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INTRODUCCIÓN
Antecedentes Históricos
Presupuestos Básicos
CONCEPTOS CLAVES
Una premisa básica del enfoque de AT es que los seres humanos necesitan
recibir "caricias" físicas y psicológicas para desarrollar la sensación de con-
fianza en el mundo y la base para quererse a sí mismos. Existen multitud de
pruebas que confirman que la falta de contacto físico puede perjudicar el cre-
cimiento y desarrollo infantil, en casos extremos, incluso puede conducir a la
muerte. Las caricias psicológicos, señales verbales y no verbales de acepta-
ción y reconocimiento, son también necesarias para las personas como con-
firmaciones de su valor.
Las caricias pueden ser positivas o negativas. Las caricias positivas, que
expresan cercanía, afecto o aprecio verbalmente, con la mirada, con una son-
risa, con un gesto o con una caricia, se perciben como necesarias para el
desarrollo de personas psicológicamente sanas. Las caricias negativas, que
hacen sentir a los seres humanos como personas sin valor, se perciben como
perjudiciales para un desarrollo psicológico sano. Curiosamente, a pesar de
sus efectos negativos, las caricias negativas son preferibles a la ausencia de
caricias, es decir, a ser ignorados. Todos conocemos casos de niños que, sin-
tiéndose ignorados y olvidados, actúan para provocar las caricias negativas
de suss progenitores porque tales respuestas son la única forma de reconoci-
miento que pueden obtener de ellos.
Se enseña a los miembros del grupo de AT a reconocer las caricias que les
motivan y a sensibilizarse a las formas en que se descartan ellos mismos.
Cojamos, por ejemplo, a una participante del grupo llamada Sara, quien con-
tinuamente se humilla con comentarios auto-críticos; o no recuerda o olvida
con facilidad el feedback positivo que logra de los miembros restantes. Cuan-
do se le hace un halago sincero, encuentra siempre la forma de reducir su
importancia o hacer un chiste del mismo. Cuando es el foco de atención posi-
tiva o recibe alguna señal de dulzura, afecto o interés se siente extremada-
394 ANÁLISIS TRANSACCIONAL
Mandatos y Contramandatos
Decisiones y Redecisiones
eso otra vez" o "Dejaré que sean otros quienes decidan" hasta "Yo soy estúpi-
do y siempre seré estúpido". Del mismo modo, el mandato "No seas tú"
puede evocar decisiones como "Ocultaré lo que realmente soy" o "Seré
alguien distinto" o "No seré nadie" hasta "Me mataré y entonces me acepta-
rán y me querrán".
Independientemente de los mandatos que haya recibido una persona y de
las decisiones derivadas de los mismos, el análisis transaccional mantiene que
las personas pueden cambiar modificando sus decisiones, aprendiendo a
redecidir. Los Goulding desarrollaron en sus grupos una atmósfera donde se
desafía a los miembros desde un principio a adoptar nuevas decisiones para sí
mismos. Robert Goulding (1975) preguntaría durante la fase inicial del grupo:
"¿Qué decidiste hacer para enroscar tu vida y qué vas a decidir ahora, para
desenroscarla?" (p. 246).
Un grupo vinculado a la adopción de nuevas decisiones requiere trasladar-
se a las escenas infantiles en las que adoptó las decisiones auto-limitadoras.
El terapeuta del grupo puede facilitar este proceso con cualquiera de las
siguientes intervenciones: "Mientras hablas, ¿qué edad sientes que tienes?",
"¿Te recuerda lo que dices a algún momento de tu infancia?", "¿Qué imáge-
nes cruzan por tu mente en este momento?", "¿Podrías exagerar ese gesto que
acabas de hacer?. ¿Qué sientes?. ¿Qué escenas recuerdas mientras experi-
mentas ese gesto?". Mary Goulding (1987) dice que existen muchas formas
de ayudar a un miembro a volver a los puntos críticos de la infancia. "Una
vez allí, añade, "el cliente reexperimenta la escena, y entonces la revive en la
fantasía de alguna forma nueva que le permita rechazar las viejas decisiones"
(p. 288). Cuando los miembros experimentan una redecisión a través de la
fantasía, diseñan experimentos para practicar la nueva conducta y para
reforzar su redecisión.
Pensemos en el siguiente ejemplo de una participante llamada Helga, que
revive escenas con sus padres en las que recibe caricias positivas por fracasar
y caricias negativas cuando tiene éxito. Al parecer fue en esos momentos
cuando aceptó el mandato "No tengas éxito". El grupo le reta a examinar si la
decisión, que ha podido ser funcional e incluso necesaria en el pasado, sigue
siendo adecuada en el presente. Puede redecidir que "Lo voy a hacer, y tendré
éxito aunque no sea lo que deseéis de mí.
