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12 Análisis Transaccional

INTRODUCCIÓN

El análisis transaccional (AT) es una terapia interaccional basada en el


presupuesto de que los seres humanos adoptamos decisiones en base a pre-
misas, premisas que en un momento fueron adecuadas para nuestras nece-
sidades de supervivencia pero que no necesariamente siguen siendo válidas.
El AT hace hincapié en los aspectos cognitivos, racionales y con-ductuales
del proceso terapéutico. Se orienta hacia el aumento de la conciencia con la
finalidad de capacitar a las personas para adoptar nuevas decisiones
(redecidir) y por lo tanto alterar el curso de sus vidas. Para alcanzar esta
meta, los participantes de un grupo de AT aprenden a reconocer los tres
estados del ego (Padre, Adulto y Niño) a través de los que funcionan.
Aprenden también a reconocer la influencia que sobre su funcionamiento
diario ejercen las reglas y regulaciones que recibieron e incorporaron de
niños y a identificar el "guión de vida" que determina sus acciones. Por
último, llegan a observar que pueden redecidir e iniciar una nueva dirección
en la vida, cambiando lo que no funciona y manteniendo lo que sirve a sus
propósitos.
El AT proporciona un enfoque interaccional y contractual de grupos, inte-
raccional porque enfatiza las dinámicas de las transacciones entre las perso-
nas y contractual porque los miembros del grupo desarrollan afirmaciones
claras de lo que cambiarán y del modo en que van a desarrollar tales cam-
bios. Estos contratos establecen las metas y la dirección del grupo.
390 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

Antecedentes Históricos

El análisis transaccional fue originalmente desarrollado por Eric Berne


(1961), cuya formación fue psiquiátrica y psicoanalítica. El AT surgió de la
insatisfacción de Berne con la lentitud del psicoanálisis en la curación de las
personas con problemas. Históricamente, se desarrolló como una prolonga-
ción del psicoanálisis con conceptos y técnicas especialmente designadas
para el tratamiento de grupos. Berne descubrió que sus clientes, con el
empleo del AT, mejoraban significativamente. Según fue evolucionando su
teoría de la personalidad, se alejó del psicoanálisis para dedicarse por entero
a la teoría y práctica del AT (Dusay, 1986).
Berne manifestó que había formulado la mayoría de los conceptos del AT
prestando atención a lo que decían sus clientes. Empezó a percibir una ima-
gen del ego que se relacionaba con las experiencias de la niñez de sus pacien-
tes. Concluyó que había un estado infantil del ego diferente del estado
"adulto" del ego. Posteriormente postuló que había dos estados "adultos":
uno, que parecía ser la copia de los progenitores de la persona, que denominó
estado Padre del ego, y el otro que constituía la parte racional de la persona y
que denominó estado Adulto del ego.
Una de las contribuciones de Berne es su perspectiva del plan personal de
desarrollo de los niños como estrategia para la supervivencia física y psicoló-
gica. En su opinión las personas están modeladas desde sus primeros años
por un guión que siguen durante el resto de sus vidas.
Como es el caso de muchas de las teorías presentadas en este libro, existe
un paralelismo entre los conceptos básicos del AT y la trayectoria personal de
su fundador. Claude Steiner (1974) manifiesta que Berne se hallaba bajo la
influencia de un guión de vida que estaba determinado por la muerte precoz
de un ser querido. Al parecer, Berne se resistía a amar a otros y a aceptar el
amor que otros le daban. Su vida podía caracterizarse por su orientación al
trabajo y por su motivación hacia la escritura de libros sobre el desarrollo de
una nueva teoría (AT) y la curación de personas. Al narrar la vida de Berne,
Steiner comenta su interés por las personas que padecían enfermedades cardí-
acas. Berne murió víctima de una oclusión coronaria cuando tenía 60 años de
edad, la misma edad a la que murió su madre también de una enfermedad
coronaria. Steiner cree que una vida tan corta fue así diseñada y que en la
situación de Berne, su corazón cedió cuando había completado los dos últi-
mos libros que deseaba escribir.
Los terapeutas contemporáneos del AT han evolucionado en diversas
direcciones y han modificado muchos de los conceptos básicos que formuló
Berne. Como existen diferentes modelos de AT, es difícil comentar prácticas
que se refieran a todos ellos. En este capítulo se comenta sobre todo la
ampliación del enfoque de Berne de la mano de Mary y Robert Goulding
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 391

(1979), terapeutas de la escuela de redecisión del AT. Los Goulding difieren


del enfoque clásico de Beme en varios aspectos. Han combinado el AT con
los principios y técnicas de la terapia Gestalt, la terapia familiar, el
psicodra-ma y la terapia conductual. El enfoque redecisional ayuda a los
miembros del grupo a experimentar su impass, o el punto en el que se sienten
bloqueados. Los miembros reviven el contexto en el que adoptaron las
decisiones anteriores, algunas de las cuales no son funcionales y adoptan
nuevas decisiones que son funcionales. La finalidad de la terapia redecisional
es ayudar a las personas a desafiarse a sí mismas para descubrir formas en las
que se perciben como víctimas y ayudarlas a hacerse cargo de sus vidas
decidiendo ellas mismas cómo quieren cambiar.

Presupuestos Básicos

Bajo la práctica del AT yace la premisa de que la conciencia es un primer


paso importante en el proceso de cambio de nuestras formas de pensamiento,
sentimientos y conductas. En los primeros estadios de un grupo, las técnicas
van dirigidas a aumentar la conciencia de los participantes sobre sus proble-
mas y sus opciones para ejecutar cambios sustantivos en sus vidas.
Otro presupuesto básico del AT es que todos nosotros somos responsables
de lo que hacemos, de las formas en que pensamos y de cómo nos sentimos.
Las otras personas no nos hacen sentir de una determinada manera, más bien
respondemos a las situaciones en base a nuestra capacidad de elección (R.
Goulding, 1987).

Base Teórica del Enfoque Crupal

La práctica del AT se adecúa perfectamente a los grupos. Beme considera-


ba que en la terapia grupal se recogía información sobre el plan personal de
vida con mucha más rapidez que en la terapia individual. La terapia de la
redecisión, tal y como la introdujeron los Goulding, se ejecuta en un contexto
grupal donde los miembros pueden experimentar su guión reviviendo recuer-
dos de la infancia e interactuando con otros miembros en el grupo. Desde la
perspectiva redecisional, la terapia grupal es el tratamiento ideal. Las perso-
nas cambian de forma más rápida que en la terapia individual y los grupos
parecen humanizar la terapia (R. Goulding, 1987). Existen muchas vías para
la auto-comprensión a través del análisis de las transacciones en el grupo. Del
mismo modo que los grupos gestálticos funcionan en el aquí y ahora, los gru-
pos de AT actualizan los acontecimientos pasados. Los miembros del grupo
facilitan la acción representando a los miembros de la familia pasados >' con-
temporáneos. A consecuencia de la interacción entre los miembros del grupo
392 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

de AT, estos disponen de multitud de oportunidades para revisar y desafiar


sus decisiones pasadas y experimentar otras nuevas. En opinión de Robert
Goulding, una de las razones para el uso de los grupos es que éstos propor-
cionan una experiencia vital que los miembros pueden trasladar a su propia
familia, amigos y comunidad.

