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MATEMÁTICAS
PLACER, PODER, A VECES DOLOR
Una mirada crítica sobre la matemática y su enseñanza
Maquetación y diseño
de la colección: Miguel Ángel Tejedor
Editora técnica: Tamara de la Vía
Introducción ................................................................................. 11
Un secuestro sin pistola
!!!
Mirando hacia nosotros sin dogmas
Acerca de este libro
Matemáticas y Política................................................................. 85
¿Matematizar la política o politizar la matemática?
En busca del “mejor” sistema electoral
Índices de poder
La instrucción en probabilidad cuestiona la superestructura judicial
El tertium non datur contra la superestructura represiva
Un discurso liberador
Matemáticas y artes. Literatura ..................................................103
La emoción estética
Matemáticas y literatura
Sin conclusión
Cuando los nazis llegan al poder en 1933, Hanns Johst escribe Schlageter,
una exaltación de la ideología nazi como homenaje a Hitler en su cuadra-
gésimo cuarto cumpleaños. La famosa cita «cuando oigo hablar de cultura,
echo la mano a mi pistola» parece ser una adaptación de «Wenn ich Kultur
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primer acto de la obra, donde Thiemann trata de convencer a Schlageter de
que deje de preparar un examen: la lucha es más importante que el estudio.
La máxima se le ha adjudicado a Goebbels, Von Schirach, Millán Astray y
otros muchos que entraron con pleno derecho en la historia de la indigni-
dad. Pero no deja de ser cierto que la brutal sentencia pasó a la posteridad
como una de las interpretaciones más radicales del término «cultura», al
contraponerlo a la barbarie institucionalizada y la violencia de la sinrazón.
Se puede entender la cultura como el conjunto de restricciones dirigi-
das a someter los impulsos primarios para conseguir la socialización, en
la línea freudiana de El malestar en la cultura (1930), aunque en general
el término suele extenderse a todo el legado evolutivo e histórico, en el
sentido más amplio, puesto al servicio del hombre para interpretar, trans-
formar y disfrutar. Las acepciones segunda y tercera del diccionario de la
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este sentido:
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12 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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al ensimismamiento y el goce, también puede ser un arma de potencial
incalculable en manos de la ciudadanía, al servicio de la crítica, la or-
ganización y la transformación de las más diversas parcelas de la reali-
dad. Pero ¿es esta una posibilidad entre otras muchas para interpretar y
transformar el mundo e incluso gozar en él y de él o posee la matemática
un carácter especial?
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Piergiorgio Odifreddi (matemático, prestigioso profesor de Lógica, ensa-
yista y también activista a favor de la laicidad efectiva del Estado) en agos-
to de 2013 como contestación a su libro Caro papa, ti scrivo (2011), una vez
abandonadas sus obligaciones papales.
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conciliar la idea de un sujeto libre con la de racionalidad matemática, el
existencialismo sartreano con la teoría platónica de las ideas. Para él, las
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saber del ser-en-tanto-ser se dispone por medio de una teoría pura de lo
múltiple, por la historicidad discursiva de las matemáticas» (1988: 15).
Es cierto que no tendríamos por qué haber recurrido a ninguno de los
dos personajes citados para resaltar la importancia de la matemática. Su
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un elemento fundamental en el desarrollo histórico de la humanidad, al
tiempo que se fue equiparando en el imaginario colectivo con la esencia
del pensamiento más puro. La matemática está ahí, de su importancia
pocos dudan, pero no deja de llamar la atención que dos intelectuales tan
distantes coincidan al atribuirle ese carácter especial; para uno es la única
ciencia en el sentido estricto de la palabra, para el otro la ontología, para
ambos la exclusión de la arbitrariedad y la garantía de la razón. La fe se
doblega en cierto sentido a la razón, y la razón dialéctica se pliega a la
matemática como única ontología posible.
14 IIQ#&Q$#J$QJ&J
Con la edad tendemos a mirar hacia los orígenes. Pasamos revista a nues-
tro yo histórico, incluso reconsiderando a veces posiciones que en su día
nos parecieron obsoletas para reinterpretarlas desde un nuevo conoci-
miento; la reconstrucción de nuestro yo interno se torna fundamental.
Y, aun siendo conscientes de que el nosce te ipsum no tiene demasiado
valor al pretender elevarlo a categoría general, el problema es que no te-
*IJNQQR* 15
nemos a mano otro sujeto para tratar de averiguar con la misma profun-
didad cuándo y cómo aprendió todo lo que sabe, ya fuese mediante algún
método gozoso o creativo, ya fuese memorizando, entendiendo a medias
o la décima o diezmilésima parte de lo estudiado, que abarcaba desde el
principio de Arquímedes hasta los teoremas de isomorfía o los simplex y el
producto tensorial de los apuntes del Selectivo de Ciencias, a los 16 años;
desde los Diez Mandamientos de la Ley de Dios hasta la doctrina social de
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ronas echando mano de «toda esa amalgama de textos clásicos, lenguas
muertas, fechas y hechos históricos, obras literarias sobre las que se pasa
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metidas con las cuestiones del aprendizaje, aunque les sea difícil olvidar
ese modo de enseñar, representa el paradigma de la antieducación.
Pese a que nuestras reconstrucciones del pasado estén muy deforma-
das, no deja de ser cierto que a veces, a posteriori, hemos reinterpretado y
llenado de contenido una serie de conocimientos como proceso de super-
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dichos conocimientos y enfocándolos hacia la consecución de un mundo
mejor, con un resultado más bien nulo a nivel global pero discretamente
positivo en nuestra formación.
De todas formas, conviene dejar claro que, aunque la mayoría de la
gente de nuestra generación que sabe algo o mucho ha evolucionado de
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punto de vista estructural era omnipresente, y el uso de símbolos aprendidos
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confusión en todos aquellos que no teníamos la experiencia ni la madurez
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de segundo nivel; se nos escapaba tal problemática. Pero el respeto casi re-
verencial por el «conocimiento moderno» emanado de la autoridad, tanto
matemática como política, bloqueó en principio cualquier actuación contra
aquel simbolismo exagerado y mal concebido, que dio lugar a toda clase de
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lidó una rutina en las antípodas de lo que debe ser cualquier metodología
de aprendizaje. Se había seguido miméticamente el modelo francés. En el
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Para que los jóvenes sean capaces de asimilar aquello que necesitan, es indis-
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enseñarles a desenvolverse en situaciones complicadas, poniendo a su alcance
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a enseñar tal o cual teoría sumamente elegante pulida por varios siglos de
trabajo, pero que hoy ha quedado aislada.
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que engloban una gran cantidad de casos particulares de aplicación inmedia-
ta. En la geometría elemental, por ejemplo, habría que poner de relieve
lo antes posible la estructura afín del plano o el espacio, utilizando en
ambos casos el álgebra vectorial. Después sería conveniente utilizar
de un modo u otro el producto escalar, que permitiría reducir a unos
cuantos cálculos sencillos la geometría métrica habitual.
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mo o cualquier otra corriente de moda. Pero el caso es que las sugerencias
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convirtieron en técnica, se escribieron los libros de texto necesarios y se
pasaron por alto durante demasiado tiempo los resultados adversos. En la
recreación estructuralista, se prescindió de toda heurística y se creyó en-
contrar una solución normativa para el aprendizaje de las matemáticas en
todos los niveles educativos. Del fracaso alcanzado aún quedan resquicios
hoy en día, y volver a interpretar las cosas en términos equilibrados no fue
ni es, precisamente, una cuestión sencilla.
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las pocas voces en contra que clamaban en el desierto de la intransigencia:
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24 IIQ#&Q$#J$QJ&J
los demás intelectuales», señala Holton (1996: 83). Desde la otra orilla,
el crítico e historiador de la literatura Lionel Trilling, en la conferencia
titulada «La mente en el mundo moderno» (1972), ya daba testimonio de
este problema:
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perimentada como una herida producida en nuestra autoestima intelectual.
Todos estamos de acuerdo en permanecer en silencio ante esta humillación,
pero ¿podemos dudar de que tiene sus consecuencias, de que introdujo en
la vida de la mente un elemento de duda y alienación que se debe tener en
cuenta en cualquier estimación que se haga sobre la suerte de las mentes pre-
sentes? (Trilling ápud Holton, 1996: 84)
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trasgos del bosque.
A nuestro juicio, la insistencia de los medios de difusión en la impor-
tancia de las matemáticas, en unos tiempos en que las certezas económi-
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ca es para mucha gente: una ciencia misteriosa (al alcance de unos pocos)
que, además de aportar un discurso racional, también sirve para esgrimir
argumentos de autoridad, y no solo referentes a cuestiones económicas
o sociales, sino incluso cuando se trata de temas tan pasionales como los
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(hinchas y periodistas deportivos) suelen emitir juicios «matemáticos»,
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las prácticas sociales son examinadas constantemente y reformadas a la
luz de nueva información sobre esas mismas prácticas. Así se altera su
carácter constituyente. Pero, a diferencia de los factores que actúan en la
sociedad tradicional, ni la información ni el conocimiento nos brindan
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nocimiento lo es en el antiguo sentido del término, cuando «saber» era
tener certeza de algo; y esto tanto se puede aplicar a las ciencias de la na-
turaleza como a las sociales.
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demócrata haya que saber mucha física. Simplemente se trata de asumir
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potenciándose mutuamente. Sustraerse al poder hipnótico de los mitos
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el primer paso hacia la libertad, que empieza necesariamente con la liber-
tad de pensamiento. Tampoco es casual que la iluminadora llama de la
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esa marca el comienzo de la Edad Contemporánea ni que Marx y Engels
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en alguna medida y en el mejor sentido de la palabra, divulgadores. Solo
28 IIQ#&Q$#J$QJ&J
la cultura nos hace libres, y sin ciencia no hay verdadera cultura. Y esto ya
Analfabetismo matemático
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un buen acopio de datos sobre cómo ciertas decisiones o juicios subjetivos
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cen nada intuitivos y, de hecho, los mencionados autores comprobaron
cómo hasta algún experto en probabilidad aplica incorrectamente razo-
namientos heurísticos a situaciones que debiera controlar sin problema.
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desacertadas a la hora de tomar decisiones cuando el razonamiento pro-
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365·365·365·365·...
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Si el grupo es de 23 personas, la probabilidad anterior es de
0,50729723, con lo cual, a partir de ese número, es más probable
la coincidencia que la no coincidencia. Para 30 personas supera el
70 %, y para 70, el 99 %.
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una ha ido al destino correcto
Un agente electoral tiene n sobres con nombres y direcciones im-
presos en los que debe meter n cartas personales. Si introduce las
cartas en los sobres al azar, ¿cuál es la probabilidad de que por lo
menos una vaya en su sobre?
Es este el típico caso en el que una teoría formalizada nos permite dar
con una solución elegante. Una aproximación heurística para no ini-
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formas, implicaría, aun empleando un lenguaje todo lo informal que
se quisiera, explicar una parte considerable del cálculo combinato-
rio. Los no iniciados en probabilidad pueden comprobar cómo se es-
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com/Azar-Ciencia/Metodos/Montmort-Juego-del-Trece.htm.
Como acontece en los lugares más insospechados de la matemáti-
ca, aparece el número e; conforme aumenta n, la probabilidad se
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Para n = 5 obtenemos una probabilidad de 0,6333
Para n = 10, p = 0,63212054
Para n = 30, p = 0,63212056
Para n = 100, p = 0,632120559
Mientras que:
P(ganar sin cambiar de puerta) = P(ganar sin cambiar de puerta/ha-
ber escogido coche) · P(haber escogido coche) + P(ganar sin cambiar
de puerta/haber escogido calabaza) · P(haber escogido calabaza) =
1 · 1/3 + 0 · 2/3 = 1/3
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por el método de Montecarlo, incluso utilizando una simple hoja
de cálculo, pero, en todo caso, también llegaría al mismo resultado
si las reglas del juego estuvieran claras y el presentador siempre
abriera una puerta. Por lo tanto, la elección del concursante para
optimizar la probabilidad de éxito está clara: cambiar de puerta,
diga lo que diga el público.
P(enfermo/+) = P(+/enfermo)P(enfermo)/[P(+/enfermo)
P(enfermo)+P(+/sano)P(sano)] = 0,98 · 0,001/(0,98 · 0,001 + 0,02 ·
0,999) = 0,04675573
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dad fue tratada en su dimensión estética antes de que se llegase a la geometría
de forma racional, por medio de la abstracción y la teorización. Este hecho
evidencia una característica de la matemática que aparecerá con frecuencia
en su historia: a través de la belleza sensible se va pasando a la búsqueda y
creación de la armonía intelectual. El número y la idea de espacio, marcas pri-
migenias en su naturaleza, se heredan, evolucionan y se reinterpretan en las
sucesivas ampliaciones del desarrollo de la matemática y su campo de acción.
La Grecia del siglo vi a. C., donde se gestó una matemática con carac-
terísticas semejantes a las que presenta la que hoy practicamos, poseía un
extraordinario entusiasmo por la racionalidad. Allí se le otorga primacía al
convencimiento por persuasión en las relaciones humanas frente a la im-
posición por la fuerza, que era propia de las civilizaciones más primitivas.
IIQ$QN&INJQ 39
Las sensaciones son, por lo tanto, intransmisibles, o mejor dicho, todo lo que
es cualidad pura en ellas es intransmisible e impenetrable por siempre. Pero no
sucede lo mismo con las sensaciones entre estas sensaciones. Desde este pun-
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sólo a las puras relaciones. Ciertamente, no iré tan lejos como para decir que la
objetividad es sólo puramente cuantitativa (esto sería particularizar demasiado
la naturaleza de las relaciones en cuestión), pero comprendemos cómo alguien
pudo haber llegado a decir que el mundo es únicamente una ecuación diferencial.
Con la debida reserva respecto a esta proposición paradójica, debemos ad-
mitir que nada es objetivo si no es transmisible y que, por consiguiente, las
relaciones entre las sensaciones pueden tener por sí mismas un valor objetivo.
Quizá se dirá que la emoción estética, común a toda la humanidad, es prueba
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mas para todos los hombres y que, por tanto, son objetivas.
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ocupa un lugar en la trama de nuestras asociaciones de ideas, de tal forma que
40 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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forma didáctica y donde aparece por primera vez la necesidad explícita de
introducir los números complejos.
Al tratar de resolver el problema «Sea x3 el volumen de un cubo de
arista x y 15x el volumen de un paralelepípedo rectángulo cuya área de
la base es 15 y cuya altura es igual a la arista del cubo; determínese x de
modo que x3 = 15x°]^{$'
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no se puede hacer. Sin embargo, es fácil darse cuenta de que x = 4 es una
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que hallé una prueba.
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(1629). Descartes (1637) introduce los términos «real» e «imaginario».
pasó a ser representada por la letra i a partir de Euler (1777), quien obtuvo la
fórmula eSi + 1 = 0, en la que aparecen relacionados los números más importan-
tes. La expresión «números complejos» la utilizó por primera vez Gauss (1831).
Pero la apertura conceptual y la carrera globalizadora siguen. En elec-
trónica y electricidad, el análisis de circuitos de corriente alterna se realiza
con la ayuda de los números complejos. La impedancia y la potencia apa-
rente son magnitudes que toman valores complejos. También basándose
en los números complejos, Hamilton (1843) introduce una multiplicación
de vectores en el espacio de cuatro dimensiones. Construye el álgebra no
conmutativa de los cuaterniones (a,b,c,d) = a + bi + cj + dk, donde a,b,c,d
son números reales e i2 = j2 = k2 = ijk = -1; un constructo muy importante
en el desarrollo de la física moderna.
Además, el cálculo diferencial de variable compleja se hizo indispensable
en la física. Lo utilizan desde los hamiltonianos que describen el comporta-
miento de las partículas atómicas hasta la teoría cuántica de campos, y ha
adquirido un gran desarrollo debido a su aplicación a la teoría de cuerdas. En
los libros de divulgación
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que leídos, pueden documentarse todos aquellos no expertos en estos temas,
con cierta formación básica, que estén dispuestos a dedicarle un número con-
siderable de horas a esta penetración de lo imaginario en la realidad.
Y más. Los números complejos son muy útiles en aerodinámica.
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mente sencillas, construyó una curva en el plano complejo que repre-
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una fórmula que permite calcular la fuerza necesaria para que un avión
se mantenga en vuelo.
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dimientos (algoritmos) recursivos (iterativos o recurrentes) en el pla-
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fractales. El término «fractal» fue propuesto por Mandelbrot en 1975,
y el conjunto que lleva su nombre quizá sea el más conocido entre esas
formas geométricas de dimensión fraccionaria que sirven tanto para
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fenómenos impredecibles, que pueden ir desde el tiempo atmosférico
hasta la evolución de la bolsa. Von Koch (1904) y Julia (1910) fueron los
pioneros en dar con estos conjuntos autorreferentes. Hubbard (1979) re-
solvió la ecuación x4 – 1 = 0 con ordenador, usando el método de aproxi-
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Al representar las aproximaciones que iba consiguiendo para diferentes
valores iniciales, correspondientes a cada una de las cuatro soluciones,
también produjo geometría fractal. Y estos fractales, que permiten di-
señar (o modelizar) objetos y fenómenos de la naturaleza de lo más di-
versos, incluso pueden considerarse la base de un nuevo tipo de arte del
que no quedan excluidas la música o la literatura; ¡y todo gracias a los
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objetivo de la matemática que se enseña en la escuela, por eso sería desea-
ble marcarse como meta un conocimiento más profundo y menos rutina-
rio. De todos modos, no se requiere demasiada experiencia para que en
ciertas ocasiones, ante la contemplación de una verdad matemática, aquel
mínimamente instruido se asombre, como puede suceder con algunas de
las muchas demostraciones del teorema de Pitágoras.
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vaba seis meses en el cargo, dio con una curiosa demostración. De la si-
guiente construcción, igualando la suma de las áreas de los tres triángulos
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términos, se obtiene el teorema:
44 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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keley o las diatribas de Vico contra el álgebra son un buen ejemplo de ello.
Y, frente a la indiscutible belleza de algunos teoremas elementales eucli-
dianos o de la fórmula de Euler antes citada, nos encontramos con la an-
tiestética ;'
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puede ser coloreado con tan solo cuatro colores diferentes, de forma que
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poner incluso en cuestión el propio concepto de demostración matemática.
Appel y Haken consiguieron demostrar el teorema en 1976, y a partir de ahí
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ante la verdad matemática canalizada mediante los ordenadores. La nada
estética demostración consistió en una cadena de pasos lógicos que, escru-
tados uno a uno, conducirían al resultado deseado. La conjetura establecida
a mediados del xix quedó reducida al estudio del comportamiento de 1 482
mapas diferentes, que la máquina tardó unas 1 000 horas en comprobar.
Los que adoptan un punto de vista funcional consideran que el goce es-
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de la verdad y aducen además que las demostraciones convencionales (por
lo menos en los primeros intentos) distan mucho de estar libres de error. Si
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demostraciones de cientos o incluso miles de páginas (a título de ejemplo,
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autores, consta de 15 000 páginas). Además, son tan complicadas que pue-
den pasar años hasta que son comprobadas por expertos en su totalidad.
Aun así, los matemáticos siguen estando de acuerdo, normalmente, en
que una demostración es elegante si la cadena deductiva que a ella condu-
ce es corta, sin llamadas a complicados teoremas y corolarios previos que
vengan en ayuda de la argumentación principal. Hardy (1940) menciona
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(Ode on a Grecian Urn, 1820: líneas 49-50).
IIQ$QN&INJQ 45
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Si elevando al cuadrado una fracción,
Sin factores comunes a ambos lados,
Obtuvieras un dos de resultado,
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El cuadrado del miembro superior
Duplicaría al del denominador
Desprendiéndose de esta coyuntura
La paridad de aquel fuera de duda.
Mas observa: si el numerador es par
También lo sería su cuadrado,
Y ahora el dos tendría que formar
Parte del denominador factorizado.
La hipótesis sentada en un principio
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De la fracción supuesta irreducible
Ambos miembros por dos son divisibles.
Sobre la relación de las matemáticas con las distintas artes y de las ca-
racterísticas comunes que puedan compartir hablaremos en capítulos pos-
teriores. Acerca del goce que el ensimismamiento matemático pueda pro-
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rican Association for the Advancement of Science, introdujo el término
«etnomatemática» para expresar que las matemáticas están cultural-
mente embebidas en la sociedad y tienen sus raíces en las realizaciones
continuas de las actividades cotidianas de sus miembros: contar, ubicar,
IIQ$QN&INJQ 47
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mino equivocado: «Los profesores y el público en general no suelen decir
que las matemáticas y la cultura están conectadas. Y, cuando ponen de
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multiculturales como una curiosidad. Estas actividades se suelen referir
al pasado de una cultura y a culturas muy alejadas de la de los chicos en la
clase. Esto ocurre porque puede que los profesores no entiendan cómo la
cultura se relaciona con los niños y su aprendizaje». En el mismo sentido,
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de las culturas como, por ejemplo, enseñar a operar con números romanos
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es relacionarla con las pautas culturales de la gente».
