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TEMA 31
LA SUCESION INTESTADA
La sucesión “ab intestado”
El régimen de los llamamientos a la herencia de una persona cuando ésta muere sin hacer testamento,
refleja los cambios ocurridos en la evolución histórica que de la primitiva familia agnaticia lleva a la
familia cognaticia. Aunque las reglas del ius civile, sobre la familia basada en las relaciones de
potestad se mantienen en época clásica, prevalece en el derecho pretorio e imperial la concepción de la
familia basada en los vínculos de sangre o parentesco natural que acaba por imponerse en derechos
postclásico y justinianeo.

La sucesión ab intestato se abre en los siguientes casos.

 -Si una persona ha muerto sin testamento.


 -Si el testamento carecía de los requisitos exigidos o si se había hecho nulo con posterioridad
o era revocado.
 -Si los herederos testamentarios no llegaban a adquirir la herencia.

La llamada a la sucesión intestada se produce de ordinario en el momento de la muerte del de cuius;


sin embargo; si el heredero renuncia, la llamada se produce sólo en el momento de la renuncia o
cuando el testamento se declara ineficaz.

La sucesión intestada en el antiguo derecho civil.


XII Tablas: Si alguno muere sin testamento y no hay ningún heredero de derecho propio, tenga la
herencia el más próximo agnado, si no hay ningún agnado tenga la herencia los gentiles.

Según esta norma de la ley decenviral, se llamaban a tres clases de heredero: Sui-adgnati-gentiles:

-Herederos de derecho propio (sui): son los hijos que estaban en potestad del difunto o todos aquellos
que estaban en lugar de los hijos. Se tienen en cuenta a los hijos o descendientes en potestad del
causante al momento de su muerte, como son los hijos e hijas y la mujer in manu. No se consideraban
herederos “suyos” los hijos que no están ya bajo la potestad del padre, como son los hijos emancipados
o adoptados por otro y las hijas casadas cum manu. Los nietos y bisnietos se consideran herederos de
derecho propio sólo en el caso de que su antecesor haya dejado de estar en la potestad del ascendiente,
bien por haber fallecido o por haber sido emancipado. Todos los herederos “suyos” suceden al difunto,
aunque estén en desigual grado de parentela; la participación tiene lugar no por cabezas (per capita),
sino per estirpes, es decir, que los nietos y nietas suceden en lugar y porción que correspondía a su
padre por derecho de representación. Los herederos de derecho propio suceden inmediatamente sin
necesidad de aceptar y no pueden repudiar porque ellos eran ya en vida del padre “en cierto modo
dueños”; sin embargo, pueden beneficiarse del beneficium abstinendi que le concede el pretor.

-Agnados (adgnati): son agnados los que están unidos por parentesco legítimo por línea de varón, es
decir, los que estarían sometidos a una misma potestad si el común paterfamilias no hubiese muerto. La
ley llama al agnado más próximo que excluye al más remoto; en caso de que existan varios agnados del
mismo grado, la herencia se divide por cabezas. Ejemplo: si existen varios hermanos del difunto le
suceden todos, pero si concurren un hermano y un sobrino, hijo de otro hermano que murió antes,
sucede sólo el hermano. Entre los hermanos no se hacía distinción de sexos, pero la jurisprudencia
excluyó de la herencia a las agnadas de grado ulterior (tías, sobrinas, etc.).

El agnado no es llamado como heredero; la ley establece: tenga la familia (familiam habeto), lo que se
interpreta en el sentido de que el agnado sería un sucesor en los bienes y no un heredero en sentido
propio. El llamamiento al agnado es único, y si éste no llega a adquirir la herencia sigue en situación
de yacente.

-Gentiles: los pertenecientes a la misma gens, constituidas por la familias procedentes de un antecesor
común, con el mismo apellido o nombre gentilicio. En la primera época clásica desaparece la
organización gentilicia y Ayo, la menciona como un recuerdo histórico.

La sucesión intestada en el edicto del pretor


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Para corregir “las estrictas normas de las XII Tablas”, el pretor establece un nuevo orden de llamadas
a la herencia, basado en el parentesco de sangre o cognación para concederles la posesión de los
bienes. El objeto de la bonorum possessio, que originariamente sólo podía ser de bienes corporales,
fue extendiéndose progresivamente por el juego de acciones y remedios pretorios, hasta comprender
también los créditos y las deudas. En el sistema del edicto perpetuo, las categorías de personas
llamadas son las siguientes: unde liberi -unde legitimi -unde cognati - unde vir et uxor.

-Hijos y descendientes (liberi): el pretor llama a todos los hijos con independencia de que estén o no
sometidos a potestad; por tanto, suceden:
-Los suyos o de propio derecho y
-los que han salido ya de la patria potestad, entre los que se relacionan los siguientes:
-los hijos emancipados por el causante;
-los descendientes legítimos del hijo después de la emancipación;
-los hijos dados en adopción y después emancipados por el adoptante.

No entran en esta llamada los hijos adoptivos del causante, que éste emancipa después, ni los
adoptados por otra persona y no emancipados, que suceden al adoptante. A la posesión de los bienes
son llamados todos los hijos y los descendientes de los premuertos, es decir, suceden por estirpes, o por
derecho de representación de su padre. Según el orden del edicto perpetuo, el hijo emancipado
concurría con sus propios hijos a la herencia pretoria. Para evitar la desigualdad de trato que podía
suponer el llamar a los hijos bajo potestad, que adquirían para el padre, junto con los emancipados,
que podían tener su propio patrimonio, el pretor impone a los hijos emancipados, que solicitan la
bonorum possessio, la obligación de aportar el valor activo de su propio patrimonio (collatio
emancipati).