CONCEPTOS CLAVES

Los Estados del Ego

Como se ha mencionado previamente, las personas operan en tres estados


dinámicos del ego cada uno de los cuales abarca facetas importantes de la
personalidad: Padre, Adulto y Niño (P-A-N). Estos estados del ego se consi-
deran esenciales y característicos de la terapia de AT (Dusay, 1986). Según el
AT, las personas cambian continuamente de uno de estos estados al otro y la
conducta que muestran en un determinado momento está relacionada con el
estado del ego de ese mismo momento.
El estado Padre del ego contiene las actitudes y conducta incorporadas de
fuentes extemas, fundamentalmente de los progenitores. Aparentemente, este
estado del ego se expresa hacia los otros mediante conductas críticas o pro-
tectoras. Interiormente, se experimenta como viejos mensajes parentales que
permanecen y que influyen sobre el Niño interno. Cuando nos hallamos en el
estado Padre, reaccionamos a los situaciones como imaginamos que nuestros
padres hubieran reaccionado, o podemos actuar con otros del mismo modo
que nuestros padres han reaccionado con nosotros. El Padre contiene todos
los "deberías" y otras reglas de vida. Cuando nos hallamos en este estado del
ego, podemos actuar de formas muy similares a las de nuestros progenitores
u otras personas significativas de nuestra infancia. Podemos reproducir las
mismas frases que oímos y nuestras posturas, gestos, voz y manierismos pue-
den reproducir aquellos que experimentamos en nuestros padres. Tal conducta
se produce cuando el Padre que hay en nosotros se encuentra en un estado
positivo del ego (Padre protector) o en un estado negativo del ego (Padre crí-
tico).
El estado Adulto del ego es la parte objetiva y casi informatizada de nues-
tra personalidad y funciona como un procesador de datos; analiza las posibili-
dades y adopta las decisiones en base a los datos disponibles. Este estado no
es emocional ni enjuiciador, trabaja simplemente con los hechos y con la rea-
lidad extema. El Adulto se orienta hacia la realidad cotidiana, es objetivo en
la recogida de información y no está vinculado a la edad cronológica.
El estado Niño del ego está constituido por sentimientos, impulsos y
acciones espontáneas. Este estado contiene todos los impulsos que llegan
naturalmente al niño e incluye "recuerdos" de las primeras experiencias. El
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 393
Niño puede ser el Niño Natural, es decir, el ser espontáneo, impulsivo, abier-
to, vivo, expresivo y a menudo encantador pero poco formado que hay en
cada uno de nosotros, o el Niño Adaptado, la versión domesticada del Niño
Natural y la parte de nosotros que aprende a acomodarse a las expectativas de
otros para obtener la aceptación y la aprobación.
En el grupo de AT, primero se enseña a los miembros a reconocer en que
estado del ego funcionan en cada momento con el propósito de capacitarlos
para decidir conscientemente si este estado u otro sería el más idóneo y útil
para la situación. Por ejemplo, un miembro que normalmente responde a los
otros según el estilo de Padre Crítico y que desea ser más tolerante hacia los
otros debe reconocer su estado habitual del ego antes de dar ningún otro paso
para cambiar.

La Necesidad de las Caricias

Una premisa básica del enfoque de AT es que los seres humanos necesitan
recibir "caricias" físicas y psicológicas para desarrollar la sensación de con-
fianza en el mundo y la base para quererse a sí mismos. Existen multitud de
pruebas que confirman que la falta de contacto físico puede perjudicar el cre-
cimiento y desarrollo infantil, en casos extremos, incluso puede conducir a la
muerte. Las caricias psicológicos, señales verbales y no verbales de acepta-
ción y reconocimiento, son también necesarias para las personas como con-
firmaciones de su valor.
Las caricias pueden ser positivas o negativas. Las caricias positivas, que
expresan cercanía, afecto o aprecio verbalmente, con la mirada, con una son-
risa, con un gesto o con una caricia, se perciben como necesarias para el
desarrollo de personas psicológicamente sanas. Las caricias negativas, que
hacen sentir a los seres humanos como personas sin valor, se perciben como
perjudiciales para un desarrollo psicológico sano. Curiosamente, a pesar de
sus efectos negativos, las caricias negativas son preferibles a la ausencia de
caricias, es decir, a ser ignorados. Todos conocemos casos de niños que, sin-
tiéndose ignorados y olvidados, actúan para provocar las caricias negativas
de suss progenitores porque tales respuestas son la única forma de reconoci-
miento que pueden obtener de ellos.
Se enseña a los miembros del grupo de AT a reconocer las caricias que les
motivan y a sensibilizarse a las formas en que se descartan ellos mismos.
Cojamos, por ejemplo, a una participante del grupo llamada Sara, quien con-
tinuamente se humilla con comentarios auto-críticos; o no recuerda o olvida
con facilidad el feedback positivo que logra de los miembros restantes. Cuan-
do se le hace un halago sincero, encuentra siempre la forma de reducir su
importancia o hacer un chiste del mismo. Cuando es el foco de atención posi-
tiva o recibe alguna señal de dulzura, afecto o interés se siente extremada-
394 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

mente incómoda, por el contrario recuerda cualquier comentario crítico y se


deprime.
En el grupo de AT se confronta a Sara con el hecho de que reduce su valor
y no permite a los otros que le proporcionen caricias positivas. Se le reta tam-
bién a decidir si desea modificar su conducta. Si acepta el reto de cambiar, el
grupo puede ayudarle a aprender a buscar y aceptar las caricias positivas.

Mandatos y Contramandatos

El trabajo de redecisión de los Goulding se basa en los conceptos de man-


dato y decisiones infantiles del AT (M. Goulding, 1987, p. 288). Mandatos
son los mensajes de los progenitores que brotan del estado Niño del egó de
los padres. Tales mensajes, que a menudo son las expresiones de desencanto,
frustración, ansiedad o infelicidad, establecen los "noes" mediante los cuales
aprenden a vivir los hijos. Fruto de su propia patología, los progenitores pro-
porcionan mandatos como los siguientes: "No", "No seas", "No te acerques",
"No te separes de mf', "No seas del sexo que eres", "No quieras", "No nece-
sitas", "No pienses", "No sientas", "No crezcas", "No seas un niño", "No
tengas éxito", "No seas tú", "No seas sano", "No estés bien" y "No pertenez-
cas" (M. Goulding, 1987; M. Goulding & Goulding, 1979).
Según Mary Goulding (1987), los niños deciden o aceptar estos mensajes
procedentes de sus progenitores o luchar contra ellos. Si los aceptan, deciden
exactamente cómo aceptarlos. Basados en la aceptación de ciertos mandatos,
los niños adoptan entonces decisiones que constituirán una parte básica de su
estructura de carácter permanente.
El equivalente a los mandatos pero procedente del estado Padre del ego de
los progenitores se conoce con el nombre de contramandatos. Estos mensajes
transmiten los "deberías" y los imperativos de las expectativas de los padres.
Ejemplos de contramandatos son: "Se duro", "Se perfecto", "Trabaja todo lo
que puedas", "Haz lo que esperamos de tí", "Date prisa", "Inténtalo con
ganas", "Ten cuidado", "Se educado". El problema de estos contramandatos
es que resulta casi imposible llevarlos a cabo; por mucho que se esfuercen
por conseguirlo, sienten que no han hecho o han sido lo suficiente.
En los grupos AT, los miembros examinan los "deberías" y los "no deberí-
as" así como los imperativos con los que se han acostumbrado a vivir. El pri-
mer paso para liberarse de las conductas dictadas por los frecuentes mensajes
irracionales, y muchas veces no cuestionados, de los progenitores consiste en
ser consciente de los mandatos y contramandatos que uno ha aceptado como
niño. Una vez que los participantes hayan identificado y sean conscientes de
estos mensajes interiorizados, se hallan en una mejor posición para examinar-
los críticamente y determinar si desean seguir viviendo con ellos.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 395