Este enfoque, que resalta el anclaje cultural de las matemáticas, es el
que nos lleva a preguntarnos si algunos de sus valores intrínsecos ayudan a
la gente a entender el sentido de la vida y del mundo, dotándola de herra-
mientas que la aproximen a una mejor comprensión humana. Se construye
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valores iniciales se transforman, se universalizan. También es cierto que la
vida social no es algo al margen de la superestructura ideológica y, por tan-
to, de los mandatos del mercado. En consecuencia, el gran poder difusor
y encantador de las grandes corporaciones dirigidas al consumo infantil
uniformiza las mentes hasta extremos hace poco impensables: las ante-
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los dinosaurios, coches y aviones parlantes o el último engendro de la fac-
toría Disney se convierten en referencias con muchas más posibilidades
constructivas que cualquier juego ancestral. El imaginario de los niños de
48 IIQ#&Q$#J$QJ&J
hoy está cada vez más homogeneizado, y la mayor parte de los intentos
de recuperación de lo popular, de lo genuino, suele quedarse en simple
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una aproximación didáctica encaminada a hacer converger los intereses
de los ciudadanos en formación con la cultura, en el sentido más amplio,
resaltando la universalidad de los valores que subyacen en la matemática.
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dar una respuesta a la pregunta «¿qué es la matemática?». Entre las res-
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al concebirlas como un fenómeno sociocultural:
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cantilistas e ideológicos para dominar, controlar y ganar, se hace necesa-
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además de ampliar sus horizontes de goce, adquieran capacidad de en-
tendimiento y, por tanto, de crítica. En este proceso, la matemática, como
fenómeno cultural y social, no puede arrogarse la pretensión de neutrali-
dad porque, junto a otras disciplinas, está indefectiblemente vinculada a
la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.
Sobre los numerosos aspectos del quehacer matemático y su enseñan-
za, que debieran involucrarnos como miembros responsables de una so-
ciedad global, existen abundantes declaraciones de instituciones y las más
diversas aportaciones de matemáticos (véanse las Ethical Guidelines de la
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cos que consideran consustanciales a la actividad matemática, entre ellos
el sometimiento a la realidad, el espíritu crítico, la aceptación de la verdad
y la belleza, la integridad profesional, la modestia intelectual en la bús-
queda del conocimiento, el interés por ayudar a solucionar los problemas
más graves de la sociedad, el sentido de libertad, comunidad y coopera-
ción con otros y el respeto a la dignidad humana y la capacidad matemáti-
ca dondequiera que se encuentre, sin atender a raza, género, pertenencia
étnica, edad, orientación religiosa o política, etc.
50 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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cribir y comprender en toda su profundidad los mecanismos de la natu-
raleza, para capturar su esencia, para predecir cómo evolucionarán en el
tiempo.
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guaje de las matemáticas, que sin las matemáticas no hay comprensión
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formula las leyes que rigen el movimiento de los objetos bajo la acción de
las fuerzas, ya se trate de la caída de una manzana, la órbita de la luna o los
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ceso en cuanto a su variación respecto al tiempo. Pero lo más curioso y a
la vez apasionante es que, de manera simultánea e independiente, Lei-
bniz llegase al cálculo diferencial desde una motivación completamente
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ideas, arremetió contra él y lo sometió a una campaña de difamación que
tuvo como consecuencia el alejamiento durante muchísimos lustros entre
los matemáticos de la isla y los del continente. Eso sí, a modo de desagra-
vio histórico, la notación de Leibniz, que presentaba importantes ventajas
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tecido con el desarrollo de otras muchas ramas de las matemáticas, sin
caer en determinismos mecanicistas y más allá de la genialidad de los dos
personajes, no parece una hipótesis demasiado arriesgada suponer que
las condiciones en las que se encontraba el conocimiento matemático en
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Aunque es innegable que la observación de los fenómenos físicos y el
intento de controlarlos han inspirado una gran parte de la creación mate-
mática a través de la historia, muchos matemáticos tienden a ver su disci-
plina como un cuerpo de conocimientos con vida propia, una especie de
IIQ$QN&INJQ 53
El matemático observa una parcela del mundo real, que incluye su propio
mundo mental y el universo exterior en toda su complejidad. Encuentra en él
unos cuantos elementos que le parecen reducibles a simbolización, a manipu-
lación racional. Comienza a jugar mentalmente con estos elementos. Explora
sus relaciones mutuas, introduce estructuras más complicadas que parecen
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sentido estético y lúdico de su espíritu y por su afán de una visión simple,
unitaria, intuitiva de tales estructuras. Construye un nuevo mundo a su me-
dida, aunque no enteramente a su antojo, pues se atiene a una cierta realidad
externa inicial y a las exigencias de coherencia mental interna.
Y sin embargo, de modo insospechado resulta que el mundo real parece adap-
tarse perfectamente a nuestro mundo matemático de manera que éste es ca-
paz de explicar en grado bien satisfactorio estructuras muy complejas de la
realidad física, química, biológica, económica, sociológica,…
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IIQ$QN&INJQ 55
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términos sociales al que podamos acudir para encontrarlas. Y, en lugar de
tener una clara ubicación en el mundo, parecen impregnarlo todo a modo
de redivivo éter. Utilizando una metáfora más arriesgada, diríamos que
las matemáticas son el bosón de Higgs de la sociedad, en el sentido de
que esa partícula, escondida hasta ahora, es crucial para entender la masa
que los físicos observan en todas las demás partículas elementales y que
constituye su propiedad más básica y característica. Así, las matemáticas,
invisibles, operan para dar sustancia a las sociedades modernas.
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demás disciplinas en cuanto a su generalidad. Esta generalidad tiene dos
caras, la heterogeneidad y amplitud de la gama de áreas en que se utilizan
y la naturaleza de dicha utilización. A pesar de la diversidad de áreas en
que se aplican, la participación de las matemáticas en ellas se basa en un
conjunto relativamente limitado de cuestiones generales, enfoques, teo-
rías, métodos, resultados y técnicas que en esencia son iguales en todos
los contextos, aunque estén dispuestas en un continuum de apariencias.
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no de consistencia era innecesario en la vieja axiomatización euclidiana
porque en ella se suponía que los postulados establecidos eran ciertos en
alguna realidad, y con eso bastaba. En la nueva concepción los axiomas ya
no expresan verdades, lo importante es su consistencia, que tiene que ser
investigada; lo sustancial es la relación entre los objetos, no los objetos
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pero no alienándose en un esencialismo castrante, sino poniendo su her-
menéutica cantoriana al servicio de la revolución. La utilización de un
Sirva la digresión anterior para dejar claro que delimitar los campos
de aplicación de la matemática o emitir sentencias sobre su condición
progresista o reaccionaria no es ni fácil ni riguroso; la matemática más
abstracta puede servir para basar en ella discursos antixenófobos y, en
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revestidas de conceptos elementales y con ornamentos prescindibles se
pueden poner al servicio del neoliberalismo más agresivo, como es el caso
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hablaremos en otro capítulo.
Volviendo a la caracterización de los sistemas axiomáticos en la actua-
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nirlos». Tiende un puente entre el modo de hacer de los físicos y el de los
matemáticos: «un sistema axiomático es una ventana a través de la cual un
elemento, un grupo, un espacio topológico o la recta real, puede ser visto
bajo diferentes ángulos que revelarán posibilidades insospechadas hasta
ese momento». Para él, hay un universo teórico conjunto que se puede
contemplar desde diferentes perspectivas. Los objetos matemáticos no in-
dican ninguna preferencia intrínseca de ser utilizados en una u otra teoría.
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jetos matemáticos como tales, aunque se presten a las más diversas in-
terpretaciones. Pero ¿son esos objetos neutros en sí mismos?, ¿se reserva
algo el mundo matemático que está por encima de cualquier axiomática?
o ¿el discurso matemático es exclusivamente mera plasticidad? Quizá
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matemáticas contemporáneas, independiente del realismo, el antirrealis-
mo, el idealismo o el platonismo ingenuo, y entonces los intentos mate-
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ontología serían solo algunas de las múltiples posibilidades. Además, no
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exclusiva de la matemática. Sin ir más lejos, Whitehead, muy preocupado
por los fundamentos de las matemáticas, en Process and Reality: An Essay
in Cosmology^}{ <> ;
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matemática y su práctica, los peligros subyacentes a la creciente matema-
IIQ$QN&INJQ 59
¿Por qué las matemáticas tienen tanto poder? Ya hemos apuntado ante-
riormente que el pensamiento matemático tiene toda la potencia del ra-
zonamiento hipotético, que no es poca: la posibilidad de prever algunas
consecuencias a partir de diferentes hipótesis antes de que se ejecuten las
acciones correspondientes. Y, aunque nadie deba temer por las conse-
cuencias inmediatas del razonamiento matemático, este puede conducir,
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Keitel, Kotzmann y Skovsmose (1993) denominaron «sistema de conoci-
mientos implícitos»:
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así como de seleccionar las nuevas preguntas. En esta deriva la ciudadanía
permanece cada vez más al margen de la formación de opiniones funda-
mentadas y la toma de decisiones políticas cruciales para su vida. Se limita
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Uno de los problemas esenciales que enfrenta la democracia en la so-
ciedad altamente tecnológica es el desarrollo de un pensamiento crítico a
la altura del actual desarrollo social y tecnológico. Si la interpretación del
concepto de democracia no está restringida al procedimiento de la elec-
ción de un cuerpo de diputados, sino que incluye también la participación
y elementos de democracia directa, el estatus de los constructores parece
discutible. El concepto de ciudadanía debe contemplar la posibilidad de
responder a las autoridades. Por tanto, las decisiones tomadas mediante
modelos matemáticos tienen que ser asequibles para los consumidores
desmatematizados, y para eso se necesita un horizonte más amplio de in-
terpretación y comprensión del conocimiento matemático, más allá del
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una competencia técnica para el análisis y la previsión de las consecuen-
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62 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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otra aplicación posterior. En este contexto, el término «matematización»
queda restringido a la conversión por parte de los alumnos de textos casi
realistas en ecuaciones, algoritmos, etc. Pero el objeto del proceso de ma-
tematización no debe ser tan simple como en el caso del problema mode-
lo, sino que también puede llevarse a cabo a partir de una descripción más
auténtica de una situación compleja.
Si atendemos a procesos sociales de matematización y desmatemati-
zación, los aspectos epistemológicos e ideológicos que están en el fondo
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conceptos de la matemática escolar enfocados hacia la matematización de
situaciones cotidianas o profesionales, supuestamente auténticas, están
afectados por una crítica aguda. El principio didáctico de la matematiza-
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das, no logra captar el hecho de que el mundo de los estudiantes ya está
repleto de construcciones y procesos de base matemática. La matemática
es un recurso para la generación de nuevas realidades, no solo mediante la
preparación de descripciones de actividades en teoría reales, sino también
mediante la colonización, penetración y transformación de la realidad,
ya que los modelos matemáticos desplazan a la realidad misma que ori-
ginariamente intentaron explicar. En consecuencia, cualquier discusión
didáctica sobre matematización debería tomar en consideración los pro-
cesos sociales para los cuales han sido desarrollados, implementados y
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de una educación matemática crítica, es decir, sobre los elementos sustan-
tivos de una enseñanza de las matemáticas que tome en consideración los
procesos de matematización y desmatematización en relación con el poder.
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IIQQJ*J
laterales producidos por los ajustes de unas cifras sagradas. Mas, por mucho
que se empeñen en su cruzada, al amparo de la ciencia existen otras repre-
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respetuosas con el planeta que heredarán las generaciones venideras.
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medida. También sabe lo que es una predicción y por eso no le extraña que,
cuando los expertos hacen de pitonisos,
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po al que pertenezcan. Si la doma de la serie temporal de una sola variable
ya resulta problemática a la hora de hacer predicciones, ¿cómo no va a serlo
la de un conjunto de variables cuyos valores, en muchos casos, ya se han
obtenido mediante estimaciones? ¿Tenemos todos que saber muestreo y
econometría para desenmascarar las limitaciones de los modelos o las ex-
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sea la economía real, en la contabilidad nacional se usa una metodología
que los expertos tuvieron a bien armonizar. En consecuencia, pueden esta-
blecerse comparaciones entre países, lo que no deja de ser cierto, pero con
algunos matices. Así, sin que nada mudara en la economía real y de acuerdo
69
IIQQJ*J 69
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y eso es muy importante. Cosas de la ciencia económica.
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2012, 13 000 ya estaban domiciliados en Luxemburgo ~posible futuro
desembarco de las sicavs españolas~, se nos ocurre que no estaría mal
cambiar un poquito la metodología a base de imputar también algo de eso
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parados y los activos, pero estos últimos vienen dados por la suma de los
parados más los ocupados; las dos cantidades se obtienen por estimacio-
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al aplicarla a pequeñas parcelas de la realidad, poco más hace que vislum-
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ro o algún desastre natural no den al traste con todo el invento. Sin em-
bargo, los que estamos convencidos de que la política debe gestionar las
mejores condiciones de vida posibles para la mayor parte de la población
no llegamos a entender cómo, en un mundo donde se constata la cada
vez mayor brecha abierta entre pobres y ricos, no se actúa directamente
sobre la desigualdad económica, condición sine qua non para encarnar
cualquier concepción de justicia social.
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divina. El efecto de los recortes y el desmantelamiento del estado de bien-
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o un 1,3 en términos de decrecimiento son el acabose, más debería serlo el
incremento de unas centésimas en el índice de Gini, que tiene una inter-
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de la población, ya sea el mayor enriquecimiento de los más ricos.
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economía la solución al problema del paro y la desigualdad, no conduce
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mentar la producción mundial de bienes, muchos de ellos absolutamente
prescindibles. El problema es el reparto de la riqueza, e incluso con decre-
cimiento se podría acabar con el hambre y las miserables condiciones de
vida de cientos de millones de personas. El discurso bien documentado de
muchos economistas (como Latouche, 2006) así lo acredita.
72 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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medirla. Tony Atkinson y Amartya Sen quizá sean en la actualidad las voces
más legitimadas al respecto; sus propuestas y sus análisis gozan de la aquies-
cencia generalizada. De todas formas, a pesar de la cantidad de índices que
se han elaborado en las últimas décadas, sigue siendo el de Gini el que faci-
litan la mayoría de los organismos estadísticos y el que, por lo tanto, permite
establecer comparaciones entre distintos territorios. Además, de un tiempo
a esta parte cada vez se habla más de él y, dada su sencilla elaboración, no
renunciamos a hacer una presentación detallada para no iniciados.
Supongamos que hay una población de 10 familias, todas con los mis-
mos ingresos. En la columna p de la tabla que va a continuación repre-
sentamos las frecuencias relativas acumuladas. En la q representamos la
proporción de las cantidades acumuladas hasta determinada categoría.
En la p – q, la diferencia entre ambas proporciones. Así, por ejemplo, p =
0,3 y q ¼$'`
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masa total de ingresos, y lo mismo sucede para las restantes categorías: un
porcentaje determinado de las familias se reparte el mismo porcentaje del
monto total. En esta distribución equitativa la suma total de la columna
de diferencias es 0, y diremos que el índice de Gini toma el valor 0:
I I. ac p q p-q
0 0
1 0 0 0,1 0 0,1
10 1000 9000 1 1 0
Gini =0,5/5,5=0,091
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ciente de Gini un valor de 0,074. La correspondiente curva de Lorenz sería:
I I ac p q p-q
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1 0 0 0,1 0 0,1
2 0 0 0,2 0 0,2
3 0 0 0,3 0 0,3
4 0 0 0,4 0 0,4
5 0 0 0,5 0 0,5
6 0 0 0,6 0 0,6
7 0 0 0,7 0 0,7
8 0 0 0,8 0 0,8
9 0 0 0,9 0 0,9
10 10000 10000 1 1 0
5,5 4,5
Gini 0,82
Si son 2 familias de las 10 las que se reparten las rentas en los tramos
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Gini 0,34912147
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diferencia entre los dos casos indican que un 20 % de la población con in-
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de renta que hace aumentar el índice de Gini:
Curva de Lorenz
Para contrastar este método elemental con los más elaborados de los orga-
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Quizá alguien podría preguntarse por qué los 8 000 hogares que cons-
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las técnicas del muestreo estadístico y que los países con los que se esta-
blecen comparaciones utilizan los mismos estándares. Pero, en todo caso,
una mínima instrucción en los rudimentos de la antedicha teoría, sus con-
ceptos y sus limitaciones debiera estar al alcance de cualquier ciudadano.
En la siguiente tabla, elaborada a partir de datos de Eurostat, se dan los
valores del índice de Gini (expresado en %) durante el período 2007-2011 para
los países de la UE, además de para algunos otros que consideramos de nues-
tro entorno. Los países situados en las primeras posiciones son en los que hay
menor desigualdad. A la vista de los datos, aunque hay algunas excepciones
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dad que puede describirse en el lenguaje preciso de las matemáticas:
78 IIQ#&Q$#J$QJ&J
Reparto de la riqueza
(patrimonio) en España
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forma de las Pensiones, hay una dirigida, como no podía ser menos, al sis-
tema educativo ~ese cajón de sastre donde todo cabe: desde la educación
vial a la sexual, pasando por la religiosa, el espíritu emprendedor o el con-
sumo responsable~$ que «debería proporcionar a los ciudadanos españo-
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en general, y el funcionamiento del sistema de pensiones, en particular»
(Informe del Comité de Expertos sobre el factor de sostenibilidad del siste-
ma público de pensiones, 2013: 25). Se emplean medias geométricas móvi-
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al desarrollo de Taylor donde, en todo caso, hubiera bastado con utilizar
el concepto de diferencial o el de recta tangente. Se trata de propagar una
visión completamente sesgada de la manera en que una sociedad avan-
zada debe garantizar la calidad de vida de sus jubilados. Un axioma irre-
80 MATEMÁTICAS: PLACER, PODER, A VECES DOLOR
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Sobre las falacias de la insostenibilidad de las pensiones en relación con
el envejecimiento de la población, el profesor Navarro (2013) nos ha dota-
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ejército de propagandistas, que tratan de imponer unas condiciones de vida
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[…] la revalorización de las pensiones se puede descomponer como la suma
de tres elementos:
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coherente con las nece-
sidades del sistema velocidad de corrección asumible debería
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' coherente con las necesidades del sistema$'>
todo, el de corrección asumible
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Para el cálculo de la pensión inicial, moderándola en la proporción
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to de una esperanza de vida tomada como referencia, tienen en cuenta
el Factor de Equidad Intergeneracional (FEI), que asegura «que en todo
momento, dos personas que se jubilen a la misma edad habiendo acumu-
lado la misma base reguladora sean tratadas por el sistema de la misma
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la siguiente:
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FEI j ,t 1
e j, t s
donde:
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zamos que, si retomamos el concepto de productividad sin deturparlo —
menos personas en menos horas pueden producir cada vez más riqueza—,
las cotizaciones podrían aumentar sustancialmente sin repercutir en las
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riqueza nada tiene que ver con la manera de aumentar la productividad en
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En relación con la pretendida solidaridad intergeneracional, queremos
llamar la atención sobre que la esperanza de vida a determinada edad es
82 IIQ#&Q$#J$QJ&J
Pero no basta con que los datos sean accesibles y comprensibles. Hay que
prestarles atención y concederles importancia. Aquí debe desempeñar un pa-
pel el desarrollo de una cultura cívica que enfatice el valor del interés general
y ponga de relieve la conexión entre el interés general y el interés particular de
cada uno. El desarrollo de esta cultura es tarea de todos y de todas las institu-
ciones, incluido el propio sistema político, que debe cumplir a este respecto
una importante misión pedagógica. Obviamente, para que lo haga, tiene que
dar ejemplo en lo que concierne a la transparencia de sus propias pensiones y
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efectos (ibíd.: 25).
85
86 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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de los modelos utilizados en la regulación de determinadas normas y en
algunos procesos de decisión, para valorarlos, detectar sus defectos y, si es
el caso, ayudar a cuestionar su validez.
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zo, diremos que la lucha por conseguir el poder y mantenerse en él está en
la esencia del ser humano, y, en este sentido, las recomendaciones de Ma-
quiavelo en El Príncipe (1531) siguen teniendo total vigencia. Más cercano
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gia que puede interpretarse como una relación psicológica entre aquellos
que lo ejercen y aquellos sobre los que se ejerce. Entran en escena una
serie de factores coercitivos que van desde la fuerza o la coacción hasta
la tradición, el carisma, la religión, el dinero o el conocimiento por parte
del sometedor, y el miedo, la alienación, el desconocimiento o la pobreza
por parte del sometido. Se elaboran estrategias para conseguir y conservar
el poder, se trata de optimizar la capacidad de imponer la voluntad sobre
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importancia que se le sigue dando a la elección racional, la teoría de juegos
o el análisis de las decisiones. Por lo general, dichas teorías se consideran
como el más importante nexo existente entre las matemáticas y la política
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IIQ#J&IQ 87
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cotidiano de los partidos mayoritarios, convertidos cada vez más en má-
quinas de ganar elecciones a cualquier precio.
