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“CAÑA CASCADA Y PABILO HUMEANTE”


11-05-2018

Isaías 42
1 He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he
puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
2 No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.
3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad
traerá justicia.
4 No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas
esperarán su ley.
5 Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y
sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella
andan:
6 Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por
pacto al pueblo, por luz de las naciones,
7 para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas
de prisión a los que moran en tinieblas.
8 Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.

MATEO 12:15-21 “…La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará”

Isaías
Capítulo 53
1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?
2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni
hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.
3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto;
y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos
por azotado, por herido de Dios y abatido.
5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra
paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y
como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
8 Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de
la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.
9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca
hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto
su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová
será en su mano prosperada.
11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará
mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto
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derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el
pecado de muchos, y orado por los transgresores.

SIGNIFICADO:

--1.- La caña mencionada crece abundantemente en las orillas de los ríos de Israel. Una caña
es un tallo largo o planta con tallo hueco, usualmente encontrado en áreas pantanosas o cerca
de agua. Es una planta tierna, así que se dobla fácilmente cuando los vientos fuertes o las
aguas ligeras lo golpean. Sin embargo, la caña puede doblarse hasta cierto punto hasta que
finalmente se rompe y es llevada por la corriente.
Se usaba para elaborar flautas y era una tarea delicada ya que al ahuecarla se podía magullar
fácilmente. Si se dañaba no servía como instrumento musical y entonces se quebraba y se
tiraba al río. De todos modos había muchas más cañas que se podían usar.

--Las personas son, a menudo, «cañas» dañadas, con cicatrices en sus vidas que las han
doblegado y herido. Un líder agresivo podría quebrar esa caña y echarla a un lado, pero no
Aquel de quien se dijo: «No quebrará la caña cascada». Él se especializa en enderezar las
cañas heridas, ayudándolas a ponerse firmes bajo su paciente y amoroso cuidado. El apóstol
Pedro era una «caña cascada» cuando negó al Señor. ¿Cómo podía ese hombre luego llegar a
ser un líder reconocido en la iglesia primitiva? La respuesta está en el ministerio del Señor que
cuidadosamente restauró a Pedro y le dijo: «Apacienta mis ovejas».

--2.- En los tiempos bíblicos los hogares israelitas se iluminaban con pequeñas lámparas de
aceite. Un pábilo o mecha de fibras de lino flotaba en el aceite y daba luz a la casa. Ese pábilo
con el tiempo, se carbonizaba soltando un olor nauseabundo y debilitando la luz de la lámpara,
por tanto, se necesitaba una limpieza periódica y un arreglo del pabilo para que la lámpara
continuara alumbrando.

--El pabilo humeante sirve para ilustrar a la persona cuyo testimonio se ha vuelto ineficaz. El
Siervo de quien Isaías dice que no apagará el pábilo humeante sino que lo restaurará para que
continúe brillando es Aquel de quien la iglesia actual debe aprender. Este ministerio que está
haciendo falta en la Iglesia es la restauración de las lámparas humeantes. Vidas que una vez
brillaron y alumbraron pero que se han opacado.

--USO FIGURADO.
--El término “caña” se usa en la Biblia de manera figurada para representar inestabilidad y
fragilidad. (1Re 14:15; Eze 29:6, 7.) Se comparó a Egipto a una caña aplastada cuyas astillas
puntiagudas penetrarían en la palma de la mano de cualquiera que se apoyara en ella. (2Re
18:21; Isa 36:6.)

--Con respecto a Juan el Bautista, Jesús dijo: “¿Qué salieron a contemplar en el desierto? ¿Una
caña agitada por el viento?”. (Mt 11:7. 7 Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de
Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?)

--Puede que estas palabras hayan tenido la intención de mostrar que Juan el Bautista no
era una persona irresoluta o vacilante, sino firme, estable y recta.
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--Cristo no vino a forzar a la gente a que lo escuchen. El no vendría con clamor alto o ruidoso;
Él vendría como un Salvador tierno, amoroso.

--Vemos el cumplimiento de la profecía de Isaías en Mateo 12:2018 He aquí mi siervo, a quien


he escogido; Mi Amado, en quien se agrada mi alma; Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los
gentiles anunciará juicio. 19 No contenderá, ni voceará, Ni nadie oirá en las calles su voz.
20 La caña cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará, Hasta que saque a
victoria el juicio. 21 Y en su nombre esperarán los gentiles.

--Los fariseos habían llevado a cabo un consejo para planificar como matarían a Jesús, todo
porque él había curado a un hombre con una mano seca durante el día de reposo. Mateo nos
dice “cuando Jesús lo supo [descubrió] se fue” (12:15).

--Cristo no respondió con ira. No lo vemos gritando contra los que planificaron su muerte. El
no fue como los discípulos, quienes querían llamar fuego contra sus oponentes, aunque Cristo
pudo haber hecho eso. Él pudo haber llamado una legión de Ángeles para que se encargaran
de sus enemigos. Pero Jesús no le interesaba vengarse.

--Era este espíritu tierno, dice Mateo, que revela el cumplimiento de la profecía de Isaías: “No
contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz.” (Mateo 12:19).

--Isaías estaba diciendo, en esencia, “El Salvador no viene a forzar a nadie a que entre en su
reino. El no viene como una personalidad fuerte, bulliciosa y abrumadora. No, lo escucharas
hablar con una voz quieta y apacible en tu hombre interior.