Decisiones y Redecisiones

Como se ha señalado previamente, el análisis transaccional pone énfasis


en los aspectos cognitivos, racionales y conductuales del ser humano, espe-
cialmente en nuestra capacidad para ser conscientes de las decisiones que
gobiernan nuestra conducta y en nuestra capacidad para adoptar nuevas deci-
siones que modificarán beneficiosamente el curso de nuestras vidas. Este
apartado se destina a las decisiones determinadas por los mandatos y contra-
mandatos parentales, así como a la forma en que los miembros del grupo de
AT aprenden a revivir estas decisiones infantiles y a adoptar unas nuevas.
A continuación se presenta un ejemplo de una toma de decisiones que ha
estado dictada por los mandatos de los progenitores. Un miembro del grupo
de AT, Bill, recibió aparentemente el mandato "No confíes en nadie". Las
decisiones relativas a la conducta derivada de este mandato estaban implícitas
en muchos de los comentarios característicos de Bill: "Si no permites que se
interesen por tí, no te harán daño", "Si puedo hacerlo solo, no necesitaré nada
de nadie", "Siempre que he deseado algo de alguien, he salido perjudicado.
No merece la pena relacionarse con otros". Obviamente, en las sesiones
gru-pales se observaba que tras haber aceptado los mandatos de sus padres de
no confiar en nadie, Bill adoptaba consistentemente decisiones que le
conducían a evitar a los otros. Para apoyar estas decisiones, Bill fue capaz de
encontrar cantidad de datos, tanto en el grupo como en su vida cotidiana, para
mantener su idea de que la confianza le conduciría inevitablemente al dolor.
Así pues, continuó guiándose, a menudo inconscientemente, por los
mandatos de sus padres.
En el grupo de AT Bill tuvo la oportunidad de ser consciente de sus deci-
siones y del mandato existente tras ellas y también contó con la ayuda para
examinar si estas decisiones seguían siendo adecuadas. En algún momento
las decisiones de evitar a las personas pudieron ser necesarias para la seguri-
dad física y psicológica de Bill, cuestión de pura supervivencia. En el grupo
Bill fue capaz de cuestionarse si dificultaban su desarrollo y adoptó la deci-
sión nueva de confiar en las personas y de acercarse a ellas como amigas y no
como enemigas.
Los Goulding (1978, 1979) señalan que los mandatos y contramandatos
llevan el peso de la autoridad parental, sin embargo el niño debe aceptar estos
mensajes para que produzcan un impacto sobre su personalidad. Los Goul-
ding añaden que muchos de los mandatos bajo los que viven los niños no fue-
ron transmitidos por los padres sino que se derivaron de la propia fantasía y
falsas interpretaciones del niño. Es importante advertir que un mismo manda-
to puede provocar diversas decisiones por parte del niño, decisiones que pue-
den ser desde razonables hasta patológicas. Por ejemplo, el mandato "No seas
estúpido" puede producir decisiones que oscilan entre "Nunca voy a hacer
396 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

eso otra vez" o "Dejaré que sean otros quienes decidan" hasta "Yo soy estúpi-
do y siempre seré estúpido". Del mismo modo, el mandato "No seas tú"
puede evocar decisiones como "Ocultaré lo que realmente soy" o "Seré
alguien distinto" o "No seré nadie" hasta "Me mataré y entonces me acepta-
rán y me querrán".
Independientemente de los mandatos que haya recibido una persona y de
las decisiones derivadas de los mismos, el análisis transaccional mantiene que
las personas pueden cambiar modificando sus decisiones, aprendiendo a
redecidir. Los Goulding desarrollaron en sus grupos una atmósfera donde se
desafía a los miembros desde un principio a adoptar nuevas decisiones para sí
mismos. Robert Goulding (1975) preguntaría durante la fase inicial del grupo:
"¿Qué decidiste hacer para enroscar tu vida y qué vas a decidir ahora, para
desenroscarla?" (p. 246).
Un grupo vinculado a la adopción de nuevas decisiones requiere trasladar-
se a las escenas infantiles en las que adoptó las decisiones auto-limitadoras.
El terapeuta del grupo puede facilitar este proceso con cualquiera de las
siguientes intervenciones: "Mientras hablas, ¿qué edad sientes que tienes?",
"¿Te recuerda lo que dices a algún momento de tu infancia?", "¿Qué imáge-
nes cruzan por tu mente en este momento?", "¿Podrías exagerar ese gesto que
acabas de hacer?. ¿Qué sientes?. ¿Qué escenas recuerdas mientras experi-
mentas ese gesto?". Mary Goulding (1987) dice que existen muchas formas
de ayudar a un miembro a volver a los puntos críticos de la infancia. "Una
vez allí, añade, "el cliente reexperimenta la escena, y entonces la revive en la
fantasía de alguna forma nueva que le permita rechazar las viejas decisiones"
(p. 288). Cuando los miembros experimentan una redecisión a través de la
fantasía, diseñan experimentos para practicar la nueva conducta y para
reforzar su redecisión.
Pensemos en el siguiente ejemplo de una participante llamada Helga, que
revive escenas con sus padres en las que recibe caricias positivas por fracasar
y caricias negativas cuando tiene éxito. Al parecer fue en esos momentos
cuando aceptó el mandato "No tengas éxito". El grupo le reta a examinar si la
decisión, que ha podido ser funcional e incluso necesaria en el pasado, sigue
siendo adecuada en el presente. Puede redecidir que "Lo voy a hacer, y tendré
éxito aunque no sea lo que deseéis de mí.
Otro miembro, Gary, es capaz de ver que respondió al mandato de su
padre "No crezcas" decidiendo comportarse de forma inmadura e incapaz.
Recuerda haber aprendido que cuando era independiente, su padre le gritaba
y cuando era incapaz de hacer algo recibía la atención de su padre. Como
buscaba la aprobación de su padre Gary decidió, "Seré un niño siempre".
Durante la sesión grupal Gary retrocede a la escena de la infancia en la que
recibió caricias positivas por su incapacidad y habla con su padre ahora como
nunca antes lo había hecho: "Papá aunque sigo deseando tu aprobación, no la
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 397

necesito. Tu aceptación no vale el precio que debo pagar por ella. Soy capaz
de decidir por mí mismo y de mantenerme sobre mis dos pies. Seré el hombre
que quiero ser y no el hombre que tu deseas que sea".
En este trabajo de redecisión Helga y Gary se introducen en el pasado y
crean en la fantasía escenas en las que pueden rechazar con seguridad deci-
siones viejas o actuales inapropiadas porque ambos cuentan con una com-
prensión del presente que les capacita para revivir la escena de una forma
nueva. Según los Goulding, es posible modificar el final a las escenas origi-
nales donde se adoptaron las decisiones, un nuevo final que a menudo provo-
ca un nuevo inicio que y permite al cliente pensar, sentir y actuar de formas
re vitalizadas.

