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¿Qué es el VIH?

VIH
El VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Humana es un microorganismo que ataca al Sistema Inmune de las personas, debilitándolo y haciéndoles
vulnerables ante una serie de infecciones, algunas de las cuáles pueden poner en peligro la vida.

Sida
El Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida o sida es el estado de la infección por el VIH caracterizado por bajos niveles de defensas y la aparición
de infecciones oportunistas.

Sistema Inmunitario
El Sistema Inmunitario (S.I.) es el conjunto de tejidos, células y moléculas responsables de la inmunidad (la protección del cuerpo frente a agentes
extraños y perjudiciales), y su respuesta colectiva y coordinada frente a la entrada en el organismo de ciertas sustancias extrañas se denomina respuesta
inmunitaria.

Para poder llevar a cabo esta respuesta inmunitaria nuestro cuerpo cuenta con las células del sistema inmunitario, entre las que destacan los linfocitos o
glóbulos blancos.

Seropositivo/a
Dentro del cuadro clínico del VIH se considera que una persona es seropositiva cuando está infectada por el VIH. La seropositividad se determina
mediante la realización de un análisis de sangre que demuestra la presencia de anticuerpos específicos contra el VIH en un organismo infectado.

Infecciones oportunistas
Las infecciones oportunistas son infecciones producidas por otros agentes que aparecen cuando las defensas inmunitarias de una persona infectada por el
VIH son insuficientes. Se trata de infecciones que un sistema inmunitario sano podría combatir pero contra las cuales un organismo infectado es incapaz
de protegerse.

Linfocitos CD4
Los linfocitos CD4 son un tipo de células que forman parte del SI y que se encargan de la fabricación de anticuerpos para combatir las infecciones. Son la
diana preferente del VIH. Al destruirlos el VIH acaba con la capacidad defensiva del cuerpo.
Historia Natural del VIH

El síndrome de infección aguda por VIH: Durante los primeros días de la infección por el VIH, el virus, sumamente activo, consigue infectar a las
poblaciones de linfocitos existentes y causar daños importantes no sólo porque reduce la cantidad de linfocitos, sino también porque reduce su variedad,
es decir, destruye linfocitos especializados en distintos tipos de tareas, que no se pueden volver a recuperar. Esto debilita todavía más al S.I.

A los pocos días o semanas de producirse la infección por VIH, la cantidad de virus en la sangre llega a niveles muy altos. Algunas personas
experimentan síntomas parecidos a la gripe, con un malestar general. Este primer período de la infección es lo que se denomina Síndrome de Infección
Aguda.
Aproximadamente la mitad de las personas recién infectadas suelen experimentar síntomas parecidos a los de una gripe o una mononucleosis, con fiebre,
sudoración, inflamación de los ganglios, dolor de cabeza, dolores en las articulaciones, sensación de cansancio, pérdida de apetito, vómitos, diarreas...

El Síndrome de Infección Aguda suele aparecer de 2 a 4 semanas después de la infección, suele durar de 2 a 3 semanas y luego remite. Es muy posible
que tanto la persona que lo padece como un médico de atención primaria o de familia lo confunda con un proceso gripal o una mononucleosis,
especialmente si la persona no informa al médico de que ha tenido prácticas de riesgo.

Esto, unido al hecho de que, inmediatamente después de que haya remitido el Síndrome de Infección Aguda, el cuerpo logra recuperar un estado de salud
"normal" y la persona puede estar mucho tiempo, años, sin síntomas relevantes, hace que mucha gente ignore que está infectada.

Durante el Síndrome de Infección Aguda se produce una feroz batalla entre el VIH y S.I. En los primeros días, el VIH se reproduce a una velocidad de
vértigo y logra establecerse no sólo en los Linfocitos CD4 y otras células del S.I., sino también en el intestino, en células del sistema nervioso y en otros
tejidos.

La carga viral en la sangre, en esas semanas, llega a ser muy elevada, en ocasiones, de más de 1 millón de virus por milímetro cúbico (mm3). Es frecuente
también que el nivel de linfocitos CD4 caiga por debajo de sus valores normales, que oscilan entre 1.200 y 700 CD4 por mm3.

Pasadas unas semanas, la respuesta inmunitaria es potente –lo que explica en parte los síntomas de este Síndrome Agudo- y el número de linfocitos CD4
se recupera, aunque nunca llega a su nivel original. La carga viral también tiende a disminuir, hasta alcanzar un valor más o menos estable, variable en
cada persona. A ese valor se le conoce como valor nadir o basal de carga viral. Normalmente suele estar por debajo de los 50.000 ó 70.000 virus por
mm3. Cuanto más bajo sea ese valor basal, mejor suele ser el pronóstico de evolución para la persona infectada.
Cuando se llega a este punto, normalmente entre los dos y los seis meses después del momento de la infección, la respuesta del S.I. ha permitido la
producción de anticuerpos, que son los agentes que “fabrica” el organismo para reconocer y eliminar todo aquello que es extraño a él (virus, bacterias...).

La presencia de los anticuerpos significa que el S.I. ha podido, de momento, controlar la infección. Pero también significa que el VIH ha logrado
establecerse con éxito en el organismo. Cuando a una persona se le detectan los anticuerpos al VIH en la sangre se dice que es Seropositiva.

Ese período de tiempo de entre dos y seis meses entre el momento de la infección y la aparición de los anticuerpos es lo que se conoce como “Período
Ventana”. Esto quiere decir que una persona puede estar infectada y, sin embargo, una prueba de detección de anticuerpos puede dar un resultado
negativo. Por ello, para realizarse una prueba de detección de anticuerpos, se recomienda esperar al menos 3 meses desde el momento en que se tuvo
riesgo de infección.

Sin embargo, para poder detectar una infección dentro de este período ventana existen otro tipo de pruebas que podrás consultar en el apartado “La
prueba del VIH”
Ser seropositivo no significa tener sida, sino que se está infectado por el VIH. Si el S.I. está en unos niveles suficientes de actividad como para mantener
alejadas las enfermedades y síntomas característicos del sida, una persona seropositiva no padece síntomas ni enfermedades y puede llevar una actividad
normal, a pleno rendimiento, en su día a día.

¿Cómo evoluciona la infección por VIH?


Todo comienza con la aparición o existencia de un virus denominado VIH; se produce una transmisión mediante una práctica de riesgo y la persona pasa
a ser un portador asintomático que es lo mismo que persona seropositiva.

