médico – paciente es: una relación interpersonal
laboral de prestación de servicios.
Entre los aspectos que la diferencian de otras relaciones interpersonales solo son tres
fundamentales:
TIPOS DE ENFERMEDAD. – Los seres humanos estamos expuestos a miles de enfermedades que se
pueden clasificar de distintas maneras. Una forma de hacerlo es de acuerdo con sus causas;
siguiendo este criterio, existen 11 tipos fundamentales de enfermedades:
1) bacterianas, grupo que abarca padecimientos tan diversos como la fiebre reumática, la
tifoidea, la tuberculosis, el cólera y el botulismo;
11) Se llaman enfermedades iatrogénicas las que resultan del tratamiento médico; unas
veces son accidentales, pero generalmente se trata de riesgos calculados: se prescriben, por
ejemplo, medicamentos que causan trastornos momentáneos para poder curar o aliviar males
mayores.
Pero también en estas unidades se debe hablar de las enfermedades psicosomáticas. Son
enfermedades que no tienen una clara base biológica. En muchas ocasiones el enfermo se queja
de que “ya he pasado por varios médicos y no me encuentran nada… pero yo estoy mal”. Son
enfermedades reales pero provocadas por trastornos psicoafectivos. Una enfermedad muy actual
sería por ejemplo la fibromialgia
Es delicado situar la frontera entre las enfermedades psicosomáticas y las biológicas, además de
que, a su vez varía en muchos casos su grado de intensidad.
Podemos recorrer toda la gama de enfermedades, desde aquellas en las que los factores
biológicos, tóxicos, infecciosos, traumáticos o genéticos son determinantes, hasta afecciones en
las que lo son los factores psicosociales, en forma de emociones, de conflictos actuales o antiguos.
Porque, por ejemplo ¿qué hay más mecánico que un traumatismo? Sin embargo, muchas veces
vemos en los sujetos que son victimas de traumatismos, su propensión a los accidentes y esto
puede revelar que un factor emocional perturba su equilibrio afectivo.
Otro ejemplo que refleja estas interacciones es la tendencia a sufrir resfriados. Los desequilibrios
emocionales provocan estrés y afectan al tono vascular, concretamente a nivel de las vías
respiratorias superiores, que albergan bacterias o virus saprofitos. El estrés a su vez influye en la
bajada de defensas. El estado mental interviene de forma indirecta, pero real, en la resistencia a
las enfermedades infecciosas, influyendo sobre el terreno en el que los gérmenes patógenos
ejercen su acción.
En todo caso, hay que distinguir esta interrelación de una forma rigurosa, distinguiéndolos de los
acontecimientos que forman parte de la normalidad
Es posible que el médico acepte la enfermedad pero no el estar enfermo del paciente pero aun así
lo entiende de esta aceptación depende las posbilidades reales de recuperación del paciente.
El médico hace una lectura de estar enfermo desde una idea pre científica, que obedece a la
premisa de disociación mente - cuerpo, dando como resulta una lectura reduccionista y biologista
de la enfermedad.
MODELOS MEDICO PACIENTE. – Entre los modelos existen múltiples pero por su objetividad y
sentido práctico, valoramos la de Saszs y Hollender que consideran:
La relación activo – pasiva; que establece con enfermos inconscientes (por coma o
anestesia), o con aquellos que por su patología participan muy poco en la relación, como
el caso del paciente en las primeras horas de un Infarto Agudo de Miocardio. El medico se
comporta con el paciente como lo haría de un padre con su hijo de pocos meses.
La relación de cooperación guiada; se establece con sujetos posibilitados de recibir
orientaciones y cooperar en su tratamiento como el caso de ciertas afecciones agudas
(neumonía, pielonefritis) y crónicas (diabetes). Esta relación persigue lazos que garantice
la realización del tratamiento adecuado. El médico se comporta como un padre ante un
hijo adolescente.
La relación de participación mutua; se establece con pacientes portadores de afecciones
donde los factores psicosociales desempeñan un papel de gran significación (pacientes
psiquiátricos, enfermos psicosomáticos). Esta relación no sólo persigue el cumplimiento
del tratamiento, sino el control, en discusión frontal, de diferentes situaciones y actitudes
relacionadas con la génesis y la evolución de la enfermedad. El médico participa con el
paciente en la solución de sus problemas y se comporta como un adulto frente a otro
adulto.
LA ENTREVISTA EFECTIVA. – La primera entrevista que el médico realiza puede ser analizada
desde diversos puntos de vista. Dentro de la simple lógica y el sentido común se trata de su carta
de presentación ante alguien particularmente interesado en conocerle, no tan solo por quien se
trata, sino para captar su competencia profesional.