Juegos

Una transacción, considerada como la unidad básica de la comunicación,


consiste en el intercambio de caricias entre dos o más personas. Un juego es
una serie continua de transacciones que concluye con sentimientos negativos
para al menos uno de los jugadores. Por su misma naturaleza, los juegos
están destinados a evitar la intimidad. Los juegos constan de tres elementos:
una serie de transacciones complementarias que en la superficie parecen
plausibles, una transacción ulterior que constituye la agenda oculta y un
beneficio negativo que da por terminado el juego y que es el propósito del
juego. Beme describía diversos juegos, entre ellos "Sí, pero", "Pégame una
patada", "Si no fuera por tf, "Mártir", "¿No es horrible?", "Sólo trato de
ayudarte", "Escándalo" y "¡Mira qué me obligas a hacer!". Los juegos siem-
pre tienen un beneficio (de lo contrario no se perpetuarían) y un beneficio
común es el apoyo para las decisiones descritas en el apartado anterior. Por
ejemplo, las personas que han decidido ser inútiles pueden jugar al juego del
"Sí, pero". Solicitan ayuda a otros y después responden a cualquier sugeren-
cia con un listado de razones contrarias a la validez de las sugerencias, de
este modo se sienten libres de aferrarse a su incapacidad. Los adictos al juego
de "Pégame una patada" son a menudo personas que han decidido ser recha-
zadas; se colocan en la posición para ser maltratadas por otros con el fin de
poder desempeñar el rol de víctima a quien nadie quiere.
Mediante los juegos, las personas reciben caricias y también mantienen y
defienden sus decisiones anteriores. Hallan pruebas para apoyar su perspecti-
va del mundo y reciben sentimientos negativos. Estos sentimientos negativos
que experimentan las personas después de un juego se conocen con el nom-
bre de rackets. Son de calidad muy similar a los sentimientos que las perso-
nas tienen en la infancia. Estos rackets se mantienen seleccionando las
situaciones que los apoyarán. Por lo tanto, las personas que normalmente se
sienten deprimidas, enfadadas o aburridas pueden estar recogiendo activa-
398 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

mente estos sentimientos y alimentándolos mediante patrones de sentimientos


que conducen muchas veces a conductas estereotipadas. Estas personas esco-
gen también los juegos que jugarán para mantener sus rackets. Cuando las
personas "se sienten mal", a menudo reciben la atención de otros o controlan
a estos con su mal humor.
La situación de grupo proporciona un entorno ideal para que los partici-
pantes adquieran la conciencia de las formas específicas en las que seleccio-
nan las estrategias de juego como medio para evitar el contacto genuino y
seleccionar los patrones de pensamiento, sentimiento y conducta que en última
instancia son auto-destructivos. Los miembros del grupo pueden aprender
sobre sus propios juegos y rackets observando la conducta de otros en el grupo
así como analizando la conexión entre sus respuestas frente al grupo y sus
respuestas frente a situaciones vitales de la infancia. Los miembros pueden
empezar usando en el grupo los juegos que corrientemente emplean para
entender que los juegos son aparentemente íntimos y sin embargo el efecto
que producen es el establecimiento de distancia entre las personas. Más ade-
lante, cuando los miembros son conscientes de aspectos más sutiles de sus
juegos, empiezan a percatarse de que los juegos impiden las interacciones
humanas íntimas y que para practicar un juego se requiere como mínimo de
dos personas. Consecuentemente, si los miembros deciden que quieren rela-
cionarse más íntimamente con los otros, deben tomar la decisión de abandonar
definitivamente los juegos.
En algún momento, los miembros aprenden a establecer conexiones entre
los juegos infantiles y los actuales, por ejemplo, cómo trataban de lograr
atención en el pasado y cómo se relacionan esos esfuerzos pasados con los
juegos que usa en la actualidad para recibir caricias. El objetivo del proceso
grupal de AT es ofrecer a los miembros la posibilidad de abandonar ciertos
juegos para responder con mayor honestidad, una oportunidad que puede
conducirlos a descubrir formas para cambiar las caricias negativas y a apren-
der a dar y recibir caricias positivas.

Posiciones Psicológicas Básicas ante la Vida y Guiones de Vida

Las decisiones sobre uno mismo, el propio mundo y las relaciones que
uno mantiene con los otros se cristalizan durante los primeros cinco años de
vida. Tales decisiones son básicas para la formulación de una posición ante la
vida, que se desarrolla en los roles del guión de la vida. Generalmente, una
vez que la persona haya decidido una posición en la vida, existe la tendencia
a mantenerla fija salvo que se produzca alguna intervención, como una tera-
pia, que modifique las decisiones que la subyacen. Los juegos se emplean
para apoyar y mantener las posiciones vitales y para interpretar el guión de
vida. Las personas buscan seguridad manteniendo lo que es familiar incluso
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 399
aunque lo familiar resulte incómodo. Como hemos visto anteriormente, los
juegos como "Pégame una patada" pueden ser desagradables pero tienen la
virtud de permitir que el jugador mantenga una posición familiar en la vida,
incluso aunque esta posición sea negativa.
El análisis transaccional identifica cuatro posiciones básicas, las cuales se
basan en las decisiones adoptadas como resultado de las experiencias infanti-
les y todas ellas determinan los sentimientos de las personas hacia sí mismas
y las relaciones que establecen con los otros:

1. Yo estoy bien - Tu estás bien.


2. Yo estoy bien - Tu estás mal.
3. Yo estoy mal - Tu estás bien.
4. Yo estoy mal - Tu estás mal.

La posición Yo estoy bien - Tu estás bien normalmente está libre de jue-


gos. Se caracteriza por una actitud de confianza y apertura, voluntad para dar
y tomar y la aceptación de los otros tal y como son. En esta posición no exis-
ten perdedores ni ganadores.
Yo estoy bien - Tu estás mal es la posición de las personas que proyectan
sus problemas sobre otras personas y las culpan, las rechazan y las critican.
Los juegos que refuerzan esta posición conllevan un estilo propio superior (el
"Yo estoy bien") que proyecta enfado, disgusto y desprecio hacia otra perso-
na designada como inferior (el "Tu estás mal"). En resumen esta posición
corresponde a la persona que necesita un perro faldero que mantenga su sen-
sación de "bienestar".
La posición Yo estoy mal - Tu estás bien corresponde a la persona depri-
mida, que siempre se siente incapaz en comparación con los otros. Normal-
mente tales personas sirven a las necesidades ajenas en vez de a las propias y
generalmente se sienten victimizadas. Juegos que apoyan esta posición son
"Pégame una patada" y "Mártir", juegos que apoyan el poder ajeno y niegan
el propio.
La posición Yo estoy mal - Tu estás mal es la que mantienen las personas
desesperadas, que han perdido el interés por la vida. Esta instancia auto-des-
tructiva es característica de las personas que son incapaces de manejar el
mundo real y puede conducir al abandono extremo, al retorno a la conducta
infantil o a la conducta violenta que produce el daño o muerte de sí mismo o
de otras personas.
El guión de vida o plan de vida está relacionado con el concepto de posi-
ciones psicológicas básicas. Este guión, como hemos visto, se desarrolla en la
infancia como resultado de la enseñanza de los progenitores (mandatos y
contramandatos) y las decisiones iniciales que adoptamos. Entre estas deci-
siones se encuentra la elección de la posición básica, o rol dramático, que
400 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