--Así que, ¿qué hizo Jesús después que se fue silenciosamente de Jerusalén? Mateo dice que
inmediatamente se fue a las afueras de la ciudad y continuó sanando a todos los que le
rodeaban: “Lo siguió mucha gente, y sanaba a todos,” (12:15)

--Mientras buscamos a través de los relatos del evangelio, somos impresionados por el número
de veces que Jesús realizó milagros pero instruyó a la gente, “No le digan a nadie de esto. No
dejen que esta noticia se extienda al extranjero.” Después de sanar a dos hombres ciegos,
Cristo les dijo a los hombres que se guarden el milagro para ellos mismos: “Jesús les encargó
rigurosamente, diciendo: --Mirad que nadie lo sepa.” (9:30). Después que alimentó a una
multitud de 5,000 y la gente trató de forzarlo a que fuera rey, “volvió a retirarse al monte solo.”
(Juan 6:14-15).

--Jesús no quería que la gente lo siguiera por sus milagros. Él quería que su devoción fuera
porque sus tiernas palabras habían capturado sus corazones. Él quería que toda la humanidad,
incluyendo cada generación futura, supiera que el vino al mundo no como juez, sino como
Salvador: “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por él.” (Juan 3:17)

¿Qué significado tiene para la iglesia la siguiente descripción que Isaías hace del
Mesías? «no quebrará la caña cascada, no apagará el pabilo que humeare…».
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--Quizás, durante mucho tiempo se ha notado la frialdad e incertidumbre con que la Iglesia
trata a aquellos, que por circunstancias que han vivido, son como «caña cascada y pabilo
humeante». Tendemos a aislar indirectamente a estos creyentes que, cabe aclarar, son tan
lavados y limpiados en la sangre de Cristo como cualquier persona que acude a la cruz del
Calvario para redención. Se les trata con aire de inferioridad considerándoseles una influencia
negativa o, peor aún, cristianos de segunda o tercera categoría. ¡Se les condena y rechaza por
un pasado, y hasta un presente, que ya ha sido perdonado por el único Juez justo! Dirá usted:
«Pero hermano, ¿quiénes son estas personas y por qué su comparación?» Permítame
compartir con usted lo siguiente.

--La caña cascada y el pabilo humeante son todas aquellas personas que fácilmente son
pasadas por alto en nuestras iglesias: minusválidos, divorciados, «re-casados»,
separados, viudos, madres solteras, convictos y otros.

--No olvidemos que Jesucristo restauraba esas cañas magulladas y las convertía en
instrumentos musicales que tocaban su canción de gracia. Él tocaba los residuos
humeantes de la vida y los transformaba en los medios a través de los cuales sería la luz del
mundo. Entonces, ¿por qué nosotros no hacemos lo mismo? ¿Es que acaso se nos olvida de
dónde nos sacó Dios?

--La caña cascada, la mecha humeante, representan toda clase de miserias, dolencias y
penalidades a que está sujeta la humanidad. No terminará de romper la caña ya cascada;
al contrario, se inclina sobre ella, la endereza con sumo cuidado y le da la fortaleza y la
vida que le faltan. Tampoco apagará la mecha de una lámpara que parece que se
extingue, sino que empleará todos los medios para que vuelva a iluminar con luz clara y
radiante. Ésta es la actitud de Jesús ante los hombres.

--En la vida corriente a veces decimos de un enfermo que su dolencia «no tiene remedio», y se
da por imposible su curación. En la vida espiritual no es así: Jesús es el Médico que nunca da
como irremediablemente perdidos a quienes han enfermado del alma. A ninguno juzga
irrecuperable. El hombre más endurecido en el pecado, el que ha caído más veces y en
faltas más grandes nunca es abandonado por el Maestro. También para él tiene la
medicina que cura. En cada hombre Él sabe ver la capacidad de conversión que existe
siempre en el alma. Su paciencia y su amor no dan a ninguno por perdido. ¿Lo vamos a
dar nosotros? Y si, por desgracia, alguna vez nos encontráramos en esa triste situación,
¿vamos a desconfiar de quien ha dicho de Sí mismo que ha venido a buscar y a salvar lo que
estaba perdido?

--Como caña cascada fue María Magdalena, y el buen ladrón, y la mujer adúltera... A Pedro,
deshecho por las negaciones de su más triste noche, lo restaura, y ni siquiera le hace prometer
el Señor que no volvería a negarlo. Solamente le preguntó: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Es
la pregunta que nos hace a todos, cuando no hemos sido del todo fieles. ¿Me amas? Cada
Confesión es también, y sobre todo, un acto de amor. Pensemos hoy cómo es nuestro amor,
cómo respondemos a esa pregunta que nos hace el Señor.
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---No romperá la caña cascada ni apagará la mecha que aún humea...


La misericordia de Jesús por los hombres no decayó ni un instante, a pesar de las ingratitudes,
las contradicciones y los odios que encontró.

--El amor de Cristo por los hombres es profundo, porque, en primer lugar, se preocupa del
alma, para conducirla, con ayudas eficaces, a la vida eterna; y, al mismo tiempo, es universal,
inmenso, y se extiende a todos. Él es el Buen Pastor de todas las almas, a todas las conoce y
las llama por su nombre. No deja a ninguna perdida en el monte. Ha dado su vida por cada
hombre, por cada mujer. --Su actitud cuando alguno se aleja es darle las ayudas para que
vuelva, y todos los días sale a ver si lo divisa en la lejanía. Y si alguno le ha ofendido más, trata
de atraerle a su Corazón misericordioso. No quiebra la caña cascada, no termina de
romperla y la abandona, sino que la recompone con tanto más cuidado cuanto mayor sea
su debilidad.

--¿Qué dice a quienes están rotos por el pecado, a quien ya no da luz porque apagó la
llama divina en su alma? Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os
aliviaré. «Tiene piedad de la gran miseria a la que les ha conducido el pecado; les lleva al
arrepentimiento sin juzgarles con severidad.
--Él es el padre del hijo pródigo que abraza al hijo desgraciado por su falta; Él mismo perdona
a la mujer adúltera a la que se disponen a lapidar;
--Recibe a la Magdalena arrepentida y le abre enseguida el misterio de su vida íntima;
--Habla de la vida eterna a la Samaritana a pesar de su mala conducta;
--Promete el Cielo al buen ladrón.
--Verdaderamente en Él se realizan las palabras de Isaías: La caña cascada no la quebrará; ni
apagará el pabilo que aún humea».