¿Cómo un partido al que solo vota el 23 % del censo electoral tiene el 100 %
de poder? Es el caso, por ejemplo, del Parlamento gallego en las eleccio-
nes de 2012, y tal situación se admite sin problemas como resultado de
un sistema electoral que encarna los principios democráticos de la mejor
manera posible. A base de mantras como «un hombre, un voto», «la gran
'
;
», etc., se da por hecho que todo el mundo tiene po-
tencialmente el mismo poder y que ha sido solo un modelo matemático el
que conjugó los deseos de cada ciudadano y los elevó a sentir comunitario
para que los agraciados con los votos de ese 23 % puedan organizar o des-
organizar a su gusto la vida del 100 % de la población durante cuatro años.
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les no tenía por qué ser consistente con la opinión de la colectividad. Ciertas
características consideradas deseables en los sistemas de votación son incon-
sistentes desde el punto de vista lógico, y la elección queda a salvo de proble-
mas solamente cuando se trata de escoger entre dos candidatos. Para eso co-
menzó por señalar cinco características que debería poseer cualquier sistema
razonable para que las decisiones colectivas respetasen las individuales.
La primera sería la regla de elección social, que debería crear un orden
completo por cada posible conjunto de órdenes de preferencia individua-
les (el resultado del voto debería poder ordenar todas las preferencias, y el
mecanismo de votación debería poder procesar todos los conjuntos posi-
bles de preferencias de los votantes). También debe cumplirse el criterio
débil de Pareto: si A resulta socialmente preferido a B, debe existir al me-
nos un individuo para el cual A sea preferido a B. Esto implica que la regla
no va contra el criterio de unanimidad. El sistema también debe rechazar
que las decisiones puedan ser tomadas por una sola persona (dictadura).
Además, debiera conservarse siempre el orden de preferencia. Es decir,
si, por ejemplo, un colectivo puede escoger entre cuatro opciones, A, B, C
y D$
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A a B y C a D, el
88 IIQ#&Q$#J$QJ&J
sistema de elección situará siempre A antes que B y C antes que D.Y, por
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D a C,
sin cambiar las preferencias entre A y B, entonces el sistema de decisión
debería seguir colocando A antes que B.
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de establecer un sistema de elección que respetase las cinco características
convenidas sobre su racionalidad, pero siempre se puede encontrar una
distribución de preferencias del colectivo si el sistema viola alguna de las
cinco características deseables.
Con el siguiente ejemplo, tomado de Garfunkel (1988: 250), queremos
poner de relieve ciertos resultados aparentemente paradójicos, ya que son
distintos según cuál sea el sistema de elección utilizado. Supongamos un
colectivo de 55 personas que escoge un representante entre 5 candidatos,
A, B, C, D, E, siguiendo el orden de preferencias de la tabla:
Nº de votos 1º 2º 3º 4º 5º
18 A D E C
12 E D C A
10 C E D A
9 D C E A
4 E D C A
2 E C D A
– Votación única. Sale elegido aquel que consiga más votos en una
única votación. A obtiene 18 votos. Sin embargo, A representa la
opción menos querida para 37 de los 55 electores.
– Votación a dos vueltas. Se seleccionan para una segunda vuelta los
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las mismas preferencias que en la primera, B obtendría 37 votos,
mientras que A solo 18.
– Eliminación del último de cada vuelta hasta que solo quede
uno. En la primera vuelta, quedará eliminado E, que solo tiene 6
votos. En la segunda, una vez eliminado E, quedaría A con 18, B con
16, C con 12 y D con 9; el eliminado sería D. Se continuaría con el
mismo procedimiento y en la siguiente ronda se eliminaría B (16
votos), de manera que en la cuarta quedarían A con 18 y C con 37.
El elegido sería C.
IIQ#J&IQ 89
La regla D’Hondt
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PSOE y 1 al PP. Aplicando este método, encontramos que el PSOE queda
44 370 puntos por encima del PP.
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más que un intento de ocultar la complejidad social y tratar de favorecer a
los partidos mayoritarios. En el caso analizado, pese a todo el ruido tertu-
liano, nadie puede llamarse a engaño ante un Gobierno de coalición; todo
el mundo sabía lo que votaba, y un 53,2 %, frente a un 44,9, tenía claro que
no quería ser gobernado por el PP.
Cada vez es más habitual que para decidirse por unas determinadas
siglas muchos ciudadanos, en caso de que abandonen por unos minutos
el escepticismo y voten, escojan las que les parecen menos malas. Y desde
lo menos malo hasta lo completamente descartado existe una gradación
que debería ser plasmada a la hora de elegir. Algo de esto es lo que con-
templa el sistema electoral irlandés, que fue instaurado para no primar
excesivamente los grandes partidos y, mediante la posibilidad de escoger
varias opciones, buscaba que los protestantes obtuviesen representación
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Proclamarse ganador de las elecciones por ser el partido más votado
puede ser una verdad, una media verdad o una gran mentira: a veces el
más votado es el más denostado. Una solución posible sería que en la pa-
peleta de voto pudiéramos ordenar todas las opciones según preferencias
~por ejemplo, la votación ponderada~ y hacer el reparto de escaños de
acuerdo con la puntuación alcanzada por cada partido, incluso utilizando
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Índices de poder
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acuerdo si era factible gobernar, consideraremos solamente tres grupos
para conseguir la mayoría absoluta, que está en 23 diputados:
A:#J°N$='
B:Q°##$='
C: UPD, 1 diputado
Hay 6 ordenaciones posibles de los tres grupos: ABC, ACB, BAC, BCA,
CAB, CBA. En la ordenación ABC, decimos que B está en una posición cru-
cial, ya que, al empezar a sumar por la izquierda (A) el número de votos,
es justo en B donde se alcanza la mayoría absoluta. En la ordenación BCA,
es C el que está en posición crucial, su voto sumado a los 22 de B'
)'-
ciente para obtener la mayoría. Al considerar todas las ordenaciones posi-
bles, nos encontramos con que todos los grupos están en posición crucial
en 2 casos. Los correspondientes índices de cada opción se calculan divi-
diendo el número de casos en que cada una es crucial por el número total
de casos. En esta ocasión todos los índices son iguales a 1/3.
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mentario de las dos primeras opciones y aumenta de forma espectacular el de
la tercera. Todos tienen el mismo poder. También es cierto que esto ya lo sabía-
mos sin establecer ningún modelo formal; en UPD estaba todo el poder de de-
cisión ~así se demostró en noviembre de 2013, al retirarle el apoyo al PSOE~.
IIQ#J&IQ 93
Partido Senadores
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C (M5S) 54
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speciale/2013/elezioni/senato/riepilogo_nazionale.html
reglas en vigor antes del 1 de noviembre de 2014 (es decir, según la mayoría
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dientes índices de " para UE25:
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mientos y ajusticiamientos arbitrarios. Para establecer los primeros, en
1815 se siguió el modelo de Condorcet ~12 miembros y condena por una
mayoría de 10 o más~$ pero después de unas cuantas experiencias muy
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base a las estadísticas publicadas por el Ministerio de Justicia, observa que
solo el 7 % de los jurados estaban divididos por mayoría simple y, aunque
IIQ#J&IQ 97
raría~ no llega al 6 %; es decir, solo 6 jurados de cada 100, entre los po-
tencialmente posibles, lo considerarían culpable. El ciudadano K tendría
que tener muy mala suerte para ser condenado en un juicio con jurado.
Cuando en este país se aprobó la Ley del Jurado, algunos echamos en
falta un debate como el que en el siglo ¹º¹'
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-
dores ni los estadísticos trataron, en primer lugar, de aclararse ellos mis-
mos sobre el sistema idóneo, sino que se limitaron al estudio comparativo
de la legislación de otros países, y en segundo lugar, tampoco intentaron
explicar a la ciudadanía las bondades, garantías y peligros del sistema que
se proponía.
De todas maneras, quizá el objetivo de incorporar a la percepción de
la realidad el conocimiento estadístico, desposeyéndola de los sesgos del
sentido común, sea uno de los mayores desafíos de la enseñanza de las ma-
temáticas. Hay abundante literatura y muchas experiencias interesantes,
pero soltarse de los anclajes no es tarea fácil.
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mos los dos autores, nos hemos encontrado con muy pocos alumnos a los
que tal principio, en su versión de reducción al absurdo, les molestase~.
Un caso real: 5 o 6 policías arrastraban y golpeaban a alguien con es-
tética antisistema. Los gritos del aparente transgresor, «¡soy compañero,
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\», tardaron en convencer a quienes lo maltrataban de que
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res de información fue agredido sin motivos, por su aspecto o por lo que
fuese, o bien quienes tan mal lo trataban habían observado en él una acti-
tud violenta. En el primer caso queda demostrada la facilidad con la que a
los servidores del orden se les va la mano, en el segundo, se trataría de un
provocador, reventador o como quiera llamársele a quien se introduce en
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nada tuvo de ejemplar. El principio del tertium no datur es concluyente:
no hay una tercera posibilidad, y el veredicto sobre tal asunto no debiera
requerir ningún tipo de discusión; está terciariamente claro.
Un discurso liberador
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' ~Argelia, Vietnam~ de &
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IIQ#J&IQ 101
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ra en Vietnam. Y quisiéramos también que, al menos, aprender a pensar
matemáticamente sirviese para cuestionar y derribar muchos ídolos de
barro, cubiertos de pan de oro, que se nos presentan hoy en día como los
únicos dioses merecedores de ser adorados.
Q#IN&JÌ
IIQI!&IIN Î
La emoción estética
Los principios estéticos a los que Paul Dirac hacía referencia en su bús-
queda de la belleza matemática o la sensación de iluminación a la que se
refería Henri Poincaré como culminación de su proceso creativo no deben
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Joyce a la cumbre más alta de la creación artística. Los primeros trataban
de canalizar la fuerza de un pensamiento, en principio difuso, hasta darle
forma en el lenguaje normativo de las matemáticas. Los segundos incluso
tuvieron la prerrogativa de ofrecer nuevas sensaciones plásticas o colocar
las palabras a su antojo, y así señalaron nuevos caminos.
Durante muchos siglos el arte occidental trató de ser una imitación
lo más exacta posible de un escenario real: realización de una pintu-
ra conforme a las leyes de la óptica, narración novelada de situaciones
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¹º¹ se abandona tal empeño, de
modo que la apariencia del mundo visible pasa a un segundo plano. El
artista busca algo más, pero se enfrenta a las convenciones y los cen-
sores de facto que actúan tanto sobre el arte como sobre la ciencia en
cualquier sociedad y cualquier época. Quien viole las reglas no verá sus
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en los museos.
103
104 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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la teología y se extendió por obra y gracia de Galileo en todas direcciones.
El concepto de belleza, igual que el de verdad, va cambiando en el pro-
pio proceso de búsqueda, aunque en ocasiones la belleza en el ojo del es-
pectador responde a determinadas subrutinas heredadas en la andadura
evolutiva y no tiene por qué esperar el dictamen de un cónclave de exper-
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con la legitimación de la crítica establecida, con rígidos esquemas inter-
pretativos, se corre el peligro de que el arte quede reducido a un subpro-
ducto de cualquiera de los dominios que entran en el juego analítico.
Podemos encontrar gran cantidad de referencias en libros, artículos
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algunas de ellas muy fundamentadas, relativas tanto a la pintura, la es-
cultura o la arquitectura como a la música. Desde la simetría ~ya sea en
el sentido clásico griego o en el moderno~ o la razón áurea hasta la teo-
ría de la relatividad o los objetos fractales, innúmeros conceptos y teorías
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cepción estética del rectángulo áureo. Que la divina proporción surja en
lugares tan inesperados como el cociente de términos consecutivos de la
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potencias, el frontispicio del Partenón, las pinturas del renacentista Leo-
nardo, las del neoimpresionista Seurat o la Sonata para piano n.º 1 (1788)
de Mozart no hace más que poner de relieve su importancia. Se entiende
incluso que la razón áurea haya hecho caer a más de uno en las garras del
esoterismo.
Al relacionar las matemáticas con el arte, nos encontramos por lo me-
nos con dos dominios de actuación. El primero de ellos abarca la utiliza-
ción de las matemáticas para producir objetos artísticos y se basa en el
juego combinatorio del lenguaje, la música, las formas geométricas y la
IIQI!&IIN 105
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[^}{~referencia tópica a la hora de tender puentes
entre las ciencias y las artes~ para alegar argumentos contra la división
del conocimiento en parcelas incompatibles. Llama la atención sobre el
IIQI!&IIN 107
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manos de los grandes matemáticos que en el mundo son o han sido. Al
resto de los mortales, en caso de no sentir una especial sensación ante el
teorema egregio de Gauss o la teoría de Galois, solo nos queda hacer un
tremendo esfuerzo para intentar contagiarnos del espíritu de los genios.
Entonces, cuando se habla de la belleza de determinados versos de
Shakespeare o un cuadro de Caravaggio, tal belleza podría deducirse en
108 IIQ#&Q$#J$QJ&J
basta tener en cuenta las múltiples incursiones que en los dos sentidos,
desde hace siglos, se han dado entre las distintas artes y las matemáticas.
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surable en términos del otro y a cuyas relaciones no parece muy apropiado
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Matemáticas y literatura
1
La elección de materiales, evidentemente, estará marcada por las
querencias, sesgos y manías personales. Comenzamos por la huella que
ha dejado la probabilidad a través de la historia en diferentes textos,
bastante antes de tomar cuerpo en una teoría legitimada dentro de la
matemática. Así acontece en De vetula$
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val (1200-1250), que consta de 56 versos en los que, además de explicar
las 56 puntuaciones distintas que se pueden obtener al lanzar 3 dados,
se enumeran, quizá por vez primera, los 216 casos posibles que pueden
aparecer. También en el sexto canto del «Purgatorio» de la Divina come-
dia ^}}}{' " ; <
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parte il giuoco della zara / Colui te pierde sí riman dolente (…)». Pero ya
muchos siglos antes, en el Mahabarata ~siglo ºË~, aparecen múltiples
alusiones al juego de dados: «La invitación al juego de dados» (capítulo
¹-parte ºº), «Yudhisthira pierde sus riquezas, a sus hermanos y a Draypa-
di» (capítulo ¹º), «De nuevo el juego de dados» (capítulo ¹Ëº), etc. La
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*
», incluida en el libro tercero, es digna de una especial
mención, pues en ella se relaciona el dominio de los dados con lo que
hoy en estadística se conoce como «muestreo aleatorio». Sin embargo,
en Europa hasta el siglo ¹Ëºº no hay ni la más mínima insinuación de
que la destreza en los dados pudiese tener interés fuera del juego en sí.
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diciones iniciales. Es premonitorio en el Mallarmé de «Un Coup de dés
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dés»!
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pensamiento.
En Locus Solus ^}}{$;''
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za para la construcción de sus obras, cimentada en las restricciones que
a priori se exige, queda completamente al margen de las necesidades de
las historias anidadas: azares y constelaciones al servicio de un dado que
penetra en el pensamiento con una certeza infalible.
2
Una segunda cuestión es la utilización de determinadas destrezas ma-
temáticas en la génesis de una obra. Un ejemplo canónico de este tipo es el
dístico generador —proteos poeticos— %
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glo ¹Ëºº), que consiste en permutar las 10 palabras Ehr, Kunst, Geld, Guth,
Lob, Weib, Kind, Man, sucht, fehlt^_"
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' }ÑÑÑÑ
6 · 5 · 4 · 3 · 2 = 3 628 800 dísticos distintos (según otras interpretaciones,
solo 3 · 2 · 7 · 6 · 5 · 4 · 3 · 2 = 30 220). Al ser todos monosílabos, la métrica
se conserva.
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ma complejo de relaciones que introduce en la experimentación literaria,
que sienta las bases de un tipo de literatura caracterizado por el uso de
originales elementos constructivos al servicio de los códigos lingüísticos y
literarios. Sus restricciones, ajenas a la técnica usual, junto a la estructura
de la organización textual propia de los sistemas deductivos, es decir, de
la matemática, describen su peculiar espacio narrativo.
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Literatura Potencial ~Oulipo~$
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¹¹ intentó otorgarles un
«fundamento sólido»
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en común la naturaleza colectiva de sus trabajos, la voluntad de reunir la
totalidad de un campo dado y la utilización de un formalismo a ultranza:
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112 IIQ#&Q$#J$QJ&J
3
En cuanto a las referencias a ciertos autores que introducen en su obra
el discurso matemático, de los que la mayoría pertenece al Olimpo de la
literatura, estaría por ver si el lector alfabetizado en matemáticas y el lego
extraen el mismo partido de su lectura. Citamos algunos:
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cio da Cunha6, ilustrado matemático y poeta portugués ensalzado, entre
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y realizó un intento de presentación sistemático de toda la matemática
conocida en su tiempo. Como matemático, se adelantó en más de 20 años
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«diferencial» y fue reconocido por Gauss por la manera
de presentar los logaritmos. Su obra poética es abundante, horaciana y
crítica con la sociedad en la que le tocó vivir, y a primera vista no hay en
ella el más mínimo resquicio de matemática.
Allá por el siglo ¹º, Omar Jayyam7 hizo grandes descubrimientos en el
campo del álgebra y la astronomía. También escribió 600 cuartetos (Ru-
baiyat) ~las fuentes más documentadas le adjudican con seguridad solo
alrededor de 50~, en los que en ocasiones utiliza imágenes matemáticas e
incluso alude a las manipulaciones simbólicas del álgebra. En los siguien-
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65) cree encontrar pruebas de ello:
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escritura de calidad; a título de ejemplo, las autobiografías de André Weil,
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' Cartas a una princesa
alemana (1768-1772) de Euler.
También llama la atención la formación matemática de algunos de los
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de ellos lo fueron debido a equilibrios compensatorios o extrañas compo-
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114 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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la equiparación de Sully Prudhomme ~premiado en 1901~ con Salvatore
Quasimodo ~1959~$ o la de Echegaray ~1904~ con Coetzee ~2003~.
Echegaray, buen divulgador de la matemática de vanguardia de la época y
muy crítico con el estado de la ciencia en España, no destaca precisamente
por la calidad de su obra literaria, aunque hay que reconocerle al polifa-
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de la producción casi automática de dramones; de todas formas, nada que
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A estas alturas, a pesar de haber llenado los salones de la alta sociedad
de su tiempo y haber estado en boca de todos los enamoradizos, Sully Pru-
dhomme nos parece completamente prescindible. En cambio, la poesía
hermética de Quasimodo, los dilemas morales de Coetzee y sobre todo
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En la actualidad existen novelas con abrumadora trama matemática,
escritas por matemáticos o cuando menos por autores que parecen domi-
nar la materia. Sobre su calidad ~hay de todo~$ lo mejor es que el lector
interesado juzgue. Citamos algunas:
Sin conclusión
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citado por considerar que ya se les han dedicado muchas páginas a las que
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IIQI!&IIN 115
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)$ '
>< Los elixires de la ciencia:
miradas de soslayo en poesía y prosa (2002: 11), que contiene el poema
«Homenaje a Gödel»:
117
118 IIQ#&Q$#J$QJ&J
más agudo que el original, que cuando la razón era 2:3 se producía una
quinta y que otras razones sencillas producían también sonidos agrada-
bles. Si la subdivisión de la cuerda era en partes que estuviesen en la pro-
porción n:(n+1) y 1:n, donde n es un número natural pequeño, se obtenían
sonidos armoniosos o «consonantes» entre sí; nada más sugerente para
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tágoras estudió la naturaleza de los sonidos de una música esencialmente
melódica y microtonal más que armónica, y su escala contenía muchos
más sonidos que las doce notas en las que acabó por instalarse la tradición
musical occidental, no así la oriental.
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caríamos de sectarios, no dejaron registros escritos de sus teorías y cono-
cimientos, las crónicas de sus detractores y seguidores permiten recons-
truir parcialmente sus ideas. Pajares (2010: 23) resalta lo que Aristóteles
escribe en Sobre el Universo en clara referencia a la Escuela pitagórica:
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relación entre la música y las matemáticas.
En el siglo ¹Ëººº$;+'';±!!" ;= =
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strumentos a la escala temperada. La complejidad de las modulaciones
necesitaba los 12 sonidos$''
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Clave bien
IIQI!ÓQ$¥NIQIN$QN&IN#*IN 121
El juego estructural
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aparecen por todas partes. El libro de J. Estrada y J. Gil Música y teoría de
grupos
(1984) es muy ilustrativo a estos efectos.
