Sei sulla pagina 1di 7

El Colegio de la Frontera Sur

Doctorado en Ciencias de Ecología y Desarrollo Sustentable

Orientación en Espacios, Sociedad y Cultura

Seminario Avanzado

Epistemologías de la Interculturalidad y Diversidad

Dr. Fernando Limón Aguirre

Mayo - Agosto 2016

Ensayo Final

La humildad como método decolonial hacia una práctica intercultural:


Reflexiones de una semana en Nuevo Porvenir

Felicia Berryessa-Erich

feberryessa@ecosur.edu.mx
Son pocas las veces en la academia cuando uno tiene la posibilidad de estudiar un
concepto a profundidad a través de la aplicación misma de ello en un contexto real de
trabajo de campo. Se trata del acto de aprender haciendo, a diferencia del aprender
leyendo o discutiendo entre colegas en las aulas de la universidad. Este ensayo pretende
articular elementos teóricos de un seminario doctoral sobre epistemologías de la
intercuturalidad y diversidad con las experiencias vividas durante una semana de práctica
en la comunidad chuj de Nuevo Porvenir en el estado de Chiapas. Se espera juntar
algunas herramientas, tanto desde la teoría como de la práctica, para imaginar la calidad
y la condición de la humildad como un posible método decolonial hacia una práctica
intercultural.

Acercamientos a lo decolonial y lo intercultural


Este ejercicio parte de una breve discusión de los proyectos decolonial e intercultural,
tanto en la academia como en la práctica fuera de las aulas. ¿En qué consisten estos
proyectos y porqué son tan importantes hoy en día?
La perspectiva decolonial se arraiga en la historia de la colonización de las
Américas, como principio de la modernidad y la occidentalización del mundo a través de la
imposición colonial, y luego imperial. Se despliega de un reconocimiento de “la herida
colonial, el hecho de que regiones y pueblos alrededor del mundo hayan sido clasificados
como subdesarrollados económica y mentalmente” (Mignolo, 2010: 12). Esta
jerarquización violenta tiene como legado el racismo aún predominante de hoy, y todas
las relaciones sociales atravesadas por las estructuras de poder establecidas a partir de la
colonización. Así, el proyecto decolonial representa una lucha por parte de estas regiones
y estos pueblos para afirmar su humanidad a través de una des-legitimización de las
estructuras y los procesos históricos que la niegan. Rechaza la insistencia del
pensamiento moderno/colonial en definir qué significa ser humano, y por lo tanto válido
como ser ante los demás.
Esta afirmación de la humanidad se extiende a la afirmación del conocimiento
generado desde los lugares históricamente colonizados. Las epistemologías - formas de
estudiar “‘lo que sabemos’, y cómo hemos organizado nuestro conocimiento” (Haverkort,
Delgado Burgoa, Shankar & Millar, 2013: 18) - de espacios colonizados retoman su lugar
al lado de la ciencia moderna, en sentido horizontal. El pensamiento decolonial “se
empeña en una desobediencia epistémica” (Mignolo, 2010: 11), desvinculándose de los
ideales y las promesas de la modernidad y el progreso. Mientras el proyecto
moderno/colonial ha intentado universalizarse a toda costa, el proyecto decolonial lo
reconoce como una sola visión del mundo entre muchas. “La necesidad del desenganche
y la decolonialidad política y epistémica se pone en primer plano, así como la instauración
de conocimientos decoloniales, pasos necesarios para imaginar y construir sociedades
no-imperiales/coloniales, democráticas y justas” (Mignolo, 2010: 10).
Así se revela la urgencia del un pensamiento decolonial, pero ¿cómo se relaciona
con la interculturalidad? Para el presente trabajo,
La interculturalidad “se refiere a complejas relaciones, negociaciones e
intercambios culturales de múltiple vía”, buscando la concreción de interrelaciones
equitativas a nivel de personas, conocimientos, prácticas desde el reconocimiento
del “conflicto inherente en las asimetrías sociales, económicas, políticas y del
poder” (Walsh, 2002, citada en Garcés, 2009).