Un portador es una persona infectada por el VIH que puede transmitir la infección, es decir, es capaz de infectar. Asintomático se refiere a tener una
infección sin síntomas, la persona parece sana y se encuentra bien; al igual que un portador es capaz de infectar.

La persona puede estar años en esta situación asintomática sin saberlo; un portador asintomático que lleve una vida sana, puede conseguir retrasar el
desarrollo de la enfermedad.
El virus destruye o bloquea las defensas del organismo facilitando el desarrollo de las llamadas infecciones oportunistas y tumores. Llegados a este punto
la enfermedad puede tener o desembocar en tres vertientes:

 La permanencia como portador asintomático.

 Presentar síntomas menores.

 Inicio de la fase sida

¿Qué es el sida?
A medida que la infección por VIH avanza, a lo largo del tiempo el número de linfocitos CD4 tiende a disminuir a la vez que la carga viral basal tiende a
incrementarse. Esto significa que el S.I. va perdiendo poco a poco su capacidad de contener al VIH y a otros agentes infecciosos a los que un S.I. sano
mantendría bajo control.

Llegado un cierto momento, algunos de estos agentes infecciosos que nunca nos producirían daño teniendo un S.I. saludable comienzan a darnos
problemas. Los expertos han definido una serie de enfermedades, signos y síntomas que son característicos cuando una persona tiene su S.I. muy
debilitado a causa del VIH y a los que, en conjunto, se les conoce como Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida o sida.

La experiencia indica que hay un nivel de linfocitos CD4 a partir del cual el riesgo de comenzar a padecer uno o varios de los síntomas, signos y
enfermedades que definen al sidase incrementa. Este nivel está por debajo de los 250 ó 200 CD4 para la mayoría de las personas.

Es importante, si tu nivel de CD4 está próximo a esos límites y, aunque no hayas presentado aún ningún síntoma, evaluar con tu médico la posibilidad de
comenzar a tomar medicación que sirva para evitar la aparición de las Infecciones Oportunistas. A esto se le llama profilaxis de las Infecciones
Oportunistas.

Si llegados a este punto, comienzas a tomar también terapia antirretroviral, es posible que necesites tomar también la medicación de profilaxis de las
Infecciones Oportunistas durante un tiempo, hasta que tu S.I. responda al efecto de los antirretrovirales y la carga viral descienda a la vez que el número
de CD4 comience a recuperarse.

Cuando esa recuperación se consolide y tu S.I. esté fortalecido, en la mayoría de los casos, ya no se hace necesario continuar con la profilaxis de las
infecciones oportunistas y, siempre que el beneficio de la terapia antirretroviral se mantenga, las posibilidades de que el sida aparezca se reducen bastante.

Es muy importante tener clara la diferencia entre ser seropositivo/a oportador/a del VIH y tener sida. Una persona es portadora del VIH desde el mismo
momento en que se infecta. Aparte de los síntomas que se dan en la infección aguda, a las pocas semanas de haber adquirido el virus, la mayoría de las
personas con VIH no manifiestan ningún signo ni síntoma durante mucho tiempo.

Para ser diagnosticado de sida es necesario que la persona afectada, además de ser positiva para el virus del VIH, tenga un recuento de linfocitos CD4
menor de 200 células/mm3 o que padezca alguna de las enfermedades definitorias de sida. Estas enfermedades incluyen infecciones oportunistas y
neoplasias que no ocurren en personas sanas y que, en cambio, son muy frecuentes en personas con VIH.

Es por ello que, si una persona no se ha hecho nunca una prueba de detección de anticuerpos del VIH es probable que desconozca o ni siquiera sospeche
que lleva el virus en su organismo.
Evolución favorable
Una persona con VIH pero que tiene todavía un S.I. fuerte y una carga viral que se mantiene estable, puede hacer una vida completamente normal y
continuar con sus actividades habituales: trabajar, estudiar, viajar, y seguir, además, con su vida sexual y afectiva.

Sin embargo, es importantísimo cuidar la alimentación, hacer ejercicio físico regularmente, evitar adquirir enfermedades de transmisión sexual o volver a
infectarse por el VIH y, naturalmente, evitar transmitir el virus a otras personas, poniendo en práctica la prevención en las relaciones sexuales, utilizando
preservativo y evitando las prácticas de riesgo con intercambio de fluidos.

Además, es muy importante también hacer un seguimiento médico de la evolución de la infección, lo cual permitirá saber cuál es el mejor momento para
iniciar un tratamiento o si es preciso iniciar una profilaxis contra posibles infecciones oportunistas. Por todo ello, es fundamental saber si se tiene o no el
VIH.

En el año 2005 más del 40% de las personas a las que se les diagnosticó sida en España ni siquiera sabían que eran portadoras del VIH. Es decir, que no
tuvieron la oportunidad de iniciar un seguimiento médico temprano y de iniciar la terapia para evitar, precisamente, la aparición del sida. Las terapias
antirretrovirales disponibles hoy consiguen retrasar durante muchos años la aparición del SIDA y prolongan ese período de estabilidad asintomática
característico de las personas con VIH que aún tienen un S.I. lo suficientemente fuerte como para mantener un buen estado de salud general.

En este sentido, la situación ha cambiado radicalmente durante los últimos diez años y las posibilidades de vivir mucho más tiempo y con mejor calidad
de vida son una realidad para las personas seropositivas; al menos en los países desarrollados y, en particular, en España y en Europa, donde los
tratamientos, las pruebas y los servicios sanitarios requeridos están cubiertos por la Seguridad Social.
¿Cómo actúa el VIH?

Como los virus no son capaces de reproducirse por sí mismos necesitan utilizar a otros seres vivos para poder multiplicarse y sobrevivir. Para lo cual usan
a las células de nuestro Sistema Inmune (S.I.) -a las que conocemos comúnmente como "glóbulos blancos" o específicamente linfocitos CD4-,
destruyéndolas o haciendo que dejen de cumplir su función.

El proceso de entrada del VIH en las células del sistema inmunitario se puede dividir en 3 pasos:

Fijación, el HIV-1 se fija a la superficie celular de la molécula CD4 ( glóbulo blanco) por medio de una proteína.

