Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
13
Principios de renovación
Decid a Arquipo: `Mira que cumplas el ministerio que recibiste del Señor’.
Colosenses 4:17
I. Renovación intelectual
Cuando al Señor se le preguntó cuál era el más grande de los mandamientos, contestó
con palabras que todos podemos citar de memoria: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente”. Jesucristo sabía que nuestro amor a Dios
debía involucrar toda la persona, incluyendo el aspecto más noble de su imagen en el ser
humano: el intelecto. Pablo hace eco de las palabras del Señor cuando nos recuerda: “…
sean transformados [en forma continua] mediante la renovación de su mente”(Ro 12:1).
Este proceso de renovación de nuestro intelecto es buen consejo no sólo para un
creyente nuevo, sino también para el más veterano de los guerreros. El individuo que cesa
de renovarse mentalmente hoy, irremediablemente muere mañana. El que deja de
aprender, deja de existir. Por lo tanto, el primer consejo es: Mantenga siempre vivo el
espíritu de aprendizaje. Que la llama de la curiosidad y el deseo de saber más ardan
siempre en su ser.
A. Especialícese: “El que mucho abarca, poco aprieta” reza el refrán popular. El
dilema de todo ser humano promedio no es si está capacitado. El dilema es que la gracia
de Dios nos ha provisto con tanta abundancia, que estamos sobrecapacitados. Dios nos da
tantos dones y talentos, que la trampa para un verdadero líder es terminar corriendo en
demasiadas direcciones simultáneamente. Como tenemos muchas habilidades, queremos
hacer de todo un poco pero al costo de no brillar en ningún área en particular. Cualquier
médico entiende muy bien este principio. Sabe que si va a hacer una contribución notable
en el área de investigación, no podrá al mismo tiempo aspirar a ser cirujano que haga
trasplantes de corazón. Cualquier profesor lo entiende también muy bien. Sabe que si es
llamado a enseñar en un seminario teológico, deberá escoger un campo específico; sea
Antiguo Testamento, Nuevo Testamento, teología sistemática, idiomas bíblicos, etc. Las
personas que hacen las contribuciones más notables son aquellas que han llegado a ser
especialistas en su área de elección. Es lógico que en el proceso de maduración vayamos
descubriendo más y más habilidades; cada una de ellas, como las sirenas en La Ilíada, nos
14
Por sus frutos los conocerán, es un principio de vida que tiene vigencia en todas las
áreas del quehacer humano, incluyendo el liderazgo cristiano. Después que todo se ha
hecho y dicho, aquellos que le han dado su confianza al líder y recibieron su influencia
serán una copia fiel de su mentor. “Vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a
su semejanza, conforme a su imagen …”(Gn 5:3), siempre tiene validez. Lo que se
observa nítidamente en el campo biológico también se repite en el campo espiritual.
Aquello que el líder es como persona, y cuan eficiente es en el cumplimiento de su
mandato, se refleja con toda claridad en la vida de quienes son el objeto de su labor.
Nadie puede llevar a sus dirigidos mas alto que lo que él mismo personalmente ha
alcanzado. Por lo tanto, ¿qué resultados concretos podríamos esperar en la vida de los
discípulos? ¿Cuáles serán algunas de las señales peculiares de un liderazgo cristiano
genuino, caracterizado por la madurez espiritual?
La primera señal de un liderazgo cristiano efectivo será que los dirigidos alcanzan
los objetivos establecidas por Dios: Liderazgo cristiano es la capacidad y la actividad de
motivar a otros para que alcancen las metas establecidas por Dios para sus vidas, fue la
definición de liderazgo cristiano que ofrecimos en nuestro primer capítulo. ¿Cuáles son
los objetivos que Cristo anhela para sus hijos? He aquí una lista tentativa:
• Cristo está interesado en que vivamos para glorificar a Dios (Juan 15:8, 17:4).
Sánchez, J. O. (2001). El líder del siglo XXI. Miami, Florida.
Página 14. Exportado de Software Bíblico Logos, 21:38 25 de mayo de 2018.
• Cristo quiere que le adoremos correctamente (Mateo 21:12–17; Juan 4:24).
• Cristo quiere que cumplamos la Gran Comisión: hacer discípulos a todas las
naciones del mundo (Mateo 28:18–20; Marcos 16:14–15; Lucas 24:44–49; Juan
20:19–23; Hechos 1:8).
• Cristo está interesado en restaurar santos que se han desviado (Mateo 18:15–16).
• Cristo anhela ver líderes caracterizados por espíritu de servicio (Marcos 10:43–
45).
• Cristo desea ver matrimonios fundados sobre su plan (Mateo 5:31–32; 19:3–12).
• Cristo quiere líderes que reproduzcan su ministerio (Marcos 3:13–14; 6:7; Juan
20:21–23).
• Cristo está interesado en la edificación de su iglesia, una comunidad que refleje su
gloria, santidad y amor en todas sus relaciones, sean civiles, sociales o
comerciales (Juan 17:6–26).
La lista podría crecer aun más. Sin embargo, el plan final de Jesucristo es conformar a
cada uno de sus discípulos a su propia imagen (Romanos 8:29). Por esta razón
fundamental, un líder cristiano siempre está creciendo personalmente en su relación con
Dios; y al mismo tiempo siempre tiene un desafío creciente, ya que los discípulos
también deben recorrer la misma ruta que él ha recorrido. Cuanto más refleje el líder la
vida y los frutos de Jesucristo, tanto más se acercarán sus discípulos a los objetivos de
Dios para sus vidas. En consecuencia, todo líder cristiano toma muy en serio el consejo
de Pablo a Timoteo: “Sé diligente en estos asuntos; entrégate de lleno a ellos, de modo
que todos puedan ver que estás progresando. Ten cuidado de tu conducta y de tu
enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te
escuchen” (1 Timoteo 4:15–16). Líderes que crecen engendran discípulos que crecen, y
cada vez se acercan más a los objetivos establecidos por Dios.