--Nunca nadie nos amó ni nos amará como Cristo. Nadie nos comprenderá mejor. Cuando los
fieles de Corinto andaban divididos diciendo unos: «yo soy de Pablo», y otros: «yo de Apolo, yo
de Cefas, yo de Cristo», San Pablo les escribe: ¿Ha sido Pablo crucificado por vosotros?. Es el
argumento supremo.

--No podemos desesperar nunca... Dios quiere que seamos santos, y pone su poder y su
providencia al servicio de su misericordia. Por eso, no debemos dejar pasar el tiempo mirando
nuestra miseria, perdiendo de vista a Dios, dejándonos descorazonar por nuestros defectos,
tentados de exclamar «¿para qué continuar luchando, considerando todo lo que he pecado,
todo lo que he fallado al Señor?». No, nosotros debemos confiar en el amor y en el poder de
nuestro Padre Dios, y en el de su Hijo, enviado al mundo para redimirnos y fortalecernos.

--¡Qué gran bien para nuestra alma sentirnos hoy delante del Señor como una caña cascada
que necesita de muchos cuidados, como el pabilo que tiene una débil llama y que precisa del
aceite del amor divino para que luzca como el Señor quiere! No perdamos nunca la esperanza
si nos vemos débiles, con defectos, con miserias. El Señor no nos deja; basta que pongamos
los medios y que no rechacemos la mano que Él nos tiende.

---Esta mansedumbre y misericordia de Jesús por los débiles señalan el camino a seguir
para llevar a nuestros amigos hasta Él, pues en su nombre pondrán su esperanza las
naciones. Cristo es la esperanza salvadora del mundo.
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--No podemos extrañarnos de la ignorancia, de los errores, de la dureza y resistencia que


tantos ponen en su camino hacia Dios.
--El aprecio sincero por todos, la comprensión y la paciencia deben ser nuestra actitud
ante ellos. Pues «rompe la caña cascada aquel que no da la mano al pecador ni lleva la carga
de su hermano; y apaga la mecha que humea aquel que desprecia en los que aún creen un
poco la pequeña chispa de la fe».

--Nuestros amigos, quienes se crucen con nosotros por circunstancias diversas, han de
encontrar en la amistad o en nuestra actitud un firme apoyo para su fe. Por eso, hemos de
acercarnos a su debilidad: para que se torne fortaleza; debemos verlos con ojos de
misericordia, como los mira Cristo; con comprensión, con un aprecio verdadero, aceptando el
claroscuro que forman sus miserias y sus grandezas.

--Los frutos de esta doble actitud de comprensión y fortaleza son tan grandes -para uno
mismo y para los demás- que bien vale la pena el esfuerzo por ver almas en quienes tratamos a
diario; en verles tan necesitados como los veía el Señor.
--No es suficiente apreciar -afirma un autor de nuestros días- a los hombres brillantes porque
son brillantes, a los buenos porque son buenos. Debemos apreciar a todo hombre porque es
hombre, a todo hombre, al débil, al ignorante, al que carece de educación, al más oscuro. Y
esto no lo podremos hacer a menos que nuestra concepción de lo que es el hombre lo haga
objeto de estima.

--El cristiano sabe que todo hombre es imagen de Dios, que tiene un espíritu inmortal y que
Cristo murió por él. La frecuente consideración de esta verdad nos ayudará a no separarnos
de los demás, sobre todo cuando los defectos, las faltas de educación, su mal comportamiento
se hagan más evidentes.

--Imitando al Señor, nunca romperemos una caña cascada. Como el buen samaritano de la
parábola, nos acercaremos al herido y vendaremos sus heridas, y aliviaremos su dolor con el
bálsamo de nuestra caridad. Y un día oiremos de labios del Señor estas dulces palabras: lo que
hiciste con uno de éstos, por Mí lo hiciste.

Conclusión
Filipenses 2:5: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús"
No imitemos sino reproduzcamos la santidad, el amor, la compasión, mansedumbre y humildad
del Salvador.
Seamos como Jesús, no solo en el exterior sino también en el interior, puros, veraces,
dedicados a la oración, el estudio de su Palabra y a las práctica de convivencia familiar y con
los hermano en Cristo, como Él es.
Él anhela vivir otra vez esta vida de carácter en nosotros al rendirnos nosotros a él.
Romanos 6:19: Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para
iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad,
así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
Entreguemos los miembros de nuestro cuerpo a él "como instrumentos de justicia".

NO QUEBRARÁ LA CAÑA CASCADA


- Mansedumbre y misericordia de Cristo.
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- Jesús no da a nadie por perdido. Nos ayuda aunque hayamos pecado.

- Nuestro comportamiento hacia los demás ha de estar lleno de compasión, de


comprensión y de misericordia.
--Es tiempo de dar lugar al amor y al perdón incondicional. No olvidemos que todos somos
parte del cuerpo de Cristo y que nos necesitamos mutuamente. Si no es la Iglesia quien abre
sus brazos a estas personas con el mensaje de perdón y restauración, entonces ¿quién lo
hará?

¿QUE NOS DICE LA PALABRA DE DIOS?