desempeñaremos en nuestro guión de vida. Los guiones de vida son compara-


bles con la producción dramática, con un reparto de personajes, una trama,
escenas, diálogos y ensayos interminables. En esencia, el guión de vida es el
esquema que indica a las personas hacia donde van en la vida y lo que harán
cuando lleguen.
Según Beme (1972) a través de las interacciones tempranas con nuestros
progenitores y con otras personas, recibimos un patrón de caricias que puede
ser de aceptación o de rechazo. Basado en este patrón de caricias , adoptamos
una decisión existencial básica sobre nosotros mismos, es decir, asumimos
una de las cuatro posiciones arriba descritas. Esta decisión existencial se
refuerza después con los continuos mensajes (verbales y no verbales) que
recibimos durante la vida. Se refuerza también con los resultados de nuestros
juegos, rackets e interpretaciones de los sucesos. Durante nuestra infancia
decidimos también si las personas son dignas de nuestra confianza. De este
modo se forma nuestro sistema de creencias a través de este proceso de toma
de decisiones relativas a uno mismo y a los demás. Si mantenemos la espe-
ranza en nuestra capacidad para cambiar el curso de la vida que llevamos,
esto nos ayudará a comprender los componentes de este guión, el cual en
gran medida determina nuestros patrones de pensamiento, sentimiento y con-
ducta.
Una función del grupo de AT es ayudar a los miembros, mediante el pro-
ceso conocido como análisis del guión, a ser conscientes del modo en que
adquirieron su guión de vida y a percibir con mayor claridad su rol de vida
(posición vital psicológica básica). El análisis del guión ayuda a los miem-
bros a observar las formas en que se sintieron obligados a interpretar su guión
y les ofrece posibilidades alternativas. Dicho de otro modo, este proceso
gru-pal libera a los participantes de la compulsión a ejecutar los juegos que
justifican la conducta necesaria para su guión de vida.
El análisis del guión demuestra el proceso mediante el cual los miembros
del grupo adquieren un guión y las estrategias que emplean para justificar sus
acciones basadas en el mismo. El objetivo consiste en ayudar a los miembros
a ampliar sus posibilidades para efectuar cambios en su programación infan-
til. Se pide a los participantes que recuerden sus historias infantiles favoritas,
que determinen de qué forma se adaptan a estas historias o mitos y que obser-
ven de qué modo coinciden estas historias con sus experiencias vitales coti-
dianas.
El análisis del guión de vida de un miembro del grupo se basa en el drama
de su familia original. A través del proceso de interpretación de fragmentos
de su guión de vida en las sesiones grupales, los miembros recuperan los
mandatos que aceptaron sin crítica en la infancia, las decisiones que tomaror
en respuesta a estos mensajes y los juegos y rackets que emplean ahora para
mantener vivas estas decisiones infantiles. El terapeuta del grupo puede reco
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 401
ger información sobre el drama familiar recogiendo el historial de las expe-
riencias infantiles de los miembros. Se puede preguntar a los miembros el
tipo de drama que se hubiera producido si su familia se pondría en escena.
Los miembros restantes del grupo pueden desempeñar un rol en la obra fami-
liar.
Esta y otras técnicas cognitivas y emotivas ayudan a los participantes del
grupo a recordar los acontecimientos y los sentimientos vividos en su infan-
cia. El entorno grupal proporciona un contexto de apoyo para examinar las
formas en que estas situaciones pasadas influyen sobre los participantes. Par-
ticipando en el proceso de auto-descubrimiento de otros miembros, se
aumentan las oportunidades para que cada uno de ellos adquiera una com-
prensión más profunda de sus propios asuntos psicológicos pendientes.
Pueden aplicarse procedimientos didácticos como el Triángulo Dramático
de Karpman (ver Karpman, 1968) para ayudar a los miembros a identificar
los guiones y los juegos. El triángulo cuenta con un "Perseguidor", un "Sal-
vador" y una "Víctima". Los Perseguidores critican a los otros y los invitan a
asumir la posición de Víctimas. Los Salvadores dependen de la ayuda o "sal-
vación" de otros para sentirse bien. Si otros no desempeñan el rol de Vícti-
mas, entonces los Salvadores no son capaces de llevar a cabo su juego del
cuidado ajeno. Las Víctimas asumen una instancia pasiva, de incapacidad,
manteniendo que carecen de poder para cambiar salvo que alguna otra perso-
na cambie primero. Debería señalarse que el mismo individuo puede alternar
los tres roles en diferentes momentos y en diversas situaciones. Sin embargo,
la mayoría de los miembros del grupo suelen contar con una posición vital
favorita, que se hará evidente en su forma de comportarse en las sesiones de
grupo. Por ejemplo, Betty puede llegar rápidamente a rescatar a cualquier
miembro que experimente tristeza. Puede hacer todo lo posible para dar a
tales miembros soluciones fáciles ante problemas complejos. En su vida fuera
del grupo puede depender de otros que la necesiten para ser salvados del
dolor. Otro miembro, Jim, puede asumir una instancia de víctima quejándose
continuamente de su horrible vida y manifestando cómo la podría cambiar si
otros miembros hicieran algunos cambios primero. La situación grupal per-
mite a los miembros analizar las posiciones que adoptan y los juegos que eje-
cutan tanto en el grupo como en la vida cotidiana. Como resultado, los
participantes del grupo adquieren la capacidad para dar los pasos iniciales
que les permitirán deshacerse de los patrones de auto-derrota. En la medida
que los participantes analizan su propia vida desde la perspectiva del AT,
pueden comprobar la exactitud de sus interpretaciones solicitando el
feed-back del terapeuta y de los miembros restantes.
El análisis puede llevarse a cabo mediante listados. Steiner (1967) elaboró
un cuestionario de guión de vida que puede usarse como catalizador en situa-
ciones grupales para ayudar a los miembros a examinar los componentes sig-
402 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

nificativos de su guión, entre ellos, las posiciones vitales y los juegos. Al


completar este listado, los miembros proporcionan información básica como
la dirección general básica de sus vidas, los modelos de sus vidas, la naturaleza
de sus mandatos, los beneficios que buscan y el final trágico que esperan de
la vida.

ROL Y FUNCIONES DEL TERAPEUTA DEL GRUPO


Aunque el AT está diseñado para desarrollar la conciencia emocional e
intelectual, el centro de interés se dirige hacia los aspectos cognitivos. Como
un maestro, el terapeuta de AT explica conceptos como análisis estructural,
análisis del guión y análisis de juegos. Como se ha señalado previamente, el
AT subraya la importancia de la igualdad en la relación cliente/terapeuta, una
igualdad que se manifiesta mediante los contratos entre el terapeuta del grupo
y los miembros individuales que convierte a éstos en participantes del proceso
terapéutico. Consecuentemente, el rol del terapeuta consiste en aplicar su
conocimiento al logro de los contratos que han iniciado los clientes.
Desde la perspectiva de la redecisión, la función del terapeuta es crear un
clima en el que las personas puedan descubrir por su propio pié la forma en
que sus juegos siguen manteniendo los sentimientos negativos crónicos y el
modo en que se adhieren a estos sentimientos para apoyar su guión de vida y
las decisiones infantiles. Otra función del terapeuta es retar a los miembros
del grupo a descubrir y experimentar con formas de ser más efectivas. En
resumen, el rol del terapeuta es ayudar a los miembros a adquirir los instru-
mentos necesarios para un cambio efectivo.
El estilo del terapeuta en un grupo de AT tiende a potenciar el trabajo
individual dentro del seno grupal más que a facilitar la interacción entre los
miembros del grupo y favorecer así la terapia efectuada por los miembros. En
los grupos de AT el terapeuta asume un rol activo como principal agente del
cambio (Kapur & Miller, 1987). El centro de interés se dirige hacia las inte-
racciones entre el terapeuta del grupo y los miembros individuales. El tera-
peuta ocupa una posición central en el grupo y trabaja cada vez con un
cliente.