La segunda evidencia de un liderazgo cristiano efectivo será la unidad espiritual.
Cuando un líder cristiano actúa en consonancia con las prioridades y principios del reino
de Dios, y su vida se desarrolla en la llenura y el poder del Espíritu Santo, en su servicio
habrá reproducción espiritual. Sus dirigidos también mostrarán los frutos y la vida del
espíritu y, en consecuencia, habrá unidad espiritual. Cada uno de sus seguidores tendrá su
propia personalidad básica, manifestará distintos dones espirituales, pero juntos unirán
esfuerzos en el logro de la visión que Dios les ha dado. Todos comprenderán que son
siervos de una misión mayor que sus metas personales y ambiciones individuales, y por
lo tanto, verán con regocijo que son parte de un equipo, de una comunidad, de una
familia. Cuando Jetro aconsejó a Moisés acerca de cómo debía organizar la tarea, le
recordó que si seguía su consejo, podría continuar sirviendo por un período mucho más
prolongado, y además “… este pueblo irá a su lugar en paz …”(Exodo 18:24). Los
conflictos interpersonales serían reemplazados por la armonía, el espíritu de competencia
por la colaboración. Cuando un líder cumple su misión acertadamente, los seguidores
avanzan en unidad y cohesión hacia la meta propuesta.
Un subproducto de lo que estamos proponiendo es que, donde se desenvuelve un líder
eficiente siempre habrá una atmósfera de amistad, donde el fracaso nunca sea terminal.
Los seguidores tendrán la oportunidad de experimentar y correr riesgos a fin de crecer en
lo personal, y además comprenderán que el peor error que puedan cometer es no hacer
nada. Por lo tanto, se esforzarán en dar lo que se espera de ellos y aun más de lo que se
15
Primero de enero del año 2000. Finalmente llegó el día más anticipado del siglo, y
por fortuna no fue la catástrofe universal que mucho expertos en computación
anticipaban. El famoso y ahora extinto Y2K no “mordió”, tal como se predecía, y el
mundo se pudo dedicar a celebrar el comienzo de un nuevo siglo y milenio. Habiendo
pasado las nubes negras que presagiaban una tormenta mayor, la vida volvió a sus carriles
normales. Durante los primeros días del nuevo año, los diarios, revistas, programas
radiales y televisivos se vieron inundados de expertos en todos los órdenes del vivir,
tratando de predecir cómo sería el nuevo siglo: qué cosas veremos, cómo viviremos,
cómo el nuevo siglo afectará nuestra existencia individual y colectivamente. He aquí
algunas de las opiniones y estadísticas que vale la pena reproducir:
1. Nacionalismo:
• Hay 185 países registrados en las Naciones Unidas. Ese número podría crecer
hasta alcanzar 2.000 al final del siglo, gracias al libre comercio, monedas
regionales, e inclinaciones nacionalistas dentro de regiones más pequeñas
tales como provincias y aun ciudades.
• De los 6.000 idiomas y dialectos existentes, el 90% podrían desaparecer para
el 2100.
Conclusión
Al llegar al final de este libro somos plenamente conscientes de que todavía queda
mucho por decir sobre este tema tan vasto y valioso. Otros autores han hecho su
contribución, y probablemente otros libros que escriba en el futuro sobre distintos
aspectos del tema, amplíen los puntos presentados en este volumen. Sin embargo,
creemos que hemos cubierto suficiente territorio para ofrecerle una adecuada
comprensión intelectual sobre liderazgo. Ahora le toca a usted poner las manos en el
arado y comenzar a aplicar lo aprendido en su contexto inmediato.
Por lo tanto, repasando, recuerde que liderazgo es el resultado de vivir correctamente
de acuerdo a las prioridades de Dios. Quien viva así cultivará ciertas cualidades y
actitudes:
• Una visión poderosa, que le impulse a la acción.
• Tomará la iniciativa corriendo riesgos calculados, como resultado de su fe en
Dios.
• Dedicación, pasión disciplinada al hacer su labor.
• Espíritu excelente, dar lo mejor de sí mismo, atención a los detalles.
• Perseverancia, la capacidad de levantarse si llegan los fracasos, la habilidad de
adaptarse siendo flexible en el logro de los objetivos.
• Competencia, conocimiento y efectividad creciente en la ejecución de sus tareas
específicas.
• Creatividad, hacer cosas que nunca se han hecho antes y de un modo nuevo las
que siempre se han hecho.
• Espíritu de servicio, motivado por un genuino amor a Dios y al prójimo.
• Integridad, el fundamento de la credibilidad, como resultado de su amor creciente
a Dios y de una vida transparente.
• Dominio propio que le permita conquistarse a sí mismo, y a partir de allí a
conquistar el reloj, llegando a ser por consecuencia altamente efectivo en el
desempeño de sus tareas y las de sus subalternos.
• Espíritu de humildad que le impulse a apoyarse en Dios y a la renovación
continua.
Cultivar cada una de estas cualidades siempre permitirá a todo individuo vivir una
vida que inspire a los demás, que los impulse a la grandeza. Muchas veces tal vez no sea
querido o apreciado, pero siempre será respetado y tendrá poder con los demás. Sobre
este fundamento de su vida personal, aprenderá también a ejecutar con efectividad
creciente las tareas específicas de un líder cristiano:
Apéndice