Jesucristo, el principal ejemplo de cómo debe vivir el hombre, especialmente la mujer y el


hombre cristianos
Él es nuestro ejemplo (1 Pedro 2:21) no sólo en acción sino también en carácter. Romanos 8:29
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a
la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
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--conformarse a su imagen es básicamente conformarse a su carácter

1. Jesucristo fue amoroso


El amor del Salvador se manifestó en dos direcciones
a) Al Padre
• Jesús manifestó este amor por obediencia al Padre (Juan 6:38, Juan 14:31b)
• Terminó la obra que el Padre le pidió (Juan 17:4, 19:30)
• Como testimonio (Juan 14:31)

b) A la humanidad
• Cristo ama a la humanidad (Efesios 5:25)
• Cristo tiene un amor especial por los suyos (Juan 13:1) • Cristo también ama a los pecadores
(Lucas 19:10)
• Dio el ejemplo (Mateo 9:13) de Mateo 5:44
• Amó a sus enemigos (Lucas 23:34)
• Amó a los niños (Marcos 10:13-16)
• Demostró su amor haciéndose pobre para que nosotros podemos ser ricos (2 Corintios 8:9)
• Morir voluntariamente por nosotros (Juan 15:13)
• Jesús sigue mostrando su amor hacia nosotros diariamente por su cuidado y provisión (Mateo
6:33)

2. El amor de Cristo por las almas


Jesús vino como el Buen Pastor a buscar las ovejas tanto judías como gentiles (Juan 10:16)
Jesús amó a las multitudes (Juan 3:16)
Su ministerio fue mayormente para ganar las almas individualmente, alcanzándolas una por
una. – Con Pedro, Andrés, Felipe, y Natanael sus discípulos – Con Nicodemo, con la mujer del
pozo de Samaria, con el ciego de nacimiento.
Reveló los sentimientos de su corazón por ir a buscar al perdido (Lucas 15:4, Lucas 15:5-7, 24)
Se sintió profundamente apesadumbrado ante cada alma que lo rechazó (Lucas 19:41-42)

3. Jesús fue compasivo


a) Jesús fue compasivo, pues el versículo más breve de la Biblia dice "Jesús lloró" (Juan
11:35). La compasión de Jesús se manifestó hacia las multitudes (Marcos 6:34)
b) La compasión de Jesús le hizo preocuparse por la necesidad física de la gente (Juan 6:5)
c) La compasión de Jesús le obligó a sanar un ciego (Juan 9:1-38, Mateo 20:34)
a) Tuvo compasión por los endemoniados (Marcos 9:22,25; 5:1-13; Lucas 4:41) b) Jesús tuvo
compasión de los pobres leprosos (Marcos 1:40-41, Lucas 5:12-15)
c) A veces decimos que tenemos compasión, pero Jesús demostró su compasión con los
hechos.
Se hizo pastor para las ovejas perdidas.
Se hizo Salvador para los condenados.
Sanó a los enfermos. Echó fuera demonios

4. Jesús fue humilde


Jesús fue manso y humilde de corazón (Mateo 11:29)
Fue humilde porque no buscó su propia gloria sino la gloria del Padre (Juan 8:50)
El Salvador evitó la publicidad fabulosa que alimenta el orgullo.
La humildad de Cristo le permitió asociarse con los publicanos y los pecadores (Lucas 15:1-2)
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La humildad de Jesús le mantuvo callado ante acusaciones degradantes (Isaías 53:7, 1 Pedro
2:23)
Jesús demostró su humildad por lavarles los pies a sus discípulos (Juan 13:4-5)
Humildad suprema (Filipenses 2:8)

5. Jesús fue manso


La mansedumbre es una actitud mental opuesta a la rudeza y la contención.
La mansedumbre se manifiesta en gentileza y ternura hacia los demás. Jesús mismo dice que
él es manso (Mateo 11:29, Mateo 12:20)
Pablo les preguntó a los corintios: "Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de
mansedumbre?" (1 Corintios 4:21).
Como cristianos debemos aprender mansedumbre
(2 Timoteo 2:24-25).
Jesús manifestó mansedumbre al no quebrar la caña cascada y no apagar el pábilo que humea
(Mateo 12:20). Trató con ternura al quebrantado y sopló el fuego que se apagaba.

¿Cómo lo podemos lograr?


Muy fácil…
o bueno no tan fácil… lo mejor es desarrollar primero la paciencia…
Y lo demás:
Gálatas 5:22
Gálatas 2:20, Juan 15:1-5
¿No les parece raro que en este versículo no se mencionen milagros?
¿Acaso Dios no los puede hacer?
Mateo 7:21Cual crees que es la mayor prueba de la presencia de Dios en nuestras vidas, ¿los
milagros o el actuar del Espíritu Santo?

Los cristianos deseamos ser edificantes.

Jamás trataríamos de debilitar deliberadamente a alguien que busca ayuda espiritual.


Queremos imitar el ejemplo de Jesús y fortalecer a los demás. (Hebreos 12:1-3 Capítulo 12 1
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante,
2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante
de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que
vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. ; 1 Pedro 2:21.) El hecho de que existe la
posibilidad de aplastar sin querer a alguien que acude a nosotros en busca de ánimo, es buena
razón para que pensemos seriamente en cómo tratamos a los demás. Bajo ningún concepto
queremos ‘extinguir una mecha que humea’.

Conclusión
Filipenses 2:5: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús"
No imitemos sino reproduzcamos la santidad, el amor, la compasión, mansedumbre y
humildad del Salvador.
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Seamos como Jesús, no solo en el exterior sino también en el interior, puros, veraces,
dedicados a la oración, el estudio de su Palabra y a las práctica de convivencia familiar y
con los hermano en Cristo, como Él es.
Él anhela vivir otra vez esta vida de carácter en nosotros al rendirnos nosotros a él.
Romanos 6:19: Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para
iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad,
así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
Entreguemos los miembros de nuestro cuerpo a él "como instrumentos de justicia".

- Mansedumbre y misericordia de Cristo.

- Jesús no da a nadie por perdido. Nos ayuda aunque hayamos pecado.

