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4
ORACIÓN.
OTRA.
que e?té en ella
Bendice Señor Omnipotente esta cosa, para
virtud, humildad, bondad, ni^ñse.
la Fan.dad, cantidad, victoria,
-
JraL Gamarra
AL CO.VCRKSO Y A TODA LA NACIO^Í PERUANA,
I A TRANQUILIDAD PUBLICA
BAJO LAS ORDENES DEL JENERAL DE BRIGADA
D. PEDRO BERMÜDLZ.
CUZCO
IMrRCVTA LIBRE POR P. EVAaiSTO GONZÁLEZ-.
1835.
''*!
las soeces calumnias , con que por espacio de seis años han es-
,
poso y mi salud ,
permaneciendo en la silla presidencial que era
para mi el lecho de Procrusto.
Estallan entretanto nuevas conspiraciones y ya no era posible
,
}ugiicte
en un club de facciosos, en un instrumento de anarquia .
zad¡i sino por otra q>ie tenga los n)ismos caracteres de Iegali<lad;
que la máxima de la Lejislacion Romana mclior esi condftio possi-
dcnli.'i se aplica con tanta razón a los conílictos que ocurren entre
los como á los que
ilerechos civiles, sobrevienen entre los derechos
polificosque un cuerpo constituido
;
para uti solo objeto no pue- ,
.ti tenia alijo que advertir. En medio da las amar<,niras que sufría
mi corazón, por la dcsconfiui/.a que se tenia del ejoroito, me ocur.
tío la idea de autorizar coo mi firma el estado como una wirau-.
,
Jívia á la frontera.
Resuelto á obedecer y á sacrificar mi existencia á la con-
,
3efe d© las tropns del Sur pero en el mismo áia : supe por los ,
lloras
Póngase el hombre mas 'ni caso, y diga ¿qué po.
indiferente en
dia aguardarse de seraejan'tes anuncios ? Un consejo en que toma,
ban parte los mismos hombres que se hablan adquirido una funes.
ta reputación durante mi gobierno
, por sus conspiraciones y pro-
,
cado á su persona.
Casi no podia resolverme a dar crédito á la existencia de un
proyecto tan atroz , y tan opuesto a las costumbres del siglo en
que vivimos , -como a la Índole suave y benigna de los Peruanos.
Para adq^ürir algunos datos que pudiesen convencerme de la rea-
lidad, envié á una persona de toda mi confianza a la casa d(; Co.
medias, con encargo de que observase lo que allí pasaba. Volvió
un efecto con la noticia de que el Jcncral Orbegoso no liabia pa.
recido en el Teatro ,
que la concurrencia del publico era escasi«_
sima , y que en el patio y corredores se habían visto algtmos su»
jetos disfraxudüs. E?la coincidencia dq circunstancias no podía <fe.
'
2
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Jaime áudá aobre fundamentos del aviso. ¿Oue enfermedad, q*
los
ocurrencia extraordinaria estorvó que el Jeneral Orbegoso asistiese
á una solemnidad tan importante siendo conocida su irresistible?"
,
7.a sangrienta?
Alas cuatro oi el ruido del coche del gobierno , y tanto por
el compromiso en que se hallaba Orbegoso de visitarme , como por
la relación que el señor Luna-Pizarro le habia hecho de nuestra
reciente conferencia, me persuadí que en efecto se dirijia á mi
casa : pero el Coche pasó de largo , y tomó para la portada del
Callao. Todavía me persuadí que la prometida visita tendría lu-
gar á la vuelta , sin refleccionar en que la conciencia del crimen
hace á los hombres tímidos y sin haterme cargo de que la per-
,
rada ó fuga, no tenia otro objeto que dejar la capital sin una au-
toridad capaz de reprimir los cxesos prejjarados , se me cayó la
venda de los ojos y tube que ceder á tantos y tan acordes tes-
,
neral a
, sus verdaderos autores ? Un gobierno que mas que nin- ,
gún otro debia acreditarse entre los hombres juiciosos, tanto por
la ilegalidad de su orijen como por la desmoralización de sus pa.
,
lo que do
mi de pasar al Callao. Importa que el publico sepa ,
,
d;'spuc3 de la llegada de Arrisueño, vino el Capitán Ro-
Poco
i'bles, con pljegos del ministro Villa, que contenían las disjjosicio-
jncs siguientes —
Orden directa al .Teñera! Necochca para que se
apusiera á la cabeza de todas las tropas e;;isíenfcs en la Capital;
'
¿estitucion del Coronel Zubiaga del mundo del Batallón Cuzco, y
'nombramiento en favor del Comandante Vivanco orden al Coro- ;
I
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ttn« nuVon^ad efectiva en Tnirar de la que ttni torpemente ts W»
bin drsam[)ara(lo traycionando su confianza. Solo por medio de csk
te cslal)on podia llenarse el vacio, que habia dejado aquella insen»
gata fuga, y anudarse de nuevo el rcjímon legal. La opinión de
los Jefes del ejorcifo y la de muchos ciudadanos respetables que,
coa olios se habían unido, se pronunció uniforD>ement« en favor
del jcncral Bermudez.
Los decretos que inmediatamente publicó el nuevo Poder Eje.
cufivo acreditan la pureza de sus intenciones, y el fin loable
y
justo que se proponía.
