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C?;V7Z

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ORACIÓN.

Señor Snnto Padre Omnipotente, Dios Eterno, óyetjos,. y \^ú


como dtífenJisle del An:/el percusor las casas de los hebroci
%ií\^^^^ con la sangre del
cordero, (que figuraba nue^^tya paS4
jD4m;"eii la que fué inmolado
Cristo),dííínate de embiar de los cie-
"Ángel que custodie, /órnente, proteja, visite y der
los á tu Santo
fceiida ú todos los Ve habitan en estí^^asji.

OTRA.
que e?té en ella
Bendice Señor Omnipotente esta cosa, para
virtud, humildad, bondad, ni^ñse.
la Fan.dad, cantidad, victoria,
-

acción de gracias a Dios: Padre y ai


duinbre, plenitud de la ley, y
Espíritu-Santo, permanezca esta bendición gobrg^ esta
M\]o y al y
casa, v sob;e los que habitan en
ella,.
, j.
que
D >^J 1 's el Párroco aspergea la ca^ía con agua bendita, enfermeda-
demonios; expeler las
tiene virtud para espamar á los
se pueden ver muchos casos
dosv resucitar los muertos, de lo que
Gretserolib 2. de Benedict. cap. 1 y 12.
en el Erudito. 1
^^
pues amados hijos para recibir las bendiciones de
. Preparaos
las advertencias de San Carlos Borromeo
.iio'^, poniendo en obra
¿rriba dichas mientras que vuestro párroco humillado ante la prer
sus misericordias, solo espera que
*encia de Dios para implorar
de merecerlas, para correr
imzcán en vucstto espíritu losdeseoa
^jubtobo á impartíroslas.

LIMA, 1831; IMPRENTA PE J. M. MASÍAS.


QUE HACE EL

JraL Gamarra
AL CO.VCRKSO Y A TODA LA NACIO^Í PERUANA,

SOBRE LOS ACONTECIMIENTOS QUE LO OBLIGAROíí


A DEF£^'DER6E Y A DEFENDER

I A TRANQUILIDAD PUBLICA
BAJO LAS ORDENES DEL JENERAL DE BRIGADA

D. PEDRO BERMÜDLZ.

CUZCO
IMrRCVTA LIBRE POR P. EVAaiSTO GONZÁLEZ-.

1835.
''*!

Indiilgenter Fortuna decidit cvm to


qui jure dici infeUx non potest.

No ha sido muy severa la Fortuna


con el hombre que puede decir
no he merecido mi desg'racia.
PLIN. LIB VII, CAP. 4.
-L/EBF,RIA aíTuarilar, para la publicación de este e3Pi-lt« que caf»'
lOasoM aljrun tamo las piisiones que «Icsiíarranst;! seno de mi patria:
que diesen toda la plenitud de sus fniloH, los crinicnrs y las injus.
liciaa de que ella lia si, lo victima y teatro que se enjugasen las
;

hííírimas de los sacrificados,


y que se convirtiese en arrepentimien-
to y confusión el envanecimiento de los vencedores pero la ins-
:

talicion del Cunirreso me obli^ra á posponer aquellas considcracio.


lies. JNIi honor y el (!e mis fieles compañeros exije que sacrifique
todos los motivos que podian itiHuir en el retardo de mi justifica-
G'on. Este es el único unpulso que me mueve á desgarrar el ve-
Jo , que cubre todavía á los ojos de muchos los sucesos polí-
,

ticos de enero de 1834 sin temor de las innobles hostilidades de.


,

las soeces calumnias , con que por espacio de seis años han es-
,

tado persiouicndome mis enemiíros : los mismos, que lo son de to.


da a Iministracion que no se subordina á su maléfico influjo. {f7
En el aislamiento en que vivo y separado de todos los amibos
que en otras épocas me han prestado el socorro de sus plumas
y
de sus consejos , no debe aguardar el publico que lo deslumbre este
escrito con frases artific osas y cultas, ni con sutilezas, ni argu-
luíntaciones. Educado bajo las tiendas de campaña i^nfro los se-
,

sccretos del arte de escribir. Por fortuna no puedo hacer uso


,

s-ino de hechos, y estos llevan consigo la


persuacion Procurare,
sin embargo , prescindir , en cuanto me sea posible
de las personas,
cuyos nombres han de figurar necesariamente en una relación ve-
raz y detallada. No conozco la veniianza, ni quiero irri^íar nuevas
odiosidades : bastante ascrvos han sido los frutos que he recogido
de mi dedicación al servicio de mi patria
y confieso francamente
,

que nadie celebraria con mus sinceridad y entusiasmo la adminis-


tracion del Perú, si esta nación, le debiese el recobro
de su li-
bertad , de su tranquiliflad y de su decoro.
La conjuración del .3 de Enero acaudillada
,
y promovida por
el mismo hombre en cuyas manos residía
el poder e|ecutivo , liara
época en los fastos sanori. nfos de los crímenes políticos. Empla.
so Jeneral Orbeo-oso ante el juicio de mis compatriotas;
al
a ellos
dirijo esta esposicion ; á ellos deben dirijirse los hechos con que
se refute ,
Ínterin lleira el día en que sus oscuras maniobras se
confiesen publicamente por los cómplices de sus
crímenes.
iMucho tiempo antes de que espirase el periodo constitucional'
de mi mando, ajitado mi espíritu ron las frecuentes
coajuracione» J
que sucitaba una facción corromiiida: v desoro-anizada
la administra- i
Clon de la República habia llegado á '

serme una carga insoporta.


Wc. Conocí que ya no me era posible hacer á la nación el bien
que me proponia y resolvi separarme totalmente del manejo de
,

los negocios públicos. El congreso Nacional no quiso admitir la


renuncia solemne y sincera que hice en 27 de septiembre del año de
1832. La honra, con que me distinguieron entonces los reprchcn-
tantes de la nació» me obligó á sacrificar mis intereses mi re-
, ,

poso y mi salud ,
permaneciendo en la silla presidencial que era
para mi el lecho de Procrusto.
Estallan entretanto nuevas conspiraciones y ya no era posible
,

reprimirlas sin severidad y sin victimas. Instalase la convención,


bajo cuyos auspicios esperaban los amigos del orden, qnc las íac
clones enmudeciesen. Pero las primeras juntas preparatorias anun-
ckn á la n:.cioB, que el espíritu de partido iba á salir de los concilia-
bules oscuros ,
para arrellanarse descaradamente en los bancos de
la representación nacional. Diez y ocho diputados se empeñan en
dar legalidad y consistencia á unos actos solemnes, de los que de-
pendia la ventura de tantas jcneraciones. En vano reclama el go-
bierno contra tan monstruosas nulidades en vano gritan contra es.
;

ta conducta alarmante los , diputados imparciales y justos. Los


diez y ocho continúan iranabidos en el camino de la ilegali-

dad. Ellos aprueban con escandalosa precipitación poderes esen-


cialmente nulos, si pertenecen a los conjurados ellos rechasan los ;

mas arreglados á la Ley, cuando la honrade?; de las personas nom-


bradas resiste á sus amenazas y sujostioncs. Los primeros quedan
formalmente juramentados y la Convención Nacional se convierte
,

}ugiicte
en un club de facciosos, en un instrumento de anarquia .

de una barra frenética ciego instrumento de unos periódicos In-


,

mundos y funesto precursor de los atroces males que han inun-


,

Jt dado á la Nación entera.


