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Violencia patriarcal y ritualización

Claves para la comprensión de la desposesión de los cuerpos/territorios


de las mujeres en América Latina

Patriarchal violence and ritualization


Key ways to comprehend the dispossession
of women’s bodies/territories in Latin America

Rosana Paula Rodríguez | ORCID: orcid.org/0000-0002-4565-6703


rosanapaularodriguez@gmail.com
Universidad Nacional de Cuyo
Argentina

María Victoria Pasero Brozovich | ORCID: orcid.org/0000-0003-4447-4358


victoriapasero@gmail.com
Universidad Nacional de Cuyo
Argentina

Recibido: 31/10/17
Aceptado: 11/03/18

Resumen Abstract
E n este trabajo, nos proponemos una reflexión
en torno al recrudecimiento de la violencia
sobre los cuerpos de mujeres y los cuerpos femi-
I n this work we propose a reflection on the
upsurge of violence against feminized and
women’s bodies in Latin America. The extreme
nizados en Latinoamérica. El ensañamiento sobre cruelty against these has reached unimaginable
ellos en extremos inimaginables, incluye meca- extremes, including mechanisms of power, domi-
nismos de poder, dominio y control que revisten nation and control, which are present in unpre-
formas inéditas, con el propósito de colonizarlos y cedented forms, with the aim of colonizing them
desposeerlos de aquello que se presenta como ina- and removing their characteristic of being inap-
prensible e inapropiable; pero, al mismo tiempo, prehensive and inappropriable, but at the same
imprescindible. time indispensable.
En el contexto actual de ofensiva neoliberal y In the current context of neoliberal and pa-
patriarcal, nos interesa comprender la escalada de triarchal offensive, we are interested in compre-
situaciones de violencias en la región de América hending the escalation of violent situations in the
Latina. Por un lado, nos proponemos indagar en Latin American region. On the one hand, we will
nuestros cuerpos-territorios la crueldad del po- propose to investigate in our bodies/territories
der, que instaura una herida inextinguible, cuya the extreme brutality of power which creates an
finalidad consiste en la conquista penetrante y inextinguishable wound, which objective consists
permanente de los agresores sobre la soberanía on the permanent and penetrating conquest
corporal de las mujeres y que además produce of aggressors over the corporal sovereignty of
efectos colectivos y sociales. Esta invasión es women and which also produces collective and
generadora de dispositivos de control social di- social effects. This invasion generates social con-
rigidos a todas las mujeres con el objeto de ins- trol devices addressed to all women with the aim
talar el miedo, la parálisis, la inacción, la auto- of installing fear, paralysis, inaction and self-
censura, es decir, una nueva domesticación. Por censorship, that is to say, a new domestication.
otro lado, nos preocupan los dispositivos diri- On the other hand, we are concerned about the
gidos hacia la clase de todos los varones para other devices, which are addressed to all men in
confirmar y reproducir la “invencibilidad” de order to confirm and reproduce the “invincibility”
su poder a través de la ritualización mediática of their power through the media ritualization
de los actos predatorios y degradantes sobre los of the predatory and degrading acts against
cuerpos de las mujeres, y la insistencia siniestra women’s bodies and the sinister persistence of

Rodríguez, R. P. y Pasero Brozovich, M. V.


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de superación y perfeccionamiento de esos actos self-improvement and refinement of these acts as
como una exposición de trofeos y de dominio a trophy exposition and unlimited dominance of
ilimitable de su propiedad.  its property.
Esta intensificación de la violencia es el so- This intensification of violence is the symbolic
porte simbólico y material de dos procesos conco- and material support of two concomitant proces-
mitantes de la acumulación capitalista, la explota- ses of the capitalist accumulation, the exploitation
ción y el despojo/ desposesión, que adquieren un and the dispossession which acquire a distinctive
carácter distintivo sobre las corporalidades femi- character about feminized corporalities, through
nizadas, a través de la producción de nuevas suje- the production of a new subjection and the im-
ciones y disciplinamientos como así también del plementation of discipline, as well as through
saqueo de las posibilidades de resistencia y trans- plundering their possibilities of resistance and
formación, entre ellas, la ritualización de la vida transformation, the ritualization of life and death.
y la muerte.

Palabras claves: Desposesión, Cuerpos, Vio- Keywords: Dispossession, Bodies, Patriarchal


lencia patriarcal, Neoliberalismo, Ritualización. violence, Neoliberalism, Ritualization.

Presentación

E l actual contexto político latinoamericano se


caracteriza por la consolidación de un modelo
neoliberal, cuya base se asienta en la extracción
colectivos y sociales parecen más encuadrarse en
lo que Achille Mbembe (2011) ha definido como
necropolítica para especificar los mecanismos por
a gran escala, mediante la desposesión acelerada los que se establece y mantiene un control sobre
de territorios, saberes, técnicas y cuerpos. La po- quién puede vivir y quién debe morir. Mientras
lítica de despojo sobre los territorios tiene su que las nociones foucaultianas de biopolítica o
continuidad en las políticas sobre los cuerpos, en biopoder2 resultan insuficientes respecto de la for-
especial, de las mujeres. ma en que el estado de excepción define a las/os
La extrema crueldad, los actos ultrajantes, so- sujetos que deben vivir y las/os que deben morir y
bre los cuerpos quemados, descuartizados, mar- de qué modo les asigna el estatus de sujetos según
cados, torturados de las mujeres conforman una diferencias de clase, sexuales y raciales.
imagen cotidiana de máxima exposición. Del Para Mbembe la implementación de tecnolo-
mismo modo que sucede con el territorio colo- gías necropolíticas tiene su origen en la colonia,
nizado, los cuerpos de las mujeres experimentan con la esclavitud; por ello, se sostiene la acepta-
un modo de apropiación, una demarcación, que bilidad de la muerte en términos racistas. La
los convierten en un mapa, cercado, alambrado, ne-cropolítica adquiere su modalidad extrema
en el que operan una complejidad tecnobiopo- de violencia para lograr rentabilidad y, como
lítica de modos sutiles y sofisticados de sujeción/ sostie-ne el autor camerunés, la característica
explotación/despojo de las posibilidades de resis- propia de la etapa poscolonial reside en que
tencia y transformación.
no sólo los cuerpos de biomujeres, sino que incluye una
El ensañamiento de la violencia patriarcal tipología más amplia como propone Julia Monárrez
sobre las mujeres, los feminicidios1 y sus efectos Fragoso (2010): feminicidios íntimos, feminicidios sexuales
sistémicos, por ocupaciones estigmatizadas, feminicidios no
1
Preferimos este término acuñado por Marcela Lagarde por- íntimo, por trata, por línea de fuego, por tráfico, lesbicidio
que resulta pertinente para explicar el carácter institucional e o lesbo-odio, travesticidios, racistas, por mutilación genital.
incluir la dimensión política: las implicaciones del estado por A medida que los cuerpos se feminizan aumenta el riesgo.
acción u omisión y la impunidad como factor imprescindible. Por ello, consideramos la importancia política de visibilizar
El feminicidio es un crimen de estado, sucede cuando las las especificidades presentes en los crímenes del sistema
condiciones históricas generan prácticas sociales que permi- heteropatriarcal.
ten atentados violentos contra la integridad, la salud, la liber- 2
Para Foucault (2007), la biopolítica somete la vida por
tad y la vida de niñas y mujeres. Es el extremo de un conti- medio del dominio de los regímenes de control corporal
nuum de terror contra las mujeres (Lagarde, Marcela, 2005). demográfico y sanitario. El poder y la soberanía se
Asimismo, este concepto de feminicidio permite considerar expresarían por la decisión sobre quién vive y cómo.

