Sei sulla pagina 1di 5

- EFECTOS DE LAS RELACIONES DE PODER

Los efectos de las relaciones de poder son los deberes inherentes a la posesión, los
derechos inherentes a la posesión y el régimen de frutos y mejoras, relacionadas con la
buena y mala fe del titular de esa relación de poder. Se encuentran en los artículos 1932
y 1933 del CCyC.

a) Derechos y deberes inherentes a la posesión y a la tenencia

El titular de la relación puede ejercer servidumbres reales que correspondan a la


cosa sobre la cual recae su objeto, y también tiene el derecho a exigir el respeto por
los límites fijados por el Código en el capítulo 4, Titulo III, del Libro Cuarto
(Limites al dominio).

El titular de la relación de poder tiene el deber de restituir la cosa a quien tenga el


derecho a reclamarla; asimismo debe respetar las cargas reales (derechos reales
sobre cosa ajena), las medidas judiciales inherentes a la cosa (embargos) y los
límites al dominio., en tanto funcionan como un derecho para su titular de la
relación a exigir su respeto, y como un deber a su vez de respetarlos.

Se establece que el sucesor particular sucede a su antecesor en las obligaciones


inherentes a la posesión de la cosa; sin embargo, solo responde con la cosa sobre la
cual recae el derecho real, quedando liberado el antecesor, salvo pacto en contrario o
disposición legal (artículo 1937 CCyC).

Un ejemplo que puede citarse como excepción a esta regla de liberación es la


disposición legal del artículo 2049 del Código: en la obligación al pago de expensas,
el nuevo propietario no se libera del pago de las expensas adeudadas devengadas
con anterioridad a la adquisición.

El código también establece los efectos propios de la posesión y los efectos propios
de la tenencia.

Los efectos propios de la posesión se relacionan con adquisición legal de derechos


reales sobre muebles por subadquirente (artículo 1895 del CCyC), y la prescripción
adquisitiva (artículo 1897 del CCyC).

La adquisición legal del artículo 1895 del Código se refiere al caso de adquisición
de cosa mueble no registrable, no robada ni perdida, siempre a título oneroso, sobre
la cual se tiene posesión a buena fe, que permite crear una presunción de propiedad
a favor del titular de la relación de poder.

En materia de cosas registrables no existe presunción de buena fe sin la debida


inscripción a favor de quien la invoca. Asimismo, cuando se está en presencia en
cosas que tengan datos identificatorios, no existe tampoco buena fe si no hay
coincidencia con el registro donde están inscriptos.

La prescripción resulta ser el modo de adquisición de un derecho real mediante la


posesión por el plazo legal establecido en la ley

b) Facultades en materia de frutos y mejoras

Los frutos son objetos que la cosa produce de manera renovable. Para que sean
considerados frutos es importante que su producción no altere ni disminuya la
sustancia de la cosa. Estos frutos a su vez pueden ser naturales, industriales o civiles
(según artículo 233 del Código).

Son frutos naturales los que produce la naturaleza de manera espontánea;


industriales los que produce la industria del hombre o la cultura de la tierra; civiles
los producidos por la renta de la cosa.

En cambio, el producto es el objeto no renovable que separado de la cosa altera o


disminuye su sustancia.

En relación a los frutos se dispone que, hasta el día de la tradición, los devengados y
percibidos le pertenecen al deudor; a partir de esa fecha, los frutos devengados y no
percibidos pertenecen al acorredor.

La mejora es el aumento del valor intrínseco de la cosa; ellas pueden ser naturales o
artificiales.

Las mejoras artificiales son las producidas por acción del hombre, y se pueden
clasificar en mejoras de mero mantenimiento, necesarias, útiles y suntuarias.

Conforme al artículo 1934 del CCyC, se describen subcategorías respecto a frutos y


mejoras:

*Fruto percibido: el que separado de la cosa es objeto de una nueva relación


posesoria
*Fruto pendiente: el todavía no percibido}

*Mejora de mero mantenimiento: la reparación de deterioros menores producidos


por el uso ordinario de la cosa

*Mejora necesaria: la reparación cuya realización es indispensable para la


conservación de la cosa.

*Mejora útil: la beneficiosa para cualquier sujeto de la relación posesoria

*Mejora suntuaria: la de mero lujo o recreación o exclusivo provecho para quien la


hizo

El efecto de las mejoras naturales es que autorizan al deudor a exigir un mayor


valor. Si el acreedor no aceptase, la obligación queda extinguida, sin responsabilidad
para ninguna de las partes.

Cuando hay mejoras artificiales, el deudor está obligado a realizar las mejoras
necesarias, sin derecho a percibir su valor. No tiene derecho a reclamar
indemnización por las mejoras útiles ni por las suntuarias, pero puede retirarlas en
tanto no deterioren la cosa (artículo 1938 del CCyC).

No obstante, se puede reclamar el valor de las mejoras necesarias, excepto que se


hayan originado por culpa o mala fe.

También puede reclamar el costo de las mejoras útiles, pero solo hasta el mayor
valor adquirido por la cosa.

Hay que señalar que los acrecentamientos naturales no son indemnizables en ningún
caso.

c) Incidencia de la buena y mala fe en la adquisición de frutos y productos


Responsabilidad por destrucción de la cosa

En relación a la adquisición de frutos y mejoras, debe tenerse en cuenta la buena o


mala fe del poseedor.

La buena fe debe existir en cada hecho de percepción de los frutos. En el caso de un


sucesor, sea particular o universal, la buena o mala fe se juzgan en relación a la que
tenga el que sucede en la posesión de la cosa, sin tener en cuenta la buena o mala fe
de su antecesor.
Al poseedor de buena fe le corresponden los frutos percibidos y los naturales
devengados y no percibidos. En cambio, el poseedor de mala fe debe restituir los
frutos percibidos y los que por su culpa dejo de percibir.

Tanto al poseedor de buena o mala fe le corresponde devolver los productos que


hayan obtenido de la cosa.

Respecto a la destrucción de la cosa, la responsabilidad del poseedor difiere según


sea de buena o mala fe, agravándose en el caso del poseedor vicioso. (artículo 1936
del CCyC).

El poseedor de buena fe no responde por la destrucción total o parcial de la cosa,


sino hasta la concurrencia del provecho subsistente. En cambio, el poseedor de mala
fe responde por la destrucción total o parcial de la cosa, excepto de haberse
producido igualmente de haber estado en poder de quien tiene derecho a su
restitución.

La responsabilidad del poseedor vicioso es muy acrecentada, al disponerse que


responde por la destrucción total o parcial de la cosa, aunque se hubiera producido
igualmente si la cosa hubiera estado en poder de quien tiene derecho a su
restitución.

d) Efectos propios de la tenencia

Los efectos propios de la tenencia se encuentran en el artículo 1940 del CCyC.

La relación entre tenedor y poseedor estará reglada por el contrato que los vincule;
lo que no impide que se fijen obligaciones legales para el tenedor que son comunes
a todos ellos.

Así, se dispone que el tenedor debe conservar la cosa, por lo que puede pedir el
reintegro de gastos efectuados por ello.

También debe individualizar y comunicar al poseedor de quien es representante si se


lo perturba en razón de la cosa, porque si no lo hiciere responde por los daños
ocasionados al poseedor y pierde la garantía por evicción, si existiera.

Finalmente, debe restituir la cosa a quien tenga derecho a su restitución, previa


citación fehaciente de los otros que la pretenden.

Potrebbero piacerti anche