Las conspiraciones en que han sido comprendidos los unos, los
libelos esparcidos por los otros confirman
,
dolos
las antici¡)aciones
hombres sensatos. Semejantes preparativos no podian menos de ser
anuncios de males horrorosos. Entretanto, ardian las intrigas en
Jeneral
favor de los que aspirabnn á la Sitia Presidencial. Entre el
II Nieto sostenido por la facción liberal
,
tan reducida en su núme-
,

ro, como desacreditada por sus desaciertos, y el Jeneral Orbegoso,

Itts hombres mas inmorales de la Nación (2)


El de mi mando
pcriotlo Constitucional terminaba el 29 de
,

dirirmi>rc. Los periódicos decidieron majistrahncnte que en aquel


di.i caducaban las facultades del Poder Ejecutivo; los diputados mis.
mos csparson cí^ta idea fulminando la mancha de nulidad contra
,

todo lo ([uo se hiciera desde aquella fecha en adelante. La Con.


vención no vaciló en sancionar la mi^ma opinión en nota comuni-
,

cada en 19 de diciembre y contestando al Ejecutivo , que


,
habia
iniciado la ventilación de este negocio.
Con estos antecedentes, me era imposible continuar en el man-
do, sin dar nuevas armas a mis enemigos, y sin suministrar pabu.
lo íilos que me achac;vhan una ambición que c-taba tan lejos de
mis ideas. No se necesita mas que una ligera tintura de derecho
Pubjiro para saber que la autoridad legal no puede ser reempla.
,

zad¡i sino por otra q>ie tenga los n)ismos caracteres de Iegali<lad;
que la máxima de la Lejislacion Romana mclior esi condftio possi-
dcnli.'i se aplica con tanta razón a los conílictos que ocurren entre
los como á los que
ilerechos civiles, sobrevienen entre los derechos
polificosque un cuerpo constituido
;
para uti solo objeto no pue- ,

de desempeñar otros sin romper el


, pacto que lo constituye que :

la Convención no podia ejercer mas que un solo y único acto de


autoriiiad, estrictamente señalado y circunseripto en fa Constitución:
por ultimo que la seguridad publica es la Suprema ley de los Es.
tados y,
q;ic la del Perú iba á desaparecer en el mo-
m'fn'o mismo en (¡uc la autoridad lejitima abandonase el puesto, pa-
ra que este fuese ocupado por un poder usurpado anti-constitu-
,

ciona! y creado por el espiriíu de facción y


,
de intriga. Todas
estas razones me fueron representadas por hombres de probidad y
saber; por habitantes de la Capital que no ceden á nadie en sen-
,

satez y patriotismo pero estaban por medio mis protestas, la opí.


:

nion de la Convención y el grito tumultuario de Tos desorganiza-


,

dores. A ("ornas de esto por todas f)arlcs veia las amenazas de


,

luicvas calamidades; los inconvenientes parecian intimamente liga-


dos con cualquiera de los partidos que se abrazaíse. Catorce cons.
piracionos se hablan sofocado durante el periodo de mi presidencia:
las ultimas con efusión de sangre. ¿Que podia aguardar después ,

de estos deplorables ejemplos ? ¿ Que bienes podian producir una


administración, cuya legahdad ( ra un problema, y contra la cual
se linbia declarado la mavoria de la Con\encion ? Condescendí
pues con que la Convención cüjicse mi succcsor, v recibí aplausos
por este acto de desprcmiimiento. La Conveneion misma tubo que
confesar la sanidad de mis intenciones, y mi corazón puramen.
,
t?. republicano, halló la ocasión, de ponerse en completa tratispa.
rencia. ^

Seria inútil ocultar que mis votos, para


,
la Presidencia futura
eslaban en favor del Jeneral Bermudez quien á los seivicios po-
,
sitivos prestados á la causa de la independencia,
reunia una opinioa
incuntaniuiada y preferencia de los Pueblos y del ejercito.
,
Mvs
no era un hombre de esta clase ni de semejantes antecedentes
,

el que podía convenir á las facciones


dominantes. Era preciso un
candidato que á su nulidad intelectual, militar
y política, reuniese
Ja calidad de enemioo mió, de descontento
y de faccioso; un ins-
trumento dócil de los fautores del desordena rapiña.
Tai era Or.
begoso y Oibcgoso fue elejido.
,

Refignado por amor á la patria á un nombramiento que no


,

pedia coRsiderarse sino como precursor de los mayores


infortunios
y resuelto á sacar, en favor de la causa pul.lica, el mayor partido
posib.e de tan infausta combinación de circunstancias
marcho in. ,

mediatamente á casa del electo y abriéndole mi corazón con to-


, ,
da la franqueza de que soy susceptible', le manifiesto
_ mi sincera
adhesión á su nombramiento, y le ofrezco mi débil cooperación,
en bien del orden y para lo que tubiese por objeto la prosperidad
d,el pais. Sus protestas de deferencia hacia mi persona, sino fue-
ron tan sinceras como lais mias fueron mas recalcadas
,
y toca- ,
ron en la raya^ de la sandez y la majadería. Esta primera confe-
rencia terminó, con recíprocos ofrecimientos y la acceptacion de
,
,

mis servicios aunque de un modo vago é indeterminado.


,

En aquel mismo dia se hübiun reunido los Jefes del ejercito


que se hallaban en la ca¡)ita!, y resolvieron de común acuerdo, ne-
gar su reconocimiento á esa nueva autoridad enteramente anti- ,

constitucional y postiza. Los Coroneles Allende y Guillen se lie- ,


it garon en forma de comisión al Jeneral Bermudez y a mi
,
, para ,
comunicarnos en nombre y por orden de la junta
, la determina- ,
ción que ella habia tomado. La contestación del Jeneral Berma-
dez enteramente de acuerdo con la mia se reduela
,
á mandar decir
,

a los Jefes reunidos que se prestasen inmediatamente á reconocer


al nuevo poder ejecutivo pues de lo contrario hallarían en no
,

eotros sus primeros enemigos. Los coroneles Allende v Guillen es-


tan vivos desmientan estos pormenores, si quieren añadir nueva
:

dosis de imíamia a la que les ha acarreado


su conducta mas no :

podran desmentir ante el .Teneral Orbegoso a quien dio parte d«


,

lo ocurrido uno de los Jefes (pie concurrieron ¡i la junta.


,

Pasados cuatro o s(!Ís días después de esta ocurrencia el Jq ,


Jjs erwarsrado Estado Miyor, á qu^n^eF 5en©ra^í Ofbewftso ha-
de!
bi.i ininilíulo que (i.in lo las onlenos diítrias por mi cort-
coiiii;iit i.se
ducto, y quo tenia que coinuniicarniv; todíis las que roc.ibicífe del ¡r¿.
bierno nio dio parte de qui; sj le- lidbia pedido el estado del efér.
,

cito. Al cabo de oíros tres dias mo lo prrjsentó preíriintandome


,

.ti tenia alijo que advertir. En medio da las amar<,niras que sufría
mi corazón, por la dcsconfiui/.a que se tenia del ejoroito, me ocur.
tío la idea de autorizar coo mi firma el estado como una wirau-.
,

tia inoquivoca dada al gobierno de mi ulfnrior com|)ortamif;nto


y ,

como una oferta facka de emplear mi influp en ía'^í tripi, p . ,

ra mantenerlas fieles al nuevo orden de cosas. En seLniida pasé


personalmente á ver al jeneral Orbegoso, á quien hice mis c.s|)li^
.«aciones manilc&tandole los mas vehementes deseos de aseo-nrarlé
,

en la confianza que del)ia tener en unas tropas , cuya fidelidad se


habia mantenido inccnmovible durante todo el periodo de mi ad-
,

miniítrarion á despecho de las mas pérfidas sujestiones


,
y de los ,

ofrecimientos mas lisonjeros- Pero cual fue mi sorpresa cuando so.