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la violencia se revela como un fin en sí mismo. Estadísticas Criminales en la República Argentina
Sugiere que los regímenes políticos actuales obe- de 2015, las agresiones sexuales contra mujeres
decen al esquema de hacer morir y dejar vivir, pro- se incrementaron un 78%, lo que significa que
piciado por el silenciamiento y la cosificación aproximadamente 50 mujeres sufren ataques
de los cuerpos, la extrema mercantilización de sexuales cada día.
la vida, la deshumanización instalada por la ló- En el 2016, el total de feminicidios en el país
gica capitalista que considera a las/os sujetos, fue de 254, de acuerdo al Registro Nacional de Fe-
en especial a las mujeres, como un conjunto de micidios de la Oficina de Violencia Doméstica de
fuerzas de producción permutable, desechable, la Corte Suprema de la Nación. El año pasado se
prescindible y aniquilable. Para Mbembe, la so- produjo un aumento considerable del promedio
beranía es la capacidad para definir quién tiene de mujeres asesinadas: si en el 2016 moría una
importancia y quién no la tiene, quién está despro- mujer cada 30 horas en manos de su pareja o ex
visto de valor y puede ser fácilmente sustituible y pareja, en el 2017 se registró un feminicidio cada
quién no (2011:46). 18 horas (Unidiversidad, Noticias, 2017).
En esta línea de pensamiento, Valencia Los feminismos, y en especial, los feminismos
Sayak (2012) propone, en referencia al México descoloniales o del sur, aportan herramientas bá-
contemporáneo, el concepto de capitalismo gore, sicas para la comprensión de cómo los cuerpos de
entendido como el las mujeres se configuran en cuerpos fronterizos,
en tanto territorios de lucha del capitalismo pa-
derramamiento de sangre explícito e injus- triarcal (Anzaldúa, 2016). Así como el sistema
tificado, al altísimo porcentaje de vísceras y se apropia del territorio y lo explota, del mismo
desmembramientos, frecuentemente mez- modo, se apropia de los cuerpos de las mujeres y
clados con la precarización económica, el los coloniza. Al mismo tiempo, estos feminismos
crimen organizado, la construcción bina- permiten reconocer y potenciar las capacidades
ria del género y los usos predatorios de los de resistencia implícitas en las experiencias
cuerpos, todo esto por medio de la violen- corporales en tanto experiencias políticas.
cia más explícita como herramienta de En este trabajo desarrollamos la dimensión
“necroempoderamiento”. (p. 84) material y simbólica de la colonización de los
cuerpos de las mujeres cuya expresión extrema
Este capitalismo tiene tres funciones: como son los feminicidios. La perspectiva asumida
herramienta eficaz del mercado, como un medio se encuadra en la confluencia de los estudios
de supervivencia alternativo y como clave de la feministas, materialistas y descoloniales que nos
autoafirmación masculina; y se caracteriza por permiten centrar el análisis en los procesos de
la consideración de los cuerpos como productos acumulación por desposesión y su relación con
del intercambio en el proceso de producción del la escalada de la violencia patriarcal, para luego
capital. Todos los estados modernos clasifican las detenernos en la ritualización de la violencia y
vidas de las/os sujetos y la muerte de ciertos cuer- los aspectos simbólicos de la dominación. Al
pos no es sólo esperable, sino incluso rentable. mismo tiempo enfatizamos en el despojo de la
En nuestro país, en ocho años, de acuerdo posibilidad de ritualizar el dolor de las mujeres
con el registro construido y difundido desde asesinadas y sus implicancias sociales. Para
La Casa del Encuentro, desde el 2008 al 2015 se finalizar rescatamos la dimensión política del
registraron más de 2.000 feminicidios. En este cuerpo, el cuerpo que se rebela en el gesto y se
mismo período, de acuerdo con el Informe de resiste a ser apropiado.

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Recicle neoliberal y la producción material de cuerpos desechables

L a violencia ejercida sobre los cuerpos-terri-


torios de las mujeres y la invisibilización de su
papel en la reproducción social aparecen como
Históricamente, los varones han dispuesto gra-
tuitamente y por “derecho natural” de los cuerpos
de las mujeres y de su fuerza de trabajo. A partir
una constante en el actual sistema capitalista que de las nuevas formas en que se organiza el trabajo
extiende sus dominios sobre todos los aspectos bajo el capitalismo, las mujeres se convierten en
de la vida. bienes comunes y sus actividades son definidas
El neoliberalismo impone la desestructuración como no-trabajo, así se inicia el largo proceso de
del trabajo y de la vida, rasga el tejido social, y los invisibilización y desconocimiento del trabajo de
sectores dominantes despliegan su contraofen- las mujeres, que se considera un recurso natural,
siva para perpetuar el sistema económico. Afir- disponible para todos, no menos que el aire que respi-
man Adolfo Gilly y Rhina Roux (2009) que ramos o el agua que bebemos (Federici, 2004:164).
Todo trabajo que no esté destinado a la pro-
el capital se sostiene en dos procesos conco- ducción de mercancías y a la generación de ga-
mitantes y entrelazados: explotación (apro- nancias es considerado no productivo o improduc-
piación del producto excedente bajo la for- tivo. Las mujeres son quienes llevan a cabo esos
ma de plusvalor) y despojo (apropiación trabajos, y -ante los ojos del capital- éste se vuelve
violenta, o encubierta bajo formas legales, invisible. La tierra, los bienes comunes, como los
de bienes naturales y de bienes de propiedad cuerpos de las mujeres, fueron apropiados y des-
comunal o pública). (p. 28) valorizados. Solo adquieren sentido en cuanto
pueden ser intercambiados por dinero4.
Una de las principales características de la glo- El hito histórico del proceso de domesticación
balización neoliberal es la acumulación por des- de las mujeres y la desvalorización de su trabajo
posesión, entendida como se encuentra en la caza de brujas en tanto

un proceso de acumulación del capital que instrumental a la construcción de un orden


