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Tlaltecuhtli

Estatua de Tlaltecuhtli.

Ilustración de Tlalcihuatl.

Tlaltecuhtli (en náhuatl clásico: tlaltecuhtli, ‘el señor de la tierra’‘tlalli, tierra; tecuhtli,
señor’)? es una deidad precolombina, identificada a partir de esculturas e iconografía que
pertenece al período Post-Clásico de Mesoamérica (ca. 1200-1519), su culto se encuentra
principalmente entre los mexicas y otras culturas de habla náhuatl. Tlaltecuhtli era una
deidad de la Mesoamérica antigua, plasmada en las esculturas e iconografía; también es
conocida gracias a varios manuscritos coloniales mexicanos en los que quedaron
registrados los credos, ceremonias y pensamientos de los pueblos
del México prehispánico; además se registró en Histoire du Méxique, una compilación
sobre la cultura mexicana hecha a mediados del siglo XVI.12
De acuerdo con fuentes no determinadas, Tlaltecuhtli se describe como un monstruo
marino que vivió en el océano después del cuarto diluvio; es una encarnación del caos que
asolaba antes de su creación.3 Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, en su forma de serpientes, lo
partieron a la mitad: arrojaron una mitad hacia arriba para crear el cielo y las estrellas y
tiraron la otra mitad para que se convirtiera en la tierra. Sin embargo, sobrevivió y
exigió sangre humana. Aunque el nombre de la deidad es una forma masculina en la
lengua náhuatl, la mayoría de las representaciones de Tlaltecuhtli exponen claramente las
características femeninas, y se representa a menudo en la posición de partocaracterística
de una mujer al dar a luz.4

Índice
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 1Atributos y relación con otras deidades


o 1.1Relación entre Tlaltecuhtli y Tlalcíhuatl
o 1.2Relación entre Tlaltecuhtli y Cipactli
 2Aspecto físico
 3Veneración
 4El mito de Tlaltecuhtli
 5Otra versión del mito de Tlaltecuhtli
 6Monolito de Tlaltecuhtli
 7Referencias
 8Enlaces externos

Atributos y relación con otras deidades[editar]


Tlaltecuhtli se identifica como la diosa o el dios de la tierra en la mitología mexica del cual
nació el orden, las plantas y la humanidad. Podemos encontrar a Tlaltecuhtli representado
de cuatro maneras: femenino antropomorfo, masculino antropomorfo, femenino zoomorfo y
como Tláloc-Tlaltecuhtli.5 Un ejemplo de representación zoomorfa del Dios de la tierra es
el semejante al aspecto de una rana dentuda cuando Tlaltecuhtli tiene como pareja
a Coatlicue, madre de Huitzilopochtli, los cuales viven en el interior de la tierra.6 A esta
deidad se le encuentra asociada en algunas ocasiones
con Cihuacóatl, Tonantzin y Tonatiuh.
Por otra parte en su libro Tlaltecuhtli, Leonardo López (arqueólogo del Templo Mayor)
describe a la diosa como un monstruo caótico y fértil que, una vez muerto, explota de vida;
un devorador que nutre y hace vivir la Tierra que, con el sol, se reparte el imperio del
mundo. No obstante, tiene un comportamiento en común con los dioses de la muerte, el
cual consiste en asumir un doble papel en el cosmos. Por un lado, tiene funciones
generativas, tanto en el principio del ciclo vegetal como en la concepción de los seres
humanos; y por el otro, es una devoradora insaciable de sangre y cadáveres.
De manera general, Tlaltecuhtli, la diosa de la tierra, era la encargada de devorar los
cadáveres; la carne y la sangre eran su alimento. Posteriormente, paría el alma de cada
persona para que pudiera iniciar el viaje al Mictlán, si moría de forma natural; al Tlalocan,
si sucumbía en una muerte relacionada con el agua; o rumbo al sol, si
eran mujeresfallecidas durante el parto, guerreros o tlatoanis. El siguiente sendero rumbo
al Mictlan, después de ser devorado el cuerpo, era el pasadero del agua, que podría hacer
referencia al líquido amniótico en el que crece y se desarrolla un feto durante el embarazo7
A pesar de ser una de las deidades más prominentes y particularmente veneradas por los
mexicas,8 Tlaltecuhtli no desempeñaba un gran papel en su religión. Como cierto número
de dioses no se le ve aparecer más que en el calendario adivinatorio, algunas de cuyas
fechas “domina”. Sus grandes mandíbulas simbolizaban a la tierra en los manuscritos y era
encima de ellas donde los escribas representaban al sol o a los astros. Se mencionaba
también su nombre en ciertas invocaciones, prometiéndole sacrificios.9
Relación entre Tlaltecuhtli y Tlalcíhuatl[editar]
Tlaltecuhtli (del náhuatl, "señor tierra") en la mitología mexica es presentado como varón
de este elemento, la tierra; lo reverenciaban con grandes sacrificios y ofrendas. La
principal reverencia que en su honor se practicaba, era tomar el polvo con el dedo mayor
de la mano y llevarlo a la boca; se hacía en memoria del nacimiento y muerte de los
hombres; y como hembra del mismo elemento, la tierra, Tlalcíhuatl (del náhuatl, "señora
tierra") era representada como una rana fiera, con bocas llenas de sangre en todas sus
coyunturas, para representar que todo lo comía y tragaba.
Relación entre Tlaltecuhtli y Cipactli[editar]
Artículo principal: Cipactli