Jo encontré desagrado y reconvenciones por un paso dado con in*
tenciones tan puras y jcnerosas! El club revolucionario no habiá
podido ver mi firma en el estado del ejercito, sin caer en un pa.
racismo de rabioso despecho. Mi conducta fue acriminada en los
términos mas vehementes c injuriosos. En un acto espontaneo do
subordinación y garantía no vieron aquellos frenéticos
, sino un a*
,

?ance arbitrario y una usurpación de poder. /y'>j/í»*ii<u4n /


,
'

El que voluntariamente habia desen('i(io de la S'lla Suprema


|á que podia aspirar con semejante prueba de sumisión, sino á dai'
nuevos testimonios de su amor al orden y al reposo
y dignidad de
la nación?
El club resuelveque se me hasran reconvenciones por una de*>
mostración tan explícita de franqueza
y por una indicación fart
,

clara de mi abnegación y condecendencia.


, Las esplicaciones con
que se rebaten sus inculpaciones injustas, dieron lugar á otras mas
desagradables. Por ulíimo concluyó esta serrunda entrevista con
,

la oferta que se me hizo del mando de las Tropas colocadas


en
Jos departamentos del Sur. Se me añadió la prevención de salir
inmediatamente de la capital con dirección al Cuzco y Puno, mo-
,

tivando esta precipitación en la proximidad de las tropas de Bo.


,

Jívia á la frontera.
Resuelto á obedecer y á sacrificar mi existencia á la con-
,

serTacion del orden dispuse mi viaje con la posible celeridad. Eí


;

1 . de enero se me comunicó el nombramiento de Comandante en


.

3efe d© las tropns del Sur pero en el mismo áia : supe por los ,

conductos mas íidedisrnos que el Coronel Quiros procural)a seducir


á los oficiales del 2? de Ayacucho proponiéndoles una revolu- ,

ción contra el Jeneral Bermudez y contra mi asi como contra


, ,

algunos Jefes {\&\ ejercito y otras personas respetables.


, El mis.
mo Quiros había dicho al Capitán mas antiguo de aquel cuerpo,
que si se prestaba al servicio indicado', el primer paso seria ar-
restar al Coronel Echenique y Comandante ügaiteche Jefts del
Cuerpo.
Ademas ¿e esto , aunque corrían noticias vaga?; por el pueblo
sobre reuniones secretas en Palacio, compuestas de varias pcisó.
Has que habian conspirado contra mi admmistracion estos chismes ,

Uo fueron recibidos por mi sino con el mas alto desprecio- Pere


riO pude negar mi ascenso á un hecho tan estraordinario cuando ,

un Edecán del Gobierno que acababa de salir de la guardia, vino á


darme el mismo anwncio con los datos mas positivos ó irrecusables.
il/¿ Jeneral , me dijo he sido testigo ocular de esas junta-i secretas
,

de que se habla tanto en el publico, y que. he tenido por fabulosas; has^


ta haberme convencido, por mis ojos. Cuando el Jeneral OrSegoso ihari-
dó cesase la guardia de Ayacucho y fuese sostiíidia por la Cívica,
, ,

todos atribnivios esta innovación á un rasgo' de republicanismo. CO'


VIO los oficiales de Ayacucho, conocen á los siijctos que- (fsisteni á las
reuniones nocturnas ha querido ,. con esta medida, dejarles expedita
,
¡

la entrada. Anoche ,. entre dieií iy once han entrado al gaiñnete del ,

despacho, 'VálJe-Resira Dcstuu , Herrera, Sofía y otros semcjnn-


, ,

tes. La reunión ha sido á puerta cerrada y ha durado 7nas de dos ,

lloras
Póngase el hombre mas 'ni caso, y diga ¿qué po.
indiferente en
dia aguardarse de seraejan'tes anuncios ? Un consejo en que toma,
ban parte los mismos hombres que se hablan adquirido una funes.
ta reputación durante mi gobierno
, por sus conspiraciones y pro-
,

ycctos do asesinatos, tentativas de seducción dirijidas al batallón mas


importante y mus seguro designios de amarrar á- las personas mas
;

distinguidas por su constante adhesión a la ley y á la administra ,

cion Constitucional ¿que indicaban estos preparativos ? que f)0(iria ¡

resultar do cPos sino atentados violentos, traslonio del orden, y


,

violación de la ley? El único medio 'qué la prudencia, me aconV


sejaba en tamaño conílicto para evitar nueva deshonra y nuevo
,

escándalo a mi patria era quitar do enmedio el objeto de un odio


,

tan encarnizado, oi (¡ue parecía ser el único obstáculo al dosenfre»


no do líi.s miras ambiciosas y del espíritu do desorden que anima-
lia ól nuevo rr^'>i'^rno. Tal fué en efecto ol partido que abraza..
Resolví cmbnroaiinP para Guayaquil, y para ello renuncié el man-
ilo de las frnp.ií; del Sur. Pedí tnia licencia temporal por dos año&,

y opcribi al Capitán del Puerto del Callao encarg-andole qufe me


,

contratase nn buque estrnnjcro p;ira aquel destino. Mas el gobior.


no no se diü-fió contestarme en todo oí curso del día, y este si.
Icncio sospoc. lioso nic hizo formar la resolución do ir a visitar a!
Jeneral Orbegoso aquella noche en el teatro.
Las tres primeras noches de Enero fueron señaladas para fea.
tejar la instalncinn del nucro onbicrno con funciones dramáticas.
Mi visita se verificó en la primera y entonces nio dijo Or-
,

bcgoso, que vcndria ;\ mi eisa al día siguiente para hablar larga-,

mente conniiifo. Durante todo el dia 2 me mantuve sin salir úo


casa esperando su visita mas viendo que esta no llegaba
:
resolví ,

ñ las 6 de la noche ,verlo segunda vez en el teatro, a donde de-


bía yo suponer que asistirla siendo la función esclusivamcnte der.
,

dicada á su obsequio. Ya estaba vestida mi Esposa y la Caleza a.