Unión al correceptor: las proteínas sufren un cambio conformacional que les permite unirse a un receptor presente en las membranas de los linfocitos.
Fusión: La cubierta del VIH se fusiona con la membrana celular mediante un cambio estructural en las proteínas víricas. El virus del VIH una vez dentro
del organismo entra dentro de las células del S.I. utilizando su “maquinaria” para producir copias de sí mismo. Este proceso destruye a los glóbulos
blancos impidiéndoles ejercer su función y debilitando, por lo tanto, el S.I. De esta manera el organismo queda desprotegido de posibles infecciones. El
mecanismo mediante el cual el virus infecta a las células sanas ocurre muy rápidamente, hasta el punto que se cree que pueden llegar a producirse más de
10.000 millones de virus al día en el organismo de una persona infectada que no esté tomando medicación antirretroviral.
Transmisión del VIH

Para que el VIH pueda completar con éxito la infección en una persona, ésta debe recibir una cantidad suficiente de virus, de modo que las posibilidades
de que las partículas virales finalmente superen las barreras naturales del cuerpo y lleguen a su objetivo sean elevadas. Esto ocurre mediante el
intercambio de determinados fluidos corporales, como son la sangre, el semen, el flujo vaginal y la leche materna, ya que sólo en ellos es posible para el
virus estar en las cantidades y las circunstancias adecuadas para poder transmitirse.
También para las personas que ya están infectadas por el VIH es importante evitar nuevas infecciones por el virus. El VIH muta y evoluciona de manera
distinta dentro de cada persona, por lo que infectarse nuevamente significa infectarse con un tipo distinto de VIH. Esto puede acelerar el curso de la
infección y hacer que los tratamientos sean menos eficaces. Por lo tanto, si una persona ya está infectada por el VIH, también debe protegerse ante una
posible reinfección.

Principales modos de transmisión

Entre los principales modos de transmisión del VIH se encuentran:

 Las relaciones sexuales sin protección con una persona infectada, ya que el VIH puede transmitirse a través de las membranas mucosas, como
las que recubren el ano o la vagina

 La transmisión vertical de madre a hijo, ya sea de manera intrauterina, durante el parto o por la lactancia materna.

 La transmisión a través de sangre infectada, como al compartir agujas, jeringuillas u otros elementos punzo cortantes con restos de sangre
infectada o al transfundir sangre contaminada o sus productos derivados. También se puede transmitir a través de lesiones abiertas, heridas o
cortes en la piel.

SÍ transmite/ NO transmite

El VIH SÍ se transmite El VIH NO se transmite

Al mantener relaciones sexuales, cuando al menos una de las personas está


infectada, sin la protección adecuada donde haya intercambio de: sangre, semen,
Utilizando siempre elpreservativo masculino o femenino
fluidos vaginales y líquido preseminal.
en las relaciones sexuales donde exista penetración anal o
vaginal, desde el inicio hasta el final de las mismas,
Por lo que el sexo vaginal, anal y oral SIN barreras de protección implica riesgo
evitando el contacto con el fluido vaginal y el semen.
de transmisión del VIH y, además, de otras ITS como la sífilis,gonorrea, virus de
papiloma humano, herpes, etc.

Practicando el sexo oral con barreras de protección. No


Durante el embarazo, el parto o la lactancia, una mujer infectada puede transmitir
compartiendo juguetes sexuales y utilizando guantes de
el VIH a su hijo si no se ha sometido a tratamiento antirretroviralpara reducir el
látex y extremando el cuidado en las penetraciones anales
riesgo de transmisión al feto.
o vaginales realizadas con el puño u otros objetos.

No intercambiando agujas ni ningún otro material de


A través de transfusiones de sangre y todos sus hemoderivados. Está vía de
inyección. Utilizando siempre material desechable estéril
transmisión está prácticamente erradicada en los países desarrollados pero existe
riesgo en países con sistemas sanitarios deficientes en los que estos productos no
o esterilizándolo adecuadamente después de cada uso.
están sometidos a controles garantizados.

Compartir jeringuillas o agujas con otras personas para el consumo de sustancias


tóxicas. En este proceso lo que se produce es intercambio de pequeñas cantidades
Evitando ejercer la lactancia aquellas mujeres infectadas,
de sangre, pero que resultan suficientes para producir una infección.
aunque estén bajo tratamiento antirretroviral. Durante el
parto el riesgo se puede reducir si se practica una cesárea
Esta vía también comporta el riesgo de adquirir Hepatitis C. La coinfección por
como alternativa al parto natural.
VIH y Hepatitis C empeora en gran medida el pronóstico de salud y la respuesta a
los tratamientos antirretrovirales.

VIH y embarazo

Si eres una mujer embarazada con VIH, puedes estar preocupada por la transmisión de la infección a tu hijo aún no nacido, lo que se denomina
transmisión vertical en el lenguaje médico. También pueden preocuparte los efectos de los fármacos antirretrovirales (ARV) sobre el feto.

Después de la transmisión sexual, la transmisión vertical es una de las formas más comunes de transmisión del VIH a otra persona. Puede producirse
antes del nacimiento del bebé, al dar a luz o durante la lactancia. El riesgo de transmisión de la infección a su hijo puede aumentar si turecuento de
CD4 es bajo o tienes una elevada carga viral.

El consumo de fármacos ARV puede reducir el riesgo de una transmisión del virus VIH por parte de la madre embarazada a su hijo aún no nacido. No
obstante, algunos fármacos ARV pueden tener un efecto perjudicial sobre el embarazo durante el primer trimestre (los tres primeros meses). Debes hablar
sobre los riesgos y las ventajas de este tratamiento con su médico, especialmente si se encuentra en los 3 primeros meses de embarazo.

Asegúrate de que tu ginecólogo cuenta con experiencia en el tratamiento de mujeres embarazadas con VIH. Necesitarás un médico que pueda valorar
adecuadamente tu estado, incluída la carga viral y el recuento de CD4. Él podrá recomendarte el mejor tratamiento posible. Si tu carga viral es detectable,
el médico puede recomendarte pruebas de resistencia para ayudarte a elegir la medicación más adecuada para evitar la transmisión del virus a tu bebé.
Prevención del VIH El VIH no se transmite por:

 Los besos, las caricias, darse la mano, tocarse o masturbar a tu pareja.

 Las lágrimas, el sudor, la saliva, la tos o los estornudos.

 Convivir con personas que tengan el virus.

 Compartir objetos de uso común, la ropa o alimentos, duchas, lavabos o WC, piscinas, instalaciones deportivas o de ocio, espacio de trabajo,
residencias, colegios, spa, balnearios y lugares públicos.

