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EVOLUCIÓN DEL IMPERIO PERSA

La evolución histórica pasó por tres reyes persas:

1. Ciro el Grande (546-529 a.C.):


Dominó el Reino de Lidia en el Asia Menor. Se apoderó de Babilonia.
Acabó la conquista de Siria. Combatió a las tribus nómades de las etapas
orientales. Extendió sus dominios hasta la región de Turquestán. Sometió
las colonias griegas de las costas del Asia Menor.
2. Cambises (529 – 522 a. C.): Gobernó poco. Hijo de Ciro.
 Realizó la conquista de Egipto.
3. Derrotó al Faraón Psamético III, apoderándose de la región del Nilo.
Dario I (521 – 485 a. C.):
 Conquistó el valle del Indo
 Incorporó Tracia (Turquía) a sus dominios.
 Intentó conquistar a los griegos (guerras médicas), pero fue derrotado en
la batalla de Marathon.

Los Persas se habían ubicado en la parte sur de la meseta de Irán. Al igual que
los medos, al principio solo fueron un conjunto de tribus dispersas hasta que el
guerrero Aquemenes los unió estableciendo dinastía de los aquénidos.
Destacaron reyes tan importantes como el Ciro, El grande, conquistador de los
Medos y Darío I. Al vencer a los medos, el imperio de los persas se afianza y
engrandece, no solo por haber unificado a todos los pueblos de la meseta, sino
porque creó un a cultura síntesis del mundo antiguo.
Administración

Los persas tenían un complejo y avanzado sistema de administración de las


provincias. Estas se componían de tres funcionarios: un general, un secretario y
el jefe de provincia Cada uno desempeñaba un papel específico dentro de la
provincia: el primero de reclutar tropas y dirigirlas a la batalla, el segundo de los
temas administrativos y contabilidad de la provincia, y el tercero se ocupaba de
ser el representante de esta, y de hacer recaudar impuestos. Con este sistema
los persas se aseguraron que no hubiera corrupción en sus colonias. Y además
cada un tiempo determinado solía pasar un Inspector real que verificaba que
todo esté en orden dentro de la provincia, y le informaba al rey sobre el asunto.
Arte:

En la época aqueménida (Ciro el Grande, Cambigen II, Darío I, Jerjes, Artajerjes, Darío
II, Artejerjes II, Artejerjes III, Dario III) el arte se expresa en escultura y la arquitectura,
en grandes ciudades: Pasargardas, Susa, Persépolis, fundadas por estos dos últimos.

No hay arquitectura religiosa, sólo estos altares con fuego y unas torres donde estaría
ese fuego. Los altares eran muy sencillos, a veces para proteger el fuego tenían una
pequeña bovedilla. No se han conservado pero los conocemos por relieves. Las torres
eran altas, cuadradas y sin vanos, de las que si se conservan algunos restos.

Existió arquitectura funeraria persa. Tenemos la tumba de Ciro, de tipología única.

También existieron hipogeos excavados en grandes acantilados, con una fachada muy
importante esculpida dentro, con dos o tres cámaras muy sencillas. No realizaban
inhumación del cadáver por miedo a que contaminarán la tierra, por lo que sólo
conservaban los huesos.

Los palacios eran tan complejos que se formaron verdaderas ciudades-palacio. Cuando
Darío fijó la capital en Susa, el palacio de Pasagarda quedó abandonado quedando
como capital religiosa. Susa estaba cerca de Babilonia y obtiene influencias de ella.

El recinto de estos palacios estaba cerrado por murallas. Al igual que los
mesopotámicos, estaban construidos sobre terrazas. Las estructuras eran adinteladas
y empleaban cómo soporte la columna.

El palacio tenía unos propileos donde aparecían toros alados, como símbolo de poder y
majestuosidad. Había también una sala de audiencias llamada apadana. Junto a ella
había una sala de recepción y el salón del trono que era la parte pública del palacio.
La Religión en Persia
Los persas, al igual que sus contemporáneos, eran politeístas y sus divinidades
estaban asociadas con los fenómenos de la naturaleza. Los dioses persas tenían
funciones sociales, militares, económicas; además, daban forma a un código
ético que consideraba conceptos abstractos como verdad y justicia.
Un personaje influyente dentro del sistema religioso persa fue el gran profeta
Zoroastro, quién hacia el año 600. a. de C., predicó en el norte de Persia y con
sus ideas provocó varios cambios en la cosmovisión persa.
Zoroastro predicaba que el hombre tenía la necesidad de actuar acorde a la
justicia, diciendo siempre la verdad y evitar las mentiras. Zoroastro establecía un
sistema religioso de carácter dual, basado en la lucha entre la Verdad (Arta) y la
Mentira (Drug), valores y conceptos que, incluso, llegaron a ser personificados.
El desarrollo religioso de Persia, a partir de la irrupción de Zoroastro, se dividió
entre quienes siguieron a este pensador, y quienes siguieron practicando las
tradiciones religiosas politeístas y primitivas provenientes de las tribus arias.
En esta dualidad prevalecieron los seguidores de Zoroastro y su influencia llegó
hasta los círculos de poder y se establecieron varios ritos religiosos. Uno de ellos
era el sacrificio de animales y la adoración del fuego, al que consideraban la
representación de la verdad.
Como señalamos, las enseñanzas de Zoroastro tenían un carácter dualista y sus
dioses seguían esta lógica; por ello, los persas creían en dioses de carácter
contrario como era el caso de Ozmard, el dios del bien y Ahriman, el dios del
mal.
Debido a la influencia de Zoroastro y su dualismo, la cosmovisión persa
planteaba que el mundo terrenal era el campo de batalla donde se enfrentaban
el bien y el mal; por estas razones el deber de los hombres en la tierra era
ponerse de parte de Ozmard, y contribuir a su triunfo mediante la realización de
buenas acciones. Además, cada persa, según la tradición religiosa, poseía un
ángel protector que le resguardaba del mal y que se preocupaba de la comisión
de buenas acciones, ya que al momento de la muerte todos los hombres debían
enfrentar un juicio final. En este juicio final sus acciones serían juzgadas, y
dependiendo del resultado los persas se iban al cielo o al infierno.
Decadencia del Imperio persa

Moneda de Artajerjes IIDespués de un período de turbias intrigas y asesinatos palatinos,


queda afianzado en el trono Darío II Ochos (424-
405). Su reinado está lleno también de intrigas y
es interesante en relación con las luchas entre los
griegos. Gracias al apoyo imperio persa,
acentuado por Ciro, el ambicioso hijo del Gran
Rey, Esparta pudo vencer a Atenas.
A su suerte, en 405, Ciro intentó arrebatar el reino
a su hermano Artajerjes II, con la ayuda de un
ejército de mercenarios griegos. En Cunaxa los
griegos vencieron, pero Ciro murió, y pasaron
grandes penurias para llegar a la costa del Mar
Negro (retirada de los Diez mil). Gracias a las desacuerdos entre los griegos, Artajerjes
logró imponer la llamada paz del Rey, que restablecía su Imperio con la extensión que
tuvo en tiempos de Darío I. Tuvo que sofocar peligrosas revueltas en Chipre y Egipto,
complicadas con una gran conjuración de sátrapas. Después de un largo reinado, murió
el año 359. Artajeijes III, su hijo, le sucedió y reconquistó Egipto. Murió asesinado por
su favorito Bagoas, que cometió muchos crímenes hasta ser también asesinado por
Darío III (336), el rey vencido por Alejandro y con el que halla su fin el Imperio persa.

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