- Nuestro comportamiento hacia los demás ha de estar lleno de compasión, de


comprensión y de misericordia.

-Actitud de Cristo hacia el pecador

-Nuestra actitud hacia el pecador

Que significa "caña cascada"?

El evangelista Mateo destacó la compasión de Jesús dirigiendo la atención a una profecía de


Isaías. Citando unas palabras que se cumplieron en Cristo, escribió: “No quebrantará ninguna
caña cascada, y no extinguirá ninguna mecha de lino que humea, hasta que envíe la justicia
con éxito”. (Mateo 12:20; Isaías 42:3.) ¿Qué quieren decir estas palabras?

Normalmente la caña crece en zonas húmedas y no es una planta fuerte ni firme. Una “caña
cascada” sería, desde luego, muy débil. De modo que, al parecer, representa a la gente
oprimida y que sufre, como el hombre a quien Jesús sanó la mano seca en sábado. (Mateo
12:10-14.) Pero ¿qué da a entender la profecía cuando alude a una mecha?

Las lámparas caseras del siglo I E.C. eran pequeños recipientes de barro en forma de jarra con
un asa anular. Se las solía llenar de aceite de oliva. La mecha de lino absorbía el aceite por
atracción capilar y alimentaba la llama. Como es obvio, una mecha humeante sería la que
estuviera a punto de apagarse.
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Jesús proclamó su mensaje consolador a mucha gente que en sentido figurado era como una
caña cascada, doblada y pisoteada. Estas personas eran también como una mecha de lino
humeante, pues su última chispa de vida casi se había apagado. Estaban realmente oprimidas
y desalentadas. Pero Jesús no quebrantó ninguna caña cascada figurativa ni extinguió ninguna
mecha humeante simbólica. Sus palabras amorosas, tiernas y compasivas no desanimaron
ni deprimieron más a las personas que sufrían. Al contrario, sus comentarios y su modo de
tratarlas les levantaban el ánimo. (Mateo 11:28-30.)

Hoy también hay muchas personas que necesitan compasión y ánimo porque se enfrentan a
problemas desalentadores. Ni siquiera los siervos de Jehová son siempre torres de fortaleza.
En ocasiones, algunos se asemejan a mechas que humean. Los cristianos deben, por tanto,
animarse unos a otros —avivando el fuego, por así decirlo— y de ese modo fortalecerse
mutuamente. (Lucas 22:32; Hechos 11:23.)

Los cristianos deseamos ser edificantes.

Jamás trataríamos de debilitar deliberadamente a alguien que busca ayuda espiritual.


Queremos imitar el ejemplo de Jesús y fortalecer a los demás. (Hebreos 12:1-3 Capítulo 12 1
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante,
2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante
de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que
vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. ; 1 Pedro 2:21.) El hecho de que existe la
posibilidad de aplastar sin querer a alguien que acude a nosotros en busca de ánimo, es buena
razón para que pensemos seriamente en cómo tratamos a los demás. Bajo ningún concepto
queremos ‘extinguir una mecha que humea’.

El no romperá una caña cascada


(He will not Break a Bruised Reed)

Texto en Archivo + Índice de Sermones en Español + Capilla + Subscripciones + Copyright

Por David Wilkerson


13 de junio del 2005
__________
Este es mi siervo, yo lo sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento. He
puesto sobre él mi espíritu; él traerá justicia a las naciones.
“No gritará, no alzará su voz ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada ni
apagará el pabilo que se extingue por medio de la verdad traerá la justicia.
“No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra la justicia. Las costas esperarán
su ley. (Isaías 42:1-4).
12

Este pasaje es totalmente sobre Jesús. El Espíritu Santo se había movido sobre el profeta
Isaías para traer una revelación de como sería Jesús cuando venga. Y la apertura de palabra
de Isaías aquí, “Contemplen,” señala a sus oyentes: “Preparense para una nueva revelación
sobre el Mesias.”
La imagen que viene en foco de estos cuatro versos es clara:

Considera la ternura de Jesús en dos áreas:


hacia América y un mundo pecador,
y hacia su propio pueblo.