Esta es la relación verídica y sencilla de las ocurrencias qu«
han preparado al desgraciado Perú esa masa horrenda de infortunios
que en la actualidad lo agovia. Los que fueron testigos de los a.
caccimientos del mes de enero , saben que lejos de exajerar sus
pormenores, he omitido innumerables circunstancias mucho mas odio.,
sas que las mencionadas , sin embargo de que ellas me suministra,
rian armas suficientes para cubrir de eterna ignominia a mis contra,
rios: saben que he suprimido nombres propios que me hubiera si,
do fácil trasladar á la posteridad , cubiertos de desprecio y execra-,
cion : saben por ultimo que los amigos de mi administración for,
man una cohorte bastante ilustre y respetable , para merecer una
honrosa mención en este escrito, si la cuestión fuera, de amor pro.
pió , y no de justicia y patriotismo.
La mano dilijente de la historia , buscará en el encadenamienta
de causas y efectos que liga todos los sucesos humanos , el orijen del
cuadro horroroso que hoy ofrece esa nación digna de suerte mag
yeoturosa ; y no podra liallarlo sino en la cobarde y traydora fu.
ga del Jeneral Orbcgoso al Castillo del Callao. En vano ha que-
rido justificar su vil deserción , con los avisos de una próxima re.
volucion militar, que acaudillada por mi, debía estallar contra su per,
sona, y su gobierno. A la faz del Perú, de la Aniérica y del mundo, des,
miento soletnncmenfe esta inculpación calumniesa. La gravedad del
hecho requiere pruebas algo mas convincentes que el dicho de un
hombre- ¿ ¡Vo tenia cómplices ese soñado delito ? Esos cómplices
podían ser otros que los Jefes y oficiales que se alistaron des.
pues en las banderas de mi enemigo ? Y en la actualidad ¿quien
le estorva revelar la verdad de los hechos ?
¿ Que pueden ícmer
ni esperar de mi ? ¿Y cuanto no pueden temer y esperar de una,
administración tan prodiga de persecuciones y recompensas ? Ha-
blen pues , y rom[)an el velo que cubre la historia enigmática
y
miotcriosa de la revolución proyectada. Citen hechos, fechas, ^
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DóTÍiljfes hacerlo.
Cómo acabo yo de Sino lo hacen, el Jeñéral,,
Orbegoso a la infamia de verse convertido en juguete do faccio.
,
:l^ provoco en contra mia las mismas, pruebas y los mismos datos
en la
de que hago uso en mi defcnza. De nada sirve apoyarse
Opinión de1 paeblo : jamas se ha dndo este nombre á
una turba
compuesta de rnersenarios sin garantía de descamisados frenéticos,
,
en ^foda
de hombres cubiert/js de crimines (7) El pueblo mismo ,
estension de la palabra, deja de ser puebjo según el oiclio
k ,
cuando la injusticia
de uno de los mayores políticos del mundo ,
•
En ia desnudez absoluta de hechos con que se presentan mis
las inten-
calumniadores no les queda otro recurso que acudir á_
, ,
estnva en una
éionoB y desio-nios: y aunque este modo de acusar
tojica tan inmoral como sofistica quiero perseguirlos en sus u|.
, ,
timos atrincheramientos ,
pribarlos de todo medio de ataque, y cx-
noncr la impureza de su coiubjeta á los ojos del
mundo entero.
hubiera sido perpetuarme en el mando ¿por
Si mi designio oculto
á un Presidente provisorio, sifi
tíue lo entregue voluritnriamontc
ilegalidad de su on-
embargo' de que este solo titulo indicaba la
Constitución ?_ ¿Uue po.
een, como enteramente desconocido en la
¿No eran míos los co-
ler me obli^raba á descender de la eilla?
voces me había va.ulo
razones de ios soldados, de quienes tantas
eficazmente me habían ayudado á sofocar el monstruo
y que tan ios Jefes del hjcr.
mias todos
de la rebelión? ¿No eran hechuras
7 Y como empl.'.e et influjo que naturalmente debía tener en
cito
gobierno que mo
;
'Be las causas r.l .íiizo-ado ordinario conformo a la ley vijenle. Re-
sultaba probado el delito, y dofi-rnados y convictos los reos. ¿Y
c^&\ ora entonces la coi-ducta del poder Judicial ? Durlcnip consig.
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Dar á la publicidad una cenfesion poco honorifica á mi pais. In-
limidados Jos jueces por la audacia del partido en que se forja-
,
res enemi<ros (K;l orden legal y del reposo publico, Y osan tam.
i
y que en muchas
rados que hablan salvado la patria
, ,
ocasiones
hablan preservado mi vida. Antes hubiera consentido en el sacri-
jficiode mi existencia que en irrogar el mas pequeño daño a es- ,
AGUSTÍN G AMARRA.
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NOTAS.
(1) H(n¡ en Perii nn cluh desorganizador
el que existe desde
,
nes erpeuidos en otro hemisferio. í,o cierto (s que esta pandilla dt es.
eritcres vulgares letrados pedantes y rutineros comerciantes iramoyis.
, ,
(6) Magna mnltitudo est eoruní , qui , aut propter metum pcencet
peccatoí'Um suorum conscü. , novos motus , conversionesque reipublicce.
quoerant , aut qui propter insitum quepidam unimi furorem discordüs
Givium ac seditinng pascantiir, aut qui propter implica tionem rei familia-
ris, communi incendio malint, quam sao deflagrari. Cicer. pro Sextio. 45
(8) Nec ipse populus jam populus esset, si esset injustus, quoniam
non esset muititudo juris consensu et utilitatis communions sociata. Cic.
apud Agust. de QivitateDei Ltbro 2 f Cap. 21.
ADVERTENCIA.
4 La fecha de esta exposición esplica bastantemente el sentido
en que se habla do ciertas personas- Kllas han ruc-.ibido después
el jusfo castigo que merecían sus exesos. P^in embarüfo el autor
,
las circunstancias.
JO
OBSERVACIONES
AL
(DíDIDIÍ©® maBUIBAlL
POR
'i
L
PAZ DE AYACÜCHO