no se basa en la explotación de los y las tra- patriarcal en el que los cuerpos de las mu-
bajadoras, sino de la apropiación privada de jeres, su trabajo, sus poderes sexuales y
bienes o recursos que se encontraban hasta reproductivos fueron colocados bajo el con-
ese momento (al menos relativamente) fue- trol del estado y transformados en recursos
ra del mercado; es decir que no eran o no económicos. (Federici, 2004:233)
habían sido transformados en mercancías.
(Seoane y Taddei, 2010:8) La lógica de la expansión capitalista siempre
ha permeado los cuerpos de las mujeres como
En este sentido, sostiene David Harvey, que la territorios de los que extraer valor en términos
acumulación por desposesión3 incluye cuatro as- absolutos: no sólo sobretrabajo, ni apropiación de
pectos fundamentales: privatización y mercantili- la simple fuerza de trabajo, sino dominio en blo-
zación, financiarización, gestión y manipulación que de la clase entera de las mujeres.
de la crisis y redistribución estatal; además de mi-
nar todo el poder que las mujeres puedan haber tenido
en el seno de los sistemas domésticos de producción/
comercio y de las estructuras sociales tra-dicionales, y
reubica todo en mercados de crédito y de mercancías 4
Así queda expresado en la línea del Banco Mundial, bajo la
dominados por los hombres (2007:177). teoría del economista peruano Hernando de Soto, que consi-
dera la tierra como fértil cuando se convierte en una inver-
3
Para Marx, la acumulación por desposesión, apunta a los sión, lo fecundo es aquello que produce ganancias (Tornay
modos de acumulación primitivos del capital, que incluye Márquez, 2017). Del mismo modo el empresario sojero Gus-
prácticas tales como la mercantilización y privatización de tavo Grobocopatel en una entrevista afirma: Yo soy un sin
la tierra y la expulsión forzada de poblaciones del campo; tierra. El 80 por ciento de lo que siembro no es en tierra propia.
la conversión de formas diversas de derechos comunales o Acá se destruyó el mito del terrateniente (Bercovich, Página/12,
colectivos en derechos privados; la supresión de los derechos 2004). Para la industria sojera y otros negocios extractivistas,
sobre los bienes comunes; la eliminación de toda forma de resulta más conveniente rentar tierra en lugar de adquirirlas
producción y de consumo alternativos no mercantiles; pro- en términos de una posesión legal, y dejar desertificadas
cesos coloniales e imperiales de apropiación de recursos grandes extensiones que durante años permanecerán inertes,
naturales y energéticos; y la usura, el endeudamiento de improductivas y sus poblaciones con-taminadas por fumi-
la nación y, lo que es más devastador, el uso del sistema de gaciones que generan graves problemas de salud (este es el
crédito como un medio drástico de acumulación por despo- caso de Malvinas Argentinas, en Córdoba, Argentina, ejemplo
sesión (Harvey, 2007:165-166). paradigmático de los últimos años).

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En este sentido, la pensadora feminista mate- es una institución social central, a la vez,
rialista Collete Guillaumin define el sexaje5 como mecanismo de mantenimiento de ciertas re-
la apropiación física misma, la relación en la que es laciones sociales de dominación y explota-
la unidad material productora de fuerza de trabajo la ción, y relación social que estructura este
que es poseída y no la sola fuerza de trabajo (2005:25), sistema. (Falquet, 2017:54)
así se refiere a la apropiación material de la clase
de las mujeres. Desde una perspectiva sociológica, la violencia
contra las mujeres se concibe como una relación
Si el trabajo no es pagado, es porque no es social, integrada por una dimensión material y
pagable. Si no es monetizable o medible, otra ideológica, que implica un proceso de inter-
significa que es adquirido de otra manera… nalización subjetiva de los golpes y la tortura
El hecho de que no haya término al traba- comparable al adiestramiento; y como “institu-
jo, ni medida de tiempo, ni noción de viola- ción” provoca efectos sociales y colectivos, que ex-
ción sexual, muestra que esta cesión es rea- cede a las mujeres directamente implicadas, per-
lizada en bloque y sin límites. Y que lo que mitiendo una relativa economía de recursos para el
es cedido no es la fuerza de trabajo, sino, control y la normalización social.
efectivamente, la unidad material que for- El rol del estado consiste en aprovechar, encu-
ma al individuo mismo. (p. 42) brir, favorecer y garantizar la impunidad de la
violencia masculina, presentándola como una
Es decir, que respecto del valor extraído del violencia de aficionados. El fin último es atemori-
cuerpo de las mujeres, la ganancia es absoluta. No zar, atomizar, desalojar y arrasar la mano de
se trata de extracción de plusvalía, sino que a ellas obra. Muchas y diversas formas de hombres con
se les extrae todo el trabajo realizado en la medida armas (asesinos a sueldo, como los Zeta o Black-
en que son apropiadas en tanto máquina-de- wáter, entre otros7), ejércitos y grupos armados
fuerza-de-trabajo, en el continuo del intercambio privados que permiten ahorrar al estado los cos-
económico sexual (trabajo sexual, procreativo, tos políticos de ejercer abiertamente la violencia
doméstico y emocional) (Falquet, 2014b). física y, a la vez, los costos económicos para el
La autora pone en evidencia el componente sostenimiento de la misma.
capitalista de la violencia patriarcal dirigida ha- Un despliegue de enormes cantidades de re-
cia las mujeres, ya que permite economizar los cursos estatales y, cada vez más, paraestatales (en
costos de la represión (políticos y económicos) y continuidad con el plan neoliberal de ahorro de
obstaculiza la organización y la lucha de la clase gastos del estado) para pulverizar a la clase tra-
trabajadora. En tiempos de “paz”, los feminicidios, bajadora y continuar con el despojo, el desarme,
constituyen una guerra de baja intensidad6 contra la desarticulación y la desorganización de las
las mujeres (Falquet, 2002 y 2017), que se diferencia grandes mayorías subalternizadas, de sus bienes
de la guerra de baja intensidad de las luchas mo- comunes, sus capacidades de trabajo, como así
dernas por la independencia y la revolución por- también de sus bienes simbólicos y espirituales.
que la violencia contra las mujeres no tiene una La población civil en tanto población no
fecha de inicio y finalización, excede en tiempo, armada, está más desarmada que nunca. No cuen-
amplitud y sistematicidad a la mayoría de las ta con armas físicas, tampoco posee bienes, herra-
violencias ejercidas por un grupo social sobre mientas, recursos, redes comunitarias, mucho
otro. La violencia contra las mujeres: menos respaldo legal. Por el contrario, aparece
una abundante formalidad engañosa, una prolife-
Es un fenómeno duradero, masivo -aunque ración de leyes que, en la práctica se traducen en
se invisibilice a sí mismo mientras se des- circuitos corruptos y/o burocráticos. Actualmente,
pliega- y tiene consecuencias materiales se agudiza la desprotección legal con un marcado
muy reales en términos de beneficios econó- retroceso de derechos conquistados.
micos, de mantenimiento del orden social y Esta población desarmada es mayoritariamen-
de su reproducción. No parece descabellado te la clase trabajadora, y la clase trabajadora, ca-
sugerir que la violencia contra las mujeres da vez más, está conformada por mujeres. Ello
nos conduce a enmarcar la violencia contra las
5
La autora realiza un juego de palabras en francés entre
sexage, servage y esclavage, es decir, entre “sexaje” como
mujeres como una institución social central en
un sistema de dominación sobre la clase de las mujeres, en la actual reestructuración del trabajo.
comparación con otros sistemas históricos de dominación En primer lugar, son las mujeres quienes cons-
como el feudalismo y el esclavismo, respectivamente. tituyen mayormente la población civil desar-
6
La guerra de baja intensidad es aquella que se desarrolló a mada/trabajadora (cuyas características son:
partir de las prácticas de Organización del Ejército Secreto
(OAS) francés en Argelia, donde se idearon las estrategias 7
Existen además siniestras conexiones entre estas empresas
de tortura como instrumento para la confesión de los dete- de matones, como señala la activista Ribeiro con grupos cor-
nidos y atemorizar a la población, técnicas que luego fueron porativos como Monsanto, Chevron y otros. Para más infor-
replicadas en el entrenamiento militar en la Argentina, mación, se puede consultar el artículo de Ribeiro (2010, 9
Brasil y Chile, para ser aplicadas durante las dictaduras de octubre), Máquinas de guerra: Blackwater, Monsanto y Bill
militares que asolaron la región, posteriormente forma- Gates en La Jornada y el informe de Jeremy Scahill (2010, 4
lizadas por la Escuela de las Américas en Panamá. de octubre) Blackwater’s Black Ops publicado en The Nation.