PROCEDIMIENTOS Y TÉCNICAS TERAPÉUTICAS


Contratos: La Estructura de la Relación Terapéutica

El análisis transaccional se basa fundamentalmente en la capacidad y


voluntad de los participantes del grupo para entender y diseñar un contrato
terapéutico que les exige manifestar su intenciones y establecer metas perso-
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 403

nales. Los contratos son la llave de todos los grupos de AT. Son específicos y
comprobables y contienen una afirmación concreta de los objetivos que el
participante del grupo trata de conseguir y el modo y el tiempo que invertirá
para hacerlo. Los contratos responsabilizan a los miembros de la definición
del qué, cómo y cuándo quieren cambiar ellos. Así desde el principio, los
miembros aprenden que la terapia es una responsabilidad compartida y que
no pueden esperar pasivamente que el terapeuta dirija el grupo. En resumen,
los contratos de los miembros establecen el punto de partida de la actividad
grupal.
Los miembros del grupo aceptan trabajar sobre aspectos específicos en el
grupo. Por ejemplo, una mujer que reacciona ante las personas de forma muy
crítica puede diseñar un contrato que le conducirá a modificar tal conducta.
Su contrato describe qué hará en el grupo para modificar sus acciones y expe-
riencias, cuándo lo hará y cuántas veces. A partir de aquí puede ampliarse el
contrato e incluir situaciones fuera del grupo.
Dusay (1983) asegura que un contrato de tratamiento bien iniciado especi-
ficará si los clientes están obteniendo lo que desean de la terapia. Añade que
tal contrato es una respuesta aceptable a la cuestión del terapeuta: "¿Cómo
sabremos tu y yo cuándo has logrado lo que vienes a buscar al grupo?".
Como todos los miembros del grupo conocen los contratos del resto de los
participantes, se puede establecer un interés productivo en las sesiones guípa-
les. El proceso del tratamiento de AT se centra fundamentalmente en el cam-
bio tal y como lo define el contrato y existe un acuerdo Adulto-Adulto entre
el terapeuta y el cliente sobre cuál será el proceso y la meta deseada (Dusay
& Dusay, 1989).
Los contratos tratan de ser instrumentos prácticos para ayudar a las perso-
nas a modificar su forma de ser. Como tal, no pueden ser rígidos y deberían
estar abiertos a la revisión. Los contratos a largo plazo pueden ser limitado-
res, así pues muchas veces es más útil elaborar contratos por fases, sujetos a
modificaciones según los miembros acceden a áreas más profundas que dese-
an modificar.

El Enfoque Redecísional de los Goulding

A continuación se presenta una síntesis del enfoque redecisional de AT


para grupos, basado en una adaptación de los principales trabajos de los
Goulding (1976, 1978, 1979, 1982, 1987). Debería mencionarse que el
núcleo del trabajo en este enfoque consiste en ayudar a los clientes a tomar
redecisiones mientras se hallan en el estado Niño del ego. Esto se realiza
haciéndoles reexperimentar una escena infantil como si la situación estuviera
ocurriendo en el presente. El mero comentario de los acontecimientos pasa-
dos o la comprensión de los sentimientos y decisiones desde el estado Adulto
404 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

del ego no es suficiente para empujarlos más allá de los lugares en los que se
hallan bloqueados. La forma en que el terapeuta ayuda a los miembros a
introducirse en el estado Niño del ego y a adoptar una nueva decisión, se des-
cribe brevemente en las estapas de redecisión de la terapia grupal que se pre-
sentan a continuación.

LA ETAPA INICIAL DEL GRUPO. El primer paso en el proceso grupal


consiste en el establecimiento de un buen contacto. En gran medida, los
resultados de los miembros del grupo dependen de la calidad de la relación
que el terapeuta del grupo es capaz de establecer con los miembros y de la
competencia del terapeuta. Incluso aunque el terapeuta del grupo establezca
una buena relación con los miembros y sea competente, el síntoma más
importante de los miembros no se manifestará inicialmente (R. Goulding,
1982). Los participantes del grupo algunas veces manifiestan lo que ellos
consideran significativo pero evitan referirse a aspectos más pertinentes. Por
lo tanto, el terapeuta trata de acercarse al motivo central del cliente. Obvia-
mente, el factor de la confianza en el grupo está muy relacionado con la
voluntad de los clientes para llegar hasta su queja central.
El siguiente paso en el proceso consiste en preguntar a los miembros del
grupo por sus contratos actuales de cambio. Una pregunta típica suele ser:
"¿Qué aspecto de tí mismo vas a cambiar hoy?". Recuerde que no se pregun-
ta a los miembros lo que esperan cambiar o lo que hará el terapeuta para pro-
ducir el cambio, como tampoco se les pregunta los cambios que desean para
el futuro. El énfasis se halla en la acción que ahora inicia el cliente para hacer
algo que comportará un cambio.

LA ETAPA DE TRABAJO DEL GRUPO. Una vez formulados los contra-


tos, el grupo Goulding se centra en los rackets que usan los miembros para
justificar su guión de vida y en última instancia, sus decisiones (M. Goulding
& Goulding, 1979). El objetivo es exponer los rackets de los miembros del
grupo y hacer que éstos se responsabilicen de los mismos. Por ejemplo, a una
persona con una "trampa de enfado" - alguien que está crónicamente enfada-
do - se le pregunta: "¿Qué haces para mantener tu enfado?". Empezando con
acontecimientos recientes, la persona va recordando situaciones hasta llegar a
los acontecimientos infantiles relacionados con el enfado. Como en la terapia
Gestalt, se pide a los miembros que estén en esas situaciones, que no las
recuerden como observadores sino como participantes en el aquí y ahora. Se
pide a los miembros que representen sus propias respuestas y las respuestas
de las personas significativas que se encuentran en la escena.
Durante esta etapa de trabajo grupal el interés se halla en los juegos. Se
analizan los juegos, principalmente para ver el modo en que apoyan y man-
tienen los rackets y coinciden con el guión de vida de cada uno. En esta cone-

i
404 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

del ego no es suficiente para empujarlos más allá de los lugares en los que se
hallan bloqueados. La forma en que el terapeuta ayuda a los miembros a
introducirse en el estado Niño del ego y a adoptar una nueva decisión, se des-
cribe brevemente en las estapas de redecisión de la terapia grupal que se pre-
sentan a continuación.

LA ETAPA INICIAL DEL GRUPO. El primer paso en el proceso grupal


consiste en el establecimiento de un buen contacto. En gran medida, los
resultados de los miembros del grupo dependen de la calidad de la relación
que el terapeuta del grupo es capaz de establecer con los miembros y de la
competencia del terapeuta. Incluso aunque el terapeuta del grupo establezca
una buena relación con los miembros y sea competente, el síntoma más
importante de los miembros no se manifestará inicialmente (R. Goulding,
1982). Los participantes del grupo algunas veces manifiestan lo que ellos
consideran significativo pero evitan referirse a aspectos más pertinentes. Por
lo tanto, el terapeuta trata de acercarse al motivo central del cliente. Obvia-
mente, el factor de la confianza en el grupo está muy relacionado con la
voluntad de los clientes para llegar hasta su queja central.
El siguiente paso en el proceso consiste en preguntar a los miembros del
grupo por sus contratos actuales de cambio. Una pregunta típica suele ser:
"¿Qué aspecto de tí mismo vas a cambiar hoy?". Recuerde que no se pregun-
ta a los miembros lo que esperan cambiar o lo que hará el terapeuta para pro-
ducir el cambio, como tampoco se les pregunta los cambios que desean para
el futuro. El énfasis se halla en la acción que ahora inicia el cliente para hacer
algo que comportará un cambio.