la puerta, cuando entró en mi casa «n amigo respetable á decir, ,

me que de ningún modo pensase en ])rcscntarme aquella' noche en


el teatro. Quise saber el motivo que tenia para darme tan estra-
fio consejo , resistióse largo tiempo á mis instancias mas al cabo
:

conociendo que aqtiel enigma no podria menos que atormentar mi


imaginación, y dar pábulo á grandes inquietuíles , me reveló que
un Colombiano , amigo suyo hombre de formalidad , acababa de
,

salir de una reunión secreta , en que se habia resuelto asaltarme


aquella noche en la casa de. Comedias por asesinos disfrazados, y
,

atentar, a mi existencia; que esta disposición emanaba <lel Jone»


ral Orbegoso , el cual para dejar el campo libre á sus sat-clitcg,"
,

no asistirla á la función teatral, sin embargo de su canocida afición


á lucir la Banda presidencial y de ser la función un festejo dedi-
,

cado á su persona.
Casi no podia resolverme a dar crédito á la existencia de un
proyecto tan atroz , y tan opuesto a las costumbres del siglo en
que vivimos , -como a la Índole suave y benigna de los Peruanos.
Para adq^ürir algunos datos que pudiesen convencerme de la rea-
lidad, envié á una persona de toda mi confianza a la casa d(; Co.
medias, con encargo de que observase lo que allí pasaba. Volvió
un efecto con la noticia de que el Jcncral Orbegoso no liabia pa.
recido en el Teatro ,
que la concurrencia del publico era escasi«_
sima , y que en el patio y corredores se habían visto algtmos su»
jetos disfraxudüs. E?la coincidencia dq circunstancias no podía <fe.
'
2
10
Jaime áudá aobre fundamentos del aviso. ¿Oue enfermedad, q*
los
ocurrencia extraordinaria estorvó que el Jeneral Orbegoso asistiese
á una solemnidad tan importante siendo conocida su irresistible?"
,

píopensinn á diverciones ceremonias, y aplausos públicos? Pos.


,

teriormente he tenido ocasión de hablar con el honrado y benevo»


lo estranjero aquien tan saludable aviso ; el existe en Lima
debi
donde podra este escrito la expresión de mi sincera gra.
recibir en
titud , sin que su adhecion al partido que triunfó entonces , pueda
borrar de mi memoria el distinguido servicio que hizo á la huma,
nidad , y al hpnor del Perú (4).
Pasó toda la mañana del 3 sin que se me comunicase respues.
ta alguna á mi renuncia. A
las tres de la tarde vinieron á ha.
blarme los diputados Luna-Pizarro , y Villaran sobre el
Señores
mismo asunto y las francas esplicaciones en que entré con ellos
,

acerca de mis deseos de que la nueva administración se consolidase,


y de mis designios de salir de un pais, en que hasta mis miradas
inspiraban sospechas y rezelos los dejaron convencidos , según
,

debe creerse, de la sinceridad de mis sentimientos. ¿Que mas podia


yo hacer , para acreditar mi despre>idimiento, que alejarme á gran
distancia de la eseena política? ¿Qué mayor satisfacción podía yo
dar a mis contrarios, que remover de su vista el eterno objeto de
5U8 sobresaltos ? ¿Y como se me podia negar esta triste satisfac.
cion si no es habiéndome destinado á ser victima de una vengan-
,

7.a sangrienta?
Alas cuatro oi el ruido del coche del gobierno , y tanto por
el compromiso en que se hallaba Orbegoso de visitarme , como por
la relación que el señor Luna-Pizarro le habia hecho de nuestra
reciente conferencia, me persuadí que en efecto se dirijia á mi
casa : pero el Coche pasó de largo , y tomó para la portada del
Callao. Todavía me persuadí que la prometida visita tendría lu-
gar á la vuelta , sin refleccionar en que la conciencia del crimen
hace á los hombres tímidos y sin haterme cargo de que la per-
,

fidia huye siempre de las lineas rectas. Al anochecer se me dijo

que al dia siguiente habia pedido , y la


recibiría la licencia que
admicien de mi renuncia. No en creerlo y rea.
tube dificultad ,

piré con holgura viendo que se acercaba el cumplimiento de mía


,

deseos. Pero, cuan lejos estaba de penetrar en el abismo do iní-


y la refinada
quHade« que abrían en torno de mi la traición , ,

maldad de mis gratuitos enemigos! ¡Que contraste no formaban


con mi ciega confimza, ron mí íncorrojiblc optimismo , las acechan,
¿as Rangrientas y los designios homicidas de aquellos hombres
ama.'
11
üdos en protervia y encono A las siete de la noche , me avi-
!

saron personas imiíarciales que el pueblo armado y eu tumulto iba


á pcoir mi cabeza; que ya se estaban reuniendo hombrí s de la ¡n.
fima clase en las habitaciones de varios individuos señaladoa por ,

la exaJLracion de t^us opinionca en favor <ie Orbegoso; que el plan


era atacar mi casa con escalas que ya estaban preparadas al cíec
,

to ,y destrozar mi persona y las de todas las de mi familia que ;

la conjuración c^tallaria á las ocho en punto y que todos los ,

partidarios del gobierno hablan dado su aprobación á esta serie


inaudita de crímenes. Mi primer movimiento fue negar el asenso
á este cumulo de horrores mas cuando pregunté por el Presiden.
:

. te Provisorio y se me dijo que habia pasado al Callao


, en com. ,

pañia de Quiros y Villrx y cuando se me aseguró que esta reti.


,

rada ó fuga, no tenia otro objeto que dejar la capital sin una au-
toridad capaz de reprimir los cxesos prejjarados , se me cayó la
venda de los ojos y tube que ceder á tantos y tan acordes tes-
,

timonios pasé al cuartel de la Chacarilla


, para poner en segu- ,

ridad mi persona y aguardar el resultado.


,

Las reflexiones que en esta ocasión me asaltaron , no podian


fijarse en ninguna interpretación verosímil de aquellos ifiesperadoa
rumores. El gobierno podia contar con seguridad con mi próxima
ausencia , y con la del Jeneral Bermudez , que debia marchar al
dia siguiente para Tarma. ¿Que fruto podia sacar de un delito, co-
metido á sangre fria sin provocación , sin ventajas probables ,
y ,

que tarde ó temprano hubiera sido atribuido por ia opinión je- ,

neral a
, sus verdaderos autores ? Un gobierno que mas que nin- ,

gún otro debia acreditarse entre los hombres juiciosos, tanto por
la ilegalidad de su orijen como por la desmoralización de sus pa.
,

maguados fautores ¿ debia erijirse en club de asesinos poniéndo-


se al nivel de sus cómplices y fraternizando con la hez de la
,

plebe en la que únicamente pueden hallarse cooperadores de se-


,

mojantes tramas? Érame absolutamente imposible hallar en mi en-


tendimiento la esplicacion de tan oscuro enigma. Después en la
soledad de mi retiro he hallado en un escritor de la antigüedad,
,

una injcniosa solución de este impenetrable arcano. "Frecuentemen.


te, ocurre dice
,
que cuando la Providencia quiere precipitar á
,

alguno de la cumbre de la dicha introduce el desacierto y la cor- ,

rupción en los designios de modo que cuando llega la hora de la


,

destrracia, todos la creen justi y merecida,


y hasta las casualida,
des se atribuyen á culpa (5)" ¡Lección terrible para los que se de.
Jeitaban con la idea Ue bañarse en mi sangre y sacrificarme á sus
furores ! ¡
Lección que quizas les esta aplicando la opiuioo pubjí.
ca en el momento , en <\üe yo trazo estas lineas!
Poco tieulpo después de mi llegada al cuartel , vino a mi ca-
sa de visita la Señora Caniporredondo acompañada de Bcrniudt^z. A
este se le previno me buscase cu dicho cuartel. Sus confusiones
y dudas no eran menos vacilantes que las mias. Tan inocente es.
taba como yo; tan resuelto a separarse de la Capital y tan se» >

guro en el testimonio de una conciencia Jrrei)rehensjble-


A
pocos minutos de la llegada del Jcncral Bcrnuldei-- supe .
'