Es tanto mirada orientadora como práctica que se materializa a través de las


interacciones conscientes y horizontales entre culturas móviles y cambiantes. Se dinamiza
el conocimiento en la práctica intercultural, pues permite un sincretismo que promete
generar algo nuevo - y mejor - a partir del diálogo y el intercambio entre partes
culturalmente distintas, pero cualitativamente iguales.
La interculturalidad, entonces, “representa la construcción de un nuevo espacio
epistemológico que incorpora y negocia los conocimientos indígenas y occidentales”
(Walsh, 2007: 52), sin dejar de lado el contexto histórico colonial dentro del cual
coexisten, con las relaciones de poder que los enmarcan. La interculturalidad como
paradigma otro “ofrece un camino para pensar desde la diferencia a través de la
descolonización y la construcción y constitución de una sociedad radicalmente distinta”
(Walsh, 2007: 57). Este compromiso intelectual y política de la interculturalidad acompaña
al investigador que trabaja con el concepto, siendo a la vez un mundo de posibilidades
epistemológicas, y también un reto ético serio. Adelante veremos algunos elementos más
al respecto.

La humildad y el conocimiento chuj


Para el Seminario Doctoral “Epistemologías de la Interculturalidad y Diversidad” del
Colegio de la Frontera Sur, que se llevó a cabo de mayo a agosto del 2016, tuvimos la
oportunidad de realizar una práctica de campo en la comunidad chuj de Nuevo Porvenir,
en el estado de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala. Durante esta semana de
cálida convivencia con una familia chuj encabezada por nuestros anfitriones Yakín y Elsa,
se estableció una dinámica particular: conocer la comunidad y trabajar la tierra por la
mañana, compartir las comidas juntos, y realizar trabajo de estudio y discusión dirigidos
por nosotros - los estudiantes - por la tarde. Entre tantas pláticas y experiencias
compartidas se logró un interaprendizaje importante, y sin duda cada quien que participó
se llevó algo consigo terminando la semana. De las muchas lecciones aprendidas en este
tiempo, me llevé una en particular que se trata de la importancia de la humildad ante la
naturaleza, ante la historia, ante la sabiduría y el conocimiento del otro, y ante el otro en sí
como método decolonizante y condición de posibilidad para una práctica intercultural.
Resulta que esta lección acerca de la humildad tiene cierta resonancia en la noción
de la vulnerabilidad que aparece en un trabajo realizado por Fernando Limón sobre el
conocimiento y la cultura entre el pueblo chuj. “El conocimiento chuj,” sostiene Limón,
“promueve la conciencia del carácter siempre vulnerable del ser humano. Por la frugalidad
de su existir o por una relación cultural estrecha con la naturaleza, se tiene la convicción
de la vulnerabilidad como esencial y característica del ser humano” (Limón Aguirre, 2010:
38). Diríamos aquí que el tomar consciencia de esta vulnerabilidad exige entonces una
actitud humilde, pues para sobrevivir en una condición vulnerable tenemos que reconocer
que no sabemos todo, no tenemos todo, no podemos hacer todo y no somos todo. En las
siguientes secciones exploraremos la necesidad de la humildad ante ciertas realidades
epistémicas e intentar ligar los temas con experiencias vividas entre los chuj de Nuevo
Porvenir.