En 1777 Mozart, a los 21 años, describió un juego de dados para compo-
ner un vals de 16 compases que tituló Juego de dados musical para escribir
valses con la ayuda de dos dados sin ser músico ni saber nada de composi-
ción ~K 294~. Cada uno de los compases se escoge lanzando 2 dados y
anotando la suma de las cantidades obtenidas. Tenemos 11 resultados po-
sibles, aunque no todos igual de probables. Para cada parte del vals ~cada
una consta de 8 compases~$ Mozart diseñó 2 tablas. Cada una de ellas
contiene 176 compases numerados, que agrupó en 16 conjuntos de 11 com-
=' '!&'
;' '|;
'
~cada una
de ellas ofrece 11 posibilidades al lanzar los dados para escoger un compás
determinado~. Del primer lanzamiento se obtiene el primer compás (es-
cogido en la primera columna), y al proceder igual con la misma tabla se
obtienen los 7 restantes de la primera parte. A continuación se somete
la segunda tabla al mismo procedimiento y se obtienen los 8 compases
siguientes del vals. Se generan así del orden de 46 000 billones (1116) de
valses distintos. Con una duración aproximada de 30 segundos, si se inter-
pretaran de forma continua, durarían aproximadamente 43 711 millones
de años. Da la impresión de que componer, para él, era pura combinatoria.
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La «música electrónica», iniciada en Colonia en 1950 y contemporánea
de la música concreta parisiense, tiene en común con esta la supresión del
intérprete. Su fuente sonora primordial son los sonidos producidos por los
124 IIQ#&Q$#J$QJ&J
París. Entre los años 1948-1959 trabajó con Le Corbusier. En 1966 fundó la
Escuela de Música Matemática y Automatizada en París y también enseñó
N(
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de música estocástica, caracterizada por masas de sonidos, se basa sobre
todo en la ley de los grandes números: el sonido de cada nota se diluye
entre «nubes» y «galaxias».
Su primera pieza estocástica, quizá la más famosa, es Metastaeis
(1954), concebida para una orquesta de 61 músicos. El rigor matemático de
Xenakis podría hacer pensar en resultados poco asimilables, pero la con-
tundencia de sus obras genera un impacto en el que prevalece la claridad
armónica y estructural. En 1955 escribe un artículo en el que expone desde
el rigor lógico cómo dirigir al intérprete mediante una notación especial,
IIQI!ÓQ$¥NIQIN$QN&IN#*IN 125
;(Pithoprakta, 1955-1956)
¶ '
';);'(Achorripsis, 1956-1957)
– Cadenas de Markov (Analogique, 1958-1959)
¶ '
><*
;
(ST/1O, 1962; Atrées, 1962)
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'Q" $
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una cadena de Markov de primer orden, la probabilidad de un determina-
do estado depende del estado inmediatamente anterior. Por ejemplo, la
126 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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'$
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ciertas formas y estructuras, podríamos decir que las proporciones, las
funciones periódicas y las recursivas y, en general, las ciencias de la com-
putación están al servicio de la composición. Por todo ello, hoy en día,
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;'> ~ ' ;=
papeles casi igual de importantes en el desarrollo musical.
Volviendo a la relación de la música con los fractales, la autosemejanza
de determinadas piezas clásicas ya fue ampliamente estudiada (Heinrich
Schenker, Der freie Satz, 1935). También se indagó en abundancia sobre
la sistematización de las transformaciones musicales en el contexto de la
autosemejanza, y basándose en eso se han producido algunas composi-
ciones que podríamos considerar bajo el epígrafe de «música fractal».
Existen diversos métodos para convertir imágenes en música transfor-
mando el proceso de generación de un fractal en notas de alguna escala
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IIQI!ÓQ$¥NIQIN$QN&IN#*IN 127
';
)'
>
'' ' ;''
; '
posteriores.
La autosemejanza y la independencia de la escala son en principio lo
que caracteriza a los objetos fractales, pero, referidos a la música, qui-
zá las funciones recursivas en todo su formalismo (Gödel, Escher, Bach,
an Eternal Golden Braid}$
''
{'
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para expresar con rigor la mayor parte de lo que se conoce como «música
fractal». Si es así, tal música ya existía mucho antes de que sus autores
fueran conscientes de ello.
Por ejemplo, la Primera Escossaien "( ; '
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cas fractales (recursivas): 32 compases que se dividen en 2 secciones de 16
unidades cada una, que a la vez se dividen en 2 períodos que se fraccionan
en 2 partes, compuestas por 4 unidades. Cada sucesiva subdivisión de 32
unidades es una unidad binaria y una réplica más pequeña de la unidad
más extensa que la contiene. Sus divisiones forman motivos y pequeñas
unidades de estructuras binarias autosimilares.
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Arte de la fuga, ±" >'"$ '
ejemplo de pieza autosemejante. En ella los mismos motivos se repiten
una y otra vez con distintas variaciones, dentro de un segmento mayor de
la pieza; a veces, varias voces se repiten al doble de velocidad, otras, algún
motivo se repite disminuido a escalas menores. La Sonata para piano n.º
15, Op. 28 "( ' "
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Como decíamos anteriormente, la geometría fractal y la teoría del caos
han llevado a algunos músicos a incorporar estas visiones del mundo a
sus composiciones. La sensación estética que producen en los oyentes se
mueve entre lo aleatorio y lo determinístico. Quizá su complejidad, tan
alejada de las pautas de percepción musical adquiridas, impida al gran
público familiarizarse con ella.
Phil Thompson toma como base el conjunto de Mandelbrot. Gary Lee
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' El jardín de senderos que se bifurcan (1941), trata de sacarle el
128 IIQ#&Q$#J$QJ&J
con Vitruvio (ºa. C.). Doscientos años después de Euclides, y con sus Ele-
mentos (ººº a. C.) bien asimilados, escribió diez libros dedicados al em-
perador Augusto para aconsejarlo, según se cree, en todo lo concerniente
a la arquitectura. En ellos establece las condiciones que debe reunir un
arquitecto: habilidad con el lápiz, instrucción en geometría, versado en
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gún conocimiento de medicina, estar interesado en las opiniones de los
juristas y ser experimentado en la astronomía. Vitruvio revela sus propios
conocimientos en estas materias y trata de explicar por qué son importan-
tes para un arquitecto.
A Vitruvio también le preocupaban la salubridad y el confort de las
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pura tradición de los Elementos para resolver los problemas que se le plan-
teaban, como, por ejemplo, dividir la circunferencia en dieciséis partes
para conseguir el mínimo efecto de los ocho vientos principales y los ocho
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(la proporción), no puede ser más explícito:
La Simetría surge a partir de una apropiada armonía de las partes que com-
ponen una obra; surge también a partir de la conveniencia de cada una de las
partes por separado, respecto al conjunto de toda la estructura. Como se da
una simetría en el cuerpo humano, del codo, del pie, del palmo, del dedo y
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los templos sagrados se toma la simetría principalmente a partir del diámetro
de las columnas, o bien de los triglifos o bien de un módulo inicial; en las
ballestas, a partir del agujero que en griego llaman perítreton; en las naves, a
partir del espacio que media entre remo y remo, llamado dipechyaia!
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mente descubrimos la estructura de la simetría a partir de detalles en otras
muchas obras (1486: 33).
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tácito de los conceptos de simetría espacial, cuyo máximo exponente son los
azulejos de la Alhambra de Granada y de la mezquita de Córdoba.
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central, Shah Jahan mandó construir el Taj Mahal, un mausoleo para su
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tintos modelos de geometría, utilizando procedimientos técnicos de alto
nivel para poder plasmarlos en los más diversos materiales.
Dando ya un salto en el tiempo dirigido a documentar mínimamente
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las matemáticas como elemento de análisis estético, la matemática como
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malismo. En él se concretan las ideas de abstracción geométrica, en una
búsqueda de la máxima expresividad utilizando los mínimos medios. La
escultura se reduce a formas geométricas simples, producidas de modo
industrial y sin dejar resquicios de humanidad. La intención explícita de
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rizaba. Pero, para despertar el interés por las hileras de ladrillos, las cajas
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tanto por parte del espectador. Y los espectadores, los críticos y algunos
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fuera de las obras en sí y contribuyeron a la descorporeización del objeto
de arte. Así superaron los logros de este movimiento, al alumbrar todo
tipo de tendencias dentro de lo conceptual, muchas de ellas a la luz de
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la sensación estética, si eso es posible, el minimalismo excitaría apenas un
banal euclidismo.
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era la máxima de Donald Judd, uno de los principales escultores y teóricos
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la ciencia de descontaminarse del sujeto. Pero en tal empeño, a aquellas
alturas de la ciencia y la evolución, los materiales que elaboraba no eran,
desde el punto de vista estructural, demasiado complejos.
134 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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se somete la pieza a un proceso de oxidación y pulido.
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matemáticas y herramientas digitales para crear sus esculturas. Dice de
ella misma: «soy una escultora que explora el espacio entre el arte, las ma-
temáticas y la vida. Mi trabajo es sobre la vida en tres dimensiones, busca
simetría y equilibrio, siente la tensión entre la geometría pura y las formas
naturales» (Grossman, s. f.). Cursó Matemáticas en la Universidad de Yale
y Escultura en la de Pensilvania, ha sido programadora informática, profe-
sora y ha construido modelos de estructuras de proteínas. Actualmente se
dedica solo a la escultura sobre metal. Para realizar sus obras emplea dis-
tintos modeladores y herramientas para impresión en tres dimensiones;
también suele utilizar un escáner 3D si la obra la realiza primero en arcilla.
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versidad de Kioto, donde ha sido profesor de Escultura hasta 1993. Cuenta
que utiliza las matemáticas en sus obras porque representan «un lenguaje
universal que no necesita ninguna traducción» (Explora la Ciencia, 2006).
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esta belleza a través de mis obras, me puedo sentir orgulloso». Siempre ha
estado interesado, desde muy pequeño, por las matemáticas, y en particu-
lar por las propiedades del toro y la banda de Moëbius.
Henry Moore, en principio, nada tiene que ver con los dos escultores
anteriores. Su formación matemática no nos consta, pero ¿no se puede
analizar en clave matemática lo que decía en 1934 al hablar de las caracte-
rísticas de la escultura?
Los guijarros y las piedras nos muestran cómo trabaja la piedra la naturaleza.
Los guijarros pulidos por el mar nos muestran cómo puede alisarse o frotarse
la piedra y los principios de la asimetría. Las secciones y hendiduras de las
IIQI!ÓQ$¥NIQIN$QN&IN#*IN 135
rocas, por otra parte, nos muestran el vigor de un bloque irregular. Los hue-
sos tienen una fuerza estructural maravillosa y un gran interés formal; los
troncos de los árboles nos muestran principios como el desarrollo y la fuerza
de las articulaciones, que permiten pasar ágilmente de una parte a otra; las
conchas muestran las formas duras pero huecas de la naturaleza (la escultura
en metal) y poseen una plenitud formal absolutamente única (Moore ápud
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crecimiento y forma. Y, cómo no, en su obra observamos también todo
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De Pompeya al cubismo
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de que, potencialmente, se pudiese obtener la imagen representada como
intersección del cono de luz con un plano. Es algo que hoy le parece muy
natural a cualquier persona con una instrucción elemental en geometría.
Dispersos entre los manuscritos de Leonardo da Vinci, junto con di-
bujos, notas, garabatos y cálculos, hay una gran variedad de poliedros,
producto de lo que Leonardo llamó su «recreación geométrica». Leonar-
do participó en la publicación de un solo libro, De la divina proportione
(1509), fruto de la colaboración con el sacerdote franciscano y matemático
136 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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formuló la idea de que la imagen bidimensional se obtiene de la intersec-
ción del lienzo con la pirámide, o el cono, con vértice en el ojo del artista.
La perspectiva la utilizan por primera vez Masaccio y Masolino en la pri-
mera mitad del siglo ¹Ë y llega a su plenitud en las obras de Leonardo da
Vinci en la segunda mitad del mismo siglo. La técnica se fue mejorando
con la introducción de la perspectiva con dos puntos de fuga un siglo más
tarde, y con tres ya en el siglo ¹¹, para lograr mediante la perspectiva obli-
cua representar con más realismo las obras arquitectónicas. El desarrollo
de la perspectiva es una referencia fundamental en la línea de tiempo por
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cuando el artista tuvo la necesidad de representar la naturaleza con rea-
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de la Virgen presenta una forma helicoidal para producir la sensación de
profundidad y dinamismo, introducida por primera vez por Leonardo. La
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guras que aparecen en el cuadro están organizadas desde un ángulo recto
en la parte superior, con lo que se logra un efecto piramidal; el giro helicoi-
dal en el cuerpo de la Virgen hace que parezca estar a punto de emprender
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del observador, y entre él y el objeto hay una placa de vidrio insertado o un
marco con una cuadrícula hecha de hilo negro. El artista marca los puntos
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de ahí realiza su obra.
El pintor holandés del siglo ¹Ëºº Johannes Vermeer es conocido por
su impecable aplicación de la perspectiva de dos puntos de fuga. En los
trozos de suelo embaldosado que muestra en muchos de sus cuadros, hace
alarde de su destreza. En El arte de la pintura (1673), La lección de música
(1660-1661) o Dama con dos caballeros (1659-1660), dibuja con total cla-
ridad las líneas paralelas, extrapoladas a partir de los bordes opuestos de
las baldosas que convergen en un par de puntos de fuga. Vermeer, cuya
producción se limita a solo tres docenas de cuadros, creó algunas de las
obras fundamentales de la historia del arte. También representa el cono-
; )!El geógrafo (1668-1669) y El astrónomo (1668) son un
homenaje a las ciencias incipientes, y en ellos muestra un conocimiento
pormenorizado de todo el instrumental usado en aquel tiempo. Philip
Steadman, un arquitecto inglés que analizó a fondo las pinturas de Ver-
meer (Vermeer’s Camera, 2001), considera que para lograr tal perfección
utilizó una cámara oscura o una especie de caja de perspectiva, en esta
ocasión con punto de vista cambiante, similar a la utilizada por Samuel
van Hoogstraten (una caja con las vistas adecuadas en tres dimensiones
para observar el interior de una casa holandesa a través de mirillas coloca-
das en cada uno de los lados).
IIQI!ÓQ$¥NIQIN$QN&IN#*IN 139
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tada y de pie. La posibilidad de representar tres dimensiones en dos, que
con las distintas perspectivas se fue perfeccionando a través del tiempo, se
transformaba ahora en la posibilidad nada intuitiva de representar sobre
el lienzo las cuatro dimensiones. El cubismo abandona, por lo tanto, la
perspectiva tradicional, y en los convulsos años veinte revolucionó la pin-
tura y la escultura europeas y llegó a inspirar movimientos de vanguardia
en la música, la literatura y la arquitectura. En el arte cubista los objetos
se analizan, se deconstruyen y se vuelven a construir de forma abstracta.
Autores como Apollinaire, Max Jacob o Gertrude Stein incluso intentaron
trasladar el cubismo de las artes plásticas a la literatura. En este caso, al
contrario de lo que había acontecido con la perspectiva, fueron las innova-
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^Ciclo límite IV }$ |
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El matemático H. W. Lenstra se preguntó por qué aparecía en ese lugar el
manchón blanco y si habría algún procedimiento matemático para relle-
narlo. Lo primero que le llamó la atención fue que la galería donde está
el joven vuelve a reproducirse en el interior del cuadro, lo que le sugirió
que el proceso podría continuar así
y que la mancha blanca
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continuar dibujando a tan pequeña escala. En Holanda esta recurrencia se
llama «efecto Droste», debido a un famoso chocolate que jugaba con este
efecto en el diseño de su envoltorio. En España, por lo menos en Galicia,
sería el «efecto Agua de Mondariz» ~
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fractales, a cualquier escala que se observen, presentan una autorrefe-
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caracterizan por su dimensión, que también explica su complejidad, y a
diferencia de la euclídea es un número fraccionario. Un objeto fractal de
dimensión 1,1 sería muy parecido a una recta, otro de dimensión 1,9 sería
un conjunto de réplicas encadenadas que casi rellenaría todo el plano.
Un árbol de hoja caduca, en invierno, tendría dimensión poco mayor
que 2, y uno con todo el follaje y cargado de fruta tendría dimensión
fractal muy próxima a tres.
Taylor, para llevar a cabo su investigación, digitalizó Autumn Rhythm
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una retícula de cuadrados iguales generada por ordenador. A continua-
ción evaluó las cuadrículas que ocupaban la pintura y las que quedaban
vacías. Disminuyendo paulatinamente el tamaño de las cuadrículas, en-
contró que la pintura era fractal a todas las escalas; la proporción entre
cuadrados sin pintar y cuadrados pintados se mantenía prácticamente
constante. Un estudio diacrónico de las obras le hizo observar a Taylor que
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su técnica. Se dio el caso de que la pintura de 1950 con el valor excepcio-
nalmente alto de 1,9, analizada mediante una fotografía, fue destruida por
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ción de los años con la dimensión. Obtuvimos r = 0,75 sin tener en cuenta
el cuadro destruido por Pollock y 0,67 teniéndolo en cuenta.
La simple observación de la obra de Pollock descubre una técnica muy
deliberada. Comienza pintando pequeños gránulos distribuidos por todo
IIQI!ÓQ$¥NIQIN$QN&IN#*IN 145
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extienden y se funden entre sí, después pinta trayectorias más largas, que
conectan los gránulos que sumerge gradualmente en una densa maraña
fractal. Pasados unos días o unos meses, sobre la primera capa pintada en
negro superpone nuevas capas con trayectorias en otros colores. Cuando
la obra está terminada, incluso recorta algunas regiones periféricas de mí-
nima fractalidad.
A lo largo de los diez años en que realizó pintura por goteo, la dimen-
sión fractal varió desde 1,12 en 1945 hasta 1,7 en 1952, sin tener en cuenta
el excepcional 1,9 de 1950, que él mismo destruyó. Parece que los valo-
res mayores de la dimensión solicitan más atención al observador que los
relajantes valores centrales. En este caso queda claro que la potencia de
los métodos informáticos en el análisis de una obra puede ofrecer nuevas
perspectivas tanto a los críticos como a los historiadores del arte, e incluso
a los propios artistas.
En las notas anteriores, ni están todos los modelos matemáticos sus-
ceptibles de interpretar o generar obras de arte ni mucho menos todos los
escultores o pintores cuya obra se pueda analizar utilizando herramien-
tas matemáticas. Evidentemente, la relación de las artes plásticas con las
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demasiado difícil como para poder dar una visión exhaustiva de él. Sobre
todo en una época en que los más variados procesos de generación de los
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reglada, otras veces un objeto fractal o incluso cualquier atractor al que
conduzca una ecuación diferencial, de la que se cambien las condiciones
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producir objetos que, más allá del fetichismo de la unicidad de la obra,
creen formidables sensaciones estéticas.
Concluimos igual que empezamos. Quizá el enmarañamiento neuro-
nal que se expresa en una obra de arte, en un proceso del que el autor
no es consciente, sea isomorfo a algún objeto matemático ya inventado
o por inventar (Pollock); en este caso la matemática puesta al servicio de
la interpretación puede ser de gran ayuda. Pero también puede aconte-
cer que sean los conocimientos matemáticos del autor los que faciliten
o motiven sus representaciones. En resumidas cuentas, el conocimiento
matemático puede facilitar y ampliar el goce artístico, pero tambien de
los artefactos ;|'(
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mundo matemático, incluso en el más sublime.
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En una entrevista televisiva (La Sexta TV, 27/10/2013) el escritor Arturo
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España es un país que está maldito históricamente. Aquí perdimos dos oca-
siones de oro, una el Concilio de Trento, había dos dioses para elegir, uno era
el dios moderno que permite el comercio, el negocio, que le parece bien que
la gente haga negocios y prospere y que tenga una dignidad el comerciante
que hace progresar su comunidad y su país, y otro era el dios oscuro, reac-
cionario, tétrico que no dejaba leer libros, el dios de sacristía siniestra de la
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148 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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nuestra vida durante muchos siglos. La otra ocasión perdida fue el ¹Ëººº, la
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educación, cultura, progreso, ciencia, conocimiento…, y ahí nos faltó lo que
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zara reyes, obispos… Esos dos momentos históricos nos dejaron imposibles,
después, para el futuro.
Y legisla además sobre los modos de conseguir que los estudiantes en-
tiendan las materias, lejos de la memorización y las rutinas:
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compañeros), las proposiciones que por fáciles no merecen explicación, ni la
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bargo, quería que también los estudiantes trabajasen y los obligaba a resolver
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campo que los Estatutos ordenan. En vano solicité los instrumentos necesarios:
no me consta que la Universidad todavía tenga ni una plancheta (1890: 659).