Rodríguez, R. P. y Pasero Brozovich, M. V.


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feminización de la pobreza, precarización y flexi- sean quienes encabezan las luchas sociales que
bilización del trabajo, crecimiento de hogares amenazan al capital en la actualidad. Así, la arre-
monomaternales, limitado acceso a la tierra y metida de la violencia patriarcal intenta, en un
bienes, entre otras variables socioeconómicas), contexto de recicle neoliberal, aplicar el ajuste
quienes reciben el principal ataque del capital. sobre los cuerpos de las mujeres, con el objeto
Segundo, son quienes tienen menos que perder, de profundizar la desposesión de sus cuerpos, la
ya que nada poseen (son las más desposeídas de extracción de sus recursos, la explotación de sus
tierra, educación, patrimonio, trabajo, protección capacidades de trabajo y anular la autonomía de
en salud), por ello no es extraño entonces que sí mismas.

La violencia patriarcal y su ritualización

La actual lógica transnacional de acumulación violencia psicológica, física y sexual como medida
capitalista y sus políticas predatorias de la vida ejemplificadora. Comunicar con el cuerpo, me-
operan con miras a alcanzar la desposesión de diante la impresión de un discurso, un mensaje
nuestros territorios/tierra y de nuestros territo- destinado a todas las mujeres, pero en particular
rios/cuerpos mediante la violencia estructural y a la fratría de varones a través del ritual violento
la violencia simbólica. de la muerte.
La definición del cuerpo como territorio implica La mediatización de la violencia heteropatriarcal
una fuerte crítica al modelo patriarcal que ha naturaliza y refuerza la invisibilización de la vio-
promovido una inferiorización de la naturaleza lencia y sus efectos, así logra instalar públicamente
y de las mujeres como una extensión de ella, la imagen de los cuerpos de las mujeres como “de-
mediante la imposición de un destino marcado sechables”, vidas carentes de cualquier valor que
por la biología, que justifica la apropiación de los transitan en un ciclo de desperdicio, de consumo
cuerpos y los territorios8. y descarte, en total impunidad (Wrigth, 2010).
La noción de cuerpo-tierra-territorio9 de las femi- Hay una diferencia entre los feminicidios per-
nistas comunitarias, o del feminismo indígena petuados en el espacio doméstico de aquellos que
maya-xinka, permite advertir el despojo sobre se ejercen en el espacio público como en el caso
los cuerpos-territorios de las mujeres, como así de Ciudad Juárez. Dice al respecto la autora:
también recuperar las estrategias de resistencias.
Las violaciones masivas de mujeres indígenas El hombre abusa de las mujeres que se en-
como instrumentos de guerra y como práctica cuentran bajo su dependencia porque pue-
de conquista y asentamiento colonial y su infe- de hacerlo, es decir, porque éstas ya forman
riorización fue la modalidad sistemática para im- parte del territorio que controla, el agresor
poner la esclavización, la reducción a la servidum- que se apropia del cuerpo femenino en un
bre y al trabajo intensivo y exterminador. espacio abierto, público, lo hace porque
Dominio, soberanía y control se imponen sobre debe para mostrar que puede. En uno se
los cuerpos de las mujeres definidos en términos trata de un constatación de un dominio ya
de territorio, mediante el ejercicio de lo que Rita existente; en el otro, de una exhibición de
Segato ha denominado violencia expresiva, cuyo capacidad de dominio que debe ser reedi-
objetivo consiste tanto en doblegar la voluntad de tada con cierta regularidad y que puede ser
las mujeres y producirles daño, como en utilizar la asociada a los gestos rituales de renovación
8
La feminista lesbiana maya Dorotea Gómez Grijalva (2014)
de los votos de virilidad. (Segato, 2013:29)
acuña la definición de cuerpo como territorio político, para
dar cuenta de su carácter histórico y holístico, que incluye En estos feminicidios10, el cuerpo de las muje-
la dimensión racional, emocional y espiritual. Su propuesta res es colonizado como extensión de dominio
consiste en tocar la vida con mi cuerpo, para conocer el len-
guaje del cuerpo y comprender la estrecha conexión de cada 10
Estos crímenes son llamados de segundo Estado o crímenes
dimensión. de corporación, comparables a los crímenes de lesa humani-
9
Mujeres feministas de Santa María de Xalapan, organización dad de los estados totalitarios para reafirmar su capacidad
nacida en el año 2004 en Jalapa, Guatemala. Disponible en: de control y disciplinamiento en su dimensión expresiva
https://amismaxaj.wordpress.com/quienes-somos/. (Segato, 2013:42-43).