 Mordeduras o picaduras de animales, mosquitos u otros insectos.

 Donar o recibir sangre, en países donde el control es adecuado.


¿Cómo se puede transmitir el VIH?

 Al tener relaciones sexuales con penetración anal o vaginal sin preservativo. El sexo oral tiene más riesgo para la persona que lo realiza y éste
es mayor si la persona recibe el semen en la boca. Si además tenemos otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) hay más riesgo de tener el
VIH.

 Por compartir jeringas, agujas, otro material de inyección o cualquier cosa que pueda cortar o pinchar y que haya estado en contacto con sangre
infectada.

 De una madre a su bebé durante el embarazo, el parto o la lactancia.


El VIH se puede prevenir

 Usando preservativo (masculino o femenino) en las relaciones sexuales con penetración y evitando la eyaculación en la boca si se practica el
sexo oral. En la penetración anal es recomendable utilizar cremas para lubricar que no contengan grasa, es decir, lubricantes hechos a base de
agua, además del preservativo.

 Utilizando material estéril y evitando el uso compartido de jeringuillas, agujas y otros útiles de inyección si se consumen drogas inyectadas.

 Utilizando instrumentos para perforar la piel de un solo uso o estériles (pendientes, pearcings, material de tatuaje,…).

 No compartiendo cuchillas de afeitar ni cepillos de dientes.


 En la actualidad, gracias al tratamiento antirretroviral, una madre con el VIH correctamente tratada podrá tener un embarazo y un parto sin
problemas y su bebé podrá nacer sin el VIH. La lactancia materna no está recomendada para alimentar al bebé.

Los distintos tipos de pruebas para detectar el VIH

La prueba del VIH consiste en un análisis de sangre específico que detecta la presencia del VIH o de anticuerpos contra el VIH en el organismo. Para que
el resultado sea fiable tienes que esperar tres meses desde la posible infección, antes de la realización de la prueba.
Las pruebas y test de resistencia para el VIH

En la actualidad existen dos tipos de test de resistencia: genotípicos y fenotípicos. Ambos ayudan a determinar a qué medicamentos para el VIH no
responderá el virus.

1. El test genotípico: en el test genotípico, se examina una muestra sanguínea con VIH para determinar si existen mutaciones. Una vez que las
mutaciones han sido identificadas, se comparan con una larga lista de mutaciones que se sabe que provocan resistencia a los
fármacosantirretrovirales (ARV). Estos resultados ayudarán al médico a determinar qué fármacos ARV serían menos resistentes a tu VIH.

2. El test fenotípico: El test fenotípico detecta la resistencia a los fármacos de una forma distinta a las pruebas genotípicas. En lugar de detectar
mutaciones específicas, estas pruebas miden la capacidad de la infección por VIH de reproducirse en presencia de fármacos ARV. La ventaja
del test fenotípico es que dice exactamente a qué fármacos se hará resistente tu virus.

3. El test fenotípico virtual: El test fenotípico virtual es una combinación de los test genotípico y fenotípico. En primer lugar, se realiza un test
genotípico para ver si hay mutaciones. A continuación, un técnico buscará en una gran base de datos el resultado de un test fenotípico de otra
muestra de virus que tenga un patrón genotípico similar al tuyo. Estas muestras coincidentes pueden indicar cómo podría comportarse el
virus. El fenotipo virtual es más rápido y menos caro que un test fenotípico, aunque al igual que en el test genotípico, puede seguir siendo difícil
predecir qué nuevos fármacos no responderán a virus muy resistentes.
Los test rápidos para detectar el VIH o Sida

Los test rápidos suelen hacerse con una pequeña muestra de sangre (pinchando en el dedo con una lanceta), una muestra de saliva o una de orina.
Actualmente algunas de estas pruebas detectan tanto anticuerpos como al propio virus.

Se les denomina test rápidos ya que sus resultados se obtienen en unos 30 minutos.

Un resultado negativo durante los 3 primeros meses tras la exposición no es concluyente y deberías repetir el test pasadas 12 semanas.

De igual manera los resultados positivos deberían ser confirmados mediante algún tipo de test más específico
Pruebas de seguimiento para el VIH

 El recuento de CD4

Una vez infectado por el VIH, el virus invade un tipo de leucocitos (células que ayudan al cuerpo a luchar contra las infecciones y las enfermedades)
llamados CD4. El recuento de células CD4 mide el número de células CD4 en la sangre y es un buen indicador del estado de salud general y del progreso
del VIH. Cuanto menor sea el nivel de CD4, mayor riesgo de infección tendrá.

El recuento de células CD4 también indica la forma en que responde al tratamiento actual; un recuento de CD4 bajo indica que los
medicamentosantirretrovirales no funcionan. Los adultos sanos tienen un recuento de células CD4 que oscila entre 500 y 1.450 células/mm3; un recuento
inferior a 500 significa que el sistema inmunitario está dañado. Si el recuento de CD4 es inferior a 200, significa que el VIH ha progresado a sida.

Esta prueba debe realizarse cada 3 ó 4 meses durante la revisión rutinaria.

 La prueba de carga viral plasmática

Al medir la carga viral, o cantidad de VIH en la sangre, esta prueba permite indicar la forma en que responde al tratamiento actual así como valorar las
posibilidades de que contraiga nuevas infecciones.

Las personas con VIH pueden tener cargas virales que oscilan entre 1.000 copias/mL de sangre y 1 millón de copias/mL. Alguien con una carga viral alta
normalmente tiene un bajo recuento de células CD4.

Si tu carga viral es superior a 30.000 copias/mL, el médico puede recomendarte terapia antirretroviral. Uno de los objetivos de este tipo de terapia es
reducir la carga viral hasta un punto en que sea indetectable (< 50 copias/ml).

La prueba de carga viral plasmática debe realizarse cada 3 ó 4 meses.

VIH y calidad de vida


Comunicación del diagnóstico de VIH

El conocimiento de un diagnóstico, como es la infección por el VIH, supone un gran impacto emocional para la mayoría de las personas debido a todas
las connotaciones relacionadas con el estigma y la discriminación asociadas a la infección. Esta comunicación desencadena una serie de fenómenos
psicológicos que pueden resultar en la mayoría de los casos, dolorosos. Esta noticia implica una serie de reacciones emocionales como respuesta al
cambio de situación que debe asumir la persona, como suelen ser la incertidumbre, la desesperanza, el miedo y la impotencia.