Tlatecutli (en náhuatl: tlalcihuatl, ‘la señora de la tierra’‘tlalli, tierra; cihuatl, señora’)? en su
forma femenina, Tlalcíhuatl es descrita como un monstruo sagrado de muchos ojos, los
cuales provenían de todo su cuerpo, al igual que Cipactli. Ella poseía además infinitas
bocas que mordían salvajemente. Un día, los dos dioses impacientes llamados en su lado
masculino Tezcatlipoca y Quetzalcóatl decidieron crear la tierra. Una noche, esos dioses
raptaron a la diosa Tlatecuhtli del cielo y la bajaron. En un lugar donde había agua le
permitieron caminar, y escondidos se pusieron a observarla. Ella era un caos venerado, un
ente sagrado y estos dioses masculinos se dijeron que era menester fundar la tierra.
Entonces los dioses se transformaron en serpientes gigantes y de forma violenta la
atacaron, uno agarró la diosa de la mano derecha hasta el pie izquierdo y el otro de la
mano izquierda hasta el pie derecho y la estiraron tanto que la partieron en dos. Con ello
se fundó la tierra, con una parte del cuerpo de la diosa y el cielo con la otra parte. El ultraje
tan desgarrador y violento que se le hizo a la diosa Tlatecuhtli causó horror a los dioses
viejos quienes decidieron, como para compensar el dolor de la diosa, que de su cabeza
germinara todo lo bueno para que los seres humanos pudieran habitar en la tierra, así
hicieron de sus cabellos, árboles y flores y yerbas; de su piel, yerba muy menuda y
florecillas; de los ojos, pozos profundos y fuentes y pequeñas cuevas; de la boca, ríos y
cavernas grandes; de la nariz, valles y montañas.10
La primera montaña, cuya representación era el templo mayor de las
ciudades mesoamericanas fue creada por los dioses como un lagarto monstruoso que
flotaba en las inmóviles aguas del mar. Este monstruo era macho y hembra a la vez; en su
aspecto femenino, se le llamaba Cipactli, "lagarto", y en el masculino, Tlaltecuhtli, "señor
de la tierra". En las articulaciones este ser tenía ojos y boca, con la cual mordía como
bestia salvaje.11

Aspecto físico[editar]
La caracterización de esta deidad concierne de una serie de apariciones en el transcurso
de la historia y del origen de la tierra. Debido a la directa relación que Tlaltecuhtli tenía con
la tierra, la imagen de este nunca estaba a la vista ya que, de manera intencional, se
plasmaba debajo de otras piezas con el objetivo de que la figura estuviera literalmente
pegada a la tierra, al piso. Por consiguiente, la gran mayoría de las representaciones que
se han encontrado fueron labradas en la parte inferior de esculturas dedicadas a otros
dioses, debajo o en la base de recipientes como el tepetlacalli -usado para depositar pías
de autosacrificio- o en cuauhxicalli - vasijas para depositar corazones-.12
Podemos encontrar a Tlaltecuhtli en imágenes representadas de cuatro formas: en su
aspecto femenino antropomorfo, masculino antropomorfo, femenino zoomorfo y
como Tláloc-Tlaltecuhtli. Sin embargo se describirá a continuación las representaciones
más significativas de la mitología mexica13
En la concepción de la tierra y de los inicios del universo se identifica a Tlaltecuhtli como
una deidad zoomorfa de género masculino; un temalacatl que en la época colonial fue
usado como una pileta por los monjes del convento mayor de San Francisco en la Ciudad
de México, representa al dios como un animal espinoso -cipactli- y también como una
especie de monstruo, a manera de sapo, en posición agazapada, ya sea en decúbito
ventral o dorsal, en el cual se distinguen los glúteos cubiertos por un complejo ornamento
de plumas y cuerdas ubicadas en la sección superior de la composición; brazos y piernas
se flexionan y en sus coyunturas, hombros , codos, talones y muñecas, hay cráneos que
nos recuerdan que este ser tenía colmillos por todo el cuerpo para devorar y descarnar los
cadáveres de los hombres que yacerían en la tierra. De igual forma, sobre su lomo
aparece un enorme cráneo y a un lado se nota la perforación que serviría, en época
posterior, como desagüe de la pileta.14