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territorial y se presentan como mensajes emanados sus correspondientes privilegios institucionales,
de un sujeto autor que sólo pueden ser identificado, a los varones agresores, victimarios, principales
localizado, perfilado, mediante una escucha rigurosa productores y reproductores de la violencia
de estos crímenes como actos comunicativos, que sexista, mediante la subalternización de las
proscriben para las mujeres reglas implícitas a mujeres y otros géneros. La construcción de la
través de las cuales circulan consignas de poder masculinidad hegemónica es producto de proce-
efectivas (Segato, 2013:31). La autora establece una sos históricos y sociales de organización social de
tipificación de los crímenes de mujeres, y para ello relaciones desiguales entre los géneros. La mas-
denomina feminicidio a todos los crímenes misó- culinidad es el modelo sobre el cual se configuran
ginos contra las mujeres, en el contexto de las rela- la subjetividad, el cuerpo, y la vida de la mayoría
ciones de género interpersonales e impersonales, de los varones, sustentada en la violencia contra
y lo distingue de los femigenocidio para denominar las mujeres.
aquellos crímenes impersonales, de carácter sis- De este modo, la demostración de virilidad de-
temáticos y genéricos (Segato, Rita, 2012). be constatarse y ponerse a prueba en el cumpli-
Como hemos señalado, los feminicidios cons- miento de los mandatos de hombría e ideales de
tituyen una forma de control, un acto de domina- masculinidad dominante (competencia sexual,
ción y una práctica de exterminio de mujeres en principal proveedor, poder, fuerza y violencia
el ámbito privado como público, da cuenta del en todos las dimensiones de la vida) siempre en
sexismo, pero también del racismo imperante en condiciones de ventaja respecto de las mujeres.
nuestra región. Esta arremetida patriarcal con- Si bien algunos varones pueden experimentar
tra las mujeres es ejecutada por hombres bajo la sufrimiento por reprimir sentimientos, sensibi-
égida de la masculinidad hegemónica. lidades, cuidados, no obstante, este poder redun-
La condición de “dueñidad” reedita el pacto da en privilegios y se expresa en el uso de la vio-
viril (Segato, 2013, 2016), pero no en términos lencia machista como medio de autoafirmación
de víctimas o “principales víctimas”11 de la identitaria.
violencia patriarcal por cumplir con el mandato El cumplimiento de los ideales masculinos de-
de masculinidad, como sugiere en recientes pende de la posición de dominación que ocupan
declaraciones la autora, sino más bien como los varones en la estructura social, que les per-
sujetos portadores de los privilegios de género y mite ejercer diferentes controles y violencias
reproductores directos de la violencia letal y de sobre las mujeres. Los requisitos y atributos im-
la disponibilidad / ostentación del dominio de los puestos a los hombres están condicionados por
cuerpos de las mujeres. las desigualdades y las intersecciones entre raza,
Fragilizar a la clase de los varones por el cum- etnia, clase, género, sexualidad, que existen entre
plimiento del mandato patriarcal hegemónico ellos. Situar a los varones como primeras víctimas
(hombres heterosexuales, blancos y burgueses) o porque han perdido el poder, la autoridad, la po-
por carecer de los recursos para su cumplimiento, tencia masculina con la crisis económica, la des-
puede derivar en una trampa en detrimento de protección social, el desempleo, la precariedad
las mujeres. laboral y la pobreza, puede conducir a re-instalar
Las relaciones estructurales asimétricas de po- mitos sobre la violencia machista del tipo que
der garantizan la posición social dominante con sugieren que los maltratadores son personas
11
Rita Segato presenta una serie de elaboraciones teórico- de escasa cultura, pocos recursos, bajo nivel de
políticas difundidas en diversos medios de comunicación estudios y pertenecientes a las clases sociales
que generan polémica. En una entrevista señala: En el bro- desfavorecidas que intentan reinstaurar con la
te de violencia que tenemos (en Argentina, el mes de abril ha violencia el poder perdido, y no como un acto
sido tremendo) la primera víctima son los propios hombres, que implica aferrarse a los privilegios.
pero no lo saben porque no consiguen verse o colocarse como
víctima, porque sería su muerte viril. Lo que llamo mandato Retomando la noción de violencia contra
de masculinidad, es el mandato de tener que demostrarse las mujeres como violencia expresiva, en el
hombre y no poder hacerlo por no tener los medios. El paquete sentido que comunica, implica situarla como
de potencias que les permite mostrarse viriles ante la sociedad una prácti-ca que no solo anula, elimina, sino
lleva a la desesperación a los hombres, que son victimizados por también prescribe, constata, disciplina. ¿Cómo
ese mandato y por la situación de falta absoluta de poder y de
autoridad a que los somete la golpiza económica que están su- podemos explicar, por ejemplo, que quemar
friendo, una golpiza de no poder ser por no poder tener. ¿En dónde mujeres sea la cuarta forma de feminicidios en
se restaura la potencia? En la violencia contra las mujeres. Es un nuestro país? Esta modalidad se propagó y se dio
problema de toda la sociedad, no sólo de las mujeres. No hay es- a conocer en los medios como el efecto Wanda
pacios donde se pueda pensar cómo se podría restaurar de otra
manera la autoridad, la potencia, la moralidad, la soberanía de
las personas -muy fundamentalmente, la de los hombres- frente
a la golpiza económica. La situación es tan inestable, tan aza-
rosa, que hay que ser alguien con gran riqueza, con grandes
medios para no percibir esa precariedad de la existencia. Y la
precariedad de la existencia lleva a la violencia (Entrevista rea-
lizada por Josefina Edelstein, 4 de mayo de 2017 en La Voz).
También encontramos pronunciamientos similares en el
periódico feminista LATFEM (Gordillo, 5 de octubre de 2017).

Rodríguez, R. P. y Pasero Brozovich, M. V.