•por un sargento de cívicos que ya estaban formadas las reuniones


grupos armados de <|ue
y preparado el tumulto ; que ademas de los
se me había dado noticia antes, existia uno luuto ntimeroso cu ,

la calle del Chirimoyo; que el cuartel de Santa Catalina estaba


por los conspiradores y que Orbegoso habia dado orden para que
se abocase una pieza de cañoñ á ini casa-
En situación tan critica y desquiciados los resortes del orden
"publico la inacción hubiera sido un suicidio. El gobierno se ha-
,

bía erijido en promotor de la anarquia , y con el torpe abandono


•que hizo de la capital, para que se consumasen impunemente los
''crimines que el mismo habia trasado habia perdido todo derecho
,

á la obediencia y a la subordinación. Los hombres honrados y tran^


quilos estaban espuestos á todos los cxesos que puede cometcx
una
plebe envalentonada por la autoridad publica, y segura de que oá-
ta mirarla con agrado sus tropelías- Sin embargo de estas graves
consideraciones, y á pesar de hallarnos rodeados de tropas Heles,
y exilados por los votos de los hombres
mas respetables de la ca-
pital el Jeneral Bcrmudez
, y yo nos circunscribimos á un cir-
,

culo modesto y reducido de medidas y precauciones- Hicimos


ro-

partir algunas patrullas de caballcria por la ciudad, mientras se

mandaba al Callao a preguntar á Orbcgoso los motivos do su fu-


pueb.Q;
ga, se le daba cuenta de la conmoción en que estaba ol
se 'consultaba á la Convención sobre el peligro que amenazaba,
y se le pedían instrucciones sobre lo
que habia de hacerse pai'a
el gobierno mis-
restituir la capital al reposo y á la seguridad que
mo habia arrancado.
le
El comandante Arrisueño mi ayudante fue el encargado por
, ,

lo que do
mi de pasar al Callao. Importa que el publico sepa ,

en efecto al Jeneral Orbcgoso: ;v


mi orden, debía decir, y dijo
objeto según cor-
saber «que la ciudad estaba en tumulto, con el ,

que me hal aba


yja la voz de asaltar mí casa y quitarme la vida ;

Chacarilla sin otro fin que rl do


refugiado en el duaxtol de la ,
íh
mi existencia , que ¡ní^nnado de su raaroha al Callao, L
pvoiCíi var
);rMoran<l(» los motivos que a ella lo liabiiui iuipiilsado le pedia or- ,

d1iJ«.i5 r iíistruccivjiies ; que deseubainos saber quien habia quedado


"encargado do la coi).-íeivacion del orden durante su ausencia q' ;

los batailuncP estaban cu sus cuarteles; que se habian esparcido


algunas [latrulias montadas, y que no se tomarían otras providen-
hasta recibir sus prevenciones-"
cias ,

Orben-üso ret-ibió á mi ayudante en el umbral de la puerta del


Coronel jlamos. Su respuesta fue concebida poco mas ó menos,
,

'en ios términos siguientes —


"diga U. al Jencral Gamarra que ya
jeubia yo que el pueblo estaba en movimiento que para aquietarlo, ;

hé lomado el partido de venir á esta plaza á dar un pasco que ;

iníinana a las ocho estaré en Lima, que no tenga miedo; que


^
duerma con tranquilidad y confianza." Esta respuesta parecería increU
^ble si la persona de cuyos labios salió no hubiera ya dado nume-
, ,

rosas c iluat res pruebas de las prendas que adornan su entendimien-


to y su coi-a'/.on- Sobre todo, Arrisueño existe , y puede si quie-
dcsmoaliriü-
re .

Kl ini.smo Arrisueño agregó que un oficia] le Labia asegurado,


al salir del Callao , que el batallón se hallaba sobre las armas;
que se habis nombrada. Jefe de! Estado Mayor, al Coronel Quiros;
que se liabia quitado el mando al mayor Beimudez, poniendo en
,su lugar ai Capitán González ; que se hübta decretado el arresto
.'.del Capitán Frisai.cho , de la compañia de Cazadores del Batallón
.Cuzco, que estaba en la plaza, dando su empleo a! Capitán Va-
..rea reformado- Al dia siguiente se supo el nombramiento de u;o-
bernador de la fortalaza de! Callao al Coronel graduado Vjjle-Rics.
tra , previa la destitución del Jencral Bargas , y la abertura de
de Casas matas
los calabo;:r.s para armar a todos los prfpidaru)3.
,

,
d;'spuc3 de la llegada de Arrisueño, vino el Capitán Ro-
Poco
i'bles, con pljegos del ministro Villa, que contenían las disjjosicio-
jncs siguientes —
Orden directa al .Teñera! Necochca para que se
apusiera á la cabeza de todas las tropas e;;isíenfcs en la Capital;
'
¿estitucion del Coronel Zubiaga del mundo del Batallón Cuzco, y
'nombramiento en favor del Comandante Vivanco orden al Coro- ;

nel Allende de pasar al Callao con todo el Estado Mayor ; otra


orden directa al Capitán Marquina ,
para que pasase inmediatamen-
te al mismo punto-
T\o c3 dable fijar la atención en este tropel de medidas hos-
tiles ,arbitrarias y desacoríadas, sin descubrir su orijen en el an.-:ia
con que los conjurados deseaban ver desaparecer el nenor rastro
14
del ultimo gobierno constitucional , para soltar la rienda al espiri*
tu de rapiña y de transtorno que jos ajitaba. Molestábalos sobtú
toanera no solo mi presencia , sino la de todos aquellos que pof
,

la solidez de sus principios , y la honradez de su carácter , debian


(naturalmente mirar con horror y detestación tantos y tan escanda-
losos atropellamientos. Alganos de ellos han confesado después q*
no querían testigos importunos , y á esta idea se deben los decretos
de proscripción fulminados contra hombres inocentes , que no ha.
bian tomado parte directa ni Indirecta con mi gobierno.
Los momentos eran críticos la anarquía iba á desatarse sobre
;

la desgraciada Capital , con el funesto acompañamiento de calami»


dades que ensangrientan sus pasos; era urjente salvar la seguridad
publica , y el honor del Perú sabíamos con certeza que Muerto-
:

frió inosente Zarate, Agustín el Largo , y los Toreros Espinoza


,^
y
Florían ^ preparaban hordas de ttiontoneros , para inundar los cam*
pos, y aun asaltar los muros de Lima. Estos nombres ilustren
en los fastosde la desgradacion y el crimen los de muchos que
;

ya se habían fefujíado en torno de Orbegoso, y los de los que se


preparaban á la misma expedición no dejaban la menor duda acer-
.!i ca de las intenciones que abrigaban los que no tenian escrúpulo»
en valerse de tan infames instrumentos. En efecto, al rededor del
Jeneral Orbegoso no se veía» sino hombres de aquellos que el cé*
lebre oradot romano designa como elementos propios de las con.
Vulciones civiles ; los unos aguijoneados por la conciencia de suS
ínaldades buscan en las revoluciones
, un abrigo contra la pena
que les amenaza ; los otros sacian en estas deplorables escenas el
furor que en sus corazones fomentan ; otros" en fin arruinados en
Sus negocios privados quieren mas bien provocar un incendio uni.
,

Versal y perecer en sus llamas , en las que debiara consumirse


,

sus propios hogares (6).