Psicologicamente , se trata de un encuentro de dos seres humanos “sui generis” uno de los cuales
se encuentra confrontando una aguda necesidad de ser comprendido y ayudado para poder
superar un grave conflicto personal que atañe su salud y amenaza su vida, el otro que durante
años ha esperado una oportunidad de esta naturaleza y para ello, ha estudiado y practicado la
medicina a lo, largo de una decena de años hasta estar totalmente calificado como para poder
asumir la cabalidad el rol que la humanidad le demanda y la ciencia le exige.
Es esta la autentica hora de la verdad para ambos cuanto hay un doble cuestionamiento que les
atañe; la capacidad de luchar por la salud y la vida propias por una parte, y la capacidad
profesional de hacer que esta lucha sea breve y este coronada por el éxito.
Se trata de un trabajo dotado de dos virtudes básicas: lograr la mayor y la mejor información
posible del hombre enfermo a través del diálogo y la observación transversal y de insinuar en él las
mayores dosis de fe, confianza y seguridad en el profesional que le atiende.
Se trata sin duda de tres aspectos distintos que se funden en un acto rutinario que a veces el
medico cumple de manera defectuosa porque se encuentra agobiado por la carga de trabajo
limitado por las condiciones de ambiente o frustado porque no se siente adecuadamente
remunerado.
La Anamnesis. – Se puede decir como el arte de ser medico que se refiere básicamente a la
buena capacidad de establecer adecuadas relaciones interpersonales, es justamente en esta
entrevista cuando se pone a prueba y si la circunstancia es bien aprovechada puede devenir
en beneficio reciproco de ambos protagonistas.
Por otra [parte para el médico puede ser más comodo considerar que su actuación no puede
ser calificada o sometida a observación y asi mostrarse un poco inclinado a realizar un análisis
de las interacciones con su paciente, en las cuales su propia ansiedad juega un papel
significativo.
La entrevista así juzgada es una especie de broche que asocia al terapeuta y al paciente en un
tipo de relación interpersonal realmente singular.
Sullivan afirma que el entrevistado no puede ser bombardeado por preguntas que se formulan
incesantemente por una hora o más, asi que es bueno que el paciente hable libremente pero
malo que lo haga indefinidamente.
La anamnesis debe ser suficiente como para poder formular diagnostico clínico inicial [para
luego ser comprobado e investigado por el examen físico y exámenes complementarios. Si tal
no ocurre se embarca a ciegas la solicitud de decenas de exámenes de laboratorio y
radiológicos.
Puede haber también que los parientes estén más enfermos que el propio paciente como en
caso de trastornos neuróticos así llegan a interferir en el tratamiento o involucrarse en el
procedimiento médico con la absurda pretensión de colaborar o de supervisar las acciones
médicas por lo que el; facultativo no debe dejarse engañar.
Desde hace algún tiempo, el cumplimiento terapéutico es una preocupación entre los
profesionales de la salud, ya que los estudios demuestran que el grado de cumplimiento entre la
población no se puede considerar suficientemente bueno. En general, está demostrado que cerca
de la mitad de los pacientes no siguen las recomendaciones de los profesionales de la salud, lo que
acostumbra a traducirse en un mal control de la enfermedad.
Se suele dar en trabajos sociales que implican el trato con personas e importantes exigencias
emocionales en la relación interpersonal (personal sanitario, docentes, policías, etc.), que resultan
en un deterioro, desgaste o pérdida de la empatía.
Aunque este síndrome se da mayormente en el ámbito laboral, cada vez más a menudo aparecen
casos de burn-out en estudiantes. Los afectados suelen ser personas que se esfuerzan
excesivamente en sus estudios o que se sienten "agobiados" en las temporadas de exámenes. Esto
suele ocurrir cuando al estudiante le cuesta mucho trabajo entender y memorizar las cosas, y por
ello tiene que esforzarse más de lo normal. Si el síndrome se prolonga, el afectado suele
abandonar los estudios y padecer depresión.
A los propios síntomas del estrés a nivel corporal, se suman múltiples molestias: insomnio, dolor
de cabeza, mareos, dolores musculares, trastornos digestivos, infecciones, manchas o afecciones
en la piel, trastornos respiratorios y, circulatorios o digestivos (variaciones en el peso).
Causas: El síndrome burn-out suele deberse a múltiples causas, y se origina siempre en largos
períodos de tiempo. Se ha encontrado en múltiples investigaciones que el síndrome ataca
especialmente cuando el trabajo supera las ocho horas, no se ha cambiado de ambiente laboral en
largos periodos de tiempo y la remuneración es inadecuada. Sin embargo, en personas que
trabajan en amplias jornadas pero bien remuneradas es poco común la presencia del síndrome.