Escucho una pregunta hecha por muchos creyentes hoy: “¿Por qué Dios no ha entregado a
América a juicio? ¿Por qué no ha tratado con nosotros de acuerdo a nuestros pecados? Él le
dio a la generación de Noe 120 años de advertencias, pero después de eso dijo, ‘Basta,’ y trajo
una inundación. Dios ha soportado los pecados de América por mucho tiempo, así que ¿por
qué no hemos visto sus juicios justos sobre nosotros?
Amo a esta nación, y no quiero ver el juicio final de Dios caer sobre América. Quiero en vez
disfrutar la prolongada paciencia del Señor. No quiero ver las lagrimas de mis hijos y nietos
sobre lo que vendrá sobre una sociedad como la de nosotros. Sin embargo, como muchos
cristianos están completamente asombrado sobre porque el juicio de Dios se ha demorado.
Estoy convencido que hay una sola respuesta a esta perplejidad: todo esto es debido a la
ternura y paciencia de nuestro Salvador. Encontramos la prueba en la profecía de Isaías: “No
quebrará la caña cascada ni apagará el pábilo que se extingue” (Isaias 42:3). ¡América se ha
convertido en una nación de cañas cascadas!
Una caña es un tallo largo o planta con tallo hueco, usualmente encontrado en áreas
pantanosas o cerca de agua. Es una planta tierna, así que se dobla fácilmente cuando los
vientos fuertes o las aguas ligeras lo golpean. Sin embargo, la caña puede doblarse
hasta cierto punto hasta que finalmente se rompe y es llevada por la corriente.
Como una caña en tiempo de calma, América una vez se paraba orgullosa y alta, llena de
promesa y propósito. Nuestra sociedad entera honraba a Dios, y la Biblia era considerada el
estandarte de nuestras leyes y sistema judicial. Aún durante el curso de mi vida, los libros
académicos consistían de lecciones e historias de la Biblia. Jesús era reconocido como el Hijo
de Dios, el que le da a nuestra nación favor y bendiciones.
Sin embargo, en nuestra prosperidad, nos convertimos como la antigua Israel: orgullosos y
malagradecidos. Y hemos caído mucho en corto tiempo. Dios ha sido empujado de nuestras
cortes judiciales, de nuestras escuelas, su nombre es burlado y ridiculizado. En la ciudad de
Nueva York, un maestro puede colocar una copia del Corán o hasta una revista de Play boy
sobre su escritorio, pero si trae una Biblia a clase, puede perder su trabajo.
Nuestra sociedad ha perdido totalmente su compás moral. Como resultado, la América que una
vez se paraba alta, ahora está lisiada, como una caña cascada.
El americano más duro y más impío sabe que esta nación se está volviendo más y más
corrupta por hora. Todos saben que estamos viviendo con tiempo prestado. ¿Cuánto puede
durar una nación que mata a los que no han nacido… donde los padres violan a sus hijas,
madres molestan o acosan a sus hijos, y la violación o acoso de niños se ha convertido en una
desgracia nacional… donde los policías se suicidan por temor y desesperación (en Nueva York
solamente, ocho policías se suicidaron)… donde tantos adolescentes se han convertido en
bárbaros… donde todo lo que refleja a Dios y a Cristo no solo es ignorado sino cruelmente
burlado? ¿Por cuanto tiempo pueden seguir la violencia, la matanza, las violaciones?
Si recibimos lo que merecemos, América debía estar en ruinas, devastada por la anarquía. Pero
Isaías dice que el tierno Jesús no rompería una caña cascada. Y aun cuando América se
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encuentra en total confusión, doblada y cascada por nuestros muchos pecados, no estamos
todavía quebrantados. En su ternura, nuestro Señor no ha dejado que esto ocurra.

Jesús mismo nació en una sociedad cascada.

Cuando Cristo vino a la tierra, Israel estaba viviendo bajo el reino aplastante de Roma. Los
judíos estaban sobrecargados por impuestos y leyes de Roma. Mientras tanto, un clero avaro
se estaba aprovechando de las viudas y los pobres. Los oprimidos eran burlados y
ridiculizados, y el pueblo era cegado por la corrupción. Todo esto es la razón por la cual
muchos profetas dijeron que Cristo vendría en una hora de oscuridad, trayendo gran luz.
Jesús vino a una sociedad plagada por hipocresía y pecado rampante. Al mirar la condición de
la nación, lloró sobre Jerusalén, profetizando que su casa sería desolada. Sin embargo, le dio
esa sociedad 70 años mas de predicación de la Palabra. Y esos años estarían llenos de
testigos ungidos del Espíritu en las calles, realizando milagros, predicando esperanza y
arrepentimiento, y haciendo un llamado poderoso al reino. Jesús simplemente no rompería la
caña cascada en que Israel se había convertido.
Ahora mismo, ese es un retrato de América: una sociedad completamente cascada en su
moralidad. También somos una nación que esta deprimida y perturbada, con gente viviendo en
temor y agonía mental. Hay muchos mas sicólogos, siquiatras, trabajadores sociales y
consejeros que en toda la historia, sin embargo, no pueden mantenerse al ritmo de tanta gente
rogando por aunque sea una hora de ayuda. Esto es cierto aun en la iglesia: equipos de
consejera cristianas a través de la tierra están sobrecargados por la insistencia de la gente
necesitando ayuda para sus problemas.
Nuestros hijos están siendo cascados por familias quebrantadas, abuso y violación. Los
adolescentes son magullados por la inmoralidad, materialismo y entumecimiento. Satanás ha
desatado una oleada de maldad en la tierra, y ha dejado a su paso un pueblo doblado y
cascado.
Mucha de la iglesia tiene este mismo espíritu magullado. En carta tras carta, he leído de
cristianos secándose en mega-iglesias donde ya no hay predicación sobre el pecado o lo justo.
Están confundidos, preguntándose, “¿Dónde puedo encontrar alabanza verdadera?” No hay
sentido de la presencia de Cristo aquí. No hay quebrantamiento.” Pastores también escriben,
confesando, “Hermano David, he recaído.”
El periodico New York Times incluyó una historia de una iglesia Pentecostal de 10,000 cuyo
mensaje es, “estamos aquí para hacerlos felices.” Pero ese mensaje esta trayendo esperanza
falsa y solamente alivio temporero.
“… ni apagará el pábilo que se extingue” (Isaías 42:3). En algún sitio en esta nación, Dios ve los
pábilos que arden sin llama. Estos pábilos una vez estaban en llamas, con fervor para sus
propósitos y preocupaciones. Pero ahora apenas están humeando.

¿Será que Dios al mirar a América,


solo ve una pequeña chispa de devoción?