A las cuatro de la mañana del cuatro de Enero después de
,

una conferencia tranquila y meditada en que no resonó el lengua-


,

je de las pasiones y en que no se oyó otra voz que la del mas


i ,

puro patriotismo se decidió poner un dique á la conspiración que


,

marchaba tan descaradamente y buscar la salvación de la causa


,

publica en la misma constitución , fuente de toda legalidad , y ul.


timo amparo de los amigos de la ley. Convocar el Congreso Ex*
traordinario para que hieiese el escrutinio de las actas de los Co-
Icjios electorales ,
y proclamase el Presidente Constitucional de la
Kepública he aqui el punto en que se fijaron nuestros votos. Pa.
,

ra llenar esto objeto eia forzoso poner á ía cabeza de la Nación,

I
13
ttn« nuVon^ad efectiva en Tnirar de la que ttni torpemente ts W»
bin drsam[)ara(lo traycionando su confianza. Solo por medio de csk
te cslal)on podia llenarse el vacio, que habia dejado aquella insen»
gata fuga, y anudarse de nuevo el rcjímon legal. La opinión de
los Jefes del ejorcifo y la de muchos ciudadanos respetables que,
coa olios se habían unido, se pronunció uniforD>ement« en favor
del jcncral Bermudez.
Los decretos que inmediatamente publicó el nuevo Poder Eje.
cufivo acreditan la pureza de sus intenciones, y el fin loable
y
justo que se proponía.
Esta es la relación verídica y sencilla de las ocurrencias qu«
han preparado al desgraciado Perú esa masa horrenda de infortunios
que en la actualidad lo agovia. Los que fueron testigos de los a.
caccimientos del mes de enero , saben que lejos de exajerar sus
pormenores, he omitido innumerables circunstancias mucho mas odio.,
sas que las mencionadas , sin embargo de que ellas me suministra,
rian armas suficientes para cubrir de eterna ignominia a mis contra,
rios: saben que he suprimido nombres propios que me hubiera si,
do fácil trasladar á la posteridad , cubiertos de desprecio y execra-,
cion : saben por ultimo que los amigos de mi administración for,
man una cohorte bastante ilustre y respetable , para merecer una
honrosa mención en este escrito, si la cuestión fuera, de amor pro.
pió , y no de justicia y patriotismo.
La mano dilijente de la historia , buscará en el encadenamienta
de causas y efectos que liga todos los sucesos humanos , el orijen del
cuadro horroroso que hoy ofrece esa nación digna de suerte mag
yeoturosa ; y no podra liallarlo sino en la cobarde y traydora fu.
ga del Jeneral Orbcgoso al Castillo del Callao. En vano ha que-
rido justificar su vil deserción , con los avisos de una próxima re.
volucion militar, que acaudillada por mi, debía estallar contra su per,
sona, y su gobierno. A la faz del Perú, de la Aniérica y del mundo, des,
miento soletnncmenfe esta inculpación calumniesa. La gravedad del
hecho requiere pruebas algo mas convincentes que el dicho de un
hombre- ¿ ¡Vo tenia cómplices ese soñado delito ? Esos cómplices
podían ser otros que los Jefes y oficiales que se alistaron des.
pues en las banderas de mi enemigo ? Y en la actualidad ¿quien
le estorva revelar la verdad de los hechos ?
¿ Que pueden ícmer
ni esperar de mi ? ¿Y cuanto no pueden temer y esperar de una,
administración tan prodiga de persecuciones y recompensas ? Ha-
blen pues , y rom[)an el velo que cubre la historia enigmática
y
miotcriosa de la revolución proyectada. Citen hechos, fechas, ^
16
DóTÍiljfes hacerlo.
Cómo acabo yo de Sino lo hacen, el Jeñéral,,
Orbegoso a la infamia de verse convertido en juguete do faccio.
,

nes inmundas, añadirá la que arrastra siempre consigo la .calumniaf..


alas execraciones que fulminan contra el los que lian visto des-,
trozarse en sus manos una nación opulenta y venturosa , se agre-
garán las de todos los amigos de la verdad, de la inocencia, y
de la justicia.
La razónpublica ha hecho ya demasiados progresos en los pue»
í>log de América ,
para que su opinión pueda ceder á palabras va-
nas , y pérfidas retisencias- Hechos son los q' pide para
distribuir

cenáuras y aplausos. Con hechos palpables, notorios y_ apoyados


en testigos soore los cuales no puedo ejercer el menor infiuio,
me
presiento' yo denodadamente ai formidable Juri de la opinión y ,

:l^ provoco en contra mia las mismas, pruebas y los mismos datos
en la
de que hago uso en mi defcnza. De nada sirve apoyarse
Opinión de1 paeblo : jamas se ha dndo este nombre á
una turba
compuesta de rnersenarios sin garantía de descamisados frenéticos,
,

en ^foda
de hombres cubiert/js de crimines (7) El pueblo mismo ,
estension de la palabra, deja de ser puebjo según el oiclio
k ,

cuando la injusticia
de uno de los mayores políticos del mundo ,

lo despoja del carácter leyal que le dá la utilidad común (8). _


En ia desnudez absoluta de hechos con que se presentan mis
las inten-
calumniadores no les queda otro recurso que acudir á_
, ,

estnva en una
éionoB y desio-nios: y aunque este modo de acusar
tojica tan inmoral como sofistica quiero perseguirlos en sus u|.
, ,

timos atrincheramientos ,
pribarlos de todo medio de ataque, y cx-
noncr la impureza de su coiubjeta á los ojos del
mundo entero.
hubiera sido perpetuarme en el mando ¿por
Si mi designio oculto
á un Presidente provisorio, sifi
tíue lo entregue voluritnriamontc
ilegalidad de su on-
embargo' de que este solo titulo indicaba la
Constitución ?_ ¿Uue po.
een, como enteramente desconocido en la
¿No eran míos los co-
ler me obli^raba á descender de la eilla?
voces me había va.ulo
razones de ios soldados, de quienes tantas
eficazmente me habían ayudado á sofocar el monstruo
y que tan ios Jefes del hjcr.
mias todos
de la rebelión? ¿No eran hechuras
7 Y como empl.'.e et influjo que naturalmente debía tener en
cito
gobierno que mo
;