Por ello es muy importante acudir a profesionales médicos para que valoren el estado general de salud y la necesidad de iniciar un tratamiento para el
VIH, y en tal caso, que pueda informar sobre todas las opciones terapéuticas disponibles.

Además, el apoyo que ofrecen los/as especialistas en las ONG que trabajan en el ámbito del VIH y el sida pueden facilitar el proceso de duelo que se
produce tras recibir la noticia de un diagnóstico positivo, aportando información fiable para poder entender la infección y minimizar las posibles
dificultades.
Alimentación equilibrada

Todos los nutrientes que ingerimos tienen un impacto importante en la salud de las personas en general y de los pacientes con VIH en particular.
Mejorando la nutrición preparamos el organismo y lo reforzamos frente a las enfermedades oportunistas, al mismo tiempo que mejoramos la calidad de
vida incrementando los niveles de energía y favoreciendo un buen estado general de salud.

La razón fundamental por la que la alimentación es un factor clave para el bienestar y la calidad de vida de las personas que tienen el VIH, es que influye
directamente en su respuesta inmunológica. Una alimentación equilibrada puede llegar a ser determinante en los resultados de la terapia de alta eficacia,
no sólo porque aporta nutrientes necesarios al organismo, sino que contribuye a regular el metabolismo, a controlar los niveles de colesterol y lípidos o
ayuda a regular la función del hígado, por ejemplo. De igual manera, puede contribuir a nutrir a la persona con máxima eficacia en momentos delicados
de salud, cuando se presentan situaciones difíciles donde la ingesta de alimentos en sí supone un esfuerzo ante episodios de diarreas, vómitos o problemas
bucofaríngeos.
Hábitos saludables

Al igual que una buena alimentación, el mantener hábitos saludables como hacer ejercicio físico y evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras
sustancias tóxicas, influye positivamente en la salud general de las personas con el VIH.

La evolución clínica de las personas con el VIH estará determinada por estos factores, ya que los hábitos saludables en la vida cotidiana pueden
determinar la presentación de efectos secundarios de los fármacos y la aparición de las enfermedades oportunistas.

Los beneficios que aporta la práctica de ejercicio son físicos, psicológicos y psicosociales. En el caso de las personas con VIH, los principales beneficios
son el sentirse mejor, aumentando la autoconfianza y la autoestima, prevenir las enfermedades coronarias y la aparición de efectos secundarios
relacionados con la infección por el VIH.

Es recomendable que las personas con el VIH abandonen el consumo del alcohol, tabaco y otras sustancias tóxicas, porque debilitan su sistema
inmunológico.

Abusar del alcohol perjudica especialmente a aquellas personas con el VIH que están coinfectadas con el virus de la Hepatitis C, ya que afecta
directamente y de forma negativa al funcionamiento del hígado.

Tanto en el caso del alcohol como de otras drogas, es necesario tener en cuenta las posibles contraindicaciones con algunos medicamentos, ya que pueden
variar o anular sus efectos.

Algunas sustancias como la heroína, cocaína y las drogas de diseño, debilitan especialmente el sistema inmunológico, favoreciendo la aparición de las
enfermedades oportunistas. Además causan interacciones con la mayoría de los medicamentos antirretrovirales.
Afrontamiento psicológico

Para las personas con el VIH, el hecho de afrontar su infección crónica, con todas las connotaciones negativas relacionadas con el estigma y
discriminación, les hace pasar por un proceso psicológico al que deben enfrentarse a diario. Esta es la razón por la que la proporción de los trastornos
psicológicos, como la depresión o ansiedad, en enfermos crónicos es mayor que en la población general.

Para paliar las consecuencias negativas en el plano psicológico y social, es importante buscar apoyo emocional desde el momento del resultado de la
prueba. En este sentido, el valor añadido de las entidades que realizan la prueba del VIH es el apoyo psicosocial que se le hace a la persona durante todo
el proceso y en caso de resultado positivo, derivándola y acompañándola a los hospitales de referencia.

¿Qué es el tratamiento ARV?

Los medicamentos para el VIH, o fármacos ARV, que se utilizan para el tratamiento del virus del VIH, no son capaces de curar la enfermedad, aunque
pueden evitar que el virus se reproduzca o haga copias de sí mismo.

La medicación para el VIH tiene cuatro objetivos fundamentales:

 Aumentar la esperanza y la calidad de vida.


 Evitar la progresión de la enfermedad.

o Reduciendo la carga viral a niveles indetectables durante el mayor tiempo posible.

o Limitando el desarrollo de resistencias (cuando el virus ya no responde) a los fármacos ARV.

 Devolver el sistema inmunitario a su estado normal y mantenerlo así durante el mayor tiempo posible.

o Mantener el recuento de células CD4 dentro del intervalo normal o aumentarlos si fuera demasiado bajo.

o Evitar otras posibles infecciones.

 Minimizar la transmisión del VIH a otras personas; se debe tener cuidado con esto, ya que una carga viral indetectable en el plasma no significa
necesariamente que el virus no se encuentre en otros fluidos corporales.

El desarrollo acelerado de fármacos con capacidad de inhibir la replicación del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y su posterior uso en
pacientes infectados, ha logrado alterar la evolución natural de la infección. De esta manera, una enfermedad rápidamente mortal se ha transformado en
una afección crónica.

Los fármacos antirretrovirales

Los antirretrovirales, básicamente, lo que hacen es bloquear la actividad de las enzimas del VIH interponiéndose entre ellas y las partes de la célula
infectada sobre las que actúan. De este modo, estas enzimas no pueden cumplir con su función y el proceso de replicación del VIH se ralentiza, se detiene
o bien da como fruto partículas virales que no son viables.

Con ello se consigue reducir drásticamente el nivel de actividad del virus y, por tanto, la cantidad de partículas virales en la sangre y dentro de las células,
con lo cual se reduce el número de células afectadas y el S.I. puede irse recuperando paulatinamente, con un incremento de los CD4 que garantice una
correcta protección inmunitaria y permita evitar o retrasar todo lo posible la aparición del sida.

Los fármacos antirretrovirales, además, también reducen la cantidad de virus presentes en otros fluidos del cuerpo, en particular, en aquellos implicados
en la transmisión del virus de persona a persona, como son la propia sangre, el semen, el flujo vaginal y la leche materna. Esto es muy importante a la
hora de reducir el riesgo de transmisión.