LA ETAPA DE TRABAJO DEL GRUPO. Una vez formulados los contra-


tos, el grupo Goulding se centra en los rackets que usan los miembros para
justificar su guión de vida y en última instancia, sus decisiones (M. Goulding
& Goulding, 1979). El objetivo es exponer los rackets de los miembros del
grupo y hacer que éstos se responsabilicen de los mismos. Por ejemplo, a una
persona con una "trampa de enfado" - alguien que está crónicamente enfada-
do - se le pregunta: "¿Qué haces para mantener tu enfado?". Empezando con
acontecimientos recientes, la persona va recordando situaciones hasta llegar a
los acontecimientos infantiles relacionados con el enfado. Como en la terapia
Gestalt, se pide a los miembros que estén en esas situaciones, que no las
recuerden como observadores sino como participantes en el aquí y ahora. .Se
pide a los miembros que representen sus propias respuestas y las respuestas
de las personas significativas que se encuentran en la escena.
Durante esta etapa de trabajo grupal el interés se halla en los juegos. Se
analizan los juegos, principalmente para ver el modo en que apoyan y man-
tienen los rackets y coinciden con el guión de vida de cada uno. En esta cone-
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 405

xión se dedica mucho esfuerzo a buscar las pruebas de las decisiones infanti-
les de los participantes, tratando de descubrir el mandato original que se halla
en la base de estas decisiones infantiles y que determina los tipos de caricias
que la persona ha recibido para apoyar el mandato original.
Una función importante del terapeuta del grupo es alertar a los miembros
a responsabilizarse de sus pensamientos, sentimientos y conducta. Se reta a
los miembros cuando emplean expresiones como "no puedo", "quizás", "si
no fuera por", "intentar" y otras que les alejan de su propio poder. El terapeuta
crea también un clima de grupo donde los miembros se percatan rápidamente
del modo en que mantienen sus sentimientos negativos de forma crónica a
través de su conducta y su fantasía. Es tarea del terapeuta retarlos para que
descubran posibilidades alternativas.
Los Goulding consideran que los clientes cambian rápidamente, sin nece-
sidad de años de análisis. Consecuentemente, subrayan los aspectos
redeci-sionales de la terapia de AT sobre el presupuesto de que cuando los
clientes perciben que son responsables de sus decisiones anteriores, entonces
cuentan con el poder para modificar tales decisiones. Este enfoque ayuda a los
participantes a reexperimentar las situaciones emocionales infantiles para
generar la energía capaz de movilizarlos de los lugares en los que se hallan
bloqueados (M. Goulding & Goulding, 1979). Tal movilización, según los
Goulding, exige a los participantes que recuerden y revivan situaciones
donde estén implicadas las figuras reales de los progenitores. Los
participantes reexperi-mentan a través de la fantasía la forma en que sus
padres actuaban y el aspecto que tenían; el terapeuta crea un clima
psicológico que permita a los miembros sentir la misma intensidad
emocional que sintieron, como niños, cuando tomaron la decisión original.
Los Goulding insisten en que para obtener resultados satisfactorios, los
participantes deben estar en el estado Niño del ego, reviviendo
psicológicamente las escenas infantiles en vez de mantenerse en el estado
Adulto del ego y pensar meramente en la nueva información e insight.

LA ETAPA FINAL DEL GRUPO. Una vez efectuada la redecisión desde


el estadio Niño del ego, los cambios en el tono de voz, cuerpo y expresiones
faciales son obvios para todos los miembros del grupo. Sin embargo, Robert
Goulding (1982) subraya la importancia del refuerzo de esta redecisión por el
cliente y por el resto de los miembros del grupo. El proceso grupal apoya a
los miembros que empiezan a sentir y comportarse de nuevas formas. Se
anima a los miembros del grupo a relatar una nueva historia que sustituya a
su vieja historia y normalmente reciben apoyo verbal y no verbal para su
nueva decisión. Se presta atención a los modos en que los miembros pueden
buscar otros sistemas de apoyo fuera del grupo y también es importante que
los miembros planifiquen formas específicas para modificar sus pensamien-
406 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

tos, sentimientos, conductas y expresiones corporales. Durante la última fase


del trabajo grupal se presiona a los miembros para que transfieran los cam-
bios desde la situación terapéutica a su vida cotidiana. Antes de que los
miembros abandonen el grupo, es conveniente que imaginen las formas en
que los cambios ahora efectuados pueden conducirles a otros cambios. En
este mismo orden, es importante que los miembros se preparen para nuevas
situaciones que deberán encarar cuando abandonen el grupo y a elaborar sis-
temas de apoyo que les ayudarán a manejar creativamente las nuevas situa-
ciones problemáticas y los nuevos éxitos cuando éstos lleguen (por ejemplo,
la vieja ansiedad que surge de estos éxitos).

EVALUACIÓN DEL ANÁLISIS TRANSACCIONAL

Contribuciones y Puntos Fuertes del Enfoque

El análisis transaccional proporciona una base cognitiva para el proceso


grupal que a menudo falta en algunos grupos de orientación experiencial. La
insistencia de este enfoque en hacer que sus miembros abandonen las posi-
ciones victimizantes y se percaten de que no se hallan encadenados a las
decisiones infantiles, es, en mi opinión, crucial para una terapia efectiva.
Creo que el AT, especialmente la terapia de redecisión, proporciona un marco
conceptual útil para la comprensión del modo en que se adoptan las decisio-
nes infantiles, el modo en que estas se relacionan con las posiciones actuales,
el modo en que los juegos perpetúan los sentimientos negativos y el modo en
que nuestras vidas se hallan gobernadas por viejos programas y guiones.
Muchas personas se encuentran esclavizadas por sus decisiones infantiles;
se aferran a los mensajes parentales, viven sus vidas con mandatos no exami-
nados y frecuentemente ni siquiera son conscientes de que están viviendo
dentro de una camisa de fuerza. Conceptualmente, la terapia de redecisión
ofrece los instrumentos que pueden usar los miembros para liberarse de un
guión arcaico y alcanzar una vida cargada de éxitos y de significado.
Uno de los aportes del enfoque de AT a la terapia de grupos es el énfasis
en los contratos como forma para guiar el trabajo de cada miembro. Los con-
tratos responsabilizan a los miembros de las decisiones de cambio, al mismo
tiempo equilibran la base de poder entre el terapeuta y los miembros y elimi-
nan gran parte del misterio que envuelve a la forma de trabajo grupal.
Una serie de factores de los grupos de AT los hacen particularmente útiles
para el trabajo con mujeres. Algunos de estos elementos son el uso de contra-
tos, las relaciones igualitarias entre los miembros y el terapeuta, el énfasis en
proporcionar a los miembros conocimientos sobre el proceso grupal de AT y
el valor que se concede al poder de los miembros del grupo. Las terapeutas •
feministas se preocupan a menudo de la imposición inadecuada de los valores
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 407

del terapeuta a los clientes (Enns, 1993). Parece que el grupo de AT presenta
algunas ventajas para el examen de los problemas derivados del sexo y la
socialización del rol sexual, incluyendo su énfasis en el poder de los miem-
bros. Además, en un grupo de AT el poder diferencial entre el terapeuta y los
miembros es menos pronunciado que en la mayoría de las formas de terapia
individual. Desde la perspectiva feminista, cuando las mujeres participan en
los grupos, disponen de más oportunidades para desafiar las ideas del tera-
peuta y son capaces de comparar su realidad con la de otras mujeres (Enns,
1993).
Los grupos de AT ofrecen posibilidades de trabajo preventivo y curativo;
proporcionan también una estructura educativa y terapéutica. Considero
importante que la información dada en los grupos de AT se equilibre con el
trabajo experiencial dirigido a implicar cognitiva y emocionalmente a los
miembros. Yo soy partidario de integrar los conceptos del AT con la práctica
de técnicas gestálticas. Evidentemente esto es lo que han logrado los
Goul-ding. Trabajando con la base teórica del AT, han usado una
combinación de métodos terapéuticos, incluyendo el psicodrama, la fantasía
e imaginación, las técnicas gestálticas, la terapia conductual, la
desensibilización, los procedimientos de terapia familiar y la psicosíntesis.
Manifiestan que los gestálti-cos ortodoxos no proporcionan suficiente
feedback cognitivo y que los terapeutas ortodoxos del AT rara vez potencian
el intenso trabajo emocional que conduce a la ruptura del bloqueo que impide
el crecimiento.
Existen multitud de posibilidades para integrar las perspectivas del AT y
de la Gestalt en el trabajo grupal con niños (Tudor, 1991). Los grupos de
Tudor son educativos y terapéuticos y tienen el fin de potenciar la salud men-
tal. Tudor establece un marco de trabajo que vincula el desarrollo infantil con
las fases del ciclo gestáltico y con los mandatos del AT que son relevantes a
cada edad.