Ante el legado del ego conquiro


La idea del ego conquiro se refiere a “la certidumbre del sujeto en su tarea de
conquistador” (Maldonado-Torres, 2007: 133), a diferencia de, y precediendo, la
afirmación del sujeto pensante con la noción ego cogito de Rene Descartes. Con el inicio
de la conquista de las Américas, el acto de conquistar llegó a naturalizarse y hasta
convertirse en un punto definitivo que establece la humanidad del sujeto colonizador y
“cuestiona la humanidad de los colonizados” (Maldonado-Torres, 2007: 134). El racismo
que perdura en el mundo hoy es un legado importante de esta actitud imperial; se trata de
la jerarquización de los seres humanos según su grado de humanidad y a través de
indicadores heredados de los tiempos de la conquista.
Si extendemos aquí la noción del ego conquiro para que se refiera además a la
conquista de la naturaleza por el hombre, podemos ver con más claridad la importancia
de una actitud humilde ante este legado histórico. La afirmación del sujeto a partir de su
capacidad de subyugar y supuestamente controlar los elementos de la naturaleza es un
tipo de pensamiento que nos ha llevado durante los últimos 500 años a una destrucción
descontrolada de nuestro planeta-hogar y nuestras propias condiciones de reproducción
como especie.
Sin embargo, el cambio puede iniciarse con un ajuste de actitud. Con nuestros
anfitriones en Nuevo Porvenir, se daban gracias antes de cada comida, tanto a Dios como
a la tierra, por la posibilidad de compartir el momento y el alimento con los demás. En
otros momentos, iniciando una mañana de siembra o llegando a un sitio sagrado, se
pedía permiso para estar presentes y bendiciones para la actividad que venía. Estos actos
de humildad representan el simple reconocimiento que no toda la comida es
“automáticamente” mía, o que no toda la tierra es “intrínsecamente” allí para que yo la
trabaje o la aproveche. Pedir permiso y dar gracias son actos sencillos de humildad que
tienen el efecto de quebrantar el ciclo de dominación y muerte instalado por el ego
conquiro desde sus principios más fundamentales.

Ante el universalismo occidental


El concepto de la universalidad desde el pensamiento europeo se puede rastrear al
universalismo abstracto de Descartes, que para Ramón Grosfugel tiene dos vertientes.
Por un lado, se refiere a “un conocimiento que se abstrae de toda determinación espacio
temporal y pretende ser eterno”, y por otro lado a “un sujeto de enunciación que es
abstraído, vaciado de cuerpo y contenido, y de su localización en la cartografía de poder
mundial, desde donde produce conocimientos” (Grosfugel, 2007: 65). Aquí tenemos
algunas raíces del complejo de superioridad del pensamiento moderno-occidental, la
pretensión de aplicabilidad global de la ciencia y la filosofía europea, y el mito de la
neutralidad científica para generar nuevos conocimientos.
Así, el universalismo abstracto occidental mantiene la hegemonía del proyecto
moderno y el derecho exclusivo del sujeto moderno al conocimiento y la verdad. La
imposición de un conocimiento local europeo o norteamericano a nivel global, como si
fuera naturalmente aplicable, representa un propuesta inevitablemente imperial o colonial
(Grosfugel, 2007). Asimismo, “si la razón universal y la verdad solamente pueden partir de
un sujeto blanco- europeo-masculino-heterosexual”, nos encontramos frente al “racismo
epistemológico” (Grosfugel, 2007: 70-71) que niega la existencia de un conocimiento
válido planteado desde otra epistemología que la occidental.
¿Cómo nos podemos ir liberando de tal arrogancia en cuestiones del saber? Una
de las discusiones que tuvimos con miembros de la comunidad Nuevo Porvenir giraba en
torno a la ancestralidad. Notamos desde el primer día la importancia de los ancestros, de
las lecciones de los abuelos y padres que se pasaban entre generaciones para hacer
sentido de la cotidianidad y mantener vivas prácticas útiles para toda la comunidad. La
humildad ante el conocimiento ancestral es un acto fundamental para afirmar su saber y
su legitimidad. Primero, implica reconocer que no nacimos con todo el conocimiento
necesario para desenvolvernos como individuos en comunidad y en el mundo. También
implica que, aunque hayamos ido a la escuela a estudiar una carrera, tampoco así hemos
adquirido todo el conocimiento que podamos necesitar. La deferencia y la referencia a los
ancestros significa que su saber vale, igual que la ciencia occidental. Idealmente los pone
en una relación horizontal de saberes para complementarse y dialogar, dentro de un
marco intercultural y desde un proceso de descolonización.