No obstante, los fármacos antirretrovirales actuales no pueden eliminar al virus por completo del cuerpo. Esto es así porque no llegan con la fuerza
suficiente a determinadas zonas como el sistema nervioso, los testículos, los ganglios intestinales y otros "santuarios" donde el VIH está menos expuesto
a sus efectos, por lo que siempre el VIH conserva el potencial de volver a replicarse con rapidez.

Por ello, una vez que se inicia la terapia antirretroviral, hay que tomarla de por vida, correctamente, respetando dosis y horarios, para impedir que el VIH
pueda proliferar.

La actividad de los antirretrovirales produce algunos efectos indeseados en el organismo del paciente. Como consecuencia de ello, pueden aparecer, a
corto o medio plazo, lo que se denomina efectos secundarios. Sin embargo, la gran mayoría de las personas bajo tratamiento antirretroviral puede llevar
una vida diaria normal.

Tomarse correctamente los antirretrovirales es la mejor manera de garantizar que tendrán la máxima eficacia frente al VIH durante el mayor tiempo
posible, y también puede contribuir a minimizar determinados efectos secundarios.

Los medicamentos antirretrovirales actualmente disponibles o en desarrollo se dividen en cinco grandes familias que corresponden a las dianas (marcadas
en la figura) sobre las que actúan las distintas familias de fármacos.

¿Qué es el VPH?
VPH significa “virus del papiloma humano”. La infección por el virus es la infección de transmisión sexual más común. Por lo general, el VPH es
inofensivo y desaparece espontáneamente, pero algunos tipos pueden provocar verrugas genitales o cáncer.

La enfermedad de transmisión sexual (ETS) más común.

Existen más de 100 tipos de virus del papiloma humano (VPH). Alrededor de 40 tipos pueden infectar el área genital (la vulva, la vagina, el cuello
uterino, el recto, el ano, el pene y el escroto), así como la boca y la garganta. Estos tipos de VPH se propagan durante el contacto sexual. (Otros tipos de
VPH causan verrugas comunes, como las verrugas de las manos y las plantas de los pies, pero no son de transmisión sexual).
Las infecciones genitales por VPH son muy comunes. De hecho, casi todas las personas sexualmente activas se contagian VPH en algún momento de su
vida. La mayoría de las personas con VPH no tienen síntomas y sienten que gozan de buena salud, de modo que es posible que no sepan que están
infectadas.
La mayor parte de las infecciones genitales por VPH son inofensivas y desaparecen solas. Sin embargo, algunos tipos de VPH pueden provocar verrugas
genitales o ciertos tipos de cáncer.
 Dos tipos de VPH (los tipos 6 y 11) causan la mayoría de los casos de verrugas genitales. Las verrugas no son nada agradables, pero son
causadas por un tipo del VPH de bajo riesgo, ya que no provocan cáncer ni otros problemas graves de salud.
 Al menos una docena de tipos de VPH pueden provocar cáncer, si bien dos en particular (los tipos 16 y 18) son los causantes de la mayoría de
los casos. A estos se los denomina VPH de alto riesgo. Al virus del papiloma humano comúnmente se lo asocia con el cáncer cervical, pero este virus
también puede provocar cáncer de vulva, vagina, pene, ano, boca y garganta.
La infección por VPH no tiene cura, pero hay muchas cosas que puedes hacer para evitar que el VPH afecte tu salud. Hay vacunas para protegerse del
contagio de ciertos tipos de VPH. Tu médico o enfermero pueden quitar las verrugas genitales. Las infecciones causadas por el VPH de alto riesgo
pueden tratarse fácilmente antes de que se conviertan en cáncer, por lo cual es tan importante hacerse las pruebas de Papanicolaou/VPH periódicas. Si
bien los condones y las barreras de látex bucales no ofrecen protección, ayudan a disminuir la probabilidad de contagiarse el VPH.

¿Cómo se contagia el VPH?

El VPH se contagia por el contacto de piel a piel cuando tienes sexo con alguien que lo tiene. Te contagias cuando tu vulva, vagina, cuello uterino, pene,
o ano entra en contacto con los genitales o la boca y la garganta de otra persona, normalmente durante las relaciones sexuales. El VPH puede propagarse
incluso sin que haya eyaculación y sin que el pene penetre en la vagina, el ano o la boca.
La infección por VPH es la enfermedad de transmisión sexual más común, pero la mayoría de las veces no representa un gran problema. Suele
desaparecer espontáneamente y la mayoría de las personas ni siquiera saben que alguna vez lo tuvieron. Recuerda que la mayoría de las personas que
tienen relaciones sexuales se contagian el VPH en algún momento de sus vidas. No te sientas avergonzado ni tengas miedo.

La mayoría de las personas con el virus del papiloma humano (VPH) no presentan ningún síntoma, ni problemas de salud. A veces, el VPH causa
verrugas genitales. Algunos tipos de VPH pueden provocar cáncer.

La infección por VPH de alto riesgo no presenta síntomas.

Lamentablemente, la mayoría de las personas que tienen un tipo de VPH de alto riesgo no manifiestan signos de la infección hasta que ya causó graves
problemas para la salud. Por ello, son tan importantes los chequeos periódicos de salud. En muchos casos, el cáncer cervical se puede prevenir al detectar
cambios anormales en las células que, de no tratarse, pueden convertirse en cáncer.
La prueba de Papanicolaou sirve para detectar estas células anormales en el cuello uterino. La prueba de Papanicolaou no es una prueba que sirva para
detectar cáncer o el VPH, sino que permite descubrir cambios anormales en las células que pueden ser causados por el VPH. Las áreas afectadas pueden
ser vigiladas por tu médico o enfermero y tratadas antes de que se conviertan en algo más grave.
No existe una prueba para detectar los tipos de VPH de alto riesgo que causan infecciones en la vulva, el pene, el ano o la garganta, y estas infecciones de
por sí no provocan síntomas. Si se convierten en cáncer, entonces sí es posible que aparezcan algunos síntomas.