¿Hay todavía una gente que recuerda al Señor y están dispuestos a adoptar una posición por
su nombre? Los pábilos que arden sin llama. ¿Hay todavía un remanente que peleara para
reavivar la llama de la justicia del Señor?
El Señor ha dicho, “Si veo un pabilo que todavía arde, no lo apagaré. La llama tal vez se ha ido,
sin apariencia de fuego, pero todavía veo rescoldos quemando, no permitiré que se apague.
Siempre y cuando oiga un llanto leve de sirvientes fieles en algún sitio, no permitiré que esa
caña cascada se rompa.
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Dios no se ha dado por vencido de nosotros. Pero el hecho es, estamos viviendo en tiempo
tierno de misericordia. Lo veo por todos lados cuando viajo, especialmente en Europa. Ese
continente es mucho más secular que los Estados Unidos, una tierra que por su propia decisión
se ha convertido en absolutamente impío.
Al caminar por las calles en algunos países, se siente un espíritu de anticristo, de arrogancia
hacia Dios.
Suecia es una de las más afluentes naciones Europeas, y mientras más rica crece más
apóstata se torna. A la misma vez, la iglesia evangélica se ha tornado más apática en su
caminar con Cristo. Irlanda, una nación que por décadas sufrió aplastante pobreza ahora está
más próspera. Sin embargo, el clima espiritual allá es también uno de apatía con secularismo
filtrándose.
La actitud entera de Europa parece ser, “¿Y que si el juicio viene? Vivamos, comamos,
tomemos y seamos felices.” No hay sentido de urgencia, no hay necesidad de Dios.
Creo que el Señor esta hablando un mensaje claro para el mundo entero ahora mismo. Él tiene
el poder para detener cualquier potencial ataque terrorista en cualquier momento. Meramente
solo tendría que decir una palabra y los Ángeles derrocarían cualquier poder malvado. En vez
de eso, él ha permitido estas calamidades internacionales, y todos estas son señales que
estamos en su tierno tiempo de misericordia.

Considera la ternura del Señor hacia su propia gente.

Hemos visto lo que hizo Jesús cuando se fue a las afueras de Jerusalén: “Grandes multitudes lo
siguieron y los curó a todos” (Mateo 12:15). En este breve verso, vemos la realización de la
profecía de Isaías, “No quebrara la caña cascada.” (Isaías 42:3)
La palabra “cascada” tiene un número de definiciones. Significa herido, aporreado en pedazos,
teniendo sentimientos heridos, aplastados por expectaciones no realizadas. En mi espíritu
siento que hoy mucha de la gente de Dios necesita una Palabra sobre las misericordias tiernas
del Salvador, porque ellos mismos se han convertido en cañas cascadas.
Cada semana, cristianos sinceros y devotos van a la iglesia a levantar sus voces y sus manos
en alabanza al Señor. Pero muchas de estas mismas personas han sido heridas profundamente
y están cerca del punto de ruptura. El fuego en sus corazones se ha disminuido tanto que todo
lo que se puede ver en su vida es un poco de humo.
Una pareja dedicada quien recientemente regresó del campo misionero me escribió sobre cuan
heridos estaban. Años antes, habían dejado todo lo que tenían para dedicar siete años en el
extranjero, ministrando y dando el todo. Cuando regresaron, volvieron a su hogar sin nada,
habiendo dejado todo su sustento en la tierra donde habían sido llamados.
Ahora, al buscar trabajo, cada puerta estaba cerrada. Tanto el esposo como la esposa poseían
buena educación, con una gran cantidad de destrezas. Cuando entregaban su aplicación para
un trabajo, la suya siempre subía por encima de los demás. Pero estas personas talentosas
fueron rechazadas en cada lugar, siempre terminando como segunda o tercera selección.
Finalmente, una compañía cristiana le pidió al esposo que se entrevistara para un trabajo, para
el cual estaba bien calificado. La compañía lo cortejó, y todos le aseguraron que la posición era
suya. Pero una vez más, le otorgaron el trabajo a otra persona.
Ahora esa pareja estaba hondamente cascada en el corazón y espíritu. Se quedaron
preguntándose: “Dimos nuestras vidas fielmente al campo misionero. No hay nada que en
nuestro camino podría causar controversia con Dios. Hemos orado y creído. ¿Así que, por qué
estamos en este punto?
Si quieres ver un ejemplo bíblico de alguien que fue herido hondamente en cuerpo y espíritu
considera al profeta Elías. Este hombre fue llevado hasta el punto de ruptura absoluta.
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Elías conocía a Dios y oyó su voz como pocas personas lo han hecho. Sus plegarias abrieron y
cerraron los cielos. Él tuvo tal autoridad espiritual que sin miedo enfrentó a 400 sacerdotes
idolatras de Baal y los mató a todos por sí solo. Estaba tan lleno del Espíritu de Dios que superó
una carroza por un trecho de veinte millas.
Sin embargo, después de todas estas proezas, Elías recibió noticia que la malvada Reina
Jezabel lo estaba persiguiendo para matarlo. El temor sobrecogió al poderoso profeta, y la
próxima vez que lo vemos estaba exhausto debajo de un árbol de enebro cansado y
desalentado.
El poderoso siervo de Dios estaba mentalmente y físicamente herido. Elías debió de haber
pensado: “¿Por qué me está pasando esto a mí? La mano de Dios ha estado sobre mi vida
todos estos años, y lo he visto realizar milagro tras milagro. Pero ahora estoy enfrentando una
situación desesperante, y me está probando más allá de toda mi capacidad humana.
Este mismo hombre, quien una vez enfrentó los poderes del infierno e hizo bajar el fuego de
Dios, ahora lloraba angustiosamente: “Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor
que mis padres” (I Reyes 19:4). Elías se quebranto, llorando “Señor, no aguanto más.”

Algunos están aun ahora llorando bajo el árbol


de enebro de Elías, demasiado cansados para orar.