Pero, como con cierta frecuencia suele acontecer, una cosa era lo que
la norma dictaba y otra muy distinta adoptar en el quehacer cotidiano las
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eso el rector lo llamó al orden, debido a las reclamaciones estudiantiles
por el método de enseñanza que utilizaba en sus clases de geometría. Da
Cunha, obligado por la autoridad superior, se pasó al método tradicional y
las aguas volvieron a su cauce. Él lo ve como una concesión a la comodidad
de estudiantes y profesores, y en tal sentido escribe:
Con la muerte del rey D. José, en 1777, el marqués de Pombal fue de-
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taurarse, la obra del déspota ilustrado había sido tan sólida que subsistió
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Matemática de Coímbra perdió a Anastácio da Cunha, víctima del último
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en su puesto, entre otras causas debido a su empecinamiento en llevar a
cabo una reforma radical en el método de enseñanza de las matemáticas
y en sus fundamentos.
Sirva el caso de José Anastácio da Cunha para dejar constancia de que
no es fácil luchar contra el sistema, ni siquiera cuando el campo de batalla
es la didáctica de las matemáticas. Si es difícil que surjan normativas in-
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En la actualidad, la imposibilidad de que tome el poder algún déspota
ilustrado o la de que, en general, se gobierne a favor de los intereses de la
ciudadanía nos lleva a plantear el problema de la educación matemática
mediante un discurso inteligible, que recoja las experiencias del pasado y
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poner, discutir y convencer de que el conocimiento matemático también
vale, entre otras cosas, para aglutinar la masa crítica necesaria que posibi-
lite una democracia más participativa. Eso intentaremos a continuación.
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ción de teorías sobre didáctica de la matemática. Son muchas las cues-
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entremezclan con las cognitivas, las matemáticas en sí con su enseñanza
y aplicación y los enfoques sincrónicos con los diacrónicos, y en el que las
posiciones defendidas se adoptan en ocasiones de acuerdo con la rutina,
ya sea esta la académica de moda, la del menor esfuerzo o la que los dis-
tintos poderes subliminalmente inducen.
Son tantos los temas a tratar que, para poner cierto orden en nuestra
exposición, hemos optado de partida por plantear el punto de vista del
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tres problemas siguientes, todos ellos interrelacionados.
El problema de la posibilidad
cuestiona si, por otra parte, se dan las condiciones para romper con la
lógica estrictamente disciplinar.
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enunciados, en función del lugar y el tiempo, encontramos respuestas
contradictorias, no solo relativas a la puesta en práctica, en la que cabría
esperar diferencias, sino también respecto a la >@
y la posibi-
lidad. El interés dominante de la sociedad al plantearse la educación en
matemáticas es asegurar su utilización como instrumento para la práctica,
como un medio para el desarrollo tecnológico y socioeconómico con el
objetivo último de incrementar el bienestar material. En esto estriba, para
la mayoría de los países, la >@
de que la población en general
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el avance de la propia matemática como ciencia pura, la sociedad tiene el
interés derivado de dotar a un grupo reducido de estudiantes de la mejor
educación matemática posible.
A menudo nos encontramos con matemáticos investigadores que cen-
tran su atención en los requisitos educativos necesarios para el desarrollo
de la propia matemática como ciencia (pura), pues la consideran un ele-
mento de la cultura que forma parte de los grandes éxitos de la humani-
dad. En cambio, muchos profesionales de las artes, humanidades y cien-
cias sociales tienden a creer que el interés legítimo de la sociedad, para
generar conocimientos matemáticos a la mayor parte de la población, no
debe ir más allá del límite de la competencia funcional. Lo que no sería
más que un síntoma del desfase entre las dos culturas, al que ya hemos
hecho referencia en otros capítulos de este libro y que todavía sigue exis-
tiendo hoy en día bajo la más variadas formas.
Este último punto de vista está estrechamente ligado a una curiosa
postura ante el problema de la posibilidad. En muchos sectores de la socie-
dad se da por supuesto que no todo el mundo puede aprender matemáti-
cas o, para ser más precisos, se considera que, aun siendo posible educar
a cualquier persona en matemáticas, su coste en términos de recursos,
tiempo, esfuerzo, compromiso y dolor psíquico supera el precio que de-
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en ellas sea un recurso muy solicitado pero escaso por resultarle difícil al
individuo adquirirlo, explica la creación de una regla experta en el ima-
ginario social: las personas que solo poseen competencia en las matemá-
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en importantes procesos sociales que ejercen un impacto considerable en
sus vidas. Por lo tanto, si queremos estimular el desarrollo democrático
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ciudadanía inteligente e inquieta tendrá una importancia crucial. Y, aun-
que no sea realista ni deseable educar a todos para que se conviertan en
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ble proporcionar al ciudadano común una percepción de la naturaleza del
conocimiento experto.
Con todo, la persecución de dicho objetivo presenta graves problemas.
Tal vez el más importante es la propensión al rechazo por parte de mu-
chos estudiantes. Esto se debe a un doble obstáculo. Por una parte está
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son algo difícil de aprender. Por lo tanto, la paradoja de la relevancia en el
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portancia de las matemáticas en la sociedad y la vida cotidiana de las per-
sonas corrientes es invisible para el individuo, ¿por qué sufrir aprendien-
do matemáticas? Por otro lado, la mayoría de los jóvenes perciben que
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que existen respuestas contradictorias. Por ejemplo, observamos que con
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blemente en sus respuestas de las sugeridas por la mayoría de los profeso-
res de matemáticas, que a su vez pueden estar en desacuerdo con los pun-
tos de vista predominantes de los matemáticos investigadores. En cambio,
entre los que profesan las artes, las humanidades o las ciencias sociales
blandas, muchos comparten un cuarto punto de vista. Para hacernos una
idea del contexto en el que se gestaron las sucesivas reformas en nuestro
país, de sus crisis y fracasos, es conveniente considerar determinados as-
pectos de la historia más reciente.
La Organización Europea de Cooperación Económica (OECE) crea
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en inglés), con el propósito de emprender una acción internacional para
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países miembros y en los asociados. Su principal objetivo es concienciar
a la opinión y los poderes públicos de la necesidad urgente de incremen-
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inversiones en educación y la expansión económica. Para esto se marcan
dos necesidades inaplazables: formar el mayor número posible de cientí-
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156 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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rante todo el ciclo escolar, no debe tener, en lo que respecta a las matemáticas,
dos siglos de retraso sobre su tiempo, por la única razón de que no se especia-
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vivir en una época donde las matemáticas juegan un inmenso papel en las
más diversas áreas del pensamiento.
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en la escuela primaria las capacidades latentes de los niños y su interés por
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matemáticas elementales si pretendemos implantar las medidas apropiadas
en el ciclo secundario (23).
– el tratamiento adecuado;
– las condiciones de vida propicias para el desarrollo personal;
– la posibilidad de elevarse a un rango más alto;
– condiciones de trabajo satisfactorias (tiempo y número de alumnos).
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gran empresa metalúrgica, patrocinase los estudios sobre la enseñanza
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la incorporación, como miembros de pleno derecho, de países como EE.
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adaptarlo a la orientación de las matemáticas modernas:
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tonces que debería procederse al estudio sistemático de la «matemática
moderna» desde los primeros cursos. Se introducirían los siguientes te-
mas: conjuntos; operaciones fundamentales con conjuntos; producto de
conjuntos; relaciones binarias; aplicaciones entre conjuntos; concepto de
función; equivalencia; simetrización de un semigrupo; grupos; reversibi-
lidad de las operaciones, y espacio vectorial.
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mos ante una nueva estructuración de las matemáticas en la enseñan-
za media, que requería, por lo tanto, un trabajo experimental previo.
Para ello, a comienzos de 1962 se constituyó, en el seno del Centro de
Orientación Didáctica, la Comisión para el Ensayo Didáctico sobre la
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presidida por Pedro Abellanas y cuyo trabajo piloto se desarrollaría en
unos cuantos centros.
Tal y como rezaban los documentos de la OCDE, la implantación de la
matemática moderna se comenzaría por el bachillerato superior, continua-
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ticos para la enseñanza media y se promovieron cursillos de perfecciona-
miento para el profesorado. Por ejemplo, en Santiago de Compostela, en ju-
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nueva Ley General de Educación de 1970, la propuesta se generaliza y las
matemáticas modernas pasan a los programas. Las Orientaciones Peda-
gógicas se mantuvieron hasta el curso 1981-1982, aunque muy pronto se
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En los últimos setenta, los sectores más activos del profesorado empie-
zan a constituir grupos didácticos que cada vez se alejan más del formalis-
mo reforzando el punto de vista heurístico. El Grupo 0 de Valencia es una
de las experiencias que más impacto tuvo en todo el Estado. En Galicia, el
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más de cincuenta profesores de bachillerato. En este caso, además de tra-
tar de renovar la enseñanza de la matemática, se había optado por la utili-
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conservadores por abandonar el rigor se unieron las de todos aquellos que
creían que solo algunos idiomas eran aptos para la matemática y, desde
luego, a su criterio el gallego no estaba entre ellos.
Los chistes, las situaciones inventadas y los estereotipos eran armas
contra la renovación en manos de los que no se cuestionaban nada. Y del
tono irónico de la época, que en cierta manera se ha mantenido hasta la
actualidad, da ejemplo la siguiente secuencia de seudoejercicios, que in-
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pérdida de conocimientos matemáticos que lleva aparejado:
junto M es igual a 100 y cada elemento vale 1. Dibuja 100 puntos gor-
dos que representen los elementos del conjunto M. El conjunto F de
los gastos de producción comprende 80 puntos gordos del conjunto
M. =
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F como subconjunto del conjunto M, es-
tudia cuál será su unión y su intersección y da respuesta a la cuestión
siguiente: ¿cuál es el cardinal del conjunto B
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B con color rojo.
hacen esto:
Querer que toda la población piense como piensan los matemáticos profe-
sionales es un desatino, una exageración, y considerar que la alfabetización
matemática del ciudadano debe basarse en hacerle pensar y actuar según la
estricta lógica matemática, sin duda es una propuesta descabellada. La lógi-
ca matemática puede ser el idioma de la ciencia, pero no es, desde luego, el
idioma que utilizarán los ciudadanos ni siquiera para aprender la parte de la
ciencia que atañe a sus vidas. Pero, por muy extraño que parezca, desde la
perspectiva que el tiempo nos da, es difícil de explicar por qué estuvimos en-
redados en esa maraña tantos años, y todavía lo es más que queden restos de
estas ideas en los currículos de la escuela básica de algunos países.
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nico las ecuaciones diferenciales, donde por una parte estaban los teoremas
de existencia, tan elegantes y formales, y por otra la integración rutinaria,
que utilizaba los «métodos espurios de los físicos». Una cosa nada tenía que
ver con la otra, y menos mal que, por lo menos en nuestro caso, después de
haber abandonado las aulas vino a redimirnos Pontriaguin (1973).
164 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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discrepancias entre Choquet y Thom a las que hemos aludido en la intro-
ducción de este libro, además de los puntos de vista de Kolmogorov y la
Escuela soviética, que ponían un claro empeño en relacionar la matemá-
tica con la realidad física y hacían muy escasas concesiones incluso a la
notación moderna.*
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la educación matemática había alcanzado un alto nivel, pero, si ellos ha-
bían sido capaces de lanzar el Sputnik, había que utilizar todos los atajos
posibles para ponerse a su altura. Se postuló que la solución estaba en la
matemática moderna, pero lo que se pretendía que fuese atajo fue a dar
en laberinto.
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condena a muerte de Euclides ~
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las matemáticas escolares desde el siglo ¹º¹ se bifurca en la década de los
setenta del siglo ¹¹. A partir de ese momento habrá dos propuestas de
actuación en la escuela elemental: la que se denominará «tradicional» y
la que engloba los sucesivos intentos de reforma, que pretenden una al-
ternativa al modo tradicional de enseñanza. La situación a día de hoy no
ha cambiado mucho, pero esas posturas antagónicas no siempre se pue-
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la matemática moderna en cualquier nivel, los coroneles golpistas griegos
la prohibieron; en el caso de estos, quizá para reivindicar a Euclides…
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reductos, los contenidos explícitos al respecto desaparecen del currículo
mediada la década de los ochenta. Se reconoce que las «matemáticas mo-
dernas» habían llevado a muchos estudiantes a desconocer la aritmética
elemental y empieza a asumirse que no tiene demasiada importancia que
un alumno no sepa que un número racional es una clase de equivalencia, lo
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de nuevos contenidos, pero hay un acuerdo tácito en volver a lo básico.
Se pensó entonces que, si el aprendizaje se regía por cierta lógica, esa
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pranas a conocimientos recientes de las matemáticas; por ejemplo, aunque
la topología fuera una rama tardíamente incorporada, no por eso iba a ser
inaccesible. En sus aspectos más elementales, incluso se podría enseñar a los
alumnos de preescolar. Piaget buscaba en la lógica matemática no solamente
la base de las matemáticas mismas, sino también la de la organización de las
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tar el programa de matemáticas a la psicología evolutiva piagetiana. Dienes,
quizá el más conocido, intentó un planteamiento de las «matemáticas mo-
dernas» basado en la manipulación de materiales y en la intuición, a través
de sucesivos pasos que, de manera inductiva, conducían a la generalización.
La situación era propicia para que entrasen en escena las críticas prove-
nientes de la psicología, y entraron, pero no como lo había hecho la reforma
anterior. En esta ocasión el profesorado de secundaria y primaria escasamen-
te se dejó contaminar, mientras que, en las facultades de Ciencias de la Edu-
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el aprendizaje sobre el aprendizaje multiplicó su presencia durante la década
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del aprendizaje de las matemáticas (1980), de Skemp, y La enseñanza de las
matemáticas y sus fundamentos psicológicos (1991),
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Gracias a ellos, nos percatamos de que sabíamos poco de aprendizaje y
apenas habíamos pensado en su relevancia. Empezó a haber más recepti-
vidad en esos años hacia las ideas provenientes de la psicología, y su peso
en los fundamentos del currículo se hace notar en las siguientes décadas.
Algunas preguntas que surgen del campo de la psicología del aprendi-
zaje son las siguientes:
166 IIQ#&Q$#J$QJ&J
Muy pocos comprenden que lo que se les pide es el cálculo del área de
los siguientes triángulos:
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adelante un plan decidido y homogéneo de integración de las nuevas
tecnologías en el currículo no solo están relacionadas con un problema
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tienen mucho que ver con visiones simplistas por parte de un profesora-
do formado en un período de vigencia de la moda más restrictiva de la
historia reciente de las matemáticas, en cuanto a su interpretación del
concepto y el método.
Con la calculadora y el ordenador los métodos de resolución de pro-
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ir devolviendo determinadas parcelas a la aritmética y el cálculo efectivo.
Además, los nuevos medios permitirán abordar procedimientos de reso-
lución aproximada, lo que supone un desplazamiento de habilidades: será
más importante la elección de una fórmula adecuada que la memoriza-
ción de la sintaxis de un procedimiento. A este respecto, aunque creemos
que a los trece o catorce años se debe conocer y aplicar la fórmula de la
ecuación de segundo grado y se debe hacer hincapié en la inexistencia de
fórmula para grado superior al cuarto, no entendemos por qué la resolu-
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micas sigue siendo solo abordada por algún que otro iluminado.
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cación de las matemáticas a otros campos, permitirán fácilmente res-
paldar enjuiciamientos sobre las más diversas situaciones. Aprender a
utilizar las matemáticas, incluso aquellos automatismos más pedestres,
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168 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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ya que entre otras cosas conducirían al dominio de determinadas destrezas
fundamentales para extender el pensamiento lógico y abstracto mediante el
diseño y la comprobación de hipótesis. La resolución de problemas a partir
de la interpretación de datos salidos del ordenador y la posterior explica-
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'de papel y lápiz, involucrando al
estudiante en las explicaciones verbales, juegan un papel fundamental en la
aprehensión y transmisión del conocimiento objetivo.
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durante los próximos veinte años, y cada trabajo requerirá de un nuevo adies-
tramiento en destrezas comunicativas. Se necesita, entonces, una fuerza la-
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tos poderes, de la construcción social y de la crisis económica, ambas con
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lacionados con estos pueden ser fácilmente manipulables por las ideologías
más conservadoras.
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traciones que ahora se suponen fuera de alcance a esas edades.
Por otra parte, la incorporación de la tecnología en las clases de ma-
temáticas avanza muy lentamente. La distancia entre su uso en la vida
ordinaria y en la escuela, sobre todo para enseñar y aprender matemáti-
cas, continúa aumentando en medio de una política errática que no logra
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calculadora en las clases y exámenes goza de un estatus claro en el conjun-
to de las prácticas educativas.
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al logicismo de las «matemáticas modernas» o las rutinas mecanicistas
de los algoritmos aritméticos y algebraicos, se pretende poner de mani-
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destacar el aspecto funcional de las matemáticas relacionándolo funda-
mentalmente con sus aplicaciones sociales. Pero no solo eso, sino que, en
la tradición de Pólya, también se pueden abordar cuestiones de geome-
tría o de la teoría elemental de números que permiten inducir heurísticas
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va más allá de la aplicación deductiva de los esquemas lógicos e incorpo-
ra muchas otras estrategias cognitivas, como la inducción (búsqueda de
patrones), la analogía, el ensayo y error sistemáticos, etc. De hecho, en la
LOGSE, las estrategias de resolución de problemas se convierten en conte-
nidos de enseñanza; los procedimientos heurísticos pasan a formar parte
explícita de los currículos.
Pero otra cuestión es el carácter marginal que a tal recomendación le
han dado quienes tenían que ejecutarla y quienes deberían velar por su
ejecución. La «resolución de problemas», pese a estar presente en el currí-
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las prácticas de aula. La enseñanza y las evaluaciones siguen basándose en
la realización de ejercicios que obvian las situaciones complejas. Curiosa-
mente el aumento de edad de los estudiantes no lleva consigo un aumento
en la complejidad de las tareas a las que deben enfrentarse. Por lo general
se repiten ejercicios tipo en los cuales la utilización de estrategias o proce-
dimientos heurísticos resulta poco útil.
Con el inicio del siglo ¹¹º la OCDE vuelve a entrar en escena. Pero, en
una época en que lo numérico queda desposeído de la magia plátonica
para ponerse al servicio de las macromagnitudes que rigen nuestras vidas,
Aprendizajes básicos
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próximos a los comportamientos del alumnado, nos parece desacertada.
La respuesta a qué enseñar y qué aprender en los términos más concretos
posibles es esencial en el establecimiento de las intenciones educativas,
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no perder el
hilo competencial en este complejo recorrido es, sin duda, muy grande y
nos lleva al debate de los estándares, con el que el enfoque de competen-
cias se encuentra imbricado de forma directa y del que hablaremos en el
apartado siguiente.
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cepto resida en que la novedad del constructo, asumido en ocasiones con
excesivo entusiasmo por Gobiernos, agencias y organismos internaciona-
les, haya llevado a pensar que permitía resolver de un plumazo, o al me-
nos soslayar sin demasiados problemas, una serie de cuestiones de gran
complejidad. Lo cierto, sin embargo, es que estas cuestiones, en especial
las relacionadas con las decisiones sobre los aprendizajes básicos en la
educación escolar, no desaparecen mágicamente si se deja de hablar de
contenidos y se habla de competencias. En cambio, debido a la aparente
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educativas, el uso generalizado y a veces poco fundamentado del concepto
de «competencia» puede contribuir a hacer más opacos los criterios que
subyacen en estas decisiones y sustraerlos al análisis y el debate público
presentándolos como los únicos posibles y deseables, cuando de hecho
son siempre la consecuencia de unas opciones determinadas.
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escolar.