Monolito de Tlaltecuhtli - Representación femenino antropomorfo

Sin embargo, el monolito de Tlaltecuhtli representa a un ser antropomorfo de cuerpo


entero femenino y se percibe la anatomía de Tlaltecuhtli con toda nitidez, a excepción de la
cadera y el bajo vientre que son abrigados por una falda corta. Dominan, por tanto, las
superficies lisas de su piel expuesta, pintadas de un intenso y uniforme color ocre. Los
brazos, abiertos hacia el exterior, se doblan en ángulo recto hacia arriba para quedar en
alto. Sus piernas también se despliegan hacia afuera con los muslos dirigidos en diagonal
hacia los codos, pero a la altura de las rodillas se flexionan francamente hacia abajo,
reproduciendo a espejo el gesto de los brazos. Esta peculiar posición, en la que el
personaje permanece recostado boca arriba y mirando hacia el cenit, ha captado la
atención de los especialistas por más de un siglo. Entre una variada gama de
interpretaciones se le vincula con la postura de un batracio, del alumbramiento, de la
derrota bélica/sacrificio, del acto sexual, de descenso o que emula la estructura
cuatripartita de la superficie terrestre.7 Por ello, fue en el 2006 con el descubrimiento del
monolito, cuando se intensificó la teoría de Tlaltecuhtli como una deidad femenina con
cabellos rojizos rizado con una banda en su frente, falda corta, torso descubierto, garras y
dientes afilados.
El arqueólogo mexicano y colaborador en el proyecto del Templo Mayor, Leonardo Lopez,
quien es uno de los investigadores líderes de dicha zona describe en su libro a la diosa y
señala que uno de los atributos más bellos de la Tlaltecuhtli es su compleja cabellera
rizada de color rojo oscuro. Rasgo distintivo de las temibles divinidades de la noche, la
tierra, el inframundo y la muerte, pues es la antítesis del canon estético mexica que
calificaba al pelo lacio como signo de belleza. Entre los rizos y a un nivel ligeramente más
bajo, se perciben grupos de tres bandas paralelas e inclinadas que se entreveran como si
se tratara de un zacatapayolli o bola de heno para ensartar los instrumentos del
autosacrificio7
La cabellera se une a la frente de la diosa por medio de una banda ocre la cual simboliza,
en la iconografía mexica, una incisión en el cuerpo producto de la guerra o del sacrificio,
un corte a cercén de la cabeza o de un miembro y en sentido más amplio, un portal/cueva
al más allá como el que poseen, por ejemplo, las imágenes de los zacatapayolli y las
montañas sagradas. Tiene ensartadas radialmente diez banderas de papel. Cada una de
ellas consta de un asta de madera a la cual están fijos un remate trapezoidal y un
rectángulo vertical de papel blanquecino decorado con franjas horizontales rojas las cuales
simbolizan el sacrificio y la muerte.7
Por otra parte, el rostro de la diosa posee una frente estrecha, limitada por dos bien
señalados arcos superciliares que enmarcan unos ojos semicirculares con pupilas,
comisuras y párpados realzados. La nariz es realista, ancha y de aletas prominentes, en
tanto que las mejillas están aderezadas con discos rojos, distintivos de las diosas de la
tierra, que tienen inscritos sutiles anillos azules. La boca, abierta y semidescarnada, deja
totalmente visibles sus encías rojas y sus dos hileras ocho dientes blanquecinos cada una.
A través de ella la diosa proyecta discretamente la punta de la lengua para darle un sorbo
a la corriente de sangre que mana de su propio abdomen; ésta fluye sobre el pecho,
formando unos seis pares de derivaciones simétricas a lo largo de su trayectoria. Ella, en
lugar de manos y pies, posee garras amenazantes que se transforman en mascarones de
seres telúricos,7 seres que surgen del fondo de la tierra
El torso desnudo nos revela el sexo de la divinidad. Sus dos senos flácidos la califican
como una madre altamente fértil y prolífica que ha amamantado a toda su progenie; la idea
de la maternidad se reitera aquí a través de los cuatro pliegues carnosos que atraviesan el
abdomen de lado a lado, los cuales representan huellas irreversibles de un sinnúmero de
partos7 su vientre se percibe como una puerta hacia el Mictlán, lugar de los muertos.
De igual forma, siguiendo una representación femenina, la falda corta de Tlaltecuhtli tiene
el motivo alternante de cráneos humanos y huesos largos cruzados que expresa la
naturaleza terrestre de quien la porta y distingue a los seres de la oscuridad que ayudaron
a formar y poblar el universo al principio del tiempo.7