Limitaciones del Enfoque

La combinación de los conceptos del AT con las técnicas gestálticas dis-


minuye algunas objeciones que planteo a ambos enfoques terapéuticos. En mi
opinión, la terapia Gestalt no enfatiza suficientemente los factores cognitivos,
de tal forma que tiende a dejar a los participantes con muchas experiencias
sin significado. El AT, por el contrario, tiende a enfatizar en exceso los facto-
res cognitivos y puede convertirse en una terapia intelectualmente estimulante
pero emocionalmente árida.
Como la mayoría de los enfoques restantes que he comentado hasta el
momento, el AT puede ser criticado porque su teoría y procedimientos no han
sido objeto de validación empírica adecuada. Muchos de los conceptos de
Berne fueron formulados de tal manera que resultaría imposible diseñar un
408 ANÁLISIS TRANSACCIONAL

estudio de investigación para comprobarlos. Al parecer la mayoría de las


declamaciones de éxito se basan en las observaciones clínicas y en los testi-
monios. Los estudios de investigación bien diseñados para evaluar el proceso
y resultados de la terapia de grupo no han sido uno de los puntos fuertes del
AT. Esto no significa que no se haya intentado estudiar los resultados de la
terapia grupal de AT. En varios apartados del Transactional Analysis Journal
se describen estudios de investigación. Algunos terapeutas de AT manifiestan
que el uso de los contratos específicos estable una forma de evaluación y
res-ponsabilización. Se pueden establecer mediciones para determinar el
grado en que los miembros han completado su contrato y se han beneficiado
de la terapia grupal. En mi opinión el AT podría beneficiarse adoptando el
compromiso de investigación que caracteriza a la terapia de la conducta.
Los terapeutas de los grupos de AT tienden a potenciar más el trabajo
individual en el grupo que a promover la interacción entre los miembros. En
base a mi propia experiencia creo que este estilo de liderazgo no hace un uso
óptimo de las cualidades interactivas inherentes a la terapia grupal. Kapur y
Miller (1987) sugieren que la investigación futura podrá medir la relativa
falta de atención que los clínicos del AT han destinado a las propiedades úni-
cas de los grupos. En base a sus propias investigaciones, son partidarios de
potenciar procesos de cohesión y generalización variando las técnicas tera-
péuticas. Sugieren también la conveniencia de un rol descentralizado del tera-
peuta que ponga más énfasis en la potenciación de la interacción espontánea
entre los miembros.
Un último problema que encuentro en el AT se refiere a la forma particular
en que algunos terapeutas emplean la estructura y vocabulario de este sistema
para evitar el contacto genuino con sus clientes o para evitar la revelación de
sus propias reacciones. Un terapeuta puede usar la estructura del AT para
evitar las interacciones persona-a-persona y para centrarse en las etiquetas de
los estados del ego, en los contratos y en la dirección de las transacciones. He
observado también a algunos miembros del grupo que parecen usar la jerga
del AT para engañarse a sí mismos y creer que se están auto-realizando
cuando, en realidad, sólo están aprendiendo nuevos términos para identificar
viejos procesos. Algunos clientes del AT tienden a usar la jerga a modo de
escudo intelectual tras el cual ocultar su inseguridad. Estos peligros derivados
de la estructura y vocabulario del AT pueden reducirse si el terapeuta
confronta a los miembros cuando éstos hacen un uso equivocado del modelo.

Aplicación del AT a las Poblaciones Multiculturales

La introducción de los contratos en la terapia tiene mucho que ofrecer en


los contextos multiculturales. Como hemos visto en este capítulo, los clientes
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 409
del AT deciden qué aspectos desean cambiar. Sus contratos les protegen de la
imposición de los valores culturales del terapeuta.
El AT proporciona también un enfoque estructurado que permite a los
clientes observar las conexiones existentes entre lo que aprendieron en sus
familias y sus actitudes hacia las personas. Muchos clientes consideran útil
este tipo de estructura porque les ayuda a entender la influencia que su cultura
ha ejercido sobre ellos. Piense, por ejemplo, en los siguientes mandatos que
puede escuchar entre sus clientes: "No llores o no muestres tus lágrimas en
público", "No confrontes a tus padres", "Vive de acuerdo a las expectativas
de tus progenitores o familia". "No te preocupes en exceso de tí mismo", "No
muestres tu debilidad", "No hagas comentarios negativos en público", "No
llames la atención". "Respeta siempre a tus mayores", "Piensa en lo mejor
para tu familia [comunidad] y no en tus propios intereses", "No ganes a
expensas de otros", "No hables de tu familia o de los problemas familiares
con desconocidos". Estos mandatos culturales pueden ser un buen inicio para
la exploración en el grupo.
Es necesario que los terapeutas respeten los mandatos culturales de los
clientes y al mismo tiempo que establezcan un clima donde los miembros
puedan empezar a cuestionarse el grado en que han aceptado estos mensajes.
En este mismo orden, el terapeuta debería evitar desafiar a los clientes con
excesiva premura para reducir así las posibilidades de abandono. La confron-
tación directa de los mandatos culturales será interpretada por muchos clien-
tes como la señal de que el terapeuta no respeta sus valores o de que éste
desea imponer su propio sistema de valores.
Una limitación de la aplicación del AT a la práctica de grupos multicultu-
rales consiste en la dificultad que la terminología puede conllevar para algu-
nos clientes. Aunque los terapeutas aseguran que el AT es simple y fácil de
entender, muchos clientes pueden encontrar dificultades con la complejidad
de conceptos como la estructura y dinámicas de los juegos y los
subcompo-nentes de varios estados del ego. Antes de desafiar los guiones de
vida de los miembros del grupo los cuales frecuentemente se hallan
enraizados en su herencia cultural, los terapeutas deberán asegurarse de haber
establecido una •relación de confianza y de que los clientes han demostrado su
disposición a cuestionarse las tradiciones familiares. En algunas culturas se
considera tabú dudar sobre las tradiciones familiares, comentar tales asuntos
en grupos no familiares o permitir que otros desafíen estas tradiciones. El
enfoque del contrato usado por la mayoría de los terapeutas del AT puede ser
útil para que estos clientes dispongan de la responsabilidad de decidir qué
aspectos de su vida familiar desean compartir así como para decidir qué
valores familiares están dispuestos a cuestionar. Si los miembros del grupo
asumen esta responsabilidad para formular contratos específicos, se reducirán
sensiblemente las posibilidades de confrontaciones inadecuadas.

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