Otro miembro, Gary, es capaz de ver que respondió al mandato de su
padre "No crezcas" decidiendo comportarse de forma inmadura e incapaz.
Recuerda haber aprendido que cuando era independiente, su padre le gritaba
y cuando era incapaz de hacer algo recibía la atención de su padre. Como
buscaba la aprobación de su padre Gary decidió, "Seré un niño siempre".
Durante la sesión grupal Gary retrocede a la escena de la infancia en la que
recibió caricias positivas por su incapacidad y habla con su padre ahora como
nunca antes lo había hecho: "Papá aunque sigo deseando tu aprobación, no la
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necesito. Tu aceptación no vale el precio que debo pagar por ella. Soy capaz
de decidir por mí mismo y de mantenerme sobre mis dos pies. Seré el hombre
que quiero ser y no el hombre que tu deseas que sea".
En este trabajo de redecisión Helga y Gary se introducen en el pasado y
crean en la fantasía escenas en las que pueden rechazar con seguridad deci-
siones viejas o actuales inapropiadas porque ambos cuentan con una com-
prensión del presente que les capacita para revivir la escena de una forma
nueva. Según los Goulding, es posible modificar el final a las escenas origi-
nales donde se adoptaron las decisiones, un nuevo final que a menudo provo-
ca un nuevo inicio que y permite al cliente pensar, sentir y actuar de formas
re vitalizadas.
Juegos
Las decisiones sobre uno mismo, el propio mundo y las relaciones que
uno mantiene con los otros se cristalizan durante los primeros cinco años de
vida. Tales decisiones son básicas para la formulación de una posición ante la
vida, que se desarrolla en los roles del guión de la vida. Generalmente, una
vez que la persona haya decidido una posición en la vida, existe la tendencia
a mantenerla fija salvo que se produzca alguna intervención, como una tera-
pia, que modifique las decisiones que la subyacen. Los juegos se emplean
para apoyar y mantener las posiciones vitales y para interpretar el guión de
vida. Las personas buscan seguridad manteniendo lo que es familiar incluso
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 399
aunque lo familiar resulte incómodo. Como hemos visto anteriormente, los
juegos como "Pégame una patada" pueden ser desagradables pero tienen la
virtud de permitir que el jugador mantenga una posición familiar en la vida,
incluso aunque esta posición sea negativa.
El análisis transaccional identifica cuatro posiciones básicas, las cuales se
basan en las decisiones adoptadas como resultado de las experiencias infanti-
les y todas ellas determinan los sentimientos de las personas hacia sí mismas
y las relaciones que establecen con los otros:
nales. Los contratos son la llave de todos los grupos de AT. Son específicos y
comprobables y contienen una afirmación concreta de los objetivos que el
participante del grupo trata de conseguir y el modo y el tiempo que invertirá
para hacerlo. Los contratos responsabilizan a los miembros de la definición
del qué, cómo y cuándo quieren cambiar ellos. Así desde el principio, los
miembros aprenden que la terapia es una responsabilidad compartida y que
no pueden esperar pasivamente que el terapeuta dirija el grupo. En resumen,
los contratos de los miembros establecen el punto de partida de la actividad
grupal.
Los miembros del grupo aceptan trabajar sobre aspectos específicos en el
grupo. Por ejemplo, una mujer que reacciona ante las personas de forma muy
crítica puede diseñar un contrato que le conducirá a modificar tal conducta.
Su contrato describe qué hará en el grupo para modificar sus acciones y expe-
riencias, cuándo lo hará y cuántas veces. A partir de aquí puede ampliarse el
contrato e incluir situaciones fuera del grupo.
Dusay (1983) asegura que un contrato de tratamiento bien iniciado especi-
ficará si los clientes están obteniendo lo que desean de la terapia. Añade que
tal contrato es una respuesta aceptable a la cuestión del terapeuta: "¿Cómo
sabremos tu y yo cuándo has logrado lo que vienes a buscar al grupo?".
Como todos los miembros del grupo conocen los contratos del resto de los
participantes, se puede establecer un interés productivo en las sesiones guípa-
les. El proceso del tratamiento de AT se centra fundamentalmente en el cam-
bio tal y como lo define el contrato y existe un acuerdo Adulto-Adulto entre
el terapeuta y el cliente sobre cuál será el proceso y la meta deseada (Dusay
& Dusay, 1989).
Los contratos tratan de ser instrumentos prácticos para ayudar a las perso-
nas a modificar su forma de ser. Como tal, no pueden ser rígidos y deberían
estar abiertos a la revisión. Los contratos a largo plazo pueden ser limitado-
res, así pues muchas veces es más útil elaborar contratos por fases, sujetos a
modificaciones según los miembros acceden a áreas más profundas que dese-
an modificar.
del ego no es suficiente para empujarlos más allá de los lugares en los que se
hallan bloqueados. La forma en que el terapeuta ayuda a los miembros a
introducirse en el estado Niño del ego y a adoptar una nueva decisión, se des-
cribe brevemente en las estapas de redecisión de la terapia grupal que se pre-
sentan a continuación.