Veneración[editar]
El culto que se le celebraba al ‘gran señor’ Tlaltecuhtli se cree que estaba restringido
únicamente a la clase sacerdotal. Eduardo Matos13 describe en sus textos que la razón por
la cual no se le rendía culto público y no se conoce ningún templo dedicado a esta deidad
se debe a una de las funciones que cumplía este dios; devorar cadáveres.
Siguiendo los estudios del arqueólogo Matos Moctezuma,13 este dios estaba directamente
asociado a distintas funciones y se sabe por las distintas representaciones que se han
encontrado del mismo; entre estas: fecundar la tierra que da vida, devorar cadáveres por
su vágina dentada (Mircea Eliade describe este término en el libro Iniciaciones
místicascomo el descenso a una cueva o hendidura en la tierra, a la cual se le considera
como la boca o útero de la tierra15) , “parir” a los muertos para que pueda renacer y llegar a
su destino según la manera en la que hayan muerto, ser tierra y el primer paso al
inframundo, la de estar entre los niveles del inframundo y los del cielo, la de ser tierra que
descansa sobre las aguas primordiales. Es por esto que se le asocia a Tláloc, Tonatiuh y a
Mictlantecuhtli.
Se sabe por los escritos de Fray Bernardino de Sahagún16 que al gran señor de la tierra se
le reverenciaba con sacrificios y ofrendas. “Se le ofrecían corazones los cuales se
depositaban en vasijas llamadas cuauhxicalli y la sangre era diluida o vaciada en
un tamalacatl… para que así cumpliera con su función de fertilidad.” .16 De Sahagún
también describe que Tlaltecuhtli “es mencionado en los discursos de tlatoanis, en cantos
nahuas, en el momento del nacimiento y en juramentos.”.16
Entre los cantos que se conocen en honor de esta deidad, se encuentra el siguiente
recopilado por el Fray Bernardino:16
El dios de la tierra abre la boca, con hambre de tragar la sangre de muchos que morirán en esta
guerra. Parece que se quieren regocijar el Sol y el dios de la Tierra llamado Tlaltecuhtli; quienes dan
a conocer a los dioses del cielo y del infierno, haciéndoles convites con sangre y carne de los
hombres que han de morir en esta guerra. Ya están en la mira de los dioses del cielo y del infierno
para ver quiénes son los que han de vencer […] cuya sangre ha de ser bebida y cuya carne ha de
ser comida. (Sahagún, 1956:62)

La mayor de las reverencias que se hacían en honor esta deidad incluía poner el dedo en
la tierra, llevarlo a la boca y chuparlo.8