“Violencia patriarcal y ritualización” | pp. 163-176 [ 169 ]
Taddei12 o copycat13. Lo que se intenta imitar es el Cada acto de saqueo y expoliación sobre los
método del femicida y la “fama” adquirida por la cuerpos de las mujeres da cuenta de la agonía
mediatización de su violencia. Pero hay algo más, que debieron padecer: torturas, secuestros, vio-
quienes ejecutan el acto violento se convierten laciones colectivas, muerte por asfixia, por encar-
en mártires o héroes por hacer lo que tenían que go, el crimen de sus seres queridos/as (hijas/os,
hacer, actualizando el mandato masculino. madres, parientes cercanos), empalamiento, de-
Este hecho espeluznante, planificado, que se güellos, entre otras modalidades.
presenta indescifrable, no se puede explicar sólo Posterior a la muerte, los cuerpos sin vida de
por la misoginia y odio a las mujeres, involucra un las mujeres son abandonados en basurales, des-
plus de valor patrimonial que extraen de tal abe- campados, enterrados en los fondos de las casas,
rrante acción. Se trata de producir un daño irrepa- desechados en lugares lúgubres. Este escenario
rable que termina en la muerte; pero, en caso de de horror se extiende en toda la región, y vemos
sobrevivir a este ataque, las mujeres deberán expe- televisada la masacre de los cuerpos de las mu-
rimentar complicados tratamientos y dolorosas jeres. La intoxicación mediática14 y la espectacula-
intervenciones. Las cicatrices del fuego exponen rización de la violencia contra las mujeres, que
las marcas de propiedad, las huellas dejan secue- las culpabiliza y justifica el accionar de los vio-
las físicas y psíquicas graves, desfiguran la identi- lentos y feminicidas, desencadena una serie de
dad de las mujeres y actualizan el recuerdo de la conflictos y mecanismos psíquicos colectivos,
agresión y la presencia del agresor en su cuerpo. tales como el aislamiento, la parálisis, la anestesia
El alcance del dominio de los varones violentos social y subjetiva, le desconfianza y pérdida de
incluye una constatación de su invasión sobre el solidaridad, la restricción de la movilidad y de
cuerpo/territorio de las mujeres, que produce los comportamientos, que desestabilizan y desle-
dos operaciones: por un lado, se trata de producir gitiman la organización y la resistencia de las
un daño (por el hecho de ser mujeres o no serlo mujeres.
de manera “adecuada”) y por otro, mediante la La impunidad del Estado, la falta de investi-
“purificación” por la acción del fuego, aplicar un gación seria y consistente, la ausencia de políti-
castigo correctivo (reactualizando y reeditando cas integrales (información, prevención, orienta-
el exterminio de las brujas). ción, sanción y reparación), los discursos que por
Desde el campo de la medicina, se asevera que un lado refugian a los feminicidas en categorías
el espectro clínico al que da lugar la quemadura es de enfermos mentales y anómalos sociales, entre
el más amplio de todos los tipos de traumas (Burd, otras nominaciones, y por otro, exponen públi-
1998:1). Por lo general, la lesión por quemadura si ca y mediaticamente la vida de las mujeres, cues-
no se la detiene de inmediato, se extiende sobre el tionando su estatus moral, capacidad autónoma,
cuerpo produciendo un dolor incontenible. Esta libertad y soberanía sobre sí mismas, producen
rigurosidad de la violencia, como acto premedita- y refuerzan un sentido que analoga a los agre-
do, pensado, se presenta como un hecho perverso sores con superhéroes, fanáticos justicieros, co-
que genera un sufrimiento ilimitado. Este tipo de rrectores sociales.
tortura produce un goce sádico en los agresores, La ritualización mediática exhibe los actos
que se manifiesta simbólica y materialmente en predatorios y degradantes sobre los cuerpos de
la conquista deshumanizante y persistente del las mujeres, bajo la insistencia siniestra de su
territorio/cuerpo de las mujeres. Es el placer del perfeccionamiento como una exposición del do-
dominador en la acción de adueñarse, mediante minio masculino ilimitable de su propiedad, con
la invasión violenta, que se instala así en el cuerpo el propósito de confirmar y reproducir la “inven-
e intensifica el suplicio, al tiempo que promulga cibilidad” de su poder.
el mantenimiento del orden patriarcal y exhibe Al mismo tiempo, la ritualización necesaria
su infinita crueldad. de la vida y de la muerte se diluyen, como la de
otros tránsitos asociados a nuestros ciclos vitales
12
A partir de la muerte de Wanda Taddei en febrero de 2010, (nacimiento, menarca, menstruación, sexuali-
quemada por su pareja, el integrante del grupo de rock
Callejeros, se incrementa el número de casos de feminicidios 14
Este concepto lo tomamos de una visita guiada en el Es-
por quemadura y ácido. Ver: http://cosecharoja.org/luego-del- pacio de la Memoria, exposición oral de un sobreviviente
crimen-de-wanda-taddei-42-mujeres-fueron-quemadas/. Son de la última dictadura cívico-militar, José Antonio Orellano,
por demás elocuentes los datos registrados en el Informe ex preso político y militante del PRT. Intoxicación mediática,
de In-vestigación de Feminicidios en la Argentina: en el año refiere a la información tergiversada que difundían los me-
2010 se registraron 11 casos de feminicidios por combustión dios de comunicación en el periodo de la dictadura, cuya
o quemaduras, en el año 2011, 28 casos, en el 2012, 3 casos, máxima expresión fue durante la guerra de Malvinas. El
en el 2014, 9 casos, 2015, 21 casos, en el 2016, se registraron objetivo de esta intoxicación era confundir respecto a la si-
13 casos de mujeres asesinadas por quemadas. (Datos obte- tuación política del país, en particular, de las personas de-
nidos del realizados por el Observatorio de Feminicios saparecidas, y difundir, entre otras, la idea que encierra la
“Adriana Maricel Zambrano”. Disponibles en www. tristemente célebre expresión algo habrán hecho. Lo que se
lacasadelencuentro.org procura es depositar la culpa en otros y connotar negati-
13
A fuerza de la difusión y repetición sensacionalista de vamente a las personas desaparecidas, detenidas y asesina-
la noticia, se extienden conductas similares. Ver sobre das durante el período de Terrorismo de Estado, que junto a
el efecto copycat: http://www.aapvf.com.ar/03violencia- la teoría de los dos demonios, justificaron la tortura, el exilio,
familiar,femicidio-mujeres-quemadas.php.s el asesinato y la desaparición de personas.