 El cáncer peniano, o cáncer de pene, puede provocar síntomas como cambios en el color o el espesor de la piel del pene, o bien puede aparecer
una úlcera dolorosa en el pene.
 El cáncer anal puede causar sangrado, dolor, picazón o secreción anal, o cambios en los hábitos intestinales.
 El cáncer vulvar, o cáncer de la vulva, puede provocar síntomas como cambios en el color o el espesor de la piel de la vulva. Puede haber dolor
crónico, picazón o puede aparecer un bulto.
 El cáncer de garganta puede provocar dolor de garganta, dolor de oído persistente, tos constante, dolor o problemas para tragar o respirar,
pérdida de peso o un nódulo o bulto en el cuello.
Si tienes cualquiera de estos síntomas, consulta con un médico de inmediato.
Si tengo VPH de alto riesgo, ¿tendré cáncer?

El VPH de alto riesgo puede transformar las células normales en células anormales. Estas células anormales, con el tiempo, pueden convertirse en células
cancerosas. El VPH de alto riesgo afecta con mayor frecuencia las células del cuello uterino, pero también puede causar cáncer de vagina, vulva, ano,
pene, boca y garganta.
Lo bueno es que la mayoría de las personas se recuperan de las infecciones causadas por el VPH sin tener problemas de salud. No se sabe por qué algunas
personas sufren infecciones por VPH prolongadas, cambios celulares precancerosos o cáncer. Pero sí se sabe que si hay alguna otra enfermedad que le
impide al organismo combatir las infecciones, es más probable que el VPH provoque cáncer cervical. El consumo de tabaco también aumenta la
probabilidad de que el VPH provoque cáncer cervical.
La infección por VPH no tiene cura, pero por lo general el cáncer tarda varios años en aparecer, lo que permite detectar y tratar las células anormales del
cuello uterino antes de que se conviertan en células cancerosas. La gran mayoría de las infecciones por VPH son temporarias y no son graves, de modo
que no dediques mucha energía a preocuparte por si tienes o no VPH. Simplemente asegúrate de no dejar de hacerte tus chequeos de salud periódicos, que
deben incluir pruebas de Papanicolaou o del VPH.

¿Cuál es la diferencia entre el VPH y las verrugas genitales?

Las verrugas genitales son protuberancias inofensivas que aparecen en la piel de la vulva, la vagina, el cuello uterino, el pene, el escroto o el ano. La
mayoría de las verrugas genitales son causadas por dos tipos del VPH: el 6 y el 11. Las verrugas genitales son protuberancias carnosas y blandas que a
veces semejan una coliflor en miniatura. Por lo general, son indoloras y se pueden tratar y quitar como las verrugas de las manos o los pies.
Debido a que las verrugas genitales se parecen a otros problemas cutáneos con protuberancias, solo tu médico o enfermero pueden diagnosticar y tratar
este tipo de verrugas. Afortunadamente, las verrugas no son peligrosas y no provocan cáncer; por ello, a los tipos de VPH que causan verrugas genitales
se los llama “de bajo riesgo”. Sin embargo, pueden causar irritación y molestias, y tú puedes transmitir el VPH que las causó a otras personas. Si crees
que tienes verrugas genitales, es importante que te hagas examinar de inmediato.
Debo realizarme la prueba de VphExiste una prueba del virus del papiloma humano (VPH) para el cuello uterino, pero no para otras áreas genitales.
Debido a que el VPH es común y suele desaparecer espontáneamente, no siempre es necesario hacerse la prueba.
¿Tengo VPH?

Debido a que la infección por el VPH es muy común y generalmente desaparece sola, la mayoría de las personas no saben que tienen VPH.
Habitualmente, descubres que tienes VPH al obtener un resultado anormal en la prueba de Papanicolaou. Las pruebas de Papanicolaou, a veces llamadas
Pap, son muy importantes porque permiten detectar células anormales en el cuello uterino, generalmente a causa del VPH. Las pruebas de Papanicolaou
detectan los cambios celulares provocados por el VPH, pero no detectan al propio VPH.
También existe una prueba del VPH que permite detectar algunos tipos del virus de alto riesgo, pero solo se utiliza en ciertas situaciones. Tu médico o
enfermero pueden recomendar la prueba del VPH:
 A mujeres de 25 años o más en lugar de la prueba de Papanicolaou
 A mujeres de 30 a 65 años junto con la prueba de Papanicolaou
 Como método de seguimiento cuando en la prueba de Papanicolaou se encontraron células anormales o cuando los resultados de la prueba no
son claros
Tu médico o enfermero te dirán cuáles son las pruebas que necesitas y con qué frecuencia debes hacerlas.
Si la prueba de VPH da positivo, no te alarmes. Esto no significa que tienes cáncer. Significa que tienes un tipo de VPH que puede aumentar tu riesgo de
tener cáncer en el futuro. Saberlo te permite hacer un seguimiento con tu médico o enfermero y vigilar tu salud. Lo más probable es que quieran realizarte
pruebas con mayor frecuencia, por lo menos durante un tiempo, para asegurarse de que estás saludable.
En la actualidad, no existe una prueba para detectar el VPH de alto riesgo en personas con pene, de modo que lo mejor que puedes hacer es vacunarte,
usar condones y hacerte chequeos periódicos de salud. En la mayoría de los casos, la infección desparece sin causar problemas. Sin embargo, es
importante que tengas en cuenta que aun cuando no tengas síntomas, puedes contagiar el VPH a tus parejas.
Recuerda tener sexo más seguro, es decir, usar condones o barreras de látex bucales durante el sexo vaginal, anal y oral para reducir la probabilidad de
contagiarte el VPH.

Cómo realizar la prueba del VPH

Puedes hacerte las pruebas de Papanicolaou/VPH en el consultorio de tu médico, en una clínica de salud comunitaria, en el departamento de salud o en
los Centros de salud de Planned Parenthood locales.
Los controles médicos de las mujeres incluyen la prueba de Papanicolaou o la prueba del VPH según corresponda. La frecuencia con que debes hacerte
las pruebas depende de tu edad, tu historia clínica y los resultados de tu última prueba de Papanicolaou o del VPH. Tu médico te dirá cuándo debes
hacerte las pruebas y cuáles son las pruebas que corresponden en tu caso.
Las pruebas para otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) no siempre forman parte del chequeo de salud o ginecológico habitual; tienes que pedir
que te las hagan. Sé sincero con tu médico o enfermero para que puedan ayudarte a determinar qué pruebas necesitas. No tengas vergüenza: tu médico
está para ayudarte, no para juzgarte.
¿Cómo se trata el VPH?
La mayoría de las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH) desaparecen espontáneamente. Si no es así, no te preocupes. Si bien no tienen
cura, existen opciones de tratamiento para los problemas que puede provocar el VPH.