Entre los múltiples y diversos factores que han contribuido a la di-
fusión y aceptación creciente del esquema que vincula la evaluación de
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cuyo papel ha sido determinante. El primero es hacer ver la necesidad
de la función reguladora de la evaluación, es decir, se propone utili-
zar las informaciones proporcionadas por la evaluación para introducir
medidas de corrección y, en consecuencia, producir mejoras en los di-
ferentes componentes o elementos del sistema educativo y en su arti-
culación. El segundo es resaltar la importancia cada vez mayor que la
sociedad actual atribuye a la rendición de cuentas. En este caso se usan
los resultados de la evaluación para comprobar el grado de consecución
de objetivos o el grado de cumplimiento de las funciones encomenda-
das a una persona, un grupo, una instancia o cualquier otro elemento
del sistema. Y el tercero, establecer estándares de calidad en la educa-
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tres ingredientes está en la base de una nueva oleada de reformas edu-
cativas que, surgidas en primera instancia en los EE. UU. al amparo de
los planteamientos de la ley federal No Child Left Behind^_¥ +
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178 IIQ#&Q$#J$QJ&J
Una vez que hemos hablado de las tres cuestiones esenciales que centran
el debate actual de la enseñanza, a saber, los aprendizajes básicos, las
competencias y las evaluaciones, es preciso abordar un cuarto aspecto,
quizá el principal, que tiene que ver con la formación y práctica del docen-
te. Creemos que no existe un modelo del mejor profesor de matemáticas,
la clave es el contenido que se da a los alumnos, de modo que sientan que
pueden interactuar con el lenguaje matemático como algo vivo, que no
se trata de un conocimiento que sirve solo para aprobar una asignatura
coco en la escuela y contar dinero fuera de ella. También pensamos, aun-
que existan referencias globales cada vez más compartidas, que un buen
maestro en Singapur y otro en Suiza harán cosas bastante distintas en el
aula para enseñar matemáticas porque el saber está delimitado por la cul-
tura y, por tal razón, no podemos tomar la experiencia de un país y tratar
de aplicarla en otro de forma mecánica. Además, aprender matemáticas
exige esfuerzo; Euclides se lo explicó al rey Ptolomeo Sóter, que le exigía
un atajo para entender sus demostraciones, con una frase que se hizo cé-
lebre: «Majestad, no hay camino real a la geometría».
¿Cómo pueden los profesores ayudar a los alumnos a realizar este es-
fuerzo? Los autores de este libro mantenemos ciertas discrepancias sobre
lo que debe ser la didáctica de las matemáticas, y por eso presentamos por
separado al lector nuestros puntos de vista, para que juzgue las fortalezas
y debilidades de cada posición e incluso para que tome partido si lo con-
sidera conveniente
es esencial
Algunos antecedentes
Si las razones, pues, fueran bastantes para hacer los hombres buenos, de mu-
chos y grandes premios (como Teognis dice), fueran dignas, y con cualquier di-
nero fuera bien comprarlas. Pero parece que lo que ellas más pueden hacer, es
exhortar y incitar a los más generosos mancebos a las costumbres generosas, y
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vulgo no es apto para ser regido por vergüenza, sino por temor, ni apartarse de lo
malo por su proprio corrimiento, sino por el castigo, porque viven rigiéndose por
sus afectos, buscan sus proprios deleites y las cosas de donde les pueden proce-
der, y huyen de las contrarias pesadumbres. Pero de lo que es honesto y realmen-
te deleitoso ni aun noticia no tienen, porque no son gente que gustan de cosas
semejantes. A tal gente, pues, como ésta, ¿qué razón hay que baste a ponerlos
en regla ni concierto? Porque las cosas que de mucho tiempo están recebidas
en costumbres, no pueden, a lo menos no es cosa fácil, mudarlas por palabras.
Cuando las ciencias llegaron a tal grado de perfección, cuando todas las partes
profundizadas por los genios más vastos y penetrantes se enriquecieron con un
gran número de verdades que alejaron sus límites, viene a ser su estudio más
largo y penoso y sus progresos son por consiguiente más lentos y difíciles. Enton-
ces, la memoria obliga a retener una inmensidad de objetos, reclama sin cesar
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modo más propio, para volver a encontrarlos cuando ya los ha perdido de vista.
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los materiales de nuestro conocimiento en el orden que les conviene; y darles el
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las verdades entre sí por un vínculo natural y sensible, no del modo como se
presentaron realmente a los inventores, sino como las dispondría un espíritu
vasto y hondo, que quisiera despojar a la ciencia de todo lo que la embaraza, y
presentarla bajo el aspecto más claro, más sencillo y más satisfactorio.
En efecto, debe mirarse como un error de primer orden el asegurar que no hay
cosa mejor que exponer una doctrina por el mismo método con que se inventó.
Si esto fuera posible, querría decir que habiéndose consumido siete mil años
para elevar la ciencia al estado de adelantamiento en que se tiene, se necesita
el mismo tiempo para comprenderla. Además, casi ninguna doctrina se puede
explicar del mismo modo cómo se inventó. Así es que la teoría de logaritmos
se inventó por el movimiento y no se hallará persona que diga que hoy día se
puede explicar del mismo modo. La elevación a la potencia por el binomio de
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forzaron por dar una demostración de tan interesante teorema por métodos di-
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métodos distintos, y en la actualidad no hay matemático que trate de explicarlo
por ninguno de ellos: y como lo mismo se tendría que decir de las restantes ra-
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las ciencias por el método que siguieron los inventores.
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la preocupación por conseguir el método de aprendizaje idóneo no es algo
nuevo, y las disputas entre posturas contrapuestas tampoco.
La formación, la innovación y el progreso no son producto de seguir a
rajatabla un manual de recomendaciones, y por lo tanto la toma de pos-
tura meditada y contrastada, respecto a la didáctica de las matemáticas,
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tengamos del ser humano y la sociedad en que desenvuelve sus potencia-
habitamos, donde unos pocos tienen casi todo y la mayoría casi nada o
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OCDE, UE o Gobierno, vaya a concebir una enseñanza que diverja de los
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defensa de determinados privilegios de clase. En este sentido, esperar por
decreto una enseñanza crítica, aunque sea de las matemáticas, no deja de
ser una utopía.
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matemáticas, no deja de ser cierto que su papel en la escuela viene marca-
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posición hacia ellas como vaticinadora de los éxitos y fracasos en la futura
vida laboral, aunque, por otra parte, se admiten sin demasiado problema
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en clave exclusiva de valores, pero no de esos de los que están plagadas
&*Ü*Ý&#J&$ÞQN&&J&NQR* 185
todas las directrices educativas de las últimas décadas, sino los de uso y
cambio sobre los que Marx construyó su análisis de la sociedad capitalis-
ta. Preparar para la vida no es preparar para el mercado y, si es cierto que
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re demasiada sabiduría para desarrollar su trabajo ni para disfrutar de su
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nes como los adultos alienados de mañana, sin contemplar la posibilidad
de que interpreten y disfruten a otro nivel e incluso la de que entre ellos
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pero que a diferencia de estos provengan de familias cuya única conexión
con la ciencia y la cultura sea la enseñanza obligatoria. Claro está que los
casos citados son extremadamente singulares, pero no estamos en el siglo
¹º¹$ sino en el ¹¹º, en el que el Estado debiera garantizar que el origen de
clase, más allá de repetitivas y vacías declaraciones de principios, tenga
los mínimos efectos en la formación académica de todos sus ciudadanos.
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~Informe PISA 2013~`
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se va concentrando alarmantemente en alumnos procedentes de familias
desfavorecidas.
Si alguien se interesa por el tipo de conocimientos matemáticos que
se transmitían en seminarios, academias militares y algunos centros regi-
dos por eclesiásticos en el siglo ¹Ëººº y principios del ¹º¹, puede compro-
bar cómo los contenidos y el rigor lógico exigidos a los jóvenes de quince
años estaban a años luz de lo que en plan piadoso o paternalista se exige
hoy a los alumnos de la ESO. Creemos en el cerebro evolutivo, y que la
enseñanza fuera dirigida en aquellos tiempos a las minorías no explica
que el intento de hacerla hoy universal se base en un implícito razona-
miento bárbaro: las minorías privilegiadas de hace doscientos años tenían
unas capacidades muy superiores a la mayoría actual. Y, en todo caso, si
también hay minorías como las de entonces, tendrán que aguantarse y
someterse a la dictadura de las cuatro cosas para andar por la vida y así
conseguir, dicho sea de paso, acabar con las grandes cuotas de fracaso que
se dan en la actualidad.
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fuera del alcance de los jóvenes que vayan a cursar las etapas de la ense-
ñanza obligatoria. En este sentido, un pensador de la talla de Giambattista
Vico (1713: 98), en otros aspectos de lo más sugerente, arremetía contra la
inclusión del álgebra en los programas y dejaba constancia de los efectos
perniciosos que causaría a la juventud en formación:
186 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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vés del método algebraico, lo cual paraliza lo más vigoroso del temperamento
de la juventud, pues le ciega la fantasía, debilita la memoria, hace vago el
ingenio, retarda el entendimiento, las cuáles cuatro cosas son absolutamente
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un descubrimiento árabe, consistente en reducir los signos naturales de las
magnitudes a ciertas cifras a su antojo, conforme los árabes redujeron a diez
pequeñísimas cifras los signos de los números. Y así con el álgebra se acuita el
ingenio, porque no ve sino solo aquello que tiene delante de los ojos; aturde
la memoria, porque una vez hallado el segundo signo no presta atención al
primero; ciega la fantasía porque no imagina absolutamente nada; destruye
el entendimiento, porque practica la adivinanza.
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¹¹, al
tratar de introducir el cálculo diferencial en la enseñanza secundaria.
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vida, los intereses de los créditos, etc. Aunque también es cierto que para
muchas de las destrezas a las que hasta hace poco se llegaba como resulta-
do de un proceso de razonamiento, o cuando menos de cálculo, basta hoy
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Desde luego, el dominio de determinadas destrezas, como porcenta-
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tarse del problema fundamental del mundo de hoy: la desigual distribu-
ción de la riqueza. La curva de Lorenz y el índice de Gini no requieren de
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que un escaso porcentaje de la población mundial se reparta un enorme
porcentaje de la riqueza. Y para esto basta con saber hacer una representa-
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ser aprendidos previamente, al margen de cualquier motivación realista.
Adquirir los conocimientos y los hábitos que, desde un saber acu-
mulado durante siglos, permitan entender y transformar el mundo no es
fácil. Vaya por delante que muchos de los que dicen que lo que falla es
&*Ü*Ý&#J&$ÞQN&&J&NQR* 187
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la ley de que la ESO tenía que ser impartida por licenciados, se acordó
que los maestros, que ya lo estaban haciendo en los cursos equivalentes,
siguieran impartiendo docencia en la primera etapa hasta su jubilación.
Tal prórroga en sus funciones parece incompatible con la pretensión de
querer implantar una enseñanza de calidad; por muy comprensivo que se
sea respeto a los costes del sistema, que en pleno siglo ¹¹º imparta mate-
máticas de segundo de la ESO quien puede desconocer los contenidos de
tercero no deja de ser un despropósito.
188 IIQ#&Q$#J$QJ&J
Lo cierto es que hay temas tan espinosos que con solo mentarlos se hace
uno merecedor de innúmeros adjetivos, y todos ellos apuntan hacia los terri-
torios de la derecha más cavernícola, el inmovilismo y la reacción. Pero, aun
así, no quiero pasar por alto un hecho que demuestra hasta qué punto la for-
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es algo que preocupe demasiado ni al poder ejecutivo ni a los poderes fácti-
cos. Prueba de eso es que en el último concurso-oposición libre para profeso-
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primera vez en la historia de la que tenemos noticia, los aspirantes a profeso-
res de matemáticas no tuvieron que resolver ningún problema, y en el último
proceso de acceso a cátedras los apartados relacionados con el conocimiento
y el dominio de la materia apenas puntuaban, en comparación con haber
ocupado cargos directivos o con los cientos de horas de asistencia a cursillos,
la mayoría de ellos poco o nada relacionados con la materia de la plaza a la
que se optaba. Y, ya puesto a ser incorrecto, me ha llamado la atención, en
los centros que he trabajado y los ambientes en los que me he movido, el alto
porcentaje de sindicalistas y otros tipos de liberados que consiguieron la cá-
tedra, frente a excelentes profesores que, en vez de preocuparse en acumular
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de horas, dedicaron ese tiempo a cumplir con su tarea.
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diante medio: apuntes refritos, parciales preparados en muy poco tiempo,
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con los contenidos fundamentales de una disciplina, echando mano de la tan
denostada memoria, dota al futuro profesor de una visión de conjunto que
no tuvo ocasión, con muy raras excepciones, de alcanzar durante la carrera.
Evidentemente, el examen práctico debiera jugar un papel fundamental, ya
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de los que tendrá que dar cuenta en sus clases, mientras que, en lo relativo
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den unas condiciones mínimas, se puede ser laxo con los aspirantes. El recién
incorporado irá adquiriendo destreza con la práctica y, a este respecto, la tu-
toría efectiva bajo la supervisión de profesores expertos debería ser la manera
de adquirir capacitación para desarrollar su función con éxito; algo así había
organizado Kolmogorov. En todo caso, siempre que haya más candidatos
que plazas disponibles, deberá existir un método de selección objetivo que
brinde a todos los aspirantes las mismas posibilidades. Y, si para ingresar en
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examen de conocimientos en los que el expediente académico solo puntúa
un 10 %, no parece que haya que hacer algo muy distinto para ingresar en la
docencia. Aunque en este caso me atrevo a proponer que, del 90 % restante,
por lo menos la mitad se le adjudique a la resolución de problemas.
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los primeros años de escuela, debía saber muchísimo más de lo que tenía
encomendado enseñar, pues ese conocimiento profundo es el que abre los
caminos didácticos adecuados. Y, si la declaración de principios de Lax
puede considerarse como una llamada desde las alturas, no es ese el caso
de Kolmogorov, quien dedicó gran parte de sus esfuerzos a la formación
del profesorado e incluso impartió clases durante más de diez años en
campamentos de verano a alumnos de secundaria.
El problema no es de nuevas tecnologías ni de conocimientos obsole-
tos, sino de que se den las condiciones para llevar a cabo una labor difícil
y fundamental. Como decía anteriormente, es indispensable un conoci-
miento exhaustivo de su materia por parte del profesorado, para que sepa
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tividades coyunturales y las líneas maestras sobre las que se va tejiendo la
urdimbre de la correspondiente área de conocimiento.
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es que el sistema hace agua por todas partes.
¿Qué didáctica?
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nuestros días con cierto éxito, pero de una manera muy poco democrá-
tica; dejaba fuera a gran parte de la población. La globalización del co-
192 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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ferentes sobre lo que debe ser la didáctica. Ambos nos hemos preocupado
por ponernos mínimamente al día en los nuevos conocimientos en neu-
rociencia, hemos ejercido durante las mismas décadas la docencia y be-
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en los cuales hemos tratado de buscar las heurísticas más apropiadas para
acercar el pensamiento matemático a nuestros alumnos. Además, hemos
estudiado los libros de formación propiamente matemática y las histo-
rias de la matemática que podríamos considerar canónicas (Alexandrov,
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empapado, pongamos por caso, de Pólya, Lakatos, Hacking, Kahneman
o Grattan-Guiness, harán cosas muy parecidas cuando traten de acercar
a los alumnos la probabilidad o los rudimentos del análisis matemático, y
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de un anarco-didacta. Y cualquiera que sea la manera de medir los cono-
cimientos de sus respectivos alumnos, los éxitos o fracasos para nada van
a depender de las creencias didácticas del profesor, sino de su práctica.
También debemos reparar en la lentitud consustancial a ciertas par-
celas del conocimiento, que se da de bruces con la inmediatez de pantalla
táctil en la que el adolescente narra e ilustra al instante todos sus aconte-
ceres mientras recibe los de sus agregados. Una lentitud que, desde luego,
está reñida con el intento de ir por el atajo para salir mejor parados en los
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escalonadamente desde las edades más tempranas, y son estos los que
van a posibilitar acercarse al conocimiento en profundidad, ciertamente
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tica o ciencia. La obligatoriedad hasta los dieciséis años no implica que
hasta esa edad solo haya que aprender determinadas rutinas. Ciertos há-
bitos de razonamiento que necesitan de maduración, y que incluso ten-
drán aplicación en etapas más desarrolladas de las respectivas disciplinas,
no pueden ser víctima de los efectos de una desaforada urgencia utilitaris-
ta de origen mayoritariamente digital; ni las nuevas tecnologías arreglan
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caso de que se entienda lo que se lee.
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o de la teoría elemental de números, ni tampoco creo que haya que haber
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to y las ideas fuertes también tienen que sedimentar, e insistir demasiado
en el barroquismo de la producción más reciente de cualquier área acadé-
mica no es más que un intento de ocultar los males que nos afectan. Los
lugares comunes de la modernidad actual no son muy distintos de los de
las modernidades que en el mundo hubo, y apuntarse a las corrientes de
moda, despreciando por obsoletas las restantes metodologías, no arregla
el problema de la enseñanza de las matemáticas, más bien lo desenfoca y
quizá lo haga crónico.
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a la escuela actual desde posturas aparentemente progresistas, que «tene-
mos un sistema educativo del siglo ¹º¹, con profesorado del ¹¹, que tiene
que preparar a ciudadanos del ¹¹º». El sistema será del siglo ¹º¹, pero en
la actualidad poco tiene que ver incluso con el de buena parte del siglo ¹¹,
aunque los profesores evidentemente sean de ese siglo; por lo menos en él
nacieron. Y respecto al siglo ¹¹º, que con solo mentarlo aún parece evocar
una modernidad en constante evolución que se nos escapa entre desliza-
mientos de pulgares sobre pantalla táctil, mi humilde percepción es que
va encaminándose hacia el ¹º¹, con nuevos ropajes, a una velocidad de
vértigo: pobreza, explotación, míseros salarios… Me conformaría, por lo
tanto, con que la educación matemática del siglo ¹¹º~
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en un elemento indispensable para que el verbo ilustrado se hiciese carne
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derechos conquistados durante todo el siglo ¹¹. Una ciudadanía que apro-
vechase al máximo las posibilidades de un raquítico sistema democrático
sin que se tuviesen que repetir nuevos episodios de lágrimas y sangre; si
en el empeño hay que sudar, eso no sería ningún problema: ¿cuántos mi-
llones de parados están deseando hacerlo?
ello necesita una teoría potente y una metodología validadora. Ello le llevará
al examen crítico y sistemático de su docencia y le posibilitará darse cuenta
de si enseña mal y qué debe hacer para enseñar bien. Eso es lo que entien-
do por competencia profesional y eso es lo que pretendo desarrollar más
adelante. Admito que es una aproximación más compleja al fenómeno del
fracaso escolar que el simple «basta ver y mirar alrededor» como estrategia
de bastantes autoridades y algunos profesores. Por cierto, ¿observan lo mis-
mo el botánico, el agricultor y el simple paseante cuando miran las plantas
en la naturaleza?, ¿qué papel juegan las teorías y los conocimientos en la
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ser profesor. El personal docente-investigador se considera mucho más
investigador que docente y, así como hay un sistema aceptable de forma-
ción como investigador mediante la realización de una tesis doctoral, no
suele haber planes sistemáticos y obligatorios de formación inicial ni con-
tinua en competencias docentes. Con esta realidad, es fácil pensar que el
futuro profesor no recibe muchos ejemplos de buenas prácticas docentes.
Curiosamente, el grueso del debate y las acusaciones de desastre y fra-
caso se centran en el nivel de secundaria mientras que en primaria parece
no haber problemas o en todo caso son mucho menores. Digo «curio-
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como el factor clave del desastre de la secundaria cuando la cultura peda-
gógica del profesorado de secundaria es más bien escasa, si no nula. Otra
curiosidad es que acusen a los pedagogos cuando, en realidad, tuvieron
poco que ver en la reforma LOGSE, que se inspiró principalmente en teo-
rías psicológicas del aprendizaje para sus propuestas metodológicas. Así,
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de la memoria en el aprendizaje cuando la verdad es que la ciencia cogniti-
va coloca la memoria declarativa y la memoria procedimental en el centro
del procesamiento mental. De ahí la propuesta curricular de la LOGSE
de organizar los contenidos de cada disciplina en tres tipos o categorías:
conceptuales, procedimentales y actitudinales. En el marco de este diseño
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memorístico derivado del modelo tradicional transmisivo de enseñanza.
Lo que se intenta superar en la enseñanza es el memorismo, no la memo-
ria. De nuevo, las cosas no son tan simples como parecen.
En general, los profesores de secundaria se lamentan de lo absurdo que
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para desempeñar una labor que consideran de un nivel muy inferior. Con-
sidero que su formación como matemáticos no los convierte en profesores
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ticos o físicos para dedicarlos a enseñar adolescentes de 12 a 18 años con-
vierte a estos titulados en profesores desmotivados de los que cabe esperar
acciones más negativas que positivas en la formación de los alumnos. El
profesor novato que llega con el criticado bagaje didáctico que se propor-
ciona en la universidad se sorprende de que los alumnos no aprendan. ¿Y
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no pocos profesores de un nivel desdeñable porque nadie está preparando
a profesores, con todo lo atractivo del desafío que supone la acción docen-
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puede y debe exigírsele a un profesor que va a desarrollar su profesión
en los niveles obligatorios de la enseñanza? Pienso que son las didácticas
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muy sencilla pero extraordinariamente compleja y difícil: la de ayudar a
que un alumno aprenda algo.