Uno ante el otro


Finalmente, llegamos a la necesidad de una actitud de humildad uno ante el otro para
lograr la interculturalidad. Con los miembros de la comunidad Nuevo Porvenir surgieron
muchas posibles definiciones de la interculturalidad como la veíamos manifestarse a partir
de nuestras sesiones de discusión y estudio por las tardes. Un aspecto importante se
trataba del acto de compartir, entre distintas culturas, para lograr construir un
conocimiento común más enriquecido y justo. Como propuesta de empoderamiento
decolonial, se acordó entre todos que para compartir es necesario primero afirmar “lo
suyo” de cada quien, porque logísticamente sólo se puede compartir lo que uno tiene.
Afirmamos que todos teníamos algo que aportar a la discusión en cuanto a nuestras
experiencias, ideas, habilidades, etc.
Pero a manera de reflexión, diría que también se trata de afirmar “lo no-suyo” de
cada quien, es decir: la humildad ante el otro de reconocer lo que uno aún no tiene. Así
nos podemos adueñar de los hoyos, de los espacios vacíos y los intersticios como puntos
de partida para seguir siempre aprendiendo del otro. Nos podemos reconocer en nuestra
diferencia, en las diferencias entre lo que tenemos cada quien para aportar, para de ahí
plantear posibilidades de diálogo e interaprendizaje.
La interculturalidad no hace referencia a un simple reconocimiento o tolerancia de
la alteridad ni a procesos de esencialización de identidades étnicas inamovibles.
La interculturalidad hace referencia a prácticas en construcción y de
enriquecimiento en el conflicto y en el forcejeo por lograr espacios de poder
(Garcés, 2009: 27).

A propósito de este enriquecimiento, el simple acto de escuchar viene siendo tanto un


acto de humildad como un ejercicio decolonial hacia una práctica intercultural. Así, con las
experiencias que vivimos y las personas que nos encontramos en el camino, vamos
llenando nuestros espacios vacíos con el habla del otro, reconociendo que nos aporta y
nos nutre “lo suyo" tanto como “lo nuestro”.
Referencias

Garcés, F. (2009). De la interculturalidad como armónica relación de diversos, a una


interculturalidad politizada. En S. Ploskonka & J. J. Obando (Eds.), Interculturalidad
crítica y descolonización: Fundamentos para el debate (pp. 21-50). La Paz, Bolivia:
III-CAB.

Grosfugel, R. (2007). Descolonizando los universalismos occidentales: el pluri-versalismo


transmoderno decolonial desde Aimé Césaire hasta los zapatistas. En S. Castro-
Gómez & R. Grosfugel (Eds.), El giro decolonial: Reflexiones para una diversidad
epistémica más allá del capitalismo global (pp. 63-78). Bogotá, Colombia: Siglo del
Hombre.

Haverkort, B., Delgado Burgoa, F., Shankar, D., & Millar, D. (2013). Hacia el díalogo
intercientífico: Construyendo desde la pluralidad de visiones de mundo, valores, y
métodos en diferentes comunidades de conocimiento. La Paz, Bolivia: Plural.

Limón Aguirre, F. (2010). Conocimiento cultura y existencia entre los chuj. México, D.F.:
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Maldonado-Torres, N. (2007). Sobre la colonialidad del ser: contribuciones al desarrollo de


un concepto. En S. Castro-Gómez & R. Grosfugel (Eds.), El giro decolonial:
Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global (pp.
127-168). Bogotá, Colombia: Siglo del Hombre.

Mignolo, Walter D. (2010). Desobediencia Epistémica (II), Pensamiento Independiente y


Libertad De-Colonial. Otros Logos: Revista de Estudios Críticos, 1(1), 8-42.

Walsh, C. (2007). Interculturalidad y colonialidad del poder: Un pensamiento y


posicionamiento “otro” desde la diferencia colonial. En S. Castro-Gómez & R.
Grosfugel (Eds.), El giro decolonial: Reflexiones para una diversidad epistémica
más allá del capitalismo global (pp. 47-62). Bogotá, Colombia: Siglo del Hombre.

Potrebbero piacerti anche