¿Cuál es el tratamiento para la infección por VPH de alto riesgo?

No existe tratamiento para la infección por VPH, pero si el VPH es de alto riesgo, puede causar cambios anormales en las células que a su vez pueden
provocar cáncer. Si el resultado de la prueba de Papanicolaou es anormal, es posible que debas hacerte más pruebas o tratamientos, lo cual incluye:
 Colposcopia: procedimiento que permite examinar el cuello uterino más de cerca para ver si hay células precancerosas.
 Crioterapia: tratamiento para congelar y extirpar las células precancerosas del cuello uterino.
 LEEP o procedimiento de extirpación electroquirúrgica con asa: tratamiento para extirpar células precancerosas del cuello uterino por medio de
corriente eléctrica.

¿La infección por VPH tiene cura?

La infección no tiene cura, pero hay muchas cosas que puedes hacer para mantenerte sano y protegido, e incluso se puede prevenir. Hay vacunas que
pueden prevenir el contagio de los tipos de VPH de alto riesgo y de los tipos que causan verrugas genitales. La mayoría de las veces, tu organismo es
capaz de combatir el VPH antes de que provoque un problema grave y antes de que te des cuenta de que tienes la infección. Sin embargo, en cuanto a los
tipos de VPH de alto riesgo que finalmente pueden provocar cáncer, la mejor manera de prevenir el cáncer cervical es hacerse las pruebas de
Papanicolaou o pruebas del VPH periódicamente para detectar los cambios celulares anormales.

Cómo me aseguro de no contraer o transmitir el VPH?

La mejor forma de evitar el contagio de cualquier enfermedad de transmisión sexual (ETS) es no tener relaciones sexuales. Si tienes relaciones sexuales,
la mejor manera de evitar los problemas que puede causar el virus del papiloma humano (VPH) es vacunarse contra el VPH, usar condones y barreras de
látex bucales y hacerse pruebas de Papanicolaou/VPH periódicas.

Cómo evitar el contagio del virus del VPH

Como siempre, la mejor manera de asegurarse de no contraer una enfermedad de transmisión sexual como la infección por VPH consiste en evitar el
contacto sexual con otra persona, lo cual incluye sexo vaginal, anal y oral y cualquier otro tipo de contacto genital.
Sin embargo, la mayoría de las personas tienen relaciones sexuales en algún momento de sus vidas. Si tienes una vida sexual activa, puedes hacer algunas
cosas para reducir las probabilidades de contagiarte o transmitir el VPH.
 Aplícate la vacuna contra el VPH.
 Usa condones o barreras de látex bucales cada vez que tengas sexo vaginal, anal u oral. Si bien los condones y las barreras de látex bucales no
son tan eficaces para prevenir infecciones por el VPH como lo son contra otras enfermedades de transmisión sexual, como la clamidiasis y la infección
por el virus de inmunodeficiencia humano (VIH), tener sexo más seguro puede disminuir la probabilidad de contagio del VPH.
¿Cómo puedo evitar transmitirle el VPH a otra persona?

La verdad es que, a menos de que tengas un VPH de alto riesgo o verrugas genitales, probablemente nunca sepas que tuviste VPH. De modo que la mejor
manera de evitar contagiarlo es, en principio, no tener el virus para lo cual debes aplicarte la vacuna contra el VPH.
A continuación te sugerimos algunas cosas que puedes hacer para prevenir una infección por VPH.
 No tengas relaciones sexuales para no tener contacto de piel a piel.
 Usa condones o barreras de látex bucales cada vez que tengas sexo vaginal, anal u oral. Si bien los condones y las barreras de látex bucales no
son tan eficaces para prevenir infecciones por el VPH como lo son contra otras enfermedades de transmisión sexual, como la clamidiasis y la infección
por el virus de inmunodeficiencia humano (VIH), tener sexo más seguro puede disminuir la probabilidad de contagio del VPH.
 Aplícate la vacuna contra el VPH y recomiéndale a tu pareja que haga lo mismo.

¿Qué es la vacuna contra el VPH?

Existen 3 vacunas contra el VPH: Gardasil, Gardasil 9 y Cervarix. Todas estas vacunas brindan protección contra los tipos 16 y 18 del VPH, los dos tipos
que causan el 70% de los casos de cáncer cervical. La vacuna Gardasil también te protege contra los tipos 6 y 11 que causan el 90% de los casos de
verrugas genitales. La vacuna Gardasil 9 protege contra otros 5 tipos de VPH (tipos 31, 33, 45, 52 y 58) que también pueden provocar cáncer del cuello
uterino, el ano, la vulva o la vagina.

Las vacunas contra el VPH se administran en una serie de 3 aplicaciones. La segunda aplicación se administra 2 meses después de la primera y la tercera
se administra 4 meses después de la segunda aplicación. Por lo tanto, lleva 6 meses en total aplicarse las 3 inyecciones.

¿Quién debe darse la vacuna contra el VPH?

Todas las personas de entre 9 y 26 años pueden vacunarse contra el VPH para protegerse contra las verrugas genitales o los diferentes tipos del VPH que
pueden provocar cáncer. Se recomienda que los niños se vacunen a la edad de 11 o 12 años, para que estén bien protegidos años antes de convertirse en
personas sexualmente activas.

La vacuna no suele aplicarse a personas mayores de 26 años. De todos modos, independientemente de tu edad, consulta con tu médico o enfermero para
saber si la vacuna contra el VPH podría beneficiarte.

¿La vacuna contra el VPH produce efectos secundarios?

Las investigaciones indican que la vacuna es segura. El efecto secundario más común es tener dolor y enrojecimiento temporario en el lugar de la
aplicación.

Una de las razones por las que hay controversia respecto de la vacuna contra el VPH es que previene una infección de transmisión sexual, lo que hace que
algunas personas crean que no es adecuada para los niños. La cuestión es que la vacuna funciona mejor si se la aplica mucho antes de que la persona
comience a tener una vida sexual activa. Por ello, es aconsejable que te la apliques mientras eres chico para no tener que preocuparte de ciertos tipos de
cáncer más adelante.

Los estudios demuestran que la vacuna contra el VPH no induce a las personas a tener más sexo o a tener relaciones sexuales a una edad más temprana.
Por lo tanto, la aplicación de la vacuna contra el VPH no alienta a los niños a tener sexo. Lo único que hace es brindarles protección contra las verrugas
genitales y el cáncer para la adultez.

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