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falta para enseñar una disciplina en las siguientes categorías:
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disciplinar y la metodología didáctica se unen. Pero no estamos ante una
mezcla física, sino ante una reacción química cuando todo este conjunto
se convierte en la didáctica aplicada de un área de conocimiento. Por eso
decimos que una didáctica de área constituye un cuerpo de conocimien-
tos claramente diferenciado. El conocimiento educativo de una ciencia,
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curren por rutas diferentes. Es más, la matemática se enseña de manera
muy diferente a un niño en educación infantil que en un curso de docto-
rado. La resolución de estos problemas de enseñanza, porque problema es
la adquisición de aprendizajes, es competencia de la didáctica de las mate-
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cente. El saber docente, por el contrario, es el saber sobre las disciplinas.
A juicio de los que defendemos este enfoque, el marco teórico en que
se plantean, estudian e investigan los problemas propios de la enseñanza
de las matemáticas se sostiene en el dominio de la disciplina (matemáti-
cas), la epistemología e historia de la disciplina, la pedagogía, la psicología
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confusión entre las cuestiones que abordan estas disciplinas y las que es-
&*Ü*Ý&#J&$ÞQN&&J&NQR* 201
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gos de las investigaciones puede ser el camino.
Pero conviene ir más allá. Desde una perspectiva ilustrada en la que
quiero situarme, la didáctica de la matemática es la disciplina que se pro-
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les herramientas de este conocimiento por la totalidad de los ciudadanos.
&*Ü*Ý&#J&$ÞQN&&J&NQR* 203
Este enfoque implica que las disciplinas son las herramientas a través
de las que los profesores forman personas no tanto disciplinadas como
críticas. Si se admite esta perspectiva, sobraría en el currículo escolar una
asignatura tan controvertida como Educación para la Ciudadanía, pero se
radicalizaría la interpretación del mundo a partir de la radicalidad cientí-
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a ser la educación del ciudadano crítico del siglo ¹¹º!*'
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tan conservador como el educativo lo admitiría y lo soportaría.
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económico dominante, el capitalismo en su versión n.0~ n es un
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bajo la máxima lampedusiana «es necesario que todo cambie para que
todo siga igual». En esta línea, por ejemplo, la OCDE, que es una de las
múltiples instituciones internacionales creadas por el poder, ha promo-
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a la convicción de que la ciudadanía que tiene en mente la OCDE se con-
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consumidor disciplinado».
Más allá de las competencias para el mercado de trabajo y para el con-
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tencias que no solo permitan moverse en el mundo, sino transformarlo.
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es un elemento central en la lucha por el progreso, yo añado que es central
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antes como ahora hubo tantas personas educadas; sin embargo, muchas
personas siguen muriendo por carecer de los alimentos indispensables, la
injusticia distributiva prosigue o incluso aumenta y la destrucción de los
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Puede que, llegado a este punto, el lector se haya decantado por alguno
de los dos enfoques anteriores, aunque tal vez no le parezcan excluyentes
y haya encontrado más coincidencias en ellos de las que los discrepan-
tes autores creemos mantener entre sí. En todo caso, para terminar este
capítulo volvemos a estar de acuerdo en que no cualquier educación es
204 IIQ#&Q$#J$QJ&J
205
206 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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y otra vez un arquetipo: el profesor autoritario, un sparring perfecto, y un
niño lleno de ideas dispuesto a improvisar.
La Enciclopedia de malos alumnos rebeldes que llegaron a ser genios
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una referencia común entre los que claman por la creatividad. En la lista
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hasta los ocho años, o Évariste Galois, del que se resalta que suspendió en
dos ocasiones la prueba de acceso a la Escuela Politécnica de París, hasta
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otra parte tienen acceso por métodos nada creativos los niños de cuatro o
cinco años.
En el mismo artículo también se hace referencia a un maestro del mé-
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puede decidir si va a hacer sumas, leer o aprender ortografía. Las dosis de
autoritarismo en el horario solo quedan para el comedor y las clases espe-
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requieren de una reglamentación que se le niega a las matemáticas. Y, por
último, para cantar las bondades del método, los fundadores de Google
cuentan en un vídeo que, si han sido innovadores, es porque con Mon-
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que no hayan podido entrevistar a los nada montessorianos Gauss o Euler.
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enseñanza creativa como componentes fundamentales en el fomento de
la creatividad en los más jóvenes. También recoge las recomendaciones
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bién es cierto que, gracias a los estudios llevados a cabo por Antonio Da-
masio y colaboradores sobre las conexiones entre la amígdala y la corteza
prefrontal, la antigua creencia de que pensamiento y emoción se oponen
se viene abajo: la cognición y la emoción actúan conjuntamente.
Lo que está claro es que hay más de una manera de almacenar en la
memoria; ya no diferentes sucesos, sino múltiples recuerdos del mismo
suceso. Es probable que incluso haya más de dos facciones en liza, que to-
das ellas anoten información y luego compitan para establecer un relato.
La idea de una memoria monolítica ha pasado a la historia. A la hora de
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experimento de los realizados para circunscribirlo a áreas concretas ha
resultado concluyente, ya que el sistema visual detecta el movimiento de
muchas maneras distintas, y el cerebro ha desarrollado múltiples y redun-
dantes mecanismos para resolver sus problemas.
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senta un modelo del cerebro que posee muchas maneras de representar
el mismo estímulo, echando abajo esta perspectiva las teorías que adju-
dicaban a cada parte del cerebro la ejecución de una función fácilmente
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secuencias en cualquier propuesta psicológico-evolutiva de aprendizaje,
incluido el de las matemáticas.
&JI±JQJ%*IJ 213
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el universo, incluido él mismo.
En los lóbulos frontales se descubrió en la última década otro nuevo
tipo de neurona llamada canónica. Cada neurona canónica se activa, lo
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estirar el brazo o al alcanzar una rama o un fruto. Pero la misma neurona
se activa con la simple visión de la rama o del fruto. En otras palabra, es
como si la propiedad abstracta agarrabilidad '(
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como un aspecto intrínseco de la forma visual del objeto. En nuestro len-
guaje corriente existe la distinción entre percepción y acción, pero se trata
de una distinción que parece que el cerebro no siempre respeta. La base
cognitiva de muchos procesos de aprendizaje se podría ver afectada por
estos nuevos descubrimientos.
Ciertos animales quizá gocen de una forma rudimentaria de imagi-
nería visual, pero solo los seres humanos pueden crear detalles visuales
simbólicos y manipularlos en la imaginación para probar yuxtaposiciones
novedosas; solo un ser humano puede jugar mentalmente con símbolos
visuales para crear combinaciones originales. Puede que estas imágenes y
esta manipulación de símbolos autónoma sean, a su vez, un requisito de
otro rasgo exclusivo, el lenguaje, con evidentes implicaciones en el razo-
namiento matemático.
Y, si el lenguaje aparece ligado a ciertas áreas cerebrales, lo mismo
acontece con el cálculo numérico. Este parece producirse en fases y loca-
lizaciones diferenciadas: en una primera en la circunvolución fusiforme,
donde se representan las formas reales de los números, y en una segunda
en la cinconvolución angular, encargada de conceptos numéricos como la
ordenabilidad y la cardinalidad. Si la circunvolución angular resulta daña-
216 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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miembro de la tribu independientemente de su edad. Una función menos
obvia de las neuronas espejo es la abstracción, la capacidad para evaluar
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terreno para las abstracciones más complejas propias de las matemáticas.
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cerebro que curiosamente nos liberó de la genética al aumentar nuestra
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la cultura se sembraron las semillas de la civilización. Si asumimos este
punto de vista, no hace falta presuponer mutaciones separadas, produ-
cidas casi simultáneamente, para explicar la coaparición de las muchas y
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homo sapiens. En vez
de eso, la mayor complejidad de un mecanismo individual, como la imi-
tación y la interpretación de intenciones, podría dar cuenta de la enorme
brecha conductual entre el mono y el hombre.
Si es desconcertante el gran salto adelante producido hace 50 000
años, aún lo es más el producido entre el 500 a. C. y el presente. Gracias
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el primer milenio antes de Cristo) la geometría (en Grecia en el mismo
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conducta de la persona civilizada moderna es mucho más compleja que la
de los seres humanos de hace unas decenas de miles de años. Ese bagaje
cultural, junto a las destrezas que rápidamente se incorporan como su-
brutinas propias del Sistema 1~
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siempre necesitan de reconstrucciones motivadoras en dilatados tiempos;
los atajos evolutivos están ahí para ser utilizados, y quizá aprender a base
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&JI±JQJ%*IJ 217
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nzar una objetividad perfecta: el conocimiento está
siempre condicionado por el conocedor, contaminado con nuestro yo, que
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parece ser, a nuestra conciencia se le escapa en gran manera, aunque trate
de buscar los relatos más coherentes o por lo menos los mejor organizados.
Pero tampoco podemos quedarnos en una pura subjetividad: el conoci-
miento siempre surge del mundo y contiene algo que pertenece al mundo,
y de lo que trata precisamente la ciencia es de descontaminar al conoci-
miento de nuestro yo. En consecuencia, cualquier método de aprendizaje
debe contemplar nuestra capacidad de desconectarnos de nosotros mis-
mos, incluso del presente, y ser capaces de viajar mentalmente al pasado y
al futuro, a territorios imaginarios, al mundo subatómico y a los espacios
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la capacidad de compartir relatos con los otros, es fundamental.
Según Stephen Gould (1989), el lenguaje está arraigado en un sistema
que procuró a nuestros antepasados una mejor manera de representar el
mundo mentalmente y también un medio para representarse a sí mismos
en esa representación. Solo más adelante se reconvirtió y amplió ese siste-
ma para pasar a ser un medio de comunicación. Así pues, según esta idea,
el pensamiento fue una exaptación, un mecanismo que originariamente
evolucionó para una función y luego brindó la oportunidad de que evolu-
cionase para algo muy distinto (en este caso, el lenguaje).
Las tesis más aceptadas hoy en día sostienen que el lenguaje y muchos
elementos del pensamiento abstracto evolucionaron mediante mecanis-
mos que realizan una función para la que no fueron formados por la se-
lección natural («exaptaciones», Gould y Vrba, 1982) y cuya combinación
fortuita generó soluciones novedosas. Esto no quiere decir que el lenguaje
evolucionara a partir de algún mecanismo general como el pensamiento y
tampoco como mecanismo especializado exclusivamente para la comuni-
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Pero la pregunta no se reduce exclusivamente a si el lenguaje es innato
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medida que caen bajo la rúbrica de la inteligencia, está determinado prin-
cipalmente por los genes o el entorno. Cuando dos procesos interaccionan
linealmente y sus medidas pueden ser captadas por el cálculo aritmético,
estas preguntas tienen sentido, pero, si las relaciones son complejas y no
218 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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«¿qué contribuye más?», sino
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La mayoría de los conocimientos que tenemos del mundo se sitúan
entre estos dos extremos: el conocimiento inconsciente de las abejas,
que construyen sus colmenas resolviendo un problema de optimización
sin saberlo, y el conocimiento abstracto de un físico. El «conocimiento»
o «entendimiento», surgido de miles de millones de neuronas, no deja
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como «comprender», «pensar» e incluso la propia palabra «']$
aunque muchos de los adscritos a las corrientes didácticas renovadoras,
y no tan renovadoras, parecen no tener ninguna duda cuando hablan de
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respuestas apropiadas o buenas aproximaciones paso a paso, mediante
la especulación y la experimentación. Pero ¿podemos abordar alguno de
estos misterios de manera experimental? Por ejemplo, ¿qué vínculo existe
entre lenguaje y pensamiento? ¿Cómo podríamos explorar experimental-
mente los mecanismos que se solapan entre ambos?
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los visuales saque realmente provecho de los mismos circuitos cerebrales
que intervienen en el lenguaje, aunque la tarea da la impresión de ser
estrictamente geométrica o espacial. Por mucho que esto parezca violar el
sentido común, puede que la activación de representaciones visuales en
forma de imagen sea más casual que causal.
Las deducciones lógicas basadas en la regla de la transitividad, que
juegan un papel tan importante en la consolidación del pensamiento ma-
temático, sea este lo que sea, ¿de dónde vienen? ¿Tiene cableado duro el
cerebro y están presentes al nacer? ¿Se aprendieron por inducción porque,
en todo momento del pasado, si cualquier entidad A era mayor que B,
y B mayor que C, entonces A era mayor que C? ¿O se aprendieron ini-
cialmente mediante el lenguaje? Tanto si la capacidad es innata como si
es adquirida, ¿depende de alguna clase de lenguaje interno latente que
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blado? ¿Precede el lenguaje a la lógica proposicional o es al revés? Quizá
ninguno de ellos sea necesario para el otro, por mucho que se enriquezcan
mutuamente.
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&JI±JQJ%*IJ 219
Supongamos que tenemos un mazo de cartas con colores en una cara y nú-
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siempre tendrán colores primarios en la cara opuesta. Ante los siguientes re-
sultados: 5, morado, 8, rojo. ¿A qué dos cartas habría que darle la vuelta para
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pótesis solo hay que darle la vuelta a “morado” y a 8.
Un cerebro entrenado en las reglas de la lógica condicional no habría tenido
ningún problema. Pero menos de una cuarta parte de la gente encuentra so-
lución al problema, incluso habiendo estudiado lógica. Este hecho indica que
nuestros cerebros no están programados para problemas de lógica general de
este tipo, y es de suponer que ello se deba a que nos ha ido bastante bien como
especie sin necesidad de resolver este tipo de problemas de lógica.
Pero si el mismo problema se hubiera presentado de una manera para la que
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8 Se conoce como la tarea de selección de Wason, psicólogo cognitivo del University Co-
llege of London.'>
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Karl Popper.
220 IIQ#&Q$#J$QJ&J
biando el enunciado anterior por: “si usted tiene menos de 18 años entonces
no puede beber alcohol”. Las cartas llevan de un lado la edad y del otro la bebi-
da: “tequila”, 33, “sprite”, 16. En este caso casi todos los participantes le dan la
vuelta a 16 y a “tequila”. Al cerebro le preocupa tanto la interacción social que
ha desarrollado programas especiales dedicados a ella: funciones primitivas
que abordan temas de derechos y obligaciones. En otras palabras, su psicolo-
gía ha evolucionado para solucionar problemas sociales, como por ejemplo
detectar a los tramposos, pero no para ser inteligente y lógica en general.
9 Un tranvía circula fuera de control por una vía. En su camino se hallan cinco personas
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encaminará al tranvía por una vía diferente. Por desgracia, hay otra persona atada a esta.
¿Debería pulsarse el botón?
Como antes, un tranvía descontrolado se dirige hacia cinco personas. El sujeto se sitúa en
un puente sobre la vía y podría detener el paso del tren lanzando un gran peso delante del
mismo. Mientras esto sucede, al lado del sujeto solo se halla un hombre muy gordo; de este
modo, la única manera de parar el tren es empujar al hombre gordo desde el puente hacia
la vía y acabar con su vida para salvar otras cinco. ¿Qué debe hacer el sujeto?
&JI±JQJ%*IJ 221
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software nuevo, y esto tiene su precio, que es la carga de un prolongado
aprendizaje en la infancia. La conciencia no es cuestión de todo o nada,
aparece gradualmente y existe una correspondencia entre cierto grado de
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El esquema del equipo de rivales que propone Eagleman sugiere que
el mejor enfoque es cambiar la pregunta «¿cuál es la manera más inteli-
gente de resolver el problema?» por «¿existen múltiples maneras de re-
solverlo, que se solapan?» Porque, efectivamente, somos un conjunto de
mecanismos que se solapan y se reinventan sin cesar, un grupo de faccio-
nes que compiten. La mente consciente inventa historias para explicar la
dinámica, en ocasiones inexplicable, de los subsistemas que hay dentro
del cerebro. Puede que resulte inquietante considerar hasta qué punto to-
das nuestras acciones están guiadas por sistemas integrados, que hacen lo
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nuestras elecciones.
¿Y qué decir de las emociones? La amígdala juega un papel fundamen-
tal en la regulación de las emociones. Un pequeño cambio en el equilibrio
de la química del cerebro puede causar grandes cambios en el comporta-
miento, que no se puede separar de su biología, y eso nos hace compren-
der que quizá no todo el mundo sea igual de libre a la hora de elegir una
opción socialmente apropiada, como pueda ser ir a una clase de matemá-
222 IIQ#&Q$#J$QJ&J
223
224 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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incertidumbre como elemento sustancial de la crítica.
En vista de todo lo anterior y como una primera aproximación, pode-
mos considerar la EMC como un conjunto de teorías y prácticas situadas
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minada concepción de la educación matemática. Es decir, no se trata de
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compendio de diversos puntos de vista y enfoques con ciertas característi-
cas comunes que trataremos de evidenciar en este capítulo.
Esta «actividad profundamente incierta» que es la EMC ha desarrolla-
do un corpus de estudios empíricos, todavía incipiente aunque muy su-
gestivo, con un fuerte componente autocrítico. A partir de estos tres com-
ponentes, teoría, práctica y crítica, trataremos de penetrar en los aspectos
más relevantes de la Enseñanza Matemática Crítica.
Teoría de la EMC
Skovsmose dice que un enfoque crítico debe estar preparado para la re-
elaboración y el cambio sistemático, de acuerdo con el contexto socio-
político-cultural, ya que no hay para la EMC ni una agenda política ni
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título, ni un programa de investigación que le pertenezca en exclusiva. La
EMC es ante todo una actitud intelectual crítica que puede abarcar deter-
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crítica,;
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la educación matemática para la justicia social.
&*IJN*NQQR*IIQQIQ 225
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10: una actividad es crítica si, por
un lado, contribuye a comprender la sociedad y sus formas de organi-
zación, interacción, transformación y reproducción (esto es, la ideolo-
gía), de manera que las injusticias subyacentes quedan al descubierto,
y, por otro lado, permite el desarrollo de alternativas más justas a esa
ideología imperante que estructura la sociedad. Es este último sentido
de «crítica», que nace en los años veinte del pasado siglo, el que nos
interesa, ya que de él surge la llamada «teoría crítica en educación»,
que será la base de la EMC.
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(1966b), profundiza en las ideas vertidas en su famosa conferencia y abo-
ga por la consecución de una sociedad cabal de ciudadanos emancipa-
dos, para lo que la educación debe ser considerada más allá de su faceta
reproductora de conocimiento:
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con capacidad para no entrar en el juego de otro y actuar de manera inde-
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Pero el juego del otro, por muy malévolo y demencial que sea, con sus
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ya sea envuelto en banderas, mandatos divinos o la asunción de cualquier
identidad excluyente, o incluso en ocasiones sutilmente. Por eso no está
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controlar el pensamiento de la gente si quiere mantener la represión sin
recurrir a la violencia explícita. Este control puede hacerse también de
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que generan el lenguaje correspondiente («neolengua»), con el que re-
bautizan elementos coercitivos y represivos del sistema, que bajo esta
nueva apariencia se van asumiendo paulatinamente y en su exacta expre-
sión serían completamente denostados. La gente piensa que conserva su
libertad para pensar, pero esta libertad de pensamiento tiene límites difí-
ciles de reconocer como restrictivos.
Desde los años sesenta del siglo pasado, existe la preocupación por
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cambio y el progreso, al hacer plenamente conscientes los procesos de
pensamiento.
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ría. Su punto de vista, fruto del trabajo con comunidades empobrecidas de
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ción ha de ser liberadora, no bancaria o de acumulación de conocimientos
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criticar («leer») y transformar («escribir») aquellas situaciones de opre-
sión e injusticia en las que viven, con sus propias palabras y explicaciones
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de las contradicciones sociales en las que las personas se encuentran para
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la idea de leer la palabra para leer el mundo y la de escribir la palabra para
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basada en el diálogo, siempre simétrico, o la superación de los roles tra-
dicionales de educador y educando. En una educación liberadora «nadie
educa a nadie, nadie se educa a sí mismo; los hombres se educan entre sí
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Otras características de la educación crítica están directamente rela-
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radical alude a un tipo particular de práctica y a una particular actitud de
cuestionar las instituciones y los supuestos recibidos. Distingue tres ras-
gos de la educación radical: es interdisciplinaria por naturaleza, cuestiona
las categorías fundamentales de todas las disciplinas y tiene una misión
pública, la de hacer más democrática la sociedad. Este último punto es
quizás la razón principal de que la educación radical resulte tan excitante
en cuanto campo de acción, se pueden tomar unas ideas y aplicarlas.
Giroux utiliza radical como sinónimo de crítico, al igual que otros
autores que se encuadran en este enfoque educativo. Así, Stanley (2008)
describe la pedagogía crítica como una forma de contrasocialización para
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ta necesaria al sistema educativo convencional, que opera para legitimar
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poder político y opresión; diferencias que a su vez tienen su origen en la
pertenencia a una clase, género, grupo étnico o cultura. Una característica
fundamental de una pedagogía crítica es la capacidad de evolucionar, ya
&*IJN*NQQR*IIQQIQ 229
que una sociedad en constante cambio exige una teoría educativa dinámi-
ca, participativa y creativa.