El mito de Tlaltecuhtli[editar]
López Luján en su libro Tlaltecuhtli describe esta versión mítica como "un acto de
destrucción y, a la vez creador" puesto que El gran dios de la tierra, aparece como “un ser
cuyo desgarramiento instaura la estructura cósmica y da pie a la formación de la geografía
sagrada y de las plantas que sustentarán la humanidad”. El hecho de que su cuerpo haya
sido desmembrado dio pie a la creación de los cuatro niveles inferiores del cielo. Se cree
que esto aconteció en la segunda creación después de que el mundo había sido
destruido.7
Tlaltecuhtli es sin duda uno de los personajes más representativos de la mitología nahua
prehispánica ya que forma parte del mito de la creación. La historia cuenta que
Tonacateuctli y Tonacacíhuatl quiénes eran las deidades mexicas de la creación, tuvieron
cuatro hijos: Tezcatlipoca rojo, Tezcatlipoca negro, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli. Estos
últimos crearon a una criatura llamada cipactli una especie de pejelagarto hembra (mitad
cocodrilo, mitad pez).7
En el libro Hystoire du Mexique17 se narra el mito de la creación y se da a conocer al dios y
diosa Tlaltecuhtli. Se dice “que este animal era un ser telúrico que se hallaba “tendido” y
que flotaba sobre las aguas primoridiales” (aguas de las que se desconoce el creador.16).
Asqueados de ver como se comportaba este ser cuyo único propósito era devorar con sus
enormes fauces y dientes, llevado por el deseo de comer
carne, Quetzalcoalt y Tezcatlipoca de acuerdo en que la creación o se podía completar
con una bestia tan horrenda en medio de ellos.18 Los dioses decidieron convertirse en
serpientes.
“uno de ellos tomó de la mano derecha y el pie izquierdo, y el otro de la mano izquierda y
el pie derecho, la apretaron tanto que la hicieron partirse por la mitad y del medio de las
espaldas hicieron la tierra y la otra mitad la subieron al cielo”.19
Los otros dioses quedaron atónitos por lo sucedido y como recompensa, descendieron a
consolarla y llenarla de regalos haciendo que de ella saliese todo fruto necesario para la
vida.
“Hicieron de sus cabellos árboles y flores y yerbas; de su piel la yerba muy menuda y
florecillas; sus ojos son la fuente de pozos, manantiales y pequeñas cuevas; de la boca
ríos y cavernas grandes; de la nariz valles y montañas”19
El mito cuenta que después de esto, “la diosa aún lloraba por la noche, deseando comer
corazones de hombres, y que esta no se callaba ni daba frutos, hasta que no fuese regada
con sangre de hombres.”19
Elda Lastra describe que “con su gran apetito, Tlaltecuhtli también devoraba al Sol, ya que
el astro tenía que “morir” cada noche y “renacer” por la mañana. Cuando se ponía en el
poniente, se desvanecía en el horizonte y entraba a las fauces de esta deidad, bajaba al
mundo de los muertos, la matriz donde se depositan los huesos de los fallecidos por las
causas naturales. Al amanecer, la estrella solar era parida por la diosa de la tierra.”.20

Otra versión del mito de Tlaltecuhtli[editar]


Si bien el manuscrito de "Histoire du Mechique" indica que el monstruo marino, Cipactli, es
el mismo Tlaltecuhtli, otro documento antiguo "Historia de los mexicanos por sus pinturas"
marca una clara diferencia entre éstos. Esta antigua fuente del siglo XVI menciona
claramente que del cuerpo de ese monstruo marino llamado Cipactli se creó a Tlaltecuhtli
(la tierra). Así, desde la perspectiva de este códice, no son lo mismo Cipactli y Tlaltecuhtli.
Tlaltecuhtli fue hecho, nace, del cuerpo de Cipactli, son diferentes, según el mito antiguo:
"Después, estando todos cuatro dioses juntos, hicieron del peje Cipactli la tierra, a la cual
dijeron [llamaron] Tlaltecuhtli, y píntalo como dios de la tierra, tendido sobre un pescado [el
monstruo marino] por haberse hecho de él."21
En ninguno de los manuscritos antiguos se usa el término "Tlalcihuatl", no aparece escrito
de esa manera. Lo que si queda de manifiesto es que Tlaltecuhtli no es ni más, ni menos,
femenino o masculino. Es una entidad o divinidad que es dual, por igual. Tlaltecuhtli es
otra manifestación de ese principio dual que rigió la cosmovisión de los antiguos
mexicanos.

Monolito de Tlaltecuhtli[editar]

El monolito de Tlaltecuhtli se encuentra expuesto en el Museo del Templo Mayor, Ciudad de México.

Artículo principal: Monolito de Tlaltecuhtli

El 2 de octubre de 200622 un enorme monolito con la imagen de esta deidad dual fue
desenterrado en México, en las excavaciones de los cimientos del Templo Mayor de
la Ciudad de México. En el portal del Consejo de Ciencia y Tecnología de México se
califica este descubrimiento como el arqueológico más importante en los últimos 30 años.
Respecto de esto, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, coordinador del proyecto
Templo Mayor, agregó que «Tlaltecuhtli es una deidad telúrica y nocturna del sexo
femenino que porta un faldellín adornado con cráneos y huesos cruzados, además de lucir
un adorno dorsal con tiras y caracoles, exclusivo de las deidades femeninas».23

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