Quizás estás en este lugar de dolor, en un punto de quebrantamiento absoluto. Has vivido como
un siervo fiel, has orado diligentemente y has conocido la voz de Dios. Has ganado victorias en
el pasado y amas profundamente al Señor. Pero ahora estás profundamente herido, herido
como nunca antes, y no puedes tan siquiera orar.
Piensas: “He buscado a Dios fielmente, he estudiado su Palabra, he orado diligentemente. Sin
embargo, esta prueba ha venido de la nada y mi alma ha sido doblada más de lo que he visto
en mi vida.” Ahora todas tus lágrimas se han secado. Te ves y te sientes cansado, desalentado,
rechazado y solo. Como Elías, estás doblado bajo un árbol de enebro desalentado y angustiado
aguantándote por la vida.
Amados, este caminar cristiano es guerra. Significa batallas, cansancio, heridas y un enemigo
feroz que busca destruirte. Cuando estás desalentado y herido como lo estaba Elías, te pones
soñoliento. Y es exactamente entonces cuando eres vulnerable a pensamientos de
condenación. Tu tierna conciencia te dice:
“No estas orando como lo hacías antes. No estudias la Palabra lo suficiente. Estas seco y tibio,
tu fuego se está apagando y simplemente no eres un buen testimonio. Ahora has permitido que
Satanás te robe la paz que Dios te dio. No tienes lo que se necesita. Tu naturaleza carnal no ha
cambiado después de todo.”
Después de esto, la Palabra te probara. Esto es lo que le pasó a José: nos han dicho que hasta
que llego su tiempo pautado, la Palabra del Señor lo probó. Y ahora estaba pasando con Elías
también. De la misma manera, cuando entramos en nuestro lugar de ser heridos o cascados,
nuestro punto de absoluto quebrantamiento, también nos pasara a nosotros. Nuestra conciencia
nos golpeara con la Palabra que escondimos en nuestros corazones.
Piénsalo. A través de la Escritura leemos, “No seas flojo. Ora ferviente y seriamente, con todo lo
que esta dentro de ti, buscándolo mientras él pueda ser hallado. Entrégate a la oración y a la
Palabra. Redime el tiempo. Ten cuidado con la vagancia de las vírgenes insensatas. Dios dice
que su gente le ha olvidado por días sin fin.”
Todos estos pasajes y principios vienen corriendo a nuestras mentes durante nuestro tiempo de
prueba. Y pensamos: “He defraudado a mi Señor. No he obedecido su Palabra.” Tu fe
tambaleante es la mecha que esta ardiendo, y el diablo esta deseoso de apagarlo.
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Como Elías, estas tan cansado y desalentado, que todo lo quieres hacer es dormir. La Escritura
dice que eso es justamente lo que este piadoso hombre de Dios hizo: acostarse y dormir. (1
Reyes 19:5). Simplemente no podía sobrellevar mas esa carga.
¿Entonces, qué sucedió? Regresó el ángel de Jehová …y tocó a (Elías), y dijo, Levántate y
come, porque largo camino te resta.” (19:7)
Aquí esta una palabra increíble para cada caña cascada que esta leyendo este mensaje. No
importa cuan herido estés, cuan golpeado estés por tu inundación de prueba. Dios te ha hecho
una promesa: “No serás quebrantado. No permitiré que tu llama se extinga. Tu fe no se
apagará.”
Querido santo, este mensaje es para ti desde el cielo. Estas siendo tocado por una palabra que
te llama: “Levántate ahora. Dios no está enojado contigo. Y no permitirá que caigas. Él sabe
que esta situación es demasiado para ti. Él te proveerá con fuerza supernatural. Él te dará lo
que necesitas para seguir hacia adelante.
Sobre cuarenta días y noches, Elías fue lentamente restaurado. Día a día, continuó con
solamente fuerza suficiente para cada DIA. Finalmente, llegó la hora cuando el Señor dijo:
“¿Qué estas hacienda escondido en esta cueva Elías? No puedo dejar que te acomodes en
este tipo de angustiar y ver como consume tu vida. Te he restaurado con paciencia amorosa. Y
ahora te daré dirección.”

¿Qué palabra necesitas escuchar para sacarte de tu cueva?

¿Esperas oír una palabra áspera, agotadora en medio de tu condición herida? La Escritura dice
que durante el tiempo que Elías estuvo en la cueva, “un viento grande y poderoso rompía los
montes y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento.” (1
Reyes19:11). Dios no estaba en ese mensaje.
¿Esperas que tu alma sea sacudida por un llamado fuerte a despertarte? “Tras el viento hubo
un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.” (19:11). ¿Esperas oír una palabra
ardiente? “Tras el terremoto hubo un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. (19:12).
Dios sabe exactamente el tipo de palabra que necesitas oír cuando estás herido. Y no es una
palabra de condenación, ni una palabra dura, ni un sermón al rojo vivo. Creo que el Señor nos
está diciendo en este pasaje, “Cuando estas doblado por tus pruebas, no te trataré duramente.”
No, Elías necesitaba oír una voz sueva, apacible: “Y tras el fuego se escuchó un silbo apacible
y delicado.” (9:12). Algunos manuscritos traducen esta frase como “un soplo apacible,
queriendo decir, “una brisa sueva, refrescante.”
Esa misma voz apacible y queda, viene del corazón del Padre hoy. Y su mensaje es el mismo:
“y habéis visto el fin que le dio el Señor, porque el Señor es muy misericordioso y compasivo.”
(Santiago 5:11).
“Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira y grande en misericordia. No contenderá
para siempre ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras
maldades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados, porque, como la altura de los cielos
sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Como el padre se
compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.” (Salmo 103:8-11, 13).
Aquí tienes tu palabra de liberación: ¡Levántate y confía! El tiempo ha llegado en que creas que
Jesús está contigo en tu tormenta. El te dará la fuerza para sobrellevarlo.
No creas la mentira que vas a ser aplastado. El diablo no vencerá. El Señor ha dicho, “No
importa cuan herido te sientas, no permitiré que seas derrotado. No permitiere que el fuego se
apague. Mi espíritu va a soplar los rescoldos y tu llama por mí volverá otra vez.”
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Usado con permiso por World Challenge, P. O. Box 260, Lindale, TX 75771, USA.
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http://www.tscpulpitseries.org/spanish/ts050613.htm

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