Una vez descritos los conceptos de «crítica» y «pedagogía crítica», re-
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hablar de las matemáticas. Ante todo, hay que hacer notar que la noción
de educación matemática es más amplia y compleja que la idea de mate-
máticas como asignatura, ya que en el estudio de otras disciplinas como la
física, la geografía o el arte, también se puede desarrollar la competencia
matemática.
Hasta no hace mucho, la educación matemática se contemplaba como
transmisión de un conocimiento objetivo y neutral cuyo valor residía en
el propio contenido. De hecho, este enfoque aún prevalece en numerosos
currículos y prácticas docentes. Sin embargo, en los últimos treinta años
hemos asistido a una evolución hacia perspectivas más socio-constructi-
vistas y pragmáticas, como hemos tenido ocasión de repasar en un capítu-
lo anterior. Dentro de la perspectiva socio-constructivista, la EMC supone
un enfoque radical en los siguientes aspectos:
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temática debe tener como objetivo apoderar al alumno en dos sentidos: en
su camino hasta alcanzar la independencia económica, y eso incluye entre
otras cosas las etapas de su formación matemática en educación superior, y
en el desarrollo de una conciencia ciudadana crítica. La EMC, mientras no
230 IIQ#&Q$#J$QJ&J
Práctica de la EMC
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química cuando se liberó del designio de conseguir el oro o la astrología
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resulta que es justamente el rostro del todo inexpresivo (sine ira et studio,
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propia mente, la opinión y la conducta que la educación querría meterle
en la boca ya masticadas y bien ensalivadas.
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pretende es aprender más matemáticas que con la enseñanza tradicional,
tratando de evitar algo que ocurre frecuentemente, aunque se trabaje con
problemas en contexto y con un cierto contenido y objetivos sociales. Sko-
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pueda ser sometido a discusión.
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vante (nivel 0) al que va haciendo crecer, enriquecer, hasta llegar a un pro-
232 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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Hemos omitido las tablas de datos correspondientes porque solo quere-
mos ilustrar la idea de enunciado enriquecido desde la óptica de la EMC:
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aumentando su extensión de terreno. Encuentra un modelo de regresión que
se adecue a los datos del número medio de acres por granja desde 1945 hasta
1995. Utiliza tu modelo para predecir el tamaño medio en el año 2000».
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do su extensión de terreno y hay un menor número de ellas. Las corporacio-
nes han estado comprando tierras que pertenecieron a familias de granjeros.
Encuentra un modelo de regresión que se adecue a los datos del número de
granjas y el número medio de acres por granja desde 1945 hasta 1995. Utiliza
tu modelo para predecir el número de granjas, y su tamaño medio, en el año
2000».
*(
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do comprando granjas y tierras que una vez pertenecieron a familias con gran-
jas pequeñas. Los granjeros de las familias son forzados a salir de sus tierras y
dejar su trabajo en ellas, puesto que no pueden competir con las economías de
las corporaciones. Cuando esto ocurre, los granjeros son sustituidos por mano
de obra barata. Dado que estos trabajadores no están tan bien pagados como
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puede ir a la corporación y sus ejecutivos más que a ayudar a familias locales
a tener una vida digna».
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granjas que ha ido o a las corporaciones, o a familias granjeras que ganaron
más de 100.000 dólares al año desde 1945 a 1995.
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granjas que ha ido a granjas familiares individuales que ganaron menos de
100.000 dólares al año desde 1945 a 1995.
c) Escribe un párrafo explicando estos dos fenómenos.
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nivel 1 tan solo tienen que ver con el enunciado, pero no con los cálculos o
las respuestas que se piden. El nivel 4 incluye una matemática relevante y
una posición crítica en términos de justicia social.
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zación matemática crítica:
&*IJN*NQQR*IIQQIQ 233
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teamiento curricular, pero son los tres restantes los que dotan al proceso
de su carácter crítico. Para desarrollar su propuesta proporciona nume-
rosos ejemplos. Uno de ellos está relacionado con el empleo. En él trata
de poner en evidencia cómo la tasa de paro se incrementaría sustancial-
mente si se incluyese en la categoría de desempleados a los despedidos
temporalmente o a los que ya se han cansado de buscar trabajo sin conse-
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consecuencia propone contemplar diversas alternativas para estudiar la
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de partida.
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alumnos inmigrantes en el grupo Educación Matemática Crítica.
En cuanto a diseño y recopilación de materiales para el trabajo en el
aula, Rethinking Mathematics (2006), de Gutstein y Peterson, contiene teo-
ría y práctica al respecto, así como numerosa documentación y bibliografía
para facilitar el trabajo de incorporar esas cuestiones al aula de matemá-
ticas. También es reseñable la labor de Jonathan Osler y otros profesores
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contrar contenidos de matemáticas vinculados a temas de justicia social,
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materiales didácticos de muy diversa naturaleza que tienen algún compo-
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tre otras, las propuestas de Gómez Chacón (1998), Callejo (2000), Moreno
Verdejo (2004), Alsina y Planas (2008) y Domínguez (2009).
Crítica de la EMC
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que la matemática escolar sea poderosa porque la gente la use en su vida
cotidiana, sino que es poderosa porque les da a las personas créditos es-
colares y profesionales; las matemáticas son presentadas como un prerre-
quisito para la ciudadanía, porque la escuela las necesita para cumplir su
papel como sistema de dispensador de títulos y acreditaciones. Además,
la participación ciudadana no es un problema de conocimiento, sino una
cuestión de lo que se valora en nuestro orden social simbólico. Y lo mismo
acontece con la justicia social: garantizar la equidad no es proporcionar
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alguno fracasa en las matemáticas escolares no será un ciudadano inferior
con respecto al alumno exitoso.
Diversos estudios enmarcados en la teoría de la actividad, como el de
Williams y Wake (2007), sostienen que las prácticas matemáticas escola-
res son diferentes de las profesionales, debido a diferencias en la activi-
dad, los objetivos o las condiciones en las que se realizan. La matemática
escolar, aunque puede explorar situaciones reales, siempre será conoci-
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de los estudiantes no están necesariamente interesados en el aprendizaje
sino, más bien, en el aprobado. Ernest (2007) explica cómo la matemática
que el trabajador y el ciudadano necesitan es aprendida en la práctica,
fuera de la escuela.
Hay que distinguir entre la gran repercusión de las matemáticas en
algunas facetas relevantes del mundo actual y la importancia de que cada
persona tenga una buena formación matemática; se puede argumentar
que el interés real de aprender matemáticas reside en lograr una posición
social más alta si se obtiene un buen rendimiento. Desde esta perspectiva,
el fracaso escolar es necesario. En la escuela el estudiante aprende, ante
todo, a participar y aceptar las condiciones de producción e incautación
del valor excedente: gracias a que algunos alumnos fracasan otros pue-
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de la institución.
Los Gobiernos consideran de gran valor los resultados en evaluaciones
externas objetivas y neutras como un medio para hacer la valoración de las
escuelas y producir puntuaciones y rankings. En este sentido, Pais (2012)
hace notar que, dado que la escuela es el aparato ideológico más impor-
236 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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la cuestión de la equidad el objetivo es investigar y aprender más acerca
de las complejidades de estrategias docentes dirigidas a estudiantes de
diferente clase social, raza o género. Dicho de otro modo, se trata de de-
sarrollar metodologías docentes capaces de generar poder matemático en
todos los estudiantes. Desde luego, aparecen discrepancias claras en la
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programado por el centro educativo y desarrollado en el aula y el currículo
&*IJN*NQQR*IIQQIQ 237
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es que para conseguir equidad se necesita que se eviten las inconsistencias
en esas tres fases del desarrollo curricular, que se reduzca la distancia en-
tre esos tres niveles.
Atendiendo a la bibliografía citada, podemos comprobar cómo cada
uno de los dos enfoques alternativos de la EMC cuenta con argumentos
sólidos. Sin embargo, ambos suscitan dudas y limitaciones acerca de la
viabilidad y alcance de sus propuestas. El enfoque radical parece conducir-
nos a un punto muerto, a un callejón sin salida: si la exclusión es inherente
al sistema escolar, entonces acabar con la exclusión implica acabar con la
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parte de los miembros de la comunidad educativa que luchan por la justi-
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El enfoque reformista también tiene que responder a preguntas funda-
mentales: ¿de qué han servido todas las investigaciones y nuevas prácticas
docentes dirigidas a terminar con la exclusión en el aula de matemáticas?
¿Tenemos una propuesta curricular y metodológica que permita una ma-
temática para todos? ¿Se está trabajando en lo que se debe trabajar o solo
en lo que se puede trabajar? ¿Aceptar las reglas de juego educativas del
sistema capitalista legitima al sistema y frena la emancipación a través del
conocimiento y la cultura?
Debemos reconocer que los resultados de la actividad investigadora
y docente al respecto, de momento, son muy pobres. El camino a seguir
por los educadores matemáticos críticos será profundizar en las preguntas
que se plantean desde ambas perspectivas, y buscar la manera de que la
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«escribir el mundo».
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mos hecho referencia anteriormente, son pioneros en esta línea.
Si abordamos la educación matemática desde un enfoque político,
tendríamos, por un lado, la necesidad de caracterizar qué se entendería
por competencia democrática en un individuo autodeterminado y, por el
otro, deberíamos convertir el discurso de la política educativa en la reali-
zación de una práctica docente acorde con unos principios determinados.
Vithal (2003: 86) se pregunta sobre la posibilidad de la existencia de la
propia relación de la educación matemática con la democracia:
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co y con la manera de diseñar la enseñanza en estas áreas, al margen, por
ejemplo, del contexto educativo o el social.
La tesis de la disonancia aborda la otra cara de la realidad, el lado ocul-
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asociadas a decisiones y estructuras de riesgo para la humanidad. Hace
referencia al papel de las matemáticas y su enseñanza en los procesos de
colonización y transferencia ideológica, pues impone unas determinadas
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del apartheid sudafricano se valió de formas de la enseñanza de las ma-
temáticas para mantener la segregación racial e inculcó a las poblaciones
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situaciones la matemática actúa como generadora de exclusión, estra-
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para el ascenso social
mediante una serie de prácticas excluyentes, como pueden ser la sepa-
ración por niveles o materias en un mismo curso, la oposición entre las
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alumnado en el proceso educativo, etc.
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la relación crítica de la educación matemática con la democracia. Según
este enfoque, las matemáticas pueden asociarse con actos constructi-
vos o destructivos de poder. Todo depende de cómo los actores sociales
que participan en la red de prácticas educativas se posicionen al con-
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al desarrollo y fortalecimiento de la democracia si no tiene en cuenta
240 IIQ#&Q$#J$QJ&J
factores tales como: quién está implicado en ella, a qué propósitos sir-
ve y qué objetivos persigue, dónde y cuándo tienen lugar y por qué. A
partir del análisis de la educación matemática en el aula, la escuela, los
sistemas educativos nacionales y dentro de la nueva sociedad global, se
replantea la investigación en educación matemática: sus propósitos, las
razones de la elección del marco teórico, la conexión con la transforma-
ción social, etc.
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enfoque. En primer lugar, están los derivados de la dialéctica ciudada-
no-poder que se dan en una sociedad altamente matematizada, con sus
procesos de desmatematización a los que ya hemos hecho referencia. En
segundo lugar, está la posibilidad de hacer frente a las paradojas que, si-
guiendo a los autores citados, caracterizan a la sociedad de la informa-
ción: la paradoja de la inclusión, según la cual, si bien aparece una preocu-
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excluidos, y la paradoja de la ciudadanía, que evidencia cómo los procesos
educativos preparan en principio para el ejercicio de la ciudadanía activa,
pero siempre en el marco del orden social establecido. Se trata de superar
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hace más de treinta años. Aunque cuestiona la enseñanza tradicional y
pone el énfasis en el trabajo de modelización en el aula de matemáticas,
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a través de los cuales los modelos matemáticos han sido desarrollados,
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oportuno recordar que el enfoque realista inspira la noción de competen-
cia matemática, precisamente la que se pretende evaluar en el programa
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uso de las matemáticas en la vida cotidiana, pero siempre sin salirse de los
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que opta por un enfoque crítico no puede plantearse solo desde una per-
spectiva cognitiva, sino que ha de tener en cuenta aspectos sociopolíticos
del proceso educativo, lo que desde el punto de vista metodológico impli-
ca, por ejemplo, no investigar exclusivamente con clases arquetípicas, o
tomar como referencia solamente a los alumnos activos. Se trata de abrir
el foco de investigación, aun generando un mayor grado de incertidumbre
en todo el proceso, por cuanto la educación matemática desde esta per-
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temente contradictorias.
&*IJN*NQQR*IIQQIQ 241
La dimensión social abarca las prácticas sobre las que se constituye la edu-
cación matemática, una red que tiene un nodo central en el aula al que
están conectados la organización institucional de la escuela con respecto
a las matemáticas, los procesos de política educativa, la formación de pro-
fesorado, la producción de textos escolares, el mercado laboral e incluso
las políticas educativas internacionales.
Esta visión de la educación matemática entiende todas las activida-
des del aula no solo como procesos de cambio cognitivo individual, sino
también como procesos sociales y culturales entre los participantes en los
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cimiento generado en las prácticas de los matemáticos es una de las fuen-
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lo que quiere decir aprender, razonar o ser competente matemáticamente
en el ámbito de la escuela. El aprendizaje de lo matemático no puede se-
pararse de los procesos de socialización que regulan el comportamiento
individual para adaptar los individuos a la vida social.
Un ejemplo sencillo lo tenemos en la división de números enteros en la
escuela primaria. En diferentes sistemas escolares, se utilizan algoritmos
de división distintos. Al enseñar a dividir, profesores de diversos lugares
enfatizan aspectos distintos del proceso de división. En algunos casos, se
destaca un algoritmo transparente con respecto al proceso de división. En
otros casos, se enfatiza la habilidad de realizar cálculos mentales dejando
242 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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ejemplo, la aritmética de los niños vendedores callejeros no necesaria-
mente involucra un algoritmo típico de sustracción aprendido en la escue-
la, sino un sistema que considera la denominación de billetes o monedas
como unidades de cálculo. Y las destrezas con cartas y dados de los trileros
ambulantes poco tienen que ver con el aprendizaje reglado de la proba-
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mundo y las actividades humanas, en las que se generan prácticas que
podrían describirse como «matemáticas», puede ser una ventana abierta
hacia a la competencia matemática. Se trata de llevar a cabo un viraje en
la enseñanza, desde unas matemáticas formales y descontextualizadas a
unas matemáticas sumergidas en situaciones reales, tanto problemas ver-
bales, que apelan a un mundo cotidiano no numérico, como problemas
con datos reales en la base de la actividad matemática.
Desde una perspectiva preocupada por el éxito escolar de las clases
sociales menos privilegiadas, se han realizado críticas a la utilización de
problemas verbales con referencias al mundo cotidiano. Cuando los pro-
fesores o los libros de texto presentan problemas de este tipo, las palabras
y formulaciones se realizan en un registro lingüístico estandarizado, pro-
pio de una pretendida clase media o un grupo cultural dominante, lo cual
obstaculiza a estudiantes de clases bajas, que, con otro registro lingüístico
&*IJN*NQQR*IIQQIQ 243
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en cuenta la deformación de las distintas perspectivas según el ángulo de
observación y que, en todo caso, introduce sesgos cognitivos que habrá
que desplazar en posteriores aproximaciones a la representación en pers-
pectiva, requiere transferencias contextuales ajenas a los hábitos lingüís-
ticos del estudiante, formados en su vida extraescolar y que no involucran
este tipo de juegos de lenguaje y pensamiento. El ejemplo muestra que en
un aula no está en juego solo el contenido matemático, sino que este se en-
carna dentro de una serie de fenómenos propios de otras esferas de acción
social que se reproducen, a menor escala, en la microsociedad del aula. El
enfoque crítico de la enseñanza de las matemáticas se preocupa por estos
fenómenos sociales de inclusión/exclusión y equidad/desigualdad y bus-
ca avanzar en los caminos que conducen a la justicia social.
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que adopta el paradigma de la justicia social a partir de sus tres concep-
tos básicos: distribución, reconocimiento y participación. El primero está
centrado en la distribución de recursos materiales y culturales para to-
dos, especialmente para aquellos que más los necesitan. El segundo, en
244 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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peto lleva a la solidaridad: el conocimiento es tanto logro individual como
continua mejora que solo puede lograrse compartiendo en un encuentro
que permite adoptar y asimilar el conocimiento del otro. Es interesante
observar que tal ideal se opone no solo al individualismo competitivo tra-
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La solidaridad se entronca con el ideal de fraternidad. A partir de ahí,
se pone de relieve una idea que yace en buena parte de los principios de
la EMC: el profesor de matemáticas, al tiempo que enseña la disciplina a
sus alumnos, puede hacerlos críticos respecto al sistema formándolos en
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otra sociedad y otra cultura.
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parto del trabajo y las responsabilidades con miras a lograr un objetivo
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señanza por proyectos frente a la enseñanza por programas formales, que
tiende a limitar la creatividad no solo de los alumnos, sino del mismo
profesor. Además, es más acorde a un principio de competitividad indivi-
dualista, más propio de la concepción tradicional del currículo.
Hemos visto en el capítulo 6 que hay tres grandes temas en los debates
actuales acerca del currículo escolar: la función social de la educación
escolar, la selección, caracterización y organización de los aprendizajes
246 IIQ#&Q$#J$QJ&J
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cuela atendiendo a las competencias que exige el mundo laboral o, por el
contrario, a las capacidades que las personas necesitan para llevar adelan-
te una vida plena y satisfactoria? ¿Es posible combinar ambos intereses?
La opción ideológica que gobierna el mundo pone la educación, y en par-
ticular la educación matemática, al servicio de la economía; no hay más
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ciudadanía ilustrada y crítica, concebida para seres humanos que no solo
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mos, a saber, el currículo visible, constituido por las disciplinas clásicas,
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oculto». Por lo tanto, para construir una ciudadanía plural es necesario
desarrollar dos procesos complementarios en la escuela: por una parte la
socialización, que aporta elementos integradores del individuo en deter-
minada sociedad de acuerdo con sus normas y valores, y por otra un pro-
ceso de contrasocialización.
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el currículo como la estrategia de los sistemas educativos para lograr
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cuentro de culturas y plantea un paralelismo entre esta realidad y el pro-
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pio progreso histórico de las matemáticas, que, al igual que otras áreas
del pensamiento, surge en la dinámica del encuentro entre las diferentes
civilizaciones y culturas. Tal encuentro no puede lograrse imponiendo
«una cultura sobre la otra», lo que ha sido un problema central de la edu-
cación matemática tradicional: la «enseñanza catequística». Desde esta
perspectiva, analiza los elementos curriculares: objetivos, contenidos y
métodos.
En educación matemática, si bien se admite que los objetivos tienen
una dimensión política, es una idea dominante en el ambiente académi-
co que contenido y método no tienen nada que ver con la política. Pero
la matemática está engranada profundamente en los fundamentos de
nuestra civilización occidental, por lo cual sería ingenuo pensar que no
tiene nada que ver con la inclinación de una cultura por la paz o por la
guerra. Los matemáticos que le han dado el marchamo de su ciencia al
sistema armamentístico dirán que su pensamiento sutil poco tiene que
ver con los objetivos y la dinámica de la vida política, pero en última
instancia le han dado los medios, lo cual los hace protagonistas de las
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la fascinación supuestamente aséptica del formalismo no exime a los
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Así pues, dado que nuestro mundo contemporáneo está, en gran parte,
cristalizado en una matriz de lenguaje matemático y que históricamente
se ha puesto el énfasis en la dimensión cuantitativa-racional de las ma-
temáticas y no en sus aspectos cualitativos, se hace necesario un cambio
conceptual en el currículo si de verdad se conciben las matemáticas como
instrumento para el análisis social y político.
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años setenta y no es privativa de la EMC. Sin embargo, el enfoque crítico
la ha enriquecido con ideas y estrategias didácticas muy sugerentes, como
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(] y el «diálogo crítico». Detengámonos breve-
mente en ellas.
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ejemplo: la enorme cantidad de coches en circulación causa polución y
crea un riesgo ecológico. La solución no es desarrollar mejores habilida-
des en los conductores para conducir mejor en situaciones de atascos ni
enseñar más mecánica; esto es útil, pero solo es un parche al problema.
¿Qué acciones políticas se podrían tomar para solucionar el problema?
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La matemática juega un papel esencial en el desarrollo del conoci-
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entidad conceptual, no la realidad misma (en la que existen componen-
tes psicosociales, por ejemplo), y por lo general se olvida que un mode-
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temáticas; las dos siguientes, a la relación entre las matemáticas y la tarea
a realizar; la quinta al efecto de usar la matemática elegida para esa tarea,
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