-Legítimos (legitimi ): son los herederos llamados a suceder por las XII Tablas. Al ser llamados los sui
en la primera categoría de liberi, y al desaparecer la llamada a los gentiles, en ésta se comprenden
prácticamente los agnados. Lo mismo que en la sucesión legítima, no hay llamamientos sucesivos y el
bonorum possessor debe ceder ante el heredero civil (sine re).

-Cognados (cognati), o parientes por consanguinidad. Se comprenden en esta categoría los


descendientes, los ascendientes y los colaterales hasta el 6º grado y en la herencia de un sobrino (hijo
de un primo hermano) hasta el hijo o hija de otro sobrino, que esté en 7º grado. Se consideran
equiparados a éstos (cognatorum loco) los agnados por adopción o conventio in manum. Son
llamados también los descendientes de las mujeres, que estaban excluidos de la sucesión agnaticia. Los
cognados o parientes más próximos excluyen a los más remotos, pero se da lugar a llamamientos
sucesivos en caso de renuncia o incapacidad. Los parientes del mismo grado heredan por cabezas. El
cognado cede ante el heredero civil preferente (sine re). Los póstumos ya concebidos (nascituri) se
comprenden también en esta llamada.

-El marido y la mujer (vir et uxor). Se llama a la posesión de los bienes al cónyuge viudo, teniendo en
cuenta la existencia de matrimonio válido (iustum matrimonium), con independencia de la manus.

En la sucesión de los libertos, el edicto concede la posesión de los bienes por el siguiente orden: a)
hijos del liberto, b) herederos legítimos: el patrono, la patrona, los hijos del patrono; c) cognados del
liberto; d) agnados del patrono; e) patrono del patrono o sus descendientes y ascendientes; f) viuda o
viudo del liberto o liberta; g) cognados del patrono.

Si no aparece ningún heredero de los llamados el pretor decreta la venta de los bienes para pagar a los
acreedores. Conforme a las leyes caducarias de Augusto la herencia vacante se atribuye al erario
público.

Reformas de la legión imperial

La reforma de la sucesión legítima iniciada en el edicto del pretor, es continuada por la legislación del
senado y de los emperadores para imponer la prevalencia del parentesco natural sobre el agnaticio.
Las reformas se realizan en atención a particulares casos en que la conciencia social imponía unas
soluciones más claras y justas.

El S.C. Tertuliano, de la época de Adriano, llamó a la madre a la sucesión de su propio hijo, siguiendo
un precedente de Claudio. La madre debía tener el ius liberorum, y es llamada con preferencia a los
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agnados, pero sólo a la sucesión del hijo que muere sin dejar hijos, ni parens manumissor, ni tampoco
hermanos consanguíneos.

El S.C. Orficiano, del año 178 d.C., bajo Marco Aurelio, llama a los hijos a la herencia de la madre,
con preferencia a todos los agnados de ella.

El derecho postclásico tiende a hacer independiente la sucesión de la madre del ius liberorum,
respecto a la sucesión del hijo. Constantino dispone que la madre que no tiene este derecho pudiese
heredar un tercio de los bienes del hijo, en detrimento de los agnados, tíos paternos del difunto: Con el
precedente de otras disposiciones imperiales, que aplican extensivamente la constitución de
Constantino, Justiniano declara que la sucesión de la madres es independiente del ius liberorum. En
consecuencia hereda con agnados colaterales. Para favorecer el parentesco cognaticio, Anastasio
dispone que puedan sucederse respectivamente hermanos y hermanas emancipados junto con los no
emancipados, aunque con una cuota menor. Esta diferencia de cuota es abolida por Justiniano. Estas
disposiciones particulares dan lugar a un sistema sucesorio complejo y oscuro, con normas de distinto
origen y en parte contradictorias que aparecen juntas en la compilación justinianea.

La sucesión intestada en el derecho de Justiniano

En la última fase de la evolución de la sucesión intestada, Justiniano reelabora en la Novela 118 del
año 543 d.C. y en la 127 del año 548, todo un nuevo régimen sucesorio. Las Novelas aceptan
definitivamente el fundamento de la llamada en la familia natural o parentesco de sangre y derogan el
antiguo sistema del derecho civil. En el nuevo orden de sucesión se admite la plena capacidad de los
hijos y de la mujer y se funden los dos sistemas de derecho pretorio y de derecho civil. El orden las
llamadas es el de las cuatro clases siguientes:

-Los descendientes, cualquiera que sea su situación en potestad, emancipados o dados en adopción.
Los descendientes de igual grado heredan por cabezas; los nietos heredan por estirpes en
representación de su padre premuerto.

-Los ascendientes y los hermanos y hermanas de doble vínculo, es decir, de padre y de madre:

-Si concurren ascendientes y hermanos heredan por cabezas.


-Si sólo acuden ascendientes, los más próximos excluyen a los más remotos y si sólo existen
éstos, la herencia se reparte en las dos líneas, y dentro de cada grado por cabezas.
-Si concurren hermanos, heredan por cabezas, pero con derecho de representación de los
descendientes de hermanos premuertos.

-Los hermanos y hermanas de un sólo vínculo (consanguinei: del mismo padre; uterini: de la misma
madre); heredan por cabezas, con derecho de representación de sus descendientes.
-Los otros colaterales, hasta el 6º y 7º grado como en el edicto pretorio. Los más próximos excluyen a
los más remotos.

Si faltan estos herederos, es llamado el cónyuge viudo. En caso de viuda pobre y falta de recursos, las
Novelas 53 y 117 le atribuyen el derecho a una parte de la sucesión (de ordinario, la cuarta parte),
variable según los parientes con quienes concurra.

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