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del ego no es suficiente para empujarlos más allá de los lugares en los que se
hallan bloqueados. La forma en que el terapeuta ayuda a los miembros a
introducirse en el estado Niño del ego y a adoptar una nueva decisión, se des-
cribe brevemente en las estapas de redecisión de la terapia grupal que se pre-
sentan a continuación.
xión se dedica mucho esfuerzo a buscar las pruebas de las decisiones infanti-
les de los participantes, tratando de descubrir el mandato original que se halla
en la base de estas decisiones infantiles y que determina los tipos de caricias
que la persona ha recibido para apoyar el mandato original.
Una función importante del terapeuta del grupo es alertar a los miembros
a responsabilizarse de sus pensamientos, sentimientos y conducta. Se reta a
los miembros cuando emplean expresiones como "no puedo", "quizás", "si
no fuera por", "intentar" y otras que les alejan de su propio poder. El terapeuta
crea también un clima de grupo donde los miembros se percatan rápidamente
del modo en que mantienen sus sentimientos negativos de forma crónica a
través de su conducta y su fantasía. Es tarea del terapeuta retarlos para que
descubran posibilidades alternativas.
Los Goulding consideran que los clientes cambian rápidamente, sin nece-
sidad de años de análisis. Consecuentemente, subrayan los aspectos
redeci-sionales de la terapia de AT sobre el presupuesto de que cuando los
clientes perciben que son responsables de sus decisiones anteriores, entonces
cuentan con el poder para modificar tales decisiones. Este enfoque ayuda a los
participantes a reexperimentar las situaciones emocionales infantiles para
generar la energía capaz de movilizarlos de los lugares en los que se hallan
bloqueados (M. Goulding & Goulding, 1979). Tal movilización, según los
Goulding, exige a los participantes que recuerden y revivan situaciones
donde estén implicadas las figuras reales de los progenitores. Los
participantes reexperi-mentan a través de la fantasía la forma en que sus
padres actuaban y el aspecto que tenían; el terapeuta crea un clima
psicológico que permita a los miembros sentir la misma intensidad
emocional que sintieron, como niños, cuando tomaron la decisión original.
Los Goulding insisten en que para obtener resultados satisfactorios, los
participantes deben estar en el estado Niño del ego, reviviendo
psicológicamente las escenas infantiles en vez de mantenerse en el estado
Adulto del ego y pensar meramente en la nueva información e insight.
del terapeuta a los clientes (Enns, 1993). Parece que el grupo de AT presenta
algunas ventajas para el examen de los problemas derivados del sexo y la
socialización del rol sexual, incluyendo su énfasis en el poder de los miem-
bros. Además, en un grupo de AT el poder diferencial entre el terapeuta y los
miembros es menos pronunciado que en la mayoría de las formas de terapia
individual. Desde la perspectiva feminista, cuando las mujeres participan en
los grupos, disponen de más oportunidades para desafiar las ideas del tera-
peuta y son capaces de comparar su realidad con la de otras mujeres (Enns,
1993).
Los grupos de AT ofrecen posibilidades de trabajo preventivo y curativo;
proporcionan también una estructura educativa y terapéutica. Considero
importante que la información dada en los grupos de AT se equilibre con el
trabajo experiencial dirigido a implicar cognitiva y emocionalmente a los
miembros. Yo soy partidario de integrar los conceptos del AT con la práctica
de técnicas gestálticas. Evidentemente esto es lo que han logrado los
Goul-ding. Trabajando con la base teórica del AT, han usado una
combinación de métodos terapéuticos, incluyendo el psicodrama, la fantasía
e imaginación, las técnicas gestálticas, la terapia conductual, la
desensibilización, los procedimientos de terapia familiar y la psicosíntesis.
Manifiestan que los gestálti-cos ortodoxos no proporcionan suficiente
feedback cognitivo y que los terapeutas ortodoxos del AT rara vez potencian
el intenso trabajo emocional que conduce a la ruptura del bloqueo que impide
el crecimiento.
Existen multitud de posibilidades para integrar las perspectivas del AT y
de la Gestalt en el trabajo grupal con niños (Tudor, 1991). Los grupos de
Tudor son educativos y terapéuticos y tienen el fin de potenciar la salud men-
tal. Tudor establece un marco de trabajo que vincula el desarrollo infantil con
las fases del ciclo gestáltico y con los mandatos del AT que son relevantes a
cada edad.