«líos exíjiendolcs sumisión v obediencia al


sino
¿entrega los instrtim.n.
habia succedido? El que aspira al mando
fos á sus mas implacables oncmigüs ? El- que quiere perpetuarse
ese mismo poder , cuya pci-
Tjn et pod.:r ¿aladica espontaneamcnto
17
Tengase prosente ocunido en el último Confrrcso Constitu»
lo
oiona) ,
por Julio de IS'^2. Habiendo propuesto uno de sus indi-
viduos que so lacultase ;i la Convención futura ,
para es*
crutiniiiar votoá
ios de los Colegios Electorales , y pro<rla-'
mar el Presidente electo, aquella ilustre asamblea llena de admi-
,

ral)lc patriotismo, v posoida de la mas rijida adhesión al sentido


literal de nuestras instituciones, rechazó úíjuclla |)roposicion , como
.prliiírosa , di sorsfnnizadora y funesta ai reposo publico- Con el'
.•ipovo incontra>tablo de una decisión tan solemne, y emanada de un
cuerpo augusto; con el articulo de la constitución que prohibe ter-
nunantenunfe a la Convención iodo acto de autoridad que no sea
el de rel'ormar la Constitución en parle ó en el todo ¿no tenia yo
sobrados medios de justificación para conservarme en el mando, si
electivamente se hubiesen abiiíiado en mi corazón los designios
que mis verdugos me atribuyen?
Las declamaciones vagas (|ue han vociferado los escritores del
¡)artiilo desorganizador sobre el carácter opresor y despótico de mi
gobierno ajjcnas merecerían contestación
, si no fuera por que, ya
,

que me he visto en la triste necesidad de hablar de mi mismo, no


podria guardar silencio sobre este punto , sin dar lugar á que la
maledicencia viese en ese mismo silencio una confccion tacita de
aquellos crimenes- Bastará la simple lectura de los periódicos de
aquella época para que el hombre mas preocupado confiese que
,

jamas ha gozado el Perú de una libertad mas completa. Los fre-


cuentes juicios de libertad de imprenta, motivados por el desenfre-
no con que se escribía jcle las autoridades constituidas, y que ter-
minaban frecuentemente por la absolución de los culpados , son
otros tantos testimonios irrecusables de la imparcialidad con qua
prosedia en mi administración ,cuando se trataba de cuestiones
personales. La libertad de imprenta, animada por mi tolerancia,
llciTÓ a tocar en la raya de un desencaderjamiento licencioso, y k
convertirse en soplo de anarquía. Compárense estos exesos culr)a-
bles con el decoro y la moderación que respiran los perir»<?icüs <j
abrazaron la causa del Gobierno. Sa alsGrarán qui^tis algunas de-
portaciones temporales que la necesi<lad imf^'-TÍosa de la conserva-
ción del orden |)ublico ajranró en tísís peligrosas á mi tímida
ropuírnancia. Catorce con^pirr.^iones han si<!o sofocadas durante el
tiempo de mi mando algunas después de pronunciadas. Sometían-
;

'Be las causas r.l .íiizo-ado ordinario conformo a la ley vijenle. Re-
sultaba probado el delito, y dofi-rnados y convictos los reos. ¿Y
c^&\ ora entonces la coi-ducta del poder Judicial ? Durlcnip consig.
18
Dar á la publicidad una cenfesion poco honorifica á mi pais. In-
limidados Jos jueces por la audacia del partido en que se forja-
,

ban estos atentados, por la clase de hombres que lo componían,


y
por las amenazas sangrientas de los periodistas de Ja oposición,
prolongaban indefinidamente los tramites, apuraban las sutilezas cíe
una innoble y baja táctica forense y eternizaban con culpable fla-
,

queza, la substanciación de las causas. Entre tanto el riesgo cre-


cia en razón de la escandalosa impunidad de que gozaban los cons-
piradores; y la inacción del gobierno, en semejante coyuntura hu-
biera sido un crimen imperdonable. Compárense estas medidas ne-
cesarias y aplaudidas por todos los hombres sensatos con las pros-
,

cripciones que el Jeneral Orbegoso ha prodigado en su aturdimien-


to contra hombres distinguidos por sus talentos
,
y probidad , y q'
jamas habian tomado la menor parte en los negocios públicos ; pros-
cripciones nacidas en el seno de una baja envidia y muchas de Jas.
cuales han quedado sin ejecución ,
por eJ grito universal de censu-
ra que exitó la iniquidad que las habia dictado-
Los privilejios de los Diputados 0[)onian también un invanci-
ble obstáculo a la expedición de los juicios y al abrigo de esta
;

prerrogativa, la conspiración y la rebeldía se acojieron al sagrado


recinto de la representación nacional. El pueblo de Lima quedó
asombrado al ver la declaración de la Cámara de diputados sobre ,

el juzgamiento de dos de sus miembros , cuyo delito resultaba pro-


bada en el sumario con toda la claridad de la luz meridiana. La
,

Cámara dijo No ha lugar por ahora y aunque todabia gravita sobie


ellos la nota de conspiradores contra la autoridad Icjitima, logra,
ron quedar impunes ,
que era lo que la facción solicitaba. ¿Se
taCíhará de opresora y tiránica la conducta que observó el gobierno
en aquella ocasión?
Pero nadie menos que el Jeneral Orbegoso tiene derecho para
sindicar la severidad de mi administración. Jamas perdió ocasión,
durante toda ella, de atizar el fuego de la discordia
y de la rebelión:
el es el Octavio á quien alude el
Jeneral Raygada en su manifies.
to detallando sus seducciones é intrigas él es el mismo que en
;

el aiio de 1830 se ofreció al


Coronel Castilla ,
prometiendo sa-
cnficios de toda clase, en favor de lo que llamaban la Patria per.
dida ; el ha sido en fin el jenio tutelar
y el protector nato de to-
dos los asesinos , desorganizadores taures y hombres perdidos de
,

quienes tan descaradamente se ha circundado, después de su tr.un.


fo, coinplaciondoso en colmarlos de grados y honores envilecien-
;

do al ejercito; dilapidando en favor" de estos pcrversoB las Cajae


i
19
píiblicns , y alojando do
su lado, eunestas compañias diírnas de siv-
ttunple y de sus prendas inórales, a los pocos liornbres decentes,
(jue quizas por amor al orden , se aproximaron á él en los pri-
meros dias de su g«)b¡erno.
No presentó pues mi administración ese carácter despótico y
persoyuidur que con tan siniestros fines , y con una malicia, tan
,

fclinuda, han proclamado durante y después de ella los escrito-


,

res enemi<ros (K;l orden legal y del reposo publico, Y osan tam.
i

bien hablar del estado de la hacienda ¿ Fué ella


!
, mientras es-
tubo en níis manos el esclucivo patrimonio de los favoritos y de
los conspiradores como lo ha sido y lo está siendo desde' que
,

el Jeneral Orboi^oso la entregó á la rapiña de sus satélites? ¿Cuaí


de mis ministros ha dejado el ministerio con la quinta parte de
los ahorros que uno solo de los ministros de hacienda do la nue-
va administración ha sabido acumular en pocos meses de ejercicio]
jCüiuilo se decretaron en mi tiempo las maüniiicas recompensas pecu?
niarias que se han prodigado en la ocasión presente
, para galar-
,

donar la falsia y la deserción ? ¿ Cuando se exijieron con la ,

inaudita arbitrariedad que el pueblo de Lima ha presenciado eso? ,

monstruosos cupos que aun bajo el férreo yugo de un despota,


,

so huJíícran considerado como la exajoracion del poder absoluto?


¿Cuando sufrió la agricultura el terrible azote de las exaccioneSj
despojos y embargas que han arruinado á los miseros propielarioa
,

y labradores de los Valles próximos á la Capital ? ]'ara comparar


la administración presente con la mia no basta dejarse llevar por
,

declamaciones emanadas del espíritu de facción; del odio injusto,


del torpe deseo de lisongear las pasiones de la plebe es preciso
:

comparar el estado respectivo de las instituciones, de los ramos


administrativos de la sociedad entera en las dos épocas que han
de servir al paralelo. ¿ En cual do ellas ha si.-lo mas respetada la
propiedad, en cual ha reinado mas moralidad y mas disciplina en el
ejercito mas exactitud en los pagos mas fidelidad en los compro,
, ,

misos del Erario, en fin, mas respetabilidad en los dc¡)OS¡taiios


del poder? Compárense los nombres de los ciudadanos á (|uicne3
en diferentes é[)Otas confié los ministerios, con los que después han
invadido aquellas altas funcioRes y el contraste que ofrecerán, se-
,

rá mi mas victoriosa apoiojia.