[ 170 ] RevIISE | Vol 11, Año 11 | abril 2018 - septiembre 2018 | Dossier Hacia un buen vivir feminista
ISSN: 2250-5555 | Argentina | www.reviise.unsj.edu.ar
dad, parto, puerperio, climaterio, menopausia, turas y en todos los tiempos: es la posibilidad de
vejez, muerte), para dar lugar a la ritualización despedir a nuestros/as muertos/as y de cerrar
de la violencia patriarcal que, por fuerza de insis- un tránsito que no puede quedar inconcluso, re-
tencia, instala imaginarios, creencias, ideologías quiere que podamos cambiar de posición. Este
que refuerzan el miedo, la culpa y la parálisis. saqueo de la capacidad política de ritualizar el
A partir de la escalada de terror feminicida duelo en un sentido colectivo/social nos obliga a
instalada en la región, las desapariciones de niñas, mantenernos inmóviles, paralizadas y encerra-
jóvenes y mujeres15, las múltiples agresiones das en un circuito de sufrimiento. El duelo es
sexuales, las modalidades de trabajo forzado, un proceso que nos vincula al otra/o, permite
trata y tráfico, se conforma un dispositivo de transformar el dolor en recurso político y tomar
normalización y re-domesticación de las muje- conciencia16.
res para el control de su fuerza de trabajo, de Lo que se ha considerado una debilidad en las
sus capacidades sexuales y reproductivas, de su mujeres puede resultar en fortaleza: la capacidad
erótica, su energía vital y su creatividad trans- de con-mover-se(nos) ante el horror, de ser sensi-
formadora. bles al dolor cercano frente a la indiferencia y el
Si algo caracteriza al sistema capitalista es su silencio. Son mujeres las que exclaman el dolor
capacidad de exclusión, o expulsión en términos por los feminicidios, por las desapariciones de
de Saskia Sassen (2015) y la eliminación de algu- jóvenes mujeres, hablan desde esa experiencia
nos/as de los/as dominados/as. Esta finalidad pro- límite de resistir la ley del patriarcado, como
ductiva, reproductiva y simbólica de la jerarquía Antígonas17. Las desposesiones de la experiencia
de dominación tiene como blanco emblemático doliente impiden el tránsito de esa expresión
a las mujeres, como forma de control territorial primaria del dolor al reconocimiento del sufri-
de sus cuerpos como terrenos de disputa, funda- miento social (Aguiluz Ibargüen, 2013:226). El
mentalmente mujeres trabajadoras, jóvenes, dolor asociado al daño actual y potencial a las
morenas, migrantes, pobres, indígenas, obreras, mujeres se encuentra imbricado al sistema pa-
campesinas, referentas políticas y comunitarias. triarcal y su cultura machista.
Mujeres excluidas de derechos, cuyas vidas han Veena Das (2013) reclama, respecto de los sig-
sido negadas, para las que no cabe ningún duelo. nificados y las representaciones del dolor por
Expuestas a la violencia extrema de los femini- las violencias contra las mujeres en la India, un
cidos y las desapariciones, resulta inhibida la ca- habla cercana a quién testifica, es el testimonio
pacidad de ritualizar el dolor y transitar el due- sobre el proceso de desubjetivación que se sub-
lo, la pérdida no se puede procesar, el dolor no jetiviza en su decir. Las narraciones del dolor
se transforma y queda contenido. La actividad siempre fragmentadas hacen posible que
ritual que se ve soslayada tiene consecuencias en
el tejido social y desarma la posibilidad de trans- el dolor pueda residir en otro cuerpo en con-
formación individual o colectiva. Ritualizar el tacto con el extrañamiento de un mundo,
dolor a través de la despedida, traduce las emo- revelado por la muerte y su no habitabilidad
ciones en un relato simbólico. Judith Butler sos- y convertido, por las mujeres que sufren, en
tiene que un duelo se elabora cuando se acepta que una morada donde sea posible de nuevo
vamos a cambiar a causa de la pérdida sufrida, vi-vir con la pérdida (citado por Aguiluz
probablemente para siempre (2009:47). Ibargüen, p. 228).
Audre Lorde define al dolor como una experien-
cia que se debe reconocer, poner en palabras y después
debe ser utilizada de manera que la experiencia se 16
Resulta ineludible remitirnos a nuestras madres de plaza
modifique, se transforme en algo diferente, en fuerza de mayo, mujeres valientes que iniciaron la búsqueda de sus
hijas/os, en medio del terror de la dictadura civil, eclesiática
o conocimiento o acción y lo distingue del sufri- y militar, resignificaron y politizaron la maternidad al nom-
miento, que es el espanto de volver a vivir el dolor brarse las madres de todas/os las/os desparecidas/os.
que no se ha analizado ni metabolizado (2003:202). 17
En la tragedia griega de Sófocles, Antígona reclama por su
La importancia de ritualizar la partida, de dar hermano Policenes que ha muerto en el campo de batalla
entierro a los cuerpos, es común en muchas cul- y Creonte decide no darle entierro. No habrá aquí ningún
duelo -dice Creonte a Antígona- y ésta decide enfrentar la ley
15
Como las desapariciones en la provincia de Mendoza de y dar sepultura a su hermano. Por ello deberá pagar con otra
Johana Chacón, Soledad Olivera y Gisela Gutiérrez, entre condena, la de ser enterrada viva, pero en su lugar decide
otras tantas jóvenes y mujeres. ahorcarse antes de cumplir con otra ley injusta.

Rodríguez, R. P. y Pasero Brozovich, M. V.


“Violencia patriarcal y ritualización” | pp. 163-176 [ 171 ]
… lo que permanece: el gesto de resistir

Veo oposición e insurrección. Veo la grieta que se abre en la roca. Veo


que aumenta el rico frenesí. Veo el calor del enojo o de la rebelión o de la
esperanza abrir esa roca, liberando a la Coatlicue. Y alguien en mí se hace
cargo con nuestras propias manos y al final establece dominio sobre las
serpientes -por encima de mi propio cuerpo, de mi actividad sexual, de mi
alma, mi mente, mis debilidades y fortalezas-. Mías. Nuestras. No las del
hombre blanco heterosexual o las del hombre de color o las del Estado o las
de la cultura o de la religión o de los padres: solo nuestras, mías. Y de pronto
siento que todo se apresura hasta un centro, un núcleo. Todas las piezas
perdidas de mí misma llegan volando desde los desiertos y las montañas
y los valles, magnetizadas hacia el centro. Completa. Algo palpita en mi
cuerpo, una delgada cosa luminosa que se hace más gruesa cada día. Su
presencia no me abandona nunca. Nunca estoy sola. Lo que permanece: mi
vigilancia, mis mil ojos insomnes de serpiente que parpadean en la noche,
siempre abiertos. Y no tengo miedo.
Gloria Anzaldúa, 2016, p.102
Esclava Anastacia
por Jacques Arago (1839)

L as mujeres y sus cuerpos no son un simple


papel donde se escribe la sentencia patriarcal.
Hasta en el gesto de mirar, se resiste. ¿Qué hay
revela un lenguaje corporal, que se nos presenta
de manera explícita a través de los gestos y que
puede no aparecer de la misma manera en las
en la mirada desafiante de la esclava Anastacia?18 declaraciones por la autonomía o la libertad o en
A pesar de la brutalidad del aparato de dominio cualquiera de nuestras expresiones orales o es-
y sujeción colocado en su cuerpo y rostro ¿Qué critas. En los gestos el significado es producido a
interpelaciones produce? ¿Qué hay detrás de ese través de las acciones corporeizadas, que pueden
gesto que se rebela, esa mirada que se opone a ser o no involucrar prácticas lingüísticas. Del mismo
sujetada? Yo no soy una esclava. modo que la práctica social y la experiencia no
Nadie sabe lo que puede un cuerpo dice Baruch son resultado del discurso, sino el lugar donde el
Spinoza (1964 [1677]) pues ningún discurso pue- significado se produce.
de saturar su significado. El cuerpo produce y Pêcheux denomina zócalo de silencio y de violen-
reproduce, en cada definición o acción en que se cia al modo como se dice lo que puede decirse
lo encierra, un exceso inapropiable. Toda expe- en una sociedad. Lo que se dice alcanza tal posi-
riencia corporal de las mujeres es una experiencia bilidad bajo los márgenes que establecen los man-
inaudita19, para decirlo en términos de Chiara datos, los espirales de silencio condicionados por
Zamboni (1996). El cuerpo es el escenario en el los límites impuestos por los que ostentan el po-
cual algo sucede. Nuestra relación con el otro/a der y la palabra.
Los gestos sostienen experiencias aprendidas
18
Más sobre la historia de Anastacia encontramos en Aportes
del pueblo afrodescendiente. La Historia oculta de América
que transitan de generación en generación. Los
Latina de Elvia Duque Castillo, allí se la describe como gestos, las manos desnudas, el cuerpo, la mirada
Líder cirmarrona. Nació en Brasil. Matriarca de la causa afro- sola… es lo que queda luego de la exclusión, la
descendiente e indígena, mártir, heroína y santa. Al igual que prohibición y la obligación de permanecer al mar-
a su madre, el hijo de su amo intentó varias veces ultrajarla, gen de la historia patriarcal y de sus privilegios.
a causa del acoso y violencia del que fue víctima ella siempre
respondería “Yo no soy una esclava” (2013:31-32). De esta
Los sentimientos se inscriben en el cuerpo, en la
manera, se la venera en todo Brasil como emblema de resis- cara, en los gestos, en las posturas y se organizan
tencia contra la esclavitud. en rituales y adquieren sentido para los demás,
19
La autora Chiara Zamboni denomina lo inaudito a lo que repercuten y se manifiestan en el cuerpo y están
no ha sido nombrado, lo no previsto por el orden patriarcal, enraizados en reglas colectivas implícitas. El cuer-
como lo son la gran mayoría de las experiencias corporales
de mujeres, sus genealogías y sus símbolos así como las
po es el lugar de la vivencia, el deseo, la reflexión,
prácticas políticas feministas. la resistencia, la contestación y el cambio social, en

[ 172 ] RevIISE | Vol 11, Año 11 | abril 2018 - septiembre 2018 | Dossier Hacia un buen vivir feminista
ISSN: 2250-5555 | Argentina | www.reviise.unsj.edu.ar
diferentes contiendas económicas, políticas, sexuales, El control por parte de los hombres de la
estéticas e intelectuales” (Esteban, 2004:54). producción y del uso de instrumentos y armas, se
Paola Tabet demuestra cómo las mujeres se confirma como la condición necesaria de la do-
han visto y se ven excluidas sistemáticamente a minación masculina sobre las mujeres: domina-
lo largo de la historia del uso de herramientas e ción basada en la violencia (monopolio masculi-
instrumentos complejos, y también, de la parti- no de las armas) y en el subequipamiento de las
cipación en su elaboración. Esto conduce a lo que mujeres (monopolio masculino de los instrumen-
la autora llama un gap tecnológico entre varones tos). La exclusión de las mujeres de la fabricación
y mujeres, que profundiza la brecha de la desi- y del uso de armas e instrumentos es la condición
gualdad entre ambos y las posibilidades concre- para usarlas en el trabajo, en la sexualidad y en la
tas de liberación de las mujeres respecto de la de- reproducción de la especie (2005:119).
pendencia impuesta por la clase de los varones. El análisis de la autora nos permite comprender
Gesto e instrumento conforman una unidad cómo las mujeres en tanto clase estamos excluidas
que se condensa en el trabajo históricamente acu- de instrumentos/conocimientos fundamentales
mulado (el conocimiento técnico y la habilidad para la sobrevivencia. Desde no saber conducir
incorporada en el cuerpo). La desventaja respecto un vehículo o un aparato tecnológico complejo
al uso de herramientas, armas e instrumentos, hasta el dominio de un arma.
que implica una desigualdad material, lleva a la La desposesión material es también una despo-
autora a preguntarse sesión simbólica, espiritual. Lo que se domina
materialmente es también y en simultáneo,
qué ha significado y qué significa todavía dominado en el plano simbólico. Para apropiarse
hoy que un sexo haya tenido la posibilidad de la fuerza de trabajo de otro/a, se precisa que
de extenderse más allá del propio cuerpo primeramente aquél/aquélla se haya separado
físico con instrumentos que amplían enor- de sí mismo/a.
memente el poder sobre las cosas y sobre la Separar a las mujeres de su cuerpo se ha cons-
sociedad y que en cambio el otro sexo esté tituido en el primer mecanismo que el patriar-
limitado solamente a su cuerpo, a las opera- cado, desde la caza de brujas en adelante, ha
ciones hechas con las manos y por tanto llevado a cabo para someterlas. Separarlas de los
a los instrumentos más simples de cada conocimientos sobre sus cuerpos, sus ciclos vita-
sociedad (2005:66-67). les, su sexualidad, prohibirles el acceso a saberes
especializados y al dominio de herramientas
Tabet destaca el condicionamiento estructural complejas.
que obliga a la mayoría de las mujeres a entrar Finalmente, separarlas de sus cuerpos hasta
en un continuo de intercambio económico- aniquilarlos: la violencia contra las mujeres co-
sexual: la fuerte restricción del acceso a los mo institución social y los feminicidios como
recursos, la privación de conocimientos en la herramienta de control, los cuerpos mutilados
mayor parte de los dominios (sexuales, técnicos y destrozados. La violencia avasalla así con todo
y profesionales) y la amenaza permanente del tipo de rituales, la posibilidad de duelar a esas
recurso de la violencia contra ellas. Mujeres mujeres se ve expropiada, se procura impedir
sin posesiones (no propietarias de su fuerza de recuperar los cuerpos para darles entierro.
trabajo ni de los medios de producción); sin cono- Sin embargo, a pesar de la avanzada de la vio-
cimientos (dificultades en el acceso a saberes lencia, de la exclusión de la clase de las mujeres a
especializados); desarmadas (sin herramientas y conocimientos y herramientas (sin duda funda-
sin armas20), expuestas a la violencia de una clase mentales y estratégicos), la desposesión no es
entera de hombres en armas. plena.
En Las manos, los instrumentos y las armas, Volvemos a la rabia contenida en los ojos de
se explica cómo la división sexual del trabajo, Anastacia, ese gesto indominable que perturba,
desde el punto de vista de la adquisición de ciertas incomoda, interpela, trae el legado insurrecto de
habilidades físico-cognitivas, del adiestra-miento aquellas mujeres que logran sostener la mirada
hacia la especialización de una actividad a otra, a pesar de la crueldad, re-narrar nuestra historia
debe ser enmarcada en una relación de poder entre y crear/soñar nuevas re-existencias, poder ser/
las clases de sexo” (2005:64). Para ello, detiene la estar inapropiadas y al mismo tiempo inapro-
atención en el acceso diferenciado de las mujeres piables (Minh-ha en Amado y Szurmuk, 2017).
a los instrumentos o medios de producción, ya Algo se escapa de la apropiación del cuerpo, lo
que es un aspecto estructural en la dominación y gestual se resiste a ser dominado: como la mirada
explotación de la clase de las mujeres. de Anastacia, algo permanece, mil ojos insomnes
20
Tabet recurre a un sentido ampliado de armas, que inclu-
de serpiente que parpadean en la noche, siempre
ye desde las herramientas para la transformación de la abiertos. Y ya no tenemos miedo.
naturaleza, que a lo largo del tiempo alcanzan mayor sofis-
ticación, hasta todas las tecnologías a disposición.

Rodríguez, R. P. y Pasero Brozovich, M. V.


“Violencia patriarcal y ritualización” | pp. 163-176 [ 173 ]
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[ 176 ] RevIISE | Vol 11, Año 11 | abril 2018 - septiembre 2018 | Dossier Hacia un buen vivir feminista
ISSN: 2250-5555 | Argentina | www.reviise.unsj.edu.ar

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