Interminable seria la que presentaría hoy ái los ojos de mis
conciudadanos si mereciesen otra contestación qne el desprecio las
,

innumerables inculpaciones que me han dirijido los periódicos de


U capital. Una sola ocupará algunas lineas en este escrito por ;
20
que consigo un veneno sutil
lleva propio de la ¡afame manufactu.
,

ra en que se elaboran esas fétidas producciones. Se ba rucho que


después de la traycion de Echcnique hice yo esfuerzo i)ara conti.
nuar la guerra civil. Inmediatamente que llegó á mis oidos aquella
ignominiosa defección , di orden para que se concentrasen las fuer,
zas, con el fin de entrar en un convenio que pusiese en seguridad
las personas y los intereses de ios comprometidos. Jamas hubiera
consentido en que se disparase un solo tiro contra soldados y o»
,

Aciales inocentes que hablan sido victimas de la traición de sus


,

Jefes, y de cuya fidelidad, durante el tiempo de mi administración


tenia pruebas irrefragables como las tengo todavía de su adhecion
,

á mi persona. En las filas contrarias, se hallaban alistados sin sa.


ber como atraídos por las maniobras de la perfidia, militares hoii.
,

y que en muchas
rados que hablan salvado la patria
, ,
ocasiones
hablan preservado mi vida. Antes hubiera consentido en el sacri-
jficiode mi existencia que en irrogar el mas pequeño daño a es- ,

tos desgraciados que hoy deploran confusos y arrepentidos el cr.


ror involuntario de que han sido juguete. Lo repito á la faz del
Perú seguro de que nadie alzará la voz para desmentirme
,
des. :

pues de la traición de Echcnique solo pensé en evitar mayores


,

infortunios; jamas en prolongar una lucha que ya para mi era acá.


bada. ¿ A qué podia aspirar después de este convencimiento , y
mas cuando por medio (ie los Señores Pando, y Bernnnlez se me
ofrecieron garantías con la condición de mi salida temporal del
,

pais y cuando el mismo Jeneral Nieto me aseguró con la propia


,

condición mí empleo y mis intereses-


, Es verdad que todos estos
compromisos han sido escandalosamente violados bajo los mas írivo.
los pretextos mas no era fácil proveer que llegasen á tal exeso
:

de degradación los hombres públicos del Perú.


Conciudadanos juzgadme ahora teniendo ya en vuestras manos
,

ií los datos que puedan ilustraros, y el contra veneno de esa pon.


zona con que la administración mas inmoral qne han visto las sec
ciones Americanas, y los venales escritores, agavillados en torno
de ella, han est.ido por espacio de tantos meses envenenando vues-
tra opinión. Mis votos han sido siemj)re por mi hermosa patria,
y serán para ella hasta que exale el último suspiro.

Cochabamba Noviembre 1 ? de 1834.

AGUSTÍN G AMARRA.
21
NOTAS.
(1) H(n¡ en Perii nn cluh desorganizador
el que existe desde
,

ct jJio de 1SJ2. Al principio se creyó que fuese movido por ideas


de reali-':mo Español y que sus tnnniohros prorenian de altas comisio.
,

nes erpeuidos en otro hemisferio. í,o cierto (s que esta pandilla dt es.
eritcres vulgares letrados pedantes y rutineros comerciantes iramoyis.
, ,

tas, y Ministros del Altar, indignos de tan alio carácter, permanece


en activa conspiración contra todo gohie.rno que no se ]ione en sus
manos. Los Álinislros de Orbegoso pcrlenecen todos a esta funesta
^aoilla.

Nielo era. enemigo de los Jenerales estranjeros y solo se me.


(2) ,

tió accnspiradnr para destruirlos : pero nunca fue un faccioso incor.


vejible como Orlegoso , quien nunca cesó de atizar el descontento á tin
desde la^ cavernas de Clioqmsongo,

(3) Es preciso hacer aqni la justicia qne merece la Ásamllea


Convencional. Yo he crcido que todo su plan de hostilidades contra mi,
se limitaba a darme un sue.cesor- Jamás me persuadiré ejue el cora.
zon de. estos homlres hubiese llegado hasta el inicuo estremo de estar
en perfecta conv>'>:encia con los planes horribles de Orbegoso- El miS'
ttio din en que delia estallar la conjuración esñibicrvn en mi casa
,

[como digo en el texto] los Diputados Villaran y Luna-Pizarro y , ,

la minnsiasa conferen-ia que tule con ellos me ha convencido despnes


,

que ignora' an el plan tan absurdo y criminal que en aquellos moraní-


tos se estuba realizando De lo contrario sena jjreciso adoptar I es-
,

pantosa idea de que me buscaban de malu


fé y solo con el objeto de
,

alucinarme Ínterin se afilaban los puñales que hablan de cortar el hi-


lo de mi vida.

(4) /Yo ha sido este el único sujeto adicto al partido de Orbe,


goso .que se distinguía por rasgos de esta especie. Mue.lws de mis
amigos destinados a ser victimas de la facción desorganizadora halla.
,

ron asilo en casas de personas del mas alio respeto.


22
(5) Sic se res halet , ut plerumque fortunam muiaturus Dcus
cencdia, corrumpat, efficiatque, ut quod accidit, id eüam mcrito ac-
cidtsse, videatur, et casus in culpam transeat. Vellef, Patere .Lií/ro JI.
Cap . 57 .

(6) Magna mnltitudo est eoruní , qui , aut propter metum pcencet
peccatoí'Um suorum conscü. , novos motus , conversionesque reipublicce.
quoerant , aut qui propter insitum quepidam unimi furorem discordüs
Givium ac seditinng pascantiir, aut qui propter implica tionem rei familia-
ris, communi incendio malint, quam sao deflagrari. Cicer. pro Sextio. 45

(7) Cuidan algunos que pueblo es llamado la jente mentida asi


como menestrales é labradores : e esto non es ansí pueblo Human al
,

ayuntaínienta de todos los homes comunalmente de los mayores e de los


medianos, ca todos son menester. Ley Iftit. 10. Partida 2.

(8) Nec ipse populus jam populus esset, si esset injustus, quoniam
non esset muititudo juris consensu et utilitatis communions sociata. Cic.
apud Agust. de QivitateDei Ltbro 2 f Cap. 21.

ADVERTENCIA.
4 La fecha de esta exposición esplica bastantemente el sentido
en que se habla do ciertas personas- Kllas han ruc-.ibido después
el jusfo castigo que merecían sus exesos. P^in embarüfo el autor
,

no há querido alterar una silaba, ni cardar 1 colorido de si»s jíin.


1

'turas. Ha hublado cl idioma de la verdad y este no cambia con


,

las circunstancias.
JO

OBSERVACIONES
AL

(DíDIDIÍ©® maBUIBAlL
POR
'i

T:.\ CVui5ia3ia\\o N\co\as CoYomiwoVa,

Minero en el asiento de Potosí.

L
PAZ DE AYACÜCHO

IMPRENTA DEL COLEJIO DE ARTES.

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